Clase Media y Reforma Universitaria en Argentina Actualizando el debate en torno a los estudios sobre la clase media en Argentina

July 6, 2017 | Autor: Mariana Peñaranda | Categoría: History, Argentina, Historia, Clases Medias, Clases Sociales
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Descripción

IV Jornadas Internacionais de Problemas Latino-Americanos
América Latina: lutas, experiências e debates
por uma integração dos povos

Universidade Federal da Integração Latino-Americana (UNILA)
Foz do Iguaçu/Brasil, 27 a 29 de novembro de 2014


Autoriza a publicação: Si
Clase Media y Reforma Universitaria en Argentina
Actualizando el debate en torno a los estudios sobre la clase media en
Argentina
Mariana Peñaranda; FFyL, Universidad de Buenos Aires;
[email protected]

ABSTRACT
El comienzo del siglo XX en Latinoamérica es un momento de profundos
cambios sociales y políticos. En muchos países del continente comenzaron
luchas sociales que permitieron el surgimiento de nuevos grupos y clases
sociales, lo que conllevo una nueva configuración social. En Argentina, el
nuevo siglo trae aparejada la lenta pero segura aparición de un sector
social que en poco tiempo se denominará "clase media", a tono con el
surgimiento de grupos similares en Europa. Muchos estudiosos han marcado
que el surgimiento de este grupo social se produce durante el proceso de
reforma universitaria que se despliega desde 1918 en nuestro país y se
extiende al resto del continente en las siguientes décadas. Sin embargo,
estudios y teorizaciones recientes ponen en cuestión que en dicho conflicto
haya existido participación orgánica de esta nueva clase en conformación.
Nuestro objetivo en este trabajo es llevar cabo un recuento de los
trabajos dedicados a este problema, desde 1918 hasta la fecha, buscando
proporcionar un panorama más actualizado, desde este caso ejemplo, de los
debates históricos que existen en torno al surgimiento de nuevas clases
sociales en el siglo XX.











Introducción






Es sumamente común encontrarnos con trabajos académicos que analicen el
surgimiento de la clase obrera o la consolidación de la burguesía en los
países latinoamericanos durante el siglo XX, probablemente atendiendo a la
concepción marxista de la lucha de clases en la cual son estas dos clases
las que están enfrentadas. Esos trabajos hacen una excepcional labor en dar
cuenta de cómo estas clases se conforman y se enfrentan entre sí, pero si
nos alejamos de este sistema binario encontramos una multiplicidad de
grupos en las sociedades latinoamericanas que no pertenecen a ninguna de
estas dos clases. Es notoria la falta de investigaciones académicas
recientes ligadas al surgimiento y consolidación de otras clases sociales
en Argentina, en particular referidas a la llamada clase media.


Tradicionalmente, se considera que esta clase social se conforma a
fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en algún momento no muy
específico de los gobiernos conservadores del PAN (Partido Autonomista
Nacional), y que se encuentra representada políticamente por la UCR (Unión
Cívica Radical). Asimismo, el pensamiento tradicional respecto a la Reforma
Universitaria iniciada en Córdoba en el año 1918 es vista como un suceso
donde esta nueva clase media va a actuar por primera vez como tal,
defendiendo sus intereses de clase. Sin embargo, recientes investigaciones
respecto a la clase media argentina ponen en cuestión esta visión,
complejizando la forma que tuvo de conformarse como clase y matizando al
mismo tiempo su incidencia real en el Movimiento Reformista.


Desde nuestra perspectiva, entender cómo, cuándo y por qué surge esta
novísima clase en nuestro país nos sirve para aumentar y completar el
panorama histórico de la conformación de clases de la Argentina de
principios de Siglo XX, dando aún más elementos para poder analizar
acabadamente incluso a las demás clases existentes. Con este fin en mente,
es que nos proponemos realizar una primera aproximación a este tema,
analizando en primer lugar la visión tradicionalmente aceptada sobre la
conformación de clase del movimiento reformista para luego contrastarla con
una de las investigaciones más recientes y completas sobre el tema de la
clase media en Argentina. A fin de poder manejarnos con los elementos
teóricos de análisis correspondientes, procederemos en un primer momento a
analizar las definiciones clásicas de clases y de clase media, para luego
contextualizar brevemente los hechos de la Reforma en Córdoba en el año
1918. Una vez hecho esto, nos sumergiremos de lleno en el análisis de las
visiones tradicionales sobre la relación entre la clase media y el
movimiento reformista, para luego contrastarla con las investigaciones
recientes respecto al tema.










Definiciones teóricas acerca de la clase media






Para comenzar nuestro análisis, es condición necesaria poder definir en
principio que entendemos por "Clase Social". Tal cómo desarrollan Cardoso y
Pérez Brignoli, este concepto, que surge en los siglos XVIII y XIX, es la
expresión de la desigualdad social existente en ese momento, fruto de la
expansión a nivel mundial del capitalismo industrial. Este análisis no es
sólo una forma de la conciencia social para percibir y justificar las
desigualdades sociales, sino que también es parte de un intento por
explicar el funcionamiento y las transformaciones de la estructura social
(Cardoso y Pérez Brignoli, 1982:7).


