Conciencia de la palabra: Algunos rasgos de la nueva narrativa centroamericana

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Conciencia de la palabra: Algunos rasgos de la nueva narrativa centroamericana Author(s): Arturo Arias Source: Hispamérica, Año 21, No. 61 (Apr., 1992), pp. 41-58 Published by: Saul Sosnowski Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20539619 Accessed: 31-03-2015 21:03 UTC

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Conciencia Algunos narrativa

de la palabra: rasgos de la nueva centroamericana

ARTURO ARIAS

A partir de la d?cada de los setenta se registr? una explosi?n de la na en Centroam?rica, no s?lo cuantitativa sino tambi?n rrativa producida este fen?meno fue influenciado cualitativamente. por el boom, Aunque adquiri? rasgos caracter?sticos propios que, sin embargo, han sido poco estudiados por la cr?tica. Esto se debe, a nuestro parecer, al hecho de que la literatura centroamericana sigue siendo considerada perif?rica al resto de la literatura latinoamericana y (en la cual se suele examinar M?xico Am?rica del Sur); y ello a pesar del premio Nobel a Miguel Angel Astu rias en 1967, y de la presencia de otras figuras de primera magnitud tales como Augusto Monterroso y Luis Cardoza y Arag?n. Que se haya pro no deja de ser una peque?a haza?a dadas las con ducido este mini-boom en este ?ltimo per?odo de su historia.1 diciones de la regi?n La narrativa centroamericana ha tenido que vivir con una contradic de hablar de un drama hist?rico que se desa ci?n central: la obligaci?n a ella, y cuyo desenlace est? lejos de ser predeci rrolla simult?neamente ble a pesar de los cambios vividos hacia fines de la d?cada de los ochenta. como una met?fora Las obras se construyen, donde el drama entonces, hist?rico toma las formas del drama de la escritura. No poder hablar, no poder dejar de hablar. El proceso hist?rico de la escritura, el proceso his las novelas Des 1950. Ha publicado: En la ciudad y en las monta?as Guatemala, (cuentos), e Itzam Na pu?s de las bombas, (Premio Casa de Jaguar en llamas, Los caminos de Paxil la re literatura y sociedad durante las Americas y un libro de ensayos, 1981)?, Ideolog?as, del 1944-1954 voluci?n 1979). Es co-autor guatemalteca (Premio Casa de las Americas es y del libreto de ?pera Los caminos del para?so. Actualmente gui?n de la pel?cula El Norte profesor

de la Universidad

de San Francisco

State,

EE.UU.

el hecho de que en toda antes de confrontar la obra concreta, 1. All? habr?a que afirmar, o indigenista? en toda literatura del tipo que sea ?vanguardista, surrealista hay novela, o a partir de los cuales opera su construcci?n elementos que el escritor escoge representar una "co son predeterminadas denominar textual. Sus alternativas por lo que podr?amos las razones por las cuales El inter?s para nosotros consiste en explicar yuntura Ideol?gica". un novelista

en Centroam?rica su escritura,

que condicionan de ese mundo

intelectual

escribe

como

en qu? mundo y cultural.

socio-hist?ricos escribe, cu?les son los hechos va a operar y cu?l es la especificidad intelectual

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

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t?rico de la lectura y el proceso hist?rico de la transformaci?n social se se encuentran y entremezclan. Este orden de cosas no puede acompa?an, sino remitir a la esfera de lo ideol?gico, espacio en el cual se vive la espe cificidad de ese mundo intelectual y cultural, que a la vez representa un la uni?n de elementos que, en un mismo pla nivel superior que posibilita literatura y sociedad. no, parece imposible mezclar: Lo anterior no es una construcci?n artificiosa. Nosotros podemos ad mitir que el arte no es ideolog?a, como dijo Badiou, pero tenemos que ad mitir igualmente que la ideolog?a se desliza surrepticiamente por entre to dos los resquicios empleados por el ser humano en el proceso de apropia de ubicarse en ella y en relaci?n con ella, ci?n del mundo y la naturaleza, de reestructurar

el sentido. Los sistemas de representaci?n simb?licos son los modos de donde se des espec?ficos de hacerlo, c?digos mentales prende un lenguaje que articula una forma de pensamiento particular. El acto de nombrar las cosas y el entorno implica una relaci?n particular es introducir sentido y es tambi?n in con el medio en cuesti?n. Nombrar troducir orden, un cierto tipo de orden social del cual se desprenden valo res intr?nsecos para la comunidad en cuesti?n. Estos c?digos simb?licos se erigen, en primer lugar, a partir de la palabra. La palabra nombra; la indica; la palabra simboliza. La palabra es, por lo tanto, por palabra es un signo de c?mo uno entiende, define y esencia, un signo ideol?gico; al mundo,

nombra

Una

nueva

manera

su mundo.

de

narrar

La narrativa centroamericana actual ?igual que en las d?cadas com entre los a?os veinte y los cincuenta? prendidas sigue siendo animada por una voluntad que no es solo est?tica sino tambi?n ?tica, pol?tica e a diferencia Sin embargo, de las tendencias novel?sticas vi ideol?gica. gentes entre esos a?os, la narrativa actual no pretende ilusamente ubicar se fuera del lenguaje, en espacios conceptuales la propios de la filosof?a, teor?a pol?tica o las ciencias sociales en general, sino dentro de ?l. Al ubi carse dentro del lenguaje, el problema pasa a ser c?mo hablar de la reali dad contempor?nea (a?os setenta y ochenta). Esto implica encaminar el una hacia articulaci?n verbal de una realidad cuya intensa mag lenguaje nitud la vuelve casi in-decible, inenarrable. Los

nuevos

narradores

centroamericanos

optaron,

entonces,

por

desaf?o ideol?gico? pr?cticas de escritura en que la transformaci?n ?el se dio forzando al lector a transformar su pr?ctica de lectura. Del consu mo pasivo del discurso realista, se pas? a una metamorfosis activa por

