Conquista musulmana en la península Ibérica siglo VIII. Un espacio de alteridad bajo un espectro de dominación político militar

June 12, 2017 | Autor: Dagmar Bachraty Pino | Categoría: Islamic Studies, Power and domination
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Descripción

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Anónimo, Crónica mozárabe 754, Edición crítica y traducción José Eduardo López Pereira, Editorial Zaragoza, 1980, 55.
Cf., Idem.
El sagrado Corán, Versión castellana de Julio Cortés. Centro cultural islámico Fátimah Az zahra. Publicaciones electrónicas, Sura 99.
Cf., Crónica mozárabe 754, op. cit., 55.
Felipe Maílillo Salgado, "La construcción de la historia desde el Islam", En anales de historia antigua, medieval y moderna, Volumen 41, 2009.
Pasim, El sagrado Corán, op.cit.
Luis Enrique Alonso, "Pierre Bourdieu, El lenguaje Y la comunicación: De los mercados lingüísticos a la degradación mediática", Cita de Michel Foucault, 1978. En www.unavarra.es .
Cf., Alejandro García Sanjuán, La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del pasado,
Editorial Marcial Pons historia, Madrid, 2013. Pág. 258.
Cf., García Sanjuán, op.cit., Pág 443.
Cf., Anónimo, Crónica Arábigo- bizantina, Traducción José Carlos Martín, 2006. En e-spania.revues.org . 28-29.
Cf., Crónica mozárabe 754, op.cit., 56.
Cf. García Sanjuán, op. Cit., Pág. 41.
Crónica mozárabe 754, op.cit., 55.
Ibidem, 59.
Ibidem, 65.
Cf., Ibidem, 92.
Pasim, Hannah Arendt, Sobre la violencia, Alianza editorial, Madrid, 2008.
Arendt, op.cit., pág. 16.
Cf., Crónica mozárabe 754, op.cit., 59.
Cf., Arendt, op.cit., Pág. 20.
Ibidem. Pág.50.
Ibidem. Pág.54.
Cf., Sergio Villalobos, Vida Fronteriza en la Araucanía. El mito de la guerra de Arauco, Editorial Andrés Bello, Buenos Aires, 1995, Pág. 10-11-12.
Pasim. Diego Melo, "Las treguas entre Granada y Castilla durante los siglos VIII a VX", en revista de estudios histórico-jurídicos nº 34, Valparaíso, octubre 2012.
Crónica mozárabe 754, op.cit., 79.
Ibidem, 56.
Ibidem, 62.
Ibidem, 81.
Cf. Ibidem, 67.
José Rodríguez Molina. Convivencia de cristianos y musulmanes, Universidad de Granada, Departamento de historia medieval y técnicas historiográficas, 1996, Pág. 195.
Rodríguez Molina, op.cit., Pág. 196.
Idem.
Ibidem. Pág. 197.
Cf., Crónica mozárabe 754, op.cit., 82.
Cf., José Rodríguez Molina, La vida de moros y cristianos en la frontera, Alcalá grupo editorial, Madrid, 2007, Pág. 13.
Cf., Bernard Lewis, La crisis del Islam. Guerra Santa y terrorismo, Ediciones B., Barcelona. 2003. Pág.31.
Cf., Lewis, op.cit., Pág. 53.
Ibidem. Pág.29.
Cf. Ibidem. Pág.62.
Ibidem, Pág.54.
Cf. Ibidem, Pág. 63.
Idem.
García Sanjuán, op.cit., Pág.446.
Ibidem, Pág. 397.
Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el cristianismo y el islam, Biblioteca de bolsillo, Universidad de Granada, 2002, Pág. 3.
Ibidem, Pág. 4.
Conquista musulmana en la península Ibérica siglo VIII. Un espacio de alteridad bajo un espectro de dominación político militar
Dagmar Bachraty P.
Pontificia Universidad Católica de Chile.
Resumen
En este artículo se pretende abordar el ámbito de dominación musulmana a través del análisis de la crónica mozárabe 754, respecto del silencio de dominación religiosa.
Palabras claves: Providencialismo, espacios fronterizos, jurisprudencia musulmana.

Abstract
This article is intended to address the scope of Muslim domination through the analysis of chronic mozárabe 754 respect the silence of religious domination.
Keywords: Providentialism, border areas, Muslim jurisprudence.

Introducción

La conformación y estructuración de ideologías pasadas permiten comprender, analizar y acercarse a eventos como la conquista musulmana en España. Estas corresponden a propuestas que precisan de una complementación disciplinaría, acercándonos en este aspecto desde la historia y la antropología social. Es por esto que nuestra investigación sostiene la construcción y perspectiva del carácter de dominio islámico político en la península Ibérica, sus relaciones territoriales e imagen de alteridad con respecto a esta conquista, bajo un prisma providencialista, territorial y doctrinario en torno a la construcción de dicho evento.
La conquista de la península Ibérica por parte de musulmanes venidos del Califato Omeya, constituye un proceso de transculturación de ambos pueblos, donde a través de la crónica mozárabe 754 es posible escrutar sentidos profundos de congojo, con respecto a una aproximación de convivencia y visibilidad de ambas otredades. En este sentido la alteridad y el carácter providencialista de la crónica, juega un papel relevante en torno a la construcción histórica de dicho evento, la construcción de sus relaciones sociales, políticas y económicas, y el establecimiento de una convivencia pluricultural marcada por una contingencia dogmática de ambas culturas. Una determinación basada en un dominio político administrativo, y no religioso.
