Comparación del bienestar de la población desplazada según el tipo de esta migración forzada en términos de la condición urbana o rural de las áreas de origen y destino. Colombia 2010

June 30, 2017 | Autor: Ingrid Mowerman | Categoría: Peace and Conflict Studies, Migration Studies, Internally Displaced Persons (IDPs)
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Descripción

Universidad Externado de Colombia

Especialización en métodos de análisis demográfico

Monografía de investigación

Comparación del bienestar de la población desplazada según el tipo de esta migración forzada en términos de la condición urbana o rural de las áreas de origen y destino. Colombia 2010

Ingrid Mowerman Ocampo

Febrero de 2015

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman

CONTENIDO RESUMEN

3

INTRODUCCIÓN

4

OBJETIVOS

5

ANTECEDENTES

6

MÉTODOS

8

Conceptos Población desplazada interna por conflicto armado (PDI) Área de residencia Bienestar La fuente de información ¿Cómo se describe y compara el bienestar de la población en esta monografía?

8 8 9 11 13 15

RESULTADOS

17

Bienestar de la población desplazada por conflicto armado frente a la población migrante voluntaria y no migrante 18 Diferencias entre el bienestar de la PDI y los migrantes voluntarios ante un cambio de área de residencia. 22 Comparación del bienestar entre los cuatro subgrupos de población desplazada 24 CONSIDERACIONES FINALES

28

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

30

ANEXOS

31

Cuestionario hogar urbano Cuestionario hogar rural

31 31

RECUADROS Recuadro 1 Tipos de desplazamiento según condición urbana o rural del área de origen y de residencia actual Recuadro 2 Dimensiones del bienestar y recursos constitutivos seleccionados para el proyecto Recuadro 3 Biografía de indicadores

10 13 16

CUADROS Cuadro 1 Jefes de hogar y cónyuges según condición migratoria (reciente). Colombia 2010 Cuadro 2 Población migrante por dirección del traslado según área de procedencia y llegada Cuadro 3 Población según condición migratoria y número de recursos Cuadro 4 Migrantes según tipo y cambio de tipo de área de residencia por número de recursos Cuadro 5 Población desplazada según condición urbana o rural del área de procedencia y de asentamiento por número de recursos

17 18 20 23 26

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GRÁFICOS Gráfico 1 Distribución de jefes de hogar o cónyuges según estatus migratorio (reciente). Colombia 2010 17 Gráfico 2 Distribución acumulada de población por número de recursos según estatus migratorio 21 Gráfico 3 Porcentaje medio de recursos por dimensión del bienestar, según estatus migratorio 22 Gráfico 4 Distribución acumulada de la población migrante por número de recursos según cambio de área 23 Gráfico 5 Porcentaje medio de recursos por dimensión del bienestar, según tipo de migración y cambio de tipo de área 24 Gráfico 6 Distribución acumulada de la PDI por número de recursos según área de procedencia y de llegada 27 Gráfico 7 Porcentaje medio de recursos de la PDI por dimensión del bienestar, según condición urbana o rural del entorno de procedencia y de llegada 28

RESUMEN Este documento recoge la propuesta y desarrollo de la monografía de investigación para obtener el título de especialista en métodos de análisis demográfico. El propósito principal fue identificar si para la Población Desplazada Interna (PDI) en Colombia, ubicarse en un área (urbano-rural) distinta a la de procedencia constituye una experiencia que signifique un menor bienestar que si migrara hacia un entorno similar al de origen. Además de las dificultades propias del desplazamiento forzado para la estabilización socioeconómica de esta población, la hipótesis que se considera es que el proceso de integración se ve limitado por las diferencias entre las características el entorno de salida y el de asentamiento. Para estudiar esto, se realiza un análisis descriptivo a partir de la identificación de recursos (materiales e inmateriales) constitutivos del bienestar sobre los que tienen dominio las personas como una aproximación para comparar los grupos de interés. En un primer momento, se exponen las diferencias entre el bienestar de la población no migrante, migrante voluntaria y desplazada por conflicto armado. Seguidamente, se identifican las diferencias de bienestar entre los migrantes que cambian de área y los que no, comparando la situación para la PDI y los migrantes voluntarios. Por último se examinan las diferencias del bienestar de la población desplazada según el tipo de esta migración forzada en términos de la condición urbana o rural de las áreas de origen y de destino. Ante el difícil y complejo proceso que representa la integración de las víctimas de desplazamiento forzado en los nuevos contextos que habitan, los resultados de esta monografía sugieren recomendaciones de políticas públicas que busquen soluciones durables. Los resultados confirman la hipótesis. Un cambio en el tipo de área de residencia en el proceso migratorio resulta en menor número de recursos que si se emigra hacia un área del mismo tipo. También fue posible observar cuáles son las dimensiones del bienestar más deterioradas o difíciles de alcanzar y que deben ser intervenidas de manera prioritaria considerando el tipo de área de procedencia y recepción.

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INTRODUCCIÓN El conflicto armado que se ha prolongado en el país por más de medio siglo ha causado daños profundos en la sociedad colombiana. Los distintos grupos armados y sus modalidades de violencia han victimizado a más de siete millones de personas1. Uno de los delitos más visibilizado es el desplazamiento forzado, pues ha afectado de manera masiva a la población civil. De hecho, las personas que han tenido que migrar a causa del conflicto representan más del 85 por ciento de todas las víctimas2. Son más de 6 millones de personas, es decir, más del 12 por ciento de la población colombiana, que si estuvieran concentrados en un mismo lugar constituirían la segunda ciudad con más habitantes del país. La difícil tarea del Estado es lograr que esta población supere la vulnerabilidad ocasionada por la violencia. El desplazamiento forzado es una migración distinta a la voluntaria tanto por la forma como se da la salida como por el proceso de integración en el nuevo contexto. En el desplazamiento forzado la salida se caracteriza por estar precedida y determinada por periodos de exposición a distintas formas de violencia, que generan más una huida que una migración prevista, con una inmediata pérdida del bienestar socioeconómico. Una vez se han asentado en nuevos entornos, las víctimas de desplazamiento enfrentan largos y complejos procesos de integración, principalmente por su capital humano, la forma no planeada de la migración, las consecuencias emocionales y socioeconómicas del evento victimizante, y los choques culturales en los nuevos contextos. Según la condición urbano-rural de los entornos de salida y llegada, la migración forzada por conflicto armado puede ser de cuatro tipos: dos en los que a pesar de cambiar de lugar de residencia, no se cambia de tipo de área, es decir, se emigra de una zona rural hacia un lugar del mismo tipo, o de una zona urbana a otra del mismo tipo; y dos en donde sí hay cambio de tipo de área, bien sea saliendo de un entorno urbano hacia uno de tipo rural o viceversa. No obstante, normalmente, los estudios sobre las condiciones de vida de esta población migrante asumen que el traslado es exclusivamente del campo hacia la ciudad3. Esto, aunque obedece al histórico arraigo del conflicto en las zonas rurales del país, invisibiliza a la población que migra del campo hacia un entorno del mismo tipo (rural). Además, estudios recientes muestran que la dinámica del conflicto se ha transformado, produciendo también desplazamientos desde zonas urbanas4. Aunque las víctimas de desplazamiento forzado que migran de las zonas rurales hacia las áreas urbanas representen la mayoría de esta población, la comparación del bienestar entre los cuatro posibles tipos de migración contribuye a orientar el acompañamiento estatal en los procesos de integración de la población desplazada interna por conflicto armado (en adelante PDI) en los nuevos entornos. Esta monografía busca establecer cómo, en el corto plazo (máximo 5 años desde el evento migratorio), el bienestar que alcanza esta población en el nuevo entorno difiere entre quienes cambian de tipo de área (urbano-rural) y los que no. Lo anterior, reconociendo el desplazamiento forzado como una migración particular, la diversidad de movimientos migratorios en términos de la condición urbano-rural de los contextos de partida y recepción, y las implicaciones de las diferencias entre las características de estos contextos en el proceso de integración de la PDI.

1 La cifra exacta extraída de la página oficial de cifras de la Unidad para las Víctimas es de 7.028.776 (http://rni.unidadvictimas.gov.co/?q=v-reportes consultada el 24 de noviembre de 2014). 2 Además de las víctimas por desplazamiento forzado, la Ley 1448 de 2011 reconoce a personas que han sufrido violaciones graves a sus derechos humanos en el marco del conflicto armado como los casos de secuestro, tortura, amenaza, violencia sexual, desaparición, homicidios entre otros. 3 En esta línea hay estudios como los de Silva, A. C. y Guataquí J. C. (2011) y Ibáñez A. M. (2008), que se encuentran referenciados en mayor detalle en el capítulo de Antecedentes. 4 GMH (2013) y Granada, Restrepo & Vargas (2009).