Uno de los autores más reconocidos que ha trabajado este concepto ha
sido Karl Marx[1]: la originalidad en su análisis reside en que fue capaz
de demostrar que la existencia de las clases está vinculada específicamente
a fases particulares históricas del desarrollo de la producción; que la
lucha de clases conduce obligatoriamente a la dictadura del proletariado, y
que esta dictadura es el tránsito hacia la abolición de todas las clases y
hacia una sociedad sin clases.


Es vital recordar que en el análisis marxista, el concepto de clase
social establece un punto de unión entre el análisis económico y el
análisis sociológico, tal como suele entenderse hoy día esta división de
actividades. Sin embargo, ya que Marx no llegó a definir en sí que es una
clase social, el concepto visto desde una perspectiva marxista debe ser
reconstruido desde otros autores. La definición de Lenin puede servir de
punto de partida:






Se denominan clases a grandes grupos de hombres que se diferencian por su
lugar en el sistema históricamente determinado de la producción social,
por su relación (en la mayoría de los casos confirmada por las leyes)
hacia los medios de producción, por su papel en la organización social del
trabajo y, por consiguiente» por los medios de obtención y por el volumen
de la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos de
hombres en los que unos pueden atribuirse el trabajo de otros gracias a la
diferencia del lugar que ocupan en un determinado sistema de la economía
social. (Cardoso y Pérez Brignoli, 1982:10)





Esta definición de Lenin nos permite vincular la idea de clases
sociales a la de explotación: unos hombres se pueden apropiar del trabajo
de otros, ya que, según lo establece Marx, la propiedad privada implica,
como forma contrapuesta la no-propiedad de los medios de producción. En
definitiva, esto significa que hablar de una clase aislada es un
sinsentido, porque el mismo concepto de clases lleva en sí mismo
implícitamente el de estructura de clases, opinión de clases, lucha de
clases, etc. (Cardoso y Pérez Brignoli, 1982:14).


Existen, sin embargo, otras conceptualizaciones respecto al término
"Clase Social". Una de las más clásicas es la de Max Weber, quien propone
distinguir tres criterios diferentes (Ideales) en cuanto al ordenamiento de
los grupos sociales:


a) el económico, entendido como la posición que el individuo
ocupa en el mercado de bienes y servicios;


b) el prestigio, es decir la situación del individuo en la escala
de honor social de una sociedad determinada;


c) el poder político, o probabilidades de influir sobre el
comportamiento de otras personas (Cardoso y Pérez Brignoli, 1982:9).


Estos tres criterios de la teoría de Max Weber nos dan algunos
elementos que sirven para profundizar en el concepto de clase, no
entendiéndolo solamente en el plano económico, sino también en el prestigio
social que acarrea y en el poder político de cada clase, elementos que
serán de suma ayuda para entender el funcionamiento de la clase media en el
proceso de la Reforma Universitaria según los análisis clásicos.


Así como existen diversas definiciones de clase social, existen
variadas definiciones sobre lo que es la clase media. Entre las más
clásicas, encontramos la de Weber, quien define a las clases medias como
las que se ubican entre las clases propietarias positivamente privilegiadas
(rentistas, burgueses, banqueros, etc.) y las clases propietarias
negativamente privilegiadas (Esclavos, proletarios, deudores, pobres,
etc.). Estas se hallan integradas por las capas de toda especie de los que,
equipados con propiedades o con cualidades de educación, sacan de ellas sus
ingresos. Asimismo, define a las clases sociales como cuatro:


a) El proletariado en su conjunto, tanto más cuanto más automático sea
el proceso de trabajo;


b) la pequeña burguesía;


c) la intelligentsia sin propiedad y los expertos profesionales
(técnicos, "empleados" comerciales o de otra clase, burócratas);


d) las clases de los propietarios y de los privilegiados por educación.
(Weber, 1964:244)


Por otro lado, en la definición de Gino Germani, que aplica
directamente para el análisis de la clase media en Argentina, el autor
define a la clase como "...un objeto con existencia sociológica real; es
decir, no es un mero nombre clasificatorio: se refiere a un conjunto de
individuos que tienen ciertos elementos comunes que se manifiestan
concretamente en sus maneras de pensar y de obrar." (Germani, 1987: 140).
Dice, sin embargo, que "las clases no son meros conjuntos estadísticos, al
par que la conciencia común, una imponente masa de investigaciones"
(Germani, 1987: 145).


Para Germani, los grupos que conforman las clases tienen ocupaciones
comunes y formas comunes de vivir[2], resultado de similar posición en la
estructura social. Estos indicadores, conjuntamente con el Nivel de
Vivienda, el Nivel de Educación y el Nivel de Ingresos, permitieron
construir el nivel económico social que Germani utiliza para re-construir
la estructura de clase.(Sauatu, Boniollo, Dalle, Rodríguez, 2010:79)


En el caso de Argentina, si bien Germani diferencia internamente a la
clase media[3], plantea que dentro de la clase media se ubican también la
clase propietaria, ya que debido a la escasa proporción que representan de
la población no inciden dentro de los resultados finales de los censos
analizados para su investigación. En definitiva, para Germani, la clase
media es toda la población excepto la clase obrera.