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ARTURO ARIAS

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del desplazamiento constante del lector, obtenida por medio a transformar lenguaje y sus estructuras, que nos obliga constantemente en el proceso del trabajo de redefinici?n de nuestras estructuras mentales esto no sucede necesariamente los discursos literarios. Sin embargo, como una especie de "juego intelectual" para iniciados, como podr?a ser parte del

el caso de algunas corrientes europeas tales como Tel Quel de Francia, influenciado fuertemente y el desconstruccionis por el estructuralismo mo. En Centroam?rica esto sucede para forzar al lector a pensar pol?tica mente. Los autores desean transformar a su lector ideal en una especie de que debe participar de las opciones que se le presentan, en vez de responder como un ente pasivo sin poder de decisi?n. Por lo tanto, ya no a trav?s del lenguaje, sino de vivir el se trata de traducir la experiencia a de las representaciones la de trav?s destrucci?n convencionales lenguaje

activista

de la realidad.2 No se trata de encontrarle un sentido ?nico a la realidad de explorar las m?ltiples sino ?en palabras de McCabe? posiciones des es el las de de la de donde articular todas sentido posible; posibilidades se vuelve lo que evidencia los l?mites del lenguaje. La lectura experiencia, as? una apropiaci?n activa del lenguaje. su propia lectura por el En el viejo realismo, los textos determinaban es decir, un lenguaje que uso ?y de una palabra autoritaria; abuso? indoctri y est?ticos para convencer, empleaba s?mbolos convencionales nar, etc. La transici?n narrativa de los a?os setenta es la de sustituir esa autoritaria

palabra

la palabra

por

autoritaria

una

palabra

persuasiva

interior.

Es

decir,

destruir

el empleo de connotaciones opuestas: con lo tradicional, lo que entran en conflicto

mediante

im?genes contradictorias lo est?tico. convencional, El empleo de la voz persuasiva interior exige, sin embargo, una acti vidad de lectura por parte del receptor. El texto no da explicaciones pre es el lector quien tiene que producir determinadas para su comprensi?n; el sentido del texto a trav?s de la interacci?n de su propio discurso con el del texto. No hay un solo mensaje inscrito en el c?digo; el sentido del tex to es producido por la actividad misma del lector, a?n en los casos en que

Ideas muy similares defiende Colin McCabe introdu para arg?ir las transformaciones en Preliminaries" cidas por James Joyce en el g?nero novelesco europeo. Ver "Theoretical James Joyce and the Revolution Press, (London, MacMillan 1979). Estas of the World 2.

coincidencias Journeys narrativa Am?rica

no

en son gratuitas. Si seguimos la l?nea de argumentaci?n de Gerald Martin la the Labyrinth Verso, (London, 1989), vemos c?mo para ?ste ?ltimo, de Joyce en de las ense?anzas y transformaci?n implica la asimilaci?n de la moderni y un nuevo punto de partida a partir de esta culminaci?n

Through del boom

Latina, una d?cada m?s tarde en lo que a for dad. El mismo fen?meno ocurrir? en Centroam?rica ma y estilo concierne la literatura del sin el impacto que tuvo en el mercado (es decir, como "nueva narrativa centroamericana." y es la que ahora definimos boom),

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el texto s? determina una cierta atm?sfera del texto casi en estado de suspensi?n. con Para lectores desfamiliarizados

que oscila

y levita por encima

la narrativa centroamericana, esta descripci?n todo lo que estos narradores han he puede sugerir que Pero lo cho es adaptar las t?cnicas de sus contempor?neos posmodernos. que es francamente poco com?n y muy ligado al per?odo de crisis hist?ri ca vivido por la regi?n es que las alternativas que se le ofrecen al lector son todas de naturaleza pol?tica. Es como si el lector tuviera que contri buir a definir una estrategia y t?ctica pol?ticas. Las novelas le ofrecen to dos los escenarios y alternativas al lector. Pero es el lector quien tiene que tiene libertad de acci?n dentro de ciertos l?mites. Puede incluso a la pol?tica". Esta generosidad de la situaci?n y "renunciar por parte de la nueva narrativa se debe a que ella es tambi?n una reacci?n contra los excesos del realismo socialista con su sobreabundancia de cen tomadas por el autor en nombre del lector. La tralizaci?n y decisiones nueva narrativa centroamericana busca tambi?n democratizar las alter escoger;

escaparse

nativas para los lectores. Al rehusar un discurso

que lo explica todo, la narrativa resiste la re entre autor y destina ducci?n de varios discursos a uno solo compartido tario. A diferencia del realismo donde nunca existieron diferencias ma en la narrativa contempor?nea el yores entre significante y significado, es se como entre ambos suficientemente lo para que espacio amplio en ?reas donde el lector est? produciendo transformen sentido a trav?s de su propia actividad. El texto realista est? organizado para conferir identi dad al lector a trav?s de la exclusi?n del lenguaje. Nos volvemos sordos a los cambios del significante al centrarnos en el sentido. Por el contrario, la nueva narrativa no es s?lo sobre algo, sino ese mismo algo, el juego de los diversos discursos narrativos.3 a los he Se reconoce que la palabra no puede referirse puntualmente chos hist?ricos. Los evoca, los toca tangencialmente. Es ese juego de de seo y rechazo que conduce a una escritura que, lejos de buscar la transpa se vuelve crispada rencia expresiva, sobre s?, se hace cada vez m?s laber?ntica, m?s digresiva. El discurso literario es, de hecho, una laboriosa reflexi?n sobre el tra del relato. La escritura no dice, y de la enunciaci?n bajo del enunciado, no representa: constituye un laberinto en el que se diseminan los materia les de que se sirve el relato: una especie de caos propiciatorio del orden 3. En los a?os setenta tienden a predominar dos de ellos: una escritura m?s "testimonial' con ella, y que busca que se acerca a la voz autoritaria pero sin llegar a fundirse netamente evocar la historia de la opresi?n de que ha sido v?ctima el pueblo centroamericano, y otra serie de discursos, m?s "literarios", todos ellos variantes de la voz persuasiva interior, que a modo de alegor?a juega con variantes hist?ricas posibles.

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'

ARTURO ARIAS

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de la selecci?n y la combinaci?n, ha que, a trav?s de los procedimientos r?n emerger los perfiles de la f?bula y decidir?n el itinerario del discurso. La intransitividad, la suspensi?n del relato, son imposiciones de la nece sidad.

