Cómo entender la catarsis en un mundo virtual

Patricia Rodríguez Aranguren Epistemología de la Comunicación Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra

Cómo entender la catarsis en un mundo virtual El nexo clásico entre realidad y ficción se establece a través de la mímesis y la catarsis. Si el arte es mímesis del mundo, el artista es un creador de universos que representan acciones ficticias hasta el punto que sirven para representar lo que es o podría ser real. Estas acciones irreales persisten en el mundo de lo real, por lo que el arte tiene la capacidad de provocar verdades sobre la conciencia. Al adentrarse el espectador en la obra, experimenta lo representado sin las consecuencias de lo real, de modo que vive simuladamente una ficción que influye en su propia vida. De esta manera se revaloriza la función mimética del arte como procedimiento cognitivo en tanto que queda legitimada por la propia naturaleza humana de reconocer y aprender en la imitación. De ahí que Aristóteles, una vez comprobada la catarsis provocada en el espectador por la acción representada, la liberación de las pasiones por proyección de la subjetividad, propusiera la mímesis de nobles acciones para la tragedia. Hoy en día vivimos en una cultura que no podría entenderse sin Internet. En ella el espectador adquiere un grado de responsabilidad que nunca antes había tenido, se convierte en un sujeto activo que da vida al alter ego con el que identificarse, toma las decisiones que darán lugar a las acciones representadas, e incluso configura la totalidad de las leyes de ese posible mundo. Estamos ante un espectador creador, un usuario que crea a su imagen y semejanza un mundo virtual. Y en este mundo experimenta, al igual que en la tragedia, ese placer vital producido al contemplar un temor y una piedad creada en una obra poética. Pero no acontece a la mímesis exento de consecuencias. En la ficción el espectador vuelve a ser uno mismo cuando se baja el telón o se vuelve a iluminar la sala de cine. Su experiencia catártica parte de la observación de la acción, no del propio actuar. Cuando el lector es el autor de su propio mundo, se convierte en el único responsable de las acciones representadas, sean estas más o menos nobles. De modo que actúa en un sucedáneo de lo real donde recrea situaciones que no viviría fuera del mundo virtual. Entonces deberíamos preguntarnos hasta que punto había lugar antiguamente para la catarsis del propio poeta. Al fin y al cabo la catarsis no solo consiste en vivir lo que no vivirías, implica una purificación de la persona a través de esa vivencia.