Es así, como se propone establecer un proceso de convivencia de dominadores y dominados a partir de la llegada musulmana en el año 711, perdurando por casi ocho siglos de relaciones, donde durante el tiempo de choques culturales se establecieron tiempos de guerra y paz, marcados por procesos y acuerdos de tregua, donde estas capitulaciones permitieron una aproximación en lo que denominaremos espacios de frontera. Espacios referidos a una convivencia política, económica y social durante los tiempos de paz, y político militares en torno a períodos de guerra. Espacios dominados por musulmanes bajo el entendimiento de su jurisprudencia, objetivos militares y económicos, los cuales reflejan una doctrina permeable en torno a las libertades religiosas.

Primeramente se pretende establecer un diálogo respecto de la comprensión ideológica de la conquista y su determinación providencialista como eje de movilidad histórica y cultural, la cual permitirá construir una realidad cuestionada por historiadores hispanos y controversialmente divida debido a prejuicios religiosos e ideológicos. Estas se suscitan a partir de interpretaciones, reivindicaciones nacionalistas y tergiversaciones históricas que según Alejandro García Sanjuán, manipulan la construcción histórica con un fin político. Este diálogo se trabajará en torno a una discusión crítica relacionada con aspectos de dominación, poder y violencia, que ayuden a la comprensión histórica en cuanto a intangibles ideológicos, generación de espacios de convivencia y transculturalidad.
Estas discusiones históricas permiten el acercamiento de nuestras historias a través de la comprensión de procesos de dominio peninsular, determinando movimientos de reconquista hispana, donde agentes culturales, políticos y económicos fueron el motor de traslado de su herencia e historia hacia América. Entender los mecanismos ideológicos de dicha conquista, permiten comprender que en todos los tiempos, el hombre ha cuestionado su otredad, infiriendo construcciones de imagen de identidad y diferenciación, aceptación y choque cultural. Una historia reflejada bajo la interpretación de Bernard Lewis, en donde los espacios "fronterizos" actuales, generan pugnas de poder político y religioso bajo la mirada occidental de un nuevo terrorismo y un viejo enemigo.


Aspecto providencialista. La fuerza de las creencias en el establecimiento de roles

El contexto histórico visible bajo la creencia providencialista de la crónica mozárabe 754 establece un vínculo propuesto de dominados y dominadores. Una secuencia inevitable de las desgracias de España presenciada en la crónica, referidas a un pasado pecaminoso.
La conquista es vista como una consecuencia de ellas, una determinación de la justicia divina debido a "los innumerables desastres que desde Adán hasta hoy causó, por innumerables regiones y ciudades, este mundo inmundo", estableciéndose un conocimiento de su designio basado en fatalidad, desarrollándose una comprensión histórica bajo voluntad divina. Es así como la narración establece la importancia de este evento histórico desprendiéndose una cronología de sucesos desde Adán, donde las desgracias de España son comparadas con el destino de Jerusalén, Babilonia y Roma. Es entonces que la fuente permite comprender la conquista peninsular como un hecho de importancia político religioso, donde el reino godo es comparado como un bastión cristiano occidental de poder, un centro heredero de la tradición romana que se levanta tras la sucesión de reinos y desgracias.
De esta manera se produce el cuestionamiento acerca de la comprensión de poderes peninsulares, donde el aspecto religioso es entendido no solo en un ámbito espiritual, sino como referente político. Esta idea es la que permite inferir al silencio ideológico de dominio religioso en la península, observado en la crónica mozárabe 754.
El desarrollo crónico previo a la conquista, marcado por luchas intestinas de poder en la era 749 de la crónica, permiten un reflejo de incertidumbre frente a vínculos dinásticos y el senado, un trono marcado por la profecía de los candados como simbolismo de fatalidad, un rey Rodrigo sumido en la confrontación de revueltas y traiciones, un avance de la consolidación de poderíos bereberes liderados por Muza, y una planificación de dominio árabe. Hechos que demarcan los componentes históricos de esta conquista. Donde la profecía ejemplifica la creencia providencialista como un designio derivado de sus pecados, un sino divino que marca el sentido histórico en pos de una salvación celestial.
Bajo la alteridad propuesta, es la construcción de un diálogo ideológico y de temporalidad histórica la que establece la comprensión de dominio, y la conjugación de roles entre dominados y dominadores.
Donde el islam cuestiona… ¿Es que están a salvo de la intriga de Dios? Nadie cree estar a salvo de la intriga de Dios sino los que pierden. Constituyéndose bajo la creencia destinataria una base en el establecimiento de roles, donde ambas culturas confrontan sus otredades en base a una imagen ideológica de signos, comprensión dogmática y misión histórica, donde los perdedores se someten al designio de su Dios.
La definición de roles determinados por una voluntad o intervención divina, es el punto donde cristianos y musulmanes, convergen y se diferencian en una idea de hado como fundamentalismo histórico de sus creencias. Una historia de carácter providencialista cristiana referida en la crónica mozárabe 754, la cual alude a una narración fatalista frente a la desgracia vaticinada, donde el explicativo de su influencia histórica y posicionamiento de roles, radica en la fuerza de la palabra bajo el recurso antropológico del discurso performativo. Una relación de lo escrito en su libro sagrado y su interpretación, una creencia en la fuerza de la palabra y su significado, estableciéndose una dinámica de cambio en la conducta histórica humana. Esta creencia permite comprender la fuerza de las señales divinas narradas en la crónica frente a un designio que establece y repercute en un acontecimiento, el cual se acepta no sin miramientos, sino bajo un sentimiento de subyugación fatalista y congoja. Un lamento de su suerte.
