“Como herederos legítimos de nuestros antepasados”. El proceso de pedido de restitución de la Ciudad Sagrada de Quilmes desde la mirada de la prensa local

July 24, 2017 | Autor: Lorena Rodríguez | Categoría: Patrimonio, Pueblos indígenas
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© de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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Tramas de la diversidad Patrimonio y Pueblos Originarios

Carolina Crespo Compiladora

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Este libro ha sido auspiciado por la Sociedad Argentina de Antropología

ISBN: 978-987-1238-98-9 Primera edición: Editorial Antropofagia, septiembre de 2013. www.eantropofagia.com.ar Crespo, Carolina Tramas de la diversidad : patrimonio y pueblos originarios / Carolina Crespo ; Cecilia Mariana Benedetti ; Laura Ana Cardini ; compilado por Carolina Crespo. - 1a ed. - Buenos Aires : Antropofagia, 2013. 256 p. ; 23x15 cm. ISBN 978-987-1238-98-9 1. Antropología. I. Benedetti, Cecilia Mariana II. Cardini, Laura Ana III. Crespo, Carolina, comp. IV. Título CDD 306 Los contenidos de los artículos son responsabilidad única y exclusiva de sus autores. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su almacenamiento ni transmisión por cualquier medio sin la autorización de los editores. © de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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Índice Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Carolina Crespo Políticas culturales y colonialidad. Acerca del régimen de visibilidad del Pueblo Mapuce en Neuquén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Alejandra Rodríguez de Anca De la tradicionalización a la politización: Analizando las políticas culturales y los procesos de alterización de una localidad bonaerense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 María Emilia Sabatella Cuando los muertos se vuelven objetos y las memorias bienes intangibles: Tensiones entre leyes patrimoniales y derechos de los pueblos indígenas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 Mariela Eva Rodríguez Memorias que desarqueologizan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Celina San Martín El fantasma del cacique Foyel. Apariciones y apropiaciones entre la toponimia y el mito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 Carlos Masotta “Como herederos legítimos de nuestros antepasados”. El proceso de pedido de restitución de la Ciudad Sagrada de Quilmes desde la mirada de la prensa local . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157 Carolina Crespo y Lorena B. Rodríguez Políticas culturales y construcción del patrimonio: los espacios feriales en la ciudad de Rosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189 Laura Ana Cardini La construcción de lo étnico y la producción artesanal en el Departamento de General San Martín, provincia de Salta . . . . . . . . . . 219 Cecilia Mariana Benedetti Sobre los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247 5 © de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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“Como herederos legítimos de nuestros antepasados” . El proceso de pedido de restitución de la Ciudad Sagrada de Quilmes desde la mirada de la prensa local

Carolina Crespo y Lorena B. Rodríguez

Introducción En el mes de noviembre del año 2008 llegamos por primera vez a la localidad de Quilmes en la provincia de Tucumán. Hacía poco más de un año que estábamos trabajando junto a otras colegas 1 en un proyecto de investigación-extensión con la Comunidad India de Quilmes −en adelante Comunidad o ciq− sita en aquella localidad. El proyecto tenía como premisa contribuir con la Comunidad en el proceso de restitución del sitio arqueológico actualmente conocido como “Ciudad Sagrada de Quilmes” −Ciudad Sagrada o csq. La demanda por la restitución de este espacio debe leerse en el marco de un contexto más amplio en el que poblaciones indígenas, a nivel internacional y nacional, comenzaron a reclamar, en estos últimos años, aquellas manifestaciones culturales que consideran parte de su pasado y de su historia a distintas agencias estatales que las tienen bajo su dominio. En su mayoría, los reclamos están girando en torno al “patrimonio arqueológico” y, en especial, a los restos humanos (Podgorny y Politis, 1990; Endere, 2000; Di Fini, 2001; Lazzari, 2008; Manasse, 2008; Arenas, 2011; Oldani, Añón Suárez y Pepe, 2011; entre otros) aunque también existen algunos pedidos referidos a otras producciones culturales vinculadas con el pasado indígena (Slavsky, 2007). 1 Inicialmente, el equipo estuvo integrado por antropólogas de la Universidad de Buenos Aires: María Victoria Pierini, Violeta Ramírez, Sandra Tolosa, Bettina Sidy y quienes escribimos este artículo, al que luego se sumó la arqueóloga María Florencia Becerra de la Universidad de Tucumán. Con el correr del tiempo, y en el marco de un proyecto de Voluntariado Universitario, se incorporaron: Alejandra Ruberti, Alina Torcoletti, Nerina Torre y Ana Laura Steiman.

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En el caso de la Ciudad Sagrada, el reclamo alcanzó gran repercusión y trascendió los límites locales. Constituida como patrimonio arqueológico de la provincia de Tucumán y uno de sus principales centros de atracción turística, ha sido legalmente reclamada por la ciq desde el año 2002 y gestionada por ella desde enero de 2008, en una tensa y discontinua negociación con la provincia. En el proceso de estos reclamos, la Comunidad firmó una carta-acuerdo con el Instituto de Arqueología y Museo (iam) de la Universidad Nacional de Tucumán (unt) para trabajar conjuntamente en el proceso de restitución de este espacio. Con este fin, el Instituto elaboró un plan de trabajo interdisciplinario y nos convocó a formar parte del proyecto. En ese contexto, emprendimos junto a otras integrantes del equipo de antropólogas la marcha a Quilmes. Nuestro objetivo era analizar las complejas y dinámicas relaciones que estaban poniéndose en juego entre los distintos actores sociales involucrados en el proceso de pedido de restitución de la Ciudad Sagrada −Comunidad, agentes estatales, académicos, sectores privados− y contribuir, específicamente con la ciq, en lo que refiere a la administración de este espacio como un recurso turístico comunitario, tal como ésta lo proyectaba. Sin embargo, el contacto directo con algunos miembros de la Comunidad y las necesidades concretas planteadas por ellos nos obligaron a reformular nuestra agenda. En las primeras reuniones, el Consejo de Delegados de la Comunidad nos solicitó investigar sobre el proceso de reconstrucción del sitio realizado entre los años 1977 y 1981, e indagar acerca del destino de las piezas arqueológicas que habían sido extraídas durante el mismo 2. Sin duda, la solicitud se vinculaba con la endeble situación que atravesaba la Comunidad luego de la recuperación del predio y con la necesidad de reposicionarse y legitimarse frente al Estado provincial. El estudio sobre esta etapa de la historia del sitio junto con la reconstrucción de su propia historia, permitían poner en evidencia las problemáticas e implicancias que supuso la reconstrucción; entre ellas, el despojo de piezas arqueológicas que se pro2 El resultado de esta investigación fue plasmado por escrito en un Informe Técnico entregado a la Comunidad y debatido oralmente con algunos de sus miembros en un taller realizado en el mes de agosto de 2009 en Quilmes. A este trabajo se sumó la organización conjunta de una muestra fotográfica que ponía en imágenes el proceso de reconstrucción de la Ciudad (enero 2010). El estudio sobre la reconstrucción fue publicado en una revista científica (Becerra et al., en prensa) y la indagación sobre la forma en que éste fue difundido en la prensa escrita fue presentado en un evento académico (Becerra et al., 2009). Con posterioridad a estos estudios, continuamos realizando otros trabajos que se inscribían en el marco de sus necesidades. Nos abocamos a desarrollar talleres de discusión con algunos miembros de la Comunidad sobre temáticas antropológicas, arqueológicas e históricas del valle Calchaquí (abril 2011). Los resultados de estos talleres fueron editados en un libro (Colectivo Pichunautas, 2012).

