Comunidades Imaginadas en la Confederación Argentina 1852-1861

September 24, 2017 | Autor: Mariela Satto | Categoría: Historiografía
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Descripción

Nombre y Apellido: Mega, Aixa Noemí –
UADER – Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales.
e-mail: [email protected]
Nombre y Apellido: Matías Daian Posenatto Delzart
UADER – Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales
e-mail: [email protected]
Nombre y Apellido: Mariela Satto
UADER – Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales.
e-mail: [email protected]




Título de la ponencia:
Comunidades Imaginadas en la
Confederación Argentina 1852-1861

En los últimos veinte años, los estudios sobre las
construcciones nacionales se han multiplicado en Latinoamérica,
permitiéndonos captar que la continuidad de las reflexiones sobre la
historicidad del modelo de Estado-nación y la construcción de comunidades
imaginadas, son una constante en las producciones historiográficas. En
función de lo expuesto, esta ponencia se propone abordar el discurso
histórico construido desde el ámbito de la Confederación Argentina 1852
-1861, entendido éste a partir de la instrumentalización que el naciente
estado/nación haría de él. Esta instrumentalización, nacida de las
necesidades de construir los atributos de estatidad nacional, se desprenden
de dos particularidades esenciales, entre las que primaban por un
lado, integrar un Territorio inmenso, con tierras fértiles y abundantes
recursos que todavía no se habían puesto en producción por la falta de
población y capitales, pero también debido a la carencia de recursos
humanos. De modo que, nuestro interés en esta ponencia es, a partir del
análisis de la introducción a la historia Argentina que realizan Thomas
Page, Alfred du Graty y Martyn de Moussy, en sus obras intentar captar qué
imagen representan del lapso formativo del estado/ nación argentino con
capital en Paraná, como así también contextualizar las necesidades que
motivaron dichas representaciones.





INTRODUCCIÓN

En relación a la construcción de nacionalidad por la Confederación
Argentina, entre 1852 y 1862, la creación de instituciones, poderes y
autoridades exigió un tiempo de maduración que no alcanzo a consolidarse,
debido al contexto de gran conflictividad al interior de este modelo y con
el proyecto rival porteño, agravado por las dificultades económicas. La
estrategia fundacional consistió en un programa de gobierno definido,
avalado en un sistema simbólico de legitimación, que permitirá justificar
el proceso de centralización del poder y la reducción a la unidad, en la
coyuntura mencionada.

Este modelo de estatidad nacional, a diferencia del consagrado
historiográficamente respecto de Buenos Aires, sólo puede utilizar
parcialmente los recursos de Entre Ríos, basados en un mayor control
impositivo de la producción y comercialización pecuaria. En cambio, la
institucionalidad previa quedó desdibujada con la federalización de la
provincia.

Lo que nos permite captar la especificidad de éste proceso, en el que,
la instauración y puesta en práctica de un poder administrativo,
legislativo y judicial inédito denotan la peculiaridad y particularidad
de esta experiencia, donde por primera vez, durante diez años, se
construyen intereses en común, se establecen lazos de unión socioeconómica,
se instrumentan procedimientos administrativos, legislativos y judiciales,
y presupuestos generales y provinciales, cuyo impacto atañe a todo el
conjunto político.[1]

De modo que a partir de lo expuesto, observaremos a la Confederación
Argentina 1852 – 1861, a partir de su institucionalidad desde dos
aspectos simultáneos, el material y el ideal; que nos permitirán
plantearla como una relación entre símbolos y prácticas. Definiéndola como
un producto de la actividad humana, por las cuales los individuos producen
y reproducen su subsistencia material y organizan el tiempo y espacio;
pero también como sistemas simbólicos que dan significado a ésta
determinada concepción y organización de las prácticas[2].