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Específicamente, en este trabajo se adopta un enfoque multidimensional del bienestar, entendido este como el conjunto de recursos fundamentales (materiales e inmateriales) sobre los que tienen dominio las personas y que les dan la posibilidad de realizar o reconfigurar su proyecto de vida. Para esta investigación monográfica se estableció un conjunto de recursos marco a la luz de tres criterios principalmente: i) las convenciones utilizadas internacionalmente en la medición de la pobreza multidimensional, ii) la disponibilidad de datos, y iii) que fueran recursos posibles de intervenir por la acción estatal5. Para llegar a este análisis comparativo de la PDI, se realizan dos pasos previos necesarios, que buscan avanzar de lo general a lo particular. En un primer momento se identifica si la condición de desplazado implica un bienestar distinto a si se es migrante voluntario o no migrante. En segunda instancia, es preciso saber si un cambio en el tipo de área afecta el bienestar, contrastando la población de migrantes voluntarios e involuntarios. Estos resultados previos permiten observar las particularidades de la PDI frente a la población migrante voluntaria y la no migrante, para así comparar el bienestar entre los cuatro grupos de PDI mencionados arriba. Conocer el estado de bienestar de la población desplazada en sus distintas dimensiones y a partir de la condición urbana o rural del área de procedencia y arribo reviste un valor académico y contribuye en la definición de políticas públicas. Lo anterior, porque permite focalizar los recursos estatales hacia las esferas más deterioradas, a fin de potenciar las capacidades productivas y de integración de la población desplazada en los nuevos contextos en que residen y ofrece la posibilidad de encaminar acciones diferenciadas hacia la integración satisfactoria en el territorio. Particularmente, los resultados de esta monografía servirán para diseñar e implementar los esquemas especiales de acompañamiento a la población retornada o reubicada, establecidos en el Artículo 77 del Decreto 4800 de 2011 y según el cual, han de incorporar acciones dirigidas a generar capacidad en las víctimas en la adquisición de habilidades que les permitan garantizarse una subsistencia digna y una integración comunitaria satisfactoria. Y es que a pesar de que el país se encuentre esperanzado ante una posible terminación del conflicto6, los impactos de este en las víctimas persistirán en el posconflicto, y mientras no se recupere el tejido social que se ha roto, la transición hacia una paz duradera seguirá siendo un anhelo. OBJETIVOS Objetivo general: Describir comparativamente el bienestar de las personas que se desplazaron intermunicipalmente por conflicto armado entre el año 2005 y 2010 en Colombia, según el tipo de esta migración forzada en términos de la calidad urbana o rural de las áreas de procedencia y de asentamiento. Objetivos específicos: 1. Describir las diferencias de bienestar entre la población no migrante, migrante voluntaria y desplazada por conflicto armado. 2. Identificar cómo difiere el bienestar entre la PDI y los migrantes voluntarios cuando hay un cambio de tipo de área de residencia y cuando no lo hay. 3. Analizar comparativamente el bienestar entre los cuatro subgrupos de población desplazada según el tipo de área de salida y llegada (rural-rural; urbana-urbana; rural-urbana; urbana-rural).

5 En el capítulo que trata sobre los aspectos metodológicos se detalla el alcance de esta definición, las dimensiones y los 22 recursos constitutivos del bienestar seleccionados para esta monografía. 6 En las negociaciones que se desarrollan entre el gobierno y las FARC desde agosto del año 2012 en la Habana – Cuba, se han concertado 3 de los 6 puntos de la agenda: la reforma agraria, la participación política y las drogas ilícitas.

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ANTECEDENTES La migración forzada difiere sustancialmente de las migraciones voluntarias (por ejemplo, las originadas por motivos económico-laborales, familiares, o académicas). Egea Jiménez & Soledad Suescún (2008) hacen un repaso acerca de la consideración de las migraciones forzadas dentro de las migraciones en general. Allí, los autores explican que tanto en las migraciones voluntarias como en las no voluntarias la salida se escenifica en una serie de necesidades que de una u otra forma no están satisfechas en su totalidad en el lugar de origen. Sin embargo, en las primeras el movimiento se planifica, en cambio en las segundas no hay tiempo de planear y la salida es más una huida. El Grupo de Memoria Histórica, en su reciente informe ¡Basta ya! se refiere al desplazamiento como “un intento de reapropiación del proyecto de vida que les ha sido enajenado por los actores armados” (GMH, 2013, p. 296). En otras palabras, las personas que migran de manera voluntaria se trasladan en busca de mejores oportunidades para continuar la realización de su proyecto de vida. Los desplazados forzados se trasladan para salvar su vida u olvidar los horrores de las agresiones vividas. La principal diferencia entre el desplazamiento forzado por conflicto armado y las migraciones voluntarias es que el primero tiene por causa la violación a los derechos humanos. Como lo señala el GMH (2013), el desplazamiento está precedido y determinado por periodos de exposición a distintas formas de violencia como la amenaza, la intimidación, los enfrentamientos armados, las masacres y muerte de familiares, que a su vez generan periodos de tensión, angustia y miedo. Además, a diferencia de la migración voluntaria, el abandono intempestivo del lugar de residencia habitual conlleva también un inmediato deterioro del bienestar económico, pues con el destierro se pierde el capital físico y se limita la posibilidad de continuar explotando sus predios o desarrollar sus actividades productivas habituales para devengar ingresos. Estas diferencias en las condiciones de emigración determinan los procesos de integración y estabilización observables entre los migrantes voluntarios y las víctimas de desplazamiento en los nuevos contextos. En relación a la inserción de los migrantes de procedencia rural en los contextos urbanos Silva, A. C. y Guataquí J. C. (2011), basados en los planteamientos de Borjas (1982, 1985 y 1987), argumentan que como consecuencia de la falta de planeación de la migración, las víctimas de desplazamiento forzado enfrentan una “selección negativa”, mientras que los migrantes voluntarios responden a una “selección positiva” es decir que los ingresos laborales de los primeros son menores que los de los nativos del lugar receptor, mientras que el desempeño de los segundos supera al de los nativos. Al respecto, Ibáñez A. M. (2008) explica que la selección negativa significa que, para los desplazados, el proceso de estabilización socioeconómico se ve obstaculizado debido a que han sufrido elevadas pérdidas de activos, el cambio de entorno deprecia su capital humano (predominantemente de experiencia en el sector rural), sus niveles de escolaridad son bajos, han perdido sus redes sociales fundamentales para recibir apoyo, la familia se ha desintegrado como consecuencia del desplazamiento, con lo que se dificulta la incorporación en los mercados laborales y una recuperación en el nuevo entorno. Por su parte, la “selección positiva” de la migración voluntaria significa que al tener la ventaja de haber planeado su cambio de residencia, estos migrantes no enfrentan pérdidas económicas. Además, tienen más altos niveles educativos y están motivados por la realización de sus proyectos de vida, lo que los hace menos adversos al riesgo y dispuestos a confrontar nuevos retos. Al arribar a su destino, estas características positivas de los migrantes voluntarios contribuyen a impulsar una rápida adaptación (Ibáñez Londoño A. , 2008, pp. 136-137). Cabe destacar, que la selección negativa de las víctimas de desplazamiento forzado está acompañada y acentuada por la esperanza que muchas de ellas tienen de que el desplazamiento sea sólo un evento temporal. Esto limita las capacidades y las posibilidades individuales y familiares para tomar decisiones trascendentes que signifiquen beneficios a largo plazo. De igual manera también se Página 6 de 31

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dificulta la reconfiguración de la identidad personal y la adaptación a las nuevas dinámicas laborales y socioculturales, condenándolas a una alta dependencia de la asistencia estatal. El recuento que he hecho hasta ahora evidencia las causas por las cuales la estabilización de los desplazados puede llegar a ser más difícil y lenta que la de los migrantes no forzados. Sin embargo, no hay un estudio que compare el bienestar que efectivamente logran los unos y los otros en los nuevos contextos de residencia. La primera pregunta entonces, que se considera pertinente resolver en este trabajo monográfico es, ¿cómo difiere el bienestar de la PDI del de los migrantes voluntarios? Por otra parte, en relación a la incorporación exitosa en los nuevos contextos, el importante aporte del GMH permite identificar que si bien toda migración significa un proceso de integración en el lugar de destino, las víctimas de desplazamiento forzado enfrentan procesos particularmente largos y difíciles en el intento por estabilizar sus vidas. En el citado informe se explica que el desplazamiento no termina con la llegada a un lugar, pues “al dolor producido por los hechos previos del desplazamiento, al sufrimiento que causa el abandono de bienes, lugares y seres preciados, se suman las experiencias propias del arribo a entornos desconocidos, muchas veces hostiles y en precarias condiciones económicas” (GMH, 2013, p. 296). Asimismo, con las técnicas propias de su investigación cualitativa y basados en las migraciones de zonas rurales hacia contextos urbanos, el GMH analiza los daños del desplazamiento, donde se evidencian algunos dados por los contrastes entre las características del lugar de origen y el de llegada y que restringe la posibilidad de que estos migrantes reconfiguren su proyecto de vida, tales como: los profundos sentimientos de desarraigo, desubicación, desorientación y extrañeza, nostalgia y añoranza en el nuevo contexto. Señalan además, que muchas veces, este daño emocional está acompañado del rechazo, estigmatización y discriminación por parte de la comunidad a donde llegaron. Ahora bien, lo descrito anteriormente sobre los procesos de integración y recuperación del bienestar de la población desplazada está basado en estudios que principalmente analizan el flujo de esta migración forzada desde zonas rurales hacia contextos urbanos 7 . Pero, ¿qué ocurre cuando el desplazamiento no implica un cambio en el de tipo de área de residencia?, por ejemplo, si se origina de un área rural hacia una zona del mismo tipo. Por los hallazgos del GMH en relación a los sentimientos de desubicación, desorientación y extrañeza dados por los contrastes entre las características del lugar de origen y el de llegada, no sería extraño suponer que posiblemente los daños y choques del desplazamiento pueden ser mitigados y más fácilmente superados, hasta recuperar un nivel esencial de bienestar, si el contexto en donde se establecen estas víctimas es relativamente similar a las dinámicas de su lugar de procedencia. Es decir, la similitud en las características de los entornos de salida y de llegada puede posibilitar la construcción de nuevos vínculos y apegos, hacia la integración local y el logro de un nivel esencial de bienestar. Se llega así a la segunda pregunta que orienta esta monografía: ¿cuál es la diferencia entre el bienestar de la PDI que cambia de tipo de área de residencia en esta migración y la que no? Por otro lado, ¿qué ocurre si el desplazamiento se origina en una zona urbana? La mayoría de estudios se han centrado en el desplazamiento de las veredas a las cabeceras municipales, o de pueblos hacia ciudades intermedias y capitales, pues ha sido la modalidad más generalizada de huida debido al arraigo histórico del conflicto en regiones apartadas y esencialmente rurales del país. No obstante, algunos estudios sobre las recientes transformaciones en la dinámica de la guerra en Colombia, encuentran que el fracaso de la desmovilización paramilitar, dado, entre otras, por el rápido rearme y reacomodo de estos grupos en nuevas organizaciones, sumado a los reductos paramilitares que no hicieron parte del proceso de paz con el Gobierno, dio paso a un 7 Por ejemplo el documento CEDE de Ibáñez y Moya (2006), “¿Cómo el desplazamiento forzado deteriora el bienestar de los hogares desplazados?: Análisis y determinantes del bienestar en los municipios de recepción”, se concentra en aquellas víctimas que se asientan en las cabeceras municipales del país.

