CONFORMIDADES Y DISCONFORMIDADES EN HABITAR LOS MÁRGENES EN LA INVESTIGACIÓN SOCIAL

July 26, 2017 | Autor: E. Jiménez Pérez | Categoría: Gender Studies, Feminist activism, Feminist Research Methods, Feminist Research
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Descripción

Conformidades y disconformidades en habitar los márgenes en la investigación social Barbara Biglia (Universidad Rovira i Virgili), Edurne Jiménez (Investigadora independiente) Miembros del SIMReF www.simref.net

Desde hace décadas las epistemologías feministas han hecho trizas la mentira positivista según la cual era posible producir conocimientos objetivos, puros y neutrales. Si bien hay investigadores, frecuentemente en lugares de poder, que siguen atrincherándose en estas posiciones anacrónicas e intentan con todos sus (no pocos) medios frenar la proliferaciones de difracciones cognoscitivas, sus intentos no pueden más que fracasar en los espacios no institucionalizados. Sin embargo, los paradigmas feministas y sobretodo el uso que se hace de ellos no están exentos de contradicciones. Es por esto, siguiendo el espíritu indagatorio que ha caracterizado a las epistemólogas pioneras, que tenemos que seguir cuestionando nuestros quehaceres. En esta presentación queremos reflexionar sobre tres puntos neurálgicos: • las dificultades que encontramos en poner en práctica las enseñanzas teóricos-epistemológicas feministas y la falta de sistematizaciones metodológicas, así como de espacios de formación/ investigación colectiva que las sustenten; • los desafíos de las investigaciones situadas y sus contradictorias relaciones con el/los/las sujeto(s) productor/es/as de conocimiento; • las consecuencias que tiene para la producción de conocimientos feministas, el hecho de que conceptos como el de género estén trasformándose en mainstreaming. 1. Dificultades en la puesta en práctica de los aprendizajes de la epistemología feminista. Analizaremos estas cuestiones partiendo de la experiencia del caso real del SIMReF (Seminario Interdisciplinar de Metodologías de Investigación Feminista) y de las prácticas y experiencias de las personas que lo han habitado desde el 2008: investigadoras expertas o en formación y docentes de ámbito local, estatal e internacional, de diversas disciplinas (sociología, pedagogía, ciencias políticas, psicología, biología, demografía, filosofía, derecho, arte, entre otras). Compartir en este espacio nuestras dificultades, intereses, experiencias nos ha permitido detectar algunos de los problemas y límites con los que se encuentran muchas investigadoras feministas: - Falta de referentes metodológicos feministas. Muchas chicas experimentaban una sensación de “estar perdidas” por la no inclusión de formación metodológica feminista en los másters y la poca literatura específica. De alguna manera prevalecía la idea de que los retos abiertos por las epistemologías feministas fueran más fácilmente abarcables en el plano teórico que en el empírico. En el SIMReF hemos intentado que las investigadoras más expertas mostrasen la cocina de sus investigaciones para dar ejemplos de puesta en práctica de las enseñanzas epistemológica feministas y de las contradicciones y dificultades que podemos encontrar en este proceso. - Una confusión general, reproducida también por muchos textos feministas, entre metodología feminista y asunción de una perspectiva de género, acompañada por la creencia que, para hacer una investigación feminista, es necesario estudiar mujeres. Muchas ‘jóvenes’ investigadoras no compartían esta perspectiva pero llegaban a dudar porque se encontraban ante un muro a la hora de presentar sus investigaciones en sus universidades y con pocas herramientas teóricas para defenderlas delante del establishment académico. - Las dificultades añadidas a las que nos encontramos a la hora de plantear temas y enfoques que rompen la lógica patriarcal de la ciencia, por lo que las investigaciones feministas deben estar mucho más justificadas metodológicamente. Sin embargo, ¿cómo realizar este trabajo sin apenas acompañantes, referentes, ni guías?, ¿cómo hacerlo en espacios críticos donde, en oposición a los

