Cine Callejero: Espacio de convivencia, espacio de encuentro.

July 19, 2017 | Autor: Tanya Glz | Categoría: Violencia, Animación sociocultural, Psicología Social
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CINE CALLEJERO: ESPACIO DE CONVIVENCIA, ESPACIO DE ENCUENTRO

Cine Callejero. Espacio de convivencia, espacio de encuentro1 Alma Rosa Moya Alvarado Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez Tanya González García Colectivo Zenzontle Exkizito Preámbulo Las acciones aquí relatadas las realizamos en una colonia urbano-popular llamada El Tintero ubicada al norte de la ciudad de Querétaro, México. En octubre de 2013 vecinas/os comenzaron a vivir una serie de eventos relacionados con la delincuencia, siendo los más frecuentes: el robo a casa habitación, asaltos a mano armada, robo de vehículos, asalto a comercios y venta de drogas en distintos puntos de la colonia. Esta situación generó en las/os residentes sensaciones de inseguridad, impotencia, temor de salir a las calles e incluso miedo a permanecer en sus hogares. El ambiente en El Tintero se respiraba tenso lo que desemboco en una organización vecinal de la colonia denominada “comité”, con la intención de discutir estrategias de resguardo. Las propuestas fueron diversas como las formas de ver y abordar el problema; estaban quienes argumentaban que era a las autoridades a las que les correspondía proveer la seguridad y entonces proponían un trabajo conjunto con la policía municipal. Y estaban las personas que pensaban que la seguridad se genera con un trabajo en colectivo y proponían alarmas, silbatos y ocupar las calles de manera creativa, partiendo de la idea de que en los espacios públicos ocupados generan seguridad. Es así como una de las integrantes del comité vecinal propone un cine callejero, lo cual fue aprobado por el comité y muy bien aceptada por las y los vecinos. La propuesta fue hecha con la intención de promover la seguridad a partir

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Ponencia presentada en el XII Congreso Internacional de Psicología Social de la Liberación, realizado en noviembre de 2014 en la Ciudad de Cusco, en Perú. Las referencias se hicieron apegadas a formato APA bajo protesta, lo hacemos porque fue un requisito para enviar nuestro trabajo a compartir, sin embargo seguiremos denunciando la complicidad de la American Psychological Association en procesos de tortura en prisiones de “máxima seguridad” y su insistencia en deshistorizar el conocimiento, su insistencia en imponer una forma homogénea y hegemónica de pensar y hacer.

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de la ocupación de ese escenario (la calle) que estaba siendo usado por los delincuentes; pero además con la intención de generar un trabajo colectivo entre los vecinos, pues la propuesta fue proyectada para ser sostenida por la comunidad y pensada como una inauguración a esta posibilidad de realizar trabajos que apunten a la convivencia y al buen vivir. Situación Queremos iniciar compartiendo la situación, no es un contexto en donde se mueven los actores, ni algo que acompaña al texto, es una totalidad con líneas de tensión transversales, no existe una realidad ajena a los actores, más allá de los agentes externos e internos, desde la convivencia y la complicidad como elementos metodológicos (León Cedeño, 2010) la trama de acontecimientos nacionales y regionales son parte de esa totalidad, el imaginario social sobre la delincuencia ha cambiado en los últimos ocho años; Las dinámicas relacionales en sus dimensiones pareja, barriales, escolares, laborales, familiares, de convivencia en espacios públicos como las plazas, calles y avenidas, han tenido un impacto muy fuerte en nuestro país después de la ola de violencia que se vivió en el segundo sexenio de gobierno de la derecha mexicana, con una guerra anunciada contra los carteles de la droga en México la sociedad se resquebrajo momento a momento durante los seis años de presidencia de Felipe Calderón Hinojosa, la imposición de Enrique Peña Nieto en la presidencia en 2012 ha empeorado la situación con el regreso del Partido Revolucionario Institucional fenómeno denominado en algunos medios como “el regreso de la dictadura perfecta” (Cervantes, 2013) donde si bien el termino “guerra” ya no es central en el discurso oficial, los/as muertas/os no han parado, retomando datos de la empresa especializada en análisis de políticas públicas fundada en 2008 Lantia consultores, entre diciembre de 2012 y junio de 2013 se contabilizaron ocho mil cincuenta y dos muertos, “un promedio de 33 por día” (Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, 2013); La dichosa guerra contra el narcotráfico dejo a su paso miles de personas muertas 121 mil, dicen los informes