Como me hice marionetista a los once años

July 14, 2017 | Autor: Edwin Salas | Categoría: Teatro De Títeres, Marionetas
Share Embed


Descripción

“La Experiencia hace el maestro” o “Mentir para sobrevivir como niño en el tercer mundo”

Edwin Salas hablando de su experiencia como constructor autodidacta de marionetas en un congreso de Títeres en el 2009.

“Todo empezó con una mentira. Tenía cerca de once años, vivía en Costa Rica, tierra natal de mi madre; estaba de regreso a mi casa en autobús, cuando una señora me dijo que su hijo cumpliría años y que estaba en duda si llevar un payaso o títeres; a lo que yo le dije que en definitiva tenía que llevar títeres, porque a la mayoría de los cumpleaños a los que yo iba siempre habían payasos Primera mentira: vivía en un barrio popular que si estaba el pastel en la fiesta, ya era símbolo de riqueza. ¿Pero dónde podría encontrar un titiritero? comentó la señora; yo emocionado le dije que conocía a uno y hasta mi número de teléfono le di.

Al descender del autobús me di cuenta de lo que había hecho, al momento que me llamara esta señora, tendría que decirle que todo era mentira y si mi abuela se daba cuenta, de seguro, me hacía títeres de cachiporra en la cabeza, bueno tal vez no llamaba... Pensé. Pero llamó, pidiéndome el número del titiritero, yo en vez de cortar la historia ahí, le dije que me pasara la dirección, el titiritero llegaría y que no se preocupara.

Entonces decidí convertirme en protagonista, hice el teatrito con unas cajas de cartón, y pensando el nombre que le pondría, me recordé de un personaje de novela que se llamaba Pingüinica y le puse:

“Teatro de títeres Pingüinico”.

Tenía algunos títeres, construí uno que me faltaba para la historia con la ayuda de mi abuela, diciendo que era un trabajo para la escuela , lo sé, otra mentira, preparé un modesto espectáculo con “gags” clásicas, de un león que se escapa del zoológico, se come a varios personajes de la obra, el ultimo que queda pide consejo al duende del bosque, y este le comenta que para matar al león hay que hacerle cosquillas. Así hace y termina yendo, junto con el público, a tirarlo a la basura.

Llegó el día de la “verdad”, fui a la casa, la señora me preguntó por el titiritero pero yo le dije que él tenía otra función pero que normalmente yo lo cubría en estos pequeños eventos, creo que la señora cerró un ojo y me dejó pasar. Di la función. Al final llegó otra señora pidiéndome si tenía “tarjeta de presentación” le dije que no, porque en la pasada función se me habían terminado todas.

Con este espectáculo seguí varios años hasta que me harté de los títeres. Mientras tanto conocí a Fernando Thiel, que me dio el primer consejo de hacer mis propios títeres, así inicié haciendo los primeros intentos. Aún que decidí, muy pronto, de pensionarme.

Pasaran ocho años para que retomara de nuevos los títeres, dando un taller para niños, donde me nació de nuevo la necesidad de seguir con el consejo de Thiel.

Conocí a Maria Teresa en 1998 con quien, dos años después, en Italia fundamos la compañía “Brujerías de Papel” con la idea de hacer espectáculos de marionetas, y aprender de autodidactas en este mundo del teatro de figura.

Las primeras marionetas se movían con dificultad, se rompían fácilmente y la escultura no era de lo mejor. Hicimos muchas, probamos movimientos y mecanismos, experimentamos e intentamos mejorar poco a poco.

Esto nos motivó a buscar libros y maestros constructores que, con más experiencia, nos daban consejos y líneas de trabajo a seguir, lo más importante fue la experiencia de hacer algo, ver que no funciona y hacerlo de nuevo hasta que funcionara.

A partir de ahí, entre pruebas y errores, se fue obteniendo el conocimiento, con el cual seguiríamos construyendo esa parte especifica de la marioneta. Los experimentos los vendíamos en mercados de artesanía y nos daba vía libre para hacer cosas nuevas.

Con este aprendizaje, a lo largo de los años, llegamos a un nivel donde podíamos hacer más concretas y exactas nuestras ideas a la hora de proyectar y seguir al segundo paso, que era la construcción. Nos dimos cuenta de que lo que habíamos aprendido se podría transmitir en talleres para principiantes, pero aprovechamos para convertirlos en sesiones de experimentación donde al enseñar, al mismo tiempo aprendíamos. Al pedirle a los talleristas de hacer proyectos propios con mecanismos o movimientos específicos, nos obligaba a resolver cuestiones nuevas y problemas técnicos que con nuestra experiencia, libros y pruebas podíamos ir solucionando. Mientras íbamos acumulando experiencias nuevas, ajenas muchas veces a nuestras formas de crear personajes y títeres, proponiendo un taller donde no se hacían clones de una marioneta ya preestablecida. Además, los participantes, podían aprender del proceso creativo desde el diseño hasta la manipulación.

Como comenté en el coloquio, muchas veces rompí piezas de madera poniendo tornillos, hasta que hice un orificio guía con el taladro y así el material no ejercía tanta resistencia y no se rompía. Ahora parece lógico; pero si alguien me lo hubiera comentado antes, me hubiera ahorrado algunas horas de trabajo.

Porque esto es, para mí, como la experiencia hace al maestro. En mi caso me sigo forjando, esto me permite de transmitir día a día nuevas sabidurías. Por confirmar retomo una cosa que vi escrita en un autobús (donde inició todo):

“El sabio no es él que dice todo lo que sabe sino él sabe todo lo que dice”

PD: todavía pienso que es mejor llevar títeres que payasos a las fiestas de cumpleaños, sin ofender al gremio “payasil”.

www.edwinsalas.com

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.