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dujo durante dicho proceso. En definitiva, aquel pedido era un paso más, entre otros, en el largo camino hacia la recuperación plena de la Ciudad Sagrada. Ahora bien, en esta oportunidad y atendiendo a la peculiaridad de este caso prácticamente inédito en el ámbito nacional y a la gran repercusión mediática que tuvo, nos interesa en este artículo analizar cómo fue abordado aquel proceso de pedido de restitución de la Ciudad Sagrada por la prensa escrita local. Nos orienta examinar las formas de clasificación bajo las cuales se han construido las noticias sobre este espacio, los aspectos que fueron visibilizados e invisibilizados de este proceso de restitución, y el rol y las evaluaciones asignadas a la ciq y sus demandas en distintas coyunturas. Nuestro propósito es poner de manifiesto cómo la práctica discursiva de la prensa escrita opera como una “práctica espacial” (Serje, 2008), esto es, como una estrategia a través de la cual se imagina y crea un espacio. En definitiva, buscamos observar a través de este examen no sólo cómo se configuró la temporalidad de este lugar, sino también la forma en que se dispuso la espacialización de la historia mientras se opacaban las condiciones sociales de su producción. Consideramos que las diferentes modalidades bajo las cuales el diario construyó este sitio se vinculan con condiciones sociohistóricas que permitieron que ciertos conceptos y eventos traspasen del orden de lo impensable a lo admisible y decible. Pero también y, principalmente, con los intereses oficiales en juego que −como señala Foucault (1998)− van estructurando el campo de acción posible al definir, en cada momento, qué lugares pueden o no ocuparse, de qué forma, sobre cuáles es posible habilitar pertenencias y cómo debe ser su desplazamiento sobre ellos. Dentro de la prensa local, elegimos analizar las noticias difundidas por el diario La Gaceta de Tucumán. La elección de este diario obedece a la importancia que tiene no sólo en el ámbito tucumano sino incluso a nivel regional. Se trata del periódico con mayor tirada de la provincia, fundado por el periodista uruguayo Alberto García Hamilton en 1912 y que, según Poderti (2005), pasó de ser una hoja semanal a “una de las empresas periodísticas más consolidadas del Noroeste Argentino (noa)” hacia mediados del siglo xx. Relevamos las noticias que aparecieron en La Gaceta desde el año 2002, cuando la ciq inicia judicialmente la demanda por la restitución de este espacio territorial, hasta el período actual. Recuperamos tanto las noticias en su versión on line como en su versión impresa, cuyos tópicos no sólo refirieran a la Ciudad Sagrada sino © de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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también a la Comunidad India de Quilmes. En la medida en que las noticias on line no cubren todo el período temporal de estudio, el acceso a ambas versiones del diario nos permitió completar el corpus a examinar. Analizamos este corpus no desde una perspectiva semiótica sino desde un enfoque y contexto etnográfico. Esto supone, tal como se observará en las páginas que siguen, abordar las fuentes a través de un método de extrañamiento y ubicarlas en su contexto social de producción (Muzzopappa y Villalta, 2011), con el objeto de poner al descubierto las relaciones de poder que atraviesan estos relatos, tanto si presentan continuidades argumentativas como si establecen ciertas discontinuidades. La lectura etnográfica de la prensa aporta un plus de valor y una clave interpretativa; ya que permite observarla en el campo de interlocución en el que se inserta y con los que confronta, comparte y/o resignifica la configuración de este espacio y de los fenómenos que se desarrollan en su interior. También, con y ante los cuales establece ciertos lenguajes/vocabularios y categorías. En tal sentido, las entrevistas y observaciones participantes realizadas durante diferentes instancias del trabajo de campo entre los años 2008 y 2011, fueron de insoslayable valor y nutrirán en forma permanente el presente análisis.

Un breve recorrido sobre la historia de la Ciudad Sagrada de Quilmes La Comunidad India de Quilmes reside en el sector tucumano del Valle Calchaquí, a 180 km de la capital provincial. En el año 2001 finalizó los trámites de inscripción en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (renaci) del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (inai) bajo el N o 441/2001, constituyéndose como una Asociación Civil con Personería Jurídica. La Comunidad se autoreconoce como integrante del pueblo Diaguita-Calchaquí y está conformada por catorce pequeñas “comunidades de base” 3, diseminadas en un amplio territorio que se extiende desde la localidad de Colalao del Valle −en el límite con Salta− hasta la localidad de El Paso −en el límite con Catamarca− (Ver mapa). En lo que respecta a su organización política, está constituida por un órgano de go3 La comunidades de base son: Anchillos, El Arbolar, El Pichao, Colalao del Valle, Talapazo, Anjuana, El Bañado, Las Cañas, Quilmes Bajo, Quilmes Centro, Rincón de Quilmes, El Paso, El Carmen y Los Chañares.

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bierno comunitario denominado “Consejo de Delegados” integrado por un cacique y dos delegados por cada una de las comunidades de base 4 (ciq, 2007).

Mapa 1. Provincia de Tucumán y territorio de la Comunidad India de Quilmes. Fuente: Instituto Geográfico Nacional.

Si bien la Comunidad se inscribió institucionalmente a nivel nacional en el año 2001, su proceso de conformación se remonta a períodos previos. En los años 1960, según lo señala Pierini (2011), algunas familias de estas localidades se organizaron y enfrentaron a los terratenientes de la zona negándose a pagar el arriendo o el yerbaje. Hacia los primeros años 4 Los delegados comunales son representantes que han sido elegidos en “Asambleas de Base” por el término de dos años, mientras que el cacique es elegido en una “Asamblea General” cada cuatro años.

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de 1970, comenzaron a apelar a una identidad indígena en sus reclamos y, con posterioridad a la reapertura democrática, se nuclearon más profundamente en sus demandas y formas de organización en torno a esta dimensión étnica. Los integrantes de la Comunidad fueron incrementándose a lo largo de estos años y también ampliaron los ejes de lucha. A los tradicionales reclamos por el territorio agregaron otras demandas, como los lugares de carácter patrimonial de la región, entre estos últimos, a la Ciudad Sagrada. La Ciudad Sagrada de Quilmes es un conglomerado semi-urbanizado que dataría aproximadamente del siglo X DC. Se considera el último refugio de los “quilmes” frente al avance del conquistador español, antes de que fueran “extrañados” a diversos parajes −como el puerto de Buenos Aires− al finalizar las denominadas “Guerras Calchaquíes” (1665). En la literatura académica alcanzó una amplia difusión, fundamentalmente durante fines del siglo xix, a raíz de las investigaciones llevadas a cabo por Juan B. Ambrosetti (1897) 5. Con posterioridad a este período, el interés académico e incluso estatal sobre este sitio decayó y, si bien hacia 1940 el gobierno provincial de Tucumán declaró de utilidad pública y sujeta a expropiación “el lugar denominado ‘El Bañado-Ruinas Quilmes’ para conservar el lugar histórico ocupado por las ruinas del antiguo Quilmes” (Ley N o 1.829/40), no será sino hasta varias décadas después que se renovará el interés por este lugar. Efectivamente, hacia mediados de 1970, el sitio de Quilmes fue declarado “Monumento Histórico” a través de la Ley Provincial N o 4.398/75. Esta declaración, junto a otra ley posterior dictada en plena dictadura militar, en la que se estableció que “las ruinas, yacimientos y vestigios de interés arqueológico, paleontológico, antropológico, histórico, científico y turístico” eran de propiedad provincial (Ley N o 4.593/76), se enmarcaron en un “Programa de Recuperación del Patrimonio Histórico Cultural” que, según diversos autores pudo haber tenido dos fines (Mastrángelo, 2001; Endere, 2007; Sosa, 2007; Manasse, 2008). Por un lado, la “reorganización” de la conciencia nacional y provincial desde una ideología conservadora que, por ejemplo, a través del caso de las Ruinas Quilmes, 5 A fines del siglo xix, en el marco de la consolidación del Estado nacional, de la expansión de las fronteras norte y sur y de la constitución de algunas disciplinas académicas que acompañaron dicho proceso, el Valle Calchaquí se transformó en un área de interés arqueológico nacional, de la mano de Inocencio Liberani y lo que se conoció como la primera exploración arqueológica en la zona: Loma Rica (Giudicelli, 2011). En este marco, años después, académicos, coleccionistas y huaqueros recorrieron la zona aportando, en algunos casos, algunas descripciones generales sobre el sitio de Quilmes (Lafone Quevedo, Quiroga, Ten Kate, Bruch, Schreiter). Para un detalle sobre éstas exploraciones puede consultarse Sosa (2007).

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exaltaría como origen un pasado lejano y mítico, de raíz sedentaria, agrícola y ganadera y con un desarrollo arquitectónico notable. Por otro lado, la revalorización turística de ciertos espacios que sirvieran de atracción a quienes llegaban a la Argentina para participar del Mundial de Fútbol de 1978. En el marco de estas políticas se iniciaron las tareas de reconstrucción de una porción de la Ciudad Sagrada (206 hectáreas). Para ello, se firmó un convenio entre el gobierno dictatorial de la provincia y el Instituto Interdisciplinario de Tilcara, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Pelissero y Difrieri, 1981) y se concretó la expropiación estatal de las tierras en donde se llevaría a cabo la reconstrucción.

Foto 1. Tareas de reconstrucción del sitio arqueológico, mayo de 1978. Fuente: Archivo Fotográfico del diario La Gaceta.

