Cestero_La atenuación lingüística en el habla de Madrid: un fenómeno sociopragmático variable

July 27, 2017 | Autor: A. Cestero Mancera | Categoría: Atenuación
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Descripción

Cestero Mancera, Ana M. (2015): “La atenuación lingüística en el habla de Madrid: un fenómeno sociopragmático variable”, en A. M. Cestero Mancera, I. Molina Martos y F. Paredes García (eds.), Patrones sociolingüísticos de Madrid, Peter Lang, pp. 365-412.

Capítulo 10 La atenuación lingüística en el habla de Madrid: un fenómeno sociopragmático variable Ana M. Cestero Mancera Universidad de Alcalá

1.

Introducción: la atenuación lingüística

En las últimas décadas, se ha producido un incremento sorprendente del estudio del funcionamiento sociopragmático del discurso, lo que ha proporcionado un conocimiento mucho más completo y profundo del uso de la lengua y nos ha mostrado los diferentes factores que inciden en él. Se trata de una de las líneas de investigación más fructífera de la actualidad, si bien aún requiere la descripción y explicación de muchos fenómenos, que se va ofreciendo poco a poco o se ha de emprender de forma inmediata. Uno de los temas que más atención ha recibido en esta etapa de desarrollo ha sido la atenuación y su expresión lingüística, tratada, habitualmente, como un fenómeno pragmático relacionado con la cortesía, principio básico de la interacción comunicativa humana, junto con la cooperación. A partir de la consideración general de que la cortesía es una de las principales actividades sociales que interviene en el éxito de la interacción comunicativa, los investigadores han enfocado el estudio de la atenuación como una acción básica de acercamiento o aproximación al interlocutor, realizada con el cometido de cumplir con el principio pragmático de «ser cortés», bien de forma directa o bien de manera estratégica (Briz 2007: 6). Los hablantes nos acercamos socialmente a nuestros iguales a través de la intensificación, es decir, mediante actos verbales valorizantes, pero, además, expresamos y mantenemos ese acercamiento a través de la atenuación o mitigación, que es un mecanismo mucho más complejo, pues, como afirma Briz (2007: 7), con él «me alejo del mensaje, suavizándolo, evitando algo de lo que digo o hago, para acercarme o no alejarme

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demasiado del otro [siendo así] una estrategia […] de distancia lingüística a la vez que una estrategia de acercamiento social». La atenuación se ha definido como «una categoría pragmalingüística cuya función consiste en minimizar la fuerza ilocutiva de los actos de habla y el papel de los participantes de la enunciación con el fin de lograr la meta prevista, el acuerdo (o en minorar en su caso el desacuerdo), que es el fin último o primero, según se mire, de toda conversación» (Briz, 1995, 2003, 2007: 11-12). No obstante, contrariamente a como se ha enfocado el fenómeno hasta ahora, la atenuación no siempre tiene que ver con la imagen cortés y, a veces, incluso, ni con la imagen (Briz 2007), por lo que la cortesía no explica completamente su uso, de manera que es necesario estudiar este fenómeno estratégico desde una perspectiva más amplia que no lo circunscriba a un ámbito exclusivo y que nos permita conocerlo y entenderlo en su complejidad y forma de utilización. Este es el propósito de la investigación que presentamos aquí, que recoge los resultados obtenidos con respecto al uso sociopragmático de la atenuación en el habla de Madrid (Vallecas). Ha sido desarrollada en el marco del PRESEEA, como estudio priorizado, coordinado inicialmente con Preseea-Valencia y, más tarde, con Preseea-Las Palmas de Gran Canaria y Preseea-Granada, con el objetivo de conocer la atenuación lingüística (y paralingüística) desde un enfoque sociolingüístico, pragmático y discursivo, atendiendo tanto a su forma de producción como a su función, a través del análisis pormenorizado de todas las dimensiones variables que inciden en su uso1. Si bien la atenuación lingüística es un fenómeno que tiene un tratamiento muy amplio en la bibliografía especializada, hasta el momento han sido muy pocos los trabajos realizados en atención a su variabilidad. Desde un enfoque pragmalingüístico, se han investigado los tipos de atenuación existentes, algunas estrategias lingüísticas de atenuación y su clasificación, la carga semántica de los enunciados atenuados, la fuerza ilocutiva de los actos con atenuación y las funciones de la atenuación lingüística (Albelda 1

El estudio coordinado de la atenuación en PRESEEA (PRESEEA_ATENUACIÓN) se priorizó en 2010, en el V Encuentro Internacional del Proyecto PRESEEA, y está siendo coordinado por Ana M. Cestero y por Lidia Rodríguez Alfano. Presenta dos modalidades básicas de estudio de la atenuación: modalidad A o estudios completos atendiendo a todas las variables y variantes establecidas como significativas, y modalidad B o estudios en profundidad de una o varias de las variables que han resultado ser significativas en los análisis de la atenuación (véase la Guía de Estudios de la Atenuación en los corpus PRESEEA en la página electrónica del proyecto: ). Nuestro estudio es ejemplo de la Modalidad A.

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2008; Albelda y Álvarez 2009; Briz 1995, 1998, 2003, 2004, 2007, entre otros). Desde un enfoque sociopragmático, se han llevado a cabo estudios diversos centrados en la incidencia que tienen determinados factores situacionales, sociales y culturales en el uso de la atenuación (Briz 2007, Albelda y Álvarez 2009, Bolívar 2002, García 2002, Madfes 2004, Molina 2005 y Capítulo 9, en este volumen, y Puga 1997, entre otros). Sin embargo, hasta el comienzo de su estudio en el marco del PRESEEA, no se ha realizado ninguna investigación, al menos hasta donde llega nuestro conocimiento, que aúne todos los factores, lingüísticos, pragmáticos, discursivos, sociales, situacionales y culturales, relacionados con las estrategias de atenuación lingüísticas (y paralingüísticas) y que, por tanto, enfoque su tratamiento atendiendo a todos los factores que determinan su uso o inciden en él a la vez. Esta tarea ha conducido al análisis coordinado de la atenuación lingüística, en los corpus PRESEEA, desde una perspectiva interdisciplinar (combinando el análisis de la conversación, la pragmática y la sociolingüística) y ha dado ya frutos diversos de gran interés, reveladores de la existencia de patrones sociopragmáticos que responden a condicionamientos sociolingüísticos y geolectales (Albelda 2011a, 2011b y 2013, Cestero 2011a, 2011b, 2012, Albelda y Cestero 2011, Cestero y Albelda 2012, Samper 2011, 2013, Montoro 2014).

2.

El estudio de la atenuación en Preseea-Madrid (distrito de Vallecas): metodología de la investigación

El trabajo que presentamos en este capítulo recoge los hallazgos más significativos obtenidos en el estudio de la atenuación en el habla de Madrid (Vallecas), considerado habitualmente como de clase media y media-baja2, 2

En oposición al otro barrio de Madrid en el que se han recogido materiales: el barrio de Salamanca, considerado como de clase media y media-alta. I. Molina ha realizado ya un estudio sobre la incidencia del sexo, la edad y el nivel de instrucción en la atenuación lingüística producida por hablantes del barrio de Salamanca (Molina 2005 y Capítulo 9, en este volumen), por lo que, aunque el tipo de estudio realizado por esta investigadora y el llevado a cabo por la autora de este capítulo es en gran parte diferente, podemos contrastar los datos y observar si existen diferencias en atención a la clase social / barrio de procedencia de los informantes.

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tal y como se explica en el capítulo primero de este volumen. Como se ha mencionado con anterioridad, forma parte del estudio coordinado de la Atenuación en el proyecto PRESEEA y se ha realizado con el objetivo de conocer el funcionamiento del fenómeno pragmático, de forma homogénea y sistemática, en todas sus dimensiones y de comparar los resultados con lo que acontece en otros puntos de habla hispana que cubre el macroproyecto, de manera que sea posible obtener una visión amplia y detallada de la variación diatópica y diastrática que lo caracteriza3. El estudio de la atenuación lingüística en Madrid (Vallecas) se ha llevado a cabo desde una perspectiva interdisciplinar que combina el análisis de la conversación, la pragmática y la sociolingüística. Hemos trabajado con 18 entrevistas (treinta minutos de cada una de ellas y, por tanto, nueve horas de grabación) de informantes madrileños del barrio de Vallecas, un hombre y una mujer por cada grupo generacional y de cada nivel de instrucción establecidos. Partiendo del acto de habla como unidad básica, se han realizado sobre el corpus dos tipos de análisis en fases sucesivas: en primer lugar, un análisis cualitativo, que ha permitido identificar y describir el funcionamiento del fenómeno que nos ocupa, así como las características formales que presenta habitualmente; en segundo lugar, un análisis cuantitativo, que ha proporcionado información sobre la frecuencia de aparición de las variantes y variables estudiadas, así como las relaciones existentes entre ellas y la incidencia que en las mismas tienen la edad, el sexo, el nivel de instrucción, la clase social o el modo de vida de los informantes. Como se ha apuntado en el capítulo introductorio, el corpus PRESEEA está compuesto por entrevistas semidirigidas, por tanto, nos encontramos ante una situación de no mucha solidaridad o inmediatez comunicativa, lo que, en palabras de Briz (2007), está en correlación con la mayor presencia de atenuantes, de manera que nos hemos asegurado de tener un número considerablemente alto de actos de habla atenuados. Este hecho permitió que Marta Albelda y la autora de este trabajo establecieran como significativas o determinantes en la atenuación lingüística (y paralingüística), a partir de varios estudios iniciales exploratorios, un conjunto de variables y variantes lingüísticas, pragmático-discursivas y sociales relacionadas con el tipo de atenuación, los recursos empleados para atenuar, aspectos pragmáticos 3

El trabajo que aquí presentamos se inscribe en el proyecto de investigación «Patrones sociolingüísticos y procesos de integración sociolingüística en Madrid» (Ref. FFI2011-29189-C05-02).

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y discursivos implicados en el uso de la atenuación y la caracterización social, geolectal y cultural de los hablantes, que detallamos a continuación. 1) Tipo de atenuación El tipo de atenuación realizada, atenuación del dictum (reducción del valor significativo de un enunciado, de lo que se dice), atenuación del modus (reducción de la fuerza ilocutiva, de lo que se hace) y atenuación del dictum y del modus (reducción tanto del valor significativo de un enunciado como de su fuerza ilocutiva), se consideró inicialmente como variable dependiente. 2) Recursos lingüísticos (y paralingüísticos) para atenuar Hemos trabajado con 25 tipos diferentes de recursos lingüísticos de atenuación, agrupados en variables de la manera que sigue: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

7.

8. 9. 10. 11. 12. 13. 4

Modificación morfológica interna: sufijos. Modificación morfológica externa: cuantificadores minimizadores, aproximativos, difusores significativos y entrecomillado. Selección léxica. Empleo de palabras extranjeras u onomatopeyas4. Modificación temporal del verbo. Expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad mediante el empleo de verbos y/o adverbios modales de pensamiento, de duda y de probabilidad. Expresión de aserciones en forma de duda o de probabilidad mediante indicación de incertidumbre o incompetencia, o fingimiento de ignorancia. Acotación de la opinión a la propia persona o a un determinado ámbito o territorio personal. Negación del supuesto de lo que se quiere pedir o preguntar. Inclusión en petición del posible rechazo del interlocutor o expresión de improbabilidad de que se conceda lo que se solicita. Petición de disculpas ante una interrupción, una pregunta, un favor, etc. Modificaciones del acto de habla que restringen lo dicho mediante construcciones sintácticas condicionales, concesivas o temporales. Justificaciones y excusas.