Bajo este diálogo de vinculación dogmática, el providencialismo y su alteridad cultural de destino, construyen una relación de significantes y significados referidos a este poder de la palabra basados en sus respectivas creencias y aporte lingüista. Encontrando una relación entre historia y lenguaje, donde "Todo lenguaje es metafórico y el tropo es el paradigma lingüístico por excelencia. Así, para cualquier escrito literario, y la historiografía también lo es, la "retoricidad" del lenguaje que ha sido y es requisito indispensable; pues en virtud del carácter político-social y simbólico del lenguaje (sus dos rasgos esenciales) puede el literato y el historiador construir a través del discurso –redirigiendo el lenguaje y, de esa forma, "apartarlo o desviarlo de su primera función de comunicación inmediata y perentoria- mundos de ficción, o posibles o indiferentes al criterio de veracidad que, sin embargo, cautivan y embelesan"
Este explicativo de la relación entre el lenguaje y la construcción histórica corresponde al objetivo de veracidad del relato, y la subyacente ideología tras la funcionalidad de las palabras.
Esta idea se traduce en la comprensión de los textos históricos, como la crónica mozárabe y de la interpretación temporal de su contexto, donde el Corán nos ofrece el paralelo de esta fuerza temporal que reside en la utilización del discurso performativo, y a la concatenación de sus ideas y hechos. Esto bajo la creencia de que nadie escribe sobre lo escrito por Alá. Donde esta comparación permite indagar acerca del entendimiento de los hechos, y de sus respectivas miradas culturales.
La creencia real de este destino ya trazado o propuesto por mano divina, constituye la base de la construcción de los roles propuestos, a modo de espejo antropológico, donde cristianos son sometidos bajo su suerte e islámicos dominadores bajo la fuerza de su misión. Existiendo una aceptación tácita de ellos.
Esta visión nos acerca a un cuestionamiento, ¿Es solo el carácter dogmático de un mismo tronco Abrahámico o es la temporalidad histórica la que establece esta imagen frente a su alteridad, definiendo así una comunicación tácita de los sujetos culturales? La respuesta propuesta está en la construcción cultural de su saber a través de su palabra y la fuerza de su discurso, donde el "Poder y saber se articulan por cierto en el discurso. Y por esa misma razón, es precio concebir el discurso como una serie de fragmentos discontinuos cuya función táctica no es uniforme ni estable. Más precisamente, no hay que imaginar un universo del discurso dividido entre el discurso aceptado y el discurso excluido o entre el discurso dominante y el discurso dominado, sino como una multiplicidad de elementos discursivos que pueden actuar en estrategias diferentes."
Esta construcción cultural de saber, establece la diferenciación de roles en base a una relación no solo doctrinaria, sino de poder, donde este es establecido bajo una descripción clásica de la escuela francesa de Foucault, como una sustancia que cierto grupo de individuos poseerían y usarían a fin de imponer su voluntad de manera violenta. Donde esta concepción respalda la construcción musulmana y sus estructuras de poder, estableciendo un vínculo de dominio a través de la fuerza del destino o sus signos, y su interpretación tras el lenguaje y la fuerza de la palabra.
Este análisis crítico de los elementos que constituyen la formación de la ideología providencialista y destinataria, corresponde a una formación y fuerza, derivada de sus respectivos textos sagrados como lo son la Biblia y el Corán. La creencia de su carácter divino corresponde al principal referente frente a la aceptación de la fuerza de la palabra y su incursión en el destino, y a la construcción de ideas encerradas en los significantes y significados lingüistas de cada cultura.
Es así como este recurso, se entiende bajo su uso, como fuente de una palabra escrita, determinada por una creencia de un destino regido por el Corán, la palabra de Dios. "La conformación de la identidad islámica se basa en dos elementos fundamentales, la codificación del texto coránico, la palabra de Dios, y la fe en la misión profética de Mahoma". Donde es factible la comprensión de la conformación ideológica de la conquista como una misión no solo basada en la obtención de riquezas, sino en el establecimiento y divulgación de una misión. Esta complementación de la tesis, sirve para describir la complejidad de los eventos, donde frente a procesos de actividad bélica, se demuestra la obtención primaria del botín.
Es esta conquista basada en una adquisición paulatina de territorios, donde el proceso de expansión musulmana es realizada bajo un propósito militar y político como la obtención de una dominación estable y controlada. Esta dominación o fath, comprendida como una apertura cultural, establece su expansión como estandarte de lucha y designio divino, donde a través de la crónica arábigo-bizantina 741, es posible establecer al igual que la crónica de 754, la idea de que los musulmanes tanto africanos como orientales, giraban en torno a un interés religioso basado en un ordenamiento político militar de las zonas conquistadas, con el fin de expandir no solo su territorio, sino sus riquezas. Donde el poder de los reinos arábicos fluctuaba en base a ellas, treguas de dominio e impuestos. Estableciéndose como base de poder religioso la obtención de riquezas destinadas a garantizar la supremacía y benevolencia de su fe como objeto garante de sus relaciones.
Estas relaciones pueden ser comprendidas a través de Yzit, califa entre el 680 y 683, donde bajo antecedentes previos a la conquista Ibérica, gobernantes arábicos establecían relaciones derivadas de sus costumbres, en donde eran vistos por pueblos sometidos, como tolerantes y bondadosos, o justos como Moabia al perdonar tributos, complementando y compenetrando aspectos políticos y culturales de tolerancia. Una tradición expandida hacia occidente por el califato omeya hacia el 711 y su establecimiento paulatino, primero a través de movimientos militares como el de Muza, y luego de políticas de dominación, como treguas que asegurasen un control territorial efectivo. Estableciéndose vínculos de reciprocidad vistos como coacción temporal e histórica en la crónica mozárabe, como la entrega de botines, riquezas y muchachas llevados desde España por Muza al califa Ulit, posiblemente efectuadas como sello de sus relaciones. Hechos que marcan el simbolismo de relaciones políticas de dominio, violencia y espacios de tregua.
