Conclusiones, en Excavaciones Arqueológicas en el Albaicín, 1, El Callejón del Gallo

May 17, 2017 | Autor: A. Adroher Auroux | Categoría: Iliberri, Protohistoric Archaeology, Florentia Iliberritana, Roman Archaeology
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Descripción

EXCAVACI ONES ARQUEOLOGI CAS EN ELALBAICÍN (GRANADA). T. EL CALLEIÓN DEL GALLo

Andrés (vl. Adrolrcr Auroux y Antonio López Marcos (Editores Científlcos)

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL ALBAICÍN (GRANADA). r.

CALLEJÓN DEL GAtLo

(Estudios sobre la ciudad ibérica y romana de lliberri)

Andrés Marla Adrober y Antonio López (editores

GRANADA,2OOI

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cimtlfico)

@ de la edición: Fundación Patrimonio Albaicln-Granada @ de los textos e ilustraciones: autores correspondientes

Edita: Maquetación

Fundación Parrimohio Albaicfn-Granada

A.AdroheryA.López

Tiaducción al Inglés: Gracia Palma Diseño.de Portadc Manuel López

I.S.B.N.: Dep. Lrgal Impresión:

84-607-2313-5

cR-828/2001 Proyecto Sur de Ediciones, S.L. e-mail: [email protected]

Tlf./Fax 958 55 03 8l

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I

CAPÍTULO 8. CONCLUSIONES. Andrés

M" Adroher Antonio López Manuel López

Como consecuencia de las excavaciones aiqueológicas llevadas a cabo enrre noviembre de 1998 y febrero de 1999 en un solar en el Callejón del Gallo en el Albaicín, en el casco antiguo de la ciudad de Granada, se han contrastado algunas de las hipótesis existentes sobre nuesrro pasado alavez que determinamos aspectos novedosos resultando de todo ello un conocimiento más completo del antiguo asentamiento de la ciudad de Granada, tanto desde un punto de vista histórico como propiamente urbanístico. En un momento indeterminado hacia el segundo cuarto del siglo VII a.C., como consecuencia de un proceso de agrupación de poblaciones anteriormente dispersas por distintas zonas de la parte nordoccidental de la Vega de Granada, varios grupos humanos decidieron asentarse en el cerro que actualmente constituye el corazón del Albaicín, en la zona que posteriormenre, en época árabe, sería denominada Alcazaba Cadin'ta. Si bien no conocemos cuáles fueron los motivos que llevaron a estas poblaciones a cÍear un nuevo asentamiento fortificado en altura, el caso es que no puede negarse un papel básico a la propia evolución interna de las sociedades del Bronce Final, asl como tampoco al influjo que la aparición de las comunidades fenicias en las costas occidentales de Granada y orientales de Málaga debió tener en los cambios que se produjeron en dichas comunidades.

En realidad,

un proceso pausado que iría agrupando progresivamenre a un número cadavez mayor de personas, y no de un movimiento al unísono. Posiblemente nos encontramos a algo parecido a un proceso de sinecismo, que supuso la fundación d.e una "ciudad nueva", Iliberri; de hecho, el primer paso consistió en la creación de una muralla que definió un espacio, al interior del cual se fue desarrollando una ocupación urbana cada vez más numerosa, hasta el punto que, posiblemenre en el transcurso del siglo M a.C. esta muralla antigua ya quedó desfasada y fue preciso construi¡ al menos en algunos trarnos, una nueva fortificación, ésta mucho más evolucionada desde un punto de vista técnico, aprovechando los importantes avances que durante el siglo VII a.C. se habían producido en los sistemas constructivos por parte de las comunidades ibéricas. fuí nacieron los orros tramos de muralla encontrados en el Albaicín, en concreto los del Carmen de la Muralla, de la Plaza de San Nicolás y de la Casa del Almirante, todos ellos tramos que, presumiblemente, habría que fechar en esta segunda ampliación de la ciudad a lo largo del siglo VI a. C. hasta configurar un oppidum que, a menos de cien años de su fundación, ya presentaba una extensión próxima a las 17 hectáreas teniendo en cuenra la delimitación amurallada. se trataría de