Estos cuatro primeros recursos corresponden a la atenuación del dictum.

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14. Utilización o simulación de estilo directo para expresar las propias palabras o la propia opinión. 15. Elipsis de la conclusión (estructuras suspendidas). 16. Uso de fórmulas fáticas de petición de consentimiento. 17. Impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general a través de pronombres, formas verbales impersonales u otras formas de despersonalización del origen deíctico del enunciado. 18. Impersonalizaciones con expresiones que evitan la aseveración del yo y recurren a una causa o presión externa que motiva lo dicho. 19. Impersonalizaciones mediante marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho y lo objetivan. 20. Empleo de marcadores del discurso atenuantes correctores para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente. 21. Uso de marcadores del discurso como atenuantes por marcación de consecuencia lógica. 22. Movimientos concesivos para minimizar la disconformidad dialógica o para atenuar y proteger la propia imagen monológicamente. 23. Comparación como forma de justificación. 24. Reducción del formato del acto de habla. 25. Utilización de elementos paralingüísticos como mecanismos de atenuación (risa, tono, vacilación…)5. Como hemos mencionado con anterioridad, en esta investigación se ha tomado como unidad de análisis el acto de habla y, por tanto, se ha considerado como pertinente en el funcionamiento de la atenuación lingüística la cantidad de recursos de atenuación que emplea el hablante en cada acto atenuado, bajo el supuesto de que la utilización de mayor número de recursos supone un grado más alto de atenuación (Briz 2007). Así, hemos establecido como variable lingüística, también, el número de estrategias de atenuación utilizadas en cada acto de habla atenuado. Finalmente, dentro de los aspectos formales que caracterizan el fenómeno que nos ocupa, hemos considerado la posición sintáctica en la 5

Del recurso 5 al 25 han sido considerados estrategias de atenuación del modus. Cuando se combinan recursos de las variables 1-4 y 5-25 nos encontramos ante atenuación del dictum y del modus a la vez.

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que se encuentra el recurso de atenuación más significativo de cada acto de habla, atendiendo a si dicho recurso aparece integrado en el acto de habla, intercalado e interrumpiendo o alterando la unidad sintáctica, intercalado con función rectificadora, en posición inicial que anticipa, en posición final que repara o acota o en posición inicial y final a la vez. 3) Factores pragmáticos y discursivos Con respecto a los aspectos pragmáticos y discursivos que inciden en la producción de atenuación lingüística, hemos atendido al uso que se hace del fenómeno y las funciones que presenta. Hemos trabajado, en primer lugar, con la «carga semántico-pragmática del mensaje», teniendo en cuenta si se atenúa un contenido que afecta a la imagen del hablante, a la imagen del interlocutor, a la imagen de sujetos que no intervienen en el acto comunicativo, a la relación entre los dos interlocutores o a la negociación entre ellos, o a ninguna de las imágenes implicadas en el acto de habla. En segundo lugar, y en relación con la variable anterior, hemos analizado siete funciones específicas que realiza la atenuación lingüística en el corpus hasta ahora analizado: reducir la repercusión de una generalización o evidencia o el efecto de lo dicho; evitar o reducir el compromiso del hablante con lo dicho; realizar actividades de autoimagen; manifestar o buscar acuerdo; reparar o mitigar una amenaza a la imagen del oyente; evitar imponer el yo, y justificar el desacuerdo o evitar un posible desacuerdo. En tercer lugar, hemos estudiado el tipo de acto de habla con discurso atenuado, según su fuerza ilocutiva, establecido a partir de la clasificación básica de los actos de habla en directivos (en beneficio del hablante o en beneficio del interlocutor), asertivos (expresión de opiniones o expresión o descripción del estado factual de la realidad), compromisivos y expresivos, incide en el funcionamiento sociopragmático del fenómeno6. Por último, hemos tenido en cuenta otras variables pragmáticodiscursivas básicas, consideradas muchas de ellas en los estudios coordinados PRESEEA, que permiten controlar factores condicionantes de la variabilidad en circunstancias determinadas: la temática 6

En el presente trabajo no hacemos referencia a los resultados obtenidos con respecto a esta variable, ya que no resultan tan significativos e interesantes como los referidos al uso general de la atenuación y a la forma y función que presenta, y supondría una extralimitación del número de páginas.

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en desarrollo cuando se produce el acto de habla con atenuación (especializada o no especializada), el registro (formal, medio, informal), el estilo discursivo (argumentación, exposición, narración, descripción y diálogo), el propósito funcional predominante (transaccional o interpersonal), el carácter del discurso atenuado (reproducido o no reproducido), la toma de turno (atenuación en turno propio o robado) y el control temático (atenuación en un turno en el que se produce, o no se produce, cambio de tema). Estas variables no han resultado significativas en los análisis realizados, por lo que no serán tratadas en el presente trabajo. 4) Características sociales de los hablantes Con respecto a los factores sociales, y siguiendo los presupuestos metodológicos del proyecto PRESEEA, hemos trabajado con tres diferentes: la edad de los interlocutores (jóvenes —de 20 a 34 años—, adultos —de 35 a 54 años— y mayores —55 años o más—), el sexo (mujer y hombre) y el nivel de instrucción (estudios primarios, estudios secundarios —medios— y estudios superiores). Como factores de posestratificación, hemos tenido en cuenta la clase social, que, en Vallecas, zona de Madrid objeto del estudio actual, presenta tres variantes: baja, media-baja y media, y el modo de vida enfocado hacia el ocio, la familia o el trabajo. 5) Caracterización geolectal y cultural Constituye un presupuesto básico del proyecto PRESEEA la comparabilidad de los resultados obtenidos en los diferentes estudios realizados; por ello, se contempla la variación diatópica y cultural como fundamental. A este respecto, en la investigación sobre el habla de Madrid (Vallecas), se puede trabajar con una muestra de informantes inmigrantes españoles7, ya que el corpus está configurado para recoger datos del habla que caracteriza la zona de inmigrantes nacionales, lo que permite comprobar si el origen del hablante (madrileño, no madrileño) es una fuente más de diferenciación, estudio que se podrá abordar en un futuro y del que no damos resultados en este trabajo. Por otro lado, Marta Albelda, Ana M. Cestero, Esteban Montoro y Marta Samper, como miembros de los equipos Preseea-Valencia, Preseea-Madrid, Preseea-Granada y Preseea-Las Palmas, respectivamente, estamos 7

Los inmigrantes han llegado a Madrid después de los 10 años de edad, llevan al menos un tercio de su vida viviendo en Madrid y cinco años o más residiendo en el barrio de Vallecas.

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preparando un trabajo contrastivo que tiene por objeto establecer patrones sociopragmáticos de la atenuación en las cuatro comunidades mencionadas; esta investigación verá la luz en unos meses, pero ahora nos ocupamos de la gran urbe y, concretamente, del uso de la atenuación que hacen los madrileños de Vallecas, que detallamos a continuación.

3.

La atenuación en el habla de Madrid (Vallecas)

Los madrileños de la zona popular de Vallecas atenúan bastante frecuentemente sus actos de habla8, y lo hacen mediante recursos lingüísticos variados, pero siguiendo patrones de comportamiento establecidos en su comunidad. En las nueve horas de grabación analizadas, hemos documentado 4273 turnos de palabra, en los que se han producido 538 actos de habla con atenuación, distribuidos en 687 turnos; lo que supone que el 16% de los turnos del informante presenta discurso atenuado. Las estrategias de atenuación empleadas son más numerosas que los actos de habla con atenuación, pues los hablantes podemos utilizar una o más de una en cada acto de habla y, habitualmente, los madrileños hacen uso de más de una, aumentando con ello el grado de atenuación; en total, en nuestro corpus, se han utilizado 1438 recursos de atenuación. Los resultados generales obtenidos en los análisis realizados muestran, claramente, la existencia de variación en el uso de atenuación condicionada por las características sociales de los hablantes, lo que nos lleva a pensar que nos encontramos ante un fenómeno sociolingüístico. En el barrio de Vallecas de Madrid, los hombres atenúan más que las mujeres (288 casos, frente a 250), los adultos más que los jóvenes y que los mayores (201 casos, frente a 187 y 150, respectivamente) y las personas con nivel de instrucción superior, más que las que tienen un nivel de instrucción medio o bajo (241 casos, frente a 149 y 148).

8

Si bien, según se menciona en los estudios realizados por I. Molina (2005 y Capítulo 9, en este volumen), lo hacen en menor proporción que los hablantes del barrio de Salamanca, que cuenta con una población mayoritariamente de clase media y media alta.

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250 Mujeres

288

Hombres

Gráfico 1. Actos de habla con atenuación: sexo

150

187 20-34 años 35-54 años 55+ años 201

Gráfico 2. Actos de habla con atenuación: edad

148 241 Instrucción baja Instrucción media Instrucción alta 149

Gráfico 3. Actos de habla con atenuación: nivel de instrucción

Salvo en lo que al nivel de instrucción se refiere, los resultados apuntados coinciden con los obtenidos por Molina (2005) para el barrio de Salamanca de Madrid, lo que nos permite afirmar que, al menos en la capital de España, el patrón de comportamiento con respecto a la atenuación no es el que habitualmente se ha establecido en la bibliografía publicada sobre el tema, que confiere a la mujer y a los mayores una actuación más cortés en interacción, reflejo, entre otros aspectos, de un mayor empleo de estrategias de atenuación. Estos datos generales, no obstante, deben ser matizados, ya que el comportamiento de hombres y mujeres de diferentes edades y niveles de

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La atenuación lingüística en el habla de Madrid

instrucción no es el mismo. Así, son los hombres de mediana edad los que más atenúan (129 casos), seguidos de los jóvenes (93 casos), independientemente del nivel de instrucción que tengan, y aumenta el uso de atenuación a medida que sube el nivel de instrucción. En el caso de las mujeres hay mayor variabilidad: las jóvenes suelen atenuar más que las mayores y que las adultas (94 casos, 84 y 72, respectivamente), excepto en el nivel de instrucción bajo, y las que tienen un nivel de instrucción bajo atenúan más que las que tienen un nivel medio (75 frente a 70). La Tabla 1 y el Gráfico 4, que ofrecemos a continuación, permiten apreciar claramente las diferencias marcadas a las que aludimos. Tabla 1. Actos de habla con atenuación: sexo, edad y nivel de instrucción Edad

Nivel de instrucción 20-34 años Estudios primarios

Sexo

Estudios secundarios

Sexo

Estudios superiores

Sexo

35-55 años

55+ años

Mujer

27

31

17

Hombre

24

36

13

Mujer

25

19

26

Hombre

28

32

19

Mujer

42

22

41

Hombre

41

61

34

70 60 Mujer joven

50

Mujer adulta 40

Mujer mayor

30

Hombre joven Hombre adulto

20

Hombre mayor 10 0 Estudios primarios

Estudios medios

Estudios superiores

Gráfico 4. Actos de habla con atenuación: sexo, edad y nivel de instrucción

A pesar de que la clase social y el modo de vida han sido tratados como factores de posestratificación y, por tanto, no disponemos de datos homogéneos en cuanto a la muestra analizada, consideramos conveniente mencionar que,

