¿Clarinda o Clorinda? El discurso en loor de la poesía y la fortuna de una errata

June 5, 2017 | Autor: M. Vinatea Recoba | Categoría: Philology, Women's writing, Colonial America, Early Modern Women Writers, Colonial Studies
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Descripción

Anexo digital —sección iv—



Diseño: Gerardo Miño Composición: Laura Bono

Edición: Primera. Enero de 2016

Tirada: 600 ejemplares ISBN: 978-84-15295-96-9 Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. © 2016, Miño y Dávila srl / Miño y Dávila sl

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¿Clarinda o Clorinda? El Discurso en loor de la poesía y la fortuna de una errata Martina Vinatea Recoba Universidad Del Pacífico

V

uelvo al Discurso en loor de la poesía. En el Congreso de la AIH de Roma, presenté una comunicación que giró en torno de la impronta que dejó la dama italiana, Catalina María Doria, en la Literatura peruana del Siglo de Oro, pues presenté una hipótesis de identificación entre Catalina María Doria y la anónima Clarinda del Discurso en loor de la poesía.Ahora me propongo estudiar las erratas contenidas en el Discurso en loor de la poesía, paratexto (hasta ahora) anónimo que aparece inserto en la Primera parte del Parnaso Antártico de obras amatorias de Diego Mexía de Fernangil, Sevilla, Alonso Rodríguez Gamarra, 1608, con la finalidad de establecer cuáles de ellos son los errores atribuibles a los cajistas y qué errores e incongruencias pueden ser atribuidas al autor. La historia textual del Discurso no presenta complicación alguna, pues la edición princeps forma parte del libro de Mexía Fernangil antes mencionado. Al no tener noticia del manuscrito que llegó a la imprenta, las ediciones anotadas realizadas hasta hoy toman como base la primera edición conocida. Para nuestro análisis, se ha empleado el ejemplar que se encuentra en la Biblioteca Nacional del Perú1 y también la edición digitalizada por Google del ejemplar procedente de la Universidad de Valencia.

Errores atribuibles al cajista A comienzos del siglo XVII, el uso de la imprenta ya estaba generalizado, pues abarataba los costos y facilitaba la difusión, aunque trajo consigo algunos problemas vinculados con la fidelidad al manuscrito. De acuerdo con Alberto Blecua, en el proceso de edición del libro el cajista o componedor era el personaje más importante, pues preparaba el tipo de plegado y se avocaba a la preparación de la composición de los tipos móviles. El cajista tenía la obligación de corregir los errores, en particular, en aquellos libros 1

Signatura: 1000062731. Colección: Fondo Antiguo - Coronel Zegarra. Ovidio Nasón, Publio. 1608.

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de materia religiosa, moral o jurídica. La corrección tenía lugar sobre una prueba de pliego; si se advertía algún error, se corregía, pero por el alto costo del papel, no se destruían los que tenían error, por lo que es usual encontrar versiones diferentes de una misma edición. Otras veces, el autor corregía las pruebas y enmendaba, pero tampoco se destruían las páginas ya impresas. Ahora bien, en numerosas ocasiones el cajista preparaba los tipos móviles y, al hacerlo, cometía pequeños errores debidos a que no entendía la letra del manuscrito, o bien incurría en errores de adición, omisión, alteración del orden o sustitución. En el Discurso, encontramos los siguientes errores propiciados por cajistas, es decir, aquellos que consideramos erratas de impresión: 1) V. 40 Esplandor / esplendor - Error de sustitución 2) V. 42 Aclamo / clamo - Error de adición 3) V. 97 Quien / quién - Error de omisión 4) V.116 suelo / cielo - Error de sustitución 5) V. 122 Trisagros / trisagio - Error de sustitución 6) V. 143 Compornía / componía - Error de adición 7) V. 146 Hincheron / hinchieron - Error de omisión 8) V. 150 (falta el punto final) - Error de omisión 9) V. 179 Estremios / extremos /estremos - Error de adición 10) V. 336 pusite / pusiste - Error de omisión 11) V. 343 porque / por qué -Error de omisión/ sustitución 12) V. 386 muerse / muerte - Error de sustitución 13) V. 502 Prosupuesto / presupuesto (Chang) / pospuesto / ¿presuposición? - Error de sustitución 14) V. 505 Porque / Por qué (ACP) - Error de omisión/ sustitución 15) V. 798 (falta el signo de interrogación final) - Error de omisión

Errores atribuibles al autor Los autores no están libres de cometer errores de distintos tipos. Entre los que comete la anónima del Discurso están los siguientes:

Erratas 1. Rafael Lapesa (1986) asegura que en el habla de Hispanoamérica, los pronombres afijos terminados en vocal toman la /-n/ final de las terceras personas de plural verbales cuando se posponen a ellas:

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V. 748

Permitesen / permítense.