El escritor

como

comentarista

pol?tico

En Centroam?rica, la tradici?n del escritor como comentarista pol?ti co es diferente a la tradici?n literaria anglosajona que separa radicalmen te el quehacer literario del pol?tico. En el istmo la gente ha visto hist?rica mente a sus escritores como gu?as para su pensamiento social. Como re debe siempre de esta actitud, el novelista centroamericano una comprensi?n del pensamiento pol?tico de su tiempo, lo articule por medio de un lenguaje literario.

sultado denciar cuando

evi a?n

cr?ticos, tales como Juan Corradi, han argumentado que en Algunos la falta de cient?ficos sociales, profesionales Am?rica Latina liberales y calificada en general, ha hecho que los escritores tra gente t?cnicamente ten de llenar esos vac?os, as? como tratan de llenar muchas otras necesi sociales. Este proceso comenz? poco despu?s de la independencia, a el auge del romanticismo. Los escritores, parafraseando Hern?n Vidal, se imaginaron a s?mismos como una especie de Mois?s di jugaban los papeles de dirigentes milita rigiendo a sus pueblos, mientras curas y adivinos. Estos escritores le dieron expresi?n y for res, profetas, ma a todos los deseos manfestados inconscientemente por esos "nobles dades

durante

nativa. La mayor?a de estos es que eran su propia poblaci?n eran nos recuerda tambi?n Vidal, critores, pol?ticos, generales y aboga dos. Su producci?n literaria era esencialmente did?ctica y generalmente se esta estaba ligada a una activa carrera pol?tica. Las j?venes naciones estos esta ban construyendo escritores/pol?ticos/militares r?pidamente y b?rbaros"

ban entre sus m?s activos ingenieros de almas. Desde ese punto, la tradici?n del escritor como dirigente pol?tico fue Desde el primer novelista guatemalteco, Antonio Jos? institucionalizada. fue de la de Irrisari (1786-1868), y procer Independencia quien tambi?n misiones y para para Centroam?rica diplom?ticas cumpli? m?ltiples Chile, hasta los actuales Mario Payeras (1942), Roque Dalton (1935 en Guate (1950)?tres dirigentes guerrilleros 1975) y Ornar Cabezas la separaci?n entre mala, El Salvador y Nicaragua, respectivamente?, ha sido sumamente "literato" y "dirigente pol?tico" en Centroam?rica fr?gil. Tal vez nunca fue tan abundante esa mezcla como durante los go biernos

guatemaltecos

del per?odo

1944-1954,

cuando

desde el presidente

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

46 Juan

Jos? Ar?valo

el vicepresidente Mario Monteforte (1904-1990), (1911), el secretario privado de la presidencia Carlos Illescas en hasta el embajador (1919), el canciller Manuel Galich (1913-1984), en El Salvador, Miguel Angel Asturias el c?nsul y Bolivia, (1899-1974) Toledo

Augusto Monterroso (1921), todos eran grandes escritores de su tiem Sin el con personalida de Nicaragua, Sandinista po. embargo, gobierno des tales como Sergio Ram?rez (1942Ornar Cabezas y Ernesto Car ), su en se no denal (1925atr?s. ) c?pula, queda muy una peligrosa tradici?n. Como se?ala Jo Esta, es, sin embargo, Anne Engelbert: El

ser

blancos

de

su vida

reg?menes como

han

los escritores La

opresivos. de

consecuencia

ya

valiente,

excepcionalmente

centroamericanos

pa?ses

do

debe

escritor

entre

estado

lista de

escritores

la disidencia

en muchos

que

los primeros

que

han

es muy

pol?tica

perdi larga.

Incluye a los guatemaltecos Otto Ren? Castillo, Roberto Obreg?n, Jos? Mar?a L?pez Valdiz?n y Osear Palencia; los salvadore?os Jose Mar?a Cu?llar, Roque Dalton, Rigoberto G?ngora y Jaime Su?rez; los nicarag?enses Rigoberto primer qu?n

Somoza), Chamorro

Roberto y Leonel

L?pez P?rez (ejecutado por asesinar al

Morales Rugama.

Edwin

Aviles, Hay

muchos

Castro,

Pedro

Joa

m?s.

Sin embargo, la situaci?n una relaci?n igualmente ?ntima (y con la sola excepci?n parcial no tad de los centroamericanos

antes delineada no debe confundirse con entre escritores y lectores. Hasta este d?a de Nicaragua y Costa Rica) m?s de lami saben leer y escribir; y de los que no son son incapaces de leer m?s all? de un nivel de tercer

el 80% analfabetos, a?o de primaria. Se estima que s?lo el 1% de la poblaci?n centroamerica na inicia estudios universitarios, y s?lo el 1% de los que los iniciaron ter minan la licenciatura. Por lo tanto, es evidente que un alt?simo porcentaje de la poblaci?n nunca lee a sus escritores. Sin embargo, como resultado centroamericana se les confiere autoridad moral de la tradici?n hist?rica, y liderazgo Fue Asturias pol?tico. Miguel Angel quien dijo "el poeta es una conducta moral". La tradici?n tambi?n dicta que los escritores sean "el gran len su tribu (otra frase de Asturias), de gua" aquellos que hablan en nombre de los que no tienen voz. El escritor habla por los explotados, oprimidos, discriminados 4.

de su respectiva

y masacrados

a And We "Introducci?n" nea de Am?rica Central editada 1988, p. xx.

Sold

the Rain

por Rosario

naci?n.

Por eso, el escritor

la lluvia), Ficci?n {Y vendimos contempor? New York, Four Walls Eight Windows

Santos,

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ARTURO ARIAS

ve la suya como una funci?n social; ?l lleva sobre sus centroamericano el de la opresi?n de su pueblo. peso espaldas no escribe para cambiar la forma de pen El escritor centroamericano sar del pueblo; al contrario, recoge la manera de pensar de su pueblo o para expresar esos puntos de vista a los grupos dirigentes, nacionalistas patri?ticos de sus respectivas naciones, para tratar de cambiar la concien es tan cia de los mismos. Por eso es que el p?blico lector centroamericano reducido; abarca una fracci?n muy peque?a de los sectores medios y al gunos individuos de las capas superiores. Pero el escritor goza de un enorme respeto pol?tico entre las masas. Las masas saben que los escrito res est?n expresando sus puntos de vista ante un p?blico lector diminuto su hasta controla saben cierto tambi?n suerte; que, que la voz del punto, escritor tendr? una proyecci?n internacional. A trav?s de ?l, p?blicos ex a sus propios go con su suerte y presionar?n tranjeros se familiarizar?n biernos

para que mejoren

sus condiciones

de vida y se reduzca

o cese la

represi?n. no son s?lo Es por esas razones que los escritores centroamericanos en la pol?tica sino tambi?n revolucionarios en la forma li revolucionarios son sectores intelectualmente tan teraria. Sus destinatarios sofisticados, no se tie to dentro como fuera del pa?s. Los escritores centroamericanos nen que preocupar acerca de si lectores con escasa formaci?n intelectual su obra. Est?n dispuestos a probarle al leer?n, gozar?n o comprender?n de los mundo que pueden escribir al mismo nivel que el m?s cosmopolita escritores, que pueden desplegar lamisma amplitud cultural que sus con una ideolog?a revolucionaria defienden que se enraiza g?neres mientras en las aspiraciones de su pueblo.