376

Ana M. Cestero Mancera

en la zona de Vallecas de Madrid, de población mayoritariamente popular, es decir, de clase baja, media baja y media, y con modo de vida enfocado al ocio o a la familia (en raras ocasiones al trabajo), la clase social parece incidir, a la vez que el nivel de instrucción, en la frecuencia de atenuación discursiva. Así, los sujetos de clase media-baja (7 en nuestra muestra) han producido un total de 241 actos de habla con atenuación, una cifra muy superior a la de 150 que han producido los sujetos de clase media (5 en nuestra muestra) o a la de 145 que han producido los informantes de clase baja (6 en nuestra muestra); por tanto, a medida que aumenta la clase social, aumenta la atenuación en interacción. No podemos estar seguros de la incidencia del modo de vida en el uso de estrategias atenuantes discursivas, ya que la gran mayoría de los sujetos que han colaborado en Preseea-Madrid están enfocados hacia el ocio, dadas las características de la urbe. Sin embargo, parece significativo que el único informante enfocado al trabajo de nuestra muestra efectúe 41 actos de habla con atenuación (frente a los 116 de 4 sujetos enfocados a la familia y los 381 de 13 individuos enfocados al ocio) casi el doble de lo que podría ser la media, lo que nos lleva a considerar, de nuevo, la clase socio-cultural (con la que se relaciona el nivel de instrucción, la profesión, el nivel económico y ahora, también, el modo de vida enfocado al trabajo) como factor determinante en el empleo de atenuación. Los datos que acabamos de presentar permiten explicar el fenómeno que nos ocupa, como hemos mencionado ya en otras ocasiones, a partir de condicionamientos socioculturales o a partir de una especialización lingüística y funcional que refleja el uso de estrategias interactivas diferentes condicionado por factores sociales9. Los resultados de los análisis realizados indican, en nuestra opinión, que diferentes grupos sociales tienen distintas estrategias de cooperación y cortesía en interacción, pues, considerando la atenuación, como se ha hecho habitualmente, una estrategia de cortesía y, en el sentido amplio de «conseguir o buscar acuerdo o impedir el desacuerdo —aunque sea social» del que hablábamos al comienzo, una

9

Así parece verse claramente en los datos que se han obtenido en otras investigaciones recientes (Albelda 2011a, 2011b y 2013, Cestero 2011a, 2011b, 2012, Albelda y Cestero 2011, Cestero y Albelda 2012, Samper 2011 y 2013, Montoro 2014), en las que se ha documentado que distintos grupos sociales (hombres, mujeres, jóvenes, adultos, mayores, personas con educación baja, media o alta) utilizan determinados recursos de atenuación más frecuentemente que otros.

377

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

estrategia de cooperación10, la utilizan en proporciones diferentes hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y personas con diferente nivel de instrucción11, de la misma manera que ocurre, significativamente, con los diferentes tipos de atenuación, los recursos lingüísticos de atenuación más empleados o las funciones habituales con que se hace uso de la estrategia que nos ocupa, es decir, con su forma y su función. Tratamos, a continuación, estos tres temas fundamentales con objeto de ofrecer la caracterización completa de lo que acontece en Madrid (Vallecas) en referencia a la atenuación.

3.1

Variación en tipos de atenuación

La clase de atenuación, esto es, si formalmente se atenúa lo que se dice, reduciendo el valor significativo del enunciado, lo que se hace, reduciendo la fuerza ilocutiva del acto de habla, o lo que se dice y se hace a la vez, reduciendo el valor significativo del enunciado y la fuerza ilocutiva del acto de habla en el mismo acto, es variable, y la diferente proporción de uso responde a condicionantes sociopragmáticos. En el distrito de Vallecas de Madrid, el tipo de atenuación más empleado es la atenuación del modus (314 casos), seguida de una combinación de atenuación del dictum y el modus (191 casos) y, por último, de atenuación del dictum (33 casos). Se atenúa, pues, el valor ilocutivo del acto de habla mucho más que el valor significativo del enunciado. 33 Atenuación de dictum

241

Atenuación de modus 314 Atenuación de dictum y modus

Gráfico 5. Tipos de atenuación

10 11

En el sentido en el que Briz (2007: 7) alude al fin último de toda interacción comunicativa: lograr el acuerdo y la aceptación, aunque sea social. Lo mismo ocurre con otros fenómenos cooperativos o corteses como la interrupción, la producción de apoyos conversacionales, el empleo de recursos de función fática, etc. (Cestero 2002, 2003 y 2007).

378

Ana M. Cestero Mancera

Hombres y mujeres de Madrid (Vallecas) siguen el patrón general de comportamiento con respecto al tipo de atenuación que utilizan mayoritariamente y, así, atenúan habitualmente el modus o el dictum y modus, si bien es conveniente mencionar que, proporcionalmente, las mujeres atenúan más el dictum que los hombres (un 9,2% frente a un 3,4%), lo que podría indicar una mayor atención a la forma de las primeras. Si atendemos a la edad de los informantes, de nuevo encontramos el patrón general de comportamiento. No obstante, parece oportuno destacar que, proporcionalmente, en el habla de los adultos no hay una diferencia tan marcada como en el habla de los jóvenes y los mayores en la frecuencia de uso de atenuación del modus y del dictum y modus (57% y 39% de los adultos, frente a 59% y 36% de los jóvenes y 59% y 30% de los mayores). Los mayores, por otro lado, son los que usan más la atenuación de dictum (11%, frente a 5% de los jóvenes y a 4% de los adultos). Por último, es necesario mencionar que los hablantes de instrucción baja, y también los de superior, no muestran una diferencia tan marcada entre la frecuencia de uso de atenuación del modus y del dictum y modus, aunque atenúan más, siguiendo el patrón general, el modus (57% y 36%, respectivamente, los jóvenes; 54% y 40%, respectivamente, los mayores), como lo hacen los sujetos con estudios medios (67% y 28%, respectivamente), lo que indica una tendencia marcada de los hablantes de instrucción media a atenuar especialmente el valor ilocutivo del acto de habla, favoreciendo el uso indirecto de las estrategias pragmáticas. Como acabamos de mencionar, visto en conjunto, los informantes utilizan en mayor proporción atenuación del modus, pero, si cruzamos la edad, el sexo y el nivel de instrucción, observamos que se dan cruces curiosos. Los hombres jóvenes no atenúan nunca únicamente el dictum, y los de estudios primarios atenúan más el dictum y modus que el modus, no cumpliendo, así, el patrón general de comportamiento. Solo los hombres mayores de estudios superiores atenúan, aunque en baja proporción, el dictum, siendo mucho más frecuente en todos los mayores de los tres niveles de instrucción la atenuación únicamente del modus. En el caso de las mujeres, todas atenúan en alguna ocasión solo el dictum, y es destacable el hecho de que las jóvenes y mayores de estudios superiores atenúen considerablemente más el dictum y el modus a la vez que solo el modus.

379

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

Atenuación dictum

M33

Atenuación modus

15

Atenuación dictum y modus

22

M32

20

M31

2

10

M23

6

14 7

M22

12 6

M21

16

M13

12

16 24

M12 22 M11

6

2

14 0%

7

20%

40%

60%

80%

100%

Gráfico 6. Tipos de atenuación: mujeres

Atenuación dictum

Atenuación modus

H33

18

H32

9

16

H31

3

10

H23

3

35 26

H22

13 17

H21

24 11

H13

33

H12 H11

Atenuación dictum y modus

8

16 0 0%

12

10 14 20%

40%

60%

80%

100%

Gráfico 7. Tipos de atenuación: hombres

380

Ana M. Cestero Mancera

Esta forma de proceder, que sin duda se relaciona con los recursos lingüísticos empleados habitualmente para atenuar por hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores y personas con instrucción baja, media y alta, parece reflejar cierta tendencia al uso de mecanismos lingüísticos y pragmáticos por parte de la mujer y de mecanismos más indirectos, pragmáticos solo en mayor proporción, por parte de los hombres. La incidencia de la clase social en la proporción de los tipos básicos de atenuación es también destacable, ya que no es la misma que la del nivel de instrucción. Así, los sujetos de clase baja, muestran una diferencia muy marcada en el uso de atenuación del modus y del dictum y modus (67% y 27%, respectivamente); tal diferencia, sin embargo, no es tan acentuada en los sujetos de clase media-baja (55% y 38%, respectivamente) ni en los de clase media (55% y 40%), lo que, unido al hecho de que la clase media-baja use un 2% más de atenuación del dictum que el resto, parece indicar una tendencia a la doble atenuación del valor significativo y del valor ilocutivo que aumenta a medida que se sube en el espectro social y que relaciona la mayor atención a la forma con el sexo —mujer—, y con el aumento de edad, nivel de instrucción y clase social. Estos últimos datos se pueden asociar con lo que acontece con respecto al modo de vida. Así, el modo de vida orientado al trabajo favorece el uso de atenuación de dictum y modus (53%); el modo de vida orientado a la familia no presenta diferencias muy marcadas entre la proporción de atenuación de modus (54%) y de dictum y modus (40%), y el modo de vida más habitual de nuestra muestra, el orientado al ocio, muestra una proporción acorde con los patrones generales de comportamiento, mucho más alta en el uso de atenuación del modus (62%) que del dictum y modus (32%) y del dictum (6%). Vemos, pues, una primera distribución de proporciones en el tipo de atenuación más frecuentemente empleada que nos lleva a comenzar a hablar de especialización de estrategias por sexos, edades y nivel de instrucción (además de clase social y modo de vida), reflejo, sin duda, de la existencia de variación diastrática, que se relaciona de forma directa con el número y el tipo de recursos lingüísticos utilizados de manera habitual para atenuar en los actos de habla producidos en interacción, a los que atendemos a continuación.

