¿Clusters rurales en la región centro de México

October 17, 2017 | Autor: Adriana Larralde | Categoría: Rural Development
Share Embed


Descripción

La ciudad de México y sus clusters

Dr. Enrique Fernández Fassnacht Rector General Mtra. Iris Santacruz Fabila Secretaria General Dr. Arturo Rojo Domínguez Rector de la Unidad Cuajimalpa Mtro. Gerardo Quiroz Vieyra Secretario de la Unidad Dr. Mario Casanueva López Director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades Dr. Roger Mario Barbosa Cruz Secretario Académico dcsh

Alejandro Mercado Celis María Moreno Carranco (coordinadores)

La ciudad de México y sus clusters

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa

Juan Pablos Editor México, 2011

La ciudad de México y sus clusters

de Alejandro Mercado Celis y María Moreno Carranco D.R. © 2011, Alejandro Mercado Celis y María Moreno Carranco D.R. © 2011, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa Avenida Constituyentes 647, quinto piso, Col. Dieciséis de Septiembre, Del. Miguel Hidalgo, 11810 México, D. F. D.R. © 2011, Juan Pablos Editor, S. A. 2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19, Col. del Carmen, Del. Coyoacán, 04100 México, D. F. Imagen de portada: María Moreno Carranco Diseño de portada: Daniel Domínguez Michael ISBN: 978-607-477-581-5 uam-Cuajimalpa 978-607-711-031-6 Juan Pablos Editor Impreso en México Reservados los derechos

Índice

Introducción

9

1. ¿Clusters rurales en la región centro de México? Adriana Larralde Corona

19

2. Patrones de clusterización espacio-temporales de una ecología social de la Zona Metropolitana del Valle de México Salomón González Arellano

55

3. El cluster de la publicidad en la ciudad de México Alejandro Mercado Celis

95

4. Terciarización económica y la creación de clusters: el megaproyecto de Santa Fe en la ciudad de México María Moreno Carranco

143

Anexo cartográfico

189

[]

Introducción

Hacer una contribución original al estudio de la ciudad de Mé­ xico en los campos tradicionales es difícil; la literatura existente abarca estos temas de forma abundante, variada y relevante. Sin embargo, la emergencia constante de nuevos problemas y fenómenos urbanos en esta ciudad nos demanda el esfuerzo de defi­ nirlos, interpretarlos y explicarlos. Por otra parte, la transformación de los enfoques teóricos del análisis urbano y la aparición de nue­ vas metodologías y herramientas de análisis, nos invitan a reexa­ minar aspectos centrales del funcionamiento de la ciudad. Con este ánimo, el Cuerpo Académico de Planeación y Desarrollo Territorial de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa, inició un seminario sobre la ciudad de México, el cual giró alrededor de los procesos de concentración, dispersión y reaglomeración de la actividad económica. Identificamos que en la riquísima literatura del análisis de la ciudad, el estudio del cluster, o distrito económico, no ha sido totalmente explorado. Así, decidimos que el grupo multidisciplinario que formamos ex­ ploraría diferentes aspectos de la clusterización de la actividad económica en la zona de influencia de la ciudad de México. El concepto de cluster le resulta familiar a los estudiosos del de­sarrollo regional y de la geografía económica; pero no lo es tan­ to para los urbanistas y analistas urbanos en general. En primer lugar, partimos de la definición básica de Porter sobre los clusters, según la cual son “concentraciones geográficas de compañías e []

10

ALEJANDRO MERCADO CELIS, MARÍA MORENO CARRANCO

instituciones interconectadas en un campo particular” (Porter, 1998). El análisis de sistemas de actividades económicas concen­ tradas espacialmente no puede ser reducido tan sólo al enfoque de cluster, por el contrario, existe una extensa literatura que ha con­tribuido a fomentar el campo del desarrollo regional y la geo­ grafía económica. No obstante, ha sido el término cluster el que más ha penetrado en el mundo académico y empresarial, así como en el ámbito de los administradores públicos y entre los políticos. En buena medida, el éxito del concepto de cluster se debe a su im­ pulsor, Michael Porter, quien haciendo énfasis en la competitivi­ dad de los países, regiones y empresas le dio un contenido práctico y estratégico a la idea de aglomeración, haciéndola muy atractiva por su simpleza conceptual. Así, con un lenguaje sencillo y apelando directamente a la competitividad económica, puso el término cluster en la mira de académicos, estrategas económicos y administradores públicos. Más allá de las diferentes apropiaciones que las diversas comunidades han hecho de él, pensamos que el proceso esencial que describe sobre la especialización de las interacciones entre múltiples actores —que constituyen un sis­ tema en donde el resultado es mayor que la suma de los compo­ nentes—, sigue teniendo una gran potencialidad conceptual para entender los procesos socioterritoriales. Estamos conscientes de que, particularmente en el área de la geografía económica, existen autores que han desarrollado modelos teóricos mucho más refinados y avanzados que las ideas de Porter, tales como Stor­ per, Scott, Audretsch, Becattini, Cooke, Feldman, Krugman, Saxenian, Taylor y muchos otros. Sin embargo, la intención del semi­nario de investigación, y de este libro, fue partir de un acer­ camiento sencillo que permitiera la incorporación del enfoque en temas no necesariamente económicos, de ahí la utilidad del concepto de cluster en este estudio. Por otra parte, hay que considerar que la literatura internacio­ nal sobre clusters, ha generado una amplia producción teórica y empírica. En el caso de México si bien se han desarrollado tra­

INTRODUCCIÓN

11

bajos desde la geografía económica, los estudios con este enfoque parecieran ser escasos. En particular, algunas regiones han care­ cido de investigaciones que rescaten la idea del cluster en el análisis de sus economías y procesos de desarrollo urbano y regional. La ciudad de México carece de ese tipo de trabajos. Con este libro tratamos de contribuir parcialmente a llenar este vacío. A partir de interpretaciones particulares sobre los procesos de clusterización en la ciudad de México, en cada capítulo de este volumen se buscó utilizar el concepto de cluster para explicar di­ ferentes fenómenos. La apropiación flexible del concepto se dio a partir de relacionar los diferentes enfoques disciplinares, teóricos y metodológicos de cada autor con el propio concepto, y al definir problemas de investigación a partir de él y que fueran re­ levantes en el estudio de la ciudad de México. Como producto del seminario hoy ofrecemos los capítulos que conforman este libro y que analizan los clusters de y los relacionados con la ciu­ dad de México desde cuatro perspectivas y dimensiones muy di­ ferentes pero complementarias. Cada uno de los capítulos se desarrolló a partir de diferentes propuestas de investigación: una de las líneas propuestas fue documentar la existencia y el funcionamiento de un cluster eco­ nómico dentro de la ciudad de México; se decidió que el caso sería el sector de la publicidad y el conjunto de actividades rela­ cionadas con ese servicio especializado. La segunda línea versó sobre el uso del concepto de cluster y/o distrito en los discursos de desarrollo urbano contemporáneo y su efecto en los proyectos de desarrollo urbano implementados en la ciudad de México; el caso de estudio es la zona de Santa Fe. La tercera propuesta fue estudiar el área de influencia del área metropolitana de la ciu­ dad de México e investigar si los efectos de cluster van más allá del área urbana, buscando la formación de clusters económicos en los municipios rurales. Finalmente, la cuarta propuesta consistió en analizar las dimensiones temporal y espacial intraurba­ nas para observar la movilidad cotidiana y revelar la conformación

12

ALEJANDRO MERCADO CELIS, MARÍA MORENO CARRANCO

de concentraciones o clusters de actividad que aparecen y desaparecen a lo largo de las 24 horas de cada día. Esto es, la clusterización temporal y cotidiana de la actividad económica en la ciudad. Como se puede apreciar, en el libro se encuentran desde en­ foques que aplican con ortodoxia el concepto de cluster, hasta usos eclécticos del concepto sin perder de vista el problema de la concentración espacio-temporal de las actividades socioeconómicas. El orden de los capítulos sigue un acercamiento escalar: el primer capítulo, “Clusters rurales en la ciudad-región del cen­ tro de México”, de Adriana Larralde, parte del área de influencia de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México; el segundo, “Patrones de clusterización espacio-temporales de una ecología social de la Zona Metropolitana del Valle de México”, de Salomón González, estudia todo el territorio del Distrito Federal; el tercer capítulo, “El cluster de la publicidad en la ciudad de Méxi­ co” de Alejandro Mercado, se enfoca en las delegaciones centrales de la ciudad de México y, finalmente, el último capítulo, “Tercia­ rización económica y la creación de clusters: el megaproyecto de Santa Fe en la ciudad de México”, de María Moreno se aboca a estudiar la zona delimitada por el programa parcial de Santa Fe. Antes de terminar esta introducción queremos ofrecer al lec­ tor un somero panorama demográfico y económico de la ciudad de México, que ayude a esbozar de forma muy general el cambio continuo de los procesos sociales en su territorio y en su sig­ nificado nacional. La ciudad de México ha sufrido transformaciones fundamen­ tales en los últimos 30 años; por un lado, sigue siendo la concentra­ ción poblacional y económica más grande del país, sin embargo, se han dado reacomodos poblacionales y trasformaciones económicas muy importantes. Probablemente el cambio más significativo en estas transformaciones sea la creciente terciarización de la economía y la consecuente especialización en el empleo. A continuación presentamos algunas cifras relacionadas con población, actividad económica y movilidad en la ciudad.

INTRODUCCIÓN

13

Población De acuerdo con el censo de 2010, el Distrito Federal cuenta con 8 851 080 habitantes. Esta cifra es similar a la presentada en 1980, cuando se alcanzaron los 8 831 079 habitantes, pero a lo largo de estos 30 años la población no se ha mantenido constante. Se re­gistro una caída poblacional entre 1980 (8 831 079 habitantes) y 1990 (8 235 744 habitantes) con una pérdida neta de población de 595 335 personas. La pérdida de población residente se concentró en las delegaciones centrales: entre 1980 y 1990 Azcapotzalco perdió 126 836; Benito Juárez, 137 071; Cuauhtémoc, 219 023; Gus­tavo A. Madero, 245 292; Iztacalco, 122 055; Miguel Hidalgo, 136 194, y Venustiano Carranza, 173 268. El resto de las delegaciones siguieron creciendo destacando Iztapalapa, cuya población aumentó en 228 145 y Tlalpan en 115 892. La variación porcentual total en­tre 1990 y el 2010 muestra un patrón claro de aumento de la población en la periferia, sobre todo, destacan Milpa Alta (143.6%), Tla­huac (145.2%), Cuajimalpa (104.4%), Xochimilco (90.8%) y Tlalpan (76.3%) (inegi, Censos de población y conteos poblacionales). En cuanto al Área Metropolitana de la Ciudad de México (amcm), actualmente está formada por 16 delegaciones del Dis­ trito Federal, un municipio del estado de Hidalgo y 59 municipios del Estado de México (Conapo, 2005). La población total ha pasado de 15 563 795 en 1990, a 17 297 539 en 1995, alcanzando los 18 396 677 en el año 2000 y los 19 239 910 en 2005, finalmente para el 2010 ha rebasado los 20 millones (20 116 842). En un proce­ so paralelo al descrito en el Distrito Federal, en el área metropolitana ha perdido consistentemente peso en la población total del área metropolitana. En 1990, El Distrito Federal aportaba 52.9% de la población del amcm y para 2010, después de una con­ tinua reducción, representa 44% de la población total del área metropolitana.

14

ALEJANDRO MERCADO CELIS, MARÍA MORENO CARRANCO

Economía En 2009 el Distrito Federal concentraba 16.4% del total de empleos del país y 10.3% del total nacional de las unidades eco­ nómicas censadas para el mismo año. Esta alta concentración económica muestra su relevancia para la economía nacional. De­ trás de estas cifras agregadas en la amcm existen altísimas concentraciones en casi todos los sectores económicos menos en el sector primario y en industrias manufactureras. El cuadro 1 pre­sen­ ta en orden descendente los sectores económicos más importantes del Distrito Federal, mostrando una marcada concentración respec­ to a la economía nacional. Las actividades económicas con mayor concentración son los servicios terciarios especializados, especí­ ficamente los servicios financieros (71% del empleo nacional), la dirección de corporativos (67.5%), los servicios de apoyo a los n­egocios (36%), los servicios profesionales, científicos y técni­ cos (32.8%), y los medios masivos de información (32%) (inegi, Censos Económicos 2009). En términos del producto interno bruto del Distrito Federal, tenemos que se ha mantenido fluctuando levemente por encima de 18% del pib nacional desde 2003 hasta la fecha (inegi, 2011). Movilidad En el Distrito Federal, de acuerdo con la Encuesta Origen-Destino realizada en 2007, Iztapalapa es la delegación que genera el mayor número de viajes con 14.2% del total; en segundo lugar la delegación Cuauhtémoc con 13.2%. En el caso de los munici­ pios del Estado de México, tenemos en primer lugar a Ecatepec de Morelos, con 15.9% del total de viajes, seguido de Naucalpan con 10.4%. En el caso opuesto, la delegación y municipio que me­ nos viajes generan son Milpa Alta, con menos de 1.0%, y Cuautitlán con 1.4%. La misma encuesta reporta que las delegaciones y

15

INTRODUCCIÓN

Cuadro 1 Sectores económicos del Distrito Federal con más de 10% de participación en el empleo nacional 2009

71.1 67.5

Unidades económicas % df-nacional 7.3 55.9

36.0

11.8

32.8

15.5

32.0

14.2

26.7

11.3

18.1 16.5

13.7 10.9

16.4

9.2

15.9

8.9

15.4 14.9

9.5 11.6

13.8

0.3

13.6

10.5

12.9

10.6

11.5

10.5

Empleo % df-nacional 52* Servicios financieros y de seguros 55 Dirección de corporativos y empresas 56 Servicios de apoyo a los negocios y manejo de desechos y servicios de remediación 54 Servicios profesionales, científicos y técnicos 51 Información en medios masivos 48-49 Transportes, correos y almacenamiento 61 Servicios educativos 43 Comercio al por mayor 71 Servicios de esparcimiento culturales y deportivos, y otros servicios recreativos 53 Servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles 23 Construcción 62 Servicios de salud y de asistencia social 22 Electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final 72 Servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas 81 Otros servicios excepto actividades del gobierno 46 Comercio al por menor

Fuente: elaboración propia con datos del inegi, Censos Económicos 2009. * Los números que anteceden a los sectores económicos refieren al Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte empleado con los censos económicos de México.

16

ALEJANDRO MERCADO CELIS, MARÍA MORENO CARRANCO

municipios que más atraen viajes son Iztapalapa y Cuauhtémoc. Estas dos delegaciones atraen más de la cuarta parte de los viajes al Distrito Federal. En los municipios conurbados del Estado de México, los que más viajes atraen son Ecatepec de Morelos y Naucalpan de Juárez, con 15.9% y 10.4% respectivamente. Nue­ vamente Milpa Alta, con menos de 1.0%, y Cuautitlán, con 1.4%, son de las áreas que menos viajes atraen. Hay que añadir que 21 de los municipios periféricos al amcm atraen menos de 9% de los viajes (Encuesta Origen-Destino, 2007). Como podemos observar en las cifras arriba descritas, los pro­ cesos poblacionales, económicos y de movimiento van transforman­ do el uso y significado de los espacios, generando nuevas periferias y centralidades. De la emergencia de estas nuevas relaciones y usos trata este libro. Esperamos que este trabajo sea útil a los estudiosos de la ciu­ dad de México. También hemos escrito este libro pensando en nuestros alumnos de licenciatura y de posgrado que requieren de textos actualizados con información empírica sobre procesos socioterritoriales de las ciudades mexicanas. Con este objetivo tra­ tamos de presentar los marcos teóricos, metodológicos y los re­ sultados de las investigaciones empíricas con una estructura y argumentación asequible a un público amplio y no necesariamen­ te especialista. Entendemos a la ciudad como un proceso dinámico y cambiante, regida por gran cantidad de actores e intereses, este libro intenta ser una contribución al mejor entendimiento de sus centralidades. Queremos agradecer el apoyo brindado por Samantha Cama­ cho, Amyris Gimate y Joanna Félix, en la elaboración de la car­ tografía y el manejo de las bases de datos, y a Paulina Gil por su ayuda en diversas labores de investigación, traducción y edición. Alejandro Mercado y María Moreno Ciudad de México, mayo de 2011.

INTRODUCCIÓN

17

Bibliografía Conapo (2005), Delimitación de las zonas metropolitanas de Mé­xico 2005, México, Consejo Nacional de Población. inegi

(1980), Censo General de Población y Vivienda 1980, Méxi­co, Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (1990), Censo General de Población y Vivienda 1990, Mé­ xico, Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (1995), II Conteo de Población y Vivienda 2005, México, Ins­ tituto Nacional de Estadística y Geografía. (2005), II Conteo de Población y Vivienda 2005, México, Insti­ tuto Nacional de Estadística y Geografía. (2007), Encuesta Origen-Destino, México, Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2009), Censos Económicos, México, Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2010), Censo de Población y Vivienda 2010, México, Ins­tituto Nacional de Estadística y Geografía. (2011), pib Estatal Base 2003, años 2003-2009, Dirección General de Contabilidad Nacional y Estadísticas Económicas. Dirección General Adjunta de Cuentas Nacionales. Dirección de Contabilidad Nacional, México, inegi, disponible en < http://www.inegi.gob.mx/Sistemas/temasV2/Default. aspx?s=est&c=23824>, consultado 17 marzo.

Porter, M. E. (1998), “Clusters and the New Economics of Competition”, en Harvard Business Review, noviembre-diciembre, pp. 77-90.

1. ¿Clusters rurales en la región centro de México?* Adriana Larralde Corona**

Introducción El objetivo de este trabajo es identificar, por medio de técnicas cuantitativas, las tendencias en el establecimiento de aglome­ raciones productivas en el espacio rural de la región centro del país. Las interrogantes que guían la investigación son: ¿la actividad económica de las zonas rurales ubicadas en la región se organiza en clusters? Si es así, ¿qué tipo de industria es más pro­ pensa a tener este comportamiento de concentración geográfica **  Un avance de esta investigación se presentó en el X Congreso aleup, XIII Congreso anpud. Crisis Urbana y Sustentabilidad, del 6 al 8 de octubre de 2010, Toluca, Estado de México. La ponencia se publicó el mismo año en la revista Quivera, 12, 70-93. **  Profesora-investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de Uni­ versidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa. Correo electrónico: . *1  Se entiende por espacio rural las áreas donde las poblaciones son reducidas y entre ellas existen notables zonas de campo abierto (Hoggart y Buller, 1987:63, en Paniagua y Hoggart, 2002; Clout, 1977, en Muilu y Resanen, 2004). Cabe men­ cionar que en el ámbito académico se ha dado una suerte de acuerdo en la des­ vinculación de lo rural de lo agrario. Desde principios de la década de 1990 se reconocen dos grandes tendencias de la sociología rural: 1) la economía política agraria o nueva sociología rural de la agricultura y 2) la sociología del desarrollo. En la geografía se sigue la misma lógica, y se distingue: 1) la geografía agrícola y 2) la geografía rural (Buttel, 2011:169; García, Tullas, y Valdovinos, 1995; Bowler, 1990). Las primeras (economía política agraria y geografía agrícola) se abocan al estudio de las actividades agrícolas; en tanto que las segundas (sociología del desarrollo y geografía rural), su objeto de estudio son las zonas rurales.

[19]

20

ADRIANA LARRALDE CORONA

y en dónde se localiza? En todo momento es importante prestar atención a lo que ocurre con las actividades económicas asociadas a los recursos naturales, básicamente con la agricultura, de­ bido a su centralidad en la función tradicional de lo rural. En México, 80% del territorio es rural y 25% de la población reside en localidades rurales (de menos de 2 500 habitantes). Sin embargo, éstas contribuyen poco a la economía nacional, con una participación de 2% en el pib nacional. El contraste de nivel de vida entre lo rural y lo urbano es significativo; el pib per cápita en áreas rurales llega a ser menor a 50% del promedio nacional y, a pesar de que los niveles de extrema pobreza se redujeron con­ siderablemente desde el periodo de crisis en 1995, 56% de la po­ blación rural vive en condiciones de pobreza y 28% en pobreza extrema (Conteo, 2005; oecd, 2007). De hecho, residir en el área rural ha sido la característica fundamental para definir el perfil de pobre en México. En términos del rezago y pobreza que vive el mundo rural en nuestro país, el cluster, definido como un ambiente de innovación y competencia económica, se vuelve una perspectiva tentadora para pensar en el desarrollo territorial rural. Los clusters rurales pueden ser especialmente importantes en las áreas rurales, si estas aglomeraciones ofrecen economías y medios para superar las desventajas propias de la estructuración espacial de las zonas rurales, como lo son los mercados dispersos, aislamiento geográfico y la falta de diversificación económica. No obstante, hay que ser cuidadosos con las bondades económicas que ofrecen los clusters, al menos en el contexto de lo rural, porque la idea de la concentración espacial de la industria    El límite de población para diferenciar una localidad rural de una ur­ bana no es fijo. Por lo general, se utiliza el criterio censal, el cual establece que una localidad rural es aquella que tiene una población menor a 2 500 habitantes (inegi, 2001). Aunque también es común utilizar el límite de cinco mil habitantes. Unikel et al. (1976), en un estudio muy influyente dentro de los estudios urbanos y regionales, establecen dicho umbral.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

21

y el potencial de interconexiones e interacción social que supone el concepto de cluster en la literatura sobre desarrollo regional es contraria a la naturaleza de lo rural, que se caracteriza por la dispersión y la baja densidad de población y actividades. En este sentido, la posibilidad de la presencia de este tipo de desarrollos económicos geográficamente concentrados en estas zonas, llamaría la atención sobre la definición de lo rural y, en todo caso, la necesidad de hacer ajustes a ésta; pero también, si nos apegamos a la validez del concepto, se ponen de manifiesto los posibles obstáculos que suponen la estructuración y dinámi­ ca propia del espacio económico de lo rural para alojar estos con­ glomerados productivos. Resulta particularmente interesante el contexto sociohistóri­ co que atraviesan las zonas rurales desde fines de 1980 y principios de 1990, en el ámbito internacional y en nuestro país, vinculado con los procesos de transformación social conceptualizados como “nueva ruralidad” o “reestructuración de la ruralidad”, el cual ofrece un campo de estudio abierto y dinámico que requiere ser abordado por los investigadores. En términos generales, estas nociones hacen referencia a la presencia de algunas transformaciones; destaca la diversificación del trabajo de la población rural hacia el sector industrial y terciario; asimismo, la proliferación de actividades económicas al interior de estos espacios, tales como el turismo y otras actividades vinculadas con los recursos naturales, culturales y energéticos; el uso residencial, la manufactura, entre otros. También se refieren a una integración más funcio­ nal e intensa entre lo rural y lo urbano. Sobre las relaciones campo-ciudad, la región de estudio presenta una situación que al parecer propicia un gran potencial de interacción. Esta situación se presenta porque la región es un espacio muy urbanizado, en ella se localiza la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (zmcm), una megalópolis de casi 20 millones de habitantes; así como otras diez zonas metropolitanas; además de ciudades de menor tamaño. Varios autores han documentado que desde la década de 1980, la ciudad de México

22

ADRIANA LARRALDE CORONA

se encuentra en una fase de transición de una escala metropoli­ tana hacia una regional (Aguilar, 2003; Graizbord y Molinatti, 1998; Chávez y Guadarrama, 2004). Además, la región presenta buena accesibilidad intrarregional. Según Chías y Martínez (2003), 91% de las localidades en esta región, con casi 99% de la población, tienen buena accesibilidad a la red carretera pavimentada, y sólo 9% restante de las localidades con 1.0% de la po­ blación se ubica a más de diez kilómetros de distancia en línea recta a la red vial. La forma y el nivel de urbanización, y la buena accesibilidad carretera de la región, producen efectos profundos en los espacios rurales y las dinámicas rurales-urbanas. En este sentido, se ha evidenciado que algunos clusters rurales tienden a ser satélites de producción de otras industrias o clusters ubicados en las zonas urbanas. El análisis se organiza en siete apartados. El primero es esta introducción, el segundo, contiene una descripción breve de la situación económica del sector agropecuario en México. Luego se presenta la delimitación de la zona de estudio. El apartado cua­ tro es una reflexión sobre la definición de cluster y la naturaleza de lo rural. El siguiente, se refiere a la metodología que se emplea para identificar y mapear los clusters. El sexto contiene los resultados. Finalmente, en el séptimo se presentan las conclusiones. El sector agropecuario en México Las zonas rurales en México abarcan alrededor de 80% del terri­ torio, concentran la mayor parte de los recursos naturales y ener­ géticos, y albergan 25% de la población (localidades de menos de 2500 habitantes). Sin embargo, éstas contribuyen poco a la economía nacional, con una participación de 2% en el pib nacional. Tal situación está estrechamente vinculada con el desem­ peño del sector agropecuario. Según un estudio elaborado por

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

23

la onu-cepal (2006), para el periodo de 1994 a 2004, el sector tuvo un crecimiento modesto. Aumentaron el comercio y las importaciones, al mismo tiempo que las exportaciones se diversificaron. También se registró un aumento en la producción agro­ pecuaria, con una expansión del área cosechada (1.3% anual) y la superficie de producción de forrajes (5.2% anual). En promedio, el producto agropecuario real creció 2% anual; asimismo, la producción pecuaria tuvo un crecimiento cercano a 4% anual, sobre todo en aves, huevos y leche. El producto interno bruto agropecuario (piba) representó 9% del pib total y las exportaciones agroalimentarias 6% del to­ tal. En promedio, la productividad laboral agropecuaria tuvo un incremento de 4.4% entre 1993 y 2003, debido a la introducción de tecnología y la salida de mano de obra familiar no remunerada. Sin embargo, el déficit comercial en el sector aumentó debido a la facilitación de importaciones desde Estados Unidos de productos con precios subsidiados. Por otro lado, la reducción de precios de los productos agríco­ las se mantuvo, siguiendo una tendencia que se observa desde 1970 y que afecta los ingresos rurales y la calidad de vida de los productores. El empleo en el sector se redujo en 22% y los salarios también disminuyeron 28% entre 1994 y 1997. La participación del ingreso derivado de actividades no agropecuarias ha llegado a representar más de la mitad del total de ingresos. De igual forma, durante el periodo 1999-2004, el incremento del em­ pleo no agropecuario fue superior en regiones rurales (5.2 %) con respecto a las urbanas (3.5%) (onu-cepal, 2006). Delimitación de la zona de estudio: la región centro de México La zona de estudio abarca los municipios rurales de los siete es­ tados que conforman la región centro: Distrito Federal, Estado

24

ADRIANA LARRALDE CORONA

de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Tlaxcala y Querétaro. De­ finimos como rurales aquellos municipios que tenían en el año 2005 (inegi, 2005) más del 50% de su población residiendo en localidades menores de cinco mil habitantes. En total son 340 municipios, los cuales representan poco más del 61% de los 553 que abarca esta región (véase el mapa 1.1 en el anexo). Cabe mencionar que en el análisis de la información, a veces distinguimos lo que sucede en los municipios rurales “metropolitanos” ubicados en toda la región. Se trata de 49 municipios emplazados en las 11 zonas metropolitanas catalogadas en Sedesol et al. (2007) (véase el mapa 1.1 en el anexo). ¿Clusters rurales? El análisis de la concentración espacial de la actividad producti­ va es atribuida al trabajo sobre distritos industriales de Marshall, de 1890, y posteriormente a Becattini en trabajos que datan de 1979, de la corriente de la nueva geografía económica italiana. Pero adquiere centralidad dentro del enfoque económico a partir de los aportes de Porter (1990) y Krugman (1991) (en Cuervo-Gar­ cía et al., 2008). De acuerdo con Cuervo-García et al. (2008), se pueden dife­ renciar dos grandes corrientes en la literatura sobre clusters: 1) la económica, representada por Krugman (1991) y Porter (1990, 1998, 2001 en Cuervo-García et al., 2008), la cual acentúa el tema de las externalidades, y 2) la socioeconómica y de innovación, que enfatiza los factores territoriales, sociales e institucionales.    Se decidió considerar una localidad como rural si su población era menor a cinco mil habitantes, en lugar del criterio censal de 2 500; esto debido a que en un ejercicio sobre la definición de lo rural en México (Conapo, inédito) encontramos que era una pauta adecuada para la región de estudio.    Las zonas metropolitanas de la región son: Valle de México, Pachuca, Tu­ lancingo, Tula, Toluca, Cuernavaca, Cuautla, Puebla, Tehuacán, Querétaro, Tlax­ cala.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

25

De acuerdo con Dini et al. (2007), no hay una definición con­ s­ ensuada del concepto de cluster. Muchos investigadores coinci­den en que éste consiste en una masa crítica de empresas, generalmente pequeñas y medianas, especializadas en un mismo sector o en actividades productivas relacionadas, localizadas en un área geográfica determinada y relativamente reducida. Otros autores plantean que, además, un cluster incluye las instituciones que in­ teractúan con las empresas que inciden en su desempeño compe­ titivo. Finalmente, algunos otros se refieren explícitamente a la existencia de relaciones de colaboración entre todos estos actores y destacan la importancia de factores sociales, históricos, políticos o culturales que promueven u obstaculizan la colaboración entre actores. Los clusters tienen tres dimensiones que los definen: 1) proxi­ midad geográfica, 2) redes entre empresas y 3) redes con otros organismos e instituciones. La dimensión geográfica se indica en la localización próxima de las empresas. La dimensión de las redes de empresas se refiere a las relaciones establecidas entre las com­ pañías que se localizan dentro del cluster, e incluyen tanto las tran­sacciones formales como las informales. La tercera dimen­sión, sobre las redes institucionales, hace referencia a la relación entre firmas, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales dentro del cluster (Cuervo-García et al., 2008). El cluster invoca un principio básico de la espacialidad de las actividades económicas de la época moderna: la concentración geográfica y las ventajas de la aglomeración que se dan mediante la reducción de los costos de transporte y el potencial de la inter­ acción social. Este asunto ha sido central en la geografía económica y el estudio de la ciudad y la urbanización desde mediados del siglo pasado. En cualquier caso, ya sea en términos de la definición especí­ fica de cluster, o bien, de la literatura más general sobre las econo­ mías de aglomeración y la ciudad, el principio de la concentración espacial del cluster y la densidad de la interacción social es contra­

26

ADRIANA LARRALDE CORONA

rio a la idea de lo rural, que se define por el tamaño pequeño, la baja densidad (de población y actividades) y la presencia de gran­ des espacios de campo abierto. Económica rural tradicional y clusters Pensar en la presencia de un cluster rural requiere un esfuerzo importante si nos atenemos a la geografía económica. En términos tradicionales, la economía rural se definiría por la inmovilidad de los recursos naturales. Las tierras para cultivo, bosques, cuerpos de agua, depósitos minerales y recursos similares son para propósitos prácticos inmóviles. Los usamos en el lugar o no los usamos. Por tal motivo, las áreas rurales son, por lo general, la localización para la actividad agropecuaria, forestal, extracción de cantera, minería, pesca terrestre. El ámbito rural ofrece alimentos a la población y materias pri­mas. En cambio, la ciudad tiene la capacidad de producir bie­ nes manufacturados y servicios. En este sentido, Wiggins y Proctor (2001) argumentan que el desarrollo productivo del espacio rural, más allá de las actividades vinculadas con los recursos na­ turales, salvo las actividades y servicios necesarios para la reproducción cotidiana de las pequeñas localidades, tiende a ubicarse de forma estricta en las áreas urbanas. Esta situación, dicen los autores, exige tener cautela ante el optimismo acerca del crecimiento económico rural de actividades no agrícolas. Si bien es cierto lo anterior, los mismos autores reconocen que se trata de una visión simplificada de la realidad y, además, resul­ ta ser contraria a las evidencias que muestran la diversificación de la economía rural. Según Wiggins y Proctor se presentan cuatro situaciones típicas que dan lugar al desarrollo de actividades industriales y del sector terciario dentro de las áreas rurales: 1. El procesamiento inicial de productos de la cosecha, ani­ males, minerales, madera o pesca, reduce los costos de trans­

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

27

porte, en ese sentido, es probable que tenga lugar en el punto de extracción o producción, dando paso al desarrollo de actividades de manufactura. Las áreas rurales, en ocasiones, tienen una ventaja sobre las urbanas en la manufactura: los bajos costos de la mano de obra durante los tiempos muertos de la agricultura y la posibilidad de atraer trabajo migrante. Esto parece estar atrás de algunos éxitos de industrialización rural en el este de Asia. Por ejemplo, Taiwán construyó buenas carreteras en las áreas rurales que conectaban con los pequeños pueblos y las principales ciudades. Muchas de estas plantas subcontratan a las fábricas de las ciudades. 2. La posibilidad de existencia de una fuerza de trabajo con habilidades especiales, aunque tales casos son pocos, por ejemplo la producción de artesanía. Claro está que muchas veces la atracción de los consumidores urbanos por cierta artesanía consiste en que es producida en localizaciones rurales remotas y exóticas. 3. En tanto la economía crece, algunos recursos inmóviles em­ piezan a ser valorados, sobre todo el paisaje y los servicios ambientales, con lo cual nuevas actividades apoyadas en el turismo y recreación tienen lugar en las áreas rurales. 4. Para aquellos pobladores rurales que viven cerca de los pue­ blos y ciudades, puede ser posible combinar la residencia rural con los empleos en las ciudades. De la misma forma, para aquellos que viven y trabajan en la ciudad puede ser una ventaja mudarse a las áreas rurales periurbanas. Am­ bos procesos llevan al patrón de residencia rural con tra­ bajo en la ciudad unidos por el commuting. La estructura y dinámica de las áreas rurales se encuentran fuertemente influidas por la ciudad, los procesos de urbaniza­ ción y las características de la movilidad espacial. La localización próxima y la accesibilidad a la ciudad es un elemento clave para

28

ADRIANA LARRALDE CORONA

definir su desarrollo económico. Además, los autores prevén para el futuro, que conforme las áreas urbanas crezcan y se estimule la demanda por servicios novedosos, como por ejemplo, el descanso, turismo, recreación y los servicios ambientales, serán las áreas rurales las que proveerán dichos servicios. Surgimiento y evolución de un cluster rural La evolución de clusters rurales casi siempre se originó a partir de una habilidad, innovación local o una compañía que se expandió cuando emprendedores y empresarios aprovecharon dicha innovación o dejaron la compañía para arrancar nuevas empresas y competir o colaborar con la empresa original (Rosenfeld, 2009). Durante la segunda mitad del siglo xx, las ventajas ofrecidas por las áreas rurales fueron sus recursos naturales, disponibilidad de suelo y salarios bajos. La mayoría de los clusters rurales se apoyaban en la producción de materia prima o en valores agregados de la agricultura, minería y bosques. Algunas áreas rurales con atractivos naturales también desarrollaron clusters turísticos y de transporte. El desarrollo de clusters, tanto rurales como urbanos, recae cada vez más en la atención que se otorga a los factores no sólo económicos, sino también sociales y ecológicos. Una de las ven­ tajas del cluster rural reitera precisamente en el factor so­cial; los clusters rurales, por lo general, ofrecen una mejor calidad de vida para sus trabajadores al crear ambientes ricos en bellezas naturales y atractivos culturales, con menores índices delictivos y de contaminación. En el entorno de cooperación y competencia en que se desarrolla un cluster, los contactos, las relaciones y la con­ fianza entre sus miembros determinan qué negocios crecen y ad­ quieren ganancias, y en un área rural las relaciones entre los individuos, la comunidad y la tierra suelen ser más estrechas (Mun­ nich, 2002).

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

29

Sin embargo, los clusters rurales también padecen grandes desventajas en relación con los clusters urbanos. Algunos de los retos que enfrentan los primeros son: la falta de inversión en el área, que conlleva la carencia de infraestructura para desarrollar empresas y productos de alta tecnología, la sobreespecializa­­ ción en habilidades, recursos o productos locales; la poca densi­ dad de población y la escasa población con educación superior. En las economías en desarrollo, una gran proporción de la actividad económica tiende a concentrarse alrededor de las ciu­ dades capitales, esto se debe, por lo general, a que las regiones alejadas carecen de la infraestructura, las instituciones y los pro­ veedores necesarios. Debido a la falta de infraestructura, los clus­ ters rurales tienden a especializarse en la manufactura y en la explotación de productos locales, mientras que los clusters de alta tecnología, como telecomunicaciones y computación, prefieren las áreas metropolitanas. Algunos ejemplos de clusters rurales en la región centro de México En este apartado se presenta una visión fragmentada de los clus­ ters rurales localizados en la región de estudio. En algunos casos se trata de estrategias de desarrollo regional o local que promueve el gobierno, organizaciones sociales o los propios empresarios, con base en desarrollos preexistentes, o que se detonan a partir de estas propuestas programáticas. El grado de su organización   Por lo general, la sobreespecialización en la explotación de algún recurso, producto o habilidad local es vista como una desventaja para los clusters rurales. Sin embargo, existen casos exitosos como el de Italia; este país es un ejemplo del desarrollo de clusters en pueblos y ciudades pequeñas. Se trata de regiones es­ pecializadas en empresas pequeñas (por lo común familiares), flexibles e interre­ lacionadas dedicadas a algún producto artesanal local (muebles, textiles, calzado) que se ha desarrollado a partir de la experiencia y el conocimiento acumulado con el paso del tiempo. 