Primeras

b?squedas

este tipo de nueva na Gran parte del proceso que llev? a conformar rrativa no se inici?, desde luego, en 1970. En realidad el proceso hist?rico del valor de la palabra literaria y de las comenz? con el descubrimiento t?cnicas narrativas, la malograda escritora costarricense por primero Yolanda Oreamuno y luego por parte de Miguel Angel Asturias. fue una figura que casi por s? sola, Yolanda Oreamuno (1916-1956) a de cambiar el rumbo las centroamericanas. Ella impuls? letras empez? la b?squeda del lenguaje, la experimentaci?n que lo se una manera des de m?s buscaba lo que grara compenetrar profunda cribir. Sobre ella dice Sergio Ram?rez: la b?squeda

formal,

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

48 En

su obra

en prosa,

cr?nicas,

narraciones,

cartas,

novelas,

se re

vela un testimonio ?ntimo de quien lucha por liberarse de las ataduras de una sociedad est?tica y anquilosada; esta lucha fue su agon?a, que en formidables per?odos plenos de sensualidad, de calor animal, de vibraci?n, de comuni?n m?s que de comunicaci?n, da en sus libros. su carga

Toda nicas,

que

se libera

personal ella

para

son una

admirablemente

catarsis,

de Proust,

al encontrar Joyce,

Mann;

las t?c y es la

primera que en los a?os intelectualmente pobres de la d?cada de 1940 los encuentra cherche

y aprende

du

temps

perdu,

en Finnegans su propia

Wake, liberaci?n.

en Ulises, Esta

en A

admirable

la re Isado

escribi? una novela, La ruta de su evasi?n (1949); sus cr?nicas y relatos aparecen enA lo largo del corto camino (1961) jun ra Duncan to con

sus

cartas.

en el mismo A pesar de que su ?nica novela es publicada a?o que ella trazaba ya desde 1943 las l?neas de lo Hombres de ma?z de Asturias, centroamericana: que deber?a ser la nueva narrativa "Literariamente, as? con may?sculas, de folklore...Los tru confieso que estoy HARTA, cos color?sticos de esta clase de arte est?n agotados, el estremecimiento la escena se repite con em est?tico que antes produda ya no se produce, brutecedora sincronizaci?n y la emoci?n humana ante el cansamiento inevitable de lo visto y vuelto a ver. Es necesario que terminemos con esa La consagraci?n el abuso, la calamidad. barata del escritor folklorista, un la la mirada de orientadora solo y que sentido, torpeza, parcialidad a ceguera

equivalen

art?stica..."

Sin embargo, ante el mismo desconocimiento que en la propia Cen troam?rica existe sobre Oreamuno, fue m?s bien la b?squeda est?tica a trav?s del lenguaje, emprendida por Asturias durante esos mismos a?os, la que efectivamente sirvi? de puente entre el viejo realismo caduco y la narrativa que va a comenzar a expresarse a partir de Los juegos furtivos5 en 1967, y de Tr? del costarricense Alfonso Chase (1937), publicada del Ch?vez tierra6 Lizandro Alfaro game (1929), publi nicarag?ense cada en 1969. El proceso de iniciado con Hombres a de 1954. Ese mayor continuidad partir dense hab?a acabado con la experiencia cultura entera del pa?s fue al exilio. Los

va a ahondarse y hallar? la intervenci?n estadouni a?o, democr?tica y la guatemalteca

ma?z

escritores ya formados ?Astu rias, Luis Cardoza y Arag?n (1904), Carlos Illescas, Augusto Monte se instalaron en M?xico, rroso? donde su obra ya gozaba generalmente 5.

6.

San

Jos?,

M?xico,

Editorial Diogenes,

Costa

Rica,

1968.

1969.

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ARTURO ARIAS de alguna mexicanos

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y donde aceptaci?n de ese entonces.

exist?an

lazos de amistad

con los escritores

a publicar o escritores m?s j?venes, aquellos que comenzaban a El Salvador, con lo hab?an hecho, se marcharon integr?ndose de su misma edad e inquietudes. Los salvadore?os de en salvadore?os

Los a?n no

la figura m?s caris tonces ya se agrupaban alrededor de Roque Dalton, aun El inclu?a a Manlio de Dalton desconocida. aunque grupo m?tica, Roberto ?talo y (1937(1935), ), L?pez Valecillos, Argueta Armijo entre los Jos? Roberto Cea entre los m?s conocidos. Un reci?n-llegado pronto capt? su atenci?n y se convirti? en el ide?logo del guatemaltecos grupo: Otto Ren? Castillo (1936-1967). de ese c?rculo, hacia fines de los a?os Hablando Dalton nos dice:

cincuenta,

Roque

El tema de discusi?n principal bien pronto fue el de la responsabi lidad social del escritor y del artista en las condiciones de los pa?ses atrasados y superexplotados de la Am?rica Central. Miguel Angel Asturias...era un

tizaba

por

respetado

creador

y un honesto

los anhelos

de

las juventudes

"El

los j?venes...:

como

centroamericanas El

revolucionario.

aport?

poeta

la frase

es una

que

sinte mo

conducta

ral". Sobre esta frase se improvis? un peque?o pero s?lido edificio de principios cribir pueblo,

como con

el poeta

?tico-est?ticos: piensa sus

y vivir luchas

como

liberadoras,

es una

escribe, con

conducta est?

moral,

comprometido

debe con

es el

la revoluci?n.

