CÓMO INCIDIRÍAN LOS MEGA-ACUERDOS COMERCIALES SOBRE EL REGIONALISMO EN AMÉRICA LATINA? La integración regional como alternativa a la liberalización comercial

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¿CÓMO INCIDIRÁN LOS MEGAACUERDOS COMERCIALES SOBRE EL REGIONALISMO EN AMÉRICA LATINA? La integración regional como alternativa a la liberalización comercial. Daniel López Salcedo Agosto, 2016

El presente documento analiza los mega-acuerdos comerciales que se están encaminando a nivel mundial, en el marco de un nuevo orden geoeconómico y geopolítico caracterizado por el papel de China, y como éstos podrían afectar el regionalismo y las iniciativas de integración de los países de América Latina. 1

¿CÓMO INCIDIRÍAN LOS MEGA-ACUERDOS COMERCIALES SOBRE EL REGIONALISMO EN AMÉRICA LATINA? 1. INTRODUCCIÓN ............................................................................... 3 2. MEGA-ACUERDOS COMERCIALES Y AMÉRICA LATINA........ 6 2.1

El megaregionalismo en el Siglo XXI ............................................... 6

2.2

Trans Pacific Partnership (TTP) o Acuerdo de Asociación

Transpacífico ......................................................................................... 11 2.3

Trans Atlantic Investment Partnership (TTIP) o Acuerdo

Transatlántico de Comercio e Inversión ................................................... 14 2.4

Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) o Asociación

Económica Integral Regional .................................................................. 15 2.5

¿Cuál es el escenario y la alternativa para América Latina y el Caribe? 16

3. CONCLUSIÓN.................................................................................. 22 4. BIBLIOGRAFÍA................................................................................. 22

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¿CÓMO INCIDIRÍAN LOS MEGA-ACUERDOS COMERCIALES SOBRE EL REGIONALISMO EN AMÉRICA LATINA? 1. INTRODUCCIÓN Desde hace más de medio siglo Karl Polanyi (1944) en su obra The Great Transformation mencionaba que la idea de un mercado autorregulado implica una utopía total y que encaminar los esfuerzos del mundo hacia ese rumbo podría terminar generando un nuevo colapso de la organización económica como lo fue a finales del siglo XIX y que tuvo como resultado la culminación de un periodo de paz de cien años y el inicio de la primera guerra mundial. Este periodo de paz tuvo lugar en una sociedad que se edificaba sobre cuatro pilares fundamentales: el sistema de equilibrio entre las grandes potencias, el patrón oro, el mercado autorregulado y el Estado liberal. Si bien estos cuatro pilares fueron relevantes en un inicio, Polanyi (1944) menciona que el sistema de la balanza de poder1 encabezado por el Concierto de Europa (1815-1914) no podía asegurar la paz una vez que se había derrumbado la economía mundial en la que descansaba. En la actualidad no enfrentamos a una realidad similar, en la que el escenario geopolítico y geoeconómico se encuentran atravesando una seria de cambios donde las grandes potencias se encuentran disputando la balanza de poder. En el escenario geopolítico nos enfrentamos a un sistema mundo que transita de la bipolaridad que dejó la Guerra Fría (1947-1989) hacia un sistema multipolar y policéntrico iniciado a partir de la caída del muro de Berlín (1989). Este último tiene como una de sus características el surgimiento de economías emergentes como actores estratégicos en el nuevo orden mundial y sobretodo el posicionamiento de China como actor predominante en la balanza de poder, lo cual ha originado la posibilidad de re-configuración geopolítica de la estructura de gobernanza mundial (Luque, 2013). Por otra parte, en el escenario geoeconómico se puede observar que lo que está en juego es definir cuál es el centro de gravedad de la economía global. Es así que en este punto el surgimiento de economías emergentes ha dado lugar a un mundo multipolar, que ha terminado por cambiar el poder hegemónico de ESTADOS UNIDOS y Europa. A su vez el fracaso de la Ronda de negociaciones de Doha (2001), orquestada por la Organización Mundial del Comercio (OMC), para establecer una agenda de desarrollo del comercio ha permitido evidenciar que nos encontramos en una crisis de los sistemas de gobernanza global y de la arquitectura internacional establecida a partir de Bretton Woods 1

Polanyi (1944) sostiene que l a balanza de poder resultaba de la supervivencia de las unidades de poder involucradas, las cuales serían capaces de comportarse siempre en forma tal que se combine el poder de las más débiles en contra de cualquier incremento de poder de la más fuerte y por tanto el status quo.