30

ADRIANA LARRALDE CORONA

interna, especialización técnica y magnitud varían según el caso; estos agrupamientos empresariales van desde producciones ar­ tesanales hasta actividades altamente industrializadas; algunos ejemplos constituyen clusters exitosos o en ascenso, otros están sufriendo el declive de sus integrantes, y otros más son tan sólo clus­ters en potencia. Cabe aclarar que se incluyen casos de aglomeraciones productivas localizadas en municipios urbanos (según nuestra clasificación), debido a que consideramos todos aquellos que es­ taban vinculados con el sector primario de actividad. 1. El caso de la producción y procesamiento del nopal. En tér­ minos de política pública se ha intentado coordinar los esfuerzos de los productores a través del proyecto “Desarrollo y Clusterización de la Agroindustria del Nopal en México”, el cual surge para promover la competitividad del sector e involucrar a los productores primarios en la cadena de producción del nopal. El cluster busca facultarlos para competir en el nivel global y acceder al proceso de industrialización del nopal que permite conservarlo en mejor estado para su comercialización durante todo el año. El proyecto tiene presencia en la región centro del país en los estados de México, Hidalgo, Puebla, Morelos y en el Distrito Federal. Está conformado por empresas como Nopalife, organi­ zaciones como el Consejo Mexicano del Nopal y Tuna (Comentuna), el Consejo Morelense del Nopal y el Grupo Agroindustrial Teotihuacano, y por colaboradores e investigadores de institucio­ nes educativas, como el Instituto Tecnológico de Estudios Supe­ riores de Monterrey, Campus Toluca, y el Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (Saravia, s.f.). 2. El cluster de muebles en Chipilo, Puebla, localizado al nor­ te de Tehuacán. Los muebles rústicos mexicanos comenzaron a penetrar el mercado de Estados Unidos y Europa a finales de la década de 1980; durante la primera mitad de la década de 1990 el mercado se expandió rápidamente. La mayoría de la industria

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

31

se localizaba en el estado de Puebla, y la primera compañía en beneficiarse fue Segusino, empresa que creó una amplia red de subcontratistas. Además de Segusino, en el área de Chipilo exis­ ten de cinco a ocho medianas y grandes empresas. El cluster creció demasiado rápido y no pudo generar una eficiencia colectiva sólida. En enero de 2003, Segusino cerró sus plantas y se declaró en bancarrota. La crisis de la empresa líder afectó a muchas otras involucradas en el negocio. Varios de los subcontratistas de Segusino regresaron a la cría de ganado tradicional de la región; algunas se volvieron subcontratistas de las medianas y grandes empresas que subsistieron, y otras comenzaron a vender sus pro­ ductos de forma independiente (véase Rabelloti, 2003). 3. El cluster de lácteos en Querétaro. Fue creado en torno a la Asociación de Productores de Leche Pura (Alpura), fundada en 1971 como una empresa de tipo cooperativo por 43 ganaderos del Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y Guana­ juato, que buscaban el diseño de una planta de pasteurización y distribución. La cadena láctea incluye desde el pequeño ganadero familiar, hasta las grandes industrias procesadoras. El día de hoy, en el estado de Querétaro, se distinguen cinco regiones fisiográficas que forman una cuenca lechera con 400 ganaderos y 36 mil cabezas de ganado especializado, más de la mitad pertenecen a los socios de la cooperativa Alpura. Esta aglomeración productiva se localiza al oriente de la zona metropolitana de Que­ rétaro, en los municipios de El Marqués, Pedro Escobedo, Colón, Ezequiel Montes (Álvarez, 2006). 4. La industria del calzado en San Mateo Atenco. Enclave ma­ nufacturero localizado en la zona metropolitana de Toluca, tiene el potencial para convertirse en un cluster. El Estado de México representa 12% de la producción de calzado en el país; de ese porcentaje, 85% se produce en San Mateo Atenco. La mayoría de las industrias familiares que operan en San Mateo Atenco se encuentran unidas bajo la organización de Productores de Calza­ do de San Mateo Atenco (Procasma), la cual proyecta una alian-

32

ADRIANA LARRALDE CORONA

za con los productores de San Francisco del Rincón, Guanajuato y la construcción de una mejor infraestructura comercial en una plaza moderna de calzado con una inversión que llegaría a 73 millones de pesos (Romero, 2009). 5. La agroindustria Quali. Esta empresa produce alimentos de amaranto de alta calidad nutricional, tales como bebidas, botanas, dulces, galletas, harinas y cereal. El Grupo Quali invo­ lucra a más de 1 100 familias campesinas en 80 pueblos de la Mix­ teca poblana y oaxaqueña. El Grupo Quali parte de una base familiar en la que cada familia es responsable de la producción de granos orgánicos en sus parcelas. A su vez, las familias se organi­ zan en una cooperativa dentro del pueblo, que les brinda asesoría y asistencia técnica, insumos, acceso a maquinaria y comercialización de sus cosechas a precio justo (Quali, 2009). 6. Miel Mexicana Volcán Popocatépetl. Empresa cooperativa constituida por 19 socios principales, localizada al nororiente de Morelos (Yecapixltla, Ocuituco). A partir de 2001, los producto­ res de la cooperativa se dedican a producir miel orgánica de alta calidad, certificada y diferenciada por origen floral y geográfico dirigida al mercado internacional (Grupobio, 2009). Metodología para identificar los clusters La literatura sobre clusters revela la existencia de múltiples meto­ dologías para identificarlos y mapearlos. Esta situación responde a que, como ya se mencionó, existe una variedad de definiciones sobre clusters, y éstas incluyen más de una dimensión de análisis. Roelandt y Den Hertog (1999) proponen una clasificación que consiste en tres niveles: • Nacional o macro. • Rama industrial o meso. • Empresa o nivel micro.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

33

En cada caso se utiliza un concepto particular de cluster y el análisis se centra en aspectos particulares que refiere la definición (véase Roelandt y Den Hertog, 1999:14). Las metodologías para estudiar el cluster también difieren se­ gún el uso de las técnicas de análisis, los autores las agrupan en cuatro categorías: 1. Análisis insumo-producto. 2. Análisis de grafos. 3. Análisis de correspondencia. 4. Enfoque cualitativo de casos de estudio. Una distinción fundamental, afirman los autores, es la diferencia entre las técnicas de análisis 1 y 2, que se centran en las ligas/vínculos entre actores que existen en las redes o cadenas de valor; y las técnicas generales cuantitativas, como las del enfoque 3, que detectan objetos con características similares. Finalmente, la técnica 4, es muy utilizada en muchos países, utilizando por lo general la propuesta de Porter para analizar la competitividad de una estructura de producción local (Roelandt y Den Hertog, 1999:14, 15). Es importante aclarar que las técnicas no son excluyentes, por el contrario, muchas veces son complementarias. Por ejemplo, es común que los análisis de caso que proveen información a profundidad sean precedidos de análisis estadístico en el nivel macro o meso. El método que utilizamos para desarrollar este ejercicio se ubicaría en el nivel macro y es un análisis cuantitativo. La propuesta consta de dos etapas, la primera consiste en identificar las industrias básicas y, la segunda, trata de señalar: a) la presencia de industrias complementarias y b) proximidad geográfica entre éstas.    Las industrias básicas son, en términos generales, aquellas que exportan sus productos/servicios a mercados localizados fuera de la región y que permiten la entrada de ingresos.

34

ADRIANA LARRALDE CORONA

Para la primera etapa se calcula el coeficiente de especia­ lización. La unidad geográfica de análisis es el municipio, y el nivel de agregación es el nivel de subsector (tres dígitos del Sis­ tema de Clasificación Industrial de América del Norte [scian]), es decir, que se distinguen hasta 95 tipos de industrias. Es impor­ tante se­ña­lar que en las zonas rurales de la región se desarrollan 79 tipos. Los datos para elaborar el coeficiente de localización provie­ nen de los censos económicos de 2004, cobertura temporal 2003. El índice municipal se elaboró con base en los datos de em­ pleo, con la variable: personal ocupado total, H001A, de la base de datos del censo, calculado con referencia en el nivel nacional. C LSMpio = P OSMpio / P OTMpio P OSNal / P OTNal donde: CL = Coeficiente de localización del subsector de acti­ vidad S en el municipio Mpio PO = Personal ocupado T = Total S = Subsector de actividad Mpio = Municipio Nal = Nacional 

  Nivel de agregación, número de dígitos y categorías. Nivel de agregación Sector Subsector Rama Subrama Clase

Número de dígitos Dos (ej. 49) Tres (ej. 493) Cuatro (ej. 4931) Cinco (ej. 49311) Seis (ej. 493111)

Fuente: inegi (2002:21).

Número de categorías en cada nivel de agregación 0020 0095 0309 0631 1051

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

35

Cabe mencionar que el valor del cociente expresa el grado de concentración de las actividades en la región en relación con el territorio de referencia. Un valor superior a 1 significa una concentración más que proporcional en la región (Polèse, 1998). La segunda etapa de la metodología consiste, primero, en identificar la presencia de industrias complementarias. Para es­to se procedió a seleccionar para cada estado que abarca la región de estudio, los diez subsectores de actividad que tuvieran el coe­ ficiente de localización más elevado en el nivel municipal (todos mayores que uno, es decir, con actividades básicas). Luego, se ela­boró una matriz de correlación y se analizó el comportamiento de cada uno de los diez subsectores especializados contra el resto (79 subsectores de actividad). A partir de este análisis se se­­ lec­cionaron los pares de subsectores que mostraron una correla­ ción significativa y alta (con un coeficiente de Pearson mayor de 0.5). Finalmente, para saber si entre estos subsectores de actividad básicos correlacionados existía cercanía geográfica (mayor que el nivel estatal), debía entonces presentarse este comportamiento en el nivel municipal. Entonces, se infiere la existencia clusters de actividad. Clusters rurales en la región centro de México Antes de presentar los resultados sobre las aglomeraciones productivas, consideramos interesante mencionar rápidamente cuál es el comportamiento económico de las áreas rurales con base, úni­ camente, en el coeficiente de localización, debido a que resulta    Tomamos el valor máximo y no el promedio. Cabe mencionar que en la ma­ yoría de los casos estos dos coinciden. Es importante mencionar que también se elaboró un análisis de conglomerados para trabajar con el grupo que más se ale­ jaba del comportamiento del resto, en este caso, aquellos subsectores que en el nivel estatal tenían los valores (coeficiente de localización) más elevados. En todos los casos el número de subsectores involucrados fue menor de diez.

36

ADRIANA LARRALDE CORONA

útil la comparación entre estos resultados y los que se obtuvieron del análisis de clusters. Según la información sobre actividades básicas, las áreas ru­ rales de la región tienen un comportamiento vinculado con la fun­ción tradicional de lo rural, pues el mayor valor promedio del coeficiente de localización lo tuvo la actividad ganadera (subsec­ tor 112 del scian) con un cl de 53, aunado al elevado número de municipios donde se concentra dicha actividad (68). Luego, des­ taca otra actividad tradicional, relacionada con la localización de los recursos naturales, se trata de la minería (subsector 212 del scian), con un cl promedio de 24 y, el mayor número de municipios especializados (84). Los resultados sobre aglomeraciones productivas muestran una situación diferente a la anterior. Antes que nada, es importante decir que sí encontramos aglomeraciones productivas en las áreas rurales, alrededor de 30 en toda la región. Lo cual es un dato aproximado, porque los límites del cluster se fijaron en torno a un municipio; o bien, a un grupo de municipios contiguos (dos o más) (véase el cuadro 1). Otro resultado relevante fue que las industrias aglomeradas se presentan, sobre todo, en la manufactura textil y de la confección, y en varios servicios relacionados con el esparcimiento, la recreación y el turismo. En el primer caso se trata de alrededor de seis aglomeraciones y 20 municipios, y para el segundo, son aproximadamente 13 clusters y 22 municipios involucrados (véa­ se el cuadro 1). En relación con las industrias vinculadas con los recursos na­ turales, se presentaron seis posibles casos de clusters, cada uno dentro de un solo municipio. Tres dentro de la ganadería y la ali­ mentación, dos en la industria de la madera y papel, y uno en la fabricación de muebles. A continuación se presenta los resultados para cada uno de los estados.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

Cuadro 1 Clusters, tipo de industria y municipios que los conforman Estado

Tipo de industria

Aglomeraciones 01. Zimapán 02. Molango de Escamilla

Turismo

Hidalgo

Textiles y confección

03. Comarca minera

Estado de México

05. Tepeji del Río

06. Tepeji del Río

10. Atotonilco el Grande 11. Huehuetla

13. Malinalco 14. San Felipe del Progreso 15. Teotihuacán 16. Lerma

Textiles y confección Industria de la madera y el papel

04. Huasca de Ocampo 05. Tenango de Doria

12. Tejupilco Servicios de esparcimiento y cultura

01. Zimapán 02. Molango de Escamilla 03. Mineral del Chico

04. Tenango de Doria

06. Chapatongo Manufactura 07. Atotonilco de Tula y transporte 08. Santiago de Anaya de carga 09. Epazoyucan y Zempoala Ganadería

Municipios

17. Atlacomulco

18. Lerma

07. Chapatongo 08. Atotonilco de Tula 09. Santiago de Anaya 10. Epazoyucan 11. Zempoala 12. Atotonilco el Grande 13. Huehuetla 14. Tlatlaya 15. Amatepec 16. Tejupilco 17. Temascaltepec 18. Zacazonapan 19. Santo Tomás 20. Malinalco 21. Tenancingo 22. Zumpahuacán 23. San Felipe del Progreso 24. Teotihuacán 25. Lerma 26. Temascalcingo 27. Atlacomulco 28. Morelos 29. Lerma

37

38

ADRIANA LARRALDE CORONA

Cuadro 1 (continuación) Estado

Tipo de industria

Morelos

Turismo y cultura Residencias de asistencia social y para el cuidado de la salud

Aglomeraciones 19. Tepoztlán 20. Tapalcingo 21. Tepoztlán

30. Tepoztlán 31. Tapalcingo 32. Tepoztlán

22. Mazatepec

23. Mazatepec

23. Tehuacán

Textiles y confección 24. Puebla

Puebla

Querétaro

Madera y papel Muebles Transporte y otras Ganadería y alimentación Alojamiento y asistencia social

34. Atexcal 35. Coyotepec 36. Ixcaquixtla 37. Caltepec 38. Ocoyucan 39. Tzicatlacoyan 40. Huehuetlan el Grande 41. Huitziltepec 42. Zacapala 43. Cuayuca de Andrade

25. Huatlatlauca

44. Huatlatlauca

26. Xochitlán

45. Xochitlán 46. El Marqués 47. Pedro Escobedo

27. El Marqués 28. Peña Miller

48. Peña Miller

29. Pinal de Amoles

49. Pinal de Amoles

30. Arroyo seco

50. Arroyo seco

Industria textil 31. Ixtacuixtla y confección Tlaxcala

Municipios

Industria del plástico y 32. Xaloztoc hule

51. Ixtacuixtla 52. Apetitlán 53. Hueyotlipan 54. Santa Isabel Xiloxoxtla 55. Españita 56. Xaloztoc

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

39

Hidalgo En Hidalgo se encontraron 11 posibles casos de clusters rurales, ubicados en cuatro tipos de industria: turismo, textiles y confección, manufactura y transporte de carga, y ganadería. • Turismo en la comarca minera y en la Sierra Gorda y en la Sierra Alta El subsector transporte turístico (487), cuarto lugar con los ma­ yores índices de especialización, tuvo correlaciones altas con otras actividades, suponemos complementarias, se trata del subsector alojamiento temporal (721), servicios de preparación de alimentos (722) y servicios de entretenimiento en instalaciones recreativas y otros servicios recreativos. Esta situación se presentó en cinco municipios: Huasca de Ocampo, Mineral del Chico, Zima­ pán, Molango y Tenango de Doria. Los dos primeros son conti­ guos y forman parte de la denominada comarca minera. Mientras que el municipio de Zimapán se localiza al oeste del estado, en la Sierra Gorda. Molango, con al menos tres subsectores especializados en los servicios turísticos, se localiza al norte del estado, en la región de la Sierra Alta. Finalmente, es importante el municipio de Tenango con especialización en dos subsectores vinculados con el turismo: 487 y 713 (servicios de entretenimien­ to). Este municipio se localiza en la frontera con Puebla, la región de la Sierra de Tenango (véase el mapa 1.2 en el anexo). • Textiles y confección en Tepeji Existe una aglomeración productiva de la industria textil en el municipio de Tepeji, donde se presenta una correlación alta en­tre tres subsectores de actividad con índices de especialización ele­ vados: 313 (fabricación de insumos textiles), 314 (confección de

40

ADRIANA LARRALDE CORONA

productos textiles) y 315 (fabricación de prendas de vestir) (véase el mapa 1.2 en el anexo). • Manufactura y transporte de carga al sur de Hidalgo En este caso no es clara la presencia de un subsector de actividad, porque se trata del rubro otras industrias (339), pero existe especialización también en la actividad 484 (transporte de carga) en dos zonas cercanas a las zonas metropolitanas de Tula y Pa­ chuca. Se trata de los municipios de Chapatongo, Atotonilco y Santiago Anaya. Los dos primeros cercanos a la zona metropolitana de Tula, y Zempoala, Epazoyucan y Santiago Tulantepec, próximos a las zonas metropolitanas de Pachuca, de Tulancingo y de la ciudad de México (véase el mapa 1.2 en el anexo). • Ganadería al poniente y norte de Hidalgo Es probable que se presente una aglomeración productiva en torno a la ganadería (112), debido a que también es importante otro subsector, el comercio al por mayor de materias primas agro­ pecuarias, para la industria y materiales de desecho (434), en dos municipios que colindan con Veracruz: Huehuetla y Atotonilco el Grande, y en Molango, al norte del estado (véase el mapa 1.2 en el anexo). Estado de México En el Estado de México encontramos siete casos de clusters de actividad, cuatro ubicados dentro de los servicios de esparcimiento y cultura, dos en la industria textil y uno en la industria de la madera y el papel.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

41

• Servicios de esparcimiento y cultura Es probable la presencia de clusters de actividades económicas relacionadas con los servicios de esparcimiento, debido a que encontramos correlaciones significativas entre el subsector 711 (servicios artísticos y deportivos) con el 713 (servicios de entretenimiento en instalaciones recreativas) y el 722 (servicios de preparación de alimentos). Esta concentración de actividades se ubica básicamente en la región de Tejupilco y Valle de Bravo, en los municipios de Tlatlaya, Amatepec, Tejupilco, Temascaltepec, Zacazonapan y Santo Tomás (véase el mapa 1.3 en el anexo). También se presenta, hacia el norponiente del estado, un mu­ nicipio con actividades del sector 71 correlacionadas; se trata de San Felipe del Progreso, cerca de Atlacomulco. Una tercera zona donde puede presentarse un cluster de ser­ vicios de esparcimiento se localiza en los límites con Morelos, que abarca tres municipios: Malinalco, Tenancingo y Zumpahuacán. Finalmente, también parece existir un cluster de actividades de esparcimiento: 771 combinado con 712 (museos, sitios histó­ ricos), en el municipio de Teotihuacán. • Textiles y confección en el poniente del estado Se infiere que existe un cluster de actividad en la industria textil porque coinciden, en los mismos municipios, tres subsectores de actividad que pueden estar vinculados: el subsector 315 (fabricación de prendas de vestir) con el 313 (fabricación de insumos textiles) y con el 314 (confección de productos textiles). Esto ocurre en el municipio de Lerma. Por otra parte, se observa la combinación de dos subsectores 315 y 314 al norponiente del estado, en la región de Atlacomulco, en una franja que abarca tres municipios: Temascalcingo, Atlacomulco y Morelos (véase el mapa 1.3 en el anexo).

42

ADRIANA LARRALDE CORONA

• Industria de la madera y el papel en Lerma Se observa que la industria del papel (322) coincide con valores altos en el caso de la industria de la madera (321) en el municipio de Lerma, lo cual podría indicar la presencia de un cluster de actividad (véase el mapa 1.3 en el anexo). Morelos En Morelos encontramos la presencia de cuatro posibles casos de aglomeraciones productivas, dos dentro de los servicios de esparcimiento, culturales y recreativos, y otros dos, relacionados con la asistencia social y el cuidado de la salud. • Turismo y cultura en Tepoztlán y Tepalcingo Planteamos que existe un cluster de actividad alrededor del turismo y la cultura en los municipios de Tepoztlán y de Tepalcingo, debido a que el subsector 712 (museos, sitios históricos, jardines botánicos y similares), mostró correlación significativa con el 713 (servicios de entretenimiento, servicios de alojamiento temporal). También con el 721 (servicios de preparación de alimentos y bebidas) y con el 722 (servicios de alquiler). Esta coincidencia ocurrió en el municipio de Tepoztlán, localizado al norte del estado, mientras que en Tepalcingo, municipio ubi­ cado en el sureste de Morelos, sucede sólo con los dos primeros subsectores de actividad (véase el mapa 1.4 en el anexo). • Residencias de asistencia social y para el cuidado de la salud en Tepoztlán y Mazatepec Parece ser que existe un cluster de actividad relacionada con pro­ blemas de la salud en Tepoztlán y Mazatepec. Aunque no es tan

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

43

claro como el caso anterior, debido a que los subsectores no son abiertamente complementarios. Se encontró que este subsector de actividad (623) estaba correlacionado con otros tres: servicios artísticos y deportivos (711), servicios de alquiler (522) servicios re­ lacionados con el transporte (488). Esto ocurre en los municipios de Tepoztlán, que por cierto tendría dos clusters de actividad; asimismo, en el municipio de Mazatepec, localizado al poniente del estado (véase el mapa 1.4 en el anexo). Puebla En Puebla nos encontramos con cuatro clusters de actividad. Uno dentro de la industria textil y confección, otro en la de la ma­ dera y papel y, el último, en la de fabricación de muebles. • Textiles y confección en la región de Tehuacán Uno de los clusters rurales más claros en toda la región es el caso de la industria textil de Puebla, la cual muestra correlaciones altas con varios subsectores aparentemente complementarios: el subsector 314 (confección de productos textiles), excepto prendas de vestir, presenta correlación alta con el 313 (fabricación de insumos textiles, con el 315 (fabricación de prendas de vestir) e in­­ cluso con el 339 (otras industrias manufactureras). Asimismo, con el subsector 432 (comercio al por mayor de productos texti­les y calzado) con el y 463 (comercio al por menor de productos tex­­ tiles, accesorios de vestir y calzado). Todos los municipios involucrados (13) se localizan en la región de Tehuacán, al sur del estado. Una concentración de municipios, la más grande, se ubi­ ca al sur de la zona metropolitana de Puebla, y la otra a un cos­ tado del munici­pio de Tehuacán. Otra actividad complementaria aparentemente vinculada con la industria textil es el subsector 493 (almacenamiento), que presenta el índice más alto y se correla-

44

ADRIANA LARRALDE CORONA

ciona directamente con el 314; esto ocurre únicamente en un municipio, se trata de Ixcaquixtla, asentado en medio de los dos grupos de municipios mencionados antes (véase el mapa 1.5 en el anexo). • Industria de la madera y papel en Huatlatlauca Es probable que se presente una aglomeración productiva alrededor de la industria de la madera en el municipio de Huatlatlau­ ca, también ubicado en la región de Tehuacán, porque presenta una correlación alta con la industria del papel (véase el mapa 1.5 en el anexo). • Fabricación de muebles en Xochitlán En este caso tampoco es clara la presencia de una aglomeración productiva, porque se presentó una correlación alta entre dos subsectores que no son evidentemente complementarios, pues se trata de la industria de fabricación de muebles (337) y la industria química (325), en un solo municipio: Xochitlán, al norte del estado, donde se ubica una región de varios municipios especializados en la fabricación de muebles (véase el mapa 1.5 en el anexo). Quéretaro En Querétaro encontramos la posible presencia de cuatro clusters de actividad, dos de éstos se ubican dentro de las actividades de alojamiento y asistencia social, otro en la industria ganadera y de alimentación, y uno más dentro de la industria del transporte. • Servicios de alojamiento temporal y de asistencia social en la Sierra Gorda Estos servicios tienen un índice elevado, pero sólo se correlaciona de forma alta con el subsector 624 (otros servicios de asisten-

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

45

cia so­cial), en los municipios de Arroyo Seco y Pinal de Amoles, en la Sierra Gorda, al norte del estado (véase el mapa 1.6 en el anexo). • Agricultura y alimentación en Peña Miller Se observó una correlación alta alrededor de la actividad ganadera con otras actividades posiblemente complementarias, que puede indicar la presencia de un cluster en este sector clásico de actividad económica de las zonas rurales. Se trata de la ganadería (112), con la industria alimentaria y el comercio al por mayor y por menor de alimentos, bebidas y tabaco (subsectores 311, 431 y 461). Esta aglomeración productiva se observa en el municipio de Peña Miller, en la zona central del estado (véase el mapa 1.6 en el anexo). • Equipo de transporte, impresión y otras industrias en El Marqués y Escobedo En este caso se observa, además de subsectores de actividad con índices altos, correlación entre subsectores. No obstante, se pue­ de decir que las actividades no son abiertamente complementa­ rias. Existe correlación entre la industria de fabricación de equipo de transporte (336), con el de impresión e industrias conexas (323); además, con la industria del plástico y el hule (326). Asimismo, de éstas con otros subsectores de actividad manufacturera, como las industrias metálicas. Éstas se localizan en el municipio de El Marqués. Cabe aclarar que este municipio se clasificó como rural, pero forma parte de la delimitación de la zona metropolitana de Querétaro. Asimismo, destaca otro municipio con dos subsectores correlacionados: 336 y 326. Se trata de Pedro Escobe­ do, ubicado a un costado de El Marqués (véase el mapa 1.6 en el anexo).

46

ADRIANA LARRALDE CORONA

Tlaxcala En Tlaxcala se encontraron dos casos de aglomeraciones productivas, una en la industria textil, y otra en la industria del plás­ tico y el hule. • Industria textil y confección Es uno de los casos más claros de presencia de cluster de actividad. Se encontró una correlación alta y coincidencia espacial municipal entre los subsectores 313 (fabricación de insumos tex­tiles), 314 (confección de productos textiles, excepto prendas de vestir) y 315 (fabricación de prendas de vestir), en una región confor­mada por los municipios de Apetatitlán, Hueyotlipan, Ixtacuixtla, San­ ta Isabel Xiloxoxtla y Españita, junto a la zona metropolitana de Tlaxcala-Apizaco (véase el mapa 1.7 en el anexo). • Industria del plástico y hule Es probable la presencia de una aglomeración productiva alrededor de la industria del plástico, subsector 326, porque se encon­ tró una correlación alta con el subsector 325 (industria química) en el municipio de Xaloztoc, en los límites con la zona metropoli­ tana de Tlaxcala-Apizaco (véase el mapa 1.7 en el anexo). Es conveniente destacar que en los dos casos de aglomeraciones productivas referidas, es muy factible, por la ubicación de las aglomeraciones, que exista una relación cercana con las zonas urbanas y las metropolitanas: la de Tlaxcala-Apizaco y la de Pue­ bla-Tlaxcala. Conclusiones La división social y espacial del trabajo expresada en términos muy generales por la oposición campo-ciudad, en la cual, el cam­ po se consolida como el lugar donde se desenvuelve la actividad

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

47

primaria, y la ciudad como el espacio donde se desarrolla la in­ dustria, el comercio y los servicios, está siendo transformada por la creciente diversificación económica y social presente en varios contextos rurales alrededor del mundo. La academia y los organismos gubernamentales dedicados al tema han formulado di­ versos conceptos para hacer explícita esta fase de la evolución de las áreas rurales y su población. Se habla de la etapa posproductivista del campo, la reestructuración de lo rural y de la nue­ va ruralidad, entre otros. Los resultados de la investigación fueron muy ilustrativos so­bre estos procesos y las ruralidades “emergentes”, o mejor di­ cho, en este caso, las más dinámicas en términos económicos. Al inicio de este texto, se formularon dos preguntas para res­ ponder a lo largo de la investigación. La primera tenía la intención de saber si en las áreas rurales de la región se presentaban aglomeraciones productivas (lo cual parecía un contrasentido si pensamos en el concepto de lo rural, que en esencia da cuenta de la dispersión de las actividades y la población, y el uso extensivo del suelo). El segundo cuestionamiento consistía en investigar, qué tipo de industria era más propensa a tener este comportamiento de concentración geográfica (pensando en estos procesos vinculados con la desagrarización de las actividades económi­ cas de las áreas rurales) y dónde se localizaban las aglomeraciones pro­ductivas. Sobre las aglomeraciones productivas, el ejercicio mostró la posible presencia de alrededor de 30 clusters de actividad en los munici­pios rurales de la región de estudio, y lo que fue más re­ levante es saber que son las actividades vinculadas con la manufactura tex­til y de la confección; además de varios servicios relacionados con el esparcimiento, la recreación y el turismo, las más destacadas y extendidas en la región. Estas dos clases de industria se encuentran en lo que Wiggins y Proctor (2001) identifican como tipos probables de actividades

48

ADRIANA LARRALDE CORONA

de las zonas rurales próximas a la ciudad (periurbanas); esto, su­ ponemos, es consistente con las características del poblamiento y el sistema de vialidad y transporte que presenta la región estudiada; en términos del elevado porcentaje de población urbana, el gran número de zonas metropolitanas y, la presencia de una megaciudad y megalópolis, o si se prefiere ciudad-región. Así como el alto nivel de accesibilidad carretera para la mayor parte de la población asentada en la región. El principal factor que ha favorecido el desarrollo de la industria textil en las áreas rurales, es el bajo costo de la mano de obra en el campo, como una ventaja para la producción en industrias que demandan grandes cantidades de trabajo; siempre y cuando exista un sistema de vialidad y transporte adecuado que permita desconcentrar las empresas y subcontratar trabajo en las áreas rurales cercanas a la ciudad (Wiggins y Proctor, 2001, entre otros). Para el occidente de México, Vangstrup (1995) documentó el traslado de la industria de la confección de la ciudad a las áreas rurales, para aprovechar el bajo costo del trabajo en el campo mexicano. Este proceso de cambio ocurrió alrededor de las décadas de 1960 y 1970, lo cual, dice el autor, estuvo vinculado con el mejoramiento de la cobertura y sistemas de vialidad y transporte. Es importante señalar que en la región de estudio se encontró que la fabricación de insumos textiles es una actividad especializada dentro de los municipios metropolitanos-rurales, ocupa el cuarto lugar con un cl de 14.35. La mayor parte de las veces los municipios rurales especializados son vecinos de los metropolitanos-rurales especializados. Asimismo, constituye un subsector muy especializado en las zonas metropolitanas (ocupa el séptimo lugar con 6.9 de cl). Es interesante destacar que el nivel de especialización se comporta en forma descendente del cam­po hacia la ciudad, es decir, que en las localidades rurales exis­ te mayor especialización que en la ciudad. Estos resultados po-

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

49

drían indicar que existen relaciones socioeconómicas dentro de la industria textil y de la confección entre la población del campo y la ciudad. En relación con el desenvolvimiento de las actividades turísticas y recreativas de las áreas rurales, Wiggins y Proctor (2001) argumentan que cuando la economía crece, algunos recursos inmó­ viles empiezan a ser valorados, sobre todo, el paisaje y los servi­ cios ambientales, que dan lugar a este tipo de actividades. El caso particular de Morelos es sumamente ilustrativo de la dinámica de lo rural como consumo de ocio. Asimismo, sobre la forma en que estos procesos se encuentran indisolublemente ligados a las relaciones de los citadinos con el espacio rural. En los resultados se mostró que los municipios rurales de Morelos sólo presentan clusters de actividad económica en los servicios de re­ creación, esparcimiento, cultura y asistencia social. Y aunque no se realizó investigación al respecto, casi cualquier habitante del Distrito Federal, podría hablar sobre la intensa relación de consumo —esparcimiento, ocio, turismo— presente entre éstos y las áreas rurales de Morelos. Una de las contribuciones de este capítulo sobre clusters rura­ les fue conocer la gran influencia que tiene la ciudad de México para conformar su entorno regional, más allá de la zona metropolitana, y configurar los espacios productivos rurales, tanto en términos sectoriales, como en relación con la estructuración espacial de dichas empresas económicas. Al principio del ensayo expresamos nuestro interés de tener presente la situación de las actividades económicas vinculadas con el sector primario de actividad. Como se evidenció en los re­ sultados del análisis, encontramos seis posibles casos de clusters, cada uno dentro de un solo municipio. Tres dentro de la gana­dería y la alimentación; dos en la industria de la madera y papel, y uno, en la fabricación de muebles. Lo cual resultó desalentador, por­ que las actividades básicas para el mayor porcentaje de los mu­ nicipios rurales de la región son la minería y la ganadería, y al

50

ADRIANA LARRALDE CORONA

parecer, no están siendo abiertamente incluidos en procesos eco­ nómico-espaciales más ventajosos, como sería el caso de las aglome­ raciones productivas, tipo cluster. Adicionalmente a los resultados obtenidos con la investigación que nos brindan un buen panorama general, sería interesante analizar cada uno de los clusters, para averiguar si existen o no relaciones significativas entre las empresas que forman cada una de estas aglomeraciones productivas. Bibliografía Aguilar, Adrián (2003), “La megaurbanización en la región centro de México. Hacia un modelo de configuración territorial,” en A. G. Aguilar (coord.), Ur­banización, cambio tecnológico y costo social. El caso de la región centro de México, México, Aguilar/Instituto de Geografía-Uni­ver­sidad Nacional Autónoma de Méxi­ co/Miguel Ángel Porrúa. Álvarez, Adolfo M. (2006), “Análisis regional de la cadena de lácteos en Querétaro”, VII Congreso Latino-Americano de Sociología Rural, Quito, Ecuador. Bowler, I. R. (1990), “Agricultural geography”, Progress in Human Geography, vol. 14, núm. 4. Buttel, F. (2001), “Algunas reflexiones de la Economía Política Agraria a fines del siglo veinte”, en Sociología Ruralis, vol. 41, núm. 2. cepal (2005), Aglomeraciones en torno a los recursos naturales en Amé-

rica Latina y el Caribe: políticas de articulación y articulación de políticas. Santiago de Chile, cepal, núm. 88. Cuervo-García, A.; Ángeles Montoro-Sánchez, Ana María Rome­roMar­tínez (2008), “Clusters and Business Innovation”, en M.A. Galindo, J. Guzmán y D. Ribeiro (eds.), En­trepreneurship and Business: A Regional Perspective, Berlín, Hei­delberg, Springer.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

51

Chávez, A. M. y J. Guadarrama (2004), “La región central de Méxi­co en transición: tendencias económicas y migratorias a fina­les del milenio,” en A.G. Aguilar (coord.), Procesos metropolitanos y grandes ciudades. Di­námicas recientes en México y otros países, México, Agui­lar/Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Geo­grafía/Porrúa. Chías, L. y A. Martínez (2003), “Transporte y desigualdades territoria­ les en la Región Centro,” en A.G. Aguilar (coord.), Urbanización, cambio tecnológico y costo social. El caso de la región centro de México, México, Agui­lar/Universidad Nacional Autónoma de México/Porrúa. Dini, Marco; Carlo Ferraro y Carolina Gasaly (2007), Pymes y articulación productiva. Resultados y lecciones a partir de experiencias en América Latina, Unidad de Desarrollo Industrial y Tecno­ lógico-Naciones Unidas, cepal (Serie Desarrollo Productivo, núm.180). Dirven, Martine (2000), “El cluster: Un análisis indispensable… Una visión pesimista”, X Congreso Nacional de Estudiantes de Eco­ nomía Economías Territoriales, Instituciones y Etica. ¿Crisis de paradigmas en Economía. Hacia Dónde Vamos?, Perú, Universidad Nacional San Antonio del Abad del Cuzco, del 13 al 18 de noviembre. García, M.; A. Tullas y N. Valdovinos (1995), Geografía Rural, Madrid, Síntesis. González, Salomón y Adriana Larralde (s.f.), “Conceptualización y me­ dición de lo rural. Una propuesta para clasificar el espacio rural en México”, inédito, Conapo. Graizbord, B. y C. Molinatti (1998), “Movilidad megalopolitana de fuer­ za de trabajo,” en R. Zenteno, Población, desarrollo y globalización, México, somede/El Colegio de la Frontera Norte. Grupobio (2009), .

