Charles Travis, intérprete de las Investigaciones Filosóficas

June 9, 2017 | Autor: A. Giraldo Giraldo | Categoría: Wittgenstein, Charles Travis
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Descripción



Charles Travis, intérprete de las Investigaciones filosóficas




En esta ponencia presento un avance del desarrollo de mi tesis doctoral. El trabajo se inscribe en la filosofía del lenguaje y pretende acogerse a las ideas de Wittgenstein. Mi pregunta es ¿qué forma tiene una filosofía wittgensteiniana del lenguaje? Esta pregunta enfrenta una fuerte dificultad porque la filosofía del lenguaje es el proyecto de construir una teoría adecuada del significado y, según la concepción de la filosofía de Wittgenstein, "no podemos proponer teoría ninguna" (PI, §109). Si acogemos estas dos idas al de la letra, la consecuencia es que o se hace filosofía de lenguaje o se es wittgensteiniano, y esto querría decir que mi pregunta de investigación carece por completo de sentido. Lo que presento a continuación es el recorrido que me permite mostrar que sí puede hacerse una filosofía del lenguaje wittgensteiniana. Para hacerlo, me concentraré principalmente en los problemas que encierra la interpretación de las ideas de Wittgenstein, y apenas diré algo sobre las ideas mismas.
Mi objetivo es, entonces, mostrar que una teoría wittgensteiniana del significado es posible desde un tipo de interpretación, ésta es: la llamada interpretación no wittgensteiniana. Para cumplir con este objetivo seguiré el siguiente orden: primero, presentaré un mapa general de las diferentes interpretaciones de la obra de Wittgenstein. Segundo, con ayuda de evidencia textual, mostraré cómo la interpretación de Charles Travis encaja en las interpretaciones de Wittgenstein llamadas no wittgensteinianas y cómo su lectura evidencia la posibilidad de cumplir con mi objetivo, pues este autor sigue las ideas de Wittgenstein, excepto su idea de filosofía.