Por último, podemos mencionar una de las más recientes definiciones de
clase media, enunciada por Ezequiel Adamovsky. Adamovsky, cuya crítica a la
relación entre Reforma Universitaria y el surgimiento de la Clase Media
retomaremos más adelante, plantea que






[…] Allí donde existe, la "clase media", más que una clase social
unificada por sus propias condiciones objetivas de vida, es un
conglomerado de grupos diversos que han adoptado una identidad subjetiva
"de clase media", es decir, que piensan de si mismos que pertenecen a la
"clase media". Más que nada, "clase media" es una identidad […].
(Adamovsky, 2012:13)






Los hechos de la Reforma Universitaria






Antes de adentrarnos en el análisis de su relación con la Clase Media,
creemos necesario hacer un breve resumen de los hechos que llevan a la
Reforma Universitaria en Córdoba.


La Universidad de Córdoba, fundada a comienzos del siglo XVII, se había
transformado a principios del siglo veinte en uno de los bastiones del
clero y del patriciado argentino. De las cinco Universidades argentinas que
existían en ese momento (las Universidades Nacionales de Buenos Aires,
Córdoba y La Plata y las provinciales de Santa Fe y Tucumán), Córdoba era
la más apegada a la herencia colonial. Las de Buenos Aires y Córdoba eran
consideradas "universidades clásicas". Mientras que la de La Plata, de tipo
experimental[4], aparecía como una institución más moderna, mejor adaptada
a la época.


La Universidad de Buenos Aires era el reducto de la clase alta porteña,
aunque se dejaba penetrar por las corrientes liberales. Por el contrario,
la de Córdoba era la más cerrada y medieval de todas: estaba gobernada por
consejeros vitalicios y con cátedras casi hereditarias, era el símbolo de
lo anacrónico y de una enseñanza autoritaria y esterilizante. (Tünnermann,
2008:62)


Sin embargo, varios hechos, a nivel nacional como a nivel mundial,
configuraron el surgimiento del Movimiento Reformista. El primer
acontecimiento que escandalizó e irritó a los sectores clericales fue una
conferencia "herética" sobre los Incas, pronunciada en 1916 por el joven
poeta Arturo Capdevilla en la Biblioteca de Córdoba, y que encendió la
polémica entre conservadores y liberales. Ese mismo año, asume la
presidencia del país el dirigente radical Hipólito Yrigoyen. Hay opiniones
divididas en cuanto a la neutralidad argentina en la 1° Guerra Mundial. En
octubre de 1917 estalla la Revolución Rusa y cae el régimen zarista. A
fines de ese año, en Córdoba, los estudiantes cuestionan la legitimidad del
rector y de los decanos, al tiempo que denuncian los vetustos reglamentos
universitarios. En diciembre, el Centro de Estudiantes de Medicina de la
Universidad de Córdoba impugna la supresión del internado en el Hospital de
Clínicas, "por razones de economía y moralidad que no existen". Todas las
presentaciones estudiantiles fueron rechazadas.


Todos estos hechos abonan las discusiones sobre el carácter de la
universidad cordobesa, y conducen a que en 1918 los estudiantes de
Medicina, Ingeniería y Derecho organicen un Comité pro-reforma que decreta
la huelga general y redacta un Manifiesto "A la juventud argentina".
Nuevamente, las autoridades universitarias deciden desestimar los reclamos
de los estudiantes y les responden con la clausura de la Universidad, lo
cual genera el endurecimiento de las posturas estudiantiles. Finalmente,
los estudiantes, luego de entrevistarse con el gobierno, logran que
Yrigoyen decrete el 11 de abril la intervención de la Universidad. El Dr.
José N. Matienzo, con el respaldo estudiantil, lleva a cabo la
intervención, modificando los estatutos y democratizando el gobierno
universitario, disponiendo que, desde ese momento, los profesores elijan
decanos y consejeros y, éstos, al rector.


Sin embargo, en la primera votación de rector, los electores rompen sus
compromisos con los estudiantes y eligen a un representante del sector
tradicional. La Federación Universitaria desconoce la elección del nuevo
rector, la que atribuye a manejos coactivos de una organización
confesional, la "Corda Frates", exige su renuncia y decreta nuevamente la
huelga general, plegándose a la misma los estudiantes de todo el país y
algunos gremios de trabajadores. Es entonces cuando aparece, el 21 de junio
de 1918, el célebre Manifiesto Liminar, dirigido "a los hombres libres de
Sudamérica". El Manifiesto es, como dice Carlos Tünnermann, "el primer gran
documento del Movimiento reformista y marca históricamente su principio."
(Tünnermann 2008:66)


Este texto, clave para el proceso reformista latinoamericano, recogió y
expresó las inquietudes y puntos de vista de la juventud universitaria
latinoamericana y señaló, claramente, las vinculaciones entre la Reforma
Universitaria y la situación social existente, advirtiendo la dimensión
continental del problema. El Manifiesto fue realizado con el fin de
justificar la actitud de los estudiantes, explicar por qué desconocen al
rector electo, e invitar a todos los jóvenes universitarios de toda América
Latina, a sumarse a la revolución que acababa de iniciarse.


El 21 de julio de ese mismo año se realiza el Primer Congreso Nacional
de Estudiantes, convocado por la FUA en Córdoba. Este congreso proclama la
necesidad de autonomía, gobierno tripartito, asistencia libre, régimen de
concursos y periodicidad de la cátedra, entre otras cosas. Viendo que la
situación se estaba tornando insostenible, el rector electo, acompañado por
numerosos profesores, renuncia a sus cargos. Tras una sucesión de
manifestaciones estudiantiles, el gobierno nacional designa como
interventor a José Salinas, quien da lugar a muchas aspiraciones
estudiantiles, tales como la reforma del estatuto, y acepta la renuncia de
numerosos docentes, generando la renovación de numerosas cátedras que pasan
a ser ocupadas por varios reformistas.