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neoparamilitarismo8 especialmente en centros urbanos (Granada, Restrepo, & Vargas, 2009). De esta manera, “las dinámicas del conflicto armado en las ciudades, sumadas a las múltiples expresiones de la delincuencia común y de las bandas criminales, llevaron a que el desplazamiento dejara de ser un fenómeno eminentemente rural y que pasara a vulnerar los derechos de miles de personas en distintas ciudades del país” (GMH, 2013, p. 75). Sin embargo, el país no cuenta con estudios que vislumbren la proporción que representan los desplazamientos originados en las zonas urbanas, ni la dirección de éstos, y mucho menos, cómo difiere el bienestar de éstas personas frente a aquellas que emigran de zonas rurales. En este sentido, merece la pena tanto explorar la diversificación de estos flujos migratorios en un periodo reciente, como comparar el estado de bienestar de las víctimas de desplazamiento forzado según la condición urbana o rural de las áreas de origen y destino. Estudiar a la población desplazada interna por conflicto armado, como un grupo especial de migrantes, desde las dimensiones de su bienestar y considerando la dirección de ésta migración en términos del tipo de área de procedencia y de arribo, reviste un valor académico y contribuye en la definición de políticas públicas. Con la actual normativa de atención y reparación a las víctimas del conflicto armado9 enmarcada en el Derecho Internacional Humanitario (DIH), el Estado colombiano enfrenta el reto de garantizar una adecuada integración de las víctimas mediante los procesos de retorno o reubicación, en los que se garantice su sostenibilidad mediante el goce efectivo de los derechos de esta población. Lo anterior, con el fin de que puedan alcanzar un nivel básico de bienestar y evitar nuevos desplazamientos que los desestabilice una vez más. MÉTODOS La metodología seleccionada para este trabajo monográfico es de tipo cuantitativa. Se hizo un análisis descriptivo a partir de la identificación de recursos (materiales e inmateriales) constitutivos del bienestar sobre los que tienen dominio las personas como una aproximación para comparar los grupos de interés. A continuación se detallan los referentes conceptuales, las variables y técnicas seleccionadas, así como la fuente de información utilizada. Conceptos Los tres principales conceptos que hacen parte del análisis que se desarrolla en este trabajo monográfico son: población desplazada, área de residencia (urbana-rural) y bienestar. A continuación se presenta la definición de cada uno y las acotaciones particulares para este estudio, así como las relaciones que interesa observar entre estos conceptos. Población desplazada interna por conflicto armado (PDI) Para este proyecto, la población de estudio son las víctimas de desplazamiento forzado, que la Ley 1448 de 2011 define como “toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional, abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas, con ocasión de las violaciones a las que se refiere el artículo 3 de la presente Ley”10. 8 Término introducido por la Comisión Colombiana de Juristas (2008). Sin embargo, las Fuerzas Armadas y el Gobierno Nacional denominan estos grupos como bandas criminales (bacrim). 9 La Ley 1448 de 2011 establece la política pública de atención y reparación integral a las víctimas, y el Decreto 4800 de 2011 reglamenta las acciones e instituciones intervinientes en la implementación de dicha Ley. (Ministerio del Interior, 2012) 10

El artículo 3° de dicha Ley refiere que se consideran víctimas a “aquellas personas que individual o colectivamente hayan

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En esta monografía en particular, se entiende por desplazado interno, aquella persona que se define como jefe o cónyuge dentro del hogar, que al ser encuestada en el año 2010 reportó que en el año 2005 vivía en un municipio distinto de Colombia, y señale que esta migración se debió principalmente a causa del conflicto armado11. Es decir, se considera una migración forzada reciente que no abarca los desplazamientos internacionales ni intramunicipales como los de una vereda hacia la cabecera del mismo municipio. Esto plantea una limitación en cuanto al volumen de casos observados que serían objeto de análisis tanto por la restricción de parentesco, como por el traspaso de fronteras político-administrativas. Más aún, no incluir en el análisis a las víctimas que se desplazan dentro del mismo municipio puede significar un sesgo de los resultados, pues dados los costos de la migración, aquellos que cruzan mayores trayectos posiblemente tengan mayor poder adquisitivo o redes de apoyo en lugares más distantes y sus condiciones de bienestar sean mejores. Por otra parte, esta observación de la migración usando dos momentos fijos en el tiempo tampoco permite contabilizar a las personas que se hayan desplazado hacia otro municipio pero hayan retornado dentro del mismo periodo. Área de residencia La importancia de hacer uso de la dimensión de área de residencia en el análisis del bienestar de la PDI radica en que las divergencias o similitudes del entorno de llegada en relación al contexto en el que habitaban antes de la migración forzada pueden limitar o favorecer la integración de las víctimas en los nuevos contextos y logro del bienestar esencial. Lo anterior obedece a que las personas construyen su proyecto de vida a partir de las dinámicas socioculturales y económicas propias del entorno en que habitan, por lo que un cambio de tipo de área las obliga a replantear éste, así como el camino para alcanzarlo dadas sus capacidades y las oportunidades que encuentran en el nuevo lugar de residencia. Las zonas rurales comparten aspectos generales entre sí, así como es posible distinguir características comunes entre las zonas urbanas, a pesar de que no sean totalmente homogéneas. Las dinámicas propias de cada área y que la diferencian frente al otro tipo de entorno hacen referencia a tres aspectos: i) las actividades económicas, medios de producción y uso de la tierra, ii) las normas de conducta (instituciones informales), relaciones sociales, arreglos familiares, costumbres, valores y creencias que se tejen en cada territorio, y iii) el paisaje y la relación con el medio ambiente. En esta monografía, para distinguir si en la migración hubo un cambio en el tipo de área de residencia, se utilizan las categorías urbana y rural según el lugar donde habitaba al momento de la encuesta (año 2010) y el área en que vivía 5 años antes, es decir en el 2005. De esta manera, se revelan cuatro posibles combinaciones entre el entorno de salida y de llegada: rural-rural, rural-urbano, urbano-urbano y urbano rural. En el Recuadro 1 se muestran los tipos de desplazamiento que serán analizados en este trabajo: los desplazamientos tipo A y D representan una migración de no cambio de tipo de área de residencia, la primera intraurbana y la segunda intrarural. Los desplazamientos tipo B y C significan un cambio de área descendente y ascendente respectivamente.

sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1o de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno.” 11 La delimitación de desplazados a sólo jefes o cónyuges obedece al alcance de la fuente de información, que será detallado más adelante en este capítulo.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Recuadro 1 Tipos de desplazamiento según condición urbana o rural del área de origen y de residencia actual Zona de residencia actual Urbana “Tipo A”: de no cambio (Intraurbano) Urbana Zona de origen

De la cabecera de un municipio hacia la cabecera de otro

Rural “Tipo B”: de cambio (Interárea-Descendente) Salida de una cabecera de un municipio hacia la zona rural de otro

“Tipo C”: de cambio (Interárea-Ascendente) Rural

Salida de un entorno rural hacia uno urbano de otro municipio

“Tipo D”: de no cambio (Intrarural) Salida de una zona rural hacia una del mismo tipo en otro municipio

FUENTE: elaboración propia

La delimitación del espacio urbano y rural en Colombia, establecida por el DANE, utiliza un criterio administrativo, según el cual la zona urbana se define como lo que está dentro del perímetro de la cabecera municipal12 y lo rural lo que se obtiene por residuo y que se suele llamar “resto”13. Es decir, los municipios no se consideran totalmente rurales o totalmente urbanos, todos se constituyen de una parte urbana y una rural. Esta es la definición que adoptan la mayoría de encuestas para hacer comparable la información en el país. Si bien no hay una definición universal sobre cómo se debe delimitar geográficamente el entorno según su calidad urbano-rural, el criterio que se utiliza en el país tiene algunas limitaciones. El Informe Nacional de Desarrollo Humano para el año 2011 elaborado por el PNUD destaca que en estricto sentido, urbano y cabecera no son necesariamente lo mismo, ni lo rural lo mismo que el resto. Por un lado, tanto la economía como las relaciones sociales de muchas de las cabeceras municipales pequeñas están asociadas con el campo o con actividades típicamente agropecuarias. “De acuerdo con su actividad económica dichas cabeceras podrían ser calificadas como rurales. Por otro lado, en zonas como el Oriente antioqueño –que en las estadísticas nacionales forma parte del resto– se observan procesos industriales de alta tecnología.” De allí se sigue que tampoco sería totalmente válido identificar lo rural con el resto. (PNUD Colombia, 2011, p. 53) En relación a lo anterior, La CEPAL (2007) compiló una serie de trabajos que proponen criterios para una nueva definición de “rural” más acordes con la realidad actual de estas áreas y de su población, en donde los autores manifiestan un cierto consenso en la importancia de incluir órdenes de tipo socioeconómicos, demográficos, o una combinación entre distintas categorías. Dentro de las categorías de tipo socioeconómicas han propuesto considerar la proporción de población económicamente activa (PEA) involucrada en actividades campesinas14; y dentro de las categorías de orden demográfico, el número de habitantes, o la densidad poblacional por kilómetro cuadrado15. Sin 12 La cabecera municipal “corresponde al área más densamente poblada del municipio y lugar donde funciona la sede de la Alcaldía Municipal. Su área geográfica está definida por un perímetro urbano, cuyos límites se establecen por acuerdos del Concejo Municipal.” (DANE). 13 El resto municipal se constituye a su vez por los centros poblados y la parte rural dispersa. 14 “Se considera que un territorio es rural cuando el proceso histórico de construcción social que lo define se sustenta principalmente por los recursos naturales y mantiene esta dependencia estructural de articulación. Un territorio es rural cuando su especificidad es su dependencia de los recursos naturales y su base económica se estructura alrededor de la oferta ambiental en que se sustenta.” (Echeverri Perico, 2011). Aunque lo rural alude a la cercanía con el sector agropecuario, el uso de la tierra no se tiene en cuenta como variable de corte en la distinción colombiana. 15 La OCDE combina criterios demográficos y de distancia para establecer que la zona rural es aquella donde la densidad poblacional es menor de 150 habitantes por kilómetro cuadrado y más de una hora de viaje a las principales áreas urbanas (ciudades de 100.000 habitantes o más).