Los intérpretes de Wittgenstein

En la introducción del libro Wittgenstein and his Interpreters, Kahane, Kanterian y Kuusela (2007) presentan una clasificación de los intérpretes de la obra de Wittgenstein, basados en cómo han abordado la lectura de la misma. Una primera clasificación los divide en dos grandes grupos, a saber: los que consideran que la interpretación de la obra de Wittgenstein no es fundamentalmente diferente de la interpretación de la obra de cualquier otro filósofo y los que consideran que es fundamentalmente diferente. En una segunda clasificación más específica, tanto por aspectos metodológicos como temáticos, se introduce que entre los primeros mencionados se encuentran los primeros intérpretes, los intérpretes ortodoxos, los no wittgensteinianos y los continentales. Entre los segundos, los neo wittgensteinianos y los terapéuicos (Kahane et al., 2007).
La primeras interpretaciones aparecen inmediatamente se publican las obras de Wittgenstein, en los años veinte y en los años cincuenta. Malcolm, Strawson, Feyerabend, Ayer, Rhees y los miembros del Círculo de Viena son algunos de los filósofos que se inscriben en este primer grupo. También las libros de Max Black (1964) y Gareth Hallet (1967) sobre el Tractatus y las Investigaciones filosóficas respectivamente. En cuanto a aspectos metodológicos, este tipo de intérpretes buscan esclarecer la obra a partir de comentar una a una las anotaciones de Wittgenstein. En cuanto a aspectos temáticos, son los primeros en postular que la concepción de la filosofía de Wittgenstein en el Tractatus y en las Investigaciones son opuestas.
La interpretación ortodoxa pretende seguir el método interpretativo de los primeros intérpretes y ampliarlo, pues no sólo tienen en cuenta el texto comentado sin los textos previos a él. Este método "consiste en una lectura sistemática del texto principal estableciendo interconexiones entre las anotaciones, a menudo basadas en el rastreo de anotaciones individuales en contextos previos" (Kahane et al., 2007, p. 6). Además, estos intérpretes ortodoxos se caracterizan, especialmente, por atribuir a Wittgenstein ideas y argumentos sustanciales. Con base en dicha atribución, pretenden reconocer dentro de la obra aquellas ideas que han sido rechazadas por el autor con el paso del tiempo y aquellas que no. La lista de los filósofos que se inscriben dentro de este grupo es muy extensa, no obstante es posible identificar la obra de referencia de este tipo de intérpretes, a saber: el comentario analítico de las Investigaciones filosóficas presentado en ocho tomos por Peter Hacker y Gordon Baker (1991, 1993, 1996, 2000a, 2000b, 2005a, 2005b, 2005c ).
La interpretación no wittgensteiniana cuenta entre sus filas a filósofos de la talla de Saul Kripke (1982), Michael Dummett (1978) , Crispin Wright (2001) y John McDowell (1984). Esta interpretación se caracterizan exclusivamente por su método de interpretación, pues sería difícil ver en su diversidad de posiciones alguna tesis común. No se desarrolla desde un punto de vista wittgensteiniano, es decir, su pretensión se agota en extraer tesis particulares o argumentos particulares de los textos de Wittgenstein para fundamentar sus propias posiciones en los debates contemporáneos. Es indiferente si lo que se sostiene era o no lo que Wittgenstein pretendía sostener en sus textos, sólo es importante si hay o no tesis o argumentos que sean filosóficamente interesantes. Se les llama no wittgensteinianos pues este espíritu parece entrar en contradicción con la idea misma de filosofía de Wittgenstein.
Los interpretaciones continentales, por su parte, han tomado a Wittgenstein como un referente obligado para el desarrollo de algunas de las áreas de la filosofía desde la relación que encuentran entre las ideas del filósofo austriaco y las ideas de los principales pensadores de dichas áreas. Así, proliferan los estudios de las relaciones Wittgenstein-Schopenhauer, Wittgenstein-Nietzsche, Wittgenstein-Freud, Wittgenstein-Kierkegaard, etc. En este grupo quedan inscritos filósofos como Pierre Hadot (2004), Jacques Bouveresse (1996), Jean-François Lyotard (1988), Jürgen Habermas (1981), Karl-Otto Apel (1997) y Hans Blumenberg (1966).
Los interpretaciones, hasta ahora mencionados, consideran que la interpretación de la obra de Wittgenstein no es fundamentalmente diferente de la interpretación de la obra de cualquier otro filósofo; por el contrario, las interpretaciones neo wittgensteinianas y las terapéuticas parten de la idea filosofía de Wiitgenstein y basan su interpretación en una aplicación de ella, defendiendo, así, la idea de que la interpretación de la obra de este autor tiene diferencias fundamentales con la interpretación de la obra de cualquier otro filósofo.
Las interpretaciones neo wittgensteinianas consideran la interpretación de Wittgenstein como una actividad terapéutica que tiene por objetivo librar al lector de su deseo de hacer teorías en filosofía. En esta lectura no ortodoxa, el Tratatus es el protagonista, pues para estos filósofos de la interpretación de esta obra temprana depende la interpretación de toda la obra. "Es una consecuencia de esta interdependencia que las aproximaciones no ortodoxas a la filosofía posterior de Wittgenstein, independientemente de si tienen o no tienen explícitamente preguntas acerca de cómo leer el Tractatus, al menos implícitamente dan paso a revisar radicalmente la interpretación estándar del mismo" (Crary, Read, 2000, p. 4). Por lo tanto, afirman estos intérpretes, toda lectura terapéutica de la obra tardía de Wittgenstein implica, al menos, una revisión de la lectura ortodoxa del Tractatus.
Por último, la interpretación terapéutica considera que no sólo no hay tesis que la filosofía deba sostener sino que siempre habrá una tensión permanente entre nuestro deseo de proponer tesis y cadenas de argumentos y el descubrimiento de la futilidad de esa inclinación. Por lo tanto, el objetivo de la filosofía no es buscar argumentos más sólidos que aquellos que nos presenta la posición contraria sino "librarnos de la inquietud y el desconcierto que nos causan las imágenes filosóficas o formas de ver las cosas que hemos adoptado y que nos enredan en problemas filosóficos, y sustituir dicha concepción perjudicial con otras imágenes que nos ayuden más" (Kahane et al., 2007, p. 9). Estas interpretaciones se enfocan en la obra tardía de Wittgenstein y pueden ser compatibles con una lectura ortodoxa de la obra temprana, de allí su diferencia con los neo wittgensteinianos.
Una vez presentada esta clasificación, expondré las razones por la cuales considero que Charles Travis es un intérprete no wittgensteiniano de la obra de Wittgenstein. No voy a entrar en diferencias teóricas específicas, sólo en explicitar las diferencias metodológicas relevantes para cumplir con el objetivo de este escrito.

