Común y protesta social en San Vicente de la Barquera a finales de la Edad Media

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Descripción

Los grupos populares en la ciudad medieval europea

Jesús Á. Solórzano Telechea Beatriz Arízaga Bolumburu Jelle Haemers (EDITORES)

30 CIENCIAS HISTÓRICAS

Jesús Ángel Solórzano Telechea Beatriz Arízaga Bolumburu Jelle Haemers Editores

Los grupos populares en la ciudad medieval europea

Logroño, 2014

Los grupos populares en la ciudad medieval europea / Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arízaga Bolumburu y Jelle Haemers (editores). – Logroño: Instituto de Estudios Riojanos, 2014. 574 p.: il.col.; 24 cm. – (Ciencias Históricas; 30).- D.L. LR 881-2014. – ISBN 978-84-9960-073-4 1. Población -- Europa -- Historia social -- S.V-XV. 2. Situación social—Europa -- S.V-XV. I. Solórzano Telechea, Jesús Ángel. II . Arízaga Bolumburu, Beatriz. Haemers, Jelle. III. Instituto de Estudios Riojanos. IV. Título. V. Serie. 308-054(4)”04/14” 314-054(4)”04/14”

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del copyright.

Los trabajos de la presente publicación han sido sometidos a una doble revisión anónima por parte del siguiente Comité Científico Internacional: Beatriz Arízaga Bolumburu (Universidad de Cantabria). Amélia Aguiar Andrade (Universidade Nova de Lisboa). Raphaela Averkorn (Universität Siegen). Michel Bochaca (Université de La Rochelle). Ariel Guiance (CONICET-Universidad de Córdoba de Argentina). Ricardo Izquierdo Benito (Universidad de Castilla-La Mancha). Christian Liddy (University of Durham). Denis Menjot (Université de Lyon II). Esther Peña Bocos (Universidad de Cantabria). Giuliano Pinto (Universitá

degli studi di Firenze). Sarah Rees Jones (University of York). Vicente Salvatierra Cuenca (Universidad de Jaén). Louis Sicking (Universiteit Leiden). Urszula Sowina (Instituto Arqueológico de Varsovia). Isabel del Val Valdivieso (Universidad de Valladolid).

Primera edición: diciembre, 2014 © Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arízaga Bolumburu y Jelle Haemers (editores) © Instituto de Estudios Riojanos, 2014 C/ Portales, 2 - 26001, Logroño, La Rioja www.larioja.org/ier © Imagen de cubierta: Los efectos del buen gobierno. Lorenzetti. Palacio comunal de Siena. Depósito Legal: LR 881-2014 ISBN: 978-84-9960-073-4 Diseño gráfico de la colección: Ice comunicación Producción gráfica: La Mirada comunicación (Logroño) Impreso en España. Printed in Spain.

Índice

PRESENTACIÓN 11

José Abel Bayo Martínez, Consejero de Educación, Cultura y Turismo de La Rioja

13

Marta Martínez García, Alcaldesa de Nájera

INTRODUCCIÓN 17

Los grupos populares en las ciudades de la Europa medieval: reflexiones en torno a un concepto de historia social Jesús A. Solórzano Telechea y Jelle Haemers

PRIMERA PARTE: CARACTERIZACIÓN DE LOS GRUPOS POPULARES: DENOMINACIONES, ACTIVIDADES URBANAS Y MOVILIDAD 53

El trabajo de los grupos populares en las ciudades de la Corona de Castilla a fines de la Edad Media: los oficios del sector productivo Ricardo Córdoba de la Llave

81

Il lavoro salariato nell’italia medievale (secoli XIII-XV) Maria Paola Zanoboni

109

Os grupos populares nas cidades medievais portuguesas: problematização e inserção no espaço urbano Arnaldo Sousa Melo y Maria do Carmo Ribeiro

133

The common good and common profit in the trade regulations of medieval English towns James Davis

151

Del taller al consell. El rol político de los artesanos. Las pequeñas ciudades pañeras del sur valenciano (Segunda mitad del siglo XV) Antoni Llibrer Escrig

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.)

7

179

Grupos de poder, construcción de la realidad y formación de la opinión pública: el villazgo de Brozas (1537) Luis Vicente Clemente Quijada

199

La movilidad social por motivos culturales en Barcelona en el siglo XIV Oriol Murall Debasa

221

Movilidad geográfica de los grupos populares (Perpiñán, siglos XIV-XV) Elodie Capet

SEGUNDA PARTE: EL COMÚN Y LOS PODERES URBANOS: PARTICIPACIÓN POLÍTICA, IDEOLOGÍA Y REIVINDICACIONES 241

¿Qué tiene de común el ‘común’? La construcción de una identidad política en Castilla a fines de la Edad Media Hipólito Rafael Oliva Herrer

271

El común de pecheros en la vida política de las ciudades castellanas en las vísperas de la revuelta comunera (1504-1520) Máximo Diago Hernando

301

Las voces del común en el mundo urbano de la España atlántica en la Baja Edad Media Jesús Ángel Solórzano Telechea

345

Común y protesta social en San Vicente de la Barquera a finales de la Edad Media Fernando Martín Pérez

371

Ad petitionem burgensium. Petitions and peaceful resistance of craftsmen in Flanders and Mechelen (13th-16th centuries) Jelle Haemers

395

Des populaires de Montpellier et d’ailleurs: réflexions sur une dénomination politique Vincent Challet

413

Commun et communes, révoltes ou révolutions: participation politique et luttes de pouvoir dans les villes allemandes à la fin du Moyen Âge Gisela Naegle

8

LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA

441

Hildesheim y Palencia en la Baja Edad Media, luchas de poder y movimientos sociales Jesús A. de Inés Serrano

469

Mujeres y concejos en Castilla en la Baja Edad Media Beatriz Majo Tomé

499

Las mujeres del común y la sociedad política en el País Vasco bajomedieval Janire Castrillo Casado Construir la identidad pechera: la lucha contra la exención fiscal en Astorga, León y Oviedo durante el siglo XV Raúl González González

523

CONCLUSIONES 545

Are ‘popular groups’ powerless? Towards a research agenda Jelle Haemers y Jesús A. Solórzano Telechea

555

Resúmenes / Abstracts

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.)

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Común y protesta social en San Vicente de la Barquera a finales de la Edad Media Fernando Martín Pérez Universidad de Cantabria

INTRODUCCIÓN El 6 de mayo de 1517 se ordenó al corregidor de San Vicente de la Barquera, Alonso Manuel, que enviara presos a Valladolid dos miembros de cada uno de los bandos responsables de los alborotos sucedidos en dicha villa el mes anterior1. Éste decidió prender a Juan de Oreña y Hernando del Corro considerados principales culpables del conflicto banderizo que se había provocado2. Asimismo, el 10 de septiembre de 1517, Juan de Oreña, de la casa de los Estrada, y Fernando del Corro, acordaron en Valladolid poner fin a los altercados que sus parientes provocaban en San Vicente de la Barquera3. Sin embargo, el 30 de diciembre de 1520, los familiares de Juan de Oreña acusaron

1.  Este trabajo se inscribe en el marco de las tareas de los proyectos de investigación Las sociedades urbanas de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media (HAR2012-31801), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España. 2.  Archivo General de Simancas. Cámara de Castilla. Memoriales, legajo 124, documento 17. [En adelante AGS, CC, MM] 3.  AGS, CC, MM, leg. 119, doc. 127.

