Consideraciones sobre el Edipo II El Edipo lacaneano. Los tiempos lógicos del Complejo de Edipo

June 16, 2017 | Autor: A. Rostagnotto | Categoría: Psicología clínica, Psicoanálisis
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Descripción



Licenciado en Psicología, Profesor Titular Cátedra de Psicopatología II. Profesor Adjunto Cátedra de Psicoanálisis. Facultad de Psicología. UNC., donde cursa sus estudios de doctorado. Además dirige equipos de Investigación vinculados al Psicoanálisis y avalados por SeCyT. UNC [email protected]
Licenciada en Psicología. Especialista en Psicología Clínica, tesista de Maestría en Psicología Clínica. Miembro de diferentes equipos de investigación vinculados al Psicoanálisis y avalados por SeCyT. UNC. [email protected]

Recordemos que la metáfora, implica la sustitución de un elemento por otro, de un significante por otro, pero también es necesario el franqueamiento de la barra (de la represión) para que haya creación de un valor nuevo, creación de sentido. Así cada elemento, por su transformación, adquiere un nuevo valor.

Esta expresión que registramos en el Seminario 5, prácticamente no la volvemos a encontrar en la obra de Lacan. Posteriormente se referirá en el Seminario 16 de un Otro al otro, cambiando el sentido de que aquí ha desarrollado.


Consideraciones sobre el Edipo II
El Edipo lacaneano. Los tiempos lógicos del Complejo de Edipo

Alejandro J. Rostagnotto
Mariela Yesuron



Introducción
Freud introdujo el Complejo de Edipo desde el principio de su obra, ya en La interpretación de los sueños (Freud, 1900) nos enseñó que el inconsciente revela, bajo la amnesia infantil, los deseos del niño por la madre, deseos que son primordiales y que de alguna manera están todavía presentes bajo los efectos de la represión.
En El Seminario 5 Las formaciones del inconsciente (Lacan, 1998), Jaques Lacan nos muestra tres polos históricos sobre los cuales giraron, en los años '50, los debates sobre el Complejo de Edipo, que en general acentuaban la relación madre-hijo a expensas del padre. En este contexto nos indica que el Complejo de Edipo tiene una función normativa: "no simplemente en la estructura moral del sujeto, ni en sus relaciones con la realidad, sino en su asunción de su sexo" (Lacan, 1998, 169), esto quiere decir que: el hombre asuma el tipo viril y la mujer asuma cierto tipo femenino.
Esto implica la relación del Complejo de Edipo con:
El Super Yo: la estructura moral.
La realidad: allí ubica como ejemplos a la perversión y la psicosis en tanto que conllevan una alteración de la relación con la realidad.
El Ideal del Yo: de manera que cuando se asume la genitalización, es decir el tipo viril o cierto tipo femenino, cuando el sujeto asume su propio sexo, el tipo sexual se convierte en elemento del Ideal del yo.
La función del Edipo en tanto que repercute directamente en la asunción del sexo, concierne a la cuestión del Complejo de Castración. La castración profundamente vinculada con la articulación simbólica de la interdicción del incesto, se manifiesta (en la experiencia analítica y en los neuróticos en tanto sus objetos privilegiados) en el plano imaginario. Así, nos dice Lacan, la amenaza de castración en los neuróticos está vinculada con la agresión imaginaria, con una represalia dentro de una relación agresiva, dónde el temor del niño, experimentado ante el padre, es netamente centrífugo. Esto quiere decir que la agresión parte del niño porque su objeto privilegiado la madre, le está prohibida. Así la agresión es dirigida al padre, y vuelve hacia el niño, en función de una relación dual donde ha proyectado en el padre dichas intenciones agresivas, esto siempre en el plano imaginario, donde se manifiesta dicha dualidad especular.
En esta relación imaginaria ¿qué introduce Lacan como elemento explicativo? "lo esencial es que el sujeto, por el procedimiento que sea, haya adquirido la dimensión del Nombre del Padre" (Lacan, 1999: 159). Esta es una dimensión que pertenece al orden simbólico, significante, y que se puede encarnar en personas que ejerzan esta autoridad, no se trata de la presencia o ausencia del padre en la realidad, sino que lo importante para la normatividad es la presencia del padre a través de su nombre en el discurso, y especialmente en el discurso de la madre. Es decir en el discurso que rodea al niño, ya que la madre está conectada con el mundo simbólico en tanto que habla. Esto implica la dimensión del Otro -lugar del código que reúne todos los significantes de la lengua, tesoro de los significantes-, y para que este Otro pueda ejercer plenamente su función de Otro, debe haber el significante de Otro en cuanto Otro. Aquí Lacan hace referencia a que dentro del campo del Otro, hay algo mas allá de él, aunque en la misma dimensión de lo simbólico; esto es que debe existir un principio normativo capaz de dar fundamento a la ley: es el Otro de la ley (Otro del Otro, su ley), es el significante Nombre-del-Padre y su función de dar lugar al deseo, ya que no hay posibilidad de deseo sin ley.
Así se distingue:
Ley del significante: pone de relieve que el significante introduce una negativización, en la muerte del das Ding. Es la ley del asesinato de la Cosa, que implica una pérdida de goce que introduce la simbolización primordial.
Significante de la ley: es el significante Nombre-del-Padre, cuyos efectos inciden sobre la constitución del sujeto.
Ahora bien, el padre no es un sujeto; la función paterna no es la persona del padre. Entonces "¿Qué es el padre?" (Lacan, 1999: 178)
El padre es una metáfora, esto quiere decir que como tal, implica una función simbólica de sustitución, de ser un significante que sustituye a otro significante, este es el mecanismo de la intervención del padre en el complejo de Edipo: "La función del padre en el complejo de Edipo es la de ser un significante que sustituye al primer significante introducido en la simbolización, el significante materno" (Lacan, 1999: 179)
Entonces, Lacan también nos dice que: "El nombre del padre hay que tenerlo, pero también hay que saber servirse de él" (Lacan, 1999:160). El Nombre-del-Padre es una dimensión utilitaria, instrumental, es un instrumento, lo que es importante no es su ser sino su uso (Klotz, 2001:9-29).