La relación entre Clase Media y Reforma Universitaria






La visión tradicional


El desarrollo capitalista iniciado en Argentina a finales del siglo XIX
y principios del Siglo XX, junto con las políticas migratorias que trajeron
a millones de europeos al país, produjo diversos cambios sociales y
políticos. Quienes analizaron este período histórico coinciden en afirmar
que en este momento aparece la Clase Media como tal y empieza a intervenir
políticamente, en particular gracias a la ley Sáenz Peña que en 1916 le da
el triunfo democrático a la UCR. Varios autores coinciden en que el proceso
de la reforma solo podía iniciarse en ese momento, por el influjo renovador
que había tenido la primera elección realmente democrática del país. Así lo
demuestra el pedagogo argentino Ricardo Nassif en su trabajo "El movimiento
reformista en las universidades de Córdoba, Buenos Aires y La Plata" cuando
dice que






La fecha no es casual ya que, por encima de rígidas cronologías, ese año
es el verdadero comienzo del siglo veinte, el tramo efectivamente
'contemporáneo' en la convencional 'época contemporánea' de la común
serialización histórica. En su transcurso concluye la Primera Guerra
Mundial, sangriento hiato entre las dos centurias reales; pero en su torno
se inicia la universalización de profundos cambios sociopolíticos y,
naturalmente, educativos." (Nassif, 1968: 27).






Por su parte, el sociólogo venezolano Orlando Albornoz considera en su
trabajo "Ideología y política en la Universidad latinoamericana" al proceso
de la Reforma como "[…] la consecuencia de un número de presiones sociales
impuestas por la dinámica de la vida económica de la Argentina y por los
cambios que se producían en su estructura social. Entre otras cosas, un
intenso proceso de urbanización, el cual crea necesidades nuevas, como las
de educación superior." (Albornoz, 1972).


Respecto a las razones por las que el movimiento se desarrolla primero
en Argentina, el economista venezolano Héctor Silva Michelena y el
sociólogo alemán Heinz Sonntag plantean que






La Argentina fue dentro de los países latinoamericanos el que tuvo un
desarrollo industrial de mayor vigor y un proceso de concentración urbana
acelerado por las intensas corrientes migratorias que se dirigieron a ese
país. Por otra parte, los cambios progresivos, tanto estructurales como
culturales, se manifestaron en la Argentina con mayor fuerza que en
cualquier otro país latinoamericano" (Silva Michelena y Sonntag, 1971:
25).






Todos estos cambios sociales darán paso, según la visión
historiográfica tradicional del tema, a la conformación de una clase media
que intervendrá directamente en este proceso. Al respecto, podemos ver los
escritos de los mismos integrantes del movimiento esta misma idea. Uno de
ellos es Ángel Mariano Hurtado de Mendoza, quién en su trabajo sobre el
carácter económico y social de la Reforma, nos dice que la misma fue una de
las consecuencias de una parte del proceso que se desata cuando una
sociedad capitalista como la Argentina en 1918 llega a determinadas
condiciones de su desarrollo: el fenómeno de la proletarización de la clase
media. Asimismo, profundiza los análisis de la época, que simplifican al
proceso en una coyuntura social, política o ideológica, aclarando que es la
combinación de todos los factores (económicos, políticos, sociales,
ideológicos, culturales, etc.) los que permiten que este proceso se lleve a
cabo[5].


Por su parte, otro de los impulsores e ideólogos de la Reforma, Sergio
Bagú, sostiene que el movimiento reformista está particularmente nutrido
por la inmigración europea que comienza desde 1860. Esta inmigración
trastoca completamente la subestructura económica del país, dando lugar al
surgimiento de la clase media como tal, que se volcará a las universidades
a partir de 1890, cuando los inmigrantes y sus hijos se hayan instalado
completamente y comiencen a dedicarse al comercio minorista y a la pequeña
industria. Este nuevo ordenamiento económico les permitirá emanciparse
económicamente y buscarán, mediante la educación secundaria primero y la
educación superior después, una emancipación política y cultural.[6]


Una de las figuras más reconocidas dentro del movimiento reformista,
tanto por su participación directa como por su rol de divulgador de la
ideología reformista y cuidador de su archivo, es Gabriel Del Mazo.
Ingeniero y dirigente de la UCR, Del Mazo desarrollo la ideología del
movimiento a lo largo de 50 años en múltiples publicaciones, donde se
explaya extensamente respecto al rol que jugaron los cambios sociales y
políticos de las primeras décadas del siglo, enfatizando particularmente el
rol de la UCR en este proceso. Particularmente, Del Mazo relaciona la
democratización que se lleva adelante con la sanción de la ley Sáenz Peña y
el ascenso de la UCR a la presidencia del país con los reclamos de
democratización que hacen los estudiantes reformistas[7]. Asimismo, crítica
el rol de los grupos oligárquicos que según él, impedían "la integración
orgánica de nuestra nacionalidad" (Del Mazo, 1957: 11). Tanto el acceso a
la vida política por medio del voto secreto y el acceso de más estudiantes
a la Universidad son dos índices de un mismo fenómeno[8]. Su pensamiento
puede ser sintetizado perfectamente en la siguiente afirmación:






El Movimiento de la Reforma Universitaria brota y se alienta en el ámbito
de un movimiento mayor de raíz democrática y de inspiración ética, con que
el pueblo argentino, por primera vez en su historia, por medio del
sufragio universal auténtico, realiza su movilización total en el plano de
las instituciones políticas, en la búsqueda de la autenticidad nacional y
popular de los poderes públicos. El acceso del ciudadano a la vida
nacional, traído por el radicalismo, como el acceso del estudiante la
vida en las Universidades, traído por la Reforma Universitaria, son dos
formas de un mismo proceso de alumbramiento civil de la conciencia
nacional, de una misma lucha por la integración orgánica de la
nacionalidad. El renacimiento democrático del país trajo el renacimiento
democrático de la Universidad." (Del Mazo, 1957: 10-11)






Más avanzados en el tiempo, encontramos una segunda camada de
investigadores que se dedican a analizar el fenómeno de la Reforma en
general y que continúan planteando esta misma relación indisoluble entre
las clases medias y la Reforma Universitaria. Entre ellos, podemos
encontrar a Augusto Salazar Bondy, educador, periodista y filosofo peruano,
quien incluye en el panorama anteriormente planteado la variable de las
problemáticas políticas y económicas mundiales del momento para ampliar la
compresión del proceso. Para Salazar Bondy, la Reforma Universitaria
responde a un proceso mundial de agitación social que se vivía en esa
época, determinado por






Cambios en la correlación internacional de las fuerzas político-
económicas, derivados de la guerra, y cambios internos, vinculados con la
expansión del capitalismo en América Latina y la emergencia de una clase
media que había aumentado considerablemente su número y su participación
activa en el proceso social, así como una notoria inquietud en el
proletariado que ya se hacía sentir en los principales centros urbanos,
determinaron la presencia de un clima propicio a las más hondas
transformaciones (Salazar Bondy, 1968: 40).






Por su parte, el historiador y periodista argentino Dardo Cuneo, en su
prologo a la compilación de documentos sobre la Reforma Universitaria, nos
habla sobre las características del estudiante universitaria de la época de
la Reforma. Parte de un sector privilegiado de la sociedad, particularmente
en el sur del continente donde las migraciones europeas y la gratuidad de
la enseñanza secundaria ayudaron a popularizar el tránsito de sectores de
la clase obrera hacia una situación más holgada. Sin embargo, señala, este
es un privilegio reciente para los estudiantes universitarios que no son
parte de los sectores tradicionalmente ricos, usualmente hijos de
chacareros que han tenido buenas cosechas y de los inmigrantes que han
logrado triunfar económicamente en alguno de los oficios urbanos que le
permiten mantener el hogar familiar solo con los ingresos del padre. Estas
clases medias producían un desajuste en el mapa social tradicional,
"impugnando, por acto de presencia, el estancamiento y la polarización
social. Los agrupamientos obreros se repoblaban con energías y consignas
ideológicas alentadas por esos días del mundo. Se entraba en un nuevo
período de vida latinoamericana." (Cuneo, 1978: XI-XII). Lentamente, el
proceso de la reforma se iba transformando en un hecho social de la vida
latinoamericana de ese entonces:





Las sociedades reciben su impulso acaso más que la universidad. Esos
impulsos coinciden - y en alguna forma son parte- de los requerimientos de
nuevas clases medias que se asocian a ella en cuanto se hace posible la
apertura de las aulas a los cada vez más numerosos conjuntos estudiantiles
de procedencia popular. Pero esa universidad no esclarece cuál puede ser
la representación de las nuevas clases medias en proceso de transformación
social, como que seguirían prestándose a la finalidad anti cultural de
apresurar el expediente del prestigio profesional en cuadros sociales
controlados por las pautas impartidas por viejas y nuevas oligarquías.
(Cuneo, 1978: XI-XII)





El intelectual e historiador uruguayo Alberto Methol Ferre considera a
la reforma como "[…] la primera oleada conjunta de las clases medias dentro
del viejo sistema patricio terrateniente y de oligarquías comerciales,
signo de nuestro atraso y nuestra dependencia agroexportadora. Y el ariete
tomó la figura del estudiante." (Methol Ferré: 1968)


Para Methol Ferré, el principio de siglo marca el inicio de los
discursos interpelando a la "juventud". Según este autor, solo las clases
medias contienen en sí mismas a sectores que pueden ser considerados como
"juventud": es el momento del paso de la niñez a la adultez pero que
todavía no se marca el ingreso al mercado laboral.[9] Respecto a la
ideología del movimiento, el autor ve una relación indisoluble entre el
carácter de las clases medias y la los procesos de lucha y movilización de
la época, ya que nos dice que





Sólo que las clases medias, por su propia situación en la sociedad se
bifurcan siempre entre dos caminos, que normalmente conviven en el alma
estudiantil: acceder hacia "arriba", ser reconocido en la sociedad real
tal como está estructurada, o repudiar a esa sociedad solidarizándose con
los de "abajo", herido por la injusticia y con los instrumentos
conceptuales para visualizarla. La propia situación mediadora de las
clases medias les posibilita, ya que no manipular, entender y abrazar a la
vez el arriba y el abajo, penetrar sus mecanismos de relación, padecer en
su intimidad todas las contradicciones de la sociedad, y es por eso que de
su seno salen los mejores dirigentes de la revolución y de la
contrarrevolución, de la protesta y del conformismo. Y también la
ambigüedad de protestas que son máscara de conformismos. Todo esto se
objetivará en alto grado en las vicisitudes de los reformistas del 18.
(Methol Ferré: 1968)





