Ciencia, universidades públicas y su contribución al conocimiento de la biodiversidad

July 8, 2017 | Autor: L. Sánchez-Velásquez | Categoría: Mexico, México, Ciencia, Biodiversidad, Universidades Públicas, Gestión De La Biodiversidad
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Descripción

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“El bienestar humano depende de la biodiversidad”. 5 Entrevista con Roberto González Tamayo Laura Solórzano y 3C Ciencia, universidades públicas y su contribución al 13 conocimiento de la biodiversidad Lázaro Rafael Sánchez–Velásquez, Ma. del Rosario Pineda–López, Patricia Geréz–Fernández y Rogelio Lara González Estado del arte de las ciencias biológicas y ambientales 19 Mario Ramírez–Martínez, Yolanda Feria–Cuevas y Alfredo I. Feria–Velasco

EDITORIAL

Biodiversidad y funcionamiento de 27 ecosistemas de zonas semiáridas de México Francisco Martín Huerta Martínez, Alejandro Muñoz Urias, Cecilia Neri Luna y Claudia Aurora Uribe Mu

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La costa de Jalisco y sus habitantes: 39 historias de gente, biodiversidad y ecosistemas Alicia Castillo



Los gigantes del mar. La ballena jorobada 47 en Puerto Vallarta, Jalisco Ricardo Barraza Figueroa Diversidad de comportamiento 55 en moscas de la fruta Diana Pérez–Staples



Importancia y diversidad de los escarabajos (Cleoptera) 61 José Luis Navarrete–Heredia El campo sonoro de la biodiversidad 75 Sandra Gallo Corona

directorio DIRECTOR DE LA REVISTA

Arturo Verduzco Godoy

Marco Antonio Cortés Guardado RECTOR GENERAL

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Ana Rosa Castellanos Castellanos COORDINADORA DE VINCULACIÓN Y SERVICIO SOCIAL

VICERRECTOR EJECUTIVO

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CONSEJO EDITORIAL

Alfredo Feria Velazco, Sarah Corona Berkin, Ana Rosa Castellanos Castellanos, Marco Antonio Castillo Morán, María Eugenia Suárez, Arturo Verduzco Godoy, Adrián Acosta, David Ávila Ramírez, José Luis Iturrioz Leza, Francisco Partida Hoy, Gerardo Hernández Grover.

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e antillano en llamas

Poemas a la biodiversidad 79 Laura Solórzano (selección)



Sobre el ser de lo cultural y lo cultural del Ser Francisco Partida Hoy 89



Pensamiento crítico en el quehacer artístico Luis Camnitzer 93

separata

Entrevista a Omar Nava 83 3C

terra patria



Una ventana al cerebro 105 Alberto Morales Villagrán El lenguaje eléctrico de las neuronas (sinapsis eléctricas) 111 Laura Guadalupe Medina Ceja



El lenguaje químico de las neuronas 119 Silvia Josefina López Pérez

media

Animalia / Gusanos de maguey 125 José Luis Navarrete–Heredia

EDITOR

PRODUCCIÓN

Francisco Partida Hoy

Tres60 Editores

ASESORA DE ARTES VISUALES PARA ESTE NÚMERO

DISEÑO ORIGINAL

Ricardo Romo

IMPRESIÓN Imprejal, sa de cv

3C Conocimiento + Cultura + Ciencia.

Nicolás Romero núm. 518, Col. Sta. Teresita, Guadalajara, Jalisco, México.

Publicación cuatrimestral de la Universidad de Guadalajara, Unidad de Vinculación y Difusión, Coordinación de Servicio Social, Vicerrectoría Ejecutiva. Redacción y suscripciones: (33) 3825-0266, 3825-0985, 3825-9292, 3826-7945. [email protected] / [email protected] Domicilio: Av. Hidalgo 919, Sector Hidalgo, CP 44100, Guadalajara, Jal. Reserva de derechos: 04-2009-050822425100-102

Alicia Lozano DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Ilustra este número

Rocío Calderón Prado

DISTRIBUCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN

TIPOGRAFÍA

Karina Salazar [email protected]

Omar Nava Adriana C. López Muñoz

Hora Zulu. Historias de navegantes 127 Raúl Ruiz Moreno

Precio: $30.00

Ciencia, universidades públicas y su contribución al conocimiento de la biodiversidad