Los tres tiempos del Edipo
Es en el Seminario 5, donde Lacan presenta los tres tiempos del Edipo, desde una articulación lógica del Complejo de Edipo introducido por Freud, para dar cuenta de la constitución del sujeto. En la primer parte del Seminario desarrolla los argumentos que homologan la estructura del lenguaje (con sus leyes de funcionamiento: metáfora y metonimia) con la estructura del inconsciente, para demostrar que: "todo lo que es de la categoría del inconsciente,...está estructurado por el lenguaje..." (Lacan, 1999:69). Así, analiza el chiste como una formación del inconsciente, mostrando que todo chiste es metafórico debido al franqueamiento de la represión, lo que implica a su vez, la creación de sentido, la creación de un valor nuevo. De este modo, el recurso lingüístico de la metáfora le sirve para explicar cómo es que un elemento puede transformarse y adquirir así un nuevo valor.
Para logificar la estructura del Complejo de Edipo, Lacan, se sirve de la estructura lingüística de la metáfora, lo que conocemos como la Metáfora Paterna, que es la que nos permite pensar en la estructura del Complejo de Edipo, dónde el sujeto vendrá a introducirse según opere el mecanismo del Complejo de Castración.
Así, podemos preguntarnos por el Complejo de Edipo en tanto que operación constituyente del sujeto: ¿cómo es que cada elemento se transforma?, ¿Cuál es el sentido nuevo que produce la Metáfora Paterna?
Lacan articula la dialéctica del Complejo de Edipo y su mecanismo el Complejo de Castración, desde la elaboración del complejo en tres tiempos lógicos, no cronológicos. Es una referencia al concepto de tiempo que postula, y que trabaja en el escrito El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma (Lacan, 1966). El tiempo en tanto lógico, implica una estructura dialéctica precisa, y lo especifica en una estructura ternaria compuesta por: el instante de la mirada, el tiempo de comprender y el momento de concluir. Esta tripartición no es pensada desde la cronología, sino desde valores lógicos diferentes y de orden creciente, en donde la instancia del tiempo, en cada uno de esos momentos, se presenta de un modo diferente.
En este sentido especifica: "...captar en la modulación del tiempo la función misma por donde en cada uno de esos momentos, en el tránsito hasta el siguiente, se reabsorbe en él, subsistiendo únicamente el último que los absorbe, es sustituir su sucesión real y comprender verdaderamente su génesis en el movimiento lógico" (Lacan, 1998:194). De esta manera, el ordenamiento de los tres tiempos del Complejo de Edipo, se basa en prioridades lógicas y no en fases o movimientos graduales. El cambio de uno a otro se entiende, como un pasaje abrupto de una estructura discreta a otra; en cada tiempo hay transmutaciones y transformaciones del sujeto, y esto es lo que se anuda al otro tiempo, y es lo que da lugar a que se articule lo nuevo.
La Metáfora Paterna, es lo que escribe la articulación lógica del Complejo de Edipo y el Complejo de Castración y concierne a la función del padre, el padre simbólico. El padre, específicamente es una metáfora, en tanto que como significante Nombre-del-Padre sustituye al significante introducido en la simbolización: el significante materno.
Padre Madre