V. 184

Cantalde / cantadle.



V. 64 V. 439 V. 327

Vidriera / vidrïera Mantuana / mantüana Idioma / Idïoma

V. 273

[los poetas] Las virtudes morales ecelentes pusieron en preceto; y el lenguaje limaron con sus metros eminentes. la brutal vida, aquel vivir salvage domesticaron, siendo el fundamento de pulicía en el contrato y trage.



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Del mismo modo, la /-l/ del pronombre ‘le’ se antepone a la consonante ‘d’ para evitar un aparente grupo consonántico:

2. La colocación de diéresis no siempre se realizaba, pero considero importante la colocación de ellas, pues de otro modo los versos resultan hipométricos:

3. El término ‘pulicia’ ha sido transcrito por Alberto Tauro y Raquel Chang como ‘policía’; Cornejo Polar lo transcribe tal cual, pero no da explicación alguna sobre el sentido del término. Yo pienso que más que ‘policía’ en el sentido de ‘buena orden que se observa y guarda en las ciudades’ es una castellanización del término italiano ‘pulizia’ que significa ‘condición y estado de limpio, de aquello que está privado de impurezas’.

4. La alternancia entre el loísmo y leísmo era habitual en la época, es una marca de “estado de la lengua” que no debiera eliminarse, ni considerarse como errata: Vv. 82-83 Dotole -adornolo / dotolo – adornolo.

Incongruencias 1. También existen las incongruencias como la del verso 349, donde se confunde a Octavio Augusto con Julio César: 350 355

A Julio César vimos (por quien luto se puso Venus, siendo muerto a mano del Bruto en nombre y en los hechos Bruto). En cuanto estima tuvo al soberano metrificar, pues de la negra llama libró a Marón el doto mantuano. Y en honor de Calíope su dama

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escribió el mesmo la sentencia en verlo por quien vive la Eneida y tiene fama. La confusión entre un emperador y otro puede considerarse una ‘incongruencia’ en el sentido coseriano: “lo incongruente es aquello que no corresponde, o bien a los principios del pensar o bien a nuestro conocimiento general de las cosas” (Coseriu, 1992, 41). En este caso, la incongruencia se refiere a nuestro conocimiento de la historia; remito en este punto a Alicia Colombí de Monguió quien fue la primera en percatarse de este error: Clarinda debe haber leído las obras de Cicerón en español, porque creo poder probar que no sabía latín como para haberlo hecho en el original. De haber tenido algunos latines, fueron muy pocos, porque ya hacia el primer año de estudios se solía leer la obra de Julio César, la cual –como todos los textos clásicos- era exhaustivamente estudiada en todos sus aspectos históricos, comenzándose por la biografía del autor. […] Nuestra docta peruana comete un error tan garrafal que revela de sobra la parquedad de sus conocimientos clásicos y lo superficial de un latinismo de oropel. […] Por un lado es obvio que aquí [v. 349] no se trata de un César que se pueda confundir con otro, porque este es el Julio al que mató Bruto. De donde Clarinda sabía algo de su muerte, pero nada sustancial de su vida, porque no sabe siquiera cuándo vivió. Aunque está enterada de que nació en Mantua, ignora cuándo vivió Virgilio, cuya Eneida –lo digo tristemente- no leyó nuestra poeta, como tampoco leyó las Églogas que tanto amara Garcilaso. De haber leído las Bucólicas (lo primero que los maestros hacían leer de la obra virgiliana) hubiese sabido ya desde la primera que el mantuano vivió bajo Octavio, vencedor de Actio, quien salvó a la Eneida de las llamas (Colombí, 2003, 35). 2 Considero que, si bien el error detectado es una incongruencia flagrante, no significa necesariamente que la autora del Discurso desconociera el latín, pues debemos recordar que las mujeres no siempre tenían acceso al mismo sistema educativo que tenían los varones, o también pudo haberse tratado de un error inducido por la métrica del poema, o que confundiera a un César con otro. Asimismo, incluso aunque Clarinda no conociera el latín, Mexía Fernangil sí lo conocía; de hecho, tradujo con acierto las Heroidas de Ovidio. Entonces, ¿por qué no hizo ver o corrigió el error? Para reforzar esta idea, cuento con el aval de Trinidad Barrera (editora de la edición facsimilar del Parnaso antártico…), quien señala que:

2

Colombí de Monguió, Alicia, 2003, Del exe antiguo a nuestro nuevo polo, Berkeley, p. 35.

