¿Cómo vemos la relación cultural entre los pueblos de la península ibérica antes de la invasión romana?

May 23, 2017 | Autor: J. Cofré Medina | Categoría: History, Languages and Linguistics, Spanish, Spanish History
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Descripción

¿Cómo vemos la relación cultural entre los pueblos de la península ibérica antes de la invasión romana?

Antes de hablar de la península Ibérica como el territorio que dio origen a lo que hoy se conoce como Español o Castellano, es necesario aclarar –a modo de resumen- que este correspondía antes a un territorio histórico denominado Indoeuropeo. Pero, a la vez se debe tener conocimiento de que el Indoeuropeo corresponde primordialmente a un territorio lingüístico proveniente de la India y Asia del sur que se trasladó hacia Europa, mezclándose con lenguas de raíces latinas, generalmente.
Esto da origen a un fenómeno que se conoce como "proto-indoeuropeo" y más tarde como lenguas romances. Así mismo, dichas lenguas se relacionaron principalmente por motivos bélicos, ocupando espacios que correspondían al imperio romano de occidente, los cuales fueron los responsables de darle el nombre de Hispania al territorio de la península. Luego de esto, las tribus "bárbaras" que ocuparon la península fueron –entre otras- los visigodos, vándalos, alanos y suevos; los cuales mantenían un equilibrio más o menos armónico con los íberos y los celtas (actores principales de dicha etapa).
Pero a pesar de que la península se viera afectada de una manera u otra por los procesos que acaecían a Europa en general, estaba bastante alejada de sus hitos centrales. Alatorre argumenta que:
Para un francés, para un inglés, para un europeo nórdico de nuestros días, España es un país no muy europeo, un país con mucho de africano. La frase "África empieza en los Pirineos" ha tenido fortuna, y no han faltado españoles que la suscriben con orgullo. (Alatorre, 2003, pág. 19)
En consecuencia, existe un aislamiento, que además de ser potenciado por las cualidades geográficas del continente, se condice a las diversas cercanías que mantenía el territorio de la península con otros focos de civilización que le rodeaban.
Para entender de manera más ordenada los orígenes antropológicos y culturales que dieron vida a la identidad ibérica, se establecerán las principales ascendencias de estos, en dónde se asentaron y cómo se relacionaron con sus vecinos. Esto no quiere decir que todos tuvieran la misma vigencia y que su presencia abarcara territorios sociales y geográficos similares. Es sabido que, en las etapas más primitivas –y también en otras más avanzadas- de la historia, los asentamientos fluctuaban intermitentemente, de igual manera que las nacionalidades. En consecuencia, la siguiente clasificación, solo sirve para distinguir principalmente raíces.
Existieron pueblos provenientes del norte de áfrica y que se establecieron en la península:
Los íberos, deben su nombre al río Ebro, el cual atraviesa toda la península. Y ya desde los tiempos del padre de la historia, Heródoto, este refería al territorio como Iberia. También se les conoció como celtíberos por existir una especie de amalgamación entre estos pueblos y los celtas, que vinieron a caer a la península después de una extensa peregrinación en casi toda Europa. Además, cargaron con una gran influencia por parte de los griegos, quedando demostrado en los, hoy vestigios de sus expresiones (esculturas principalmente). Desarrollaron un tipo de escritura que, hasta el día de hoy a pesar de haberse descifrado sus letras, no se ha llegado a llegado a su significado.
Otro ejemplo de descendientes de pueblos africanos, pero que se establecieron en el norte son, los vascos o vascones. La importancia de dicha cultura, es que además de ser un actor principal en la etapa prerromana, son los únicos que han podido hacer trascender su lengua a tal punto de que hoy todavía se encuentre en uso.
Debido a semejanzas lingüísticas, se teoriza que los vascos provienen de África o el Cáucaso. A pesar de tener una relación pacífica con los íberos, esta se vio distante por motivos de topográficos, principalmente el obstáculo que representaba el río Ebro.
Los pueblos que cruzaron el Mediterráneo fueron variados y principalmente eran todos descendientes del mundo helénico. Pero hubo excepciones, como los Turdetanos, que se asentaron en la actual Andalucía.
Los griegos los llamaron Tartessos, como su capital principal. Su origen exacto se desconoce, pero se podría especular que provienen de una zona cercana al Líbano. Contaban con una lengua y escritura propias, a la cual se le conoce como Tartésico. Sin embargo, ya en el siglo I d. C., no existían hablantes de ella y los turdetanos utilizaban netamente el latín.