Madre x (Lacan, 1999:179)

Siendo x, el significado en relación a la madre, lo que Lacan especifica como significado al sujeto.
La Metáfora Paterna, es una operación donde el significante del Nombre-del-Padre capitonea, anuda, abrocha, la significación. No hay significación sino por efecto de la metáfora, lo que especifica como la significación del falo y que da título a otro escrito contemporáneo del Seminario.
Estos desarrollos se articulan a los tiempos del Edipo, aunque la escritura definitiva de la Metáfora Paterna, Lacan la presenta en el escrito titulado De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis (Lacan, 1966).
Si se trata de dar cuenta de la constitución del sujeto, encontramos que Lacan se pregunta ¿qué es un sujeto? y responde: "...apenas hay un sujeto hablante, la cuestión de sus relaciones en tanto que habla no podrían reducirse simplemente a otro, siempre hay un tercero, el Otro con mayúscula, constituyente de la posición del sujeto como hablante..." (Lacan, 1999:185).
Es decir que, Lacan plantea un binario de elementos que llamará signos constituyentes por medio de los cuales la significantización da valor a los signos constituidos (elementos que reciben la significación). Es el trabajo que realiza en este Seminario 5; el pasaje del pene como signo que recibe la significación, al estatuto de falo como significante en tanto elemento constituyente; y el padre, que en su función como significante Nombre-del-Padre, operando en la metáfora, es creador de la significación fálica. Entonces en este tiempo Nombre-del-Padre y Falo son signos constituyentes, trascendentales, que velan por la creación de un valor y dan significado a todos los elementos. Así el Nombre-del-Padre permite significar el Deseo de la Madre, y el falo permite significar la falta de pene en la madre.

Primer tiempo: Etapa fálica primitiva
El niño en dependencia de la madre, de la imagen y del lenguaje anudado.
La Madre: con Freud decimos que, lo que falta es el pene en la madre; es decir que la introducción imaginaria de la falta es: en el pene de la madre, que falta. Se trata de una ausencia imaginaria a nivel de la percepción.
El Padre: "la instancia paterna se introduce bajo una forma velada, o todavía no se ha manifestado" (Lacan, 1999:200), es decir que es parte del mundo simbólico, debido a que en el mundo reina la ley del símbolo. Así la cuestión del falo como símbolo está planteada en la madre, donde el niño ha de encontrarla.
En el triángulo imaginario se representa el Estadio del Espejo, entre el sujeto y la imagen en el espejo, de la misma manera se plantea la relación dual entre el niño y la madre, dependencia frente a la imagen unificada del cuerpo materno. En esta relación dual, es donde el niño experimenta las primeras realidades de su contacto con el medio viviente.
A nivel simbólico, se presenta la primera simbolización, donde la madre empieza a existir como un símbolo, ya no solamente como una imagen. Se introduce la dimensión de la presencia-ausencia, donde la madre aparece como el primer Otro, con la batería significante mínima Fort-Da, así el significante Fort significa a la madre, no para el niño, sino para otro significante Da, que permite la oposición. De esta manera, la madre es representante del mundo simbólico, en tanto habla y le habla al niño, y que tiene deseos que el niño puede comenzar a percibir a través de sus ausencias. Por tal motivo, debemos leer Deseo de la Madre como el primer significante introducido en la simbolización por la operación de la ausencia de la madre, así, dicha operación consiste en establecer a la madre como aquel ser primordial que puede estar o no estar. Lacan lo escribe Deseo de la Madre (DM).
El niño en tanto súbdito, está profundamente sometido a este deseo de la madre que solamente puede localizar como un capricho (ya que todavía no cuanta con la función simbólica del falo normativizado por el significante Nombre-del-Padre), es una ley incontrolada. Así el niño percibe la falta en la madre y va a buscar satisfacer el deseo de la madre identificándose a lo que le falta: el falo, es "el deseo del deseo de la madre". El niño se identifica en espejo con lo que es el objeto del deseo de la madre, etapa fálica primitiva, dónde al niño le basta y es suficiente con ser el falo, lo que Lacan escribe como x (Significado al sujeto). De acuerdo con la forma más o menos satisfactoria en que este mensaje se realice en el Otro (en M), pueden encontrar fundamento ciertas identificaciones calificadas como perversas.
En este tiempo, nos dice Lacan, la metáfora paterna actúa en sí y por sí; esto quiere decir que actúa en sí porque la primacía del falo ya está instaurada en el mundo por la existencia del símbolo del discurso y de la ley. Es en este sentido también, que Lacan dice en este primer tiempo el padre está velado.
Según hemos ubicado las escrituras Deseo de la Madre y x, podemos vincular el primer tiempo lógico del Edipo con el segundo término que compone la Metáfora Paterna:

Deseo de la Madre
x
Segundo tiempo: Tiempo de la privación
"...el padre se afirma en su presencia privadora, en tanto que es quién soporta la ley, y esto ya no se produce de una forma velada sino de una forma mediada por la madre, que es quién lo establece como quién dicta la ley." (Lacan, 1999: 200).
No es el niño quien resulta castrado en este tiempo, sino la madre que es privada del falo, en el plano imaginario el padre entra en función aquí como interdictor y privador de la madre, interviene en esta relación diádica niño-madre, por su palabra en tanto que oído por la madre y tomando un valor decisivo para ella, es el padre todopoderoso que priva, como efecto de discurso, como presente en el discurso, "...la ley del padre como concebida imaginariamente por el sujeto como privadora para la madre" (Lacan, 1999: 198).
El padre no puede castrar a la madre de algo que no tiene, para que se establezca que no tiene eso, ya tiene que haber pasado al plano simbólico como símbolo. Nos dice Lacan que, es aquí donde se plantea una cuestión esencial, nodal e ineludible en el Edipo de aceptar, de registrar, de convertir en significante esa privación de la que la madre es objeto, es decir la asume o no la asume, la acepta o la rechaza. En este nivel, en el plano imaginario, se trata de ser o no ser el falo. Esto dice que el sujeto está en una posición de elegir "entre comillas por que el sujeto es tan pasivo como activo, sencillamente porque no es él quién mueve los hilos de lo simbólico" (Lacan, 1999:192).
En este segundo tiempo, se trata de la posibilidad de la conmoción de la posición del niño como falo imaginario de la madre, para posibilitar ulteriormente (en el tercer tiempo), el pasaje del falo imaginario -como significado del deseo materno-, al falo como significante. Esto es, de su estatuto imaginario al registro de lo simbólico, según las transformaciones y transmutaciones que sucedan.
Entonces, hay la posibilidad de la remisión de la madre a una ley que no es la suya sino la del Otro (Otro del Otro), y junto con esto el hecho de que el objeto del deseo de la madre es soberanamente poseído en la realidad por aquel mismo Otro a cuya ley ella remite.
Es el tiempo de la Metáfora Paterna donde se producirá o no, la sustitución de la ley de la madre. De producirse, el niño no será más el falo de la madre, pero restará un enigma sobre su relación con el falo en ese momento.

