Complejas interacciones bioculturales en la interpretación de la Cribra orbitalia y la Hiperostosis porótica durante el periodo intermediario tardio en la costa central peruana

July 4, 2017 | Autor: Sabine Eggers | Categoría: Paleopathology, Bioarchaeology, Osteology, Paleopathology
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COMPLEJAS INTERACCIONES BIOCULTURALES EN LA INTERPRETACIÓN DE LA CRIBRA ORBITALIA Y LA HIPEROSTOSIS PORÓTICA DURANTE EL PERIODO INTERMEDIARIO TARDÍO EN LA COSTA CENTRAL PERUANA Gómez, J.; Eggers, S. Laboratorio de Antropología Biológica. Instituto de Biociencias. Universidad de São Paulo, Brasil. Rua do Matão 277. CEP 05508-900 São Paulo, Brasil. E-mail para correspondencia: [email protected].

Resumen Este trabajo tiene como objetivo presentar el análisis osteológico realizado a 32 cráneos prehispánicos correspondientes la cultura Chancay del periodo Intermediario Tardío (AD 1200-1450) en la costa central peruana. El registro se enfocó en las prevalencias de cribra orbitalia e hiperostosis porótica, teniendo en cuenta el grado de expresión (leve o severa), el nivel de regeneración (activa o cicatrizada) y su relación con la deformación intencional del FUiQHR/RVUHVXOWDGRVPXHVWUDQXQDDOWDSUHYDOHQFLD  GHHVWDVOHVLRnes especialmente en el grado leve y en el estado remodelado. No se encontró una relación significativa entre cribra e hiperostosis, con el procedimiento de deformación craneal ni entre los sexos. La alta prevalencia sugiere que la anemia fue una condición frecuente en esta población como resultado de la interacción compleja entre variables nutricionales, exposición constante a infecciones parasitarias y condiciones sociales generadas por la desigualdad y el acceso diferencial a los recursos. Palabras Clave: Cribra orbitalia, hiperostosis porótica, anemia, costa central peruana. Abstract The goal of this paper is to present an osteological analysis of 32 prehispanic skulls from the Late Intermediate Period (AD 1200-1450) Chancay culture in the Central Peruvian Coast. Cribra orbitalia and porotic hyperostosis were recorded considering their expression (mild or severe), healing process (active or remodeled) and their relation with artificial cranial deformation. The results LQGLFDWHDKLJKSUHYDOHQFH  RIWKHVHOHVLRQVHVSHFLDOO\LQDPLOGDQG remodeled state. No significance association between the lesions and cranial

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deformation or between sexes was observed. The high prevalence suggests that anemia was a common condition in this population as a result of the complex interaction between nutritional conditions, constant exposure to parasitic infections and social conditions based on unequal access to resources. Keywords: Cribra orbitalia, porotic hyperostosis, anemia, peruvian central coast.

INTRODUCCION La hiperostosis porótica (H.P) y la cribra orbitalia (C.O) son algunas de las lesiones más comunes en el registro bioarqueológico, especialmente en individuos infantiles (Stuart-Macadam 1992a; Walker et al. 2009). Son caracterizadas macroscópicamente por áreas circunscritas de pequeñas aperturas de apariencia porosa, que varían en tamaño y distribución en la bóveda craneal y en el techo de las orbitas (Walker et al. 2009) y son generalmente causadas por la expansión del díploe durante la infancia debido a hiperplasia de la medula ósea (Ortner 2003; Walker et al. 2009). Aunque han sido asociadas frecuentemente a anemia, también se han sugerido otras causas1 para la formación de estas lesiones como la inflamación subperióstica, osteporosis, e incluso aspectos tafonómicos como la erosión (Wapler et al. 2004). Algunos autores también discuten la posible relación entre la H.P y los procesos de deformación intencional del cráneo a causa de la presión ejercida por los aparatos deformadores (Aufderheide & Rodríguez-Martín 2003; Farnum 2002; Guillén 1992; Martinson 2002). La mayoría de autores coinciden en que generalmente la C.O y la H.P son simétricas y ocurren en el techo de las órbitas, el frontal, el parietal y el occipital (Blom et al. 2005; Stuart-Macadam 1992b, 1998; Wapler et al. 2004; Wright & Chew 1998). Frente a la co-ocurrencia de ambas lesiones como respuesta al mismo proceso, Walker et al. (2009) plantea que la asociación entre C.O y H.P no es muy fuerte destacando que la evidencia clínica aún es débil y que por lo tanto deben registrarse de manera separada. De forma similar Rothschild (2012) señala que la C.O y la H.P serían respuestas a fenómenos independientes. En contraste Blom et al. (2005) proponen que la C.O sería una expresión temprana de la H.P, a lo que se añade la sugerencia de que las lesiones en la bóveda craneal podrían estar reflejando casos más severos de anemia a largo plazo, ya que datos clínicos han mostrado que los cambios en el cráneo en pacientes con anemia comienzan en el frontal y luego progresan al resto del cráneo (Stuart-Macadam 1998). No hay información concluyente sobre si la severidad de 1 Otros procesos patológicos como escorbuto (Ortner et al. 1999), raquitismo, hemangiomas y lesiones traumáticas pueden producir lesiones en el techo de las orbitas muy similares con la C.O (Walker et al. 2009).