Charles Travis, intérprete de Wittgenstein

Según la clasificación que acabamos de presentar, hay dos características que permiten reconocer si un intérprete de Wittgenstein pertenece al grupo de los no wittgensteinianos, a saber: una, sitúan las ideas de Wittgenstein en los debates filosóficos contemporáneos como fundamento de su propio aparato conceptual y dos, no toman la idea de filosofía de Wittgenstein como principio metodológico para hacer su interpretación. Si bien bastaría con tomar evidencia textual de la obra de Travis para incluirlo en este grupo, me parece también importante mostrar por qué quedaría excluido del grupo tanto de los ortodoxos como del de los terapéuticos.
En el libro Thought's Footing, uno de los puntos que pretende demostrar Charles Travis es que Wittgenstein es un sucesor genuino de Frege. Travis (2006) afirma que "un buen sucesor de Frege debería permitirnos ver cómo su forma de enmarcar los problemas es fructífera donde se use" (p. 2) y que "debe situar adecuadamente lo que permanece correcto de las ideas de Frege, incluso después de que hemos avanzado más allá de él" (p. 2). En este orden de ideas, lo que Travis pretende mostrar es que Wittgenstein, específicamente en las Investigaciones filosóficas, nos permite ver estas dos cosas. De aquí que la interpretación de Travis de la obra tardía de Wittgenstein siga un principio metodológico central, este es: "si usted quiere entender lo que Wittgenstein pretende en algún punto dado en las Investigaciones, siempre mire a Frege" (Travis, 2006, p. 1). Travis lee, así, las ideas de Wittgenstein como reacciones a las ideas de Frege, bien sea para modificarlas o rechazarlas. Por esta razón, Travis concluye que lejos de haber perdido su preocupación por los problemas de la filosofía, Wittgenstein responde no sólo a los problemas centrales de la filosofía de Frege, sino a los de la filosofía en general. Vemos, de este modo, cómo la interpretación de Travis cumple con la primera característica para catalogarlo como un intérprete no wittgensteiniano.
Ahora bien, en la introducción del libro en cuestión, Travis sostiene que la totalidad de las Investigaciones filosóficas constituye una respuesta a la pregunta por la relación entre lenguaje y pensamiento, compuesta por tres ideas principales, a saber: primera, la respuesta de Frege a este problema es errada, ya que "lo que las palabras nombran, y la manera estructurada que les permite hacerlo, no determina de una única manera cuando es verdadero eso que se dice" (Travis, 2006, p.3); segunda, para que dicha relación sea posible es necesario un acuerdo en los juicios. Esto es, "no hay algo así como juicios no formados por lo parroquial" (Travis, 2006, p. 4); tercera, si la segunda idea es correcta entonces no hay lugar a preguntas como qué es realmente un juicio, pues "no hay tales preguntas" (Travis, 2006, p. 4).
Travis (2006) plantea la pregunta de de la siguiente manera: "¿Cómo el pensamiento (que las cosas son así y así) se equilibra? ¿Cómo hace que el éxito de su equilibrio se deba a la manera cómo son las cosas, de un modo lo suficientemente determinado que implique que el mundo (en su curso normal) tenga la posibilidad de, obsequiosamente, ser como está siendo pensado, o precisamente de no serlo?" (p. 2). Frege nos ofrece una respuesta en términos de objetos y conceptos. El hecho de que un objeto pueda saturar correctamente un concepto depende de las características intrínsecas del objeto. El concepto mapea un argumento con un valor de verdad. El objeto, que es un argumento para el concepto, debe ser tal que, por sus características particulares, satisfaga o no satisfaga dicho concepto. Por lo tanto, para que un objeto y un concepto estén estructurados correctamente, es necesario que estén relacionados con la manera cómo son las cosas de una forma muy específica.
La objeción de Wittgenstein a Frege, en palabras de Travis (2006), es que "lo que las palabras nombran subdetermina cuándo las totalidades que forman serían correctas, o responden correctamente a (o serían verdaderas, o cumplen con, etc.). Cualquier especificación de lo que nombran es compatible con varias respuestas mutuamente contradictorias a esta pregunta" (p. 32). Lo que le hace falta a la propuesta de Frege son las consecuencias que pensar o decir algo tienen en ocasiones dadas, pues la manera cómo usamos las palabras 'objeto' y 'concepto' dependen de las circunstancias en las cuales las usamos. Así, una representación de un estado de cosas como siendo de una determinada manera no podría considerarse un juicio susceptible de verdad o falsedad si no es por la acción de lo que Travis (2006) llama el sentido parroquial, esto es: un acuerdo en los juicios en su formación. Esto quiere decir que "un juicio responsable está determinado por nuestra comprensión, o comprensiones, de qué es responder. [...] Nuestras capacidades parroquiales hacen que ciertas formas de lo que sería responder a cómo son las cosas estén disponibles para nosotros" (Travis, 2006, p. 82).
En evidente en esta presentación que la respuesta de Wittgenstein está expresada casi en su totalidad a partir de un aparataje conceptual propio de Travis, no de Wittgenstein. Consciente de que esto pueda levantar sospechas, Travis (2006) afirma: "hablando en nombre propio, ya sea por Wittgenstein o no, yo voy a ir más lejos"(p. 1) y con esto, descarta toda pretensión de hacer compatible su interpretación de las Investigaciones filosóficas con algunas ideas de Wittgenstein sobre la tarea de la filosofía. De este modo, vemos no sólo cómo la interpretación de Travis cumple con la segunda característica para catalogarlo como un intérprete no wittgensteiniano; sino también cómo es posible una lectura de Wittgenstein que se apropie de sus ideas sin necesidad de apropiarse de todas, específicamente de la idea de filosofía.
Veamos, entonces, por qué no sería un intérprete terapéutico ni ortodoxo. Con lo expuesto hasta aquí se pueden esbozar algunas razones. Para empezar, Travis sostiene que hay posiciones concretas y argumentos en la obra wittgensteinana que pueden reconstruirse y defenderse en un debate más contemporáneo. Esto implica que no podría ser un intérprete terapéutico, para el cual, en la obra de Wittgenstein, no hay argumentos ni contra argumentos sino superposición de imágenes que nos permiten tener una visión más perspicua de las cosas. Para los cuales, además, es indispensable abrazar la idea de filosofía de Wittgenstein para poder interpretarlo. Para finalizar, Travis no es un intérprete ortodoxo, al menos no desde el punto de vista metodológico, pues no pretende analizar cada anotación witgensteiniana rastreando sus orígenes en anotaciones de la obra más temprana. Por esto, tampoco pretende hacer consistente su lectura de algunas anotaciones con el conjunto de ellas, específicamente con las anotaciones sobre la tarea de la filosofía. Su principio metodológico va más allá de la obra de Wittgenstein, no sólo hacia el pasado, hasta Frege, sino hasta nuestros días, en el debate filosófico actual. Sus pretensiones distan mucho de ser las mismas. Estas diferencias metodológicas en la interpretación pueden conllevar diferencias teóricas importantes, sin embargo, dicha cuestión excede el objetivo de este trabajo.
En conclusión, sólo es posible construir una teoría wittgensteiniana del significado a partir de una interpretación no wittgensteiniana de su obra.