Tercer tiempo: Tiempo del don del falo
Si el segundo tiempo ha sido atravesado, en este tercer tiempo es necesario que lo que el padre ha prometido lo mantenga, el padre se revela como el que tiene el falo, el padre interviene como real y potente, puede darlo o negarlo, pero debe dar pruebas de que él lo tiene. El padre puede dar el falo a la madre porque lo tiene. Aquí, nos señala Lacan, interviene el hecho de la potencia en el sentido genital de la palabra, y es donde la relación del padre con la madre vuelve al plano real, es decir al hombre y la mujer.
Es el padre permisivo y donador, que en tanto representante de la ley, interviene como el que tiene el falo, y no como el que lo es. Por esta intervención, es que se produce el giro que reinstaura la instancia del falo, no ya solamente como objeto del que el padre puede privar, sino como objeto deseado por la madre. Significante del deseo dirá en el escrito La significación del falo (Lacan, 1966).
Lo que va a ser aprehendido en este tiempo, es que en la ausencia hay una posibilidad, con lo simbólico, de hacer de esta ausencia una presencia, y el padre es quien va a dar esta posibilidad de hacer de una ausencia una presencia.
El padre interviene realmente, y para eso, fue necesario que fuera instituido en tanto que padre de la ley en el tiempo precedente. Permite así la salida del Edipo en ambos sexos a través del don del falo, el don de la presencia-ausencia al sujeto, que es en este momento constituido como sujeto y le permite vivir y hacer con su vida.
La salida es favorable si se produce la identificación con el padre, esta identificación se llama Ideal del yo, se inscribe en el triángulo simbólico e implica la asunción, por parte del sujeto, de su propio sexo.
Para el varón: se identifica al padre en una identificación ideal (rasgos significantes del objeto que el sujeto incorpora) porque el padre es el poseedor del falo, así el niño tiene todos los títulos para ser un hombre.
Para la niña: ella encuentra su posición femenina dirigiéndose hacia el padre, que tiene el falo. El problema para la mujer es que tiene que encontrar su feminidad a través del otro, lo que produce una perturbación, un desvarío al no saber su camino.
Una pregunta que Lacan se formula es ¿Cómo se pasa del amor al padre a la identificación ideal? La respuesta es: porque el padre es una metáfora. Esto quiere decir que, la intervención del significante del Nombre-del-Padre, separa, desagrega el significante del Deseo de la Madre con su conexión lexical; es decir, con su significado. Esto implica que al significante del Deseo de la Madre ya no le corresponde el significado del falo, como objeto de deseo materno, sino que el significante del Deseo de la Madre pasa al rango de significado. Al desagregarse el Deseo de la Madre del objeto del deseo (que no es otro que el falo como significado), la madre pasa a ser el significado, y el padre entra en posesión del objeto en forma de falo.
Así, la Metáfora Paterna ha operado, y se ha instituido la normatividad simbólica, porque la función del Nombre-del-Padre introdujo significaciones y funciona como abrochamiento, capitonado, anudamiento.


Nombre-del-Padre Deseo de la Madre A
. Nombre-del-Padre
Deseo de la Madre x Falo (Lacan, 1987:538)

Estamos entonces en la fase terminal del Complejo de Edipo, que no es otra cosa que decir, la fase terminal de la constitución del sujeto, ya no ligado al Deseo de la Madre como el objeto de dicho deseo, sino anudado a un deseo que es lo que Lacan va a trabajar en el capítulo La significancia del falo, y en lo que sigue del Seminario cuando articula demanda y deseo ya no con la D sino con d, porque es deseo del sujeto.