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embargo, Colombia sigue utilizando los criterios administrativos de cabecera-resto para caracterizar el área de residencia en urbana o rural. Advertidas estas limitaciones, y reconociendo el hecho de que las estadísticas nacionales parten de tales categorías, en esta monografía se usa del criterio de cabecera y resto para identificar el tipo de entorno de salida y llegada de las personas desplazadas, pues el tiempo fue insuficiente para construir nuevas categorías. Bienestar En los estudios de pobreza y bienestar, ha dominado el enfoque monetarista, basado en el ingreso y consumo de las personas (Ruggeri Laderchi, Saith, & Stewart, 2003). No obstante, la política social diseñada a partir de este enfoque ha presentado limitaciones para sobrepasar una asistencia social fundada en subsidios monetarios directos o indirectos (Lampis, 2010). En contraposición se han planteado los análisis de carácter multidimensional de la privación, que trascienden la medición de “cuántos” pobres hay al reconocer que los análisis no pueden limitarse al resultado final del un proceso complejo y que es necesario indagar sus causas. Sen (1996) sienta las bases del enfoque de capacidades para el análisis multidimensional del bienestar, argumentando que “la calidad de vida debe evaluarse en términos de la capacidad para lograr hacer o ser cosas valiosas” (Sen, 1996, p. 56). Esta concepción multidimensional del bienestar considera que este no está mediado únicamente por el poder adquisitivo de las personas, si no por un conjunto de capacidades que permiten a las personas emprender el camino para lograr lo que eligen hacer o ser, pues si bien los ingresos y el consumo son esenciales para alcanzar un mayor bienestar, son un medio y no un fin en sí mismo (Sen, 1999). Bajo esta perspectiva, en este proyecto se adopta el enfoque multidimensional para describir el logro de bienestar de la PDI según la condición urbana o rural de las áreas de origen y destino. La descripción está acotada al logro de bienestar, pues este -plantea Sen- difiere de la noción del logro de agencia en la medida en que la evaluación del primero tiene el propósito de identificar las distintas privaciones de una persona y que requieren asistencia de otros o del Estado, mientras que la del segundo abarca las metas de un individuo que el Estado puede no tener incentivo de priorizar, por ejemplo: “el Estado podría tener una mejor base al ofrecer apoyo a una persona para superar el hambre o las enfermedades (logro de bienestar) que para ayudarla a construir un monumento a un héroe (logro de agencia), aunque dicha persona dé más importancia al monumento que a la eliminación de su hambre o enfermedad.” 16 (Ibídem, p. 61) En este sentido, es preciso definir un conjunto marco de capacidades esenciales para satisfacer las necesidades más importantes hasta niveles mínimos adecuados, que permitan a la PDI la superación de la desestabilización socioeconómica causada por el conflicto armado, y que el Estado debe encaminar esfuerzos por mejorar. Con este propósito y teniendo en cuenta que no existe un consenso mundial sobre las dimensiones del bienestar17, se han definido cinco componentes que obedecen a la disponibilidad de datos, convenciones utilizadas internacionalmente en la medición de la pobreza multidimensional y consensos públicos como los derechos humanos18. Aunque Sen (1997) 16 Los paréntesis no hacen parte de la referencia original, fueron incorporados para indicar la relación cita con la definición de bienestar adoptada para esta monografía. 17 Alkire (2007), recoge diversos estudios que han seleccionado distintos conjuntos de dimensiones del bienestar. 18 Hunt, Osmani, & Nowak (2006) brindan linamientos para incorporar el enfoque de derechos humanos en las estrategias de reducción de la pobreza.

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argumenta que las capacidades deben ser seleccionadas consultando a la población de referencia, para este proyecto no se dispuso del tiempo ni recursos necesarios para examinar dicha valoración entre la PDI. Es así como, bajo el supuesto de que son aspectos que la PDI valora o tiene razones para valorar en la reconstrucción de su proyecto de vida en el nuevo lugar de residencia, las cinco dimensiones del bienestar son: Salud, Educación, Ingresos y Empleo, Vivienda y Medio Ambiente y Capital social. Cada una agrupa varios recursos fundamentales (materiales e inmateriales) 19 que determinan la posibilidad de alcanzar el proyecto de vida propio, y en muchos casos son valiosos en sí mismos. Estos recursos fueron seleccionados buscando que la descripción del bienestar estuviera influido tan poco como fuera posible por la evaluación que el individuo hace de su propia situación. Lo anterior, por dos motivos: porque el grado de satisfacción está determinado por el nivel de aspiraciones de cada persona, es decir que la escala de valores está dada por las experiencias vividas, con lo que una persona que ha experimentado marcadas privaciones o carencias posiblemente se conforme con muy poco. Usando medidas subjetivas esta persona podría llegar a ser consideradas con un nivel de vida mayor que una persona que está acostumbrada a normas muy altas, pero que recientemente ha experimentado un retroceso aunque sea poco importante, lo cual sería inadecuado en la tarea de comparar el bienestar. Por otro lado, se considera que con el domino sobre los recursos, los individuos los utilizan para los fines que él mismo encuentra más satisfactorios. Teniendo en cuenta que este proyecto pretende generar insumos para la planificación social, se seleccionan los recursos que determinan el potencial de acción de los individuos y que son posibles de influir. Así, por ejemplo, se excluyeron algunos recursos como el talento, la disciplina, el miedo, la valentía, entre otros, pues a pesar de su importancia para el logro del bienestar, al igual que las metas de agencia, son difíciles de intervenir, y tampoco se encuentran disponibles en las fuentes de información. En el siguiente recuadro se presentan las dimensiones seleccionadas y los recursos constitutivos de cada una de ellas. Tener dominio sobre estos recursos se observa a través de variables dicotómicas.

19

Ver recuadro 2 más adelante.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Recuadro 2 Dimensiones del bienestar y recursos constitutivos seleccionados para el proyecto DIMENSIONES RECURSOS 1 Estar afiliado al sistema de salud 2 Acudir preventivamente al médico 3 Caminar sin problema Salud 4 No tener problemas con el cuidado personal 5 Realizar sus actividades cotidianas sin problema 6 No tener dolor ni malestar 7 No estar angustiado ni deprimido 8 Tener al menos educación básica secundaria Educación 9 Saber leer y escribir 10 Tener un empleo formal 11 Percibir ingresos por encima de la línea de pobreza

Ingresos y Empleo

12 Ahorrar parte de los ingresos 13 Ser beneficiario de algún programa social 14 Cotizar en el sistema de pensiones 15 16 17

Vivienda y Medio Ambiente

Capital social

18 19 20 21 22

Recibir ayudas en dinero o especie de otros hogares o instituciones Tener vivienda propia Habitar en una vivienda con materiales adecuados Vivir sin hacinamiento (3 o menos personas por cuarto) Tener acceso a servicios públicos (incluye santitario) Vivir en una zona sin riesgo de desastre No vivir cerca de contaminantes Participar en organizaciones sociales

La fuente de información Una de las dificultades para analizar en el país los flujos de la migración forzada interna según la calidad urbana o rural de área de origen y de destino, en combinación con los recursos constitutivos del bienestar de ésta población en los lugares de recepción, refiere a las limitaciones en las fuentes de información. La fuente oficial de desplazamiento forzado, el Registro Único de Víctimas (RUV), tiene problemas de completitud en las variables de tipo de área de procedencia y llegada, pues no han sido constantes en el formato de declaración el cual ha sido varias veces modificado20, y cuando estas variables han estado presentes en el formato, no han sido de obligatorio diligenciamiento. Por su parte, el último Censo de población (2005) subenumeró notablemente el fenómeno del desplazamiento. Según la información recogida, un poco más de 9 millones y medio de personas migraron en los 5 años antes del Censo, de las cuales 416.435 migraron porque su vida estaba amenazada. Sin embargo, la Unidad de Víctimas reporta que en dicho periodo fueron 1.351.227 las

20 El registro de víctimas estuvo a cargo del ministerio del Interior entre el año 1996 a 1999, luego, el Registro Único de Población Desplazada (RUPD) pasó a manos de la Red de Solidaridad Social hasta el año 2005. Acción Social fue la entidad encargada los siguientes seis años, y desde el año 2011 la Unidad para las Víctimas es la oficina delegada para la consolidación del RUV. Cada cambio institucional estuvo acompañado de modificaciones al formato de declaración del evento victimizante.