en M?xico, se juntaron estos j?ve A?os m?s tarde, y principalmente en 1954. nes con el conjunto de escritores que hab?a salido de Guatemala Ello permiti? que los escritores centroamericanos pudieran adquirir con las t?cnicas de su arte. El exilio permi ciencia de su oficio y profundizar ti?, por una parte, el contacto con otros escritores y con otras opiniones, Le permiti? entrar en juego con otros marcos culturales y referenciales. so sus m?s reflexionar de objetivamente jos respectivas patrias pudieron una manera su de m?s bre las mismas, entender totalizante, problem?tica la problem?tica social sin la ceguera del apasionamiento, pro con fundizar conocimientos que les permitieran te?rico-metodol?gicos una esas formaciones dimensi?n m?s am sociales dentro de ceptualizar resituar

afilaron la visi?n los escritores centroamericanos plia. A nivel tem?tico, su habilidad de de su pueblo; como escritores, afilaron y comprensi?n su visi?n humana. Estaban, como personas, enriquecieron expresi?n; pues, listos para comenzar a producir obras maduras.

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

50

son, qu? han escrito

Qui?nes

En orden cronol?gico, las novelas a las que nos referimos como inte grantes de la nueva narrativa son Los juegos furtivos (1967) del costarri cense Alfonso tierra (1969) del nicarag?ense Lizandro Chase, Tr?game Ch?vez Alfaro, de del tambi?n Ser Tiempo fulgor (1970)7 nicarag?ense oro Una cuerda de del salvadore?o Alvaro gio Ram?rez, nylon y (1970)8 Men?n

), El valle de las hamacas (1970)9 del salvadore?o (1931en el pa?s que edific? un castillo de hadas Revoluci?n Argueta, en amor Hacer el el refugio at?mico (1971)10 y (1975)11 de Men?n Desleal, Balsa de serpientes (1976)12 de Ch?vez Alfaro, Pobrecito poeta Los compa?eros que era yo... (1976)13 de Roque Dalton, (1976)14 del Desleal

Manlio

Flores (1937la sangre? guatemalteco Marco Antonio ), ? Te dio miedo de casta (1977)16 del costarricen (1977)15 de Sergio Ram?rez, Ceremonia se Samuel Rowinski (1932), El ?ltimo juego (1977)17 de la paname?a en la zona roja (1978)18 de Manlio Argueta, Gloria Guardia, Caperucita Los demonios salvajes (1978)19 del guatemalteco Mario Roberto Morales de las bombas Arturo (1947), Despu?s (1979)20 del guatemalteco con Arias (1950Una m?viles tentetiesos del hon y ), funci?n (1980)21 dureno Marcos Carias (1938), Itzam Na (1982)22 de Arias y Un d?a en la vida (1983)23 de Argueta. A esta lista, ya de por s? larga, podr?amos libros de cuentos tales como Duplicaciones agregar algunos significativos del tambi?n paname?o (1973)24 Enrique Jaramillo Levi o Charles Atlas muere de Ram?rez. (1976)25 Sergio es imposible presentar aqu? un an?lisis de cantidad tan Obviamente, 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15.

Guatemala, San Jos?,

Editorial EDUCA,

San Salvador, UCA, San Jos?, EDUCA,

Universitaria, 1970. 1970. 1971.

San Jos?, EDUCA, 1975. 1976. M?xico, Joaqu?n Mortiz, San Jos?, EDUCA, 1976. 1976. M?xico, Joaqu?n Mortiz,

16.

1977. Monte Caracas, Avila, San Jos?, Editorial Costa Rica,

17.

San

18. 19. 20. 21.

1970.

1977. EDUCA, La Habana, Casa de las Americas, Editorial Guatemala, Universitaria, 1979. M?xico, Joaqu?n Mortiz,

1976.

Jos?,

22.

Tegucigalpa, La Habana,

23.

San

Jos?,

1980. Guaymuras, Casa de las Americas, EDUCA,

1978. 1978.

1982.

1983.

24.

M?xico,

Joaqu?n Mortiz,

1973.

25.

M?xico,

Joaqu?n Mortiz,

1976.

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ARTURO ARIAS

51

vasta de novelas. S?lo delinearemos algunos rasgos que son comunes a la con ejemplificar con tres obras mayor?a de ellas, y nos contentaremos Pobrecito toda esta productividad: poeta que era yo... de Dalton, ?Te con mobiles y tentetiesos dio miedo la sangre? de Ram?rez y Una funci?n de Carias. narrativa centroamerica ?C?mo sintetizar el trabajo de la moderna con na? Podemos de la afirmaci?n empezar que una novela no es tanto lo se como cuenta estar Y en lamanera de contar, el de contado. modo que La narraci?n es la manera la narraci?n pasa a ser la pieza primordial.26 como la instancia narrativa aborda la trama, articula el relato. Al ser la narraci?n el acto por medio del cual se le devela la trama al destinatario del texto, al encarnar el discurso mismo y regular la informaci?n narrati del conjunto textual. Asimis va, pasa de hecho, a ser la representaci?n el tiempo al situarse en relaci?n a los eventos narrados. mo, determina De all? surge su centralidad. la posici?n cl?sica, dir?amos que para nosotros trama es un Siguiendo en el cual una cosa sucede como consecuencia de la proceso encadenado se divide en tres partes: condici?n de la ac anterior, y que generalmente ci?n, causa de la acci?n y acci?n resultante. As?, la condici?n de la acci?n es el primer evento significativo del texto, el evento que se convierte en la ra?z de la causa de la acci?n. La causa de la acci?n es el evento que se des prende de la condici?n de la acci?n, y que abre las dudas que apuntar?n hacia la resoluci?n de la trama. La acci?n resultante es el proceso de re solver las dudas o interrogantes generadas por la causa de la acci?n y, la parte m?s decisiva de una trama. por extensi?n, en la narraci?n donde percibimos el cambio princi Es precisamente en La la llamada novela novela centroamericana. indigenista o crio pal se caracteriza por la simplicidad casi agobiante llista en Centroam?rica en el uso de la voz narrativa. La misma no sale de tres modelos fijos: el la narraci?n en primera persona de focalizaci?n narrador omnisciente, con

voz

o la narraci?n sin presencia de autor autoritaria, dialogada se a su vez una esos de evidencia Desde vista narrativos, puntos impl?cito. en no de la la estructuraci?n trama27 ?que gran probreza pr?cticamente el habr?a que contemplar Sabemos por lo menos que no es la ?nica. Para nosotros, el discurso de los re la caracterizaci?n, y la adecuaci?n juego entre la trama, la narraci?n, o heteroglo con la interacci?n cursos t?cnicos empleados, del pluriling?ismo y articularlos o plano espacio-temporal, sia (diversidad de dialectos y sociales) y el cronotopo geogr?ficos un conjunto ?nico. para que todo pase a conformar socioling??stico 26.

en lamedida En esta l?gica, hasta la caracterizaci?n est? determinada por la narraci?n en que entendamos a un personaje La de palabras. literario como un conjunto organizado de los significados ordena y fija todo un sistema de nexos y relaciones narraci?n que acom al personaje y fijar un sistema sint?c para conformar pa?an a las palabras que constituyen tico. 27.