El proyecto de reconstrucción de la Ciudad Sagrada, realizado aceleradamente entre los años 1977-1981, transformó las modalidades de uso de ese espacio y los sentidos otorgados al mismo por parte de los pobladores locales. Si hasta el momento era utilizado como lugar de pastoreo, luego de la intervención estatal su uso fue restringido. Se prohibió a los pobladores efectuar cualquier tarea productiva y se limitó la circulación por el predio © de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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en pos de preservar el sitio. A estas restricciones “materiales” deben sumarse un conjunto de transformaciones asociadas a cuestiones simbólicas. Ya sea por el cambio de su nominación, pues aquello que localmente era denominado “Fuerte Viejo” pasa a llamarse “Ruinas Quilmes”, o por la ruptura del equilibrio entablado con las fuerzas sobrenaturales del “antigal” como consecuencia de las tareas de remoción, los significados en torno al sitio se vieron radicalmente trastocados (Becerra et al., s/f, 2012; Boullosa, 2012). Asimismo, se constituyó en esos años en un importante atractivo de la provincia y, rápidamente, fue integrado a los circuitos turísticos del noa. La reconstrucción del sitio fue ampliamente cuestionada desde el punto de vista científico por varios académicos. Entre ellos, Alberto Rex González señaló públicamente su desacuerdo. Criticaba que había sido realizado sólo con fines turísticos, sin una investigación científica previa y sin contemplar las convenciones internacionales vigentes en la época (Boullosa, 2001). Por otro lado, Sosa (2007) sostiene que tampoco sirvió para proteger el patrimonio, ni para obtener los réditos esperados, ya que durante la década de 1980, el sitio fue prácticamente abandonado por la provincia en términos de conservación y de reinversión 6. En el marco de la profundización del neoliberalismo económico en los años 1990 y, bajo el amparo de Ley Provincial de Promoción Turística N o 6.166/91, cuyo primer objetivo apuntaba a “promover y estimular la acción privada en el desarrollo de infraestructura y servicios turísticos”, el gobernador de Tucumán de esa época, Ramón “Palito” Ortega, otorgó el “Complejo Ruinas de Quilmes” en concesión a un empresario de la zona, Héctor Cruz, por el término de diez años. Durante ese lapso, este empresario debía pagar un canon mensual a la provincia y efectuar una serie de trabajos para mejorar los servicios turísticos. En los años que siguieron el concesionario realizó un conjunto de obras de infraestructura que fueron, en parte, sostenidas por el propio Estado provincial, a través del régimen de promoción previsto en aquella ley −créditos fiscales, exenciones impositivas, reintegro de un porcentaje de las inversiones 7. Entre ellas, se amplió el área de estacionamiento, se anexó un gran local de venta de artesanías a la sala de exhibición de piezas arqueológicas y se instalaron un restaurant y un hotel con piscina en pleno sitio arqueológico. 6 Ruggero y Bidaseca (2011) señalan que el sitio fue sometido a un “proceso de ruinificación” en un doble sentido: al nominarlas “ruinas” con el fin de intervenirlas y por el resultado de esa misma intervención que derivó en la destrucción material del mismo. 7 Para ampliar sobre este régimen de promoción véase el Capítulo iii de la Ley N◦ 6.166/91. Disponible en: http://hlt.gov.ar/digest_textoley.php?selley=6166.

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Como muestran Boullosa (2001), Endere (2007) y Sosa (2007), nuevamente se alzaron las voces de algunos especialistas, fundamentalmente arqueólogos, que señalaron las consecuencias derivadas de esta intervención: la destrucción de parte del sitio y, por ende, la pérdida de información valiosa en términos arqueológicos. Dichas críticas fueron desoídas por el gobierno tucumano en cuya visión primó, una vez más, un criterio turístico-empresarial de este espacio. Paralelamente, hacia fines de los años 1990, la Comunidad India de Quilmes invocó públicamente la pertenencia del sitio y comenzó a denominarlo “Ciudad Sagrada de Quilmes” 8. Esta forma de nombrarlo se contraponía a aquella visión comercial que los distintos gobiernos de turno le imprimieron a este espacio desde mediados de 1970. También a la temporalidad que ha acompañado el concepto de “ruina”. La Comunidad ha resaltado su carácter sagrado como espacio donde se encuentran sus ancestros y los centros ceremoniales más significativos, y lo ha reivindicado, además, como símbolo de resistencia uniéndolo con su lucha actual. Asimismo, en el año 2002, una vez vencido el contrato de concesión, la Comunidad decidió reclamar judicialmente el sitio. A través de una acción de amparo, solicitó que no se le otorgara una prórroga al concesionario y que el territorio donde se encuentra la Ciudad les fuera plenamente restituido 9. Después de varias reflexiones, la Comunidad había decidido que la forma del reclamo debía canalizarse a través de la reivindicación territorial, dado que tanto la Ciudad como el territorio tiene, para los pueblos indígenas, connotaciones ligadas a lo cultural y espiritual y no sólo a una dimensión material (Comunicación del abogado Darío Abdala durante el Seminario de Patrimonio Arqueológico y Derechos de los Pueblos Indígenas realizado en el año 2008).

8 Una serie de notas difundidas en el diario “Los indios Kilmes” −medio independiente publicado en Quilmes, Buenos Aires− a fines de 1990, ponen en primer plano el reclamo de la Comunidad sobre el sitio, sobre las piezas arqueológicas y, por supuesto, sobre el territorio. Véase, por ejemplo, la nota titulada “Nuestro patrimonio no se compra, no se vende, no se privatiza”, publicada en marzo de 1999 (Vol. N o 19). 9 El 23 de diciembre de 2002, luego de una presentación judicial de la ciq para evitar la prórroga de la concesión y mediante decreto N o 2.723/3 (st), el Estado dispuso rescindir el contrato y autorizar a la Secretaría de Turismo a proceder al desalojo del empresario. Sin embargo, el desalojo no pudo efectuarse. El 10 de abril de 2006, tras un amparo solicitado por la ciq, el gobierno dictó el Decreto N o 935/3 (mdp), autorizando a la Fiscalía de Estado a proceder al desalojo. Este desalojo tampoco se cumplió en aquel momento. Finalmente, el 20 de julio de 2007 y como resultado de nuevas presentaciones de la ciq, a través del Decreto N o 2.731/1 (fe), el Poder Ejecutivo instruyó al Ente Tucumán Turismo para que recupere el predio (ciq, Comunicado de Prensa del 30 de noviembre de 2011).

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La Cámara desestimó el pedido de restitución pero reconoció que la Comunidad debía ser incluida en cualquier tipo de acción o definición que se hiciese sobre la Ciudad. Esto suponía un reconocimiento implícito de su derecho. Sin embargo, aunque vencido el contrato de concesión en el año 2002 y adeudando varios pagos del mismo, el empresario continuó gestionando el sitio y el complejo turístico-hotelero hasta diciembre del año 2007, cuando bajo presión de la ciq, tras varias semanas de corte de ruta, la fuerza pública procedió finalmente a su desalojo. Para la ciq, este sitio arqueológico ha constituido uno de los frentes de lucha más importantes en los últimos años y forma parte, además, de un reclamo dirigido al gobierno provincial, de todos los lugares de carácter patrimonial de la región referidos a su pasado. Tal como hemos señalado en la introducción, en el mes de enero de 2008, luego de una multitudinaria Asamblea General y de varios días de corte de ruta en el acceso al sitio, la ciq decidió tomar posesión efectiva del predio.

Foto 2. Recuperación de la Ciudad Sagrada de Quilmes, enero de 2008. Gentileza de Rodolfo Cruz.

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Estos procesos de pedido de restitución y el efectivo ejercicio de control y administración de la Ciudad Sagrada de Quilmes parecen conformar una nueva etapa en lo que refiere a la historia del sitio así como al devenir de la propia Comunidad y de sus relaciones. En tal sentido, nos interesa analizar cómo fue configurada esta nueva etapa desde una instancia de enunciación que supone asimismo una práctica política, como lo es el caso de las noticias referidas al sitio y a la Comunidad en la prensa local.