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

3.2

381

Variación en los recursos lingüísticos de atenuación

Como hemos comentado en la introducción, en los estudios realizados sobre el tema que nos ocupa, se suele asociar la atenuación con la utilización de determinados recursos lingüísticos, a los que se atiende de forma conjunta, sin hacer distinciones de estrategias, o considerando de forma individual cada uno de ellos. El estudio sociopragmático de la atenuación que se está llevando a cabo en el marco del proyecto PRESEEA considera como unidad de análisis el acto de habla y, con ello, identifica el número de recursos de atenuación que el hablante emplea en cada acto de habla atenuado, además de los tipos de recursos más usados como estrategias de atenuación y su combinación, lo que permite comprobar el patrón de comportamiento que muestran los madrileños de Vallecas con respecto a la cantidad y la clase de recursos que usan habitualmente para atenuar en sus actos de habla. A este respecto, cabe decir que nuestro corpus muestra variación diastrática significativa en el número de estrategias lingüísticas utilizadas para atenuar, pues, en el distrito de Vallecas de Madrid, lo más frecuente es que se utilicen en el mismo acto de habla 2 (32,34%), 3 (27,32%), 1 (17,28%) o 4 (15,61%) recursos diferentes de atenuación12. Hombres y mujeres siguen el patrón general de comportamiento apuntado13; no obstante, si atendemos a la edad de los informantes, obtenemos datos significativos. Los adultos son los informantes que más atenúan, seguido de los jóvenes y de los mayores, y estos datos se ven reflejados en el número de recursos de atenuación que utilizan en los actos de habla atenuados: los adultos, en orden, usan 3 (61 casos), 2 (61 casos), 4 (46 casos) y 1 (17 casos); los jóvenes utilizan 2 (57 casos), 3 (51 casos), 1 (43 casos) y 4 (19 casos), y los mayores emplean 2 (56 casos), 3 (35 casos), 1 (33 casos) y 4 (19 casos). Estas cifras parecen indicar que el comportamiento de jóvenes y mayores con respecto a la graduación de la atenuación lingüística es más similar, y la diferencia clara se encuentra en la forma de actuar de los hablantes del grupo de mediana edad (entre

12 13

Es poco frecuente que se usen 5 (24 casos), 6 (13 casos), 7 (2 casos) u 8 (1 caso) recursos, por lo que no los tenemos en cuenta en los datos que ofrecemos en el apartado. La mujeres utilizan, en 82 ocasiones, 2 recursos, en 68 ocasiones, 3, en 44 ocasiones, 1, y en 37 ocasiones, 4. Los hombres usan 2 recursos, en 92 casos, 3 recursos, en 79 casos, 1 recurso, en 49 casos, y 4 recursos, en 47 casos.

382

Ana M. Cestero Mancera

35-54 años), comúnmente caracterizado en los estudios sociolingüísticos por autocorrección en acercamiento a la norma y, con ello, por un uso más atenuado de los actos de comunicación14 que les lleva a emplear, habitualmente, más recursos de atenuación en un mismo acto de habla, lo que completa la información obtenida en el análisis del tipo de atenuación que hemos ofrecido en el apartado anterior. El nivel de instrucción de los informantes es, también, un factor que incide en la cantidad de estrategias de atenuación usadas en interacción. Los informantes con estudios superiores atenúan más y utilizan una mayor cantidad de estrategias de atenuación en los actos de habla: en 66 ocasiones, 2 estrategias (frente a las 63 de los informantes con estudios primarios y a las 45 de los que tienen estudios secundarios), en 61 ocasiones, 3 recursos (frente a las 39 de los hablantes con estudios primarios y a las 47 de los que tienen estudios medios), en 46 ocasiones, 4 estrategias (frente a las 12 de los participantes con estudios primarios, y a las 26 de los de estudios medios) y, finalmente, en 43 ocasiones, 1 recurso (frente a los 27 casos de los informantes con estudios primarios y a los 23 de los que tienen estudios secundarios. Si atendemos conjuntamente al sexo, la edad y el nivel de instrucción, podemos apreciar, como se recoge en el Gráfico 8, la existencia de cruces significativos:

14

Dadas las características de la encuesta con la que trabajamos para recoger el corpus Preseea de la Comunidad de Madrid, en la que los informantes del grupo de mediana edad interactúan con un entrevistador de su mismo grupo de edad, la solidaridad, en este caso, podría ser el concepto social que explicara el mayor uso de recursos de atenuación por parte de los adultos.

383

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

H33

100% 11

2

7

14

H32

90%

H31

3

80% 70% 60%

6

M33 M32

9

8

2

12

15

M31

22

H23 H22 H21

50%

M23

40%

M22

18 7

30% 20%

M21

15

H13

1 4

10

H12

15

10%

H11

5

11

M13

0%

M12

1 recurso

2 recursos

3 recursos

4 recursos

M11

Gráfico 8. Cantidad de recursos de atenuación empleados en un mismo acto de habla

En consonancia con estos datos, proporcionalmente, el uso de más recursos de atenuación en un mismo acto de habla, es decir, del aumento de grado de atenuación, lo producen los sujetos de clase media y media baja, por lo que aumenta al subir en la clase social15. El modo de vida orientado al trabajo, además, favorece el empleo de más recursos de atenuación en

15

Recogemos los porcentajes en la siguiente tabla: Clase social UNA única estrategia DOS estrategias

Baja 26% 39%

Media-baja 15% 29%

Media 12% 31%

TRES estrategias

23%

27%

31%

7%

17%

19%

CUATRO estrategias

384

Ana M. Cestero Mancera

el mismo acto de habla, llegándose a utilizar 5 estrategias en el 10% de las ocasiones16. Resultan aún de mayor interés, en nuestra opinión, los resultados obtenidos en la investigación con respecto a los tipos de recursos lingüísticos más empleados por los madrileños de Vallecas. De los 25 tipos diferentes de recursos de atenuación con los que hemos trabajado, los que se utilizan más frecuentemente, en Madrid (Vallecas), son los elementos paralingüísticos (risa, tono, vacilación, etc.), que se dan en 274 ocasiones (el 19,05%), el empleo de marcadores del discurso como atenuantes correctores, que aparece en 171 casos (el 11,89%), y el uso de modificación morfológica externa, que se encuentra en 151 casos (10,5%). Son de uso bastante frecuente, también, la impersonalización que apela al juicio de la mayoría o a un interlocutor general —139 casos, el 9,66%— y la expresión de aserciones en forma de duda o probabilidad mediante verbos o adverbios modales de pensamiento, duda o probabilidad (138 casos, el 9,59%). Con algo menos de frecuencia se hace uso de fórmulas fáticas de petición de consentimiento o aceptación (96 casos, 6,67%), de modificación morfológica interna (67 casos, 4,6%), de movimientos concesivos (64 casos, 4,45%), de justificaciones y excusas (63 casos, 4,38%) y de marcadores del discurso como atenuantes de consecuencia lógica (57 casos, 3,96%). El resto de estrategias lingüísticas de atenuación consideradas son de uso poco frecuente y algunas no se han documentado en el tipo de interacción con el que hemos trabajado (la negación del supuesto de lo que se quiere pedir o preguntar, la inclusión en la petición de un posible rechazo o imposibilidad, la petición de disculpas y el uso de palabras extranjeras u onomatopeyas). En el Gráfico 9, se pueden ver claramente las diferencias en el empleo de los distintos recursos de atenuación que hacen los madrileños del barrio de Vallecas: 16

Ofrecemos los datos porcentuales en la tabla que sigue: Modo de vida UNA única estrategia DOS estrategias

Familia 12% 36%

Ocio 19% 32%

Trabajo 17% 24%

TRES estrategias

34%

25%

24%

CUATRO estrategias

15%

15%

19%

2%

3%

10%

CINCO estrategias

385

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

20 Paralenguaje

18

Marc. Correctores

16

Mod. Externa Impersonalización I

14

Aserciones en forma de duda o prob.

12

Fórmulas fáticas Mod. Interna

10

Mov. Concesivos

8

Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

6 4 2 0 Madrid (Vallecas)

Gráfico 9. Recursos de atenuación

Estos resultados generales deben ser analizados, ahora, en atención a la incidencia que tienen en el uso habitual de determinados tipos y recursos lingüísticos de atenuación factores como el sexo, la edad y el nivel de instrucción de los informantes. En general, los hombres utilizan más recursos lingüísticos que las mujeres en el corpus analizado de Madrid (774 frente a 664). Los recursos lingüísticos que utilizan hombres y mujeres frecuentemente para atenuar son, en términos generales, los mismos; sin embargo, a este respecto, hay datos que muestran diferencias significativas en las estrategias comunicativas. La forma de atenuación más utilizada en el corpus manejado, elementos paralingüísticos, es la más empleada por hombres y mujeres de Vallecas, aunque las mujeres la usan en mayor proporción que los hombres (20,6% frente a 17,7%). Después, las mujeres atenúan haciendo uso, por orden de preferencia, de marcadores discursivos correctores (13,9%), modificación morfológica externa (9,8%), expresión de aserciones en forma de duda o probabilidad mediante verbos o adverbios modales (7,8%), justificaciones y excusas (6,9%), modificación morfológica interna (6,5%), movimientos concesivos (5,3%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría a un interlocutor general (4,9%), marcadores discursivos de consecuencia lógica (4,7%) y fórmulas fáticas de petición de consentimiento (4,1%). Por su parte, los hombres usan

386

Ana M. Cestero Mancera

preferentemente, en orden, elementos paralingüísticos (17,7%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (13,7%), aserciones en forma de duda o probabilidad con verbos o adverbios modales (11,1%), modificación morfológica externa (11,1%), marcadores discursivos correctores (10,2%), fórmulas fáticas (8,9%), movimientos concesivos (3,8%), elipsis de conclusiones (3,8%, recurso usado en muy baja proporción por las mujeres), marcadores de consecuencia lógica (3,4%) y modificación morfológica interna (3,1%). Estos datos reflejan, a nuestro modo de ver, que la estrategia de atenuación de mujeres y hombres es diferente. Cada sexo está especializado en el empleo frecuente de distintos tipos de recursos lingüísticos para atenuar en interacción, como puede apreciarse en el Gráfico 10. 25 Paralenguaje

20

Marc. Correctores Mod. Externa Impersonalización I

15

Aserciones en forma de duda o prob. Fórmulas fáticas Mod. Interna

10

Mov. Concesivos Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

5

0 Mujeres

Hombres

Gráfico 10. Recursos de atenuación utilizados por hombres y mujeres

También es posible apreciar variación sociolingüística si atendemos al uso frecuente de diferentes recursos de atenuación que hacen las personas de los grupos de edad con los que hemos trabajado, teniendo en cuenta que los jóvenes emplean en nuestro corpus 478 recursos, los adultos, 596, y los mayores, 364. Así, si bien los informantes de los tres grupos de edad utilizan los elementos paralingüísticos como mecanismo de atenuación prioritario (19,45%, 18,12% y 20%, respectivamente), los jóvenes

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

387

emplean para atenuar, en orden de frecuencia, marcadores discursivos correctores (13,17%), aserciones en forma de duda o probabilidad con adverbios o verbos modales (11,5%), modificación morfológica externa (11,3%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría a un interlocutor general (6,7%), modificación morfológica interna (5,6%), fórmulas fáticas (5,6%), elisión de la conclusión (5,4%), movimientos concesivos (5%) o marcadores de consecuencia lógica (5%). Los adultos, por su parte, que son los que más atenúan en interacción, al menos en el habla de Vallecas de Madrid, suelen hacerlo con impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (12,91%), con marcadores discursivos correctores (10,73%), con modificación morfológica externa (9,7%), con fórmulas fáticas (8,5%), expresando las aserciones en forma de duda o probabilidad (8,4%), con movimientos concesivos (4,5%), con justificaciones y excusas (4,1%), con modificación morfológica interna (3,8%) y con marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho (3,8%). Por último, los mayores, que atenúan considerablemente menos que las personas de los otros dos grupos de edad estudiados, utilizan con frecuencia para atenuar marcadores discursivos correctores (12%), modificación morfológica externa (10,7%), expresión de las aserciones en forma de duda o probabilidad (9,1%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (8,2%), justificaciones y excusas (6%), fórmulas fáticas (4,9%), marcadores discursivos de consecuencia lógica (4,9%), modificación morfológica interna (4,6%) y movimientos concesivos (3,5%). Los datos que acabamos de ofrecer, como puede apreciarse en el Gráfico 11, parecen indicar, otra vez, que existe cierta especialización en el empleo de determinados recursos lingüísticos de atenuación, determinada, en este caso, por la edad. Jóvenes, adultos y mayores presentan diferencias claras al atenuar, lo que nos lleva a pensar en características propias de las variedades que manejan, en este caso con respecto al nivel discursivo y a la competencia sociopragmática.