Los procesos legitimadores de la conquista y su orden, tienen como inicio una dominación de carácter violenta, donde se establece el predominio del más fuerte como lógica política y militar, generando un vínculo sicológico entre dominados y dominadores que establecen en el inconsciente colectivo, memorias referidas a procesos de expansión y dominio, como el romano sobre hispanos.
Roma estableció su expansión en base a conquistas militares, impositivas no solo a través de impuestos, sino de adoctrinación religiosa en torno a la convicción de la existencia de un solo Dios frente a creencias paganas peninsulares. Existiendo un proceso de conquista y no de invasión, logrando paulatinamente una anexión cultural sincrética y unidad política. ¿Por qué este proceso se presenta entonces diferente frente a la dominación musulmana? ¿Por qué existe un sesgo de tergiversación histórica frente a dicho proceso? ¿Es acaso el componente de alteridad cultural el eje de diferenciación histórica? Las miradas históricas difieren desde sus orígenes, donde la visión actual del islam presenta un sesgo de creencia en una religión totalizadora que se traslada bajo imaginarios locales y temporales a épocas pasadas.
Es entonces donde los relatos cronísticos parecen establecer el predominio de un hecho que establecido bajo los designios, leyendas y cadenas de sucesos, presenta componentes diferenciadores culturales como la congoja frente a un dominio barbárico bélico y no necesariamente a su especificación doctrinaria, donde la crónica 754 señala
"¿Quién podrá, pues, narrar tan grandes peligros? ¿Quién podrá enumerar desastres tan lamentables? Pues aunque todos sus miembros se convirtiesen en lengua, no podría de ninguna manera la naturaleza humana referir la ruina de España ni tantos grandes males que esta soportó"
La congoja del autor derivado de un pasado pecaminoso, posibilita el análisis de una conquista de carácter militar y la otra política, por medio de pago de tributos, uniones matrimoniales como el de la reina Egilón, viuda del rey Rodrigo, con Abdelaziz; como vínculos político sociales que marcan el establecimiento y sello de dominio. La prevalencia de uno por sobre otro en distintos períodos, aparece como una narración correlativa de hechos que van suscitando la conformación histórica de conquista y la sumisión de zonas interiores y exteriores de la península a medida que avanza el ejército por ella, donde las fuerzas celestiales, conjuros y augurios se hacen presentes como garantes de su historia, asustando o presionando su poder, como el eclipse de sol ocurrido en navidad de la era 758 en España, donde la oscuridad en dicha fecha, sin duda debió marcar un presagio negativo del sino histórico hispano.
El sentido providencialista, entonces, se enfoca bajo la perspectiva de la creencia en los designios divinos. Ambas religiones, cristiana e islámica, derivadas de un mismo tronco Abrahámico, presentan un constante diálogo ideológico a modo de espejo, lo que constituiría un factor de tolerancia que ayudaría a explicar el silencioso doctrinario de la crónica mozárabe 754. Constituyéndose de esta forma una convivencia cultural en los territorios peninsulares, donde el interés y expansión musulmana no constituiría una dominación religiosa primaria, sino un interés político, debido a la existencia de este factor en común en sus componentes ideológicos. Un mismo Dios bajo prismas e interpretaciones diferentes, un fin en torno a la historia y la relación con su Dios, donde el componente sicológico de sometimiento, perceptible en la fuente hispana bajo signos como leyendas y augurios celestes, la aparición de una estrella en la era 788, donde ángeles enviados por orden divina causan estragos y hambre entre los habitantes de España, son determinantes de su concepción histórica.
Los roles de dominación y el uso de la violencia en el ámbito de sobrevivencia humana constituye un mecanismo de construcción en las relaciones sociales políticas compuestas bajo el ordenamiento del más fuerte. Bajo esta premisa se expone el postulado de que el uso de la violencia en la historia humana y sus guerras expansivas de dominio y control, constituyen una continuación de la política por otros medios. De esta manera es posible sostener que la expansión de conquista musulmana sobre la península Ibérica constituye un mecanismo de continuación política por medio del uso de la violencia o de la guerra y no de dominación religiosa, ya que la tolerancia se establece como mecanismo político y diplomático de prominencia sobre el vencido, herramientas utilizadas por el hombre hace milenios independiente de su religiosidad, donde los acuerdos de convivencia como dice Hobbes no son acuerdos sin el uso de la espada, sino son solo palabras.
Este mecanismo de relaciones externas sumadas al ámbito de fuerza moral del islam como expansión, es junto al providencialismo, claves que permiten la comprensión de este dominio. "Nadie consagrado a pensar sobre la historia y la política puede permanecer ignorante del enorme papel que la violencia ha desempeñado siempre en los asuntos humanos…[..]" Es así como mecanismos militares y políticos se conjugan en el establecimiento de relaciones de control y dominio establecidos en la península, como una expansión de su territorio africano hacia Europa, donde las relaciones de convivencia son establecidas por medio de la conquista. Es de esta manera como se establece la vinculación entre la ideología política y religión, la que permite lógicamente primero dominar y controlar, para luego establecer mecanismos diplomáticos y administrativos de dominio, como la paz impuesta por Abdelaziz en la era 752, donde durante tres años España es sometida al yugo del censo, y donde este gobernador se vanagloriaba en Sevilla de sus riquezas y honores compartidos gracias a su vínculo matrimonial con la reina de España.