En esta ponencia nos proponemos indagar en la intervención discursiva que
tuvieron los europeos y estadounidenses como Tomas Page, Martín de Moussy o
el Belga Alfred Du Graty, entre otros, en los ámbitos científicos y
culturales de este estado nación en formación y en la construcción de
imaginarios colectivos en los aspectos, ya mencionados. De este estado/
nación, de limitadas dimensiones de acción, donde aún prevalecen la
interacción cara a cara, la dominación carismática y las relaciones
polifacéticas, en la que reina un contexto de tensiones y conflictos, en
los que reglas y objetivos no se han establecido con certeza. Como así
también, la clase dirigente y los ámbitos de competencia aún no se han
definido con precisión, y que, para mantener su forma necesita:

Institucionalizar su autoridad: creando una estructura de poder que
garantice el monopolio de los medios de coerción, una estructura
estable de extracción, distribución y función de los recursos de la
sociedad civil y un cierto grado de profesionalización en sus
funcionarios.

Legitimarse: mediante una fundamentación específica, justificando
ante sus miembros la índole natural y razonable de las normas
instituidas, para mantenerse de forma identificable y perdurable.

Ejercer el control de la memoria de sus miembros: haciendo olvidar
experiencias incompatibles con la rectitud de su imagen, como así
también recordar hechos que la respalden, fijando condiciones de
autoconocimiento e identidades a través de la administración de la
información y la opinión pública[3].

Afianzar el edificio social: sacralizando los principios de
justicia. Como aspecto que sella la legitimidad y establece los
límites sobre la naturaleza de la racionalidad.[4]

¿Nada más que Viajeros?

Cuando se aborda la Confederación Argentina, 1852 – 1861, en el marco de
construcción del estado nacional y de un sentimiento nacional. Insertos en
el conflictivo contexto de la modernidad, el que presuponía a partir de
los principios alberdianos la necesidad de homogeneización territorial,
política, económica y cultural en simultaneidad a la redefinición de los
espacios y sus relaciones con Europa.

Se torna casi inevitable el detenerse a observar estos personajes que desde
la literatura, la geografía, historiografía y geología entre otras han
llamado simplemente "los viajeros de la Confederación", presentándonos una
visión un tanto excéntrica de los hombres que recorrieron estos
territorios. Espacios casi desconocidos desde el punto de vista de sus
riquezas naturales y aspectos físico, geológico y demográfico, que
realizaron relevamientos de población y recursos contratados por
Urquiza.[5]

Sin embargo estas visiones que abordarán la mencionada temática en función
de la producción discursiva, los relevamientos geográficos, geológicos y
demográficos o la puesta en valor de un territorio que aún estaba
definiendo sus límites y fronteras e intentando conocer sus riquezas
materiales y difundirlas con una determinada intencionalidad. No han tenido
en cuenta prácticamente, que dichos viajeros llegan a este territorio como
parte de una política de estado, que sus servicios han sido contratados por
un gobierno con necesidades definidas, que el pago de los trabajos de
relevamiento realizados se desembolsa del erario nacional, que a dichos
científicos los contrata el Ministerio del Interior de la Confederación
Argentina con Sede en Paraná, que los avances en los relevamientos y la
posterior difusión de las obras en Europa estuvieron a cargo de el
Nacional Argentino, órgano oficial de la Confederación y por el Ministerio
de relaciones Exteriores; como así también que son parte de un dispositivo
de recaudación y difusión de información con destino al exterior y en menor
medida al interior del territorio Confederal.

A este respecto nos es menester exponer un extracto de una carta de Juan
María Gutiérrez Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación al
presidente Urquiza, la que denota la activa intervención de las
instituciones del estado en la difusión de las riquezas naturales de la
Confederación.

(…) creo, Señor, que si este pensamiento se realiza y si VE se relaciona
con algunos capitalistas poderosos de Inglaterra, tendrá en la mano una
palanca positiva para completar la dicha de un país (…) Informaré a VE que,
al discutirse el presupuesto de Relaciones Exteriores, tiene la fortuna de
hacer aprobar una partida extraordinaria de 6000$ para que Alberdi la
aplique a los fines de financiar, en servicios del país, pagando diarios,
libros y otros trabajos que sirvan en el mundo Europeo para acreditar al
gobierno de VE y a la Confederación bajo todos aspectos. A más hay un
decreto por el cual se manda que se haga a cuenta del Estado una edición de
las principales obras de aquel señor, en gran número de ejemplares y bajo
su dirección, poniendo a su disposición la tercera parte de los ejemplares
como una recompensa al mérito de Alberdi como escritor nacional. Aquel
decreto, ideado y redactado por mí, fue dado por el Ministerio del Interior
APRA que fuese más lisonjero al favorecido saliendo con la firma de una
persona que no tiene como yo una conocida amistad con Alberdi (…).[6]