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a Francisco del Corro de haber matado alevosamente a su pariente mayor durante una reyerta que provocaron los familiares de Fernando del Corro el año anterior4. A partir de ese momento se dio una situación de monopolio sociopolítico acaparado por el bando de los Corro, uno de los linajes más estudiados por los historiadores del territorio de la actual Cantabria en la Edad Moderna. Estos hechos evidencian la existencia de dos facciones en el seno de la élite y el ascenso de una de ellas en detrimento de la otra en una villa portuaria atlántica a principios del siglo XVI. Pero como veremos a lo largo de estas páginas, también demuestra el triunfo de los miembros de la élite del Común respecto a la oligarquía urbana barquereña a finales del siglo XV. La categorización social en el espacio urbano medieval muestra la existencia tanto de “oligarquías” como de “comunes”5, entendidos como dos grupos tan contrapuestos entre sí como heterogéneos en el conjunto de quienes los componían6. Pese al evidente y lógico rechazo actual en cuanto a una categorización homogénea de las sociedades urbanas medievales en dos únicos grupos7, hallamos en las ciudades de la Baja Edad Media dos facciones con un factor común determinante: de una parte, quienes podían acceder a los cargos concejiles, y de la otra, quienes estaban marginados de los mismos. De esta manera entendemos, en un sentido más amplio, la existencia de dos bloques sociopolíticos contrapuestos de carácter heterogéneo: “oligarquía” y “común”. En este contexto, ambos grupos generaron múltiples conflictos entre los que se encuentra la lucha de bandos o la protesta social. Así, se han entendido como tal los enfrentamientos entre miembros de la oligarquía por el monopolio del

4.  AGS, CC, MM, leg. 136, doc. 360. 5.  Dumolyn, J. “Later Medieval and Early Modern Urban Elites: Social Categories and Social Dinamics”, Asenjo González, M., Urban Elites and Aristocratic Behaviour in the Spanish Kingdoms at the End of the Middles Ages, Brepols, Turnhout, 2013: 3-8; Moor, T. “From common pastures to global commons. An historical perspective on interdisciplinary approaches to commons”, paper for the 13th Bienial Conference of the International Association for the Study of the Commons (IASC): 3-8. 6.  Val Valdivieso, M. I. “Oligarquía versus común (Consecuencias sociopolíticas del triunfo del regimiento en las ciudades castellanas)”, Medievalismo nº 4, 1994: 41-49. 7.  Solórzano Telechea, J. Á. “Commo uno más del pueblo: acción colectiva y ambiciones políticas del común en las villas portuarias de Cantabria en la Baja Edad Media”, Edad Media, Revista de Historia, 14 2013: 241.

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poder que tenían acaparado (conflictividad horizontal)8 y, también, los conflictos de las élites del Común frente a la oligarquía urbana por el acceso a los órganos de poder urbano y el control de los mismos (conflictividad vertical)9. Nuestro objetivo consiste en identificar al Común de San Vicente de la Barquera entendido como aquel grupo social mayoritario, cuyos miembros se encontraban apartados de los cargos concejiles. En segundo lugar mostraremos el desarrollo de los conflictos verticales que se dieron en dicha villa, especialmente las protestas de carácter sociopolítico desarrolladas por los miembros de la élite del Común contra la oligarquía.

1. EL COMÚN EN SAN VICENTE DE LA BARQUERA A FINALES DEL SIGLO XV La dimensión política particular del Regimiento otorgaba a la oligarquía, como grupo dominante, grandes privilegios respecto al conjunto de la comunidad, que tenía mayores dificultades para enriquecerse y la imposibilidad de acceder a los puestos de ejercicio de la gobernanza urbana en la Europa medieval10. Este hecho se evidencia en las villas portuarias atlánticas de la Corona de Castilla, entre las que se encuentra San Vicente de la Barquera, objeto del presente estudio.

8.  Diago Hernando, M. “Las luchas de bandos nobiliarios como factor determinante del conflicto comunero en Plasencia (1520-1522), Cuadernos de Historia Moderna, 31, 2006: 62-89; Monsalvo Antón, J. M. “Luchas de bandos en Ciudad Rodrigo durante la época trastámara”, Val Valdivieso, M. I.; Martínez Sopena, P. (dirs.), Castilla y el mundo feudal. Homenaje al profesor Julio Valdeón, vol. III, Junta de Castilla y León. Universidad de Valladolid, Valladolid, 2009: 201-214; Solórzano Telechea, J. Á. “Elites urbanas y construcción del poder concejil en las Cuatro Villas de la Costa de la Mar (siglos XIII-XV)”, Arízaga Bolumburu, B.; Solórzano Telechea, J. Á. (eds.) Ciudades y villas portuarias del Atlántico en la Edad Media. Nájera I Encuentros Internacionales del Medievo, IER, Logroño, 2005: 187-230. 9.  Haemers, J. “Factionalism an state power in the Flemish Revolt (1482-1492)”, Journal of Social History, 2009: 1009-1039; Solórzano Telechea, J. Á. “Commo uno más”..., op. cit.: 239-257. 10.  Boone, M. “Governer les villes flamandes au Moyen Âge. Aspects politiques, idéologiques et financiers”, Solórzano Telechea, J. Á.; Arízaga Bolumburu, B. La gobernanza de la ciudad europea en la Edad Media, IER, Logroño, 2011: 158; Solórzano Telechea, J. Á. “Linaje, comunidad y poder: desarrollo y consolidación de identidades urbanas contrapuestas en la Castilla Bajomedieval”, Aragón en la Edad Media. Seminario de Historia Medieval, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2007:71-93.

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A partir de la segunda mitad del siglo XIII, observamos una sistemática repetición de los apellidos entre quienes ocupaban los cargos en los concejos de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar. Este hecho evidencia una situación sociopolítica privilegiada de aquellos vecinos que gozaban de mayores rentas y privilegios dentro del grupo de los hombres buenos de estas villas costeras11. En contraposición encontramos a aquellos vecinos que habían quedado apartados de los cargos concejiles, de los cuales unos pocos pertenecían al grupo de los hombres buenos, y la mayoría eran quienes componían el grueso de la comunidad. Este cierre social, que las oligarquías llevaron a cabo, desembocó en el caso de San Vicente de la Barquera en la continua repetición de los apellidos entre quienes ostentaban los cargos concejiles durante la época “prerregimental”: principalmente, los Carraceda, los Ganancia, los Vallines, los Castillo y los Bravo12. Así se sentaron las bases de una polarización interna que se institucionalizó a finales del siglo XIV cuando se introdujo el sistema de Regimiento en la villa barquereña. Este momento evidencia una sucesión continua de luchas de bandos entre dos linajes13.

1.1. Los grupos populares de San Vicente de la Barquera En la época del Regimiento, observamos que una parte de los hombres buenos se escindió de lo que ya era un grupo selecto de vecinos en cuanto a rentas y derechos y se hizo con el control de las instituciones de poder urbano14. El resto

11.  Solórzano Telechea, J. Á. “La organización interna de la oligarquía urbana y el ejercicio del poder en Santander durante la Baja Edad Media: linaje, familia y poder”, I Encuentro de Historia de Cantabria, Universidad de Cantabria, Santander, 1999: 575. 12.  Ferreira Priegue, E. “La Galicia en la Marisma de Castilla. La dinámica de los intercambios mercantiles”, Arízaga Bolumburu, B.; Solórzano Telechea, J. Á. (eds.) Ciudades y villas portuarias de Atlántico en la Edad Media, Nájera. Encuentros Internacionales del Medievo, IER, Logroño, 2005: 173: El representante de San Vicente de la Barquera en la Marisma de Castilla durante el año 1404 fue Pero Peres de Vallines. Asimismo, la documentación de que disponemos correspondiente a San Vicente de la Barquera durante el siglo XV nos muestra la repetición de los apellidos anteriormente citados en los cargos de alcalde, regidor, etc. 13.  Solórzano Telechea, J. Á.; Arízaga Bolumburu, B. “San Vicente de la Barquera en la Edad Media”, Solórzano Telechea, J. Á. (ed.), San Vicente de la Barquera, 800 años de Historia, Publican, Santander, 2011: 105-180. 14.  Telechea, J. Á. “Protestas del Común y cambio político en las villas portuarias de la España atlántica a finales de la Edad Media”, Oliva Herrer, H. R.; Challet, V.; Dumolyn, J.; Carmona Ruiz, M. A. (coords.), La comunidad medieval como esfera pública, SPUS, Sevilla, 2014: 49-50.

