Charla \"La mujer y el arte en el siglo XIX\"

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Descripción

La mujer y el arte en el siglo XIX Carmen Cabrejas Almena Museo del Romanticismo

Marie Barshkitseff, La Academia Julian, 1881(Museo de Bellas Artes de Dnipropetrovsk)

¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas? - En 1971, la historiadora del arte Linda Nochlin se preguntaba en un artículo "¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?“. En el texto se analizaba la cuestión y se llegaba a una conclusión: las ha habido, pero no las conocemos. Su artículo fue el punto de partida para una revisión de la cuestión en la historiografía del arte. - Desde entonces, numerosos estudios han contribuido a revalorizar y hacer visible la contribución artística de las mujeres al mundo del arte. No obstante, muchas de ellas siguen siendo desconocidas para el gran público, que sigue teniendo la sensación que reflejaba la pregunta de Nochlin, que las mujeres artistas han sido una excepción y han tenido poca importancia a lo largo de la Historia.

¿Puedes nombrar 5 mujeres artistas?

En marzo de 2016, el National Museum of Women in the Arts de Washington (el primer museo en el mundo dedicado a las mujeres artistas) lanza en redes sociales el reto “Can you name #5womenartists” para reflexionar sobre la cuestión.

Foto: National Museum of Women in the Arts

Mujeres y arte en el siglo XIX A pesar de las dificultades que las mujeres decimonónicas encontraron para ejercer profesiones públicas, el número de mujeres artistas conocidas en este periodo es mayor que en cualquier otro momento anterior de la Historia del Arte. A grandes rasgos, podemos distinguir tres etapas que marcan el desarrollo de la actividad artística femenina en el siglo XIX: 1. 1800-1820: ya desde las últimas décadas del siglo XVIII encontramos una situación de acceso a la actividad artística oficial por parte de las mujeres que, siendo aún restringida, es bastante más favorable que la que se desarrollará a mediados de siglo. 2. 1820-1870: el panorama se vuelve más conservador. Se extiende el ideal femenino del "ángel del hogar" y la práctica artística se va a ver fundamentalmente como un entretenimiento. Las mujeres encuentran mayores dificultades para acceder a la formación y práctica artística. 3. 1870-1900: la enseñanza se liberaliza, se va desprendiendo del peso de las instituciones oficiales y comienzan a aparecer centros privados. Igualmente, a lo largo de estas décadas va cobrando peso el prototipo de “la mujer moderna”, lo que hace que la práctica artística

La cuestión de la enseñanza: La enseñanza oficial La enseñanza oficial está presidida durante casi todo el siglo por las Academias. Las mujeres se enfrentarán a numerosas dificultades para acceder, y las que lo consiguen tendrán vetado el acceso a las asignaturas clave (Anatomía, y Colorido y Composición), lo que frena su desarrollo y sus posibilidades de cultivar las formas artísticas más valoradas, como la pintura de Historia. También será arduo para ellas ejercer la enseñanza artística en estas instituciones, pero algunas lo consiguieron, a menudo ayudadas por los vínculos familiares con otros profesores.

La XII marquesa de Villafranca pintando a su marido Francisco de Goya, 1816 (Museo del Prado)

Angelica Kauffman, Autorretrato, ca. 1770-75 (National Portrait Gallery, Londres) George Romney, Retrato de Mary Moser, ca. 1770-71 (National Portrait Gallery, Londres)

La cuestión de la enseñanza: La enseñanza privada En muchos de los casos estudiados, es frecuente que las mujeres que acaban dedicándose a la práctica artística tengan vinculación familiar con el mundo del arte. Esto les permite acceder a una formación artística muy completa, lo que facilita que puedan ejercer esa profesión. También muchas alumnas de centros oficiales van a recurrir a la enseñanza privada como medio de perfeccionamiento, especialmente para aprender aquellas asignaturas que les están vetadas. En ese sentido, en el último tercio de siglo, hay varias artistas españolas que se marchan a París, donde la enseñanza es más liberal. A finales de siglo surgen también los primeros centros de enseñanza artística exclusivamente femeninos.