La ciencia y sus implicaciones en la sociedad Existe una amplia diversidad de definiciones de ciencia, pero se puede resumir como un proceso de generación y validación de conocimientos: su finalidad es la búsqueda de la verdad y su principal herramienta es el método científico. La ciencia es dinámica y, por naturaleza, agnóstica; la respuesta a preguntas científicas siempre plantea nuevas preguntas y nuevos paradigmas. Una característica dentro del quehacer científico es que la primera autoridad es la razón y la última razón es la autoridad (Gutiérrez Sáenz, 1990). Desde que ocurrió la exaltación de la razón por encima de los dogmas, se ha desencadenado una revolución de las conciencias que ha llevado al racionalismo a doctrina filosófica y actitud ante la vida (Köppen, Mansilla y Miramontes, 2005). Quizá esta es la *

razón por la cual los científicos son críticos, muy autocríticos y, presumiblemente, con cierto grado de rebeldía. La razón sobre la autoridad intelectual ha fortalecido la objetividad de la ciencia. El escepticismo es parte fundamental del quehacer científico: implica una actitud crítica ante los hechos y fenómenos naturales y sociales. En la ciencia, las teorías y explicaciones no se aceptan sin discusión y convencimiento, no se admiten las explicaciones del tipo “porque sí” o “porque Dios quiere” (Miramontes y Cocho, 2002). Dentro del argot académico, la ciencia se ha clasificado, desde un enfoque utilitario, en básica y aplicada. El conocimiento generado por la ciencia no siempre ha estado dirigido hacia su aplicación, aunque muchas veces sus aplicaciones a los problemas concretos de la sociedad son relativamente inmediatas (por

ejemplo, rayos x, control biológico de plagas, restauración ecológica). En general, gracias a la investigación básica, la sociedad puede hacer uso de la electricidad, amplios medios de comunicación y difusión, y se ha podido elevar la esperanza de vida de 20–30 años (edad media) hasta los 80 (en la actualidad) (Sagan, 2002). No se encuentra una justificación académica para clasificar a la investigación en aplicada y básica, que no sea de una manera utilitaria. Cuando se hace esta clasificación y se deciden los temas y prioridades de investigación de un país o una región por un grupo reducido de administradores o financiadores de la ciencia —sin considerar la gran diversidad de temas científicos—, se está frenando la posibilidad de hacer una ciencia independiente e integral. Es claro que el conocimiento no es monodisciplinario; está centrado en la definición del problema, no

Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada de la Dirección General de Investigaciones de la Universidad Veracruzana, campus para la Cultura, las Artes y el Deporte (correo electrónico: [email protected]).

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Lázaro Rafael Sánchez–Velásquez, Ma. del Rosario Pineda–López, Patricia Geréz–Fernández y Rogelio Lara González*

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en la disciplina, y se ha desplazado de los ámbitos académicos para acercarse a los ámbitos productivos, con lo que ha tenido que demostrar su pertinencia social (Licha, 1996). En este sentido, entra en juego la posibilidad de considerar a las universidades como detonadores del desarrollo sustentable de las regiones.

acción de justicia social intergeneracional e intrageneracional, así como de custodia ambiental. Para muchos latinoamericanos, el desarrollo rural sustentable representa a menudo una lucha por los derechos democráticos y por la tenencia de la tierra, más que una oportunidad de conservación ecológica (Blauert y Zadek, 1999).

La investigación científica no se debe considerar como la panacea para la solución de los problemas complejos que presentan las sociedades. Sin embargo, sí contribuye de manera significativa a mejorar la calidad de vida y al fortalecimiento de la democracia; entre más informado esté el ciudadano común, más elementos tendrá para participar en la toma de decisiones relacionadas con el manejo de su entorno ecológico y social. Un ciudadano con información científica objetiva podrá tomar mejores decisiones hacia las políticas socialmente justas, económicamente viables y ecológicamente aceptables, es decir, se podrá comprometer de manera objetiva con la triada del desarrollo sustentable. Con información, se tendrán mayores elementos de reflexión y habrá una participación más activa de la sociedad dentro de cualquier modelo de desarrollo.

No obstante, existe un consenso en que el desarrollo sustentable debe incluir un desarrollo socialmente justo, económicamente viable y ecológicamente adecuado, es decir, es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual, sin comprometer la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras (Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988; Azuela de la Cueva et al, 1994). El concepto de desarrollo sustentable recoge los elementos planteados en el de ecodesarrollo en los setenta (Leff, 1994).