52

ADRIANA LARRALDE CORONA

Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (inegi) (2002), Sistema de Clasificación Industrial de América del Nor­ te (scian). (2006), Censos Económicos 2004, México, inegi. (2005), II Conteo de Población y Vivienda 2005, México. (2001), Catálogos XII Censo General de Población y Vivien­ da 2000, Catálogos de codificación, México, inegi. (2005), Conteo de Población y Vivienda, México, inegi. Muilu, T. y J. Rusanen (2004), “Rural Definitions and Short-Term Dynamics in Rural Areas of Finland in 1989-97”, en Environment and Planning A, vol. 36, pp. 1499-1516. Munnich, Lee W. et al. (2002), “Rural Knowledge Clusters: The Cha­ llen­ge of Rural Economic Prosperity”, en Reviews of Economic Development Literature and Practice, núm. 12, agosto. Naciones Unidas y cepal (2006), México: crecimiento agropecuario, tlcan, capital humano y gestión del riesgo, México, unam. Organización para la Coperación y el Desarrollo Económico (ocde) (2007), Estudios de Política Rural, México, ocde. Paniagua, A. y K. Hoggart (2002), “Lo rural, ¿hechos, discursos o representaciones? Una perspectiva geográfica de un debate clá­sico”, en ice. Globalización y Mundo Rural, núm. 803, noviembre-diciembre, pp. 61-71. Polese, Mario (1998), Economía Urbana y Regional. Introducción a la relación entre territorio y desarrollo, 1a. ed., Costa Rica, Libro Universitario Regional. Porter, Michael (2003), “The Economic Performance of Regions”, en Regional Studies, vol. 37, núm. 6-7, agosto-octubre. Quali (2009), “Alimentos nutritivos de Amaranto Quali”, en . Rabelloti, Roberta (2003), “The Rise and Fall of the Furniture Cluster of Chipilo, Puebla, Mexico”, Banco Interamericano de Desarrollo.

CLUSTERS RURALES EN LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

53

Roelandt, Theo y Pim den Hertog (1999), “Cluster Analysis and Clus­ ter-Based Policy Making in oecd Countries: An Introduction to the Theme”, en oecd, Boosting Innovation. The Cluster Approach, París, oecd Proceedings. Romero, Óscar (2009), “Quieren zapateros de San Mateo Atenco un mercado más grande”, en Milenio online, 23 de mayo de 2009, . Rosenfeld, Stuart (2009), Generating Local Wealth, Opportunity, and Sustainability  through Rural Clusters. Carrboro, Carolina del Norte, Regional Technology Strategies. Saravia Tasayco, Pablo Luis (s.f.), “Agrupamientos productivos (clúster) del nopal”, en . Sedesol, Conapo e inegi 2007, Delimitación de las zonas metropolitanas de México, México. Unikel, L., C. Ruiz y G. Garza (1976), El desarrollo urbano de México. Diagnóstico e implicaciones futuras, México, El Colegio de México. Vangstrup, Ulrik (1995), “Moroleón: la pequeña ciudad de la gran in­ dustria”, en Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. II, núm. 4, septiembre-diciembre. Wiggins, Steve y Sharon Proctor (2001), “How Special are Rural Areas? The Economic Implications of Location for Rural Development”, en Development Policy Review, vol. 19, núm. 4, pp. 427-436.

2. Patrones de clusterización espacio-temporales de una ecología social de la Zona Metropolitana del Valle de México Salomón González Arellano*

Introducción La caracterización y explicación de la manera en que se organizan las actividades en el espacio ha sido, durante décadas, el interés central de estudios urbanos y regionales. Dentro de este amplio campo de investigación, queremos destacar dos importantes corrientes: las que versan sobre la estructuración y diferenciación sociorresidencial, y las que se interesan en el análisis de la localización y organización en el espacio de las activida­des económicas. Por su lado, cada una ha desarrollado conceptos para designar las agrupaciones espaciales de su interés; por ejemplo, “enclaves” o “guetos” para una, y “distritos” o clusters para la otra. En este sentido, la idea central que hemos decidido abordar en este documento —desde distintas ópticas, métodos y lugares— es la de cluster como agrupamiento organizado de actividades eco­ nómicas, que comparten un campo en el sistema productivo local y que manifiestan una proximidad geográfica significativa. En concreto, este capítulo aborda, desde la dimensión temporal, la formación de estas concentraciones de actividades para la Zona Metropolitana del Valle de México (zmvm), haciendo hincapié *  Profesor-investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa. Correo electrónico: .

[55]

56

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

en algunos atributos sociodemográficos y económicos de estas aglo­meraciones. Recurrimos, en cierto modo, a la manera en que la ecología social trata la diferenciación sociorresidencial para entender la composición social de ciertos espacios. El análisis de una ecología social sensible a la diversidad y tem­poralidades de las actividades no residenciales diurnas, ha sido poco explorado para las ciudades latinoamericanas para carac­ terizar básicamente el espacio sociorresidencial. La significativa diferencia que existe entre los patrones socioespaciales entre el día y la noche, sugieren que un análisis de este tipo es capaz de apor­ tar nuevas evidencias sobre la estructura y dinámica de los espa­ cios urbanos. En este sentido, el objetivo del presente estudio es caracterizar la estructura del espacio urbano, a lo largo de un día, por medio del análisis de las actividades que realizan los habitantes de la ciudad de México. El trabajo pretende, por un lado, identificar la emergencia y disolución de centralidades durante el día y, por el otro, conocer las características de las principales dimensiones sociales y económicas que estructuran estos ritmos espacio-temporales. El desarrollo de este análisis se enmarca den­ tro de dos tradiciones de la geografía: la ecología urbana y la geo­ grafía-tiempo. Dos ideas guían este trabajo: la relación entre residencia y trabajo en la construcción cotidiana del espacio social, y el análi­ sis del espacio cotidiano para entender la conformación de clusters en la ciudad de México. En este sentido, la dinámica espacial de las ciudades ha sido estudiada en términos temporales de lar­ go alcance (regularmente en décadas o quinquenios). Esto se explica por la temporalidad en la generación y acceso a datos con referencia espacial que permiten desarrollar estudios de esta índo­ le. El análisis de estas dinámicas es rara vez tratada en términos temporales más cortos, como lo es la duración del día o la sema­ na. Sin embargo, por la importancia que tienen los ritmos tem­ porales, como lo cotidiano y lo semanal, en la estructuración y

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

57

dinámica de lo social y económico, de las personas, las familias y las organizaciones; la ausencia de este tipo de análisis representa un serio rezago en la comprensión de la dinámica metropo­ li­tana. El estudio de estas dinámicas urbanas puede tener patrones identificables que permitan entender las lógicas subyacentes de­ trás de ellas, siendo lo cotidiano el referente temporal, para este estudio, el que mejor se asocia a lo local o metropolitano. La necesidad de proximidad en la interacción social es el mo­ tor de las fuerzas de atracción producidas por ciertos lugares en el territorio. Estos lugares desarrollan una cualidad singular y altamente valorada: la centralidad. Ésta es, sin duda, una de las principales cualidades que distingue la organización del espa­ cio. La acepción amplia de la noción de centralidad consiste en la propiedad que tienen algunos lugares de polarizar el espacio, de su capacidad de atracción de personas, objetos, funciones e in­ formación. Para nuestro propósito, centralidad es una cua­lidad de los lugares; por tanto, éstos pueden perder o reforzar este atri­ buto. De ahí su naturaleza temporal además de la eminentemente espacial. Por otra parte, la centralidad, además de constituir la capacidad de atracción que presentan los lugares, puede manifestar o no la posibilidad de retención o repulsión, de ser fija o móvil, estable o intermitente, unidireccional o multidireccional, etc., lo que posibilita la construcción de una serie de tipologías. Así, el origen de los flujos de personas, objetos, o información, puede ser no sólo de carácter económico sino muy diverso, como reli­ gioso (un lugar de peregrinaje), histórico (un sitio arqueológico maya), científico (una universidad), turístico (una playa), o de otro tipo. La atracción que estos sitios desarrollan los distingue de otros, construyendo —muy a menudo— un sistema jerarqui­ zado de lugares, lugares en interacción y con centralidades do­ minantes. Esta manera de organizar el territorio fue claramente expresada por la “teoría del lugar central” de Christaller y se-

58

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

guida de muy distintas maneras y versiones en propuestas posteriores. La identificación, caracterización y medición de centrali­ dades ha privilegiado el componente espacial y, en menor medida, la dimensión temporal de esta propiedad. Algunos estudios han incorporado la historicidad para captar la evolución de cen­ tralidades durante largos periodos. Estos trabajos han permitido avanzar en una caracterización más detallada sobre la emergencia de nuevos subcentros en áreas metropolitanas o regiones, e identificar la reconfiguración de la jerarquía entre los lugares. La aportación de estos trabajos apunta hacia una comprensión de las centralidades como proceso, más como una propiedad es­ tática y perenne de ciertos lugares. Vista la centralidad desde este ángulo, es posible entender “el ciclo de vida” de los centros; es decir, cómo emergen, se consolidan, evolucionan, se desplazan, se bifurcan y, eventualmente, decaen al grado de perder su centralidad dominante. En la primera parte de este ensayo se presentan dos refe­ren­ cias teóricas que guían este trabajo; por un lado, se revisan re­cien­tes tendencias de la ecología urbana mientras que, por el otro, se re­ cuperan algunas aportaciones de la geografía, en particular, sus aplicaciones en el estudio de los patrones espaciales de las actividades en las ciudades. El segundo apartado aborda los aspectos metodológicos, primeramente en la creación de una matriz de actividades a partir de la Encuesta Origen-Destino 2007 (inegi, 2007) y, posteriormente, el tratamiento y análisis de la misma. Los resultados de estos análisis son presentados y discu­tidos en la tercera parte. Por último, cerramos el trabajo con una dis­cusión y conclusión en la que examinamos las aportaciones que la inte­ gración de la dimensión temporal ofrece al estudio de la estructura y dinámica metropolitana, y de la concentración de las actividades urbanas desde esta perspectiva, así como de los hallazgos sobre la estructura policéntrica de las actividades me­ tropolitanas de la ciudad de México.

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

59

Ecología espacio-temporal de actividades metropolitanas La ecología urbana de las ciudades, legado central de la Escuela de Chicago y tradición importante de la geografía urbana es­ tadounidense, ha tenido una influencia significativa en América Latina. Estudios desarrollados bajo esta perspectiva mostraron rápidamente campos fructíferos de investigación (Dotson, 1988) en las ciudades latinoamericanas. Últimamente, buena parte de los estudios en ciudades latinoamericanas se han apoyado en fuentes censales para caracterizar la estructura del espacio sociorresidencial. Si bien, estos trabajos han permitido avanzar en la comprensión de la diferenciación y segregación del espacio ur­ bano, esto se limita al ámbito residencial, para lo que algunos se refieren al análisis de “la ciudad de noche”, por ser ese momento el que mejor refleja la distribución de la población. Una ecología social renovada propone enriquecer el enfoque tradicional de la ecología urbana integrando innovaciones teóricas y metodológicas. Una de estas innovaciones responde a las críticas realizadas por los estudios feministas que señalan la au­ sencia de las desigualdades de género en la producción (y repro­ ducción) del espacio social de las ciudades, por parte de la ecología urbana clásica (Hanson y Pratt, 1995). Las lógicas del mercado de trabajo en la diferenciación socioespacial son otro componente que se ha incorporado, recientemente, en la ecología social de las ciudades (Warf, 1990). De manera similar a las desigualdades de género, las desigualdades derivadas por el mercado de trabajo van más allá de la esfera de   Recordemos que el levantamiento de la información censal es en el lugar de residencia de la población, por lo que se trata efectivamente del espacio sociorresidencial al que las ecologías urbanas hacen referencia. El análisis de la estructuración y dinámica del espacio urbano, no residencial, público y diurno, ha sido descuidado en los trabajos que se posicionan desde una perspectiva de la ecología social. La geografía de lo cotidiano resulta un buen ejemplo de los esfuerzos en atender este rezago. 

60

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

la producción. El estatus socioprofesional es para muchas sociedades la principal dimensión de estratificación social y diferenciación espacial. Esta dimensión sintetiza, por mucho, las desigualdades acumuladas (por género, origen étnico, ingreso, ni­vel de instrucción, edad, etcétera). Si bien puede existir un proceso de diferenciación socioespacial urbana apoyada en dimensiones como las ya mencionadas —o de procesos emergentes para ciertas ciudades, como el tipo de hogar, el estatus socioprofesional, la identidad de género, etc.—, Marcuse (2001) señala que es posible sintetizar en tres los orígenes o “grupos ideales” de la diferenciación socioespacial: 1) la cultura, 2) los roles económicos funcionales, y 3) la posición en la jerarquía de poder. Estos tres grupos no actúan de manera independiente, por lo común se apoyan uno con otro, de ahí la necesidad de considerarlos para el análisis. Otro aspecto relevante que a últimas fechas se integra a la eco­ logía social es el que se refiere a la dimensión temporal. La mane­ ra en que tradicionalmente había venido trabajando la ecología urbana no permite identificar la variación temporal de las distintas zonas de la ciudad. La fuente de información para este tipo de estudios normalmente capta un sólo momento, ocultando la di­ferenciación temporal del espacio social y económico en las ciu­dades. Pocos trabajos han explorado la caracterización del es­­ pacio social y laboral de las ciudades, en varios momentos del día, mos­trando un panorama novedoso sobre la estructura y fun­ cionamiento de las ciudades (Goodchild y Janelle, 1984; Willes, 2003). Estos trabajos evidencian la necesidad de integrar la esfera residencial y del trabajo para captar la dinámica del espacio urbano en su justa complejidad temporal. Los estudios de la vida cotidiana muestran que las experiencias de relaciones sociales de las personas tienen que ver tanto con espacio como con tiempo. Desde esta óptica, el espacio diurno resulta más diverso que lo homogéneo de la vida nocturna. Lo diurno implica, para buena parte de las personas, desagregar el

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

61

nú­cleo del hogar, abandonar momentáneamente el espacio do­ méstico, incursionar por una variedad de ámbitos de vida (traba­ jo, es­cuela, mercado, etc.) y la posibilidad de cruzarse con una mayor diversidad de personas (de distintas edades, clases sociales, ocu­pación, etcétera). En contraste, el espacio nocturno representa, para la mayoría de las personas, el repliegue al espacio residencial y el reencuentro con los suyos: lo homogéneo se instala gradualmente en la ciudad. El cambio de lo nocturno a lo diurno no es vivido de la misma manera por todos. Por ejemplo, para aquellos con una movilidad limitada por falta de autonomía —como los niños o algunos adultos mayores— la experiencia de un confinamiento en su espacio doméstico difiere significativamente de quien sale a trabajar, estudiar y/o a realizar compras. En términos generales, lo cotidiano se configura, por ajus­ tes de tiempos y lugares, para el encuentro con personas y el desarro­llo de actividades. Estas temporalidades implican restric­ ciones impuestas por patrones culturales, reglas sociales, estructu­ ras institucionales y ritmos biológicos. Aunque lo cotidiano es una experiencia individual, se construye colectivamente por me­ dio de rutinas comunes asociadas con atributos personales, tales como edad, rol dentro de la estructura y organización familiar, ocupación, nivel socioeconómico, lugar de residencia y competencias de movilidad, entre otros. El conjunto de estas situaciones hace que las personas establezcan relaciones regulares, en ciertos lugares, para el desarrollo de actividades concretas: la mejor hora para ir al banco más cercano al trabajo, la guardería con mayor flexibilidad de horarios, el supermercado que está abierto hasta avanzadas horas de la noche… Cabe señalar que no se trata de una reducción de la experiencia de lo urbano a lo rutinario. La urbanidad es justamente esta posibilidad de lo efímero, lo anónimo y lo impredecible, y donde lo cotidiano tiene un lugar central (Wirth, 1938). Una descomposición de las experiencias es­

62

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

pacio-temporales de los habitantes requiere, entonces, consi­ derar la posibilidad de múltiples tipos de temporalidades. La propuesta del análisis situacional de Michel Agier permite tener una idea de esta diversidad. Agier (1999) propone cuatro tipos de situacio­nes experimentadas por los habitantes de la ciudad: a) ordinarias, rutinarias y cotidianas, b) extraordinarias, c) de trán­ sito y de transición, y d) rituales. En este sentido, la geografía de la vida cotidiana puede ser considerada como un campo emergente que puede aportar algunos elementos a nuestro análisis. A su vez, cuatro campos pueden ser identificados: 1) las practicas es­ paciales, 2) el acervo de información espacial, 3) la subjetividad espacial, y 4) la experiencia espacial (Lindon, 2006). Dentro de las prácticas espaciales se distinguen algunas subcategorías: los desplazamientos, las prácticas ancladas en un lugar, los escenarios de comportamiento y las rutinas espaciales. Por lo general, los estudios que han explorado la ecología social han puesto mayor énfasis en la dimensión espacial a costa de la subestimación de lo temporal. Aquellos casos que han integrado este componente lo han realizado desde un aspecto his­ tórico de larga duración, con el objeto de identificar las grandes transformaciones estructurales (LeBourdais y Beaudry, 1988; Gon­ zález y Villeneuve, 2007). Desde lo cotidiano, la movilidad de las personas juega un pa­ pel central en el análisis de las configuraciones de áreas sociales y temporalmente identificables: el espacio-tiempo de la escue­ la, del trabajo, de las compras, de la diversión, de estar en familia, de desplazarse, etc. Lo anterior recuerda el trabajo de Lynch, “What time is this place, “en el que la construcción de imaginarios está íntimamente asociado con el vínculo tiempo-espacio (Lynch, 1972). Un caso de estudio que ejemplifica lo anterior es el análisis desarrollado para Halifax, Canadá (Goodchild y Janelle, 1984). Una serie de estudios desarrollados a partir de encuestas sobre el uso del tiempo, exploran las dimensiones que dan estructura

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

63

de la ciudad durante las 24 horas del día. El trabajo se inspira en la vena de la ecología urbana, retoma las herramientas del análisis factorial, integrando distintas “versiones” de la ciudad. Los resultados permiten distinguir las grandes dimensiones que van guiando la estructura de la ciudad. Los autores plantean que es la separación del tiempo-espacio entre trabajo y otras ac­ tivida­des la principal dimensión estructurante de la dinámica cotidiana de la ciudad. Esta dimensión es seguida por la dinámi­ ca familiar; es decir, el conjunto de actividades (espacio-tiempo) asociadas al ámbito doméstico, como estar en casa con los hijos, entre población casada y propietaria de su vivienda. El tercer fac­tor se refiere a la diferenciación espacio-temporal explicada por las desigualdades de ingresos entre los hogares. Las dimensiones res­tan­tes, con una varianza mucho menor, se refieren a las diferencias espacio-temporales derivadas del nivel educativo entre la población, actividades no laborales obligatorias —como comer, transportarse, etc.— las variaciones en la edad y actividades discrecionales, como la vida social, cultural y asociativa. Geografía-tiempo: modelado espacio-temporal A diferencia de la geografía histórica, que incorpora el componente temporal en el análisis de los hechos geográficos, la geogra­ fía-tiempo desarrolla una perspectiva innovadora al interesarse en el comportamiento de las acciones humanes en el espacio y en el tiempo. Los trabajos pioneros en la década de 1970 por Hagestran, permitieron construir un marco conceptual importante para entender las restricciones de las actividades en el espacio y tiempo. Algunas de las más significativas aportaciones de la geo­ grafía-tiempo consisten en el desarrollo de una serie de herramien­ tas de representación y modelado de los objetos en movimiento. Posteriormente, con el avance de las ciencias computacionales y el desarrollo de tecnologías espaciales (gps, telefonía celular, na­ vegadores, sig, etc.), el modelado espacio-temporal ha experi-

64

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

mentado un progreso significativo (Egenhofer y Golledge, 1998; Bassiouni y Llewellyn, 1999; Ott y Swiaczny, 2001; Van de Weghe, Cohn et al., 2005). El estudio del comportamiento de objetos en el espacio ha permitido identificar tipologías en los patrones espacio-temporales de entidades geográficas, resumidas en cinco tipos: cambio, transformación, movimiento, difusión y subdivisión (Thériault y Clarmunt, 1999). Aplicado al movimiento de personas, estos pa­ trones muestran, por ejemplo, las restricciones que tenemos en la gestión del tiempo y el espacio en la vida cotidiana. La ha­ bilidad que desarrollan los individuos o las colectividades para la gestión de sus actividades depende, en gran medida, de las competencias de tres estrategias espaciales básicas: la movilidad, la copresencia y las telecomunicaciones (Levy, 1999). Otra restricción que se debe contemplar, consiste en la necesi­ dad de coincidir en el mismo lugar y en el mismo momen­to, para establecer relaciones de tipo “cara a cara”. El encuentro in­ter­ personal para el intercambio de información se ha flexibilizado gracias a las tecnologías que hacen que estas comuni­caciones sean de tipo diferidas, lo que permite relajar la forzosa coincidencia es­pacio-temporal (el correo electrónico es un buen ejemplo). Sin embargo, la coincidencia espacio-temporal sigue siendo inevitable para gran parte de nuestras actividades. Reuniones de trabajo, ci­tas con el médico, impartición de asesorías, cortejos amorosos, son ejemplos donde sigue siendo necesaria la coincidencia espaciotemporal; aunque, por otro lado, cabe señalar que para todos estos casos ya existen alternativas como el teletrabajo, la telemedicina, educación a distancia, y búsqueda de pareja que no requiere la copresencia. Desde el punto de vista de la gobernanza territorial, igual­ men­te actores públicos o privados se enfrentan a restricciones espacio-temporales para el bien llevar el funcionamiento de los lu­ gares. Dispositivos jurídicos, técnicos o morfológicos son al­gunos de los recursos que estos actores tienen para controlar, por ejem-

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

65

plo, el acceso a ciertos lugares durante ciertos momentos. De esta manera, los tipos de actividades, la intensidad y mezcla de usos es gestionada tanto por su distribución en el espacio como en el tiempo. Entre las primeras aportaciones de la geografía-tiem­ po podemos citar las siguientes tres nociones base: la trayecto­ ria es­pacio-temporal, el prisma espacio-temporal y la noción de “estación”. El prisma espacio-temporal es, probablemente, el instrumen­ to mejor conocido. Representa una extensión de la trayectoria espacio-temporal y consiste, básicamente, en el modelado en tres dimensiones de objetos en el espacio y en el tiempo (Peuquet, 2002; Millar, 2005). De manera más simple, la trayectoria de ob­ ­jetos en el espacio y en el tiempo puede ser representada por medio de un diagrama que en el eje de las abscisas sirve para la localización de lugares, y el eje de las ordenadas para su localización en el tiempo. Para el caso del prisma temporal, las abscisas devienen una superficie donde el tiempo se representa como una sobreposición de capas. La figura 1 ilustra la trayectoria espacio-temporal de tres personas: las líneas verticales representan actividades fijas en el espacio y las líneas oblicuas son desplazamientos (variación en el tiempo y el espacio). Los cilindros representan las estaciones, es decir, la concurrencia de varias personas (mismo lugar al mismo momento). Las líneas punteadas son un segundo tipo de estaciones, donde la interacción se establece a distancia por medio de las telecomunicaciones. Este tipo de interacciones puede ser, gracias a los teléfonos fijos y celulares, de varios tipos —de fijo a fijo, de fijo a móvil y de móvil a móvil—, lo que implica una mul­tiplicación de posibilidades que algunos autores han designado como espacio extensible (Janelle, 1973; Adams, 2000). Además, la integración de varias trayectorias en un mismo prisma permite identificar lo que la geografía-tiempo ha designado como “estación”. Ésta consiste en una ubicación, un lugar donde dos o más trayectorias pueden concurrir espacial y tempo­

66

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

ralmente. El modo en que los prismas espacio-temporales represen­ tan las estaciones es por medio de cilindros verticales (variación en tiempo pero estables en el espacio). La duración de la esta­ ción será, entonces, la vigencia de la misma (en términos de mo­ delación de eventos sería el ciclo de vida del evento). Figura 1 Representación espacio-temporal de viajes y actividades para tres personas

A

Tiempo

B C

Espac

io

A partir de estos modelos y de una estimación de la velocidad máxima de desplazamiento de los objetos, la geografía-tiempo ha identificado el espacio potencial de la trayectoria y el área potencial de la trayectoria. Lo anterior permite inferir sobre comportamientos probables de entidades geográficas, por ejemplo: la posibilidad de interacción de dos personas en una metrópoli con distintos modos de transporte, o el desplazamiento de un virus hacia masas de aire cálido. Este tipo de herramientas, desarrolladas desde la geografíatiempo, ha encontrado un campo de aplicación en el análisis de los patrones de viajes y actividades de personas (Janelle, 1973;

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

67

Recker, McNally et al., 1985; Kwan, 2000; Lin, Lo et al., 2009). Efectivamente, el uso de las Encuestas Origen-Destino (eod) que se aplican para el sector de los transportes ofrecen un inventario de actividades, la distribución espacio-temporal de las mismas y las características de las personas que las realizan, permitiendo modelar sus trayectorias espacio-temporales. Aunado a esto, los sistemas de información geográfica han progresado en el de­ sarrollo de una serie de herramientas para la representación y análisis de datos con referentes espaciales y temporales (Peuquet, 2002). Trabajos recientes demuestran un gran potencial de ex­ ploración de las dinámicas territoriales, en campos distintos a los del transporte, como en estudios sobre el valor inmobiliario, geo­ grafía feminista, acceso a servicios, etc. (Thériault y Clarmunt, 1999; Kwan, 2000; Kwan y Weber, 2003). Metodología: reconocimiento de los patrones viaje-actividad Existen dos modelos que resultan complementarios para el estu­ dio de la dinámica y estructura urbana: el enfoque fundamentado en el análisis de viajes, y el que enfatiza en las actividades. El primero se apoya, como lo mencionamos anteriormente, en el uso de los datos producidos a partir de las encuestas de viajes, como las Encuestas Origen-Destino. El uso de estas encuestas per­ mite identificar flujos predominantes en donde el destino de estos flujos es reconocido como “lugares centrales”. El segundo enfoque trabaja con actividades localizadas principalmente en dos tipos de lugares: de residencia y de trabajo (los censos de población y vivienda, y los censos económicos son, para el caso de Mé­ xico, las dos fuentes principales de información para estos dos tipos de enfoques). La aplicación de estos datos en la identificación de centrali­ dades en el espacio urbano, parte de la idea de que una alta concen­

68

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

tración de actividades residenciales y/o económicas representa la evidencia de la existencia de lugares centrales. La integración de ambos enfoques ha demostrado interesantes aportaciones y apli­ caciones en la representación de la dinámica y estructura urbana (Kwan, 2000; Snellen, 2001; Lin, Lo et al., 2009). La Encuesta Origen-Destino 2007 (eod) presenta una matriz de viajes que permite identificar para cada traslado una serie de atributos en­ tre los que distinguiremos cuatro: la hora de inicio del viaje, la hora de término, el motivo del viaje y la localización del destino del viaje. De la misma manera, los motivos que pueden originar un des­pla­zamiento han sido codificados bajo las siguientes cate­ gorías: • Viajes realizados para trabajo. • Viajes para regresar a casa. • Viajes para ir a estudiar. • Viajes para ir de compras. • Viajes para llevar o recoger a alguien. • Viajes para fines sociales, diversión. • Viajes relacionado con el trabajo. • Viajes para ir a comer. • Viajes para trámites. • Viajes por otro propósito. A partir de estos atributos es posible construir una matriz com­ plementaria de actividades (véase la figura 2a y 2b). El procedimiento es simple: consiste en identificar el periodo de tiempo que hay entre dos actividades contiguas para el mismo viajero; la du­ ración entre la hora de término de una actividad y la hora de inicio de la actividad siguiente (duración de la actividad), el motivo de viaje precedente a cada actividad (será el tipo de actividad), y el destino del viaje precedente a cada actividad (la localización

69

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

Figura 2a y 2b Representación espacio-temporal de los viajes y actividades 2b

Tiempo

Tiempo

2a 00:00 Viaje 4 23.00 T8 22:00 21:00 T7 20:00 T6 19:00 18:00 17:00 Viaje 3 T5 16:00 15:00 14:00 T4 Viaje 2 13:00 12:00 T3 11:00 10:00 09:00 08:00 T2 07:00 06:00 Viaje 1 05:00 T1 04:00 03:00 02:00 01:00 1 2 3 4 5 6 7 8 Lugares

00:00 23.00 22:00 21:00 20:00 19:00 18:00 17:00 16:00 15:00 14:00 13:00 12:00 11:00 10:00 09:00 08:00 07:00 06:00 05:00 04:00 03:00 02:00 01:00

A5

Viaje 4

A4

Viaje 3 A3 Viaje 2

A2

Viaje 1 A1 1 2 3 4 5 6 7 8 Lugares

2a) representación de tiempos de inicio y término de cada viaje a partir de la información de la eod-2007, 2b) identificación de actividades a partir de la intertemporalidad de los viajes. El motivo del viaje precedente a la actividad define el tipo de actividad y el destino de ese mismo viaje permite inferir el tipo de actividad.

de la actividad). Para cada motivo de actividades habrá un mismo número de actividades además de dos categorías más: viajando (actividad que no tiene una localización fija) y estar en casa (para todos los residentes que no reportaron algún viaje y para los via­jes de regreso a casa).

70

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Con este tratamiento es posible localizar, en cualquier momen­ t­ o del día, a todos los residentes de la eod-2007, así como saber sus actividades, la duración de éstas (que no es la misma que la duración de los viajes, excepto para la actividad viajando) y la loca­ lización. La distribución del conjunto total de actividades mues­ tra patrones temporales diferenciados, caracterizando los ritmos de las actividades en la Zona Metropolitana del Valle de México. Identificación de actividades a partir de la Encuesta Origen-Destino La visualización y tratamiento cartográfico es, en un primer mo­ mento, la vía de reconocimiento de patrones socioespaciales a lo largo del día (Kwan, 2000; Snellen, 2001). La visualización car­ tográfica forma parte de las técnicas de análisis exploratorio de datos espaciales y temporales (Andrieko y Andrieko, 2006; National Academies Press, 2006; Wiegand, 2006). El reconocimiento visual por medio de mapas es seguramente la técnica más intuitiva y familiar, a nuestro alcance, para el manejo de datos espaciales. Como herramienta de análisis hace que “los datos de un fenómeno sean perceptibles a la mente e imaginación del explo­ rador” (Andrieko y Andrieko, 2006). Desde una postura exploratoria de datos espaciales, la visualización cartográfica es indispensable. Para nuestro caso, un primer acercamiento a la base de datos de actividades requiere una exploración de este tipo. El enfoque espacio-temporal que hemos adoptado implica recuperar la noción de “estación” pro­ veniente de la geografía-tiempo para la identificación de concurrencia de personas, y la del prisma espacio-temporal para la desagregación temporal por medio de “capas” horarias. El resultado de los tratamientos ha permitido construir una matriz de información geográfica donde los lugares (distritos de la eod-2007) contienen un número de actividades que varían a lo largo del día. Es posible, además, desagregar estos conjuntos

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

71

de actividades por tipo, hora y características de las personas que realizan la actividad y del viaje que la precede. Esta vasta información permitirá realizar análisis sobre el espacio social, las dinámicas segregativas, prácticas cotidianas, uso del suelo, valor inmobiliario, propagación de enfermedades contagiosas, conflictos, etc. La información ha sido incorporada en un sistema de información geográfica y sometida a un procedimiento de in­ terpolación que permite tener una imagen continua de las acti­ vidades. Identificación de patrones viaje-actividad Podría parecer que el motivo del viaje será suficiente para caracterizar el espacio de actividades; sin embargo, el integrar la duración que lleva realizar cada actividad cambia significativamente el análisis. Ejemplo de lo anterior es el cambio de participación entre viajes y actividades según el propósito. Los viajes realizados con propósito de trabajo representan 25.5%, mien­ tras que las actividades de tipo “trabajar” representan 62.14% del tiempo de actividades no residenciales. Al integrar el tiempo de duración de una actividad tenemos una visión que prologa la actividad desde el término del viaje precedente hasta la hora del inicio del siguiente viaje. Lo anterior significa que podemos captar, para un momento del día, actividades cuyo viaje precedente inició dos o seis hora antes, situación totalmente diferente si se trabaja sólo con viajes. Vale la pena mencionar algunos rasgos importantes sobre la movilidad cotidiana en la ciudad de México. La gráfica 2.1 nos ilustra la evolución de viajes durante el día. En el eje de las abs­ cisas tenemos la hora del día (para efectos prácticos mostramos de las 5:00 a las 23:00 horas) y en el eje de las ordenadas se re­ presen­ta el número de viajes desarrollados. La gráfica desglosa los viajes por motivo y permite observar dos grandes patrones: curvas que descienden a medida que avanza el día y una curva que

72

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Gráfica 2.1 Distribución horaria de los viajes según su motivo 16 000 14 000 12 000 10 000 8 000 6 000 4 000 2 000 0

1

2

3

4

5

6

Compras Ir a comer Ir a la escuela Llevar a alquien Otro

7

8

9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 Regresar a casa Relacionado con el trabajo Social, diversión Trabajo Trámite

asciende hasta media tarde para después bajar abruptamente. Ve­ mos, para el primer caso, todas las actividades de tipo no residen­ cial: ir a tra­bajar, a la escuela, salir de compras, etc., mientras que la cur­va con patrón opuesto se refiere a los viajes de regreso a casa. Dentro de los viajes para realizar actividades fuera del ámbito residencial, tenemos tres curvas que sobresalen particularmente: salir a trabajar, viajes a la escuela y llevar a alguien. Las tres curvas, distintas en magnitud, son muy similares en su forma. Ini­cian a temprana hora del día con un incremento de viajes, para llegar a su pico máximo a media mañana y bajar rápidamente. Es muy posible que estas tres actividades estén asociadas por las dinámicas internas de la organización de las familias. El resto de las actividades responden a los horarios de oficinas (bancos, depen­

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

73

dencias de gobiernos, arreglos institucionales entre familias, escue­ las y empresas, etc.), a horarios de prácticas culturales, tales como salir a comer y tener relaciones sociales y de diversión. En cuanto a los viajes de regreso a casa, la curva muestra dos picos, seguramente reflejo de dos patrones; la población que re­ gresa a mediodía (después de escuela, regreso de haber acompa­ ñado a alguien o de hacer trámites y compras) y de las personas que regresan del turno vespertino de trabajo, escuela y otras acti­ vidades, tales como vida social, relaciones y diversión. Actividades La eod-2007 identifica diez motivos de viajes que corresponden a una actividad. Hemos explicado la manera en que se construyó la matriz de actividades y para el caso de la actividad “viajar”, la duración de esta actividad será la duración de cada viaje que la eod registra en sus bases de datos. En cuanto a la distribución por tipo de actividad, la gráfica 2.2 muestra las curvas para cada actividad según las 24 horas del día. La gráfica resulta por demás clara. Las actividades de trabajo que representan 62% del total de horas actividad-persona no residencial, domina —por mucho— la distribución global. En segundo lugar están las actividades de tipo escolar (16%), cuyo patrón temporal se concentra en la primera parte del día en forma de meseta que va desde las 7:00 hasta las 13:00 horas aproximadamente. Le sigue una meseta con valores significativamente inferiores para el turno ves­ pertino y nocturno. La gráfica muestra con claridad la importancia de estas dos actividades con respecto al total. Para hacer una lectura más deta­ llada del resto de actividades hemos realizado las gráficas 2.3 a 2.10 por actividad, mismas que presentamos enseguida. La for­ ma que presenta la distribución de estas actividades resulta muy sugeren­te de los comportamientos espacio-temporales de las perso­nas durante un día en la Zona Metropolitana del Valle de México.