Comenzaremos esta exposición a partir de una pregunta, que si bien somos
conscientes en no ser los primeros en cuestionárnosla, a veces se torna
necesario reflexionar nuevamente en torno a las cuestiones que develan la
participación desde los espacios interiores en la gesta nacional, más aún
en un momento histórico en el que la ciudad puerto que fue la reina de
estos territorios se distanció de los mismos por motus propio. De ahí que
nuestro planteo es ¿cuál fue el legado que la Confederación Argentina dejó
a los ámbitos de producción de conocimiento y saberes?, ¿se puede
considerar a éste estado nación en formación, como un espacio de producción
de conocimientos científicos y técnicos como así también de un lenguaje
simbólico que construya sentimientos de pertenencia?, más allá de el de
"proyecto frustrado", que la historiografía de la renovación
historiográfica nos legó.[7]

Para esto partiremos de que la construcción del estado nación desde la
Confederación Argentina 1852 – 1861, debió sustentarse en los antecedentes
culturales que le precedieron y a partir de ellos formar un nuevo
imaginario que lo sustente, este imaginario tuvo como ideólogo principal a
Alberdi y se plasmó en la constitución de 1853, sin embargo la
temporalidad de la experiencia hizo necesario implementar una serie de
acciones que respondan a las necesidades del momento.

Para proclamar el nuevo Estado organizado era indispensable que esa
declaración no quedase reducida a una frase de modo que había que crearlo
absolutamente todo.

La dirigencia se encontró sin leyes, sin tribunales, sin un sistema
administrativo, sin caminos, sin recursos ni de donde obtenerlos, sin
industrias, sin un régimen rentístico o tributario, sin escuelas. Para
hacer más absoluta esa carencia, le faltó la ciudad en que se había
centrado la vida económica, política y administrativa. De ahí que tuvieron
que buscar alternativas que sustituyeran el vacío dejado por la secesión de
los porteños[8].

Tal como lo denota la Ley de sanción del Ministerio del Interior
(…)Creación del Ministerio del Interior, art.1 se ocupará de los ramos de
gobernación y policía de los territorios federales, todo lo concerniente al
gobierno político y económico en capital y territorios federalizados, la
conservación del régimen constitucional y ejecución de las leyes relativa a
elecciones presidenciales, 6 todo lo relativo a caminos, canales, puentes,
calzadas, disecación de lagunas, toda obra pública nacional de utilidad,
ornato y recreo que no pertenezcan especialmente a otro ramo, 7 todo lo
correspondiente a navegación de los ríos su exploración y subvención de los
vapores, 8 los asuntos relativos a límites entre las provincias, a la
erección de obras nuevas, reunión y división en departamentos y distritos,
creación de municipalidades, ciudades y villas y nombramiento de capitales,
9 asuntos pertenecientes a inmigración y colonización, 10 servicio de
postas, correos y mensajerías, 11 expedir patentes de invención y
privilegio sobre agricultura e industria, 12 estadística general y oficina
de ingenieros expresadas por el tesoro, los trabajos científicos hechos
tanto por particulares por el Estado y otras oficinas científicas que no
pertenezcan a la enseñanza., 14 reglamentar proyectos de ley, mensajes del
Presidente de la Confederación, remisión y devolución de leyes relativas a
los objetos de este artículo, 15 imprentas nacionales y subvenciones de
periódicos, 15 formación del presupuesto(…).[9]

Lo expuesto denota la ardua tarea que el naciente estado debió afrontar, y
en ella los llamados viajeros serán un engranaje fundamental en el camino
hacia el progreso, porque se constituyeron en elementos vitales para el
progreso y desarrollo, la comunicación postal, la mejora de caminos, el
establecimiento de una red de mensajerías y postas, la navegación a vapor
por los principales ríos, las franquicias y privilegios que atraigan a los
capitales extranjeros. Pero para lograr estos objetivos se debe tener un
conocimiento concreto y objetivo de los recursos humanos y naturales con
los que se cuenta, a fin de disponer las formas de utilización y difusión
de los mismos.