Desde el punto de vista medioambiental una de las consecuencias más importantes de esre secror de la Vega fue Ia deforestación de gran parte de lo que hoy en día es el Albaicín, talando un bosque de tipo

mediterráneo, presumiblemente un pinar (se han documentado un buen número de carporrestos de pinos). Esta deforestación llevó implícito, desde el primer momento de la ocupación del cerro, la formación de un sedimento rojizo, compuesto de una matriz areno-arcillosa, resukante de la profunda erosión que supuso la pérdida de la cubierta vegetal en esta zonalo que acarreó pérdida de suelo fertil. Este fenómeno nos está informando, al mismo tiempo sobre la progresiva urbanización del recinto amurallado, ya que la acumulación de este estrato se encuentra tanto fuera como dentro del mismo. Si observamos la ganadería,la aportación cárnica más importante es la de vacuno, muy por encima del aporte de los ovicápridos. El hecho de que Ia mayor pane de los especímenes documentados sean

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animales adultos puede interpretarse como un importanre incremento de la acrividad agrícola,ya que poblaciones que normalmente estaban acostumbradas a asentarse en poblados de dimensio.r., -.r.ho más reducidas debieron haber optimizado al máximo la capacidad de producción y transformación de alimentos para abastecer a la población que habitase en el oppidum. Aáemás, no hay que olvidar que la Yaca ProPorciona en vida otro conjunto de alimentos, como la leche y sus derivados, en un porcenraje mucho mayor que cualquier ovicáprido.

Las actividades agrícolas suponían el cultivo de cereales, fundamentalmenre trigo y cebada, que se molturaban en el yacimiento en molinos de tipo barquiforme con carácter fundamintalmente doméstico (como el ejemplar de la UE 3092, de micaesquistos con granare, material característico del entorno de Sierra Nevada). El terreno más propicio para el cultivo serían las llanuras circundantes, mientras que la zona de montaña situada detrás del cerro del Albaicín se destinaría a rerrenos de pasto. La presencia de esparto indica el uso de este material, sin duda relacionado con la fabricación de distintos objetos como calzado, cestería, cordelería, etc.

La escasa importancia de la actividad cinegética podría relacionarse con un problema medioambiental; sabemos del proceso de sequía que afectó sin duda a esra zona y que parece que empieza a resoltorno al 900/800 a.C. a la vez que el aporte más importante de proteínas animales procedería de [a propiacabaíta. Un complemento de la dieta lo constituía el pescado, en cualquiera áe sus fórmulas, bien en pesca de río (barbo), bien en productos manufacturados, como salazón o como garum. Este hecho ha sido ya documentado en otros puntos del interio¡ y con fechas más antiguas alas del Callejón del Gallo. Es el caso de Ronda (Aguayo et al., en prensa), donde aparecen otras eipecies como el pargo ), el cazón. Es muy probable que las comunidades fenicias de la costa andalurza comerciaran con el interior no ya solamente con el vino (al que tradicionalmente se le ha asociado el transporte de ánforas tipo R-1), sino también con conservas de pescado, si bien aún habría que precisar si salazones, garum o ambos. En el caso del Callejón del Gallo es muy probable que se trate de gdrum, ya que esta salsa se solía calentar para su consumo , y la mayor parte de los restos han sido localizados .., .m hogar (HG324); esta asociación es, cuanro menos, sugerenre. verse en

El siguiente problema que se plantea es si la gran cantidad de ánforas que observamos prácticamente desde las.primeras fases (siempre se mantiene en torno al 11olo del material cerámico) no dene una doble funcionalidad: el transporte de vino y también el de conservas de pescado, ambos productos procedentes de los astntamientos fenicios de la costa. La cuestión que surge a conrinuación es conocir el producto que se utllizaría como intercambio; si pensamos en una.potenciación del cultivo de cereal, del cual los asentamientos costeros son sin duda deficitarios, nos encontraríamos con una interesante resPuesta al problema del mayor porcentaje de vaca que de ovicápridos, en relación con la optimización de los recursos cerealísticos delazona de la Vega.