388

Ana M. Cestero Mancera Paralenguaje

25

Marc. Correctores Mod. Externa

20

Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob.

15

Fórmulas fáticas Mod. Interna

10

Mov. Concesivos Justificaciones y excusas

5

Marc. Consecuencia lógica

0 Jóvenes

Adultos

Mayores

Gráfico 11. Recursos de atenuación utilizados por jóvenes, adultos y mayores

Por último, hemos de atender a la variación condicionada por el nivel de instrucción de los hablantes, pues también muestra datos significativos que parecen indicar, una vez más, especialización estratégica en interacción. Las personas con un nivel de instrucción alto son las que más atenúan (utilizan, en nuestro corpus, 683 recursos), y lo hacen, en orden de frecuencia, a través de impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (12,8%), de modificación morfológica externa (11,6%), de elementos paralingüísticos (11,2%), de marcadores del discurso correctores (11,2%), de aserciones en forma de duda o probabilidad con adverbios o verbos modales (10,2%), de fórmulas fáticas (9,9%), de marcadores discursivos de consecuencia lógica (6,4%), de justificaciones y excusas (4,3%), de estilo directo (4%), de marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho (3,5%) y de elipsis de la conclusión (3,3%). Los informantes con nivel de instrucción medio, que atenúan más que los que tienen nivel primario (400 recursos frente a 355), suelen hacerlo con elementos paralingüísticos (25%), marcadores del discurso correctores (13,2%), expresión de aserciones en forma de duda y probabilidad con verbos o adverbios modales (10,5%), modificación morfológica externa (8,7%), impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (6,2%), movimientos concesivos (6%), elipsis de la conclusión (5%), justificaciones y excusas (4%), marcadores discursivos que inciden en la franqueza de lo dicho (3,7%), modificación morfológica interna (3,5%) y estilo directo (2,7%). Finalmente, las personas con nivel de instrucción primario, que son las

389

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

que menos atenúan, lo hacen habitualmente usando elementos paralingüísticos (27%), con marcadores correctores (11,5%), con modificación morfológica externa (10%) o interna (8,4%), con expresión de aserciones en forma de duda o probabilidad mediante verbos o adverbios modales (7,3%), con impersonalizaciones que apelan al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (7,3%), con movimientos concesivos (5,3%), con fórmulas fáticas (4,7%), con justificaciones y excusas (4,7%) y con elipsis de conclusiones (3,3%). 30 Paralenguaje

25

Marc. Correctores Mod. Externa

20

Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob.

15

Fórmulas fáticas Mod. Interna

10

Mov. Concesivos Justificaciones y excusas

5

Marc. Consecuencia lógica

0 Instrucción primaria

Instrucción media

Instrucción superior

Gráfico 12. Recursos de atenuación utilizados por personas con instrucción primaria, media y superior

Como puede apreciarse claramente en el Gráfico 12, los hablantes de instrucción superior hacen uso de un mayor tipo de recursos, mientras que los de instrucción media y baja usan mayoritariamente elementos paralingüísticos y, si bien emplean varios recursos más con relativa frecuencia, la proporción de aparición es bastante menor. La clase social y el modo de vida indican, una vez más, cierta preferencia de determinados grupos de individuos por recursos lingüísticos de atenuación. No podemos ofrecer datos comparativos de uso por clases sociales o modos de vida, ya que no contamos con el mismo número de informantes de las tres clases con las que hemos trabajado en Vallecas (baja, media-baja y baja) y de los tres modos de vida establecidos en PRESEEA (familia, ocio y trabajo), pero podemos apreciar tendencias con respecto a las frecuencias de uso de ciertos recursos para atenuar, tal y como se refleja claramente en los gráficos que siguen:

390

Ana M. Cestero Mancera

30 Paralenguaje

25

Marc. Correctores Mod. Externa Impersonalización I

20

Aserciones en forma de duda o prob. Fórmulas fáticas

15

Mod. Interna Mov. Concesivos

10

Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

5 0 Clase baja

Clase media-baja

Clase media

Gráfico 13. Recursos de atenuación utilizados por personas de clase baja, media-baja y media

Los sujetos de clase social baja utilizan mucho más frecuentemente elementos paralingüísticos como atenuadores que el resto de recursos (26%). Además, llama la atención el hecho de que usen elipsis de la conclusión —que no se encuentra, de manera general, entre los 10 recursos de uso frecuente— como el sexto recurso más recurrente y que no se encuentren entre los diez más habituales las justificaciones y excusas. Por su parte, los sujetos de clase media-baja no muestran una diferencia tan marcada en la proporción de uso de paralenguaje (14%), aserciones en forma de duda o probabilidad (11,1%, que es el segundo recurso más empleado en este caso), impersonalización que apela al juicio de la mayoría o a un interlocutor general (11%) y modificación morfológica externa (10,7%); es destacable, además, que los sujetos de esta clase social utilicen como noveno recurso el estilo directo, pues no se trata de un recurso de uso frecuente en el corpus. Por último, los informantes de clase media utilizan, como los de clase baja, mucho más frecuentemente elementos paralingüísticos que otros recursos (21%) y, además, no en consonancia con el patrón de comportamiento general, entre los diez recursos más empleados aparecen en sus interacciones marcadores con valores de evidencialidad (4%) y uso de lítotes y eufemismos (3,8%).

391

La atenuación lingüística en el habla de Madrid 25

20 Paralenguaje Marc. Correctores

15

Mod. Externa Impersonalización I Aserciones en forma de duda o prob.

10

Fórmulas fáticas Mod. Interna Mov. Concesivos

5

Justificaciones y excusas Marc. Consecuencia lógica

0 Familia

Ocio

Trabajo

Gráfico 14. Recursos de atenuación utilizados por personas con modo de vida enfocado a la familia, al ocio y al trabajo

El modo de vida orientado a la familia parece favorecer, siguiendo los patrones de comportamiento habituales, el uso de elementos paralingüísticos, marcadores correctores y modificación morfológica externa como recursos lingüísticos para atenuar; llama la atención que los sujetos con este modo de vida prefieran usar aserciones en forma de duda o probabilidad antes que impersonalizaciones que apelan a juicio de la mayoría o a interlocutor general y elipsis de la conclusión como recurso relativamente frecuente, aunque no es de uso general en nuestro corpus. Los sujetos orientados al ocio, que no muestran una diferencia tan grande entre el uso de recursos paralingüísticos y determinados lingüísticos, en Vallecas, suelen preferir las impersonalizaciones que apelan a juicio de la mayoría o a interlocutor general al empleo de marcadores correctores y, al margen de los patrones generales de uso frecuente, tienen elipsis de la conclusión como uno de sus diez recursos más frecuentes. Por último, los sujetos orientados al trabajo son los únicos que usan algo más los marcadores correctores que los elementos paralingüísticos, y prefieren emplear justificaciones y excusas, movimientos concesivos y marcadores de consecuencia lógica antes que impersonalizaciones y fórmulas fáticas. Los datos obtenidos, una vez más, indican que existe cierta especialización de los hablantes en el empleo de determinados recursos lingüísticos de atenuación que viene determinada por su caracterización social. Antes de concluir este apartado, es conveniente atender brevemente a la posición en el enunciado que ocupan habitualmente los recursos de

392

Ana M. Cestero Mancera

atenuación analizados, y su relación con los factores sociales con los que hemos trabajado. Lo más frecuente, en nuestro corpus, es que el recurso lingüístico de atenuación se integre en el acto de habla, sin que sea llamativa su posición; es así en 182 casos, lo que constituye el 34% de los actos con atenuación estudiados. Casi con la misma frecuencia, el recurso de atenuación se produce en posición inicial, anticipando o previo a lo que se va a atenuar (176 casos, el 33%). Son ya mucho menos frecuentes los posicionamientos finales — reparando o acotando el efecto de lo dicho (89 casos, 17%) — o intercalados — alterando la unidad sintáctica (53 casos, 10%). Y son peculiares las posiciones intercaladas que rectifican y las reduplicadas en inicio y final, con 21 (4%) y 17 (3%) ocurrencias. Con respecto al sexo de los interlocutores, no hay diferencias significativas en las frecuencias generales de uso, hombres y mujeres siguen el mismo patrón de comportamiento. La edad de los informantes, sin embargo, revela datos curiosos: los jóvenes y los mayores siguen el patrón general de comportamiento apuntado para la colocación de los recursos de atenuación en el acto de habla, pero los adultos usan más la posición inicial que la integración no llamativa y la intercalación de recursos que interrumpe la unidad sintáctica que la ubicación final. Algo similar ocurre con la incidencia del nivel de instrucción y, así, los informantes de instrucción media prefieren colocar el atenuador en posición inicial a integrarlo; además, en este caso, los sujetos con estudios superiores intercalan los atenuadores más de lo que los colocan en posición final. El cruce de los tres factores sociales nos lleva a destacar que las mujeres jóvenes con estudios primarios suelen integrar los atenuadores, si bien muestran un uso destacado, junto a los hombres de similar edad y nivel de instrucción, de colocación en posición final, Las mujeres jóvenes y mayores con estudios superiores muestran un empleo muy destacado de la posición inicial; esa misma posición es la preferida, con mucha diferencia con respecto a las demás, por los hombres adultos con instrucción media, y los hombres jóvenes adultos y mayores, con estudios superiores, optan por integrar los recursos de atenuación en el acto de habla mucho más que por cualquier otra posición.

393

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

80%

0 7

2 3

0 2

8

0 2

0 3

6

0 2

10 4

16

1

6 0 3

3 0

30%

3

13 7

10%

3 4

11

10

1 2

3 3

0 6

6 5

11

1

0 2

Finalizando Iniciando

8

Intercalado rec!ficador 3 3

2 4

Iniciando y Finalizando 21

5 1 1

4

4

6

3

0 2

0 1

17

18

1 1

0 4

2

11 1

1 4

1 7

11

8 5

0 4

24

1

0

40%

8

1

5 9

9

1 1

10

3

60%

20%

2 4 2

8

70%

50%

2

22

Intercalado 20

Integrado

27 9 5

10

5 M23

0

M13

2 90%

H32

100%

5

12

H33

H23

M33

H13

H22

M32

H21

M22

H31

M21

H21

M31

H11

M21

M11

0%

Gráfico 15. Posición de los recursos de atenuación

Con respecto a la clase social y al modo de vida, consideramos pertinente destacar algunos resultados. Los sujetos de clase baja prefieren integrar los recursos de atenuación en el acto de habla y, por tanto, no marcar la estrategia pragmático-discursiva o marcarla al final, reparando o acotando (57 casos, frente a 40 de posición final y a 29 de inicial). Los sujetos de clase media-baja, por su parte, optan prácticamente igual por integrar el recurso y por ubicarlo en posición inicial (88 casos y 84, respectivamente), es decir, anticipando el fenómeno pragmático que se va a producir o no marcándolo. Por último, los sujetos de clase media prefieren iniciar con el atenuador más frecuentemente que integrarlo, y bastante más que intercalarlo (63 casos y 37 y 23, respetivamente).