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(1944). Esta crisis y debilitamientos de las organizaciones internacionales han modificado las reglas de juego dentro del sistema internacional y han llevado a los Estados a que den preferencia a los regionalismos como instancia estratégica de política exterior (Luque, 2013). En este último punto, hay que considerar uno de los factores catalizadores de las actuales condiciones, este factor es la globalización. Este fenómeno fruto del modelo capitalista y de los defensores del libre mercado ha terminado por producir un cambio cíclico, evolutivo y estructural del sistema global y ha decantado en una financiarización de la economía mundial. Esta financiarización se ha visto reflejada en la evolución de los patrones de acumulación del mundo. En el último siglo hemos pasado de un régimen de acumulación monopólicoliberal a un régimen de acumulación keynesiano-fordista y en la actualidad nos encontramos frente un régimen de acumulación financiera (Páez, 2011). Gráfico 1: Regímenes de acumulación del capitalismo

Fuente: Páez, 2011. La crisis mundial de 2008 no fue otra cosa que el resultado de la desregularización financiera puesto en práctica a partir de los ochenta, la cual permitió la consolidación del régimen de acumulación financiera. De tal manera que en la actualidad este régimen de acumulación ha generado que el sistema financiero prevalezca por sobre el sistema productivo. Esto se ve reflejado en una desaceleración del comercio mundial producido por el direccionamiento del capital a los 4

activos financieros en lugar de orientarlo al sector real de la economía; lo cual además tiene como resultado una excesiva liquidez y una falta de demanda (CEPAL, 2015). Gráfico 2:

Resulta apócrifo pensar que la economía mundial se encuentra frente a una paradoja de exceso de liquidez y contracción de precios a la vez, si no se analizan los índices de concentración de la riqueza que genera el régimen de acumulación financiera2 y la falta de demanda que ocasiona la falta de (re)distribución de la misma. Es bajo este contexto de cambios en el sistema mundial, en el comercio internacional y en el régimen de acumulación que se está forjando una nueva ronda de negociaciones comerciales, pero ya no con una mirada mundial y multilateral (Stiglitz, 2013), sino con la consigna de quien lidera la balanza de poder y define las condiciones del comercio mundial de aquí a futuro. Esta nueva ronda negociaciones se encuentra cristalizada en los mega-acuerdos comerciales liderados por ESTADOS UNIDOS y que busca tener impacto sobre las dinámicas globales entre el Atlántico y el Pacífico. Para Bianchini (2015), la estrategia de EUU comprende la ratificación de las „tres T‟s‟: el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP), el Trans-Pacific Partnership (TTP) y el Trade in Services Agreement (TISA). Estos tres acuerdos tienen una característica común y es que dejan de lado la participación de China y de los otros países BRICS, lo cual se podría considerar como la estrategia para reafirmar la hegemonía estadounidense en la economía global. 2

Según la OXFAM (2016) en 2015, sólo 62 personas poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad.

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Pero China no se ha quedado atrás, es así que se encuentra liderando el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP), el cual involucra a 16 países del sureste asiático y abarca casi la mitad de la población mundial. Esta contraofensiva China es la que ha ubicado en una disyuntiva a los países que se encuentran involucrados dentro de estos procesos de negociación comercial y el caso de los países de América Latina no es la excepción. En la región se evidencia un contrapunto entre un Eje Atlántico más proteccionista y un Eje Pacífico más abierto a la globalización (Serbin, 2014). El eje pacífico es el que se ha encontrado más ligado a los procesos de negociación de los mega-acuerdos y han llevado al eje atlántico a preguntarse si la salida a los problemas del subdesarrollo es mayor apertura frente a estos mega-acuerdos. Sin embargo, de seguir las negociaciones bilaterales con los países de la región, esto se verá reflejado en la imposibilidad de transitar hacia un proceso de integración claro, ya que implica una integración a distintas velocidades (CEPAL, 2015). De tal manera que la pregunta es si la salida a los problemas de América Latina es mayor apertura de manera desarticulada o mayor integración para enfrentar un periodo en el que los mega-acuerdos están reconfigurando el sistema global. Frente a este escenario la unificación regional y el papel de las potencias regionales son fundamentales para plantear una respuesta clara de América Latina frente al sistema global. A continuación se analizan de manera más detallada los principales mega-acuerdos que encontramos hoy día en el sistema global y cómo estas rondas de negociación podrían incidir sobre América Latina.

