Comentarios sobre el S1 en torno a la transferencia y la transmisión

August 14, 2017 | Autor: Juan Ramón González | Categoría: Philosophy, Psichoanalysis
Share Embed


Descripción

"Comentarios sobre el S1 en torno a la transferencia y la transmisión".
Juan Ramón González Rosales.
En el marco XI congreso de la Red Analítica Lacaniana A.C. Xalapa Veracruz. 29 de septiembre 2012.

I
Habrá que agradecer por este evento. Por todos ustedes que vinieron. Pero también a mis maestros que algunos de por aquí lo han sido, incluso en esta mesa donde se encuentra Daniel Gerber. También me da gusto que asistan exalumnos, que si bien no soy muchos los que pudieron venir. Eso me coloca entre dos generaciones.
Ser un elemento de una cadena es importante, sobre todo cuando algunos de los eslabones de la cadena ya no están.
Hace un año en el decimo congreso de Real se me pregunto si el analista debería ser un amo. Bien, esta es mi respuesta, así que si es sólo una respuesta claro que no es propiamente una ponencia. Sin embargo y aunque me he tardado un poco en responder pensé que valía la pena hacerlo. Ya que me parece que en nuestra asociación psicoanalítica, no digo que no sea o que sea un problema en otras, hay cierta lectura no trabajada sobre ese dicho que se constituyó en lugar común; el analista no es un amo. Con lo cual evidentemente estoy de acuerdo, lo adelanto, pero no es hago que sólo haya que decir y creer que ya cae por su peso, habrá que trabajarlo.
II
El 26 de Noviembre del 69 Lacan dice en su seminario:
"Esta fórmula dice que en el preciso instante (refiriéndose a la fórmula del discurso del amo) que interviene el S1 en el campo ya constituido por los otros significantes en la medida en que se articulan ya entre ellos como tales, al intervenir sobre otro, sobre otro sistema, surge esto, $, que es lo que hemos llamado el sujeto en tanto dividido".
Además;
"Finalmente, hemos acentuado desde siempre que de este trayecto surge algo que se define como pérdida. Esto es lo que designa la letra que se lee como el objeto a"
Como ven, este párrafo da cuenta de buena parte de la enseñanza de Lacan. El discurso del amo.
Es la inscripción de un significante que posibilita la dimensión de la pérdida, recuérdese que es la intervención del significante la que hace que haya producción del sujeto, y que produce además esa caída de un objeto que tiene una relación con el goce, pero al mismo tiempo sellado como pérdida radical, y por ello mismo, condenado a una repetición. Para decirlo en un discurso coloquial, es gracias al S1 que hay perdida, objeto a, y sujeto.
Es aquello que le pasa a Freud cuando llega a creer que todos los padres de las histéricas son perversos, y evidentemente no. Justo no creerlo posibilito que pudiera pensar el Edipo. No porque haya inscripción de un significante amo, de allí se sigue que hay una relación perversa.
Si estamos de acuerdo, entonces es claro que la estructura del sujeto es el discurso del amo.
III
Lo complicado es cómo pensamos eso y qué implicaciones tendría en nuestra práctica y en una posible transmisión de eso que llamamos psicoanálisis.
Para apoyarme en Lacan cito la sesión del 17 de Diciembre del 69; "Veamos qué está en juego aquí en el discurso del analista. El, el analista, es el amo. ¿Bajo qué forma? Esto tendré que reservarlo para nuestros próximos encuentros. ¿Por qué bajo la forma de a?". Lo que se sostiene por Lacan es que todo elemento que se coloque en el lugar del agente del discurso, de algún modo quedará apresado por la función de operación semblante de amo.
Al inicio de la reunión del 11 de febrero del 70, Lacan nos dice; "Vamos a avanzar, y tal vez para evitar un malentendido, entre otros, quisiera darles esta regla de primera aproximación – la referencia de un discurso es lo que manifiesta querer dominar. Con eso basta para querer clasificarlo en el parentesco del discurso del amo". No hay discurso sin que aparezca de algún modo dicho semblante amo.

Es decir que todo discurso por estructura ha sido consecuencia del discurso del amo, es allí que se puede producir un sujeto y después andaremos, si nos va bien por los otros pero no antes. Y más adelante nos dice; "Del discurso, sin embargo, está claro que no hay nada más candente que lo que se refiere al goce". Y continua; "el discurso se aproxima a él sin cesar, porque en él se origina. Y lo turba cada vez que trata de volver a este origen. Así es como se opone a cualquier apaciguamiento".

IV

Lo que propongo no es más que una repetición de algunas cosas que ya se han dicho y advertido por muchos otros, no es tan fácil quedarse con un Lacan de frases lapidarias que luego funcionan, justamente como significantes amo.

