Comunidades y tecnología: la página web como instrumento de preservación de la memoria colectiva

May 20, 2017 | Autor: Manuel Gandara | Categoría: Information Tecnology, Memoria
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Comunidades y tecnología: la página web como instrumento de preservación de la memoria colectiva Article · November 2002

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Comunidades y tecnología: la página web como instrumento de preservación de la memoria colectiva Dr. Manuel Gándara Vázquez M. en C. Marco Antonio Monroy Fonseca Noviembre 29 de 2002 1. Antecedentes y Génesis del proyecto “Periódicos Comunitarios” a. La paradoja lingüística y cultural: ¿un entorno global gobernado por el inglés? Sin duda alguna Internet es el medio por el cual el mundo acorta distancias. Es posible tener acceso a información de distinta naturaleza con unos golpes de teclado, a velocidades casi inmediatas. No obstante, el Internet da pie a una de las paradojas de un mundo en globalización. Nos referimos a la tendencia de homogeneización del medio, en el cual es necesario conocer un puñado de lenguajes o culturas para tener una visión “global” del medio del que nos rodea. Un ejemplo de dicha homogeneización se manifiesta a través de la presencia de un puñado de lenguajes en la Internet. De hecho, es notoria la disparidad de la presencia lingüística en los medios electrónicos. De acuerdo con los últimos datos disponibles por Global Reach, el contenido del 68% de las páginas web se encuentra en inglés, mientras sólo el 2.5% se encuentra en español. Adicionalmente, de acuerdo con la misma fuente el 36% de las personas en línea tienen al inglés como primera lengua, comparado con el 7% de hispanohablantes en línea. Consecuentemente, la llamada “brecha digital” no nada más debe verse como un problema de acceso a tecnología, sino también como una limitación para la difusión y preservación de una cultura, a través de sus distintas manifestaciones como son su lenguaje, sus usos y costumbres. Regresando un momento al panorama lingüístico, se ha estimado que de los 6,800 idiomas que se hablan en el mundo, un 50% se habrán extinguido en el transcurso del presente siglo [Wurm, 2002]. Entonces, ¿Cómo lograr la conservación de la diversidad cultural cuando la tendencia es de homogeneizar? ¿Cómo lograr que el Internet sea un medio verdaderamente global, en que cada manifestación cultural quede plasmada? ¿Las minorías nacionales por no tener presencia en el Internet estarán condenadas a desaparecer? Estas interrogantes son más difíciles de contestar si se considera quiénes son los que tienen acceso a la red. En el caso específico de los países en vías de desarrollo el acceso de la tecnología está centrado en las comunidades urbanas, mientras que en comunidades rurales o urbano marginadas es prácticamente inexistente. Por otro lado, las minorías étnicas nacionales, además de los pueblos autóctonos han estado a la margen de esta revolución tecnológica. Incluso, dichos sectores poblacionales han estado al margen del desarrollo, que implica que los grupos de poder sean quienes determinen el rumbo de un pueblo o nación. En el caso concreto de México, el país se ha distinguido por sus políticas de asimilación lingüística y cultural, a partir del integracionismo planteado en la década de 1920 [Durand Alcántara, 1998]. Un ejemplo de ello son las “escuelas indígenas” cuyo objetivo promordial era “mexicanizar al indígena y no indigenizar a México”. Dichas políticas todavía tienen su reminisencia en los modelos de educación existentes, condenando a los que no se sienten “mexicanos” a ser excluidos de la sociedad mayoritaria. La palabra “indio” suele ser considerada como un sinónimo de ignorante o “aculturalizado”, o como mencionaría Bonfil Batalla [1995], “el término denota la condición de ‘colonializado’”. Por otro lado, las lenguas indígenas son erróneamente

calificados (o relegados) como “dialectos”, ya que “no son escritos”, considerando además que la palabra está siendo utilizada de manera equívoca. Nuevamente, aparece la condición de “colonizado”en este ejemplo. Estos, entro otros fenómenos, han derivado en una sociedad clasista y racista, en el cual el acento del hablante y el tono de la piel influyen en el éxito o fracaso personal. Tanto han sido el impacto de dichas políticas, que incluso las etnias estimulan el pronto aprendizaje del español, así como la negación de los usos y costumbres nativos, con el aparente fin de acaban con dicha marginación, económica y social. Suele argumentarse que la educación es el medio de adquirir conocimientos sobre el medio que nos rodea, aunque ésta suele tener el sesgo de los grupos en control, producto de lo anteriormente explicado. Por tanto, ¿cómo revertir estas tendencias? ¿cómo la tecnología puede contribuir a la autodeterminación de los pueblos, respetando la diversidad de éstos pero sin atentar con el sentimiento nacional? b. Ejemplos de contenido autóctono en el Internet A pesar de que la situación actual del Internet no favorece a culturas minoritarias, ha habido esfuerzos por parte de diversos grupos étnicos por tener una presencia en línea, de manera de que el mundo sepa de que “están ahí”, que también han sabido ganar un espacio en la red de redes. Existen distintos ejemplos alrededor del mundo sobre diversos tipos de comunidades étnicas y su presencia en el Internet, no obstante, el modo en que se han acercado a la red ha tomado diferentes formas. Tomemos por ejemplo a la tribu Oneida ubicada en el centro del estado de Nueva York [Polly, 1998]. Dicho grupo étnico posee un portal, de apariencia profesional, el cual permite al visitante concer aspectos de sus tradiciones y sus problemas actuales, además de hacer propaganda al casino de la zona. Describe con lujo de detalles los conflictos agrarios que han sucedido a lo largo de dos siglos. Incluso, dicha etnia ofrece servicios profesionales de producción de material audiovisual. No obstante, es de notar que casi la totalidad del contenido del portal se encuentra únicamente en inglés. Es un resultado un tanto paradójico, dado que en una de las secciones hablan sobre “la recuperación de su lengua que se ha estado perdiendo”. Es lógico pensar que posiblemente, el sitio está enfocado al público mayoritariamente anglófono que rodea a la comunidad. Pero, ¿por qué ejemplificar la lengua como una pieza de museo, como algo “de colección”? ¿Por qué no aventurarse en compartir sobre la toponimia, el vocabulario, la herencia del pueblo Oneida, en un entorno más participativo? Otro portal como el de los Sami (Lapones) en el norte de Escandinavia (same.net) ofrece una especie de “tablero de anuncios” en el cual se pueden colocar y consultar anuncios referentes a eventos de la comunidad, un poco a la sazón de los actuales foros de discusión [Forsgren, 1998]. Este es un ejemplo de utilización de la lengua nativa en un modo netamente electrónico, incluso desarrollando una variación de la página de caracteres escandinavos, adaptado para escribir las letras sami. No obstante, también dicho portal tiene algunos detalles. Por ejemplo, el software que gestiona el portal es un producto propietario de una empresa de cómputo de la región. Si el software que posée la etnia es propietario, entonces se infiere que la organización gestora del portal de algún modo tiene los recursos para su manutención (para el pago de licencias o mantenimiento). O bien, dichos fondos pudieron ser obtenidos por otros medios, a través de donaciones, por ejemplo. Si existe un medio de financiamiento, ¿cómo lograr un esquema que abarque este punto, en una situación distinta, como es el caso de México? Un tercer ejemplo interesante va más allá del simple despliegue de información en una página web. En la región de los Territorios del Noroeste y Nunavut (Canadá), donde la población está dispersa en un territorio vastísimo, Internet ha probado ser un

medio eficaz para comunicar a las personas en estas tierras remotas [Cain, 2002]. Adicionalmente, se han estado desarrollando proyectos a través del gobierno y la iniciativa privada para conservar y enriquecer el lenguaje Inuit. A través del proyecto “Living Dictionary” [Meloan, 2002], los hablantes del idioma han creado un diccionario dinámico que no sólo se limita a mencionar las traducciones entre inglés, francés e inuit, sino también describe las diferencias dialectales que existen en el idioma, gracias a colaboraciones en línea. Esta loable iniciativa, no debe verse nada más desde el punto de vista de la preservación del patrimonio de los Inuit, sino de la colaboración tanto de la gente como del gobierno y la iniciativa privada para el desarrollo de dicho producto, que ha tenido un impacto y un uso relevante para los miembros de esta etnia. ¿Funcionaría con este esquema un producto similar en México? ¿Cómo convocar a las partes que puedan llevar a cabo el proyecto? ¿Cómo lograr la sustentabilidad del proyecto, además de asegurar el compromiso de todas las partes? c.