Estos hechos se vieron reflejados, en los constantes intentos de
movilizar la circulación y producción de los conocimientos respecto a
materias primas, navegabilidad de los ríos y arroyos, accesibilidad a los
diferentes territorios y las mejores formas de comunicación entre estos y
la capital.

Hecho que podemos observar en el informe presentado por el Ministerio del
Interior al Congreso de la Confederación en el año 1856, en el que se
advierte la aceptación de la propuesta realizada por Eduardo Hopskin para
la construcción de muelles en los puertos de Rosario, Paraná y Corrientes,
elemento que complementará la idea del gobierno al otorgar las concesiones
a los empresarios Gordillo y Cia. Rusiñol y Filliol, las que tuvieron por
objeto facilitar el comercio general del país. Mientras que la apertura
del camino del Chaco que debía unir las provincias interiores con las del
Litoral es el emprendimiento en el que más empeño se puso durante el
mencionado año, si bien se consiguió que la empresa Smith y Cia. Sea la
concesionaria del gran proyecto que tenía por objeto la navegación de los
ríos por buques a vapor pero también el fomento de la colonización en sus
márgenes.

Otro hecho que se destaca en la Memoria es el viaje de De Moussy,
"empezó en Paraná y atravesó todo el territorio federalizado, residió un
tiempo en Gualeguaychú y Concepción. En la primer de estas ciudades estudio
los elementos de la estadística del comercio con los mercados del Río de la
Plata, y aún Europeo. En Concepción estudio la demografía, estudiando el
crecimiento de la población con independencia de la inmigración. Una
descripción topográfica y geográfica de Entre Ríos, fue el punto siguiente,
continuo el derrotero por las aguas del Uruguay, a fin de trazar una carta
hidrográfica en gran escala demostrando las facilidades y obstáculos para
la navegación de este río, ofrece la naturaleza. Este es el primer trabajo
de igual naturaleza que se haya acometido (…)" estaba escribiendo en
Corrientes, pero se esperaba que para mayo estuviera de regreso, para que
en vista de sus datos pueda el gobierno disponer lo que este en la esfera
de sus medios para que el país aproveche de esas adquisiciones alcanzadas
en su favor por el estudio y la ciencia. Un trabajo similar estaba haciendo
Amadeo Jacques, por acuerdo del 6 de agosto de 1855, para acompañar al
gobernador de Santiago en una campaña contra los indios para trazar un
plano de la margen derecha del salado en la dirección del bracho y terrenos
adyacentes, y para que haciendo estudios sobre la naturaleza del terreno,
su vegetación y demás accidentes hiciese un informe descriptivo sobre todos
esos objetos. A pesar que los cumple, debido a la brevedad de la marcha y
la corta campaña. Estaba haciendo estudios cosmográficos en Tucumán".
Posteriormente se hace referencia a la necesidad de establecer una
oficina de " (…)Estadística: "(…) era bien sentida la necesidad de crear
una mesa de estadística, que recogiera y organizase todos los datos que les
fuesen comunicados, y que sirviese a formar el cuadro general de la
estadística nacional. Nuestro país cuyo suelo ofrece tantas ventajas
ignoradas aún en el exterior, necesitaba hacerse conocer, mostrando la
relación y proporción de frutos que produce, y acreditando todas esas
comodidades que puede ofrecer a la inmigración. El decreto de 23 de agosto
de 1856. Las dificultades naturales a toda nueva creación que carece
absolutamente de antecedentes, y las que ofrecen las distancias en que
están las provincias en nuestro vasto territorio, han obstado hasta hoy la
planteación definitiva de esa oficina. Hay falta por otra parte de hombres
adecuados para ese ramo, pues la estadística es una especialidad en que no
hay razón para tener hombres idóneos, puesto que es nueva entre nosotros
(…).[10]
El interés se centra en facilitar el acceso de las llamadas áreas
vacías hasta ese momento no tenidas en cuenta como primer paso de la
integración de los espacios interiores al mercado capitalista. Lo
abordado, nos guía directamente a Lo planteado por Alberdi ya que, la
libre navegación de los ríos se establece como uno de los ejes de este
desafío, " los ríos que no se navegan son como si no existieran".[11]