mandatos positivistas, se aboga por un cierto laxismo metodológico? En este sentido, el espacio del seminario permanente ha sido particularmente útil permitiendo compartir las propias dudas y analizarlas colectivamente. Como dijo una participante “lo bueno aquí es que no hay reglas definidas sino que hemos de construir caminos conjuntamente” para desarrollar investigaciones metodológicamente rigurosas coherentes con nuestra perspectiva feministas. - La ilusión de que las investigaciones cualitativas son de por sí más críticas y cercanas a la perspectiva feminista, mientras que lo cuantitativo es siempre contrario a ella. Hemos identificado prejuicios frente al mundo cuantitativo y la triangulación metodológica que parten, en la mayoría de casos, del desconocimiento y el miedo. Hemos intentado afrontarlos con varias sesiones específicas sobre las que tenemos previsto seguir profundizando, conscientes también de la necesitad de producción de datos estadísticos feministas. - Finalmente, si bien desde el feminismo se ha insistido en no separar lo personal de lo político nos parece que se han creado pocos espacios para compartir las vivencias, frustraciones, experiencias negativas y discriminatorias, de quienes se están enfrentando contra los molinos de viento de las instituciones heteropatriarcales. Desafortunadamente muchos grupos académicos feministas se han cerrado en sí mismos y, quizás para defenderse y ser reconocidos, han vuelto a reproducir jerarquías y relaciones de poder muy parecidas a las oficiales dejando poco lugar para la autocrítica, el cambio de paradigma o la validación de las propuestas de las más jóvenes. Creemos fundamental invertir este proceso y por esta razón estamos intentando que el seminario permanente vaya en la dirección de ser completamente autoorganizado y autogestionado. 2. Los desafíos de las investigaciones situadas y su contradictoria relación con las subjetividades productoras de conocimientos. ¿Cómo estamos produciendo investigaciones situadas? Uno de los primeros límites que hemos podido encontrar en muchas investigaciones, especialmente autóctonas, que supuestamente se basan en la epistemología del conocimiento situado (en la cual también basamos nuestros trabajos) es el hecho de que parezca que la aplicación de esta perspectiva se resuelva a través de “nombrar” los propios posicionamientos, en lugar de analizar cómo estos influyen en nuestras producciones de saberes. Otra tendencia es la que observamos en investigaciones auto-centradas y/o autoreferenciales que, en lugar de producir difracciones de las realidades, tienden a reforzar el individualismo neoliberal confundiéndolo con la política feminista a través de una práctica que en lugar de fomentar el partir de si se corporeíza en un quedarse en sí. Desde nuestro punto de vista, y simplificando mucho, esta situación es el resultado de tres problemas básicos: la importancia que se atribuye al lenguaje postmoderno en la academia que da la impresión de que, en lugar de poner en práctica las enseñanzas de los conocimientos situados, es suficiente con narrarlas, esto sí, con terminologías complejas y altisonantes; en segundo lugar, el hecho de que las teorías críticas están relativamente de moda y actualmente es políticamente correcto hacer referencia a algunos aspectos de las teorías feministas, elementos que han conllevado a la producción de muchos trabajos despolitizados dentro de estas áreas; y, por último, la falta de reflexiones sistematizadas y corporeizadas sobre cómo asumir estos posicionamientos (tal y como hablamos en el apartado anterior). Para profundizar sobre estas cuestiones no podemos dejar de lado el, ya clásico, debate feminista (y no sólo) sobre la representación y las subjetividades. Si bien actualmente hay un acuerdo en el feminismo de que no existe un único sujeto mujer y de que las colectividades minorizadas tienen que ser protagonistas en los procesos de producción de conocimientos, nos encontramos delante de una realidad que siempre hace más elitista el poderse dedicar a la investigación, no sólo de manera profesional sino también dentro del espacio activista. Son numerosos los casos en que, tanto nosotras como otras compañeras, hemos intentado abrir las investigaciones a otras subjetividades,

no sólo como participantes sino como co-investigadoras, pero generalmente nos hemos encontrado ante la imposibilidad y, en cierta medida, desinterés en asumir esta tarea de forma realmente colectiva. Indudablemente hay trabajos que han realizado procesos más abiertos en este sentido, por ejemplo con personas jóvenes (estudiantes) o personas institucionalizadas, pero no podemos dejar de preguntarnos ¿quien hoy en día tiene tiempo de dedicarse a investigar?, ¿los colectivos minorizados consideran realmente útiles las investigaciones? Inclusive los procesos colectivos activistas en los que hemos participado (por ejemplo Investigacció y FEMact) han acabado siendo habitados por personas que estaban, de alguna manera, relacionadas con las universidades. Esto implica que, finalmente, las investigadoras no podemos eximirnos de “representar”, de alguna manera, a otras colectividades y subjetividades, y tenemos que reflexionar profundamente sobre las responsabilidades que esto conlleva. Responsabilidades aun mayores en el momento en que los procesos colectivos de producción de conocimiento no son reconocidos como viables en los espacios académicos y no hemos sabido construir mecanismos de validación del conocimiento que transciendan los espacios consagrados con este fin (academias, lobbys editoriales, etc.). Estas dificultades se hacen más patentes a la hora de intentar introducir un análisis interseccional en nuestros trabajos, ¿cómo comprender realmente la interseccionalidad, más allá de experimentar la nuestra y compartir las de nuestras amigas (que si bien vivimos múltiples discriminaciones seguimos siendo sujetos privilegiados en comparación con amplios sectores de la población mundial), con tan pocas posibilidades de mestizarnos con otros sujetos?, ¿cómo hacer que la interseccionalidad no se quede relegada a los espacios teóricos y analíticos sino, al contrario, se corporice en todo el proceso de nuestras investigaciones? 3. Los efectos perversos de la perspectiva de género En un reciente estudio (Biglia, 2011) hemos analizado la proliferación en el contexto académico español de publicaciones e investigaciones que utilizan como palabra clave el concepto de género. Al mirar superficialmente estos datos se puede tener la impresión de que la reivindicación del movimiento feminista, de que la ciencia se abra a otros saberes y sea capaz de introducir la perspectiva de género en sus producciones de conocimientos, ha sido completamente exitosa y hoy en día las investigaciones feministas han dejado de habitar los márgenes. Sin embargo, si hacemos un análisis más en profundidad este optimismo se difumina. Por ejemplo, revisando con detalle las publicaciones en algunas revistas de psicología (Biglia, 2011) hemos comprobado que la mayorías de trabajos que usan como palabra clave “género”, o bien la confunden con sexo y proponen simplemente un análisis diferencial, o bien, en los últimos años, se dedican al análisis de algunos aspectos de las violencias de género (frecuentemente con reproducción de estereotipos heteropatriarcales). Al mismo tiempo, es importante destacar que si bien en la mayoría de convocatorias se menciona la introducción de una perspectiva de análisis generizada como elemento positivo, no se considera el campo de los estudios feministas digno de pertenecer a las diferentes categorías disciplinarias. Por consiguiente, los trabajos y currículums feministas, son evaluados por expertos de otras áreas. Así, el mensaje parece bastante claro, “habla de género pero no te metas en política”. Con las publicaciones declaradamente feministas sucede lo mismo y es por esto que, paradójicamente, es más fácil publicar en el extranjero, aunque sea con las dificultades lingüísticas que conlleva, que en revistas autóctonas ya que son pocos proclives a aceptar trabajos frecuentemente considerados como ideológicos. No obstante, la mayor aparición de la palabra género puede inducir a la ilusión de un real desplazamiento hacia perspectivas menos discriminatorias. Esto, conjuntamente con los mensajes intrínsecos a la adopción de lenguajes políticamente correctos, tiene efectos que trascienden el

