\"Conclusiones y propuestas sobre el desarrollo de la Batalla de Baecula

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Descripción

La Segunda Guerra Púnica en la península ibérica

Baecula: arqueología de una batalla

Editores científicos:

Juan Pedro Bellón Ruiz, Arturo Ruiz Rodríguez, Manuel Molinos Molinos, Carmen Rueda Galán y Francisco Gómez Cabeza Colaboración en la edición:

María Isabel Moreno Padilla, Miguel Ángel Lechuga Chica y Amparo Rodríguez Martínez

21. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS SOBRE EL DESARROLLO DE LA BATALLA DE BAECULA Juan Pedro Bellón Ruiz1 Arturo Ruiz Rodríguez Manuel Molinos Molinos Carmen Rueda Galán Francisco Gómez Cabeza Fernando Quesada Sanz2

1.- UNA APROXIMACIÓN AL TIEMPO Y EL ESPACIO DE UN ESCENARIO DE BATALLA inmediato en el que gran parte de sus pobladores vivía. Sin embargo, el tiempo apenas se hace presente en los coloquios de Teruel, sin duda porque las citadas reuniones son una respuesta desde el espacio al abuso que el tiempo como dimensión había tenido de la mano de la excavación estratigráfica vinculada al método Wheeler.

La primera conclusión que se desprende del trabajo realizado sobre la Batalla de Baecula reside en la definición espacio temporal de la propia acción bélica. Entre 1984 y 1986 se celebraron los dos primeros coloquios de Arqueología Espacial de Teruel. El primero se dedicó a la escala macroespacial con el nombre de Coloquio sobre distribución y relaciones entre asentamientos y el segundo a la escala microespacial: “El microespacio”. Se siguió para ello el esquema definido por Clarke (Clarke, 1977) que articulaba el estudio espacial en arqueología en estas dos escalas. En el primero de los dos coloquios se debatió particularmente sobre el concepto de semimicroespacio, también conocido como área de captación, siguiendo los trabajos sobre el Site-Catchment Analysis de Vita Finzi y Higgs (1970) que se valoraba como una unidad intermedia entre las dos escalas citadas. Un trabajo de Fernández y Ruiz Zapatero en el volumen 1 de Arqueología Espacial (Ruiz-Zapatero y Fernández, 1984) concluía con un análisis crítico sobre el caso que el estudio de un asentamiento no podía cerrarse sin tener en cuenta el entorno 1

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Recientemente en la reunión franco-española sobre paisajes periurbanos realizada en Tarragona en 2010, hemos propuesto que el oppidum ibérico se articula con la naturaleza a través de cinco áreas que expresan la contradicción lefebvriana ciudad-campo (Lefebvre, 1979; Ruiz et al., 2012). Para su análisis se ha introducido el concepto de lugares. Por ellos definimos las unidades de análisis que caracterizan un área determinando el grado de intervención que el ser humano haya tenido sobre la naturaleza, de tal modo que la secuencia se desarrolla en “lugares de naturaleza modificada, transformada, construida y destruida”(Godelier, 1990). Su disposición en el paisaje no responde a la estructura secuenciada y ordenada que preside la definición de las áreas, efecto de la contradicción ciudad-campo, sino que son producto de la estratigrafía del paisaje, es decir, son las huellas compartidas en cada presente de la historia del paisaje, o sea, la suma de las presencias espaciales visibles o invisibles. En suma, los

Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, jbellon@ujaen. es, [email protected], [email protected], caruegal@ ujaen.es, [email protected]. Universidad Autónoma de Madrid, [email protected].

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Figura 5. Plano de situación de los lugares mencionados (Fuente: IGN; Escala base: 1:25000) (A3, plegado).

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(Comp.3.4), de topónimo ignoto, que reconocemos por los hallazgos realizados, con el nombre de Promontorio del Glande (618 m de altura).

lado del Campamento de Asdrúbal, se encuentra el Cortijo de Medina (Comp.3.6), en su entorno se crea también un pequeño llano.