De ahí que fue vital recaudar información sobre las riquezas del
territorio para lo cual se contratan los servicios de científicos
extranjeros como Martín de Moussy, que realizará la primera descripción
geográfica y estadística de la Confederación, el belga Alfred du Graty, fue
el director del museo de la Confederación situado en Paraná, el ingeniero
Tomás Hopkins, quién hizo los estudios preliminares del terreno para el
proyecto de ferrocarril que uniría Rosario con Copiapó, Chile. Estas son
algunas de las personalidades encargadas de recolectar la información
necesaria para el Estado.[12]
Hecho que se observa en el debate en el Congreso respecto al
establecimiento de contratos y partidas excedidas.
(…)El Gobierno, no puede, Señor, gastar un medio más de lo que está
marcado en el presupuesto; por eso es que debe hacerse cálculos exactos; y
si alguna vez necesita más, debe pedirlo al Congreso, porque solo el
Congreso puede autorizarlo. Decir que el Gobierno puede gastar todo lo que
crea necesario, es dejar a su albedrío juzgar de lo que es necesario,
atribución esencial del Congreso, y si hemos de juzgar por la práctica que
ha invocado el Sor. Ministro veremos que el uso que ha hecho de esa
facultad que el pretende tener, es el más innecesario que pudiera
suponerse. En efecto, Señor, tengo a la vista las cantidades excedidas: voy
a leerlas; para que la Cámara se convenza de lo que digo. La primera
partida excedida es sobre Estadística: yo pregunto si este es un gasto
indispensable, cuando la Cámara acaba de imprimir esta partida?.... (…)" La
segunda es sobre el Museo, la tercera es sobre Imprenta, hay un exceso de
9451$; cuando el presupuesto le acordaba la suma de 13.000$. la cuarta es
sobre gastos eventuales, hay un exceso de 44.914$. La quinta de 7978$ para
acciones en la colonia Esperanza. Todas estas partidas excedidas prueban
que el criterio del Ministro para gastar,(…).[13]
Es de notar que respecto a las partidas excedidas en torno a la que gira
el debate en primer lugar está la estadística, en segundo lugar el Museo,
en tercero la imprenta y por último lo que tiene que ver con las acciones
de la colonia Esperanza, todos gastos relacionados con la necesidad de
obtención de conocimientos y difusión de los actos de gobierno o las
informaciones obtenidas, como así también los logros que esta información
permite obtener.
Lo que nos aproxima también a otra de las aristas emprendidas, propiciar la
inmigración como medio de progreso y de cultura, pues sostenían que sin
grandes poblaciones no hay desarrollo de cultura, sin cultura no hay
progreso considerable.
En el plan de la organización estatal se contemplan la instrucción
pública y el culto, ya que la base de todo orden social estaba en la
convicción de la experiencia moral que viene de Dios. En tanto el
conocimiento era un deber al que todo ciudadano debía acceder.[14]
A partir de esta visión los hombres de la Confederación encararon
todos sus pasos durante el período analizado.

El arduo trabajo realizado en función de obtener la pacificación e
integración interior, se llevará a cabo siempre en función del contexto
exterior.

En este aspecto el grupo dirigente proclamó como base de sus
relaciones económicas, políticas y sociales, tres principios fundamentales:
libertad, igualdad y fraternidad.

Libertad, para el comercio; fraternidad con los pueblos hermanos, que
en este caso serían la Inglaterra modelo a seguir, y regiones vecinas;
igualdad "para todos".