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de la población, desde los hombres buenos pecheros hasta los más miserables de la villa, quedaron apartados del poder, identificándose así como Común o comunidad en sentido sociopolítico. El grueso del Común se caracterizó, tal y como indicaba un vecino de la villa, Juan de Avilés, cordonero, por pertenecer a un grupo que vive llanamente por su oficio e trabajo15. Aunque entendemos que había miembros del Común que no vivían llanamente, bien por exceso, bien por defecto, como podían ser los omes buenos pecheros o los pobres. La mayor parte de los vecinos de San Vicente de la Barquera, como de cualquier otra villa portuaria, realizaban labores íntimamente ligadas al mar; como la pesca, el comercio, la construcción de infraestructuras portuarias, la producción de útiles de trabajo marítimo o incluso la construcción de casas e iglesias para los pescadores y mareantes16. Esto favoreció la temprana fundación de la Cofradía de Pescadores y Mareantes de Señor San Vicente cuyas competencias entendemos que fueron más allá de la reglamentación de la actividad marítima y la protección de los cofrades a través de las solidaridades mutuas17. La documentación nos muestra diferentes oficios realizados por los vecinos de la villa objeto de estudio. El oficio que más se repite es el de mercader, una labor a la que no accedieron sólo los miembros de la oligarquía urbana como Juan de Castillo, Martín Pérez de Vallines o Gonzalo Bravo, sino que también la desempeñaron miembros del Común como Alonso Herrero, Juan Pérez Pablo, Diego, Sancho y Juan de Oreña, Fernando González del Corro, Juan Pérez de la Barraçana, Juan de Mioño, Ruy Gomes, Diego de Villa o Pedro Ruiz Román entre otros. La mayor parte de los mercaderes vivían en un barrio concreto llamado La Ribera, incluso quienes pertenecían a la oligarquía urbana, como Martín Pérez de Vallines que vivía en las casas e sobrado […] que son las más de La Ribera a la parte de la iglesia de Sennor San Viçente de esta dicha villa18.

15. 

Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 149808, 246. [En adelante: AGS. RGS.].

16.  Arízaga Bolumburu, B. “Gentes de mar en los puertos medievales del Cantábrico”, Solórzano Telechea, J. Á.; Bochaca, M.; Aguiar Andrade, A. Gentes de mar en la ciudad atlántica medieval, IER, Logroño, 2012: 19-44. 17.  Solórzano Telechea, J. Á. “Las ordenanzas de la cofradía de mercaderes y mareantes de San Vicente de la Barquera (1330-1537): un ejemplo temprano de institución para la acción colectiva en la Costa Cantábrica en la Edad Media”, Anuario de Historia del Derecho, Tomo LXXXI, 2011: 1029-1033. 18.  Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pleitos Civiles, Alonso Rodríguez (F), e 786-1. [En adelante: A.R.Ch.Va. PP.CC.].

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Asimismo, tenemos documentado el oficio de pescador, que lo desempeñaron vecinos del Común como Juan de Colunga, Juan del Valles, Rodriguillo del Castillo, Pedro y Juan Red, Pedro Sánchez de Boo o Juan de la Acebosa entre otros. En este caso, sabemos que la mayoría de los pescadores de los que tenemos constancia residían como regla general en otro barrio, el llamado La Calleja del Ribero19. También encontramos vecinos de San Vicente de la Barquera que realizaban otras labores en la villa. Así tenemos documentados un cordonero, Juan de Avilés; un boticario, Juan Sancho; un carpintero, Juan Fernández de la Cotera; herreros como Juan Soto Fernández, Pedro de Noriega o Juango Tirador; o un cirujano que también era Barbero: Pedro Álvarez. Pero tal y como ocurre en otros espacios de la Corona de Castilla, la documentación no es del todo generosa para con los oficios de los miembros del Común. Aún así nos muestra a muchos de los vecinos de San Vicente de la Barquera que en algún momento de su vida tuvieron un pleito en Valladolid, aparecieron en un censo, fueron testigos de algún delito o tuvieron que declarar con motivo de las necesidades de la villa.

1.2. Rasgos y factores semejantes de los miembros del Común En este espacio de convivencia, mientras unos pocos vecinos se articularon en torno a los órganos de poder y generaron conflictos por el acceso a los mismos, los miembros del Común se organizaron a partir de elementos de solidaridad, protección mutua y reguladores de las diferentes labores desempeñadas por los cofrades20. La cofradía de pescadores y mareantes del Señor San Vicente actuó también desde mediados del siglo XV como una institución para la acción colectiva partícipe de la lucha por el cambio político21.

19.  A.R.Ch.V. PP.CC., Alonso Rodríguez (F), e 786-1. 20.  Por ejemplo, la confirmación de las ordenanzas de la cofradía de mareantes de Santa María muestran la regulación del trabajo y la seguridad y protección mutuas con unas cláusulas para pescar y marear, muy útiles e provechosas. AGS. RGS. 148503, 117. 21.  Franceschi, F. “The rituals of the guilds: Examples from the tuscan cities (thirteenth to sixteenth centuries)”, Cohn jr., S. and others (eds.) Late Medieval and Early Modern Rituals, Brepols, Turnhout, 2013: 65-85; Moor, T.

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Esta institución fue fundada en 1330 con el objeto de convertir la ermita de San Vicente en la iglesia consagrada al mismo santo, regular la actividad marítima y tratar de minimizar los peligros del mar para los vecinos de la villa. En este contexto, los miembros del Común de San Vicente de la Barquera se organizaron en torno a esta cofradía22. En 1496, un documento emitido por la cofradía de pescadores y mareantes de Señor San Vicente muestra una situación sociopolítica en la villa muy próxima a las tesis de Wilfredo Pareto23. San Vicente de la Barquera tenía non más de ocho çientos vesinos de los cuales seteçientos de ellos eran cofrades de esta dicha cofradía, y el resto de los vecinos eran de vandos e linajes24. La pertenencia de la mayor parte de los vecinos a esta institución les otorgaba un poder indiscutible en el desarrollo social y político de San Vicente de la Barquera. En este sentido, disponemos de unas ordenanzas de la cofradía (que fue la mayor de la villa pero no la única), a través de las cuales esta institución se muestra como parte contraria al faccionalismo de los bandos linajudos y parte abanderada del bien común en San Vicente de la Barquera. Este documento de 1455, muestra una realidad en la que las luchas de bandos no sólo se desarrollaron entre los miembros de la oligarquía, sino que estos habían creado unas redes clientelares en la villa que tocaba todos los grupos sociales de la misma25. Debido a esto, observamos que la cofradía fue la base que reguló la división oligarquía-común. En este sentido indicaron que

“The silent Revolution: A new perspective on the Emergence of Commons, Guilds, and Others Forms of Corporate Collective Action in Westen Europe”, IRSH No.53, 2008: 179-211; Lucassen, J.; Moor, T.; Van Zanden, J. L. “The return of the guilds: Towards a Global History of the guilds in Pre-Industrial Times”, IRSH53 supplement, 2008: 6 22.  Solórzano Telechea, J. Á., “Las ordenanzas…”: 1032. 23.  Dumolyn, J. “Later Medieval and Early Modern Urban Elites…”:3. Pareto llegó a la conclusión de que el 20% de la población de una sociedad acapara el 80% de la riqueza mientras que el otro 80% de la población acapara tan solo el 20% de la riqueza restante. Los documentos de San Vicente de la Barquera aproximan estas cifras. 24.  AGS. RGS. 149603, 142. [Transcrito por J.Á. Solórzano en Solórzano Telechea, J. Á. (ed.) San Vicente de la Barquera: 800 años de historia, Publican, Santander, p. 176]. 25.  Martín Pérez, F. “Conflictos socio-políticos en la villa de San Vicente de la Barquera en la Baja Edad Media”, Miranda, F.; Sequeira, J.; Faria, D. (eds.) Incipit 2, Universidade do Porto, Porto, 2014: 72.