Aunque para muchos el desarrollo sustentable es un paradigma, para otros representa solo una lluvia de ideas que aún no ha llegado a madurar en un modelo o paradigma (Azuela et al, 1994). Los principales enfoques del desarrollo sustentable son: el campesinista, economicista, conservacionista y el academicista. Por ejemplo, la sustentabilidad desde un punto de vista de los actores no conservacionistas refleja un programa de

Las ciencias en general (sociales, biológicas y las llamadas duras) han dado de manera indirecta los fundamentos para la generación de modelos de desarrollo y, de manera directa, para la corrección de políticas y actividades humanas que ponen en riesgo a la humanidad. Algunos ejemplos donde los temas científicos han impactado en la conciencia global son: la contaminación ambiental, el efecto de la destrucción de la capa de ozono, el cambio climático global, la sobrexplotación de los recursos naturales y la pérdida de oportunidades en el uso de la biodiversidad, entre muchos otros. La ciencia es el motor de generación de conocimiento y es uno de los caminos viables y objetivos para fundamentar y lograr las metas del desarrollo sustentable.

Las universidades públicas y la investigación científica La universidad se ocupa de la búsqueda y la sistematización del conocimiento y la escuela técnica se aplica a la utilización práctica y concreta de dicho conocimiento. Por lo tanto, la ciencia es el componente que distingue entre una universidad y una escuela técnica (Pérez–Tamayo, 2002). Las universidades públicas son verdaderos centros de oportunidades para el desarrollo de la ciencia independiente, interdisciplinaria, multidisciplinaria y trasdisciplinaria. Es en ellas donde se realiza fundamentalmente la investigación en México (Martínez, 1993; Campo et al, 1995; Licha, 1996; Gómez Buendía y Jaramillo Salazar, 1997; Arocena y Sutz, 2001). Pero la generación del conocimiento requiere ser financiado. El financiamiento de la investigación en las universidades depende, en su gran mayoría, de fondos externos nacionales o de la cooperación internacional. En muy pocos casos hay presupuestos específicos para el financiamiento de la investigación, salvo el pago de salarios (Sebastián y Suárez, 1995). Esto se ve reflejado en la proporción destinada a la educación superior en América Latina y el Caribe que, por ejemplo, para el periodo 1980–1990 fue menor a 0.9%. Así, el presupuesto promedio destinado entre 2000– 2005 en América Latina fue inferior de 1.5% del producto interno bruto (pib) (Fernández Labarra, 2006), lo que constituye un financiamiento insuficiente para atender las necesidades de un sistema en desarrollo y, en particular, las exigencias en materia de investigación. En Méxi-

Las universidades públicas pueden ser los catalizadores del desarrollo, fortalecer la democracia, la equidad, y justicia de social. ¿Quién, si no las universidades, puede desarrollar ciencia fuera de los intereses de los grandes monopolios agrícolas, farmacéuticos o religiosos, con un enfoque distinto al reduccionista y a los intereses de una minoría? La ciencia también puede operar de manera conjunta con los grandes negocios a favor de un rápido provecho, pero en detrimento del bien general, la voluntad y las aspiraciones públicas, y en contra de los valores morales de la sociedad y la comunidad mundial (Ho, 2001), así como del deterioro ambiental. ¿Quién puede ser el aliado de la sociedad y enfrentar los intereses mezquinos a través de una investigación independiente? Las universidades públicas y los centros públicos de investigación. Los avances tecnológicos han crecido de manera exponencial; los productos derivados de ellos se colocan al consumo sin conocer las implicaciones en el ambiente, los riesgos en la salud y la desigualdad social. La universidad pública ofrece las oportunidades de reflexión y análisis sobre el tipo de vida que queremos llevar y en qué mundo queremos vivir, para después dirigir la tecnología hacia esos objetivos comunes (Tudge, 2003). Para que las universidades públicas tengan un mayor protagonismo en el camino hacia un desarrollo sustentable, es necesario que el estado tenga una mayor participación financiera en educación e investigación. Méxi-

co debe dejar de ser un país poco comprometido con los intereses de la sociedad, e invertir más en los cimientos del desarrollo: ciencia y educación. El subdesarrollo científico–tecnológico es, a la par, causa y consecuencia del subdesarrollo económico social (Tünnermann, 2004). El subdesarrollo se cultiva con la ignorancia, y esta es el resultado de un estado mediocre en un país rico en recursos naturales. Es aquí en donde las universidades tienen su mayor encomienda. Una verdadera universidad promueve la libre investigación científica y protege la relación productiva entre investigadores y estudiantes, además de que mantiene contacto abierto y permanente entre sus miembros (Pérez–Tamayo, 2002). En general, los temas científicos que se abordan en México son muy diversos. Dentro del estudio y uso de la biodiversidad, los científicos mexicanos se han ganado un espacio en temas como diversidad genética, estudios etnobiológicos, sistemática, biología molecular, descubrimiento de nuevas especies para la ciencia, biotecnología y ecología, entre muchos otros. Los mexicanos estamos prácticamente en todas las principales revistas científicas del mundo y nuestra contribución al conocimiento científico está en