2. MEGA-ACUERDOS COMERCIALES Y AMÉRICA LATINA 2.1 El megaregionalismo en el Siglo XXI En el último siglo las iniciativas de integración en el mundo se han visto caracterizadas por procesos que apuntan a crear grandes espacios económicamente integrados, tanto regionales como transatlánticos y transpacíficos (García, 2014). Para entender el megaregionalismo hay que entender la hegemonía de ESTADOS UNIDOS y su situación coyuntural. Para Arancón (2016), Estados Unidos necesita de nuevos mercados a los que exportar, ya que su balanza comercial es negativa casi de manera crónica y Asia-Pacífico es el destino ideal para esta proyección, debido a su crecimiento económico, mercados cuantitativamente numerosos y con un gran desarrollo de sus clases medias. 6

Gráfico 3: Flujos comerciales Asia-Pacífico

Fuente: Arancón, 2016. De igual manera, Arancón (2016) sostiene que los proyectos geoestratégicos de China y Estados Unidos tienen dos enfoques totalmente diferentes: el primero está construyendo actualmente su propio orden geopolítico en Asia-Pacífico mediante la consolidación de su seguridad energética y económica; y, el segundo regresa a Asia-Pacífico para detener la sinofilia que se está instalando en la región. Estos dos económica económico, movimiento

proyectos geoestratégicos suponen la aparición de una estructura políticomultipolar, concentrada en Asia-Pacífico como centro de dinamismo que podría generar nuevas fuentes de cooperación y conflicto tanto en el de capital como en el desarrollo del sistema mundial (Garcia, 2014).

Igualmente hay que considerar que el surgimiento del mega-regionalismo está ligado a varios factores de la economía mundial como la Búsqueda de nuevas fuentes de crecimiento en los países desarrollados, el comercio en redes de producción en torno a las tres grandes “fábricas” del mundo (América del Norte, Asia y Europa) y la falta de una agenda programática plus a de la OMC (CEPAL, 2013). Dentro de este último punto, se identifican algunos ejes de acción impulsados desde la agenda del megaregionalismo: comercio electrónico, derechos de autor en internet, 7

comercio de energía, estándares laborales, comercio y cambio climático, convergencia regulatoria y arbitraje internacional (CEPAL, 2013). Hay que considerar que el megaregionalismo se encuentran centrado en bloques regionales en los cuales el comercio de intra-bloque es en promedio del 50%, en el caso de la UE supera el 60%, y el comercio de bienes intermedios en las exportaciones intra-bloque van del 15 al 30% (CEPAL, 2013). Gráfico 4:

Gráfico 5:

Las regiones que se sumen a las iniciativas del megaregionalismo deben tomar como punto de partida estas consideraciones y en el caso de América Latina más aún ya que las cifras de comercio intra-bloque no son para nada favorables, incluso entre los países del Eje Pacífico. Algunos países verán a las iniciativas que se lideren desde las rondas de negociación comercial impulsadas por el megaregionalismo como espacios para impulsar el comercio entre las grandes fábricas y las otras regiones. Sin embargo, desde un punto de vista menos convencional, estos acuerdos pueden representar la armonización de reglas (propiedad intelectual, estándares ambientales, etc.) entre las grandes fábricas del mundo, las cuales terminarán por ser replicadas a nivel mundial en beneficio de quienes controlan la balanza de poder geopolítico y geoeconómico del sistema global.