Las “Comunidades en línea” como ambiente de participación No nada más hay que centrar el estudio en el despligue y generación de contenidos en línea. En cualquiera de los tres casos, y en muchos más, es indispensable considerar al público al que está enfocado este contenido. sino también poseen el potencial de crear “comunidades en línea”. A pesar de parecer un término que se malinterpreta por distintos mecanismos de interacción bien conocidos (correo, chat, y otros), el término usado en este documento describe a grupos de personas caracterizados por (1) un sentido de pertenencia, (2) reconocimiento, (3) enlace emocional y (4) sentido de recompensa por su participación [MacMillan y Chavis, 1996]. Es decir, la interacción entre la persona y el medio no nada más debe limitarse a una experiencia pasiva, en el que el expectador se limite a recibir información con la que ni siquiera pueda sentir familiaridad. Es necesario que el Internet sea un medio más activo, en el que los participantes adquieran un rol de productores de información, tomando como referencia su experiencia personal, con el objeto de compatir y comparar diversos puntos de vista dentro de la misma comunidad. Retomando la idea de una “brecha cultural” por falta de espacios o contenidos locales, es necesario buscar sectores de la población que tengan “mucho que decir”, desde un punto de vista subjetivo. Una propuesta de este tipo ha sido el proyecto “Silver Stringers” del Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts [Driscoll et al., 1997; Smith et al., 2000; Turpeinen, 2000]. Este proyecto se basa en dos principios: 



Acercar los medios a sectores de la población “no computacionalmente atractivos”. Esto es, que la tecnología pueda ser usada por individuos con cierta resistencia o miedo a la tecnología como personas de la tercera edad o personas en el medio rural. Pero hay que tomar en cuenta que con dicho acercamiento no se vusque una modificación del conjunto de normas que generalmente rigen a la comunidad, ya sean sociales o culturales [Monroy, 2002]. Que los participantes del proyecto sean críticos de la información que les rodea, para así crear un criterio propio. De esta manera, el participante no nada más asume un papel pasivo o de consumo en el proceso informativo: ahora puede ser el actor o productor de información relevante para la comunidad o bien para personas con gustos afines. Para ello se ha tomado el enfoque periodístico para formar personas con un cirterio más amplio [Smith et al., 2000].

De esta forma, el primer grupo de personas con el que el laboratorio trabajó fue con personas de la tercera edad. Según se ha documentado en [Smith et al., 2000], la experiencia pasó por una serie de fases de apropiación tecnológica. Al principio, existe resistencia o miedo al tener un primer contacto con la computadora. Es común que el

participante se sienta incómodo al manejar un teclado o un ratón, o mejor aún, percibir que con su inexperiencia llegue a “descomponer el equipo”. Enseguida, se exploran los usos que puede tener el equipo para facilitar labores rutinarias como escritura de documentos con un procesador de textos, dibujo de imágenes, manejo de diskettes o navegación en Internet. Finalmente, y con ayuda de un sencillo software (que se describirá más adelante), la comunidad crea páginas web con contenidos relevantes para la comunidad, a través de un servidor que está a cargo de la comunidad. El resultado final del proceso es la concepción de un “periódico comunitario” a cargo de los participantes, en el que cada uno de ellos tiene un rol definido, y en el que incluso existen una serie de normas a seguir, fijadas por la misma comunidad. Es de esta manera que grupos de la tercera edad o grupos de niños o adolescentes alrededor del mundo han podido crear portales en los cuales expresan este sentir comunitario, de una manera objetiva, pero a la vez que refleje el punto de vista único del autor que lo escribió1. Dicho modelo de comunidad se ha mantenido ya por 6 años, y se ha invitado a nuevas personas a participar en este modelo colaborativo, de diversos orígenes geográficos, sociales o culturales. Ya es posible leer sobre las experiencias de los veteranos de guerra de Massachusetts o de sus experiencias siendo jóvenes, o asimilar lo que opina un adolescente sobre conflictos internacionales o locales, ya sea el conflicto entre países, o los derechos de la mujer. Recientemente, uno de los participantes del periódico comunitario publicó un libro con sus experiencias durante la depresión de finales de 1920, producto de sus participaciones en el periódico comunitario. No cabe duda que la participación en este entorno conectado deja marca en sus participantes, en un mayor o menor grado. d. Reflexión Al haber experiencias exitosas alrededor del mundo en el cual la cultura y la sabiduría popular se han manifestado, es posible plantear algunas preguntas, orientadas ahora a nuestra realidad nacional: ¿cómo se aplica el modelo en distintos países? ¿Cómo lograr el acercamiento de las personas a la tecnología? ¿Será posible lograrlo en México? ¿Con comunidades indígenas y/o rurales? ¿Cuáles pueden ser los posibles resultados? ¿Cómo manejar posible errores o situaciones no contempladas? ¿Es posible prever estas situaciones? Por consecuencia. ¿qué herramienta o herramientas serán ideóneas para lograr la preservación de la cultura popular? Los casos presentados en este capítulo comparten un punto común: éstos se han llevado a cabo en países desarrollados, que ya cumplen con cierto nivel de cobertura tecnológica y económica, muy por arriba de países en vías de desarrollo. Un punto central en la investigación se simplifica a un objetivo: poder lograr resultados similares en condiciones totalmente distintas, con ideosincracias particulares. Consecuentemente, con la ejecución de dichos proyectos se puede desarrollar un esquema particular con un enfoque regional, con experiencias replicables en entornos similares, buscando la colaboración de organizaciones con experiencia, que estén dispuestos a usar herramientas tecnológicas, cualesquiera que estas sean. Por tanto, basado en las experiencias aquí mostradas, el proyecto de “Periódicos Comunitarios” nace con el objeto primordial de preservar la cultura indígena a través de dos componentes: el desarrollo de una metodología de trabajo que pueda ser replicable pero a la vez adaptable a los distintos entornos de trabajo, y más específico en el caso mexicano, y la propuesta de una herramienta tecnológica, de fácil uso que permita concebir para la comunidad objetivo un canal de comunicación participativo en el que la comunidad comparta su patrimonio con un público de alcance global.

Para mayor información, consúltese el sitio del proyecto Silver Stringers (http://stringers.media.mit.edu), en donde se tiene acceso a las diversas publicaciones logradas a través del Laboratorio de Medios del MIT. 1