394

100%

Ana M. Cestero Mancera

9

90% 80%

84

63

Iniciando y Finalizando Finalizando 29

50% 40%

4 15

40

70% 60%

4 34

3 9

10 21

8 23

30% 20%

Iniciando

57

Intercalado rec!ficador Intercalado

88 37

10% 0% Baja

Media-baja

Media

Gráfico 16. Posición de los recursos de atenuación: clase social

Por último, con respecto al modo de vida, consideramos conveniente destacar que los sujetos enfocados al ocio, la mayoría de los que conforma nuestra muestra, prefieren colocar los recursos de atenuación de manera integrada en el acto de habla, sin que resulte llamativa su posición, si bien utilizan también, con cierta frecuencia, la posición inicial y la final (141 casos, 108 y 63, respectivamente). Sin embargo, los sujetos enfocados a la familia y al trabajo prefieren anticipar la atenuación, colocando el atenuante al inicio del acto de habla y, por tanto, marcando la actuación desde el principio y dejando conocer al interlocutor sus movimientos.

395

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

100% 90%

4

13

22

63

0 4

80%

Iniciando y Finalizando

70% 108

60%

13

40%

43

10%

Intercalado rec!ficador 1 3

7 7

20%

Finalizando Iniciando

50%

30%

21

47

Intercalado Integrado

141 29

12

0% Familia

Ocio

Trabajo

Gráfico 17. Posición de los recursos de atenuación: modo de vida

Los datos que hemos ofrecido, de nuevo, parecen indicar que existe cierta especialización de los hablantes en el empleo de determinados recursos lingüísticos y en su ubicación en el acto de habla con atenuación que viene determinada por su caracterización social y su modo de vida, como ya ocurría con respecto al tipo de atenuación de uso frecuente y como ocurre, según detallamos a continuación, en la función que cumple usualmente la atenuación en interacción.

3.3

Variación en la función de la atenuación

En este trabajo hemos mostrado, hasta ahora, que la mayor o menor proporción de uso de atenuación, así como el empleo frecuente de determinados tipos y recursos, en Madrid (Vallecas), depende de las características sociales de los hablantes, lo que nos lleva a pensar que estamos ante una variable sociolingüística. Pero, además, las funciones frecuentes para las que se utiliza atenuación, en nuestro corpus, varían dependiendo de los rasgos sociales de los informantes, lo que nos permite caracterizar el fenómeno que tratamos como sociopragmático. Hemos llegado a estas conclusiones a partir de los resultados obtenidos en los análisis realizados con respecto a determinados aspectos discursivos y pragmáticos, a saber, la carga semántica del mensaje atenuado, la fuerza ilocutiva del acto de habla y la función general del atenuante en el discurso.

396

Ana M. Cestero Mancera

El corpus de habla con el que hemos trabajado en esta investigación, PRESEEA, está formado, como hemos mencionado en varias ocasiones, por entrevistas semidirigidas. Se trata, pues, de un tipo de actividad transaccional, aunque con temática no especializada y un propósito más cercano a lo interpersonal que a lo propiamente transaccional, lo que explica, sin lugar a dudas, que, en la gran mayoría de los actos de habla que presentan atenuación, se atenúe un contenido que afecta a la imagen del yo-hablante (74%), siendo mucho menos frecuente que se atenúen contenidos que afecten a la imagen de otros —no hablante ni interlocutor— (13%) o a la relación entre los interlocutores (11%) y peculiar que se atenúen contenidos que afecten a la imagen del tú-interlocutor (1%)17.

11 74 1

Yo Tú Otros

241

Relación Yo-Tú

Gráfico 18. Carga semántica del mensaje

A pesar de que los datos generales obtenidos pueden ser explicados por el tipo de actividad interactiva con la que hemos trabajado, la entrevista semidirigida, hay resultados que muestran un comportamiento algo diferente por parte de hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y personas con diferente nivel de instrucción, lo que nos lleva a pensar, una vez más, en estrategias distintas condicionadas por factores sociales. Los hombres, mayoritariamente, atenúan contenidos que afectan a la imagen del yo-hablante (así es en el 83,7% de los casos), mientras que las

17

Estos datos coinciden, de forma general, con los obtenidos por Molina (2005) en el barrio de Salamanca de Madrid, aunque, en este barrio, se atenúan contenidos que afectan a la imagen del yo en una proporción algo menor (66%).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

397

mujeres, aunque también atenúan más contenidos que afectan a la imagen del yo-hablante (63,6%), lo hacen en menor proporción y utilizan con relativa frecuencia recursos para atenuar contenidos que afectan a la imagen de otros y a la relación entre los interlocutores (36,4%)18. Con respecto a la edad, el patrón de comportamiento parece ser el inverso del establecido habitualmente, ya que, proporcionalmente, son los jóvenes los que más atenúan contenidos que afectan a la imagen de otros o a la relación entre los interlocutores (31,5%), seguido de los adultos (24,8%) y, en último lugar, de los mayores (19,3%). Por último, en relación al nivel de instrucción, los resultados obtenidos en los análisis realizados indican que los informantes con nivel de instrucción medio favorecen la atenuación de contenidos que afectan a la imagen de otros o a la relación entre interlocutores (36,9%), frente a los informantes de instrucción baja (22,9%) y a los de instrucción alta (20,3%)19. Si atendemos a los tres factores sociales con los que hemos trabajado a la vez, obtenemos cruces curiosos: las mujeres jóvenes atenúan más para salvaguardar imágenes de otros o la relación entre los interlocutores a medida que aumenta su nivel de instrucción; las mujeres adultas que más atenúan en atención a los otros son las que tienen un nivel de instrucción medio, seguida de las que lo tienen bajo y, por último, de las que lo tienen alto, y las mujeres mayores, que son las que menos atenúan contenidos relacionados con las imágenes de otros, atenúan más, como en el caso de las jóvenes, a medida que su nivel de instrucción es más alto. Los hombres jóvenes con nivel de instrucción medio son los que más atenúan, seguidos de lejos de los que tienen nivel de instrucción alto y, por último, de los que lo tienen bajo; los adultos con nivel de instrucción medio son, también, los que más atenúan para salvaguardar imágenes de otros o la relación de los interlocutores en interacción, seguidos muy de lejos de los hablantes de nivel de instrucción bajo y alto, que muestran un porcentaje muy bajo al respecto, y, finalmente, los mayores con nivel bajo y medio atenúan contenidos relacionados con imágenes de los otros en mucha mayor proporción que los de nivel alto.

18 19

Estos datos coinciden, otra vez, con los hallados por Molina (2005) en el distrito de Salamanca de Madrid. Estos datos también coinciden con los presentados por Molina con respecto al distrito de Salamanca (Molina 2005).

398

Ana M. Cestero Mancera Tabla 2. Atenuación de contenidos que no afectan a la imagen del YO Edad

Sexo Mujer

Nivel de Instrucción

20-34 años

35-55 años

55 años -…

11 (40,7%)

12 (38,7%)

3 (17,6%)

11 (44%)

11 (57,8%)

6 (23,0%)

Estudios superiores

19 (45,2%)

8 (36,3%)

10 (24,3%)

Estudios primarios

2 (8,3%)

2 (5,5%)

4 (30,7%)

Estudios secundarios

9 (32%)

14 (43,7%)

4 (21%)

Estudios superiores

7 (17%)

3 (4,9%)

2 (5,8%)

Estudios primarios Estudios secundarios

Nivel de Instrucción Hombre

70 60 Mujer joven

50

Mujer adulta 40

Mujer mayor

30

Hombre joven

20

Hombre adulto Hombre mayor

10 0 Estudios primarios

Estudios medios

Estudios superiores

Gráfico 19. Atenuación de contenidos que no afectan a la imagen del YO

La clase social de los informantes no revela patrones diferenciales significativos. Así, en la interacción de todos los sujetos analizados, se atenúa mayoritariamente contenidos que afectan a la imagen del propio hablante, siendo poco frecuente que se atenúen contenidos relativos a la imagen de otros (incluido el interlocutor) o a la relación entre interlocutores. Conviene mencionar, no obstante, que la proporción de contenidos que no afectan a la imagen del hablante es algo más alta (1%) en el discurso de los informantes de clase baja, por lo que, posiblemente, la clase baja favorezca la atención a otros sujetos. Finalmente, tampoco resultan destacables los resultados obtenidos con respecto al modo de vida de nuestros informantes, que siguen, en todos los casos, el patrón de comportamiento habitual, si bien, vuelve a ser destacable el hecho de que los sujetos enfocados a la familia atenúan contenidos que no afectan a la imagen del «yo» un 1,3% más que los sujetos enfocados al ocio, y un 2,4% más que los sujetos enfocados al trabajo,

399

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

por lo que la especial atención a la familia, en el modo de vida, favorece la atención a los demás. Los patrones sociopragmáticos diversos se pueden comprobar, además, en lo que acontece con respecto a las funciones generales con las que se usa la atenuación en la zona de Vallecas de Madrid. Una vez más, el hecho de que el corpus sobre el que trabajamos esté formado por conversaciones semidirigidas, un tipo de actividad transaccional, aunque con temática no especializada y un propósito más cercano a lo interpersonal que a lo propiamente transaccional, explica el uso funcional de la atenuación, que está en estrecha relación con el contenido del acto de habla atenuado, si bien vuelven a vislumbrarse actuaciones habituales condicionadas por las características sociales de los hablantes. Las funciones más frecuentes de la atenuación en nuestro corpus son reducir la repercusión de una generalización o evidencia, así como el efecto de lo dicho (32,5%), evitar o reducir el compromiso del hablante con lo dicho (22,7%) y realizar actividades de autoimagen 22,3%), seguidas de justificar el desacuerdo o evitar un posible desacuerdo (10%), manifestar o buscar acuerdo (8,2%), evitar imponer el yo (3%) y, por último, reparar o mitigar una amenaza a la imagen del oyente (1,3%).

