Comentario: La Guerra de Jugurta (Salustio)

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Descripción

COMENTARIO: LA GUERRA DE JUGURTA SALVSTIO

DINAR TUNECINO DE PLATA, 1969

Textos latinos III Miguel Morata Mora Universidad Autónoma de Madrid

Ciencias y Lenguas de la Antigüedad 2014-2015

ÍNDICE

Nota introductoria

p. 3

Jugurta

p. 3

Metelo

p. 3

Mario

p. 4

Sila

p. 5

Religión y sociedad

p. 6

Fin de la guerra

p. 7

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NOTA INTRODUCTORIA Para la realización de este escrito solo se ha usado el tomo de Salustio perteneciente a la Biblioteca Clásica de Gredos, editado en 1997 y cuyas notas, introducción y traducción han sido realizadas por Bartolomé Segura Ramos.

JUGURTA Astuto y sobresaliente en los juegos y en la guerra a la vez que fratricida y avaricioso, así es como nos lo presenta Salustio, cualidades muy a tener en cuenta a lo largo de la obra y que darán pie a los conflictos personales entre los futuros personajes que irán apareciendo. Tras la muerte del rey Micipsa heredaron el derecho a gobernar los hijos de este: Ardébal y Hiénsal, y Jugurta, hijo de su hermano fallecido Mastanábal. Es entonces cuando Jugurta comienza su guerra fratricida contra sus primos para ser el único rey de Numidia. Esto lo consigue, según Salustio, por el siguiente motivo: … y ve Jugurta que, contrariamente a lo que temía su alma, ha logrado el premio de su crimen, estimando que era cierto lo que había escuchado de sus amigos en Numancia, que en Roma todo estaba en venta. (Iugurtha, XX, 1)

Tan en venta que llegará a tomarse la libertad de ordenar asesinatos en la propia Urbe. Pero con el transcurso de la guerra algunas de sus tretas fallarán. Su confianza en el dinero chocará con el incorruptible Metelo, y su esperanza en la comodidad de vida de los romanos será arrasada por el incansable Mario. La manera poco virtuosa en la que Jugurta lleva las riendas de su vida acabará por llevarle al punto que no podrá confiar ni en aquellos a los que una vez consideró amigos. Como todo lo que acompaña a la figura de Jugurta es criminal, no se merece más atención, pues nos encontraríamos siempre las mismas ideas. Pasaré ahora a mencionar y comentar a los romanos más importantes de la obra.

METELO Quinto Cecilio Metelo, elegido cónsul en 109 se presenta como primera solución eficaz a la dura guerra de Numidia, pues los ejércitos que fueron enviados antes dirigidos por Albino y Aulo fracasaron por completo: … la Numidia le había tocado a Metelo, hombre enérgico y, aunque adversario del partido popular, de fama no obstante inalterable y sin mancha. (Iugurtha, XLIII, 1)

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Cuando llegó al África, el procónsul Espurio Albino le entrega un ejército apático, nada aguerrido, incapaz de aguantar las fatigas, más hábil con la lengua que con la mano, depredador de los aliados y él mismo presa del enemigo, no sujeto ni a mando ni a disciplina. (Iugurtha, XLIV)

Metelo logró importantes victorias en campaña junto con Cayo Mario, del que hablaré en breve, pero Salustio le saca un defecto por el cual no pudo lograr la victoria: la arrogancia. Tras ser elegido cónsul y tener la concesión de Numidia, Mario hará en su discurso una mención oculta a aquellos que le precedieron al mando de la guerra contra Jugurta: En primer lugar, sobre Numidia estad tranquilos, romanos. Pues todo lo que hasta la fecha ha protegido a Jugurta, la avaricia, la incompetencia y la arrogancia, lo habéis quitado de en medio. (Iugurtha, LXXXV, 45)

Entre ambos habrá un enfrentamiento moral. Más tarde cuando Mario regrese a África ya como cónsul, Salustio señalará: Metelo había rehuido la presencia de Mario para no ver lo que de oídas no había podido soportar su ánimo (Iugurtha, LXXXVI, 5)