74

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Gráfica 2.2 Distribución horaria por tipo de actividad en la zmvm 5 000 000 4 500 000 4 000 000 3 500 000 3 000 000 2 500 000 2 000 000 1 500 000 1 000 000 500 000 0

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Trabajo Escuela Compras

Ir a comer Llevar a alguien Otro

Fuera de trabajo Social, diversión Trámite

Gráficas por actividad Gráfica 2.3 Trabajo 5 000 000 4 000 000 3 000 000 2 000 000 1 000 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

Gráfica 2.4 Trabajando fuera del lugar de trabajo 120 000 100 000 80 000 60 000 40 000 20 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

Gráfica 2.5 Escuela 1 600 000 1 400 000 1 200 000 1 000 000 800 000 600 000 400 000 200 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

Gráfica 2.6 Compras 400 000 350 000 300 000 250 000 200 000 150 000 100 000 50 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

75

76

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Gráfica 2.7 Comer 80 000 70 000 60 000 50 000 40 000 30 000 20 000 10 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

Gráfica 2.8 Llevar a alguien 400 000 350 000 300 000 250 000 200 000 150 000 100 000 50 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

Gráfica 2.9 Trámite 160 000 140 000 120 000 100 000 80 000 60 000 40 000 20 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

77

Gráfica 2.10 Social, diversión 300 000 250 000 200 000 150 000 100 000 50 000 0

1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27

Identificación de la ecología social de las principales centralidades cotidianas en la Zona Metropolitana del Valle de México

La gran distribución • Central de abasto El día —o mejor dicho, las actividades de los habitantes de la ciu­ dad de México— inicia, como en el caso de las grandes metrópo­ lis, a muy temprana hora. La emergencia de la primera centralidad predominante aparece de manera clara cerca de las cinco de la mañana en la zona de la Central de abasto. Éste es el único momen­ to en que la ciudad podría ser considerada como monocéntrica, a pesar de que ya se distinguen subcentros de menor importan­ cia. El mapa 2.1 (véase en el anexo) muestra los picos de activida­ des a las cinco de la mañana y deja ver claramente la presencia de algunas centralidades. La importancia que tiene la Central de abasto en la dinámi­ ca de la zmvm es evidente. Representa el lugar de trabajo de más de 50 mil personas, con una extensión de 304 hectáreas (cincuen­ ta veces el Zócalo de la ciudad de México), alberga a cientos de comercios y un poco más de dos mil bodegas. Es visitada dia-

78

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

riamente por más de 200 mil visitantes, lo que la confirma como lugar central indiscutible (véase el mapa 2.1 en el anexo). La Encuesta Origen-Destino permite precisar y profundi­ zar sobre la dinámica cotidiana de este lugar. La ecología social de la Central de abasto se puede caracterizar por ser un espacio mascu­lino, su índice de masculinidad es de 1.43, superior al de la zona metropolitana que es de 0.91 (hombres: 9 191 242 y mu­ jeres: 10 035 814) y es, con la zona industrial de Vallejo y el aeropuerto, una de las zonas con la más alta relación de hombres por mujer. Una parte importante de las personas que constru­ yen socialmente este espacio reside en zonas muy cercanas (48.6% de los visitantes radican en el mismo distrito) mientras que el resto de las personas tiene como origen de residencia lugares muy diversos. Es un espacio cuya distribución etaria de la población tie­ne ten­ dencia hacia población de adultos jóvenes, comparativa­mente con la zmvm y con las otras centralidades identificadas. Desta­ca la presencia de personas entre los 19 y 64 años de edad (82%), a cos­ ta de una baja proporción de adultos mayores (5%) y menores (13%). Las actividades que constituyen este espacio son, como es de esperarse, de tipo comercial y de la gran distribución. Entre comerciantes y choferes se agrupa 43% del total de visitantes. Sin embargo, el perfil ocupacional de las personas mantiene una rela­ tiva diversidad (trabaja 70%, estudia 15%, hogar 11%, otro 4%). La duración promedio de las actividades desarrolladas en la Cen­tral de abasto es de 4.6 horas, lo que sugiere una importante propor­ ción de actividades menores a la jornada de trabajo, segu­ramente producidas por visitantes para realizar transacciones cortas. Estudiar y trabajar • Ciudad Universitaria Para las siete de la mañana, la zmvm ya está en plena actividad. El mapa 2.2 (véase en el anexo) muestra una amplitud de la con­

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

79

centración de actividades por buena parte del territorio metropo­ litano y contrasta fuertemente con la del patrón territorial de las cinco de la maña­na. En este momento vemos emerger claramente la centralidad de la Ciudad Universitaria (cu) entre otra dece­ na de centralidades menores. Ciudad Universitaria es, al sur de la zmvm, la centralidad que mantiene los niveles más altos de actividad-persona durante el día. La afluencia de miles de estudiantes, trabajadores y visitantes a este centro universitario se refleja en el número de activida­ des. La cartografía permite constatar la emergencia, repunte, y permanencia de este centro de gran importancia de la ciudad (véan­ se los mapas 2.2 y 2.3 en el anexo). Entre las centralidades analizadas, cu es la zona que mejor mantiene una paridad entre la presencia de hombres y mujeres (índice de masculinidad de 1.003) aunque sigue siendo superior al de la zmvm en su conjunto (0.91). A pesar de ser un centro con importante presencia de estudiantes, la distribución etaria de la población es semejante al del resto de otras centralidades, en su caso ligeramente subrepresentada en el grupo de adultos mayores (3.7%) en favor de una mayor presencia de población adulta (82.3 por ciento). Como es de esperarse, la principal actividad desarrollada es estudiar seguida por trabajo. Otras actividades presentes en es­ta zona son diversión y compras. Los perfiles ocupacionales de las per­sonas que visitan cu son, principalmente de trabajadores (50.45%), estudiantes (31.56%) y dedicadas al hogar (8.55%). Den­ tro de las personas que trabajan buena parte son profesionistas y técnicos (34.8%), administrativos (17.6%), comerciantes (10.60%) y servicios personales y choferes (26.06 por ciento). De manera mucho menos importante es posible identificar otros lugares. Al norte, los parques industriales incrementan su actividad, al sur; se distinguen Coapa y Taxqueña, y al poniente, la zona de Santa Fe ya muestra la atracción de personas.

80

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Por su lado, la Central de abasto acentúa su concentración de actividades mientras que de manera menos importante; al norte de la zmvm, en la zona aledaña a la colonia Lindavista se puede identificar la emergencia de otra centralidad. El equipamiento de tipo educativo presente en la zona —instalaciones del Instituto Politécnico Nacional (ipn) y la Preparatoria 9 de la unam— además de la concentración de importantes instala­ciones hospitalarias, explican parte de esta centralidad (en este momen­ to del día), así como el flujo de actividades en torno de la Central de Autobuses del Norte. Además de cu, el norte de la zmvm muestra la actividad in­ dustrial que ya se ve reflejada a esta hora del día (7:00 horas). Las zonas industriales de Vallejo, Naucalpan y Tlalnepantla son cla­ ramente identificables en el mapa 2.2 (véase en el anexo). La base de datos de actividades permite caracterizar la población y sus actividades para el caso de Vallejo. Como era de esperarse, esta zona industrial es relativamente masculina; 1.44 hombres por mujer. Las edades de las personas en esta zona es muy similar al del resto de otras centralidades: 15% de meno­ res, 79% de adultos y 6% de adultos mayores. La distribución ocupacional económicamente activa: 67.7%; estudiantes, 11.7% y hogar, 10.9%. Entre la población trabajadora; profesionistas y técnicos, 12.6%; personal administrativo, 9.53%; comerciantes, 8.91%; servicios y choferes, 17.25%, y trabajadores industria­ les, 11.59%. La duración promedio de cada actividad para esta centralidad es de 4 horas 23 minutos. La ciudad central • El Centro Histórico se despierta Entre las 7:00 y las 9.00 horas suceden muchas cosas en la ciudad de México. Es en este momento del día que el Centro His­ tórico se manifiesta claramente como la centralidad de comercio

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

81

y servicios que la distingue. En esta zona de la delegación Cuauh­ témoc coincidirán el mayor número de personas para realizar algún tipo de actividad de toda la zmvm. El mapa 2.3 (véase en el anexo) nos muestra la distribución de actividades-persona que se desarrollan en ese momento. La ciudad central muestra claramente su relevancia y es posible distinguir la emergencia de al menos cinco subcentros y dos corredores que se articulan desde este lugar: al sur, en dirección a cu, el corredor Insurgentes, y al poniente, en dirección hacia Chapultepec, apreciamos el surgimiento del corredor Reforma. Por su lado; el Centro Histórico sigue concentrando una muy importante actividad comercial y de servicios. Buena parte de las oficinas de dependencias de gobierno y el equipamiento turísti­ co y cultural se encuentra concentrado en esta zona de la ciudad. La red de transporte colectivo, especialmente la red del Metro hace de este lugar un punto accesible, lo que favorece, sin duda, la localización de cierto tipo de actividades y la atracción de vi­ sitantes. En cuanto a las características de personas y actividades del Centro Histórico, los datos muestran que se trata de un espacio con un índice de masculinidad superior al resto de la metrópolis: 1.13 hombres por mujer. Además, se distingue por tener la más impor­ tante presencia de adultos mayores en el espacio no residencial. Son adultos mayores 7.3% de las personas que construyen este espacio, mientras que 8.5% son menores de 19 años. Asociado a esto, la proporción de población jubilada es la más alta (4.81%), mientras que la de trabajadores se muestra ligeramente superior al resto de otras centralidades (73.4%). La población dedicada a los estudios es 7.2%, las personas dedicadas al hogar se mantiene relativamente similar a la global, 11.21 por ciento. Como es de esperarse, las principales actividades realizadas en este espacio durante el día son de tipo comercial. La proporción de actividades de tipo compras representan el nivel más alto

82

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

con respecto a otras centralidades (12.5%), la realización de trámites y el trabajo también distingue este lugar. El Centro Histórico constituye un lugar de actividades con una relativa duración corta, la duración promedio por actividad no residencial es de 3:17 horas, inferior con respecto a otras cen­ tralidades. Policentralidad y corredores El Centro Histórico constituye un polo articulador con otras cen­ tralidades y corredores. La posición relativa que desempeñan las avenidas Insurgentes y Paseo de Reforma en el sistema global de la metrópolis y la infraestructura en equipamiento de transporte, ha permitido que se conviertan en ejes estructuradores y atrayentes de actividades. La distribución espacial de estas actividades se ve reflejada en aspectos diversos, tales como la crea­ción de clusters económicos y patrones de valor en el mercado inmobiliario. • Aeropuerto El aeropuerto constituye una centralidad sui géneris en varios as­ pectos. Representa el lugar con la mayor relación de hombre por cada mujer (2.13); casi tres veces la que tiene la zmvm en su glo­ balidad. Constituye, además, el lugar con la mayor segregación en edades y ocupación. La presencia de adultos mayores y de po­ blación menor a 19 años es la más baja con respecto al resto de las centralidades analizadas (1.9% y 2.3% respectivamente). En cuanto al perfil profesional de las personas que construyen este espacio, el aeropuerto tiene la más alta proporción de personal administrativo (16.27%) y dedicado a servicios personales y cho­ feres (29.8%). Otro aspecto distintivo es la distribución de sus ac­ tividades, que son, principalmente, trabajar (35.6%) y llevar o

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

83

recoger a alguien (6.0%), siendo ambas actividades la proporción más alta para una centralidad. • Zona de hospitales de Tlalpan Esta zona constituye otra centralidad predominante del espacio metropolitano de la ciudad de México. A diferencia del aeropuerto, las actividades y personas que conforman esta centralidad es moderadamente más femenina que el resto de otras zonas. Si para el conjunto de la zmvm, el índice de masculinidad es de 0.91, esta zona tiene 0.87 hombres por cada mujer. En cuanto a la es­ tructura de edades de las personas, esta zona tiene una sobrerrepresentación de menores (17.4%) y es, después del Centro Histórico, la zona con mayor proporción de adultos mayores (6.7 por ciento). El perfil ocupacional de las personas se asemeja en su estructura al de centros universitarios (proporción importante de profesionistas, técnicos y estudiantes), pero con la proporción más importante de jubilados (5.18%). Las profesiones que más distinguen este espacio son los servicios personales y choferes, profesionales, técnicos y personal administrativo. Las activida­ des no residenciales que se realizan durante el día son, en buena medida, trabajar, estudiar y de manera relativamente importante, llevar o recoger a alguien. • Santa Fe Indiscutiblemente Santa Fe es una de las centralidades más em­ blemáticas del poniente de la zmvm. La distribución de la pobla­ ción durante el día hace de esta zona un espacio moderadamente masculino (1.03 hombres por mujer). En cuanto a la distribución por rangos de edad, la zona de Santa Fe presenta una población jo­ ven relativamente importante; personas menores a 19 años tiene

84

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

una proporción mayor con respecto a otras centralidades (19.07% contra 14.1%), mientras que son los adultos mayores quienes se ven poco representados en este lugar (4.08 por ciento). A pesar de tener la imagen de un lugar de negocios de la ciu­ dad de México, la proporción de personas dedicadas al hogar pre­ sentes en espacios no residenciales es la más alta con respecto a las otras centralidades (15.05% contra 11.20%). Entre las personas que construyen este espacio y que tienen una actividad laboral se distinguen aquéllos dedicados a los servicios personales y choferes, los profesionales y técnicos, seguidos de personal admi­ nistrativo. Las distribuciones de las actividades que se desarrollan en este lugar son trabajar, estudiar y comprar, siendo significativamente superior la duración promedio por actividad con res­ pecto al que presentan otras centralidades (4:30 horas contra 3:51 horas). Santa Fe merece la atención espacial por la complejidad y el impacto que esta centralidad tiene en el conjunto de la aglo­ meración (véase en este libro el capítulo de María Moreno dedi­ cado a Santa Fe). • Ciudad Satélite Aunque la zona no es una de las centralidades más importantes en el número de actividades y personas, es interesante su mención por el tipo de espacio (en su origen de tipo suburbano). La zona ve incrementar su centralidad a media mañana y se mantie­ne mo­ deradamente estable durante buena parte del día. La base de datos sobre actividades muestra que este espacio resulta bastan­te equili­ brado en su relación hombre-mujer, con un índice de mascu­ linidad de 0.98, muy similar al de la zmvm. El espacio diurno no residencial se muestra desde la estructura de edades de las personas como un espacio relativamente polarizado; con una sobre­ rrepresentación de población menor (16.5% contra 14.1%) y de la población de adultos mayores (6.6% contra 5.9 por ciento).

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

85

La presencia de las personas que producen este espacio mues­ tran un perfil ocupacional que se distingue por una relativa alta proporción de personas dedicadas a quehaceres del hogar (14.5% con respecto a 11.2%) y de jubilados (4.7% con respecto a 3.6%). En cuanto a las profesiones que las personas declaran practicar, la zona de Ciudad Satélite se distingue por una proporción su­ perior a la global de las centralidades analizadas de trabajadores industriales (5.2% con respecto a 3.9%), y de profesionistas y técnicos (17.23% contra 16.8 por ciento). • Corredores A partir de media mañana y hasta las tres de la tarde aproximada­ mente, se advierte una dispersión de las actividades y un repunte en las centralidades existentes. Hemos visto que para ciertos ti­ pos de actividades, en este momento se experimentan cambios abruptos (regreso a casa para algunos y salir a comer para otros) lo que puede explicar una cobertura mayor de actividades no re­ sidenciales y que no se manifiestan en el mapa previo. En cuanto a los patrones espaciales, en el mapa 2.4 (véase en el anexo) podemos observar que, en comparación con el mapa de las 9:00 horas, las principales transformaciones visibles consisten en una intensificación de actividades en el Centro His­ tórico y la conformación de corredores en distintas zonas de la zmvm. A partir de las 9:00 horas, la avenida Insurgentes y una sección de Reforma manifestaban la concentración de actividades. Cuatro horas después, vemos que se desarrolla una serie de corre­ dores de actividades entre algunos centros de la Zona Metropolitana del Valle de México. Al norte se advierte una intensificación de actividades en Ciudad Satélite, la zona industrial, Politécnico y Lindavista. En el centro, Chapultepec y la Zona Rosa; al sur, Coapa; al poniente, Santa Fe. De la avenida Insurgentes se aprecia el nacimiento como centralidad de la avenida División del Norte en dirección

86

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

a Xochimilco. Hacia el oriente, en dirección a la Central de Abas­ tos y el Viaducto, pasando por la centralidad del aeropuerto, se integran a centralidades del oriente de la zona metropolitana. Declive de centralidades • Fin de la escuela, trámites y compras Para las cuatro de la tarde, normalmente después de haber salido a comer y del regreso a casa de buena parte de la población escolar, vemos que la curva de actividad-persona inicia gradualmente su descenso. Este comportamiento genera una recom­ posición en su distribución territorial teniendo como efecto una diferenciación espacial menos intensa que en horas previas. En este momento del día se mantiene la estructura policéntrica para gran parte del territorio metropolitano. El mapa 2.5 (véase en el anexo) nos muestra la concentración de actividades de al menos diez centralidades para esta hora del día. Ciudad Universitaria y el Centro Histórico dominan el pai­ saje metropolitano con su gran concentración y retención de ac­ tividades. Después de estos dos lugares centrales se presentan, casi en un mismo nivel de concentración, un grupo de lugares como la Central de Abastos, la zona industrial de Vallejo, la zona ale­ daña a Lindavista, ipn, unam, hospitales en Tlalpan, Ciudad Satélite y Santa Fe. Algunas otras centralidades de menor importancia y que es posible de identificar son el aeropuerto, Chapultepec, la zona de hospitales de Tlalpan y los corredores de las avenidas Insurgentes y Reforma, el Viaducto y el Periférico. • De regreso a casa A las 18:00 horas se observa en el territorio metropolitano una clara disminución de buena parte de sus actividades. Este com-

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

87

portamiento no se presenta de manera homogénea en el territorio ni entre los distintos tipos de actividades. Según el tipo de actividad, con excepción de actividades sociales y de diversión que están en el punto más alto, todas las actividades se encuentran en declive. Inclusive los viajes de regreso a casa están en clara dis­minución en este momento, lo que sugiere que buena parte de la población ya se encuentra en su residencia. Las actividades como realizar trámites, salir a comer, las relacionadas con el tra­ ­­bajo (fuera del lugar de trabajo) y las escolares son las que presen­ tan en este momento de la tarde la más impor­tan­te disminución (véanse las gráficas 2.3 a 2.10). Los cen­tros sobrevivientes del día son los dos centros que a esta ho­ra concentran las actividades de consumo y diversión, tales como el Centro Histórico y al­ gunas zonas de la delegación Miguel Hidalgo (en colonias como Condesa y Polanco), las realizadas en Ciudad Universitaria y, en menor medida, algunos lugares como Santa Fe, Central de Abastos, aeropuerto y Ciudad Satélite. El mapa 2.6 (véase en el anexo) ilustra una disminución de picos de actividad con respecto al patrón de las 16:00 horas, lo que sugiere un desplazamiento de la población de lugares centrales hacia sus zonas periféricas; para esta hora y para buena parte de las personas se trata del regreso a casa. Las centrali­ dades predominantes en este momento de la tarde son claramente tres: el Centro Histórico con la colonia Juárez, Ciudad Universitaria y la Central de Abastos. De manera menos im­ portante, Ciudad Satélite, la colonia Del Valle y el corredor In­ surgentes siguen manteniendo una buena concentración de ac­tividades. Finalmente, el mapa 2.7 (véase en el anexo) muestra la distri­ bución de las actividades a las 22:00 horas. Es notoria una disminución en la extensión y en la densidad de las actividades con respecto a la distribución del mapa anterior (recordemos que se trata de actividades no residenciales).

88

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Discusión • Juegos de escalas y funciones Ciertas distinciones son posibles imaginar al integrar el nivel es­ calar en que cada uno de estos lugares está inserto. Al menos tres niveles permiten ser identificados: local, regional y transnacional. Algunas de las centralidades aquí estudiadas, juegan a más de una escala (el aeropuerto ofrece a la vez una cobertura importante nacional como internacional). A escala local o metropolitana estarán las centralidades rela­ tivamente menores, como las dedicadas esencialmente a presen­ tar servicios a la población metropolitana. Entre ellas tendríamos a las centralidades universitarias como la uam y el ipn, el área de tribunales de la colonia Doctores, las zonas de consumo al menudeo y diversión como parte de las actividades realizadas en el Centro Histórico, Polanco, la colonia Roma, la Zona Rosa, etcétera. Las centralidades, cuya área de influencia se extiende en el nivel regional, son aquellas que tienen que ver con el transporte y la distribución de productos y personas, como son la Central de Abastos, la Central de Autobuses del Norte y parte de las ac­ tividades aeroportuarias. Además de este tipo, están aquéllas con una vocación industrial, como las zonas del norte de la zmvm, cuya área de influencia abarca distintas regiones del país. Algunos servicios especializados cuya cobertura de atención es de carácter transmetropolitano, estarían actividades científicas y cul­ turales como las que ofrece la Ciudad Universitaria de la unam, algunos servicios de salud especializados en la zona de hospitales de Tlalpan, ciertos trámites aún centralizados en la ciudad de México (como embajadas, secretarías del gobierno federal, organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales, etcétera).

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

89

El vínculo de la ciudad de México a escala internacional es cubierto por un número menor y bien identificado de centralidades. El aeropuerto es indiscutiblemente la puerta de entrada y salida que materializa las interrelaciones de México con el res­ to del mundo. Las actividades de comando, articuladas a la eco­ nomía internacional, están localizadas, y bien identificadas, en el eje Reforma-Santa Fe y son claro ejemplo de una centralidad cuya cobertura es de tipo transnacional. Funciones de turismo, diplomacia y ciencia, cuyo componente espacial se manifiesta de manera significativa con entes transnacionales, tienen su expresión dentro de este sistema de centralidades: Centro Histórico, Chapultepec, Polanco, Ciudad Universitaria. • Diferenciación espaciotemporal La centralidad, como elemento polarizador del espacio, constituye además de un importante elemento de diferenciación espacial, un factor relevante estructurante temporal del espacio metropolitano. El día y la noche, seguidos por la mañana y tar­ de, son las grandes temporalidades que van marcando el ritmo de las concentra­ciones de actividades dentro del espacio metropoli­ tano. En este sentido, la incorporación de la dimensión temporal permite distinguir como principal dimensión discriminante del espacio metropolitano; el espacio residencial femenino, en oposición al espacio no residencial masculino. Esta diferenciación varía con el ritmo nocturno-diurno y se acentúa para ciertos espacios como lo mostraron el análisis de las centralidades aquí estudiadas. Enseguida de esta dimensión, es posible identificar que la edad desempeña un papel importante en el proceso de diferenciación del espacio diurno no residencial. Con excepción de cier­ tas centralidades (el Centro Histórico, la zona de hospitales de Tlalpan y Ciudad Satélite), los adultos mayores y la población de menores sufren cierta segregación y exclusión espacio-tempo­

90

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

ral. Además, con la información disponible, fue posible distinguir otros tipos de diferenciaciones socioespaciales entre las centrali­ dades analizadas. El resto de estas características están asociadas al tipo de actividad predominante en estos lugares de estatus so­ cioprofesional. Conclusión A partir de un enfoque espacio-temporal hemos explorado dos aspectos sobre la estructura y conformación de la concentración de actividades en la Zona Metropolitana del Valle de México: 1) integrar la dimensión temporal y 2) caracterizar, en la medida que los datos lo permiten, el espacio social de estas centralidades. El primero constituye la reconstrucción del espacio diurno no re­ sidencial por medio del análisis de la distribución de actividades durante los principales momentos del día. El segundo, trata de describir las principales características sociales, además de las económicas de estas centralidades. Ambos aspectos constitu­ yen análisis exploratorios innovadores para la ciudad de México en varios sentidos: en el uso de la fuente de información, en el trata­miento global de un espacio metropolitano como el de la ciudad de México, y en la comprensión del funcionamiento del espacio diurno no residencial de esta metrópoli. Los hallazgos de este estudio permiten validar algunas de las evidencias previas sobre la policentralidad de la ciudad de México y su zona metropolitana. Coincidiendo con otros autores en que el debate sobre la ciudad monocéntrica y policéntrica ha sido superado; pasamos entonces a la identificación, caracterización y análisis de las centralidades. Un análisis temporal permite hacer la “disección” de las 24 ho­ras del día y dar cuenta de la emergencia y disolvencia de cen­ tra­lidades. Esta “disección” permite apenas asomarnos a las im­

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

91

bricadas estrategias espacio-temporales que distintos actores e instituciones territoriales ponen en práctica. Con los datos disponibles en este estudio y gracias a los méto­dos aplicados en el tratamiento y visualización de esta información, fue posible identificar entre 15 y 20 centralidades predominantes. Su naturaleza es muy variada: zonas industriales, centros de distribución y transporte, establecimientos de edu­ cación superior, zonas de consumo y diversión, centros de salud, enclaves de oficinas de comando, etc. De modo similar, el espacio de influencia de estas centralidades es muy diverso: están los cen­ tros con una influencia metropolitana, los de impacto regional o nacional, y sin faltar, los de alcance transnacional. El estudio explotó una base de datos que permite conocer al­ gunas características de las personas que fueron construyendo los distintos espacios diurnos aquí analizados. Nos interesamos prin­ cipalmente en identificar la manera en que ciertos espacios son constituidos por personas que comparten o divergen ciertas ca­ racterísticas y la manera en que esto cambia durante el día. La redistribución de la población por sexo y edad a lo largo del día y del territorio metropolitano muestra una clara intensificación en su diferenciación socioespacial. Pudimos constatar la diferenciación espacio-temporal que hay entre hombres y mu­ jeres; entre el espacio no residencial en la mayoría de las veces masculino, contra espacios residenciales con fuerte presencia feme­ nina. De manera semejante, los adultos mayores, seguidos por la población de menores, están segregados del espacio no residen­ cial en casi todas las centralidades analizadas. Los perfiles ocu­ pacionales y profesionales correspondieron bien con la vocación de las centralidades estudiadas. Sin embargo, algunos resultados permiten depurar e incluso construir algunas ideas sobre la consti­ tución de estos espacios. La principal constatación va en el sen­ tido de una interesante diversidad social al interior y entre las centralidades.

92

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Bibliografía Adams, P. (2000), “Application of a cad-Based Accessibility Model”, en D. Janelle y D. Hodge (eds.), Heidelberg Accessibility in the Information Age, Berlín, Springer. Agier, M. (1999), L’invention de la ville. Banlieues, townships, invasions et favelas. Marseille, éditions des archives contemporaines. Andrienko, N. y G. Andrienko (2006), Exploratory Analysis of Spatial and Temporal Data, a Systematic Approach, Berlín, Springer. Bassiouni, M. A. y M. Llewellyn (1999), “Extending Temporal Query Languages to Handle Imprecise Time Intervals”, en Compu­ ter Languages, vol. 25, núm. 1, pp. 39-54. Dotson, F. y L. Doston (1988), “La estructura ecológica de las ciudades mexicanas”, en M. Bassols, R. Donoso, A. Massolo, A. Méndez (comps.), Antología de sociología urbana, México, unam, pp. 183-207. Egenhofer, M. J. y R. G. Golledge (1998), Spatial and Temporal Reaso­ ning in Geographic Information Systems, Nueva York, Oxford University Press. González Arellano, S. y P. Villeneuve (2007), “Transformaciones en el espacio sociorresidencial de Monterrey, 1990-2000”, en Es­ tudios Demográficos y Urbanos, vol. 22, núm. 1, pp. 143-178. Goodchild, M. F. y D. Janelle (1984), “The City Around the Clock: Space-Time Patterns of Urban Ecology Structure”, en Environment and Planning A, vol. 16, pp. 807-820. Hanson, S. y G. Pratt (1995), Gender, Work, and Space, Londres/Nueva York, Routledge. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi) (2007), Encuesta Origen-Destino 2007, inegi. Janelle, D. (1973), “Measuring Human Extensibility in a Shrinking World”, en Journal of Geography, vol. 72, pp. 8-15.

PATRONES DE CLUSTERIZACIÓN ESPACIO-TEMPORALES

93

Kwan, M.-P. (2000), “Interactive Geovisualization of Activity-Travel Patterns Using Three-Dimensional Geographical Information Systems: A Methodological Exploration with a Large Data Set”, en Transportation Research Part C: Emerging Technologies, vol. 8, núm. 1-6, pp. 185-203. y J. Weber (2003), “Individual Accessibility Revisited: Impli­ca­ tions for Geographical Analysis in the Twenty-first Century”, en GeograpPHIcal Analysis, vol. 3, núm. 4, pp. 341-353. LeBourdais, C. y M. Beaudry (1988), “The Changing Residential Struc­ ture of Montreal 1971-81”, en The Canadian Geographer/Le Géographer Canadien, vol. 32, núm. 2, pp. 98-113. Lévy, J. (1999), Le tournant géographique: penser l’espace pour lire le monde, París, Belin. Lin, H.-Z.; Lo H.-P. et al. (2009) “Lifestyle Classifications With an Wi­thout Activity-Travel Patterns”, en Transportation Research Part A, vol. 43, pp. 626-638. Lindón, A. (2006), “Geografías de la vida cotidiana”, en D. Hiernaux y A. Lindon, Tratado de geografía humana, México, Anthropos, pp. 356-400. Lynch, K. (1972), What Time is This Place?, Cambridge, The mit Press. Marcuse, P. (2001), “Enclaves Yes, Ghettos, No: Segregation and the State”, en International Seminar on Seegregation in the City, Cambridge, Lincoln Institute of Land Policy. Miller, H. J. (2005), “A Measurement Theory for Time Geography”, en Geographical Analysis, vol. 37, pp. 17-45. National Academies Press (U.S.) (2006), Learning to Think Spatially, Washington, D.C., National Academies Press. Ott, T. y F. Swiaczny (2001), Time-Integrative Geographic Information Systems: Management and Analysis of Spatio-Temporal Data, Berlín/Nueva York, Springer. Peuquet, D. J. (2002), Representations of Space and Time, Nueva York, Guilford Press.

94

SALOMÓN GONZÁLEZ ARELLANO

Recker, W. W.; M. G. McNally et al. (1985), “Travel Activity Analysis: Patterns Recognition, Classification and Interpretation”, en Transportation Research Part A, vol. 19, núm. 4, pp. 279-296. Snellen, D. M. E. G. W. (2001), Urban form and activity-travel patterns: an activity-based approach to travel in a spatial context, Technische Universiteit Eindhoven, Faculteit Bouwkunde, Capaciteitsgroep Stedebouw, IX. Thériault, M. y C. Clarmunt (1999), “La représentation du temps et des processus dans les SIG: une nécessité pour la recherche interdisicplinaire”, en Revue Internationale de Géomatique, vol. 9, núm. 1, pp. 67-99. Van de Weghe, N., A. G. Cohn et al. (2005), “Representing Moving Objects in Computer-Based Expert Systems: The Overtake Event Example”, en Expert Systems with Applications, vol. 29, núm. 4, pp. 977-983. Warf, B. (1990), “The Reconstruction of Social Ecology and Neighborhood Change in Brooklyn”, en Environment and Planning D: Society and Space, vol. 8, pp. 73-96. Wiegand, P. (2006), Learning and Teaching with Maps, Londres/Nueva York, Routledge. Wiles, J. (2003), “Daily Geographies of Caregivers: Mobility, Routine, Scale”, en Social Science & Medicine, vol. 57, núm. 7, pp. 1307-1325. Wirth, L. (1938), “Urbanism as a Way of Life”, en American Journal of Sociology, vol. 44, pp. 1-24.

3. El cluster de la publicidad en la ciudad de México Alejandro Mercado Celis*

Introducción La estructura económica de la ciudad de México ha sido analizada a profundidad desde una gran variedad de enfoques y me­ todologías; sin embargo, pensamos que incorporar la perspectiva de cluster puede contribuir a identificar y comprender procesos económicos con mayor detalle. Estudiar la ciudad de México con el enfoque de cluster, también es importante en el sentido de que revela la formación histórica de un entramado de interdependen­ cias económicas inter e intrasectoriales, la formación de pools de fuerza de trabajo altamente calificados y especializados, y la cons­ trucción de instituciones que con diferentes niveles de éxito han dado sustento y empuje a estos clusters. El estudio de los clusters de la ciudad de México no sólo tiene una relevancia empírica por do­ cumentar interconexiones que no han sido cuantificadas. Desde el punto de vista teórico, el análisis de los clusters puede arrojar información relevante para teorizar los procesos que distinguen a las megalópolis en países subdesarrollados de aquellas megalópolis en los países desarrollados. En este trabajo proponemos que uno de los clusters que han influido en la dinámica económica de la ciudad de México en todo *  Profesor-investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Cuajimalpa. Correo electrónico: .

[95]

96

ALEJANDRO MERCADO CELIS

el siglo xx, con mayor fuerza a partir de los años sesenta y con liderazgo económico en la actualidad, es el cluster conformado por la industria de las comunicaciones, la publicidad y el entretenimiento. Este cluster, ubicado en el sector servicios, no sólo ha generado una importante fuente de empleo para la ciudad, sino que también ha sido un aparato productor de imágenes y estéticas con las que se ha identificado a México, desde la época de oro del cine de la década de 1940, hasta la exportación de con­ tenidos televisivos a partir de 1970. Este espacio económico ha sido estudiado básicamente como parte del sector servicios, en­ fatizando el componente de la televisión o a partir de empresas emblemáticas como Televisa, pero dejando fuera el funcionamien­ to del sistema en su conjunto. El trabajo que presentamos aquí es un primer acercamiento a los clusters económicos de la ciudad de México. Nos limitaremos a presentar tres aspectos del cluster de la publicidad. En la primera sección se apuntan algunas consideraciones teóricas relevantes para el caso de estudio. En la segunda se ofrece una defi­ nición conceptual y estadística de este cluster, así como una eva­ luación cuantitativa de su comportamiento en tres cohortes de tiempo: 1999, 2004 y 2009. En la tercera sección se analiza la dis­ tribución espacial de algunos componentes del cluster   y, finalmente, en la cuarta sección se presentan resultados preliminares de entrevistas a trabajadores en relación con sus trayectorias la­ borales y con la difusión de conocimiento en el cluster por la vía de la movilidad laboral.    La identificación se hizo a partir de índices de localización y siguiendo re­ laciones productivas del sector reportadas en las organizaciones industriales de los diferentes componentes del cluster.    La distribución espacial de las firmas se hizo a partir de la captura de los Directorios Publicitarios mpm Agencias y Anunciantes. Sin embargo para la defi­ nición del cluster se consideraron además los directorios mpm Medios Audio­ visuales y mpm Medios Impresos de 2009.    Las entrevistas se realizaron a trabajadores de diferentes componentes del cluster: agencias de publicidad, producción de anuncios comerciales, empresas edi­

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

97

Clusters de servicios, industrias culturales y redes sociales localizadas

Aglomeración de la actividad productiva La aglomeración de las empresas en el espacio, así como la aglomeración de cadenas productivas en localizaciones específicas, muestra que el funcionamiento de la economía está íntimamente relacionado con su organización geográfica. La empresa indi­ vidual es responsable de su desempeño interno, de la administración de sus recursos tecnológicos y humanos, sin embargo, el análisis de la empresa individual o firma explica sólo una parte de su competitividad, ya que toda firma es parte de un sistema ma­ yor de empresas, interconectado e interdependiente. El funcionamiento de cada firma está relacionado con el desempeño de los demás componentes del sistema, en conjunto se genera com­ petitividad externa a la firma: el todo es más grande que la suma de las partes. Es así que analizar la economía de una ciudad y su área de influencia genera resultados distintos si partimos de sus componentes individuales o de la interacción entre dichos componentes. La distinción entre lo individual y lo colectivo o entre la empresa y el sistema económico en el que actúa ofrece una pers­ pectiva en la que la propia aglomeración es fuente de ventajas competitivas que van más allá de cada empresa. El tema de las ventajas o economías de aglomeración es un tema extensamente tratado en la literatura contemporánea. Recordamos aquí sólo algunos aspectos que son importantes en el enfoque de los clus­ters: las ventajas competitivas de la aglomeración se expresan toriales, imprentas, productores de video, cineastas, despachos de diseño gráfico. Se realizaron 20 entrevistas cualitativas que reconstruyeron las trayectorias laborales y el uso parcial de contactos en cada momento laboral. Las entrevistas se realizaron durante 2009 en la ciudad de México.    Véase el capítulo de Adriana Larralde sobre los clusters rurales en este libro.

98

ALEJANDRO MERCADO CELIS

en el empleo de infraestructura común, la generación de pools de trabajo altamente especializados, mejores insumos (productos y servicios) debidos a una alta división del trabajo (especialización productiva), la existencia de conocimiento acumulado (experiencia) y la difusión de nuevo conocimiento (expresado en innovaciones y/o prácticas dinámicas de alta calidad) (Rosenthal y Strange, 2004). La definición de Porter (véanse en la introducción de este li­ bro las páginas 9-10) sobre los clusters económicos (1998) ha re­ cibido críticas importantes; en términos teóricos se critica el que no se explique teóricamente el cómo y por qué estos clusters se forman, ni las causas de sus transformaciones; es decir, la di­ná­ mica de cambio. En términos metodológicos se ha criticado el que haya una falta de precisión en la definición de la escala geo­ gráfica en la que un cluster es relevante, así como la falta de indi­ cadores para diferenciar los procesos que señalan la presencia de un cluster o su no existencia, es decir, cómo discernir si una aglomeración de actividad económica es o no un cluster. En gene­ ral, las críticas sobre la definición de Porter de cluster van en la dirección de que el concepto “cluster” se ha convertido en un con­ ­cepto superficial. Para revisiones críticas de este concepto es per­­ tinente revisar los trabajos de Martin y Sunley (2003) y el de Von Holfe y Chen (2006). Finalmente, el uso del concepto de cluster con objetivos de política pública también ha sido utilizado de for­ ­ma muy laxa y muchas veces retomado como parte de un discur­ so de inserción de las ciudades en la globalización sin rigor en su aplicación. En la sección siguiente, al revisar la literatura sobre los clusters en México, retomaremos estas críticas. Para evitar emplear el término “cluster” de forma superficial es necesario recordar que se debe de inscribir y enriquecer con las contribuciones de diferentes autores sobre la aglomeración in­ dus­trial y el desarrollo regional. No es el propósito de este ensa­ yo desa­rrollar una discusión teórica detallada, por lo que sólo   Ver el capítulo de María Moreno en este libro.



EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

99

mencionamos algunos autores. La contribución inicial y semilla de las economías de aglomeración y externalidades de proximidad es el trabajo pionero de Marshall (1920). Por otra parte, el funcio­ namiento de sistemas económicos por medio de encadenamientos productivos en un área geográfica concentrada fue desarrollado por Isard en la década de 1950 (1959) y ha sido reescrito y redefinido al relacionar los costos de transacción y la aglomeración económica espacial (Scott, 1988). El papel que desempeñan las ins­tituciones formales e informales en la producción y soporte de un sistema industrial aglomerado, fue desarrollado inicialmente por la literatura sobre distritos industriales (Bagnasco, 1977; Becattini, 1989; Brusco, 1992). Con respecto a los mecanismos de di­fu­sión de información en sistemas económicos aglomerados, y que son la base de la competitividad de estos sistemas, se han se­ ñalado como mecanismos de transmisión la “capacidad de absorción” de las firmas en un determinado lugar (Agrawal, 2002), la vinculación con universidades y laboratorios de investigación (Mans­field, 1998), el uso de redes sociales y capital social (Powell et al., 1996; Saxenian, 1994), y los mercados laborales como me­ dio de transmisión de información y conocimiento localizado (Malecki, 1997). Los encadenamientos productivos, las relaciones con organizaciones directamente vinculadas a un cluster y el vínculo entre el cluster y el mercado laboral, tienden a ser relaciones comer­ ciales en las que insumos y servicios son comprados y vendidos. Más allá del modelo simplificado de Porter, las proposiciones más re­finadas indican que estas transacciones económicas llevan consigo información, experiencia y conocimiento específico. La interacción entre consumidor y productor conlleva difusión de in­ formación. La asimilación de esta información puede gene­rar aprendizaje, que a su vez se transforma en innovación. Al ser con­ ducto de ventajas económicas diversas, estas transacciones se convierten en interdependencias comerciales, y los participantes de este sistema o cluster dependen y se aprovechan de estas inter­ac­

100

ALEJANDRO MERCADO CELIS

ciones (Audretsch y Feldman, 2004; Feldman y Audretsch, 2006). Storper enriquece el trabajo de autores que enfatizan los vínculos comerciales entre las empresas, introduciendo el concepto de interdependencias no comerciales. La proximidad espacial que se genera en estos clusters permite que mediante redes socia­ les, o por encuentros fortuitos en espacios comunes, se transfiera información económicamente relevante (Storper y Venables, 2004). El conocer a otros participantes en empresas diversas, conectadas o no, en el mismo sector o no, genera derrames de información que no siguen las transacciones económicas descritas por la literatura de economías de aglomeración. Storper agrega que las interdependencias no comerciales están imbuidas en marcos con­ vencionales de acción que son construidos localmente y, por tanto, son diferenciados de forma regional (Storper, 1997; Storper y Salais, 1997). El mercado laboral es también una fuente im­ portante de interdependencias no comerciales. Entendemos el mercado laboral como el conjunto de trabajadores con diversas capacidades, habilidades y experiencia en una diversidad de cam­ pos que entran en forma directa en el cluster. El mercado laboral se ve influido por las organizaciones formales de educación, ta­les como escuelas técnicas, universidades y centros de capacitación más allá del aprendizaje que proporciona y que incluye la forma­ ción de redes sociales con ligas fuertes y débiles. Al igual que en las industrias manufactureras, en los clusters de sectores avanzados de servicios se ha encontrado que uno de   Estos marcos de acción refieren al conjunto de convenciones que orientan la acción económica de actores dentro de un mercado específico. Los marcos de acción convencionales están constituidos por dos elementos centrales: por una parte desde la organización interna de la producción se habla de marcos tecnológi­ cos que pueden ir de la estandarización y gran escala de producción a la produc­ción de productos diferenciados a escalas pequeñas; por otra parte está la construc­ ción de la demanda que en correspondencia con los marcos tecnológicos va de la demanda consolidada a la demanda única. El cruce de estas dos variables principales produce formas convencionales de interacción económica denominados por Storper y Salais como “mundos de producción”. 

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

101

los mecanismos específicos en que se generan externalidades posi­ tivas que elevan la productividad colectivamente es la movilidad laboral de los trabajadores (Audretsch y Feldman, 2004). En la literatura se reportan tres efectos principales de la movilidad la­ boral: 1) transferencia de conocimientos de una firma a otra por la vía de los trabajadores (Saxenian, 1994); 2) cultura de redes so­ ciales descentralizadas que ligan a científicos e ingenieros entre empresas y que ayudan a difundir innovaciones (Saxenian, 1994; Storper, 1997), y 3) captación de “mejores empleados a las mejo­ res firmas” (Fallick, Fleischman y Rebetzer, 2006). Como ya se mencionó, la derrama de información y conocimiento en los clusters tiende a seguir redes sociales. Las investigaciones recientes se han enfocado a identificar cómo se forman estas redes dentro de los clusters dinámicos. Una hipótesis es que se forman backbones o columnas vertebrales que detonan la for­ mación de estas redes. Los backbones son un grupo de ligas socia­ les iniciales a partir de las cuales los que entran posteriormente a la red se van adhiriendo. Estos núcleos originales en la formación de la red con el paso del tiempo estimulan procesos de cohesión dentro de la misma (véase Owen-Smith y Powell, 2004). En este sentido, Casper muestra que, en la formación del cluster biotecnológico en San Diego, la empresa Hybritech funcionó como un backbone que ayudó a formar la densa red social que existe aho­ ra en este cluster (Casper, 2007). Muchos de los trabajadores de esta empresa pionera en el sector iniciaron sus propios negocios y con el paso del tiempo los cruces entre diferentes empresarios y trabajadores han ido formando la red. En el último apartado de este trabajo, presentamos algunas características que adoptan la movilidad laboral y los derrames de conocimiento e información en el cluster de la publicidad en la ciudad de México. Otro punto interesante es la interpretación de que la presencia en un sistema económico aglomerado o cluster no es una condi­ ción suficiente para acceder a un pool local de conocimiento; para ello se requiere la participación activa en una red de intercambio

102

ALEJANDRO MERCADO CELIS

de conocimiento. En otras palabras, la participación en las redes formales e informales requiere de estrategias explícitas por parte de las empresas individuales. Algunas de ellas tienen que ver con la movilidad laboral. Abundan ejemplos de cómo por medio de la contratación de trabajadores de los competidores y de otras firmas se accede a conocimiento clave para acceder a tales redes (Breschi y Lissoni, 2003). Aunque también hay que hacer notar que, como hemos detectado en el estudio, existen límites estable­ cidos colectivamente para la contratación de empleados en otras firmas. En la ciudad de México, en el área específica de diseño gráfico, las empresas más dinámicas, y cuyos dueños, al parecer, se conocen y participan en organizaciones industriales, solicitan el consentimiento de las empresas o despachos para contratar a sus trabajadores. Si bien, el estudio de clusters económicos ha estado domina­ do por los estudios de aglomeraciones manufactureras de baja y alta tecnología, recientemente ha crecido el interés por los clusters de servicios avanzados. El fenómeno de clusterización de actividades económicas en el sector servicios está ampliamente documentado y presenta los mismos rasgos organizativos y com­ petitivos que en el sector manufacturero. De hecho, los servicios avanzados al productor y de alta especialización tienden a generar altas concentraciones en pocas ciudades e incluso muestran patrones de concentración muy importantes aun dentro de las ciudades. Los casos de Nueva York, Londres y Tokio son paradigmáticos en este sentido (Sassen, 2001). En particular, Londres ha sido estudiado con mayor detalle en los últimos años, enfati­ zando las ligas e interdependencias entre las empresas globales en su espacio urbano. Algunos estudios han encontrado que efec­ tivamente las economías de aglomeración y recursos intangibles disponibles en Londres son una fuente central de competitividad de las empresas financieras, legales y de publicidad que ahí se en­cuentran (Cook, Pandit, Beaverstock, Taylor y Pain, 2007; Inter­ national Financial Services London, 2008; Pratt, 2006). Una segun­

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

103

da corriente de estudios ha considerado a las industrias culturales como objeto de estudio, encontrando evidencia de que en estos sectores también hay una fuerte tendencia a la concentración es­pacial y a la formación de clusters. En particular, el estudio de Los Ángeles y la industria del entretenimiento ha sido clave en estos hallazgos (Scott, 1996a, 2000, 2005). El estudio de los clusters en México Como señalamos al inicio del capítulo, la literatura producida en México que explícitamente maneja el enfoque de clusters, no es muy abundante. El único trabajo que se encontró relacionado con clusters de la publicidad es el realizado por Díaz-Bautista (2005) sobre el cluster de las telecomunicaciones en México. Sin embargo, este trabajo sólo analiza la evolución del sector de la televisión por cable. Uno de los factores que analiza es el nú­ mero de empresas de cable y el nivel de urbanización; el trabajo concluye que hay una tendencia hacia la formación de clusters y esta concentración geográfica en diferentes sistemas regionales au­menta la productividad de cada empresa (Díaz Bautista, 2005). El trabajo se enfoca en un segmento muy específico de los siste­ mas de transmisión de televisión y no busca relaciones en­tre estas empresas y los procesos regionales más allá de su distribución te­rritorial. El análisis de los clusters en México ha conformado líneas de investigación con metodologías diferentes. Una de estas líneas es la que utiliza métodos cuantitativos, apoyados en índices de espe­ cialización o en modelos estadísticos más complejos. Dentro de esta corriente podemos identificar estudios que han aportado la   La búsqueda en las bases de datos se realizó con el término “cluster” en el título y abstract de los artículos. Ofrecemos una disculpa a los autores de cualquier artículo que, por alguna razón, no haya sido registrado en estas búsquedas.    Una excelente descripción de los diferentes métodos estadísticos de identificación de clusters se puede encontrar en Dávila Flores (2008). 

104

ALEJANDRO MERCADO CELIS

aplicación de estos modelos a la economía mexicana. Destaca el trabajo de Dávila Flores (2007, 2008) que, mediante el uso de métodos combinados, logra la identificación en el nivel nacional de 13 clusters (identificación no geográfica) (véase también en esta línea el trabajo de Laguna Reyes [2010]). Una vez identificados, analiza la presencia de estos clusters “nacionales” en la región no­ roeste, en donde encuentra que seis clusters tienen presencia im­ portante en la región. Independientemente de la contribución empírica y metodológica de Dávila, su estudio nos plantea algu­ nas preguntas. En primer lugar, no hay una discusión sobre el significado de la escala geográfica en la que los clusters son signi­ ficativos en términos de generación de ventajas económicas de­ rivadas de su proximidad geográfica. En el trabajo de Porter y de otros autores cercanos a su línea de análisis, se asume que la escala en la que los clusters muestran generación de externalida­ des positivas es en el nivel ciudad o área metropolitana; en algu­ nos casos se extiende a áreas administrativas más grandes, como grupos de municipios-condados. ¿Es el nivel nacional donde se encuentran los cluster; es la región noroeste (cuatro estados con comunicación transversal deficiente) una escala geográfica apro­ piada para el estudio de los clusters, o son las áreas metropolitanas las unidades significativas para este tipo de estudio? Esta pregun­ ta es relevante también para cualquier concepto que relacione espacio y economía, ¿en qué escala existen economías de aglomeración, en el nivel ciudad, área metropolitana, en el nivel de regiones formadas por varias ciudades, regiones formadas por varios estados, en el conjunto de un país del tamaño de México? Para nosotros, los efectos de cercanía en términos de economías de aglomeración estáticas y dinámicas, externalidades, o efectos tipo Marshall, requieren de cercanía geográfica y estas venta­jas se diluyen con la lejanía. De acuerdo con estudios empíricos, los de­rrames de conocimiento medidos por la función de produc­ ción de innovación a varias escalas geográficas tiene mayor signi­ ficado estadístico en el nivel metropolitano (Audretsch y Feldman, 2004).

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

105

Dentro de la línea de estudios cuantitativos, el trabajo de Fuen­ tes y Martínez-Pellégrini (1999) identifica por la vía del uso de matrices insumo-producto, los clusters en el estado de Baja California. Su trabajo es particularmente interesante ya que logran incluir en la identificación del cluster la interacción entre los sec­ tores, que es un elemento esencial en la existencia de un cluster. Identifican tres clusters, el primero formado por el sector de ga­ nadería, agricultura y alimentos. El segundo, constituido por equipos y accesorios electrónicos, industrias básicas de metales no ferrosos y carrocerías, y partes para automóviles. Finalmente un tercer cluster, constituido por actividades automotrices, equi­ pos y accesorios electrónicos y carrocerías, y partes para automóviles. Al combinar un método para encontrar los clusters con la matriz insumo-producto pueden también determinar el grado de integración con la economía local, hacia adelante y hacia atrás. De esta forma encuentran que el primer cluster es el más vinculado con la economía local y con una fuerte interacción in­ terna. El segundo presenta una integración local parcial y el ter­ cero está escasamente vinculado de manera local (Fuentes y Martínez-Pellégrini, 1999). Este hallazgo plantea una interrogante central cuando se estudia una región con una presencia importante de inversión extranjera directa. Tiene que ver con si un cluster tiene o no que presentar encadenamientos locales. En otras palabras, ¿puede existir un cluster que presenta condiciones de enclave económico? Otros estudios parten de actividades específicas identificadas por la visibilidad económica que éstas tienen. Sánchez y Huerta hablan del cluster cervecero en México sin explicar la metodolo­ gía empleada en su definición. En su artículo describen y documentan la importancia de la producción de cerveza en México y los encadenamientos verticales y horizontales de la producción de cerveza (Sánchez Castañeda y Huerta, 2003). Sin embargo, el concepto de cluster se diluye y pierde totalmente su relevancia conceptual al hablar de una actividad con una altísima integra-

106

ALEJANDRO MERCADO CELIS

ción vertical sin una geografía definida, sistema organizado para tener un alcance nacional y en donde los efectos de aglomeración o cluster no son parte de funcionamiento o competitividad. Pareciera que las autoras confunden los encadenamientos productivos (que se dan en toda industria) con el concepto de cluster: encadenamientos productivos geográficamente localizados. Otros artículos que hacen referencia al concepto de cluster, los definen como agrupamientos territoriales de empresas simila­ res sin que se busque la característica de una división del trabajo local. Hualde y Gomis estudian el “cluster” del software en Baja California y encuentran un número importante de empresas de software para la región que, ante los programas de apoyo de la Se­ cretaría de Economía, se constituyen en “cluster”, que es una es­ pecie de organización formal con lo cual se califica para ciertos apoyos (Hualde y Gomis, 2004). En estudios posteriores, Hualde y sus colaboradores han dado seguimiento a la formación de clusters sectoriales de software y han evaluado los resultados del programa conocido como Prosoft, que ha utilizado el enfoque de cluster para la promoción de la industria del software. Este equipo de trabajo ha reportado resultados exitosos en los estados de Baja California y Jalisco, en donde ha aumentado el número de empresas y empleo en la industria del software (Hualde, 2010). Otra línea de investigación que se apega más a la discusión del cluster, entendido como un sistema de división del trabajo con un alto grado de concentración geográfica, es la representa­ da por el trabajo de Coelho. Este autor analizó el caso del cluster del tequila, en su estudio se detalla el funcionamiento, componentes y relaciones tanto locales como externas del cluster. Su trabajo se enfoca a encontrar el funcionamiento y problemas de la acción colectiva en el cluster (Coelho, 2007). En términos de estudios sectoriales, bajo la óptica de cluster destaca la industria automotriz; sin embargo, la definición conceptual de cluster varía grandemente en cada estudio. Lara estudia el cluster de las autopartes en Chihuahua y el impacto del

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

107

cambio tecnológico en el diseño y fabricación de los arneses. El trabajo no discute explícitamente el concepto de cluster; da por sentado que éste existe y que se ve impactado por los cambios tecnológicos en general, y por la trayectoria en particular de una compañía dominante en el sector de componentes eléctricos y arneses que es Packard Electric (Lara, 2002). No obstante lo an­ terior, el trabajo de Lara plantea una hipótesis muy interesante. Sabemos que el origen de este “cluster” es la migración industrial de Estados Unidos a México. En este sentido, el origen de esta inversión es el desmantelamiento de clusters históricos formados en Estados Unidos, lo que a su vez implica el desplazamiento geográfico de unidades económicas cuyos lazos con sus clusters originales (y sus encadenamientos) pueden ser llevados a cabo a grandes distancias, lo que a su vez indica que no existen economías de aglomeración significativas para su operación. La hipótesis que plantea indirectamente Lara es que una vez desplazada la empresa Packard Electric a México, y de forma no vincu­ lada a su nueva geografía, se dan transformaciones tecnológicas que aparentemente requieren, de nueva cuenta, de proximidad espacial entre diseño, producción y ensamble, lo que genera otra vez economías de aglomeración y, por tanto, la reconstitución de un cluster ahora en México. En qué medida este nuevo cluster genera las economías de aglomeración es algo pendiente de discutir, pero el proceso es interesante en sí mismo. Otros trabajos sobre la industria automotriz en México ana­ lizan la diferencia en la especialización y grado de diversificación en diferentes regiones del país. El trabajo de Unger y Chico plan­ tea dos grupos de conclusiones; por una parte, encuentran que los factores de localización y las economías de aglomeración ex­ plican sólo parcialmente, y para algunos sectores específicos de la industria automotriz, su distribución espacial. Claramente se muestra que las grandes ensambladoras y sectores de producción a gran escala, como los motores, no muestran ser influidas en su localización por economías de aglomeración. Por otro lado, plan­

108

ALEJANDRO MERCADO CELIS

tean que hay regiones como Toluca y Hermosillo que sí muestran señales de ser enclaves, mientras que el Bajío y la frontera norte presentan características de un sistema más integrado (Unger y Chico, 2004). El estudio tiene un claro enfoque geográfico y tie­ne presente la importancia de las interrelaciones entre los compo­ nentes de un cluster; sin embargo, no hay una discusión o toma de posición frente a la escala de análisis geográfico. Debemos pre­ guntarnos si ¿puede un cluster ocupar varios estados, como por ejemplo, la región fronteriza? Uno de los aspectos más significativos de los clusters es que los efectos decaen con la distancia, ¿en qué momento las ventajas económicas de un cluster se disuel­ ven en el espacio? Otro de los aspectos que quedan implícitos es el tipo de industria que se estudió y su momento evolutivo en términos tecnológicos y geográficos. En este sentido, hay que partir de que empresas con grandes escalas de producción y transac­ ciones regularizadas tienen una gran libertad de localización. Por su tamaño y poder de consumo pueden construir o demandar la construcción de infraestructura en un lugar o en otro o la atrac­ ción de proveedores especializados a una ubicación específica. Esto puede explicar el que Unger encuentre poca relevancia de las economías de aglomeración para esta industria en lo general. En trabajos posteriores, Unger ha comparado los clusters au­ tomotrices (Silao y Saltillo) con el cluster del calzado de León, en Guanajuato, con el objetivo de presentar casos de clusters con ca­ rac­terísticas distintas y grados evolutivos diferentes, que podrían ser sujetos de políticas de desarrollo bajo la óptica de cluster. Un­ ger ofrece uno de los trabajos más ambiciosos en México en tér­ minos de poner en el centro de la discusión del desarrollo de país a las economías regionales y al enfoque de cluster como una po­ lí­tica estratégica para apoyar procesos endógenos de desarrollo (Unger, 2010). Otro enfoque es el de cadenas de valor y ligas externas de los clusters. Giuliani, Pietrobelli y Rabellotti (2005) aplican este enfo­ que a una serie de clusters en varios países latinoamericanos, in­

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

109

cluido México. Giuliani et. al., utilizan estudios empíricos de otros autores, lo que genera problemas al comparar casos que combinan diversas metodologías y enfoques que mezclan información e interpretaciones diferentes sobre lo que es un cluster. Los clusters reportados en México son el del vestido, en Torreón; za­ patos, en León y Guadalajara; del mueble, en Chipilo; de autopartes (Delphi) en Ciudad Juárez; equipo audiovisual, en Baja California, y software en el Distrito Federal, Guadalajara, Aguascalientes y Monterrey. En el trabajo se analizan los procesos de mejora (upgrading) e innovación, a partir de una categorización de empresas (tradicionales, apoyadas en recursos naturales, pro­ ductos complejos y proveedores especializados como la indus­ tria del software). Giuliani et al., concluyen que lo que realmente importa para aumentar la competitividad en los mercados internacionales es la forma de organización de las ligas interfirma (eficiencia colectiva) y la gobernanza de las cadenas de valor. Ter­ minan señalando que el clustering y la eficiencia colectiva desem­ peñan un rol clave en unos sectores pero no en otros (Giuliani, Pietrobelli y Rabellotti, 2005). El cluster de la publicidad en la ciudad de México Definición del cluster Desde una perspectiva histórica, las industrias de servicios rela­ cionadas con la publicidad y las comunicaciones masivas, tales como prensa, radio, telefonía y televisión, han tenido una presencia importante en la ciudad de México. Si bien existe una ca­ rencia de estudios históricos sobre la relevancia económica de estos sectores, sí hay diferentes estudios que desde la crónica y el ensayo (Novo, 1968) o desde la política (Fernández Christlieb, 1990) y la comunicación (Bernal Sahagún, 1974) han documen-

110

ALEJANDRO MERCADO CELIS

tado indirectamente su evolución histórica en la ciudad de Méxi­ co. Durante el siglo xx y hasta nuestros días, el sector de las te­ le­comunicaciones, en el nivel internacional, ha estado sujeto a una serie continua de revoluciones tecnológicas que le han per­mitido crecer de manera continua. Su relevancia económica direc­ta e in­ directa también ha crecido con el tiempo y este crecimiento ha sido particularmente intenso en algunas ciudades del mundo, en­tre ellas la ciudad de México (Krätke y Taylor, 2004). Probable­ mente, la concentración de las grandes empresas de comunicación mexicanas (televisoras, cadenas radiales, telefonía, etc.), con domi­nio del mercado nacional, en la ciudad de México, ha gene­ rado las condiciones para que la industria de la publicidad tam­ bién se concentrara en esta ciudad. En particular, el vínculo fundamental entre medios de difusión y la publicidad, que es su prin­cipal fuente de ingresos, abre la posibilidad de la generación de actividades entrelazadas siguiendo el patrón fundamental de “dise­ño-producción-distribución-difusión masiva”. Por lo ante­ rior, suponemos que un conjunto de actividades vinculadas a los me­dios de difusión, ya sea por generar contenidos, información e imágenes o por ofrecer servicios especializados como la publicidad, han incrementado su presencia en la ciudad de México. Además de la centralidad de la ciudad de México en los medios masivos de información (el sector económico “51: información en medios masivos de información” en 2009 generó 94 004 empleos en la ciudad de México, que representan 32% del empleo nacional en este sector), hay que agregar que la publicación im­ presa también ha sido un sector importante en la ciudad y con claras ligas con el resto de los medios de comunicación masivos y con los sectores de la publicidad. La publicación de libros, re­ vistas y periódicos es la más alta del país (la rama “5111: edición de periódicos, revistas, libros y similares” cuenta en la ciudad de México con 24.8% de todos los establecimientos de este tipo en el país y concentra 35.3% del total del empleo nacional) con una distribución nacional relevante. Por otra parte, la publicación

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

111

en internet, así como el manejo y producción de información y contenidos en este medio ha aumentado considerablemente, así como su concentración en la ciudad de México (la subrama “51913: edición y difusión de contenidos exclusivamente a través de internet y difusión de contenidos en la red” alcanza para el año 2009, en la ciudad de México, la altísima concentración de 78.6% del empleo nacional en esta subrama) (inegi, 2009). Definición conceptual del cluster No obstante que en términos absolutos el sector de los medios de difusión genera mayor empleo que el sector de la publicidad, desde nuestro punto de vista la publicidad es el corazón del clus­ ter en la ciudad de México, ya que los medios en gran parte depen­ den de la venta de espacio para publicidad. Por otra parte, entre el anunciante y el medio de difusión above y below the line se da la mayor concentración de empresas y diversidad de especializa­ ción del cluster. Con base en la información contenida en diversos directorios de empresas vinculadas con el sector de la publicidad, se identificaron los siguientes componentes y sus funciones en el cluster. Siguiendo el proceso de producción de la publicidad (véase el cuadro 1), la primera etapa es la de la investigación pre­ via. Esta actividad es realizada por empresas que se especializan en la “investigación de mercados y opinión pública”. En la segunda etapa entran las agencias de conceptualización y diseño de la publicidad, aquí se ubican las “agencias de publicidad” y las “agencias de diseño”. Una vez que se tiene el concepto y el diseño se inicia la ter­ cera etapa, que es la de la producción (hay que hacer notar que con la conceptualización se elige también las salidas de difusión    Los términos above the line (atl) y below the line (btl) se emplean en el mundo de la publicidad para referirse a los medios de difusión que se utilizarán para el producto publicitario. atl refiere la tv, radio e internet. btl incluye uso de correo convencional y materiales impresos.

112

ALEJANDRO MERCADO CELIS

y, por tanto, los medios que se contratarán y esto determina la dirección en la cuarta etapa). En esta etapa se encuentra un vas­ to universo de empresas de diversos tamaños, así como equipos de trabajo que se articulan y desarticulan de acuerdo con la demanda de producción. Las empresas que se ubican en la producción se pueden agrupar en “producción audiovisual” orientadas a sa­li­ das en video y cine, el núcleo de este sector lo constituyen las lla­ madas “productoras”. Otra especialización en la producción es la salida en “audio”, principalmente para radio e internet, y con­ ­for­mada en su núcleo de organización por productoras y estudios de grabación. Otro componente de la producción son las empre­ sas de impresión; aquí se ubican una gran diversidad de empresas diferenciadas por sus capacidades tecnológicas y por la salida es­ pecífica de impresión. Algunas de las posibles salidas de impresión se usan en espectaculares, publicidad exterior en diversos formatos, folletería y promocionales (impresión en objetos). Otro componente es el de la “producción digital”, en donde se generan productos para salidas en internet, telefonía y medios mixtos; este sector emergente se ha especializado de tal forma que ahora hay empresas dedicadas únicamente a este medio. Finalmente, se encuentra el componente de producción de displays. Aunque pareciera un sector menor, hay que recordar que mucha publicidad requiere de mobiliario para ser difundida. En este componente entran todas las empresas especializadas en el dise­ ño y manufactura de displays que pueden ser modestos muebles desechables (cartón, plástico) o elaborados sistemas electrónicos y digitales, así como mobiliario urbano para el despliegue de pu­ blicidad (por ejemplo, paraderos de transporte público). En la cuarta etapa, y ya con los productos que se quiere difun­ dir, aparecen las agencias dedicadas a la “mercadotecnia directa”, las agencias de “relaciones públicas”, la “mercadotecnia digital” y las “agencias de medios” (estas últimas coordinan las campañas en múltiples medios). Por último, entran en escena los medios de difusión. Los principales componentes en orden de tamaño

Cine

Impresión Digital Display

Agencias de diseño

Agencias de relaciones públicas

Fuente: elaboración propia.

Internet

Audio Mercadotecnia digital

Agencias de medios

Otros

Prensa

Radio

tv

Agencias de promociones

Mercadotecnia directa

Audiovisual

Agencias de publicidad

Investigación de mercados y opinión pública

Etapa V Medios de difusión

Etapa III Producción

Etapa II Conceptualización

Etapa I Investigación

Etapa IV Coordinacióndifusión

Cuadro 1 Etapas y componentes del cluster EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

113

114

ALEJANDRO MERCADO CELIS

del mercado son la tv abierta (59.9%), la radio (9.0%), la prensa (8.7%), ooh (out of home / publicidad exterior, 8.7%), tv cerrada (5.7%), revistas (4.1%), internet (2.0%), cines (1.6%) y otros (0.4%) (ACNielsen, 2006). En este recuento del medio y margen de mer­cado no se incluye la distribución de mensajes publicita­ rios por telefonía; sin embargo, como todos los usuarios sabemos, la dis­tribución de mensajes publicitarios por parte de las compañías telefónicas, así como la convergencia tecnológica en los dispositivos telefónicos, indican que este medio está adquiriendo im­portancia en la diseminación de publicidad. En el cua­dro 1 se pueden apreciar las etapas y componentes del cluster. Es importante señalar que las etapas antes descritas pudieran ser también conceptualizadas como cadenas productivas; sin embar­ go, en este caso en particular, algunas de las etapas pueden ser omitidas en procesos publicitarios específicos. Por ejemplo, una empresa puede omitir el costo de hacer un estudio de mercado y pagar directamente el empleo de diseñadores para un anuncio exterior. De esta manera, sólo algunas veces una empresa utiliza todas las etapas como si fuera una cadena productiva. La diferencia con las manufacturas es evidente ya que los productores no pueden omitir “componentes o insumos” de su cadena productiva. Otra característica que nos impide hablar de una cadena productiva es que los pasos pueden ser alternados o seguir secuencias diferentes para cada demandante de publicidad. Otra importante diferencia con un cluster o cadena productiva manu­ facturera. Sectores paralelos y traslapes laborales Algunos de los segmentos del cluster requieren de trabajo con ca­ lificaciones similares; estos mercados de trabajo también se com­ parten con otros nichos económicos. Dada la existencia de estos espacios de conocimiento con mercados laborales compartidos, se da una gran cantidad de derrames de conocimiento entre ellos

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

115

y en algunos casos la existencia de segmentos dinámicos en los clusters permite y facilita la existencia de otros nichos de empleo que difícilmente subsistirían por sí mismos. Ponemos de ejemplo dos de estos traslapes: uno es la industria del cine y el otro es la industria editorial. La producción de películas en México ha estado en crisis por varias décadas; los niveles de producción son muy bajos y el sector ha subsistido en parte por la presencia de fondos gubernamentales que han mantenido un mínimo de producción. Entre 1983 y 2010 se ha filmaron en promedio 47 pe­ lículas cada año. La proporción de películas financiadas por el Estado y por la iniciativa privada muestra una reducción de la participación privada, en 1983 de las 82 películas filmadas, nue­ve fueron financiadas por el Estado y 73 por empresas privadas; en 2010, en total 69 películas fueron filmadas, de las cuales 58 fue­ ron financiadas por el Estado y 11 por empresas privadas (Imcine, 2011). Si comparamos la producción mexicana con la española podemos observar que el nivel de producción es aún limitado; de acuerdo con el Ministerio de Cultura Español, en aquel país se filmaron 201 largometrajes en 2010 (Ministerio de Cultura, 2011). A pesar de los logros y reconocimientos internacionales del cine mexicano, la producción en la última década no ha logrado des­ pegar de forma definitiva. Los trabajadores especializados que requiere esta industria —desde directores y guionistas, hasta téc­ nicos de iluminación y sonido, pasando por directores de arte y vestuario— han logrado mantenerse gracias al auge que ha te­ nido la producción de anuncios comerciales en nuestro país. Cada producción de un comercial emplea por dos o tres días equipos completos de producción cinematográfica. No es raro encontrar esos mismos equipos en películas nacionales y extranjeras que se filman en nuestro país. De acuerdo con los trabajadores entrevistados, sin la existencia del sector de producción de comerciales difícilmente podrían haber subsistido una gran cantidad de trabajadores especializados en cine. Por otra parte, los derrames de talento, capacidad técnica y creatividad también han bene­

116

ALEJANDRO MERCADO CELIS

ficiado en gran medida al sector de producción de comerciales y seguramente ha sido un factor de atracción de este tipo de producciones al país. El otro sector interesante es el de la industria editorial, en este caso nos referimos en particular, al traslape entre la producción de libros y revistas “culturales” y la producción de revistas “comerciales”. Los editores y demás especializaciones dentro de la industria editorial van y vienen entre los sectores culturales y comerciales. Muchas veces las actividades de uno y otro son más intrincadas y dependientes entre sí de lo que se observa desde el exterior. Hay que agregar que un segmento laboral de esta in­ dustria está compuesto por profesionistas en letras. Tres de los trabajadores entrevistados estudiaron letras hispánicas y nos indi­ caron que “muchos egresados de las diferentes literaturas encuentran como uno de los principales mercados de trabajo a la industria editorial”, pero que también hay demanda importante dentro de las agencias de publicidad. Principalmente ocupan puestos de copys. Es posible que la razón de que este tipo de pro­ fesionista encuentre trabajo en este sector sea que la publicidad tiene un componente de comunicación escrita muy importante. Así, encontramos que en las trayectorias laborales de los egresa­ dos de letras que entrevistamos, éstos se habían desempeñado en agencias de publicidad y en revistas de todo tipo. Este mercado laboral constituye otro espacio de derrama y generación de conocimiento en la ciudad de México. Definición estadística del cluster En cuanto a la definición estadística del cluster, se utilizó el Siste­ ma de Clasificación Industrial de América del Norte (scian) para la selección de sectores, subsectores y ramas identificados co­mo posibles componentes del cluster. Siete componentes princi­pa­ les fueron seleccionados (véase el cuadro 2). El componente 1 está formado por la rama 4372 (comercio al por mayor por me-

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

117

dios masivos de comunicación y otros medios). El componente 2 lo forman las ramas 5111 (edición de periódicos, revistas, libros y similares, excepto a través de internet), 5112 (edición de software, excepto a través de internet) y 515 (radio y televisión excep­ to a través de internet). El componente 3 lo conforman las subramas 54141 (diseño gráfico y decoración de interiores), 54143 (diseño gráfico) y 54149 (diseño de modas y otros diseños especializados). El componente 4 está constituido por la rama 5418 (servicios de publicidad y actividades relacionadas). El componente 5 incluye las subramas 54191 (servicios de investigación de mercados y encuestas de opinión pública) y 54192 (servicios de fotografía). El componente 6 está formado por el subsector 711 (servicios artís­ ticos y deportivos y otros servicios relacionados). Y, finalmente, el componente 7 con el subsector 323 (impresión e industrias conexas) (en el cuadro 2 se detalla la composición de los componentes y su ubicación en la jerarquía del sistema de clasificación). Perfil cuantitativo del cluster El cluster tiene un gran peso en el nivel nacional. En 2009 estaba constituido por 8 915 empresas y 143 063 empleos directos en el Distrito Federal. En conjunto, la ciudad de México concentra 58.5% del empleo nacional de las industrias que lo conforman. De igual manera, el coeficiente de localización muestra claramente la especialización de la ciudad en los sectores definidos para el cluster, en 2009 el coeficiente alcanzó el 3.6 (véase el cuadro 3). En términos dinámicos, el cluster muestra una tendencia de crecimiento y acelerada concentración con respecto al nacional. En la ciudad de México, el número de unidades económicas en­tre 1999 y 2009 fue de -7.7%, mientras que el empleo tuvo una tasa de crecimiento entre 1999 y 2009 de 45.9%; relacionado con las cifras anteriores el promedio de empleo por empresa ha pasa­ do de 5.6% en 1999 a 16% en 2009. Esto indica claramente que

118

ALEJANDRO MERCADO CELIS

43 437 4372 4692

Comercio al por mayor Intermediación y comercio al por mayor por medios masivos de comunicación y otros medios Comercio al por mayor por medios masivos de comunicación y otros medios Comercio al por menor por medios masivos de comunicación y otros medios

Componente 5

54 Servicios profesionales, científicos y técnicos 541 Servicios profesionales, científicos y técnicos 5419 Otros servicios profesionales, científicos y técnicos 54191 Servicios de investigación de mercados y encuestas de opinión pública 54192 Servicios de fotografía

Componente 6

51 Información en medios masivos. 511 Edición de publicaciones y de software, excepto a través de internet 5111 Edición de periódicos, revistas, libros y similares, excepto a través de internet 512 Industria fílmica y del sonido 515 Radio y televisión excepto a través de internet 54 Servicios profesionales, científicos y técnicos 541 Servicios profesionales, científicos y técnicos 5414 Diseño especializado 54141 Diseño y decoración de interiores 54143 Diseño gráfico 54149 Diseño de modas y otros diseños especializados 54 Servicios profesionales, científicos y técnicos 541 Servicios profesionales, científicos y técnicos 5418 Servicios de publicidad y actividades relacionadas. Rama completa 54181 Agencias de publicidad 54181 Agencias de relaciones públicas 54181 Agencias de compra de medios a petición del cliente 54181 Agencias de representación de medios 54181 Agencias de anuncios publicitarios 54181 Agencias de publicidad que operan por correo directo 54181 Distribución de material publicitario 54181 Otros servicios de publicidad

71 711 7111 7112 7113 7114 7115

Servicios de esparcimiento culturales y deportivos y otros servicios recreativos Servicios artísticos y deportivos y otros servicios relacionados. Subsector completo Compañías y grupos de espectáculos artísticos Deportistas y equipos deportivos profesionales y semiprofesionales Promotores de espectáculos artísticos, deportivos y similares Agentes y representantes de artistas, deportistas y similares Artistas y técnicos independientes

Componente 7

Componente 4

Componente 3 Componente 2 Componente 1

Cuadro 2 Definición censal del cluster de las comunicaciones, entretenimiento y publicidad de la ciudad de México

323

Impresión e industrias conexas

40

75

4692 /4691.* Comercio al por menor exclusivamente a través de internet, y catálogos impresos, televisión y similares

Total

Total 5111, 512, 513

1 050

380

512 Industria fílmica y del sonido

831

96

327

670

5111 Edición de periódicos, revistas, libros y similares

515 Radio y televisión excepto a través de internet

408

1 570

1 190

17

17

*

2004

51 Información en medios masivos. Sector completo

Componente 2

35

4372 Comercio al por mayor por medios masivos de comunicación y otros medios

Componente 1

1999

727

73

352

302

1 617

80

80

*

2009

Unidades económicas

29 698

9 885

19 813

42 543

11 690

15 354

15 499

133 491

1344

3 034

103 876

320

1024

2004

1 957

1 077

1999

Empleo total

41 651

15 993

9 278

16 380

94 004

493

461

32

2009

2.5

3.6

2.8

2.4

2.9

2.42

0.05

3.4

1999

2.4

2.3

3.1

2.1

3.1

2.42

0.08

2.1

2004

2.4

2.7

2.4

2.2

2.0

2.41

1.22

0.7

2009

Coeficiente de localización

-20.9

*

-13.9

-39.1

-24.2

-77.3

-57.5

*

1999/2009

40.2

*

-6.1

-17.3

-9.5

-83.8

-76.4

-97.0

1999/2009

Tasa de Tasa de crecimiento crecimiento unidades empleo económicas

28.3

*

26.0

29.6

66.2

40.5

48.9

30.8

1999

Empleo/ empresa

51.2

121.8

47.0

38.0

112.2

79.1

18.8

*

2004

Empleo/ empresa

57.3

219.1

26.4

54.2

58.1

6.2

5.8

*

2009

Empleo/ empresa

39.5

44.7

40.1

35.3

32.0

39.5

20.0

11.6

2009

% del empleo nacional por rama

1.26

0.48

0.28

0.50

2.85

0.00

0.01

0.00

2009

df

% del empleo total del

Cuadro 3 Definición censal del cluster de las comunicaciones, entretenimiento y publicidad de la ciudad de México

8.2

0.8

3.9

3.4

18.1

0.9

0.9

29.1

11.2

6.5

11.4

65.7

0.3

0.3

0.00

% de las % del unidades empleo económicas dentro del dentro del cluster cluster 2009 2009

Componente 3 54141 Diseño y decoración de interiores 54143 Diseño gráfico 54149 Diseño de modas y otros diseños especializados Total Componente 4 5418 Servicios de publicidad y actividades relacionadas. Rama completa 54181 Agencias de publicidad 54182 Agencias de relaciones públicas 54183 Agencias de compra de medios a petición del cliente 54184 Agencias de representación de medios 54185 Agencias de anuncios publicitarios 54186 Agencias de publicidad que operan por correo directo 54187 Distribución de material publicitario 54189 Otros servicios de publicidad

134

508 30

672

1 311

454

48

49

43

111

17

17

572

603 29

748

1 152

426

72

81

45

146

24

13

345

2004

116

1999

685

*

*

73

27

20

48

706

1 577

709

505 29

175

2009

Unidades económicas

4 226

129

147

1 333

826

1 519

4 696

694

545

1 361

2 864

465

688

16 807

9 359

539

28 120

4 024

3 318 238

468

2004

18 078

3 109

2 608 125

376

1999

Empleo total

5 030

913

14

1 197

1 106

1 098

6 290

25 515

41 163

6 563

5 434 336

793

2009

2.6

0.8

1.5

2.0

2.5

2.7

2.6

3.6

2.9

1.6

1.7 0.9

1.1

1999

2.2

0.6

3.6

2.3

3.1

2.5

3.0

3.8

2.9

1.5

1.6 0.7

1.3

2004

1.7

2.1

0.2

2.3

2.5

3.0

5.6

3.5

3.1

2.5

2.7 2.7

1.4

2009

Coeficiente de localización

65.8

30.8

-29.2

-24.0

-4.4

-39.5

-33.3

6.6

13.8

-10.2

-15.8 3.4

15.5

1999/2009

19.0

607.8

-90.5

-10.2

33.9

-27.7

1067.0

172.6

127.7

111.1

108.4 168.8

110.9

1999/2009

Tasa de Tasa de crecimiento crecimiento unidades empleo económicas

Cuadro 3 (continuación)

12.2

9.9

6.1

9.1

18.4

18.8

7.5

22.0

15.7

4.2

4.3 4.3

3.2

1999

Empleo/ empresa

8.2

40.8

32.1

12.3

66.6

9.5

14.3

37.0

21.4

6.0

6.5 7.9

3.5

2004

Empleo/ empresa

7.3

*

*

16.4

41.0

54.9

131.0

36.1

26.1

9.3

10.8 11.6

4.5

2009

Empleo/ empresa

28.0

35.2

3.6

37.9

40.8

50.0

92.5

57.5

51.3

40.2

1.5 0.4

1.2

2009

% del empleo nacional por rama

0.15

0.03

0.00

0.04

0.03

0.03

0.19

0.77

1.25

0.00

0.16 0.01

0.02

2009

df

% del empleo total del

7.7

*

*

0.8

0.3

0.2

0.5

7.9

17.7

8.0

5.7 0.3

2.0

3.5

0.6

0.0

0.8

0.8

0.8

4.4

17.8

28.8

4.6

3.8 0.2

0.6

% de las % del unidades empleo económicas dentro del dentro del cluster cluster 2009 2009

184

804

988

375

104

42

93

23

113

3 640

7 834

151

1 110

1 261

316

87

*

*

59

114

3 884

8 486

8 915

4 015

96

24

93

6

104

323

1 484

1 283

201

98 069

35 850

368

240

595

14

558

1 775

6 525

2 032

4 493

132 111

36 285

357

451

2 762

215

754

4 539

15 256

1 934

13 322

143 063

37 881

287

218

1 318

577

1 051

3 451

11 861

2 979

8 882

2.1

2.0

1.1

1.8

0.8

0.1

0.2

0.4

2.0

0.9

4.6

1.7

2.0

1.6

3.7

1.8

0.5

0.2

0.8

3.1

0.8

5.0

3.6

1.8

2.0

0.7

0.4

0.1

0.6

0.6

1.9

2.6

0.1

-7.7

-6.3

-0.9

-61.0

19.5

18.7

-21.6

-27.6

21.9

45.9

5.7

-22.0

-9.2

121.5

4021.4

88.4

94.4

81.8

46.6

97.7

11.6

9.2

3.2

4.1

6.4

5.6

5.2

1.8

29.8

16.9

10.0

3.2

19.6

29.7

5.1

7.3

12.1

15.4

2.4

72.4

16.0

9.4

3.0

9.1

14.2

96.2

10.1

10.7

8.0

2.3

44.2

58.5

28.9

17.9

46.1

16.6

15.3

6.2

11.2

30.6

12.5

59.7

7.19

1.15

0.01

0.01

0.04

0.02

0.03

0.10

0.36

0.09

0.27

Fuente: inegi, Censos Económicos 1999, 2004 y 2009. * La rama 4692 del scian 2002 fue integrada a la rama 4691 e n el scian 2007. Total empleo df 2004 = 2 842 874. Total empleo df 1999 = 1 920 169.