Los argentinos Alberto Ciria y Horacio Sanguinetti analizaron en su
trabajo sobre la reforma el espacio que tenía para los estudiantes la
universidad como lugar de confluencia para la clase media[10]. Asimismo,
los autores plantean que, viendo los cambios sociales y políticos que se
estaban desarrollando, la aristocracia terrateniente se atrinchera en la
universidad como único espacio desde donde todavía podía influir. Por eso
mismo es que las clases medias y los hijos de inmigrantes se les enfrentan
y, con el apoyo de Irigoyen, quien, según los autores, los apoya para poder
minar el poder restante que todavía tenía la clase terrateniente, llevan a
cabo la reforma. Es la combinación de estos elementos que le dan "al
Movimiento un marcado sesgo político, que para algunos no fue favorable
para el logro de sus propósitos académicos, olvidando que toda verdadera
Reforma Universitaria supone, necesariamente, cambios políticos." (Ciria y
Sanguinetti, 1962)


Por su parte, el escritor e intelectual uruguayo Rodney Arismendi
analiza al movimiento reformista planteando que el mismo se corresponde a
los cambios en la base de las sociedades latinoamericanas que aceleraban el
curso capitalista de su desarrollo. Para Arismendi, estas nuevas clases
medias heterogéneas [11] pretendían adecuar la enseñanza superior a las
necesidades de desarrollo del modelo capitalista industrial, así como a las
mejor tecnológicas en el campo de la agricultura y la ganadería, etc. Sin
embargo, la existencia de latifundios y formas de producción agrícola
cuasi coloniales fueron el gran impedimento para el desarrollo del
capitalismo, que no logró cambiar estas formas atrasadas de producción ni
la independencia económica de estos países; y ello trajo como consecuencia
la actual deformación de sus economías. Por último, Arismendi plantea que
el movimiento en sí solo pudo dar ideológicamente "algunos cuadros
destacados a la revolución socialista, pero éstos, al volverse comunistas
expresaban de un modo dinámico el movimiento de reforma, es decir, lo
negaban, dialécticamente; recogían el aspecto insurgente del movimiento,
pero lo superaban ideológicamente." (Arismendi, 1966).


Por último, cabe mencionar brevemente los extensos trabajos del
nicaragüense Carlos Tünnermann respecto a la Reforma. Tünnermann es un
firme defensor de la postura que plantea una relación estrecha entre los
miembros de las nuevas clases medias argentinas y el proceso de la Reforma
Universitaria. En sus múltiples trabajos sobre el tema, Tünnermann plantea
los múltiples ejemplos de lazos entre esta nueva clase y el proceso,
condensándolo particularmente en la percepción de que la educación superior
es la que les permitiría lograr un ascenso político y social. Esta sería la
causa por la cual el movimiento se plantea como central lograr una relación
estrecha entre la Universidad y la sociedad, condensado en el principio
básico de la extensión universitaria. (Tünnermann, 2008: 41)






Nuevas investigaciones


Luego de la crisis económica y social que vivió la Argentina en el 2001-
2002, surgieron nuevas investigaciones que tratan de dar cuenta del devenir
histórico de la clase media, tratando de explicar su debacle económico en
el período más reciente. Muchas de ellas cuestionan la visión tradicional
de que el desarrollo capitalista de principios de siglo y los cambios
políticos suscitados con la ley Sáenz Peña fueron las que efectivamente
pusieron en primer plano a la Clase Media cómo actor político y social.


Entre los investigadores que trabajan esta vertiente historiográfica
podemos encontrar a Enrique Garguin, cuya tesis establece que existe una
dificultad para hablar de clase media antes de la irrupción del peronismo.
Este autor sostiene que la idea de clase media fue una construcción que se
dio a lo largo de la primera mitad del siglo XX a partir de dos principios
de diferenciación centrales: uno relacionado especialmente por la oposición
binaria pueblo/oligarquía, que funcionó como distinción para la clase media
de la burguesía terrateniente; el otro, relacionado esencialmente a
categorías raciales, con la idea del hombre blanco y europeo o europeizado,
que tuvo la finalidad de oponerla finalmente a la clase obrera. Garguin
considera que la identidad de clase media sólo alcanzó un grado de
cristalización considerable cuando se articuló con los discursos
fuertemente racistas y racializantes que acompañaron el surgimiento y
consolidación del peronismo. Esto se produce tan tardíamente debido a que
se había impuesto una idea de nación fundada centralmente en la imagen de
los hijos de inmigrantes europeos que, gracias a su trabajo y la
liberalidad de la tierra de adopción, lograban, con algo de esfuerzo
propio, una posición social relativamente holgada. (Garguin, 2009:61-63)