Entre este componente del lugar y la línea que marca los tres primeros, es decir el eje formado por el Promontorio de las Antenas-llano de la Balsa-Cortijo de las Albahacas hay aproximadamente 500 m, que es el ancho de llano inferior de Livio y del único llano de Polibio (Comp.3.5), con un largo que supera, como se ha indicado, 1 km y medio y, si excluimos el campamento de Asdrúbal que queda al noreste del Cerro de las Albahacas, 1.200 m de largo y una inclinación que va desde los 630 m de altura al oeste hasta los 520 m al este. Esta inclinación conforma la captación de aguas del arroyo de la Cañada Negra, que nace como tal entre el Cortijo de las Albahacas y el Promontorio del Glande. En el extremo este del Cerro de las Albahacas, al otro

Delante y debajo del promontorio del Glande, al suroeste, existe un saliente, el promontorio de las Alcaparras (Comp.3.7), definido por un afloramiento de arenisca a 700 m al suroeste del promontorio del Cerro del Glande y crea un espacio con una pendiente menor 510 m de altura. Algo más hacia el oeste, en paralelo a las Alcaparras, avanza 900 m hacia el sur la prolongación del promontorio del Cortijo de las Albahacas (Comp.3.2), que prácticamente se define por una cresta que marca el borde occidental del Cerro de las Albahacas. Al este del Promontorio de las Alcaparras está el Cortijo de Cabiñas (Comp.3.8) en una prolongación hacia el sur del promontorio del Glande, y tiene también una suave pendiente. Por último, hacia el este y al sur

Fig. 6. Situación de los sitios mencionados del Alto Guadalquivir.

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Figura 16. Escena 5.

éstos ocuparon un poco de espacio donde mantenerse a pie firme, desalojaron de la posición al enemigo, armado a la ligera y habituado a escaramuzas, combatiente seguro a distancia cuando se elude la batalla desde lejos a base de proyectiles, pero también carente de firmeza en la lucha cuerpo a cuerpo; causándole muchas bajas, lo empujaron hasta la formación que se mantenía en una

parte más elevada de la colina” (Livio XXVII 18, 10 a 14). - “Escipión se acercó, empeñado en trabar combate, pero comprobó que las posiciones del enemigo eran estratégicas y seguras, lo que le tenía indeciso. Esperó dos días, pero temía la llegada de los hombres de Magón y del otro Asdrúbal, el hijo de Giscón, con lo 566

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Figura 17. Recorrido desde el campamento de Escipión (Campamento C) al de Asdrúbal (Campamento A). En rojo, itinerario localizado a partir de los clavi caligares; en amarillo, camino óptimo marcado por el SIG Baecula.

que se vería rodeado de enemigos. Decidió, pues, probar su suerte y tantear al adversario. Así que preparó su ejército, hizo salir del campamento a los vélites y a una tropa escogida de infantería; dispuso también el resto de sus fuerzas, pero de momento lo retuvo dentro de la acampada. Sus órdenes fueron cumplidas con coraje. Primero el general cartaginés permanecía e la expectativa de lo que iba ocurriendo; cuando comprobó que el arrojo de los romanos ponía a los suyos en situación desventajosa, hizo salir a su ejército y lo aproximó al escollo, fiado en aquel paraje” (Polibio X 38, 9 a 10; 39, 1 a 2).

Lugar 2.3.11. Arroyo de las Alcaparras. Lugar 2.3.12. Arroyo de los Estopillos. Lugar 3.8.3. Tercer tramo del Camino de Escipión. Lugar 2.3.8. Cabiñas. Lugar 2.3.4. Promontorio del Glande. Lugar 2.3.7. Promontorio de las Alcaparras. Momentos:

Lugares:

Momento 8. El ejército romano avanza desde su campamento.

Lugar 2.3.13. Arroyo de Polainos.

Momento 9. El ejército romano ataca y toma el saliente que protege el campamento de Asdrúbal.