Componente 5 54191 Servicios de investigación de mercados y encuestas de opinión pública 54192 Servicios de fotografía Total Componente 6 711 Servicios artísticos y deportivos y otros servicios relacionados. Subsector completo 7111 Compañías y grupos de espectáculos artísticos 7112 Deportistas y equipos deportivos profesionales y semiprofesionales 7113 Promotores de espectáculos artísticos, deportivos y similares 7114 Agentes y representantes de artistas, deportistas y similares 7115 Artistas y técnicos independientes Componente 7 323 Impresión e industrias conexas Total cluster

Cuadro 3 (continuación)

100.0

45.0

1.1

0.3

1.0

0.1

1.2

3.6

16.6

14.4

2.3

100.0

26.5

0.2

0.2

0.9

0.4

0.7

2.4

8.3

2.1

6.2

122

ALEJANDRO MERCADO CELIS

se está dando un proceso de concentración del empleo en menos unidades económicas, aunque siguen predominando de forma muy importante las pequeñas empresas. En términos de concentración geográfica, el coeficiente de localización del cluster en la ciudad de México pasó de 2.1 en 1991, se contrajo a 1.7 en 2004, y en 2009 rebasó la marca anterior llegado a 3.6. Hay que re­saltar que este indicador se comporta de forma disímil para cada uno de los componentes, como se analiza más adelante. El cluster tiene un peso muy importante para la economía del Distrito Federal. En cuanto a empleo, para 2009 representó 7.19% del total del empleo de la ciudad. De los indicadores económicos principales ofrecidos por los censos económicos, el cluster re­ presenta 3.7% de la producción bruta total, el 5.7% del consumo intermedio, 3.4% del valor agregado y 4.6% de las remuneraciones en el Distrito Federal (inegi, 2009). Análisis por componentes del cluster En el cuadro 3 se resumen las principales características de cada componente del cluster. Destaca el componente 2: “información en medios masivos de información”. Por sí mismo representa en el año 2009, 8.2% de las unidades económicas y 29.1% del empleo del total del cluster. Dentro de este sector se ubican actividades económicas muy disímbolas, algunas veces competidoras y mu­ chas otras engranadas en interacciones de oferta y demanda. Las subramas que lo componen son: “edición de periódicos, revis­ tas, libros y similares”, “industria fílmica y del sonido”, y “radio y televisión, excepto a través de internet”.10 10   En este sector entra la categoría de “otras telecomunicaciones” que incluyen la telefonía tradicional y celular; los proveedores de acceso a internet, servicios de búsqueda en la red y servicios de procesamiento de información, y otros servicios de información. No obstante que la telefonía y otras comunicaciones son cada vez, con mayor intensidad, medios de difusión de publicidad, se decidió dejarlos fuera de la contabilidad del cluster.

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

123

Otro de los componentes más importantes del cluster es el 4, que reúne la rama completa de servicios de publicidad y actividades relacionadas. Este componente muestra coeficientes de localización muy altos que van de 1.7 a 5.6 (con excepción de la rama de publicidad por correo directo: 54186) para sus diferen­ tes subramas, lo que indica la gran concentración en la ciudad de México. Por otra parte, representa 17.7% de las unidades eco­ nómicas y 28.8% del empleo, mostrando tasas de crecimiento muy importantes en el decenio 1999-2009: 13.8% en unidades econó­ micas y 127.7% en el empleo. Dentro del componente 4, destaca la rama de agencias de publicidad que ocupa para 2009, 17% de trabajadores del cluster y genera 7.9% de las firmas. En el compo­ nente 5 hay que resaltar la subrama servicios de investigación de mercados y encuestas de opinión pública, que en 2009 ocupa 6.2% de los empleados del cluster y representa 2.3% de la unidades económicas. Finalmente, el componente 7, el único del sector de manufacturas conformado por las industrias de impre­ sión y conexas, ocupa 26.5% de los trabajadores en 45% de las empresas del cluster. Hay que resaltar que este componente está formado por un universo de empresas con capacidades tecnológicas muy diferentes en las que figuran los pequeños talleres de impresión. Organizaciones formales del cluster Existe una gran cantidad de organizaciones formales que participan en la gobernanza del cluster. En este apartado nos referimos a las organizaciones empresariales que dan cuerpo a los diferentes componentes del cluster.11 El sector de la publicidad 11   A estas organizaciones habría que agregar a los organismos gubernamenta­ les regulatorios, locales y federales, así como los centros educativos que forman tanto a técnicos cómo a profesionistas que se han integrado al cluster, estas orga­ nizaciones las dejamos de lado en el presente capítulo por cuestiones de espacio.

124

ALEJANDRO MERCADO CELIS

está organizado en al menos 26 asociaciones y una confedera­ ción en la que participan 10 asociaciones. En el cuadro 4 se pue­ de apreciar la lista completa de asociaciones; éstas cubren tanto las diferentes disciplinas de la publicidad como asociaciones re­ gulatorias y de sectores conectados, como los medios. A continua­ ción se destacan algunas asociaciones y se presenta brevemente sus objetivos y funciones en el cluster. Este apartado busca sola­ mente ilustrar el grado de organización y asociacionismo en el cluster. Enseguida describimos brevemente algunas de las organizaciones más importantes. 1. Amai: Asociación Mexicana de Agencias de Investiga­ción de Mercado y Opinión Pública. Esta asociación se formó en 1992, con el objetivo de establecer estándares técnicos y metodológicos relacionados con la investigación de mercados. Ac­tual­mente esta­blece los códigos de ética y estándares de calidad, además de pro­mover a sus asociados y la investigación de mercados en general. 2. amap: Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad. Esta asociación cuenta con más de 60 años de existencia y agrupa a las agencias de publicidad más importantes del país. La aso­ ciación ofrece una gran diversidad de servicios que van desde el análisis de la legislación en materia publicitaria, la capacitación profesional a varios niveles y en diversas dimensiones de la pu­ blicidad, la generación de estudios, publicaciones, negociación con empresas y gobiernos, etcétera. 3. La aam: Asociación de Agencias de Medios. Reúne a las em­presas especializadas en la planeación y compra de medios. Su objetivo es representar y apoyar el desarrollo del sector. Al igual que otras asociaciones, presta diferentes servicios y genera información para sus afiliados. 4. Direct@: Asociación Mexicana de Mercadotecnia Directa e Interactiva. Agrupa a las empresas del sector, se encarga de la representación, gestión y promoción, y ofrece servicios de capaci­ tación y actualización profesional.

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

125

Cuadro 4 Asociación amai - Asociación Mexicana de Agencias de

Página electrónica www.amai.org

Investigación de Mercado y Opinión Pública Amapro - Asociación Mexicana de Agencias www.amapro.com.mx de Promociones amco - Asociación Mexicana de Comunicadores www.amco.com.mx Organizacionales amed - Asociación Mexicana de Editores www.amed.com.mx de Periódicos amf - Asociación Mexicana de Franquicias www.franquiciasdemexico.org Amfi - Asociación Mexicana de Filmadores www.amfi.com.mx Amipci - Asociación Mexicana de Internet www.amipci.org.mx ammd - Asociación Mexicana de Mercadotecnia www.ammd.org Directa ampe - Asociación Mexicana de Publicidad Exterior www.ampe.com.mx Anapromer - Asociación Nacional de Agencias de www.anapromer.com.mx Promociones y Mercadeo Anipac - Asociación Nacional de Industrias www.anipac.com del Plástico anp - Asociación Nacional de la Publicidad www.anp.com.mx arvm- Asociación de Radiodifusores del Valle www.arvm.com.mx de México Asociación Mexicana de Escuelas de Diseño www.encuadre.org/asociaciones.html Gráfico www.canitec.org Cámara Nacional de la Industria de tv por Cable Canacine - Cámara Nacional de la Industria www.canacine.org.mx Cinematográfica y del Videograma Canagraf - Cámara Nacional de las Artes Gráficas www.canagraf.net caniem - Cámara Nacional de la Industria www.caniem.com Editorial Mexicana cc - Consejo de la Comunicación www.cc.org.mx cicom - Confederación de la Industria www.cicom.org.mx de la Comunicación Mercadotécnica cim - Consejo de Investigación de Medios www.cimmex.org Círculo Creativo www.circulocreativo.com.mx cirt - Cámara Nacional de la Industria www.cirt.com.mx de Radio y Televisión Conafilm - Comisión Nacional de Filmaciones www.conafilm.org.mx México Conar -Consejo Nacional de Autorregulación www.conar.org.mx y Ética Publicitaria Imer - Instituto Mexicano de la Radio www.imer.com.mx ivm - Instituto Verificador de Medios www.ivm.com.mx

126

ALEJANDRO MERCADO CELIS

5. Prorp: Asociación Mexicana de Agencias Profesionales de Relaciones Públicas. Esta organización reúne a los profesionistas del área de las relaciones públicas. Nació en 1996. 6. Amipci: Asociación Mexicana de Internet. Asociación muy cautiva, a la fecha ha realizado cinco “Encuentros estratégicos de internet”, catalogados como los principales eventos de estrategia en internet en México, además de un encuentro diseñado únicamente para el sector universitario. Cinco “Estudios Amipci” sobre internet en México y un “Estudio de comercio electróni­ co”. En conjunto, estos estudios proporcionan información es­ tadística útil para la adopción de decisiones de las empresas. En términos de capacitación, la asociación ofrece cursos, diplomados y seminarios en torno a internet, al marketing y a la facturación electrónica. En la página de internet se puede encontrar mapas de la industria de Internet en México y un anuario; ambos proporcionan información sobre el desarrollo de la industria. 7. Consejo de la Comunicación: Controvertido organismo que se encarga de lanzar campañas sociales como parte de la “voz de las empresas”. Nació hace 50 años, a la fecha ha lanzado más de 120 campañas. 8. Ampro: Asociación Mexicana de Agencias de Promociones. Como las otras asociaciones, busca vincular en forma dinámica y permanente a todas las agencias especializadas en la creación y operación de actividades promocionales que tengan domicilio en la República mexicana, con el fin de apoyar las ac­ tividades propias del ramo, unificar los criterios de participación individual, garantizar niveles de calidad y proteger la correcta apli­ cación de los recursos de promoción, con base en un código de ética y competencia legal. 9. Quórum: Consejo de Diseñadores de México. Desde 1985, Quórum difunde el diseño mexicano, reúne a las empresas y pro­ fesionales de diseño que operan y desarrollan su trabajo en Mé­ xico. Esta organización fue creada con la misión de establecer y asegurar lineamientos de calidad, costos y ética. En su página web,

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

127

Quórum ofrece eventos para profesionistas y universitarios, tales como cursos prácticos, exposiciones y conferencias. Además, or­ ganiza el Premio Quórum, el cual se lleva a cabo anualmente para promover la calidad y creatividad de los diseñadores, fo­tógrafos, ilustradores y estudiantes de licenciatura. Se premian categorías de diseño tales como empaque, identidad corporativa, diseño edito­ rial, página web, cd-rom, diseño industrial, ilustración, cartel, fotografía como elemento de diseño y varios más. 10. iab. México: Interactive Advertising Bureau. Ésta es una asociación sin fines de lucro que busca incrementar la inversión de las marcas en medios digitales. Tiene como objetivos principales: incrementar la inversión en medios on-line, ser un centro de información para la industria, desarrollar estudios clave para la industria, organizar cursos, seminarios y eventos para la indus­ tria, y desarrollar y difundir publicaciones de la industria. La mayoría de las asociaciones del cluster tienen alcance na­ cional; sin embargo, el peso del Distrito Federal en cuanto a núme­ ro de empresas en todos los componentes hace que, por una parte, estén localizadas en la ciudad de México y, por otra, que sus acciones tiendan a concentrarse en esta ciudad. Asimismo, es claro que el cluster presenta un alto grado de institucionalización, por parte de las empresas, en las cámaras y asociaciones industriales. La especialización y el número de organizaciones es tam­ bién un buen indicador del grado de especialización y densidad del cluster. Distribución espacial Las actividades relacionadas con la publicidad y los medios tienden a tener un patrón de alta concentración geográfica; esta concentración se da incluso dentro de un distrito dentro de las ciudades. Existen estudios empíricos que lo muestran en las ciu­ dades de Los Ángeles (Scott, 1996b,2005), París, Nueva York y

128

ALEJANDRO MERCADO CELIS

Londres (Pratt, 2006). El caso de Londres es particularmente in­ teresante en cuanto a la concentración espacial de esta industria. Entre 70 y 90% del total del empleo en los diferentes sectores de los medios de todo el Reino Unido se encuentra en esta ciudad. Dentro de ella, la mayoría de la actividad está en el barrio cono­ cido como Soho; éste tiene un perímetro de una milla cuadrada, es decir, es una superficie muy pequeña del centro de Londres. El Soho concentra a productores de películas, servicios de posproducción, diseñadores, fotógrafos, agencias de publicidad, gru­ pos de música y otras actividades vinculadas con la televisión y el cine (Nachum y Keeble, 2003). En el caso de las agencias de publicidad de la ciudad de Méxi­ co, encontramos también una alta concentración geográfica aun­ que menor a la detectada en Londres. Llama la atención que la concentración no se dé en un distrito compacto, sino a lo largo de un eje con una figura de herradura en la cual existen dos extre­ mos dominantes constituidos por las colonias Lomas de Chapul­ tepec y Del Valle (véase el mapa 3.1 en el anexo). El eje se extiende por el extremo sur hasta San Ángel y por el extremo sur-este hasta las colonias de Bosques de las Lomas y Santa Fe. Las aglome­ raciones dominantes de la colonia Del Valle y Polanco se conectan por la ubicación también importante de agencias en las colonias Roma Sur, Roma Norte, Juárez, Condesa, Cuauhtémoc, Anzures y Polanco. Este eje en forma de herradura cruza las colonias con mayor nivel de ingreso de la ciudad. Mucho del crecimiento de los ser­ vicios en estas zonas se ha dado desplazando el uso residencial. La distancia de viaje entre los dos distritos dominantes, Las Lomas de Chapultepec-Polanco y Del Valle-Roma es, en condiciones de tráfico cotidiano, de alrededor de 30 minutos, lo que en la práctica permite hablar de cierto grado de compactación en el cluster. En el mapa 3.2 (véase en el anexo) se puede observar la ubi­ cación de las agencias de servicios que comprenden cuatro sub­ sectores: asesoría profesional, investigación de mercado, manejo de medios y mercadotecnia directa. La distribución espacial de

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

129

estas empresas vinculadas con la publicidad presenta una distribución geográfica prácticamente en las mismas colonias en las que se encuentran las agencias de publicidad. Destaca que para estos servicios se dé una mayor tendencia a concentrase ha­ cia el centro de la “herradura”: el peso de Polanco, Anzures y la colonia Roma aumenta en relación con la distribución de las agencias de publicidad. En el mapa 3.3 (véase en el anexo) se ha ubicado a las empresas especializadas en producción auditiva, visual y audiovisual. Se aprecia inmediatamente que una vez más su distribución en la ciudad coincide con el mismo espacio de las agencias de pu­ blicidad y de las agencias de servicios publicitarios. Destaca, en este caso, un claro dominio de la parte central que constituye la colonia Roma. Es interesante que el segmento de producción ten­ ga una distribución espacial idéntica a la parte de servicios del cluster. Puede deberse a que en este caso específico las produccio­ nes visual, auditiva y audiovisual presenten necesidades de estar en proximidad con los servicios requeridos. Es probable también que otros tipos de empresas del segmento de la producción que manejan productos más estandarizados, como la impresión de folletería, estén más dispersos en el área urbana, o más concentrados en la periferia. Finalmente, en el mapa 3.4 (véase en el anexo) se incluye el conjunto de las empresas capturadas en los mapas anteriores, ade­ más de agencias de modelos y artistas, promoción de ventas, rela­ ciones públicas, producción de escenografía y display, así como de producción de artículos promocionales. La alta concentración de los tres componentes del cluster ana­ lizados en los mapas refleja la existencia de economías de aglomeración que han atraído a las empresas a concentrarse en este espacio.12 La aglomeración permite que la interacción por medio 12   La alta aglomeración de este cluster también coincide con algunos espacios de atracción de viajes dentro de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México de­ tectados por Salomón González (véase el capítulo “Patrones de clusterización espacio-temporales…”, en este libro).

130

ALEJANDRO MERCADO CELIS

de ligas comerciales se facilite, pero también el que las interacciones no comerciales se den, ya que la proximidad genera el uso compartido o simultáneo de ciertos espacios complemen­ tarios, co­mo lo son los distritos restauranteros de Polanco y la Roma-Condesa. No es extraño que el cierre de contratos de ne­ gocios, la discusión de proyectos o la formación de equipos de trabajo se dé en estos espacios. En diversas entrevistas se mencionó este hecho y se produjeron encuentros y llamadas durante las entrevistas llevadas a cabo en esos mismos espacios. En el si­ guiente apartado describimos los derrames de conocimiento que se dan por medio del mercado de trabajo y que son facilitadas por la proximidad espacial del cluster. Redes sociales y trayectorias laborales Como se indicó al inicio, la movilidad de los trabajadores dentro de los clusters constituye uno de los medios más importantes de difusión de la información y el conocimiento entre las firmas. Si bien este proceso no está en discusión, falta investigación em­ pírica que permita especificar con mayor detalle la forma en que los empleados y su movimiento entre las firmas van generando condiciones para la transmisión de conocimiento e información. La literatura ha hecho énfasis en el conocimiento imbuido en el trabajador y que se lleva con él al cambiar de empleo. Por otra parte, se ha señalado también que además del conocimiento for­ mal adquirido por el trabajador en procesos de educación-capacitación, ya sean éstos largos como un posgrado o cortos como cursos de capacitación, la experiencia adquirida en la práctica constituye un conocimiento adicional difícil de incorporar y, por lo tanto, central en la definición de la individualidad del trabajador. Este conocimiento tácito también es transportado por el empleado entre trabajos y beneficia a las firmas que van adquiriendo experiencia por esta vía. Hay que agregar que este cono-

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

131

cimiento práctico o experiencia que trae consigo cada trabajador, puede también tener impactos no positivos al conllevar prácticas no totalmente eficientes. Para obtener información sobre los derrames de conocimiento y las interdependencias no comerciales, se realizaron entrevistas abiertas que reconstruyen la trayectoria laboral del trabajador o empresario. Se recopiló información sobre 20 trabajadores en diferentes componentes del cluster (véase la nota 3 de este capítu­ lo). En forma sintética se detectaron las siguientes características. En los casos entrevistados, el origen del empleado en cuanto a lugar de estudios, licenciatura y generación, tiende a ser un nodo de continua referencia y largo plazo. La cadena de trabajos va ge­ nerando contactos que no se pierden al abandonar y entrar en una nueva empresa. Ocasionalmente los contactos de educación y los de trabajo se llegan a traslapar durante la sucesión de empleos. El uso de otras redes fuera de los círculos educativos y labo­ rales tiende a ser utilizado, sobre todo, en las etapas iniciales de la trayectoria laboral. Al paso del tiempo los nodos de interacción se pueden transpolar y constituir un polo más o menos defini­ ­do de referencia en el largo plazo. No obstante lo anterior, al paso del tiempo diferentes contactos y nodos pierden fuerza y llegan a desa­parecer (véase la figura 1). Los trabajadores tienden a mantener contactos con trabajadores de empleos anteriores. Estos contactos cumplen diferentes funciones, entre éstas, son fuente de información y asesoramiento ante las nuevas condiciones que enfrenta el trabajador en su nuevo empleo. Esto indica que el trabajador no sólo trae consigo su experiencia y conocimiento, sino que incluye el uso de contactos que generan información gratuita para la firma receptora. Este tipo de relaciones entre trabajadores de diferentes empresas, que puede incluir ex compañeros de estudios profesionales, es claramente una interdependencia no comercial dentro del cluster, en este caso dentro del sector de la publicidad. Un dato adicio­ nal es que la cooperación que se da en la práctica entre las firmas

132

ALEJANDRO MERCADO CELIS

Figura 1 Permanencia y cambio de redes Permanencia de la red, coincidencia en trabajos Origen disciplinario, institución, generación

Cadena de trabajos

Fuentes impersonales de información

Otras redes

Nodo de trabajos anteriores y educativos, consolidado en el tiempo

Decaimiento de contactos y redes de trabajo-educativos

Fuente: elaboración propia.

por la vía de los trabajadores y sus redes sociales, no es necesariamente del conocimiento de la firma o de otros empleados y gerentes. Como se detectó en el caso de dos grandes empresas, dos trabajadores se consultan mutuamente sobre diferentes estra­ tegias de sus firmas, lo que les ayuda individualmente a sacar su trabajo sin que nadie en esas dos empresas estén enterados (véa­ se la figura 2). Por último, en concordancia con otros estudios, un aspecto relevante sobre los derrames de conocimiento dentro de firmas de un mismo tipo de negocios, así como entre firmas de diferentes giros se da también mediante la movilidad de los trabajadores. En este caso, estos derrames se pueden rastrear por las diferentes tra­ yectorias de los trabajadores individuales. En las entrevistas se detectaron varias posibilidades, de las cuales delineamos tres mode­ los principales. El primero es cuando el trabajador se mueve entre firmas del mismo giro y la misma área de conocimiento y aplicación. Aquí la transferencia de conocimiento es directa y acu­ mulativa. En el segundo caso, el trabajador va construyendo una trayectoria en la que cambia de empresas y éstas se encuentran

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

133

Figura 2 Uso recurrente de contactos para información y solución de problemas cotidianos

Trabajo 2

Trabajo 1

Trabajo 4

Muchas de estas redes constituyen interdependencias no comerciales, aunque pueden serlo intermitentemente

Trabajo 3

El uso de estas redes no necesariamente es del conocimiento de la firma

Fuente: elaboración propia.

en giros diferentes. Aquí tenemos un caso de derrame hacia sec­ tores diferentes y la aplicación de conocimientos en áreas distintas. Por último, el tercer modelo sería cuando el trabajador cambia de empresa y a la vez cambia de posición jerárquica. Cada uno de estos modelos puede estar cruzado de diferentes maneras. Por ejemplo, mantenerse en agencias de publicidad puede o no implicar cambiar de área o departamento a la vez que cam­ biar de jerarquía (ascender) (véase la figura 3). Conclusiones Las actividades económicas vinculadas con la publicidad en la ciu­ dad de México están organizadas en forma de cluster, es decir, como un sistema entrelazado concentrado geográficamente. El cluster presenta una alta especialización en su división del trabajo que genera múltiples interdependencias comerciales y no comerciales para sus participantes. El enfoque de cluster nos per­ mitió, metodológicamente, encontrar su sistema y acercarnos a

134

ALEJANDRO MERCADO CELIS

Figura 3 Diferentes trayectorias, derrames intra e intersectoriales Secuencia de trabajos dentro de un mismo tipo de negocio y en la misma área de conocimiento y aplicación Trabajo 1

Trabajo 2

Trabajo 3

Trabajo 4

Secuencia de trabajos con cambio de sector y diferente área de conocimiento y aplicación Trabajo 1

Trabajo 2

Trabajo 3

Trabajo 4

Secuencia de trabajos con cambio de jerarquía

Fuente: elaboración propia.

sus interacciones. La magnitud y significado estadístico del clus­ ter indican que es un componente clave de la economía de la ciudad de México. La distribución geográfica en un patrón de alta concentración, muestra indirectamente las múltiples interdependencias que claramente generan una localización intraurbana. La aglomeración de las empresas y en los diferentes sectores analizados sugiere, también, la existencia de importantes economías de ur­ banización y localización. La terciarización de la ciudad de Méxi­ co en las últimas décadas está relacionada con la emergencia de este cluster, y la emergencia de este cluster es parte del proceso de reestructuración de la economía en las delegaciones centra­ les de la ciudad. La ocupación de colonias como Polanco, Roma y De Valle ha sido parte de un proceso de expulsión de población residente y ocupación de servicios y oficinas en casas y edificios

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

135

de departamentos. Al mismo tiempo, la naturaleza de las activi­ dades relacionadas con la publicidad que requieren de personal creativo y con alta educación y calificación también ha generado la concentración de trabajadores en esas colonias, facilitado por las políticas de repoblamiento del “Bando 2” decretado du­ rante la administración de Andrés Manuel López Obrador. La infraestructura de estas colonias centrales, en términos de una gran diversidad de servicios incluyendo aquéllos orientados a gru­ pos de altos ingresos, ofrece el contexto para la operación de estos negocios y la interacción diversa que ocurre en su interior. Por medio de las entrevistas a trabajadores del cluster se iden­ tificaron diversas interdependencias no comerciales que se rea­ lizan en el movimiento de conocimiento e información entre las redes generadas como consecuencia de las trayectorias labora­ les. La información recabada indica que los derrames de conoci­ miento van más allá del conocimiento que porta cada trabajador de un empleo a otro, ya que cada trabajador busca información o “consejo” con amistades formadas en diferentes puntos de su trayectoria laboral y educativa. Como resultado de lo anterior, planteamos la hipótesis de que las redes sociales que sustentan al cluster están imbuidas en redes a las que pertenece cada trabaja­ dor y que fueron construidas en su formación educativa formal y en las diferentes empresas en las que trabajaron. Es posible que, ya que cada trabajador forma parte de redes sociales construidas en su trayectoria educativa y laboral, cada firma pertenece a mu­ chas redes sociales de forma informal a través de sus trabajadores. Deducimos también como hipótesis de trabajo que las redes pertenecen a los trabajadores en lo individual, no necesariamente la firma o su corporativo o propietario, y que éstos no necesa­ riamente están conscientes o informados de los datos que fluyen por dichas redes. Estos indicios requieren de la realización de es­ tudios empíricos más extensos para revelar cuantitativamente esta multiplicidad de redes y el conocimiento específico que transportan.

136

ALEJANDRO MERCADO CELIS

Bibliografía ACNielsen (2006), “La comunicación comercial en México”, México, Confederación de la Industria de la Comunicación Mercado­ técnica. Agrawal, A. (2002), “Innovation, Growth Theory and the Role of Know­ledge Spillovers”, en Innovation Analysis Bulletin, núm. 4, pp. 3-6. Audretsch, D. B. y M. P. Feldman (2004), Knowledge Spillovers and the Geography of Innovation, en H. J. V. y T. J. F. (eds.), Hand­ book of Regional and Urban Economics, vol. 4, Providence, Elsevier. Bagnasco, A. (1977), Tre Italie. La problematica territoriale dello sviluppo italiano, Bolonia, Il Mulino. Becattini, G. (1989), “Sectors and/or Districts: Some Remarks on the Conceptual Foundations of Industrial Economics”, en Good­ man y Bamford (eds.), Small Firms and Industrial Districts in Italy, Londres/Nueva York, Routledge. Bernal Sahagún, V. I. M. (1974), Anatomía de la publicidad en México, Mexico, Editorial Nuestro Tiempo. Breschi, S. y F. Lissoni (2003), “Mobility and Social Networks: Localised Knowledge Spillovers Revisited”, Working Paper 142, Milán, cespri, Department of Economics, Bocconi University. Brusco, S. (1992), “Small Firms and the Provision of Real Services”, en F. Pike y W. Sengenberger (eds.), Industrial Districts and Local Economic Regeneration, Génova, International Institute for Labour Studies, pp. 177-119. Casper, S. (2007), “How do Technology Clusters Emerge and Become Sustainable? Social Network Formation and Inter-Firm Mobility with The San Diego Biotechnology Cluster”, en Re­ search Policy, vol. 36, pp. 438-455. Coelho, A. (2007), “Eficiencia colectiva y upgrading en el cluster del tequila”, en Análisis Económico, vol. XXII, pp. 169 -194.

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

137

Cook, G. A. S.; N. R. Pandit, J. V. Beaverstock, P. J. Taylor y K. Pain (2007), “The Role of Location in Knowledge Creation and Diffusion: Evidence of Centripetal and Centrifugal Forces in the City of London Financial Services Agglomeration”, en En­ vironment and Planning A, vol. 39, pp. 1325-1345. Dávila Flores, A. (2007), “Los clusters más dinámicos del sector in­ dus­trial de la economía de Guanajuato y de las zonas metropolitanas de León, Irapuato y Celaya”, en M. Estrada Iguíniz y P. Labazée (eds.), Globalización y localidad: espacios, actores, movilidades e identidades, México, Publicaciones de la Casa Chata. (2008), “Los clusters industriales del Noreste de México (19932003). Perspectivas de desarrollo en el marco de una mayor integración económica con Texas”, en Región y Sociedad, XX, pp. 57-88. Diaz Bautista, A. (2005), “Regional Cluster Analysis in the Mexican Telecommunications Sector. Impact of Economies of Agglomeration, Clusters and Networking in Medium-Sized Mexican Telecommunication firms”, en RePEc, pp. 1-34. Fallick, B.; C. A. Fleischman y J. B. Rebitzer (2006), “Job-Hopping in Silicon Valley: Some Evidence Concerning the Microfundations of a High-Technology Cluster”, en The Review of Eco­nomics and Statistics, vol. 88, pp. 472-481. Feldman, M. P. y D. B. Audretsch (2006), “Innovation in Cities: Scien­ ce-Based Diversity, Specialization and Localized Competition”, en B.D. Audretsch (ed.), Entrepreneurship, Innovation and Economic Growth, Cheltenham/Northampton, Elgar, pp. 117-137. Fernández Christlieb, F. (1990), Los medios de difusión masiva en Mé­ xico, México, Juan Pablos. Fuentes, N. A. y S. Martínez-Pellégrini (1999), “Identificación de clus­ ters y fomento a la cooperación empresarial: el caso de Baja California”, en Momento Económico, núm. 125, pp. 39-57.

138

ALEJANDRO MERCADO CELIS

Giuliani, E.; C. Pietrobelli y R. Rabellotti (2005), “Upgrading in Glo­ bal Value Chains: Lessons from Latin American Clusters”, en World Development, vol. 33, pp. 549-573. Hualde, A. (2010), Pymes y sistemas regionales de innovación: la industria del software en Baja California y Jalisco, Tijuana, Colef/ Textual/uam-x. y R. Gomis (2004), “La construcción de un cluster de softwa­ re en la frontera noroeste de México”, en Frontera Norte, vol. 16, pp. 7-34. Instituto Mexicano de Cinematografía (imcine) (2011), “Largometra­ jes mexicanos producidos”, en , México, imcine. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) (2009), Censos Económicos, México, inegi. International Financial Services London, I. (2008), “International Financial Markets in the UK 1H-2008”, en Reports, Londres, ifsl, pp. 1-24. Isard, W. (1959), Industrial Complex Analysis and Regional Development; A Case Study of Refinery-Petrochemical-Synthetic-Fiber Complexes and Puerto Rico, Cambridge, Technology Press of the Massachusetts Institute of Technology. Krätke, S. y P. J. Taylor (2004), “A World Geography of Global Media Cities”, en European Planning Studies, vol. 12, pp. 459-477. Laguna Reyes, C. E. (2010), “Cadenas productivas, columna vertebral de los custers industriales mexicanos”, en Economía Mexi­ cana, XIX, pp. 119-170. Lara Rivero, A. A. (2002), “Packard Electric/Delphi and the Birth of the Autopart Cluster: The Case of Chihuahua, Mexico”, en International Journal of Urban and Regional Research, vol. 26, pp. 785-798. Malecki, E. (1997), Technology and Economic Development: The Dynamics of Local, Regional and National Competitiveness, 2a ed., Londres, Addison Wesley Longman.

