Conocer, habitar y transformar desde el barrio: el desafío de generar cambios y validar conocimientos desde el propio lugar de residencia.I Congreso Nacional de Epistemología Crítica en el campo del Hábitat. Universidad Nacional de Córdoba. 25 y 26 de septiembre de 2014.

September 22, 2017 | Autor: Desirée D´Amico | Categoría: Redes, Metodología y Teoría de la Investigación Social, Barrios
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Descripción

Conocer, habitar y transformar desde el barrio: el desafío de generar cambios y validar conocimientos desde el propio lugar de residencia

Desirée D´Amico Universidad Católica de Córdoba. [email protected] Introducción

El año 2001 representó una bisagra en mi vida. Al igual que para muchos argentinos, ese año de crisis supuso una bofetada que llevó a despertar mi conciencia, adormecida por los discursos sobre el crecimiento y desarrollo que predominaban en la década del noventa. Tras la eclosión de la crisis, durante aquellos días del 19 y 20 de diciembre, comencé a participar en una asamblea barrial. Recuerdo que estaba en la parada del trolebús para asistir a clases en la Universidad cuando una vecina se me acercó y me entregó un volante convocando a una asamblea en el salón parroquial de San Vicente. Desde aquel instante, comencé a ver el barrio con otros ojos. Un territorio político atravesado por otras escalaridades, necesario de conocer para cambiar con otros, mis propios vecinos. Ese momento significó un giro en mi manera de entender los objetos/sujetos predominantes de la Ciencia Política, al tiempo que comenzó a interpelarme sobre el dilema de construir ciencia y política para generar cambios. A más de diez años de aquellos hechos, muchas experiencias han atravesado mi vida. De diferentes maneras éstas se fueron entremezclando con distintos conocimientos teóricos y empíricos que adquirí en espacios académicos y organizaciones fuera y dentro del barrio. Atenta a esta introducción, el propósito tentativo de la exposición será analizar el potencial para la producción de conocimientos científicos y cambios socio-políticos de la complementación de distintos saberes y conocimientos desde mi propia praxis como vecina/investigadora.

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Para alcanzar este propósito propongo el análisis de las últimas experiencias que como vecinos de San Vicente y Zona de la Quinta en Córdoba desarrollamos desde el año 2012 hasta la actualidad en las luchas por distintas problemáticas y necesidades sociohabitacionales que afectan el sector. En este sentido, propongo una sistematización crítico-reflexiva de la experiencia organizativa de armado de una marcha en la zona y los desafíos que supone la conjugación de distintos saberes y conocimientos en la construcción de una identidad semejante, necesaria para la movilización y generación de transformaciones colectivas. Vivir en el barrio y el desafío de un extrañamiento participativo

Desde que nací transité distintas etapas de mi vida en el barrio. En este lugar se constituyó mi familia, tuvieron sus fuentes de trabajo y participaron de distintas organizaciones barriales. En mi caso allí también fue donde asistí a la escuela, construí mis grupos de pares, desarrollando mi vida hasta la actualidad. Ese caminar, observar y formar parte del barrio hacia el año 2001 se constituyó en un capital social valioso, el cual conjuntamente a los conocimientos teórico-metodológicos adquiridos en la carrera de Licenciatura de Ciencia Política, me permitieron tener algunas herramientas analíticas para comprender lo que sucedía en esa coyuntura y poder organizarme con mis vecinos para intentar transformar lo que nos estaba sucediendo. Es decir, los conocimientos adquiridos en algunas materias que tuve como Sociología de las Organizaciones, algunos seminarios de Planificación Estratégica, Calidad Total, Teoría Política, entre otros, se mezclaron con distintas experiencias personales intentando construir alternativas de solución a los problemas que vivíamos en ese momento histórico. Podría decirse que las primeras experiencias organizativas tuvieron un alto componente de ensayo y error. El hecho de interactuar con mis propios vecinos, analizar las dificultades que experimentábamos en los procesos organizativos, las distintas motivaciones de quienes integramos al principio una asamblea barrial y luego el Grupo de Amigos de la Biblioteca del Centro Cultural San Vicente, supuso una de las mejores enseñanzas al momento de comprender la dinámica política del barrio.