oficiales (Hernández, 2012) la dinámica de convivencia de la población en general se vio considerablemente Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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afectada; pues las calles se volvieron un desierto y los desplazados del norte del país se convirtieron en miles, en organizaciones internacionales se habla de “más de 70 mil muertos, los más de 20 mil desaparecidos y los más de 250 mil desplazados que esta guerra ha generado, cuyo número sigue aumentando y cuya situación permanece impune” (Los movimientos por la justicia y la no violencia de Francia, 2012) estas condiciones de permanente violencia llevan a la naturalización de la misma, uno de los efectos psicosociales de la guerra (Samayoa, 1990) las dimensiones de estos efectos no solo son psiquicas, sino sociales tanto en la dimensión del lazo social como la legitimidad y confianza en las instituciones “estos procesos de violencia generan una cantidad nada despreciable de factores que coadyuvan al debilitamiento del estado y de la sociedad en su conjunto erosionando el tejido social y desmoronando la confianza de la ciudadanía en las instituciones, así como en la sociedad misma” (Moreno, 2012) En la ciudad de Querétaro, ubicada más al centro del país, aunque discreta, la violencia es cotidiana igual que la delincuencia, a pesar de que el Gobierno del Estado ha invertido millones de pesos del erario público para convencer a la ciudadanía de que Querétaro es un lugar seguro, la gente de esta entidad sabe que la seguridad con la que se enaltece el estado es una ficción, no tenemos el dato de cuanto ha gastado porque es uno de los Estados peor calificado en términos de transparencia (Sánchez, 2014) esto nos permite mirar lo difícil de colectivizar situaciones dolorosas para los habitantes de una ciudad dentro de la maquinaria de la simulación, pues aun cuando las avenidas están llenas de propaganda de personajes de la política local, partidos y grandes corporativos comerciales, la gente no puede dejar de darse cuenta de lo que ocurre, muestra de esto es como el 50% de la población percibe que la violencia es el principal problema de la entidad de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (Instituto Nacional de Estadistica y Geografía, 2011) La gente queretana se ha enfrentado a extorciones, secuestros, asaltos, robo de sus negocios, desapariciones forzadas, corrupción, trata de blancas; lo que contribuye a una percepción de inseguridad y una franca inconformidad con Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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las acciones del estado para proveer seguridad publica, mientras tanto en puentes peatonales se muestran espectaculares con la frase “suertudo vives en Querétaro”. Esta ola de violencia en el país y esta ficción de ciudad segura ha dado como resultado un Querétaro receptor de desplazados de otros estados debido a la delincuencia. El coordinador de Consejo Estatal de Población indica que entre 2000 y 2010 Querétaro tuvo la tercera tasa de crecimiento más alta del país “estamos recibiendo cerca de 23 mil personas de otros estados” (Flores Hernández, Liñan González, Colín, & Vázquez, 2013) lo cual ha configurado la vida cotidiana y las relaciones de una forma diferente en un tiempo muy corto, los mismos encabezados de los periódicos nos indican como se va mermando el sentido de solidaridad y la insensibilidad ante el sufrimiento del otro/a, generado discursivas de profundo desprecio y exclusión como es el caso del racismo, la misma nota donde se habla de la cifra de desplazados dice en su encabezado “Que se vayan a Celaya”. En especifico en la zona particular donde se desarrolla el cinito existen una multiplicidad de actores identificados: el comité vecinal surgido ante la emergencia de hacer frente a la delincuencia donde participan les interesades por cuadras, sin elección de por medio, sino el interés y las ganas de “hacer algo” ante la situación, el Comité de Colonos del cual se desconoce desde cuando fueron nombrados y que al parecer su actual función es la administración de un inmobiliario conocidos como “el colonos” salón donde se hacen eventos públicos y privados sin que exista transparencia del uso de recursos generados ni mecanismos de participación; sin embargo no solo los colonos están organizados, también lo está la delincuencia, donde participan familias, jóvenes e incluso niñes; además de los cuerpos policiacos municipales, diputados locales preparándose para la elección de presidencia municipal a efectuarse en 2015, grupos de base de partidos políticos y el Colectivo Zenzontle Exkizito con vinculación a la Universidad Autónoma de Querétaro. Generando un complejo panorama de intereses diversos.