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Si bien el impulso a las iniciativas del megaregionalismo ha encontrado su auge en los últimos años, hay que entender el escenario económico mundial en el que nos encontramos. En este contexto, hay que entender las repercusiones que ha tenido en el mundo la crisis de 2008 y como las economías emergentes se encuentran atravesando un periodo de ralentización de su economía3 . Gráfico 6:

Gráfico 7:

A pesar de la recuperación del volumen de las exportaciones de los países emergentes a los niveles pre-crisis, el precio de los commodities se ha visto afectado debido a que el volumen de las exportaciones de las economías avanzadas no han tenido la misma recuperación, pero en precios siguen siendo estables (CEPAL, 2015). En este último punto, la zona euro cumple un rol fundamental como dinamizador del comercio, ya que absorbe alrededor de un 35% del comercio mundial. Por tanto, si no existe una recuperación de sus condiciones económicas, los más afectados son los países que sostienen sus economías con exportaciones a la zona euro. Esta situación obliga a las economías emergentes a diversificar destinos de exportación e incluso a mirar a su mercado interno como puntal de crecimiento. Una de las pruebas de lo mencionado es el caso de China que ha transformado su modelo económico en los últimos años debido a la desaceleración de la Zona Euro que ha causado una disminución de la producción china, pasando de un modelo basado en exportaciones a un modelo basado en inversiones y en la actualidad se encuentra caminando a un modelo basado en el consumo interno. 3

La crisis de 2008 se ha visto reflejada en una desaceleración del comercio en vista de que a partir del 2012 las exportaciones mundiales crecen al mismo ritmo del PIB, pero no se recupera a sus ni veles pre-crisis.

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Gráfico 8:

Este nuevo modelo basado en el consumo ha originado que China reduzca el componente importado de sus exportaciones. Es decir, China se encuentra realizando una sustitución de sus importaciones y sin lugar a dudas el efecto de estos cambios se verá reflejado sobre las economías que dependen del consumo chino. Gráfico 9:

Gráfico 10:

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Una vez expuesto el escenario actual en el que se encuentra la economía global y que ha llevado a las grandes potencias mundiales y a las economías emergentes a plantear una nueva lógica de integración comercial, se hace imprescindible abordar las principales iniciativas del megaregionalismo. 2.2 Trans Pacific Partnership (TTP) o Acuerdo de Asociación Transpacífico Gráfico 11: Países que integran el Acuerdo de Asociación Transpacífico

Fuente: Inter-American Development Bank, 2016. El TTP abarca 12 países, fue iniciado en 2006 por Brunei, Singapur, Nueva Zelanda y Chile; ampliado en 2010 a EE.UU., Australia, Malasia, Vietnam y Perú. En 2013 aceptó la participación de México, Canadá y Japón, y Corea acaba de terminar consultas con el grupo. Representa sólo el 11% de la población mundial, abarca 38% del PIB y más del 23% de las exportaciones mundiales (Serbin, 2014). A pesar de no haber sido liderado por Washington desde un inicio, muchos ven al TPP como un acuerdo a la carta de Estados Unidos a fin controlar el pulso con China en la región hacia donde se desplaza el centro de gravedad de la economía global (Arancón, 2016). Por su parte, Stiglitz (2013) sostiene que el TPP no va encaminadas a crear un verdadero sistema de libre comercio, sino que su objetivo es un régimen de comercio dirigido al servicio de los intereses especiales impuestos por la política comercial en Occidente y una farsa del libre comercio. Además, es notorio que las intenciones comerciales norteamericanas están encaminadas por la eliminación de restricciones o controles a la importación de productos, donde Estados Unidos ha sido acusado de promover un acuerdo que favorece enormemente a las multinacionales de importantes sectores del país, como el farmacéutico o el agroalimentario (Arancón, 2016). 11

Gráfico 12: Compensaciones del TTP

Fuente: Arancón, 2016. Asimismo, otros autores han mencionado que el TPP no es “neoliberal” sino “neomercantilista”. En vista de que su finalidad per se no es fomentar el libre comercio entre los países que forman parte de este mega-acuerdo, sino que quienes plantean la agenda de negociaciones del TPP son las grandes corporaciones, es por este motivo que se lo considera como “intervencionismo” de las transnacionales (Barba, 2015). Sin embargo, aún queda mucho por presenciar en el marco de las negociaciones del TPP debido a que incluso Estado Unidos, que es el principal impulsor de este mega-acuerdo, ha tenido problemas para pasar su aprobación por el Congreso; y el sigilo con el que se han manejado las negociaciones dejan una gran incógnita para los ciudadanos de los países que se encuentran participando en esta iniciativa. En el siguiente gráfico se pueden observar los posibles impactos que podría tener sobre la región asiática la entrada en marcha del TTP.