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

52

en la caracterizaci?n, ruptura continua del ritmo, y ausencia de recursos uso de t?cnicos. cualquier en cambio, se libera del mimetis La nueva novela centroamericana, mo realista y est?tico y se convierte en un campo de juegos verbales para de realidad situados m?s all? de los modos visualizar modelos racionalis existe?,

tas de percibir la identidad del ser, del espacio y del tiempo. Desde luego esto sucede en parte porque los j?venes autores centroamericanos llega ron a entender que la anterior forma de narrar ya estaba en crisis, y que codificarlo y para representar el mundo que ellos percib?an, clasificarlo, un nuevo era necesario encontrar refuncionalizarlo simb?licamente, de contar

modo tualizar

y sentir

Determinaciones

una nueva manera de percibir, intelec que posibilitara los s?mbolos ling??sticos por parte del destinatario.

textuales,

triunfos

narrativos

tan solo en ese micro-espacio que es el incipit o narrar en los setenta. la forma de novela, c?mo ha cambiado ton inicia as? su novela: *'Hombre joven, ligera (es un decir) la el de calle cado por calor (este pa?s es un viejo incendio, Veamos

inicio de una Roque Dal

mente sofo etc.). Ha en a causa de contrado en este bar de nombre tan europeo...precisamente ese calor anonadante no ha a?n cierta aureola denuncia y podido perder dora de su prisa santa por llegar de una buena vez a determinado destino final (?de su jornada? ?de su vida?) apasionadamente suyo, inentrega ble".28

con el incipit de Marcos Carias: "Ven a David: Est? a Comparemos medio camino y hoy es su cumplea?os. Medio cuerpo debajo de la puer ta, un pie hacia adelante, una sonrisa dirigida al tendido y el trago a la al no tura del pecho. La del rinc?n en primer plano, es Amapola. Amapola es precisamente una muchacha; en escorzo y los aros que re las mangas lumbran por detr?s le corresponden al cortejo de esa noche. No se sinti? el tel?fono. Estad?sticas revelan que en un 63% de ocasiones personales sent?a el tel?fono sonas

como

antes de producirse

la llamada. Dijo

el doctor:

'las per

usted,.,,29

Como vemos, ambos textos son ante todo voces. Voces superpuestas que se van hilvanando para armar la narraci?n. No hay una voz autorita no hay un discurso lineal. Se teje ria, no hay un narrador omnisciente, una sociedad particular a partir de di?logos, mon?logos, de fragmentos

28. 29.

Pobrecito

op. cit., p. poeta, Una funci?n, op. cit,. p. 3.

11.

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ARTURO ARIAS

o discursos, todo un coro de voces y discursos dis?miles y su van la trama. conformando que perpuestos gradualmente un voz No hay, tampoco, domine. En ?Te dio miedo personaje cuya seis hilos narrativos: la sangre? se entremezclan por lo menos 1) El se cuestro del coronel Catalino L?pez en Guatemala por parte de Taleno, escrituras

Jilguero y Larios; 2) Las aventuras del Turco desde su ni?ez deambulan su ascenso do por Nicaragua hasta su entrada a la Guardia Nacional, su ca?da y prisi?n; 3) las remi como asistente de Somoza y, finalmente, niscencias de Pastorita y Chepito en el bar El Copacabana, donde recuer de la huida Mauricio dan al tr?o Los Caballeros; Rosales 4) quien en pro de la Guardia Nacional, recuerda a su abuelo, que un se en la robaron pero fraude, y a su hermana, que concurso le robaron la victoria; 5) el Miss tambi?n pero Nicaragua gan? el coronel Catalino L?pez cuenta su cobard?a y la persecuci?n, captura y ceso de esconderse gan? la presidencia

asesinato de Pedr?n Altamirano; y 6) el hijo de Larios volviendo de Gua a con el cad?ver de su padre, uno de los primeros opo temala Nicaragua sitores de Somoza, para poder enterrarlo en Le?n. se rompe tambi?n, pues esa multiplicidad de histo La temporalidad rias que componen el relato representan una amplitud que cubre desde en un cine por una 1930, en que el coronel Catalino L?pez es emboscado hasta 1961, en que Bol?var lleva columna del general Pedr?n Altamirano, se encuentran de vuelta el cuerpo del Indio Larios y Chepito y Pastorita es peluquera. donde Pastorita por ?ltima vez en Granada, lineal. La novela Pero, desde luego, esto no es narrado de manera abre con el fragmento del secuestro del coronel Catalino L?pez, que su cede en 1957. Pero ni bien han salido con el coronel, la novela salta, por a San Juan del Norte, Nicaragua, al a?o 1932, medio de una analepsis, cuando el padre de Taleno llega con sus hijos Trinidad y el Turco para comerciar con monos. Una serie de prolepsis en este fragmento nos prefi gurar? el futuro destino del Turco Taleno. Reci?n enterados, una nueva otro salto hacia 1955, en Managua, donde en el anacron?a posibilita la cuidan de Alma Nubia, Pastorita y Chepito nightclub El Copacabana medio hermana del Turco Taleno, pero por medio de una combinaci?n recuer de analepsis internas homodieg?ticas y de analepsis completivas, en 1952 a orillas del lago. dan cuando L?zaro fue asesinado Las diferentes secuencias narrativas, pues, se entretejen y pasan a una especie de poliedro. No son ni lineales ni consecutivas, conformar sino m?s

bien alternas

y simult?neas.