Esta idea se establece primero como un dominio de poder del más fuerte sobre el más débil, lo cual establece los mencionados roles de dominados y dominadores, como el de Abdelaziz sobre la reina, bajo la característica de opresión militar, visible en la crónica tras las batallas, congojas y desastres iniciales a la conquista, en donde la concepción y construcción de un Estado, se establece como un instrumento de violencia en manos del dominante para un eficaz control social, y donde el choque cultural y político de las casas gobernantes arábigas e hispanas, son una manifestación de poder de uno sobre el otro. Una vinculación política definida bajo el signo de la violencia, como manera primaria y luego como dominio político visto por Jouvenel, como el hecho de mandar y ser obedecido. La fuerza militar es la que persuade, y el poder político el que controla.
Referidos entonces a la construcción de los roles planteados, tanto musulmanes como cristianos, se relacionan en una común idea humana, de que bajo sus propias experiencias sobre cuestiones de guerra o violencia, "el instinto de sumisión, un ardiente deseo de obedecer y de ser dominado por un hombre fuerte, es tan prominente en la sicología humana como el deseo de poder, resultando políticamente relevante".


Relaciones fronterizas. Una construcción de relaciones políticas, militares y económicas.

El espacio fronterizo es comprendido según Frederick J. Turner, como un área o territorio en cuestión, que es entendido como frontera cultural, un espacio donde se produce el encuentro, roce, convivencia y acción de dos pueblos en disputa y choque de intereses, que conviven bajo tiempos de paz y guerra, y desarrollan vínculos sociales, comerciales y políticos. Estos desarrollan realidades de mestizaje y transculturación, donde estos pueblos se identifican bajo roles y mentalidades de dominados y dominadores.
Este aspecto está muy relacionado al postulado anterior, determinando en el espacio territorial las relaciones entre dominados y dominadores, centradas principalmente en sus relaciones políticas, militares y económicas. Donde el aspecto administrativo a través de los gobernadores árabes, censos, impuestos, conflictos bélicos, y revueltas, implican por medio de la crónica mozárabe 754, una dominación de tipo político militar.
La división real o imaginaria de un espacio nos habla del desarrollo de su cultura en relación a su entorno. Esta franja de habitabilidad o espacio fronterizo, nos entrega el significado y sentido de frontera abierta culturalmente, definida como un choque de convivencia mutua, y cerrada en relación a su expansión política y dominio. Espacios referidos en la Crónica Mozárabe, donde a pesar de su anonimato, el autor constituye un relato en sí mismo de estos espacios, donde la conquista y lucha bélica están aun en continuos procesos, expandiéndose no solo por la península sino también hacia Francia, constituyéndose estos espacios de frontera como movilidad.
Estos espacios se concentran en el ordenamiento y control de los dominadores musulmanes, basados en dos tiempos de convivencia; la guerra abierta y la paz como mecanismo de treguas y entendimiento. Esta dualidad de tiempos intermedios y sus relaciones a través de las treguas, es una característica principal de estos espacios fronterizos, relaciones surgidas de estados políticos, intercambios comerciales y enfrentamientos esporádicos.
Este estado de paz, funciona como un factor legitimador de su dominio y conquista, basados en la construcción de espacios de convivencia real y diplomática como los son las alianzas matrimoniales entre ambos pueblos. Es así como en la narración de la crónica mozárabe 754, se vislumbra este aspecto de conjunción político militar y diplomático a través de uniones matrimoniales, "y como el duque franco Eudo, para obtener su alianza, con el fin de alejar la persecución árabe, había entregado a su hija para que se casara… […] Este párrafo confirma el interés de la expansión árabe a través de los territorios hispanos y galos, fijando nuevos espacios de convivencia, donde los dominados preferían vinculaciones políticas frente al dominio que el desgaste en la consecución militar. Estos matrimonios interculturales servirían de sello a sus relaciones de jerarquía política superior, estableciendo mecanismos diplomáticos de dominio.
El aspecto administrativo de control y establecimiento de los roles, se fija en torno al nombramiento de gobernadores y el pago de tributo por parte de los dominados.
En los comienzos de la conquista musulmana, Muza gobernador de España, es requerido por el califa Ulit donde "Lleva consigo algunos nobles escogidos en España de los que pudieron escapar a la muerte, oro y plata acreditados por inspección de los banqueros, un montón de ricos adornos, además de piedras preciosas, perlas grandes y pequeñas-con todo lo cual suele encenderse la ambición de las señoras nobles- y otras muchas cosas, reunidas por toda la superficie de España, que se hace largo enumerar."
Se hace perceptible el vínculo entre riquezas, impuesto, botín y señorío entre gobernadores árabes y nobles hispanos, luego del sometimiento militar. Lo que establece un interés económico en las zonas dominadas y el interés en el establecimiento de relaciones sociales con la nobleza, donde el vínculo subyugador es la clave del orden y administración.
Este establecimiento de dominio y control, refiere no solamente a la obtención de riquezas a través de botines y cobro de impuestos como en el "reinado de Alaor, quien envía los brazos de la justicia por España y entre guerras y pactos… […] organiza España ulterior obligándola a pagar impuestos". Estableciéndose un vínculo administrativo de orden y control que deja ver que el objetivo de dominación y su ideología es la expansión de su espacio político y no una dominación religiosa. El silencio en la crónica mozárabe acerca de algún carácter de conversión, adoctrinación o sometimiento religioso hace precisar esta aseveración.