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Ocupemos la calle Lo que comenzó a ocurrir en la colonia es una situación a menor escala de lo que sucede en el país, robos, asaltados, amedrentamientos y desplazamientos por la inseguridad en la colonia. Así como el asedio de diferentes grupos de poder, económico, político y afectivo. Lo que nos ocupa es aportar e ir abonando a la recomposición del tejido social, es claro que después de una situación de guerra, de violencia los lugares y su gente quedan muy afectados. Las sociedades marcadas por la violencia sufren traumas profundos tanto en sus comportamientos individuales cotidianos, como en las decisiones que asumen en lo social y lo político. La violencia genera miedo y su acción somete y paraliza a la sociedad, imponiendo determinados comportamientos; lleva al silencio y la intimidación, condiciona las conductas y reduce a lo mas intimo de cada ser sus condiciones sociales. (Pérez, Esquivel Adofo, enBarrero Cuellar, 2008) En este sentido caminan las acciones del cine callejero, por un lado de ocupar la calle de una forma creativa, pensar la calle como un espacio de convivencia, encuentro y desencuentro y formar grupos compuestos por mujeres, hombres, niños, niñas de la comunidad que en lo sucesivo trabajen para su bien vivir. Ocupar la calle para ser libres, para sentirse libres. Cuando el sentimiento de inseguridad abraza a las personas lo primero que hacen es resguardarse en sus hogares y si alguien grita en la calle para pedir auxilio la gente por miedo no se involucra de ninguna forma por temor a salir afectados, Marta Román Rivas en un artículo titulado “recuperar la confianza, recuperara la ciudad” hace alusión a cómo ese asilamiento en el espacio privado exacerba la inseguridad Si se rompe el espacio social, si el espacio público se vacía de contenido y ya solo hay lugar para las relaciones privadas, y si estas fallan, la inseguridad es brutal: no hay referencias externas para pedir ayuda o es más difícil que el entorno ejerza control al considerarlo una intromisión en la vida ajena (2010)

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Desde hace ya varios años observamos que en las calles ya no hay niñas y niños jugando, o corriendo, cada vez se ve menos a las y los vecinos reunidos, para hacer el análisis de esto pueden aparecer infinidad de factores sin embargo acá nos limitamos a pensar esto en torno a la inseguridad y a las fracturas que esto genera en las relaciones sociales La aceleración de la vida urbana, el predomino del tráfico y la escases de espacio de encuentro y recreación dificultan la creación de todo un conjunto de relaciones y redes sociales. Como ya nadie utiliza las aceras para sentarse, charlar, correr o saltar, las calles se van convirtiendo casi exclusivamente en espacios para circular. Nadie las disfruta ni se apropia de ellas, y paralelamente ha ido reduciéndose el control social sobre el espacio público y, con ello, la seguridad colectiva (Román Rivas, 2009) Definitivamente consideramos que la recuperación de las calles y la presencia en estas puede ayudar de manera significativa en ir reconstruyendo ese lazo que a lo largo de varios años se ha ido desestructurando y a su paso a dejado relaciones de desconfianza, dice Román que “El espacio es el soporte de todas las actividades y hay que asociar de nuevo este termino no con el miedo sino con la libertad y la confianza en los otros” (2010) por otro lado hemos aprendido de las vivencias de compañeres en otras zonas del país, en la participación del Colectivo en el Encuentro Nacional de Resistencias Autónomas Anticapitalistas, realizado en Cherán K´eri, Michoacán México, del 24 al 27 de mayo de 2012, donde fue posible conocer la forma de organización de les comuneres ante la violencia y el asedio del narcotráfico en su territorio, donde ante la violencia se organizaron para tomar las calles, para fortalecer sus lazos comunitarios en un escenario desgarrador, esas experiencias de vida enriquecen la visión del mundo y dan un elemento de esperanza ante la desesperación de saberse amenazades. Sobre la acción Una de las mayores dificultades para llevar a la palabra organizada esta vivencia, pasa por la forma de nombrarlo, de principio le hemos inscrito en la mesa de “intervención” sin embargo, le llamamos praxis “Gramcsi resalta el sentido de la praxis como acción transformadora, en