En la siguiente parte describiremos la elección del lugar de estudio, así como la descripción del trabajo llevado a cabo con las organizaciones participantes. 2. La Experiencia Oaxaqueña. a. Porqué Oaxaca Uno de los autores (Gándara), había tenido la oportunidad de trabajar en Oaxaca previamente: la Escuela Nacional de Antropología e Historia fundó a inicios de la década de 1980 un Programa de Antropología Social a Distancia en Oaxaca, en el que participaron muchos maestros pertenecientes a la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO). Años después, algunos de estos mismos alumnos, así como dos de los coordinadores del Programa a Distancia, participaron en la creación del primer Museo Comunitario de Oaxaca, el Museo Shan-Dany en la comunidad de Santa Ana del Valle. La ENAH apoyó esta iniciativa en varios de sus aspectos, entre ellos creando una base de datos apoyada en microcomputadora, la primera en su género en México, para satisfacer el requerimiento legal de que el Museo tuviera un Inventario-Catálogo de Piezas [Gándara et al., 1986]. Ello inició una relación muy fructífera y de largo plazo con el programa de museos comunitarios y reforzó el vínculo previo con la Coalición de Maestros. Pero, independientemente de la anécdota personal, la idea de llevar a cabo el proyecto en Oaxaca se fundamenta en una convicción, que compartimos precisamente con las organizaciones a las que convocaríamos para el proyecto: la mejor manera de que una iniciativa comunitaria tenga éxito, es que pueda apoyarse en grupos organizados de la sociedad civil, con capacidad amplia de convocatoria, con credibilidad local y con vocación de servicio e inclusión de los actores principales en la comunidad. Oaxaca es ejemplar por la cantidad, variedad y eficacia de las organizaciones de la sociedad civil con las que cuenta, y la experiencia acumulada en varios campos de actividad. El poder apoyarnos en organizaciones de este tipo como aliados estratégicos nos parecía vital. Inicialmente, habíamos pensado centrar el proyecto en una comunidad, la misma comunidad de Santa Ana del Valle con la que Gándara colaboró en 1986. Pensamos que se resolvía así una segunda preocupación de cualquier proyecto comunitario, que es la manera en que debe presentarse y ser apoyada la iniciativa, a través de un contacto en la comunidad que tenga la manera de elevar la propuesta a los organismos de decisión colectiva locales. Este contacto debe tener también credibilidad y, en particular, el reconocimiento comunitario –sobre todo si se considera la comprensible desconfianza hacia los caciques, particularmente en contextos rurales. En el caso de Santa Ana, que se gobierna mediante los usos y costumbres tradicionales, mediante mecanismos de decisión colectiva, era importante llegar por los mecanismos adecuados y respetuosos de las formas y protocolos indígenas. Nuestro trabajo previo con la CMPIO y el Museo Comunitario proporcionaban un vínculo ideal. b. Las organizaciones convocadas Nuestro enlace con la comunidad se haría a través de los Antropólogos Sociales Teresa Morales y Cuauhtemoc Camarena, del Centro Regional Oaxaca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y asesores de la Unión de Museos Comunitarios de Oaxaca, y a través de un antropólogo estadounidense, conocido por Monroy, que recientemente publicó una monografía sobre Santa Ana del Valle [Cohen, 1999]. Ellos facilitaron una primera entrevista con las autoridades actuales del Museo, y a través de ellas, con personas del gobierno local, a inicios de enero de 2002. La iniciativa fue recibida favorablemente, pero surgió una dificultad de orden práctico: no hay acceso en Santa Ana a Internet mediante llamada local, a pesar de estar apenas a un par de kilómetros de un punto de acceso (Tlacolula). Aunque existían soluciones técnicas potenciales, problemas de costo y soporte técnico hacían inviable la idea inicial. Pero, en paralelo, al presentar a la gente de la Unión de Museos Comunitarios el proyecto, surgió una alternativa mucho más interesante, y que era técnica y

presupuestalmente viable: trabajar no solamente con el Museo de Santa Ana del Valle, sino con el conjunto de museos que hoy día componen la Unión de Museos Comunitarios de Oaxaca. Ello tenía varias ventajas: primero, la Unión había detectado como una necesidad urgente el poderse comunicar fácilmente con los 19 museos afiliados, así como ellos entre sí y con organizaciones hermanas; adicionalmente, había iniciado ya a nivel central (en la ciudad de Oaxaca) el uso de Internet como medio de promoción para los museos miembros, así como para los servicios adicionales que éstos ofrecen; y, por último, la dispersión geográfica de los museos se ajustaba mucho más a la idea original de Monroy (y del software a emplear) de una red distribuida mediante la que colaboran los participantes a distancia, que el trabajar en una única comunidad. A partir del éxito del Museo de Shan-Dany en 1986, siguieron otros, en diferentes partes del estado, que hoy día se han reunido en la Unión de Museos Comunitarios de Oaxaca (UMCO). A su vez, el éxito de la UMCO fue definitivo para que hace unos años se creara la Unión Nacional de Museos Comunitarios. De esta manera, se abría además una ruta de crecimiento potencial para el proyecto. Una vez con esta idea, era natural extender la misma estrategia a la otra organización con la que habíamos trabajado antes: la Coalición de Maestros y Promotores Bilingües de Oaxaca (CMPIO). La Coalición inició sus trabajos hace un par de décadas como proyecto piloto de la Secretaría de Educación Pública en el sector de educación indígena, y ha crecido hasta generar una organización civil no gubernamental que actualmente agremia a más de 900 maestros indígenas de Oaxaca distribuidos a lo largo y ancho del Estado. Su trabajo innovador es reconocido como líder en muchos aspectos de la educación bilingüe. La dispersión geográfica de sus agremiados, algunos de ellos en lugares que ya tienen acceso a Internet, se prestaba de nuevo para la propuesta de colaboración a distancia de Monroy. De hecho, la CMPIO usa de manera incipiente ya Internet en sus oficinas centrales, para correo electrónico y navegación en WWW. La CMPIO (más conocida como “La Coali”) recibió con interés la idea, y lo mismo que la UMCO llevó la iniciativa a sus órganos colegiados de gobierno. Se hicieron presentaciones iniciales del proyecto y finalmente se logró la aprobación de las respectivas asambleas. Hacemos este recuento con detalle, porque aunque el proceso de aprobación, pudiera parecer rápido y sencillo, pero en la realidad tomó poco más de un mes, y fue rápido gracias a que teníamos una historia de trabajo conjunto con las organizaciones. Los tiempos normales del protocolo de aprobación bajo las formas de gobierno indígena pueden ser sustancialmente más largas, al menos en las áreas en donde el gobierno comunitario realmente funciona de manera participativa y democrática –que es el caso mayoritario en Oaxaca. Estos tiempos, entonces, no son triviales y una de las lecciones del proyecto es que deben ser previstos en el cronograma de esfuerzos similares. c.

El proyecto Inicialmente Monroy había planteado la posibilidad de que los proyectos se publicaran en alguna de las lenguas indígenas de Oaxaca. La reunión con la Coali nos hizo ver que, aunque esta era una buena meta para una etapa posterior, la dificultad para los usuarios potenciales no era tanto que estuviera o no en zapoteco o alguna otra lengua indígena, sino que muchos indígenas son analfabetas tanto en su lengua como en español. Y que la posibilidad de promover los proyectos de ambas organizaciones se ampliaba si en esta primera etapa se utilizaba el español. De hecho, la reunión con Santa Ana del Valle nos hizo ver que en el futuro habría que pensar seriamente en los migrantes indígenas, y más que un periódico escrito en alguna lengua, contar con la posibilidad de que el periódico pueda reproducir segmentos de audio en que las

noticias se hablen en esa lengua. Aunque se fijó como una meta poder contar con la traducción de la interfaz al zapoteco, ésta meta adquiría menor importancia para esta primera etapa que poder contar con contenidos en español, lo que era factible a partir de la traducción al español de la herramienta que había hecho Monroy y que estaría disponible para la capacitación [Monroy 2002]. Sin embargo, la localización de la herramienta no era algo trivial. Hay que considerar que, dado el poco contacto de estos grupos con una computadora, es necesario elegir las palabras adecuadas para que describan las funciones que efectúa el programa, de tal forma que no cofundan con palabras a las cuales ellos ya están acostumbrados. Por ejemplo, en la herramienta que se utilizó para la realización del periódico comunitario, una palabra que se usa bastante es ‘basket’, para referir a un repositorio virtual en el que se almacenan los artículos escritos por un autor, y luego almacenados en el servidor. La traducción literal de la palabra es ‘canasta’, pero este vocablo se usa en un contexto totalmente distinto: “una canasta sirve para llevar cosas, como cuando uno va al mercado”. Por tanto, ¿qué vocablo alterno descrbiría en español un concepto similar? Otro término probable sería ‘bandeja’, muy usado en programas de gestión de correo electrónico. No obstante, este término refiere un ambiente tipo oficina, lo cual deriva en otro entorno poco conocido por el público al cual se enfoca nuestro estudio. La palabra elegida resultó ser ‘buzón’, que a pesar de denotar un objeto en el que se depositan cartas, es más útil en el sentido de depositar o dejar mensajes, que es la asepción que se estaba buscando. Adicionalmente, dado el sistema educativo, la idea de ‘buzón’ está más arraigada en la población, a pesar de ser un objeto algo ajeno a la cultura indígena oaxaquense. Ahora bien, en cuanto a la parte organizacional del projecto, se decidió fijar como como objetivo el poder contar cuando menos con un periódico por cada organización participante del proyecto, con un mínimo de dos números para cada periódico, en esta primera etapa del proyecto calculada a un año. Para ello, se capacitaría a un grupo de alrededor de 24 personas (12 por organización), tanto en el uso de la herramienta como en el proceso mismo de creación de un periódico comunitario. Se fijaron varias fases de trabajo, que se afinaron en cuanto se hizo evidente que los grupos serían muy heterogéneos en cuanto a su experiencia previa con la computadora e Internet. Antes de proceder a la capacitación sobre Pluto (que en esos momentos tendría una nueva versión y se convertiría en HDL), era necesario hacer una inducción general y una introducción inicial a Internet, que sería la primera fase del proyecto. La segunda fase consistiría en la capacitación sobre la herramienta en sí (HDL), y estaría a cargo de Monroy, para tomar lugar en marzo. Al término de esta fase se iniciaría la tercera etapa, de elaboración de primeros materiales, con la intención de contar con el esbozo de ambos periódicos y algunos materiales ya capturados antes de mayo. Se aprovechó la presencia de Monroy en Oaxaca durante buena parte del mes de marzo para dar soporte técnico y apoyo en general a los participantes. A partir de junio se arrancaría la fase de producción en forma de los primeros números de los periódicos, con la meta de contar con cuando menos dos números a más tardar a inicios del 2003. Se previó que cuando estuvieran listos los números iniciales de cada periódico, se hiciera un evento público de presentación de primeros resultados. d. Acerca de los componentes utilizados a. Metodología empleada Para nuestra experiencia en Oaxaca, se aplicó un marco de trabajo cuyo objetivo es aportar una solución tecnológica a las organizaciones indígenas mencionadas, sin descuidar otras necesidades primarias que dichos grupos tengan. Primordialmente este sería el primer paso: identificación de necesidades tecnológicas, y fijar una prioridad respecto a otro tipo de necesidades que la comunidad tenga. Aunado con este paso se encuentran dos pasos importantes:

conocer la base cultural de las comunidades, así como el diseño primordial de la solución tecnológica que satisfaga esa necesidad tecnológica. Esta primera etapa es la más crucial de la metodología, ya que de alguna forma puede definir qué tan abierta es la comunidad para apropiar la tecnología. Hay que enfatizar que el objetivo principal es lograr la apropiación y adaptación de la tecnología, y no la imposición de tales medios. Es importante la confianza que dichos grupos ganen al familiarizarse con la solución tecnológica. Además, en la fase de diseño es necesario plantear una estrategia de adopción, por medio de cursos o actividades que permitan una primera sensibilización de las herramientas, y con ello reducir el miedo o la resistencia que llegase a ocurrir. Otra fase de la metodología fue la evaluación de la infraestructura existente. Oaxaca tiene una de las tasas más bajas de penetración de comunicaciones en el país, por lo que se evaluaron posibles localidades para la instalación del servidor web. Como se había mencionado, la idea original era la instalación del servidor en Santa Ana del Valle, pero debido a que el acceso involucraría una llamada a larga distancia, además de ocupar una de las dos líneas existentes en la comunidad, quedó descartada la opción. La siguiente opción era alojarlo en el Instituto Tecnológico de Oaxaca que ya posee cierta infraestructura. Aunque esta opción es factible, surgieron dudas sobre la responsabilidad del equipo, ya que estaría alojado en otra institución. Finalmente se decidió alojarlo en las instalaciones del Centro de Cultura Digital en la Ciudad de México. Aunque esta solución está lejos de ser la ideal, es por lo menos la que cumple las actuales necesidades de comunicación. Además, mientras se capacitan los nuevos facilitadores del proyecto, esta alternativa garantiza que por lo menos el servicio está a cargo de una de las partes involucradas en el proyecto. El siguiente paso es la capacitación de los posibles usuarios de la solución tecnológica. Este paso implica el diseño de materiales, actividades y estrategias que permitan la fácil asimilación de los conceptos. Es muy importante buscar similitudes culturales para que los conceptos sean fácilmente aprendidos. Como se ha señalado en un punto anterior, la experiencia reveló que incluso usar el vocabulario adecuado es crucial para la asimilación de dichos conocimientos. El papel del instructor debe ser de facilitador, y no hacer el trabajo por los demás. En los pasos anteriormente descritos, se aplicaron una serie de herramientas de diagnóstico y capacitación orientadas a los participantes del citado curso. Primordialmente, se aplicaron dos encuentas (una al inicio del curso y otra al final del mismo) centradas en el impacto de la tecnología actual sobre los participantes. Se abarcaron rubros como el uso de la lengua indígena en la vida diaria, los medios de comunicación utilizados para expresarse en su lengua, si conocen medios masivos en sus lenguas, su experiencia previa con una computadora, y el posible impacto que pudiera tener internet en su vida diaria. Adicionalmente, se desarrolló material de trabajo que, antes de introducir el uso de la herramienta y la computadora, buscó hacer la similitud entre el funcionamiento de un periódico en papel y el funcionamiento del software, además de dejar, al menos al final de la capacitación, con un esquema de organización definida por las mismas organizaciones (“comité del periódico” como mencionaron algunos participantes). Después, es necesario hacer un seguimiento de la estrategia, para ver si en efecto la solución tecnológica tiene los efectos esperados. Es en la fase práctica cuando verdaderamente se pone a prueba la solución, atendiendo posibles dudas que no hayan surgido durante la fase de capacitación. En este punto es posible evaluar puntos positivos y negativos de la solución, así como acciones que permitan la mejora del producto. Adicionalmente, se pueden prever posibles usos o públicos que no hayan sido contemplados en un principio.

En caso que la solución tecnológica haya cumplido su cometido, el paso final es la difusión y adaptación de la solución en otros ambientes. Es en esta fase cuando los primeros capacitados ahora fungen como nuevos facilitadores del proyecto, compartiendo sus experiencias y conocimientos a otros públicos potenciales. La herramienta ya se encuentra en fase de maduración y puede ofrecerse como un estandar replicable y adaptable a diferentes entornos.

Figura 1. Capacitación de los miembros de las organizaciones. b. Software utilizado Para el desarrollo del proyecto se utilizó una herramienta desarrollada por el Laboratorio de Medios llamada “HDL”. Está herramienta tiene su antecesor en otro programa llamado “Pluto”, el cual es actualmente usado por los miembros del proyecto Silver Stringers mencionado anteriormente. La función principal de la herramienta es proveer a la comunidad con un servidor web en el que los participantes puedan escribir páginas web con un mínimo de conocimiento de HTML, el lenguaje para elaborar dichas páginas. Este programa posee una serie de características que lo hacen diferente a software comercialmente disponible. Primordialmente, el funcionamiento se basa en la operación de un periódico, al ofrecer “buzones” en los cuales se escriben y almacenan los artículos escritos. La ventaja de esta estrategia es que lo que se escribe no se publica en el Internet inmediatamente; pasa por un buzón de edición en el cual el editor revisa el contenido del artículo a publicar, de manera que se conserve el estilo y la objetividad de la información. Al estar los artículos ya aprobados, éstos pasan a un buzón de publicación, en donde se elabora de manera dinámica el periódico en línea con los correspondientes artículos.

Figura 2. La interfaz de trabajo de HDL, dividida en un menú de funciones, y buzónes que contienen artículos.

Figura 3. La interfaz para la escritura de un nuevo artículo. El colaborador escribe los datos solicitados, así como el artículo en los espacios en blanco, y el programa elabora la página web de manera dinámica.

Figura 4. La ventana de la biblioteca de multimedios permite agregar imágenes al artículo. Otra característica de la herramienta es que, contrario al software comercial, las acciones disponibles se encuentran acotadas. Es interesante saber que la complejidad de una herramienta va generalmente en función del número de funciones disponibles. Tomando en cuenta el público que utiliza una computadora o elabora una página por primera vez, la experiencia puede ser incluso contraproducente al tratar de asimilar todas las funciones disponibles. HDL ofrece una interfaz en el que el colaborador escribe su artículo usando una forma web (es decir, llena los espacios en blanco en un formato) para que dinámicamente se cree la página. Se incluye la opción de poder agregar imágenes a la página a través de una bibliteca de medios. De esta forma, a pesar de la aparente simplicidad del programa, provee una primer paso para aprender a elaborar páginas sencillas, además de preparar a aquellos interesados al uso de interfases más complicadas. Una tercera característica es que el programa puede ser accedido y administrado a través de un navegador de internet. Es decir, no se necesita tener instalado un agente, o un programa cliente, o la propia aplicación para poder tener acceso a la publicación elñectrónica. Al abrir el navegador, se teclea la dirección web en donde se encuentre alojado la publicación, y se tendrá acceso tanto a la información como a la administración del mismo, y por ende, continuar con el ciclo editorial anteriormente descrito. En otras palabras, el software permite un trabajo descentralizado, ya sea desde la casa, el cibercafé o la oficina. El software se encuentra escrito en Java, un lenguaje de programación orientado a objetos que tiene la ventaja de ser portable a otros sistemas. El contenido es generado usando lenguajes como JSP (Java Server Pages), XML (Extensible Markup Language) y XSLT (Extended Stylesheet Language Transformation). Adicionalmente, se utiliza Tomcat para proveer el servicio de servidor web para la computadora en que se encuentre instalado. Finalmente, el programa usa una base de datos denominada MySQL para control de objetos almacenados. La decisión de utilizar estos lenguajes obedecen a que se encuentran estandarizados, además de que son disponibles de forma gratuita. Esto es, no es necesario pagar una licencia para poder desarrollar código en estos lenguajes. Una ventaja adicional es la protabilidad, ya que el programa puede correr en un servidor Windows o Linux.