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personas que migraron a causa del conflicto armado21. La baja cantidad de desplazados registrados en el Censo obedece en parte al temor de ser reconocido como víctima, pero también a la forma como se estructuraron las alternativas de respuesta para la pregunta que pretendía identificar el motivo de la migración22. De acuerdo al RUV, cada año aumenta el porcentaje de víctimas que reportan hechos ocurridos en años anteriores, de hecho, el 24% de las personas que se desplazaron entre el año 2000 y 2005 declararon su victimización ante el Ministerio Público entre el año 2006 y lo que va del 2014. Si consideramos sólo a las personas que declararon entre el 2000 y 2005, el faltante en el Censo sería de 601.210 desplazados, que posiblemente quedaron enmascarados en la categoría de “razones familiares”. Dentro de los motivos por los que las personas se ven obligadas a abandonar su lugar de residencia están las amenazas que hacen los grupos armados a otros miembros del hogar, como el riesgo de reclutamiento de los hijos, que podría ser entendido como una razón familiar y no quedar incluido en la categoría que incorporó el Censo para identificar a los desplazados, “amenaza o riesgo para su vida, su libertad o su integridad física, ocasionada por la violencia”. Al problema de cobertura del Censo, se suma el limitado número de variables que podrían ser tenidas en cuenta en un estudio sobre bienestar. Ante las dificultades del RUV para identificar el área de procedencia y de llegada de la PDI, y la subenumeración e insuficiencia de las variables del Censo, es importante explorar fuentes alternativas de información que permitan el estudio de la migración forzada desde una combinación de las categorías de tipo de la migración según la condición urbana o rural del área de procedencia y de llegada, con los recursos de bienestar en el nuevo entorno. Con el presente trabajo monográfico se quiso aportar a esta exploración, haciendo uso de la reciente Encuesta Longitudinal Colombiana de la Universidad de los Andes (ELCA), que en su ronda para el año 2010 incluye variables que posibilitarían la comparación enunciada. La ELCA tiene una muestra de casi de 11.000 hogares colombianos (6000 urbanos y 4800 rurales aproximadamente23), representativa a nivel de regiones. El objetivo de esta encuesta es conocer las dinámicas de la pobreza en Colombia, por eso está dirigida a hogares de estratos 1 a 4. En el cuestionario diseñado para hogares (rurales y urbanos)24, se indaga por el lugar (municipio y área) de residencia en el año 2005, así como la razón por la que llegaron a vivir al municipio donde son encuestados, y sus condiciones socioeconómicas25. De esta manera, ésta fuente permite identificar los migrantes recientes y dentro de estos diferenciar los que migraron de manera voluntaria y los forzados por el conflicto armado. Para la pregunta sobre la causa de la migración, la ELCA reformuló las categorías de respuesta contempladas en el Censo, intentando corregir los errores que hicieron que una proporción de desplazados quedara inadvertida. En la pregunta ¿Cuál fue la razón principal por la que... llegó a vivir a este municipio?, se consideran seis alternativas: Trabajo, Estudio, Salud, Conflicto 21 Contando únicamente las personas de 5 años de edad o más, que traspasaron la frontera municipal, como lo midió el Censo. 22 Dentro de las categorías de respuesta a la pregunta censal “¿La principal causa por la que... cambió su lugar de residencia en esa ocasión fue:”, se incluyeron: a) Dificultad para encontrar trabajo o ausencia de medios de subsistencia? b) Riesgo de desastre natural (inundación, avalancha, deslizamiento, terremoto, etc.) o como consecuencia de éste? c) Amenaza o riesgo para su vida, su libertad o su integridad física, ocasionada por la violencia? d) Necesidades de educación? e) Motivos de salud? f) Razones familiares? g) Miembro pueblo nómada u otra razón? 23 En la implementación, se lograron entrevistar a 10.186 hogares, 5.448 urbanos y 4.720 rurales. 24 La ELCA 2010 recogió información a partir de cuatro cuestionarios: dos para hogares (uno urbano y otro rural) y dos para comunidades (uno urbano y otro rural). Ver Anexos! 25 Toda la documentación metodológica de la ELCA, cuestionarios, manuales y diccionarios de datos se encuentran disponibles en https://encuestalongitudinal.uniandes.edu.co/index.php/es/documentacion/ronda-1

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armado, Traslado del hogar, y Regreso al hogar. Según el manual de recolección, la alternativa “traslado del hogar” se debe marcar “cuando la persona encuestada manifiesta que la razón principal por la que llegó a vivir al municipio donde está siendo entrevistada fue porque llegó a vivir con su cónyuge que había llegado antes”, por lo que la PDI sólo pudo ser incluida dentro de la alternativa “conflicto armado”. Por ser una encuesta de carácter longitudinal, y al ser el seguimiento en el tiempo a todos los miembros de un hogar un trabajo complejo y costoso, la ELCA solo hace seguimiento al jefe, su cónyuge y a los hijos y nietos de al menos uno de ellos. De manera que, para esta monografía se utilizó la información recolectada en la ronda del año 2010, en la que las preguntas migratorias se aplicaron únicamente a las personas responsables del hogar y sus cónyuges. También es importante advertir una de las características del diseño de la muestra de la encuesta que se utilizará (la ELCA), que afecta la manera de interpretar los resultados y es que sólo cubre a población de estratos socioeconómicos 1 a 4, excluyendo a la población de estratos 5 y 6. Esto puede ser un sesgo en la observación del nivel de bienestar en la PDI. ¿Cómo se describe y compara el bienestar de la población en esta monografía? En este trabajo monográfico se hace una descripción y comparación del bienestar con base en el artículo “Descripciones de la desigualdad: El enfoque sueco de la investigación sobre el bienestar” de Robert Erikson publicado en el libro La calidad de vida (compilado por Martha Nussbaum y Amartya Sen). En dicho texto, Erikson argumenta que “no existe ninguna forma objetiva o imparcial por la que sería posible decidir cuál de dos hombres está mejor si uno de ellos tiene, por ejemplo, una salud deficiente, pero mejores condiciones económicas que el otro” (Erikson, 1996, p. 108). Asimismo, “no hay ninguna teoría universal que nos pueda guiar al decidir cuáles son los recursos y las condiciones más importantes” (Ibídem p. 110). A partir de estas consideraciones, el autor utiliza las encuestas sobre el nivel de vida de Suecia para hacer un conteo del número de condiciones problemáticas en los individuos y así genera un panorama completo y comparable de las limitaciones del bienestar. Erikson señala que a pesar de que este es un indicador burdo de la situación total de un individuo, que da igual importancia a cada recurso, permite la comparación a nivel de personas. Siguiendo este enfoque, que considera que el número de recursos de los que disponen las personas es una aproximación para comparar el bienestar entre éstas, se construyó un indicador contando los recursos fundamentales que tienen las personas y a partir de este se hizo la distribución de cada grupo poblacional según el número de recursos que poseen, de un total de 22. Otro indicador que se utilizó para comparar el bienestar entre los grupos de interés es el promedio de recursos sobre el que tienen dominio las personas. Este indicador se presenta desagregado para cada dimensión del bienestar. En el recuadro a continuación se presentan la biografía de indicadores que se calcularon y analizaron para comparar el bienestar entre los grupos de interés.

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Recuadro 3 Biografía de indicadores INDICADOR

INSUMOS

ESTIMACIÓN

!= 1

2

3

Conjunto de bienestar

Conjunto medio de bienestar por grupo poblacional

Logro promedio en las dimensiones constitutivas del bienestar por grupo poblacional

- Número de recursos sobre los que tienen dominio las personas

- Número de personas del grupo ! que tienen dominio sobre ! recursos - Número de personas en el grupo ! donde ! = NM, MV, PDI, PDI que cambia de área, PDI que no cambió de área, PDI u-u, PDI u-r, PDI r-r y PDI r-u

- Número de personas del grupo ! que tienen dominio sobre ! recursos en la dimensión ! - Número de personas en el grupo ! donde ! = salud, educación y capital social, vivienda y medio ambiente y empleo e ingresos.

!! !!! !!

= ! !! + !! + !! + ⋯ + !!!

donde !! es una variable dicotómica (1,0) de acuerdo a si la persona tiene o no el recurso !

!! =

!! !!! !!"! ∗ !! !!! !!"!

!

=

!!! + 2!!! + 3!!! + ⋯ + 22!!!! !!! + !!! + !!! + ⋯ + !!!!

donde !!"! es el número de personas del grupo ! con !! número de recursos

!!" =

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!

=

!!! + 2!!! + 3!!! + ⋯ + 22!!! !!! + !!! + !!! + ⋯ + !!!

donde !!"! es el número de personas del grupo ! con ! número de recursos en la dimensión !

FUENTE: Elaboración propia

!

DEFINICIÓN OPERACIONAL

Número de recursos sobre los que tienen dominio las personas

Promedio de recursos en cada grupo poblacional

Promedio de recursos por dimensión del bienestar en cada grupo poblacional

! RESULTADOS En este capítulo presento los resultados de la investigación en tres niveles de análisis, partiendo de lo general a lo particular. En un primer momento hago una descripción general de la cobertura de la fuente para el análisis de migración forzada y la caracterización de desplazamientos en términos de su dirección dada por el tipo de área de procedencia y asentamiento. Luego, desarrollo los tres niveles de comparación propuestos: i) las diferencias entre el bienestar de la población no migrante, migrante voluntaria y desplazada por conflicto armado, ii) las diferencias de bienestar entre los migrantes que cambian de área y los que no, comparando la situación para la PDI y los migrantes voluntarios y, iii) las diferencias del bienestar de la población desplazada según el tipo de esta migración forzada en términos de la condición urbana o rural de las áreas de origen y de destino. Según la información recogida en la primera ronda de la ELCA, el 11 por ciento de las personas identificadas como jefes de hogar o cónyuges cambiaron de lugar de residencia entre el año 2005 y 2010; el 10 por ciento lo hizo de forma voluntaria (por motivos económico-laborales o académicos) y el 1 por ciento lo hizo de manera forzada por el conflicto armado. En términos absolutos y al expandirla muestra, los desplazados por la violencia representan 125.574 personas (ver Cuadro 1). En contraste con el RUV, se puede estimar que la omisión de la ELCA es alrededor del 60% (similar a la del Censo 2005), pues según el registro administrativo, el número de personas (jefes de hogar o cónyuges) que se desplazaron intermunicipalmente a causa del conflicto armado entre el año 2005 y 2010, y que declararon ante el Ministerio Público en el quinquenio fue de 392.807 personas. Cuadro 1 Jefes de hogar y cónyuges según condición migratoria (reciente). Colombia 2010 No. % PDI 125.574 1% Migrantes 1.381.739 10% voluntarios Población no 11.798.768 89% migrante Total 13.306.081 100%

Gráfico 1 Distribución de jefes de hogar o cónyuges según estatus migratorio (reciente). Colombia 2010

Población no migrante reciente 89%

Migrantes voluntarios 10% Migrantes recientes 11%

Migrantes forzados 1%

FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

En cuanto a la dirección de la migración en términos del cambio o no del tipo de área, se encontró que el 19,5% de los migrantes cambia de tipo de área de residencia en el traslado, bien sea de una zona rural hacia una de tipo urbana o viceversa, mientras que el 80,5% de los migrantes se trasladó a una zona del mismo tipo de la de procedencia. La preferencia por migrar hacia una zona del mismo tipo posiblemente obedece a que el asentamiento en un entorno con el que se está habituado facilita la adaptación, pues hay un conocimiento más cercano sobre las normas sociales, mercados e instituciones informales. Sin embargo, entre los desplazados por la violencia, la proporción de quienes cambiaron de tipo de área en la migración es considerablemente mayor que en los migrantes voluntarios: 31,8% de las víctimas de desplazamiento migraron hacia una zona distinta a la de origen frente al 18,4% de los migrantes voluntarios (ver Cuadro 2). Lo anterior, posiblemente obedece a que las situaciones extremas y el miedo al que se ven enfrentadas las víctimas de la violencia limita su capacidad de

!