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“por quanto en esta villa algunas veses en los annos pasados e en el anno susodicho, se levantaron algunos alborotos, e escandalos, e roydos, los vecinos de esta dicha villa, los unos con los otros, salieron armados de lanzas, e espadas, e escudos, para se matar los unos con los otros a voz de parientes e bandos”, razón por la cual, los cofrades, identificándose con un grupo diferente al de esos parientes y bandos, decidieron que ninguno e ningunos cofrades mareantes de la dicha cofradía, que no salgan armados a los tales alborotos a favor de bandos. Aunque se permitía a los cofrades salir armados si era estrictamente necesario por el bien común, es decir, “salvo si salieren dando ayuda a favor de los alcades en justiçia de esta villa para prender e tener a los tales alborotadores que así salen los tales alborotos e bandos […] e qualquier cofrade o mareante que así saliera a los dichos alborotos armado a manera de bando […] que non le hagan ni habemos por cofrade”26. De esta forma entendemos que la cofradía no sólo se comportó como un elemento de protección y unidad, sino también como un aparato a través del cual la mayor parte de los habitantes de San Vicente de la Barquera se identificaba con un grupo diferente al de aquellos que ostentaban los cargos de gobierno urbano. Asimismo, observamos la cofradía de pescadores y mareantes de Señor San Vicente como la vía primitiva a través de la cual los miembros de la comunidad podían trasmitir su posición sociopolítica, su descontento y su ideología. Otro elemento compartido del Común en San Vicente de la Barquera fue la posibilidad que estos tenían de pagar impuestos. Esto no tenía por qué ser así debido a que una parte de los miembros del Común no contaban con qué pagar, y por otra, porque la villa gozaba, desde 1351, de un privilegio real que reducía a sesenta el número de pecheros en la villa27.

26.  Sainz Díaz, V. Notas históricas sobre la villa de San Vicente de la Barquera, Studio, Santander, 1986: 152. 27.  Archivo Histórico Provincial de Cantabria, Sección CEM, doc. 17.

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Tal y como estudió José María Monsalvo, el grupo de omes buenos pecheros tenía mucho en común entre sí, aunque realmente no se puede hablar de una clase social propiamente dicha28. En sentido sociopolítico, se encontraban en un estado intermedio entre el grueso de la población y las élites urbanas. En el caso de San Vicente de la Barquera, tanto los miembros de la élites del común como el resto de los vecinos ajenos a los linajes y las fuentes de riqueza quedaron apartados de los órganos de poder concejil y judicial del territorio tras la tardía instauración del Regimiento en la villa. Esta característica acerca más a este grupo al Común que a las élites urbanas. También cabe destacar que estos vecinos ajenos a los linajes recibieron continuos abusos de poder, tanto físicos como jurídicos. En este sentido, las élites y el grueso del Común recibieron, salvo contadas excepciones, distintos tipos de abusos. La experiencia de la élite del Común para con la justicia de la villa, y los consecuentes tratos de arbitrariedad que recibían quedan reflejados en varios documentos en los que se constata el abuso de autoridad recibido de pesquisidores, corregidores, alcaldes, etcétera. Por ejemplo, ya el 28 de mayo 1487, Sancho de Oreña se querelló contra García de Cosío en nombre de varios vecinos y en defensa de los intereses de Juan González del Corro, recientemente fallecido. Allí, Sancho de Oreña justificó no haber realizado ninguna denuncia en San Vicente de la Barquera debido a que García de Cosío era ome poderoso en la villa, razón por la cual, no podian alcançar complida justiçia en el concejo29. Es decir, los miembros de la élite del Común entendían perfectamente que no se podían querellar contra un potente de la villa in situ porque indudablemente perderían el juicio. Pero los abusos de poder que recibían los estratos más bajos del Común, eran mucho más exagerados. Un ejemplo muy ilustrativo en estos términos y que tenemos recogido en tres documentos, es un episodio de febrero de 1487. Juana la Flor, una vecina de la villa, huérfana fue llevada una noche con palabras engañosas por Marina de Ahedo, hermana de Pedro y Sancho del Castillo (que eran potentes de la villa), a su casa, donde el marido de ésta,

28.  Monsalvo Antón, J. M. “La participación política de los pecheros en los municipios catsellanos de la Baja Edad Media. Aspectos organizativos”, Studia histórica. Historia Medieval, nº 7, 1989: 37-94. 29.  AGS. RGS. 148705, 76.

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Juan de Monillo, maestre, la forzo e paso contra ella carnalmente e tovo su virginidad por fuerça30. Ella consiguió escapar y denunciarlo al corregidor Díaz Sánchez de Quesada, quien ordenó la detención del matrimonio a espera de ser juzgados. A la mañana siguiente, la puerta de la habitación donde se encontraba recluido Juan de Monillo estaba abierta, según el documento por culpa del merino, y Juan de Monillo se había escapado, cayendo sobre el mismo una condena a pena de muerte corporal por rebeldía31. Marina de Ahedo fue sentenciada también por justicia real a recibir çien azotes publicamente por la dicha villa y a entregar la mitad de sus viñas y de una casa a Juana la Flor. Diez años más tarde, nos encontramos con que el pleito que había sido ya cerrado fue reabierto por orden de Pedro del Castillo, hermano de Marina de Ahedo. En esta ocasión, tal y como indica el documento, Juana la Flor no oso yr ante ellos por myedo a las amenazas de muerte de Pedro del Castillo. Como consecuencia fue declarada en rebeldía32. Estos ejemplos ilustran una serie de abusos ejercidos por los oligarcas contra distintos miembros del Común. Por lo tanto entendemos que la idea de que: “las leyes deven ser guardadas e odebeçidas por los mayores e los medianos e menores, porque non sean semejantes a la tela de araña que prende la mosca e dexa pasar la grant bestia” 33 no respondía a lo cotidiano, como en otras muchas villas, en San Vicente de la Barquera. El abuso de poder queda evidenciado en la apropiación de la justicia urbana por parte de la oligarquía, la práctica del tráfico de influencias queda constatada en la apertura de la prisión de Juan de Monillo. Asimismo, el abuso de autoridad queda claramente reflejado en la sentencia dada durante el

30.  AGS. RGS. 148902, 202. 31.  AGS. RGS. 149711, 61. 32.  AGS. RGS. 149708, 212. 33.  Anthony Ramírez, F. (ed.), Tratado de la Comunidad, Tamesis Books Limited, London, 1988: 88.

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segundo proceso34. La agraviada, que terminó yéndose de la villa, debería pagar 1000 maravedíes de costas y devolver las viñas y la mitad de la casa a Marina de Ahedo y Juan de Monillo, quien lejos de haber sido condenado a muerte, continuó viviendo en san Vicente de la Barquera como maestre y hombre de influencia hasta su fallecimiento en 150835. De esta manera se observa que dentro de la sociedad barquereña, había un pequeño grupo social cerrado y homogéneo, aunque con sus diferencias, que monopolizó el poder concejil en sus manos. Y de otra parte estaba el grueso de la población, compuesto por quienes no sólo carecían de la capacidad de acceso a los órganos de poder, sino que también recibieron diferentes tipos de abusos provenientes de los miembros de la oligarquía. En el último cuarto del siglo XV, a partir de la documentación se constata un cambio en la conciencia del Común, quienes no sólo fueron conscientes de los abusos sino que, como veremos, denunciaron los malos usos y sus aspiraciones políticas crecieron. Estas condiciones hicieron que un grupo tan heterogéneo como el Común fuera consciente de compartir una misma situación sociopolítica. A pesar de esto, las diferencias que había entre ellos eran de gran importancia, hasta tal punto que posicionaron a unos y a otros dentro del conjunto de este grupo.