Es amo es un movimiento radical que hizo posible, ni más ni menos, una inscripción que era capaz de iniciar una genealogía.

Hay una fuerza radicalmente humana del lado del Amo, no es una figura que podríamos pensar sólo desde las estructuras, allá en otro campo, el clínico, el Amo se presenta como quien cree que goza, y por lo tanto fácilmente pasamos a leerlo como un perverso.

Y no necesariamente. Aquí el Amo se hace valer por quien reniega de la muerte de tal manera que está dispuesto a morir con tal de que su deseo radicalmente humano se siga sosteniendo. Claro que uno de los interlocutores de Lacan en este momento es Hegel. Desde el discurso del amo se encara la muerte, se la lleva al rechazo con tal de sostenerse en tanto un significante.
Ayer se dijo acá también que el amo es el significante, jamás es un sujeto, el único discurso hablado por un sujeto el de la histeria. Esa simple nota debe advertirnos por un rápido brinco del amo al perverso.

¿Cómo leo la estructura del amo en Lacan?

En "La impostura perversa" de Serge André desde las primeras páginas se trabaja una comparación escandalosa, en tono de una pregunta:

"En la relación analítica, ¿hay algo capaz de evocar la relación del verdugo sadiano con su víctima?" La cuestión es saber si la posición del psicoanalista es parecida a la de un verdugo. Si alguien que ejerce desde el lugar del analista es una forma de verdugo ¿En qué se parece?, pero también; ¿en qué se diferencia un psicoanalista y un verdugo? Es una pregunta muy importante en esta época en la que hay tantos psicoanalistas y tantos verdugos.

Para que haya psicoanalista debe haber, nos dice Andre, un sujeto que sufra. Para que haya verdugo, también. Ustedes pueden decir que ante el médico, el abogado, el juez, el sacerdote, y también, por qué no decirlo, ante el psicólogo hay un sujeto que sufre.

Pues bien, en el caso del psicoanalista, este se muestra insensible ante el sufrimiento. Allí donde el médico quiere; anestesiar o quitar el sufrimiento; el abogado o juez reparar la injusticia; el sacerdote dar un lugar ideal de paz o redención; o el psicólogo de empatía, entendimiento, compasión, hasta supresión del sufrimiento; el psicoanalista se muestra apático ante el sufrimiento. Cito a Serge André de nuevo, dice: "Yo diría que es, en el sentido más fuerte del término, la posición del desprecio, si se procura entender como desprecio no por el sujeto sino por el pathos". Desde Freud hay un desprecio, un menosprecio del síntoma, escuchar el síntoma sólo sirve para no escuchar al sujeto, a la estructura subjetiva.

Cómo ven, ya tenemos algo en lo que se parecen, tal vez mucho el psicoanalista y el verdugo.
¿Ahora qué busca cada uno de estos dos, nuestros personajes?

Ambos buscan la división subjetiva, en el la terminología lacaniana se conoce como el sujeto barrado; $. El sádico no quiere el sufrimiento simplemente, sino extraerlo de ese el sujeto dividido. El psicoanalista tampoco quiere escuchar el sufrimiento quiere extraer de esa palabra la división subjetiva.

Si bien ambos se proponen la extracción de la división subjetiva, el verdugo sadiano atribuye esa voluntad de goce a la naturaleza, en cambio en psicoanalista no se propone gozar de tal división. Allí donde el verdugo muestra la omnipotencia de la natura, el analista muestra una impotencia del sujeto de sostenerse como unidad. Si bien hay una voluntad de goce en el paciente, esta es no la del analista, sino la de la pulsión de muerte y la división ejercida en tanto que sujeto del lenguaje. Allí donde para Sade está La natura, para el analista esta el Otro pero barrado.

En la experiencia psicoanalítica lo que se pone en juego es la sustitución del sujeto supuesto saber por la castración que comandan la pulsión y el lenguaje. No se puede gozar del todo y no se puede decirlo todo.

Me parece claro que entre la lectura del amo desde Lacan, y la relectura que hace Serge Andre hay fuertes similitudes en la medida en que comparten una forma de rechazo radical.

V.

Teóricamente sabemos que la castración del Otro es aquello que puede dar paso al atravesamiento del fantasma que es la cura propuesta por el psicoanálisis. Eso es equiparable a aquello que Lacan llama pase, se cruza, se atraviesa por el goce del Otro y la pregunta radical por su deseo.

Con esto tendríamos para pensar de manera fuerte la pregunta de ¿qué pasa con el sujeto después de una cura psicoanalítica?

Les leo una pregunta, que afirma, que se Hace Lacan en la Proposición del 9 de Octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela. "¿Quién más que el psicoanalizante en el pase podría autentificar en él lo que éste tiene de posición depresiva?". ¿Qué decir de eso? Habrá que continuar trabajando.




Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.