Consecuencias estructurales vinculadas a los tiempos lógicos y las vicisitudes del Complejo de Edipo.
Si cada tiempo lógico del Complejo de Edipo implica una transformación o transmutación, según se asuma o no las vicisitudes logificadas, esto determinará la constitución del sujeto. Ahora bien, no siempre el producto es el sujeto neurótico, hay los accidentes en el Edipo, y "el sujeto perverso, los psicóticos son sujetos que viven pero no saben hacer, como vivir, sabiendo que tienen la dimensión subjetiva para hacer con el mundo. El delirio o el pasaje al acto perverso dan cuenta de esta imposibilidad de testimoniar del hacer con el mundo, son intentos de ser del lado del mundo" (Klotz, 2001: 9-29).
Consideremos entonces, en el contexto del Seminario 5 que estamos desarrollando, Lacan señala:
1- Si la madre está especialmente fijada al falo imaginario, es lo que Freud ha llamado el peniseid, la envidia del pene, el niño puede venir a colmar ese deseo y quedarse en esa posición de falo imaginario de la madre, con trastornos neuróticos o con un serio riesgo de evolucionar a una perversión. Lacan hace una distinción muy precisa entre:
El fetichismo: en tanto identificación a la madre como portadora del falo, el sujeto elegirá una mujer siendo portadora del falo con un fetiche, un zapato por ejemplo, que es la presencia del falo como tal. El niño, nos dice Lacan "...tiene una determinada relación con el objeto del más allá del deseo de la madre, cuya prevalencia y valor de excelencia..., ha observado, y se aferra a él por medio de una identificación imaginaria con la madre" (Lacan, 1999:190).
El travestismo: es la identificación a la madre, específicamente identificación al falo escondido entre las polleras de la madre. Así el sujeto se pone luego en esta posición de travestido.
Es en el Primer tiempo del Complejo donde ubica las identificaciones calificadas de perversas.
2- En la psicosis, el padre en cuanto función simbólica, el Nombre-del-Padre, está verworfen, forcluído, está la intervención en bruto del mensaje no sobre el mensaje de la madre al niño, y este mensaje en bruto es también fuente de un código que está más allá de la madre. El caso del presidente Schreber: "...ante el requerimiento, en un momento vital esencial, de hacer responder al Nombre del Padre en su lugar, es decir, allí donde no puede responder porque nunca ha llegado a estar, ve surgir en su lugar esta estructura. Dicha estructura se realiza mediante la intervención masiva, real, del padre más allá de la madre, al no apoyarse ésta en él en absoluto como promotor de la ley" (Lacan, 1999: 210).
3- La homosexualidad masculina es una inversión con respecto al objeto que se estructura en un Edipo pleno y acabado. Vimos como el padre interviene en la dialéctica edípica del deseo en tanto que le dicta la ley a la madre, lo que sucede es que en un momento decisivo es la madre quién le dicta la ley al padre, y Lacan lo explicita así: "cuando la intervención interdictiva del padre hubiera debido introducir al sujeto en la fase de su relación con el objeto del deseo de la madre, y cortar de raíz para él toda posibilidad de identificarse con el falo, el sujeto encuentra por el contrario en la estructura de la madre el sostén, el refuerzo, por cuya causa esta crisis no tiene lugar" (Lacan, 1999: 214). El homosexual concede un valor predominante al órgano peniano, hasta el punto de convertirlo en una característica absolutamente exigible a la pareja sexual.
Lacan subraya que hubo los dos tiempos, hubo la interdicción pero también hubo el fracaso de dicha interdicción, entonces es la madre quien ha dictado la ley.
4- Que el padre ame demasiado a la madre, dice Lacan, puede tener como resultado la homosexualidad, en tanto que el padre permanece demasiado dependiente de la madre; pero también puede tener como efecto la neurosis del tipo obsesiva.
5- En Juanito, la madre está con respecto a él en una posición ambigua, es interdictora (papel que le atribuíamos al padre real), pero en el terreno de su intimidad admite a Juanito quién le presta sus mayores servicios. Así encarna para ella su falo, manteniendo la posición de súbdito, lo que es la fuente de su angustia y de su fobia, gracias a la cual sale del complejo de Edipo, aunque Lacan destaca que de manera falseada porque su vida amorosa quedará marcada por el estilo imaginario.
6- Si en el Edipo hay el recorrido de los tres tiempos con la institución de la lógica del Edipo; en la experiencia analítica de los neuróticos podrá haber la posibilidad del más allá del Edipo, o el más allá del padre, pero no sin el recorrido primero.



















Referencias Bibliográficas.
KLOTZ, J-P. (2001) "Intervención". En Cuadernos del Colegio Freudiano de Córdoba (Fund. Colegio Freudiano de Córdoba. Asoc. al Inst. del Campo Freudiano ), 2001, n° 27, 9-29.
LACAN, J. (1994) El Seminario, Libro 4 La relación de objeto. Buenos Aires, Ed. Paidós,1994.
LACAN, J. (1998) El Seminario, Libro 5 Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires, Ed. Paidós,1999.
LACAN, J. (1966) "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma". En Escritos I. Argentina, Siglo veintiuno editores, 1988.
LACAN, J. (1966) "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis". En Escritos II. Argentina, Siglo veintiuno editores,1987.
LACAN, J. (1966) "La significación del falo". En Escritos II. Argentina, Siglo veintiuno editores,1987.
MANSUR, G. (1996) "Desde la ley del significante al significante de la ley". En Cuadernos del Colegio Freudiano de Córdoba, (Fund. Colegio Freudiano de Córdoba. Asoc. al Inst. del Campo Freudiano ), 1996, n° 12, 81-90.
PAZ, M. T. "De la topología del sujeto a la metáfora paterna". En Cuadernos del Colegio Freudiano de Córdoba (Fund. Colegio Freudiano de Córdoba. Asoc. al Inst. del Campo Freudiano ), n° 10, 71-82.
PAZ, M. T. "El "tipo" sexual". En Cuadernos del Colegio Freudiano de Córdoba (Fund. Colegio Freudiano de Córdoba. Asoc. al Inst. del Campo Freudiano ), n° 27, 59-65.


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