Estos tiempos de paz, son alternados en el establecimiento de la conquista por tiempos de guerra los cuales reflejan la desolación narrativa de la crónica, causando desesperanza y depresión del pueblo hispano bajo la conquista. No obstante se establecieron periodos de convivencia bajo la suspensión de toda actividad bélica, como el establecido por Umar, el cual es referido por el autor de la crónica mozárabe como bondadoso y tolerante en el trono, elogiado y glorioso no solo por hispanos, sino además por extranjeros, vislumbrándose que los proceso de convivencia, no siempre son desagradables.
Es así como el establecimiento de la convivencia de cristianos y musulmanes en relación al espacio dominado, supone una convivencia no solo de tipo político o económica, basada en intercambios, botines, impuestos o comercio en el siglo VIII, sino, una convivencia de tipo rutinario y vivencial del espacio debido a la cercanía cultural, y proximidad física, obteniendo de ella vínculos de aculturación, disputa en torno a este donde
"La Frontera del Reino de Granada, mantenida con pocas modificaciones a lo largo de toda nuestra Baja Edad Media, ha tenido una notable y diversificada importancia en la historia política, económica, social y cultural, para los reinos situados a uno y otro lado de ella. Durante dos siglos y medio fue la zona de contacto y de fricción entre dos mundos diferentes, el cristiano y el musulmán, que se repartieron de un modo desigual, casi siempre en equilibrio inestable y de forma anacrónica, un amplio espacio de la Península Ibérica, distribuido en proporciones visiblemente descompensadas."
Estos vínculos recíprocos dentro de la convivencia y la habitabilidad del espacio, destacan fenómenos sociales y narrativos propios de la crónica mozárabe y la cercanía del autor respecto de los hechos, donde según Rodríguez Molina, diversas historias cercanas "dieron lugar al surgimiento de interesantes géneros literarios, como los romances fronterizos, las novelas moriscas, las cartas de frontera, una intensa correspondencia pacífica entre municipios opuestos. En definitiva, esas poblaciones limítrofes asentadas a uno y otro lado fueron protagonistas de una realidad de vida habitualmente diluida en los quehaceres y contactos cotidianos".
Estas narrativas constituyeron el reflejo del pensamiento de la época debido a la cercanía de ambas culturas, reflejando la construcción de aquella sociedad nueva y una mentalidad propia de estos espacios fronterizos, derivando en sus relaciones en la creación de organismos administrativos que rigiesen su convivencia frente a pleitos, disputas y relaciones en general, como los jueces y aduanas de comercio.
Estos fenómenos narrativos como la crónica trabajada, señalan no solo una vinculación histórica del momento vivido, sino que rescata las relaciones surgidas en torno a un ámbito de conquista, pero con ciertos espacios de comprensión, tolerancia y cortesía. Existen a su vez bajo la espera de interpretación y análisis, documentos que señalan el ámbito de convivencia real, como contratos, cartas, pleitos, "Documentos, en definitiva, no descriptivos que, aunque no hacen un discurso intencionado sobre la frontera, a semejanza de crónicas y memoriales, atraen la atención del historiador por el contenido que sin proponérselo nos dejan vislumbrar en las relaciones sociales, condición de los campesinos y pastores, y mil formas de convivencia de pueblos vecinos con diferente cultura, asentados en espacio organizado de forma peculiar y propia, y con una fuerte conciencia de lo que es la vecindad... […]".
Los espacios fronterizos constituyen un punto de aproximación ideológica, debido a su cercanía y proximidad rutinaria y cultural, la cual se expone a un ámbito no solo de dominio político, sino real a través de una vinculación cercana. Es así como estos espacios fueron el escenario de comercio de viajeros, pobladores, ganaderos, zonas de pastos y bandoleros, de pueblos asentados, disputas culturales y étnicas, un sinfín de resultados para un espacio de convivencia multicultural. Existiendo a la vez y como es de esperar un sesgo de descontento por el control musulmán como el referido en Zaragoza en la crónica mozárabe, donde árabes y moros son nombrados bajo etnias diferentes y aludidas en un tono de herejía. Demostrando que no toda convivencia territorial podía concordar o ser pacifico tolerante, volcándonos nuevamente a la complejidad de la realidad.
Estos espacios vivenciales fueron herederos de una transculturación forzada por la cercanía y la convivencia, donde el factor sicológico de dicha conquista y opresión por parte del dominador, debió constituir un eje político de proximidad dentro de este espacio, constituyéndose como la mayor muestra de la tolerancia de ambas culturas, la libre determinación religiosa y respeto, debido a la existencia de estas treguas políticas de convivencia. Estos espacios son los articuladores de los tiempos de paz, guerra y treguas, donde ellos constituyeron un complejo carácter, debido a la coexistencia de diversos sectores sociales de los pueblos limítrofes como nobles, caballeros, ciudadanos, gentes de pueblo, ganaderos, mercaderes, aventureros, contrabandistas, etc. Es decir podemos hablar de la conjunción de un mundo múltiple en su realidad social e ideológica, lo que facilita la disposición de una libertad religiosa.

Dominación Política. Jurisprudencia musulmana y sus treguas como dominio político.

Este factor constituye un eje central respecto de la dominación, la cual se basa en la jurisprudencia musulmana denominada como sharia , ley sagrada, que trata acerca de la conquista, el ejercicio del poder, su legitimidad, autoridad, deberes del gobierno y de sus súbditos, y la casa de la tregua.