crecimiento. Si bien es cierto que el conocimiento de la biodiversidad es fundamental para cualquier forma de uso (madera, medicinal, suelo, alimenticia, etc), las publicaciones sobre el conocimiento de la flora y fauna se han reducido a revistas regionales. Las revistas de alto impacto ya no se interesan en publicar este tipo de información,

muchas han dejado de hacerlo desde hace más de un par de décadas (por ejemplo, Ecology y Journal of Ecology). Esa es una de las razones por las que este tipo de investigaciones en México, y quizá también en otros países latinoamericanos, se ha reducido a revistas y libros locales, que muchas de las veces ni siquiera están incluidos en el Institute for Scientifique Information (isi) ni en la lista de revistas reconocidas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnolo-

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co, la inversión en la investigación y la educación se ha reducido y se ha querido reducir más en los últimos ocho años.

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gía (conacyt). Sin embargo, no las hace menos importantes para nuestro país.

La universidad y el conocimiento de la biodiversidad

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Nadie puede manejar algo que no conoce. Así, el conocimiento de la biodiversidad es relevante para los países en desarrollo que aún no han terminado con el inventario de diversidad biológica y mucho menos saben sus propiedades ecológicas–funcionales y de prospección biológica; lo contrario ocurre con los países del primer mundo, en los que ya se conoce qué hay y dónde está.

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Actualmente, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (conabio) ha tenido un papel protagónico en el apoyo económico para el avance del conocimiento y uso de la biodiversidad en México. Otras secretarías de estado ya extintas contribuyeron a ese conocimiento, lo mismo que las universidades públicas. Debido a que los estudios sobre la biodiversidad (sobre todo, los inventarios biológicos y los estudios taxonómicos) no tienen una aplicación inmediata y mercantilista, y en muchas ocasiones estas contribuciones son poco redituables en una cultura de puntitis o pilones de productividad, esta actividad se está hacienda cada vez menos atractiva. ¿Quién o quiénes han asumido esa responsabilidad? Como hipótesis, las universidades públicas, en especial, y los centros de investigación públicos. La generación del conocimiento sobre la biodiversidad de México es uno de los ejemplos de tema

de investigación poco redituable, pero imprescindible (por ejemplo, evaluación de los trasgénicos en los procesos ecológicos, diversidad genética, conservación de la biodiversidad, estudios de procesos ecológicos para sustentabilidad) para la toma de decisiones y para la sociedad en general. En esta sección se presentan los resultados de la revisión que se llevó a cabo en las revistas reconocidas por el conacyt (http://www. conacyt.mx/Indice/Index_Indice. html). Se revisaron todos los artículos publicados en los últimos tres años (2007–2009) y se clasificaron de acuerdo con las instituciones participantes. Se asumen las limitaciones de este ensayo, en principio, porque muchas revistas universitarias no están reconocidas por el conacyt, no obstante tengan importantes contribuciones en el uso y conocimiento de la biodiversidad (por ejemplo, Revista Ibugana, Biotam e importantes libros editados por las mismas instituciones), y por otro lado, por el acceso y el tiempo del que se dispuso. Así, solo se consideró el listado de revistas reconocidas por el conacyt que fueran representativas del tema que se está abordando. Se contabilizaron aquellos artículos que tuvieran al menos una de las siguientes palabras consideradas como clave, o que esta estuviera incluida en el título: diversidad, listado de especies, nuevo registro, nuevo taxón, riqueza, endemismo, diversidad alfa, diversidad beta, diversidad gama, cultivo criollo, tipo de ecosistema. Solo se registró la adscripción del primer autor. Por otro lado, se registraron todos los proyectos concluidos que la conabio ha financiado desde su

creación, ya que también ha sido protagonista en el conocimiento y uso de la biodiversidad en México. De la misma manera, se contabilizaron todos los proyectos por tipo de participante (http://www.conabio.gob.mx/institucion/proyectos/ doctos/proyectosapoyados.html). El resultado señala que las instituciones públicas del país contribuyen con 89% de las publicaciones relacionadas con la biodiversidad (n=370 artículos), y el resto corresponden a las instituciones privadas, otras universidades fuera del país y organizaciones no gubernamentales (véase la gráfica 1). 75.4% de las publicaciones registradas fueron para las universidades públicas (entre las que se incluye el Instituto Politécnico Nacional, ipn). 55% de las publicaciones aparecieron en las revistas Acta Botánica, Revista Mexicana de Biodiversidad, Agrociencia y Acta Zoológica. La mayor cantidad de publicaciones se produjo en 2007 (128 publicaciones) y se observa una ligera tendencia hacia la disminución de artículos a través de los años en esta temática (véase la gráfica 2). Por otro lado, se observa que las universidades públicas han participado con 70% de los proyectos concluidos y financiados por la conabio (véase la gráfica 3). En resumen, se puede observar el papel protagónico de las universidades públicas de México en el conocimiento y uso de la biodiversidad.