Bibliografía
Crary, A., & Read, R. (2000). In Crary A., Read R. (Eds.), New Wittgenstein. Londres y Nueva York: Routledge.
Kahane, G., Kanterian, E., & Kuusela, O. (2007). In Kahane G., Kanterian E. and Kuusela O. (Eds.), Wittgenstein and his Interpreters. Essays in Memory of Gordon Baker. Londres y Nueva York: Wiley-Blackwell.
Travis, C. (2009). Thought's footing. A theme in Wittgenstein's Philosohical Investigations. Oxford: Oxford University Press.
Wittgenstein, L. Investigaciones filosóficas. Trad. Alfonso García Suárez y Carlos Ulises Moulines. México: UNAM. En el texto se cita como PI.



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Consists in a systematic Reading od the main text y establishing interconections between remarks, often base don tracing individual remarks to the earlier contexts.
It is a consequence of this interdependence that unorthodox approaches to Wittgnstein's later philosophy, without regard to wheter or not they explicitly take up questions about how t oread the Tractatus, at least implicitly make way for radicaly revising standard interpretations of it.
release us from disquietude and puzzlement due to philosophical pictures or ways of looking at things we have adopted and which entangle us in philosophical problems, and to replace such disruptive conception with more helpful ones.
a satisfactory sucesor to Frege should allow us to see how it is that his way of framing things is fruitful where it is.
it should situate properly just what remains right in Frege even after we have moved beyond him
if you want to understand what Wittgenstein is up to at some given point in the Investigations, always look at Frege.
What words name, and the structured way they do that, does not determine, uniquely, when they would be true.
There is no such thing as judgement not formed by the parochial.
There are not such questions.
How does thought (things are thus and so) get footing? How can it make its success be holden to the way things are in a way determinate enough that the world (in its normal course) may, obliginly, be as thought, o precisely not?
what words speak of (or name) undertermines when the wholes they form would be correct, or correctly respond to (true, complied with, etc.). Any specifiable thing for them to speak of is compatible with various mutually conflicting answers to that question.
an answerable stance is determined by our understanding, or understandings, of being answerable. […] Our parochial capacities make certain sorts of ways available to us of being answerable to how things are.
speaking on my own behalf, whether for Wittgenstein or not, I will go further.

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