Conclusión
Teniendo en cuenta que lo presentado es parte de un proyecto más amplio
de investigación, el que tiene por objeto a la Confederación Argentina como
espacio de producción de conocimiento y sentidos, aún son más los
interrogantes que las respuestas que hemos podido extraer al respecto.
Como primera aproximación a la temática consideramos de interés
realizar una panorámica en cuanto a los aspectos que nos despiertan
interrogantes en torno al rol de los llamados viajeros en este momento
histórico. Ya que consideramos que los mismos actuaron como parte de un
dispositivo de recaudación y difusión de información, el que fue vital para
el proceso de formación estatal, objetivar el estado, no se dio de forma
mecánica. Caseros no significó el fin de los hábitos arraigados desde la
colonia y reforzados durante las guerras de independencia, como lo fue el
Caudillismo y la militarización de los puestos de la administración
pública.
Por otro lado percibimos las necesidades que tuvo que afrontar la
dirigencia, la mayoría en estrecha relación con la debilidad económica y
las dificultades de obtener una fuente estable de extracción de recursos.
Hecho que visualizamos en las estrategias puestas en prácticas con el fin
de cubrir dicha necesidad, como lo serán la creación del Puerto de Rosario,
los intentos de atraer capitales extranjeros que inviertan en el país, al
no contar con capitales propios, los proyectos de canalización de los ríos
Salado y Dulce que constituirían un fuerte impulso a la producción y
circulación de las provincias interiores, el establecimiento del Museo de
la Confederación en Paraná que tenía como principal objetivo recolectar
muestras de la minería y producción de todas las provincias con el fin de
promocionarlas en Europa.

El trabajo fue arduo teniendo en cuenta el vasto territorio y la
escasez de capitales y mano de obra. Sin embargo la institucionalidad de la
Confederación, sentó las bases del estado nación argentino.

En cuanto a los mecanismos de control y dominación se encontraban en
proceso de formación, el gobierno de la Confederación tuvo que construir
desde la nada las estrategias de dominación e integración tanto
territorial como de mercado.

En este contexto, el discurso de la Confederación Argentina en cuanto a
su propia identidad nacional, construida por extranjeros como Du Graty;
de Moussy; Tomas Page u hombres como Alberdi, no tuvo la fuerza
suficiente para convertirse en el discurso hegemónico de la nación.

Tal vez esto se deba a la intencionalidad instrumental del mismo, fue
realizar un análisis de este espacio, no observándolo desde la imperiosa
necesidad de construir nacionalidad, sino que centró la mira en las
necesidades coyunturales inmediatas ya expuestas, las que bajo la
intencionalidad planteada desde un lugar en el que la historia natural y
el jusnaturalismo desplazaron a los grandes metarrelatos de la
construcción de la nación y sus constructores a un lugar complementario
pero no, primordial, estos se hacen visibles a través de el orden y
progreso que imponen a estas regiones, bajo la égida institucional. He
aquí que inferimos a partir de lo analizado, que tal vez, el discurso
creado desde Buenos Aires, que implantó un panteón de héroes nacionales
fue más verosímil que el de la Confederación, ya que surgía en un período
en el que el imperialismo intelectual eurocéntrico y estadounidense
posteriormente instauró como el ideal de nación. La Confederación
Argentina constituirá lo primitivo, lo inconcluso, lo frustrado en el
imaginario colectivo de lo nacional.

Las divergencias entre el discurso puesto en práctica por el estado
confederal y posteriormente el porteño, radican principalmente en la
intencionalidad de los mismos, el primero pretendió crear una imagen
hacia el exterior y el otro, fue crear símbolos y prácticas hacia el
interior.

La transformación de Confederación Argentina a República Argentina
¿tuvo que ver en la idea de que la Confederación sólo fue un proyecto
frustrado de estado nación? Tal vez el quiebre impuesto a las tradiciones
caudillistas del interior impulsaron los esfuerzos civilizadores, un
discurso creado desde el centro político-económico- administrativo y
militar que es Buenos Aires, relegando el discurso de la periferia
provincial y con ese relegamiento también se cubrió con un velo los
esfuerzos puestos en práctica con la finalidad de obtener un mayor
conocimiento de estos territorios y sus riquezas.



Bibliografía.




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[1] Mega Aixa, La Confederación Argentina 1852 – 1861: ¿Un proyecto
institucional trunco?. tesina de Licenciatura en Historia, FHAyCS UADER,
Concepción del Uruguay Entre Ríos, 2011 (inédita) Dir: Pablo Buchbinder
[2] Friedland, Roger y Alford, Robert R. Introduciendo de nuevo a la
sociedad: Símbolos, Prácticas y contradicciones institucionales en:
Powell, Walter y Dimaggio, Paul J. (compiladores). El Nuevo
Institucionalismo en el análisis organizacional, FCE, México (1999),. Pág.
295
[3] "E. Shannon, trata la estructura institucional como formas de
complejidad informacional, cuanto más plenamente codifiquen las
expectativas las instituciones, mayor será el control que ejerzan sobre la
incertidumbre, con el efecto añadido de que el comportamiento tiende a
acomodarse a la matriz institucional. De conseguirse este grado de
coordinación, el desorden y la confusión desaparecen. Mary Douglas, Las
instituciones se fundan en la analogía. Alianza Universidad, Madrid 1996.
Pág. 73-57