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Gráfico 13: Cómo el TPP afectaría el crecimiento económico alrededor del mundo.

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2.3 Trans Atlantic Investment Partnership (TTIP) o Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión Gráfico 14: Países que integran el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión

Fuente: Inter-American Development Bank, 2016. El TTIP es otra de las iniciativas lideradas por Estados Unidos, pero esta vez de manera bilateral con la Unión Europea, lanzada en junio de 2013. Con una población parecida a la del TPP, 11% de la población mundial, abarca el 45% del PIB mundial, el 40% de las exportaciones y el 32% de la Inversión Extranjera Directa (Serbin, 2014). Además, al igual que el TTP, mucho se habla del TTIP como la estrategia geopolítica de Estados Unidos y al Unión Europea para contrarrestar el crecimiento de China. Gráfico 15: Principales indicadores del TTIP

Fuente: Arancón, 2016. 14

Los flujos comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea representan alrededor de € 2000 millones diarios. No obstante, el 60% del comercio transatlántico se desarrolla entre empresas transnacionales (inter firm trade). Lo cual denota las diversas posiciones que existen actualmente frente a este tratado por parte de los Estados que forman parte de la Unión Europea, tanto así que varios diplomáticos de Francia, Alemania y España ya han manifestado su rechazo hacia algunos elementos del TTIP que han sido filtrados por organizaciones no gubernamentales como Greenpeace4 , quienes consideran que los documentos filtrados reflejan la magnitud y el alcance del intento de los Estados Unidos y la Unión Europea de anteponer los beneficios empresariales a los intereses de la ciudadanía (Greenpeace, 2016). En tal situación, más el rechazo creciente por parte de la población europea frente al TTIP, debido a que representa la estrategia de las elites corporativas de Estados Unidos y la Unión Europea para aventajar a economías emergentes y recuperar el liderazgo internacional en un orden mundial cambiante (Serbin, 2014), en el corto y mediano plazo lo que se puede esperar es que la resistencia de la sociedad civil a una ronda de negociaciones que poco ha tenido de transparentes, seguirá mermando un adecuado cierre de este tipo de megaacuerdos.

2.4 Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) o Asociación Económica Integral Regional Gráfico 16: Países que integran la Asociación Económica Integral Regional

Fuente: Inter-American Development Bank, 2016 Involucra a 16 países, las 10 del Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés) más China, India, Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea. Involucra 4

Para mayor detalle revisar http://www.greenpeace.org/espana/es/Blog/greenpeace-hace-pblicos-losdocumentos-secret/blog/56365/ y www.ttip-leaks.org.

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el 48% de la población mundial y 30% del producto y las exportaciones mundiales (Serin, 2014). Al igual que el TTIP y el TTP, las rondas de negociación del RCEP tiene dentro de su agenda temas como el comercio de bienes y servicios, cooperación técnica y económica, propiedad intelectual, política de competencia, comercio electrónico, entre otros. Muchos consideran a la RCEP como la respuesta de China al TTP y al TTIP; sin embargo, de consolidarse su impacto podría ser mayor a estos dos mega-acuerdos ya que se encuentra situado en el nuevo centro de gravedad de la economía global e involucra a la nueva potencia mundial. Además, se debe considerar que la RCEP ha contado con un mayor grado de efectividad desde su creación ya que ha logrado dar pasos más claros en las rondas de negociación y el rechazo generado por la sociedad civil no se ha efectuado en las mismas proporciones que el TTP y TTIP. Sin embargo, uno de los mayores problemas que podría enfrentar la RCEP es la disyuntiva en la que se encuentran los países perteneciente a la ASEAN, ya que también se encuentran participando en las negociaciones del TTP. Por tanto, la gran pregunta es si la ASEAN priorizará las relaciones con Estados Unidos y los países de la Alianza del Pacífico o prevalecerá la integración del bloque regional del este asiático y a su vez sus relaciones con China. Además, hay que destacar que el núcleo central de los países de la ASEAN tienen ya un avanzado, largo y profundo proceso integrador, nódulo central donde se desarrollan las cadenas globales de valor asociadas a Europa y EE.UU (Serbin, 2014). Gráfico 17: Los principales acuerdos mega-regionales en cifras (en millones de habitantes y miles de millones de dólares, 2012)