Así, la misma idea de "ser argentino" se confundió con la imagen de un
sector socialmente intermedio, siempre en ascenso y residente en las
ciudades del Litoral. Asimismo, la identificación de unos mal definidos
sectores medios con la nación en general fue "reflejada y reforzada en la
arena política por la UCR, partido que casi nunca apeló explícitamente a
una clase media sino al "pueblo" -construido en oposición binaria a la
oligarquía e identificado con la nación toda (Garguin, 2009:64) ". Pero en
sentido estricto, no había clase media distinta de la nación en su
totalidad. A efectos prácticos, no hubo clase media hasta que el
surgimiento disruptivo del peronismo puso en cuestión creencias arraigadas
en el imaginario colectivo porteño. La construcción del binomio
pueblo/oligarquía que existía en la Argentina hasta el surgimiento del
peronismo evitó que los sectores medios se separasen radicalmente de la
clase obrera. Cuando el peronismo se consolide, los sectores medios se
verán cooptados en gran medida por el discurso racista de la derecha,
discurso que encontrará asidero en esta idea previa de la clase media o el
"porteño" o "argentino" con la idea de un descendiente de europeos, educado
y profesional (Garguin, 2009:66). Esta concepción sobre la conformación de
la clase media choca con las tradicionales y elimina por completo del
panorama el momento de la Reforma Universitaria cómo una instancia en la
que la clase media como tal interviene defendiendo sus intereses de clase.
Sin embargo, esta noción puede entenderse a medio camino entre la negativa
total de la participación de la clase media en la Reforma Universitaria y
la idea de que este proceso es la expresión del surgimiento de esta clase:
si, tal como plantea Garguin, en ese momento la diferenciación entre clase
obrera y clase media era inexistente, y si parte de la clase obrera
participa apoyando el proceso de la Reforma, sería válido pensar que los
sectores medios son los que participan de este proceso.


En una posición un poco más alejada, tenemos las investigaciones
realizadas por Ezequiel Adamovsky, quien plantea que la clase media como
tal no es un fenómeno observable, a diferencia de la clase obrera y la
burguesía. Para Adamovsky,





Allí donde existe, la "clase media", más que una clase social unificada
por sus propias condiciones objetivas de vida, es un conglomerado de
grupos diversos que han adoptado una identidad subjetiva "de clase media",
es decir, que piensan de sí mismos que pertenecen a la "clase media". Más
que nada, "clase media" es una identidad; (Adamovsky, 2012:13)





El autor plantea que en la época de consolidación del capitalismo en la
Argentina, existía la idea de que en el país, a diferencia de Europa, no
había clases, ya que cualquier individuo tenía oportunidades de ascenso
social. Esto impidió que se desarrollaran diferenciaciones dentro la clase
obrera que permitieran hablar de clase media antes de 1940[12].


Para Adamovsky, el uso del término "clase media" a nivel público fue un
intento de la burguesía por estratificar internamente las clases populares,
las cuales a principios de siglo XX habían comenzado a tejer un entramado
de solidaridades para resistir los cambios económicos, políticos y sociales
que se habían ido sucediendo a lo largo de estos 20 años. Sumado a este
esfuerzo de la clase dirigente, para el centenario se configuró la idea de
la Argentina como un "Crisol de razas", dónde la migración europea se había
fusionado con los habitantes para crear una "raza argentina". Esta idea de
"el argentino" como un "europeo americano", blanco, culto, con actitudes
políticas civilizadas, diferenciaba a los habitantes de las ciudades del
litoral (quienes se ajustaban más a esa imagen), desacreditando a quienes
no cumplían con esa idea, particularmente, a la clase obrera organizada que
realizaba huelgas y se enfrentaba a la burguesía. Esta nueva "jerarquía" de
clases se fue abriendo paso en las clases populares y comenzó el lento
proceso de conformar una identidad propia de la clase media, basada en la
idea de una cierta "respetabilidad", pero también en un ideario racista,
tributario de las ideas de la generación del 80 y del positivismo reinante
en el mundo para ese momento. Esto, sumado a la clara diferenciación
económica, irá sentando las bases para la conformación de esta identidad.


Por último, Adamovsky plantea que existía una enorme heterogeneidad en
los sectores medios del país, siendo parte de distintas etapas de la
producción o incluso teniendo cargo públicos. Las diferencias de tareas e
ingresos impidieron que estos sectores tendieran lazos de solidaridad
internos de forma estrecha, a pesar de la conformación de asociaciones
gremiales, ya que estas nunca tuvieron la fuerza o coherencia interna que
tenían las organizaciones y sindicatos obreros.


Adamovsky busca romper con la idea tradicional de que la clase media
encontró su representación política en la UCR y que su primera experiencia
de movilización social se dio con la Reforma Universitaria. Respecto a la
Reforma, menciona la inexistencia de fuentes que expliciten para 1918 la
existencia de una "clase media" como parte integral del movimiento.
Asimismo, menciona que en un momento tan tardío como 1930, Carlos Sánchez
Viamonte, uno de los integrantes del movimiento reformista, planteó que en
la Argentina de ese momento "no existe una clase media propiamente dicha"
(Adamovsky, 2012:26). Por otro lado, para Adamovsky la utilización del
término "clase media" en la época está demostrando, más que la existencia
de una clase en sí, el conocimiento de los políticos argentinos sobre la
vida política en Europa, donde la clase media ya se había conformado y
estaba en proceso de armar asociaciones gremiales que defendieran sus
intereses de clase. Una muestra de esto es que los medios argentinos se
veían obligados a explicar qué es la clase media cada vez que esta era
mencionada en un discurso o nota periodística. Si se sigue esta idea que
la clase media se configura como tal cuando conforma su identidad propia,
el planteo de Adamovsky nos lleva a considerar que, efectivamente, lo que
se entiende como clase media no participa como tal en el proceso de la
Reforma Universitaria.