tanto articulación entre la teoría y la práctica, desde una perspectiva emancipadora” (Carballeda, 2007) justo es la Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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perspectiva emancipadora la que da inicio a este proyecto, no es la investigación, ni la planeación de un programa de intervención, nisiquiera surge como una Investigación Acción Participativa, de principio es el deseo de tomar la realidad en nuestras manos, de tratar de darle comprensión a los hechos que de ninguna forma se habían anticipado, ¿cómo llamarle intervención? Si “intervención proviene del término latino intervenio, que puede ser traducido como “venir entre” o “interponerse”. De ahí que “intervención” pueda ser sinónimo de mediación, intersección, ayuda o cooperación, por otra parte, de intromisión, injerencia, instrusión, coerción o represión” (Carballeda, 2007)y resulta que de principio es la realidad cotidiana en donde se desarrollan los trabajos, si bien no somos habitantes de la zona las tres integrantes del colectivo, nos une un amor a sus habitantes, un reconocimiento de sus espacios, ser parte de las historias en ese lugar construidas, no solo se llega a “negociar” o “cooperar” resulta que también nos ubicamos en esa trama de ser victimas de la violencia y delincuencia junto a nuestres seres querides. Cuando los saberes construidos en espacios académicos sirven para comprender y accionar en el universo social del día a día, sin intermediarios como son los organismos gubernamentales, o proyectos de organismos de la sociedad civil financiados por organismos nacionales o supranacionales, una apuesta por el conocimiento al servicio de las emergencias como elementos subjetivantes. “la construcción de una ciencia liberadora, los investigadores comprometidos con la liberación se convierten en subvertidores del orden cuando intentan comprender el proceso de constitución y /o desestructuración de la subjetividad como espacio de síntesis vivencial, como principio para analizar las prácticas sociales dominantes y como sustento de la compresión/transformación del presente y de exclusión y miseria que sufre la población latinoamericana” (Flores Osorio, 2010) El presente ejercicio de decir que hemos hecho y desde donde, como un esfuerzo de compartir las reflexiones e inquietudes, es lo que nos acerca de manera formal a investigar, tanto a la formación en psicología social, la realidad social, las estrategias para ocupar el espacio, nuestra capacidad de comprender sobre la marcha. Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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El cinito y sus particularidades El cinito callejero comenzó como un mero pretexto para reunir a chicos y grandes en las calles de la colonia el tintero, proyectando películas para que poco a poco fueran acercándose y que volvieran a convivir como hacía años ya no sucedía en la colonia. Un aspecto importante es que el cine callejero fuera un proyecto que sostuviera la propia comunidad, una de las primeras acciones fue que las y los vecinos pintaron la pared en donde serían las proyecciones. Cada función las y los vecinos llevaban comida para compartir en las funciones, los materiales como el cañón, las computadoras y aparatos de audio era prestados por diversos colectivos y algunos veces por la facultad de psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, con el préstamo de un proyecto de acetatos ya olvidado y un videoproyector. Nos parecía de fundamental importancia que este proyecto fuera sostenido por la comunidad en tanto, que la gente no fuera receptora de nada sino que ellas y ellos sostuvieran un proyecto para el beneficio de las relaciones en la comunidad. Es sabido que nada permanece estático, sin modificación, por mucho tiempo. Esta propuesta del cine callejero, ha ido evolucionando y los participantes han encontrando nuevas formas para sostener ese espacio. Actualmente el cine callejero es un encuentro de niños y pre adolescentes donde han construido un pretexto para hacer de la calle un escenario para las relaciones interpersonales y colectivas. Del inicio del cinito. Cuando nació la idea del cine callejero, se convocó a las y los vecinos a ocupar las calles de manera creativa, con la finalidad de que hubiera vida en las calles, para que hubiera presencia y encuentro de quienes viven en ese territorio.