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la lesión ósea corresponde con la severidad de la anemia, aunque sí se ha sugerido que las lesiones óseas aparecen generalmente en casos de anemia severa (Martinson 2002). Lo anterior indicaría que todos los individuos con evidencias óseas de C.O y H.P sufrieron de anemia severa, pero no explicaría porque hay variaciones (leve, moderada o severa) en las lesiones que observamos en el registro arqueológico. Tampoco hay tendencias claras sobre las diferencias en la susceptibilidad de adquirir anemia en subadultos según el sexo, especialmente por la dificultad de estimar el sexo en individuos infantiles provenientes de contextos arqueológicos (Stuart-Macadam 1998). Las lesiones óseas presentes en individuos adultos corresponderían a lesiones cicatrizadas de episodios de anemia en la infancia, por lo tanto su análisis resulta fundamental para evaluar las tendencias entre niños y niñas (Blom et al. 2005; Stuart-Macadam 1992b, 1998). En general ha sido ampliamente señalado que tanto la C.O como la H.P no son evidencia de una enfermedad específica, sino que representan una característica morfológica asociada a múltiples causas (Schultz 2001). Entre ellas, la anemia ha sido propuesta como la causa más probable para el surgimiento de estas lesiones2. La anemia por deficiencia de hierro asociada a poblaciones con dietas dependientes del maíz fue una de las principales hipótesis para interpretar las lesiones en contextos arqueológicos3(El-Najjar et al. 1975; El-Najjar & Robertson 1976). En términos generales, este tipo de anemia puede darse por una dieta deficiente en hierro, problemas en su absorción, pérdida de sangre por traumas o parasitosis, o durante periodos de mayor demanda de hierro, como el embarazo, lactancia o periodos de crecimiento (Martinson 2002; Stuart-Macadam 1985, 1987, 1992a, 1992b, 1998). Otras hipótesis interpretaron estas lesiones como consecuencia de la anemia de enfermedad crónica (Stuart-Macadam 1992b), en la cual el cuerpo genera un estado anémico como mecanismo de defensa removiendo el hierro circulante para reducir su disponibilidad ante bacterias, parásitos y enfermedades inflamatorias (Kent 1992). Por otro lado Martinson (2002) y Walker et al. (2009) proponen que la anemia megaloblástica podría ser una explicación más adecuada para entender el origen de estas lesiones óseas4. La anemia megaloblástica sería adquirida por los lactantes 2 Formas severas de anemias hereditarias, como talasemia y anemia falciforme, o anemias adTXLULGDVFDXVDGDVSRUGpÀFLWQXWULFLRQDOHVHVSHFtÀFRVSXHGHQSURGXFLUOHVLRQHVyVHDVFRPSDWLEOHV con H.P y C.O (Angel 1966; El-Najjar et al. 1975; Lagia et al. 2007; Walker et al. 2009). 3  (VWDDVRFLDFLyQHQWUHOHVLRQHVyVHDV\DQHPLDSRUGHÀFLHQFLDGHKLHUURHQGLHWDVEDVDGDVHQHO maíz es duramente criticada por Rothschild (Rothschild 2000, 2012). Adicionalmente Reinhard (1992) señala que la dependencia del maíz como factor etiológico ha sido sobre estimado, mientras que las enfermedades infecciosas como causa de la anemia han sido subestimadas. 4 Oxenham y Cavill (2010) responden a la publicación de Walker et al. (2009) señalando que la DQHPLDSRUGHÀFLHQFLDGHKLHUURVtSXHGHVHUXQDGHODVFDXVDVGHODDSDULFLyQGHODVOHVLRQHVyVHDV\GHEH ser considerada junto con la anemia megaloblástica en el diagnóstico diferencial de la C.O y la H.P.