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

54 Papel

febrilmente

manchado

que era yo... El texto es pre Algo similar ocurre con Pobrecitopoeta sentado por un cap?tulo ?nico titulado "Pr?logo y teor?a generar' y sub en el bar del mediod?a". En este cap?tulo no se titulado "Los blasfemos sabe qui?n est? hablando, est? qui?n pensando qu? cosa, o incluso la di ferencia entre lo dicho y lo pensado. Pero crea el clima que le va a servir de marco referencial al resto del relato en que se van a diferenciar todos los personajes principales: Alvaro, Arturo, Roberto, Mario y Jos?; cada uno de ellos ser? el protagonista de un cap?tulo en particular. Asimismo, todos, de hay un cap?tulo en el cual participan "el party"; tambi?n aparece en medio del texto un cap?tulo "Intermezzo denominado y sub-titulado "Documentos, apendicular" en el centro de la novela

nominado

(en OFF)". opiniones, complementarios se sit?a pr?cticamente en un ?nico espacio geogr?fico La acci?n a principios de los sesenta. Este tex ?San Salvador y sus alrededores? to no tiene amplitud de una serie de temporal, no busca la persecuci?n hechos que se suceden en el tiempo. Pero narra los mismos hechos una y como si se otra vez, desde el punto de vista de los diferentes personajes, narrara a trav?s de diferentes capas o niveles del tiempo. Profundiza as? el significado de lamateria narrada buscando cada vez nuevos pozos de evocaci?n. El tiempo alcanza, entonces, poco desarrollo secuencial, pero mucha profundidad. Esta profundidad explica y aclara los actos de los al cambiar constantemente el punto de vista para abordar el personajes tiempo. Parte

de la complejidad vertical en el uso del tiempo se realiza por medio de cambios continuos en las voces narrativas. El cap?tulo de Alva ro est? narrado en tercera persona pero no de manera omnisciente, con focalizaci?n cero, sino desde el punto de vista del personaje, empleando la t?cnica del discurso indirecto libre, que permite que tanto el personaje como el narrador o autor impl?cito se expriman conjuntamente.30 La na en el marco cuidadoso de una focalizaci?n rraci?n tambi?n nos mantiene interna.

al personaje "Arturo" cambia la voz narrativa. Ahora el en cap?tulo est? narrado primera persona. Pero va a llegar un momento en que ambos personajes se unir?n y tendremos una m?nima intrusi?n de un narrador no-omnisciente, a focalizaci?n externa, en un di?logo pre Al

cambiar

En el discurso indirecto los libre, resuenan dentro de una sola construcci?n ling??stica de dos voces diferentes. con Esta t?cnica le permite al autor impl?cito identificarse sus personajes su distancia, con relaci?n a al mismo pero mantener tiempo su autonom?a,

30.

acentos ellos.

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ARTURO ARIAS

55 se van a trastocar. Arturo cero. Y, seguidamente, en tercera persona por medio del discurso indirec interna, y Alvaro nos va a contar en primera perso a escribir, cuyos fragmentos tambi?n aparecer?n. un con ocasionales interior "Roberto", mon?logo

sentado a focalizaci?n va a aparecer narrado to libre a focalizaci?n na los cuentos que va Le

sigue el cap?tulo

Pero en "El party", donde aparecen todos los dialogadas. no autor hay impl?cito ni intrusi?n narrativa. Es exclusiva personajes, en forma dialogada, a entre mente la conversaci?n todos los personajes, cero. focalizaci?n se inicia con los fragmentos El cap?tulo "Mario" de un diario que a interrupciones

se convierte en borradores de poemas, en recortes de prensa, en ter en la Facultad de Humanidades, tulia dialogada y cartas al hermano. interna. El "Intermezzo Todo es focalizaci?n recoge ma Apendicular" como algunos de los cap?tulos prescindibles de Rayuelo: terial heter?clito citas de textos de ensayos biogr?ficos, parodias de poemas patri?ticos, recortes de del censo estad?sticas salvadore?os, peri?dicos, pensadores una entre el de de conversaci?n intelectua fragmento general poblaci?n, veces

les supuestamente de Investigaciones grabado por laDirecci?n Especiales un cable sobre el golpe de estado de 1960 que de de la Polic?a Nacional, rrib? al general Lemus e instaur? una junta c?vico-militar, y otro anun c?vico-militar y, final ciando a su vez la ca?da de la junta por un Director mente, una grabaci?n para el archivo personal de un conocido empresa externa. El la focalizaci?n rio. Aunque aparecen variantes, predomina en primera persona, texto termina con la narraci?n alucinante focaliza ci?n

Pactos

interna,

de la captura

ret?ricos,

concierto

y fuga de Jos?.

de voces

barrocas

con mobiles y tentetiesos es a?n m?s compleja. Aunque Una funci?n el texto supuestamente est? dividido en siete cap?tulos, la divisi?n es m?s del espacio textual, y no contri cabal?stica que propiamente ordenatoria manera a el flujo de voces. De una oraci?n a diferenciar buye de alguna la otra, el texto cambia de la primera a la segunda y a la tercera persona. un ejemplo: "Julia atendi? el aparato. Usted, Veamos que apenas se sienta a la mesa pone las manos en adem?n de levantarse, s?, usted. Que te acuestas a dormir la siesta sin desentumecer los pies. Julia estaba al lado del tel?fono y lo puedo recoger al primer rebote. Estaba all? porque se explica Julia, junto con V?ctor Hugo. Estaba, esperaba comunicaci?n voz. Soy yo. al tel?fono porque hab?a dejado el trago en la mesita...La

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMERICANA

56 No

me

gust?

esa voz.

No

me

gustan

los olores

del

telefono.