e. Desarrollo del proyecto La primera fase consistió en cuando menos una sesión de trabajo de entre 4 y 8 horas para cada organización, ante la imposibilidad de acordar un calendario conjunto. Por problemas logísticos fue necesario llevarla a cabo en dos visitas sucesivas a Oaxaca, que tuvieron lugar a finales de enero y finales de febrero respectivamente y estuvieron a cargo de Gándara. En el caso de la UMCO, fue una sesión fundamentalmente teórica, ante la imposibilidad de contar con un laboratorio. Aunque a final de cuentas fue posible conseguir un buen número de computadoras, la dificultad de contar con solamente un acceso a Internet y sin una red local, hizo que la parte práctica de la experiencia fuera limitada. Por otro lado, la UMCO tenía mucho más familiaridad ya con Internet, y más bien quedaban dudas conceptuales –dado que ellos habían aprendido sobre Internet sobre la práctica, de tal manera que los participantes de todas maneras consideraron exitosa la sesión. Se apoyo la exposición con un proyector digital, cosa que resulta indispensable para un grupo de más de un par de personas. A esta primera sesión acudieron 8 personas de las oficinas centrales, fundamentalmente, por problemas de calendarización, ligados a una reunión regional que tendría lugar al día siguiente en San Miguel Tequixtepec. Pero se pudo aprovechar esa reunión para entonces presentar el proyecto y decir a grandes rasgos qué es y cómo funciona Internet a un grupo mucho mayor, en el que había presencia de buena parte de los museos miembros de la Unión. La sesión con la Coali se benefició de que para entonces habíamos conseguido el laboratorio del Centro de Tecnología del Instituto Oaxaqueño de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), habilitado por el ILCE. En este caso la parte teórica se redujo a alrededor de una hora y media, para dedicarse el resto de la sesión a trabajo práctico de navegación y apertura de cuentas de correo en un servicio gratuito. Como se mencionará más tarde, aunque se contaba con una red local y acceso a Internet, resultó que la conexión, ya con todos los usuarios (que en este caso fueron 10), apenas nos daba una velocidad de salida por debajo de los 28 Kb.) La sesión fue un reto muy interesante, porque había el rango entero de habilidades y antecedentes previos: desde la gente que por primera vez usaba una computadora, hasta aquellos que habían ya navegado en Internet. Sobre esta heterogeneidad regresaremos más tarde. La fase siguiente fue la capacitación sobre HDL. Estuvo a cargo de Monroy, y se pudo contar una vez más con un laboratorio, en este caso facilitado por el Instituto Tecnológico de Oaxaca, gracias al contacto creado a través de Cohen. Como se había indicado, se dispuso de un laboratorio de cómputo en el que se impartió el taller en dos fases: una sensibilisación sobre el proceso periodístico y la utilización de la computadora, mientras que en el segundo día el taller se enfocó en la utilización de la herramienta HDL. No obstante, dicha experiencia tuvo un problema no contemplado: el software necesita ser instalado en una computadora con Windows NT o similar, debido a la instalación de “servicios” que permitieran la creación del servidor web. Durante el primer día, el laboratorio contaba nada más con máquinas Windows 95 y 98, que no ofrecen dicha capacidad. Por tanto, el contenido del taller tuvo que ser reajustado para sólo estudiar la parte teórica durante la primera sesión. Por fortuna, existía un laboratorio que poseía computadoras Windows 2000, por lo que se pudo configurar uno de estos equipos para la segunda fase del taller. No obstante dicha complicación, el taller dejó como resultado la creación de los comités de publicación para cada periódico, con los correspondientes responsables, así como una idea de las secciones que se publicarían en sus respectivas páginas web. La fase de producción se inició a finales de marzo. En junio se detectaron problemas derivados de dificultades técnicas con el software, lo que llevó a realizar una nueva visita a Oaxaca para detectar la fuente de los problemas y ofrecer una solución temporal. En parte, la raíz del problema estaba en aspectos inestables de la

actual versión de HDL. Pero buena parte la dificultad real era una de acceso a equipos conectados a Internet, que estaba retrasando el ritmo de la producción. Por ello se acordó en esta visita tener una nueva sesión grupal, de recordatorio, ya con los problemas del software solucionados, y con suficientes máquinas como para permitir el trabajo en paralelo y así capturar los artículos y fotos que ya se tenían, particularmente para el periódico de la UMCO. Esta última sesión tuvo lugar a finales de agosto, y fue conducida en conjunto por Gándara y Monroy, con apoyo de Carla Gómez. Se volvió a contar con el apoyo del Centro de Tecnología del IEEPO. Esta vez el problema de acceso a Internet no era tan grave, porque se utilizaron las computadoras en una configuración de red local, conectadas al servidor que contiene el software para la elaboración de los periódicos, y que habíamos llevado desde el CCD para ese efecto. A fin de agilizar la captura, ser revisó el proceso en sí de elaboración del periódico y se hizo un breve recordatorio de la mecánica de operación del software, y se apoyo el trabajo con un pequeño manual elaborado por Carla. Esta sesión reforzó los conocimientos de los que habían estado en sesiones previas, y sirvió como introducción rápida a los nuevos participantes en el proyecto. Asistieron ambas organizaciones, que llevaban ya materiales capturados y almacenados en disquete, lo que agilizó considerablemente el trabajo. El poder resolver dudas técnicas sobre la marcha también fue importante. Como Monroy y Gómez habían resuelto previamente las dificultades técnicas más apremiantes, la gente recuperó la confianza en la operación del software, y pudo constatar con sus propios ojos la velocidad a la que crecían sus periódicos. Pensamos, en retrospectiva, que esta sesión fue clave para retomar el interés y el entusiasmo del grupo, y facilitar que en un par de meses pudiéramos contar con los primeros borradores finalizados de cada periódico. f.

Resultados a la fecha. En mayo, Monroy presentó su tesis de maestría ante el Media Lab del M.I.T. [Monroy 2002], lo que constituye un primer producto del proyecto. Y a mediados de Octubre se presentaron los primeros números de cada periódico, en un acto celebrado en el exConvento de Sto. Domingo. Cada organización mostró sus avances: UMCO, con un formato que seguramente será ya el definitivo de su periódico, y la Coali con un número “0” y el plan para lo que será el formato definitivo a partir del número 1 de su periódico. Los periódicos están accesibles en las direcciones http://ccd.dyndns.org:8080 y http://ccd.dyndns.org:9090 de Internet. Ambas organizaciones preparan en este momento los números siguientes. Es de interés señalar que, a raíz del entusiasmo que el proyecto ha despertado en la UMCO, esta organización propuso al CCD hacer una presentación ante la Unión Nacional de Museos Comunitarios, en Zacatecas, con la intención de generalizar el uso de la herramienta. Monroy presentó una ponencia en la mesa sobre tecnología [Monroy 2002], y se estudian en el CCD actualmente las posibilidades de en efecto generalizar el proyecto a niveles más amplios. Pero quizá el resultado más interesante, en tanto habla de la medida en que los participantes se han adueñado de la tecnología al ver que efectivamente resuelve necesidades reales, es que la UMCO ha pedido una sesión adicional, ya no tanto para capacitarlos a nuevos museos en la herramienta, sino para que ellos se puedan convertir en capacitadores, y así apoyar tanto a los miembros de la UMCO como los de otros museos. De nuevo, se estudia en el CCD actualmente la capacidad que tenemos para atender esta nueva solicitud. Los periódicos en sí han resultado en consultas via correo electrónico a la UMCO, y el Instituto Latinoamericano de Museografía, ubicado en Costa Rica, ha reconocido y promovido el periódico de la UMCO a nivel latinoamericano. Se hizo ya el registro también en los principales buscadores de WWW.