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Este primer ejercicio político de acercamiento a mi barrio, se fortaleció en el año 2003 cuando cursé la materia Metodología Cualitativa. A partir de esta materia comencé a investigar mi propio barrio, siendo un proceso que continuó hasta el año 2008, momento en que integré todas estas experiencias en mi tesis de Maestría en Gestión Política. Durante este período mi participación activa como miembro de distintas organizaciones del barrio (la Comisión de Vecinos de Turismo y Cultura de San Vicente, la Red de Vecinos de San Vicente y la Biblioteca Popular Julio Cortázar) supuso un aprendizaje político que se vio revisado a partir del desarrollo de mi proceso de investigación. Señalo esto porque el proceso de investigación de una de las organizaciones de las que soy parte, supuso un proceso de extrañamiento que por momentos fue difícil de realizar. Mi compromiso afectivo y emocional con el barrio y mis vecinos, algunas veces supuso un velo que me costaba develar. Un primer choque reflexivo que me permitió extrañarme sobre la complejidad de las relaciones que se construyen en el barrio se produjo ante el proceso organizativo que iniciamos como vecinos para evitar el cierre y puesta en venta de una casa cultural existente en San Vicente. Como parte de la estrategia decidimos conformar una red de vecinos y organizaciones que nos permitiera hacer frente a la problemática. Para potenciarla, se intentó resolver la situación a partir de reuniones periódicas entre vecinos, visibilización de la problemática en los medios masivos de comunicación, recolección de firmas, reuniones con distintas autoridades y funcionarios municipales. Casi de manera paralela, en el vecino barrio General Paz se desencadenó una problemática semejante con la puesta en venta de la antigua Papelera del barrio, hito del patrimonio cultural industrial de la zona. Debido a la escasa experiencia participativa por parte de aquellos vecinos, desde San Vicente fuimos convocados para transmitir nuestra experiencia organizativa. En este sentido, asistimos a diferentes reuniones convocadas por el taller de historia oral de la Biblioteca Popular Vélez Sarsfield. Nuestras recomendaciones fueron escuchadas atentamente y así comenzó un proceso organizativo semejante. Para mi sorpresa en ese momento, aunque las iniciativas fueron semejantes, los vecinos de barrio General Paz lograron resolver antes su problema logrando la declaratoria de interés patrimonial y suspensión de la iniciativa desarrollista prevista en el inmueble.

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Esto me llevó a interrogarme sobre el tipo de redes socio-políticas que se construían en ambos barrios y su incidencia en el desempeño organizacional de las distintas asociaciones de vecinos que motorizaban ambos procesos. Para efectuar este tipo de análisis, realicé entrevistas semiestructuradas a la totalidad de los miembros de asociaciones vecinales formales e informales del barrio involucradas en estos procesos. A partir de la triangulación metodológica, en la que utilicé también la metodología de análisis de redes, pude evidenciar distintos tipos de redes socio-políticas que se construían en barrio General Paz en relación a San Vicente. En el caso de barrio General Paz primaban redes con menos densidad, sin embargo eran más eficaces debido al tipo de recursos y la posición estructural que tenían los vecinos en relación a su posibilidad de acceder a otros actores estratégicos de poder y con mayor incidencia en la resolución de los problemas. Por el contrario, si bien en San Vicente había una mayor densidad en términos de capital social organizativo, no necesariamente esto suponía que estuvieran inscriptos dentro de redes de actores con mayor influencia. Esta primera conclusión que emergió del proceso de investigación, así como otras tantas que ponían en discusión el nivel desarrollo democrático interno de ciertas organizaciones vecinales formales (como por ejemplo los Centros Vecinales) fue vertida luego en el propio campo, mi barrio a partir de una cartilla que realicé destinada a las propias organizaciones donde intentaba traducir los hallazgos de la tesis como herramientas que sirvieran para la acción.

1. REUNIONES EN SAN VICENTE POR CASA LA FRATERNIDAD. 2006. 2. VECINOS DE BARRIO GENERAL PAZ EN LUCHA POR LA PAPELERA. 2007. FOTOGRAFÍAS TOMADAS EN CAMPO AL PARTICIPAR EN AMBOS PROCESOS. 4

GRÁFICO 1: Redes de agentes o recursos a los que apelan las asociaciones vecinales formales de barrio San Vicente y General Paz (año 2008) Agentes o recursos a los que apela la asociación vecinal formal de barrio San Vicente.

Agentes o recursos a los que apela la asociación vecinal formal de barrio General Paz.

GRÁFICO 2: Redes de agentes o recursos a los que apelan las asociaciones vecinales informales de barrio San Vicente y General Paz (año 2008) Agentes o recursos a los que apela la asociación vecinal informal de barrio San Vicente.

Agentes o recursos a los que apela la asociación vecinal informal de barrio General Paz.