De su relación con los íberos no se sabe mucho, debido a que probablemente sus distintos orígenes y lenguas les alejaban. Teniendo en cuenta de que estos últimos llegaron a la península desde el norte de África.
Otro ejemplo de estos inmigrantes son los Carpetanos y también los Oretanos, ambos descendientes de lo Ligures, provenientes de la península Itálica. Influyeron notablemente en el romance castellano con su lengua propia, llamada Ligur.
Retomando la herencia helénica, se teoriza que el griego se utilizaba en los puertos, con funcionalidad totalmente mercantil, ya que, como se dijo anteriormente, lo descendientes de dicha cultura cruzaban por el mediterráneo a las otras costas de este mismo.
Influyeron mayoritariamente en el léxico (elemento más "contagioso" en términos lingüísticos). Ejemplos de esto son las derivaciones que llevaron a las palabras bodega, paraíso, historia, poesía, etc. Pero como ya se aclaró, dichas palabras son solo derivaciones. Por lo tanto, pasaron por diversos filtros para llegar a lo que se utiliza en el castellano, y obviamente el mayor de ellos fue la lengua latina.
Por parte de los latino-hablantes se le conoció a la península como "finis terrae", debido a su ubicación. Los actores centrales, en este punto, son los Celtas, debido a su resistencia por mantener una hegemonía de la lengua indoeuropea. El hito principal al que se atribuye su influencia es la alianza de Soria con los Íberos. Además, su huella se evidencia en topónimos de Iberia. Tales como Segovia, Brácara (actual Braga), Clunia (Coruña), etc.
Estos no contaban con alfabeto propio, generalmente usaban el latino, aunque se han encontrado inscripciones en plomo con el alfabeto íbero. Esto no quiere decir que no tuvieran lengua y que esta no se inmiscuyera en las posteriores lenguas romances. De la cual destaca su influencia notable en el portugués.
Podemos ver que este aislamiento por parte del resto del continente hacia la península no ocurre de manera tan tajante. Ya que compartieron, y en algunos casos, padecieron elementos comunes del mundo europeo. Tales como la homogenización impuesta por parte de la cultura grecolatina; el comercio a través del mediterráneo; y las no tan grandes, pero importantes, influencias celtas.
Pero ya se debe inferir que, no solo fueron los romanos los que se impusieron lingüísticamente en dicha zona, sino también las mismas culturas que habitaron y gobernaron sobre pueblos menores. Por lo tanto, se pueden contar un sinfín de lenguas que se perdieron en el transcurso de esta etapa. El hecho de que no haya registro, es un rasgo que tiene que ver meramente con la historicidad y los vestigios que son capaces de dejar una cultura a través de sus recursos.
Dentro de este tema, cabría recalcar que, en épocas tan primitivas como aquella, la extinción o fundición de una cultura con otra ocurría de manera espontánea y totalmente normalizada. "Generalmente los pueblos conquistados tienen que aprender la lengua de los conquistadores" (Rojas, 2015, págs. 23, 24). Y aunque prácticas así, hoy nos parecerían socialmente retrógradas (el hecho de imponer una lengua), es factible destacar que aún al día de hoy se siguen utilizando, pero por otros medios además de la violencia.
Hoy en día prima una estrategia de dominación que también fue utilizada en tiempos pretéritos. Pero, por contar estas anteriores épocas con pobladores más "pragmáticos", no dio tanto resultado y finalmente fue el uso popular el que dio forma a la lengua. La táctica aducida refiere a la jerarquía de unas lenguas por sobre otras y la funcionalidad que poseen estas dentro del mundo. No hay que tener muchas luces para inferir a cuál lengua se hace referencia.
El imperialismo y el neoliberalismo tienen un solo idioma. Y a pesar de que se hable de la idea de una aldea global que conecte y acerque más a los pueblos, es siempre uno el que está encima de todos los demás.
Hoy, debido al sistema económico dominante, el poder se ejerce a través de los recursos y en pos de este mismo fin de acaparar. Las comunicaciones se deben homogeneizar apuntando al país o territorio político dominante. Dicho esto, son los hablantes mismos, los habitantes de la aldea global los que tienen que acoplar su forma de comunicación a la del ejecutor del poder, provocando progresivamente el desuso de su lengua materna.
Así es como mueren las lenguas del mundo y como cualquier expresión cultural se pierde a través de los intereses políticos y económicos.


Bibliografía
Alatorre, A. (2003). Los 1001 años de la lengua española. Madrid: FONDO DE CULTURA ECONOMICA DE ESPAÑA.
Fill@s de Breogán. (28 de Diciembre de 2016). Obtenido de http://www.xente.mundo-r.com/fillosdebreogan/historia.html
Rojas, D. (2015). ¿Por qué los chilenos hablamos como hablamos? Santiago de Chile: Uqbar editores.



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