3. Análisis de la experiencia y lecciones para el futuro Un resultado de cualquier proyecto, tan importante como sus productos directos, pero que generalmente no se hace público, son aquellas dificultades e incluso errores que se cometieron sobre la marcha, y cómo es que se solucionaron o se podrían prever a futuro. Como no a mucha gente le gusta hablar de sus fracasos o frentazos durante el camino, estas experiencias se pierden, con el resultado de que entonces otros enfrentan seguramente más tarde problemas y dificultades similares, que pudieran haberse evitado de socializarse el conjunto de la experiencia y no solamente los productos. En esta sección intentaremos hacer precisamente eso: hablar de aquellas cosas que complicaron el proyecto, y que vale la pena tener en cuenta para esfuerzos similares. a. Problemas enfrentados y posibles soluciones Los problemas encontrados tienen que ver con tres variables: una, la heterogeneidad y dispersión geográfica del grupo, los obstáculos para el aprendizaje detectados y la infraestructura disponible. Iniciaremos por éste último, dado que en cierta manera subyace a los otros dos. 1. Infraestructura. Pensamos que este es un elemento clave para un proyecto de capacitación comunitaria. Poder contar con un laboratorio con la cantidad de máquinas requerida, conectadas a la velocidad necesaria, y con la suficiente estabilidad en el software, resultan vitales para facilitar el éxito del proyecto. A diferencia de capacitaciones que hemos hecho en contextos académicos, esta variable no está resuelta de entrada: típicamente la capacitación de docentes, por ejemplo, ocurre en el contexto de laboratorios de cómputo de las propias instituciones, cosa que no era el caso aquí. Se trata de dos organizaciones no gubernamentales, con recursos limitados, y que apenas se están asomando a la tecnología. En un primer momento se pensó que, dadas sus ligas con el sistema escolar, las propias organizaciones proporcionarían un laboratorio con las características necesarias. Luego resultó que dicho laboratorio estaba fuera de la ciudad de Oaxaca, lo que complicaba el acceso a parte del grupo, pero, adicionalmente, que en realidad no estaba disponible en las fechas previstas. Ello implicó poner en marcha un plan alternativo, que pasó incluso por la idea de rentar un laboratorio. Aquí no solamente los costos, sino la anticipación con que dicha renta debe hacerse, imposibilitaron esa solución. En consecuencia, la primera inducción, como se comentó, acabó siendo más bien teórica que práctica, y la segunda, en un laboratorio gentilmente prestado por el IEEPO, pero cuya red difícilmente soportó el trabajo grupal. Luego de la anticipación que la plática introductoria, teórica había generado sobre Internet, los alumnos se fueron a sus propias máquinas, con la instrucción de abrir la página del ILCE. En algunos casos esta operación tomó 15 minutos. Los expertos en usabilidad señalan que cuando un proceso toma más de 10 segundos la atención empieza a dispersarse, y que cuando una página toma más de un minuto la experiencia empieza a ser frustrante. Aquí la reacción fue una de decepción inicial. Intentamos entretener al grupo en lo que detectábamos que estaba sucediendo, pero fue obvio que para aquellos que usaban una computadora e Internet por primera vez, surgía una duda sobre qué tan realmente útil era toda esa tecnología. Cuando descubrimos que estábamos saliendo a menos de 28 Kb, la solución fue emplear la línea telefónica para salir por la conexión personal Prodigy de Gándara a 56 Kb. Ya con 10 usuarios simultáneos de todas maneras fue lenta, pero utilizable. No obstante, la frustración y la duda sobre si era el alumno quien estaba haciendo algo mal o la máquina que no reaccionaba, pesaron sobre la capacitación. Es bien sabido que la primera experiencia con la tecnología suele afectar el patrón de uso subsecuente. Es por ello que es crucial contar con la infraestructura

necesaria, y tener absoluto control sobre su desempeño. La solución ideal sería quizá un laboratorio móvil, mediante conexiones inalámbricas, conectado a una salida rápida (ADSL). De esta manera se controlan tanto las configuraciones de las máquinas como la velocidad de la conexión. Hoy día es factible tener un laboratorio portátil de este tipo, con soluciones como las que ofrecen varios proveedores. Una ventaja adicional es que este laboratorio puede ser empleado en múltiples localidades sin mayor inversión en instalaciones. Es indispensable contar también con un proyector digital para este laboratorio, a fin de poder facilitar la capacitación. Pensamos que una configuración mínima sería de 8 laptops para los estudiantes y una más para el capacitador, más el proyector digital y la salida rápida. Una solución alternativa es el empleo de un cibercafé. En casos en los que hemos tenido problemas con laboratorios institucionales, en otras regiones del país, los cibercafés han resultado ser una solución de emergencia. Aquí el problema es encontrar uno suficientemente grande como para acomodar a un grupo entero, y con máquinas lo suficientemente homogéneas como para no complicar la capacitación dando instrucciones diferentes para distintos usuarios. Por supuesto, se requiere que el cibercafé cuente con una conexión rápida, y normalmente es necesario que uno lleve el proyector digital, dado que la mayoría no cuenta con uno. En algunos casos, el costo de la renta puede ser absorbido de manera personal por los estudiantes, cuando el monto por hora no es demasiado oneroso. Contar con un laboratorio con condiciones controladas es indispensable. No puede haber aprendizaje directo eficaz cuando cada estudiante tiene que esperar su turno a la computadora, y hay más de un par de estudiantes en el grupo. A diferencia de otras modalidades de uso de la computadora, en este caso se requiere que cada alumno (o cuando mucho cada par o trio de alumnos) tengan una computadora con una conexión rápida. Relacionado a la infraestructura, en este caso del software, está el asunto del servidor. Se requiere contar con un servidor con suficiente capacidad (y las versiones correctas del sistema operativo y otros componentes), como para correr HDL de manera adecuada. La configuración de este equipo toma tiempo y requiere cierta pericia técnica, así como su adecuado mantenimiento. Por otro lado, es necesario que esté prendido y conectado a Internet preferiblemente todo el día, para realmente funcionar como servidor. Esto implica que la organización que reciba el equipo tiene que poder contar con una conexión tipo ADLS, o sacrificar su línea telefónica normal para poder usar el servidor. Por estas consideraciones, aunque idealmente la intención era que los periódicos residieran en la máquina entregada a las organizaciones para su uso como servidor, se optó por alojar los periódicos en el servidor del CCD. Esta solución es problemática, puesto que las organizaciones se sentirían mucho más cómodas si su información residiera en máquinas propias; pero, por otro lado, los costos y las dificultades de mantenimiento y soporte hacen inviable al menos por el momento esta opción. 2. Heterogeneidad y dispersión geográfica del grupo. Cuando optamos por abandonar la idea de centrarnos en Santa Ana del Valle y trabajar más bien con las organizaciones, la idea de que éstas tuvieran miembros en todo Oaxaca nos parecía particularmente afortunada y compatible con la filosofía detrás de los periódicos comunitarios en Internet. De hecho, así es como funcionan los periódicos que el Media Lab ha apoyado en otros países. Pero aquí el problema es que fuera de Oaxaca el número de puntos de acceso es limitado, por un lado, y por otro, en que dadas las peculiaridades topográficas del Estado, el transporte es lento y complicado. Tanto en el caso del UMCO como de la Coali, algunos participantes en el proyecto tuvieron que viajar más de ocho horas para asistir a una capacitación de longitud similar o menor. Aunado a las incertidumbres sobre la infraestructura, esto implicó que convocar a los participantes era una tarea que había que prever con varias