Ahora bien, sin duda deben existir otros productos de intercambio, ya que el cereal es más rentable transportarlo en sacos de tejido que no .r, áfor" ¡ sin embargo, desdl finales del siglo VII o principios del siglo VI a.C. tenemos constatada la producción de ánforas en el Cerro de lás Infantes: ¿qué otro producto líquido o semilíquido contenían estas ánforas, gue pudiera ser producido en la Vega de Granada con suficiente entidad como para especializar a unos artesanos a tiempo completo (ya hemos visto el problema de la producción alfarera) y que mereciera ser exportado a cierra distancia en unos contenedores hasta ese momento desconocidos en la producción alfarera indígena? La respuesta no es nada fácil, Podría ser el aceite, pero no tenemos constancia de este tipo de árbol entre los carporresros. Quizás la cerveza, pues se constata la.existencia de cebada como cereal predominante en estos mismos

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CONCLUSIONES

contextos. No obstante, tal y como se apuntó en su momento (vs. supra), hay que ser prudentes en este sentido. Lo cierto es que los fenicios conocían lacerveza, pero los terrenos de la costa no permiten un cultivo extensivo de cereal. Si los indígenas asumieron rápidamenre el ánfora fue, sin duda, con una funcionalidad similar al sistema de transporte fenicio; no existen indicios de uva o aceiruna en este período en la Vega, por lo que parece poco probable que transporraran aceire o vino; en principio solamente nos quedaría la cerveza como producto que los indígenas pudieran potenciar para intercambiar con elvino de la costa. No obstante esta hipótesis precisa de un análisis mucho más profundo y de más datos que puedan corroborarla. a.C. hasta el siglo III a.C. nada sabemos. Este problema es general en el conjunto del yacimiento de lliberri y en orros contemporáneos, como llurca (Cerro de los Infantes, Pinos Puente) o Acci (la actual Guadix), donde la época ibérica plena está muy mal representada, a diferencia de las fases de Ibérico Antiguo o Ibérico Final. Sobre la evolución de este poblado desde la mitad del siglo

VI

En todo caso, a partir del siglo III/II a.C., Iliberri entra dentro de las redes comerciales del conjunto del Mediterráneo Occidental; no es quizás la excavación del Callejón del Gallo la mejor representante de estas fases, pero en otros puntos podemos comprobar cómo, sobre todo a partir del segundo cuarto del siglo II a.C., empiezan a incrementarse de forma notoria las importaciones procedentes de otros ámbitos mediterráneos como el vino de la zona pompeyana (ánforas greco-itálicas ¡ posteriormente, Dressel 1A) o la vajilla de mesa de Campania (campaniense A). Formar parte de esta estructura comercial le supuso la necesidad y la posibilidad de acuñar moneda durante los siglos II y I a.C., con tanta fuerza que, al menos durante cierto tiempo, se le concedió el derecho a hacerlo con el exergo escrito en caracteres ibéricos. Tias la conquista romana de la Península Ibérica,Iliberri al.canzael statusjurídico de municipium. Pocos cambios se producen en la ciudad hasta bien enffado el siglo I d.C. Uno de los aspectos más interesantes es que se potencian las zonas de actividad artesanal, que no necesariamente están fuera de la ciudad, a pesar de lo que establecen las leyes en este sentido. Así tenemos el cenrro de producción de cerámica del Carmen de la Muralla o el área que se reforma profundamente en el ámbito del corte 2 del Callejón del Gallo con un sistema de depósito y canalización en un enrorno con suelo de opus caementicium; aunque desconocemos la funcionalidad de ese espacio no cabe duda de que se trata de una zona con una actividad particular. Desde qre lliberri consigue la municipalidad parece expandir sus posibilidades pasando a convertirse en un núcleo de cierta importancia que controlaría una serie de actividades, quizás de carácter comercial y productivo. No hay ninguna duda de que la ciudad empieza a expandirse y no cabe más lógica que considerar que está pasando por un momenro de auge como resultado de controlar actividades de carácter comercial f, qlizás, social y político. Thmpoco pueden seguir planteándose dudas razonables sobre la existencia de un foro que demuestra sin género de duda la entidad política de una ciudad que se está romanizando de forma lenta pero ineluctable.

Hasta tal punto la ciudad vive una época aún más esplendorosa que vemos cómo crece no sólo desde el punto de vista urbano (los restos de esta época aparecen diseminados por un área superior alas22 hectáreas, aunque evidentemente no se trata de una ciudad con un recinto murario que cierre una extensión tan vasta), sino incluso artesanal (creación y expansión del gran complejo de hornos de Cartuja), lo que parece identificar qlue lliberri se está convirtiendo en un núcleo urbano de cierta entidad. En esta época se potencia la agricultura con el cultivo de vid y olivo (producción de vino y aceite); en relación a esto debemos contemplar la existencia de gran cánddad de uillae repartidas en el entorno

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del ager iliberritanus. No deja de llamar la atención la escasez de ánforas olearias del sudoeste de la península que aparecen en los contextos de lliberri (un fragmento en el siglo I d.C. -UE 2218- y dos fragmentos en el siglo III -UEs 2096 y 2ll8-, un total del 2,19o/o del total de las ánforas de las fases romanas), lo que nos permitiría considerar que sería uno de los productos en los que la población de la Vega de Granada sería aurosuficiente.

