CERVANTES EN ARGEL (Libro completo escaneado)

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Descripción

CERVANTES EN ARGEL HISTORIA DE UN CAUTIVO

BffiLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA FUNDADA POR

DÁMASO ALONSO 11. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 446

C

MARÍA ANTONIA GARCÉS

ED!TORJAL GREDOS, 2005 Sánchez Pacheco, 85, 28002 Madrid www.editorialgredos.com C

C Vanderbilt University Press Esta traducción, muy aumentada, de Cervantes in Algiers. A Captlve 's Tale, publicado en inglés en 2002, cuenta con la autorización de VUP

Diseño gráfico e ilustración: Manuel Janeiro

Depósito Legal: M. 39472-2005 ISBN 84-249-2783-4 lmpreso en España. Printed in Spain Encuadernación Ramos Gráficas Cóndor, S. A. Esteban Terradas, 12. Polígono Industrial. Legan~ (Madrid), 2005

MARÍA ANTONIA GARCÉS

CERVANTES EN ARGEL IDSTORIA DE UN CAUTIVO

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA

A Ja memoria de mi amado hijo Álvaro José Lloreda Garcés (29 de diciembre de 1962 - 17 de marzo de 1998) Farewell, thou child ofmy right hand andjoy! My sin was too much hope ofthee, lov'd boy. BEN JoNsoN, «On My First Son»

PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

En el año 2002, apareció en los Estados Unidos mi estudio Cervantes in Algiers: A Captive 's Tale, publicado en la prestigiosa colección de hispanismo de la Vanderbilt University Press. Este libro examina el cautiverio de Cervantes en Argel entre 1575 y 1580, y además describe las secuelas de este suceso en su vida y en su obra. Aunque mi lengua materna es el español, mi trabajo fue originalmente escrito e~ inglés, idioma en el que normalmente escribo en mi país de adopción. La exploración del sofisticado mundo de Argel en Ja década de 1570, en la que el soldado Cervantes sufrió una larga esclavitud, al igual que mi examen del influjo de estos eventos en Ja producción de nuestro gran autor, han suscitado el interés de lectores cultos en los Estados Unidos y en otros países de habla inglesa. Acaso la innovación de mi trabajo consistió en haber ofrecido un análisis de los persistentes efectos de la experiencia traumática en la creación literaria cervantina. La reciente explosión de libros sobre el trauma en Norteamérica había derivado hacia el estudio de casos concretos del síndrome traumático, producidos por experiencias catastróficas personales o de guerra, o hacia los casos de producciones artísticas y literarias, compuestas en el siglo x.x. La inclusión de estas teorías en un libro dedicado a la investigación del complejo mundo fronterizo del Norte de África en el siglo xv1 ha tenido un eco muy notable en el mundo académico norteamericano. Fue así como en diciembre de 2003, por esta obra, me fue concedido el premio James Russell Lowell de la Modero Language Association of America (MLA). Éste es el más importante galardón que concede la MLA, y es uno de los diecisiete premios presentados en la Convención de Ja Asociación, que tiene Jugar en diciembre de cada año en diferentes ciudades de Jos

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Estados Unidos y del Canadá. El premio es otorgado anualmente a un libro excepcional, que sea bien un estudio literario o lingüístico, o una edición crítica de una obra importante, o una biografia crítica, escrito por un miembro de esta asociación. La MLA cobija a 30.000 estudiosos de todas partes del mundo en los campos de Ja historia literaria, de Ja literatura y de la lingüística, entre otras áreas de las humanidades. Fue ésta Ja primera vez que un autor hispano -en este caso una autora- y que un tema hispánico -Cervantes- conseguían este premio. Acababan de ocurrir los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2002 en Nueva York y en la capital de los Estados Unidos. El tema de las relaciones entre el Islam y el mundo occidental -y en especial de los Estados Unidos- estaba en Ja palestra. El acta del jurado calificador que me concedió el premio de la MLA resalta los vinculos de mi estudio sobre Cervantes en Argel con las preocupaciones de un público académico que critica las pollticas internacionales estadounidenses: En la estela del 9/ 11 y de nuestra empresa militar en Ira.le, los norteamericanos estamos demandando respuestas mejor fundamentadas sobre las relaciones entre musulmanes y no musulmanes a través del orbe. Cervantes in Algiers: A Captive's Tale [Cervantes en Argel: Historia de un cautivo ] no sólo ofrece una magistral exploración del mundo sociopolltico del Norte de África en el siglo XVl, sino que asimismo examina la sorprendente porosidad de fronteras entre las sociedades musulmanas y cristianas en la época moderna. Este libro innovador estudia minuciosamente el cautiverio sufrido por Miguel de Cervantes en Argel durante cinco años asl como el impacto de esta experiencia traumática en su ficción. Como nos recuerda el mismo Cervantes en el Prólogo a la primera parte de Don Quijote, su gran novela «se engendró en una cárcel». Cervantes in Algiers reconsidera las conexiones entre el trauma y la creatividad al mismo tiempo que ilumina la larga y polémica historia entre el Islam y Occidente 1• 1

«ln the wake of 9111 and our mfütary enterprise in Iraq, Americans are asking moreinformed questions about the rclations between Muslims and non-Muslims across the globe. Cervantes in Algiers's magisterial exploration of the sociopolitical world of sixteenth-century North Africa maps the surprisingly porous frontiers between Muslim and Christian worlds in the early modern period. Tbis pioneering book minutely examines Cervantes's five-year captivity in Algiers and gauges the impact of this traumatic experience on bis fiction. As Cervantes himself reminds us in the prologue to part 1 of Don Quixote, his great novel was 'hatched in a prison.' Cervantes in Algiers rethinks tbe connections between trauma and creativity even as it enligbtens the long and vexed h.istory of

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Poco después, el 11 de marzo de 2004, Madrid seria el centro ·de acciones terroristas contra ciudadanos indefensos. Estos sucesos dramáticos tuvieron eco en el mundo entero. Los comentarios críticos ocasionados por estos hechos, tanto de políticos como de estudiosos del Islam en España y en otros países de Europa, se volcaron hacia las relaciones contemporáneas entre musulmanes y cristianos -entre otros temas de índole politica. Más aún, en algunos casos estas críticas se remontaron hasta la invasión beréber de 711, o se presentaron como reflexiones sobre los conflictos entre el Islam y el Cristianismo en la España áurea, tema al que regresaré más adelante. El período que siguió a los atentados del 11 de marzo reveló otra dimensión de estos hechos: la de los efectos traumáticos de estos eventos en los sobrevivientes y familiares de las víctimas. Con motivo de los atentados, se pusieron en marcha diversos dispositivos para la atención a las victimas, a los familiares y a otros damnificados. La Oficina de Atención a las Víctimas del Atentado en Madrid coordinó el suministro de ayuda psicológica a través de varios Centros Municipales de Salud. El Servicio de Emergencias Médicas de Madrid (SUMMA 112) organizó, a su vez, los servicios brindados por otras centrales de los sectores sanitario, policial y de bomberos, entre otras. Asimismo, un grao número de psicólogos, de profesionales y de voluntarios, fue convocado por diferentes entidades, como la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el Instituto Madrileño de Salud, el Ayuntamiento de Madrid, SAMUR-Protección Civil, la Cruz Roja, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, al igual que diversas ONG y asociaciones. No se trata de mencionar a todas las entidades que desarrollaron labores encomiables en estos campos, pero sí de resaltar la preocupación provocada por estos temas después de los atentados. Durante mi estancia en Madrid en el verano y en el otoño de 2004, escuché varios programas de radio y en la televisión española vi discusiones acerca de las secuelas del trauma en sus víctimas. Numerosas publicaciones y portales en la red, tanto en España como en otros países, están hoy dedicados a infonnar al público sobre los efectos del trauma en la psique, y a describir las ayudas que existen para estos casos. Pude confirmar relations between Islam and the West» (traducción mia). El jurado para este premio estuvo constituido por los profesores Margare! Cohen, de la Universidad de Nueva York; Emory Elliot, de la Universidad de Ca.lifomia, Riverside, jefe del comité de selección; BoMie Kime Scott, de la Universidad del Estado de San Diego (San Diego State University); Diana de Armas Wilson, de In Universidad de Denver, y Michael Wood, comparatista de la Universidad de Princeton.

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el interés suscitado por estos temas en una conferencia que dicté en julio de 2004, en la Universidad de Navarra, sobre los efectos traumáticos de la experiencia argelina en la vida y obra de Cervantes. Me fue posible comprobar, entonces, que la materia del trauma se habla convertido en un tema palpitante para el público joven reunido en esa ocasión, un público que ahora se identificaba con estos asuntos. En Jos Estados Unidos, también, es evidente el interés por los estudios del trauma. Este interés ha sido recientemente renovado como consecuencia del ciclo de violencia en los Balcanes y de otros sucesos trágicos ya mencionados. Es cierto que Jos siglos xx y XXI han presenciado acontecimientos traumáticos de índole indecible, entre los que se encuentran los causados en el mundo actual del Islam por la intromisión violenta de nuestro Occidente. La impronta del trauma entre los refugiados de otros países en los Estados Unidos, o en la misma sociedad norteamericana, ha llevado a la creación de centros para el estudio del trauma en varias universidades. El Programa Internacional para Estudios del Trauma de la Universidad de Nueva York es así el primero en combinar la investigación académica sobre el trauma con otros programas de salud mental desarrollados en tiempos de guerra. De igual manera, la Universidad del Estado de Florida ofrece ahora un programa de doctorado en traumatología sistémica, en el que se investigan métodos eficaces de valoración y de tratamiento de las relaciones interpersonales después de eventos traumáticos. A dichos programas se unen otros esfuerzos, como es el caso de los talleres mensuales de estudios de trauma para profesionales, académicos y supervivientes, patrocinados por la Universidad de Illinois en Cbicago, y el programa fundado por la Universidad de Yale para el estudio del Holocausto. Y más centros para el trauma se han abierto recientemente en los Estados Unidos y en España. En ellos se ofrece ayuda a los supervivientes y a las familias afectadas por los hechos catastróficos del 11 de septiembre y del 11 de marzo. El interés por los estudios del trauma, emprendidos desde una disciplina concreta o desde enfoques interdisciplinarios, explica en parte la atención concitada por Cervantes in Algiers en los Estados Unidos. Mi estudio sobre el cautiverio de Cervantes en Argel ha mostrado que las repeticiones traumáticas que dan cuenta de esta experiencia no se circunscriben a las obras compuestas después de la liberación del futuro autor, sino que atraviesan toda su producción literaria. El examen del corpus de Cervantes revela, en efecto, que los testimonios literarios del cautiverio argelino se repiten insistente-

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mente a lo largo de toda su vida. No obstante, mi análisis de la recreación literaria cervantina de estas vivencias indica que la construcción literaria de la memoria no es una recuperación literal, sino una construcción de otro tipo. Asimismo, el estudio sistemático del universo literario de Cervantes desde el enfoque del trauma, junto con otros acercamientos interdisciplinarios utilizados en mi libro, destaca los vínculos entre el trauma y la creación en el autor. Acaso sea ésta una aportación que las teorías contemporáneas sobre el trauma deberían tener en cuenta. Por otro lado, Cervantes en Argel: Historia de un cautivo enfoca una época de conflictos y de efervescencia en el Mediterráneo de Felipe II, en un momento en que la contienda entre el Imperio Español y el Imperio Otomano estaba en pleno furor. A partir de la conquista de Granada, en 1492, y a lo largo de todo el siglo xvt, España habría de sacrificar miles de vidas y de recursos materiales en la continuación de la lucha contra el Islam en tierras africanas. Le correspondió a nuestro gran escritor, Miguel de Cervantes, dejamos un testimonio vital y literario de esos tiempos convulsos -que tanto se parecen a los nuestros. Su experiencia de cautivo en los baños argelinos, el hecho de no saber nunca si el día de mañana habría de llegar, su trato personal con musulmanes y con «turcos de profesión» - renegados- , su encuentro con culturas y religiones diferentes en esa ciudad multicultural a la que llegaban corsarios de diversos lugares del mundo, le brindaron la posibilidad de enfocar estos temas complejos desde una atalaya única. Juan Goytisolo ha sugerido que la experiencia del destierro fue fundamental para el autor alcalaíno: «Cervantes elaboró su compleja visión de España durante su prisión en tierras africanas, en contraposición con el modelo rival con el que contendía» 2• Ciertamente, como he mostrado en mi estudio, una de las reflexiones literarias de Cervantes se centra en el tema de la repatriación. La gran pregunta que subyace en estos textos es: ¿cómo se regresa a la patria después de una larga separación? Desde la publicación de mi Cervantes in Algiers en inglés, he tenido tiempo de repensar y de retinar muchos de los temas allí tratados. Nuevas lecturas especializadas y hallazgos adicionales, encontrados en el curso de recientes investigaciones en los archivos de Simancas, de Coimbra y de Malta, me han llevado a introducir cambios sustanciales en este libro. Por una parte, las modificaciones y las adiciones han sido a veces considerables, 2

Juan Goytisolo, Crónicas sarracinas. Barcelona: Ruedo Ibérico, 1982, p. 61.

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pues he tenido que sopesar no sólo los nuevos datos disponibles, sino igualmente las nuevas problemáticas que surgen de ellos. Secciones enteras de algunos capítulos han sido totalmente modificadas. Por otra parte, durante los tres largos años que separan esta nueva edición de su composición primera, la autora de aquellas páginas también ha cambiado. Nuevos intereses y nuevos enfoques me han llevado a alterar ciertos razonamientos, o a acentuar perspectivas que apenas había bosquejado en el primer libro. En muchos aspectos la versión española de la obra es, pues, diferente de la edición original inglesa, porque ha sido rigurosamente revisada y enriquecida. Entre las modificaciones más importantes, debo mencionar mi antigua hipótesis - al parecer, no suficientemente documentada- sobre la existencia de ciertos vínculos entre el doctor Antonio de Sosa y la Orden de San Juan de Jerusalén de Malta. A la luz de nuevos descubrimientos que paradójicamente han creado mayores incertidumbres, me be visto obligada a revisar aquella hipótesis. En esta versión española de mi estudio, he añadido infonnación sobre los cautivos cristianos en Berbería, fundamentada en publicaciones recientes y en documentos de archivo que amplían la comprensión de esa cruel experiencia. Algunos de estos hallazgos, por ejemplo, me han inducido a postular hipótesis adicionales acerca de las razones por las que al menos en dos ocasiones Hasan Pachá le perdonó la vida a Cervantes. El caso de dos hennanos al servicio del virrey de Sicilia, el duque de Terranova, ofrece otros indicios sobre casos similares. En 1575 los dos hermanos, de apellido Ansalón, se libraron de la tortura y de la muerte en Trípoli gracias al jugoso soborno pagado al beylerbey de esa ciudad por un renegado, amigo de los españoles. Esto mismo podría haber ocurrido con Cervantes, especialmente después de su última tentativa de evasión, cuando la decisiva intervención del renegado murciano, Morat (A]rráez, «Maltrapillo», le salvó la vida al cautivo. Como muestro en el capítulo 2, el propio Hasan Pachá utilizó sobornos a su favor, tanto en Argel como en Constantinopla. Aunque se trata de una hipótesis razonada, ella está basada en hechos históricos acaecidos en la misma época en que Cervantes estaba cautivo en Argel. Pienso, pues, que mi hipótesis puede ayudar a poner en contexto algunos hechos oscuros de ese cautiverio. De la misma manera, los pormenores del rescate del doctor Antonio de Sosa me han hecho estudiar otra modalidad de rescate usada entre los cautivos de elite. Esta modalidad la consideré muy tangencialmente en el libro anterior: me refiero al canje de prisioneros. He ilustrado estos casos de ínter-

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cambio de cautivos, en particular mediante la historia del canje de 34 capitanes y gobernadores otomanos capturados en Lepanto en 1571. Los prisioneros fueron finalmente canjeados, en 1575, por 38 cautivos venecianos que no habían podido ser rescatados a pesar del tratado turco-veneciano de 1573. Entre estos cautivos de elite estaba el patricio milanés Gabrio Serbelloni (Gabrio Cerbellón), hecho prisionero por los turcos en la toma de Túnez de 1574. El lector recordará que, en La histon·a del cautivo, interpolada en la primera parte de Don Quijote, Cervantes ofrece su propio relato de la toma de Túnez y de La Goleta Le dedico la última sección del capítulo 4 a la versión cervantina de estos hechos históricos. En resumen, el libro que ofrezco a los lectores españoles es un libro cuidadosamente revisado y ampliado. Sigue vigente en este estudio mi interés por recrear el complejo mundo sociopolítico de la capital corsaria mediterránea en el siglo xvt, donde Cervantes pasó cinco años como cautivo.

• • En el umbral de este libro, quiero expresar mi reconocimiento a los amigos españoles y a los de otros países que han hecho posible la presente edición en español de este estudio en la colección de la Biblioteca Románica Hispánica de la Editorial Gredas de Espafía. Mi reconocimiento se debe en primer lugar a esta importante editorial que tuvo a bien leer la edición inglesa de este libro y darle la bienvenida como versión revisada y ampliada del original. En segundo lugar, le hago llegar mis agradecimientos a María Soledad Carrasco Urgoiti, amiga y colega extraordinaria, por su interés continuo en los temas desarrollados en la presente obra. En el marco de nuestros maravillosos encuentros en Madrid, su simpatía por mi trabajo la animó a ponenne en contacto con la Editorial Gredas y con otras instituciones y amigos del mundo académico. En mi propio Departamento de Estudios Románicos en la Universidad de Comell, Estados Unidos, mi colega José María Rodríguez García ha tenido la gentileza de escucharme y de asesorarme con su gran erudición sobre materias de toda índole, desde el inagotable tema de las editoriales españolas hasta asuntos de la presentación del libro. Agradezco también, de manera muy especial, a Martín Oyata, también de Coroell, por su fina labor de edición y de revisión del manuscrito, así como por su meticuloso cotejo de las notas y de la bibliografia con ediciones españolas de di-

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versas obras. Su ayuda ha sido fundamental para la feliz tenninación de este proyecto. Otros amigos y estudiosos en Colombia y en los Estados Unidos han contribuido igualmente a la culminación de este libro. Anthony Sampson, psicoanalista y profesor en la Universidad del Valle, en Cali, ha estado presente desde la composición del texto original en inglés. Para la edición española, ha tenido la gentileza de verificar las citas psicoanalíticas del texto, en su traducción española, y de asesoranne en complejos temas del psicoanálisis. Su sólida amistad, y la de su esposa María Cristina Tenorio, así como nuestras cenas consuetudinarias en Cali, me han alentado y reconfortado constantemente. Gabriela Patifio Lakatos ha colaborado con eficacia en la labor de edición de dos capítulos de este libro, y ha ofrecido su traducción de los pies de fotos de las ilustraciones. Andrés Lema-Hincapié ha mejorado algunas páginas del manuscrito con sus detalladas recomendaciones estilísticas. A todos les agradezco el cariñoso apoyo que me han brindado durante la elaboración de este trabajo. Asimismo, deseo expresar mi reconocimiento a diversos amigos y a instituciones en España que han hecho posible la publicación de este libro. Una beca Fulbright, concedida en el año 2004, me permitió trabajar en Madrid durante el otoño pasado. Aunque esta beca me fuera asignada para un nuevo proyecto, el viaje a Europa me condujo al hallazgo de nuevos documentos que he incorporado en este libro. Agradezco la colaboración continua de Patricia Zahniser, Jefe de Programa de la Comisión de Intercambio Cultural, Educativo y Cientifico entre España y los Estados Unidos de América, Fulbright España. También le doy las gracias a María Jesús de Pablos, Directora de Fulbright España, por su concurso entusiasta. Los colegas del Departamento de Estudios Árabes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid, me ofrecieron un cálido rincón de trabajo y el uso de la estupenda biblioteca del CSIC. Como siempre, Mercedes García-Arenal estimuló mis investigaciones y abrió nuevos horizontes. Femando Rodríguez Mediano me acogió con cariño y con su proverbial buen humor. Anita Martin Gaite, generosamente, me alojó en su casa de Madrid durante el mes de agosto. Recuerdo con placer sus inolvidables comidas en el Boalo y sus detalles para conmigo. Las deliciosas tertulias en casa de Ray Green y de Pepe Teruel Benavente contribuyeron a mi bienestar intelectual y fisico en Madrid. A pesar de sus múltiples ocupaciones, María Jesús Viguera tradujo para mí un texto del árabe al español.

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Emilio Sola, apasionado por la historia de > en el Mediterráneo de l período moderno, ha compartido sus textos e intereses conmigo, así como unas estupendas comidas en Madrid y en Alcalá de Henares. La antigua amistad de Ricardo Díaz Tuñón y de Chila Pérez, y el afectuoso recibimiento de Maida García de los Ríos y de sus hijos Manuel Mejla Garcla y Patricia, hicieron que mi estancia en Madrid fuese más que grata. Quiero agradecer también a los amigos de Valladolid por su hospitalidad: entre ellos, pienso en Luis Robot y en István Szászdi León-Borja. Jesús María Anguita me brindó su inestimable colaboración como latinista. Isabel Fuentes y José Menéndez me han acompañado con su amistosa y eficiente ayuda en éste y en otros proyectos en ciernes. Agradezco, en especial, a los archiveros del Archivo General de Simancas por su eficaz cooperación para localizar algunos documentos que cito en este libro. Le expreso mis agradecimientos a Isabel Aguirre por su experta asistencia en la Sala de Lecturas del Archivo de Siroancas. Me es grato expresar mi reconocimiento a Ignacio Arellano por su invitación a participar en el «Vl Curso Superior de Literatura Malón de Echaide» de la Universidad de Navarra, en el año 2004. El curso, dedicado a «Don Quijote y Cervantes», fue una conmemoración previa del Cuarto Centenario de la primera parte del Quijote. Esta gentil invitación me permitió intercambiar ideas con otros estudiosos españoles y extranjeros, especialistas en la obra de Cervantes. De igual manera, le agradezco a Emilio Martlnez Mata su invitación a intervenir como ponente en el Coloquio Internacional «Cervantes y el Quijote», que tuvo lugar en la Universidad de Oviedo, en octubre de 2004 -otro grato encuentro en tomo de la figura y la obra de Cervantes. Por último, quiero manifestar mis agradecimientos al Caballero de Malta Dom Ruy de Villas-Boas por su preciosa ayuda respecto de los Caballeros de Malta portugueses y los archivos de la Orden en Portugal. Todavía recuerdo nuestra grata cena en Lisboa, con su esposa Concei~ao. Asimismo, expreso mi reconocimiento a Ana Maria Leitao Bandeira, Asesora Principal de Arquivo en el Archivo de la Universidad de Coimbra, por su ayuda en la localización de documentos varios en esa institución. Todos estos amigos e instituciones han contribuido a llevar a buen puerto un largo trabajo que he preparado con cariño y dedicación. Me alegra que sea en este año 2005, celebrándose los cuatrocientos años de vida de Don Quijote, cuando aparece en España mi libro sobre Cervantes en

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Argel. Me complace igualmente que este libro haga posible la difusión de los trabajos de los hispanistas norteamericanos en el universo hispánico gracias al poder de divulgación del sello editorial de Gredos. Ithaca, Nueva York, a 10 de mayo de 2005

PRÓLOGO

Este libro fue escrito durante el dificil período de duelo que siguió a la muerte de mi hijo Alvaro José, mi primogénito e interlocutor más cercano. Es irónico que un estudio sobre los avatares del trauma en Ja obra y en la vida de Cervantes -un estudio planeado antes del accidente que segó Ja vida de mi hijo--, terminara siendo compuesto en medio de Jo que acaso es el peor de los traumas para un ser humano: la muerte de un hijo. Entre otras alteraciones psicológicas, el trauma apunta al encuentro con la muerte, el cual marca los hechos catastróficos y las vicisitudes del sobreviviente. Él o ella se pregunta a menudo por qué no murió en lugar del otro - trauma adicional para la madre que se siente responsable del bienestar fisico y psicológico de sus hijos. Durante este largo periodo de aflicción, he recibido el apoyo de mi familia, especialmente de mis otros cuatro hijos. Son ellos quienes con frecuencia me han rescatado de Ja pena y me han brindado nuevas ilusiones. Los amigos más cercanos también me han alentado. La docencia me ha ayudado en Ja elaboración del duelo al ofrecerme alegrías y nuevos proyectos. No obstante, el recurso fundamental en este proceso de pérdida y de recuperación de la vida ha sido mi trabajo sobre la obra de Cervantes. Más que nadie y más que nada, Cervantes ha sido el gran maestro, el guia que me ha permitido atar de nuevo «el roto hilo de mi historia» mientras leía y estudiaba su creación literaria. La risa que acompaña Ja lectura de su obra maestra, las nuevas interpretaciones de esa misma obra -a menudo abordadas desde perspectivas diferentes- , as! como las preguntas que surgen de la lectura de los textos cervantinos, todo ello me ha llevado a sondear las complejidades de la psique, tanto en Cervantes como en mi misma. La admiración que

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siempre he sentido por Cervantes, en especial por su extraordinaria capacidad de invención, se ha intensificado mientras exploraba los procesos de renovación y de recreación reflejados por sus obras. Si el ingenio y el humor que se desprenden de la obra de Cervantes son un tributo fundamental a la vida, su extraordinaria capacidad de creación -la cual gira en tomo al vórtice del trauma- me ha enseñado que es posible convertir el trauma en canción. En primer lugar, debo agradecerle a Cervantes el haberme ayudado a convertir el proceso de duelo en un empeño creativo. Su afirmación lúdica del Eros, simbolizada por su máxima «¿Quién pondrá riendas a los deseos?», me ha permitido reconstituir los pedazos rotos de mí misma, junto con las expresiones de alegría y de dolor que reivindican la continuación de la vida .



• • Comienzo por expresar mis agradecimientos a mis cuatro hijos -Maria Lucía, Jorge Alberto, Felipe y Mariana Lloreda Garcés-, quienes me han brindado su afecto y su apoyo durante el proceso de composición de este libro, y desde el inicio de mi carrera académica como madre-estudiante. Ellos saben que los hijos son > en la recreación del propio cautiverio del escritor me lleva a incluir un análisis del nombre propio y de la firma en Cervantes. A caballo entre la autobiografia y la ficción, estudio la aparición del apellido «Saavedra» en Ja vida y la obra de Cervantes. Comenzando con El trato de Argel, donde este nombre aparece por primera vez, examino la asunción del apellido «Saavedra>> por parte del autor en documentos legales firmados en 1586, en La historia del cautivo (1589) y en el Memorial dirigido al presidente del Consejo de Indias en 1590, en el que el autor solicitaba un cargo en América. Aquí Cervantes incluye un informe detallado de su servicio a la '7

/bid .. pp. 70-71.