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debido al empobrecimiento de la vitamina B12 en la nutrición materna y después del destete, por condiciones sanitarias inadecuadas que conllevan a la perdida adicional de nutrientes y baja absorción por infecciones gastrointestinales. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta valido considerar a la C.O y la H.P como indicadores de estrés nutricional y como reflejo de las condiciones generales de vida de un grupo que está siendo sometido a procesos de inestabilidad ambiental y sociocultural. Adicionalmente, la anemia conlleva graves consecuencias para las condiciones de vida, especialmente de los individuos infantiles generando dificultades de aprendizaje y cognición, problemas neurológicos y costos funcionales para otros órganos y sistemas cuando se alcanza la edad adulta (Goodman & Martin 2002; Larsen 1995; Walker et al. 2009), aumentando la mortalidad (Blom et al. 2005). Las prevalencias de estas dos lesiones óseas reflejan distintos modos de subsistencia y contextos. Por ejemplo, estas lesiones eran poco frecuentes antes del Neolítico y se incrementaron con la agricultura, dada la reducción de la diversidad en los alimentos, especialmente en aquellos grupos dependientes del maíz y de otros cereales (Eshed et al. 2010; Larsen 1995; Stuart-Macadam 1987). También se ha sugerido que su distribución es más frecuente en regiones ecuatoriales y zonas con mayor índice de parasitosis y problemas intestinales, siendo más prevalentes en regiones bajas y costeras (Mendonça de Souza 1995, 1999). Cultura Chancay La costa peruana es un contexto muy interesante para evaluar las condiciones generales de salud debido a la diversidad de recursos disponibles y lo extremo de las condiciones ambientales que la caracterizan, las cuales varían entre zonas extremadamente desérticas y otras con presencia de oasis y suelos propicios para la agricultura. Adicionalmente, los procesos adaptativos bioculturales acompañaron la gran variabilidad biogeográfica, llevando a una alta complejidad sociocultural en los grupos que se asentaron en esta zona durante siglos. La cultura Chancay se desarrolló durante el periodo Intermediario Tardío (AD 1200-1450) en el valle del mismo nombre con influencia en las cuencas de SupePativilca en el norte y el rio Chillón en el sur. Se caracteriza por textiles con alto nivel artístico, que fueron característicos en la costa central a lo largo de estos valles riverinos. La cerámica Chancay, ampliamente distribuida en los cementerios de Ancón y Chancay, se caracteriza por el engobe blanco con pinturas en líneas finas de color oscuro que representan aves, animales terrestres, peces y plantas, así como diseños con patrones geométricos e importantes personajes realizando actividades de la vida cotidiana como caza, agricultura, pesca, entre otras. Algunas son conocidas como cuchimilco (personajes desnudos con los brazos extendidos y las manos abiertas hacia el frente) y como los chinos (que representan personajes con algún estatus en la sociedad –ver figura 1). Tenían extensos asentamientos, pala-

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cios y talleres de procesamiento de cerámica y textiles (Caceres 1988) que reflejan el crecimiento demográfico y desarrollo sociocultural (Villacorta 2009). Se caracteriza por ser una región semi-desértica, con pocas lluvias pero con valles fértiles y propicios para la agricultura. Los pobladores prehispánicos de esta región eran pescadores-agricultores que aprovechaban los abundantes recursos marinos y las bondades de los cultivos, así como las importantes redes de intercambio generadas con grupos de la sierra y de la costa a través del uso de los medios de transporte terrestres, fluviales y marítimos (Caceres 1988). Los contextos arqueológicos evidencian una compleja organización social jerárquica, basada en el parentesco, con división de las actividades laborales, artesanales y rituales que dejaron importantes evidencias en contextos funerarios excavados en la región (Caceres 1988; Murro et al. 1997). Teniendo en cuenta las altas frecuencias de las lesiones óseas asociadas con anemia reportadas en poblaciones prehispánicas de la costa peruana (Blom et al. 2005), se espera con este trabajo contribuir al debate, aportando nuevos datos para el periodo Intermediario Tardío a través del uso de una metodología estandarizada que permite realizar comparaciones y explorar algunos planteamientos sobre los posibles contextos bioculturales en los que se pudo presentar la anemia en estas poblaciones prehispánicas. Debido a que el registro arqueológico es fragmentario y las lesiones óseas no son específicas, en este trabajo quisimos evaluar las lesiones considerando otros aspectos más detallados como el estado de la lesión (activa o remodelada) y el grado (leve o severo) para comprender mejor las tendencias según grupos de edad y/o sexo. Además, teniendo en cuenta que algunos autores han asociado la H.P con el procedimiento de deformación intencional del cráneo, evaluamos si en la muestra analizada existía alguna relación entre las dos variables. De existir dicha relación, esperaríamos encontrar mayores evidencias de H.P en los cráneos deformados que en los no deformados. Adicionalmente, quisimos testar la hipótesis de que ambas lesiones se presentan de manera conjunta siendo la C.O una expresión temprana de la H.P. Si esta hipótesis estuviera correcta, esperaríamos encontrar que los cráneos con H.P también presentaran evidencias de C.O.