Sin título Lluisa Vidal

El taller de Lluisa Vidal durante una clase de dibujo del natural para mujeres

La cuestión de la enseñanza: Educación de adorno y artistas aficionadas El dibujo y la costura (así como la música, los idiomas o la geografía) formaban parte de la formación habitual que las jóvenes de clase alta recibían con el fin de aprender a desenvolverse en sociedad. Eso hace que muchas mujeres cultiven en sus hogares la pintura así como diversas técnicas decorativas, a modo de pasatiempo, sin que por ello carezcan de calidad artística o dificultad técnica. Es frecuente en los críticos de arte de la época encontrar una generalización, y que se tilde despectivamente de "artistas aficionadas“ también a las profesionales, entendiendo que la práctica del arte para ellas era un mero entretenimiento.

Dama dibujando Andrés Rosi, 1818 (Museo del Romanticismo)

Temas y técnicas artísticas consideradas femeninas En relación con lo anterior, a lo largo del siglo las mujeres artistas van a encontrar mayores facilidades para dedicarse a determinados temas y técnicas, por considerarse eminentemente femeninos. Es frecuente encontrar un mayor número de mujeres artistas en el campo de la miniatura, la ilustración, el bordado o la porcelana que en el ámbito de la pintura o la escultura. Y en estas llamadas “artes mayores”, las artistas suelen cultivar temas de género y bodegones, y en ocasiones retratos y temas religiosos (temas considerados secundarios en la jerarquía artística de la época). Son géneros y medios que en la época se consideraban acordes a su sensibilidad y sus capacidades, pero en realidad también influía el tener vedado el acceso a ciertas asignaturas, que les impedía atreverse con otro tipo de composiciones.

Caroline de Valory La miniatura (Kelvingrove Art Gallery and Museum)

“El genio masculino no tiene nada que ver con el gusto femenino. Dejemos que los hombres de genio alumbren grandes proyectos arquitectónicos, esculturas monumentales y formas pictóricas excelsas. En una palabra que los hombres se ocupen de todo lo que tiene que ver con el gran arte. Dejemos que las mujeres se ocupen de esas clases de arte por las que siempre han sentido preferencia, la pintura de flores, esos prodigios de elegancia y frescura que sólo pueden competir con la elegancia y la frescura de las propias mujeres” Artículo del año 1860

Composición a base de conchas, textiles y alambre (Museo del Romanticismo)

Maria de la Concepción Godoy Alcántara Sagrada Familia, 1845-46, grafidia (Museo del Romanticismo)

Ciudad de Schumla, 1855 Josefa Batell (Museo del Romanticismo)

María Abanico, 1891 (Museo del Romanticismo)

Jarrón con flores Mary Moser (The Fitzwilliam Museum)

El presidio (naturaleza muerta con gallo, gallina y uvas), 1897 Adela Ginés y Ortiz (Museo del Prado)

Marguerite Gerard La mala noticia, 1804 (Museo del Louvre) Primeros pasos o La madre nodriza, 1803-1804 (Villa Musée Fragonard)

Miniatura

Noble con abrigo negro Sophie Lienard (Museo del Romanticismo)

Retrato del duque de Orleans, 1843 Lizinka de Mirbel (Col. Privada)

Teresa Nicolau Parody Retrato de Vicente López, ca. 1850 (Museo Fundación Lázaro Galdiano) Jesucristo con la cruz a cuestas, 1866 (Museo del Prado)

Pintura A pesar de las dificultades formativas y sociales con las que las mujeres se encontraban para acceder al considerado “gran arte”, no fueron pocas las que a lo largo de siglo destacaron en el cultivo de la pintura, demostrando que con una adecuada formación podían dominar con maestría el género del retrato y las grandes composiciones. Además, muchas de ellas se incorporaron a los movimientos artísticos de vanguardia que se fueron sucediendo a lo largo del siglo. Así, podemos ver que hay destacadas representantes del Romanticismo, el Realismo, el Prerrafaelismo o el Impresionismo.