Introducción

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Corona, en el que hace énfasis en su cautiverio, bajo el nombre de «Miguel de Cervantes Saavedra». Los múltiples significados del apellido «Saavedra» en Cervantes sugieren que «Saavedra» encarna tanto la experiencia limítrofe del cautivo que sobrevivió al encuentro con la muerte, como el límite fluctuante entre la autobiografia y la producción literaria. Es bajo el nombre «Miguel de Cervantes Saavedra» como, quince años más tarde, el autor de Don Quijote alcanzaría el éxito y Juego la fama imperecedera. La asombrosa conjunción de trauma y fantasía en La historia del cautivo me lleva a cuestionar los nexos entre trauma y creación en Cervantes y, de manera correspondiente, la extraña carencia de estudios sobre estas complejas relaciones en la teoría del trauma. Si el nombre «Saavedra» simultáneamente delinea una firma, una geografla, un cuerpo y una cicatriz que sangra en este relato, también representa esa frontera o límite tenue entre la autobiografia y Ja ficción. Es precisamente después de la introducción del propio nombre de Cervantes (Saavedra) en el relato del Cautivo cuando surge en el texto la imagen de Zoraida, la mujer argelina que organiza la fuga del capitán cautivo y de sus amigos. Basta anotar que Ja peligrosa aproximación al vórtice del trauma -a la recreación del propio cautiverio de Cervantes en este relat~ engendra la fabulosa historia de Zoraida, una de las creaciones más sugestivas de la obra cervantina. Como mencioné anteriormente, la aparición conjunta de recuerdos traumáticos y de invenciones creativas constituye un patrón que cruza toda la obra de Cervantes. Este paradigma puede advertirse en otras creaciones literarias cervantinas, como en las comedias El trato de Argel y Los baños de Argel, en las Novelas ejemplares La española inglesa y El amante liberal, para citar sólo unas cuantas obras. El papel de la mora, cuya aparición está generalmente ligada a los recuerdos de Argel en la obra de Cervantes, es especialmente fascinante. Idealizada, como Zoraida en La historia del cautivo, o descrita ambiguamente, como Zahara y Fátima en Los tratos de Argel, la mora es a menudo la portavoz del autor, que utiliza estas voces y figuras fe. meninas para relatar acontecimientos críticos autobiográficos. A la par, el autor matiza mediante la presencia de estas mujeres las recreaciones de la experiencia traumática, indicando, de este modo, los nexos entre trauma y creación. En la segunda parte de este capítulo, estudio la figura de Zoraida como un «sintom:m del Cautivo -es decir, como una imagen mariana que funciona como un escudo contra la muerte, enfoque basado en el psicoanálisis freudiano y lacaniano y en las teorías de Julia Kristeva. De esta manera,

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muestro que La historia del cautivo representa un viraje en la creación literaria de Cervantes, una explosión de creatividad que abre el camino para la gran invención cervantina, Don Quijote. El capítulo 5, subtitulado «Anudando este roto hilo», explora el itinerario textual de las imágenes o tropos recurrentes que funcionan como testimonios de la experiencia traumática del cautiverio en Cervantes. Estas expresiones, que recrean el momento mismo de Ja captura, emergen inicialmente en La Galatea para cruzar otras obras cervantinas, como El trato de Argel, Los baños de Argel y La española inglesa, concluyendo con el Persiles, en el testimonio final que cierra Ja vida de Cervantes. Al reflejar una verdad imposible de asimilar, éstas son las historias de una herida que clama, que apela a nuestra comprensión mientras intenta expresar una realidad indescriptible. Pese a ello, la verdad del trauma en Cervantes evoluciona gradualmente hacia testimonios más cortos, que son cada vez más indistinguibles de su ficción. Esto se ve patentemente en La española inglesa, donde los recuerdos del cautiverio de Cervantes son reducidos a wias pocas líneas que inician una secuencia infinita de repeticiones lúdicas, dando pie, respectivamente, a nuevas aventuras. Con todo, en el Persiles, Jos fantasmas de Argel están relacionados con el problema del recuerdo y del olvido. La última alusión al cautiverio de Cervantes en esta novela inaugura un tipo de escritura que comienza con un «no me acuerdo» para poner de relieve, lúdicamente, la pérdida de Ja memoria sufrida por los que padecen desgracias. Es cierto que, en las obras posteriores de Cervantes, las reflexiones difuminadas de los fantasmas de Argel revelan tanto una familiarización con el escenario catastrófico, como un distanciamiento simultáneo del mismo por medio del trabajo de creación. La producción literaria de Cervantes se abre y se cierra, por tanto, con la vívida recreación de su más dolorosa experiencia. De esta fonna, mi estudio analiza Ja reelaboración compleja, continua, de los efectos del cautiverio en Cervantes, desde su liberación de la esclavitud hasta el momento de su muerte. Al final, Argel -«puerto universal de corsarios y amparo y refugio de ladrones», como Cervantes denomina la ciudad norteafricana en el Persi/es- sigue siendo la sustancia íntima, la textura de la obra cervantina.

CAPÍTULO

1

LOS CORSARIOS BERBERISCOS

Cuando llegué cautivo, y vi esta tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno tantos piratas cubre, acoge y cierra no pude al llanto detener el freno. CERVAN'JCS,

El trato de Argel 1.

Numerosos críticos han aludido a las marcas dejadas por el cautiverio norteafricano en el pensamiento y obra de Cervantes. «Fue el más trascendental hecho en su carrera espiritual», conceptuó Américo Castro al referirse a esta experiencia catastrófica, mientras que Juan Bautista A valle-Arce ha indicado que la captura del joven soldado por piratas turco-berberiscos en 1575 «es el gozne sobre el que se articula fuertemente toda la vida de Cervantes» 2 • Ciertamente, la experiencia de la esclavitud en los baños de Argel es el centro fantaseado al que la escritura de Cervantes retorna sin cesar. Desde esta perspectiva resulta especialmente sugestiva la tesis de Juan Goytisolo, quien sostiene que, si el cautiverio argelino es uno de los aconteci1

Son palabras de Saavedra en El trato de Argel, 1.396-9. Américo Castro, El p ensamiento de Cervantes, Madrid: Imprenta de la Libreria y Casa Editorial Hernando, 1925, p. 386; Juan Bautista Avalle-Arce, «La captura de Cervantes», Boletín de la Real Academia Española (1968), 237-280. Luis Astrana Marín plantea que la «memoria fija» del cautiverio argelino retorna en varias obras de Cervantes, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. 11, Madrid: Instituto Edi· torial Reus, 1949- 1952, p. 465, n. 1; cf asimismo Alonso Zamora Vicente, «El cautiverio en la obra de Cervantes», Homenaje a Cervantes. ed. Francisco Sanchez-Castañer, vol. 11, Madrid: Mediterraneo, 1950, p. 239. 2

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mientos más opacos y misteriosos en la vida del autor, los «fantasmas de Argel» apuntan igualmente a la existencia de «un vacio - hueco, vórtice, remolino- en el núcleo central de la gran invención literaria» 3• Ese vórtice sin fondo, genialmente descrito por Goytisolo como tromba y vacío a la vez, confirma la presencia del trauma en la obra de Cervantes. Como nos recuerda Geoffrey Hartman, el trauma es, por un lado, antes registrado que experimentado, como si eludiera la percepción y la conciencia; por otro, reaparece como un tipo de memoria del suceso, «en la forma de un perpetuo tropo del mismo presentado por la psique soslayada o severamente escindida (severely split psyche)» 4 • En Cervantes, la tenebrosa experiencia del cautiverio retoma implacablemente, como un incesante ritual de ocultación e invención que agita de manera simultánea su producción literaria. Esas insistentes repeticiones temáticas -esos cautivos cristianos y esos corsarios argelinos que reaparecen sin cesar en sus textos - sugieren que el trauma no puede ser localizado en el acontecimiento violento situado en el pasado del sujeto, sino más bien en la forma en que retoma, sin ser asimilado, para obsesionar a la víctima. Hay algo más: como veremos a lo largo de este libro, la reaparición y reconstrucción del suceso traumático en la obra de Cervantes funciona como una fuente de creación para el escritor. Ya en 1915, Armando Cotarelo Vatledor anotaba que el tema del cautiverio había sido una fuente de inspiración para Cervantes: «Fue el primero en traer a la dramática española los asuntos de cautivos», confirmaba el crítico, añadiendo que Cervantes «aportó antes que nadie una fuente copiosísima de inspiración artística: la realidad» 5. Más recientemente, George Camamis ha demostrado convincentemente que La historia del cautivo es la primera novela moderna sobre el tema del cautiverio, texto que inaugura el nuevo género de la novela histórica en el siglo xv11. De igual manera, Camamis ha señalado la existencia de conexiones desconcertantes entre el cau3 Juan Goytisolo, Crónicas sarracinas. Barcelona: Ibérica, 1982, p. 60. Goytisolo alude aqul al clásico articulo de la desaparecida Fram;oise Zmantar, «Miguel de Cervantes y sus fantasmas de Argel», Quimera, 2 de diciembre de 1980, pp. 31-37. ~ Geoffrcy H. Hartman, «On Traumatic Knowledge and Literary Studies», New Literary History: A Journa/ o/Theory and lnterpretation, 26 ( 1995), 537. Sobre las configuraciones del trauma, cf también Cathy Caruth, Unclaimed Experience: Trauma, Narrative, and History, Baltimore, Maryland: Johns Hopkins University Press, 1996, pp. 3-4. s Annando Cotarelo Valledor, El teatro de Cervantes: Estudio crítico, Madrid: Tipografla de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1915, pp. 30-31.

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tiverio y la invención literaria en nuestro autor: «el cautiverio eri Cervantes viene a ser un mundo complejo de creación artística» 6• Tal parece ser, en efecto, un paradigma cervantino, patrón que este libro estudia en profundidad. Cervantes no sólo rastrea la trama del cautiverio a lo largo de casi toda su producción artística, sino que se preocupa intensamente por el tema relacionado de la libertad, de manera que podríamos decir que ella es un leitmotiv de su obra. Luis Rosales apoya esta apreciación: «La libertad [...] ocupa el centro del pensamiento antropológico cervantino», juicio que convalida la nueva biografia de Cervantes de Alfredo Alvar Ezquerra, titulada Cervantes: genio y libertad 1 •







El telón de fondo para Ja discusión del cautiverio de Cervantes en Argel es la historia de Berbería en el siglo xvt, desde las conquistas españolas de las costas norteafricanas después de la caída del reino de Granada en 1492, hasta Ja llegada de los legendarios hennanos Barbarroja, fundadores del moderno estado de Argel. Tales antecedentes llevarían a la consolidación de la famosa urbe en los afíos 1570 -época de la esclavitud de Cervantes- como la capital corsaria por antonomasia del Mediterráneo moderno. Estas páginas exploran las luchas entre los imperios otomano y español por el control del Mediterráneo, que desembocaron en la batalla de Lepanto en 1571, en la cual participó heroicamente el soldado Cervantes. Asimismo, el presente capítulo pasa revista a la captura de Cervantes por corsarios argelinos en 1575, a su experiencia como esclavo en los bafíos de Argel y a sus cuatro consecutivos intentos de 6

George Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de Oro, Madrid: Gredos, 1977, pp. 53, 57-59. Emilio González-López también ha señalado que la «Historia del cautivo» inauguró la novela histórica espafiola; cf «Cervantes, maestro de la novela histórica contemporánea: la Historia del cautivo», Homenaje a Casalduero, ed. Rizel Pincus Sigele y Gonzalo Sobejano, Madrid: Gredos, 1972, pp. 179-187. Mercedes Garcla-Arenal y Miguel Ángel de Bunes confirman que el tema del cautiverio, constante en Cervantes, es uno de sus grandes hal lazgos; cf Los españoles en el norte de África: s iglos XV-XVl/l. Madrid: Mapfre, 1992, pp. 103-104. 7 Luis Rosales, Cervantes y la libertad, vol. 11, Madrid: Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1960, pp. 555-556; Alfredo Alvar Ezquerra, Cervantes: genio y libertad, Madrid: Temas de Hoy, 2004.

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fuga, en los que estuvo a punto de perder la vida, eventos que estudio junto con documentos de archivo e informes contemporáneos acerca del cautiverio de Cervantes en Berberia. De la misma manera, examino el cruel destino de los esclavos cristianos en Argel y Jos castigos perpetrados por sus runos turcoberberiscos en quienes trataban de escapar, historia que se complementa con un esbozo de la relación de Cervantes con los renegados -> 14 • Por lo demás, propongo que la profunda reflexión acerca de la locura -sobre el significado de la insania- que atraviesa la obra de Cervantes, convirtiéndolo en un pionero de la exploración de la psique tres siglos antes que Freud, emerge de las situaciones límite que tuvo que soportar como cautivo, del encuentro con la muerte que lo transformó en un sobreviviente. Comencemos, entonces, por esbozar el trasfondo histórico del cautiverio de nuestro gran autor en el Mediterráneo del siglo xvi.

LA COSTA DE BERBERÍA

Esta sección esboza el surgimiento de Argel, en la costa de Berbería, como una formidable organización polltica, cuyo crecimiento y prosperidad en la Edad Moderna presagian el gradual declive de la frontera hispánica en el norte de África. La primera mitad del siglo xv1 en el Mediterráneo occidental puso de manifiesto la resurgencia del Islam bajo la rotunda expansión del Imperio Otomano en el Magreb central. Este evento dinámico llevó a España a dedicar enormes esfuerzos y a sacrificar muchas vidas para comball Cf ibid.. p. 108; Goytisolo, op. cit.; Me Gaha, «Don Quixotc as Arabesquc», Cervantes: Estudios en la vlspera de su centenario, vol. (, cd. Kurt y Roswitha Reichenberger, Kassel: Reichenberger, 1994, pp. 163-171 ; Sola y de la Peña, op. cit., pp. 187-275; Alberto Sánchez, «Libertad, humano tesoro», Anales Cervantinos, 23 (1994), 9-2 l; y Vicente Zamora, «El cautiverio», op. cit., pp. 239-256. 14 Goytisolo, op. cit., pp. 60-61 .

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tir el auge de otra amenaza a la Iberia cristiana desde África. Entre las muchas vidas perdidas o atrapadas en esos combates entre adalides cristianos y corsarios musulmanes se encuentra la del soldado Miguel de Cervantes, cuyo cautiverio en Argel debe ser estudiado dentro del marco de referencia de las guerras hispano-otomanas por el control del Mediterráneo. En 1519, Carlos J de España, nieto de los Reyes Católicos Femando e Isabel, se convirtió en Emperador del Sacro Imperio Romano en Europa. Carlos heredó una vasta sucesión de reinos geográficamente dispersos, cuyo único elemento de unión, aparte de sus derechos hereditarios, era una cohesión de creencias por la mayor parte de sus súbditos. Las posesiones de Carlos no sólo estaban distanciadas entre sí sino separadas por estados enemigos que frecuentemente declaraban la guerra para consolidar su propia posición ante el excesivo poder del Emperador. En estas circunstancias, la vida del Emperador Carlos V estaría agobiada por las luchas con los luteranos en los Países Bajos, los conflictos con Francia y la guerra con los turcos, que se desarrolló en dos frentes simultáneos: el Danubio y el Mediterráneo. El único estado capaz de confrontar a España en el siglo xv1 era el Imperio Otomano, gobernado por el formidable Solimán (Süleymiin) el Magnífico (1520-1566). Solimán acaudillaba un enorme y compacto imperio continental que se extendía desde el Mediterráneo en el occidente basta el Mar Negro y el Océano índico en el oriente, imperio gobernado con mano de hierro y unido por las creencias religiosas de sus súbditos. El expresivo título del viejo libro de Leopold Von Ranke, Die Osmanen und die Spanische Monarchie im 16. und 17 Jahrhundert (La monarquía otomana y española en los siglos XVI y XVII) (1837) señala el paralelismo en el ímpetu de estos dos monstruos políticos entre los que se jugaba el destino de la Cristiandad: al este del Mediterráneo, el Imperio Otomano; al oeste, el de los Habsburgo is. Mientras que Carlos estaba principalmente interesado en mantener sus fronteras y su patrimonio, Solimán luchaba por extender su imperio en todos los frentes. 15 Femand Braudel, «Imperio y monarqufa en el siglo xvrn, En torno al Mediterraneo, Barcelona: Paidós, 1997, p. 181. Esta es una compilación y traducción de varios articules de Braudel, tales como su clásico estudio «Les espagnols et l'Afrique du Nord 14921598», Revue Africaine, 69 ( 1928), 84-233 y 351-428. Cf también Leopold ven Ranke, Die Osmanen und die Spanische Monarchie im 16. und 17. Jahrhundert, 4.1 ed., 1837 (reed. Leipzig: Duncker, 1877); exjste traducción inglesa por Walter K. Kelly, The Ottoman and the Spanish Empires in the Sixteenth and Seventeenth Centuries. Londres: Wit· taker and Co, 1843.

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En 1519, cuando Carlos se convirtió en Emperador del Sacro Imperio Ro· mano, el debate relacionado con cuál de estos poderes dominaría a Europa estaba candente - y lo estuvo por mucho tiempo, como veremos, incluso hasta después de la batalla de Lepanto, en 1571 , durante el reinado de Felipe II. En los primeros años del gobierno de Carlos V, mientras que los ejércitos del Emperador batallaban contra el Turco en el Mediterráneo, Solimán tomaba Belgrado en 1521, destruía la armada húngara en 1526 y cercaba Viena en 1529. Al describir la toma de Belgrado, en 1521 , y la subsiguiente de· rrota del rey Luis de Hungría por el Turco en la batalla de Mohacs, en 1526, Francisco López de Gómara deja entrever el enorme potencial militar y la disciplina ejemplar del enemigo otomano, que llegaron a ser una amenaza vital para la Europa central y meridional 16• En las mismas décadas del siglo xvr, los descendientes exiliados de los moros de Granada estaban enfrascados en una guerra de guerrillas contra los cristianos en el Mediterráneo, especialmente contra España, su más odiado enemigo. Con la conquista de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, el Estrecho de Gibraltar se convirtió en la frontera sur de España, ciertamente un límite insuficiente entre el reino cristiano de la Península Ibérica y el mundo islámico del norte de África. En este Far West mediterráneo, como sugirió Femand Braudel, las costas de España y de África están tan cerca que una hoguera encendida en una orilla puede verse desde la otra. Al comienzo del siglo XVI, pequeñas embarcaciones cruzaban este canal occidental a diario, haciendo travesías entre Vélez de la Gomera y Málaga o, si los vientos eran propicios, entre Valencia y Orán. La conquista de Granada no sólo les dio posesión a los Reyes Católicos de las ricas praderas que rodea· ban a la ciudad nazarí sino también del litoral sur de Andalucía con sus excelentes puertos y sus atalayas. ¿No era natural - pregunta Braudel- continuar Ja guerra contra los infieles en tierra africana, o incluso utilizar las enormes energías liberadas con Ja conquista de Granada en el Magreb, un teatro de expansión y de aventuras? 17 • 16

El ejército de Solimán, de 20.000 hombres, venció al del rey de Hungrla, de 25.000, en la famosa derrota de Mohacs, el 29 de agosto de 1526; Francisco López de Gómara, Annals of the Emperor Charles V. ed. Roger Bigelow Merriman, texto español y traducción inglesa, Oxford: Clarendon Press, 191 2, pp. 206 y 215. 17 Braudel, op. cit.. p. 46. «El Magreb» se usará a través de este estudio como nombre colectivo para la región norteafricana que se extiende actualmente desde Marruecos hasta el oeste de Egipto, región que hoy comprende los cuatro paises de Marruecos, Argelia,

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Desde fines del siglo xv, por tanto, los españoles se lanzaron a la captura de los pueblos costeros magrebíes. En 1494, el Papa Alejandro V1 dio su bendición a la cruzada africana y continuó el impuesto extraordinario, la cruzada, que cubriría los gastos de estas expediciones 18• La muerte de la reina Isabel en 1504 confirmó la dirección de Ja nueva campafia. Su testamento alentaba a los castellanos a dedicarse sin tregua a la conquista del África y a la guerra contra el Islam 19• En los años siguientes, instigados y financiados por el cardenal-guerrero Jiménez de Cisneros y capitaneados por el célebre marino Pedro Navarro, una armada de 10.000 hombres, más de quince veces del tamaño de la armada con la que Cortés conquistaría México, en 1518, se lanzó a la conquista de la costa norte de África 20 • Entre 1508 y 1510, los españoles conquistaron el inaccesible Peñón de Vélez ( 1508), Orán {1509), Bugia y Trípoli ( 151 O), donde construyeron presidios (ciudades amuralladas). El legendario Navarro - antiguo corsario conocido en otros tiempos como «Roncal el Salteador»- saqueó estas ciudades, distribuyendo el botín entre sus hombres y capturando a los habitantes, que fueron vendidos como escla-

Túnez y Libia. Tambi~ me referiré a esos territorios como >, África. 199 ( 1958), 13-1 5. 0 López de Gómara, op. cit.. p. 222.

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for everie Christen manne to reade: wherin is contayned, not onely the high Entreprise and Valeauntness of th' Emperour Carlos the V. and his Anny (in his Voyage made to the Towne of Argier [sic] in Affiique, agaynst the Turckes, the Enemyes of the Christen Fayth ...) but also the myserable Chaunces of Wynde and Wether; with dyverse other Adversities, hable to move a stonye Hearte to bewayle the same, and to pray to God for his Ayde and Succon> 50• La derrota del emperador en Argel inauguró la larga, e intermitente lucha entre el Imperio mediterráneo de los Habsburgo gobernado por Carlos V y luego, por su hijo Felipe II, y el Imperio Otomano, situado en la frontera este de ese mar. Veinte años más tarde, un joven soldado llamado Miguel de Cervantes se encontraría en el centro de estas guerras mediterráneas. A la muerte de Carlos V en 1558, su hijo Felipe I1 controlaba Malta, Sicilia, Nápoles, y el fuerte de La Goleta en Túnez. La ascendencia española en el Mediterráneo, sin embargo, se veía severamente debilitada. Operando desde Argel, los corsarios turco-berberiscos navegaban por todo el Mediterráneo, e incluso por el océano Atlántico, en busca de botín humano, mientras que los otomanos avanzaban desde el Este, capturando a Trípoli de manos de los Caballeros de Malta en 1551 , y Ja isla de Djerba en 1560. Sin duda, los años 1550 fueron especialmente aciagos para los españoles en sus campañas norteafricanas. Los caballeros de Malta fueron echados de Trípoli por los turcos (1551), al-Madiya fue evacuada y el conde de Alcaudete, gobernador de Orán, pereció en el desastre de Mostaganem (1558). En la próxima década, la segunda revuelta de las Alpujarras (1568-1570) explotó en Granada, mientras que los líderes moriscos, incitados a la rebelión por la Pragmática del 1 de enero de 1567 que prohibía terminantemente leer y escribir en árabe, vestir «a la usanza de moros», circuncidar a los hijos varones y seguir otras costumbres moras, buscaron ayuda de los turcos. Entre 1569 y so «Un lamentable y lastimoso tratado que todo hombre cristiano debe leer: donde se contiene, no sólo la alta empresa y valentia del Emperador Carlos V y de su ejército -en su viaje a la ciudad de Argel, en África, contra los turcos, enemigos de la fe cristiana...sino también la miserable suerte de vientos y del mal tiempo, con diversas otras adversidades, capaz de mover un corazón de piedra a lamentarse, y a rezar a Dios en su ayuda y socorro»; cf Nicholas Durand de Villegagnon, Cario V Emperatoris Expedítio in Africam ad Algeriam, trad. Ricardus Grafton ( 1542). El panfleto está incluido en Harleian Miscellany: A Collection ofScarce, Curious, and Entertaining Pamph/ets and Tracts as Well as Manuscript and in Print. Se/ected from the Library of Edward Harley, Second Earl of Oxford, vol. IV, Londres: White and Co., 1809- 1813, pp. 532-543.