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A este llamado llegaron niñas y niños, adultos de distintas edades, asistiendo constantemente los 2 primeros meses, comenzaron a conocerse, a verse, mirarse, algunos volvieron a hablarse. Las principales actividades fueron: proyecciones de cine, talleres y una muestra de títeres; este bimestre fue cerrado con la organización de una posada en el mes de diciembre de 2013, donde participo un grupo de jaraneros para amenizando la fiesta, hacía más de 20 años que las y los vecinos dejaron de realizar este evento tradicional. En este evento que se realizó la gente logro convivir, divertirse, ocupar sus calles y reír. El día que no quisieron ver películas. En enero de este año (2014), pasadas las fiestas decembrinas retomamos las actividades, poco a poco se fueron incorporando más niñas y niños pero las y los adultos comenzaron a faltar hasta que en un momento solo quedaron ocupando el espacio las niñas y los niños de la colonia. Pasaron varias semanas en lo que el grupo se fue conociendo y se fueron integrando. Fue por estos días que los niños que ya se habían apropiado del espacio decidieron no ver más películas, y comenzaron a usar la calle para jugar. En este transitar, se gestionó un permiso con la secretaria de seguridad pública para para poder cerrar la calle donde trabajamos esto con visto bueno de algunos vecinos y vecinas. Señalar esto es importante, porque con el paso de los meses, las y los niños que ahí se reúnen fueron haciendo suyo el lugar y hacían respetar el tiempo y el espacio que es para ellas/os. Cuando algún auto no entiende la señal de que la calle está cerrada las y los niños le hacen saber a esa persona que la calle está cerrada porque ellas/os están ahí trabajando. Se empezaron a jugar juegos tradicionales, como brincar la cuerda, el resorte, el queso partido entre algunos otros, también fueron inventando sus propios juegos. Simultáneo a esto invitamos a algunos colectivos a compartir sus saberes entre ellos el Colectivo de Arte Independiente de Puebla, quienes impartieron un taller de grabado y Colectivo Elaborarte Manos vivas que trabajaron juguetes de PET. Los temas que principalmente se fueron abordando en el trabajo principalmente han sido seguridad, convivencia y medio ambiente.

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Por otro lado, este espacio que permite lectura de realidades y este ejercicio lo están haciendo psicólogos clínicos de la facultad de psicología de la UAQ que han optado porque este sea su espacio donde realizan su servicio social, en la búsqueda de hacer psicología desde otro lugar el cine callejero se convierte en este escenario donde estudiantes tienen la posibilidad de crear nuevas formas de hacer psicología al mismo tiempo que desafían las formas tradicionales y dominantes de hacer psicología clínica. Son dos estudiantes del área clínica quienes están en este trabajo Aldo y Lizbeth García Rosales, quienes en esta última etapa han propuesto una línea de abordaje para lo que hasta el día de hoy llamamos Cine Callejero. Recuperando la historia, apuntando a la auto-organización En los últimos dos meses hemos estado trabajando de manera constante, incluso se le ha pedido al equipo de trabajo a través de algunas vecinas que llevemos estas actividades a otros puntos de la colonia y hemos accedido en más de una ocasión pero vemos que es necesario un trabajo previo en cada espacio para que la gente genere un compromiso de participación mínima y no piensen el espacio para los niños como una “guardería”. Generando un vinculo con otra zona de la colonia, lugar donde recibiremos al IV Encuentro de Teatro Libertario y performance en coordinación con colectivos de Morelos, Oaxaca, Veracruz y Distrito Federal. En esta última etapa se ha decidido trabajar con la historicidad del cine, preguntar a los niños/as cómo estaba su espacio antes del cine, cómo lo veían, cómo lo pensaban, cómo lo ocupaban; esto para resaltar la diferencia de un espacio ocupado entre uno que no se ocupa, así mismo intentamos trabajar la apropiación del espacio y la organización del grupo, reflexionar cómo se van a organizar cuando el equipo de trabajo ya no esté con ellas/os, se les plantea escenarios de esta naturaleza para que puedan organizarse de manera autónoma. Actividades que van desde mapeos colectivos, la realización de un vídeo con fotografías del trabajos, este vídeo lo edito uno de los niños. Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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Por su parte, en coordinación con el grupo de trabajo Cono_cimiento en las calles, se dedicaron algunas sesiones del “Topicirculo de reflexión y análisis: Problematización de autonomías y autodeterminación frente al colonialismo” espacio de formación libre que estuvo albergado en la Facultad de Psicología de febrero a junio de 2013. Este ha sido el recorrido del cine callejero, es un trabajo intenso que deja mucha satisfacción, hoy las y los niños han generado relaciones de amistad, también de enemistad pero se están relacionando, algunos han realizado sus fiestas de cumpleaños en este espacio del que se han apropiado, el cine solo es un día por semana pero cada vez es más frecuente verlos entre semana juntos jugando o conspirando. Un lugar para enfrentarnos a nuestras propias palabras, donde articular nuestros saberes múltiples con el posicionamiento ético – político, con la necesidad de una constante reflexión para no caer en un dogmatismo ideológico, para desentrañar nuestros supuestos, afrontar los peligros concretos y reales que nos pone enfrente las realidades actuales de dominación, donde el rostro del narcotráfico es múltiple, con tantos rostros que a veces pareciera es ninguno, pero aun con los riesgos se pueden comprender y vislumbrar lazos para construir en lo material y simbólico lo común, donde acciones pequeñas como ocupar la calle, llevar a los/as niños/as a sus casas, cerrar la calle son formas de procurarnos el espacio común. Los actores sociales siguemos en el mismo espacio, con formas siempre inesperadas, no todas son gratas, pero estamos juntas/os para pensar.

Marco referencial Este proyecto tiene sus raíces en las ideas de la psicología comunitaria y de la liberación, principalmente en la apuesta de transformación de la realidad con Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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los/as otras/os, no sobre ellos/as. Distintos autores de esta disciplina dicen pues que el quehacer de un psicólogo digamos respetable, es hacer aportaciones para transformar la realidad. (Martín-Baró, 1986; Montero, 2006; Barrero, 2012;). Le damos una gran importancia a quienes habitan y viven la colonia, en tanto consideramos son quienes tiene el poder real de hacer un cambio en su comunidad, donde nuestro papel como psicólogas “es solo un catalizador de la transformación social” (Montero, 2006) Desde luego creemos necesario un cambio en las formas que hoy tenemos de relacionarnos, generar juntos otras formas, pero entendemos nos orientamos desde una psicología que: Parte de la acción para el cambio, en la cual los actores principales son las personas comunes y corrientes en su cotidianeidad y el psicólogo es un facilitador, no el rector de ese cambio (Montero, 2006) Habernos adherido a la Declaración del Segundo Encuentro Colombiano de Psicología de la liberación “negándonos a ser útiles al modelo de la muerte” y “en defensa de una vida digna” (Colectivo Colombiano de Psicología de la Liberación, 2011) nos impone riesgos, entre ellos caer en una ideologización y ubicando los buenos y los malos, también la dificultad de comprender que por muy psicologas que seamos somos parte de esa localidad, y en tanto sociedad compartimos una serie de significaciones imaginarias sociales (Castoriadis, 2005) no estamos al margen de esos elementos que han constituido el conflicto, la delincuencia también tiene sus caminos, estamos vinculados como sociedad en esa forma de aceptar la usurpación, la mentira, la corrupción, no estamos excentas de males de la época, pero tenemos como principio analizarlo. Con este marco de referencia es con el que hemos partido para atrevernos a proponer en un espacio concreto una acción potente para que las relaciones sociales, humanas y comunitarias comiencen a significarnos algo distinto a lo que en los últimos años hemos formado. El grupo como dispositivo En un primer momento la propuesta apuntaba hacia una dirección, aquella en su desarrollo tomó otras direcciones y otras dimensiones; de ser una Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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conglomeración