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La Primera parte del Parnaso antártico es indudablemente un libro que Mexía ideó como homenaje a Ovidio. Su cuerpo principal es la traducción de las Heroidas y el In Ibis, desgarrada autodefensa de la injusta situación de expatriado y le antecede una breve biografía de Ovidio. La admiración por el poeta latino es abierta desde el principio. La elección de las epístolas ovidianas marca su orientación renacentista, y además, en el interior del libro el Discurso en loor de la poesía lo firma una poetisa anónima peruana, heroica dama como las heroínas ovidianas, enamorada del sevillano y que suministra una amplia información sobre la Academia antártica, así como de sus componentes. Si Ovidio con sus epístolas ha podido ser considerado por algunos críticos como un pionero defensor de los derechos de la mujer, el Discurso de esta dama peruana resulta un pórtico adecuado como defensa del propio Mexía de los derechos que tiene la mujer al saber y su manifestación, pues no deja de ser una rareza poner en pluma femenina una poética (2009, 19). Y más adelante: En el Discurso, no aparece como es sabido, el nombre de la heroica dama, aunque sí su condición femenina: “En hombros de mujer que son de araña”, ajustándose a la normativa en lo referente al destinatario y a la despedida. El parentesco entre una y otra vienen dado por la condición femenina de quien escribe y este es un detalle que nos remite de nuevo a Ovidio, quien en su Ars Amandi, aconseja a las mujeres la lectura de los poetas (2009, 20). 2. En el verso 606, se consigna “Arica” en lugar de “Ática” cuando se hace referencia a Anfión y las murallas de Tebas. Es preciso recordar que Tebas es una ciudad de Grecia, situada al norte de la cordillera de Citerón, que separa Beocia de Ática. Es probable que la autora haya querido expresar que, al darle muros a Tebas, separa la región de Beocia de Ática. El cambio de ‘Arica’ por ‘Ática’ no fue percibido por ninguno de los editores del Discurso. 605

Con gran recelo a tu esplendor me llego Luis Pérez Ángel, norma de discretos, Porque soy mariposa y temo al fuego Fabrican tus romances y sonetos, (como los de Anfión un tiempo a Tebas) Muros a Arica, a fuerza de concetos.

No se tiene más noticia sobre Luis Pérez Ángel que la que la anónima ofrece. No he encontrado referencias de una posible residencia en Arica

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del poeta aludido. También traté de ver si algún funcionario español había tratado de amurallar el puerto de Arica para defenderse de las incursiones piratas, pero no hay nada al respecto: Puertos como Arica, Pisco, Huarmey y Paita fueron habitualmente atacados y saqueados por piratas en el siglo XVII (27-8, 36-7). Sin embargo no fueron fortalecidos por el escaso interés de las autoridades y por los altos costos que tales empresas significaban. Lohmann Villena cita la Relación del Marqués de Montesclaros quien se excusó de proteger a otras poblaciones porque se encontraban demasiado separadas entre sí, porque sus puertos eran abiertos o porque tenían pequeñas poblaciones, “que sería impertinente cualquier gasto ni empeño en la defensa” (Lohmann Villena, 1964). 3. Finalmente, la errata que da título a esta comunicación: en el verso 570, se hace referencia a “Clarinda”, supuestamente Juan Salcedo Villadandro, cantó sus alabanzas. 565 A ti Iuan de Salzedo Villandrando el mesmo Apolo Delfico se rinda, a tu nombre su lira dedicando: Pues nunca sale por la cumbre Pinda co[n] tanto resplandor, cuanto demuestras, 570 cantando en alabança de Clarinda. De ese verso tomó Menéndez Pelayo el seudónimo de la autora y los demás críticos lo siguieron sin más. Yo considero que es una errata de “Clorinda”, la amada de Tancredo en la Jerusalén Libertada de Torcuato Tasso, probablemente una referencia a alguna de las obras de Salcedo Villandrando inspirada en la obra del sorrentino, o también podría tratarse de una comparación con la heroína persa que, vestida de varón, lucha contra los cruzados tal como la anónima autora “se viste” de varón para otra lucha: la de construirse como fuente de autoridad, posibilidad que, en la época, estaba contemplada sólo para los varones. Debemos recordar que la Gerusalemme liberata de Torquato Tasso se convirtió rápidamente en una obra de referencia para la cultura europea desde la primera edición aparecida en 1581 y que contenía veinte cantos. La primera traducción al español, realizada por Juan Sedeño, se publicó en 1587 y en ella se ponderaba el valor de la obra: “el más nuevo y más gustoso fruto que de muchos años acá la fecunda Italia en la fertilidad de sus raros ingenios ha producido”. Pensemos, además, en las comedias, novelas y poemas inspirados en la obra de Tasso: Stefano Arata ha trabajado La conquista de Jerusalén, una comedia atribuida a Cervantes y bien conocemos la