Durante el siglo III d.C. se vuelven a producir una serie de cambios que, a juzgarpor lo sucedido en distintas excavaciones en el Albaicín afectan especialmente a las zonas periurbanas: es el caso de la reconstrucción de las murallas y reestructuracción de espacios de actividad artesanal. Iliberri manriene su nivel de prestigio relativamente alto, al menos hasta el punro de poder converrirse en la sede del Concilio de Elvira a principios del siglo IV (¡OO ó 302 d.C.).

No obstante, a partir de este momento la ciudad parece esrancarse, prácticamente hasta finales del siglo VI, quizás en relación con una fase de ocupación bizantina (en torno al 580/585), ya que no se producen importantes cambios en la estructura urbanística y hay barrios que empiez"r, a abrndonarse, principalmente los que se encuentran más fuera del centro que en ese momento probablemente se concentre en la zona que los árabes llamaron tiempo después la Alcazaba Cadima. Que sigue habitándose la ciudad no parece suponer ,r., protl.-a; los muros ya posiblemenre derrumbados de las fases anteriores se expolian con el fin de conseguir piedras para las reedificaciones que sin duda se estarán realizando en la zona nuclear de la ciudad. En todo caso, Iliberri va entrando en crisis. La ciudad sufre un progresivo traslado de población a otro punro situado en condiciones muy semejantes Pero en lazona central de la Vega, sobre un pequeño cerro abocado a la misma, cerca de la actual Sierra Elvira.

Allí

cómo un antiguo asentamiento rural romano (fundado posiblemente al mismo tiempo que la casi totalidad de las uillas que se construyeron próximas a las faldas del cerro del Albaicln hacia los inicios de la segunda mitad del siglo I d.C.) fue sufriendo un doble proceso: por un lado, se va desplazando hacia la parte superior del cerro (los hallazgos más antiguos deiyacimiento, de época alto imperialybqo imperial, se encuentran prácticamente al pie de la ladera, mientras que los más modernos tienden a localizarse en la parte alta) ¡ por otro, presenta un importante incremento demográfico a partir de los siglos VI/VII d.C. constatado por el incremenro .rotorio de tumbas de esta época, muy por encima de lo que debiera corresponder a un crecimiento demográfico natural. Nos encontramos ante el florecimiento progresivo de una nueva ciudad, como el mismo modelo que supuso, en su época la fundació n del oppidam de lliberri. Nos encontramos ante lo que los árabes denbminaron Medinat Ilbira, cuyo nombre es la evolución del antiguo topónimo ibérico. se constata

¿Porqué este traslado de toponimia? Porque desde el momento en que la aristocracia visigoda abandonó el Cerro del Albaicín y, con ella, una parte imponanre de la pobl¿ción, se llevaron con ellos el nombre de la ciudad asentándose sobre un nuevo núcleo qr. ..rpo.rdía mejor a sus nuevas necesidades, si bien es cierto que aún no alcanzamos a comprender los cambios que produjeron dicho traslado. El Albaicín quedó con una cantidad de población notablemente inferior en número, lo que produjo ese efecto al que hacíamos referencia con anterioridad, el retraimiento de la ciudad ,.rr, ,rú.1.o q.r. en esa aPenas debió corresponder a lo que se encontraron los ziríes cuando fundaron la ciudad de Garnatha en el siglo XI, y que denominaronAbazaba Cadima, con una extensión que apenas si llegaba a las cinco hectáreas. En el Callejón del Gallo nadie vivió entre los siglos VI y XI, casi cuarrocientos años de abandono hasta que la ciudad volvió a convertirse en un importante núcleo de población, capital de la cora de Elvira. La ciudad se extendió rrípidamente, pero esa extensión supuso un cambio

