Contrapuntos a la idea de decolonialidad

Contrapuntos a la idea de

decolonialidad Reacción a la exposición del Dr. Madoery, «Saberes de frontera. El aporte del pensamiento atinoamericano a la discusión del desarrollo y el territorio»

Felipe A Saravia Cortés Doctorado en Cs Sociales – Ulagos Osorno, Agosto-2014.

En primer lugar, una serie de postulados con los que concuerdo: - Si el tiempo es la dimensión del cambio, el espacio es la dimensión de la multiplicidad. - Ergo, si no se considera el espacio, se desarrolla una visión única del cambio: el proyecto modernizador occidentalizante universalizante (impuesto). - Esta colonialidad del saber, implicaría la necesidad de revelarse desde los territorios ante una visión miope de la diversa realidad mundial, relevando saberes-otros, y objetivos-otros, relativizando así la idea de desarrollo.

Sin embargo, me pregunto…

¿No será que el problema no es necesariamente el hecho que exista una versión única de ser en sociedad, una lógica dominante, sino que esa versión ha sido mala, estrecha, necrófila, anti-humana? En palabras del psicoanalista Erich Fromm: (Escuela de Frankfurt, primera generación) «Un espectro anda al acecho entre nosotros y sólo unos pocos lo han visto con claridad. No se trata solo del viejo fantasma del comunismo o del fascismo, sino de un nuevo espectro: una sociedad completamente mecanizada, dedicada a la máxima producción y al máximo consumo materiales (…) el hombre mismo, bien alimentado y divertido, aunque pasivo, apagado y poco sentimental, está siendo transformado en una parte de la maquinaria total» (Fromm, 1968:13)

Fromm describe una característica de la rebelión de las masas (Ortega y Gasset) impulsada por Europa, el impulso de la urbanización exacerbada, y su impacto general. Grosfoguel (2006) culpa a la cristiandad de ser portadora también de esta visión única, simplista y violenta.

Por otro lado, Weber da cuenta de la relación entre economía y la religión protestante calvinista en Europa. ¿La religión ha devenido en necrofilia?

En este caso, el cristianismo (o la versión dominante –alienada-) se convierte en instrumento de opresión, y da paso al ateísmo y agnosticismo generalizado: «La incredulidad puede ser el fruto de nuestra falta de fe que disimulamos bajo el velo de la religión; el ateísmo del mundo refleja el ateísmo de la Iglesia» (Hromadka, 1970)

Sin embargo, en su Psicoanálisis y Religión, Fromm (1971) dice: “no existe nadie (individual o colectivamente) sin una necesidad religiosa, una necesidad de tener una orientación y un objeto de devoción (…) la cuestión no es religión o no religión, sino qué clase de religión, si es una que contribuye al desarrollo del hombre, de sus potencias específicamente humanas, o una que las paraliza”.

El psiquiatra chileno Armando Roa, dice: «Tal sentido solo puede otorgarlo, el trascender a los mundos espirituales, el darse a los otros, la lucha generosa por el bien, la entrega absoluta a los seres amados, el abrirse sin reparos a la serenidad de lo supremo. El problema es cómo vislumbrar eso, cuando la tarea entera de la modernidad, desde el Siglo XVII, fue ir encerrando al hombre dentro de sí mismo, hasta llegar al «Dios ha muerto» de Hegel y Nietzche» (Roa, 1991: 70,71)

La propuesta de Erich Fromm, de ética humanista, con objetivos universalizantes, es al mismo tiempo respetuosa y fortalecedora de la autonomía humana, promotora de la diversidad, pero con un marco universal humanista, ya que tenemos una corporalidad común, y el hecho de ser habitantes de un solo mundo. (Humberto Eco, desarrolla una propuesta de ética universal no teísta basándose en ello) ¿No será peligroso obviar dichas dimensiones (corporalidad, territoriomundo), en el sentido de que nos impida la comunicación entre distintos-iguales (Touraine, 1997) en un momento en el que cada vez más, necesitamos una ciudadanía global para hacer frente a problemas globales?

Y en ese sentido… es útil lo dicho por el poeta Raúl Zurita:

¿No será que necesitamos una visión del ser humano universal (no localista), orientada a la vida, al amor?

Ante estas ideas… ¿cabe pensar en una internacional (humanista) de los intelectuales, como proponía Bourdieu (1999)?

«Es probable que algún día lleguemos a ser dignos del firmamento que habitamos. Para entonces es posible que la ciencia haya devenido en un saber artístico y filosófico a la vez, y que ya no nos sea tan difícil comprender que todo conocimiento es religioso. Que es este parto de iluminación y reverencia lo que define cada instante de nuestra vida». (Zurita, en el prólogo a Roa, 1991)

Y pensando en la pregunta de ayer, sobre la relación entre desigualdad y frustración social, enojo acumulado, etc; ¿no habrá que incorporar en el análisis variables de orden psicosocial, o incluso (si resultara posible) espiritual? No es, sobre todas las cosas la frustración económica la que conduce al odio y la violencia. Lo que lleva a ésta y a la destructividad es la falta de esperanza de la situación, las promesas rotas siempre repetidas (Fromm,1968:32)

«No únicamente el individuo vive gracias a la Esperanza. Las naciones y las clases sociales viven también gracias a la esperanza, la fe y la fortaleza, y si pierden ese potencial, desaparecen, sea por falta de vitalidad o por la destructividad irracional que desarrollan» (Fromm,1968:33)

Bibliografía 1. 2. 3. 4.

5. 6. 7. 8.

Bourdieu, Pierre. (1999) Intelectuales, política y poder. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Argentina. Fromm, Erich (1968) La revolución de la esperanza. Fondo de cultura económica. México. Fromm, Erich (1973) Psicoanálisis de la religión. Hromadka, Josef (1970) Evangelio para los ateos. Tierra Nueva, Montevideo. Ortega y Gasset, José. (2006) La rebelión de las masas. Editorial Centro Gráfico limitada. Chile. Roa, Armando (1991) La extraña figura antropológica del hombre de hoy. Editorial Universitaria. Chile. Touraine, A. (1997) ¿Podremos vivir juntos? Iguales y Diferentes. Fondo de cultura económica. Weber, Max (1985) La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Editora Premia. 6ª edición. México.