De memorias sin sujetos: “Un legado de piedra y silencio” La mayor parte de las notas que aparecen en La Gaceta sobre la Ciudad Sagrada de Quilmes se concentran en épocas vacacionales de invierno, verano o fines de semana largos. Sin duda, la emergencia estacional de las noticias se relaciona con el propósito turístico que tuvo este espacio desde su reconstrucción, en la década de 1970, pero también con el impulso que la provincia está otorgando al turismo en Tucumán en los últimos diez años aproximadamente. En efecto, en el año 2004, en un contexto económico favorable para la actividad turística 10 y ante la falta de reglamentación de una normativa provincial previa, se promulga una nueva Ley de Turismo provincial 11 (Ley N◦ 7.484) en la que se crea el Ente Autárquico de Turismo de Tucumán y se destina una suma de recursos financieros considerable a este área. Desde entonces, el turismo recibe gran interés como actividad económica de la provincia, se promueve el trabajo conjunto entre sectores públicos y privados como parte de una política de Estado y se busca construir e instalar a Tucumán como “marca Provincia” a través de un “plan estratégico” basado en el deporte y la cultura/identidad. En esta dirección se decide posicionar a los valles calchaquíes como destino de interés, difundiéndose a través de distintos medios el patrimonio que se encuentra en su interior, particularmente, la Ciudad Sagrada de Quilmes, declarada en ese año −2004− como uno de los bienes del patrimonio cultural de la provincia (Ley N◦ 7.535/2004). Así, las noticias sobre este espacio se vinculan, en ocasiones, con el turismo de aventura, resaltándose como parte del paisaje tucumano. En otras, aparece ligada 10 La devaluación de la moneda nacional producida en el año 2002 favoreció a la actividad turística dentro del ámbito nacional. 11 En el año 2000 se declara a la actividad turística de interés provincial. Sin embargo, la falta de reglamentación de la norma impidió que ésta entrara en vigencia.

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a la promoción de un circuito de turismo arqueológico provincial junto a los menhires de Tafi del Valle, los monolitos de Carapunco, la Costa, la Bolsa y el Pichao, las “ruinas del Mollar” y la Ciudacita en el cordón del Aconquija. Finalmente, y en etapas más recientes, se la asocia a eventos artísticos −filmaciones de videos de grupos de rock Jauría, La Oreja de Van Gogh y de cantantes de folklore, como Abel Pintos− y deportivos, a Centros de Interpretación y a otros emprendimientos desarrollados en el sitio 12. Ahora bien, con excepción de una única nota que aparece en el año 2003, las noticias emitidas hasta el año 2007 sobre la “Ciudad Sagrada de Quilmes” no incluyen ningún tipo de referencia hacia los quilmes como pueblo indígena actual, ni denominan a este espacio de esta manera. Tienden, por el contrario, a nombrarlo bajo el término “Complejo Ruinas de Quilmes” o, directamente, “Ruinas de Quilmes”. Así, la clasificación de este sitio bajo la categoría de “ruina” organiza la reflexión sobre este espacio temporal y culturalmente “otro”: “Un legado de piedra y silencio” (La Gaceta, 02/07/2006), “una alternativa para interpretar vestigios de expresiones ancestrales” (La Gaceta, 02/07/2006), “un viaje a las raíces de la tierra” (La Gaceta, 02/07/2006), “testimonio de un pueblo que resistió 130 años a la invasión española” (La Gaceta, 13/07/2004). Estas expresiones enunciadas en las notas son ilustrativas de aquella categorización y de la forma en que se configuró este sitio arqueológico no sólo en la prensa sino incluso en el imaginario social hegemónico más amplio. Es decir, un conjunto de objetos materiales discretos, un lugar distante, separado temporal y culturalmente de la vida cotidiana, ubicado en un pasado remoto que alguna vez existió, depósito de memorias, residuos y manifestaciones de otros modos de vida en el espacio (Fortuna, 1998) que en el presente, no son más que un recuerdo de ausencias. También, y en íntima vinculación con esto, expresan directa o indirectamente la idea de que los quilmes −sus habitantes− habían quedado sepultados en aquel pasado lejano y por tanto eran “otros” los que podían hablar por ellos. 12 Estos eventos forman parte de acuerdos realizados entre la provincia y sectores empresarios. Tienen como finalidad promover culturalmente el valle, posicionando a este espacio como cabecera del mismo. En los últimos años, la promoción turístico-cultural del valle se articula con emprendimientos viñateros que han avanzado en la región. Este avance ha sido cuestionado por la ciq en varias oportunidades, entre otras razones, porque supone no sólo la venta de tierras sino también el desmonte de la zona y la utilización de espacios comunes de paso y pastoreo.

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En efecto, las noticias pronuncian estas ausencias replicando relatos provenientes de fuentes socialmente autorizadas. Como señala Gordillo (2011), las ruinas han sido alteradas, imaginadas y manipuladas por agencias estatales y arqueólogos para servir a proyectos políticos nacionales o bien, agregaríamos en este caso, provinciales. En tal sentido, mientras las noticias resaltan la belleza y tranquilidad emanada de su geografía, reproducen −aunque con ciertas variantes− la historia del lugar y de los quilmes divulgada por agencias de turismo provincial y académicos que trabajaron en la reconstrucción del mismo. Como puntos en común, circunscriben temporalmente a los indígenas quilmes en el pasado, los califican como una “tribu belicosa y guerrera” que había llegado desde Chile al valle de Santa María o Yocavil, huyendo de los Incas y dedicándose fundamentalmente a la agricultura 13. También, algunas resaltan la ocupación incaica de los valles calchaquíes y el mayor desarrollo que produjo en los modos de vida y en las estructuras sociales el intercambio entre incas y calchaquíes. Pero difieren en la forma en que se presenta su derrotero una vez que fueron dominados por los españoles en 1665. En algunas notas se señala que los sobrevivientes habían sido trasladados a la localidad de Quilmes en Buenos Aires. Otras, remitiéndose al marco de una leyenda, silencian las experiencias de violencia vividas y dejan entrever que el traslado había sido producto de una iniciativa propia –“estos guerreros que llegaron hasta el conurbano caminando desde Tucumán” (La Gaceta, 02/07/2006)– en la que muchos habían muerto en el camino. Lo cierto es que sea en uno u otro caso, esto es, producto de un desplazamiento impuesto pero sin agentes concretos señalados o de un acto voluntario, estas operaciones permiten sostener –implícitamente– la ausencia de esta población en la zona del valle en Tucumán –“Los últimos sobrevivientes fueron deportados al sur de Buenos Aires, a la zona que hoy lleva el nombre de Quilmes” (La Gaceta, 27/07/2006). Junto a esta breve historia de la población, a quien se le reconoce una actitud heroica –“testimonio mudo pero perenne de esa grandeza y del heroísmo de una raza que prefirió el exterminio a la esclavitud” (La Gaceta, 27/07/2006)– se traza la historia de este espacio. La descripción tiende siempre a resaltar su carácter imponente. Se lo describe como el asentamiento precolombino más grande del país, “bastión defensivo ante el avance español” (La Gaceta 27/07/2006) que estuvo poblado por 5.000 habitantes. Se destaca su relevancia en términos académicos desde épo13 Esta afirmación ha sido cuestionada por varios académicos e incluso se contradice con el momento en que se habría construido la Ciudad Sagrada.

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cas tempranas y las implicancias positivas de su restauración, mientras se omiten sus aspectos negativos, denunciados por arqueólogos y por la propia Comunidad India de Quilmes 14. El Museo, las artesanías y/o el hotel, aparecen como el punto final y presente de este recorrido iniciado en el pasado. Además, las noticias resaltan la grandeza que tuvo esta ciudad en otras épocas y el sosiego posible de encontrar hoy en este espacio −“lugar ideal para aquellos que buscan la paz”, “un paraíso histórico”− que, paradójicamente, testimonia y recuerda experiencias de violencia ejercidas sobre la población indígena. En líneas generales, los relatos de las noticias apuntan a establecer más una actitud contemplativa de un paisaje de recuerdos, que a proporcionar una reflexión profunda y crítica sobre el pasado. La clasificación exclusiva del sitio como “ruina” hasta el año 2007, corre en paralelo, como lo señalamos, con la supresión de determinados sujetos –“exterminados”, “deportados”, etc.– que por algún motivo no se querían o debían mencionar. La elisión de agentes indígenas asociados a este espacio contrastaba, por un lado, con las demandas formales sobre la Ciudad que, desde el año 2002, estaba realizando la Comunidad India de Quilmes hacia el Estado provincial. Por otro, con las noticias que, desde fines de los años 1990, aparecían en el diario “Los indios Kilmes” de Buenos Aires, donde la ciq afirmaba la pertenencia de este espacio. También con la fugaz visibilidad que en el año 2003 le otorgaría el diario La Gaceta a este reclamo y a los quilmes en el presente. La omisión de estos sujetos legitimaba el dominio sobre este espacio por parte de las agencias estatales y su administración por el concesionario privado que, en ese entonces y a pesar del vencimiento de la concesión y de las notificaciones judiciales emitidas por la ciq al Estado provincial, permanecía en el sitio.