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1570, los alzados en annas reclutaron infantería otomana en Berbería, con la aprobación del sultán, y Alüj Ali Pachá, el bey de Argel -el Uchalí de Cervantes- , envió soldados y annas a los rebeldes de Granada 51• Aunque la insurrección de las Alpujarras fue violentamente aplastada en 1570 por don Juan de Austria y sus ejércitos, la conquista otomana de Chipre, el más distante puesto de avanzada de los venecianos, en el mismo año, agudizó la crisis en el Mediterráneo. Alannado por el avance del Islam, el papa Pío V instó a Venecia a convertirse en la punta de lanza de una confederación de estados cristianos. Después de un año de difíciles negociaciones, una Armada constituida por Venecia, España y la Santa Sede fue finalmente congregada. El entusiasmo popular suscitado por esta guerra contra los turcos provocó una leva en masa en Italia, donde cada pueblo estaba obligado a enviar un contingente, mientras que en España muchos hombres se alistaron bajo las banderas de don Juan de Austria. Finalmente en 1571, las fuerzas de la Santa Liga se reunieron en Mesina, bajo el mando del generalísimo don Juan de Austria. Entre los 200 soldados de la galera Marquesa, capitaneada por Diego de Urbina, estaba el arcabucero Miguel de Cervantes. Canavaggio evoca la coyuntura histórica que marcaría la vida de Cervantes: «Convertido en soldado de Felipe 11, el autor del Quijote penetra en los bastidores de la gran historüm 52 •

LAS HERIDAS DE LEPANTO

La impresionante armada de la Santa Liga, con más de 250 navíos y alrededor de 93.000 hombres a bordo, confrontó a la flota otomana en las aguas profundas del Golfo de Lepanto, el 7 de octubre de 1571 53 • Los turcos, 51 Hess, op. cit.. pp. 88-89. Sobre el problema de los moriscos, cf Antonio Domlnguez Ortiz y Bemard Vincent, Historia de los moriscos. Madrid: Alianza, 1984, especialmente pp. 23-33. 52 Canavaggio, op. cit., p. 53. 53 Para una descripción del papel de Cervantes en la batalla de Lepanto y de su carrera militar en el Mediterráneo, e/ Canavaggio, op. cit.. pp. 55-75. Sobre la batalla de Lepanto, ej. Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. 11, op. cit., pp. 563-608; Ricardo Cerezo Martlnez, Las Annadas de Felipe JI (Historia de la Marina Española), Madrid: San Martín, 1988, pp. 102- 112; y John Lynch, Spain, 1516-1598:

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comandados por Alí Bajá, se presentaron con una flota de 230 galeras, 72.000 galeotas y fustas, y 92.000 hombres a bordo 54 • La Marquesa. en la que Cervantes lucharía hasta el último momento, pertenecía al contingente de galeras venecianas adscritas a la flota aliada. El testimonio de sus compañeros es notable: a pesar de estar enfenno con fiebre, el soldado se hizo presente en el puente antes de que comenzara la batalla, y, en respuesta a su capitán y a los amigos que lo instaban a meterse bajo cubierta puesto que estaba enfenno y en condiciones adversas para pelear, exclamó: «Que más queria morir peleando por Dios y por su Rey, que no meterse so cubierta, e que su salud». El mismo testigo afiade que Cervantes «peleó como valiente soldado, con los dichos turcos en la dicha batalla, en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó» 55 • Como explica Canavaggio, el esquife, situado en la popa del navío, constituía, en caso de abordaje, un puesto de combate especialmente arriesgado 56 . No cabe duda acerca de la valentía de Cervantes en esta y en otras ocasiones. La batalla se convirtió en un combate cuerpo a cuerpo, en el que 60.000 soldados se enfrentaron entre sí en una salvaje carnicería: «La batalla fue en este punto t¡Ul sangrienta y horrible -escribe un testigo ocular-, que

From Nation-State to World Empire, Oxford: Basil Blackwell, 199 1, pp. 327-341. Otros estudios recomendables son: Luciano Serrano, La Liga de Lepanto entre España, Venecia y la Santa Sede (1570-1573), vol. 1, Madrid: Imprenta de Archivos, 1918-1920, pp. 68-101 y 124- 142, y, por el mismo autor, España en Lepanto. Barcelona: Labor, 1935 (reimp. Madrid: Editora Nacional, 1975); Rafael Vargas-Hidalgo, La Batalla de Lepanto: según cartas Inéditas de Felipe!!, don Jua11 de Austria y Juan Andrea Doria e informes de embajadores y espías, Santiago de Chile: Ediciones Chile-América / Cesoc, 1998; otra serie de relaciones contemporáneas, algunas sin objetividad histórica, se encuentra en Colección de documentos inéditos para la historia de España (CODOIN), vol. 111, pp. 184-360. S4 Utilizo el excelente recuento de la batalla de Lepanto hecho por Bartolomé Bennassar en su biografia Don Juan de Austria: Un héroe para un imperio, 4. 1 ed., Madrid: Temas de Hoy, 200 1, pp. 107-139. ss Testimonio del alférez Mateo de Santisteban, compañero de Cervantes en Lepanto, en Madrid, 20 de marzo, de 1578. Cf Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido a S.M. y de lo que ha hecho estando captivo en Argel [...], transcripción de Pedro Torres Lanzas, Madrid: El Árbol, 1981, p. 29. Casi todos los documentos conocidos, relacionados con Cervantes, han sido recogidos e impecablemente editados por Kristov Sliwa, Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1999. La cita procede de las pp. 50-51. 56 Canavaggio, op. cit.. p. 36.

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se hubiera dicho que el mar y el fuego no eran sino uno» 57 • Durante los repetidos ataques del enemigo, la Marquesa sufrió 40 muertos -incluyendo a su capitán- y 120 heridos. Cervantes recibió tres heridas de arcabuz: dos en el pecho y una tercera en Ja mano izquierda. Más tarde diría, al referirse a Ja mano perdida en Lepanto, que aunque esta herida de trabuco era fea, él la tenia «por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron Jos pasados siglos, [.. .] militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos Quinto, de felice memoriim 58• De esta manera nació el manco de Lepanto, en el mismo momento en que Jos aliados cristianos se alzaban con la victoria sobre las fuerzas otomanas, gracias a la potencia de los cañones venecianos y a la evidente superioridad de la infantería española 59 • Ricardo Cerezo Martinez calcula que, mientras la Annada de Ali Pachá contaba con 750 piezas de artillería principal, Ja de don Juan de Austria disponía de unas 1.200 60 • El saldo de las pérdidas otomanas fue impresionante: 11 O navíos destruidos, o hundidos; 117 galeras capturadas, 13 galeotas y fustas, 25.000 hombres muertos o heridos, 3.486 prisioneros de guerra y alrededor de 15.000 esclavos cristianos liberados. En cuanto a los aliados cristianos, 12.000 hombres se perdieron en el combate, incluyendo a los que murieron de sus heridas 61 • En su biografía de don Juan de Austria, Bartolomé Bennassar enumera el impresionante inventario de navíos, cañones y prisioneros, repartidos como botín en el puerto de Santa Maura (isla de Leucada) el 18 de octubre de 1571, en presencia de Marco Antonio Colonna, representante del Papa, y de los 51

!bid., p. 65. Miguel de Cervantes, Prólogo a las Novelas ejemplares, vol. 1, ed. Harry Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 51. 59 Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe//, vol. Il, op. cit., pp. 602-603. 60 Cerezo Martlnez, op. cit., pp. 220-221. 61 Canavaggio, op. cit., pp. 54-59. El número de bajas difiere ligeramente en Braudel y Canavaggio, entre otros. Braudel asegura que los cristianos perdieron diez galeras y sufrieron 8.000 muertos y 21.000 heridos, cf Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe //, vol. U, op. cit., p. 603; con todo, los testimonios españoles de la época generalmente minimizan las pérdidas sufridas por los cristianos; cf la relación de fray Miguel Servía, confesor de don Juan de Austria, Relación de los sucesos de la Armada de la Santa liga y entre ellos el de la Batalla de Lepanto, recogida en CODOIN, vol. XI, pp. 359-371 ; sobre estos datos cf Serrano, La Liga de Lepanto. op. cit., pp. 137- 138. 58

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diputados de España y de Venecia 62 . A este botln habria que añadirle las capturas que hicieron los soldados y hombres de mar de los aliados en las galeras abandonadas por los vencidos: vestidos de seda, ricas telas y brocados finísimos, armaduras de oro, joyas de toda índole, bolsas repletas de monedas de oro, entre otros. El carácter absoluto de la victoria cristiana es ineludible. Los turcos perdieron toda su Armada, excepto la escuadra de Alüj Ali, que logró escapar, además de 25.000 hombres y toda su chusma, pues sus galeotes cristianos fueron liberados. Asimismo impresiona el número de caudillos, arraeces, capitanes o gobernadores turcos que perecieron en la batalla, entre ellos Ali Bajá, el generalísimo de la Armada del mar, y hasta treinta gobernadores de provincias otomanas, entre otros 63. Aunque algunos historiadores contemporáneos han insistido en que ésta fue una victoria que no llevó a ninguna parte, en la opinión del Cautivo, personaje de Don Quijote, un objetivo critico se había logrado: «Aquel día, que fue para la cristiandad tan dichoso, [.. .] se desengañó el mundo y todas las naciones del error en que estaban, creyendo que los turcos eran invencibles por la mar; [...]aquel día quedó el orgullo y soberbia otomana quebrantada» 64• Fernand Braudel, quien estudió el problema desde ángulos diferentes, coincide con el Cautivo. Según el historiador francés, esta victoria puso fin a «un estado de cosas lamentable, a un verdadero complejo de inferioridad por parte de la Cristiandad, y una primacla no menos verdadera por parte de los turcos. La victoria cristiana puso una barrera a un porvenir que se perfilaba muy sombrío». Pese a que el poder naval otomano no fue destruido, y que esta fue sólo una victoria maritima en ese «mundo líquido y circundado por tierras» continentales, fue el mito de la invencibilidad turca -concluye Braudel- el que se desbarató en Lepanto 65 • Desde entonces, soldados y aventureros de todas las naciones comenzaron a descender en bandadas hacia el sur en busca de empleo en el campo de batalla mediterráneo 66 . Otros 62

Bennassar, op. cit., pp. 130-132. /bid.. p. 133. 64 Miguel de Cervantes, Historia del cautivo, Don Quijote de la Mancha, vol. 1, ed. Luis Andrés Murillo, Madrid: Castalia, 1978, p. 477; de aquí en adelante citado en el texto por parte y capitulo, así «Don Quijote I, cap. 40)> es (DQ 1, 40). 65 Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. 11, op. cit.• pp. 604-607. 66 Canavaggio aduce que la batalla de Lepanto supuso un triunfo engañoso: Europa fue incapaz de sacar provecho de esta victoria. La retirada de los turcos atribuida a Lepan63

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historiadores concuerdan con Braudel en cuanto a los efectos de esta victoria sobre los turcos. Después de Lepanto, arguye John Lynch, aunque Chipre continuó bajo el dominio turco, aunque el sultán logró reemplazar las pérdidas otomanas con una asombrosa rapidez, y aunque los corsarios argelinos seguían campeando por los mares, el hechizo del poder turco estaba roto; la Cristiandad finalmente ganó una victorill moral y logró liberarse de un viejo complejo de inseguridad 67 • Bennassar concluye que, en los años 1572-1573, la estrategia otomana fue sólo defensiva, rehusando el combate que le ofrecían los aliados. En efecto, en el decenio de 1570, ya no se produjeron las excursiones marítimas casi anuales de los turcos hacia el Mediterráneo del Oeste, que sufrían las costas cristianas del Adriático, de Calabria y de Sicilia, incluyendo la costa del Levante español. Para los cristianos, el enemigo seria ahora el contingente de corsarios de Túnez, Bizerta, Argel, Tetuán, o Salé, que asolaban las costas españolas e italianas y las islas mediterráneas. En cuanto al mal herido y afiebrado arcabucero Cervantes, éste se recuperó a bordo de la Marquesa y, luego, en el hospital de Mesina, Sicilia, donde permaneció por seis meses. En este tiempo, el soldado recibió cuatro ayudas de costa consecutivas , en Nicholas de Nicotay, les navigations, p érégrinations et voyagesfaits en la Turquie, Lyon, 1567, recientemente publicado como Dans l'Empire de Soliman le Magnifique, ed. Marie-Christine Gomez-Géraud y Stéphane Yérnsimos, París: CNRS, 1989, pp. 64-65. 83 Jean Léon l 'Africain, Description de 1'Afrique, ed. Alexis Épaulard et al., trad. Alexis Épaulard, vol. ll, París: Librairie d'Arnérique et d'Orient Adrien-Maisonneuve, 1956, p. 467. Sigo en este párrafo el texto de Hess, op . cit., p. 165. " Antonio de Sosa ha sido identificado como el autor de la Topographia, e historia general de Argel. atribuida a Diego de Haedo ( 1612); cf Diego de Haedo, op. cit., vol. 1, p. 46.

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Estambul a fines de siglo, y describió la ciudad como la más rica del Magreb 85. En 1575, cuando Cervantes arribó a Argel, ese sofisticado conglomerado urbano era habitado por un grupo multiétnico constituido por musulmanes argelinos, moriscos exiliados, beréberes, turcos, renegados cristianos de todos los países de Europa y judíos 86• Como la capital corsaria por excelencia del Mediterráneo, en la que corsarios de todas partes del mundo encontraban asilo y provisión de productos y servicios, Argel le debía su pasmosa prosperidad al corso. Cada año recibía miles de cautivos y riquezas enonnes, tomados en los asaltos a los navíos cristianos y a las costas de Espafia e Italia. Fuentes contemporáneas aducen que a fines de la década de 1570 había alrededor de 25 .000 cristianos cautivos en Argel 87• Un infonne compuesto por unos cautivos españoles que huyeron del centro corsario en una galeota, en 1563, arroja la cifra de 10.350 cautivos cristianos para esa fecha 88• De ser ciertos los cálculos de Antonio de Sosa, para los años 1577 a 1581 , el número de cautivos en Argel habla aumentado en más del doble en unos quince años. Otros datos revelan que, entre 1520 y 1660, aproximadamente 500.000 a 600.000 esclavos cristianos fueron vendidos en esa próspera ciudad, considerada por los turcos sus «Indias y Perú» 89 • Este botín de guerra era intercambiado en el concurrido mercado de ese centro comercial abierto a caravanas y a barcos otomanos, a navíos que traían rescate para los cautivos cristianos y a galeones mercantes europeos - franceses, catalanes, valencianos, corsos, italianos, ingleses, u holandeses. En efecto, los ra 'is o arraeces 85 Et-Tamgrouti, Kitab An-Najha al Miskiya Fi s-Sifara at-Turkiya 1581-1591 [Relation d '11ne ambassade marocaine en Turq11ie (1589-91) ], trad. Henry de Castries, París, 1929, pp. 75-78; citado por Hess, op. cit., p. 165. 86 Cuando los navíos cristianos anclaban en Argel, los corsarios solían imponer severas restricciones en la ciudad, especialmente a sus esclavos, por miedo a que intentaran escapar. Prueba de esto es la sobrecogedora descripción que hace Nicolay de la persecución hecha a sus naves y a su séquito en 1551 , por los argelinos, que acusaron al francés de haber escondido a un número de esclavos cristianos a bordo; Nicolay, op. cit.. pp. 61-64; cf también Bono, op. cit., pp. 340-41. 87 Antonio de Sosa aduce que en la década de 1570 había ml\s de 25.000 esclavos cristianos en Argel; cf Haedo, Topografía I, p. 47. 88 AGS, Estado 487: «El designo de Argel que dieron unos cautivos que se huyeron con la galeota, 1563»; el mapa de Argel pintado por los fugitivos incluye un listado de esclavos presos en diversos baños de la ciudad. 89 Wolf, op. cit., p. 151 ; la segunda cita procede de Topografía 11, p. 88.

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85 ~

de cada nación - musulmanes o semimusulmanes, incluso nórdicos, a veces- atraídos por la afluencia de la ciudad, se instalaban en Argel, trayendo con ellos sus galeras o ágiles veleros corsarios 90• La amplia composición racial y cultural de esta sociedad, en la que cada aventurero encontraba su lugar, es descrita por el cautivo Antonio de Sosa, quien sufrió cuatro años de esclavitud en Argel a fines de la década de 1570. Este clérigo portugués, capturado en 1577 en la galera San Pablo de la Orden de Malta, ha sido identificado como el verdadero autor de Topographia, e historia general de Argel (Valladolid, 1612), atribuida a fray Diego de Haedo, quien publicó Ja obra después de la muerte de Sosa. George Camamis ha demostrado contundentemente que el doctor Antonio de Sosa compuso esta obra monumental entre 1577 y 1581 , mientras estaba cautivo en Argel. Fray Diego de Haedo era el sobrino del famoso arzobispo de PaJerrno, también llamado Diego de Haedo, aJ parecer, conocido por asistir a los cautivos después de su liberación 91 . Si hemos de creer a fray Diego en Ja dedicatoria que dirige a su tío, el primero recibió del obispo Haedo (el Haedo mayor) unos borradores inconclusos sobre el cautiverio en Argel, basados en informes suministrados por ex cautivos. Fray Diego (el joven Haedo) afirma que se limitó a pulir estos borradores, dándoles «SU última forma y esencia» 92 • Es muy poco probable, sin embargo, que el arzobispo Haedo haya compuesto este tratado con informaciones aportadas por cautivos cristianos recién liberados. Topografía e historia general de Argel cubre cientos de páginas con detalles infinitos sobre la Argel del siglo xv1 - incluyendo su geografía, sus costumbres, su historia y las terribles experiencias de los cautivos cristianos- mientras que su autor habla en múltiples ocasiones como un testigo 90

Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. 11, op. cit., p. 292. Ra 'is [turco re'is] quiere decir «cabeza, o llder de un grupo reconocido». Era el nombre dado al capitán de una pequeña nave y, en Argel, a un corsario que fuese dueño de varios navlos. Sobre la actividad corsaria de los argelinos, cf el clásico articulo

de H.-D. de Grammont, en dos partes: «La course, l' esclavage et la rédemption a Algen>, «Premiere Partie: La course», Revue His1oriq11e, 26 (1884), 1-42; y «Scconde Partie: L'esclavage», Rev11e Hlstoriq11e, 27 ( 1884), 1-44; cf asimismo Hipólito Sancho de Sopranis, «Cédiz y la pirateria turcoberberisca en el siglo xvm. Archivos del lnstit1110 de Estudios Africanos, 26 (1953), 7-77. 91 Camamis, op. cit.. pp. 124-150, y en esp. 140- 143. 92 Dedicatoria, Topograjia 1, pp. 10· 11 .

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ocular que ofrece su punto de vista personal. Como anota Cama.mis, los historiadores franceses Ferdinand Denis y H.-D. de Grammont fueron los primeros en detectar algo sospechoso en la forma en que la obra fue confeccionada 93 . Ya en 1902, en sus anotaciones a una carta escrita al papa Gregorio XIII por varios cautivos, Cristóbal Pérez Pastor sugirió que «el Doctor Antonio de Sosa, clérigo portugués, grande amigo de Cervantes, cautivado en 1577 y rescatado en 1581, [es el] autor de este Memorial y de los apuntamientos que sirvieron al Arzobispo Haedo para escribir la Historia general de Argel» 94• Luis Astrana Mario también estableció en 1949 que los tres Diálogos que constituyen la tercera parte de la Topografia, publicada por Haedo - Diálogo de los mártires de Argel, Diálogo de la cautividad y Diálogo de los morabutos- fueron compuestos por el doctor Antonio de Sosa 95 • Camamis ha demostrado finalmente que no hay ninguna mención de los Haedo en la Topografia y, más importante aún, que los cautivos recién liberados que llegaban a Sicilia venian de Constantinopla, no de Argel. Resulta que Ja Topograjia e historia general de Argel fue compuesta en las mismas mazmorras de esa urbe, entre 1577 y 1581 , cuando Antonio de Sosa estaba preso en la urbe turco-berberisca. El primer libro de este tratado, Topografia, está dedicado a una minuciosa descripción de la ciudad de Argel, de su geografía y de sus costumbres, mientras que el segundo, Epítome de los reyes de Argel, es una crónica de su historia más reciente, desde la fundación del Estado turco-berberisco hasta las últimas décadas del siglo xv1. La tercera parte de esta obra contiene tres Diálogos acerca del cautiverio y otros temas teológicos, en Jos que el doctor Antonio de Sosa surge como el verdadero protagonista. Al leer estos pasajes, uno adquiere la certeza de que Sosa es el autor de toda la obra, incluyendo su imponente primera 9l

Camamis, op. cit., pp. 132-1 34. El historiador Ferdinand Denis, quien supuso que Haedo habla viajado a Argel en 1605, encontró dudoso que este tratado tan elaborado pudiera haber sido compuesto con informaciones suministradas por antiguos cautivos; cf su articulo «Haedo», Nouvelle Biographie générale, Paris: Firmin Didot, 1853. Cf también H.-0. de Grammont, Hisroire d'Alger sous la dominarion rurque 1515-1830, París: Ernest Leroux, 1887, obra que le debe mucho a la Topograjia. De Gramrnont tradujo el Epítome de los reyes de Argel al francés, como Hisroire des Rois d 'Alger, Argel: Adolphe Jou.rdan, 1881 (reed. Saint-Denis: Bouchene, 1998). 94 Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, vol. !, Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897- 1902, p. 235, n. 1. 95 Astrana Mario, op. cit.. U, p. 468.

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parte 96. Ciertamente, Sosa insiste frecuentemente en que, desde que llegó cautivo a Argel, ha estado escribiendo dia a dfa lo que ocurría en la ciudad: «Donde el primer día que entré en Argel, tengo escrito con otras cosas, el número de cuantos [moriscos] vinieron y aun en qué mes, en qué semana, en qué dla y hora vinieron, y cómo vinieron» 97 . Los tres Diálogos contenidos en la tercera parte de Topografia representan el testimonio elocuente de un testigo ocular que vivió la dramática experiencia sufrida por los esclavos cristianos en Berberia. Si esta empresa tipifica los esfuerzos del autor por documentar los sufrimientos y tonnentos de los cautivos cristianos en el norte de África, especialmente en Argel, el subtítulo de la Topografia e Historia general de Argel corrobora la unidad del tema que atraviesa toda la obra: «Do se verán casos extraños, muertes espantosas, y tormentos exquisitos que conviene se entiendan en la Christiandad». Los hechos que rodean a la creación de la Topografia deben ser esclarecidos, primero, porque a Antonio de Sosa le fue escamoteada la autoría del más importante tratado historiográfico del siglo xv1 sobre Argel, tratado caracterizado por un historiador moderno como «el más extensivo y más exacto de los documentos» acerca de los primeros setenta años de Argel bajo el gobierno otomano 98 • La segunda razón por la que la obra de Sosa debe ser restituida a su verdadero autor tiene que ver, como veremos e n el capitulo 2, 96 Sobre Antonio de Sosa, cf Emilio Sola, «Antonio de Sosa: un clásico inédito amigo de Cervantes (Historia y Literatura)», Actas del Primer Coloquio lntemacional de la

Asociación de Cervantistas, Alcalá de Henares, 29-30 de noviembre I 1-2 de diciembre de

1988, vol. 1, Barcelona: Anthropos, 1990, pp. 409-412; y, por el mismo autor, «Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», Actas del Primer Encuentro de Historiadores del Valle de Henares, Guadalajara: Institución de Estudios Complutenses / Fundación Marqués de Santillanas I Centro de Estudios Cervantinos, 1988, pp. 617-623; cf también las dos introducciones por Emilio Sola y José M. Parreño a Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sola y Parreño, Madrid: Hiperión, 1990; Parreño, pp. 9-23, y Sola, pp. 26-52; así como Sola y de la Peña, Cervantes y la Berberfa. op. cit., pp. 277-279. 97 Topografia 111, p. 253. 98 De Grammont, op. cit., p. iii; H.-D. de Gramrnont, trad., Histoire des rois d 'Alger, Argel: A. Jourdan, 1881 . Esta traducción había aparecido por entregas en Revue africaine ( 1880-188 1). De Grammont arguye que Epitome de los reyes de Argel es «la obra capital de Haedo, y [que) su conocimiento es indispensable... ya que es el único libro que da in· formación sobre los sucesos que ocurrieron durante el siglo xv1. Sin esta obra, reinarla la noche más oscura sobre este periodo»; Histoire des Rois d'Alger, Saint-Denis: Bouchene, 1998, p. 15 (traducción mla).

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con la vida de ese cautivo en Argel y con sus múltiples conexiones con Cervantes 99.

«TURCOS DE PROFESIÓN»

Según el cronista Antonio de Sosa, más de la mitad de los habitantes de Argel en los 1570 eran «turcos de profesión>>, es decir, renegados: «Los turcos de profesión son todos los renegados que, siendo de sangre y de padres cristianos, de su libre voluntad se hicieron turcos. [... ] Estos y sus hijos, por sí solos, son más que todos los otros vecinos moros, turcos y judlos de Argel>> 100• El extraordinario mosaico de la sociedad berberisca es sugestivamente descrito por Sosa en este largo pasaje que merece ser citado por entero: No hay nación de cristianos en el mundo de la cual no haya renegado y renegados en Argel. Y comenzando de las remotas provincias de Europa, hallan en Argel renegados Moscovitas, Roxos, [...) Búlgaros, Polacos, Húngaros, Bohemios, Alemanes, de Dinamarca y Noruega, Escoceses, Ingleses, Irlandeses, Flamencos, Borgoñones, Franceses, Navarros, Vizcaínos, Castellanos, Gallegos, Portugueses, Andaluces, Valencianos, Aragoneses, Catalanes, Mallorquines, Sardos, Corsos, Sicilianos, Calabreses, Napolitanos, Romanos, Toscanos, Genoveses, Savoyanos, Piamonteses, Lombardos, Venecianos, Esclavones, Albaneses [... ], Griegos, Candiotas, Cretanos, Chipriotas, Surianos y

99 La propuesta de Daniel Eisenberg de que Cervantes es el autor de la Topografía es insostenible; cf «Cervantes, autor de la Topografía e historia general de Argel, publicada por Diego de Haedo», Cervantes. 16 (1996), 32-53. Eiscnbcrg argumenta que la obra fue escrita en España porque no habla acceso a libros en Argel, tesis que no tiene en cuenta los comentarios del doctor Antonio de Sosa en sus Diálogos sobre los textos que está escribiendo y rescribiendo continuamente, y los libros que está leyendo o citando de memoria en su mazmorra argelina. Asimismo, las diatribas del doctor Sosa contra los musulmanes, su fanatismo religioso y su obsesión con las torturas impuestas a los esclavos cristianos son incompatibles con las actitudes de Cervantes hacia el mundo de Argel. Finalmente, la fomüdable erudición del doctor Sosa, quien se pasea por los Clásicos y por los Padres de la Iglesia, no es consistente con el trasfondo intelectual de Cervantes. 100 Topograjia 1, p. 52.