Conclusión






La visión sobre la relación entre la clase media argentina y la reforma
universitaria es, hasta el día de hoy, dominante en muchos trabajos de
investigación. Tal vez el mayor problema sea ubicar el momento en que
comienza el desarrollo y evolución de la clase media; y la forma en que
esta última inicia un proceso de diferenciación de la clase obrera.
Diversos trabajos recientes tienden a buscar la génesis de la misma en
cuestiones de tipo antropológico y sociológico, lo que da una perspectiva
más compleja del tema.


Otro inconveniente que se presenta a la hora de trabajar en función de
esta categoría es que, en general, es muy difícil su definición. Si bien
definir qué es una clase social reviste ciertos problemas, hay ciertos
puntos de acuerdo o elementos que permiten tener una definición más o menos
aceptable. En el caso de la clase media, sin embargo, las definiciones solo
concuerdan en que esta clase esta entre la burguesía y la clase obrera.


Desde nuestra perspectiva, el análisis de las sociedades contemporáneas
debe incluir todas sus clases sociales, y para esto, es necesario poder
definirlas. Creemos que tanto las visiones tradicionales sobre la clase
media y la reforma universitaria como las nuevas investigaciones aportan a
la posibilidad de construir a la clase media como categoría analítica.
Entendemos que esta es una tarea que todavía no está resuelta, pero
consideramos que el conocimiento es algo en constante construcción y
avance, por lo que creemos que todos los aportes, tradicionales y nuevos,
nos permitirán en el largo plazo construir un conocimiento más completo y
total sobre nuestra realidad.





































































































































Bibliografía utilizada

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concepto de las clases sociales: bases para una discusión, Editorial
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Articulación racial de la identidad de clase media en Argentina (1920-
1960)", Moralidades, economías e identidades de clase media, Editorial
Antropofagia, Buenos Aires.

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[1] Este concepto no fue concebido por Karl Marx, así lo manifiestan los
autores que estudiaron su obra.
[2] Como por ejemplo vestimenta, vivienda y otros elementos de la cultura
material.
[3] en Clase Media y Alta urbana, rural y Clases medias autónomas y clases
medias dependientes
[4] Gracias al empeño de Joaquín V. González que la nacionalizó y
reorganizó en 1905.
[5] "Incurriríamos también en un error, si la consideráramos como hasta el
momento se ha hecho, como el resultado exclusivo de una corriente de ideas
nuevas provocadas por la Gran Guerra y por la Revolución Rusa, o como la
obra de la nueva generación que aparece y llega desvinculada de la
anterior, que trae sensibilidad distinta e ideales propios y una misión
diversa para cumplir." (Hurtado de Mendoza, 1959:108).
[6] Desde los años noventa en adelante –nos dice– la nueva categoría social
va ganando en extensión y en pujanza económica. El proletariado, formado
también por el aluvión inmigratorio, se organiza e inicia su actividad
gremial y política. El país, casi desierto e inmensamente rico, compensa
muchos de sus esfuerzos. La pequeña explotación rural, el pequeño comercio
y la pequeña industria fueron el lugar de tránsito entre la clase obrera y
la burguesía menor. El hijo del inmigrante, operada su emancipación
económica, quiere trepar los peldaños del predominio político y cultural,
se hace fuerza pujante de la oposición e ingresa en la Universidad (Bagú,
1959: 9).
[7] Existe, si se observa, un paralelismo perfecto entre el proceso
histórico de transformación democrática de nuestro país y el proceso
histórico de la reforma de nuestra universidad (del Mazo, 1950: 57-58)
[8] El acceso del ciudadano a la vida nacional y el acceso del estudiante a
la vida universitaria han sido dos índices de un mismo fenómeno. Son
aspectos de la misma lucha por la integración orgánica de nuestra
nacionalidad. El vasallaje social por las oligarquías políticas, dueñas del
poder y de la riqueza, consumían nuestro aliento vital, del mismo modo que
en el orden escolar el régimen de tutela mental sofocaba nuestro porvenir
en los retoños del espíritu naciente. (Buscar cita)
[9] "Así, la pujanza de las juventudes latinoamericanas que alborea con el
siglo, es señal de la formación ascendente de las clases medias, con
quienes hacerse un lugar bajo el sol." (Methol Ferré: 1968)
[10] "Resignado el poder al radicalismo, abandonado el campo al inmigrante,
sólo quedaba la Universidad. Pero también los claustros se poblaban de
voces nuevas, de nombres desconocidos que hallaban cerrado el camino hacia
las posiciones anheladas y merecidas. Era siempre la invasión de la clase
media, hija del comerciante enriquecido. Hizo punta. Y el proletariado le
brindó su apoyo moral, dignificándola." (Ciria y Sanguinetti, 1962).
[11] "La pequeña burguesía y la burguesía media de entonces, los hijos u
otros descendientes de inmigrantes, agricultores, artesanos, talleristas o
dueños de las nacientes fábricas, más los intelectuales nutridos por una
tradición democrática contra la hegemonía universitaria de las oligarquías
latifundistas y comerciales[…]" (Arismendi, 1966)
[12] Si es posible hablar de síntomas de formación de una identidad de
"clase media" hacia la década del 20, pero eso no termina de configurarse
como tal hasta entrada la década del 40.
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