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CONCLUSIONES

radical de la morfología; cambio nunca sufrido por la ciudad de forma ran marcada desde que los primeros pobladores se asentasen en el Cerro del Albaicín allá por el segundo cuarro del siglo VII a.C. Poco o nada sabemos aún, a falta de publicaciones sistemáticas de las excavaciones que se esrán realizando o se han realizado, por lo que no podemos determinar si hay cambios importantes en la morfología de la ciudad zirí respecto a la romana.'Es probable que dependiera principalmente de las necesidades de la nueva corte granadina. Así, en el Callejón del Gallo se observa cómo se conserva la estructura enterraza, aunque cambia ligeramente su orientación. Sin embargo, parece poco probable que esta continuidad (o, mejor dicho semicontinuidad) que se advierte en la estructura del espacio parala época medieval derive en una continuidad funcional por un lado o pueda hacerse extensible a la totalidad de la ciudad, por otro.

El cambio más importante que la ciudad experimentó a lo largo de toda su historia urbanística lo suponen los siglos XW y XWI d.C.; para comprender esta realidad hay que rener en cuenta una serie de elementos que alteraron a la ciudad medieval. En primer lugar hay un cambio poblacional, una verdadera sustitución de un grupo por otro, si bien es cierto que este proceso tardó casi dos siglos en completarse. Pero sí hay una transformación profunda en la ideología dominante, una ideología que es especialmente expresiva en sus argumentos artísticos. Salvo algunas ocasiones muy concretas, normalmente las estructuras de las casas de los siglos XVI y XWI poco o nada tienen que ver con los anrecedentes más próximos, los nazaúes. De hecho se conservan escasos ejemplos de palacios y casas de los siglos XIV y XV, época del mayor ímpetu urbano del mundo hispano-musulmán. Los cambios poblacionales supusieron un lógico cambio en distintos aspecros de la estructura económica de Granada (el comercio, la producción, la agricultura, la ganadería, el arresanado, ...) y, pot ende, de las estructuras sociales que sintieron un profundo cambio donde la continuidad no fue la regla generalmente aceptada. La ciudad que hoy vemos fosilizada en los cármenes, palacios renacenrisras e iglesias barrocas era una ciudad cristiana asentado sobre una red urbana medieval y, en ese sentido, por supuesto que guarda mucho de hispano-musulmana. Pero ese mismo fenómeno había sucedido anteriormente con los ziríes, cuando fundaron Garnatha, o los romanos con el oppidum ibérico de lliberri.

Y

fruto de la nada. Todos sus componentes forman parte de la idiosincracia de sus habitantes evolucionada poco a poco y en la que influyen por igual desde los habitantes de aquel oppidum ibérico hasta los ciudadanos de la capital del siglo )O(I, provocando de esa forma que la ciudad, tal y como definía Benévolo, se convierta en algo más que la escena flsica de los que vivimos en ella, para devenir un órgano vivo, creado por y para sus habitantes. es que ninguna ciudad es

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CHAPTER 9. CONCLUSIONS. Andrés M" Adroher Antonio Ló1tez, Manuel López

Some of the hypotheses regarding our past have been contrasted as a consequence of the archaeological excavations carried out between November 1998 and February 1999, in a site located in the Callejón del Gallo, in the Albaicín district, which is the old part of the ciry of Granada. At the same time, some new aspects have been specified. As a result of the latter, a more complete knowledge of the ancient settlement of the city of Granada, from a historic as well as. from an urban point of view, has been attained.

At an indeterminate moment in the second quarter of the 7th century B.C., some human groups settled in the hill that nowadays is the heart of the Albaicln, the place later known as Alcazaba Cadima. This was the outcome of the gathering of populations formerly spread in different zones of the nomh.§l'e

western part of the fertile valleys of Granada. do not know the reasons why these populations created a new fortified settlement in a high place. However, we cannot deny rhe basic role that the internal evolution of the societies belonging to the Final Bronze Age, and the influence that the Phoenician communities, which appeared in the occidental coasts of Granada and the oriental coasrs of Malaga, must have had in the changes that had already taken place.