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de Egipto y aun Abejinos del Preste Juan y Indios de las lndfas de Portugal, del Brasil y de Nueva España 101 •

No cabe duda de que ninguna otra ciudad europea o mediterránea en la época podla reivindicar un conglomerado tan muJticultural como el anterior, un conjunto de habitantes que incluso comprendía a indios de la India y a amerindios del Brasil y de Nueva España (México). Sosa alega que casi todos los «renegados» cristianos que abandonaban el verdadero camino de Dios para convertirse al Islam lo hacían por una de dos razones: ora porque rechazaban el trabajo de esclavos ora porque preferian una vida de libertad, marcada por los placeres de Ja carne. Evidentemente, Jos cautivos, soldados y mercenarios que se convertian aJ Islam eran una piedra en el zapato de los cristianos, particulannente en el de los españoles, que los veían como claros representantes de una moral acomodaticia. Estos hombres y mujeres no sólo rompían con su credo religioso sino también con casi todas las categorias mentales y culturales de su sociedad. Las complejidades de estas conversiones han sido recientemente exploradas por varios estudios historiográficos, como la sugestiva obra compuesta por Bartolomé y Lucile Bennassar, Los cristianos de Alá: la fascinante aventura de los renegados, que examina 1.550 casos de renegados juzgados por Ja Inquisición española y portuguesa entre 1550 y 1700. Otro estudio excelente es el libro escrito conjuntamente por Mercedes Garcia-Arenal y Miguel Ángel de Bunes, Los españoles en el norte de África: siglos XV-XVlll 1 2• Tanto las confesiones de numerosos renegados como las deposiciones de los testigos que atestiguaban a su favor expresan sin ambages la atracción que ejercía el Islam sobre muchos cristianos en Ja época moderna, incluso aunque no llegasen a apostatar. Berbería surgía, entonces, como una tierra de promisión. Muchos renegados juzgados por la Inquisición confesaron que querian hacer su fortuna con los moros, puesto que en Berbería se podía vivir mejor y con mayor abundancia 103 •

º

101

Topografia 1, pp. 52-53. C/ la discusión sobre cautivos y renegados en la época moderna, en Garcla-Arenal y de Bunes, op. cit., pp. 209-225. 103 Bennassar, Bartolomé, y Lucile Bennassar, Les Chrétiens d'Allah. L 'histoire extraordinaire des renégats. XVI et XV!! siécles, París: Perrin, 1989. Versión castellana de José Luis Aristu, Los cristianos de Alá. La fascinante aventura de los renegados. Madrid: Nerea, 1989, p. 419. 102

90

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En efecto, mediante su apostasía y su conversión al Islam, los que eran meros números en los diferentes estratos sociales de distintas naciones accedían a una sociedad más igualitaria en Argel, donde un individuo era valorado por la riqueza adquirida y por sus cualidades personales. Como veremos más adelante, la pérdida de toda esperanza de ser rescatados y de regresar al mundo cristiano, era el móvil más poderoso para la conversión al Islam de los esclavos cristianos. «Hacerse turco», como se decía en la época, abría la vía para el retomo a la libertad - aunque no de inmediato- y para una vida más fácil en Berberfa. Aunque a regañadientes, el propio Sosa se ve obligado a conceder que estos apóstatas podían tener razones más intricadas para convertirse al Islam que los pecados de la carne a los que se refiere constantemente. El cronista plantea que algunos turcos y renegados tenían diez, doce, quince, veinte o más de estos renegados cristianos, «a los cuales llaman y tienen por hijos». Cuando estos individuos se convertían a la religión musulmana, sus amos generalmente les ofrecían cartas de crédito y les daban esclavos y dinero. Y más adelante, «muriendo [los turcos] sin herederos reparten con ellos sus bienes y hacienda como sus hijos y generalmente a todos los que aún no eran libres los dejan libres antes que mueran» 104 • Muchos de estos hombres de origen muy humilde llegaron a ocupar altísimas posiciones políticas y gubernamentales, como el pobre pescador calabrés Alüj Ali (Euch Alí), que se convirtió en gobernante de Argel y luego en kapudan pasha de la Armada turca; el grumete Hasan Veneciano, dos veces beylerbey de Argel, último amo de Cervantes; y Osta Morat, originario de Levante, en Liguria, exitoso capitán corsario y armador de navíos en Túnez, conocido como Turco Genovés 105, entre otros. Los ascensos meteóricos de estos hombres del común llevarán a Sosa a decir que los renegados no tienen valoran la honra: «¿Cómo será posible que entre tan vil gente como estos turcos, jenízaros y renegados se baile honra o primor (...]? Además de que en todo el imperio turquesco no se hace profesión de valor o de honra y los renegados [... ] [son] toda la inmundicia y vileza de la cristiandad, ¿habéis visto en todos ellos, no digo hombre hidalgo y noble, pero bien nacido y de padres medianos?» 106. Para un hombre de la mentalidad del clérigo Sosa, acostumbrado a medrar en los altos clrculos de la Iglesia italoespañola, el hecho de que

ru

104

Topografia 1, pp. 53-54. ios Bono, op. cit., pp. 350-358, 360-368. 106 Topografia II, pp. 114-115.

Los corsarios berberiscos

91

no hubiera . Son palabras de Antonio de Sosa en su Diálogo de los mártires de Argel 1• Y, sin duda, esta historia merece ser escrita. El presente libro, que explora el cautiverio de Cervantes y sus efectos sobre el proceso de creación que desatara ulteriormente y que sólo habría de culminar con su muerte, intenta llenar este vacío. En este capítulo examino la esclavitud de Antonio de Sosa en Berbería, y la manera cómo éste lidió con su tormento, siempre leyendo y escribiendo - motivando así interminables conversaciones con otros cautivos, especialmente Cervantes- . Me propongo evocar de este modo la situación de los cautivos cristianos de elite (i.e. los rescatables) en Argel hacia 1570, recreando, por así decirlo, una visión de ese pasado. La experiencia de Sosa como esclavo de un importante oficial municipal de Argel, el renegado judio Maba.med, arroja cierta luz sobre el papel de los renegados en las sociedades de fronteras abiertas del Magreb, donde rápidamente se hacían fortunas en Ja pugna por el poder. En esta sección me ocupo asimismo de algunos de Jos personajes más vistosos de Ja Argel de Cervantes, como los gobernantes Ramadlin Pachá, Hasan Veneciano y 'Abd al-Malik de Marruecos, o los mercaderes corsos y 1 Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Emilio Sola y José María Parreño, Madrid: Hiperión, 1990, p. 180.

[A escritura de

Argel: amos. esclavos y renegados

133

agentes secretos Francisco y Andrea Gasparo Corso, todos conocidos por Cervantes. Mi estudio de la actividad cultural e intelectual en el Imperio Otomano y en el Magreb tiene como propósito reconstruir la atmósfera que rodeó a los cautivos dedicados a quehaceres literarios, tales como Cervantes y Sosa, entre otros que compusieron poemas, piezas dramáticas breves u obras extensas, ya fuere en prisiones particulares, ya fuere en los baños. Concluyo el capitulo con un examen del rescate y de la liberación de Cervantes por intervención de Ja Orden Trinitaria en 1580, y del documento conocido como Información de Argel - una indagación oficial que Cervantes organizara tras su liberación con el fin de aclarar los ponnenores de su cautiverio en esa ciudad. Desde Ja doble perspectiva de la historia literaria y de Ja teoría del trauma, yo leo en la Información de Argel un testimonio fundamental que permitió al sobreviviente seguir viviendo después de su liberación.

SOSA Y CERVANTES: UNA «HISTORIA PARTICULAR»

No sabemos casi nada de los estados emocionales del cautivo Cervantes en Argel, de sus sentimientos más intimos toda vez que afrontaba la derrota y el confinamiento. En una carta escrita al humanista y poeta siciliano Antonio Veneziano el 6 de noviembre de 1579, durante su última reclusión en Ja prisión para moros de Hasan Pachá, Cervantes jura como cristiano «que son tantas las imaginaciones que me fatigan, que no me han dejado cumplir como queria estos versos que a V.M. envío» 2• Conocido como el padre de la poesía siciliana, Antonio Veneziano fue capturado en abril de 1578, camino a España desde Palermo. Su fama como poeta y estudioso, célebre por sus traducciones de epigramas latinos en elegante prosa itaUana, ciertamente atrajo a Cervantes. Asi, pese a sus muchas cadenas y a «las imaginaciones» que lo agobiaban, Cervantes se las ingenió para escribir dos tristes octavas en respuesta al largo poema de Veneziano que canta el amor de éste por «Celia». En ellas expresa su esperanza de un «tiempo de más sosiego», ya que el actual tiene a su amigo «tan sin contento en esta tierra, de la cual Dios 2

Luis Astrana Marin, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. lll, Madrid: Instituto Editorial Reus, 1949-1952, p. 60; énfasis mio.

134

Cervantes en Argel

nos saque» 3• En octubre de 1580, Sosa testificó que, por los pasados tres años y ocho meses, habla mantenido una cercana amistad y «conversación estrecha» con Cervantes 4 • A lo largo de este tiempo, el soldado cautivo «se ocupaba muchas veces en componer versos en alabanza de Nuestro Señor y de su bendita Madre[ ... ) y otras cosas santas y devotas, algunas de las cuales comunicó particularmente conmigo y me las envió que las viese» 5• Esta faceta de Cervantes, amante de la poesía, es confirmada por otros poemas que compusiera en Argel, en fecha tan temprana como 1576, y que dedicara a su compañero de cautiverio, el jurista italiano Bartolomeo Ruffino di Chiambery. Años más tarde, Cervantes habría de corroborar su afición por la poesía: «Desde mis tiernos años amé / el arte dulce de la agradable poesía» 6• La vida y la obra de Antonio de Sosa están entretejidas con las de Cervantes a tal punto que parece necesario bosquejar una semblanza de este fascinante personaje, quien no sólo fue uno de los amigos más cercanos de Cervantes en Argel, sino también su primer biógrafo. Como recordaremos, Sosa relata la historia del segundo intento de fuga de Cervantes -el episodio de la cueva- en la historia 25 de su Diálogo de los mártires de Argel. Estos datos, descubiertos en 1752 por fray Martín Sarmiento -quien identificó al héroe de la historia con el autor de Don Quijote- , llevaron a Agustín Montiano y Luyardo a buscar los registros bautismales de Cervantes en Alcalá de Henares 7• Gracias a la obra de Sosa, pues, el lugar de nacimiento de Cervantes se conoció finalmente en la España del siglo xvm. Ahora bien, si es cierto que la relación de Sosa reveló un episodio desconocido del pasado de Cervantes, no menos cierto es que parte de nuestro conocimiento sobre Antonio de Sosa emerge de los testimonios recolectados por Cervantes en 1580, 3 !bid. Sobre Antonio Veneziano, cf Salvatore Bono, I corsari barbareschi. Roma, Eri-Edizion Radiotelevisione Italiana, 1964, pp. 392-396; Gaetano Millunzi, «Antonio Veneziano», Archivio storico siciliano, XIX, Palenno: Tipografía «Lo Statuto», 1894, pp. 18- 198; y Eugenio Mele, «Miguel de Cervantes y Antonio Veneziano», Revista de Archivos, Bibliotecas y Mu.seos. 29 ( 1913), pp. 82-90. 4 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 156. s Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Inf ormación de Argel, pp. 162- 163. 6 Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, Poeslas completas, vol. I, ed. Vicente Gaos, Madrid: Castalia, 1974, p. 103. 7 Astrana Marln ofrece un detallado recuento de estos hallazgos que coinciden con la obra de Juan Antonio Pcllicer, Noticias literarias para la vida de Cervantes, vol. 1, Madrid: D. Gabriel de Sancha, 1800, pp. 217-223.

La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados

135

en la Información de Argel 8• Este documento muestra al doctor Sosa como el testigo más autorizado entre todos los que declararon en favor de Cervantes, un testigo que cierra su testimonio con la viva afirmación, antes citada, sobre la poesía y la literatura. Que esta indagatoria fue extremadamente importante para Sosa es indudable, pues tuvo que vencer dificultades enonnes para prestar su declaración. Afirmó que había leído todas y cada una de las preguntas detalladas en la información, y declaró que no había podido rendir su testimonio en persona «por el continuo y estrecho confinamiento» al cual lo tenía sujeto su amo 9• En vista de ello, el 22 de octubre de 1580, cuando la investigación ya había sido formalmente cerrada por fray Juan Gil, Sosa logró hacerle llegar un testimonio escrito de su propia mano. Ello forzó a fray Juan Gil a reabrir la investigación con el fin de anexar el nuevo atestiguamiento, según puede deducirse de la posdata en la cual afinna reconocer la letra y Ja rúbrica del doctor Antonio de Sosa, con las que está efectivamente familiarizado: porque familiarmente le tracto y converso todo el tiempo que a [sic] que estoy en Argel; y sé que es de tanta onra y tal qualidad que, en todo lo arriba dicho, no diría sino la pura verdad, como quien es; y esta escríptura es de su propia mano, y esta firma arriba puesta es la suya propia 10•

El doctor Antonio de Sosa, eclesiástico portugués posiblemente vinculado a la Iglesia hispano-italiana, fue teólogo y seguramente también doctor en derecho canónico 11 • Apoyo esta presunción en el tenor jurídico de los Diálogos de Sosa, en especial los pasajes concernientes al estatuto legal del esclavo, a quien Sosa considera un «cuerpo muerto» ~s decir, un ser jurídicamente muerto-- durante el período de su cautiverio 12 • El titulo de doctor, a Información de Argel. en Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido á S.M. y de lo que ha hecho estando captivo en Argel (...] (Documentos). transcripción de Pedro Torres Lanzas, Madrid: El Árbol, 1988, pp. 47- 170. 9 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, lnfo m1ación de Argel, p. 155. 10 Testimonio de fray Juan Gil, Información de Argel. p. 166. 11 Ocasionalmente me referiré a Antonio de Sosa como el doctor Sosa, en especial cuando mencione cartas o documentos legales de este periodo, que siempre incluyen su titulo. 12 Diego de Haedo [sic Antonio de Sosa], Diálogo de la captividad, Topografla e historia general de Argel. ed. Ignacio Lauer y Landauer, vol. 11, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927-1929, pp. 19-20 ss.

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otorgado a los graduados en derecho o derecho canónico (en Salamanca el título equivalente para Jos teólogos era el de maestro), constituía por aquel entonces una rara distinción en España y en Portugal. En términos estrictamente académicos, el título de doctor no constituía un grado superior al de licentia docendi, pues no precisaba de estudios adicionales, sino más bien un título honorifico conferido a algunos licenciados. Sin embargo, muy pocos eran los letrados que se hacían doctores en derecho 13 • Podemos presumir que el doctor Sosa estudió en la Universidad de Salamanca, institución favorecida por los estudiantes portugueses, y en la de Coímbra, Portugal, que también ofrecla instrucción en derecho civil y derecho canónico. En efecto, en el Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca se encuentra el grado de bachiller en Leyes (licenciado en derecho civil) de un tal Antonio de Sosa, portugués, 31 de agosto de 1535; su padrino fue el doctor Antonio Gomes y sus testigos, dos estudiantes portugueses: Joíio Gon~alves y Henrique de Morales (Morais) 14• En diciembre de 1538, aparece también un Antonio de Sosa, natural de Semancelhe en la frontera entre Portugal y España, matriculado en Cánones en la Universidad de Coimbra. Es posible que sea el mismo personaje, porque en ese mismo mes de diciembre el famoso Martín de Azpilcueta, conocido como el doctor Navarro, vino a 13

Katherine EUiot Van Liere, «Humanism and Scholasticism in Sixteenth-Century Academe: Five Student Orations from the University of Salamanca», Renaissance Quarterly, 53 (2000), S7- 107. Son abundantes las referencias literarias a los costos prohibitivos de un titulo doctoral de Salamanca; cj Juan Huarte de San Juan, Examen de ingenios para las ciencias, ed. Ouillenno Serés, Madrid: Cátedra, 1989, p. SS 1 y ss. Las universidades que conferían títulos en derecho civil y canónico en España y Portugal en los albores de Ja Edad Moderna eran Salamanca, Valladolid, Coimbra y el Colegio Español en Boloña. Sobre Salamanca, cj Antonio Garcla y García, «Los dificiles inicios (Siglos xm-xrv)» y «Consolidaciones del siglo XV», la Universidad de Salamanca. H istoria y Proyecciones, vol. 1, ed. Manuel Femández Álvarez et al., Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989, pp. 13-34 y 3S-S8. Sobre la Universidad de Salamanca en el siglo XVI, cj el notable articulo de Manuel Femández Álvarez, «Etapa Renacentista», la Universidad de Salamanca. op. cit.. pp. S9- l Ol. 1 • Archivo de la Universidad de Salamanca, AUSA S68, f. 6S v.; los datos sobre este Antonio de Sousa (o de Sosa) los confirma Joaquím Veríssimo Serrao, Portugueses no estudio de Salamanca, Lisboa, 1962, pp. 294, 30S. Un fray Antonio de Sosa, portugués, aparece entre los estudiantes teólogos y bachilleres matriculados en la Universidad de Salamanca en octubre de 1S47; AUSA 270, Libros de Matrículas, 1546- 1S47, folio 3lr-32r35v. No creo que se trate de este personaje, porque el doctor Sosa no era "fray".

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Coímbra desde la Universidad de Salamanca a establecer los estudios de Cánones en esa institución. Ante la crisis de la Escuela de Leyes de Coímbra el rey don Joao lII había optado por atraer al célebre doctor Navarro, quien se había distinguido en las universidades de Cahors y de Toulouse, y quien venía ocupando la Cátedra de Decreto en Salamanca desde 1532. Éste obtuvo un penniso especial de Carlos V para ausentarse de su cátedra salmantina por un período de tres años, comenzando sus lecturas académicas en Coimbra el 17 de diciembre de 1538 15. Podemos presumir que el estudiante portugués Antonio de Sosa siguió a su maestro hasta Coímbra para completar su grado in utroque iure: «en uno y otro derecho», es decir, en el derecho civil y en el canónico. Un título en derecho, especialmente el de doctor in utroque iure, ofrecía numerosas posibilidades de empleo en ta pujante burocracia del Estado moderno, hecho que explica ta elevada matrícula en Ja facultad de derecho canónico en Salamanca y el significativo número de estudiantes españoles y portugueses en esta facultad 16 • Más aún, el 27 de febrero de 1541, aparece un tal Antonio de Sosa recibiendo su grado de Bachiller en Artes en la Universidad de Cofmbra. Este Sosa fue discípulo del Maestro Luis Alves Cabra! y los testigos de su grado fueron: o el doctor Navarro, o el doctor Prado, o el doctor Nicolau Lopes, y/o el Rector de la Universidad 17 • Ciertamente, para obtener un grado en teologia se necesitaba el Bachillerato en Artes. A pesar de estos datos, es dificil saber si se trata del mismo doctor Antonio de Sosa, que fuera preso en Argel entre 1577 y 1581, puesto que el nombre Antonio de Sosa (o de Sousa) era muy común en Portugal en la época y hubo varios eclesiásticos con ese nombre. No obstante, la edad del bachiller en Leyes de Salamanca y del ulterior estudiante en Cánones de Coimbra correspondería a ta del doctor Antonio de Sosa, cautivo en Argel en los 1570, ya que en 1577 Sosa era ya un hombre viejo y con achaques, que frisaba en Jos 60 años más o menos. Aho15

Veríssimo Serriio, op. cit., pp. 104- 105. Para la primada del derecho en Salamanca, especialmente del derecho canónico, cf Garc!a y García, op. cit., p. SS; Mariano Peset y Enrique González González, «Las facultades de leyes y cánones», La Universidad de Salamanca, vol. 11, op. cit., pp. 9-61. Sobre los estudiantes portugueses en Salamanca en los siglos xv1 y xvn, cf Ángel Marcos de Dios, «Área Lusa», en «Estado de la cuestión: trayectoria histórica», La Universidad de Salamanca, vol. l, op. cit., pp. 425-444. 17 Arquivo de Universidade de Coimbra, Livro de Actos e Pravas de Curso, 1437-1550, f. 171 v. (cota A.U.C.-IV-1. ·o-t-1-3). 16

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ra bien, como veremos enseguida, las pistas se complican, porque entre los Caballeros de San Juan de Malta que tomaron órdenes entre 1540 y 1580 había al menos dos Antonio{s) de Sosa. Tras embarcarse en Barcelona con rumbo a La Valeta, Malta, Antonio de Sosa (o de So usa) fue capturado en abril de 1577 junto con otros 290 pasajeros a bordo de la galera San Pablo de la Orden de Malta 18 • En los últimos días de marzo de 1577 esta galera había zarpado rumbo a La Valeta desde Barcelona, separándose debido a una tempestad de otras dos galeras de la Orden de San Juan que por su cuenta siguieron hacia La Valeta. Algunos de los marineros que lograron escapar en el momento del ataque corsario hablan de vientos cada vez más recios y de mares violentos que azotaron la galera sin tregua, al punto que la tripulación tuvo que arrojar al mar los remos, las velas y numerosas armas de fuego 19 • El 1 de abril de 1577, la galera San Pablo fue atacada por un escuadrón de doce galeotas argelinas (pequeñas naves) 20 comandadas por Amaut Mami -el mismo capitán corsario que había capturado a Cervantes- cerca de la isla de San Pedro, frente a la costa de Cerdeña. La San Pablo fue retenida como botín tras una feroz batalla en la que pereció su capitán, así como numerosos Caballeros de San Juan y miembros de la tripulación. Los pasajeros sobrevivientes, entre ellos Andreas de Sosa (presunto hermano de Antonio de Sosa), varios caballeros de San Juan y otros tantos que iban a ordenarse de caballeros novicios en La Valeta, fueron llevados cautivos a Argel 21 • No dejan de ser llamativas las coin18 Topograjia l , p. 370; hay varias referencias a esta captura a todo lo largo de la obra de Sosa; cf Diálogo de la captividad, Topograjia 11, p. 85 y ss. 19 El piloto Pedro Griego y algunos de los marineros y soldados que escaparon arrojándose desde la borda afirmaron que los corsarios cayeron sobre el barco con tal rapidez que in.mediatamente fueron sometidos por los atacantes; Archivo General de Simancas (AGS), Estado, leg. 1073, 82-83. Una versión adicional es proporcionada por el galeote Domingo Sponto, quien escapó de las galeotas argelinas en el momento del ataque (AGS, Guerra Antigua, leg. 83, 84). Sobre estas cuestiones, cf infra el capitulo 5. 20 La galeota, fabricada en Argel, veloz y de 14 a 25 bancos, era una nave m!s pequeña que una galera. Ligera y redondeada por proa y popa, tenia un desempeño superior al de las galeras. Mientras que las galeras cristianas empleaban de 6 a 8 remeros por banco, a menudo reclutados en las prisiones, las galeotas argelinas tenian 1O remeros por banco, todos experimentados hombres de mar. Cf Moulay Belhamissi, Histoire de la marine algérienne (1516-1830). Argel: Entreprise Nationale du Livre, 1983, p. 60. 21 Algunos de estos caballeros, como fray Antonio de Toledo y fray Francisco de Valencia, fueron confinados en el baño del beylerbey. Cervantes los menciona en El trato de

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cidencias con la captura de Cervantes, cuya nave fue también azotada por una tonnenta y luego asaltada por corsarios turco-berberiscos. Zabara, Ja heroína mora de Cervantes, describe en El trato de Argel el mistral, o viento fuerte del noroeste, que forzó a la San Pablo a buscar refugio en la isla de Sao Pedro, en donde Juego fue asaltada por corsarios argelinos, bfatoria que dice haber oído de un esclavo cristiano que ahí perdió «la dulce I y amada libertad» (Trato, 11.1256-60). Este cristiano anónimo no es otro sino el doctor Antonio de Sosa, quien vuelve en la obra de Cervantes por boca de una mujer argelina. La cautiva Silvia completa la infonnación: La galera que dices, según creo, se llamaba San Pablo, y era nueva y de la sacra religión de Malta. Yo en ella me perdí... (I'rato, 11.1284-6).

Mientras que los capturados en Ja galera fueron distribuidos entre los capitanes corsarios, y vendidos en el mercado de Argel, la galera secuestrada fue a parar, como parte del botín, a poder del beylerbey Ramadiin Pachá: «Todos los Bucos y cascos de navíos que se toman, tocan a los reyes de Argel» 22 •

ANTONIO DE SOSA Y LA TOPOGRAFIA E HISTORIA GENERAL DE ARGEL

Ya en el primer capítulo nos referimos a la monumental obra de Antonio de Sosa, editada y publicada por fray Diego de Haedo, quien dijo haber recibido el manuscrito de su tío, el arzobispo de Palenno, Diego de Haedo 23• Presumo con Camamis que, tras su liberación en 1581, Sosa se detuvo en Sicilia, y le dejó su manuscrito al obispo Haedo. Es probable que Sosa muriera a los pocos años y su trabajo quedó entonces en poder de los Haedo, tío y Argel. Sobre la captura de la San Pablo, cf Fra Bartolomeo Dal Pozzo, Historia della Sacra religione di Malta, vol. 1, Verona, 1702, p. 130. Hay registro de Ja pérdida de la galera San Pablo en el Liber conciliorum Magni Magistri Johannis Levesque de la Cassiere, Ann. 1574-77, ff. 4v. y 5, en Records of the Order of St. John of Jerusa/em of Malta, National Library ofMalta, Archives 95-96. 22 Topografla 1, p. 370. 23 Topograjla 1, pp. 10- 11 .