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decidir racionalmente (Ibáñez Londoño & Vélez, 2003), y frente a escoger el lugar de asentamiento es probable que no consideren que los costos del desplazamiento se pueden ver acrecentados al migrar hacia una zona de distinto tipo a la de origen, lo que las hace más propensas a consolidar un conjunto de bienestar constituido por menos recursos que los migrantes voluntarios. El cambio de tipo de área está dado principalmente por la migración de zonas rurales a cabeceras municipales, pues hay mayor cobertura de los programas sociales y específicos a la población desplazada. Por otro lado, dentro de los migrantes que no cambiaron de tipo de área predomina el traslado urbano-urbano frente al rural-rural. De lo anterior, se observa una preferencia por la migración hacia zonas urbanas tanto en la PDI como en los migrantes voluntarios. Además, llama la atención el alto peso de los desplazados por conflicto armado que se victimizan en las cabeceras municipales (67,8%), lo que evidencia las recientes transformaciones del conflicto armado, pues cada vez son más los grupos armado que asedian las zonas urbanas (GMH, 2013). No obstante, el bajo peso de las víctimas que se ven obligadas a abandonar sus hogares que provienen de entornos rurales posiblemente se encuentre explicado porque la ELCA no indaga por migración intramunicipal, donde se puede encontrar un volumen significativo de PDI. Cuadro 2 Población migrante por dirección del traslado según área de procedencia y llegada

FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Bienestar de la población desplazada por conflicto armado frente a la población migrante voluntaria y no migrante Para observar las diferencias en el bienestar entre la población desplazada interna, frente los migrantes voluntarios, y la población no migrante se calculó la mediana de recursos sobre los que tienen dominio las personas de cada grupo. La mediana de la población desplazada interna (PDI) tiene dominio sobre 13 recursos constitutivos del bienestar, que representan el 59 por ciento del conjunto de 22 recursos sobre el que se realizó la medición, mientras que los migrantes voluntarios (MV) tienen dominio sobre el 64 por ciento de los recursos y la población no migrante (NM) se ubica en el 68 (ver Cuadro 3). Es decir, para la PDI el conjunto de recursos constitutivos del bienestar es 4,5% menor que el de los MV y 9,1% menor que el de la población NM. Este diferencial en el bienestar que se alcanza en el corto plazo (máximo 5 años desde el desplazamiento) demuestra las consecuencias de la falta de un proceso migratorio planeado y las afectaciones materiales y

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emocionales de la violencia. Además, como se mencionó anteriormente, la PDI cambia de tipo de área de residencia con mayor frecuencia que los MV, lo que posiblemente les dificulte alcanzar mayores conjuntos de bienestar (es decir, constituidos por más recursos). Teniendo en cuenta que la encuesta utilizada no da muestra de los desplazamientos intramunicipales, posiblemente este rezago respecto a la población NM este sea aún mayor. Por otro lado, se observa que en el corto plazo la migración voluntaria no significa mayores beneficios frente a no migrar, al menos no agregando todas las dimensiones, posiblemente, los efectos de la selección que refiere el mejor desempeño de los migrantes voluntarios frente a los nativos se evidencien en un periodo de tiempo más largo26. Adicionalmente se construyó la distribución acumulada de las personas según el número de recursos sobre los que tienen dominio. Esto permite observar el límite inferior y superior del conjunto de bienestar para cada grupo. Entre los desplazados, el peor escenario es tener 6 de los 22 recursos, mientras que para los migrantes voluntarios el menor conjunto se ubica en 5 recursos y en la población no migrante en 3. Quiere decir, que la PDI tiene garantizado un conjunto de recursos 20% mayor que el de los MN, y el doble del de los NM. Posiblemente la discriminación positiva que tienen las víctimas del conflicto para acceder a los programas sociales explique tal situación. No obstante, el límite superior es menor para la PDI que para los MV y los NM: el mayor conjunto que alcanza una víctima de desplazamiento es de 18 recursos, mientras que en los MV y NM es de 20 y 21 respectivamente.

26 En relación a esto, Silva y Guataquí (2011) referencian que Chiswick (1978, 1980) detectó que los salarios de los migrantes latinos dentro del mercado laboral estadounidense superan los salarios de los nativos si se comparan 10 o 15 años después del evento migratorio.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Cuadro 3 Población según condición migratoria y número de recursos Condición migratoria Total PDI Número de recursos 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 Total Mediana de recursos

Migrantes voluntarios % acumulado

No.

% acumulado

No.

Población no migrante % acumulado

No.

% acumulado

No.

. . . . . . 806 4.626 2.523 6.904 9.851 13.761 14.171 19.198 9.319 10.549 23.084 9.137 1.645 . . . .

. . . . . . 0,6 4,3 6,3 11,8 19,6 30,6 41,9 57,2 64,6 73,0 91,4 98,7 100,0 . . . .

. . . . . 2.996 6.207 4.401 17.045 25.678 51.595 129.686 119.508 240.135 182.798 163.567 171.752 110.157 121.661 23.778 10.775 . .

. . . . . 0,2 0,7 1,0 2,2 4,1 7,8 17,2 25,8 43,2 56,5 68,3 80,7 88,7 97,5 99,2 100,0 . .

. . . 12 1.106 5.899 17.052 52.608 152.469 181.337 441.346 705.723 1.132.720 1.518.333 1.655.454 1.716.126 1.584.361 1.258.889 900.776 407.150 65.313 2.094 .

. . . 0,00 0,01 0,06 0,20 0,65 1,94 3,48 7,22 13,20 22,80 35,67 49,70 64,25 77,67 88,34 95,98 99,43 99,98 100,00 .

. . . 12 1.106 8.895 24.065 61.635 172.037 213.919 502.792 849.170 1.266.399 1.777.666 1.847.571 1.890.242 1.779.197 1.378.183 1.024.082 430.928 76.088 2.094 .

. . . 0,00 0,01 0,08 0,26 0,72 2,01 3,62 7,40 13,78 23,30 36,66 50,54 64,75 78,12 88,48 96,17 99,41 99,98 100,00 .

125.574

100,0

1.381.739

100,0

11.798.768

100,0

13.306.081

100,0

13

14

15

14

FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Al graficar la distribución acumulada de la población según el número de recursos sobre los que tienen dominio se observan las diferencias en el bienestar de estos grupos poblaciones. Entre más temprano crezca la curva acumulada, es decir entre más corrida hacia la izquierda esté, mas se concentra la población en conjuntos de pocos recursos. De esta manera, el gráfico 2 muestra cómo la PDI se concentra en conjuntos de bienestar constituidos por menos recursos que la población no migrante y la migrante voluntaria.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Gráfico 2 Distribución acumulada de población por número de recursos según estatus migratorio

% acumulado

PDI

MV

NM

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 Núm. de recursos FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

En relación a las dimensiones constitutivas del bienestar, los tres grupos presentan mayor dominio sobre la dimensión de salud, en tanto en empleo e ingresos el porcentaje de recursos sobre los que se tiene dominio no llega al 30 por ciento en ningún grupo. En las cuatro dimensiones la PDI alcanza en promedio un menor porcentaje de recursos que los migrantes voluntarios y los no migrantes (ver Gráfico 3). La mayor brecha entre la población desplazada y los otros dos grupos se encuentra en la dimensión de educación y capital social, en la que en promedio la PDI alcanza 11% menos recursos que los MV y 9% menos que la población NM en esta dimensión. Esta desventaja de la PDI frente a los MV y los NM en la dimensión de educación y capital social restringe su capacidad de participar activamente en la sociedad y en la economía, así como para satisfacer sus aspiraciones personales y los confina en la dependencia de la asistencia estatal para su estabilización socioeconómica. En la dimensión de vivienda la PDI está rezagada 7% respecto a la población NM, lo que coincide con los hallazgos de Ibáñez y Moya (2006) respecto a que las condiciones socioeconómicas de la PDI en los municipios de recepción son peores que aquellas de la población pobre e indigente de estos lugares. Por otro lado, aunque al nivel agregado de las cuatro dimensiones el migrante voluntario promedio no supera el conjunto de bienestar alcanzado por los no migrantes, al desagregar las dimensiones se observa que en empleo e ingresos y educación y capital social los primeros sí sobrepasan a los segundos, posiblemente porque la planeación del proceso migratorio está sustentada en una opción laboral o académica en el lugar de recepción, o porque precisamente lo que motiva el traslado es avanzar en estas dimensiones, lo que supone que son personas con mayores dotaciones de capital humano.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Gráfico 3 Porcentaje medio de recursos por dimensión del bienestar, según estatus migratorio (reciente). Colombia 2010 90% 80%