8,2

Reducir repercusiones

3 1,3 32,5

10

Evitar o reducir compromiso Autoimagen Jus!ficar o evitar desacuerdo

22,3

Manifestar o buscar acuerdo 22,7

Evitar imponer el yo Reparar o mi!gar amenaza

Gráfico 20. Funciones de la atenuación

Mujeres y hombres atenúan, más frecuentemente, para reducir repercusiones de lo dicho, si bien los hombres lo hacen en mayor proporción que las mujeres (34% frente a 30,8%). Las proporciones de uso del resto de funciones generales también difieren en hombres y mujeres. Así, las mujeres atenúan, por orden de frecuencia, realizando actividades de autoimagen (284%), para evitar o reducir su compromiso con lo dicho (16,4%), para justificar o evitar desacuerdo (14%), para mostrar o buscar acuerdo (6%), para evitar imponer el yo (3,6%) y para reparar o mitigar amenazas a otros (1,3%). Los hombres, por su parte, tras reducir repercusiones de lo dicho,

400

Ana M. Cestero Mancera

atenúan para evitar o reducir su compromiso con lo dicho (28,1%), realizar acciones de autoimagen (17%), manifestar o buscar acuerdo (10%), justificar o evitar desacuerdo (6,5%), evitar imponer el yo (2,4%) y reparar o mitigar amenazas a otros (1,7%). La edad resulta también ser un factor significativo. A este respecto, cabe destacar que los jóvenes atenúan más frecuentemente para realizar acciones de autoimagen (28,3%) que para reducir repercusiones de lo dicho (27,25%), evitar o reducir compromisos (16,5%), justificar o evitar desacuerdos (12,8%), mostrar o buscar acuerdo (9%), evitar imponer el «yo» (3,7%) o reparar o mitigar amenazas a otros (2,1%). Sin embargo, adultos y mayores siguen el patrón general, si bien con proporciones diferentes: los adultos, reducen repercusiones (36,8%) bastante más frecuentemente que evitan o reducen su compromiso (25,3%), realizan acciones de autoimagen (15,9%), justifican o evitan desacuerdo y muestran o buscan acuerdo (8,9% en ambos casos), evitan imponer el «yo» (2,4%) o reparan o mitigan amenazas a otros (1,4%); los mayores atenúan frecuentemente para reducir repercusiones (33,3%) y para evitar su compromiso (26,6%) y realizar acciones de autoimagen (23,3%), y lo hacen en bastante menor proporción para justificar o evitar desacuerdos (8%), mostrar o buscar acuerdo (6%) o evitar imponer el «yo» (2,6%) y reparar o mitigar amenazas (0%). Por último, el nivel de instrucción es, una vez más, un factor condicionante. Los sujetos con instrucción baja atenúan habitualmente para reducir repercusiones (31,7%) y realizar acciones de autoimagen (29%) y mucho menos frecuentemente para evitar o reducir su compromiso (18,2%), justificar o evitar desacuerdo y mostrar o buscar acuerdo (9,4% en cada caso), evitar imponer el «yo» (1,3%) y reparar o mitigar posibles amenazas a otros (0,6%). Los informantes con estudios secundarios atenúan mayoritariamente para reducir repercusiones (37,5%), con relativa frecuencia para evitar compromisos (22,1%), realizar acciones de autoimagen (19,4%) y justificar o evitar desacuerdo (14,7%) y rara vez para mostrar o buscar acuerdo (2,6%), evitar imponer el «yo» (2%) o reparar o mitigar amenazas a otros (1,3%), aunque estas dos últimas funciones las realizan más que los jóvenes. Los vallecanos con nivel de instrucción superior reducen repercusiones (29,8%) y evitan compromisos (25,7%) con poca diferencia de proporción; con algo menos de frecuencia realizan acciones de autoimagen (19,9%) y muestran o buscan acuerdo (10,7%), y con bastante menos frecuencia justifican o evitan desacuerdo (7,4%), evitan imponer el «yo» (4,5%) o reparan o mitigan posibles amenazas a otros (1,6%).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

401

Si cruzamos los tres factores sociales a la vez, volvemos a tener cruces curiosos: –





Las mujeres jóvenes con estudios primarios y con estudios superiores atenúan, habitualmente, para realizar acciones de autoimagen (44,4% y 30,9%, respectivamente) y para reducir repercusiones (40,7% y 23,8%, respectivamente), más las jóvenes con estudios primarios que las de estudios superiores; sin embargo las jóvenes con estudios secundarios no lo hacen para cumplir estas funciones en mayor proporción y atenúan algo más para justificar o evitar desacuerdos (28%), lo que las hace parecer más preocupadas por los demás que por su propia acción. Los hombres jóvenes con estudios secundarios atenúan mayoritariamente para reducir repercusiones (46,4%); lo que contrasta con la forma de actuar de los jóvenes de instrucción baja, que lo hacen habitualmente para evitar o reducir su compromiso con lo dicho (29,1%) o manifestar o buscar acuerdo (29,1%), y con los de instrucción superior, que atenúan generalmente para realizar acciones de autoimagen (29,2%) y evitar o reducir su compromiso (26,8%), lo que los hace parecer más preocupados por sí mismos. Las mujeres adultas con nivel de instrucción bajo o medio suelen atenuar para reducir repercusiones (25,8% y 36,8%, respectivamente) y realizar acciones de autoimagen (19,3% y 26, 3%, respectivamente); sin embargo, las adultas con nivel de instrucción superior lo hacen generalmente para evitar o reducir su compromiso (54,5%) y reducir repercusiones (36,6%), siendo casi excepcional que realicen acciones de autoimagen (4,5%), por lo que, en este último caso, protegen imágenes de otros, más que la propia. Los hombres adultos, por su parte, siguen el patrón general establecido y atenúan para reducir repercusiones o su compromiso; llama la atención, no obstante, que los de nivel de instrucción primaria realicen acciones de autoimagen en una proporción casi similar (27,7%) y que los de nivel de instrucción superior atenúen para reducir repercusiones mucho más que con cualquier otra función (39,3%). El nivel de instrucción alto, en el hombre, condiciona la orientación hacia el otro más que en la mujer. Las mujeres adultas con nivel de instrucción bajo o medio atenúan para reducir repercusiones (47% y 42,3%, respectivamente) y realizar acciones de autoimagen (29,4% y 38,4%) mayoritariamente, con

402

Ana M. Cestero Mancera

poca diferencia en la proporción de tales funciones; sin embargo, las mujeres adultas con nivel de instrucción superior suelen realizar acciones de autoimagen (31,7%) y evitar o reducir su compromiso (26,8%) atenuando, por lo que la atenuación va más orientada a la persona del hablante que a la de los demás. La forma de actuar de los hombres mayores es bastante diferente: los de nivel de instrucción bajo atenúan en mayor proporción para reducir repercusiones (38,4%) o realizar acciones de autoimagen (38,4%), mientras que los de nivel secundario y superior atenúan más para evitar o reducir compromisos (52,6% y 41,1%, respectivamente) y reducir repercusiones (26,3% y 35,2%, respectivamente) y, en baja proporción, para realizar acciones de autoimagen (10,5% y 0%, respetivamente), por lo que su actuación tiene en cuenta más a los demás.

Nivel de instrucción Estudios primarios Hombre

Estudios secundarios

Sexo

Estudios superiores

Función Evitar o reducir compromiso Autoimagen Reducir repercusion Manifestar y/o buscar acuerdo Mujer

Reparar o mitigar amenaza oyente Evitar imponer el yo Justificar o evitar des acuerdo

20-34 años

35-55 años

55 años -...

Edad

Gráfico 21. Funciones de la atenuación: sexo, edad y nivel de instrucción

Por último, hemos de mencionar que la clase social y el modo de vida de los sujetos de nuestra muestra también parecen influir en la proporción de empleo de atenuación para cumplir funciones diversas. Los informantes de clase baja atenúan para realizar acciones de autoimagen (30,6%), reducir repercusiones (27,8%), evitar compromisos (18,3%), justificar o evitar desacuerdos (9,5%), mostrar o buscar acuerdo (8,%), reparar o mitigar amenazas a otros (2,7%) y evitar imponer el yo (2%); sin embargo, los

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

403

hablantes de clase media-baja atenúan mucho más para reducir repercusiones (35,2%), que para realizar acciones de autoimagen (19,9%), evitar o reducir compromisos (16,5%), manifestar o buscar acuerdo (11,2%), justificar o evitar desacuerdos (10,7%), evitar imponer el «yo» (5,3%) y reparar o mitigar amenazas a otros (0,8%); los sujetos de clase media, generalmente, atenúan para evitar o reducir compromisos (36,6%) y reducir repercusiones (32,6%), y lo hacen en mucha menor proporción para realizar acciones de autoimagen (18%), justificar o evitar desacuerdo (9,3%), manifestar o buscar acuerdo (2,6%) o reparar o mitigar amenazas (0,6%). Por otro lado, en relación al nivel de instrucción y la clase social, el modo de vida parece incidir en las funciones habituales de la atenuación. Así, los sujetos de nuestra muestra orientados a la familia atenúan mayoritariamente para reducir repercusiones (37%), evitar o reducir compromisos (24,1%), realizar acciones de autoimagen (18,9%) o justificar o evitar desacuerdo (11,2%); los informantes orientados al ocio atenúan habitualmente para reducir repercusiones (32,2%), realizar acciones de autoimagen (22,3%), evitar o reducir compromisos (21,7%), justificar o evitar desacuerdos (9,1%) y manifestar o buscar acuerdo (8,9%); finalmente, los hablantes orientados al trabajo, atenúan básicamente para realizar acciones de autoimagen (31,7%) y evitar o reducir su compromiso (26,8%), siendo menos frecuente que lo hagan para reducir repercusiones (21,9%), justificar o evitar desacuerdos (14,6%) o manifestar o buscar acuerdo (4,8%). A pesar de que los datos generales obtenidos pueden ser explicados por el tipo de actividad interactiva con la que hemos trabajado, otra vez obtenemos resultados que revelan la existencia de un comportamiento algo diferente por parte de hombres y mujeres, de jóvenes, adultos y mayores, de personas con nivel de instrucción alto, medio o bajo, y de sujetos con diferente clase social o modo de vida, lo que nos lleva a pensar, de nuevo, en el empleo de estrategias distintas condicionadas por factores sociales. Los resultados mencionados parecen indicar una mayor sensibilidad hacia la figura de los otros en interacción por parte de la mujer, de los jóvenes, de las personas de instrucción media20, de los informantes de clase social

20

Los datos obtenidos por Molina en el barrio de Salamanca son opuestos a estos, ya que, en un barrio de clase media y media-alta, los jóvenes son los que más atenúan contenidos que afectan a la imagen del Yo.

404

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media-baja y de los sujetos orientados a la familia o al ocio, lo que, en el caso de las mujeres y con los sujetos no orientados al trabajo, coincidiría con el comportamiento que se le atribuye habitualmente en conversación, pero no en el caso de los jóvenes y de las personas del segundo nivel de instrucción, en el que parece depender más del registro de lengua y de la clase social baja, media y media-baja que se asocia al barrio de procedencia21.

4.