?De

qui?n?"31 La que aparece textualizada es una sinfon?a de voces, una verdadera de registros narrativos trenzados hasta el polifon?a. Es una pluralidad los niveles sem?nti punto de romper la linearidad sint?ctica y confundir cos. En este discurso narrativo ya no se sabe qu? narrador est? relatando cu?l secuencia; el sentido lo tiene que elaborar el lector fuera del texto, como despu?s de presenciar un happening. La materia textual pasa bajo los ojos del lector y ?ste percibe la oralidad subyacente en la escritura, el hecho fon?tico de una voz anterior a la escritura del texto. Al leerlo recu a elementos rre simult?neamente tido sem?ntico. De esta manera, El texto se cierra sobre s?mismo

no escritos para poder construir el sen es alterada. la relaci?n narrador/lector en la ambig?edad la y opacidad de los

sistemas de signos que se confrontan y responden hasta el infinito. en este texto no s?lo no son los hechos re A nivel de la comunicaci?n, latados los que importan, ni siquiera lo es la manera en que el narrador los da a conocer. Pasamos a un tercer plano: lamanera en que el lector es capaz de conformar un sentido ling??stico. El texto no es sino un juego de apariencias donde no puede existir una sola significaci?n, sino, en el internas cuya corporeidad mejor de los casos, una serie de co-variaciones siempre va a sentirse vac?a, como im?genes vistas en un espejo roto. de todo orden, As?, las transgresiones establecen una distancia con la coherencia emerjan las voces orales como una especie goniza en s? y a trav?s de s? el relato. Para destruir al lenguaje, abrirlo, viviseccionario, lo que es. Las voces narrativas no son sino

las extrapolaciones del sentido sem?ntica para posibilitar que de lenguaje m?tico que prota destruir la realidad, hay que y entenderlo por disecarlo, las reminiscencias de una rea

de objetivizar excepto a trav?s del discurso narrativo. Un que delira en el proceso de buscar sus propios lenguaje fantasmag?rico or?genes, de trazar sus propios pasos perdidos a trav?s de la oralidad. Es de este substrato que emana la particularidad de las voces que el tejido narrativo. Las mismas estructuran una sociedad mi constituyen en los procesos de tificada, no presente en el texto, pero que semanifiesta lidad imposible

semantizaci?n y de repetici?n no secuencial sino m?s bien vertical, para en las de mitemas y constelaciones que reem digm?tica, reagrupaciones a recursos al la los habituales s?mbolo met?fora lite y puramente plazan m?s all? encima de la referentes Los y por rarios, expresi?n ling??stica. hist?ricos y las imprecisiones, parecidos o similitudes sem?nticas a veces se convierten en t?rminos del proceso de mitificaci?n. ellos mismos, El lenguaje 31.

se vuelve

personaje,

espect?culo,

y el discurso

narrativo

se ci?

Ibid.

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ARTURO ARIAS

57

rra sobre ese fen?meno: (tiempo juez) tiempo de ganar y "...Tiempo el tiempo de perder tiempo (lo que pasa pueblo es que) tiempo de callar y contemplar y aguardar lo que no viene; tiempo de hablar y razonar y no el tiempo). Tiempo (pier esperar lo que s? viene (pierden miserablemente vez amor dan tiempo juez) otra de y tiempo de danzar tanto tiempo dis frutamos y de escoger al capricho lo que se quiere escoger: tiempo guar y por estrenar en alguna parte y tiempo perdido y por soltar para ir para ninguna parte. fin de la funci?n".32 Se cierra el texto y se abren las innombrables que las posibilidades

dado

dejarlo

lecturas y los lectores deber?n hacer de un texto vac?o, opaco y ambiguo. les cabe paliografiar la escritura llena de signos en medio de una

A ellos

de recuerdos.

gran cat?strofe

para recomenzar

Conclusiones

casi descriptiva de lo que es, a Habiendo concluido esta presentaci?n nuestro parecer, una nueva tendencia de la narrativa centroamericana, no nos queda sino sacar algunas conclusiones tentativas y generales. De hecho, existe una barrera temporal, conceptual y ling??stica en tre la narrativa que culmina con Asturias y la narrativa que empieza a ge nerarse a partir de la d?cada de los sesenta y que se convierte en un flujo de voces narrativas a partir de los setenta. La nueva narrativa centroame vivos ricana, sin embargo, no s?lo se articula entre s?, sino que mantiene los v?nculos con su propio pasado. No pretende ser un nuevo principio de la historia, inmedia sino construir a partir de los logros de la generaci?n tamente

anterior.

considerados aqu?, los textos literarios crean una una articulaci?n lo cual produc implica ling??stica, La escritura se vuelve una pr?ctica de ideologemas. ci?n/reproducci?n la ideolog?a, pero sin confundir la literariedad con el dis que "trabaja" curso socio-hist?rico. Es en este espacio que se vive la ruptura con el dis Para

los escritores

realidad

curso

la del per?odo inmediatamente anterior. Manteniendo nuevas como del las la de narrativa mundo, representaci?n importancia en un plan ling??stico, o sea, en el la entienden primeramente tendencias literaria que del dicho. La evoluci?n discurso literario propiamente plan no nueva la narrativa centroamericana es, entonces, un cambio propone tradicional

de "temas discursivo. 32.

Ibid.,

discursivos" Asimismo,

una evoluci?n sino, esencialmente, la nueva narrativa centroamericana

en el plano documenta

p. 355.

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NUEVA NARRATIVA CENTROAMEICANA

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con riqueza una cantidad inusitada de sociolectos. Estos textos son, en su del pluriling?ismo. El texto se cons verdaderos microcosmos mayor?a, concreto, hecho que le entrega su plenitud truye con este pluriling?ismo hist?rica, producto de la interacci?n de estos lenguajes.33 no rompe con su compro El texto centroamericano contempor?neo en eso una continuidad con la narrativa realista pol?tico. Mantiene a nueva narrativa rompe la la de Sin antecedi?. esto, pesar que embargo, manera con el discurso literario tradicional literariamente de significativa

miso

al incorporar todos mos pluriling??stico,

los lenguajes de su tiempo y construir un microcos est?tica plenitud de puntos de vista orquestados nuevas formas de percibir, expresar y ubicarse fren

mente para explorar te a sus respectivas sociedades

33.

Los

textos

desde una dimensi?n

los discursos y los lenguajes repiten y reordenan en esa repetici?n en esa nueva y reordenamiento, del escritor, des combinatorias surge una nueva visi?n del mundo cio social.

Pero

trascendental.

de nuestro espa recogidos o posibilida combinaci?n y de la vida. Esa nueva vi

es comunicado al lector, quien lo critica, lo reelabora y lo devuelve si?n, ese nuevo mensaje reestructurar as? el dialogismo el sentido como al medio que nos permite social, entablando de nuevos mecanismos que nos permitan reintegrar primer paso hacia la conceptualizaci?n se convierten nos con nuestra propia as? en los catalizadores Los textos literarios sociedad. de profundas

y m?ltiples

potencias.

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