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sobrino. Y, sin embargo, pasó largo tiempo antes de que el libro apareciera. Fray Diego de Haedo obtuvo la primera licencia para su publicación en octubre de 1604, pero transcurrió más de un año antes de que firmara la dedicatoria a su tío, el 25 de diciembre de 1605 24 . Misterio extraordinario: tras la licencia del superior dada en 1604, la aprobación de Antonio de Herrera sólo se firma en 1608, la del rey, en 1610, y la última aprobación y tasa de la obra en 1612. En su dedicatoria «Al ilustrísimo y reverendisimo don Diego de Haedo, Arzobispo de Palenno, Presidente y Capitán General del Reino de Sicilia por el Rey Felipe 11, nuestro Señon>, fray Diego de Haedo se presenta a sí mismo como coautor de la obra presuntamente escrita por su tío Haedo con información recibida de diversos cautivos 25. Así que el papel de fray Diego de Haedo habría consistido en editar la obra de su tío. Como sugerí antes, Topograjia e historia general de Argel fue finalmente publicada en 1612, luego de la muerte del arzobispo Haedo en 1608. Pasaron pues treinta años desde que Sosa hubo confiado su manuscrito al arzobispo de Palerrno 26• No sin ironía cervantina, el manuscrito perdido del historiador Antonio de Sosa finalmente vio Ja luz -quizás fraude mediante- bajo el nombre de otro. Hasta ahora, mucho de lo que sabemos de Sosa procede, paradójicamente, de los tres diálogos que actualmente constituyen los volúmenes segundo y tercero de la moderna edición de Topograjia e historia general de Argel, firmada por fray Diego de Haedo (1927-1929) 27• Estos coloquios, titulados Diálogo de la captividad, Diálogo de los mártires de Argel y Diálogo de los morabutos, traslucen una condena categórica de la cultura y la religión musulmanas, en particular de las crueldades cometidas por los turcos y los renegados contra los cautivos cristianos. En este sentido el último diálogo, el de los santones musulmanes, es una discusión teológjca que resalta los errores del Islam en comparación con las excelencias de la fe cristiana. El doctor Sosa es el protagonista y el interlocutor permanente de estos diálogos, en los 24

Topograjia l, pp. 9, 13. Topograjia l, pp.10-11. 26 Georges Carnamis estudia estas incongruencias en su libro, Est11dios sobre el ca11tl· verio en el Siglo de Oro, Madrid: Gredos, 1977, pp. 140-149. 27 Los tres diálogos de Sosa aparecen en los volúmenes 11 y 111 de Diego de Haedo, Topografia e historia general de Argel, op. cit. Cf asimismo Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Emilio Sola y José M. Parreño, op. cit. Me referiré a ambas ediciones de Diálogo de los mártires: la de 1990, mencionando a los editores, y la obra incluida en Topograjia 11. 25

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cuales aparece con su propio nombre, «Antonio de Sosa». En Diálogo de la captividad -el más largo y complejo desde una perspectiva filosófica- Sosa le confla a su interlocutor, el caballero de San Juan fray Antonio González de Torres, que ha empezado un estudio serio y profundo del cautiverio, no sólo a partir de los autores clásicos, sino también de «las memorias de diversos casos» de esclavitud y martirio cristianos en Berbería 28• El segundo coloquio, titulado Diálogo de los mártires de Argel, contiene los más relevantes de estos casos, que Sosa estaba aparentemente «limpiando y corrigiendo» mientras escribía el primer diálogo. Una vez más, con ironía cervantina, el segundo coloquio incorpora los ahora corregidos «papeles», llamados «Memorias de algunos martirios y otras crueles muertes [...) que algunos cristianos han recibido[ ...) en Argel». Aunque la breve introducción a esta obra es un diálogo, la segunda parte está formada por dichas «memorias», ahora leidas por el nuevo interlocutor de Sosa, el capitán Jerónimo Ramírez, quien, como el licenciado Peralta en El coloquio de los perros de Cervantes, lee estos papeles a la vez que los leemos nosotros 29 • La obra de Haedo/Sosa fue conocida en Francia e Inglaterra durante los siglos xvo y xvtu. Sus partidarios elogiaron la primera parte de Topograjia «por la escrupulosa exactitud del historiador español>>3º. Otro erudito francés, Henri-Delmas de Grammont, elogió de Haedo/Sosa la información mnuy clara y generalmente muy exacta». El historiador - señala De Grammont- «rara vez narra un suceso de cierta importancia sin invocar Ja autoridad de testigos oculares» 31• Mas no faltó quien considerara los tres Diálogos de Sosa tediosos y repletos de opiniones religiosas fanáticas. El historiador inglés John Morgan, cuya History of Algiers {1728) le debe mucho a la To28

Di61ogo de la captividad. Topograjia JI, pp. 11 8-19. Sosa, Diálogo de los mártires, ed. Sola y Parreiio, op. cit., p. 73; Topograjia Ill, p. 27. 30 Diego de Haedo, Topographie et histoire générale d'Alger, trad. Dr. Monnereau y A. Berbrugger, Revue Africaine, 14 (1 870), 365; se trata de una traducción francesa de al· gunos apartes del primer tratado de Sosa/Haedo. JI Diego de Haedo, Histo{re des rois d 'Alger, trad. Henri-Delmas de Grammont, SaintDenis: Bouchene, 1998, pp. 15-16. En su versión francesa de Epitome de los reyes de Ar· gel, De Grammont advierte que después de 1581, «cuando Haedo dejó Argel, la Historia (1 'Histolre) es reemplazada por anécdotas sobre el cautiverio y la pirateria»; la razón de esto seria que, «por este tiempo Haedo retomó a Messina, con su tio, el Obispo de esta ciudad [... ]. Pero ello no desdice del elevado valor histórico de este libro, cuyos alegatos siempre concuerdan con los documentos oficiales», Histoire des rois d 'Alger, p. 230, n. 1; traducción mía. 29

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pografia, atacó estos Diálogos: «excepting a few good Passages and Remarks, [... ] his [Haedo's] three tedious Dialogues. in particular, conceming Captivity, Martyrs, and Morabboths, or Mohammedan Santons, are silly enough, replete with nauseous Cant, and, in many Cases, insufferably partiai» 32. Con todo, más adelante Morgan reconsidera su opinión y reconoce su deuda con el autor ibérico: «An author of whom 1 have made very good Use, and consequently must acknowledge my self very much his Debtor. In severa! parts of this History, 1 have delivered my real Sentiments conceming this very-often most impartial Spaniard» 33 • La mayoría de historiadores europeos se ha ocupado entonces, básicamente, de la primera parte de Topografia y del Epítome de los reyes de Argel, pasando por alto los Diálogos siguientes, que contienen prolija información sobre las vidas de los cautivos y los renegados cristianos en Argel en el siglo xvn 34 • Es en estos Diálogos, que llevan la marca personal de su protagonista Antonio de Sosa, donde hallamos la información más preciosa sobre el carácter y el cautiverio del au)l «Salvo po r unos pocos pasajes y comentarios buenos, sus tres tediosos Diálogos, en particular los relacionados con la Captividad, los Mártires y los Morabutos, o Santones Mahometan os. son bastante necios, repletos de moraleja nauseabunda y, en muchos casos, insufriblemente parciales»; cf John Morgan, A Complete History ofAlgiers: To Which Is Prefixed, an Epitome of the General History of Barbary, from the Earliest Times: lnterspersed with Many Curious Remar/es and Passages. Not Touched on by Any Writer Whatever, Londres, J. Benenharn, 1728- 1729, Prólogo, p. vii; traducción mía. )) «Un autor del cual be hecho muy buen uso y de quien, por lo tanto, debo reconocerme deudor. En muchos lugares de esta Historia, he declarado mis genuinos sentimientos acerca de este muy imparcial español», Morgan, op. cit., p. 613; traducción mfa. ~ Diego de Haedo, Topographia, e historia general de Argel. repartida en cinco tratados, do se veran casos estraños, muertes espantosas. y tormentos exquisitos, que conviene se entiendan en la Christiandad [...]. En Valladolid, Por Diego Femández de Córdoba y Oviedo, a costa de Antonio Coello, 1612. La obra fue editada por Ignacio Lauer y Landauer, Topograjia e historia general de Argel, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927- 1929, 3 vols. Ambas, la edición prlncipe y la reimpresión de 1927- 1929, son extremadamente dificiles de encontrar. Con urgencia se precisa, pues, una edición critica de estas obras. Topografla fue traducida al francés por el doctor Monnereau y publicada por entregas en la Revue Africaine, 82-90 ( 1870-187 1). El Epítome de los reyes de Argel fue traducido por H.-D. de Grammont, Hístoire des Rois d 'A lger, Revue Africaine ( 1880188 1), y más tarde apareció en un volumen individual: Diego de Haedo, Histoire des Rols d'Alger, Argel: Adolphe Jourdan, 1881 . Ambas obras han sido reimpresas en fecha reciente: Diego de Haedo, Histoire des Rois d'Alger (1998) y Topographie et histoire générale d 'Alger, Saint-Deois: Bouchene, 1998.

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tor. Como ya se mencionara, no es nueva la atribución de estos coloquios a Sosa. En fecha tan temprana como 1904, Cristóbal Pérez Pastor sugería que el doctor Antonio de Sosa había sido el autor de las notas que ayudaron a Diego de Haedo a componer su Topografla 3s. En varios pasajes de Epítome de los reyes de Argel y de sus Diálogos Sosa vuelve a referirse a determinadas secciones de Topografta, a tal punto que se ha sugerido la existencia de marcadas correspondencias y referencias cruzadas entre estas obras 36. En Epítome de los reyes de Argel, Sosa alude claramente a la obra que escribió primero; por ejemplo, cuando menciona el castillo construido por Alüj Ali (Ochall), y añade: «Como referimos en la Topographia, o descripción de Argel»; o, cuando se refiere a las fortificaciones de la ciudad: «Cuya fortificación escribimos por sus partes en Ja Topographia de Argel, a do remitimos lal lectom 37• Asimismo, Sosa juega con el problema de Ja autoría, proponiendo un posible autor de la obra integra. En Diálogo de la captividad, cuando (Antonio de) Sosa y su interlocutor fray Antonio (González de Torres) discuten los tormentos infligidos a los esclavos cristianos por los argelinos, et segundo Antonio sugiere que él es el autor de Topografia e historia general de Argel: Anto nio [González de Torres]: Otra cosa hacen [los crueles habitantes de Argel] muy digna de notar como dijimos más largamente en la Topographia 38•

El pasaje prosigue con la descripción del odio sentido por los argelinos, especialmente los renegados, hacia los sacerdotes cristianos, llamados «papaces» por el pueblo, «contra los cuales más que contra todos los demás tienen terribillsimo odio y aborrecimiento increíble, y, por tanto, de muy mejor gana y más comúnmente los escogen y compran para quemam 39• El texto citado alude a una sección titulada «Descripción de Argel», comprendida en la primera parte de Topografta, donde explica que la muerte en España de un renegado morisco, convicto por Ja inquisición, usualmente se paga en Argel con el sacrificio de un esclavo cristiano, de preferencia un sacerdote o papaz, 35

Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, vol. 11, Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897- 1902, p. 235, n. 6. 36 Sobre este tema, cf Mohamed Mounir Salah, «El Doctor Sosa y la Topografia e Historia general de Argel». tesis doctoral, Universitat Autónoma de Barcelona, 1991. l7 Epítome de los reyes de Argel, Topografia I , pp. 350 y 384. is Diálogo de la captivldod. Topografia 11. p. 124; énfasis mio. J9

/bid.

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«a los cuales infinitamente aborrecen y quieren mal» 40• Las correspondencias entre estos textos no sólo alternan a lo largo del enorme tratado de Sosa, enlazando los Diálogos con la «Descripción de Argel», sino que además confirman Ja existencia de un único autor de estas obras. El pasaje ya mencionado también aborda la cuestión de la autoría, sugerida por el plural mayestático: «Como dijimos más largamente en la Topografia». Esta frase puede tener diversos significados, desde la afirmación de que el hablante Antonio González de Torres es el autor de la obra íntegra, hasta la divertida insinuación contenida en el plural «dijimos», que acaso sugiere que ambos Antonios (De Sosa y González de Torres) son autores conjuntos de Topografia e historia general de Argel.

EL ALCAIDE MAHAMED, AMO DE SOSA

Sosa permaneció en Argel durante cuatro años y medio como esclavo del alcaide Mahamed, «renegado» judío y funcionario de la ciudad. Este renegado se habla convertido del Judaísmo al Islam y después al Cristianismo, todo para retomar finalmente al Islam. Sus conversiones evocan las de múltiples individuos de las islas y costas mediterráneas en la Edad Moderna, que vivían a caballo entre dos mundos, adaptándose a la realidad social que encontraran y cambiando de lealtades según las circunstancias en las que les tocara vivir. Con respecto a las apostasías de Mahamed, Antonio González de Torres le confia a Sosa: «He oído decir públicamente y platicar a muchos moros y turcos por todo ese Argel, que este alcaide Mabamet, el judío su patrón a ningún Dios reconoce, ni teme, ni adora; ni es moro o turco, ni judío, ni cristiano» 41 • El alcaide Mahamed estaba, pues, a cargo de la emisión de la moneda, y al parecer la acuñaba falsa: «Lo que todos dicen de su vida y costumbres más que gentílicas [es] [ ...)que no es [hace] otra cosa sino ocuparse días y noches en revolver moneda, contar moneda, pesar moneda, trafagar moneda, atesorar moneda, y hundir oro, plata, alquimia y hacer a ascondidas falsa moneda» 42 • Como sugiere este pasaje, Mahamed podría haber estado 40

«Descripción de Argel», Topograjia 1, p. 175. Diario de la caprividad. Topografia Il, p. 4. 42 Diario de la captividad, Topograjia JI, pp. 1-4, 85. 41

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involucrado también en Ja usura. Se sabe, si, que los judíos de Argel se encargaban de acuñar moneda, fabricándola de oro, plata o bronce. Sosa afinna que a menudo falsificaban dinero usando aleaciones, dinero falso que proliferaba a lo largo de Argel y de las provincias otomanas 43 • Los alcaides en Argel eran quienes gobernaban las tierras y los pueblos sujetos a la Regencia otomana de Argel, con sus distritos, aunque el título era conservado por los que administraban estos distritos por algún tiempo. Dicho título era también otorgado a quienes ejercían un cargo público en el ayuntamiento de la ciudad o en la casa del pachá. Comprado o subastado al mejor postor, el cargo de alcaide comprendla la muy lucrativa actividad de recolectar impuestos en las jurisdicciones territoriales, lo cual explica porqué los funcionarios públicos que asumían estas labores solían hacerse muy ricos 44. A Cayde Maharned se lo cita entre los veintitrés alcaides más importantes de Argel, en 1581 , trece de los cuales eran renegados de todas partes del Mediterráneo 45. Mahamed solía narrar con cinismo la historia de su conversión al Cristianismo, tras su captura por un corsario genovés por el tiempo del ataque de Carlos V a Argel ( 1541 ). Con risa sarcástica afirmaba que habla vivido quince años con tal hipocresla y disimulo que los cristianos «le tenían por un santo» 46• El hecho de que los judíos estuvieran situados en el nivel más bajo de la escala social, aun por debajo de los esclavos cristianos en Argel y en la mayoría de ciudades del Magreb, como señalan tanto Sosa como otros autores 47, puede explicar la decisión de Mahamed de convertirse al Islam. El maltrato a los judíos en Manuecos y en el Magreb es descrito en el siglo xv1 por el viajero y escritor granadino Luis de Mármol Carvajal: «Son los Judíos en Affrica muy vituperados de los Moros y por doquiera que van les escupen en la cara y los aporrean, y no les consienten traer 9apatos, sino son algunos privados del rey, o de los alcaydes, todos los otros traen alpargatas de esparto» 48. 43

Topografia 1, pp. 111-112. Topograjia 1, pp. 56-57. 45 Topografía J, p. 58. 46 Diario de la captlvidad, Topografía 11, p. 4. 47 Topograjia 1, pp. 111-14. 41 Luis de Mánnol Carvajal, Descripción General de África, vol. íl, Granada, 1573, fol. 91. Sosa ofrece una descripción detallada de los judios en Argel en el siglo xv1; Topograjia 1, pp. 111-114. Acerca de los barrios judlos en Argel en el siglo xvn, e/ Pancracio 44

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En los siglos xv1 y xvu, las fronteras, aunque demarcadas con claridad, eran fluidas y traspasadas en todas las direcciones, especialmente por quienes tenían múltiples identidades, como los judíos, los moros y los renegados de diversos lugares del Mediterráneo. Por la época del cautiverio de Cervantes y de Sosa en Argel, los judíos vivían en dos barrios que contaban alrededor de 150 familias, lo que -en una estimación conservadora de cuatro a cinco personas por familia- arroja una población de aproximadamente 750 judíos entre 1577 y 1581 . Algunos de ellos, según Sosa, enseñaban a sus hijos a escribir en hebreo, así como «en morisco», lo que probablemente refiere a Ja aljamía arábigo-española -en lengua castellana con la cursiva arábiga característica del Magreb 49 • Las declaraciones de Isaac Almosino, judío de Fez, ante los tribunales inquisitoriales de Gaos y de Lisboa, entre l 617 y 162 1 sugieren que los judíos de buena familia en Fez solían estudiar Ja lengua castellana y Ja arábiga, como todos los judíos que descendían de los emigrados de España, además de la lengua hebraica y el arameo 50• En efecto, tras la expulsión de l 492, muchos judíos españoles emigraron al Magreb, asentándose en Fez, Marrakech, Orán y Tetuán, entre otras ciudades norteafricanas 51 • Dos comunidades judías coexistían en estas ciudades, y cada una mantenía su lengua -árabe o español- , sus rituales, sus tradiciones jurídicas y sus sinagogas. De igual manera, numerosos exiliados habían traído consigo sus bibliotecas y otros objetos preciosos. En Fez, cuya población de judíos rondaba las 4.000 personas hacia la mitad del siglo xv1, los meghorashim («expulsados» de España) eran más numerosos que los toshabim o baldiyin (nativos del país) 52 . Almosino y su yerno, el rabí Jacob Pariente, Celdrán Gomariz, , El siglo XVIJI Hispano-Marroquí, op. cit., pp. 333-351 . 53 Citado por Zaim Zafarani, Juift d 'Anda/ousie et du Magreb, París: Maisonneuve et Larose, 1996,p. 216. 54 Diálogo de Ja captividad, Topograjia 11, p. 5.

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nes pidieron al sultán que retirara a Hasan del cargo ss. El renegado Mahamed fue el único ciudadano argelino que mostró resistencia a las medidas arbitrarias de Hasan, rehusándose categóricamente a entregar a sus tres esclavos cristianos - uno de los cuales era el doctor Sosa. Aunque incapaz de apoderarse de los esclavos de Maharned, Hasan Pachá tomó represalias. La insubordinación de Mahamed les costó a estos esclavos «cuatro años y medio del más terrible cautiverio que en todo Argel y en toda Berbería ha habido» só. Puede conclufrse que Hasan incrementó el precio de los cautivos, forzando a Maharned a pagarle una considerable cuota de su rescate. Al mismo tiempo, la desconfianza pública profesada hacia el alcaide Mabarned en Argel muestra el recelo social que, paradójicamente, mantuvo a los renegados acorralados. Mercedes García-Arenal sostiene que, en el Magreb, los renegados constituían una «casta>> con un importante papel político y militar. Pese a ello, se mantenían en un espacio social y político muy cerrado que era el suyo propio, espacio particularmente ajeno al resto de Ja sociedad musulmana. Este lugar se definía en términos de relaciones de clientela o de relaciones familiares con amos y soberanos 57• Como acabo de sugerir, el cautiverio del doctor Sosa en la casa de Mahamed constituyó una durísima experiencia de prisión. Cuidándose de vituperar directamente contra su amo, el cautivo hace que Antonio González de Torres describa los horrores de su confinamiento. Confirmando que ni siquiera los ladrones o los conspiradores contra el rey eran retenidos en condiciones semejantes, González de Torres pregunta si es posible que a un hombre cuya única culpa es haberse vuelto esclavo de un bárbaro se lo tenga «tan desnudo, tan hambriento, tan cargado de traviesas, atado a una piedra, encerrado tanto tiempo, solo, ascondido [sic] y soterrado en tan remoto frio, tan húmido y obscuro aposento; ¿hay crueldad o maldad como ésta?». El vocero de Sosa describe así el agujero oscuro y húmedo en el cual el clérigo portugués fue tres veces arrojado, encadenado, y del cual a duras penas salió con vida 58 . El modo en que se trataba a los cautivos dependía, en efecto, de quiénes fueran sus amos. Algunos propietarios en Argel mantenían a sus cautivos 55

Para los abusos cometidos por Hasan Veneciano durante su primer gobierno, cf

Epitome de los reyes de Argel, Topografia 1, pp. 377-390. 56 Sosa, op. cit.• Topografia 1, p. 377. 51

Mercedes Garcla-Arenal, «les conversions d 'européens Esquisse générale», Social Compass. 46 (1999), 277. 53 Diario de la captividad, Topografia 11, pp. 3-4.

a !'islam dans l'histoire:

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engrilletados en calabozos; otros consideraban a sus esclavos como miembros de sus familias y su modo de vida dependía del estatus que tenían en la casa. La historiadora Helen G. Friedman cuenta que don Miguel de Sosa (no relacionado con Antonio de Sosa), quien fuera capturado cerca de Barcelona en 1586, pasó catorce años como esclavo de un renegado portugués llamado Morato, que era corsario de Tetuán. Durante su cautiverio, Miguel de Sosa fue retenido en un pequeño calabozo en casa de su amo, todo el tiempo encadenado, y fue puesto a trabajar en un molino de harina que su amo mantenia en su celda. No se le permitía hablar con nadie, ni ser visto de «cristianos, judíos ni moros», y cuando finalmente fue rescatado por los mercedarios en 1609, salió «tan cargado de cadenas y desgracias y privaciones, que todos los presentes se conrnovieron» 59 • Otros casos semejantes fueron vistos en Argel, tales como el de una corsa cuyo amo la golpeaba continuamente; éste la mantuvo durante siete meses encadenada en un calabozo subterráneo, donde era forzada de día y de noche a operar un molino de brazo 60• En el capitulo 3, dedicado a El trato de Argel, abordaremos con detalle los sufrimientos de los cautivos cristianos, especialmente sus pesares espirituales. Mediante una referencia tácita al maltrato de Mahamed, Sosa declara que la mayoría de los judíos trataba bien a sus cristianos, excepto los apóstatas, «quienes eran peores que los moros y los turcos)>. Muchos renegados, en efecto, se mostraban crueles con sus esclavos para probar que eran buenos musulmanes. Ello explicaría la excesiva brutalidad en las galeras, pues los corsarios eran en su mayoría renegados. En cambio, el Cautivo en Don Quijote habla del famoso renegado Uchali (Alüj Ali), quien había apostatado tras ser galeote durante catorce años, siendo almirante y más adelante gobernador de Argel: «Moralmente fue hombre de bien, y trataba con mucha humanidad a sus cautivos, que llegó a tener tres mil» (DQ 1, 40). Sosa también afirma que los judíos no solían maltratar a sus esclavos cristianos pues temían que éstos se quejaran del abuso al beylerbey, en cuyo caso el gobernador se los decomisaría. Ahora bien, si el juclio se había convertido al Islam, el beylerbey no podía apropiarse de sus cautivos, lo cual explica la incapacidad de Hasan Pachá de apropiarse de los esclavos de Mahamed 61• Mas, a pe59

Helen G. Friedman, Spanish Caprives in North A/rica in rhe Early Modem Age, Madison, The University of Wisconsin Press, 1983, pp. 7 1-72. 60 Diálogo de los morabutos. Topograjia 111, pp. 249-50. 61 Topograjia 1, p. 114.

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sar de las cadenas y el maltrato, el encierro de Sosa en la espaciosa casa de un funcionario municipal de Argel tan importante como Mahamed Je ofreció una visión particularmente rica de Ja sociedad argelina en las postrimerías del siglo xv1. La posibilidad de hablar con diversos renegados, entre ellos el yerno de Mahamed, Amud, un kulughi o descendiente de renegados que fue uno de los interlocutores frecuentes de Sosa, permitió al clérigo elaborar un cuadro meticuloso de las prácticas sociales de Argel, así como de Jos sucesos de la ciudad. Su afirmación «cuanto pasa en Argel sé, y aun Jo escribo todo, día por día>>62 es quizás el testimonio más explicito de Ja atenta compilación de datos acometida por Sosa para la composición de sus textos.

LA ORDEN DE MALTA

Como ya se ha mencionado, el doctor Antonio de Sosa fue capturado en la galera San Pablo de la Orden de Malta con 290 personas a bordo, entre ellas varios Caballeros de San Juan, como fray Antonio González de Torres. Es posible que Sosa estuviera relacionado con la Orden de Malta. Una entrada en los registros del Consejo de la Orden de Malta, fechada el 9 de julio de 1577, revela que «Antonius de Sosa et Andreas de Sosa, fratres, qui capti fuerunt cum triteme S. Paolo nuncupata et captivi sunt apud infideles, in gradum militum Prioratus Portugaliliae recepti sunt>> 63• En el capítulo J tratamos de la Orden de San Juan de Jerusalén, orden militar establecida en Malta en 1530 por Carlos V, tras la pérdida de Rodas ante los otomanos. Desde esta isla los caballeros cristianos surcaban todo el Mediterráneo occidental en busca de navíos musulmanes -galeras otomanas o galeotas argelinas- que capturaban y llevaban de vuelta a La Valeta. La Orden de San Juan de Malta estaba dividida en tres estamentos: caballeros, capellanes y sargentos de armas o hermanos de servicio (hombres religiosos mas no sacerdotes) que servían a los caballeros ya fuere en la guerra ya en los hospitales. Había asimismo siete lenguas o Langues en la Orden, que en orden de importancia eran las de Provenza, Auvemia, Francia, España, Italia, Inglaterra y Alemania. Estas Langues constituían la base de Ja vida 62 63

Diálogo de los morabutos. Topografía lll, pp. 246 y 253. Liber Conci/iorum, Archives 95, f. 4v.

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comunal y de la organización militar de la Orden 64 . El ingreso en la Orden de San Juan como caballero novicio era precedido por la presentación de pruebas de nobleza, cuyo examen daba lugar a una pesquisa judicial 65• Tras la pesquisa, el noble era admitido en la Orden de Malta como «caballero de mayoría>>, ingresando al noviciado a una edad entre los dieciséis y Jos veinte. Después de un noviciado de doce meses, los caballeros hacian votos simples, sallan de caravana (expediciones de al menos seis meses en los navíos de la orden) y podían hacer votos solemnes a la edad de veintiuno. El caballero promedio pasaba años en Malta sirviendo en las diversas congregaciones que administraban Ja orden y, ante todo -si podía afrontar el gasto que esto representaba- , tratando de obtener el cargo de comandante de una galera o navío, que era el título más concluyente de todos 66• El fragmento en latín antes citado alude a la promoción de los hennanos Sosa Coutinho, después de su captura en Ja galera San Pablo, a las dignidades de la Orden de San Juan en calidad de caballeros adscritos al priorato de Portugal. Ello significa que los hennanos Sosa eran portugueses, pues, a fin de pertenecer a un priorato cualquiera de la orden, uno tenía que haber nacido en la nación sede. Varias entradas del Líber Conciliorum del Gran Maes64 Cada Langue estaba dividida en varios Grandes Prioratos y éstos, a su vez, en Comandancias conformadas por caballeros sometidos a la autoridad de los Comandantes. 6' H. J. A. Sire, The Knights of Malta, New Haven, Connecticut: Vale University Press, 1994, p. 92. 66 Sire, op. cit., p. 83. Tras la épica victoria de los caballeros de San Juan de Malta en el terrible sitio de la isla por la armada otomana ( 1564-1 565), la popularidad de estos caballeros se esparció por toda Europa. Diversas obras inglesas dan fe de su importancia histórica, tales como The Jew of Malta (1589) de Marlowe; Solema11 a11d Perseda (1590) de Kyd; The Whlte Devil (1612) y The Devil 's Law Case (1617) de Webster, y The Knight of Malta (1618) de Fletcher, en colaboración con Massinger y Field. Cf Peter F. Mullany, «The Knights of Malta in Renaissance Drama», Neuphilologische Mitteilungen, 2 ( 1978), 297-310. En España, Lope de Vega, entre otros, escribió varias piezas acerca de los caballeros de Malta, como La pérdida honrosa y caballeros de San Juan, y El valor de Malta; cf Ch. Faliu y J. P. Lasalle, (('El Valor de Malta' de Lope de Vega: Traitement dramatique et référent historique», las órdenes militares en el Mediterráneo occidental (siglos Xll-XV/ll), Coloquio Las Órdenes Militares en el Mediterráneo Occidental, Madrid, 4-6 de mayo de 1983, Madrid: Casa de Velázquez, 1989, pp. 34 1-358; también Juan Manuel Rozas, «Lope de Vega y las Órdenes Militares (Notas sobre el sentido hjstórico de su teatro)», Las 6rdenes militares en el Mediterráneo occidental (siglos XII-XVII/), op. cit., pp. 359-367. En 1626, Lope solicitó la admisión en la Orden de San Juan de Malta al papa Urbano VIII, obteniendo el titulo de fraile y de doctor en su vejez.