1.3. Rasgos y factores que diferenciaban a unos de otros dentro del Común Si la oligarquía se componía de un reducido grupo de vecinos privilegiados y aun así carecía de homogeneidad, entre los miembros de los grupos populares esta heterogeneidad se acentuaba. Pese a los rasgos que hemos expuesto y tal y como se ha comentado, cuando nos referimos al Común, estamos hablando de un grupo muy complejo con el que se identificaban los pobres, el grueso de la comunidad de San Vicente y aquellos vecinos que siendo hombres buenos fueron excluidos del Regimiento de la villa. Y es que los beneficios derivados de cada una de sus actividades les situaban en una posición económica y cultural concretas, lo que provocó un proceso de polarización interna donde unos se

34.  AGS. RGS. 149708, 212. 35.  A.R.Ch.Va., RR.EE. 236, 3.

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enriquecían mientras otros seguían siendo pobres, o donde unos conquistaron la escritura mientras otros seguían siendo analfabetos36. La situación económica y cultural del común no alteró su status sociopolítico, aunque derivó en una estratificación dentro del conjunto de la comunidad. Esto iba desde los más miserables hasta su élite, que no se correspondió con la oligarquía urbana sino con aquellos comerciantes que habían acumulado fortuna del comercio, habían conquistado la escritura y habían conocido realidades diferentes gracias a sus viajes por el norte de Europa. Entre ellos encontramos a Juan de Oreña, Juan de Cóbreces, Fernando del Corro o Pedro Ruiz Román. Esto permitió al grueso de vecinos de San Vicente de la Barquera ser conscientes de sus diferencias en relación a la oligarquía urbana y su igual estatus sociopolítico en relación a las élites del Común. Los miembros de esta élite se convirtieron en los abanderados de la lucha por el acceso de los miembros del Común más aptos y capaces a los órganos de poder local. Para ello desarrollaron, tanto a título de la cofradía de pescadores y mareantes de Señor San Vicente como a título personal, todo un cuerpo dialéctico relacionado con la protesta social a través de la cual, abogando por la comunidad, lucharon por sus nuevas aspiraciones sociopolíticas.

2. PROTESTA SOCIAL Y CAMBIO SOCIOPOLÍTICO La sociología política entiende que la acción colectiva interactiva se produce en un marco concreto, con unas oportunidades y unas amenazas determinadas, así como con unas estructuras de movilización definidas37. En el caso de San Vicente de la Barquera encontramos que todo esto se dio a finales del siglo XV, razón por la cual pudo darse un conflicto sociopolítico que marcó un antes y un después en la dicha villa. Esto se debe a un fenómeno complejo que

36.  Castillo Gómez, A. La conquista del alfabeto. Escritura y clases populares, Trea, Gijón, 2002: 23-29. 37.  McAdam, D.; McCarthy, J.; Zald, M. Comparative Perspectives on Social Movements: Political Opportunities, Mobilizing Structures, and Cultural Framings, Cambrige University Press, Cambrige, 1996.

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hallamos en las revueltas del Común en los espacios urbanos: las ansias de cambiar el orden38.

2.1. Marco sociopolítico que permitió el desarrollo de la protesta social en San Vicente de la Barquera Durante el reinado de los Reyes Católicos se sentaron unas bases para nuevos ascensos sociales debido a que los monarcas castellanos, conscientes de los grandes disturbios que habían sufrido las ciudades y villas castellanas durante los reinados de Juan II y Enrique IV, trataron de frenar las luchas de bandos. Así, aprobaron medidas que, por un lado, menguaban el poder de las oligarquías urbanas, y, por otro lado, fortalecían el poder real en el territorio castellano. De hecho, a finales del siglo XV se consideraba comunidad a aquella cosa bien regida e governada por un rey o príncipe, o por pocos omes buenos e virtuosos, o por todo el pueblo si tal es que lo pueda fazer39. El contacto más directo de los vecinos con la Corona se produjo a través de su representante: el corregidor. Su llegada a la villa fue cuanto menos conflictiva, ya que los miembros del concejo llegaron a no querer permitirle acceder a la misma40. Una vez se normalizó esta figura, los miembros de la oligarquía mostraron miedo a sus pesquisas y recelaron la entrada de una persona externa a administrar justicia en la villa. Además, el corregidor se mantuvo en contacto con los miembros del Común, quienes, por lo que nos refleja la documentación, reclamaban la investigación de abusos, agresiones y muertes pasadas41. Las disputas de miembros de las élites del Común y las cofradías contra las oligarquías urbanas en las villas de la costa atlántica castellana fue un fenómeno prácticamente global en este momento. De hecho, el año en que observamos el comienzo de la individualización de la protesta social en San Vicente de la Barquera es el mismo año en que Bilbao recibió el sistema insaculatorio en

38.  Watts, J. “Public or Plebs: The Changing Meaning of ‘The Commons’, 1381-1549”, Pryce, H.; Watts, J. Power and Identity in the Middle Ages. Oxford University Press, New York, 2007: 243. 39.  Anthony Ramírez, F. (ed.), Tratado de la Comunidad..., op. cit.: 87. 40.  AGS., RGS. 147601, 21. 41.  AGS., RGS. 148902, 246.

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su concejo42. Este hecho evidencia que el fenómeno conflictivo en pos de la apertura concejil que se dio en San Vicente de la Barquera no es un proceso aislado, sino que se encuentra dentro de un marco sociopolítico más amplio y tardío en relación a otros espacios de la Corona de Castilla43. De otra parte, la cofradía de pescadores se había posicionado no en contra, aunque sí como parte ajena a los linajes desde muy temprano. La importancia de esta institución para la formación de la protesta es indiscutible, pues en ella hallamos la acción de representatividad al unísono44. Desde allí se creó el caldo de cultivo para la acción colectiva, ya que quienes convivían en torno a ella, no sólo eran vecinos de un mismo espacio, sino que interactuaban entre sí, intercambiaban ideas y se encontraban en una situación sociopolítica similar45. La unión de un grupo mayoritario de la villa en torno a esta asociación de solidaridad mutua permitió que se construyese una estructura ideológica que permitiera desarrollar un discurso que podemos considerar rebelde debido a la naturaleza de sus reivindicaciones.

2.2. Oportunidades y amenazas Los miembros del Común convivían en una comunidad donde partían en desventaja, pues el concejo se regía por pocos omes buenos. El sistema de Regimiento se mostraba estático a favor de las oligarquías urbanas. Esto suponía una amenaza de una progresiva pérdida de la poca influencia política que les quedaba a las élites del Común. Por esto, la posición política de los Reyes Católicos, la extensión que se estaba dando del sistema insaculatorio y la cofradía en el marco local proporcionaron una serie de oportunidades a los miembros del Común más destacados de la villa. Estos la aprovecharon para tratar de acabar con el monopolio político de la oligarquía a través de las

42.  BAZÁN DÍAZ, I. Delincuencia y criminalidad en el País Vasco en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. SPCGV, Vitoria, 1995: 66-67. 43.  Dacosta Martínez, A. F. Los linajes de Vizcaya en la Baja Edad Media: Poder, parentesco y conflicto. Universidad del País Vasco, Bilbao, 2003: 281-386. 44.  Watts, J. “Public or Plebs” ..., op. cit.: 246. 45.  Tarrow, S. G. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Alianza, Madrid, 2012: 114-135.

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estructuras de movilización de que disponían: la cofradía y la capacidad de asociacionismo combativo de la élite del Común. En este contexto, los miembros de la élite del Común de San Vicente de la Barquera, conscientes del cambio político, de sus aspiraciones, de su consciencia de poder regir la villa y de su propia identidad sociopolítica, desarrollaron un discurso vindicativo, en parte pluralista, en parte elitista, relacionado principalmente con dos conceptos: el de lo público y el del bien común. Se trata de un discurso que buscaba el gobierno de la comunidad por todo el pueblo (si tal es que lo pueda fazer) o por hombres buenos abiles e sufiçientes, que fue madurando durante los últimos años del siglo XV. Su discurso refleja una ideología muy diferente a la que muestran las respuestas, excesivamente elitistas, de los oligarcas de la villa. A través de sus peticiones, este reducido grupo de miembros del Común, canalizó el descontento social, la preocupación por las luchas de bandos y las muertes que éstas acarreaban, y la política fiscal de la villa cuyos impuestos extraordinarios recaían tanto en estas élites del Común como en el resto de la comunidad. De esta forma, para la villa de San Vicente de la Barquera, tenemos documentación que evidencia una lucha sociopolítica vertical entre dos facciones: las élites del Común y la oligarquía barquereña. Estos hechos se acentuaron entre los años 1487 y 1497. También se observa una dinámica social diferente a partir del año 1498. En nuestro estudio, esta conflictividad sociopolítica se encuentra dividida en 3 etapas: la primera, entre 1487 y 1493, responde al momento en que los miembros de la élite del Común comenzaron a realizar un discurso contra la oligarquía desde dentro de la cofradía a la vez que recibían abusos y ataques más continuados. La segunda etapa, entre 1494 y 1497, se caracterizó por el traslado de las protestas de la élite del Común a la Corona, que terminó con la introducción del sistema insaculatorio en la villa, el cual fue contestado por la oligarquía, lo que dio lugar a un conflicto vindicativo entre las dos facciones sociopolíticas. En la tercera etapa, a partir de 1498, hallamos el momento en que los miembros de la élite del Común, conscientes de su éxito, abandonaron la protesta. Es en este momento cuando observamos el acercamiento progresivo de estas élites a los linajes, alejándose a su vez de lo que les unía al resto del Común.

