Chiapas: los muertos de Acteal

May 22, 2017 | Autor: Juan Mascaró | Categoría: Chiapas, Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN, Masacre de Acteal
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Descripción

Los muertos de Acteal Por Juan Mascaró Comunidad indígena de Acteal, municipio de Chenalho en el estado de Chiapas, 40 kilómetros al noroeste de san Cristóbal de las casas. 2 de noviembre, día de los muertos en México. Es fiesta nacional, desde las 12 de ayer a las 12 de hoy las ánimas vuelven pero aquí hoy los muertos que vuelven son demasiados. Pasaron 12 años de lo que se conoce como Matanza de Acteal, resultado de una incursión paramilitar en la zona zapatista el 22 de diciembre de 1997. Ese día atacaron a indígenas tzotziles de la organización Las Abejas, que se encontraban en el interior de una capilla rezando. Resultado: 45 muertos, incluidos niños y mujeres embarazadas. El bus con el que trepammos la montaña nos acerca a este rincón del sudeste mexicano a muchas organizaciones a través del I taller sobre los desafíos emancipadores de los bienes comunes, el conocimiento y la tecnología aquí en Chiapas. Junto con comunicadores de varios países trepan la montaña José y Nasxielly, dos abejas, que recuerdan los comienzos de la organización. José dice que el nombre les pareció lo que mejor representaba su cotidiano, la unión, el trabajo permanente en solidaridad, la vida comunitaria...

Mañana de lluvia, tal vez una de las ultimas del año en este otoño que termina. Pero los lugareños dicen que no ha llovido lo suficiente, que todavía falta. Las gotas son

cada vez más espesas y mojan la humilde capilla de madera llena de agujeros y telas de araña. Allí se guarda para las abejas el recuerdo de los muertos del 97. Nada se mueve adentro. Los nombres y las edades sobre improvisadas cruces son lo único que sacude al visitante de este silencio oscuro. Mientras el gobierno mexicano intentó calificar la masacre como un conflicto étnico, todo el resto la considero parte de una estrategia gubernamental para desarticular la base social del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Los muertos siempre vuelven. El espacio central de la comunidad se prepara para una ceremonia con misa. La historia de las abejas esta ligada al cristianismo desde el inicio como la de muchas comunidades rebeldes. Al crítico de la religión le cuesta incorporar esta combinación. Nos cuesta y nos moviliza a la vez encontrarnos con el cristianismo revolucionario tan metido en la historia de nuestra América, el de Camilo Torres en Colombia, el cura Mujica en Argentina, Ernesto Cardenal en Nicaragua... Moviliza y cuesta aceptar que le religión no es servidumbre sino rebeldía en Acteal. “Muchos mas sufrieron como nuestros muertos del 97 – dice José – el primero fue Jesús”. No hay duda en la mirada del compa abeja. De las víctimas, 16 eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas. Fueron todos masacrados por unos 90 paramilitares, durante siete horas y a sólo 200 metros de un retén de la policía. En Chiapas, en aquella época, operaban más de diez grupos paramilitares que combatían al EZLN, muchos de ellos vinculados al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Hoy la situación no cambio en esencia y una noticia sacudió la comunidad hace unos meses: La Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana (SCJN) ordenó la liberación de alrededor de 20 indígenas que fueron culpados de la matanza argumentando que la Procuraduría General de la República fabricó evidencia para inculpar a los detenidos. Las abejas se pusieron en movimiento, dos mil indígenas llegaron a la plaza de la Paz, ubicada frente a la histórica catedral de San Cristóbal de las Casas, que se colmó de indignación y de rabia. Digna rabia contenida: “muchas veces lo hemos repetido, y lo diremos muchas veces más: la masacre de Acteal fue y es un crimen de Estado.”

Ya va goteando pesado mientras nos ubicamos para la ceremonia. Un sonido monótono de violín, arpa y tambor anuncia la llegada de un grupo de hombres adultos de la comunidad a la puerta de la nueva iglesia, la de ladrillos que vino a reemplazar la de madera, luego se acercan las mujeres. Las abejas ya no son tantas. El estado mexicano ha invertido algunos miles de pesos en cooptar y dividir las comunidades de Chiapas. Parte de los antiguos dirigentes se han ido de la mano de "proyectos de desarrollo" y hoy solo están aquí menos de la mitad. Nos piden que nos presentemos uno por uno, que nos quieren conocer, les decimos lo que sentimos, alguien nos traduce a lengua tzotzil, nos rodean 45 cruces, de distinto tamaño pero hay 4 mas pequeñas al fondo, son los que no nacieron, los bebes de las embarazadas asesinadas. Los muertos siempre vuelven. Habla el padre Marcelo. Su atuendo mezcla la tradición católica con colores tzotziles de aquí. Nos dice que nos une la lucha, que Cristo fue un luchador social y nos enseña a resistir y vencer, que levantemos el puño y cantemos, que a muchos obispos no les gusta esto, que no hay que dejarse cooptar por el gobierno ni por la iglesia que no es de los pobres. Que la justicia no se cambia por bicicletas ni borregos, que es lo último que anduvo repartiendo el estado con tal de calmar los ánimos. Hace unas semanas, las abejas le taparon el camino a la comitiva oficial que intento acercarse a traer regalos de la mano del obispo de Guadalupe, que venia a “traer la paz” y encuadrar al párroco.

Es un privilegiado el padre Marcelo. Muchos parrocos fueron trasladados de aquí cuando comenzaron a transmitir rebeldia, otros fueron expulsados y hasta muertos cuando se sumaron al EZLN e la guerra contra el estado mejicano. Desde donde miramos y escuchamos se recorta la figura de otrxs oradorxs de la comunidad que continúan soltando palabras en dos lenguas. Atrás las montañas de Chiapas, verdes fuertes con el agua que crece, húmedas, múltiples, salvajes a las ganas de los poderosos de este país de poseerlas, alambrarlas, ponerles límites, categorías, precios. Ahora se hacen las ofrendas. Hablamos con un compañero de Cuba mientras casi todxs se arrodillan. Nosotros, los que decimos no creer, también tenemos fe en algo. Los muertos del 2 de noviembre del 2009 no descansan aun en Actiel. No tienen justicia pero no están solos. La lluvia rompe el techo. No había llovido lo suficiente nomás en el sudeste de México.

Ver videos sobre la masacre y la comunidad de Acteal en http://www.youtube.com/user/ColectivoKomanIlel

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