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tre Jean J'Evéque de Ja Cassiere, en el periodo de 1577 a 1581, mientras que Antonio de Sosa estaba cautivo en Argel, revelan las deliberaciones del Capitulo General de la Orden sobre la nobleza de Antonio y Andreas de Sosa, así como la del caballero Antonio González de Torres «penes infidelis detentorum» (detenidos en manos de infieles) 67 • Ello sugiere que Antonio de Sosa y su hennano Andreas se habían encaminado a Malta para ingresar como novicios en la Orden de San Juan cuando fueron capturados. Sin embargo, puede que haya un error en estos datos. Si bien Andreas de Sosa Coutinho fue oficialmente admitido como caballero de San Juan el 21 de agosto de 1580, tras ser liberado de su cautiverio, su hermano Emanuel de Sosa Coutinho, también capturado en la San Pablo, nunca fue recibido como caballero de Malta 68 • Todavía más, los hermanos Sosa Coutinho aparentemente no tenían otro hennano llamado Antonio. El Antonio de Sosa de estos documentos pareciera ser entonces Emanuel de Sosa Coutinho, más tarde conocido como fray Luis de Sosa, quien se hiciera famoso como escritor. En efecto, Emanuel de Sosa Coutinho estuvo prisionero por un año, tras el cual obtuvo permiso de Hasan Pachá para viajar a España a recolectar el dinero para su rescate, dejando a su hermano Andrés como rehén en Argel 69• Cervantes cuenta este episodio en El trato de Argel. Recuerda que los hermanos 61

Liber Conciliorum Jean / 'Evéque de la Cassiere, Cotalog o/ the Order o/ St. John, compilado por el Rev. J. Mizzi, 2 vol., 11, Pan 5, Archives 95-96, Valeta, Malta National Library, 1979, folios 4v, 5, 31 f. 32v, 74, 166 v, 243 r. y 282 r., pp. 782, 783, 796-97, y 830. Antonio González de Torres, «captivi et in manibus infidelium» [cautivo y en manos de infieles], estaba aún en Argel en 1582, cuando Andreas de Saosa [sic) (Sosa or Sousa). liberado en marzo de 1581, se hizo su curador en Valeta. C/ Liber Conciliorum Jean /' Evéque de la Cassiere, Catalog o/ the Order o/ St. John, compilado por el Rev. J. Mizzi, vol. 11, Part 5, Archives 95-96, La Valeta: Malla National Library, 1979, folios 4v, 5, 31 f. 32v, 74, 166 v, 243 r. y 282 r. 68 Frei André o Andreas de Sousa fue admitido como caballero de San Juan el 21 de agosto de 1580 o quizás antes. Cf Frei D. Manoel Pinto da Fonseca Teixeira de Souza, Pello Cavalheiro, and Joao Fereira de Sa Sarrnento, Procurador anciano do lllm. Priorado de Portugal, lista / Alfabetica, /e Memoria / dos I Nomes, E Appellidos dos Cavalheiros / Portugueses, que se a chao descritos no anti- I go Livro de Rodes, que principiou nadi- / ta //ha, e Convento aos 3o de Novem- I bro de J503, e acabou nesta de Malta / aos 27 de Novembro de 1599, Malta, 1747. Sobre los hermanos Sosa Coutinho, cf Manoel José da Costa Felgueiras Gayo, Nobiliário de Família de Portugal: TÍ/11/0 de Souza, 12 vol. , Braga, Carvalhos de Basto, 1989-1938; fac. da 1 ed., IX. 2, p. 244. 69 Astrana Marín, op. cit., vol. !11, pp. 575-581.

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Sosa -, en Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sola y Parneño, op. cit.. p. 32.

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3 de febrero de 1581, parece que simplemente está en la ciudad: «estante en Madrid» 83 • Es probable que durante estos meses en la ruidosa ciudad viera a su amigo Cervantes, quien estaba de vuelta de su viaje de reconocimiento a Orán, realizado en 1581 en servicio secreto de Felipe U. Existen varios testimonios, suscritos en diciembre de 1581 y en enero y febrero de 1582, que muestran al doctor Sosa en el proceso de reconocerle un pago de 1.320 reales a María Ramlrez por el rescate de su hija Mariana, cautiva en Argel, y obligándose a contribuir en esta gestión basta por encima de la suma recibida. Maria y Mariana Ramírez estaban relacionadas con el capitán Jerónimo Ramírez de Alcalá de Henares, interlocutor de Sosa en Diálogo de los mártires de Argel. El capitán Ramírez figuraba entre los capturados en 1577 en la galera San Pablo, junto con su hermana viuda y su sobrina 84 • La hermana del capitán Ramírez al parecer había sido liberada después de tres años o más de cautiverio, mientras que la muchacha seguía presa en Argel. Después de febrero de 1582, le perdemos la pista al doctor Sosa. Acaso murió al poco tiempo, pero su obra monumental, encomendada al arzobispo Haedo, apareció treinta años después bajo el nombre de Diego de Haedo.

LA ARGEL DE SOSA Y DE CERVANTES

Al margen de su estrecha relación con Cervantes, mi interés por el cautivo Antonio de Sosa apunta a las condiciones de su cautiverio en Argel, y a su insistencia en leer y escribir pese a las dificultades existentes. Aunque sus respectivos cautiverios fueron distintos, hubo puntos de contacto entre Sosa y Cervantes, por ejemplo, su común amor por los libros y por las letras, y las numerosas conversaciones que mantuvieron sobre asuntos literarios. Tanto Sosa como Cervantes fueron cautivos de elite, retenidos por rescates exorbitantes, el primero, por ser un eclesiástico respetado, vinculado a los clrcuJos de poder de la Iglesia hispano-italiana; el segundo, por haber sido erróneamente tomado por un personaje importante, cercano a don Juan de Austria. Sosa, como sabemos, era esclavo del renegado Mahamed, quien lo mantuvo encadenado en un cuarto y alguna vez lo alquiló al Ayuntamiento de Argel 83

Pére.z Pastor, op. ci1.. 1, pp. 235-237.

11-4

!bid., I, pp. 235-237.

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para trabajos de construcción. El clérigo tuvo dos compañeros de cautiverio -otro eclesiástico y un Caballero de San Juan de Malta, ambos anónimos ss. Cervantes, por su parte, inicialmente propiedad del corsario Dalí Mamí y luego del renegado veneciano Hasan Pachá, parece haber contado con algunos períodos de relativa libertad entre uno y otro encierro, no ya engrilletado ni encadenado. Un documento suscrito el 18 de diciembre de 1580 en Madrid, tras su liberación, revela que durante su cautiverio Cervantes fue forzado a tomar prestados más de 2.000 reales de varios mercaderes cristianos que llegaron a Argel, «para comer y otras cosas para pasar su cautiverio, porque el moro que le tenia cautivo no le daba de comer en todo el tiempo en que fue cautivo» 86• Años después, Emanuel d' Aranda, un flamenco cautivo en Argel entre 1640 y 1642, confirmaría que su amo AH Piccinino no lo alimentaba, pero que a los esclavos se les pennitia reservarse tres o cuatro horas diarias para ganarse el sustento 87 • D'Aranda también consiguió dinero prestado de varios mercaderes y, tras su liberación, les retribuyó con elevados intereses 88 • ¿Estuvo Cervantes obligado a valerse por sí mismo, como otros cautivos? ¿Se ganó la vida trabajando como secretario, transcribiendo documentos o escribiendo cartas para otros cautivos? Astrana Marín creía que Cervantes pudo haber hecho las veces de mensajero o sirviente doméstico para su amo Dalí Mamí 89. Por los Diálogos de Sosa y por la Información de Argel sabemos que, a pesar de las severas restricciones impuestas por el renegado Mahamed, a algunos visitantes se les permitía visitar a Sosa en su celda. El nombre y la identidad de algunos de ellos, muchos de los cuales eran esclavos cristianos que informaban a Sosa de los diarios acontecimientos en Argel, así como los frecuentes desplazamientos de estos cautivos, entre ellos Cervantes, evocan un universo en el cual las comunicaciones eran aparentemente fluidas y las 15

Epítome de los reyes de Argel. Topograjia 1, p. 377. Pérez Pastor, op. cit., 1, p. 67; también Sliwa, op. cit., p. 114. 17 Emanuel d'Aranda, Relation de la captivité et liberté du Sievr Emanuel d 'Aranda, iadis esclaue a Alger [...]. París: Compagnie des Librairies du Palais, 1665; reeditado como Emanuel d'Aranda, Les captift d'Alger. cd. Latifa Z'Rari, Pa.ris: J.-P. Rocber, 1997; la cita proviene de la p. 36. Hubo numerosas ediciones y traducciones de esta obra. Cf la versión inglesa, The History of Algiers and its slavery [... ), wrillen by the Sieur Emanuel d 'A randa, sometime a slave there [.. .].Londres, Printed for John Starkey, 1666. 88 Emanuel d'Aranda, Les captift d'Alger, pp. 39-40. 89 Astrana Marín, op. cit.. vol. 11, pp. 476-77. 86

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conversaciones y los encuentros entre los bandos musulmán y cristiano, bastante libres. Las consecuencias de dichas interacciones no deben ser subestimadas en relación con la vida y la obra de Cervantes. Esta gran fluidez en la información y la circulación de seres humanos constituye un elemento esencial para comprender los albores de la Edad Moderna y sus actores en Argel. La mención de algunos de los hombres que participaron de este complejo mundo fronterizo norteafricano, tales como los que visitaban a Sosa en su prisión particular, puede iluminar este aspecto. Entre los frecuentes visitantes del eclesiástico cautivo, podemos enumerar a los siguientes individuos o grupos humanos: a) una serie de galeotes anónimos que narraban sus sufrimientos al cronista con lágrimas en sus ojos 90 ; b) el Caballero de San Juan fray Antonio González de Torres, esclavo del renegado Maltrapillo e interlocutor de Sosa en Diálogo de Ja captividad; c) el capitán Jerónimo Ramírez, esclavo de un renegado morisco e interlocutor de Sosa en Diálogo de los márrires de Argel; d) un enviado (mensajero) del monje mercedario fray Jorge Olivar, quien le envió a Sosa un hábito y algunos ornamentos cristianos para que los escondiera tras el incidente de la cueva que involucró a Cervantes 91; e) el yerno de Mahamed, Amud, que es interlocutor de Sosa en Diálogo de los morabutos 92 ; f) el maestro Cristóbal de VillaJón, cautivo en Argel y visitante frecuente, quien le narró a Sosa la increíble historia de la muerte consecutiva de los ocho hijos de su amo, todos ahogados por demonios93; g) el renegado Girón, conocido como «El Doradom, que visitó al clérigo por la época del segundo intento de fuga de Cervantes, jurando ante Sosa y su amo Mahamed que no había traicionado a los fugitivos 94 ; h) el dominico destituido Juan Blanco de Paz, quien intentó hacerse pasar ante Sosa como funcionario de la Inquisición española 95; i) un grupo de cautivos 90

Diálogo de la captividad. Topograjia 11, p. 96. Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel. p. 159. 92 Diálogo de los morabutos, Topograjia 111, pp. 193-273. 91 Diálogo de los morabutos. Topograjia m, p. 219. Este personaje no ha de ser confundido con Cristóbal de Villalón, autor de El Crotalón y del Diálogo de las transformaciones de Pitágoras, quien nació en 1505; cf Astrana Marin, op. cit.. vol. 111, pp. 48-51 . El maestro Cristóbal de Villalón, cautivo en Argel, quien testifica en favor de Cervantes en 1580, afinna que nació en 1535 y que conoce a Cervantes desde 1576; su título revela que era doctor en teología. 94 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, /nfom1aci6n de Argel, p. 158. 95 /bid.• p. 164. 91

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cristianos furiosos que proponían apuñalar a Blanco de Paz por su traición en el último intento de fuga planeado por Cervantes 96 ; j) el mercader valenciano Onofre Exarque, que infonnó a Sosa de su intención de rescatar a Cervantes y enviarlo a España, tras la fallida iniciativa de evasión de septiembre de 1579 97 ; k) fray Juan Gil, comendador de la Orden de la Santísima Trinidad y jefe de la misión de rescate trinitaria, quien no sólo trataba a Sosa «con fam iliaridad» sino que se comunicaba a menudo con él cuando estaba en Argel 98; l) el mismo Cervantes, quien visitó a Sosa y discutió de poesía y otros temas con é l, cuando no estaban planeando fugas conjuntas 99 • Aún más que estas conversaciones, debemos recordar que Sosa compartió su suerte con otros dos esclavos cristianos, quienes seguramente vivían también en los cuarteles de Mahamed. En su Diálogo de los morabutos, Sosa menciona a diversos habitantes de esta vivienda que al parecer también acomodaba a algunos de los renegados de Mahamed. Además de un renegado romano llamado Jaffer, a quien un morabuto o santón musulmán Je estaba enseñando a leer y escribir en árabe, había otros huéspedes: un renegado francés llamado Mustafá, que murió hacia 1579; un renegado griego llamado Baluco Baxf Farat; una cautiva anónima de Córcega, cuyo primo era también esclavo en Argel; un viejo esclavo español llamado Pere Jordán, portero del complejo de viviendas, y un esclavo anónimo que era compañero de Sosa 100 • A la diversidad de esta animada casa debemos añadir los cautivos cristianos que continuame nte visitaban a Sosa. Aun cuando estas visitas se extendieron por un período de cuatro años, podemos concluir que eran representativas de la vida de los cristianos de elite en Argel al final del siglo xv1. Esos múltiples encuentros de Sosa con hombres de todas las clases sociales y procedencias, desde el más humilde galeote cristiano hasta e l Caballero fray Antonio González de Torres y el trinitario fray Juan Gil, entre otros, brindan un retrato de las relaciones entre los esclavos cristianos, así como entre los cautivos y los renegados, los turcos y Jos judíos de Argel. Sosa no sólo da fe de su cercana amistad con Cervantes; también, como hemos visto, confirma sus conversaciones familiares durante el tiempo de su cautiverio en Argel: «Todo el tiempo que a [sic] que estoy captivo en Argel, 96

97

91 99 100

/bid.. pp. 160-61 . /bid., pp. 161-62. /bid., p. 166. lbid .. pp. 157, 160, 163.

Diálogo de los morabutos, Topografía lll, pp. 234, 243-249.

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que son tres años y ocho meses, lo conozco [a Cervantes] y he tratado y comunicado muy a menudo y familiarmente [con él]» 101 • Al menos en dos ocasiones Cervantes invitó a Sosa a participar en una fuga. Recordemos el segundo intento de fuga de Cervantes de 1577 -el episodio de la cuevanarrado por Sosa en Diálogo de los mártires de Argel, un plan que ambos discutieron con frecuencia: «Yo fui uno de Jos que con el dicho Miguel de Cervantes comunicó muchas veces y en mucho secreto el dicho negocio; y que para el mismo negocio fui muchas vezes convidado y ex.hortado, y no se hizo cosa en el tal negocio que particularmente no se me diese dello parte». Sosa incluso atestigua que, mientras los fugitivos se ocultaban en la cueva, Cervantes Jo visitó para hacerle saber Jo que estaba pasando, «importunándome muchas veces que yo también me encerrase con los demás en la dicha cueva; y el día que se fue él [a] encerrar en ella se vino despedir de mh» 102 • El testimonio del clérigo apunta asimismo a la sorprendente movilidad de Cervantes en Argel, que le permitia visitar a otros cautivos, renegados y mercaderes extranjeros, cuando no estaba encadenado en el baño por haber intentado escapar. Desde luego, algunas de estas salidas se dieron en ausencia del amo, tales como las idas y venidas vinculadas con el episodio de Ja cueva, entre abril y septiembre de 1577, cuando Dalí Mami estaba en el mar realizando correrías de corso 103 • La relativa libertad de Cervantes en las calles de Argel es especialmente enfatizada por el recuento de Sosa de la conspiración de septiembre de 1579, en la que el clérigo español desempeñó un papel relevante. Sosa no sólo era uno de los que planeaban abordar la fragata de 60 bancos «porque el dicho Miguel de Cervantes comunicó muchas vezes el negocio conmigo, dándome relación de lo que hacia y ordenaba [... ]y me convidó a ser uno de los que en dicha fragata hablan de in>. También fue uno de los maquinadores de la fuga: «Y asi, no se trató cosa alguna sobre este negocio [la evasión] que él [Cervantes] y los dichos mercaderes no tratasen y consultasen conmigo, y tomasen mi parecer y consejo sobre ello» 104 • Además de subrayar la profunda amistad y la afinidad que relacionaban a Antonio de Sosa y Miguel de Cervantes, estas afirmaciones también revelan el profundo respeto que los cautivos cristianos sentían por el eclesiástico portu101

IOl 103 104

Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 156. !bid., p. 157. Topograjia 1, pp. 85-86. Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 160.

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gués, figura central en la comunidad de esclavos de Argel. Como he mostrado en estas páginas, esclavos y renegados de todos los estratos y condiciones sociales visitaban continuamente al doctor Antonio de Sosa y lo consultaban sobre asuntos cruciales que a menudo involucraban temas de vida y muerte.

«ARMAS Y LETRASl> EN ARGEL

Más de un crítico ha sugerido que fue en Argel donde Cervantes comenzó a bosquejar su comedia El trato de Argel, la cual culmina con una plegaria a la Virgen María recitada por un coro de cautivos. Otros aducen que fue en el cautiverio donde compuso algunos de los poemas repartidos a lo largo de La Galatea: estas dos posibilidades no pueden ser pasadas por alto. Las constantes referencias de Sosa a su propia vida como esclavo en Berberia pueden abrir nuevas perspectivas sobre las actividades intelectuales del cautivo Cervantes. Pese a que estaba encadenado a una roca en su celda en casa de Mahamed, Sosa cuenta que tenía libros a su disposición y con regularidad obtuvo provecho de su encierro solitario leyendo obras pías y serias 105• Particularmente reveladoras son las primeras lineas de Diálogo de los mártires, en las que el capitán Jerónimo Ramirez saluda a Sosa con esta pregunta: «De manera que ¿siempre que acá vengo le he de hallar ocupado en los libros?». La respuesta de Sosa confirma que pasaba mucho tiempo leyendo: «En una soledad como ésta y en un encerramiento tan apartado de toda plática y conversación en que este bárbaro de mi patrón me tiene, ¿qué mejor ocupación que leer libros santos y buenos?» 106• El libro que Sosa estaba leyendo entonces narra la vida de San Paulino, obispo de Nota, amigo de San Agustín. En el siglo 1v San Paulino gastó toda su fortuna rescatando cautivos y, finalmente, se ofreció a sí mismo a cambio de un joven esclavo, retenido por el rey vándalo Genserico en Cartago 107 • A lo largo de su diálogo con el capitán Ramírez, de forma constante alude Sosa a San Agustín y a San Gregorio, y a otros tantos autores griegos y romanos a quienes probablemente cita de memoria. En otro revelador pasaje de Diálogo de los morabutos, Sosa muestra ios Sosa, op. cit.. pp. 1-4; Topograjia III, pp. 1, 13-16. 106 Sosa, op. cit.. p. 55; Topograjia ru, p. 1. 107 Sosa, op. cit.. p. 65; Topograjia lll, pp. 15-19.

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a su amigo, el renegado Amud, una copia de Descripción del África, de Juan León Africano, libro que está estudiando y que le fuera prestado por un musulmán de Granada dejado en Fez 108• Más aún, aunque cautivo, Sosa se dedicó a estudiar la sociedad argelina y a hablar con diversos renegados quienes le contaron la historia del Magreb en el siglo XVI. De ninguna otra forma hubiera podido escribir las detalladas descripciones de la vida y las costumbres argelinas consignadas en Topografía, o la historia de los gobernadores turco-argelinos narrada en Epítome de los reyes de Argel. Sabemos que, desde el primer día de su llegada a Argel, Sosa continuamente escribió y consignó innumerables datos, entre otros, sobre el número de moriscos exiliados de Granada, Valencia y Aragón que arribaban a la ciudad y la manera cómo venlan 109 • En Diálogo de los morabutos, el renegado Amud expresa su admiración por la prodigiosa memoria de Sosa a propósito de los remedios que un santón musulmán había prescrito para curar a su hermana, quien estaba poselda por los malos espíritus. Le pregunta a Sosa: «¿Mas cómo tienes esas cosas en la memoria? Es cierto que estudias en ellas todos los dlas y noches» 110 • En efecto, el meticuloso Sosa recordaba todas y cada una de las medicinas prescritas por el morabuto, que comprendian un gallo rojo, cocido de manera particular, y luego colocado en una olla especial cerca del río, con cabeza, plumas y entrañas. El pasaje le da a Sosa la oportunidad de denunciar la medicina argelina, a la que estima como mero fraude. Estas anécdotas iluminan detalles que ayudan a explorar el complejo tejido cultural de Argel en la década de 1570. La existencia de este tejido cultural es confirmada por las frecuentes alusiones de Sosa al tiempo que pasó leyendo y escribiendo, pero también conversando sobre asuntos literarios con otros esclavos, especialmente con Cervantes. Sus referencias a los copiosos datos etnográficos que recogió durante su cautiverio enfatizan su interés por las costumbres y usos multiculturales de los habitantes de Argel. Todo ello plantea numerosos interrogantes acerca de la vida y las actividades intelectuales de Cervantes en Argel. Asf las cosas, la introducción al Diálogo de los mártires de Sosa constituye un himno al libro, una exaltación de las tradiciones clásicas y cristianas de las que es tributario el clérigo Sosa. La discusión sobre los libros que abre

°' Diálogo de los morabutos. Topograjia 111, p. 20 l.

1

109

Topograjia III, p. 253.

llO

lbid., p. 213.

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esta obra no sólo se hace eco del elogio de los libros hecho por Don Quijote, sino que también sugiere que la lectura de libros gentiles puede causar la locura. Como alegoría de la lectura, Sosa narra la historia del saqueo de Pavía, en Lombardla, por el general de los ejércitos de Francisco 1, Monsieur de Lautrech, en 1528, en represalia por haber sido preso su rey Francisco unos años antes, bajo los muros de esa ciudad. Después de un formidable asalto, los soldados franceses tomaron la ciudad de Pavía, «matando a todos, robándola y destruyendo la tierra». Algunos soldados gascones entraron por fuerza en casa de un boticario y echaron mano «de algunas cosas dulces y conservas de azúcar» (letuarios) que había en Ja botica. Enloquecidos, agarraron «muchos vasos, redomas y ollas vidriadas que estaban en sus puestos» y se tomaron todos aquellos licores y medicinas; pero «a poco perdieron unos el juicio, otros el sentido, otros enfermaron terriblemente» 111 • El mensaje es claro: Sosa sugiere que la lectura de libros paganos o cuestionables puede causar la locura y aun la muerte. Su estilo, con todo, no puede ser más radi- · calmente opuesto al de Cervantes, pues el clérigo suele sazonar sus argumentos con un enfadoso listado de citas de «toda la caterva de filósofos», como más tarde diría Cervantes en su prólogo a Don Quijote. De todas maneras, las conexiones literarias entre el erudito Sosa y el joven Cervantes no pueden pasarse por alto. Para Sosa, como para Cervantes, «es imposible que de todo libro [... ]no se saque algún fruto y provecho» 112 • Éste es, por supuesto, un tópico renacentista particularmente explotado por los escritores del Siglo de Oro español. Los libros son maestros especialmente dotados: «si el que trata con ellos antes era bueno, hácese con ellos mejor; el prudente, muy más sabio; el discreto, muy más entendido» 113• Muchas de las frases de Sosa, en efecto, evocan formulaciones populares cervantinas, por ejemplo la noción de que la ficción es un jardín que nutre el espíritu. En palabras de Sosa, «aquellos [libros] que enseñan y nos muestran el bien vivir en cualquier modo, forma, estilo, y artificio que sea, todos y cada uno de ellos[ ...) no son menos que unos lindos y ricos jardines; en los cuales el juicio, paseándose y discurriendo con atención, va cogiendo lindas y suavlsimas flores» 114 • Este texto evidente-

11 1

Sosa. op. cit., p. 59. Sosa, op. cit., p. 57. 11 > Sosa, op. cit., p. 59; Topografía Ul, p. 5. 11 2

114

/bid.

lA escritura de Argel: amos, esclavos y renegados

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mente recuerda el prólogo a las Novelas ejemplares, en el que Cervantes propo!'le por medio de una alegoría que la ficción ofrece a la psique humana una muy preciosa pausa espiritual: «Horas hay d e recreación donde el afligido espfritu descanse. Para este efecto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, [...]y se cultivan, con curiosidad, los jardines» 115• Nunca es Sosa más elocuente en su elogio de los libros y la lectura que en el siguiente pasaje de su Diálogo de los mártires de Argel: «La lectura es donde la memoria se renueva, el juicio se despierta, la voluntad se inflama y todo el hombre toma aliento y recibe fuerzas animosas para proseguir el bien y pasar más adelante» 116 • Al margen de su afición por las citas clásicas, la prosa de Sosa es el castellano claro y entero del Siglo de Oro escrito en un tono personal. Sus ideas en tomo de la sabiduría son expresadas en el famoso adagio: «Tres cosas hacen a un hombre sabio, prudente y discreto: o tratar con los que son tales, o peregrinar muchas tierras, o leer muchos libros de filósofos». Afios después, Cervantes escribiría en el Persiles: «El ver mucho y el leer mucho aviva el ingenio de los hombres» 11 7• Aunque Jos libros eran probablemente escasos en la Argel del siglo xv1, pese a los numerosos volúmenes capturados de los navíos y galeones cristianos, muchos cautivos españoles e italianos eran hombres de letras, como presumiblemente lo era el morisco educado en Fez que leia a León Africano. Sosa confirma estos hechos: >, en El otro, el mismo, Jorge Luis Borges, Obra poética 1923-1977. ed. Carlos V. Frias, Buenos Aires, Emecé, 1977, p. 193.