MARIO En la presentación de Cayo Mario y en sus hazañas Salustio revela cierta antipatía hacia él, aunque posiblemente esto suceda por la parcialidad de las fuentes que consultó, las cuales muy probablemente fueron silanas. Sin embargo parece aprovechar el discurso de Mario para atacar a la nobleza desde su propio punto de vista, prueba de ello son algunas frases con un parecido sospechoso a otras que aparecen en La Conjuración de Catilina. Me refiero, por ejemplo, a las siguientes: Por el contrario, soy experto en aquellas cosas que hacen útiles al país, […] tolerar por igual el invierno y el verano, dormir en el suelo, aguantar al mismo tiempo la falta de recursos y la fatiga. (Iugurtha, LXXXV, 33) Su cuerpo soportaba la falta de comida, el frío, el insomnio, por encima de lo que uno pueda creer. (Catilina, V, 3) Sea pues, que hagan siempre lo que les gusta, lo que consideran tan preciado para ellos: que anden de amoríos y bebiendo, que donde pasaron la juventud que pasen también la vejez, en banquetes, entregados a su estómago y a la parte más baja de su cuerpo. (Iugurtha, LXXXV, 41) Todos los hombres que se afanan por ser más que los otros seres es bueno que se esfuercen por todos los medios para no pasar la vida en silencio,

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como las bestias, que la naturaleza creó inclinadas y esclavas de su estómago. (Catilina, I,1)

Por otra parte esto demuestra que la autoría de ambos textos es la misma persona, con una concepción de la realidad tan similar entre un texto y otro que cabe pensar que los escribió en momentos próximos en el tiempo. Aunque en este aspecto también es destacable que Salustio usa tanto en La Guerra de Jugurta como en La Conjuración de Catilina, las mismas estructuras literarias: presenta a los personajes por sus vicios y virtudes, comenzando primero por las que menos peso tienen y continuando por las más llamativas e imperantes (o simplemente por las que más prefiere incidir). Cabe destacar que sus investigaciones se centran, más que en un momento histórico, en un personaje notorio por su necedad y corrupción para presentar de esta forma como no debe ser un buen ciudadano romano desde un vista marcado por el estoicismo y amistad con la facción de los populares. Pero aunque Mario represente un nuevo movimiento popular, Salustio rechaza en él su ambición de poder en distintos puntos de la obra. Yo remitiré a la introducción: Por el contrario, ¿Quién hay con las costumbres actuales que no compita con sus mayores en riquezas y dispendios y no en probidad y diligencia? Incluso los hombres que se hacen a sí mismos y que antes acostumbraban a aventajar a la nobleza por su virtud se esfuerzan en lograr el poder y los cargos públicos con engaños y recursos de bandidos en vez de con buenas artes. Como si la pretura, el consulado y todas las demás cosas por el estilo fuesen preclaras y grandiosas por sí mismas y no se juzgaran según el mérito del que ostenta tales cargos. (Iugurtha, IV, 7, 8)

Para terminar, es destacable el carácter plenamente militar de Mario y como lo usa con fines políticos de una manera plenamente eficaz. Por las tácticas y las estrategias tan sencillas como habilidosas que muestra Salustio, se le podría otorgar el sobrenombre de genio militar

SILA La aparición de Sila es bastante breve. Desembarca en Numidia tras las operaciones militares de mayor envergadura, será protagonista en las relaciones diplomáticas con el rey Boco de Mauritania y en varias escaramuzas. Aunque posteriormente serán rivales, en el periodo de la guerra aparecen con una buena relación, aunque con sus diferencias. Mario es un homo nouus y Sila pertenece a una de los más importantes linajes patricios, los Cornelii. Salustio hace marcar la diferencia entre ambos con su descripción: … era noble, de linaje patricio, aunque su familia casi había caído en el olvido por la indolencia de sus mayores; instruido por igual en la literatura griega y latina, era de gran ánimo, y estaba ansioso de placeres y más aún de 5

gloria; cuando no tenía nada que hacer era un disoluto, aunque el placer nunca lo apartaba de sus actividades. […] Era fácil de palabra, astuto y sencillo en la amistad; poseía una increíble profundidad de espíritu para fingir o disimular sus asuntos y era pródigo en muchas cosas, y especialmente con el dinero. (Iugurtha, XCV, 3)