Ejemplo de los gráficos utilizados en la tesis de maestría para el análisis las redes de barrio San Vicente y General Paz.

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A partir de lo aprendido intentar transformar el barrio donde se vive

Tras estas primeras experiencias hasta el año 2008, la Red de Vecinos de San Vicente, siguió consolidando su proceso organizativo. Por el contrario, en el caso de barrio General Paz el impulso inicial que tuvo la iniciativa se fue diluyendo una vez que se resolvió el problema, lo que diferencia el capital social de ambos barrios. Es decir, aunque en el barrio General Paz se desencadenó una oleada de emprendimientos inmobiliarios y empresas desarrollistas que demolieron y desplazaron gran parte de sus vecinos, el vecindario no se movilizó en su defensa. Por el contrario, en el caso de San Vicente la exposición a algunas situaciones semejantes de demoliciones y sobre todo los problemas en el acceso a la infraestructura y servicios públicos, llevaron a organizarse en reiteradas ocasiones para resolver estos problemas. Entre las experiencias más recientes, cabe señalar el proceso de armado de una de las primeras marchas barriales por las problemáticas de la zona tras los fracasos que se percibían en las gestiones a través de la presentación de expedientes. Ante esta situación se evaluó la necesidad de recurrir a una acción más visible que acelerara los tiempos de respuesta a los problemas planteados. En este sentido, se analizó la potencialidad de realizar una marcha de escala barrial o zonal que visibilizara una mayor correlación de fuerzas o vecinos preocupados en la resolución de las problemáticas que se venían demandando. Una vez que hubo acuerdo respecto a la potencialidad de esta acción, se comenzó a discutir cómo podría operativizarse. El primero de los desafíos que se problematizó fue cómo lograr una mayor incidencia a través de la visibilización masiva del reclamo. En particular preocupaba la escasa participación vecinal que podría llegar a tener este tipo de iniciativa y la heterogeneidad misma de actores, subjetividades y problemáticas existentes en el barrio y la zona. Esta heterogeneidad de subjetividades se reflejó internamente entre los propios miembros de nuestra propia organización al momento de verbalizar sus distintas representaciones respecto a los problemas del barrio, los sujetos responsables de la situación que se vivía en el barrio y en consecuencia a quiénes se podía invitar a compartir esta acción.

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Entre los ejes más problemáticos que se discutió identificamos la invitación o no de los vecinos de la villa que se encuentra dentro del barrio San Vicente. Esta discusión encontró como problema latente el dispar reconocimiento que los vecinos pertenecientes a la organización tenían sobre: la condición de villeros versus vecinos del barrio, la representación predominante sobre el territorio barrial y el lugar de la villa en este territorio. Con el propósito de favorecer una base mínima de acuerdos y articulación de la acción colectiva se convocó a una reunión ampliada con otras organizaciones del barrio y la zona. Para la presentación que estaba a mi cargo, armé un power point titulado: “San Vicente: pasado, presente y futuro” donde se trabajaron los siguientes ejes: a) “Lo que tenemos… Vida de barrio” b) “Lo que otros barrios perdieron y ganaron” c) “Algunas estadísticas ejemplificativas” d) un programa de “Actividades tentativas”, dando finalmente un espacio para e) “Preguntas, aportes y sugerencias”. El propósito de la presentación estaba orientado hacia la constitución de una identidad compartida que permitiera matizar las diferencias, poniendo de manifiesto los puntos en común que podrían estimular el encuentro necesario para potenciar la acción. Como recursos utilicé la comparación entre barrios que habían sufrido procesos de “renovación urbana” y su impacto en la trama barrial, tal como fue el caso de barrio General Paz, y las particularidades que tenía el propio barrio San Vicente, sus potencialidades y amenazas. Es decir, retomé los datos que había construido a partir de mis investigaciones en la materia Metodología Cualiativa donde investigué las identidades del barrio y el análisis de redes para la tesis de Maestría. Asimismo, busqué articular el discurso con las violaciones al derecho a la ciudad, el impacto sobre las condiciones materiales de vida y la pérdida de múltiples condiciones que configuran la vida subjetiva de barrio. Al desarrollarse la reunión y para sorpresa de varios de los integrantes del grupo, encontramos más coincidencias de las que suponíamos podían llegar a darse. Si bien existía cierta afinidad socio-política entre las redes invitadas, esto pudo lograrse debido al énfasis dado durante toda la reunión al hecho de la necesidad de encontrarse y potenciarse a pesar de las diferencias.