Marie-Guillemine Benoist Retrato de mujer negra, 1800 (Museo del Louvre)

Marie-Guillemine Benoist Retrato de Napoléon Bonaparte, 1804 (Museo de Angers) Retrato de Marie-Élise Bonaparte, duquesa de Toscana, 1805 (Museo de la Villa Guinigi, Lucca) Retrato de Paulina Bonaparte, 1808 (Palacio de Fontainebleau)

Henriette Lorimier Juana de Navarra conduciendo a su hijo ante la tumba de su padre, 1806 (Castillo de Malmaison) Retrato de François Pourqueville, 1830 (Palacio de Versalles)

Constance Mayer Autorretrato (Biblioteca Marmottan) El sueño de Venus y Cupido, 1806 (Wallace Collection) El sueño de la felicidad, 1819 (Museo del Louvre)

Antoine Cecile Hortense Haudebourt-Lescot Autorretrato, 1825 (Museo del Louvre)

Antoine Cecile Hortense Haudebourt-Lescot El besapiés en San Pedro de Roma (Palacio de Fontainebleau)

Autorretrato, 1869 Elizabeth Thompson (National Portrait Gallery, Londres)

Pasando lista después de un combate, Crimea, 1874 Elizabeth Thompson (Leeds Art Gallery)

Escocia para siempre, 1881 Elizabeth Thompson (Leeds Art Gallery)

Rosario Weiss La Virgen en contemplación, ca. 1840 (Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)

Elena Brockmann Felipe II recibiendo la noticia de la pérdida de la Armada Invencible, 1895 (National Museum of Women in the Arts, Washington)

La bañista, 1887 Margarita Arosa

Constance Marie Charpentier Melancolía, 1801 (Museo de Picardía, Amiens)

Louise-Joséphine Sarazin de Belmont, Vista del castillo de San Giuliano, cerca de Trapani, Sicilia, 1824-26 (National Gallery of Art, Washington)

Louise-Joséphine Sarazin de Belmont, Vista de París desde el cementerio de Père Lachaise, ca. 1842-59 (Museo de los Agustinos, Toulouse)

Rosa Bonheur Feria de caballos, 1835 (Metropolitan Museum of Art, Nueva York)

«Es verdaderamente una pintura varonil, llena de nervio, sólida, plena de franqueza» «Ella práctica el arte seriamente y se la puede tratar como a un hombre. La pintura no es para ella una variedad de bordado al petit point» Críticas al Mercado de caballos de Rosa Bonheur de 1853

Barbara Bodichon Ventnor, isla de Wight, 1856

Kate Bunce Melodía (Música) (Birmingham Museum and Art Gallery)

Evelyn de Morgan El ángel de la muerte (The De Morgan Foundation)

Eleanor Fortescue Brickdale La palidez del amor verdadero, 1898

Eleanor Fortescue Brickdale The Little Foot Page, 1905 (Walker Art Gallery)

Berthe Morisot, El espejo psiqué, 1876 (Museo Thyssen Bornemisza, Madrid) Mary Cassat, Verano, ca. 1894 (Terra Foundation for American Art, Chicago)

Kitty Lange Kielland Después de la puesta de sol, 1885

Kitty Lange Kielland, Noche de verano, 1886 (The National Museum of Art, Architecture and Design, Noruega)

Escultura A finales de siglo, destaca la figura de Camille Claudel, muy conocida por sus impresionantes obras pero también a nivel popular por su trágica historia de amor con su maestro, Auguste Rodin. No obstante, antes de Claudel, a lo largo de la centuria hubo destacadas artistas que cultivaron la escultura, alcanzando en algunas ocasiones un notable éxito. Algo destacable, teniendo en cuenta que la escultura es una de las tipologías artísticas en las que las mujeres se encuentran con mayores dificultades para formarse y ejercer durante el siglo XIX.

Camille Claudel y Jessie Lipscomb en el taller de Rodin, ca. 1899

Camille Claudel El vals, 1889-1905 La ola, 1897-1903 (Museo Rodin)

Camille Claudel La edad madura, 1895-1902 (Museo de Orsay)

Julie Charpentier Clémence Isaure (Museo de los Agustinos, Touluse) Domenichino, 1818 (Museo del Louvre)

La reina Cristina de Suecia se niega a perdonarle la vida a Monaldeschi Félicie de Faveau, 1827

Félicie de Faveau Lámpara de san Miguel (en colaboración con el orfebre Jean-Honoré Gonon), bronce, 1830 Autorretrato con galgo, mármol, 1846 Retrato de la duquesa de Berry, 1840

Félicie de Faveau Abrecartas en forma de daga para la princesa Maria Nikolaeva, ca. 1850 (Museo del Louvre)

Retrato de Edmonia Lewis 1870 (National Portrait Gallery, Smithsonian Institution)