Lugar 3.8.2. Segundo tramo del Camino de Escipión. Lugar 2.3.10. Arroyo de la Cañada Negra. 567

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Figura 34. Mapa de dispersión con los restos de armas, 2006-2010.

dada por una mayor frecuencia de armas arrojadizas o proyectiles (flechas, dardos, glandes). Pese al expolio histórico sufrido, quizás haya que buscar una explicación “arqueológica” a esta dispersión, relacionada con los procesos postdeposicionales que han afectado a la cima del cerro, consistentes en la pérdida de suelo motivada por el cultivo, el arado y las lluvias que han contribuido a lavar y erosionar esta zona más elevada y expuesta de tal modo que el proceso de erosión de suelo contribuye a que los elementos más pesados y contundentes sean documentados a apenas 10 cm de la superficie, como el pilum Tipo Talamonaccio presentado en esta monografía. Frente a esta dispersión concreta de elementos significativamente contundentes (jabalinas, pila, regatones), la dispersión de elementos menores, de impedimenta, muestra una continuidad más homogénea, pese a la lógica concentración presente en las zonas campamentales y la cima del Cerro de las Albahacas (Fig. 35). La suma de

ambos elementos nos dibuja, sin lugar a dudas, un campo de batalla a gran escala (Fig. 36), considerando, como se ha remarcado en el capítulo de análisis del armamento, el proceso de pérdida de los materiales con la limpieza mecánica y metódica de los despojos del campo de batalla por parte del ejército vencedor, la posterior rebusca insistente de los habitantes locales en el entorno y los posteriores hallazgos fortuitos en un proceso histórico dilatado de más de dos mil años, a los que debe sumarse la acción reciente de los expoliadores clandestinos. Y considerando, además, que funcionamos con un muestreo que no supera el 20% de la superficie total del campo de batalla, por lo que la frecuencia de hallazgos puede aumentar exponencialmente con el tiempo, a la vez que mejorar la lectura espacial del proceso al dibujar áreas de análisis en lugar de las discontinuidades provocadas por los muestreos (transects) realizados.

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escala local de Baecula, donde el propio oppidum desaparece, es desmantelado a inicios del siglo II a.n.e. a la vez que surge un nuevo patrón de asentamiento en todo su territorio circundante, desde núcleos fortificados de pequeño tamaño situados en la primera terraza del Guadalquivir hasta la aparición de asentamientos en el llano, sin fortificar, con una disposición algo más heterogénea. No será hasta el siglo I d.n.e. cuando aparece un nuevo núcleo, probablemente situado en la zona de Montiel-Santo Tomé, considerado por las evidencias epigráficas como un municipio (Stylow, 1990), del cual no han aparecido menciones específicas a su nombre o topónimo.

Y en este contexto, en el que ha sido historiográficamente dimensionada la capacidad de maniobra de Escipión en la acción de Baecula ¿No cabría pensar que el despliegue de las cohortes por parte de Escipión representa el temor de éste a una huida de Asdrúbal?, ¿el ataque en tenaza a las dos alas del ejército cartaginés refleja una maniobra táctica envolvente o es una reacción improvisada para evitar la completa fuga de los restos del ejército cartaginés que resistió en la cima? Por otra parte, Baecula abrió la puerta del valle del Guadalquivir a la conquista romana. Entre el 208 a.n.e. y el 206 a.n.e. se sucedieron las batallas de Orongis, Iliturgi, Cástulo e Ilipa, es decir, que en poco más de dos años y fundamentalmente tras el abandono de Asdrúbal Barca de la península ibérica, los efectivos cartagineses fueron inconsistentes o insuficientes como para defender este último reducto territorial cartaginés. No obstante, y como bien ha señalado G. Brizzi, en esta misma monografía, consideramos que el papel jugado por las comunidades indígenas, tanto como elementos participativos del conflicto, como en el juego político respecto de la relación con los cartagineses, fue fundamental. Lejos de establecer un paralelo directo, nos parece oportuno citar aquí los trabajos de M. P. Fronda respecto del análisis de la zona sur de Italia durante la Segunda Guerra Púnica (Fronda, 2010). En efecto, este autor atribuye un papel determinante a las aristocracias y oligarquías locales en el juego diplomático derivado de la estrategia de Aníbal (atraerse a las mismas frente a un enemigo común: Roma), el cual no llegó a materializarse salvo en el inmediato periodo de éxtasis colectivo derivado de la Batalla de Cannas en el 216 a.n.e.