semanas de anticipación, y estar listos para eventualidades. De acuerdo a los términos establecidos por el proyecto, cada participante cubriría sus gastos de traslado y resolvería su hospedaje en Oaxaca. Aunque se contó con el local de la Coali para ofrecer posada a varios, realmente el asunto del desplazamiento complicó las cosas, tanto en puntualidad en los horarios de trabajo como en la consistencia de la participación: ante problemas de traslado, llegaron a unas sesiones unos participantes y a otras otros nuevos, lo que complicaba el problema de la heterogeneidad. Evidentemente, este problema es inevitable si se quiere hacer un proyecto de escala regional más que local. Una solución que es que los convocantes (en este caso, el CCD), pudiera absorber los gastos de los participantes, pero eso estaba fuera de nuestras posibilidades presupuestales. Otra sería encontrar financiamientos de terceros para apoyar la logística del proyecto, o patrocinios locales que cubrieran parte de los gastos involucrados. En el caso de la Coali, adicionalmente, sólo era posible trabajar en fines de semana, dado que sus agremiados son profesores durante la semana –y tramitar permisos en ese momento complicaba las cosas, sobre todo porque durante el lapso del proyecto ellos ya tenían previstas y autorizadas salidas para congresos y eventos de la propia organización y organizaciones hermanas. Así, la dispersión geográfica, que enriqueció los contenidos que eventualmente se produjeron, creo por otro lado mayor heterogeneidad en el grupo. Ya de entrada esta heterogeneidad era grande, dado que había gente que en su vida había tocado una computadora, y otros que cuando menos en el trabajo habían tenido oportunidad de trabajar en Internet. Adicionalmente, el grupo podía cambiar de composición de sesión a sesión, lo que creaba heterogeneidad adicional. El resultado es que para algunos las cosas iban demasiado rápido mientras que otros se dispersaban en lo que los demás igualaban el ritmo. Aquí la solución pueden ser sesiones escalonadas y diferenciadas en la primera fase, para nivelar al grupo antes del trabajo ya con la herramienta. Otra solución puede ser el utilizar a los más experimentados como auxiliares del capacitador, sentando en pares de “experto y menos experto” a los alumnos. Hay que cuidar que en ese caso el “experto” tenga paciencia y realmente deje hacer al inexperto, porque lo típico es tomar control del ratón y “enseñarle” cómo se hacen las cosas haciéndolas por él. La última solución es forzar una homogeneidad en el grupo, ya sea con prerrequisitos de habilidades mínimas o, a la inversa, restringiendo el grupo solamente a personas sin experiencia. Ambas soluciones contradicen el espíritu del proyecto, por lo que no son aceptables en este caso. 3. Obstáculos para el aprendizaje Una de las ganancias de trabajar con un grupo heterogéneo, sin embargo, es la capacidad de potenciar grupalmente la manera en que los participantes más experimentados han resuelto problemas antes o incluso, la vía por la que se les facilitó aprender algo en particular. Es decir, se puede seguir una estrategia de modelaje, en la que cada alumno “experto” es una fuente de posibles soluciones didácticas. Por otro lado, la experiencia de Oaxaca dejó claro que hay áreas problemáticas que suelen ser comunes y que ahora apuntamos. a) El concepto de red. Para los participantes, acostumbrados al trabajo comunitario regional e interregional, la idea de “red” de inmediato los remite a asociaciones de seres humanos en torno a una problemática común. A otros principiantes la asociación inmediata es la pesca, o incluso las redes de

protección en un circo. Es difícil entender el concepto de red informática incluso para gentes que ya entienden el funcionamiento de una computadora. En nuestra experiencia, la mejor manera de solventar este obstáculo es creando, en el momento, una pequeña red con dos de las computadoras disponibles, y transferir un archivo de una a otra ante los ojos de los estudiantes. De esta manera se “materializa” la idea de una red y adquiere un referente objetivo. En seguida, se muestra el cableado de la red local del laboratorio (cuando no es inalámbrica la instalación), y se transmiten por ella mensajes o documentos. Luego se muestra el servidor que actúa como salida de la red, y se muestra gráficamente cómo es que de ahí la información llega hasta el proveedor de servicio. Finalmente, se puede mostrar una versión esquematizada de cómo estos proveedores se conectan hacia los troncales de Internet y hacia el resto del mundo. En nuestra experiencia, esta es una estrategia que funciona en la mayoría de los casos b) ¿Dónde está Internet? Ya con el concepto de red entendido, la siguiente inquietud es si Internet es un lugar físico, por ejemplo, algún lugar en Washington que controla la red. Es difícil, incluso para aquellos que se autoentrenaron en el uso de Internet, entender que pueda existir una red sin una supervisión central, o cómo es que ellos pueden acceder a información en otro país sin tener que pagar una llamada de larga distancia. Aquí la solución que nos ha funcionado a nosotros es hacer un poco de historia, y mostrar cómo el carácter descentralizado de Internet fue una decisión estratégica (originalmente contra su voluntad) del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que luego se extendió a las universidades que trabajaban en proyectos para el Ejército, y cómo cada nodo acordó ceder el paso a tráfico desde los otros nodos involucrados, hasta finalmente la generalización de Internet cuando la red se hace pública y se permite su uso comercial. Esto ab una buena oportunidad para hablar del espíritu original de Internet, el de compartir de manera descentraliza, y cómo ese espíritu aún sobrevive y es una de las fuerzas de la red con fuertes implicaciones políticas y sociales. c) Las diferencias entre buzones de correo y páginas de WWW. Al principio, los estudiantes suelen confundir ambos servicios. Hablan de mandar mensajes a una página, o se refieren como página a un buzón. Aquí es importante visualizar ambos servicios y usarlos directamente, quizá ligando con la idea de compartir en Internet información, lo que se hace en servidores, y sus diferencias con intercambiar mensajes via correo. La analogía con el correo análoga es buena, pero se rompe en el momento en que el “buzón” de una persona no tiene ya necesariamente una ubicación física, y eso complica la comprensión. Lo mejor es que cada participante obtenga, si no la tiene, una dirección de correo, mande y reciba mensajes, y compare esa función con la de revisar información en un sitio WWW. Un buen elemento de discriminación son las diferencias entre una dirección WWW (URL), y una dirección de correo. Esto da oportunidad para hablar de quiénes publican en Internet y qué precauciones deben tenerse para evaluar la exactitud, corrección, vigencia e intención de la información ofrecida, clarificando los diferentes dominios disponibles. d) Hasta dónde profundizar en el uso de herramientas Una vez pasados los temores iniciales, la mayoría de los estudiantes sufren del síndrome opuesto: quisieran sabe qué hacen todos y cada uno de los comandos en un programa. En el caso de la herramienta con la que trabajamos, éstos son pocos y es importante que todos entiendan el conjunto. Pero en el caso del navegador y del cliente de correo, es importante acotar que se restringirá la capacitación a algunas funciones básicas, y dar material para que pueda continuar el aprendizaje. Ayuda también proporcionar un glosario

de términos más comunes, así como una “rutina ejecutiva”, una lista de pasos para llevar a cabo una determinada acción. Esta lista de pasos no solamente actúa como un “organizador previo” y como un recordatorio a futuro, sino que permite que cada estudiante trabaje a su paso una vez hecha una primera demostración en colectivo de las funciones centrales. Como todas las rutinas ejecutivas, con la práctica su consulta acaban ya no siendo necesaria a medida que los usuarios ganan experiencia. Sugerimos utilizar un enfoque “semántico” (por áreas de funcionalidad del software) y no “sintáctico”, en que se capacita comando a comando. En ese sentido, la rutina ejecutiva sigue una línea de acción para resolver un problema o tarea, y no necesariamente el orden en que los comandos se presentan en la interfaz. e) Desarrollo de actitudes de paciencia, tolerancia y resistencia a la frustración. Mucha gente se acerca a la computadora con dos mitos: la idea de que es difícil de usar, pero por otro lado, que es omnipotente e infalible. Esto produce miedo, por un lado, pero el otro crea expectativas poco realistas. Es importante combatir ambos mitos desde el inicio. Aunque es cierto que el software es aún bastante poco usable, la curva de aprendizaje se ha reducido. Pero el software sigue siendo inestable, y cuando de Internet se trata, impredecible, dado que factores fuera de la computadora propia afectan la experiencia de uso. Es importante con grupos de primerizos que los participantes entiendan estos factores, y cómo están, muchas veces, fuera de su control. De otra manera se genera angustia, al típicamente asumir que los problemas de operación encontrados son resultado de la falta de pericia del usuario (“ya la descompuse”), cuando muchas veces son problemas que vienen desde el diseño del software. Mientras las cosas mejoran, es importante que la gente sepa que la ganancia en poder de la computadora va acompañada de la necesidad de enfrentar mayor complejidad y menos predictibilidad que en el mundo análogo. Un buen recurso es mostrar cómo esa paciencia paga al final: “Y por haber subido esta información al periódico, ahora está disponible a no menos de 5 millones de lectores en México y más de 500 millones en el mundo entero”, suele ser una frase que anima hasta los más molestos ante la lentitud o dificultad de operación. Consultar el contenido creado, preferiblemente desde fuera del laboratorio, ayuda a esta sensación de “empoderamiento” que muy bien compensa el esfuerzo realizado. b. Problemas con la herramienta (HDL) HDL es una herramienta en desarrollo. Eso significa que no es siquiera todavía la versión beta de algo. Pluto, la versión anterior, es más estable (y de hecho, descubrimos que es la que siguen usando otros proyectos de periódicos comunitarios). Hay, por lo mismo, detalles que deben pulirse si esta herramienta ha de ser de uso masivo. Queda por verse si ese trabajo lo realizará el Media Lab, creador de la herramienta, o bien si tomando las ideas básicas de HDL nosotros tendremos que generar una herramienta propia. Como se señaló en otro apartado, una de sus ventajas es que tiene un rango de funcionalidad acotado, lo que a su vez simplifica la interfaz, y reduce el tiempo de aprendizaje. En la medida en que la funcionalidad crezca, estos dos elementos se complicarán y crecerán también. Por el momento, hay cuando menos áreas en que se pueden hacer mejoras inmediatas al software, como son los comandos para insertar imágenes desde el catálogo de imágenes, o la verificación de que el contenido ha sido publicado correctamente, y asegurarse de que toda la interfaz esté traducida al español. 4. Siguientes pasos Los resultados como el análisis presentado han demostrado que este es un proyecto en el que todavía hay trabajo por realizar, tanto en el área de la metodología como en el del