MATERIALES Y METODOS La Provincia de Huaral es una ciudad agrícola próspera en zona de frontera con la costa central peruana (figura 1). Está ubicada aproximadamente a 20 km del mar y a 11 km de la ciudad de Chancay y cuenta con 12 distritos distribuidos en varios pisos térmicos y nichos ecológicos. La serie de 32 cráneos estudiada proviene del Museo Arqueológico «Fernando Graña Elizalde» ubicando en Huando, Huaral, el cual conserva adicionalmente una colección muy importante de diversos objetos arqueológicos como textiles, instrumentos musicales, herramientas, artefactos de

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uso cotidiano y momias que han sido recuperados por pobladores locales y proyectos arqueológicos. Lastimosamente, es bastante frecuente que muchos de estos materiales no cuenten con un contexto arqueológico detallado, puesto que fueron recuperados durante las últimas décadas por diversas personas de la zona, quienes los donaban al museo junto con los objetos asociados. A pesar de esta dificultad, las asociaciones hechas con la cerámica recuperada junto a los cráneos indican que los restos óseos analizados corresponden a la cultura Chancay la cual estuvo ampliamente distribuida en estos valles. De la totalidad de los cráneos disponibles (N=32), 10 casos conservaban tejidos momificados en las orbitas y parietales, así como cabello adherido por lo cual no fue posible observar en todos ellos los indicadores. El método de registro fue basado en la metodología propuesta por Goodman y Martin (2002). Tanto la C.O como la H.P fueron consideradas leves cuando consistían en un conjunto de pequeños orificios que cubren una área inferior a 1 cm2 y severa cuando era un área mayor a 1 cm2, cubierta por orificios agrupados con engrosamiento y exposición del díploe. Por lo menos un parietal y el occipital en el caso de la H.P y una órbita en el caso de la C.O debían estar presentes para considerar la observación. Pequeños orificios dispersos no fueron considerados como positivos. Adicionalmente fue valorado el estado activo (marcada porosidad debido al adelgazamiento del díploe) o remodelado (formación de nuevo hueso mineralizado en respuesta a la lesión cuando la enfermedad no está activa) (Goodman & Martin 2002). Esta característica resulta importante para analizar la morbilidad según los grupos de edad y correlacionar de mejor manera ambas lesiones. Debido a que no se contaba con elementos óseos postcraneales, para la determinación de sexo en adultos se tuvieron en cuenta únicamente las características dimórficas del cráneo (Buikstra & Ubelaker 1994). Los indivíduos subadultos se clasificaron como indeterminados, dado que las características de dimorfismo sexual no son claras y no existen métodos morfológicos suficientemente válidos (Milner & Boldsen 2012). En la determinación de edad para individuos subadultos, fueron utilizadas las fases de formación y erupción dental (Ubelaker 1989). Los individuos con erupción completa del tercer molar fueron clasificados como adultos. La obliteración de las suturas craneales como método para determinar edad no fue aplicado debido a que podía ser afectada por la deformación craneana y a la poca validad como predictoras de la edad (Hershkovitz et al.1997). Para testar las hipótesis planteadas fueron realizados análisis estadísticos descriptivos incluyendo test de Fisher y chi quadrado, con p0.05), pues hay algunos casos con H.P que no presentan evidencias de CO lo cual se podría explicar por el tamaño reducido de la muestra, la variabilidad intra-individual en la manifestación de las lesiones o por procesos de remodelación ósea durante la vida del individuo que no permiten observar las lesiones que existieron en la infancia. Aunque no se ha reportado una relación entre la severidad de la anemia y la severidad de la lesión ósea tal como la registramos en este trabajo, si se ha señalado que los individuos que presentan las lesiones óseas (en cualquier grado) debieron sufrir de anemia severa. Sin embargo, la variabilidad en la expresión de la C.O y la H.P se explicaría mejor por la cronicidad y no por su severidad. En los individuos analizados observamos que los casos de C.O severa en individuos adultos, estaban en su totalidad en estado remodelado. Si asumimos que todos los casos con 5 No obstante, esta hipótesis debe ser profundamente explorada en estudios comparativos que incluyan la ubicación exacta de la lesión y su posible relación anatómica con el material usado para deformar.