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

139

Mansfield, E. (1998), “Academic Research and Industrial Innovation: An Update of Empirical Finding”, en Research Policy, pp. 773-776. Marshall, A. (1920), Principles of Economics, Londres, Macmillan. Martin, R. y P. Sunley (2003), “Deconstructing Clusters: Chaotic Con­ cept or Policy Panacea?”, en Journal of Economic Geography, pp. 5-35. Ministerio de Cultura (2011), “Catálogo del Cine Español”, Madrid, Gobierno Español. Nachum, L. y D. Keeble (2003), “Neo-Marshallian Clusters and Glo­ bal Networks. The Linkages of Media Firms in Central Lon­ don”, en Long Range Planning, pp. 459-480. Novo, S. (1968), Apuntes para una historia de la publicidad en la ciudad de México, México, Organización Editorial Novaro. Owen-Smith, J. y W. W. Powell (2004), “Knowledge Networks as Chan­ nels and Conduits: The Effects of Formal Structure in the Boston Biotechnology Community”, en Organization Science, vol. 15, núm. 1, pp. 5-21. Porter, E. M. (1998), “Clusters and the New Economics of Competition”, en Harvard Business Review, pp. 77-90. Powell, W. W. et al. (1996), “Interorganizational Collaboration and the Locus of Innovation: Networks of Learning in Biotech­ no­logy”, en Ad­ministrative Science Quarterly, vol. 41, pp. 116-145. Pratt, A. C. (2006), “Advertising and Creativity, a Governance Approach: A Case Study of Creative Agencies in London”, en Envi­ronment and Planning A, vol. 38, pp. 1883-1899. Rosenthal, S. S. y W. C. Strange (2004), “Evidence on the Nature ad Sources of Agglomeration Economies”, en J. V. Henderson y J. F. Thisse (eds.), Handbook of Regional and Urban Economics, Ámsterdam, Elsevier, pp. 2119-2171. Sánchez Castañeda, A. y H. M. Huerta (2003), “Análisis de un cluster cervecero en México”, en El Cotidiano, vol. 19, pp. 107-117.

140

ALEJANDRO MERCADO CELIS

Sassen, S. (2001), The Global City: New York, London, Tokyo, Princeton, Princeton University Press. Saxenian, A. (1994), Regional Advantage: Culture and Competition in Silicon Valley and Route 128, Cambridge, Harvard University Press. Scott, A. (1988), New Industrials Spaces. Flexible Production, Organisa­ tion and Regional Development in North America and Western Europe, Londres, Pion Limited. (1996a), “The Craft, Fashion, and Cultural-Products Indus­ tries of Los Angeles: Competitive Dynamics and Policy Dilemmas in a Multisectoral Image-Producing Complex”, en Annals of the Association of American Geographers, vol. 86, pp. 306. (1996b), “The Craft, Fashion, and Cultural-Products Industries of Los Angeles: Competitive Dynamics and Policy Dilemmas in a Multisectoral Image-Producing Complex”, en Annals of the Association of American Geographers, vol. 86, pp. 306-323. (2000), The Cultural Economy of Cities, Londres, Sage. (2005), On Hollywood. The Place, The Industry, Princeton, Nue­va Jersey, Princeton University Press. Storper, M. (1997), The Regional World. Territorial Development in a Global Economy, Nueva York, The Guilford Press. y R. Salais (1997), Worlds of Production. The Action Frame­ works of the Economy, Londres, Harvard University Press. y A. Venables (2004), “Buzz: Face-to-Face Contact and the Urban Economy”, en Economic Geography, vol. 4, pp. 351370. Unger, K. (2010), Globalización y clusters regionales en México: un enfoque evolutivo, México, Fondo de Cultura Económica.

EL CLUSTER DE LA PUBLICIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO

141

y R. Chico (2004), “La industria automotriz en tres regiones de México. Un análisis de clusters”, en El Trimestre Económico, LXXI, pp. 909-941. Von Hofe, R. y K. Chen (2006), “Wither or Not Industrial Cluster: Conlcusions or Confusions?”, en The Industrial Geographer, vol. 4, pp. 2-28.

4. Terciarización económica y la creación de clusters: el megaproyecto de Santa Fe en la ciudad de México María Moreno Carranco*

Introducción A pesar de que la ciudad de México tiene una larga tradición como centro económico del país, ésta no contaba con un “distrito de negocios” previo a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan). Si bien es cierto que existían algunos edificios de oficinas en varios puntos de la ciudad —Polanco, Periférico Sur, Paseo de la Reforma—, éstos no constituían propiamente un “cluster”, pues no había un claro agrupamiento de actividades económicas relacionadas con el sector terciario en esta entidad geográfica. A principios de la década de 1990, el número de empresas transnacionales establecidas en la ciudad de México era bastan*  Profesora-investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la Uni­ versidad Autónoma Metropolitana-Unidad Cuajimalpa. Correo electrónico: .    El tlc entró en vigor el 1 de enero de 1994.    Consideraremos “clusters” a la concentración geográfica de empresas y

organizaciones de soporte que forman redes económicas. En el mundo glo­ balizado, la cooperación entre empresas es básica. Los clusters articulan actua­ ciones conjuntas de empresas relacionadas en el mismo sector y localizadas en una misma zona geográfica. De acuerdo con Michael Porter (1998), un clus­ ter es un grupo de compañías y asociaciones interconectadas, las cuales están geográficamente cerca, se desempeñan en un sector de industria similar y es­ tán unidas por una serie de características comunes y complementarias. Es­tas compañías compiten pero también cooperan. [143]

144

MARÍA MORENO CARRANCO

te reducido, algunas operaban desde inmuebles adaptados como oficinas y, por lo general, los edificios de corporativos no eran espacios óptimos para este uso. La inminente llegada de nuevas compañías multinacionales a partir de la entrada en vigor del tlcan y el deseo de convertir a la ciudad de México en el destino de los headquarters de empresas transnacionales en América Latina, propició importantes cambios en el nivel urbano; no sólo se necesitaban edificios corporativos sino también servicios de alta calidad como restaurantes, hoteles, viviendas de lujo y, por supuesto, opciones de consumo dirigidas a personas con alto po­ der adquisitivo, tales como agencias automotrices de vehículos importados y tiendas exclusivas. Aunque desde los años ochenta del siglo pasado existían ini­ ciativas que apuntaban hacia la creación de un espacio que alo­ jara al poder corporativo, para 1994 la necesidad de incrementar la competitividad urbana de la ciudad se volvió inminente. Por competitividad urbana se conoce comúnmente la habilidad de las regiones para producir y promover un conjunto de “productos” (bienes y servicios) que representan buen valor (good value) en relación con los productos comparables en otras regiones ur­ banas (Begg, 1999). La finalidad de contar con una zona urbana competitiva es acceder a los mercados globales, fuentes de trabajo y capital global. En este escrito analizaremos el proceso de transformación espacial para la creación de un cluster de servicios especializados que mejoraría la competitividad urbana de la ciudad. Existen diferentes procesos en la formación de clusters; algu­ nos se generan espontáneamente —como en el caso del cluster de la publicidad analizado por Alejandro Mercado en el capítulo anterior. Otros requieren de una intervención importante    De acuerdo con la revista Expansión: “[…] apenas tres años después de firmar el tlcan, en México había 190 empresas extranjeras registradas, aho­ ra (2007) son 34 500”. Fuente: “Las 100 Multinacionales de Expansión”, CNNExpansión, viernes 7 de septiembre de 2007.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

145

por parte de elites económicas y políticas, ya que la inversión en infraestructura urbana es considerable; éste es el caso de Santa Fe, un ejemplo de cómo la formación de un cluster puede estar lejos de la espontaneidad. A lo largo de este ensayo veremos que existieron una variedad de actores e intereses que condicionaron su creación. Es importante señalar que los intereses de estos acto­ res y los actores mismos cambiaron con el tiempo, lo que aumen­ tó la complejidad del proceso. La literatura sobre clusters (Dávila, 2005; Krugman, 1992, 1998; Krugman y Livas, 1992; Porter, 1998a, 1998b, 2000) generalmen­ te se refiere a procesos económicos, por lo que a pesar de que cluster es un concepto intrínsecamente territorial —por referirse a la proximidad geográfica entre empresas—, los espacios intra­ urbanos que éstos generan no son el foco de la discusión. Este trabajo tratará de ilustrar las complejas dinámicas existentes de­trás de la creación del espacio físico que constituye un cluster del sec­ tor terciario con el objeto de “reterritorizar” la noción de cluster.

Cómo comenzó “¿Dónde puedo construir mi Manhattan?” fue la pregunta formu­ lada por Carlos Hank González al discutir la creación de un espacio que representara el poder corporativo global de la ciudad de México ante el mundo. La naturaleza idiosincrática de la pre­ gunta reflejaba tanto el deseo del regente de crear dicho espacio como la forma en que su proyecto estaba sujeto a la influencia y el poder de la elite de la ciudad. Mientras el proyecto fue prioritario para el funcionario, la mayoría de los aspectos del proceso se desarrollaron sin problemas; pero cuando las prioridades    Carlos Hank González fue regente de la ciudad de México de 1976 a 1982. El regente era la autoridad local a cargo del Distrito Federal, y era nombrada directamente por el presidente de la República.

146

MARÍA MORENO CARRANCO

cambiaron, la corrupción se convirtió en parte importante de la ecuación y los planes originales para el proyecto se debilitaron. En la búsqueda del sitio ideal para desarrollar el nuevo clus­ ter económico se llegó al tiradero de basura de Santa Fe, donde vivía un mínimo de dos mil pepenadores. Parte de esta zona servía como basurero para el poniente de la ciudad desde los años cincuenta del siglo pasado y el resto del terreno eran minas de arena agotadas por años de extracción. La postura oficial en lo concerniente a los pepenadores se aprecia en las palabras de un funcionario de alto rango del gobierno de la ciudad que declaró: “Una bola de mugrosos no iba a detener la modernidad”, por lo que se desalojó a la población. Para construir el “Manhattan” de Hank González, diferentes administraciones llevaron a cabo una serie de acciones y sus consecuencias se analizarán en este capítulo. Las visiones políticas en conflicto, así como los planes y realidades que condicionaron a la creación de Santa Fe, sugie­ ren que la producción del entorno construido está fuertemente condicionada por los discursos de poder, no sólo del Estado sino también de las elites económicas. El ambicioso proyecto que dotaría a la ciudad con un distrito de negocios conformado por empresas internacionales de servicios avanzados requería de una unidad territorial de grandes extensiones. Los proyectos urbanos de gran escala —megaproyectos— se han desarrollado a lo largo de la historia para encarnar discursos acerca de la modernidad y del Estado-nación. En el caso del megaproyecto Santa Fe, analizaremos cómo el gobierno de la ciudad de México utilizó la estrategia, nada inusual, de ejecutar las iniciativas urbanas de forma autoritaria con procesos de planeación urbana vertical. En consecuencia, los eventos desencadenados fueron evidentes y predecibles desde el inicio del proyecto y con el paso del tiempo los planes se colap   El desalojo de los pepenadotes fue un complejo proceso que duró más de 10 años debido a los fuertes lazos “clientelistas” entre los líderes de los pepenado­ res y el Partido Revolucionario Institucional. Para una descripción más detallada del desalojo véase Moreno Carranco (2010).

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

147

saron, ya que las realidades se alejaron de lo descrito en ellos. La desconexión entre la teoría y la práctica es recurrente tanto en la historia urbana de la ciudad de México como en la historia del neoliberalismo. David Harvey explica: La sola idea de que esta [desigualdad social creciente] pueda ser —sólo pueda ser— el núcleo fundamental de lo que se ha tratado el neoliberalismo todo este tiempo, parece inimaginable. Parte de la genialidad de la teoría neoliberal ha sido proporcionar una máscara benevolente llena de palabras que suenan de maravilla —como libertad, independencia, elección y derechos— para esconder las crudas realidades de la restauración o reconstitución del poder de clase manifiesto, tanto local como transnacionalmente, pero en par­ ticular en los centros financieros más importantes del capitalismo global (Harvey, 2005:119. Traducción de la autora).

A pesar del autoritarismo ejercido por parte del gobierno, la negociación y los acuerdos con diversos sectores de la sociedad civil fueron inevitables y éstos ilustran cómo la implementación de proyectos de urbanismo transnacional se ven limitados por las circunstancias locales. En este trabajo los megaproyectos urbanos se entienden co­ mo proyectos de gran escala que transforman profundamente el paisaje en un corto lapso de tiempo, que utilizan una combina­ ción de inversión pública y privada, que requieren de una aplicación coordinada de capital y del poder estatal, y que contemplan estrategias de internacionalización. Existe un vacío en la literatura académica referente a los megaproyectos como clusters eco­ nómicos que con este trabajo se intentará llenar parcialmente, sobre todo en el contexto latinoamericano. El discurso acerca de los megaproyectos es análogo a aquellos sobre globalización y ciudad global, ya que la planeación e implementación de estos proyectos da la impresión, de hecho, de ser vertical. De igual modo pareciera que las elites políticas o económicas implementaran los grandes proyectos urbanos sin ninguna acción o contestación

148

MARÍA MORENO CARRANCO

por parte de otro actor social (véanse Gellert y Lynch, 2003; Mar­ shall, 2003; Olds, 1999; Swyngedouw, Moulaert y Rodríguez, 2002). Este escrito intentará cuestionar las posiciones arriba descri­ tas al estudiar la creación de clusters de servicios especializados desde un punto de vista diferente, entendiéndolos como “lugares negociados” en los que diversos sectores de la sociedad se apropian, disputan, influyen y determinan activamente los resultados de éstos, pues los distintos procesos locales obligan a la reformulación del proyecto original y generan una forma de globa­ lización específica. En este texto se analizan los discursos perso­ nales de poder construidos por las elites, así como las limitaciones que representaron las circunstancias locales particulares. La literatura que aborda el tema de la ciudad global (Castells, 1991a, 1991b, 1996; Friedmann, 1986, 1995; Sassen, 1991, 1994; Taylor, 1997) suele presentar una visión fundamentada en redes económicas alejadas del territorio, por ello es necesario com­ prender los procesos globales desde una perspectiva localizada y espacializada. Los megaproyectos no únicamente están en la vanguardia de la investigación académica, también suelen ser blanco de la crítica pública. En la actualidad, la expresión espacial de los clusters que conforman distritos de negocios se traducen en megaproyectos, particularmente en las ciudades donde la internacionalización y el aumento de la competitividad son prioridad. Las consecuencias físicas, sociales, políticas y económicas con frecuencia han demostrado ser resultado de decisiones equivocadas. En este trabajo se explorará qué actores y en qué contexto adoptaron algunas de estas decisiones. El contexto El desarrollo del cluster de Santa Fe está lejos de haberse dado sin complicaciones y esto es común por la importancia política de

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

149

las intervenciones urbanas de gran escala. A través de la historia, estas intervenciones han dependido del ejercicio del poder, ya sea por parte del Estado o de las elites económicas. Un Estado, por definición, está territorialmente concentrado y centraliza­ do en áreas urbanas. Los recursos de la elite del Estado irradian desde una ubicación central, que suele ubicarse en una ciudad, por tanto, un Estado no sólo representa el po­­der, también es un lugar (Mann, 2003). La conceptualización del Estado como lu­ gar, en particular como ciudad, enfatiza la importancia de las ciudades para la creación de los discursos de poder. De acuer­ do con Lefebvre (2003), el Estado y el territorio se cons­tituyen mutuamente; entonces, en la producción del espacio, un Estado se convierte en algo más que un agente: es “la mano que guía la producción” (Lefebvre, 2003). Argumentaremos en­tonces que los proyectos urbanos de gran escala —a pesar de ser disímiles en términos de escala, marco temporal y condiciones sociales, políti­ cas y económicas— responden a prioridades espe­cíficas de las estructuras del poder, a formas particulares en las que el Estado ejerce el poder y a manifestaciones específicas de la modernidad. Los proyectos urbanos de gran escala no sólo bus­can adoptar la modernidad, también posicionar de forma más efi­ciente a las ciu­ dades en la arena supranacional. Los cambios ur­banos, aunque ocurran a escala regional, tienen una relación cercana con procesos globales. Las ciudades son trans­formadas o creadas, por ende, para reflejar una imagen específica de la nación dentro del contexto global. Por consiguiente —estéticamente—, estos pro­ yectos han echado mano de tendencias arquitectónicas internacionales y de propuestas de planeación urbana originadas en el mundo desarrollado. La necesidad de proveer a la ciudad de México de un distrito de negocios de primera clase era evidente, el problema consistía en definir dónde se localizaría y cómo podría desarrollarse. La capacidad del gobierno para desarrollar el lugar que imaginaron y las estrategias implementadas para lograrlo eran sumamente

150

MARÍA MORENO CARRANCO

relevantes. El desarrollo del cluster de Santa Fe estuvo envuelto en visiones políticas encontradas, crisis económicas y escándalos de corrupción que continúan hasta nuestros días. Incluso con poderosas elites tratando de resolver los asuntos urgentes, los serios problemas relacionados con la infraestructura urbana no están solucionados de forma satisfactoria. Los relatos sobre Santa Fe, los esfuerzos para oponer resistencia a su desarrollo y a su construcción, así como las experiencias diarias de la gente que lo habita, permean en diversos niveles que incluyen a una amplia gama de actores con distintas prioridades. El gobierno y los planificadores locales imaginaron el cluster de cierta forma; los expertos en planificación y diseño ur­ bano tuvieron expectativas particulares; los desarrolladores de bie­ nes raíces y arquitectos construyeron el cluster desde sus pro­pios ideales, en pocas palabras, cada grupo lo concibió en última ins­ tancia como terreno baldío que podía transformarse en una joya del primer mundo. Una vez iniciada la construcción y operación comenzaron a llegar habitantes, visitantes, estudiantes y trabajadores a Santa Fe, cuya experiencia y perspectiva es muy diferente a la de los creadores del lugar; para ellos las ventajas y deficiencias del megaproyecto forman parte de su vida diaria. Fi­ nalmente, los grupos que sufrieron un impacto mayor por la creación de Santa Fe fueron los pepenadores desplazados y los habitantes de las zonas circundantes, incluyendo a los asentamientos irregulares, los viejos pueblos agrícolas y las colonias ricas y pobres. Santa Fe representa un vasto corte transversal de prácticas y actores formales e informales. Santa Fe fue concebido como un espacio prístino y cerra­ do, pero las prácticas locales de la ciudad se “filtraron” en este concepto y el megaproyecto, a su vez, se “filtró” en las zonas circundantes. Esto ha llevado a una situación urbana diversa, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geo­ grafía (inegi): Santa Fe es la única zona de la ciudad en donde la gente con el mayor ingreso per cápita colinda físicamente con algunas de las áreas más pobres.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

151

Para contextualizar la situación política en la que el megaproyecto fue concebido, presentaremos una discusión acerca de los orígenes del proyecto, una perspectiva general del organis­ mo responsable de su desarrollo y de las aspi­raciones del gobierno por transformar la metrópoli en una ciu­dad global. Detallaremos los planes generales formulados para llevar a cabo esta ambiciosa empresa y describiremos el espacio resultante de la mezcla entre los planes y las realidades locales. Los orígenes: principios de la década de 1980 El lugar seleccionado para desarrollar el cluster de negocios y ser­ vicios especializados de Santa Fe tenía un área cercana a los ocho kilómetros cuadrados. Para la década de 1980, la mayoría de la arena de las minas estaba agotada, dejando profundas barrancas erosionadas por la extracción minera. Como se mencionó anteriormente, desde los años cincuenta la ciudad había utilizado parte de esta zona como tiradero de basura a cielo abierto. Existen distintas versiones acerca de cómo el gobierno obtuvo el terreno para el desarrollo de Santa Fe. Raúl Martínez Almazán (director general de Servimet para el programa de Santa Fe de 1980 a 1983), afirma que el terreno se obtuvo luego de una cuidadosa negociación en la que los mineros: […] con mucha generosidad y con una actitud de comunicación, reconciliación y construcción de acuerdos con las autoridades del Distrito Federal, siempre estuvieron dispuestos y comprometidos a ceder su terreno para convertir las minas de arena en lo que hoy se conoce como Santa Fe […] (Martínez, 2005).    Posteriormente, el proyecto se expandió a más de nueve kilómetros cuadrados.    Servicios Metropolitanos, organismo del Estado que fungió como desarrollador de Santa Fe para el gobierno de la ciudad.

152

MARÍA MORENO CARRANCO

De acuerdo con Martínez Almazán, no fue necesario expropiar el terreno y su adquisición tomó aproximadamente ocho meses. Sin embargo, se contradice cuando describe los objeti­ vos del programa que no fueron cumplidos por completo: “Entre las muchas acciones pendientes están […] la regularización de la tenencia de la tierra y la relocalización de usos y asentamientos irregulares […]” (Martínez, 2005). Este ex funcionario pasa por alto la larga y complicada historia de la reubicación de los pepenadores, así como el prolongado proceso legal iniciado por los mineros para resolver irregularidades en la tenencia de la tierra, como en los muchos casos en que varias partes reclamaron la propiedad de un mismo predio. Es importante señalar que la situación jurídica de los terrenos es tan poco clara que numerosos casos aún no se resuelven. Sin embargo, la mayoría de las versiones afirman que un importante número de lotes se adquirió a través de la expropiación. Sin importar cuál fue la tác­tica para obtener el terreno utilizado por el gobierno (ya sea la nego­ ciación, la expropiación o ambas), esto se realizó con una inversión mínima, lo cuál explica por qué el proyecto se define como autofinanciado. La rentabilidad del desarrollo del cluster fue extraordinaria; el gobierno pagó tres centavos por metro cuadrado, que después se vendió en 200 dólares, el mismo metro cuadrado, a finales de los ochenta y principios de los noventa, en una época donde la inversión en infraestructura urbana era casi inexistente. Actualmente, el valor de los terrenos en Santa Fe os­ cila entre los 800 y los 2 000 mil dólares por metro cuadrado. Roque González Escamilla, director de Servimet de 1977 a 1982, se adjudica la idea original del desarrollo de Santa Fe. Es    Esta cifra fue proporcionada por Roque González Escamilla, director del organismo desarrollador del gobierno, Servicios Metropolitanos, S.A, de C.V. (Servimet), durante la administración de Hank González.    De acuerdo con las cifras reportadas por Servimet, el precio por metro cuadrado era de alrededor de 60 dólares. Sin embargo, algunos de los desarrolla­ dores del área sostienen que los precios estaban más cerca de los 200 dólares por metro cuadrado.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

153

Fotografía 1. La Universidad Iberoamericana y áreas circundantes en construcción en 1985 (fotografía cortesía de Servimet).

cierto que la primera intervención que facilitó las condiciones para la construcción del megaproyecto se realizó durante su gestión, bajo la administración de Hank González, y ésta significó la ampliación de la avenida Vasco de Quiroga, que une a Santa Fe con la ciudad de México.10 Durante el ejercicio de Hank González, como se menciona anteriormente, los terrenos para el megaproyecto se expropiaron y finalmente se inició la construcción de la nueva autopista que conectaría al Distrito Federal con Toluca. Desde el principio, el proyecto se concibió como una sociedad público-privada (ppp por sus siglas en inglés). Gon­ zález Escamilla y Martínez Almazán aseguran que crearon un   En entrevistas con los habitantes del antiguo pueblo de Santa Fe, éstos narran que en 1981 recibieron notificaciones que les informaban del plan para ampliar la calle. Se sorprendieron mucho cuando, en una mañana de domingo, llegaron unas buldózers y demolieron parcialmente las casas colindantes con la avenida para realizar las ampliaciones. 10

154

MARÍA MORENO CARRANCO

plan maestro, aunque no existen documentos que sostengan estas afirmaciones. Manuel Camacho Solís, regente de la ciudad de México de 1988 a 1993, también se adjudica la autoría de Santa Fe como una edge city. Afirma que en 1988, cuando tomó posesión de su car­ go, no existía ningún plan definido para el desarrollo de Santa Fe y argumenta que él fue quien creó el primer plan maestro para el área, lo cual se corrobora con los planes existentes. Un paso im­ portante para promover el desarrollo de la zona fue dado por José López Portillo, quien siendo presidente de México en 1981, donó 20 hectáreas de terreno para la construcción del nue­vo cam­pus de la Universidad Iberoamericana. En 1982 comenzó la cons­ trucción y en 1987 el campus comenzó a funcionar, convirtiéndose en el primer proyecto construido y concluido en el área de Santa Fe. Con esta acción, el gobierno utilizó a la universidad como un catalizador del desarrollo del área. Porter (2000) señala la importancia de incluir en los clusters económicos instituciones relacionadas con la generación de innovación y conocimiento, como son las universidades y las asociaciones de comercio. El organismo de desarrollo (1982-1988) Las estrategias de desarrollo urbano características de los Estados neoliberales11 intentan canalizar el desarrollo y la renovación   Desde 1997 la ciudad de México ha sido gobernada por el Partido de la Revolución Democrática (prd) (partido de izquierda que suele deslindarse del neoliberalismo). Muchas de sus políticas urbanas responden a la lógica caracterís­ tica, mas no exclusiva, de los gobiernos con ideología neoliberal. Es importante destacar que varios de los actores políticos del prd formaron parte del pri y tuvieron cargos directivos en la época en que Manuel Camacho Solís fue regente de la ciudad (véase el cuadro 1). Por ejemplo, el actual jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, fue secretario general del entonces Departamento del Distrito Federal. Arturo Aizpuro, quien fungió como titular del la Secretaría de De­ sarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) de 2006 a 2009, fue director de Desarrollo 11

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

155

a lugares específicos de la ciudad por medio de la creación de determinadas zonas a desarrollar, reformas institucionales para ciertas áreas y organismos de planeación diseñados para acelerar y fortalecer el crecimiento económico dentro de ciertas regiones urbanas. A menudo estas instituciones son autónomas y carecen del control del gobierno local, ya que están bajo el auspicio de las elites políticas y económicas que no responden a ningún orga­ nismo del gobierno ni al electorado. Para lograr sus fines, éstas requieren que ciertas regulaciones y normas de planeación y construcción se modifiquen de forma “excepcional” como instru­ mentos políticos que, eventualmente, se normalizan (Brenner, 2004:216), y el cluster de Santa Fe es un ejemplo de ello. Santa Fe es una de las pocas áreas de la ciudad que comenzó a desarrollarse con un plan maestro. El organismo desarrollador fue, como ya se mencionó, Servicios Metropolitanos, S.A. de C.V. (Servimet), creado en 1977 para ejecutar los proyectos de desa­ rrollo urbano y bienes raíces del gobierno. Entre 1978 y 1982 esta compañía estableció varias asociaciones ppp para administrar di­ versos centros urbanos, entre ellos Santa Fe. De 1982 a 1988, cuando Ramón Aguirre fue regente de la ciu­dad, México atravesaba por severos problemas económicos, ade­más de cargar con una deuda externa de alrededor de 100 mil millones de dólares, la segunda más grande en el mundo después de Brasil. En 1985 un terremoto de 8.1 grados de magnitud sacu­dió a la ciudad de México; varias colonias se colapsaron, al menos 20 mil personas murieron y 100 mil más quedaron sin hogar. El Fondo Monetario Internacional (fmi) amenazaba con sus­ pender la ayuda financiera a México ya que el país no cumplió con las políticas de austeridad y reformas económicas impuestas Urbano con Camacho Solís. Esto demuestra cómo a pesar de haber cambios en el partido gobernante, los altos funcionarios suelen repetirse y, por tanto, la ideología detrás de las políticas urbanas muchas veces prevalece.

156

MARÍA MORENO CARRANCO

por el organismo. La industria petrolera mexicana, en crisis des­ de 1982, no ayudaba a la economía nacional ya que gran parte de sus ingresos se utilizaban para financiar los intereses generados por los 100 mil millones de dólares en préstamos del exterior. La crisis económica detuvo drásticamente el desarrollo de los proyectos urbanos, que aunada al impacto del terremoto de 1985 en la ciudad, explica por qué la construcción de Santa Fe prácticamente se paralizó durante esos años. Sin embargo, dos pasos importantes se dieron para impulsar posteriormente la zona: el cierre del tiradero de basura y la construcción de la autopista que conecta a dos de las principales avenidas de la ciudad: Constituyentes y Reforma, con la autopista a Toluca. Para 1987, Servimet promocionaba la zona a través del Plan Maestro de Uso de Suelo y Regeneración de Santa Fe, el cual permitió que en 1988 se vendieran 180 mil metros cuadrados a Corporación Televisa.12 Ese mismo año, Carlos Salinas de Gortari ocupó la presidencia del país y designó a Manuel Camacho Solís como regente de la ciudad de México. La ficticia entrada de México al primer mundo (1988-1994) La promesa presidencial de Salinas de Gortari era transformar a México en una nación del “Primer Mundo”. Al inicio de su administración, Salinas anunció un proyecto económico que dis­ minuiría los índices de inflación de 160% a 30% anual y liberalizó, aún más, la economía del país negociando el tlcan. El único acuerdo internacional de libre comercio previo firmado por México era el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (gatt), de 1986; empero, el gatt no integraba a   En ese momento Televisa era la única cadena mexicana de televisión.

12

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

157

México en la economía global de forma tan completa como lo hacía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La ciudad de México requería de una transformación que reflejara su estatus de ciudad “primermundista”. El tlcan pro­ piciaría la llegada de empresas transnacionales en busca de un espacio adecuado para instalarse. La liberalización de la economía favoreció la inversión en bienes raíces que a su vez fomentó las condiciones para el desarrollo de Santa Fe. El proyecto, tal como fue previsto, seguía la tendencia global impuesta por los centros de negocios en ciudades como París y Londres, con sus desarrollos de La Défense y The Docklands, respectivamente,13 y Santa Fe se concibió como su equivalente para la ciudad de México. El deseo de mejorar el posicionamiento de la metrópoli a escala global condicionó fuertemente la intervención urbana local. México cuenta con una larga tradición de utilización de mega­ proyectos para atraer capital y reconocimiento global. Durante el gobierno de Porfirio Díaz (1876-1919), el movimiento de la Be­lle Époque transformó muchas ciudades mexicanas con nue­ vos espacios urbanos que adoptaron las tendencias francesas e ita­ lianas en los motivos arquitectónicos, bulevares, parques, tea­tros de ópera y arcadas (Tenenbaum, 1994). Para Manuel Camacho Solís, el contar con un proyecto a gran escala posicionaría a la ciu­ dad de México en la arena internacional y era de suma importan­ cia pues sustentaba sus aspiraciones presidenciales. Durante su administración, la apariencia de la ciudad se transformó profun­ damente dando lugar, en ciertas áreas, a las características urbanas que prevalecen 20 años después. A pesar de que Santa Fe era el proyecto central del funcionario, lanzó simultáneamente otros cuatro megaproyectos —la revitalización del Centro Histórico, el Proyecto Alameda, la renovación de avenida Mazaryk 13   Como referencia, el megaproyecto de Santa Fe tiene una extensión de 9.4 km2; en contraste, The Docklands, en Londres, abarca 2.8 km2, y La Défense, en París, 1.6 kilómetros cuadrados.

158

MARÍA MORENO CARRANCO

y el rescate ecológico de Xochimilco— a finales de la década de 1980, cuyo objetivo era impulsar a México en la economía global. Para 1989, el primer plan maestro para el desarrollo de San­ ta Fe estaba completo y el área se declaró Zona Especial de De­ sarrollo Controlado (zedec). Servimet proveería a Santa Fe con la infraestructura y los servicios urbanos necesarios. En los siguientes cinco años, la empresa comercializó 1.5 millones de me­ tros cuadrados, con lo que obtuvo ganancias por 280 millones de pesos —el equivalente a 85 millones de dólares (basándose en un índice de cambio promedio de 3.3 pesos por dólar) provenientes de inversionistas nacionales e internacionales. El material promocional de Servimet enfatizaba que por cada metro cuadrado vendido, 33 metros cuadrados serían urbanizados, lo cual resultaría en un entorno urbano de alta calidad. Sin embargo, cuando los planes comenzaron a materializarse, factores imprevistos modificaron las intenciones originales. Como afirma Holston (1999), los planes maestros, al imponer su propio orden, asumen un dominio racional del futuro que disuelve cualquier conflicto entre la sociedad imaginada y la existente; esta suposición no contempla la existencia del conflicto, la ambigüedad y la determinación como elementos constitutivos de la vida social. Bocetos versus realidades Durante la administración de Camacho Solís, Juan Enríquez Ca­bot era el director de Servimet, responsable de supervisar el desarrollo de Santa Fe. Enríquez Cabot se transformó en la “agen­ cia desarrolladora”, pues contaba con un amplio conocimiento y visión en temas de bienes raíces y desarrollo inmobiliario. Mien­ tras estuvo al frente de Servimet, la empresa creció en 4 000% —gracias al dinero generado por la venta de los terrenos en San­ ta Fe—, convirtiéndose en la fuente de ingresos más importante para la ciudad después de los impuestos. El sueño de Camacho

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

159

Solís y Hank González se hizo realidad. Aunque Santa Fe se creó bajo el concepto de Hank González, materializarlo no fue una prioridad gubernamental sino hasta la época de Camacho, lo que explica su lento desarrollo. Entre las justificaciones políticas para defender la importancia del megaproyecto se mencionaron el rescate de la zona del deterioro ambiental y la necesidad inmi­ nente de contar con un espacio que aligerara las presiones inmo­ biliarias en la ciudad. De acuerdo con Luis Sánchez Gómez, “mano derecha” de Enríquez Cabot, la inversión en bienes raíces necesitaba dirigirse a un lugar específico o de otro modo el dinero se desviaría a otros proyectos. Enríquez Cabot reactivó el proyecto, expandió el área del mismo de 800 a 946 hectáreas y fomentó el desarrollo de un plan maestro. Aunque este plan era sumamente esquemático, sus principios organizativos guían el proyecto hasta el día de hoy. El desarrollo del plan maestro fue encargado a los arquitectos Ricardo Legorreta, Teodoro González de León y su entonces socio Abraham Zabludovsky. Es importante señalar que si bien ninguno era experto en planeación urbana, eran considerados los arquitectos de mayor renombre en el momento. Ellos diseña­ ron las obras públicas más importantes del periodo salinista, como el Papalote, Museo del Niño, o las remodelaciones del zoológico de Chapultepec y el Auditorio Nacional. En todos Servimet tuvo una participación significativa y los recursos empleados pro­ vinieron de la venta de terrenos en Santa Fe. La idea de sus creadores era construir un desarrollo suburbano al estilo estadounidense, por ello los arquitectos viajaron a Century City, California, en busca de un modelo urbano más claro de lo que se les pedía diseñar. Century City es un distrito comercial y residencial de 250 hectáreas al oeste de Los Ángeles, desarrollada por Welton Becket Asociados en 1957 por encargo de la 20th Century Fox. La ciudad es un cluster que alberga princi­ palmente a bufetes de abogados y corporaciones vínculadas con las industrias del cine, la televisión y la música. Como lo eviden-

160

MARÍA MORENO CARRANCO

Fotografía 2. Vista aérea de Century City .

cia la selección del modelo de centro de negocios de Century City, el esquema de planeación urbana al que se aspiraba no era sólo un desarrollo de uso mixto, sino también uno estrechamente asociado con una sola corporación. En el caso de Santa Fe, el Estado-nación, a través de Servimet, adoptó el mismo papel que la 20th Century Fox tuvo en la ciudad californiana. Al observar el cuadro 1, apreciamos claramente cómo el de­ sarrollo de Santa Fe está estrechamente relacionado con la eco­ nomía del país. Coincidente con la crisis económica, el proyecto quedó prácticamente paralizado. Mientras que el folleto de ventas de Servimet describía al plan maestro como detallado y enfatizaba la rígida zonificación como instrumento para lograr el uso óptimo del suelo, la realidad es que los arquitectos entregaron un plan esquemático que no estaba completamente terminado. El plan maestro ha recibido fuertes críticas, ya que el modelo urbano no responde a las cos­tumbres locales de utilización espacial y tampoco existe inten­

Carlos Salinas de Gortari (pri)

Ernesto Zedillo Óscar Espinosa (pri) Villarreal (pri)

1988-1994

1994-2000

Manuel Camacho* (pri) Manuel Aguilera (pri)

Ramón Aguirre (pri)

Miguel de la Madrid (pri)

1982-1988

Carlos Hank González (pri)

Gobierno local

José López Portillo (pri)

Presidente

1976-1982

Periodos presidenciales

Ignacio Gómez Rocha

Juan Enríquez Cabot

Manuel Arce

Roque González Escamilla

Director de Servimet Acciones

En 1995 una crisis Prácticamente se detiene el desarrollo. económica severa ocasionó que el pib cayera a -6%, niveles similares a los de 1970-1976. De 1996 a 2000 el crecimiento promedio del pib fue de 5%

Entre1988 y 1994 el Planeación urbana/zedec/densidades, uso de suelo pib creció 3% propuesto, parámetros de desarrollo. Promoción y mercadeo del desarrollo.

Entre 1982 y 1988 el Clausura del tiradero de basura, reubicación de pib creció 0.13% pepenadores a Prados de la Montaña y construcción de la nueva autopista México-Toluca.

Entre 1978 y 1981 el Expropiación de los terrenos. pib creció 7% Donación de terrenos a la uia y el presidente pone la piedra fundacional.

Economía

Cuadro 1 Santa Fe: cronología de los organismos de gobierno y sus acciones TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

161

Vicente Fox (pan)

Presidente

Andrés Manuel López Obrador** (prd) Alejandro Encinas (prd)

Cuauhtémoc Cárdenas** (prd) Rosario Robles (prd)

Gobierno local

Uriel Tufiño

Alfonso Vaca

Director de Servimet Acciones

Entre 2000 y 2006 Continúa el boom de los bienes raíces el pib creció en promedio más de 2%

Boom de los bienes raíces.