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prisionero en Auschwitz en el siglo xx. Tanto el cautiverio de Sosa en la Argel de la Edad Moderna como la supervivencia de Levi en el Lager, asf como sus ulteriores escritos acerca de dichos eventos, pueden iluminar las experiencias argelinas de Cervantes. Al examinar el modo en que las obras dramáticas de Cervantes reinscriben y, fundamentalmente, reelaboran aspectos biográficos e históricos, me propongo estudiar los complejos vínculos que el escritor español tiende entre la poesía y el testimonio, el trauma y la creación.

«EN MI MOCEDAD SE ME IDAN LOS OJOS TRAS LA FARÁNDULA»

La vocación dramática de Cervantes y su pennanente devoción por el teatro se manifiestan claramente a lo largo de su vida. Él habría sido, en efecto, quien primero representó en la España del siglo XV1 las duras experiencias de los cautivos en Berberia, entre otras innovaciones que hicieron de él un pionero del teatro español. A propósito de la indiscutible afición de Cervantes por las artes escénicas, Alberto Sánchez sostuvo que «el cultivo del teatro fue su ocupación activa en algunas temporadas y su preocupación constante durante toda su vida» 2 • Queda evidencia de este llamado natural en numerosas obras de Cervantes. En Don Quijote, El licenciado Vidriera, el Persi/es, el Prólogo a sus Ocho comedias. y Pedro de Urdemalas. entre otras obras, Cervantes acomete una acuciosa critica del teatro espafiol de su época, que comprende desde Jos fundamentos del drama hasta las cualidades deseables en un actor 3• Sin duda Cervantes descubrió una nueva manera de enlazar la vida y la literatura, disimulando su presencia detrás de máscaras y delegando sus poderes en presuntos narradores, como Cide Hamete Benengeli. Aun así, no siempre pennanece Cervantes tras bastidores. En el célebre episodio en que don Quijote se encuentra con la compañia de actores, dirigida por Angulo el Malo ->. Una buena alegoría, para usar las palabras de Edwin Honig, «cautiva al lector mediante un intercambio continuo de objeto y sentido en la narración y la narrativa» 146 • Sin duda, la escena del león en la obra de Cervantes obliga al lector a hallar otros significados para la aparición milagrosa de la bestia en medio de una fuga dramática. Esta escena no sólo apunta a los dos mensajes opuestos de la alegoría, sino que además sindica a la alegoría como una figuración escapista. El episodio del león ofrece entonces una fuga del espacio autobiográfico recreado por el casi demente y medio muerto Per Álvarez, una evasión que puede asimismo leerse con una fantasía delirante de realización (wish-fu/filment). El otro como salvador (la Virge n, el león) abre un espacio en el que el sujeto seria capaz de sanar, por así decirlo, todas las heridas impuestas por la experiencia traumática. Al igual que los sueños y las fantasías, la alegoría generalmente emerge en períodos de pérdida, como corrobora Stephen Greenblatt, «períodos en los que la desaparición amenaza la poderosa autoridad teológica, polftica o familiar» 147• Esta desaparición de todo parámetro político de autoridad es claramente evidente en la melodramática escena que conjura el primer intento de fuga de Cervantes de Argel. Más aún, como plantea Mieke Bal en su espléndido estudio Reading Rembrandt, «la alegoría es un modo de lectura que sustrae al suceso representado de su propia historia para colocarlo en otra distinta» 148 • Esto es justamente lo que hace Cervantes con la historia de Per Álvarez. Lo que el escritor revela en su recreación de un evento autobiográfico es la imposibilidad de representar la verdad del trauma. Reescribir la escena en clave alegórica, meterla en una historia distinta, inventar dobles -, cf Monique Sclmeider, Le trauma et la filiation paradoxale, París: 19 •

Ramsay, 1988, p. 58. El notable estudio de Schneider ha influido en mi interpretación del trauma a lo largo de estas páginas. •so Paul de Man, , FortunofT Video Archives for Holocaust Testimonies, Vale University, Bulletin Trim estriel de la Fondation Auschwitz, 44145 ( 1994), 69-95. La incapacidad de las víctimas para dar fonna a narrativas de la experiencia traumática es estudiada por Jodie Wigren, «Narrative Completion in the Treatment of Trauma>>, Psychotherapy, 3 1 ( 1994). 41 5-423.

Cautivo en la escena: «El trato de Argel»

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El previo análisis del simbolismo asociado con el león en la literatura medieval y renacentista abre la senda para otra interpretación de Ja glorificada bestia en El trato. En esta escena casi onírica, el león, simbolo del África, es «domado» por la Virgen ~I Cristianismo. La disminuida fiera evoca una también vencida figura paterna al servicio de la madre primordial. En un curioso texto escrito al final de su vida, Sándor Ferenczi ilumina el concepto de escisión del yo, ya mencionado en este capítulo. Sándor Ferenczi muestra que, después del trauma, puede desarrollarse una forma muy peculiar de intelecto como efecto secundario permanente de la supervivencia: la escisión del yo produce una desconexión entre la parte afectiva de la psique, brutalmente destruida, y otra parte que lo sabe todo mas no siente nada 153 • En esta escisión narcisista del yo, se da una división en la persona que hasta entonces era capaz de sentir y un otro u otra que sabe. Aquí, la distinción freudiana entre afecto y representación se radicaliza, ya que la parte afectiva es destruida, y el sujeto es amputado de esa parte de sí mismo. La otra parte, apartada de todo afecto, emocionalmente indiferente, deviene una suerte de saber puro, que ve la escena desde arriba. En esta brusca transición de una relación objeta!, que deviene imposible, a una relación narcisista, explica Ferenczi, «el hombre abandonado por los dioses huye totalmente de la realidad y crea para sí otro mundo en el que, ya libre de las cargas terrestres, puede conseguir todo lo que desea» 1S4. Abandonado por los dioses, el ex cautivo Cervantes escapa de la realidad creando para sí otro mundo en el que está a salvo. Casi infantil en su simplicidad, la fantasía de ser salvado por el león anuncia un patrón recurrente en Cervantes: la recreación del suceso traumático usualmente genera una explosión de fantasla en su producción literaria. En un estudio del «sueño del niño que se abrasa», analizado por Freud en la Interpretación de los sueños, Lacan aborda las conexiones entre trauma y fantasía. «El lugar de lo real», afirma Lacan, «que va del trauma a la fantasia ~n tanto que la fantasía nunca es sino la pantalla que disimula algo absolutamente primero, determinante en la función de la repetición- ; esto es lo que ahora nos toca precisan> 155 • Lacan prosigue afirmando que lo real hay Ferenczi, op. cit., pp.139-147. SAndor Ferenczi, «Notes et Fragments», Oeuvres completes de Sándor Ferenczi, vol. IV: 1927-1933, Psyclranalyse 4, op. cit., pp. 287-289. 155 Jacques Lacan, El Seminario, XI: los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, trad. Juan Luis Delmont-Mauir y Julieta Sucre, Buenos Aires: Paidós, 1987, p. 68 (traducción modificada). isJ

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que buscarlo más allá del sueño -o de Ja fantasía- en Jo que el sueño ha recubierto, «envuelto, escondido, tras la falta de representación de la que sólo hay en él lo que hace sus veces, un lugarteniente» 156• El trato es la primera obra cervantina que revela Ja dolorosa intrusión del hecho traumático como tal oculto tras la imposibilidad de representación, si bien revela las claras conexiones entre el trauma y Ja fantasía en Cervantes. La escena onirica de Ja salvación de Per Álvarez no es la única señal de este paradigma en el drama. Consideremos, por ejemplo, el primer soliloquio de Aurelio sobre el cautiverio, ya examinado antes. Este soliloquio convoca Jos dolorosos recuerdos del ex esclavo Cervantes, recuerdos que generan en Ja obra los motivos interdependientes del cautiverio y del amor 1S7. En el momento de mayor desesperación de Aurelio -- la imagen del Amor (Silvia) acude en su rescate: «mi cuerpo está entre moros, / mi alma en poder de Amor» (Frato, 1.27-8). La escena, ahora, se desplaza bruscamente de Ja prisión literal de Aurelio («mi cuerpo está entre moros») a la metafórica imagen de las cadenas del amor («mi alma en poder de Amor»), desarrollando así las asociaciones simbólicas que funcionan como vía de escape. Hay otra escena en Ja obra que ilustra, de manera conmovedora, este patrón cervantino. Se trata del pasaje en el que la mora Zahara relata el incidente de Ja tormenta que hizo naufragar Ja galera San Pablo de la Orden de Malta, y el subsiguiente ataque de los corsarios en que el doctor Antonio de Sosa fue apresado. En el momento más critico de su soliloquio, cuando Zahara relata la muerte del capitán del navío y de los pasajeros, y menciona a Jos esclavos capturados por los turcos, Ja portavoz de Cervantes se embarca en otra realidad: El robo, las riquezas, los cativos que los turcos hallaron en el seno de la triste galera me ha contado 11n cristiano que allí perdió la d11/ce y amada libertad, para quitarla a quien quiere rendirse a su rendido.

/bid. Para este doble motivo en El trato, cf Edward Friedman, «Cervantes's Dramatic Development: From Los tratos de Argel to l os baños de Argel», The Unifying Concept: Approaches ro the Structure o/ Cervantes 's Comedias. York, South Carolina: Spanish Literature Publication Company, 1981 , pp. 61-79. IS6 157

Cautivo en la escena: «El trato de Argel»

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Este cristiano, Silvia, este cristiano; este cristiano es, Silvia, quien me tiene fuera del ser que a moras es debido, fuera de mi contento y alegría, fuera de todo gusto, y estoy fuera. que es lo peor, de todo mi sentido (I'rato, II.1256-67; énfasis mio)

El soliloquio alude a una trama doblemente autobiográfica en Cervantes: la historia de la captura del doctor Sosa, que da cuenta de su esclavitud en Argel y a sus cuatro años de estrecha amistad con el caut.ivo Cervantes, y la escena de la captura del propio Cervantes, acaecida año y medio antes y revivida por la historia de la toma de la galera San ~ablo. El relato de Zahara recrea aquí los dos lados de la historia que entreteje las vidas de Sosa y de Cervantes. Su soliloquio, además, está punteado por insistentes y vehementes repeticiones, tales como la iteración del término «cristiano»: «un cristiano que allí perdió la dulce y amada libertad» y «este cristiano», término insistentemente reiterado por los versos de Zahara. Es claro que la frase «este cristiano» no sólo se refiere a Antonio de Sosa, quien debió narrar su terrible experiencia a Cervantes, sino al mismo Cervantes, el escritor que evoca la pérdida de su propia libertad mediante su portavoz Zahara, la protagonista mora que narra la historia de la captura de Sosa por los corsarios turcoberberiscos. De igual modo, la repetición del sintagma «fuera de» -> (de freud) 13 • Pero lo hace, como demuestra Christopher Norris, deconstruyendo estas categorías, y negándose a reconocer una distinción entre ellas, entre «la vida» por un lado, y «la obra» por otro, obra que incluye las diversas actividades de la teoría, de Ja especulación, y de las suposiciones biográficas que Freud y sus seguidores avanzan 14 • Al final, arguye Derrida, no podemos establecer una linea divisoria entre las teorías presentadas por el texto de Freud y el complejo de motivos «autobiográficos» que incidió en su composición 15 • Emulando su propia lectura de Nietzsche, antes citada, los textos de Derrida acerca de Ja obra de Freud sugieren que el hecho que un autor inscriba ciertos detalles de su propia historia en un texto científico as! designado no es motivo para concluir que el documento en cuestión no tiene validez, es decir, que no tiene «valor como ciencia o como filosoffa» 16• En cambio, su valor puede radicar específicamente en su poder para romper esta oposición ilusoria y para inaugurar una lectura atenta a los varios puntos de intercambio en un texto, al tejido de la vida y de la obra. Hablando de Más allá del principio del placer, Derrida afirma: «Este texto es autobiográfico pero de un modo completamente diferente de lo que se crefa antes [... ], se abre un campo en que la 'inscripción' de un sujeto en su texto es también una condición necesaria para la pertinencia y Ja función del texto, para su valor más allá de lo que se llama subjetividad» 17 • La discusión que lleva a cabo Derrida sobre estos encuentros intertextuales esclarece, como veremos, mi propia lectura de la obra de Cervantes. El presente capítulo estudia Ja frontera que atraviesa los cuerpos de Cervantes (el corpus y el cuerpo del hombre Cervantes). Me propongo examinar en estas páginas un espacio que podemos llamar autobiográfico, o mejor, otobiográfico, para darle un ligero sesgo al término y deslizarlo, al mismo 13 Derrida, «Coming into One's Own», Psychoanalysis and the Question of the Text, ed. Geoffrey Hartman, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1978, pp.144-148. 1' Christopher Nonis, Derrida, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1987, p. 211. u Derrida, «Coming into One's Owro>, op. cit.. p. 15. 16 /bid.. p. 141. 17 !bid., p. 135.

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Cervantes en Argel

tiempo, hacia las líneas de pensamiento sugeridas por Derrida. Mi examen de la paradójica frontera entre Ja vida y la obra de Cervantes - una línea poco clara que está también dividida, dislocada, por así decir!~ incluirá necesariamente, entonces, un nuevo análisis del nombre propio y de Ja firma en la vida y la obra de Cervantes. Como el problema del nombre propio está forzosamente conectado con la muerte, como hemos visto, mi estudio explora el encuentro con la muerte que marca el nombre y la finna de Cervantes, Saavedra. Examinar la vida y la obra de Cervantes desde estas perspectivas presupone un reto enonne porque, como sabemos, Cervantes avanza camuflado detrás de máscaras, nombres y seudónimos con los que intenta disimular sus marcas en el texto. El hecho de que las creaciones cervantinas estén tan profundamente entrelazadas con la vida del autor me lleva a acercarme a estos temas de Ja misma manera, en un zigzag que se moverá de la vida a la creación, y viceversa, a través de la compleja trama de vida y ficción en Cervantes. En cuanto a la noción de lo otobiográfico, enfatizada por la lectura que lleva a cabo Derrida del «tercer oído» en el Ecce Homo de Nietzsche, mi propia experiencia como cautiva, secuestrada por la guerrilla colombiana entre diciembre de 1982 y julio de 1983, me lleva a leer y a escuchar a Cervantes con otro oído, incluso quizás con el «tercer oído» psicoanalítico propuesto por Teodoro Reik para otros menesteres. Habiendo sufrido la terrible experiencia del secuestro que despoja a la victima de su humanidad y marca a los sobrevivientes con la impronta de la muerte, escucho y leo a Cervantes con la comprensión de aquella que sabe que la creación literaria puede ser la mejor forma de expresar sentimientos casi inexpresables, de aceptar lo que está en los limites de lo soportable. La historia del cautivo, interpolada en la primera parte de Don Quijote, ofrece un campo ideal para el estudio de las fronteras entre la vida y la creación en Cervantes. Este relato no sólo presenta un resumen de la carrera militar de Cervantes en el Mediterráneo, que se amplía con una extraordinaria representación de la vida de los cautivos cristianos en Berbería, sino que también desvela uno de los más hennosos textos de la obra de Cervantes, la historia de la conversa argelina Zoraida. El relato del Cautivo mantiene una ambigua relación con las historias que lo enmarcan basta el punto de que funciona a la vez como un vínculo y como frontera entre los episodios que lo preceden y los que lo siguen en Don Quijote. Más importante aún: el famoso discurso de Don Quijote sobre las Armas y las Letras (DQ I, 37-38) y la

Una erótica de la creación: «La historia del cautivo»

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dramática historia contada por el capitán Ruy Pérez de Viedma están conectados de varias maneras. De hecho, el discurso de Don Quijote se anuncia con la llegada a la venta de Juan Palomeque de una extraña pareja: un hombre recientemente liberado del cautiverio en Berberla y una m isteriosa dama velada, vestida a la morisca, cuyo nombre es Zoraida. Por lo demás, el discurso de Don Quijote proporciona el marco ideológico para las vidas que el capitán y su hennano el oidor (juez), van a dramatizar con iron!a en el texto 18. De la misma manera, desde el momento en que el Cautivo aparece en escena, el tema del cautiverio ronda el texto de Cervantes: muy pronto, el mismo Don Quijote será literalmente secuestrado, convertido en prisionero y llevado a su casa en una jaula, sucesos que llevarán a Cide Hamete Benengeli a llamarlo varias veces «el enjaulado» (DQ l, 46). El discurso de Don Quijote sobre las Annas y las Letras y el relato del capitán Pérez de Viedma apuntan, entonces, a la móvil y misteriosa frontera que atraviesa el corpus y el cuerpo en Cervantes. A caballo entre la historia y la leyenda, La historia del cautivo nos interroga desde el doble registro de la autobiografia y de Ja ficción. El relato está fechado por una frase y por hechos históricos particulares que nos permiten situar la narración del Cautivo en 1589: «Este hará veinte y dos años que salí de la casa de mi padre» (DQ 1, 39), dirá Ruy Pérez al comenzar su narración. Como Ruy Pérez de Viedma salió de España con el duque de Alba, quien asumió la gobernación de Flandes en septiembre de 1567 -y como el Cautivo presenció las ejecuciones de los condes de Egmont y de Horn, el 5 de junio de 1568-, debemos concluir que su relato en la venta manchega tiene lugar entre 1589 y 1590. Dada la costumbre de Cervantes de indicar la fecha de composición en su propia ficción, los críticos han supuesto que La historia del cautivo fue compuesta en 1589 e incluida posterionnente en Don Quijote 19• Desde esta perspectiva es muy sugesti va la tesis avanzada por 18

Francisco Márquez Villanueva, Personajes y temas del Quijote, Madrid: Taurus, 1975, pp. 98-99. 19 Sobre estas fechas, cf Allen, op. cit.; as! como los comentarios de Francisco Rodríguez Marin en El ingenioso hidalgo Don Q11ijote de la Mancha. vol. Jfl, ed. Francisco Rodríguez Marin, Madrid: Atlas, 1947-1949, p. 171, nota 3; Luis Astrana Marln, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. 11, Madrid: Instituto Editorial Reus, 1949- 1952, pp. 387-388; y Francisco Ayala, > aparece por primera vez en El trato de Argel. drama compuesto por Cervantes después de su regreso de Berberia. Saavedra, el soldado cautivo que funciona como portavoz del autor, emerge en esta obra en medio de un gran número de personajes históricos y de ficción. Al representar el modelo épico del cautivo cristiano que afinna su fe y patriotismo incluso frente a la muerte, el personaje Saavedra sugiere una imagen idealizada del yo creada por Cervantes durante el cautiverio con miras a afianzar su propia supervivencia psíquica. Como ha planteado Ciriaco Morón Arroyo, «Cervantes tuvo la experiencia más dura y más enriquecedora que puede tener el hombre: el cautiverio. Estar cautivo es vivir intensamente la experiencia de que no debes contar jamás con el próximo instante» 24 • El encuentro con la muerte marca radicalmente El trato de Argel, obra que inaugura la insistente repetición de testimonios literarios cervantinos sobre su experiencia argelina. Este drama no sólo representa un testimonio personal y colectivo sobre las vicisitudes de la esclavitud en Argel sino que surge, simultáneamente, en Cervantes como un fruto del trauma del cautiverio. Como he planteado en estas páginas, el trauma implica haber sido traspasado por la muerte, haberla vivido de alguna manera. Es Saavedra, un alter ego de Cervantes, quien recita uno de los más hermosos versos de indudable sabor autobiográfico en esta obra dramática: Cuando llegué cautivo y vi esta tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno

21 /bid., pp. 26-27. Francisco Rodríguez Marín plantea que Miguel de Cervantes pudo haber ido a la escuela en Córdoba con Gonzalo Cervantes Saavedra; cf. su ensayo «Los Cervantes cordobeses que no son parientes del autor del 'Quijote,' lo son en grado lejano», Estudios cervantinos, Madrid: Atlas, 1947, pp. 158-164. 24 Ciriaco Morón Arroyo, Nuevas meditaciones del Quijote. Madrid: Gredos, 1976, p. 139.

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304 tantos piratas cubre, acoge y cierra, no pude al llanto detener el freno que a pesar mío, sin saber lo que era me vi el marchito rostro de agua lleno 25 •

Si Saavedra encama los valores de la Espaiia de Felipe 11, también representa claramente al ex cautivo Miguel de Cervantes, incluso quizás encama los atributos que le permitieron soportar su largo cautiverio. Cervantes le otorga de nuevo el nombre «Saavedra>> al héroe de El gallardo español, una comedia histórica probablemente escrita entre 1597 y 1606, en la época en que el escritor estaba componiendo su obra maestra. Esta comedia dramatiza el ataque turco-berberisco al presidio espaiiol de Orán, en 1563, por las tropas de Hasan Pachá, el hijo de Barbarroja (c. 15171570}- un homónimo del renegado veneciano Hasan Pachá-. Recordemos que unos meses después de su liberación, entre mayo y junio de 1581 , Cervantes viajó a Orán en una misión realizada para los servicios secretos de Felipe 11 26• AJlí se entrevistó con el Gobernador de Orán, don Martín de Córdoba, a quien el excombatiente de Lepanto debió de haberle contado su largo cautiverio en Argel, así como sus dos intentos de fuga hacia Orán, el primero en 1576, y el segundo en 1578 -éste sería el tercer intento de fuga de Cervantes de su prisión argelina. En su segunda tentativa de evasión, planeada en 1578, Cervantes le envió una carta al gobernador de Orán, en la que le solicitaba ayuda para escapar del baño del bey (gobernador) de Argel, Hasan Pachá, junto con varios caballeros cristianos. El moro amigo que lleva la carta fue apresado a las puertas de Orán, devuelto a Argel a manos de Hasan Pachá y, finalmente, empalado. Por su parte, el cautivo Cervantes estuvo a punto de perder la vida en este episodio 27• Don Martín de Córdoba conocía bien el baño del bey de Argel, pues años atrás habla sido prisionero

2 '

Miguel de Cervantes, Obra completa, vol. Il, El trato de Argel. ed. Florencia Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid: Alianza, 1996, Jornada 1, vv. 396-403; en adelante citado por acto o jornada y versos. 26 Krzystov Sliwa, ed., Documentos de Mig¡¡el de Cervantes Saavedra. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1999, pp. 120- 12 1; sobre esta misión a Orán, cf Jean Cazanave, «Cervantes a Oran, 158 1», Société de Géographie et d 'Archéologie d'Oran, 43 ( 1923), 215-242. 27 Canavaggio, op. cit.. pp. 98-99.

Una erótica de la creación: «La historia del cautivo»

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de los argelinos 28 • A su vez, don Martín debe de haberle relatado a Cervantes la historia de la heroica resistencia española en el presidio de Orán durante el asedio de 1563 (I'rato, 1.396-403), resistencia evocada por el futuro autor en su drama El gallardo español, cuya acción tiene por telón de fondo la intrépida defensa de la ciudad contra los turcos. De hecho, don Martín de Córdoba habla sido uno de los héroes de esta épica resistencia contra los ejércitos otomanos.

PASAJES, MÁRGENES, FRONTERAS

Más allá de la experiencia común del cautiverio vivida con veinte años de distancia aproximadamente, el soldado de Lepanto y el héroe del sitio de Orán parecen haber tenido otros puntos de contacto. El gobernador de Orán era un hombre de frontera, esa opresiva frontera entre la España cristiana y el mundo musulmán que, con la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, en 1492, se desplazó hacia las costas africanas. La toma de Granada parece ser retrospectivamente el último episodio de una larga saga. Sin embargo, la Reconquista de la Peninsula Ibérica se prosiguió en la conquista del Norte de África. El estrecho de Gibraltar no se contemplaba como una frontera natural sino como un lazo entre dos zonas que habían estado unidas durante mucho tiempo. Así, desde fines del siglo xv, los españoles se dedicaron a la conquista de los pueblos costeros africanos. La visión de un mundo hispano-cristiano más allá de la Península surge claramente en el testamento de la reina Isabel la Católica (1504), quien alienta a sus súbditos a continuar la lucha contra el Islam conquistando el norte de África 29 . Gracias 28

Capturado en la trágica derrota de Mostaganem (1558), en la que su padre, el conde de Alcaudete y gobernador de Orán, perdió la vida, Don Martin de Córdoba fue apresado junto con miles de soldados españoles. Poco después, intentó organizar una rebelión entre los esclavos de Argel. Fue delatado y miles de cautivos fueron ejecutados. Su rescate costó la enorme suma de 23.000 escudos de oro; cf Diego de Haedo [sic Antonio de Sosa], Topografía e historia general de Argel, vol. 11, Ed. Ignacio Bauer y Landauer, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1929, pp. 96-97, en adelante citada como Topografia . 29 Cf el capitulo 1 de este estudio para un resumen de estos temas. Cf también el notable estudio de M. J. Rodríguez Salgado, Un imperio en transición: Carlos V. Felipe 11 y su mundo, 1551-1559, Barcelona: Crítica, 1992, pp. 476-486.

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a la financiación de aristócratas destacados, del clero y de las ciudades, que también aportaron la mayor parte de los recursos humanos constituidos generalmente por voluntarios, los españoles lograron adueñarse de pueblos costeros en Ja costa del Magreb, adonde construyeron presidios: Melilla (1497), Mazalquivir (1505), Peñón de Vélez (1508), Orán (1509), Mostaganen, Tremecén, Peñón de Argel y Bujía ( 151 O). Estas plazas se consideraban como bases para la conquista del interior. La frontera hispánica mediterránea se desplazó, por tanto, en el siglo xv1 hasta el Norte de África. En la década de 1570, esta frontera político-religiosa estaba constituida por la misma cuenca mediterránea y, en particular, por los presidios españoles norteafricanos. El más importante de estos presidios era el de Orán, que se erguía como una isla en medio de Jos territorios enemigos de las costas norteafricanas. Heridos de muerte en virtud del poco apoyo e interés mostrado por Carlos V y posteriormente por Felipe Il, los presidios norteafricanos irían cayendo paulatinamente ante el empuje de los musulmanes. A mediados del siglo xv1, de las conquistas originales españolas sólo quedaban Melilla, Mazalquivir, Orán y Bujía. Entre estos bastiones del poder hispano-cristiano, Orán se había erigido en la nueva frontera en la cruzada española contra el Islam. Una relación sobre un desafio entre moros y cristianos, publicada en Sevilla en 1554, efectivamente aclara que los caballeros cristianos tienen que pelear continuamente «en Orán porque es frontera» 3 En su Tesoro de la lengua castellana .o española, Covarrubias define el ténnino «frontera» como «la raya y término que parte dos reinos, por estar el uno frontero del otro». De la misma manera, el adjetivo «fronterizo» se usaba en el siglo xv1 para calificar a los individuos que servlan en las fro nteras, especialmente a los soldados que guardaban estos territorios. La oposición y contigüidad evocadas por estas definiciones hallaban un eco en la vida de los presidios norteafricanos, donde los soldados españoles establecían relaciones con sus vecinos beréberes o moros y, a la vez, peleaban contra estos enemigos. Si por un lado, los gobernadores de Orán habían cultivado cuidadosamente la amistad de las tribus locales de Tremecén, creando una red de alianzas que constituían una frontera o estado tapón a su alrededor, por otro, por

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30 Citado por Augustin Redondo, «Moros y moriscos en la literatura española de los años 1550-1580», Judeocon versos y moriscos en la literatura del Siglo de Oro, Actas del «Grand Séminaire» de Neuchátel, Neuchátel, 26-27 de mayo de 1994, ed. Irene AndresSuárez, Parts: DifTusion Les S elles Lettres, 1995, p. 59.