2.5 ¿Cuál es el escenario y la alternativa para América Latina y el Caribe? América Latina enfrenta el ciclo de peor desempeño exportados en ocho décadas. Según cifras de la CEPAL (2015), en 2015 el valor de las exportaciones regionales cayeron 14% en valor, 15% en precio y aumentaron únicamente el 1% en volumen, lo cual muestra la dependencia global que tienen la región y los impactos que tienen sobre la misma los shocks económicos que afectan a otras regiones. 16

Gráfico 18:

Esta situación es preocupante ya que marca un escenario de desaceleración económica para la región, fruto de la caída de las exportaciones regionales a todos sus principales socios comerciales. Gráfico 20:

Además, lo que más preocupa es que a diferencia de otras regiones donde la crisis de 2008 ha llegado a fortalecer su comercio intrarregional, en América Latina y el Caribe el comercio interno cae entre 2014 y 2015, lo cual refleja la escasa consolidación de acuerdos en los bloques de integración de la región. 17

Gráfico 19:

Incluso la región enfrenta un escenario acumulado de 2 años de pérdida del comercio con China, lo cual nos ha generado un déficit comercial del 80% de las exportaciones regionales, a pesar de la disminución de importaciones desde ese país. Gráfico 21:

La mayor caída de exportaciones está en América del Sur y el Caribe con porcentajes que se encuentran alrededor del 20%, lo cual ha repercutido adicionalmente en los términos de intercambio para la región que actualmente son negativos. Esto se debe a la caída de los precios mundiales, en especial de los commodities, debido a que la región sigue teniendo una estructura primario-exportadora de baja tecnología y a su vez tenemos una estructura importadora de bienes de alto componente tecnológico. 18

Gráfico 22:

El boom de los precios de los commodities permitió a la región generar mejores condiciones para disminuir la pobreza. Sin embargo, en varios países de la región estos excedentes no fueron reinvertidos en capacidad productiva y por ese motivo no hubo avances en el componente local de los bienes producidos por la región (CEPAL, 2015). Gráfico 23:

Es este escenario regional y global el que llama a los países de la región a actuar como bloque y fortalecer sus espacios de integración frente a los cambios que se están dando en el sistema global. 19

Para este fin, es importante contemplar previamente las tres etapas de integración que en el último siglo se han dado lugar en América Latina: la primera de los sesenta a ochenta en torno a las teorías cepalinas para la creación de mercado regionales y estrategias de industrialización y substitución de importaciones; la segunda entre los ochenta y noventa con el modelo de liberalización comercial liderado por los gobiernos de corte neoliberal; y, la tercera a partir de 2005 cuando se dio de baja el Área de Libre Comercio de la América ALCA y comenzaron a surgir nuevas propuestas de integración entorno a una agenda social de desarrollo (Serbin, 2014). Sin embargo, en esta última etapa también se mantuvo en algunos países de la región, la visión neoliberal de la integración. Bajo este contexto histórico y reciente, la región presenta un contrapunto entre un Eje Atlántico más proteccionista y encabezado por los países del ALBA y, en menor grado, MERCOSUR5 ; y un Eje Pacífico más abierto a la globalización, encabezado por los países que forman parte de la Alianza del Pacífico (Serbin, 2014). Es decir, América Latina se presenta al mundo de manera fragmentada y con esfuerzos esporádicos que tienen como resultado una inadecuada inserción en el sistema mundial. No es posible que mientras el Eje Atlántico de la región busca generar una agenda programática para dinamizar el comercio intrarregional y el fortalecimiento de los procesos de integración regional, el Eje Pacífico se encuentre negociando bilateralmente acuerdos comerciales orquestados por grupos corporativos que han logrado dar cabida al “bobo aperturismo” en busca de mayor Inversión Extranjera Directa (IED) para su países. Por otra parte, resulta inconcebible pensar que el comercio intrarregional se vea limitado por los altos costos arancelarios y no arancelarios implementados por los países de la región. Esto hace que mientras el costo arancelario del comercio entre Estados Unidos y América del Sur sea del 84%, el mismo llegue a 124% cuando se trata del comercio entre América del Sur y Centroamérica. Además, lo que resulta más irrisorio aún es que el coso de intercambiar bienes entre países de América del Sur supera el costo de intercambiar bienes con Estados Unidos en un 7%.