In realiry it would

be a slow process in which an increasing number of people would be settling in a progressive way, instead of moving in unison. §(/e are probably facing something similar to a synoecismus process, which supposed the foundation of a "new ciry" Iliberri.In fact, the first step consisted in the creation of a wall defining a space. Inside its boundaries, a growing urban occupation was evolving in such away that during the 6th century B.C., this wall became obsolete. Then, it was necessary to build, at least in some stretches, a new fortification, more developed from a technical point of view as a result of the incorporation of the important advances in the building sysrems produced by the Iberian communities. That is how the other parts of the wall discovered in the Albaicín were born; in particular those found in the places known as Carmen de la Muralla, Plaza de San Nicolás and Casa del Almirante. All of them would likely date from this second enlargement of the city during the 6th century B.C. until it became an oP?idum which, less than a hundred years after its foundation, already had an extension of almost 17 ha., including the fortified boundaries. themselves

From an environmental point of view, one of the most important consequences in this area of the fertile valleys was the deforestation of a great part of what today is the Albaicín. A Mediterranean foresr would have been felled; it probably was a pinewood, as a considerable amounr of archaeobotanical remains has been documented. This deforestation implied, from the firsr moments of the occuparion of the hill, the formation of a reddish sediment, compounded from a sandy and clay marrix, resulting from the deep erosion which the loss of vegetal covering caused to happen in this zone, which also brought about a loss of ferdle soils. At the same time, this phenomenon gives information about the progressive development of the fonified grounds because the accumulation of this stratum is outside as well as inside the walls.

If we pay attention to the rearing of livestock, the most important mear conrribution

is veal, much

above sheep and goats. Most of the specimens documented are adult animals, which could be an indicator of an important increase in agricultural activities. People who normally used to seffle in villages of a smaller size, must have improved to their best the capaciry of production and üansformation of

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food, in order to supply the inhabitants of the oppidum with all they needed. In addition, we cannor forget that live cows provide foodstuffs such as milk and dairy producrs, in a higher percentage than sheep or goats. Agricultural activities included the cultivation of cereal, mainly wheat and barley. In üe archaeological site, they would be ground in boat-shaped'mills of a domestic kind (like the one found in the stratigraphic unit UE3092, made of micaschist with garnet, a very characteristic material from the Sierra Nevada environment). The most appropriate grounds for cultivation would be the surrounding plains, while the mountainous area situated behind the hill of the Albaicín, would be desdned ro pasrure. The esparto found suggests the use of this material associated, no doubt, with the manufacturing of different objects such as foorwear, baskets, ropes, etc. The slight importance of the cynegetic activity could be related to an environmental problem. §7e have knowledge of a draught affecting this zone, which seems to have been solved around the years 900/800 B.C. At the same time, the most remarkable contribution of animal proteins would come from the livestock. A complement in the diet would be fish, in any of its forms: in river fishing (barbel) or in manufactured products such as salted fish or garum. This fact has already been documented in some inland places, belonging to earlier stages than those of the Callejón del Gallo. That is the case of Ronda (Aguayo et al., en prensa), where some other species like porgy and dogfish appear. It is quite likely that Phoenician communities from the Andalusian coast would trade with inland communiries, not only with wine (traditionally associated with the transport of type R-l amphorae), but also with fish preserves; although there would be a further question of whether they were salted fish, garum or both. In the Callejón del Gallo, it probably is garum, since this sauce used to be heated for consumption, and most of the remains have been located in a hearth (HG324); this association is, at least, quite suggestive.

The next question which arises is whether the great amount of amphorae we can see, almost from the first phases (around üe 11olo of the cera-mic material), has a double function: the transport of wine and also of fish preserves, both products coming from the Phoenician sertlemenrs on rhe coast. The problem is that we do not know what they would use in exchange for these products. If we think of a fostering of cereal crops, which settlements on the coast certainly lack, we would find an interesting answer to a problem put forward above: the greater percentage of cows if we compare it with that of sheep and goats, related to the cereal resources in the fertile valleys. Nevertheless, there should have been other exchangeable products. The reason is that, in spite of the fact that the üansport of cereal using sackcloth instead of amphorae is more profitable, there is evidence with regard to amphora manufacturing in a place called Cerro de los Infantes, from the end of the 7th or the beginning of the 6th century B.C. Vhich product, liquid or semi-liquid, had those amphorae inside? The answer is not easy at all if we bear the following in mind. This product must have been produced in the Grenadine fertile valleys and have been important enough to specialise some fulltime craftsmen (we have already seen the problem of the production of pottery). Furthermore, ir musr have been worthy of being exported to a certain distance in some conrainers yet unknown in the local pottery production. As it has previously been stated, the answer is not easy. It could be olive oil but there is no evidence concerning olive trees among the archaeobotanical remains. Mryb. it was beer, since the existence of barley is documented as the predominant cereal in these same contexts. However, as mentioned above (vs. supra) we have to be cautious in this sense. It is true that Phoenicians knew about the existence of beer, but lands situated on the coast did not permit an exrensive cultivation of