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lesiones corresponden a episodios de anemia, los resultados podrían sugerir que esos individuos sufrieron esta condición de forma crónica durante la infancia pero no de forma tan severa como para estar asociada con la mortalidad. Teniendo en cuenta lo anterior, podemos plantear de forma muy general algunos escenarios bioculturales en los que las altas frecuencias de lesiones asociadas con anemia en la costa peruana pudieran ser explicadas. En uno de ellos, la anemia podría ser resultado de deficiencias nutricionales en la infancia debido a la escasez de recursos. Sin embargo, este escenario a primera vista no parece ser el más plausible para el caso de la cultura Chancay, debido a que estos grupos estaban asentados en un valle riverino fértil propicio para la agricultura, y porque la subsistencia era ampliamente complementada con la pesca, el consumo de animales terrestres y contaban con complejas redes de intercambio. Evidencias arqueobotánicas en sitios correspondientes a la cultura Chancay indican un amplio rango de plantas cultivadas y silvestres (Elson Erda 2010), como el maíz, frijol, calabacín, ajís y árboles frutales. No obstante, las consecuencias del fenómeno del Niño, el crecimiento demográfico y la presión sobre los recursos, podrían llevar a épocas de escasez, especialmente de alimentos de origen animal, con la consecuente falta de ingesta de vitaminas suficientes, especialmente en el caso de los infantes durante el final del periodo de lactancia. En otro escenario, la anemia podría ser resultado de la exposición crónica a parasitosis e infecciones gastrointestinales. Se ha observado que el manejo inadecuado de las aguas en un contexto de crecimiento y de presión demográfica en poblaciones agrícolas promueve el parasitismo y consecuentes niveles elevados de anemia (Reinhard 1992). Parásitos intestinales como el anquilostoma han sido asociados ampliamente con anemia y reconocidos en el registro prehispánico suramericano (Allison et al. 1974; Horne 1985). Para la costa peruana prehispánica, se han registrado parásitos terrestres y marinos como el Enterobius vermicularis, Trichuris trichura, Ancylostoma duodenale Diphyllobothrium pacificum, y Ascaris lumbricoides (Allison et al. 1974; Blom et al. 2005; Gonçalves et al. 2003; Martinson et al. 2003; Martinson 2002). Esta presencia constante de parásitos y bacterias, podían generar infecciones gastrointestinales crónicas y exponer de manera más severa a los individuos más jóvenes y con menor inmunidad, con la subsecuente pérdida de sangre por diarreas continuas y problemas de absorción de nutrientes. Este escenario parece bastante razonable para los grupos asentados en la región de Chancay, dadas las evidencias de agricultura de irrigación y el consumo de recursos marinos. Finalmente, en un escenario de jerarquización social y acceso diferencial a recursos por parte de algunos grupos, impidiendo la ingesta de nutrientes suficientes en los individuos infantiles y las madres lactantes de clases más bajas, podría generar casos crónicos de anemia. Este panorama resulta valido para las poblacio-