1997 Primeras elecciones locales

Economía

política, de izquierda a derecha, dependiendo de la voluntad del presidente, pero ideológicamente aseguraba ser un partido de centro. De la Madrid, Salinas y Zedillo apoyaron el neoliberalismo económico. prd: Partido de la Revolución Democrática. Partido de izquierda. pan: Partido Acción Nacional. Partido de derecha. ** Manuel Camacho dimitió y entregó su cargo a Manuel Aguilera cuando el presidente Salinas no lo nombró como candidato del pri para las elecciones presidenciales de 1994. ** Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador dimitieron para ser candidatos a la presidencia de la República.

pri: Partido Revolucionario Institucional. El partido en el poder durante casi setenta años cambiaba con frecuencia de posición

2000-2006

Periodos presidenciales

Cuadro 1 (continuación) 162 MARÍA MORENO CARRANCO

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

163

Figura 1. Uno de los primeros planes maestros muestra las primeras áreas desarrolladas: Peña Blanca y Centro de Ciudad (cortesía de Servimet).

Fotografía 3. Foto satelital mostrando las áreas de Peña Blanca y Centro de Ciu­ dad. Es notable el grado de similitud entre el plan maestro (figura 1) y la realidad actual. Fuente: Google Earth.

164

MARÍA MORENO CARRANCO

ción de integrar el megaproyecto al tejido urbano preexistente. Desde el inicio, el área destinada al proyecto fue estrictamen­ te demarcada y a partir de los primeros bocetos se intentó crear un entorno urbano totalmente separado del resto de la ciudad. Los usos de suelo para el área son muy rígidos, con escasas zonas para “usos mixtos”, lo cual resultó en un entorno urbano depen­ diente del automóvil. El modelo conceptual de Santa Fe es el de un enclave urbano; largas y amplias avenidas corren longitudinalmente, la autopista México-Toluca prácticamente divide al proyecto en dos, se cuenta con pocos accesos y salidas, dificultando el ingreso al área desde las calles transversales. El resto de las calles longitudinales son circulares o callejones sin salida; las calles transversales son escasas —muchas de ellas cul-de-sac o ca­ minos privados—, lo que resulta en un trazado urbano desarticulado que promueve urbanizaciones cerradas. Las calles están claramente pensadas para el tráfico interno, dificultando el cru­ ce del megaproyecto, lo cual refuerza aún más su condición de enclave urbano. Existe abundante evidencia de que no se consideró a las zo­ nas de los alrededores en el diseño del plan maestro; de hecho, se hizo un intento deliberado por aislar el área de su contexto. San­ ta Fe no está integrado ni con la colonia residencial Bosques de las Lomas ni con los asentamientos regulares e irregulares que lo rodean.* Analizando el plan maestro a detalle, vemos que el nuevo clus­ ter económico contaba con todo lo necesario para su óptimo funcionamiento y puede describirse como un desarrollo “todoincluido”, donde se consideran áreas para usos diversos. La asig­ nación del espacio y el uso de suelo se distribuye como sigue: 25% del área se destinaría como espacio residencial; 12% para oficinas corporativas, servicios y servicios turísticos; 3.5% para un cen­ * Debido a los graves problemas de congestionamientos viales, a lo largo de los años se han construido vialidades para conectar Santa Fe con otras áreas de la ciudad; sin embargo, no existe integración urbana con los alrededores.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

Residencial

165

Comercial Torres corporativas

Centros comerciales y restaurantes

Hoteles

Áreas públicas

Figura 2. El plan maestro de Santa Fe sigue la lógica organizativa de este diagrama que combina residencias, torres corporativas, centros comerciales, restaurantes y hoteles en un entorno “delimitado” y dividido por una autopista (Graham y Marvin, 2001:226).

Figura 3. Traza de las calles para el área residencial de La Loma. Fuente: carpeta básica de información Santa Fe hecha por Servimet.

166

MARÍA MORENO CARRANCO

Figura 4. Primer plan maestro para Santa Fe. Se aprecia cómo el megaproyecto aparece “flotando” en medio de áreas verdes y está dividido por la autopista México-Toluca. También se ve cómo la mayoría de las calles verticales son callejones sin salida o cul-de-sacs. Los asentamientos regulares e irregulares que rodean al megaproyecto fueron considerados irrelevantes para los propósitos del proyecto y, por tanto, no existen en el dibujo. Fuente: carpeta básica de información Santa Fe, hecha por Servimet.

tro comercial; 3.3% para administración, salud, educación y cul­ tura; 2.6% para servicios urbanos; 1.5% para infraestructura urbana; 1.5% para un subcentro urbano que proporcionara ser­ vicios urbanos básicos y 0.77% para deportes y esparcimiento (Gaceta Oficial del Distrito Federal, 12/09/2000). De acuerdo con este plan de zonificación, el área más extensa está dedicada a los proyectos residenciales, la mayoría de los cuales son unidades uni­ familiares de baja densidad, que comprenden de 20 a 50 viviendas por hectárea.14 Las áreas designadas para oficinas corporativas tienen diferentes densidades (en la zona de Cruz Manca existen edificios de hasta 37 niveles).15 El espacio de oficinas en Santa 14   Las áreas más densas están formadas por vivienda plurifamiliar con den­ sidades que van de 100 a 160 unidades por hectárea. 15   La Torre City Santa Fe II, proyectada para construirse en 2010, tendría 58 pisos de altura. Actualmente el proyecto city Santa Fe está cancelado.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

167

Inventario A y A + En construcción y proyecto

Lomas Altas

Interlomas

Bosques de las Lomas

Lomas-Palmas

Periférico

Insurgentes Sur

Polanco

Reforma

1 400 000 1 200 000 1 000 000 800 000 600 000 400 000 200 000 0

Santa Fe

Gráfica 1 Inventario (m2) de oficinas vigente a 2008 y estimado a 2011

Fuente: Reporte de mercado Ciudad de México 2008, oficinas .

Polanco Lomas de las Palmas

14.71% Reforma 15.21%

7.98%

o

Pa se

Bosques de las Lomas

de

la

Re fo r

m

a

12.72%

Insurgentes Sur 10.10%

ico

Santa Fe

Anillo Perifér

29.43%

Periférico 9.85%

0

1.5

3 km

Inventario estimado al 2011 en edificios y oficinas A y A+ Bosques de las Lomas 320 000 m2 Periférico 395 000 m2 Insurgentes Sur 405 000 m2 Lomas de las Palmas 510 000 m2 Polanco 405 000 m2 Reforma 610 000 m2 Santa Fe 1 180 000 m2

Figura 5. Principales clusters de servicios terciarios en la ciudad. Fuente: elaboración propia con apoyo del Laboratorio de Análisis Socioterritorial uam-c.

168

MARÍA MORENO CARRANCO

Fe representa actualmente cerca de 30% del espacio corporativo disponible en la ciudad de México y tanto las áreas para ofici­ nas como las residenciales están aisladas de las áreas de servicios básicos. Un análisis más exhaustivo de la zonificación muestra que los planes para los espacios abiertos tenían los siguientes porcen­ tajes: para las áreas ecológicas protegidas, 23.42%; áreas verdes, 10.85%; vías de circulación, 14.89% (Gaceta Oficial del Distrito Federal, septiembre 12/09/2000). Estos porcentajes dan la impre­ sión de que el desarrollo tiene muchos espacios abiertos, sin em­ bargo, las áreas verdes más grandes son dos barrancas inaccesibles, un campo de golf privado, así como el antiguo relleno sanitario y el tiradero de basura, ambos cerrados al público. La falta de ver­ daderos espacios públicos es evidente; el único parque era un lote pequeño y abandonado en proceso de ser transformado por los

Fotografía 4. El único parque en Santa Fe se ubica en el área de Centro de Ciudad, la porción del proyecto con zonificación mixta del suelo. El parque casi no se utiliza. Fuente: fotografía tomada por la autora.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

169

esfuerzos de la Asociación de Colonos en centro comercial y es­ tacionamiento.

Cluster a la venta En 1989, con el primer plan maestro terminado, Servimet comen­ zó a comercializar el área y atraer inversión a la zona se convirtió en prioridad. Para convencer a los desarrolladores de invertir en Santa Fe se construyeron maquetas del proyecto y funcionarios del gobierno contactaron a corporaciones transnacionales como Hewlett Packard, Bimbo y General Electric para que se tras­ ladaran a Santa Fe, simultáneamente buscaron relacionarse con desarrolladores de bienes raíces internacionales. El gobierno persuadió a varios inversionistas, quienes comen­ zaron a construir los primeros edificios de oficinas en la zona cono­ cida como Peña Blanca. Uno de ellos recuerda que cuando inició la construcción de su edificio, diseñado por Ricardo Legorreta, no había ningún servicio disponible, ni siquiera calles. La construcción del inmueble para oficinas comenzó aunque no contaba con licencias de construcción; los trabajos iniciaron con el auspicio de las autoridades debido a que Camacho Solís buscaba el desarrollo expedito de la zona. En 1993, el día previo a la inauguración del edificio por el presidente Salinas de Gortari, se expidieron el permiso de construcción y el certificado de terminación de obra.16 Debido a la falta de infraestructura y servicios públicos, durante el primer año el funcionamiento del inmueble dependió de un generador que lo proveía de electricidad, utilizaban teléfonos celulares en lugar de líneas telefónicas y el agua 16   Santa Fe es un claro ejemplo de la interrelación entre prácticas formales e informales. La posibilidad de terminar el primer edificio corporativo de la zona sin necesidad de permisos es ilustrativa.

170

MARÍA MORENO CARRANCO

Fotografía 5. Primeros edificios corporativos en el área. Fuente: fotografía cor­ tesía de Servimet.

Fotografía 6. Maqueta promocional de Servimet. Fuente: fotografía cortesía de Servimet.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

171

era surtida por pipas. El propietario recuerda que “funcionábamos como si viviéramos en medio del desierto […] llegué a San­ ta Fe, como siempre digo, por error […]”. El año de 1992 fue de crecimiento económico, generado por las reformas neoliberales implementadas por Salinas de Gortari en condiciones de gran entusiasmo y optimismo, pues la pro­ mesa presidencial de transformar a México en un país de “Primer Mundo” parecía volverse una realidad. La idea de invertir en la ciudad tuvo buena aceptación entre los hombres de negocios y casi una tercera parte de los proyectos que existen hoy en Santa Fe iniciaron durante dicho periodo. Aprovechando el entorno propicio, el gobierno mexicano alentó a los desarrolladores internacionales a visitar la ciudad, ofreciéndoles participación en el megaproyecto. La falta de expe­ riencia local de las empresas extranjeras se consideró irrelevante por los funcionarios del gobierno, ya que creían que los inversionistas solucionarían cualquier problema que surgiera, co­mo si todas las ciudades modernas fueran iguales. El diseño de clusters de negocios en forma de megaproyectos sugiere un giro hacia un alto nivel de modernidad. A través de los inversionistas y desarro­ lladores transnacionales, el gobierno pretendía posicionar me­jor a la ciudad en la arena global. En su trabajo acerca de los mega­ proyectos urbanos en la cuenca del Pacífico, Kris Olds (2001) identifica seis características fundamentales de estos clusters: 1) Son desarrollados con fuentes cambiantes de capital, 2) se modelan uno a otro, 3) son planeados y ejecutados por arquitectos, financieros, ingenieros y planeadores con experiencia en el diseño y construcción de megaproyectos urbanos alrededor del mundo, 4) los actores tienen tanto estrategias explícitas como implícitas de internacionalización en mente, 5) los megaproyectos son comercializados a empresas extranjeras y a las clases altas en busca de ventas y arrendamientos, y 6) son diseñados como símbolos de la utopía urbana global del siglo xxi (Olds, 2001:6, traducción de la autora).

172

MARÍA MORENO CARRANCO

La realidad del funcionamiento del cluster En 1993 Manuel Camacho Solís renunció al cargo de regente ma­ nifestando así su descontento por no haber sido designado como candidato presidencial del pri para las elecciones de 1994. Ya que la creación de Santa Fe era el proyecto de Camacho para la ciudad, los ambiciosos planes para su desarrollo se vieron obstaculizados por este hecho; por otra parte, el proyecto se identificaba demasiado con él para considerarse una intervención urbana de interés para los gobiernos locales subsecuentes. El día de hoy, la contribución de Camacho Solís al proyecto de Santa Fe ha sido olvidada en gran medida; sin embargo, los primeros desarrolladores de la zona reconocen que durante su administra­ ción como regente las cosas funcionaban sin complicaciones y tanto las promesas como los compromisos fueron cumplidos. El ex funcionario pretendió captar un volumen significativo de inver­ sión privada en la ciudad que de no haber sido atraída por Santa Fe, no se hubiera canalizado hacia México. También buscaba crear fuentes de trabajo de corto plazo para expandir la econo­ mía de la ciudad. El ex regente afirma que el proyecto presenta­ ba la oportunidad de canalizar recursos a las zonas más pobres de la ciudad (Camacho Solís, 2005), pero en la práctica el dinero se utilizó para financiar los proyectos arquitectónicos icónicos17 de la administración salinista. Cuando Manuel Camacho renunció a su cargo, Manuel Agui­ lera Gómez ocupó su lugar durante el último año de la adminis­ tración de Salinas. De acuerdo con varios desarrolladores, mientras la inversión en Santa Fe continuaba con la construcción de más de veinte edificios de oficinas, el gobierno dejó de asignar recursos para crear infraestructura urbana y la existente comenzó a dete­ riorarse. Cuando se construyó nuevo equipamiento éste fue de baja calidad. 17   Como se mencionó anteriormente, algunos de estos proyectos son Papalote, Museo del Niño y las renovaciones del zoológico de Chapultepec y del Au­ ditorio Nacional.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

173

Los sueños y deseos de una ciudad global que ofreciera un cluster de servicios especializados comenzaron a chocar con las realidades locales. El plan maestro, las maquetas, los bocetos y descripciones del megaproyecto estaban desconectados de la rea­ lidad, lo cual ejemplifica que insertar un modelo urbano extranjero no es suficiente para producir un enclave de Primer Mundo en la ciudad de México. Incluso si el plan maestro imitaba a una edge city estadounidense en su implementación, las condiciones

Diferentes densidades de vivienda (hso vivienda y oficinas) Edificios de oficinas Comercio y servicios Deportes, esparcimiento y educación Áreas

Figura 6. Zonificación de Santa Fe (Zonificación y Normas de Ordenación, año 2000).

174

MARÍA MORENO CARRANCO

locales transformaron el resultado deseado. La política local y la corrupción profundamente arraigada en el gobierno influyeron en el entorno construido que se supone debía encarnar el cluster de negocios de la ciudad global. La diferencia entre las promesas y las capacidades del gobierno no fue evidente hasta que Santa Fe dejó de ser la prioridad del regente y aumentó la corrupción. Uno de los primeros inversionistas en el área mencionó que los funcionarios corruptos del gobierno fueron los principales beneficiarios de los fondos. Aparentemente, el dinero fue desviado a campañas políticas o algún otro proyecto que les pareciera interesante. De acuerdo con el administrador de la Asociación de Colonos de Santa Fe: Santa Fe fue un gran negocio para Servimet. Por mucho tiempo, Ser­ vimet fue considerada una de las compañías más lucrativas del mun­ do, ya que el gobierno hizo expropiaciones en pesos mexicanos y entrego los terrenos a Servimet para venderlos en dólares […] Ser­ vimet era un negocio tan bueno que era la única compañía del go­ bierno en la que los empleados recibían reparto de utilidades de la venta de los terrenos. Vendían un terreno del gobierno y, al final del día, el reparto de la ganancia era para todos. Expropiaron los terrenos a los pepenadores, o a personas que no tenían forma de de­ fenderse […] lo que es inaudito y absolutamente ilegal es que un servidor público recibiera el reparto de las ganancias de la venta de un bien público.

El hecho es que, a la fecha, a pesar de la gran cantidad de re­ cursos generados y de los impuestos prediales recolectados, los servicios urbanos de Santa Fe y las vías de acceso que conectan la zona con el resto de la ciudad son extremadamente precarios. El edificio Chrysler, una construcción de 20 pisos con aproxi­ madamente 10 mil metros cuadrados que representó una inversión de 30 millones de dólares, fue concluido en 1998 pero no se conectó al sistema de abastecimiento de agua de la ciudad sino hasta 2005. Anteriormente, los 120 mil litros requeridos diaria-

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

175

Fotografía 7. Pipas de agua estacionadas frente al edificio Chrysler. Fuente: foto­ grafía tomada por la autora.

mente para mantener el edificio eran suministrados por 12 pipas de agua. En una declaración autoabsolutoria, el administrador de la Asociación de Colonos se refiere al problema de infraestruc­tura de la siguiente manera: Hay 1200 casas vertiendo drenaje a cielo abierto. Las aguas negras corren colina abajo junto a las casas de nuestros vecinos. Obviamente, a pesar de que ellos [los vecinos de las zonas populares de alrededor] intentan tener una opinión favorable de nosotros, esto no resulta fácil […] Les hemos enseñado los pagos que hemos he­ cho para una planta de tratamiento de agua; si sumo todos los pagos, hemos invertido el equivalente a tres plantas de tratamiento de agua. Les hemos enseñado la planta que tenemos y les hemos dicho que no podemos hacerla funcionar porque la compañía de agua es muy territorial y no nos deja operarla […] todo está ahí, si

176

MARÍA MORENO CARRANCO

el gobierno no la pone a trabajar no puedo hacer nada al respecto, no puedo obligarlos a trabajar.

La conexión al sistema de abastecimiento de agua y el drenaje no son los únicos problemas. De acuerdo con Héctor Reyes, director de la Compañía de Agua en la Ciudad de México, cuan­ do Santa Fe se planeó, en 1990, se acordó que la cantidad estimada de agua requerida para la zona era de 550 metros cúbicos por segundo. De acuerdo con la Asociación de Colonos de Santa Fe, A.C., el agua que reciben llega sólo a los 150 metros cúbi­ cos por segundo (Reforma, 2004). Refiriéndose al caso de la tienda Office Depot que opera des­ de 2005, el administrador de la Asociación de Colonos narra lo siguiente: [La persona que representa a Office Depot] vino a preguntarme: “¿Dónde puedo conectar mi drenaje?” y yo le respondí: “Bueno, si no construyes una tubería de cinco kilómetros no tengo idea de dón­ de puedes conectarlo. Si vas con Servimet te dirán que no hay tu­ bería, pero eso no es todo, encontrarás problemas con todos los servicios”. Nos faltan 50 millones de dólares para que la energía eléc­ trica se instale correctamente, nos falta una subestación eléctrica […], nos falta una planta de tratamiento de agua, vertimos aguas negras a cielo abierto. Con respecto al agua potable la red está mal, tenemos escasez. Tenemos un estimado muy preciso, por una sema­ na que falta el agua, sólo para La Loma se requieren 70 mil dólares para pagar las pipas de agua. En materia de seguridad tenemos sólo cuatro patrullas para cubrir toda el área de Santa Fe (900 hectáreas). No se recolecta la basura, no se limpian las calles ni se hace jardine­ ría […] tenemos que autoproveernos de estos servicios […] Repavi­ mentamos las calles, arreglamos los baches, pintamos y restauramos 90% del alumbrado público y el resto [10%] no se arregló porque no tenía focos o cables.

Otro problema importante en la zona es la falta de rutas de acceso adecuadas. Las avenidas principales para ingresar al cluster son insuficientes, lo cual resulta en serios congestiona-

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

177

Fotografías 8. Las calles de Santa Fe en mal estado. Fuente: fotografías tomadas por la autora.

Fotografía 9. En las calles que entran y salen de Santa Fe, una estrategia publicitaria reciente ha sido utilizar espectaculares que hacen referencia a los largos viajes como un recurso para anunciar diferentes productos, en este caso, cereal. Fuente: fotografía tomada por la autora.

mientos automovilísticos. Hasta 2004, sólo había una entrada al área y en horas pico es difícil entrar o salir del megaproyecto durante varias horas. Un habitante de la zona comenta: Santa Fe es la única colonia de la ciudad que tiene seis horas pico al día. Antes era imposible llegar aquí por las mañanas y salir por las tardes, ahora hay tráfico a todas horas en ambas direcciones.

178

MARÍA MORENO CARRANCO

Éstos son algunos ejemplos de las deficiencias y discrepancias entre lo que el gobierno intentó lograr y las realidades del lugar. A pesar de todos estos contratiempos, para 2006 los terrenos del cluster estaban prácticamente vendidos. Aproximadamente 160 corporaciones tienen sus oficias en Santa Fe, entre ellas Chrysler, Hewlett Packard, Erickson, Citibank-Banamex, General Electric, ibm, abn Amro, Philip Morris, Kraft, Sony y Telefónica, junto con transnacionales mexicanas como Televisa, José Cuervo y Bimbo. El objetivo del desarrollo era promover la inversión global a través de la creación de un proyecto de usos variados que no sólo albergara compañías transnaciona­les, sino que también tuviera un centro comercial al estilo estado­uni­ dense, cafés y restaurantes, escuelas y universidades privadas, hospitales, urbanizaciones cerradas de lujo y edificios de departamentos. Actualmente la mayoría de los edificios de oficinas corporativas, los proyectos de vivienda y locales comerciales no se diseñan y construyen por arquitectos mexicanos, sino por fir­ mas transnacionales. Los proyectos arquitectónicos son en su ma­ yoría genéricos, con un fuerte énfasis en la funcionalidad por encima de la estética. La información acerca de la población de Santa Fe varía mucho, pero un estimado razonable hecho por la Asociación de Colonos en 2008 es que unas 10 mil personas residen ahí, mientras que aproximadamente 100 mil trabaja­ dores y estudiantes visitan la zona entre semana.

Fotografía 10. Vista de la zona de la Cruz Manca (estos edificios fueron construidos entre 2001 y 2006). Los edificios de la izquierda son principalmente torres de oficinas y los de la derecha son edificios de departamentos. Fuente: fotografía tomada por la autora.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

179

Como queda claro con lo planteado, ninguna de las autori­ dades locales ha resuelto los problemas urbanos de Santa Fe. Po­ líticamente, la zona está dividida en dos delegaciones, 75% del área pertenece a Álvaro Obregón y 25% a la delegación Cuajimalpa. Los delegados de ambas entidades argumentan que no son responsables de la infraestructura y el suministro de servicios en Santa Fe, debido a que Servimet es el organismo a cargo esta zona, por lo que estarían violando la ley si hicieran algo con res­ pecto a los servicios urbanos. Además, los delegados dicen no contar con recursos para asignarlos a Santa Fe, por lo que exigen que Servimet termine con la instalación de infraestructura urbana antes de aceptar cualquier responsabilidad. Por su parte, Servimet argumenta que proporcionaron la infraestructura urbana pero no son responsables de su mantenimiento. Alegan que tendrían problemas legales si asumen esta responsabilidad, debido a que su presupuesto no puede ser asignado a mantenimiento. No hablan acerca de las deficiencias en la calidad de la infraestructura que proveyeron debido a los serios problemas de corrupción. Dado que las instancias gubernamentales no asumen las res­ ponsabilidades que les corresponden, se creó el Fideicomiso de Santa Fe, a través del cual el gobierno de la ciudad entrega recur­ sos a la Asociación de Colonos. Estos recursos provienen del pago del impuesto predial de las personas que habitan en la zona. El acuerdo inicial establecía que cada año se entregarían 120 millones de pesos a la asociación, en la práctica, en 2004, el fideico­ miso recibió 30 millones de pesos; en 2005 y 2006, 40 millones de pesos; en 2007, 43.9 millones, y sólo en 2008 se le asignaron 120 millones de pesos, en 2009 fueron 40 millones y en 2010, 30 millo­ nes de pesos (El Universal, 2011, en ). En con­ secuencia, la Asociación de Colonos de Santa Fe está resolviendo las deficiencias en la infraestructura, ocupándose de la seguridad, controlando el espacio público y, por tanto, estableciendo una nueva forma de gobernanza, lo cual da lugar a la problemati­

180

MARÍA MORENO CARRANCO

zación del concepto de “ciudadanía”, a la rendición de cuentas y a la responsabilidad cívica. Conclusión La creación de un cluster de servicios avanzados que albergue tan­ to a las compañías transnacionales como los espacios de soporte que éstos requieren (hoteles, restaurantes, vivienda, etc.) y que coloque a la ciudad de México en el mapa de las ciudades globales, es un proceso complicado que involucra diversos intereses y actores; estos clusters requieren de un espacio físico para existir y a diferencia de otros tipos de clusters, el espacio no se crea de manera espontánea. No se trata únicamente de tener empresas del sector terciario en proximidad geográfica, sino de producir un discurso sobre modernidad y poder. Santa Fe necesita verse como parte de una larga historia so­ bre el involucramiento de figuras políticas en el desarrollo urbano y en los proyectos icónicos en la ciudad de México. Trece de los regentes o jefes de gobierno más recientes de la ciudad, incluyendo a Uruchurtu, Sentíes, Hank González, Aguirre Velázquez, Camacho, Cárdenas y López Obrador, declararon su deseo de contender por la Presidencia de la República. La intención de los proyectos urbanos iniciados por cada uno de ellos no era necesariamente beneficiar a la ciudad, sino servir como evidencia del tipo de trabajo que eran capaces de realizar. Ser el regente o je­fe de Gobierno de la ciudad de México ha sido una plataforma para demostrar capacidad para gobernar. Cuauhtémoc Cárdenas y Ló­­pez Obrador han sido los únicos que contendieron como can­ didatos presidenciales y aunque ninguno de ellos alcanzó la pre­ sidencia, el utilizar al gobierno de la ciudad como plataforma para una candidatura parece continuar. Como consecuencia, cada nuevo gobernante favorece un proyecto urbano específico, “su” proyecto para el Distrito Federal. El cambio de prioridades al mo­

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

181

dificar las agendas políticas ha producido una gran cantidad de iniciativas inconclusas. Varios actores políticos afirman ser los autores de la idea para el desarrollo de Santa Fe y acusan a las administraciones previas o subsecuentes de sus deficiencias, lo cual ejemplifica la falta de aceptación de responsabilidades que distingue al sistema político mexicano. Ya que Santa Fe es considerado públicamente como un fracaso urbano, ninguno de los arquitectos involucrados en el diseño del plan maestro quiere asociarse con el me­ gaproyecto. El empleo de proyectos urbanos de gran escala para narrar la historia de la nación a la comunidad global no es manera nue­ va ni exclusiva de la ciudad de México, lo que ha cambiado con el tiempo es la noción de modernidad y las estrategias para conse­ guirla. A finales del siglo xix, la reconstrucción de París y Viena fue el resultado de nuevas ideas estéticas sobre la ciudad, la expre­ sión del poder del Estado y el intento de hacer de estas ciudades capitales de la modernidad (Olsen, 1986). A mediados del siglo xx, ciudades como Brasilia, en Brasil; Sher-e-Bangla Nagar, en

182

MARÍA MORENO CARRANCO

Bangladesh, y Chandigarh, en India, fueron diseñadas con la idea de crear una sociedad moderna e industrial. Los megaproyec­ tos, que albergan clusters corporativos, son tan sólo el fenóme­ no más reciente de una historia más larga en la que los políticos constru­yen proyectos de gran escala y visibilidad para demostrar su com­promiso con la construcción de la nación y narrar no sólo el pasado sino las aspiraciones para su futuro al reordenar el pai­ saje urbano. El cluster de Santa Fe es un testimonio de las dificultades inhe­ rentes en el intento por definir en términos hegemónicos no única­ mente la globalización, sino también lo que constituye la ciudad global o un megaproyecto, cuando dichas perspectivas ignoran las condiciones locales. Esta visión desconoce el que una forma particular de globalización es producida, porque integra las ine­ vitables circunstancias locales a las aspiraciones globales. A pesar de que Santa Fe fue creado con la intención de ser un enclave de Primer Mundo en la ciudad, era imposible conseguir este objeti­ vo, ya que las condiciones preexistentes a su desarrollo influyeron seriamente en la forma en que los planos y planes se materializaron, determinando los resultados obtenidos. Durante la mayor parte del siglo xx, los gobiernos de la ciu­ dad de México instituyeron iniciativas urbanas de manera auto­ ritaria por medio de una planeación urbana vertical.18 En el caso de Santa Fe, el gobierno de la ciudad siguió el mismo camino, tanto en el desarrollo del plan maestro como en la forma en que se llevó a cabo. Desafortunadamente el resultado es completamente predecible ya que las discrepancias entre los planes y las rea­ lidades son un discurso recurrente en la historia urbana de la ciudad de México. También es importante recordar que el gobierno del pri operaba con bases “clientelistas”, por lo que el au­ toritarismo inevitablemente requería de alguna negociación y acuerdos con diferentes sectores de la sociedad civil. Es relevante enfatizar cómo en este caso la negociación con un grupo de   Esto ocurrió al menos hasta 1997, cuando el pri estaba en el poder.

18

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

183

personas aparentemente sin poder alguno —los pepenadotes— fue necesaria, ejemplificando el grado al que la implementación del urbanismo transnacional depende de las situaciones locales. Este capítulo ha tratado de demostrar la necesidad de conceptua­ lizar la expresión física de los clusters como lugares negociados en conversación continua no sólo con diferentes actores, sino tam­ bién con diferentes instituciones. Como hemos visto, las elites políticas y económicas no están necesariamente alineadas; incluso el Estado neoliberal tiene intereses divergentes a aquellos de la clase capitalista. En los momentos en que el megaproyecto era una prioridad para el regente (en particular durante las administraciones de Hank González y Camacho Solís), esta entidad tenía suficiente poder para garantizar el desarrollo sin complicaciones de Santa Fe. Sin embargo, en cuanto las prioridades cambiaron, la corrup­ ción desvirtúo las intenciones originales. La mala infraestructura resultante de las maniobras fraudulentas se convirtió en la principal preocupación de los inversionistas que anticipaban una caída en el valor de sus bienes inmuebles. Debido al vacío de poder dejado por los organismos de diferentes gobiernos y a la escasa rendición de cuentas; los inversionistas, desarrolladores y habitantes de Santa Fe tomaron la situación en sus propias manos. El cumplimiento de los intereses de estas elites económi­ cas está llevando a una mayor privatización y segregación espacial en Santa Fe, pero no sin contestación por parte de los grupos sociales (véase Jones y Moreno-Carranco, 2007). El objetivo de este análisis es ilustrar las dinámicas que dan forma a la ciudad empresarial, como resultado de la terciarización de la economía producto de los gobiernos neoliberales. Aprender de las decisiones equivocadas es imperativo. Como se mencionó en la primera sección de este capítulo, a menudo los megaproyectos que alber­ gan clusters corporativos han probado ser el resultado de una serie de decisiones erróneas (Gellert y Lynch, 2003). En lugar de en­ tender la materialización de la ciudad empresarial como algo “accidental” o “no intencional”, debemos encontrar y compren-

184

MARÍA MORENO CARRANCO

der lo que está faltando a los planos y a su implementación, con la esperanza de aprender de ellos. Por lo tanto, el argumento que prevalece es que el fracaso de comprender las complejidades de lo “local” (como prácticas y actores) llevará a lo “global” a ser “no intencional”. Bibliografía Barrio (2011), “Fideicomiso de Santa Fe sí rinde cuentas: tesorería del DF”, en , 6 de abril. Begg, I. (1999), “Cities and Competitivness”, en Urban Studies, vol. 36, núm. 5-6, pp. 795-809. Brenner, N. (2004), New State Spaces: Urban Governance and the Rescaling of Statehood, Oxford/Nueva York, Oxford University Press. Camacho Solís, M. (2005), “Proyecto Santa Fe”, Presentación en el Simposio Santa Fe: Pasado, Presente y Futuro, Universidad Iberoamericana. Castells, M. (1991a), The Informational City; a New Framework for So­ cial Change, Centre for Urban and Community Studies, Uni­ versity of Toronto. (1991b), The Informational City; Information Technology, Eco­ nomic Restructuring, and the Urban Regional Process, Oxford, Basil Blackwell. (1996), �������� The Rise of the Network Society, Oxford/Massachusetts, Blackwell Publishers. Dávila Flores, A. (2005), Industrial Clusters in México, 1988-2002, en E. G. y P. V. D. M. (comp. y ed.) Clusters Facing Competition: the Importance of External Linkages, Hampshire/Inglaterra/ Burlington/Vermont, Ashgate. El Universal (2011), “Rechazan opacidad en Fideicomiso Santa Fe” en , 11 de mayo.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

185

Friedmann, J. (1986), “The World City Hypothesis”, en Development and Change, vol. 17, pp. 69-84. ������������������������������������������������������� (1995), “Where We Stand: A Decade of World City Research”, en P. L. Knox y P. J. Taylor (eds.), World Cities in a World System, Cambridge, Cambridge University Press. Gaceta Oficial del Distrito Federal (2000), “Decreto por el que se aprue­ ba el programa parcial de desarrollo urbano de la zona de Santa Fe”, 12 de septiembre, Ciudad de México, Órgano del Gobierno del Distrito Federal. Gellert, P. K. y Lynch, B. D. (2003), Mega-Projects as Displacements, unesco. Graham, S. y S. Marvin (2001), Splintering Urbanism: Networked Infrastructures, Technological Mobilities and the Urban Condition, Londres, Nueva York, Routledge. Google Earth, en . Harvey, D. (2005), A Brief History of Neoliberalism, Oxford/Nueva York, Oxford University Press. Holston, J. (1999), “Spaces of Insurgent Citizenship”, en J. Holston (ed.), Cities and Citizenship, Durham/Londres, Duke University Press. Jones, G. A. y M. Moreno-Carranco (2007), “Megaprojects: Beneath the Pavement, Excess”, en City, vol. 11, núm. 2, pp. 144-164. Krugman, P. (1992), Geografía y comercio, T.A. Méndez (trad.), Barcelona, Antoni Bosch. �������������������������������������������������� (1998), “What’s New About the New Economic Geography?”, en Oxford Review of Economic Policy, vol. 14, núm. 2, pp. 7-17. ���������������������������������������������������������� y R. Livas (1992), “Trade Policy And The Third Word Metro­ polis”, en nber Working Paper Series, núm. 4328, USA, The mit Press.

186

MARÍA MORENO CARRANCO

Lefebvre, H. (2003), “Space and the State”, en N. J. Brenner, M. Jones, G. Macleod, (eds.), en State/Space: A Reader, Malden, MA, Blackwell. Mann, M. (2003), “The Autonomous Power of the State”, en N. J. Brenner, M. Jones, G. Macleod, (eds.), en State/Space: A Rea­ der, Malden, MA, Blackwell. Marshall, R. (2003), Emerging Urbanity: Global Urban Projects in the Asia Pacific Rim, Londres/Nueva York, Spon Press. Martínez Almazán, R. (2005), “Santa Fe: ¿por qué el Megaproyecto?” Presentación en el Simposio: Santa Fe pasado, presente, futuro, Universidad Iberoamericana. Moreno Carranco, María (2010), The Socio/Spatial Production of the Global: Mexico City Reinvented through The Santa Fe Urban Megaproject, Alemania, vdm Publishers. Olds, K. (ed.) (1999), Globalization and the Asia Pacific: Contested Te­ rritories. Londres/Nueva York, Routledge. �������� (2001), Globalization and Urban Change: Capital, Culture, and Pacific Rim Mega-Projects, Oxford/Nueva York, Oxford University Press. Olsen, D. J. (1986), The City as a Work of Art: London, Paris, Vienna, New Haven, Yale University Press. Porter, M. E. (1998a), “Clusters and the New Economics of Competition”, en Harvard Business Review, noviembre-diciembre, pp. 77-90. (1998b), ��������� The Competitive Advantage of Nations, Londres, Mac­ millan. ����������������������������������������������������� (2000), “Location, Competition, and Economic Development: Local Clusters in a Global Economy”, en Economic Development Quarterly, vol. 14, núm. 1, pp. 15-34. Reforma (2004), “Luchan en Santa Fe contra el déficit de agua”, en , 5 diciembre.

TERCIARIZACIÓN ECONÓMICA Y LA CREACIÓN DE CLUSTERS

187

Sassen, S. (1991), The Global City, Princeton, Princeton University Press. (1994), �������� Cities in a World Economy, Thousand Parks, California, Pine Forge Press. Servicios Metropolitanos, S. A. de C. V. (1997), servimet XX Aniversa­ rio 1977-1997, México, Editorial Nuevo Espacios/Servimet. Swyngedouw, E.; F. Moulaert y A. Rodriguez (2002), “Neoliberal Ur­ banization in Europe: Large-Scale Urban Development Pro­ jects and the New Urban Policy”, en N. Brenner y N. Theodore (eds.), Spaces of Neoliberalism, Oxford/Boston, Blackwell, pp. 195-229. Taylor, P. J. (1997), “Hierarchical Tendencies Amongst World Cities: a Global Research Proposal”, en Cities, vol. 14, pp. 323-332. Tenenbaum, B. A. (1994), “Streetwise History: the Paseo de la Reforma and the Porfirian State, 1876-1910”, en W. Beezley, C.E. Martin y W.E. French (eds.), Rituals of Rule, Rituals of Resistance. Public Celebration and popular culture in México, Wilmington, Scho­l­arly Resourses.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.