En este sentido, el contexto de la conquista está basada en una ideología de dominación político militar, apreciada tras el silencio de la fuente mozárabe 754 con un carácter administrativo y militar, dentro de su avance y control primario, y utilizado como mecanismo de sumisión y de obtención del botín. Esta dualidad se explica según la jurisprudencia musulmana basada en el uso de la fuerza o Yihad, compuesta y entendida bajo sus dos sentidos, como esfuerzo moral a través de las capitulaciones, y como fuerza militar. Estos sentidos son los que dan el explicativo de su jurisprudencia, y la existencia de la Casa intermedia islámica, denominada como Casa de la Tregua. En ella reside el espíritu de la ley musulmana y su dominio administrativo, y la Casa de la Guerra, como lucha contra los infieles, referidos estos últimos, como musulmanes que abandonaron su fe, y no necesariamente una lucha frente a otros dogmas. Esta tregua existente entre ambas Casas del Islam, Dar al- Islam y Dar al-Harb (guerra), tiene relación con el establecimiento de un control administrativo y político de zonas conquistadas, y no necesariamente religioso, "ya que Cristiandad e Islam son en muchos sentidos civilizaciones hermanas, inspiradas ambas en la herencia compartida de la revelación y profecías judías y la filosofía y la ciencia griegas, y nutridas ambas por las tradiciones inmemoriales de la antigüedad de Oriente próximo. Durante la mayor parte de su historia conjunta, han estado enzarzadas en combate, pero incluso en la lucha y la polémica, revelan su afinidad esencial y las características comunes que las vinculan entre sí… […]"
Este aspecto de dominación debe ser entendida bajo la transversalidad cultural de sus semejanzas dogmáticas milenarias, y de su expansión y conquista, denominada fath, la cual alude a una apertura estructural de su ideología. Uno de los primeros ejemplos, fue el acuerdo suscrito a través de este dominio, por los califas Omeyas en el siglo VII con los príncipes cristianos de Armenia. Lo cual denota la vinculación y dominio político, por sobre un interés doctrinal.
La Casa intermedia de su jurisprudencia, y su expansión bajo el dominio político militar, es un explicativo posible del silencio de la fuente mozárabe de un sentido confesional, esto debido a su realidad dogmática de la Casa del Islam, aludida como control musulmán en base a su ley (Sharia) y la Casa de la Guerra, la cual establece el uso de la violencia con el resto del mundo no musulmán y sobre los infieles. La Casa de la Tregua era establecida en países no musulmanes sujetos a una dominación política, económica y militar, los que establecían pactos, alianzas matrimoniales como las referidas con anterioridad, los cuales permitían la existencia y tolerancia de otras religiones, principalmente la cristiana y judía, debido a que eran consideradas como predecesoras del Islam, debido a su tiempo de existencia y relación, derivadas del mismo tronco Abrahámico. Estos acuerdos eran relacionados con el pago de impuestos como equivalente a su capitulación, permitiendo además entregarles cierta autonomía en sus asuntos internos, como por ejemplo los religiosos.
La yihad además, en su contexto militar, establecía una serie de normas en el sentido de conquista y control, como por ejemplo, tratar bien a los prisioneros, no saquear, no matar mujeres y niños, ya que Alá lo condena, además de establecer que los musulmanes están obligados por sus acuerdos, siempre y cuando estos sean legítimos.
Es así como los musulmanes han diferenciado según su jurisprudencia, los estados de dominio de los territorios conquistados, utilizando el dominio de la Casa de la Guerra, en pueblos politeístas e idólatras, que no suponían ninguna amenaza ideológica para el Islam, ya que su misión moral era adoctrinar y enseñarles la verdadera fe, en cambio a pueblos como los hispanos, quienes compartían su base dogmática, los musulmanes reconocían tener una religión de la misma entidad que la suya, por lo tanto constituían un rival, al que había que controlar políticamente. Donde "la cristiandad e islam son dos civilizaciones definidas en términos religiosos que entraron en conflicto no por sus diferencias, sino por sus semejanzas".
Estas capitulaciones existentes como símbolos de sumisión y control por parte de las partes involucradas, se establecen como sellos del éxito de la conquista musulmana, ya que explican las debilidades, estructurales y coyunturales, no de una religiosidad, sino, de la monarquía hispana, es decir de una acción política "utilizada por los musulmanes para facilitar la sumisión de los territorios mediante el otorgamiento a las aristocracias locales de pactos de capitulación", con una ventaja política y económica para los dominadores.
El silencio doctrinal de la fuente mozárabe, puede deberse a la estimación del autor presumiblemente procedente de Toledo, ciudad que tras la sumisión inicial, estableció un "vínculo intermedio entre la ocupación por la fuerza y los pactos de capitulación".
Como nos entrega García Sanjuán, la recuperación del discurso de los vencedores, permite visibilizar el otro lado de la conquista, reflejando así la alteridad en su conjunto, donde no solo la congoja de la fuente mozárabe, el dominio, batallas, administración o política, pueden reflejar la representación total de las dos caras de la moneda frente a un mismo hecho. Tanto los vencedores como los sometidos dentro de la estructuración de roles propuestos, dan proximidad a la habitabilidad de sus espacios, donde no todo era guerra o paz, un dominio singularizado por la espada, pero también por la unión cultural tras la conquista. Un espacio unido por la sacralidad de sus religiones tras la concepción de su historia.
Es así como la existencia de este sino divino, y la "sacralización de la guerra se desarrolló de manera muy notable… […]…, donde la resistencia de las poblaciones cristianas (particularmente en España) se tiñó a veces de tintes proféticos y de esperanza en algunas intervenciones celestes". Donde el concepto de Yihad musulmana se alude no solo en un contexto religioso como guerra santa, sino como una expansión dogmática de sus dominios políticos, por sobre el sino hispano, donde "la tolerancia hacia las religiones monoteístas, el imperialismo árabe-musulmán, su dominación militar, política, cultural y económica, le dieron la preeminencia y desarrollaron entre sus habitantes, como en todos los casos de imperialismo, una actitud, incluso un complejo, de superioridad". Esto es lo que nos ayuda a la comprensión del establecimiento de los roles propuestos, que señalan bajo el estudio de la crónica mozárabe, un dominio político y militar, en una convivencia de comercio y habitabilidad.