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nes del periodo Intermediario Tardío, las cuales estaban organizadas en núcleos jerárquicos con claras divisiones de las actividades. Este contexto sociopolítico podría generar diferencias de clase en las cuales algunos grupos (la élite) tenían acceso ilimitado a los recursos nutricionales, especialmente los recursos escasos y bienes de prestigio. Por el contrario, la mayoría de la población podría verse limitada, especialmente en periodos de crisis o de conflicto, al consumo de alimentos basados en recursos vegetales pobres en vitamina B12, lo cual afectaría de manera más severa a las madres embarazadas, lactantes e infantes en proceso de destete. Este escenario aunque resulta válido desde el punto de vista teórico, solo puede ser corroborado a partir de evidencias funerarias que demuestren que los individuos de mayor prestigio, tenían frecuencias más bajas de las lesiones asociadas a la anemia6. Deficiencias nutricionales asociadas a escasez temporal de recursos, parasitosis por consumo de alimentos contaminados o por manejo inadecuado de las aguas, y el tipo de organización sociocultural generadora de desigualdad social, pudieron interactuar de forma compleja durante el periodo Intermediario Tardío para causar altas prevalencias de anemia en la población. Para fortalecer la plausibilidad de estos escenarios resulta fundamental realizar análisis detallados sobre paleodieta y paleobotánica en la zona de estudio, además de recopilar información más rigurosa sobre la calidad de vida, los patrones funerarios y la organización social de estos grupos. Del mismo modo, resulta indispensable estandarizar un mínimo de criterios de calidad y comparabiliad que permitan articular los datos ya existentes.

AGRADECIMIENTOS Agradecemos la colaboración del arqueólogo Naotoshi Ichiki y de su equipo de trabajo, al Museo Arqueológico «Fernando Graña Elizalde» en Huando, Huaral, a la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo-FAPESP-(2012/06667-4) y al Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico - CNPq.

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Pechenkina Delgado (2006) exploraron una hipótesis similar, examinando la relación entre la estructura social de una comunidad y la salud de sus miembros en un cementerio de Villa El Salvador en la costa central peruana. Sin embargo, la ambigüedad para asignar los niveles de estatus social a partir del contexto arqueológico resulta ser un factor limitante en este tipo de análisis.

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Figura 1 Localización de la Provincia de Huaral

Figura 2 Distribución de edades en la muestra analizada

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MEDIALDEA, L.; ROMERO, A. ; GONZÁLEZ, A.

Figura 3 Presencia de C.O (n= 30) y de H.P en la muestra analizada (n=24)

Tabla 1 Características de la muestra analizada por sexo y edad Grupo de edad

Cohorte de edad (años)

Sexo Femenino

Ambiguo

Subadulto

0

0

0

3

3

9.4

7-12

0

0

0

1

1

3.1

13-18

0

0

0

3

3

9.4

No det.

0

0

0

1

1

3.1

Adulto

15

5

4

0

24

75

Total

15

5

4

8

32

100

Subadulto 1-6

Masculino

Total N

%

131

INTEGRACIÓN MORFOLÓGICA DE CARACTERES DIMÓRFICOS EN EL CRÁNEO HUMANO…

Tabla 2 Grado de expresión y estadio de la C.O en la muestra analizada Grado de expresión C.O Cohorte de edad (años)

Leve

Estadío C.O

Severa

Activa

Remodelada

n(*)

%

n(*)

%

n(*)

%

n(*)

%

1-6

2(3)

66.6

1(3)

33.3

1(3)

33

2(3)

67

7-12

0

0

1(1)

100

0

0

1(1)

100

13-18

0

0

0

0

0

0

0

0

Adultos

5(9)

55.5

4(9)

44,4

0

0

9(9)

100

Total

7(13)

53.8

6(13)

46.1

1(13)

8

12(13)

92

* El número que aparece entre paréntesis corresponde a la cantidad de individuos que presentan la lesión en ese rango de edad.

Tabla 3 Grado de expresión y estadio de la H.P en la muestra analizada Grado de expresión H.P Cohorte de edad (años)

Leve

Estadio H.P

Severa

Activa

Remodelada

n(*)

%

n(*)

%

n(*)

%

n(*)

%

1-6

1(1)

100





1(1)

100





7-12

















13-18

2(2)

100









2(2)

100

Adultos

2(4)

50

2(4)

50





4(4)

100

Total

5(7)

71.4

2(7)

28.6

1(7)

14.2

6(7)

85.7

* El número que aparece entre paréntesis corresponde a la cantidad de individuos que presentan la lesión en ese rango de edad.

132

GÓMEZ, J.; EGGERS, S.

Tabla 4 Frecuencia de H.P en individuos con deformación intencional del cráneo Hiperostosis porótica Deformación del cráneo

Ausente

Presente

Total

n

%

n

%

n

%

Ausente

8

33.3

2

8.3

10

41.7

Presente

9

37.5

5

20.8

14

58.3

17

70.8

7

29.2

24

100

Total

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