Edmonia Lewis Libres para siempre, 1867 (The Howard University Gallery of Art, Washington, D.C.) La muerte de Cleopatra, 1876 (Smithsonian American Art Museum)

Ilustración y grabado La ilustración y el grabado son dos de los campos más en auge durante el siglo XIX, especialmente por el desarrollo de medios industriales de reproducción de imágenes. Gracias a la expansión de la producción de estampas, libros y prensa ilustrada, es este uno de los ámbitos donde encontramos mayor número de mujeres artistas, ya que pueden encontrar de forma más fácil un hueco para ejercer. Además, este tipo de medios artísticos de connotaciones mecánicas (como la fotografía) se consideraban un arte menor, lo que también provocaba que se presentasen menos objeciones a la incorporación femenina a estos campos.

Rosario Weiss Los duques de San Fernando, ca. 1820 (Museo del Romanticismo)

Thérèse Eléonore Lingée, grabado sobre obra de Zurbarán Marie- Pauline Soyer, grabado sobre obra de Murillo Realizados para la obra Voyage de l´Espagne, de Alexandre Laborde (1818) (Museo del Romanticismo)

Marie Preval (litógrafa) y Anaïs Toudouze (ilustradora), para Magasin des Demoiselles (Museo del Romanticismo)

Heloise Leloir, para La moda elegante ilustrada, 1872 (Museo del Romanticismo) Isabelle Toudouze (de casada, Desgranges), para Le journal des enfants, ca. 1880 (Col. Privada)

Kate Greenaway Ilustraciones para Apple Pie, 1886 y El flautista de Hamelin, 1888

Fotografía La aparición de la fotografía en 1839 fue una revolución y las mujeres se sumaron rápidamente a la práctica de esta nueva técnica de diversas formas. Es destacable el caso de Anna Atkins, la primera persona en publicar un libro con ilustraciones fotográficas, usando la técnica del cianotipo. También fueron frecuentes las mujeres que regentaron estudios profesionales, aunque muchas de ellas lo hicieron en nombre de sus esposos, como Anaïs Tiffon o Geneviève Élisabeth Disdéri. La fotografía fue uno de los medios que se consideró apto para el entretenimiento de las damas de clase alta, lo que dio lugar a la aparición de una gran cantidad de aficionadas. Algunas de ellas fueron pioneras en reivindicar el carácter artístico de este medio, como Julia Margaret Cameron o Clementina Hawarden.

Lámina de British Algae, 1843 Anna Atkins

Retrato de la familia del conde de Lipa, Amalia López Cabrera (Archivo H. Luike) Ruinas de St. Mathieu, Geneviève Élisabeth Disdéri, ca. 1856 (George Eastman House)

Julia Margaret Cameron, Annie (Mi primer éxito fotográfica), 1864 Clementina Hawarden, 1862 (Victoria and Albert Museum, Londres)

Gertrude Kasebier, Retrato de Zitkala-Sa, 1898 (National Museum of American History) Anne Brigman, Alma del pino devastado, 1907 (Metropolitan Museum of Art)

Emma Civey Stahl Colcha con defensa de los derechos de la mujer, ca. 1875 (Metropolitan Museum of Art)

RECURSOS DE INTERNET: • Álbum de imágenes de las mujeres artistas de la colección del Museo del Romanticismo • Página web del proyecto “Mujeres en las Artes Visuales” • Proyecto “Patrimonio en femenino” del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

Bibliografía • DE DIEGO, E., La mujer y la pintura del XIX español (cuatrocientas olivadas y algunas más), Cátedra, 1987. • GARCÍA FELGUERA, M.s., “Viajeras, fotógrafas y turistas en el siglo XIX”, en Estudis Baleàrics, pp. 94-95, 2018-2009. • GAZE, D., Dictionary of Women Artists (2 volúmenes), Routledge, 1997. • MAYAYO, P., Historias de mujeres, historias del arte, Cátedra, 2003. • SAURET, T. (coord.), Historia del Arte y mujeres, Universidad de Málaga, 1996. • TORRES LÓPEZ, M., La mujer en la docencia y la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX, Tesis doctoral, Universidad de Málaga, 2007. • VV.AA., Royalists to Romantics: Women Artists from the Louvre, Versailles, and Other French National Collections, National Museum of Women in the Arts, 2012.

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