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CONCLUSIONS

cereal. If the native inhabitants quickly assumed the amphora, it surely was with a function similar to the Phoenician system of transport. There is no evidence of grapes or olives in the fertile valleys, so it seems very unlikely that the amphorae were used for carrying olive oil or wine. Therefore, the only product which could be used to trade seems to be beer. Though this hypothesis demands a deeper analysis and more data in its support. \ü7e have

no information regarding the evoludon of this settlement from the second half of the 6th century B.C. until the 3rd century B.C. This is a general problem in the whole archaeological site of Ilibeni, as well as in other contemporary sites such as llurco (Cerro de los Infantes, in Pinos Puente) or Acci (nowadays Guadix), where the Intermediate Iberian period is badly represented, conrrasring with the Ancient Iberian and Final Iberian phases.

In any

from the 3rdl2nd centuries 8.C., Iliberri enters the commercial webs of the occidental Mediterranean. Maybe the excavation in the Callejón del Gatlo is not the most representative of these phases, but in some other points we can prove the increase of imports from other Mediterranean zones. case,

Some examples of this are wine from the Pompeian zone (Greek-Italic amphorae and, later, Dressel 1A)

or the crockery from Campania (Campanian A). The fact that lliberri was pam of this commercial structure implied the necessity and, in addition, the possibility of wedging coins during the 2nd and lst centuries 8.C., with such strength that, at least for a certain span of úme, Ilibeni had the right of writing the exergum in Iberian characters. After the Roman conquest of the Iberian Peninsula, Iliberri atrains the juridical status of rnunicipium. The city suffered very few changes until well into the lst century. One of the most interesting aspects is that craftsmanship zones are promoted. These areas are nor necessarily in the outer part of the ciry in spite of what laws stated in this respect. Thus, we have the pottery production cenrre of the Carmen de la Muralla or the area deeply altered inside Thench 2 in the Callejón del Gallo with a storing and canalisation system where there was o?as caernenticium soil. Although we do not know its function, there is no doubt that it is a zone with a specific activity. Si¡ce lliberri atrains the municipaliry, it seems to expand its possibilities becoming a centre of quite some imporrance, in control of a set of activities maybe related to trading and production. Certainl¡ the ciry begins to expand and it is logical to consider that it is passing through a stage of apogee, as a result of controlling commercial and maybe even social and politic activities. Another factor which cannor be questioned either is the existence of a forum, which undoubtedly shows the political status of a ciry overcoming a Romanising process, slowly but surely. The city is living an even more brilliant time to such an extenr that we can see how it grows nor only from the urban point of view (the remains belonging to this epoch are spread along more than 22 ha, although the city does not have that extension inside its walls); it is so from the craftsmanship point of view (creation and spreading of a great complex of kilns in Cartuja). All of this seems ro conclude in the fact that Iliberri is becoming an urban cenrre of a certain enriry.

At this time, agriculture is promoted with vine and olive crops (olive oil and wine production). Alongside this, there is a great amount of uillae spread all around rhe ager ilibetitanus. \Torthy of mention are the scanty oil amphorae from the southeast part of the peninsula which appear in lliberri contexts (a fragment in the lst century -UE 3318- and two in the 3rd century -UEs 2096 and 2ll8-,

which make up 2.19o/o of the whole amount of amphorae belonging to the Roman phases). The latter leads us to consider that it would be one of the products with which the settlements of the fertile would be self-sufficient.

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CALLEJÓN DEL GALLO

During the 3rd century a series of changes occurs once again and they, judging from what happened in several excavations in the Albaicín, mainly affect the periurban zones. That is the case of the rebuilding of the walls and the restructuring of some spaces devoted to craftsmanship activiti es. Iliberri keeps its prestige level relatively high, at least to the extenr of becoming the seat of the Elvira Council, at the beginning of the 4th century (year 300.o r 302). However, from this moment on, the city seems to come to a standstill almost until the end of the 4th century. Perhaps this fact is related to aByzantine occupation phase (around the years 5BOl5g5), as there are no important changes in the urban structure. Some districts had begun to be abandoned, mainly those further from the centre, which then would probably be in the zone larer called Alcazaba Cadima by the Arabs. The ñct that the city continues to be inhabited does not seem ro be a problem. The walls, possibly destroyed in previous phases, are now despoiled with the intention of geiting stones for the rebuilding, which would certainly be developing in the nuclear zone of the city. But, in any case, Iliberri is entering a period of crisis.