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Jerusalén conquistada de Lope de Vega, y la devoción por Tasso de Suárez de Figueroa (Arce Menéndez, 2012), entre otros. Resulta entonces –por lo menos plausible– que Salcedo de Villandrando tomara ese motivo y le cantara a ‘Clorinda’, a esa Clorinda que fue el modelo de la mujer guerrera en el teatro español (Fernández Cabezón, 2003). Ahora bien, resulta importante reconocer la existencia de otras ‘Clarindas’, como la del canto II de La casa de la memoria, uno de los poemas que forman parte de las Diversas rimas (1591) de Vicente Espinel, que ya mencionaron Menéndez y Pelayo (1893-1895), y luego Tauro (1948). El poema de Espinel contiene un catálogo de representantes de las armas y las letras españolas y, entre ellos, se menciona a Pedro Montes de Oca, poeta sevillano afincado en el Perú quien 1576 era corregidor en Cajatambo y Ambas y de Lampas y Ocros (Tauro, 1948, 146). También Montes de Oca es mencionado por Clarinda en el Discurso como miembro de la Academia Antártica. Espinel se refiere a Montes de Oca del siguiente modo: Tu que las ondas, y caudal corriente Del patrio Betis sin razón negaste, Y en alto estilo de vn ingenio ardiente A Lima en Ocidente celebraste: Buelue el tributo, a quien tan justamente Deues el claro nombre que ganaste, (Pedro Montes de Oca) que no es Lima Dino de tan aguda, y pura lima. Nunca ha podido la interior carcoma Del inorante vulgo derribarte, Que la razon al fin lo vence, y doma, Y biue la verdad en toda parte: Las armas en defensa tuya toma, El propio Apolo para eternizarte, Biue Clarinda, y biua tu memoria, Que es tu nombre, y será dino de gloria. Esta mención ha dado lugar a que se insista en el tema de la superchería literaria y se considere a ‘Clarinda’ como el “alter ego travestido” de Montes de Oca. Sin embargo, en el Discurso el nombre de ‘Clarinda’ aparece asociado a Salcedo Villandrando y no a Montes de Oca, lo que podría reforzar mi idea de que no se trata de Clarinda, sino de Clorinda. Asimismo, Espinel no aparece mencionado en el Discurso y sí aparece el nombre de Tasso (v. 610). También Núñez de Reinoso, en su égloga “Baltea”, de 1552, menciona a la pastora ‘Clarinda’ dentro de una enumeración de pastoras:3 3

Véase Mazzoti (2000).

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Vi Armenia y vi Clarinda, y vi Silvia, la pastora que vivía con la serrana Florinda; y vi la ninfa que Mora se decía; vi Eufrosina y Silvana, que ojos con que mataba tiene de fuero, y más vi la linda Juana (Núñez de Reinoso 156 -57) Por último, Bernabe Rich (1540-1617) en las dos partes de su Straunge and Wonderfull Adventures of Don Simonides, publicadas en Londres, respectivamente, en 1581 y 1584. En la primera parte presenta el episodio titulado “The Most Pleasant and Delectable Historie of Simonides and Clarinda”, que cuenta las primeras aventuras de este caballero español y luego el inicio de su peregrinaje por Europa tras el rechazo de su amada Clarinda. Debe precisarse que la acción del capítulo antes mencionado está situada en Sevilla, la ciudad natal de Diego Mexía, Pedro Montes de Oca, Diego de Hojeda, Duarte Fernández y otros de los nombrados por la Anónima como miembros de la Academia Antártica.