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En el caso de MERCOSUR, hay que tener en cuenta que una apertura es más compleja debido a la protección a su industria y tomando en cuenta que son los países de la región que mayor componente agregado incorporan en sus exportaciones.

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Gráfico 24:

Estas condiciones son las que originan que los países de América Latina prefieran ver al norte como su mercado prioritario, en lugar de ver al comercio intrarregional como instrumento de dinamización y diversificación productiva, debido a los costes de transacción. Adicionalmente hay que considerar que las barreras (para)arancelarias y la falta de comercio intrarregional tienen sus repercusiones a nivel de la soberanía alimentaria de la región, debido a que actualmente los grandes productores regionales de alimentos (Brasil y Argentina) se encuentran orientando la mayor parte de su producción a mercados externos, lo cual origina déficit nutricional considerable en la región y repercute en el encarecimiento y acceso a alimentos de la población (Falconí et al. 2015). Por este motivo, son varios los mecanismos que desde los espacios de integración de la región se podrían establecer para garantizar una complementariedad regional adecuada. La postura de la región, frente la coyuntura económica global y frente al surgimiento de los mega-acuerdos expuestos anteriormente, debería ser el fortalecimiento del bloque latinoamericano, a través de una agenda económica y productiva más ambiciosa al interior de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que permita dinamizar el comercio intrarregional y la creación de cadenas productivas y de valor regionales. Lo que está en juego no es quién genera mejores condiciones para la IED, sino la decisión de adherirnos nuevamente a la dependencia global o diversificar nuestra producción regional.

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3. CONCLUSIÓN Los mega-acuerdos han llamado a la región a acelerar sus procesos de integración. Sin embargo, América Latina no puede someterse a reglas globales que son antagónicas con su realidad, la región debe fortalecer sus espacios de integración regional a fin de que desde estos espacios se fomenten políticas comerciales que permitan potenciar el comercio intrarregional y políticas industriales y tecnológicas que permitan la consolidación de cadenas regionales de valor. Además, el rol de los Estados es fundamental para impulsar mayor inversión en infraestructura de transporte y tecnologías de la información y comunicación (TIC), lo cual sumado a reglas comunes permitirán gestar nodos y entornos de producción regional favorables para la generación de empleo digno y para la diversificación productiva de las economías de América Latina. América Latina sigue siendo una región dependiente de la coyuntura global, por tanto su objetivo debe ser asegurar condiciones que garanticen s resiliencia frente a los shocks externos. Para este fin, el compromiso de los grandes productores regionales como lo son Argentina y Brasil, son de indudable importancia para plantear una respuesta clara de la región al mundo. Es bajo esta perspectiva que la región podrá caminar hacia un horizonte en el que el comercio esté al servicio de los ciudadanos y no al servicio de las grandes corporaciones. De esta manera se podrá ver al comercio no como un fin, sino como un medio que permita la inclusión económica y social de los más vulnerables y a su vez generé mejores condiciones para garantizar los derechos de nuestra población. Una vez planteada esta consigna, la región podrá pensar en una inserción al sistema global pero con mejores márgenes de negociación permitan posicionar los intereses de la región en espacios globales de integración comercial como son los mega-acuerdos.

4. BIBLIOGRAFÍA

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