[4] ROMÁN, Mario Sebastián, "Los discursos de (en) viaje en la Historia de
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y Alfred Marbais Du Graty", en: II Congreso Internacional y VII Nacional
de la Asociación Argentina de Semiótica. Rosario, Santa Fé, Argentina,
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ZURETTI, J. C., "Víctor Martín De Moussy: Pionero de la Geografía
Argentina". En: Boletín de la Academia Nacional de Ciencias (Córdoba) tomo
48 pp 593-597, 1970




[5] A AGN- SVII Correspondencia Urquiza, 1855, 1554, Nota de Juan María
Gutiérrez a Urquiza, Paraná 20 de octubre de 1855, le envía una copia de
carta que lo incluya, datada en Londres el 19 de octubre último y sobre las
observaciones que me tomo la libertad de hacer
[6]Botana, Natalio. El Orden Conservador. La Política Argentina entre 1880
y 1916. Buenos Aires: Sudamericana, 1977, La Tradición Republicana.
Alberdi, Sarmiento y las ideas políticas de su tiempo (1984), y La Libertad
Política y su Historia (1991), refiere a las tres presidencias fundadoras
del estado nación Argentino, mencionando a Sarmiento, Mitre y Avellaneda,
sin tener en cuenta la presidencia de Urquiza o el rol que tuvo la
Confederación Argentina en la construcción de éste Estado. Mientras que
Waldo Ansaldi observa la formación del Estado en distintas etapas: la
primera de 1806-1820, la segunda, se prolonga hasta 1853, donde las
provincias unidas se fragmentarán en dos estados, La Confederación y Buenos
Aires, hasta 1862 cuando se inicia el último proceso constitutivo del
Estado Nacional que culmina en 1880. Waldo Ansaldi, "Soñar con Rousseau,
despertar con Hobbes", Ob. cit…pag 55-56.María del Carmen Angueira en
"Estado y Sociedad en la Argentina del Siglo XIX" observará "que el
fracaso de la Confederación Argentina ilustra, entre otras cosas, la
renuncia de los ganaderos entrerrianos a la lucha por la hegemonía
política. Pag 25en: Waldo Ansaldi y José Luís Moreno Compiladores, Estado
y Sociedad en el pensamiento Nacional, Buenos Aires, Cántaro. T. II. 1988

Romero, José Luis. Las Ideas políticas en Argentina. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica, 1959.
Halperín Donghi, Tulio. Revolución y guerra, formación de una elite
dirigente en la Argentina criolla. Buenos Aires: Siglo XXI, 1972.

[7] López, Vicente Fidel: "La Presidencia Constitucional" en: Historia de
la Nación Argentina Tomo VII. Bs. As: Sopena, 1939. Pág. 501 – 502.
[8] AGN Congreso de la Confederación 1856, SX 30-4-3
[9] AGN SX 30-4-3 Congreso Confederación 1856, Informe del Ministerio del
Interior, Paraná 1856
[10] Alberdi J. Bautista en: Rivarola Rodolfo, "Capítulo 18", Del Régimen
Federativo al Unitario, estudio sobre la Organización Política de la
Argentina. Buenos Aires, Peuser, 1908, p 326

[11] AGN Congreso de la Confederación Argentina 1854. SX 30-4 – 1
Contestación de la Honorable Cámara de Diputados al Mensaje dirigido por
el Poder Ejecutivo Nacional a las Cámaras Legislativas, Sala de Sesiones,
Paraná 21 de noviembre de 1855,
[12]AGN SX 30-4-6 Sesión del 15 de septiembre de 1859, Paraná, sobre
contratos de navegación a vapor,
[13] Alberdi J. Bautista en: Rivarola Rodolfo, Del Régimen Federativo al
Unitario, estudio sobre la Organización Política de la Argentina. Capítulo
18, Buenos Aires, Peuser, 1908, p 326.
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