de personas reunida a ver una película en un espacio en particular, pasaron a ser convocados por la necesidad de encuentro y convivencia con el otro. Esta interacción con el otro nos habilitó la posibilidad de pensarlos como un grupo, permitiéndonos apuntar y dirigir nuestra participación dentro del mismo, grupo entendido como “Conjunto de personas con una tarea en común en el que se ha establecido una red de vínculos significativos; un pequeño espacio de acción conjunta de reflexión y en el que podemos irnos transformando. Gracias a que se establecen dinámicas, propias de toda asociación de personas con fuertes lazos, que hacen posible la constitución y reorientación de cada sujeto” (Montaño, 1985, pág. 192) Esta idea de grupo nos hizo considerar los vínculos interpersonales que se iban generando, nos permitió pensar el espacio público como un espacio propio de acción y creación, lo cual invariablemente contribuye a la transformación no solo interna sino del tejido social. El grupo del cinito, como un anudamiento de los procesos que no inician y se agotan en el grupo mismo, comprendiendo la historicidad de sus singularidades y sus producciones colectivas atravesadas en presencia/ausencia dada la trama de imaginarios sociales (Fernández, 2006) es decir, en sus juegos no escapan a la euforia del mundial sabiendo también de las protestas de los brasileños, saben de los operativos policiacos en el Tiangüis (una especie de feria, mercado montado cada ocho días por vendedores ambulantes) de las dudas sobre sus formas de entender el amor y el odio, creando consigas propias para alentar la participación, no desconocen las jergas hoy cotidianas de burla y discriminación pero han generado medios regulatorios como el hablar para comprender la situación y tomar acuerdos, expuestos a la hipersexualización de la vida sin hacer uso de ello en sus juegos aun cuando algunes inician ese etapa que le llaman adolescencia. No es que no conozcan las practicas y los significados es que están generando Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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formas de convivir niños y niñas de edades diferentes, entendiendo que no son iguales pero no eso no es motivo de exclusión.

REFERENCIAS Barrero Cuellar, E. (2008). De Macondo a Mancuso, conflicto, violencia política y guerra psicológica en Colombia. Una aproximación desde la psicología social crítica. (2da edición ed.). Bogota: Catedrá libre. Carballeda, A. (2007). La intervención en lo social. Exclusión e integración en los nuevos escenarios sociales (1ra edición, 3ra reimpresión ed.). Buenos Aires, Argentina. : Paídos. Castoriadis, C. (2005). Los dominios del hombre. las encrucijadas del laberinto (4ta. Reimpresión ed.). (A. L. Bixio, Trad.) Barcelona: Gedisa. Cervantes, P. (27 de febrero de 2013). Noiselab. Recuperado el 28 de septiembre de 2014, de http://noiselab.com/blog/editorial/el-regreso-de-la-dictadura-perfecta/ Colectivo Colombiano de Psicología de la Liberación. (16 de octubre de 2011). Declaración II Encuentro Colombiano Psicología de la Liberación. (http://www.catedralibremartinbaro.org/html/congreso/declaracion.html, Ed.) Neiva, Huila, Colombia. Fernández, A. M. (2006). El Campo Grupal, Notas para una genealogía. Buenos Aires: Nueva Visión. Flores Hernández, F., Liñan González, M., Colín, M., & Vázquez, L. (01 de noviembre de 2013). Chilangos llenan Querétaro "que se vayan a Celaya". El financiero . Flores Osorio, J. M. (2010). De la intervención psicosocial a la práxis comunitaria. En A. M. Asebey, & M. Calviño, Psicología y Acción Comunitaria. sinergias de cambio en América Latina. (1a. edición ed., págs. 47 - 66). La Habana, Cuba: Editorial Caminos. Hernández, A. (2012). México en llamas. El legado de Calderón. Distrito Federal: Grijalbo. Instituto Nacional de Estadistica y Geografía, I. (2011). Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública. Distrito Federal: INEGI. León Cedeño, A. A. (2010). Danzando la Psicología Social Comunitaria: revisitando la IAP a partir de un curso de danza en una asociación cultural de barrio. (U. A. Barcelona, Ed.) Atenea Digital. Revista de pensamiento e investigación social (17), 255 - 270. Alma Rosa Moya Alvarado, Esmeralda Estela Mozqueda Rodríguez, Tanya González García

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