De pasados presentes y actuantes: “Los Quilmes son un pueblo vivo” 15 Como señalamos con anterioridad, la presencia de sujetos indígenas asociados a este espacio aparece por primera vez en forma aislada en el año 2003, al interior de una nota cuyo tópico no era la Ciudad Sagrada sino 14 Esto resulta paradójico ya que en los años 1980, con posterioridad a la recuperación democrática en nuestro país, La Gaceta difundió algunos cuestionamientos realizados a la reconstrucción de este espacio (Cf. Boullosa, 2001). 15 Fragmento de una nota publicada por La Gaceta de Tucumán el 27 de Julio de 2007.

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la historia de vida de una mujer ya mayor, integrante de la ciq, que jugó un papel clave en la organización de este colectivo 16. A lo largo de los años que comprende este trabajo, pocas notas han aparecido en el diario sobre la Comunidad India de Quilmes. La nota de 2003 es, quizá, una de las primeras en que no sólo se menciona su existencia en el presente sino también la demanda de los comuneros sobre el sitio arqueológico bajo el nombre de “Ciudad Sagrada”. Pero además, la nota resulta significativa porque muestra las contradicciones presentes en la prensa escrita que, rápidamente y durante al menos los tres años que siguen, vuelve a escribir sobre el sitio arqueológico “olvidando” a la comunidad y recurriendo únicamente al término de “ruina”. En efecto y, paradójicamente, como lo señalamos en el apartado anterior, la articulación entre este espacio y la ciq no volverá a ser objeto de difusión de este medio de comunicación hasta el año 2007, en el que ciertos proyectos de la ciq −como la construcción de pozos de agua en el marco de un proyecto de Desarrollo de Comunidades Indígenas 17 (dci) y la presentación de un libro sobre su historia en un evento público en el que se rinde homenaje a la Pachamama− alcanzan visibilidad. Entonces, se esboza, aunque tímidamente, cierta conexión entre aquel pasado y el presente: “Por lo general, hablar de los Quilmes nos remite a las ruinas de una antigua ciudad cuya población fue desterrada y trasladada por los españoles a la localidad bonaerense del mismo nombre en épocas de la conquista. Sin embargo, los Quilmes son un pueblo vivo, con interesantes proyectos y trabajo firme en la busca de un futuro distinto” (La Gaceta, 27/07/2007).

16 Se trata de una entrevista en la que doña Rosa relata, entre otras cosas, la lucha de los indígenas por la tierra contra los terratenientes, las usurpaciones vividas y los derechos indígenas sobre el territorio. También, el orgullo de pertenecer a un pueblo indígena. Sobre la historia de vida de doña Rosa puede consultarse el trabajo de Racedo (1998). 17 El dci fue un proyecto implementado desde el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y financiado por el Banco Mundial a partir del año 2000. Su propósito era “establecer las bases para el desarrollo a través de iniciativas que surjan de cada comunidad y para la gestión de los recursos naturales en las tierras indígenas. Ello incluye el fortalecimiento de la organización social y la cultura, la formulación de planes locales para el desarrollo y recursos naturales y la comprobación de métodos innovadores para abordar problemas socioeconómicos y ambientales importantes” (Banco Mundial, 2000: 6; citado en Carrasco et al., 2008). El proyecto se desarrolló en 3 áreas piloto donde se asentaban comunidades indígenas: Pulmarí, en la provincia de Neuquén, Amaicha del Valle y Quilmes en la provincia de Tucumán y Finca Santiago en la provincia de Salta.

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A partir de entonces, la noción de “ruinas” comienza a combinarse alternadamente en el diario con la de “Ciudad Sagrada”, en una tensión que no ha sido resuelta hasta la fecha. La incorporación de esta última denominación retoma, como hemos visto, la forma en que los propios comuneros designan a este espacio desde fines de 1990 y se conjuga con el reconocimiento de la presencia actual de este pueblo indígena por parte de la prensa escrita. A diferencia de la noción de “ruinas”, el concepto de “Ciudad Sagrada” remite, entre otras cosas y tal como ya lo mencionamos, a un lugar vivo sin distinción temporal. Sin embargo, la oscilación entre una y otra denominación por parte de la línea editorial del diario, esto es, la convivencia de una retórica centrada en la noción de “ruina” y de “Ciudad”, va a ser, como veremos más adelante, menos una señal de complacencia con las demandas de estos sujetos, que parte de una estrategia argumentativa vinculada con la dinámica cambiante de los intereses hegemónicos de cada momento. La inclusión de la articulación entre la Comunidad y la Ciudad Sagrada al interior de estas dos notas que refieren a otros proyectos de la ciq no es casual. Para ese entonces, la ciq estaba llevando a cabo una serie de acciones en pos de recuperar el sitio que no tuvieron alcance en el medio periodístico local. Con posterioridad a la denegación de una acción de amparo presentada en el año 2002, en la que −como ya señalamos− se reclamaba la restitución y se pedía no prorrogar la concesión del sitio a Cruz, los miembros de la ciq se articularon con distintos sectores políticos e instituciones estatales con el propósito de seguir luchando por este espacio. Convocaron a legisladores tucumanos, a la Defensoría del Pueblo y a la Secretaría de Derechos Humanos y renovaron alianzas de trabajo con el Instituto de Arqueología y Museo de la Universidad de Tucumán. En el mes de julio de 2007, organizaron junto a esta institución el “Primer Encuentro de Gestores Culturales Comunitarios y Universitarios” con el objetivo de “discutir, consensuar y proponer modos de gestión y protección del patrimonio cultural y natural” (Declaración Primer Encuentro de Gestores Culturales Comunitarios y Universitarios, julio 2007). Significativamente, estas acciones no formaron parte de aquello “noticiable” para La Gaceta, pero sí es posible que incidieran en la inclusión de algunas frases que ya comenzaban a sugerir, en el marco de otras noticias y focos de atención, la articulación entre la Comunidad y la Ciudad. Ahora bien, “como lugares y objetos que han sido destruidos, pero aún permanecen en las geografías que nos rodean, ruinas y escombros anuncian el fracaso del pasado, la fragilidad del presente y el carácter abierto del © de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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futuro” (Gordillo, 2011: 165-166. Traducción personal). El corte de acceso al sitio implementado en el mes de noviembre de 2007 por la Comunidad India de Quilmes, con el propósito de decidir colectivamente las acciones a seguir ante la falta de una respuesta estatal a su reclamo, marca un punto de inflexión en las noticias. Estas dejarán poco a poco de calificar materialmente a este espacio como un conjunto de rasgos y piedras apacibles, y lo definirán, por el contrario, como un lugar en donde se inscriben complejas relaciones sociales. Un campo cargado de palabras, proyectos y significaciones disímiles y en confrontación entre sectores privados, la Comunidad y las agencias estatales de Tucumán 18. Dos hechos habrían incidido en este punto de inflexión. Por un lado, la inminente visibilidad que adquirió la demanda a través del corte del acceso a la Ciudad, de la conformación de la Asamblea y de una serie de comunicados de prensa, que fueron haciendo público un conflicto que desde hacía varios años estaba desarrollándose en la esfera jurídica y administrativa. La fragilidad y los conflictos desatados tornaron seguramente difícil seguir manteniéndola en las sombras. Pero más allá de esto, también el uso que el gobierno realizó de este hecho incidió en el cambio de tono que fueron tomando las notas. El corte de la ciq permitía legitimar un decreto de desalojo del sitio a aquel empresario que, si bien había sido dictaminado por el poder ejecutivo de la provincia a mediados de ese año, todavía no se había efectivizado. El corte duró aproximadamente 15 días. Durante ese período La Gaceta elabora varias notas. Algunas ponen de manifiesto cierto distanciamiento con respecto a la reivindicación de la ciq: “Consideran que la Ciudad Sagrada les pertenece. En el bastión que más resistió a los españoles, las comunidades aborígenes protestaron este mediodía. Quieren que la Justicia desaloje al empresario Cruz ( . . . ) Centenares de aborígenes realizaron este mediodía una manifestación frente a las Ruinas de Quilmes o “Ciudad Sagrada”, en reclamo de la posesión de esas tierras” (La Gaceta, 28/11/2007). “La comunidad de los quilmes reclama que le den participación en la explotación del complejo turístico, debido a que consideran que las ruinas son un patrimonio arqueológico que les pertenece, al igual que las tierras” (La Gaceta, 14/12/2007). 18 En forma puntual, también aparece una nota que pone de manifiesto los conflictos al interior de la propia Comunidad, entre quienes apoyaban al concesionario y quienes, por el contrario, concebían a la Ciudad como perteneciente a la ciq (La Gaceta, 13/12/2007).