desarrollo de la herramienta. Regresando a la pregunta central, ¿cómo reducir la brecha digital a través de la herencia cultural en los medios globales? Hemos contemplado distintas acciones para orientar el proyecto de periódicos comunitarios, tanto en la herramienta como en la metodología. A continuación describiremos los proyectos que se llevarán a cabo en un futuro cercano a. Extensión a otros públicos La experiencia en Oaxaca ha demostrado que la gente tiene la disposición de compartir su cultura con otras personas, además del potencial de llegar a otro tipo de públicos. Un aspecto que no había sido explorado es la creación de un vínculo con comunidades migrantes. Siendo Oaxaca uno de los estados con un índice alto de migración, es posible proveer un nuevo canal de comunicación, y con ello no perder o menospreciar los orígenes étnicos de los grupos que han residido establecerse fuera del estado [Magagnini, 2002]. En el estado actual del proyecto, es posible que un migrante de una comunidad que ya se encuentre representada en la red esté al corriente de los eventos acaecidos en su lugar de origen, además de mantener un contacto cercano con sus familiares u otros círculos sociales. También es posible que niños o jóvenes que han tenido poco contacto con el lugar de origen de sus padres puedan comunicarse con sus abuelos, e intercambiar historias o anécdotas usando el Internet como medio de comunicación. En nuestro caso, cuando la publicación de los periódicos en línea haya madurado un poco más, será posible hacer la difusión de éstos a través de los familiares de los miembros de las organizaciones, o bien, por medio de las representaciones ubicadas en estados como California o Texas. El esquema aplicado también puede ser replicable a otras instituciones aparte de asociaciones civiles o grupos de interés especial. Por ejemplo, a través del Sistema Integral de Comunicación del Estado de Puebla, se está desarrollando un proyecto para la creación de “portales comunitarios” en los cuales se puede informar al público sobre información relevante de los municipios o regiones del estado, como su historia, sus tradiciones o noticias locales de la región. Otro proyecto en puerta es la negociación con el Computer Clubhouse de Palacio Postal para ofrecer un primer acercamiento a niños de escasos recursos a esta herramienta de comunicación y con ello compartir sus proyectos con otros Clubhouses alrededor del mundo. Además, dada a la sencillez de funciones de la herramienta, es posible lograr un primer contacto con la codificación de páginas web, y ser un primer paso del aprendizaje de un lenguaje computacional, como HTML. Con estos y otros proyectos se pretende alcanzar a públicos diversos, y buscar ideas innovadoras para el funcionamiento y contenido de los periódicos comunitarios. Es de esta forma que corroboramos que, al aplicar una tecnología educuada, una capacitación provechosa y una metodología adaptable, es posible el desarrollo de contenidos locales, y con ello involucrando a los participantes en el proceso de difusión de conocimiento local, independientemente de su edad, su origen o algún otro factor social. b. Consolidación de la herramienta y la metodología Como se comentó en la discusión en el capítulo anterior, la herramienta todavía tiene detalles que deben ser tratados, considerando la propiedad de “herramienta acotada” mencionada en el inciso anterior. No obstante, existen muchas posibilidades y formas que puede adaptar la herramienta en el futuro. Como prioridad principal se encuentra la migración del código del programa HDL a entorno Linux. Este sistema operativo tiene la ventaja de ser libre (es decir, tener acceso a los códigos fuente), además de ser configurable a las necesidades de uso de la computadora. Al lograr dicha migración, se abre la posibilidad de codificar servidores web sencillos, en el que se aloje el contenido de los periódicos comunitarios respectivos. Un beneficio de esta estrategia es estimular la reutilización de equipo “obsoleto”, dados los requerimientos mínimos del sistema operativo, además de lograr

ahorros sustanciales en la adquisición del sistema operativo Linux, al evitar el pago de licencias que en muchos casos son prohibitivos para las comunidades que nos ocupan. Esta nueva versión sería registrada bajo la Licencia Pública General (GPL) para su distribución a aquellas instancias que lo requieran, ya sean instituciones públicas o privadas. Otra de las mejoras contempladas es el rediseño de la interfaz, orientado hacia un ambiente más gráfico (a través de iconos universales) y multilingüe. Es posible es desarrollo de nuevos módulos del programa, como la inclusión de soporte multimedia para añadir sonido y video, así como la elaboración de una “fábrica de pantillas” que permita modificar apariencia de la publicación (colores, distribución de menúes, tamaño de letras, etc.). Pero la contribución más significativa sería la consolidación de la metodología de trabajo, de manera que permita su replicación y adaptación a los diversos entornos en donde se aplique la solución tecnológica. Con las experiencias adquiridas en Oaxaca, y gracias a la retroalimentación de los grupos participantes, es posible el enriquecimiento de los métodos y requerimientos para el proyecto, así como la inclusión de diversos grupos objetivo, independientemente de la edad, sexo, etnia, clase social o entorno. Lo que más se valora será el impacto que tenga la herramienta en los grupos con los que se colaboran, valorando aciertos y errores como lo hemos mencionado a través del documento. Además, se estará concibiendo una metodología nativa, y no copiar esquemas de otros países con variables muy distintas a la realidad mexicana. Dichas experiencias nativas contribuirán a evaluar de manera realista la situación actual de conectividad en el país, y así proponer soluciones adapatadas y a largo plazo a las necesidades regionales. Es de esta manera que el proyecto “Periódicos Comuntarios” es sólo una de las muchas ideas para atacar de manera realista el problema de la brecha digital y cultural, al invoucrar al público en el proceso de preservación de la cultura y tradiciones locales. Las experiencias en otros países han demostrado que este medio contribuye a la reivindicación de la identidad de una comunidad o de un individuo, y con ello la revalorización de los usos y costumbres. Asimismo se estimula un mayor conocimiento de las diversas culturas que componen a los países: un cambio radical a la visión integracionista y homogeneizante que caracteriza a la nación. Esperamos que con este proyecto contibuyamos a que el Internet sea un medio de educación y divulgación, y no acabe como una segunda “caja idiota”. Las distancias se han vuelto cortas; aprevechemos esta cercanía para conocernos mejor. Bibliografía Bonfil Batalla, Guillermo 1995. “Obras Escogidas”. México, D.F. CIESAS. Cain, J. 2000. “Creating an Inuktitut ‘Living Dictionary’”. Multilingual Computing and Technology, 11(6): 37-40. Driscoll, John S., Turpeinen, Marko y Walter Bender 1997. “The SilverStringers and Their Melrose Mirror”. No publicado. Durand-Alcántara, C. 1998. “El estado mexicano y los indios”. Alegatos 38. En línea en http://www.azc.uam.mx/publicaciones/alegatos/38-03.html. Forsgren, A.

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