Conclusiones

En las páginas precedentes hemos presentado los resultados obtenidos en los análisis realizados sobre un corpus de entrevistas semidirigidas, recogido en Madrid (zona de Vallecas), con respecto a diferentes aspectos básicos de la atenuación que se han mostrado como significativos: su forma (tipo de atenuación y recursos lingüísticos y paralingüísticos empleados) y su función (imágenes implicadas en los actos de habla atenuados y función de la atenuación). Los hallazgos permiten considerar la atenuación lingüística como un fenómeno variable de carácter sociopragmático, pues indican, en nuestra opinión, que diferentes grupos sociales tienen distintas estrategias de cooperación y cortesía en interacción, ya que atenúan en proporciones diferentes hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y personas con diferente nivel de instrucción, clase social o modo de vida, de la misma manera que ocurre, significativamente, con los tipos y recursos lingüísticos de atenuación y con las funciones básicas más empleados en nuestro corpus. Los madrileños de Vallecas atenúan frecuentemente en interacción; lo hacen más los hombres que las mujeres, los adultos que los jóvenes y que los mayores y las personas con un nivel de instrucción superior que las que tienen un nivel medio o bajo. La clase social y el modo de vida, aunque no han sido factores de estratificación y no resulta homogénea la muestra respecto a ellos, han proporcionado datos de interés; así, los sujetos de clase

21

Si atendemos a los tres factores sociales con los que hemos trabajado a la vez, se obtienen resultados que parecen indicar, una vez más, especialización funcional de estrategias interactivas en función de la caracterización social del hablante. Véase Cestero (2011a).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

405

media, la más alta con la que hemos trabajado aquí, han producido muchos más actos de atenuación que los sujetos de clase media-baja y baja. Por otro lado, el único sujeto enfocado al trabajo con el que contamos ha realizado en mayor proporción actos de habla con atenuación que nuestros informantes orientados al ocio y a la familia. El tipo de atenuación más habitual, para hombres, mujeres, jóvenes, adultos, mayores y personas con instrucción primaria, con instrucción media y con instrucción superior es la del modus, seguida, de cerca, de la que opera sobre el modus y el dictum y, de lejos, de la del dictum. En relación a ello, los datos obtenidos parecen indicar una tendencia a la doble atenuación del valor significativo y del valor ilocutivo que aumenta a medida que se sube en el espectro social, y que relaciona la mayor atención a la forma con el sexo —mujer— y con el aumento de edad, nivel de instrucción y clase social, y la menor atención a la forma —mecanismos más indirectos, pragmáticos solo en mayor proporción— con los hombres. Todos los informantes, a excepción de los de nivel de instrucción superior, prefieren atenuar mediante el uso de elementos paralingüísticos, que reparan o corrigen. Las mujeres, después, se inclinan por los marcadores correctores y la modificación externa, y los hombres, por la impersonalización y las aserciones en forma de duda o probabilidad; por tanto, las mujeres atenúan reparando, corrigiendo y minimizando o difuminando, mientras que los hombres lo hacen reparando, desfocalizando y rebajando. Los jóvenes, por su parte, suelen atenuar haciendo uso de marcadores correctores, impersonalización y modificación morfológica externa, es decir, reparando, corrigiendo, desfocalizando y minimizando o difuminando; los adultos, habitualmente, emplean impersonalización y marcadores correctores, esto es, reparan, desfocalizan y corrigen, y, por último, los mayores muestran preferencia por utilizar marcadores correctores, modificación morfológica externa y aserciones en forma de duda o probabilidad, por tanto, reparan y corrigen, minimizan o difuminan y rebajan. Finalmente, cabe destacar que las personas con instrucción primaria atenúan habitualmente reparando, corrigiendo o minimizando y difuminando, mientras que los hablantes con instrucción media prefieren reparar, corregir y rebajar, y los de instrucción superior desfocalizan, minimizan o difuminan, corrigen y reparan. Atendiendo a la clase social de los vallecanos, resulta oportuno mencionar que los sujetos de clase social media-baja, no muestran diferencia significativa en la recurrencia con la que corrigen o reparan, rebajan la

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aserción, desfocalizan o difuminan la cantidad de lo dicho. Por su parte, los sujetos de clase baja atenúan con relativa frecuencia, no siguiendo el patrón más general, implicando al tú en lo dicho por el hablante, orientándose, así, hacia el interlocutor y mostrando cortesía positiva y búsqueda de afiliación. Por último, los sujetos de clase media son los que más siguen el patrón general, si bien implican al interlocutor y minimizan con selección léxica más de lo habitual. Por su parte, el modo de vida de nuestros informantes parece estar en relación, de manera directa, con el nivel de instrucción y la clase social: los sujetos orientados a la familia son los que siguen más el patrón general de comportamiento y atenúan corrigiendo o reparando, minimizando o difuminando y rebajando; los sujetos orientados al ocio, que es lo más usual en Vallecas, atenúan corrigiendo o reparando, desfocalizando y rebajando; los pocos informantes orientados al trabajo con los que hemos trabajado en Vallecas prefieren corregir con marcadores, minimizar y rebajar, pero también, justificar. Los sujetos de la muestra, en general, colocan los atenuadores en posiciones no llamativas o iniciales, para anticipar y prevenir; no obstante, los adultos prefieren anticipar y prevenir a no marcar la atenuación e interrumpir la unidad sintáctica a acotar o reparar al final, de manera que optan por la marcación y la prevención. Los informantes de estudios secundarios siguen, también, este mismo patrón de comportamiento, si bien prefieren reparar o acotar al final a interrumpir la unidad sintáctica. Si se atienden a todas las características sociales de los informantes a la vez, los resultados de la investigación realizada apuntan que los jóvenes, hombres y mujeres, prefieren utilizar los recursos de atenuación en posiciones no llamativas, por tanto, no marcando, o final, acotando o reparando; las mujeres de estudios secundarios optan por la posición inicial, por tanto anticipan, marcando, el fenómeno; dicha posición es especialmente empleada por los hombres adultos del mismo nivel de instrucción. Por último, las mujeres jóvenes y mayores de estudios superiores también marcan en el inicio del acto de habla la atenuación, frente a los hombres de los tres grupos de edad del mismo nivel, que muestran su indiscutible preferencia por integrar los recursos en los actos de habla, sin que resulte llamativa su posición. En relación a esta última cuestión, no podemos dejar de mencionar que los sujetos de clase baja tienden a utilizar los atenuantes en una posición que no marque, de forma anticipada o directa, la atenuación; mientras que los sujetos de clase media-baja optan por igual por no marcar o por anticipar la

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407

actuación y los sujetos de clase media prefieren prevenir anticipando y, en menor proporción, no revelar de manera directa el proceso de atenuación. Así pues, vemos que las posiciones de anticipación y marcación son más frecuentes a medida que se sube en la escala social y que los sujetos de clase más baja tienden a atenuar de manera que no resulte tan expresa o directa la acción. El modo de vida resulta también un factor significativo al respecto: mientras que los sujetos que tienen un modo de vida enfocado a la familia o al trabajo prefieren dar a conocer desde el principio sus movimientos y colocan los atenuadores frecuentemente al comienzo del acto de habla, los informantes enfocados al ocio optan más habitualmente por no ubicar los atenuantes de manera llamativa o por colocarlos al final, de manera que no destacan sus movimientos en la interacción. Tal y como acabamos de apuntar, la mayor o menor proporción de uso de atenuación, así como el uso frecuente de determinados tipos y recursos, en la zona de Vallecas de Madrid, depende de las características sociales de los hablantes, lo que nos lleva a pensar que estamos ante una variable sociolingüística; pero, además, la orientación hacia el «yo» o hacia «otros», en relación a las funciones frecuentes para las que se utiliza atenuación, en nuestro corpus, varía dependiendo de los rasgos sociales de los informantes también, lo que nos permite caracterizar el fenómeno que tratamos como sociopragmático. Dado que hemos trabajado con un tipo de interacción que favorece la aparición de contenidos relacionados con la imagen del hablante, no es extraño que los resultados muestren que lo habitual es atenuar contenidos que afectan a la propia imagen. No obstante, hombres y mujeres de diferente grupo de edad y con diferente nivel de instrucción presentan una forma de actuar diversa con respecto a la proporción en que atenúan contenidos que afectan a la imagen de otros y a la relación entre los interlocutores. Las mujeres jóvenes y de mediana edad atenúan frecuentemente contenidos en los que están implicadas otras imágenes, independientemente del nivel de instrucción que tengan; sin embargo, las mujeres mayores atenúan contenidos en que están implicadas otras imágenes en muy baja proporción, que aumenta a medida que sube su nivel de instrucción. Los hombres, por su parte, presentan un patrón de comportamiento bastante irregular al respecto, ya que, sea cual sea su edad, el nivel de instrucción medio es el que condiciona el mayor uso de atenuación para salvaguardar la imagen de otros, seguido del bajo en el caso de los mayores y adultos y del alto en el caso de los jóvenes.

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Con respecto a las funciones de la atenuación22, hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores, y sujetos con instrucción baja, media y alta muestran patrones generales próximos, pero con ciertas diferencias que resultan significativas. Los hombres atenúan mayoritariamente para autoprotegerse (evitar o reducir compromisos con lo dicho, realizar actividades de autoimagen, reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen del «yo»), igual que las mujeres, pero estas últimas lo hacen en menor proporción y de manera muy cercana en frecuencia a la prevención (reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen de otros, justificar o evitar desacuerdos, mostrar o buscar acuerdo y evitar imponer el yo). Con respecto a la edad, en la zona de Vallecas de Madrid, el patrón de comportamiento parece ser el inverso al establecido habitualmente, ya que, proporcionalmente, son los jóvenes los que más atenúan para prevenir, seguidos de los adultos y, en último lugar, de los mayores. Los informantes con nivel de instrucción medio favorecen la atenuación de contenidos que afectan a la imagen de otros o a la relación entre interlocutores, y, por tanto, son los que con más frecuencia atenúan para prevenir, frente a los de instrucción media y baja, que lo hacen en menor proporción. Los datos referidos a la función de la atenuación en interacción parecen indicar una mayor sensibilidad hacia la figura de los otros por parte de la mujer, de los jóvenes, de las personas de instrucción media, de los informantes de clase social media-baja y de los sujetos orientados a la familia o al ocio, lo que, en el caso de las mujeres y de los sujetos no orientados al trabajo, coincidiría con el comportamiento que se le atribuye habitualmente en conversación, pero no en el caso del comportamiento que muestran los jóvenes y las personas del segundo nivel de instrucción, en el que tiene una incidencia destacada el registro de lengua y la clase

22

Las siete funciones con las que hemos trabajado en el estudio coordinado de la atenuación, si se combinan con las imágenes implicadas en los actos de habla, pueden ser agrupadas en tres funciones básicas que muestran claramente diferenciación social: autoprotección (evitar o reducir compromisos con lo dicho, realizar actividades de autoimagen, reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen del «yo»), prevención (reducir la repercusión de lo dicho — cuando va referido a la imagen de otros, justificar o evitar desacuerdos, mostrar o buscar acuerdo y evitar imponer el yo ) y reparación (reparar o mitigar una amenaza a la imagen del interlocutor); la primera función se enfoca al «yo» y las otras dos, a «otros». Véase Briz y Albelda (2013) y Albelda, Briz, Cestero, Kotwica y Villalba (2014).

La atenuación lingüística en el habla de Madrid

409

social baja, media y media-baja que se asocia al barrio de procedencia de cada sujeto. Los datos que hemos ido ofreciendo a lo largo de este trabajo permiten constatar que factores sociales como el sexo, la edad y el nivel de instrucción —también, quizás, la clase social y el modo de vida— inciden significativamente en el uso que los madrileños de Vallecas hacen de la atenuación y en la función general con la que la emplean; nos encontramos, así, como hemos postulado en varias ocasiones, ante un fenómeno variable de carácter sociopragmático, que refleja la existencia de estrategias diversas características de distintos sociolectos. Consideramos que esta es una primera aproximación al establecimiento de patrones sociopragmáticos y alentamos al avance en el conocimiento de este fenómeno atendiendo a las variables pragmático discursivas y a las variables geográficas y culturales que aquí no hemos tratado, así como realizando análisis en profundidad que relacionen entre sí diferentes variantes de las variables lingüísticas, pragmáticas, sociales y geolectales identificadas ya como significativas.

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