espacio académico. Por ejemplo, hemos comprobado cómo influye la dificultad que las estudiantes tienen en reconocer los estereotipos de género que ellas mismas reproducen y de identificar la necesidad de seguir apoyando las agendas feministas (Biglia, Velasco, 2011). Se abre aquí una contradicción importante, entre la necesidad de reconocimiento de las propuestas marginales y el riesgo de que este reconocimiento conlleve una subversión de las propuestas mismas. Contradicción que se trasforma en un dilema personal para quienes, situadas en los márgenes precarios de la investigación, debemos decidir cómo nombrarnos, cómo presentar nuestros trabajos a sabiendas de que, si bien con la supuesta utilización de la perspectiva de género tenemos más facilidades de ser aceptadas, nuestros trabajos serán más fácilmente cooptados o sus resultados subvertidos. Nuestra propuesta es reivindicar, siempre que sea posible, el uso del término feminista, por lo menos hasta que esto no salga de los márgenes, momento en el que quizás deberemos cambiar de nombre… Alguna bibliografía de referencia: Alcoff L., Potter E. (coord.) (1993) Feminist Epistemologies. NY:Routledge Biglia, B. (2011). Feminisms and Psychology in the Contemporary Spanish State. Pp. 83-107 A. Rutherford, R. Capdevila, V. Undurti, I. Palmary (Ed.) Handbook of International Feminisms. Publisher: Springer New York Biglia, B. & Bonet-Martí, J. (2009). La construcción de narrativas como método de investigación psico-social. Prácticas de escritura compartida [73 párrafos]. Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research, 10(1), Art. 8, http://nbnresolving. de/urn:nbn:de:0114-fqs090183. Biglia, B., Velasco, A. (2011, under revision) Reflecting on an academic practice to boost gender awareness in future schoolteachers Dyson F. (2006) The scientist as rebel. NY: Broadway Gillies, V., Lucey, H. (coord.) 2007) Power, Knowledge and the Academy. NY:Palgrave. Harding, S. (2006) Science and Social Inequality. Feminist and postcolonial Issues. Urbana and chicago: University of Illinois. Harding, S. (coord.) (2004) The feminist standpoint theory reader. Intellectual and Political Controversies. NY: Routledge. Luxán Serrano, M. y Biglia, B. (2011). Pedagogía cyberfeminísta: Entre utopía y realidades, en Barrios Vicente, I. M. (Coord.) Mujeres y la sociedad de la Información. Revista Teoría de la Educación: Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. Vol. 12, nº 2. Universidad de Salamanca, pp. 149-183 [Fecha de consulta: dd/mm/aaaa]. http://campus.usal.es/~revistas_trabajo/index.php/revistatesi/article/view/8277/8281 Mezzadra, S. (coord.) (2008) Estudios Postcoloniales. Ensayos fundamentales. Madrid: Traficantes de sueños. Suares L., Asída R. (coord.) (2008) Descolonizando el feminismo. Madrid: Catedra Zavos, A. & Biglia, B. (2009). Embodying Feminist Research: Learning from Action Research, Political Practices, Diffractions, and Collective Knowledge. Qualitative Research in Psychology, 6(1), 153-172. doi:10.1080/14780880902901380

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