Conclusión
Como palabras finales, podemos concluir que los aspectos ideológicos que sostuvieron los movimientos de conquista islámica de la Península a partir de 711, presentan aun un capítulo abierto en la historia debido a las complejidades de identificación cultural, y de las visiones catastrofistas o idílicas que apunta García Sanjuán acerca de algunos historiadores hispanos.
Debido a esta complejidad, es que es difícil sostener a cabalidad los motivos existentes en la crónica mozárabe 754 acerca del silencio perceptible en el aspecto doctrinario de la conquista. Eligiéndose de esta manera un diálogo entre el carácter providencialista como identificador de roles, relaciones en torno a espacios fronterizos y un sondeo respecto de su alteridad arábiga y sus motores culturales.
La creencia en el providencialismo como elemento cultural, crea el establecimiento de roles en torno a la conquista musulmana. La creencia en signos como castigos cristianos o como misión divina en torno al eje islámico, establecen la fuerza e interpretación histórica, y el desarrollo de una lingüística propia que avala el establecimiento de estos roles. Dominados y dominadores.
La narrativa de la crónica mozárabe 754, la intencionalidad propuesta, y carácter doctrinario marca la pauta para dicho análisis, estableciendo como base ideológica el poder de Dios en el designio de la historia de España. Aquel designio sujeto a señales y símbolos basados en interpretaciones divinas culturales, reafirman el hado profetizado.
De igual forma su alteridad arábiga, establece una formación ideológica a modo de espejo, basada en la palabra de Alá, Mahoma, su interpretación legal, y su creencia en el destino escrito por Él, como manifestación de su misión y expansión. Es de esta manera que el poder del discurso performativo establecido como fuerza, señal y predeterminación histórica, son los componentes antropológicos que reafirman la creación de los roles de dominados y dominadores dentro de la conquista Ibérica del siglo VIII. El poder de la palabra y su interpretación, es la que determina y encausa la acción de los hechos históricos y su destino.
Este carácter en común, es el que ayuda a explicar las similitudes de sus creencias ideológicas en torno a su misión histórica, y como ellas juegan a favor y en contra del desarrollo de sus relaciones. Ambas otredades constituyen el reflejo de su cultura y tiempo, las cuales fueron sometidas a una convivencia basada en una conquista. La relación de vencedores y vencidos, es entonces la que define y construye la percepción histórica de los hechos.
Esta identidad histórica es la que se refleja en torno a los espacios fronterizos. Lugares que construyeron la riqueza material y cultural como transculturación y herencia actual. Configurándose a través de períodos de guerra, paz y treguas a raíz del establecimiento de una ideología de dominación política militar como base de su convivencia, efectuadas a través de capitulaciones, pactos y cobro de impuestos como mecanismos de control económico y político, con el fin islámico, de establecer no solo un poder basados en sus riquezas, sino como divulgación de la benevolencia y reafirmación de su superioridad doctrinal. Esto basado en su tolerancia debido al respeto dogmático que conforma en ciertos espacios la herencia Abrahámica.
Estos espacios de tregua fueron los que establecieron una sociedad pluricultural de convivencia, y de transculturación, basada en su quehacer diario, comercio y relaciones sociales como los matrimonios. Estos analizados no solo como pactos políticos, sino como vínculos reales y simbólicos frente a la relación de estas dos culturas. Relación que estableció el surgimiento de una nueva realidad y sociedad. Espacios, como los del sur de la península, que debido a su diversidad, constituyeron el foco de tolerancia y libertad religiosa, sin por supuesto determinar una totalidad en la acción de los hechos, sino una determinación regional de estos espacios, es por esto que hablamos de espacios fronterizos, como territorios de heterogeneidad cultural y de choque directo. Una vez que la fuerza militar controlaba, se establecían los vínculos diplomáticos y políticos para la continuación de la conquista, es debido a este factor que podemos hablar de una dominación política, y no de dominación religiosa propiamente tal.
El cristianismo y el islamismo procedentes de una misma base dogmática, convirtieron a la conquista en un interés político, militar y económico, como fuente de su poder expansivo, debido a que el monoteísmo estricto solo difería en una interpretación histórica y cultural, donde las similitudes ideológicas, convertían a cristianos en un flanco de dominación, demostrando así la superioridad de su misión divina.
Por último el aspecto legalista de la interpretación de sus leyes sagradas, denominadas Sharia, constituyen un aspecto de tolerancia frente a la existencia de una ideología intermedia entre la guerra y el islam, la Casa de la Tregua, la cual establecía tiempos de paz y capitulaciones en sus territorios conquistados. Este vínculo político permitía llevar a cabo los procesos de dominación y conquista bajo una expansión de su fuerza ideológica, una apertura denominada fath, la cual establecía una expansión de tipo militar, pero también político cultural, como reafirmación de su superioridad. Es por esto que el término de yihad, toma una connotación no como negatividad, sino como una acción determinada hacia el destino de su cultura.
Es debido a esto, que la construcción de los espacios fronterizos propuestos, corresponden a un espacio concreto de relaciones de convivencia, determinado por la tolerancia doctrinal de su interpretación legalista.












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