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Otras, por el contrario, muestran cercanía con el reclamo e incluso en ocasiones cierta empatía con las prácticas y discursos de la Comunidad, pero lo hacen indirectamente, incorporando por ejemplo encuestas realizadas a lectores 19 que manifestaban un mayoritario apoyo a la demanda. La empatía coincidía con las negociaciones que, en ese entonces, la Comunidad estaba llevando adelante con el Ente Tucumán Turismo (ett) 20 y con el aval de la propia esposa del gobernador de la provincia, quien había visitado a la Comunidad en el sitio durante el transcurso de esos días.

Foto 3. Beatriz Alperovich en el corte de acceso a la Ciudad Sagrada, diciembre de 2007. Gentileza de Rodolfo Cruz. 19 La presentación de los resultados de las encuestas adolecían de cualquier tipo de dato, como por ejemplo, el que refiere a la cantidad de personas consultadas, su lugar de origen y/o residencia, edad, sexo y nivel socioeconómico de la población entrevistada, datos que suelen aparecer en los estudios de esta índole. 20 Durante la segunda mitad del año 2007 se entabló un principio de diálogo entre el Ente Tucumán Turismo a cargo por ese entonces de Roberto Martínez Zavalía, algunos dirigentes de la ciq, un representante del inai de la provincia y algunos investigadores del Instituto de Arqueología y Museo de Tucumán.

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Desde el momento en que se produce la confrontación entre estos tres sectores −entre la ciq, el empresario y el Ente Tucumán Turismo−, la temporalidad asociada al sitio en las noticias empieza a modificarse. Por un lado, algunas notas ubican la creación de la ciudadela entre los años 900 y 1300 DC, antes de la llegada de los Incas, lo que contradice ideas difundidas previamente en el diario que establecían el arribo de los quilmes a esta zona como producto de su huida del sometimiento incaico. Por otro lado, la narrativa histórica del sitio comienza a documentar hechos de un pasado más reciente, relativo al período de su explotación irregular y a las demandas judiciales emitidas por la ciq hacia el Estado. Estos contenidos resultan significativos porque ofrecen una justificación de las acciones que el Estado estaba llevando a cabo contra el empresario, mientras paralelamente destacan cómo este pasado de más corta duración también estaba marcando y significando al sitio 21. En tal sentido, el espacio deja de ser un lugar lejano para transformarse en un territorio que involucra experiencias e intereses contemporáneos. Ahora bien, a medida que los conflictos sobre el sitio iban profundizándose, se incrementan las noticias sobre la Ciudad. En diciembre de ese mismo año, a raíz de un recurso de amparo presentado por Cruz, el complejo se cierra por orden judicial 22. El diario se muestra en oposición a este hecho, en sintonía con la oposición que había dejado entrever durante el período que duró el corte de ruta de la ciq. Lo hace indirectamente, apelando a otras voces. Incorpora los comentarios del delegado comunal de Colalao del Valle sobre los efectos negativos de este dictamen judicial para el desarrollo turístico de la zona; incluye la sorpresa que generó en la ciq aquella orden judicial, a quien, llamativamente, ahora la prensa reconocía como impulsora de la recuperación del complejo por parte del Estado y, finalmente, señala la expectativa del Ente Tucumán Turismo de llegar a una resolución favorable. Pero también, se posiciona frente al accionar del empresario, reiterando en forma directa las razones que justificaban su desalojo. 21 En un primer momento, esta historia más reciente aparece al interior del cuerpo del texto de las notas, pero luego se ubica en forma separada, similar a la realizada con períodos más antiguos vinculados con el sitio. Esta forma de presentar la cronología destaca la relevancia que tiene la temporalidad más cercana en la configuración de este espacio. 22 Según la prensa, “La decisión judicial señala que estos bienes deberán ser custodiados por el Estado y que, hasta que se resuelva, por otra vía judicial, a quién corresponde la propiedad del edificio del hotel y el derecho de Cruz de continuar con su explotación, el Ente Tucumán Turismo no podrá usar las instalaciones ni tampoco habilitarlas para la concurrencia del público en general” (La Gaceta, 22/12/ 2007).

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En el mes de enero y ante la clausura de la Ciudad Sagrada, la ciq decide reclamar nuevamente este territorio, pero ya no por la vía legal sino ocupando el sitio. Apelan para ello a su derecho sobre estas tierras y a exigir que les sean devueltas. La mesa de diálogo que se había abierto entre la ciq y la agencia estatal durante la segunda mitad del año 2007, se cierra. En ese marco, las noticias reproducen en su discurso la clásica tensión entre lo legal y lo legítimo que acompaña la forma en que desde posiciones antagónicas se expresan muchas prácticas de reclamos de sectores subalternizados. Se trata de la tensión entre aquello que, en palabras del cacique −portavoz de la Comunidad− constituye un reclamo “legítimo”, y aquello que, según los funcionarios del gobierno provincial, resulta una conducta “ilegal” sobre la cual es posible emprender una acción judicial. En este juego de tensiones y conflictos, el diario se hace eco de la visión gubernamental y, a pesar de introducir una entrevista a la abogada de la Comunidad que explica el reclamo como parte de un derecho, califica negativamente el accionar de la Comunidad describiéndolo como una “toma”: “Los indígenas mantendrán la toma de las Ruinas de Quilmes durante el fin de semana” (La Gaceta, 11/01/2008) “Tomaron otra vez las Ruinas de Quilmes” (La Gaceta, 11/01/2008). La categoría resulta significativa, más aún en el último titular en el que solapadamente se enlaza a este evento con la administración ilegal del sitio por parte de Héctor Cruz en los últimos años. Esto es, si se siguen cronológicamente las noticias, es posible advertir una sutil conexión entre las notas previas que aclamaban la “recuperación” del sitio en manos del gobierno provincial −“La Provincia recuperó el complejo Ruinas de Quilmes” (La Gaceta, 14/12/2007)− y este titular, en el que se menciona que fueron “otra vez tomadas”. La definición del reclamo como una “toma” contrasta con la forma en que la Comunidad construyó esta estrategia de demanda: “ . . . la Comunidad India Quilmes venía luchando desde hace bastante tiempo ya, por la restitución, la recuperación. Y no tanto como por ahí se habla en los . . . o se imprime en algunos folletos: ‘toma’. Para mi forma de ver es como si fuese que algo que nunca fue de nosotros se lo tomó, pero en realidad se debería decir

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recuperación” (Entrevista a un miembro de la ciq. Noviembre de 2008). Las discrepancias en la forma de entender los eventos van trazando marcadas diferencias en la constitución del lugar e instalan posicionamientos desfavorables hacia los comuneros. Mientras la “toma” remite a una suerte de acción de protesta coyuntural con ciertos visos de ilegalidad, el concepto de “restitución” apunta a un acto de justicia para la Comunidad, es decir, a devolver algo a quiénes lo tenían con anterioridad, a restablecer lo que en un determinado momento les fue negado 23. De ahí que, junto a este pedido de recuperación, los comuneros vuelvan a acentuar públicamente que este espacio, lejos de ser una “ruina”, es un lugar sagrado, territorio ancestral donde habitan sus antepasados: “Desde tiempos inmemoriales esta Ciudad fue el centro de desarrollo social y cultural de nuestro pueblo Quilmes, en el arte, la medicina, la alimentación, la astrología, la arquitectura y sobre todo nuestra cosmovisión o espiritualidad. Además, en ella están nuestros Centros Ceremoniales de mayor significancia ( . . . ) Se encuentran en ella los restos de quienes murieron en la defensa de nuestro territorio y la libertad, ante la invasión colonial, siendo un símbolo de la resistencia de la Nación Diaguita a la invasión extranjera. En este lugar está la sangre derramada por nuestros mayores en la resistencia a la usurpación territorial y a la invasión cultural. Es por ello que para nosotros toma el carácter de ‘Ciudad Sagrada’. Los legítimos herederos, solicitamos la restitución de nuestro patrimonio ancestral que nos fuera expropiado, utilizado y explotado para fines comerciales sin nuestro consentimiento libre, previo e informado” (Boletín Informativo Nuestro Territorio Ciu23 Si bien estamos haciendo referencia a la forma en que es conceptualizado por la Comunidad, cabe destacar que el término “restitución” ha sido definido de diferentes maneras dentro de la academia. Por ejemplo, Simpson (1995 en Endere, 2000) establece una distinción entre la noción de “restitución”, que responde a objetos robados o apropiados ilícitamente en contravención con las leyes internacionales y las convenciones de la unesco; y el concepto de “repatriación” que refiere a “aquellos ítems que son poseídos legalmente de acuerdo a las normas internacionales, pero que son reclamados por sus propietarios tradicionales o sus descendientes, desafiando las normas nacionales y las políticas de los museos, quienes sostienen la legalidad de sus derechos sobre las colecciones” (Endere, 2000: 6). Arenas (2011) prefiere utilizar el término “restitución” antes que “repatriación” en lo que refiere a las acciones implementadas en torno a los restos humanos indígenas, ya que la noción de “repatriación” significa devolver algo a alguien a su patria y “restitución” devolver algo a una persona que lo tenía con anterioridad o bien volver algo al lugar de donde había salido o al estado en que se encontraba previamente.