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La segunda etapa es la que más evidencia, no sólo la protesta social y el conflicto vindicativo que se dio entre las élites del Común y la oligarquía en relación a derechos de gobierno, actividades concejiles, al asentamiento de los logros sociopolíticos del Común y al mal uso de lo público.

2.2.1. Primera etapa: Voces dentro de la cofradía Frente a la construcción de identidad de la oligarquía, observamos como desde la cofradía se produjo la construcción de la identidad propia del Común. Una característica del fenómeno de la protesta social en San Vicente de la Barquera la hallamos en la individualización del discurso colectivo. Esta individualización comenzó a emerger desde el seno de la cofradía, la cual, como institución ya hemos indicado que sólo se posicionó ajena a los bandos y sus conflictos. De hecho prohibía a sus más o menos setecientos cofrades participar de las luchas que respondían a los intereses de los oligarcas. Así, el primer conato de protesta que encontramos contra los abusos de la oligarquía se produjo en el seno cofradía más importante de la villa, pues tal y como ocurría en otras villas portuarias atlánticas, había miembros de la oligarquía dentro de la institución, incluso como mayordomos de las mismas46. En noviembre de 1487, la elección de un nuevo mayordomo, Juan González de San Miguel, no fue aceptada por el linaje al que pertenecía Juan Martínez Bretón, quien había sido el mayordomo de la cofradía los dos años anteriores. En este contexto, Juan González de San Miguel denunció que durante su juramento del cargo, tras haber sido elegido mayordomo, Juan Martinez Bretón, por querer quedarse otra ves en el dicho ofiçio entró con su parte e otros hermanos e primos, parientes suyos con la intención de turbar la eleccion que se habia de facer, Juan Martínez Bretón y los suyos hicieron escándalo y por medio de la violencia se hizo con el cargo por tercer año47. A partir de este momento observamos un ambiente especialmente conflictivo entre los miembros de las élites del Común y los linajes. Así se sucedieron

46.  Solórzano Telechea, J. Á. “La aparición y consolidación de la acción política del Común en las villas portuarias del Cantábrico en la Baja Edad Media”, Solórzano Telechea, J. Á.; Bochaca, M.; Aguiar Andrade, A. Gentes de Mar en la Ciudad Atlántica Medieval. IER, Logroño, 2012: 305-306. 47.  AGS., RGS. 148711, 64.

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episodios de violencia ejercida por los oligarcas contra los miembros de esta élite. La documentación nos muestra una serie de conflictos que evidencian el descontento de los grupos populares para con aquellos que les gobernaban. Los testimonios más frecuentes nos los ofrecen quienes posteriormente desarrollaron un mensaje de protesta social contra los linajes. Por ejemplo, Juan de Oreña fue uno de los que durante estos años, en 1493, no sólo se querelló por la agresión con palos que había recibido de Martín de Vallines48, sino que también denunció el incumplimiento de la consecuente pena de destierro49. También hallamos casos de ataques por parte de gentes del Común contra miembros de la oligarquía, como cuando en 1492, Pedro García de la Maza dio a Sancho del Castillo “una cochillada con una espada de hierro en el braço derecho de la qual dicha cochillada le firiera e le ronpiera el cuero e la carne e venas e le saliera mucha sangre de la qual dicha cochillada dis que llegara a punto de muerte”50. Estos hechos evidencian un cambio de balanza en el orden sociopolítico. La posición de la cofradía, ajena a las oligarquías y sus luchas banderizas, comenzó a desembocar en una tensión que en los años siguientes tomaría un cariz político.

2.2.2. Segunda etapa: acción colectiva comunicativa frente a los oligarcas El cénit de estos momentos de conflictividad se produjo en el contexto de dos diálogos políticos claramente enfrentados. Las dos facciones de naturaleza vertical habían comenzado a enfrentarse de forma más directa durante los años inmediatamente anteriores a 1494. Los miembros de las élites del Común fueron quienes hicieron llegar sus pretensiones sociopolíticas a la Corona. Aquí, en especial Bartolomé de Barreda, Juan de Cóbreces, Pedro Ruiz Román y Juan

48.  AGS., RGS. 149405, 289. 49.  AGS., RGS. 149502, 442. 50.  Solórzano Telechea, J. Á.; Vázquez Álvarez, R.; Arízaga Bolumburu, B. San Vicente de la Barquera en la Edad Media: una villa en conflicto. Gobierno de Cantabria, Santander, 2004: 226-234.

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de Oreña, desarrollaron un discurso vindicativo pluralista a través del cual se identificaban commo uno mas del pueblo, y abogaban por la lucha en pos del bien publico a la vez que criticaban la endogamia en los órganos de poder urbanos51. De esta forma denunciaron la realidad sociopolítica de la villa afirmando que había dos linajes que se repartían los ofiçios tanto de alcalde como de regidor commo de otros ofiçios y que cada linage posee la meytad de dichos ofiçios52, administrando así lo público como si fuera privado. En su denuncia entendían que había una segunda facción compuesta por muchas personas ricas, llanas e abonadas e diligentes e de buenas conciencias que sabrian bien gobernar, es decir, las élites del Común, a los cuales no les nombran ni eligen, por no pertenecer a ninguno de los dos bandos linajudos que, tal y como indican, habían traído a la villa tantas muertes e feridas. De otra parte expusieron una posibilidad de cambio y mejora por el bien común, indicando que si las “elecciones no fuesen fechas en la dicha forma de bandos e linajes, salvo por personas de buen çelo, e que las personas que fuesen nombradas, fuesen onrradas, ricas, llanas e abonadas, e que supiesen bien regir e gobernar el bien publico de la dicha villa” 53, la realidad urbana de la misma sería mejor desde diferentes ópticas. Este discurso, pluralista en lo que atañe a la comunidad en conjunto, y elitista en lo que se refiere a aquellas personas ricas, llanas y abonadas que deberían acceder a los órganos concejiles, convenció a la Corona. Esto permitió a San Vicente de la Barquera ser otra de las villas costeras que disfrutaron de la ampliación del sistema insaculatorio aragonés al norte de la Corona de Castilla54.

51.  AGS. CC. Pueblos, Leg. 17, doc. 332. 52.  AGS., RGS., 149402, 161. 53.  AGS., RGS., 149407, 350. 54.  Polo Martín, R. “Los Reyes Católicos y la insaculación en Castilla”, Studia Storica, 17, 1999: 137-197.