82%83% 77% 68%70% 63%

% recursos

70%

54%52%

60% 50%

43%

40%

PDI

29%27% 26%

30%

MV

20%

NM

10% 0% Salud

Empleo e Ingresos

Vivienda y Medio ambiente

Educación y Capital social

Dimensión FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Diferencias entre el bienestar de la PDI y los migrantes voluntarios ante un cambio de área de residencia. Para identificar cómo se ve afectado el nivel de bienestar de la población migrante ante un cambio de tipo de área de residencia se organizó la población según la condición urbana o rural de procedencia y de recepción, es decir, quienes migraron de una zona urbana hacia una de tipo rural o viceversa se agruparon en la categoría “Cambió de tipo de área” y quienes se trasladaron de una cabecera municipal a otra, o de un área rural a otra se agruparon como “No cambió de tipo de área”. De esta manera se encontró que tanto para la PDI como para los MV el nivel de bienestar es menor cuando en la migración hay un cambio de tipo de entorno. Sin embargo, la PDI se ve afectada en mayor medida por este choque de contextos que la población MV: para un desplazado forzado medio migrar hacia un entorno de distinto tipo a su habitual significa alcanzar un conjunto de bienestar constituido por 13,6% menos recursos que si migrara hacia un entorno que le es familiar (11 recursos cuando cambia de tipo de área y 14 cuando no), mientras que entre los MV la diferencia es apenas del 4,5% menos (13 recursos cuando cambia de tipo de área y 14 cuando no) (ver Cuadro 4). Ello indica que la política y programas para la población desplazada deben focalizar de manera especial a los grupos que se ubican en un entorno de distinto tipo del de origen y diseñar programas especiales para apoyarlos en el proceso de estabilización socioeconómica. De igual manera, los resultados permiten observar que cuando la PDI migra hacia un entorno del mismo tipo de procedencia alcanza en promedio el dominio sobre la misma cantidad de recursos que todo el conjunto de MV, y sobre más recursos que el grupo de MV que cambian de tipo de área en el proceso migratorio. No obstante, en la distribución acumulada según el número de recursos se encuentra que el límite superior de la PDI es menor frente a la población MV tanto cuando los entornos de salida y recepción son de distinto tipo como cuando no.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Cuadro 4 Migrantes según tipo y cambio de tipo de área de residencia por número de recursos Tipo de migrantes Desplazados forzados Cambió de tipo de área

. . . . . . 806 2.579 401 3.459 6.148 7.765 5.671 4.159 2.780 56 1.486 4.633 . . . . .

% acumulado . . . . . . 2,0 8,5 9,5 18,1 33,5 53,0 67,2 77,6 84,5 84,7 88,4 100,0 . . . . .

39.946

100%

Número de recursos 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

No.

Total Mediana de recursos

Migrantes voluntarios

No cambió de tipo de área

. . . . . . . 2.047 2.122 3.445 3.703 5.996 8.500 15.039 6.539 10.493 21.598 4.504 1.645 . . . .

% acumulado . . . . . . . 2,4 4,9 8,9 13,2 20,2 30,1 47,7 55,3 67,6 92,8 98,1 100,1 . . . .

85.628

100%

No.

11

14

Cambió de tipo de área

No cambió de tipo de área

. . . . . 1.765 1.505 2.708 9.952 9.375 12.873 64.401 20.854 39.949 23.300 15.177 26.776 13.681 11.648 118 . . .

% acumulado . . . . . 0,694 1,287 2,352 6,269 9,959 15,026 40,372 48,580 64,303 73,473 79,446 89,985 95,369 99,954 100,000 . . .

. . . . . 1.231 4.702 1.693 7.093 16.303 38.722 65.285 98.654 200.186 159.498 148.390 144.976 96.476 110.013 23.660 10.775 . .

% acumulado . . . . . 0,1 0,5 0,7 1,3 2,8 6,2 12,0 20,7 38,5 52,6 65,8 78,6 87,2 96,9 99,0 100,0 . .

254.082

100%

1.127.657

100%

No.

13

No.

14

FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Gráficamente se observa que la curva de la distribución acumulada crece más rápido cuando los entornos de salida y asentamiento son distintos que cuando son del mismo tipo tanto para la PDI como para los MV, lo que significa que la población se concentra en conjuntos de menos recursos (ver Gráfico 4). Gráfico 4 Distribución acumulada de la población migrante por número de recursos según cambio de área

% acumulado

PDI Cambió

PDI No cambió

MV Cambió

MV No cambió

1 0,9 0,8 0,7 0,6 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 0 1

2 3

4 5

6

7

8

9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 Núm. de recursos

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Desde las cuatro distintas dimensiones del bienestar tanto en la PDI como en los MV se encuentra que en todas es mayor el porcentaje de recursos sobre los que se tiene dominio cuando no hubo un cambio en el tipo de área que cuando sí, pero en distinta medida para los migrantes forzados que para los voluntarios. En la PDI la brecha es más marcada en la dimensión de salud, donde en promedio el grupo que no cambió de área tiene dominio sobre el 84,5% de los recursos, mientras que el que sí cambió alcanza el 72% (ver Gráfico 5). De manera que si bien para la PDI en su conjunto se deben priorizar las intervenciones en las dimensiones de educación y capital social y vivienda pues presentan mayor rezago frente a los MV y NM, la dimensión de salud debe ser atendida especialmente para las víctimas de desplazamiento forzado que se encuentran en un entorno de distinto tipo del de procedencia. Gozar de buena salud es un fin en sí mismo, pero también favorece la productividad laboral y las buenas relaciones sociales de las personas, lo que a su vez aumenta las posibilidades de que este colectivo reconstruya su proyecto de vida. En cuanto a las demás dimensiones, la brecha entre la PDI que cambió de tipo de entorno y la que no es de 7% en educación y capital social y en vivienda y medio ambiente, y 5,2% en empleo e ingresos. Para los migrantes voluntarios, la dimensión donde se presenta la mayor brecha entre quienes cambiaron de tipo de área de residencia y los que no es empleo e ingresos (12%). Esto obedece a que el asentamiento en un entorno conocido favorece la participación en las actividades económicas pues hay un conocimiento más cercano sobre normas sociales, mercados e instituciones informales de sus lugares de origen que les permite conectarse rápidamente a los mercados de trabajo y a las oportunidades económicas.

% recursos

Gráfico 5 Porcentaje medio de recursos por dimensión del bienestar, según tipo de migrante y cambio de tipo de área. Colombia 2010 90,0 80,0 70,0 60,0 50,0 40,0 30,0 20,0 10,0 0,0

84,5 84,6 78,3 72,0

72,4 69,169,1 62,2

61,4 51,2 46,1 39,1

37,7 34,5 29,3 25,8

PDI - Cambió PDI - No cambió MV - Cambió MV - No cambió

Salud

Empleo e Ingresos

Vivienda y Medio Educación y ambiente Capital social

Dimensión FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Comparación del bienestar entre los cuatro subgrupos de población desplazada Ahora bien, con la evidencia de que la PDI alcanza un nivel de bienestar menor que los MV y los NM, y que éste es aún menor si el lugar de recepción no corresponde al mismo tipo de entorno de procedencia, es procedente detallar las diferencias del bienestar entre los cuatro subgrupos de PDI según la condición urbana o rural de las áreas de expulsión y asentamiento.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman

Dentro del grupo de PDI que no cambian de tipo de área, los de la zona urbana tienen un conjunto de recursos 13,6% más que los que migran de una zona rural a otra del mismo tipo. Entre la PDI que sí cambia de tipo de área en la migración, quienes se asientan en cabeceras municipales alcanzan un conjunto de recursos 4,5% más que los que llegan a zonas rurales (ver Cuadro 5). Parece entonces que establecerse en área urbana significa mayor bienestar, posiblemente porque allí se concentra en mayor proporción la atención a las víctimas de la violencia, y precisamente por esto la PDI prefiere asentarse allí. Sin embargo, y a pesar de que las zonas rurales no han sido foco de instalación de oferta para atención a la población desplazada (porque en muchas aún pervive el conflicto armado), quienes migran de un entorno rural y se asientan en uno del mismo tipo alcanzan en promedio el mismo número de recursos que quienes se desplazan de un entorno rural hacia una cabecera municipal. Esto lleva a pensar que si la atención a desplazados aumentara su oferta en las áreas rurales (donde hay condiciones de seguridad claro está), quienes provienen y se ubican en este tipo de entorno podrían alcanzar un mayor conjunto de bienestar que quienes salen de áreas rurales pero se asientan en las zonas urbanas, pues cuentan con la ventaja de conocer las dinámicas propias del campo y se evitan los choques que podría representar el modo de vida urbano.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Cuadro 5 Población desplazada según condición urbana o rural del área de procedencia y de asentamiento por número de recursos Dirección del desplazamiento Cambio de tipo de área U-R Número de recursos

R-U

% acumulado

No.

No cambio de tipo de área R-R

% acumulado

No.

U-U

% acumulado

No.

% acumulado

No.

0

.

.

.

.

.

.

.

.

1 2

. .

. .

. .

. .

. .

. .

. .

. .

3

.

.

.

.

.

.

.

.

4

.

.

.

.

.

.

.

.

5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

. . 27 0 41 57 26 14 35 20 5 6 . . . . . .

. . 11,5 11,5 29,2 53,7 65,1 71,0 86,4 95,3 97,5 100,0 . . . . . .

. 806 2.553 401 3.419 6.092 7.739 5.657 4.124 2.760 51 1.480 4.633 . . . . .

. 2,0 8,5 9,5 18,1 33,4 52,9 67,1 77,5 84,5 84,6 88,3 100,0 . . . . .

. . . 13 45 118 236 141 96 55 23 9 . . . . . .

. . . 1,7 7,8 23,9 56,0 75,1 88,2 95,7 98,8 100,0 . . . . . .

. . 2.047 2.109 3.400 3.585 5.760 8.360 14.942 6.483 10.470 21.589 4.504 1.645 . . . .

. . 2,4 4,9 8,9 13,1 19,9 29,8 47,4 55,0 67,3 92,8 98,1 100,0 . . . .