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dad Sagrada de Quilmes s/f, de la ciq. El subrayado pertenece al original). A través de los términos “restitución” y “recuperación”, la Comunidad revisa y reposiciona la historia de las jerárquicas relaciones interétnicas en Argentina y las experiencias de subalternización vividas, así como desnaturaliza el hecho de que ciertas manifestaciones o bienes culturales indígenas se constituyeran en objetos patrimoniales del Estado. La ausencia de reflexión sobre las condiciones socio-históricas de producción de este espacio en La Gaceta y sobre las relaciones asimétricas entabladas con los pueblos indígenas a partir del proceso de conformación del Estado-nación, acompañan la descripción periodística de este fenómeno como una “toma” 24. Llamativamente, hasta el mes de junio de ese año no se menciona nada más al respecto. La única nota emitida sobre la Ciudad Sagrada refiere a la importancia de este espacio en el contexto de una política desplegada por el nuevo funcionario de turismo en Tucumán que busca fortalecer la región, pronunciando la historia y estableciendo un puente de conexión con el turismo del norte salteño.

De la “protesta” y la “toma” a la “recuperación/restitución” de “derechos” Después de varios meses en que el conflicto por la Ciudad Sagrada se mantiene en silencio, irrumpe una noticia en el mes de junio de 2008 en la que se informa acerca de una orden de desalojo del sitio, dirigida a la ciq. Si bien el diario no lo menciona, esta orden, dictada por el juez local Juan José Aráoz, era el resultado de una medida cautelar presentada por Héctor Cruz, el antiguo concesionario (Comunicado de la ciq del 24 de junio de 2008). Frente a esta medida de desalojo, la Comunidad corta el acceso a la Ciudad y consigue revocar la decisión judicial 25. Curiosamente, la nota no resalta dicha orden sino la resistencia de la Comunidad a este dictamen: incluye únicamente citas del cacique de la Comunidad, ratifica el apoyo de los turistas a la Comunidad y establece una conexión entre las 24 Resulta importante destacar que en las noticias periodísticas de este diario, las relaciones de poder ejercidas sobre la población indígena se ubican únicamente en la época de la conquista española. 25 La decisión judicial entraba en contradicción con las anteriores resoluciones tomadas por el poder ejecutivo provincial como el Decreto N o 2.731/1 del 20 de julio de 2007.

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prácticas de resistencia indígena que caracterizaron a este espacio en el pasado y las que se estaban desarrollando en el presente. Paralelamente, explica las acciones de la ciq bajo la categoría de “recuperación”, esto es, recurriendo a la forma en que la propia comunidad había explicado su accionar hasta la fecha 26: “Un juez ordenó que abandonen la Ciudad Sagrada, conocida como Ruinas de Quilmes, que habían recuperado en enero de este año” (La Gaceta, 25/06/2008). Este giro en la forma de conceptualizar lo sucedido se relaciona −a nuestro entender− con el proceso de negociación que se estaba entablando entre la ciq y el Ente Tucumán Turismo y que se concretaría a partir de la constitución de una nueva mesa de enlace 27. En una entrevista mantenida con la directora del iam, Alejandra Korstanje, sugiere que la conformación de dicha mesa surge como producto de la revocación del recurso de amparo presentado por Cruz. Esta revocación por parte de la Justicia de Tucumán habría cerrado definitivamente el canal de relación con aquel empresario y reforzado, según ella, el diálogo con la ciq (Entrevista realizada en julio de 2008). Pero es posible también que, a este factor, se sumaran las estrategias implementadas por la Comunidad y la difusión internacional que alcanzó el reclamo, que tornaban difícil negarse al diálogo. Hasta fines del año 2008 no vuelve a difundirse nada al respecto. Ni siquiera se divulga la revocación del desalojo. Las pocas noticias que siguen se vinculan principalmente con cuestiones de índole turísticas. Sin embargo, durante este período, la administración de este espacio queda en manos de la Comunidad 28. Asimismo, se mantienen las reuniones de la mesa de enlace con el objeto de planificar en forma conjunta una modalidad de gestión del sitio. En esas reuniones, el Ente Tucumán Turismo acepta denominar a este espacio como “Ciudad Sagrada de Quilmes”, pone a disposición de la ciq una camioneta para la realización de la Fiesta de la Pachamama y se propone ensanchar el camino que lleva al sitio, ha26 Si bien en el cuerpo del texto aparece en una oportunidad la palabra “toma”, se la incluye bajo ciertas explicaciones que le quitan aquel contenido negativo que tenía en notas previas: “La ciudadela ( . . . ) fue tomada por los indígenas en enero de 2008, tras cinco años de infructuosos reclamos” (La Gaceta, 25/06/2008) 27 El 23 de julio de 2008 se abre una “mesa de enlace” en la que participan la ciq, el ett, el iam, el inai, la Dirección de Arquitectura y Urbanismo de Tucumán (dau), abogados de la ciq del grupo “Abogados y Abogadas del Noroeste argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales” (andhes) y el abogado y cacique de la comunidad de Amaicha del Valle (Ramírez, 2012). 28 Sólo se exceptúan el hotel, el Museo y el bar que permanecen cerrados y fuera de servicio.

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cer una rotonda en la entrada del mismo para otorgarle mayor visibilidad, construir más baños y organizar un centro de interpretación. Además, se discute ampliar la casa de la Comunidad edificada al comienzo del camino al sitio y, fundamentalmente, se inicia el debate sobre un posible co-manejo de este espacio entre el Estado y la Comunidad 29. A comienzos del 2009 vuelven a aparecer referencias sobre la ciq y la Ciudad Sagrada en las que se presenta su administración por parte de ciq así como una posible gestión conjunta con el Ente Tucumán Turismo. La posición del diario a lo largo del año es notablemente oscilante. En el contexto de las vacaciones de verano, se dejan traslucir ciertas dudas acerca de la autenticidad cultural de este colectivo y se enfatiza el estado de abandono en el que se encuentra el sitio desde que está bajo el manejo de la Comunidad. Se lo hace a través de comentarios de turistas que cuestionan la falta de mantenimiento de los servicios y de la constante reiteración sobre la clausura del Museo, el hotel y el bar 30. También incorporando el reconocimiento de falencias y deterioros en la Ciudad por parte del cacique de la Comunidad. La posición negativa hacia el manejo del sitio por parte de la ciq y la redundante mención sobre la posible administración conjunta −entre el Estado y la Comunidad− de la Ciudad, se reproduce hasta aproximadamente mediados de año. Es posible que esta posición negativa sea la antesala de la necesidad de preparar el terreno en la opinión pública e introducir una predisposición favorable al proyecto de co-manejo de este espacio, especialmente teniendo en cuenta que algunos miembros de la Comunidad estaban en desacuerdo con la creación de esta figura administrativa. Por el contrario, para fines del 2009 e incluso a lo largo del año 2010, las sucesivas notas que aparecen tienden a reivindicar y recuperar algunos planteos y categorías utilizadas por la ciq y reconocen por primera vez a este espacio como un patrimonio que legaron los quilmes actuales de sus ancestros: “La herencia de los Quilmes es un tesoro arqueológico imponente y apacible. El silencio es tan penetrante que contagia a los turistas en todo el predio, donde existió el mayor poblado prehispánico del país. Con una hora basta para recorrerla, pero si dispone de más tiempo podrá disfrutar de un sitio que todavía mantiene el embrujo de sus épocas de esplendor y que, con tan sólo recostarse 29 Según el funcionario de gobierno, había posibilidades de que en algún momento el bar y el museo, además del sitio, pudiesen ser administrados por la ciq; no así el hotel. 30 La clausura de estas dependencias será materia de repetición de las notas que aparecen incluso en el año 2010.