Conclusiones Podemos concluir en que existen erratas contenidas en el Discurso en loor de la poesía, y considero que he establecido –o por lo menos sugerido– cuáles de ellas son los errores atribuibles a los cajistas y cuáles errores e incongruencias pueden ser atribuidas al autor (o autora). Clarinda errata de Clorinda, la amada de Tancredo en la Gerusalemme Liberata de Torquato Tasso, tuvo la fortuna de ser tomada como el seudónimo de la autora del Discurso en loor de la poesía que no es otra que Catalina María Doria, fundadora del colegio del Monte Carmelo y del convento de las Carmelitas descalzas de Lima.

Bibliografía Arce Menéndez, Ángeles, 2012. “Suárez de Barrera, Trinidad, 2009. “De Academias, Figueroa ante Tasso: del plagio ocultado a transterrados y parnasos antárticos”, Améla devoción declarada”, Cuadernos de Filo- rica sin nombre, 13-14: 15-21. logía italiana, 19: 145-71.

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Colombí de Monguió, Alicia, 2003. Del exe Menéndez Pelayo, Marcelino, 1893-1895. antiguo a nuestro nuevo polo. Una década Antología de poetas hispanoamericanos, de lírica virreinal (Charcas 1602-1612). Tomo II. Madrid: Real Academia Española. Berkeley y Lima: Latinoamericana EditoOvidio Nasón, Publio, 1752. Primera parte res y Centro de Estudios Literarios Antonio del Parnaso Antártico de Obras amatorias, Cornejo Polar. con las 21 Epístolas de Ovidio, i el in Ibin, Coseriu, Eugenio, 1992. Competencia lingüís- en tercetos, dirigidas a don Juan de Villetica. Madrid: Gredos. la, oydor en la Chancilleria de los Reyes, Sevilla, Alfonso Rodríguez Gamarra. EnFernández Cabezón, Rosalía, 2003. “La mujer cuadernado con: Libro segundo, en que se guerrera en el teatro español de fines del sicontinuan las ideas extractadas de los proglo XVIII”, Anuario de estudios filológicos, nósticos con sus prólogos, y dedicatorias, XXVI: 117-36. que empiezan desde el año de 1745 hasta Lapesa, Rafael, 1986. Historia del español. el de 1753 y al fin otros papeles sobre los Madrid: Gredos. mismos assumptos: dedicado el primero al Lohmann Villena, Guillermo, 1964. Las de- excelentissimo señor don Zenon de Somofensas militares de Lima y Callao. Sevilla: devilla, Marques de la Ensenada / Diego de Torres Villarroel. Salamanca : Impr. Pedro Escuela de Estudios Hispano-Americanos. Ortiz Gomez. Mazzoti, José Antonio, 2000. “Introducción: El Discurso en loor de la poesía y el apor- Ovidi Nasón, Publio, Rodedic [en línea], te de Antonio Cornejo Polar”, en Antonio http://roderic.uv.es/handle/10550/8706, Cornejo Polar ed., Discurso en loor de la books.google.com/.../Primera_parte_del_ poesía. Lima: Centro de estudios literarios Parnaso_Antartico_de_o.html?id Antonio Cornejo Polar.

Tauro, Alberto, 1948. Esquividad y gloria de la Academia Antártica. Lima: Huascarán.

Resumen El propósito de este artículo es estudiar las erratas contenidas en el Discurso en loor de la poesía, paratexto (hasta ahora) anónimo que aparece inserto en la Primera parte del Parnaso Antártico de obras amatorias , con la finalidad de establecer cuáles de ellos son los errores atribuibles a los cajistas y cuáles errores e incongruencias pueden ser atribuidas al autor. Palabras clave: Discurso en loor de la poesía, Clarinda, Clorinda, Diego Mexía Fernangil, Primera parte del parnaso antártico de obras amatorias, poesía colonial peruana siglo XVII, Ovidio. Abstract: The purpose of this article is to study the errata contained in the speech in praise of poetry, an anonymous paratext (so far), that appears inserted in the first part of the Parnaso Antártico de Obras Amatorias , in order to establish which errors are attributable to typesetters, and which errors and inconsistencies can be attributed to the author. Keywords: Discurso en loor de la poesía, Clarinda, Clorinda, Diego Mexía Fernangil, Primera parte del Parnaso Antártico de obras amatorias, Colonial Peruvian Poetry Seventeenth Century, Ovidio.

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