Total

231

100%

39.715

100%

735

100%

84.893

100%

Mediana de recursos

10

11

11

14

FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Gráficamente se observa que la curva de la distribución acumulada crece más rápido cuando el entorno de salida es urbano y el asentamiento se da en una zona rural, lo que significa que este colectivo se concentra en conjuntos de menos recursos. En tanto la curva del subgrupo que migra entre cabeceras municipales es la que crece más lentamente (ver Gráfico 6).

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Gráfico 6 Distribución acumulada de la PDI por número de recursos según área de procedencia y de llegada

% acumulado

U-R

R-R

U-U

R-U

1 0,9 0,8 0,7 0,6 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 Núm. de recursos FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

Al observar cada una de las dimensiones constitutivas del bienestar se encontró que dentro del grupo de PDI que en esta migración cambió de tipo de área de residencia, quienes salieron de un entorno rural y se asentaron en una cabecera municipal alcanzan en promedio un mayor número de recursos que aquellos que se trasladaron a la inversa, en tres de las cuatro dimensiones: salud, empleo e ingresos y vivienda y medio ambiente; siendo vivienda y medio ambiente el área con mayor rezago para los que realizan un movimiento de lo urbano a lo rural. Sin embargo en la dimensión de educación y capital social es mayor el promedio de recursos que alcanzan las personas que se desplazan de una zona urbana hacia una de tipo rural (ver Gráfico 7a). Esto puede estar explicado por la naturaleza de las variables incluidas en el tema educativo (tener educación básica secundaria o superior, y saber leer y escribir), que están determinadas por las experiencias acumuladas de las personas, y son difíciles de modificar en el corto plazo, y dado que el acceso al sistema escolar ha presentado mayores limitaciones en las zonas rurales del país, se puede explicar que esta dimensión presente más problemas para quienes provienen del campo. Por último, dentro del grupo de PDI que no cambió de tipo de área en la migración, quienes se movilizan entre zonas urbanas presentan un mayor dominio de recursos en todas las dimensiones del bienestar, sin embargo en vivienda y medio ambiente y empleo e ingresos se observan diferencias más marcadas (ver Gráfico 7b). En vivienda y medio ambiente las diferencias pueden estar explicadas porque la infraestructura de servicios públicos que hay en las zonas rurales del país tiene menos cobertura y porque los programas de vivienda de interés prioritario se establecen principalmente en las cabeceras municipales.

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Bienestar de la PDI según condición urbana o rural de las áreas de origen y destino Ingrid Mowerman Gráfico 7 Porcentaje medio de recursos de la PDI por dimensión del bienestar, según condición urbana o rural del entorno de procedencia y de llegada a. PDI que cambió de tipo de área en la migración R-U

90,0

% recursos

70,0

90,0

72,0 64,3

80,0

62,3 52,2

60,0 50,0 40,0

U-R

46,3 39,0

29,327,3

30,0

R-R

84,6 78,1

50,0

34,5

40,0

10,0

10,0

46,3 37,7

24,3

30,0 20,0

0,0

57,3

60,0

20,0

U-U

69,2

70,0 % recursos

80,0

b. PDI que no cambió de tipo de área en la migración

0,0 Salud

Empleo e Ingresos

Vivienda y Educación y Medio Capital ambiente social

Salud

Empleo e Ingresos

Vivienda y Educación y Medio Capital ambiente social

FUENTE: Elaboración propia con base en ELCA 2010

CONSIDERACIONES FINALES La fuente de información utilizada para este trabajo monográfico, la ELCA (ronda 2010), aunque presenta una omisión similar al Censo 2005 en cobertura de la PDI, permite realizar distintos análisis sobre las condiciones de vida de esta población gracias a la riqueza de variables disponibles. Estudiar el bienestar de la PDI desde la condición urbana o rural de las áreas de procedencia y recepción es una propuesta novedosa y además pertinente dadas las recientes transformaciones del conflicto, que permite diseñar programas diferenciados en beneficio de este colectivo que ha sido violentado por el conflicto armado. Por un lado, encontrar que los desplazamientos intermunicipales desde las zonas urbanas representan casi el 68% de los migrantes forzados implica que la atención a la PDI se debe empezar a diversificar sus acciones considerando que no todas las personas tienen un perfil socio-laboral característico de las zonas rurales. De otra parte, las comparaciones realizadas confirman que en el corto plazo la PDI alcanza en promedio un menor número de recursos (materiales e inmateriales) que los migrantes voluntarios y los no migrantes, lo que justifica que sean priorizadas en los distintos servicios institucionales. Sin embargo el tamaño del conjunto de bienestar no es homogéneo entre la PDI. Cuando el entorno de recepción no corresponde a la misma condición (urbano-rural) del entorno de origen el número de recursos que en promedio alcanza la población es significativamente menor que cuando el lugar de salida y llegada son del mismo tipo. En este sentido, quienes se ubican en un entorno ajeno a su habitual deberían ser focalizados en la atención a la PDI. Más específicamente, quienes migran de una cabecera municipal hacia un área rural presentan un mayor rezago del conjunto de bienestar y quienes consiguen un conjunto constituido por más recursos son aquellos que migran hacia un entorno urbano, posiblemente porque los programas de atención a las víctimas de la violencia se concentran en las cabeceras municipales, y precisamente por esto la PDI prefiere asentarse en este tipo de entornos. No obstante, los desplazados forzados que se asientan en entornos rurales y provienen de lugares del mismo tipo podrían alcanzar un bienestar mayor si se impulsara la oferta de programas en estas zonas, pues gracias a que están familiarizados con el entorno alcanzan en

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promedio el mismo número de recursos que quienes saliendo de zonas rurales se ubican en entornos urbanos y por tanto acceden a más programas. En este sentido, si bien en un pasado reciente la incidencia del conflicto en la zona urbana ha aumentado, la realidad es que la mayoría de las víctimas provienen de las zonas rurales del país, lo que ante un posible posconflicto justifica la reactivación del campo, la ampliación y difusión de la cobertura de los programas sociales y específicos para la población desplazada que residen en el área rural, pues incentivaría la ubicación de la PDI en estas zonas y facilitaría su integración y bienestar. De esta manera, ante las dificultades que enfrenta la población desplazada para reconstruir el proyecto de vida que les fue truncado por la violencia, esta monografía proporciona una mirada desde la cercanía con el entorno para implementar acciones que favorezcan su integración en los nuevos territorios que habitan y la superación de su vulnerabilidad derivada del evento victimizante. No se trata entonces de definir en dónde se debe reubicar la PDI pues, como bien lo dijo Ibáñez en su última entrada en el blog del BID Desarrollo con impacto efectivo27 , “los desplazados son agentes activos que deciden en medio de condiciones complejas, no víctimas pasivas de la guerra”, sino de ajustar la oferta acorde a sus experiencias migratorias, que los planes de acompañamiento en los procesos de reubicación incorporen las preferencias de los desplazados internos teniendo en cuenta el tipo de entorno de procedencia, con el que están habituados y para el que cuentan con más capacidades de adaptación. No obstante las políticas públicas, los programas internacionales y los procesos de restitución pueden incentivar el reasentamiento de la PDI en alguna zona en particular. Además la atención diferencial según la condición urbana o rural de los entornos de salida y recepción, se debe considerar que la PDI no alcanza el mismo nivel de recursos en todas las dimensiones del bienestar. La incorporación del enfoque multidimensional del bienestar permitió identificar que si bien la PDI presenta deficiencias en la dimensión de ingresos y empleo, las dimensiones de capital social y vivienda presentan mayor rezago frente a los MN y NM, dimensiones que deberían ser focalizadas para que la PDI supere su rezago dentro de la sociedad. Adicionalmente, la intervención en la dimensión de salud debe ser fortalecida para quienes se ubican en un entorno de distinto tipo del de procedencia. Más puntualmente, en el área de empleo y generación de ingresos se observan mayores problemas para quienes se asientan en las zonas rurales y en la dimensión de educación y capital social para quienes provienen de estas zonas. Incorporar estos hallazgos en el diseño de políticas para la PDI Además de incrementar el bienestar de esta población, permitirían con el tiempo disminuir la dependencia de los hogares a la ayuda estatal y reducir así la carga fiscal de estos programas. Por último, es pertinente destacar dos aspectos que pueden servir para abordar esta temática en futuros estudios. Por una parte, los cálculos acá realizados parten de una definición dicotómica de la condición urbano-rural, que a la luz de las recientes propuestas conceptuales podría ser ajustada mediante una clasificación (de más de dos categorías) utilizando criterios socioeconómicos y demográficos de los municipios, que dieran una noción más realista de la semejanza o divergencia entre entornos de expulsión y recepción de la PDI. Por otro lado, la incorporación de la percepción de las víctimas de desplazamiento forzado frente al ordenamiento y valoración que dan a las dimensiones del bienestar según la importancia que tienen para realizar su proyecto de vida, serviría para diseñar un índice sintético ponderando cada componente, y así atender a las recomendaciones de Sen (1997), teniendo en cuenta los costos que esto significaría pues no existen fuentes que brinden esta información.

27 http://blogs.iadb.org/desarrolloefectivo/2015/02/03/al-final-del-conflicto-donde-ira-la-poblacion-desplazada-encolombia/ visitado el 15 de febrero de 2015

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Silva, A. C., & Guataquí, J. C. (2011). ¿Selección positiva o negativa? Inserción de la migración interna y el desplazamiento forzado en el mercado laboral urbano de Colombia 2001-2006. Estudios Demográficos y Urbanos [en línea] , 26 (1), 113-140. Sen, A. (1996). Capacidad y Bienestar. In M. C. Nussbaum, & A. Sen, La Calidad de Vida (R. Reyes Mazzoni, Trans., pp. 54-83). México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. Sen, A. (1999). Development as Freedom. New York: Anchor Books.

ANEXOS Cuestionario hogar urbano Ver archivo digital adjunto en CD Cuestionario hogar rural Ver archivo digital adjunto en CD

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