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sobre las piedras, parece colmar de energía espiritual” (La Gaceta, 20/11/2009). En ese marco, la repetición de frases que aparecen en períodos anteriores donde se destacaban el silencio y la apacibilidad de este espacio 31, muestran el pasaje de un sitio en conflicto a un espacio en el que nuevamente, tal como era descripto en los años previos al corte, era posible encontrar armonía. Paralelamente, las notas que siguen en estos últimos años tienden a subrayar eventos artísticos, culturales y deportivos que tienen lugar en la Ciudad Sagrada y proyectos etnoturísticos de Quilmes y de la comunidad de Amaicha que incluyen la visita a la Ciudad. También se difunde la existencia de recursos destinados a la restauración de este espacio y la importancia de ponerla en valor dada su relevancia como destino turístico. La importante visibilidad que adquiere la Ciudad en La Gaceta y la forma en que se la configura, como una suerte de remanso, obedece a la fuerte apuesta turística impulsada desde el Estado que busca posicionar a Tucumán y, en particular a la Ciudad Sagrada en el mercado, enfatizando en su historia 32. Esta panacea con la que vuelve a definirse a este lugar, resulta sugerente al contrastarla con otras notas en las que se describen eventos conflictivos vinculados con la ciq que tuvieron lugar entre los años 2009 y 2011. Se trata de reclamos territoriales aún no resueltos –que devinieron en una serie de violentos desalojos– y que fueron desacreditados en las notas del diario estigmatizando, incluso, a algunos comuneros. Las noticias sobre la Ciudad Sagrada de estos últimos años eludían mencionar este tipo de eventos que “contaminarían” el espacio y supondrían nuevamente observarlos como campos de poder y de conflicto. Sólo una excepción lo constituyó una noticia sobre la ceremonia de la Pachamama en Quilmes que, hacia el final, señalaba: “En Quilmes, el ritual abandona por un momento el sello folklórico que ha caracterizado por años a la veneración de la Pachamama y adopta un tono político, acorde con estos tiempos en los que la lucha por la tierra calchaquí, ahora convertida en commodity, 31 Es interesante destacar ciertas frases que se reiteran textuales en las noticias funcionando a modo de fórmulas de calificación de este espacio y que tienen relación con la línea editorial del diario. Esas reiteraciones van creando un imaginario muy fuerte acerca del espacio. 32 En estos últimos años, hubo un fuerte apoyo del Estado al turismo en Tucumán como consecuencia de la posibilidad de desarrollo e ingreso económico que, según los funcionarios, generaría esta actividad.

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genera enfrentamientos entre propios y con ajenos” (La Gaceta, 04/08/2012).

A modo de Cierre En el itinerario trazado por la prensa escrita es posible observar cómo silenciamientos, oscilaciones, contradicciones y continuidades en el discurso argumental de las noticias dejan traslucir las relaciones de fuerza, el campo de poder y los intereses en juego en cada momento, así como las condiciones que hacen posible que ciertas problemáticas y espacialidades sean formuladas y enunciadas de una determinada forma. Como sostiene Gordillo (2010), los espacios, y en este caso en particular, las “ruinas”, lejos de ser lugares acabados y delimitados en la historia, se construyen y reconstruyen constantemente a partir de luchas de poder, relaciones sociales, contradicciones y prácticas, entre ellas, prácticas discursivas, que las convierte en lugares siempre inacabados e inestables. Durante varios años, la prensa invisibilizó tanto la existencia de la Comunidad India de Quilmes como la lucha de ésta por la restitución de la Ciudad Sagrada y sólo se restringió a describirla en aquellos períodos en que la demanda cobró un lugar destacado en el escenario público. Esta difusión restringida del reclamo restó espacio a las acciones más pequeñas, lentas y menos visibles de demanda y conciencia étnico-política de la Comunidad, quitó profundidad temporal al proceso de pedido de restitución y lo configuró como un evento coyuntural, instrumental, ilegal y reciente. Por otra parte, junto a la falta de visibilidad previa del pedido de restitución, la ausencia de todo contexto de referencia acerca de la historia de las relaciones interétnicas de subordinación en nuestro país con posterioridad al período de conquista, y de cómo las manifestaciones y restos humanos de los pueblos indígenas fueron apropiados bajo el dominio del Estado como patrimonio provincial y/o nacional, habilitó la utilización de determinadas categorías de definición del espacio y de las acciones por parte del diario. Mientras la falta de descripción del contexto −recién señalado− se mantuvo a lo largo de todo el período, los términos descriptivos bajo los cuales se nombró en las noticias tanto a los comportamientos como al espacio fueron variando a lo largo de estos años. La categoría de “ruinas”, la alternancia entre la noción de “ruinas” y “Ciudad Sagrada” durante los momentos de visibilización del reclamo y el concepto de “toma” y só© de los textos de los autores. © de la edición Editorial Antropofagia. Copia de cortesía. Prohibida su reproducción.

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lo posteriormente el de “recuperación”, fueron proponiendo una lectura particular y definiendo en cada etapa tanto la acción de los sujetos demandantes como produciendo el espacio que demandaban y las memorias asociadas al mismo. La variabilidad y constante tensión de categorías contrapuestas con la que se fue configurando este espacio, a estos sujetos y las memorias en las noticias, se vincula con un contexto de revitalización étnica y de reivindicaciones y luchas en torno al territorio y el patrimonio arqueológico que hacían insostenible seguir manteniéndola en las sombras; pero también, con los intereses oficiales y las formas alternadas de inclusión-exclusión étnica que los agentes estatales ponen actualmente en juego. El corte de acceso a la Ciudad Sagrada por parte de la ciq alentó y legitimó el desalojo del concesionario por la agencia estatal que hasta la fecha no había tenido lugar. Pero la posterior ocupación de la Ciudad Sagrada por parte de la Comunidad ante la inminente administración estatal de este espacio, fue considerado un obstáculo para los agentes estatales y no casualmente generó posicionamientos hostiles de la prensa hacia esta población. Sin embargo, con el correr del tiempo y en un contexto de importantes emprendimientos turísticos culturales estatales ligados a proyectos viñateros de la zona, vuelve a producirse un giro en las noticias. Los eventos son definidos en el diario bajo la noción de “restitución”, se subraya la afabilidad del espacio y, mientras tanto, se difunden figuras administrativas como la del co-manejo todavía en discusión, pero positivamente valoradas por el Ente Tucumán Turismo de la provincia. En este desplazamiento de categorías y valoraciones sobre el accionar de la Comunidad y el espacio, es posible advertir una “complicidad” entre el diario y las agencias estatales provinciales, que fueron utilizando aquellas luchas en su propio provecho 33. La lectura etnográfica de la prensa permite observar cómo la construcción de este espacio se fue edificando mediante la anulación de las condiciones sociohistóricas en que este territorio y las demandas de la ciq se fueron configurando. A través de estas categorías y valoraciones, la prensa escrita fue legitimando qué agentes sociales tienen el derecho o están autorizados a reivindicar y ocupar ciertos espacios y posiciones y cómo deben hacerlo. A su vez, fue creando y socializando ciertos imaginarios y subjetividades. En tal sentido, la tensión irresuelta entre reconocer al 33 Sobre la conexión entre el actual gobierno provincial y el diario La Gaceta ha habido varias denuncias por parte de otros medios escritos locales (Diarios Digitales “Contexto” y “La compañera.com”). Estas denuncias se fundamentan en el incremento de la publicidad oficial en aquel diario.

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espacio como “ruina” o como “Ciudad” pone de manifiesto la posición ambivalente que la línea editorial de este diario –y también agencias estatales de la provincia– ha mostrado seguir en relación a la Comunidad. Esperamos, entonces, a través de este tipo de abordaje de la prensa escrita haber contribuido a poner al descubierto las solapadas relaciones de poder y las luchas que se intersectan en las noticias.

Agradecimientos A los integrantes de la Comunidad India Quilmes; al iam de la unt, especialmente a Alejandra Korstanje, Jorgelina Azcárate y Patricia Arenas. Finalmente, a Florencia Becerra, Victoria Pierini, Violeta Ramírez, Alejandra Ruberti, Bettina Sidy, Ana Laura Steiman, Sandra Tolosa y Nerina Torre.

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