The city suflers from a progressive movement of population ro anorher point located in very similar conditions but in the central zone of the fertile valleys, on a small hill oriented towards the ciry and near what now is Sierra Elvira. There, we can prove how an ancienr rural Roman seftlement (possibly founded at the same time as almóst all the uillae btilt nexr to the skirts of the hill of the Albaicín around the beginning of the second half of the 1st cenrury) underwenr a double process. On the one hand, it moves towards the top part of the hill (the more ancient findings of the excavation, dating from the Early Empire and Later Empire phases are almost at rhe feet of the hill, while the mosi modern ones tend to be located in the high part). On the other hand, it shows an important demographic growth from the 6th l7th centuries, supported by the remarkable increase of tombs from this time (in a higher percentage of what should correspond to a narural demographic growth).lW'e are facing the progressive flourishing of a new city, like the model which was the oppidum of lliberri in its time. \We are before what Arabs would call Medinat llbira, whose name is the evolution of the ancient Iberian toponym. \Mhy then this removal of toponymy? Because, from the momenr that Visigoth aristocracy left the hill of the Albaicín, and with it an important part of the ciry they took the name of the cirywith them. They settled in a new centre, which covered their new necessities better. Although we do nor yer understand the changes that produced that movement.

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I The Albaicín was left with a population remarkably inferior in number, which provoked the effect we have mentioned above: the withdrawal of the city towards a nucleus rhat, ar that time, must have corresponded to what Ziríes found when they founded the city of Garnatha, in the 1lth century. That is what they called,4lcazaba Cadima, and it hardly had an exrenr of 5 ha. Nobody lived in üe Callejón del Gallo between 6th and 1lth centuries. The were almost 400 years of abandonmenr until the city became an important populated nucleus again, the capital city of the so-called Cora de Elvira. The city grew quickl¡ but this extension implied a radical change in its morphology. The ciry had never suffered such a marked change since the first inhabitants seftled in the hill of the Albaicín, a¡ound the second quarter of the 7th century B.C. 'W'e

cannot know for certain if there were important changes in the morphology of the Zirí ciq if we comPare it with the Roman one. This is due to the lack of systematic publications of the excavations which are being or have been carried out. Maybe it mainly depended on the necessities of the new Grenadine court. Thus, in the Callejón del Gallo, a terraced srrucure is preserved, although its

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CONCLUSIONS

orientation is slighdy changed. The continuiry (or better, this semi-continuiry) observed in the spadal structure for the Medieval time, seems unlikely to have tended towards a functional continuity or to have extended to the whole of the ciry.

The most important change in the city throughout all its urban history can be locared in the 16th and l7th centuries. In order to understand this fact, we have to take into account a set of elements which altered the Medieval ciry. Firstly, there is a change in the population, a true substitution of one group by another, though it is a fact that this process took almost two centuries to be completed. There is a deep transformation in the predominant ideoloW; an ideology especially expressive it its artistic arguments. Usually, with the exception of some particular occasions, the structure of houses from the l6th and 17th centuries has very little or no relation to the nearest predecessors: the Nazarles. In fact, very few examples of palaces or houses from the 14th and 15th centuries have been preserved. That was the time of the greatest urban impulse of the Spanish-Moslem world. The changes in the population implied a logical change in different aspects of the economic structure of Granada (trading, agriculture, farming, craftsmanship...). Consequently social structures also underwent a deep change where continuity was not the general accepted rule. The city we see nowadays, fossilized in cármenes, Renaissance palaces and Baroque churches, was a Christian city settled on a Medieval urban web. In that sense, it can be said to have kept its Spanish-Moslem identity. But this same phenomenon had previously happened with Zirles, when they founded Garnatha, or what happened to Romans with the Iberian oppidum of llibeni. No city comes from nothing. AII its components are part of the idiosyncrasy of its inhabitants, developed little by little. In the city, we can find the influence of the people who lived in that lberian oppidum, in the same way as the people living in the 21st century capital ciry. They all make the city become, as Benévolo claimed, something more than a meagre physical scene of the people who live in it, but rather an organism which is alive and which has been created by and for its inhabitants.

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