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Tras esta intervención los vecinos de otras organizaciones compartieron su sentido de pertenencia con el barrio y su preocupación ante la “dejadez” que se expresaba en la falta de bacheo de sus calles, deficiencias del alumbrado, colapso de cloacas, existencia de basurales, entre otras problemáticas. Estas preocupaciones se complementaron con otras intervenciones vinculadas a la progresiva pérdida del patrimonio cultural ante los efectos del “desarrollismo urbano” y la falta de acceso al suelo, en el caso de los vecinos de la villa. A pesar de la heterogeneidad de problemáticas que vislumbraban las “dificultades de sentarse en una misma mesa”, tal como lo explicitó informalmente en alguna de las reuniones un miembro de la organización que convocó a la primera reunión, a partir del diálogo encontramos como problema estructurante el acceso y disponibilidad de tierras. Es decir, el suelo como bien de intercambio apareció como un problema que los afectaba a todos. Aunque en principio esto aparecía claramente para el caso de Villa La Maternidad, también fue identificado como causante de las demoliciones de casas antiguas entre quienes defendían el patrimonio cultural o como raíz fundamental de los procesos de gentrificación que los vecinos detectaban ante el olvido intencional de los gobiernos del barrio. Luego de reconocernos como vecinos que compartíamos un sentido de pertenencia barrial y problemáticas semejantes, durante las cuatro o cinco reuniones que tuvimos previas a la marcha, fuimos definiendo como estrategia: a) la elaboración de un petitorio conjunto donde se detallaran y articularan las distintas necesidades del barrio y la zona, b) la definición de una frase que actuara como leimotiv de la marcha y c) las acciones de difusión previa y posteriores a la marcha d) la ampliación de redes de vecinos y organizaciones participantes que potenciaran la incidencia extra barrio. Para la primera parte de la estrategia, durante el año 2012 intentamos sintetizar los puntos problemáticos que ponían de manifiesto las distintas organizaciones participantes de la iniciativa aunque desde un marco político de acuerdo básico dentro del Derecho a la Ciudad. Esto se repitió por segundo año consecutivo en la otra marcha aunque, respetando en la redacción las particularidades de cada barrio. De allí que la frase que orientó la campaña comunicacional y bandera que encabezó por dos años consecutivos la marcha fue: “El barrio es de los vecin@s, nosotr@s decidimos! Vecin@s de San Vicente y Zona de la Quinta”.

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Como se puede observar, en la frase había una búsqueda por favorecer el protagonismo vecinal, conciliando e integrando las problemáticas tanto de San Vicente como la Zona de la Quinta. Respecto a las iniciativas en torno a la comunicación y difusión de la marcha, reconocimos la necesidad de favorecer la comunicación a nivel intra barrial, convocando a la marcha a partir del diseño de folletería, charlas en la feria franca 1 de los domingos, la elaboración de spots para difundir en la radio comunitaria y la impresión de la revista barrial con algunos de los ejes temáticos que se abordarían en la marcha. También propusimos una jornada de encuentro vecinal en uno de los centros vecinales para promover una mayor conciencia sobre los problemas del barrio y la zona y fortalecer nuestras vinculaciones con esta organización. A nivel extra barrial redactamos una gacetilla que se difundió en distintos medios, convocando para la marcha. Esto permitió cierta visibilización extra en los medios gráficos y radiales locales que probablemente tuvieron cierto impacto en los logros posteriores que se alcanzaron a través de la marcha. Otro aspecto significativo fue la realización de una pegatina en todo el barrio, así como la creación de algunos símbolos comunes que intentaron reforzar la identidad barrial y zonal, tales como una bandera y escapelas rojas y verdes (colores de la bandera de San Vicente), que elaboramos los vecinos. Esto se complementó a partir de la entrega de volantes que se hizo antes y durante toda la marcha, y entre quienes participaban u observaban el desfile de personas. Al momento de evaluar el impacto de la marcha en la resolución de las problemáticas, la mayor parte de los integrantes de nuestra organización evaluó que la marcha tuvo un impacto positivo en la medida en que se consiguieron ciertas soluciones concretas para algunos de los problemas planteados en el petitorio. En este sentido, recuerdo que en mi diario de campo escribía: Creo que el impacto de la marcha fue bueno. A tres días exactos de la marcha vino el camión de parques y paseos y arregló completamente la plaza del Mercado...Además 1 La feria franca emergió como espacio por excelencia de encuentro del barrio, a partir de mi propia investigación realizada en el año 2003.