RELIGIÓN Y SOCIEDAD La guerra en Numancia tiene una proyección en la sociedad romana que logrará una fuerte repercusión, y la dialéctica entre plebs y nobilitas jugará un papel importante, sobre todo por las corruptelas que lleva a cabo Jugurta. Con los distintos discursos que hay en la obra lanza acusaciones contra la clase noble e incluso contra la propia plebe. Para Salustio, ni una clase ni la otra son verdaderamente buenas, pues tienden a relajarse y pasar de los problemas. Llama la atención la mención de los tribunos Tiberio y Gayo Graco en el discurso de Gayo Memio, además de las acusaciones contra la nobleza. Ora así: Pero, ¿quiénes son esos que se han apoderado del Estado? Individuos cubiertos de crímenes, con las manos ensangrentadas, de avaricia insaciable, los más malvados y a la vez los más arrogantes, para quienes la lealtad, decoro, piedad, en fin, todo lo honorable y lo que no lo es, sírveles de negocio. Parte de ellos hallan su protección en haber dado muerte a los tribunos de la plebe; otros, en procesos injustos; la mayoría, en haber cometido crímenes entre vosotros. Así es como, cuanto peor ha obrado cada cual, tanto más seguro se halla. (Iugurtha, XXXI, 12-14)

Pero no los llega a defender abiertamente. Cuando es él mismo el que narra nos encontramos partes como ésta: Verdad es que los Gracos con el ansia de vencer no actuaron con suficiente moderación. (Iugurtha, XLII, 2)

En cuanto a la religión tradicional y el mos maiorum, en esta época ya se hace buenamente visible la degradación que llevará a su posterior desaparición y auge de la nueva moral augustea. Para el mismo Salustio han perdido el sentido las tradiciones religiosas romanas cuando dice: Pues yo he oído muchas veces que Quinto Máximo, Publio Escipión y otros ilustres varones de nuestra ciudad solían decir que cuando contemplaban los retratos de sus abuelos se les inflamaba el espíritu con gran vehemencia, instándoles a la práctica de la virtud. Naturalmente, aquella cera, aquellas imágenes no tenían en sí fuerza tan grande, sino que esa llama crecía en el pecho de los hombres singulares al recuerdo de de las gestas, y no se

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extinguía hasta que su virtud igualaba la fama y gloria de los mismos. (Iugurtha, IV, 5, 6)

Mas ahora, con la llegada de los homines noui, la religión, el sistema de creencias de la clase aristócrata se derriba por completo. Reflexionad en vuestro interior, os lo pido, si sería mejor cambiar vuestra decisión: enviar a alguien de aquel grupito de la nobleza a esta u otra empresa, un hombre de vieja prosapia, con muchos retratos de antepasados y sin experiencia militar alguna, resultando de ello lógicamente que al ser ignorante de todo se eche a temblar con un asunto tan serio, ande apresurado, escoja a alguien del pueblo para que le instruya en su cometido. (Iugurtha, LXXXV, 10)

FIN DE LA GUERRA El líder indiscutible de la guerra es Cayo Mario. Su triunfo, tanto militar como político definirá toda una época. Al final de su obra, Salustio da tan poca importancia al final de Jugurta que da la sensación que el verdadero protagonista de la obra no es tanto el rey númida como el cónsul Mario. De hecho tan solo se menciona la emboscada que se le realiza y que luego se le lleva ante presencia de Mario y más tarde a Roma para dar paso a las derrotas contra los galos, la celebración del triunfo del cónsul y su reelección para encargarse de la crisis en las Galias.

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