El Proyecto Baecula tiene vocación de continuidad, dadas las enormes expectativas que abre como línea de investigación propia, la cual debe ampliarse a otros escenarios y otros tiempos con un objetivo fundamental: investigar la trascendencia arqueológica e histórica que la guerra, como elemento presente en determinados procesos históricos, ha tenido en la antigüedad. En este sentido, ya hemos iniciado alguna experiencia en el mismo marco de la Segunda Guerra Púnica en Italia, en concreto en el campo de batalla de Numistro, el cual fue elegido precisamente por las similitudes historiográficas y estructurales que Baecula (Bellón, 2011; Bellón et al., 2013). En la actualidad estamos iniciando la ejecución de un proyecto de estudio en el entorno de Forum Sempronium, en la zona de la desembocadura del Metauro para tratar de identificar su localización, además de estudiar materiales dispersos, como una amplia colección de glandes de plomo de la zona, para establecer posibles analogías formales o metalogenéticas de los mismos.

Casos como el de Iliturgi o el posterior desmantelamiento del pagus de Cástulo (Ruiz et al., 2013) reflejan los efectos inmediatos de una conquista “en caliente”; sin embargo, no se nos escapa el papel que las aristocracias locales y la propia política romana en la zona, en un proceso de transición, de adaptación o de hibridación (Serrano y Molinos, 2012) que durará más de un siglo hasta la implantación de los sistemas imperiales romanos ya en el siglo I d.n.e. Esta dinámica se demuestra a través de la propia

También en la actualidad tenemos la posibilidad de continuar en dos marcos que aportan coherencia al proyecto iniciado en Santo Tomé: el estudio de Iliturgi y Cástulo gracias a un Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía y el caso de Zama, situándonos en otro escenario distinto –contextual o históricamente– pero en el que puede testearse la validez metodológica seguida en Baecula, lo cual no quiere decir que en determinadas situaciones específicas (geomorfología, erosión, destrucción química de los 596

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materiales), haya que generar otras alternativas al respecto, considerando que el esquema debe seguir un proceso que determina el análisis de grandes territorios: primero la localización y, luego, el análisis concreto del sitio.

con la destrucción intencionada de toda el área, posiblemente derivada del propio abandono de los campamentos. También el ámbito de análisis territorial debería ser ampliado, por ejemplo, realizando muestreos en la zona de huida (ladera norte del Cerro de las Albahacas), considerando que conforme nos alejamos del núcleo central de la batalla el número de hectáreas, la superficie a muestrear aumenta exponencialmente y necesita de unos costes considerables, todo lo cual vendrá determinado por la propia continuidad del proyecto. También sería necesario abordar un análisis intensivo de la zona sur del recinto del Campamento A, la cual aparece reflejada con un vacío en la planimetría que desdibuja los resultados y puede conducir al error de considerarla realmente vacía de evidencias. En las últimas campañas estamos intensificando los muestreos en las zonas campamentales y en la zona sur del campo de batalla, tratando de unir espacialmente las zonas muestreadas hasta 2010 con la zona en la que tenemos comprobado el despliegue del ejército romano, gracias a los muestreos realizados en determinadas parcelas del entorno.

Es importante señalar algunas cuestiones antes de concluir: nos queda mucho por hacer y es necesario abordar el análisis de determinados materiales que no han sido objeto de estudio detallado en esta monografía. Nos referimos a la ingente cantidad de otros materiales documentados, tales como fíbulas, anillos, bullae, engarces, clavos, puntas, elementos de bronce, u otros más peculiares y menos frecuentes, como grilletes o estrígilos y –con las debidas precauciones– elementos procedentes de colecciones particulares del entorno (Fig. 39 a 43). A ello hay que añadir la continua retroalimentación o retroanálisis al que deben ser sometidos los materiales, hecho determinado por el propio avance de la investigación en Baecula o en otros contextos similares. En la actualidad estamos analizando los resultados de las últimas campañas de sondeos en las zonas campamentales que nos ofrecen un contexto excepcional, con la presencia de importaciones, la articulación de las mismas con la cerámica indígena, además del propio análisis del contexto,

Figura 39. Fíbulas localizadas en el campo de batalla.

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