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Mestre vino a la inauguración y prometió el arreglo del Centro Cultural y mantención del Museo abierto...fue directo para nosotros. (Registro de diario de campo, 28/11/2012). Otro de los aspectos valorado positivamente fue la instancia misma de encuentro entre los vecinos de algunas organizaciones conocidas de la zona y de vecinos que históricamente no tenían una tradición participativa en el barrio. Esta opinión fue compartida ante la cobertura que se alcanzó en los medios de comunicación tanto a nivel intra como extra barrial. Como trasfondo de todo este proceso cabe destacar

la importancia que adquirió el

reconocimiento de las redes e identidades como una forma significativa de resolver los problemas y la importancia de su mantenimiento a lo largo del tiempo. Si bien el fortalecimiento de las redes intra y extra barrio no era el propósito principal del proceso organizativo, durante el año 2013 se recuperó la iniciativa logrando una mayor articulación a escala zonal que todavía encuentra un camino por recorrer a futuro. Este camino tiene que ver con nuestro compromiso y preocupación como vecinos que habitamos y sentimos el barrio y la zona, así como inquietudes personales de seguir conociendo para transformar nuestra propia vida y acceder cada vez más a la ciudad.

MARCHA POR LAS CALLES DE SAN VICETE. 2012. FOTO TOMADA PARTICIPANDO DE LA MARCHA.

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Algunas reflexiones que surgen de esta experiencia para nuevas aperturas

Al iniciar la redacción de este texto me propuse ensayar en voz alta una reflexión personal sobre la posibilidad y potencialidad transformadora que puede tener estudiar el lugar donde uno habita o transcurrió gran parte de la propia vida. Este interrogante nació de una inquietud personal que desde hace años me interpela como es: cómo lograr conciliar los procesos de investigación con nuestros propias experiencias participativas o de militancia, cómo compatibilizar los tiempos y exigencias académicas con la construcción de pequeños cambios de nuestro propio entorno vital, cómo lograr traducir nuestros conocimientos para lograr una mayor incidencia pública, entre muchos interrogantes más. A partir del balbuceo inicial en la sistematización y reflexión sobre mi propia experiencia, me parecía interesante recuperar la importancia del compromiso afectivo de investigador para el conocimiento más profundo y transformación de las realidades que el mismo vecino/a-investigador/a puede habitar. Aún cuando con esta experiencia no pretenda ni considere razonable reducir el campo de las investigaciones al propio territorio, considero significativo habilitar la posibilidad de repensar para qué y para quiénes producimos conocimientos, cómo es posible retroalimentar esos conocimientos en un aprendizaje continuo y dinámico con los propios vecinos que permita intentar generar cambios, como se presenta en este caso. A partir de un breve recorrido por mi propia experiencia, intenté explorar de manera introspectiva cómo fue mi propio proceso de aprendizaje y retroalimentación de conocimientos y saberes adquiridos desde mi formación académica y experiencia como vecina participante de distintas organizaciones barriales. Mediante el relato intenté reflejar las dificultades que tuve al momento de extrañarme sobre lo que sucedía en la cotidianeidad de mi propio barrio. Aunque en esta presentación no detallo cómo fue mi proceso reflexivo, intenté visibilizar la importancia de la investigación en mi propio barrio para la emergencia de información y datos que no hubieran sido posibles si no hubiera hecho un análisis sistemático de la experiencia vivida.

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Este “choque de reflexividades” sólo fue posible al utilizar la herramienta del diario de campo para tomar algo de distancia sobre lo que me estaba pasando. En este mismo sentido, cabe destacar la significatividad de la metodología de análisis de redes, las discusiones teóricas sobre identidades, movimientos sociales, los aportes teóricos de la materia sociología de las organizaciones etc., como herramientas significativas que me sirvieron para aplicar y construir alternativas de solución a los problemas que vivíamos con mis propios vecinos. Por otra parte, cabe destacar también la significatividad que adquirió el conocer en profundidad el campo que investigaba. Esto me permitió acceder a múltiples contactos, redes, códigos culturales, etc., en un tiempo relativamente corto; manteniendo el entusiasmo y pasión que entiendo debe tener cualquier investigación, en tanto herramienta política con un importante potencial transformador de nuestras propias vidas. Estar habitado por la propia problemática que se investiga, tal vez fue uno de los principales combustibles que me permitió mantener encendida la llama de la investigación, sobre todo si se piensa la vocación inicial que me orientó al momento de estudiar Ciencia Política como fue ayudar a transformar las realidades sociales, muchas de las cuales soy parte y habito.

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