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El 16 de junio de 1494, los Reyes Católicos establecieron que “se nombrara fielmente, sin parcialidad alguna, […] cuatro personas de la dicha villa, aquellas que según su conciencia les paresçiesen que son ellos mas llanos e abonados e de buena conçiensia”55. Lo que indicaba que tras una serie de nombramientos de esos omes ricos e abonados, se pusiera cada uno de los nombres de estos escripto a parte en un papelejo, asi que sean todos dyez e seys papelejos, e les echen en un cantaro ante escribano publico. De los que así nombrare e saquen un merino del dicho cantaro y otros puestos de oficiales públicos. En este momento entendemos que de una parte los miembros de las élites del Común consiguieron el apoyo regio para alcanzar sus pretensiones sociopolíticas y que, incluso, se había introducido un sistema que traía consigo una importante apertura del regimiento de la villa. Pero de otra parte, la documentación evidencia que los miembros de las élites del Común, tuvieron que seguir desarrollando y ampliando su discurso y su lucha para conseguir asentar sus logros. La introducción del sistema insaculatorio en la villa y la consecuente supresión del monopolio político de los linajes, fue lo que motivó a los miembros de la oligarquía a participar de esta protesta. En este momento tuvo lugar un conflicto comunicativo que se trasladó desde el seno de la villa a Valladolid. Chocaron dos discursos muy diferentes: el pluralista-elitista de los miembros de las élites del Común frente al elitista exacerbado de los miembros de la oligarquía. Este conflicto se desarrolló entre los años 1495 y 1496, a partir de que Sancho González Ganancia reivindicara en respuesta al ataque sufrido, que los honrados linajes antiguos poblaron esta villa […] conforme a las leis de sus altezas e al buen uso e costumbre56. En 1489, los miembros de la oligarquía habían solicitado a los Reyes Católicos que prohibiesen al corregidor Díaz Sánchez de Quesada investigar las muertes acaecidas durante una jornada de elección de oficiales, debido a que investigar

55.  AGS., RGS., 149407, 350. 56.  Solórzano Telechea, J. Á.; Arízaga Bolumburu, B. “San Vicente de la Barquera en la Edad Media”, Solórzano Telechea, J. Á. (ed.), San Vicente de la Barquera. 800 años de Historia: 168

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las çiertas diferençias e questiones en las quales murieron algunos vesinos, traería de nuevo la ira y el odio a la villa. Además afirmaban que “todos los vesinos de la dicha villa, pobres de paz e por serviçio de Dios, se juntaron e se perdonaron generalmente unos a otros las dichas muertes e ynjurias e feridas que entre los unos e los otros avian pasado, e quedaron despues aca aun quedando e estando en toda paz e amor e concordia”57. Los mismos que solicitaron esto, a mediados de los años 1490 defendían su gobernación pacífica en la villa y no recordaban la existencia de ningún conflicto relacionado con la elección de oficiales. De este modo, Gonzalo Bravo, se quejó en febrero de 1496 de la introducción del sistema insaculatorio. Para ello afirmó que esa forma de proceder era muy injusta e agraviada contra sus partes, que siempre habían gobernado pacificamente por virtud de un previllejo que tienen los linajes mas ricos e honrados de sacar e elegir e nombrar los ofiçiales, que las elecciones concejiles se realizaban respetando la buena gobernación e regimiento. Además de ello, refiriéndose a Pedro Ruiz Román, no se debía atender a la siniestra y no verdadera relacion de un vecino de mala yntencion que afirmaba hablar commo uno mas del pueblo, como si todo el pueblo a una voz se identificara con su discurso58. Por todo ello, pidió a los Reyes Católicos anular e revocar la dicha carta mediante la cual se introdujo el sistema insaculatorio en San Vicente de la Barquera y que mandasen amparar e defender a los dichos sus partes en la dicha su posesyon en la que asy han estado desde tiempo inmemorial hasta esta parte. Por el contrario, tanto Juan de Oreña como los miembros de la cofradía continuaron abogando por el cambio político en la villa. Juan de Oreña respondió directamente a las denuncias de Gonzalo Bravo y su defensa del monopolio del poder concejil en manos de los linajes. En este sentido, Juan de Oreña, en nombre de la comunidad y republica y como uno más del pueblo,

57.  AGS., RGS., 148902, 308. 58.  AGS., RGS., 149602, 3.

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afirmó que la decisión de los Reyes de introducir el sistema insaculatorio en la villa era muy santa e buena ya que gracias a ella se podían quitar los bandos e parçialidades e robos e cohechos en la dicha villa, razón por la cual suplicó a los reyes que hicieran caso omiso a la petición de Gonzalo Bravo, quien, según él, atentaba contra el pro e el bien común59. La cofradía avaló el discurso de las élites del Común y denunció las irregularidades que se estaban llevando a cabo en el nuevo sistema de elección de oficiales. Así, el 24 de marzo de 1496, miembros de la cofradía de pescadores y mareantes de Señor San Vicente denunciaron que el sistema insaculatorio se estaba llevando a cabo mal, pues los oligarcas de la villa seguían ejerciendo su influencia y el regimiento lo seguían ocupando unos bandos e linajes que se echaban a suertes entre ellos sin dar ninguno de los ofiçios a ninguno de los cofrades, a pesar de ser la mayoría de los vecinos de la villa60. De esta forma, gracias a la capacidad de la cofradía como institución para la acción colectiva y los discursos pluralistas de las élites del Común, los vecinos de San Vicente de la Barquera consiguieron que se regulara mejor la elección de oficiales en el concejo, ya que los reyes ordenaron, aparte de que se cumpliera y respetara el sistema insaculatorio, que la cofradía tuviera el derecho de elegir a dos de los regidores del concejo61. Otro motivo de descontento social en la villa fue aquel relacionado con la fiscalidad y el abuso y despilfarro del dinero público por parte de los miembros de la oligarquía. La protesta en este sentido se centró en la queja por la arbitrariedad de la oligarquía a la hora de elegir a los contribuyentes de impuestos como la sisa. Pedro Ruiz Román, Juan de Oreña y otros mercaderes sus consortes, se quejaron de los grandes pechos e derramas repartidos en la villa por los regidores de la misma, y que estas imposiciones recaían injustamente sobre viudas, huerfanos e otras personas neçesitadas incluyéndose a ellos y sus familias62. Ante esto argumentaron que

59.  AGS., RGS., 149602. 3. 60.  Solórzano Telechea J. Á.; Arízaga Bolumburu, B. “San Vicente de la Barquera en la Edad Media”, Solórzano Telechea, J. Á. (ed.) San Vicente de la Barquera. 800 años de Historia. Universidad de Cantabria, Santander, 2011: 167; 176. 61.  AGS., RGS., 149510, 228. 62.  AGS., RGS., 149510, 228.

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“estos grandes pechos e derramas que por los regidores e otros ofiçios de la decha villa eran echados […] cada dia sobre los dichos viudas e horfanos e otras personas neçesitadas, vecinos de ella, e non teniendo bienes que pudiesen costar los dichos pechos e derramas e asy mismo de la poca justiçia que sobre esto se les fasia a los susodichos a cabsa de aver en la dicha villa vandos e parçialidades e linajes que ponian las justiçias e seyendo los mismos regidores que estaban e repartían los dichos pechos contrarios de los susodichos”.63 En este sentido, observamos que la protesta fiscal también iba dirigida contra los bandos que controlaban el concejo de San Vicente de la Barquera a finales del siglo XV. Asimismo, los vecinos de la villa no vieron con buenos ojos la administración del dinero público por y para manos privadas. El 28 de marzo de 1496, Juan Farto, en nombre de la comunidad y los hombres buenos de la villa de San Vicente de la Barquera, denunció que alcaldes, regidores e otros ofiçiales del conçejo se reunían frecuentemente en torno a una mesa y tomaban muchos capones, perdices e otros potajes e buenos vinos e salmones. Cuando les entregaban la cuenta, estos pagaban con el dinero de las viudas e pobres e personas de la comunidad, es decir, con el dinero público64. Este tipo de protestas resultaron especialmente llamativas. Los reyes, entendiéndolas justas, aceptaron que se aplicasen leyes como las de las cortes de Briviesca de 1387 con objeto de regular la fiscalidad extraordinaria de la villa y del gasto público65. De la misma manera, permitieron que se cambiase el

63.  AGS., RGS., 149510, 228. 64.  AGS., RGS., 149603, 134. 65.  En las cortes de Briviesca de 1387, Juan I dictó en relación al gasto público que “todas las cosas que fueren de pagamientos de tierras o de libramientos de sueldo, o cosa que pertensca al libramiento de dineros de cosas que sean ordenadas, o de oficios de villas que vacaren, o de escribanias, o de cartas de sacas, que estas todas vayan a nuestro consejo. También se ordenó que nynguno de los nuestros oydores, nin de los nuestros alcalles e alguasiles, nin escribanos de la dicha abdiencia non sean osados de tomar dineros, nin otra cosa, nin chancilleria a alguno, ni a alguno de los que antellos ovieren de venir a pleytos en qualquier manera mas de lo contenido en los ordenamientosfechos por los reys nuestros antecesores e por nos; e qualquier que lo asy levare o fesiere, e le fuer provado, que demas de la infamia e de las otras penas que los derechos ponen, que pierda el oficio e sea tenudo de tornar todo lo que tomare con las setenas asi como quier lo furta, e que se parta en esta manera las

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COMÚN Y PROTESTA SOCIAL EN SAN VICENTE DE LA BARQUERA A FINALES DE LA EDAD MEDIA

sistema establecido, siguiendo el modelo que se introdujo en Vitoria en 1476 o en los Capitulados de Chinchilla de 1484.