La biodiversidad y las adaptaciones ante el cambio climático El interés por el conocimiento de la biodiversidad, en concreto de la distribución espacial de las especies, ha crecido en los últimos diez

distribución de los tipos de vegetación o ecosisteNúmero de artículos 300 mas, también es necesa279 rio conocer los diferentes 250 grupos funcionales de las 200 especies y su distribución, 150 ya que se prevé que su 100 impacto sobre las especies 50 50 en una misma comunidad 31 10 0 será diferencial entre espeInstituciones Otros* Universidades Centros públicos privadas públicas e IPN de investigación cies (Sánchez–Velásquez (incluye los del CONACYT) y Pineda–López, 2009). *Incluye universidades de otros países u organizaciones no gubernamentales En pocas palabras, los que hasta hace 15 años se consideraban como GRÁFICA 2. NÚMERO DE PUBLICACIONES POR AÑO RELACIONADAS CON LA BIODIVERSIDAD EN REVISTAS estudios básicos (sobre RECONOCIDAS POR EL CONACYT la flora, fauna, cultivos 140 128 126 criollos) en la actualidad 120 116 son fundamentales para 100 buscar opciones en la 80 mitigación del efecto del 60 cambio climático. Este 40 problema ya nos ha alcan20 zado y está rebasando 0 2007 2008 2009 nuestras capacidades, no Año de publicación solo del propio entendimiento del fenómeno sino GRÁFICA 3. NÚMERO DE PROYECTO FINANCIADOS de las estrategias de adapCONCLUIDOS POR LA CONABIO tación que como sociedad Número de proyectos 1200 y gobierno se deberían 958 1000 estar ya implementando. 800 Esto es un ejemplo de que 600 400 los estudios y temas en 188 200 103 90 apariencia no redituables 16 0 1 CONABIO-GOB Universidades Otros* Instituciones por los administradopúblicas e IPN privadas res de la ciencia pueden 1 = Centros públicos de investigación (incluye los del CONACYT) *Incluye universidades de otros países u organizaciones ser imprescindibles en la no gubernamentales toma de decisiones para el años. Sin la información básica bienestar y desarrollo sustentable de la distribución espacial de las de la sociedad. especies, es prácticamente impoComentarios finales sible que se puedan llevar a cabo los modelos que exploran los esceLa cultura de la investigación en narios sobre el efecto de cambios México se distingue porque se ha climáticos en la distribución de las desarrollado principalmente de especies, Por otro lado, para mitimanera aislada y fragmentada a gar el impacto del cambio climátitravés de individuos o de grupos co no es suficiente conocer solo la Número de artículos

DE INSTITUCIÓN

con un enfoque disciplinar; por ejemplo, las principales aportaciones dentro del campo de la ciencia mexicana no provienen de grupos de trabajo interdisciplinarios (aunque se reconoce la existencia de algunos de ellos). Sin embargo, las universidades públicas son una cantera para la integración de grupos que aborden problemáticas de manera interdisciplinaria a escalas locales, regionales, nacionales o internacionales. Como país, se debe considerar la solución de los siguientes factores de mayor impacto en el desarrollo de los procesos de investigación: • El escaso acceso de la población a la educación superior, lo que limita la reproducción social de los investigadores. • La escasa proporción del financiamiento nacional que se dedica a actividades de investigación y educación. • La escasa participación e interacción entre el sector productivo y las universidades públicas. En resumen, las universidades públicas han demostrado ser un camino viable para la generación de conocimientos y donde la investigación científica ha dado soporte a diferentes programas de conservación, manejo de recursos naturales, alimentos, salud pública, rehabilitación ecológica y prevención de desastres ecológicos, entre muchos otros. Con presupuestos suficientes, las universidades públicas pueden contribuir de manera significativa al desarrollo del país con equidad, justicia y responsabilidad ecológica.

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GRÁFICA 1. NÚMERO DE PUBLICACIONES POR TIPO

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Agradecimientos Este trabajo fue financiado por el conacyt a través del proyecto I39240–V. Este trabajo es un producto del Cuerpo Académico en Consolidación Ecología y Conservación de la Biodiversidad Forestal.

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Referencias

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