2.2.3. Tercera etapa: cambio sociopolítico Los puestos de gobierno urbano fueron ocupados en ocasiones por gentes ajenas a los linajes de la villa después de que el discurso construido tuvo la aceptación de la Corona. En esta tercera etapa, correspondiente a los tres últimos años del siglo XV y principios del siglo XVI, los cargos de oficios concejiles fueron ocupados por vecinos del Común como Juan de Oreña, Fernando González del Corro, Fernando González de San Vicente o Alonso del Paraiso, entre otros. De esta manera, los miembros de las élites del Común consiguieron ostentar cargos públicos, equiparándose en derechos y privilegios a familias como la de los Vallines, Ganancia o Carraceda. Este hecho nos muestra la evidencia de una apertura del concejo a gentes ajenas a los linajes, es decir, a partir de este momento el acceso al poder no se determinaba ya por pertenencia banderiza sino por “habilidad” y “suficiencia”. Además de observar que en esta época, los mas llanos, ricos e abonados de la villa materializaron sus inquietudes políticas a partir, sobre todo, de 1497, observamos que al año siguiente, la protesta social en la villa de San Vicente de la Barquera desapareció prácticamente por completo. Sólo en contadas ocasiones algún vecino protestó sobre prendas que le habían hecho sin motivo aparente, o denuncias infundadas. Es lo que le ocurrió a Juan de Avilés, cordonero, quien denunció que por el hecho de ser enemigo del alcalde Alonso del Paraíso, le hacían continuamente pesquisas sin haber cometido delito y sin haber precedido denuncia66. A partir de este momento, los apellidos de alcaldes y regidores dejaron de repetirse tan a menudo. De esta manera observamos en la documentación que los apellidos Ganancia, Donvalin, Vallines, Bravo o Carraceja no copaban el concejo sino que también encontramos alcaldes que se llamaban Alonso del

dos partes para el acusador e las dos partes para aquel de quien lo levare, e las tres partes para la nuestra camara. E esta ley queremos que aya lugar asy como en los oficios de las cibdades e villas e lugares de nuestros regnos, como en otros qualesquier oficiales de qualquier estado o condicion que sean”. AGS., RGS., 149510, 228. 66.  AGS., RGS., 149808, 246.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.)

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FERNANDO MARTÍN PÉREZ

Paraiso, Gonzalo García de Castro, Pedro de Cogollos, Pedro de Maya o Martín García de Salazar; procuradores como Fernando Álvarez, Pedro Díaz de la Torre o Juan de Escalante; y regidores como Hernan González de Herrera o Pedro del Barrio. De esta manera, los miembros de las élites del Común se encontraban entre quienes regían la villa a principios del siglo XVI. Algunos de los vecinos que protagonizaron la protesta social en San Vicente de la Barquera terminaron dentro de la dinámica de bandos. Las familias Oreña y Corro fueron las que más prosperaron en un nuevo orden donde pudieron formar sus redes clientelares. Juan y Sancho de Oreña dirigían normalmente pequeñas compañías de marineros a Andalucía para obtener el trigo que necesitaba la villa, comerciaban con vino en el norte de Europa y, al igual que los Corro, estaban dentro del nuevo orden castellano. El choque de intereses de ambas familias se percibe durante un pleito en que un pescador llamado Juan de Colunga y su mujer Juana, trataron de defender su casa, sita en la Calleja del Ribero, que Juan de Oreña les quería embargar. En este contexto, un tal Francisco del Corro, residente en Valladolid, acudió a la Chancillería en defensa del matrimonio. A su vez, Juan de Oreña afirmaba que siempre habían tratado con gentes baxas, dándoles trabajo, y que nunca, por el momento, les habían hecho mal67. Años más tarde, las enemistades entre ambas familias se acentuaron. En 1519, Juan de Oreña halló la muerte de manos de los que se habían convertido en la facción contraria por el acceso al poder68. A pesar de este final de las élites del Común y del devenir del reino castellano en tiempos de Carlos V, el logro alcanzado por estos fue realmente por el bien común, pues el acceso a los órganos concejiles quedó abierto por un tiempo. A partir del momento en que estos vecinos triunfaron, triunfó la sociedad barquereña, ya que el acceso al poder dejó de condicionarse durante un tiempo por la pertenencia a un bando o linaje para basarse en la “suficiencia” y la “habilidad” de unos vecinos respecto a otros. Es decir, la aptitud personal determinaba el cargo, o eso se pretendía.

67.  A.R.Ch.V. PP.CC., Alonso Rodríguez (F), e 786-1. 68.  AGS, CC, MM, leg. 136, doc. 360.

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LOS GRUPOS POPULARES EN LA CIUDAD MEDIEVAL EUROPEA

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3. CONCLUSIONES: EL TRIUNFO DE UNA CLASE MARGINADA A modo de conclusión, se evidencian dos grupos contrapuestos en sentido sociopolítico a pesar de la heterogeneidad del Común en San Vicente de la Barquera. Sobre todo, cuando se observa que de una parte figuraban los linajes, un grupo reducido que monopolizó el poder urbano en sus manos y marginó al resto del mismo. De otra parte, aparece el grueso de la población, el Común, que sufrió continuos abusos físicos, judiciales y fiscales y se articuló en torno a una cofradía, la cual se puede entender, tal y como afirma la historiografía actual, como una institución de acción colectiva. Los miembros de las élites del Común, movidos por sus inquietudes para con la villa y el acceso al poder, fueron los abanderados de la protesta social en San Vicente de la Barquera. De esta manera observamos unas estructuras de comunicación definidas donde priman la capacidad de arengar de la cofradía y el discurso de las élites del Común, ambas contrarias a la minoría gobernante de la villa. Con esto observamos que desde mediados del siglo XV, las gentes del Común alcanzaron la consciencia de ser comunidad y no pertenecer a ningún bando. Esto les llevó a reclamar para la villa una situación política más equitativa. La apertura de los órganos de poder urbanos de la villa, permitió que la cofradía tuviese la capacidad de participar activamente en el concejo y que el requisito indispensable para alcanzar el poder no fuera la sangre sino las capacidades y las posibilidades. Pese a sus enemistades posteriores y la participación de miembros de la élite, como los Corro o los Oreña, en las luchas de bandos, fueron estos quienes a finales del siglo XV, generaron un gran avance político en la villa, ya que cumplieron su cometido de facilitar a los vecinos el acceso a los órganos concejiles y crear precedente de una revuelta con éxito en la villa de San Vicente de la Barquera.

JESÚS ÁNGEL SOLÓRZANO TELECHEA, BEATRIZ ARÍZAGA BOLUMBURU, JELLE HAEMERS (Eds.)

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Este libro tiene por objeto el estudio de los grupos populares como un producto social inacabado, que es capaz de revelarnos las claves del funcionamiento de las sociedades medievales. La presente monografía quiere aportar algunas respuestas a las grandes cuestiones que se han venido haciendo los medievalistas sobre los grupos populares, tales como su definición, cómo se veían y eran vistos, su composición, sus actividades económicas, su identidad, sus aspiraciones, sus contribuciones a los regímenes políticos medievales, entre otras muchas cuestiones. Así, se ha tratado de dar respuesta a varios interrogantes sobre el papel de los grupos populares, muchas veces tanto despreciados por los cronistas medievales, como infravalorados por los medievalistas contemporáneos, desde una perspectiva comparada y transnacional entre el mundo Atlántico y el mundo Mediterráneo en la Europa bajomedieval. Esta monografía se inscribe en las tareas del proyecto de investigación financiado por el gobierno de España Las sociedades urbanas de las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica en la Baja Edad Media (HAR2012-31801).

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