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medio de las constantes razzias y expediciones de castigo al otro lado de estos limites, se habían convertido en una fuerza importante en la política del Magreb. Como su padre y hermanos, don Martín de Córdoba fue un «soldado fronterizo». Esto lo asocia con el protagonista de El gallardo español de Cervantes. El héroe de la comedia El gallardo español, don Femando de Saavedra, es un hombre de frontera que fluctúa entre el enclave español de Orán y el aduar en el que vive la bella mora Arlaxa. Como típico hombre de frontera, don Femando responde al reto lanzado por un moro y cruza al campo enemigo, donde fraterniza con el adversario e incluso se viste de moro. Pese a ello, durante el ataque a Orán, el héroe se vuelve contra los moros y defiende heroicamente el presidio cristiano amenazado (Trato, I.396-403). Su ambigua situación es acentuada por la pregunta que se repite sin tregua en Orán: «¿Que sea moro, don Femando?», pregunta que se responde con una afirmación: , el rey de Granada intenta convencer al cautivo con ofertas tentadoras: «Calles, calles, Sayavedra, / cese tu melancolía; / tómate moro si quieres / y verás qué te daría:/ darte he villas y castillos I y joyas de gran valía» (vv. 26-28). Dentro de la tradición difundida por estos romances, el heroísmo de Sayavcdra consiste en mantener su fe cristiana a pesar de estas promesas. El Romancero lo consagrará a la fama, haciéndolo morir en una emboscada. 31

Rafael Sánchez Saus, «Los Saavedra y la frontera con el reino de Granada en el siglo xv», Estudios sobre Málaga y el Reíno de Granada en el V Centenario de la Conquista, Málaga: Servicio de Publicaciones, Diputación Provincial de Málaga, pp. 163-182. 39 Maria Soledad Carrasco Urgoiti, The Moorish Novel: «El Abencerraje» and «Pérez de Hita», Boston: Twayne, 1976, pp. 43-46. 40 Aunque el hecho histórico de los romances de «Rio Verde» se remonta a 1448, estos romances fueron compuestos años más tarde, después de la muerte de don Alonso de Aguilar a manos de los moriscos insurgentes en Granada, en 1501; cf Luis Seco de Lucena, Discurso de apertura. Universidad de Granada: curso 1958-1959, /nvestigaciones sobre el romancero: Estudio de tres romances fronterizos. Granada: Universidad de Granada, 1958.

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La reaparición del nombre «Saavedra» en la comedia El gallardo español de Cervantes, obra que destaca la dramática atracción de la frontera en relación con su héroe, sugiere que Saavedra es una encarnación de la frontera. Como hemos visto, Saavedra evoca los linderos culturales y geográficos entre Jos territorios cristianos y musulmanes. El problema de la frontera y de los individuos que vivían en esas zonas fronterizas, ni aquí ni allá -o aquí y allá a la vez- , recuerda el período de marginación, o período liminar, descrito por el antropólogo Victor Turner en su estudio de los ritos de pasaje• 1• Tumer ha definido este período liminar como una situación interestructural que constituye una transición entre estados. El término estado se define aquí como «una condición relativamente fija o estable», que incluye un estatus legal, una profesión, un rango, o un grado; pero, también, un estado mental o emocional en que puede encontrarse un individuo o un grupo, en un tiempo particular. Muchos ritos de pasaje tienen períodos liminales bien desarrollados. Este estado de transición es un proceso que supone una transformación 42. El estado de cautiverio, así como la situación de los soldados que vivían en los límites entre dos culturas, transformaba a estos individuos en seres transicionales «O personas liminales», cuyo estatus recuerda el período liminar intrínseco a casi todos los ritos de pasaje. Como la persona liminar en los ritos de pasaje, que «ya no es clasificada y que, a Ja vez, no ha sido todavía clasificada» 43, tanto Jos cautivos como los soldados fronterizos en el Norte de África habían sido arrancados de un punto en una estructura social fija para entrar en un período ambiguo o zona liminar. Como arguye Turner, la persona liminar no está ni viva ni muerta desde un punto de vista, y está, a la vez, viva y muerta, desde otro, definición que se asemeja a las descripciones de Cervantes y de Antonio de Sosa acerca del cautivo como un ser jurídica y socialmente >, para utilizar el refranero colombiano- y que, sin embargo, es ambas cosas a la vez. Esto explicaría su identificación con Aurelio, un personaje fronterizo en El trato de Argel, y su rechazo simultáneo de la posición oscilante de este personaje a través de Saavedra, el doble de Aurelio (y de Cervantes) en esta obra. Desde esta perspectiva, podríamos pensar en el cautiverio de Cervantes -e incluso, en los efectos traumáticos del mismo-, como un rito de pasaje, un tipo de pasaje transicional a través de las fronteras del Imperio Español y de los confines geopolíticos y culturales del Mediterráneo, transición que le permitió al sujeto Cervantes «crecem y convertirse en otra persona. La frontera, así, tiene un lugar privilegiado en la compleja red de slmbolos de nuestro autor, como lo confirman los personajes que ostentan el nombre o apellido «Saavedra>> en su producción literaria. «Saavedra» también apunta a otra frontera en Cervantes, a saber, la línea que cruza el corpus y el cuerpo del escritor y, más concretamente, el simbólico apellido que adoptó después de su retomo de Berberia 44• 44

Cervantes pudo haber usado el apellido Saavedra en Argel, en una carta en Jatin escrita por el doctor Antonio de Sosa al papa Gregorio Xlll y a varios gobernantes europeos.

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UN SEGUNDO NOMBRE

A partir de 1586, aproximadamente seis años después de su regreso de Argel, Cervantes comenzó a aftadir el apellido Saavedra a su nombre, en documentos relacionados con su matrimonio con Catalina Palacios Salazar. Todo indica que «Saavedra>>fue un nombre libremente escogido por Cervantes después de su liberación, y que esta elección apunta a una compleja red de significantes, en particular a problemas de identidad derivados del trauma del cautiverio. Así, el 9 de agosto de 1586, en Esquivias, Miguel de Cervantes Saavedra firmó una carta dotal en la que reconoce haber recibido la dote asignada a su esposa, Catalina de Palacios Salazar, y en la que promete administrar adecuadamente estos bienes. En una segunda escritura firmada el mismo día, su suegra Catalina de Palacios nombró a Miguel de Cervantes Saavedra «administrador absoluto de toda su hacienda>> 4 s. Ocho meses después, en T~ledo, el 28 de abril de 1587, Miguel de Cervantes Saavedra le concedió un poder general a su mujer Catalina Palacios Salazar con plena autoridad para hacer negocios en su nombre y para representarlo legalmente 46. Al no haber logrado una posición en Castilla, Cervantes se aprestaba a viajar a Andalucía, donde trabajaría durante diez años aproximadamente como nuevo comisario general de abastos para las galeras de Felipe n. En casi

Entre las veintinueve firmas de cautivos de varias naciones está la de Miguel Cervantes Saavedra. Este memorial, que atestiguaba sobre el comportamiento heroico del rescatador de cautivos Jorge de Olivar, fue reproducida por Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, vol. ll. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897-1902, pp. 379-380; ej. Antonio de Sosa «a Gregorio Xlll», Fray Bernardo de Vargas, Cronica Sacri et militare Ordinis B. Mariae de Mercede, redemptionis captivorvm [... ], Panonni: Apud IoaMem Baptistam Maringum, 1622, pp. 107-109; la carta fue incluida en Fray Francisco de Neyla, Gloriosa fecundidad de la Virgen Maria en el campo de la Católica Iglesia [... ], Barcelona: Rafael Figueró, 1698, pp. 191- 195. Ambas obras fueron editadas tras el apogeo de Cervantes en 1605, cuando el autor era ya conocido como Miguel de Cervantes Saavedra, por lo que es posible que et apellido Saavedra haya sido añadido a su finna. •s Sliwa, op. cit., pp. 138- 143; Pérez Pastor, op. cit.. p. 98 y ss. '6 Sliwa, op. cit., pp. 143-146.

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todas las cartas y documentos finnados en Sevilla y en otras villas andaluzas después de 1587, su nombre aparece como Miguel de Cervantes Saave-

dra 47. La adición de un segundo nombre -un apellido que no correspondía a la familia inmediata- resulta significativa en un hombre que acababa de cumplir los cuarenta años y que se habla casado con una mujer casi veinte afios menor -el matrimonio de Cervantes se celebró el 12 de diciembre de 1584. La importancia de esta acción debe ser señalada, aunque Ja adopción de un apellido distinto al del propio padre no constituía un hecho demasiado estrambótico en Ja España del siglo xv1. Los criminales cambiaban a menu· do de nombre y de apellido, de la misma manera que Jos conversos procesados por la Inquisición -cuyos nombres se fijaban a los sambenitos colgados de los muros de las iglesias- se veían obligados a adoptar nuevos apelativos. La costumbre general que permitía a un individuo asumir un apellido diferente al de su padre es puesta de relieve por numerosas novelas y comedias del Siglo de Oro. En Ja misma línea que Cervantes, el escritor y dramaturgo Vélez de Guevara (1579-1644), cambió su nombre de bautizo, Luis Vélez de Santander, por el de Luis Vélez de Guevara, nombre por el cual es hoy conocido 48 • Vale añadir que el cambio de apellido en Vélez de Guevara obedece también a una experiencia traumática de su juventud. La transmisión de patronímicos en Ja nobleza o baja nobleza castellana seguiría cursos complicados y a menudo imprevisibles hasta incluso más allá del siglo xvm. En general, el apellido paterno se reservaba para el primogénito y los demás hijos mayores, mientras que el resto de Ja prole recibfa otros apellidos del linaje, como los de la madre y parientes cercanos. Magdalena, Ja propia hermana de Cervantes, asumió como adulta los apellidos Pimentel de Sotomayor en vez del patronímico Cervantes que le había sido otorgado

47 Sobre Saavedra, cf Francoise Zmantar, «Miguel de Cervantes y sus fantasmas de Argeb>, Quimera, 2 de noviembre de 1980, 31-37; y, por la misma autora, «Saavedra et les captifs du Trato de Argel de Miguel de Cervantes», l 'autobiographie dans le monde hispanique, Actes du Col/oque lnternational de la Baume-les-Aix, I 1-13 Mai 1979, Aix-enProvcncc: Université de Provence, 1980, pp. 185-203. 48 Cervantes alude con afecto a Vélez de Guevara, a quien llama «quitapesares»: «Topé a Luis Vélcz, lustre y alegría/ y discreción del trato cortesano,/ y abracéle, en Ja calle, a medio día>>, Viaje del Parnaso, v. 394-ó, en Cervantes, Poesías completas, op. cit.. vol. I, p. 175.

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en el bautizo 49 • A su vez, la madre de Cervantes, Leonor de Cortinas, adoptó el patronímico de su propia madre, quien, por su parte, tomó el de su padre. Para ilustrar estas complejidades, consideremos el caso del noble Nicolás de Ovando, amante de Andrea de Cervantes, hermana de Miguel. Nicolás recibió el ilustre patronímico de su madre, María de Ovando, en vez del de su padre, Luis Carrillo, pese a ser el primogénito. El apellido de la madre era más prestigioso so. El resto de la prole recibió diferentes apellidos: algunos se llamaron Carrillo, otros Ovando, y el tercer hijo se llamó Berna! Francés de Zúñiga, en honor del abuelo paterno, un famoso capitán de los Reyes Católicos si . El nombre del arquitecto Juan de Herrera puede servir de otro ejemplo: sus padres eran don Pedro Gutiérrez de Maliaño y María Gutiérrez de la Vega, y su abuelo se decla Ruy Gutiérre.z de Maliaño de Herrera 52• Notemos, sin embargo, que estas prácticas nobiliarias relacionadas con el otorgamiento de apellidos no explican el uso del apellido Saavedra por parte de Cervantes en su vida y en su ficción . Hay algo más. El apellido Saavedra parece reivindicar nuevas paternidades, como la que asumió Cervantes en su Prólogo a las Novelas ejemplares: «Estas [novelas] son mías propias [ ... ]; mi ingenio las engendró y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa»s3• Desde una perspectiva vital y biológica, sin embargo, «Saavedra» es también el nombre que Cervantes le otorgó a Isabel, la hija natural que tuvo con la actriz Ana Franca. En los documentos recogidos por Pérez Pastor, la niña es llamada Isabel de Saavedra. Ella debió esperar hasta 1608, año de su segundo matrimonio, para que los dos apellidos de su padre le fueran finalmente conferidos, como lo confirma la carta de pago de su dote, donde aparece como «Isabel de Cer-

~9 Curiosamente, Sotomayor era un apellido de la rama de los Cervantes Saavedra de Córdoba: le pertenecía a Alonso Cervantes de Sotomayor, un hennano de Gonzalo Cervantes Saavedra. 50 Ovando era descendiente del famoso gobernador de Indias en la Española, Nicolás de Ovando ( 1502-1509), quien introdujo el régimen de encomienda de los indios. si Astrana Marin, op. cit., vol. 11, pp. 44-45. sl Ángel de los Ríos, Ensayo histórico, etimológico y filológico sobre los apellidos castellanos desde el siglo X hasta nuestra Edad, Madrid: Imprenta de M. Tello, 1871, p. 60. jJ Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares, vol. I, ed. Hany Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 52.

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vantes y Saavedra, [... ] hija legitima de Miguel de Cervantes Saavedra» 54 • De paso, notemos que la composición y puesta en escena de El trato de Argel (ca. 1581-1583) coincide aproximadamente con el nacimiento de Isabel de Saavedra - alrededor de 1584. Cervantes contrajo matrimonio con Catalina de Salazar en diciembre de ese año. Para resumir: el lustro ocurrido entre 1581 y 1586 fue crucial para Cervantes. Marcó su regreso a España después de su misión secreta a Orán en 1581; su re inserción en la sociedad española después de una ausencia de doce afios, cinco de los cuales transcurrieron en los baños de Argel; la composición y puesta en escena de El trato de Argel y La Numancia, además de otras comedias aplaudidas por el público madrilefio; y la publicación de su primera novela La Galatea (1585). Tres sucesos cruciales cruzaron la intensa actividad literaria de este período: el nacimiento de su hija natural Isabel, que sin duda mantuvo en secreto; su matrimonio con Catalina de Salazar, en 1584; y la muerte de su padre, Rodrigo de Cervantes, en 1585. La muerte del padre, como afinnó Freud, es «el acontecimiento más importante, la pérdida más desgarradora en la vida de un hombre» ss. Ciertamente, la muerte del padre sumergió a Freud en un intenso período de duelo que lo llevó a realizar un auto-análisis y a escribir un libro sobre los sueños 56• En un articulo esclarecedor sobre la muerte y la crisis del mediodia, Elliot Jaques ha demostrado que, alrededor de los cuarenta años, se produce una crisis enonne causada por la realización de que no hay suficiente tiempo de vida, crisis acentuada por la muerte de los padres, que usualmente ocurre en esta época s1• En ciertos individuos especialmente dotados, esta crisis resulta en una liberación de posibilidades que permite que aquel o aquella que era meramente creativo o creativa se convierta finalmente en un creador o creadora, y que Ja persona que ya era un genio cambie de inspiración e, incluso, de géneros de producción. Para crear, como aduce Didier Anzieu, es siempre necesario matar a alguien de una manera imaginaria o simbólica. El 54

Pérez Pastor, op. cit., vol. 1, pp. 131 -137, 147-155; énfasis mío. ss Sigmund Freud, Prólogo a la 2.1 edición de La interpretación de los sueños, Obras completas, ed. James St:racbey, trad. José L. Etcheverry, vol. IV, Buenos Aires: Amorrortu, 1976, p. xxvi. l6 Didier Anzieu, El autoanálisis de Freud: descubrimiento del psicoanálisis. trad. Ulises Guiíiazú, México: Siglo Veintiuno, 1980. 51 Elliot Jaques, «Death and the Mid-Life Crisis», lntemational Journal of PsychoAnalysls, 46 (1965), 502-514.

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proceso se facilita si alguien acaba de morir, porque podemos matar a esa persona sin culpa 58 . No sabemos si el proceso de duelo por la muerte del padre puso en marcha en Cervantes un trabajo de intensa elaboración psíquica que tuvo efectos liberadores para su creación. Su adopción del apellido Saavedra, sin embargo, se dio en esta agitada etapa de su vida. Podemos asumir, en consecuencia, que más allá de la compleja red simbólica que el patronímico «Saavedra» invoca en Ja obra del escritor alcalaíno, su adopción por parte de Cervantes se encuentra vinculada tanto a Ja muerte del padre, como al nacimiento de nuevas ilusiones. Me explico mejor: la adición del apellido Saavedra surgió durante un fértil período de producción literaria -como indican las veinte o treinta comedias puestas en escena por Cervantes en las fases iniciales de su carrera y la publicación de La Galatea (1585}-. Más especificamente, Saavedra emergió en el contexto de dos empresas inaugurales: es el nombre del héroe en la primera obra dramática de Cervantes, y también el nombre otorgado a su primera y única hija, Isabel. Los primeros documentos que llevan los dos apellidos --> a su propio patronímico Cervantes, y soldando as! los yoes escindidos que aparecen como entidades separadas en su ficción. Esta operación recuerda la adopción de un nuevo nombre por parte del contemporáneo de Cervantes, el Inca Garcilaso de la Vega, un individuo que Cervantes pudo haber conocido durante sus excursiones andaluzas 67 • En una serie 66

Sliwa, op. cit., pp. 225-226; Astrana Marin, op. cit., vol. IV, pp. 455-456. Entre 1587 y 1590, el trabajo de Cervantes lo llevó a lugares cercanos a Córdoba y Montilla, donde pudo haber conocido al Inca Garcilaso. En septiembre de 1587, cumpliendo órdenes de la Corona, el comisario de los suministros de las galeras del Rey, Miguel de Cervantes Saavedra, cogió el trigo y el grano que pertenecía a algunos canónigos prebendados de Ja iglesia de Écija, por lo que fue excomulgado; cf Canavaggio, op. cit., 67

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de cambios de nombres ocurridos a lo largo de varios años, el Inca Garcilaso se despojó de su nombre de bautizo Gómez Suárez de Figueroa y adoptó el nombre de su padre Garcilaso de la Vega. Luego añadió el gentilicio de los parientes de su madre, Inca, de manera que, al final de su vida, se había convertido en el Inca Garcilaso de la Vega, famoso autor de los Comentarios reales de Jos Incas. Max Hemández ha esbozado la compleja red de substituciones y restituciones que llevaron al Inca Garcilaso a asumir sus orígenes, adoptando un nombre y un patronímico escogidos por si mismo 68• De manera similar, la adopción del apellido Saavedra por parte de Cervantes está inscrita en un horizonte de memorias, de esperanzas y de deseos. Es bajo el nombre de Miguel de Cervantes Saavedra con el que el autor de Don Quijote legaría su creación a la historia, con la obra maestra que lo consagrarla ante la posteridad.

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SAAVEDRA: UN GRITO DE GUERRA

Antes de concluir esta sección, quisiera sustentar mis argumentos mediante el esbozo de algunos puntos sobre la constitución de los nombres y patronímicos en la España moderna, discusión con la que pretendo iluminar el problema del segundo apellido adoptado por Cervantes. A fines del siglo ex en España y otros países europeos, el nombre propio ya no era suficiente para distinguir a unos individuos de otros. Los patronímicos aparecieron durante este período, bajo la forma de un adjetivo terminado en ius, o de un genitivo del nombre del padre, costumbre posiblemente derivada de la tradición judía o musulmana: Femández, hijo de Femando, Sánchez, hijo de Sancho, Rodríguez, hijo de Rodrigo, etc. En el siglo xru estas denominaciones eran cada vez más comunes, por lo que se comenzó a añadir al patronlmico

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pp. 162-163. Por la misma época, el Cabildo de Montilla se habla opuesto al envio de otro comisario de Córdoba, quien debla reclutar hombres para la Armada. El 19 de julio de 1587, el Cabildo eligió a Garcilaso de la Vega para representarlos ante el rey, y prohibió al comisario entrar en la ciudad de MontiUa; ej. Raúl Porras Barrenechea, El Inca Garcilaso en Montilla (1561-1614), Lima: San Marcos, 1955; y John Vamer, El Inca: The Llfe and Times ofInca Garcilaso, Austin, Texas: Texas University Press, 1968, pp. 292-294. 68 Max Hemández, Memoria del bien perdido: conflicto, identidad y nostalgia en el Inca GarcUaso de la Vega, Lima: instituto de Estudios Peruanos, 1993, pp. 99-111 .

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un apodo o sobrenombre, como un nombre adicional que evocaba una cualidad moral o física, un defecto, un origen geográfico, o un oficio. En las familias aristocráticas, este apodo era generalmente reemplazado por el apellido que se originaba en el nombre del solar o casa ancestral que pertenecía al jefe de la familia 69. El verdadero solar aristocrático era una gran extensión de terreno, un tipo de latifundium poblado de vasallos que cultivaban la tierra, en cuya parte más prominente se asentaba una casa fuerte o mansión donde habitaba el señor 70• En su entremés El retablo de las maravillas, Cervantes se refiere jocosamente al solar inexistente de un pobre músico, mediante el refrán que definla a la más rancia nobleza en España: «hidalgo de solar conocido» (énfasis mio) 71• Tales casas ancestrales, en efecto, conferían sus apellidos a sus dueños a través de un sobrenombre que se legaba a la descendencia. La pequeña nobleza en la España medieval y moderna ostentaba su nombre de bautizo, seguido por el patronímico y por el apellido -el nombre del solar o casa ancestral- , una denominación similar a la tria nomina nobi/iarum de los romanos. Estos tres apelativos son claramente distinguibles en el aristocrático nombre de Pedro Téllez de Girón, duque de Osuna: Pedro es su nombre individual, Téllez, su patronímico, y Girón, su apellido o sobrenombre, un verdadero apodo que funcionaba como el cognomen romano, es decir, como un sobrenombre individual. El término «apellido» que todavía designa a cada nombre de familia en España y en algunas partes de América Latina tiene, por tanto, un origen aristocrático y, como veremos, guerrero. En efecto, para Covarrubias, «apellido» viene del latín appe/lo -hablar, apostrofar, invocar. El apellido era el grito de guerra o de mutuo reconocimiento de los cristianos durante el período de la Reconquista. Este grito servía para convocar a los guerreros, para darse valor mutuamente durante el combate, para reconocer a los compañeros de armas, para pedir ayuda y para 69 Ángel de los R!os, Ensayo histórico, etimológico y filológico sobre los apellidos castellanos desde el siglo X hasta nuestra Edad. Madrid: M. Tello, 1871, pp. 44-49. 70 /bid., pp. 47-49. Cuando algunos de estos solares se convertian en pueblos o ciudades, las familias cuyos apellidos venlan de ellos tenlan cuidado en establecer la antigüedad del solar en relación con la ciudad; cf Alonso de Ercilla: >, ostentado por el poeta Garcilaso de la Vega y sus ancestros. Este apellido posiblemente se originó en una proeza realizada por un tal Gonzalo Ruiz de la Vega, quien se hizo famoso por haber matado a un moro que desafió a los cristianos al colgar de la cola de su caballo una cinta con la inscripción «Ave María». La historia legendaria se reincorporó al ciclo de romances emanados de la conquista de Granada por Jos Reyes Católicos y recogidos por Ginés Pérez de Hita en sus Guerras Civiles de Granada. El Romancero revivió asf tanto el mítico triunfo sobre el moro desafiante como la historia del apellido que quizás proceda de esta hazaña: «Garcilaso de la Vega/ desde allí se ha intitulado, / porque en la Vega hiziera / campo con aquel pagano» 76• Para Cervantes, sin embargo, el apellido Saavedra no remite a un solar ancestral en una gran propiedad o extensión de terreno, sino más bien a la experiencia catastrófica del cautiverio argelino, experiencia que también incluyó proezas heroicas, como las realizadas por el fabuloso Saavedra del Romancero. Por consiguiente, a través de sus vínculos con un nombre legendario que evoca la valentía y audacia de los soldados fronterizos, el apellido Saavedra proclama la pertenencia de Cervantes al clan de los Saavedra, a la vez que bosqueja un linaje simbólico que asocia al ex cautivo con el héroe de las guerras fronterizas con Granada. El celebrado Saavedra del Romancero fue un soldado aprehendido en franca lid, como Cervantes; más significativo aún, fue un cautivo que resistió las amenazas y las tentaciones 75

Diego Pérez de Vargas fue un personaje histórico que vivió en la época de Femando lll el Santo (1199- 1252). La anécdota aparece en Diego Rodríguez de Almela, Valerio de las historias escolásticas y de España. y en un romance de Lorenzo de Sepúlveda; cf Don Quijote de la Mancha, ed. Luis Andrés Murillo, 1, p. 131, n. 12; Gustave Doré ilustró de manera encantadora este episodio, cf Miguel de Cervantes Saavedra, L 'ingénieux hidalgo don Quichotte de la Manche, trad. Louis Yiardot, avec des déssins de Gustave Dorée, gravés par H. Pisan, Pa.ris: Librairie de L. Hachette et cie., 1863, 2 vols. 76 Ginés Pérez de Hita, Historia de los zegríes y abencerrajes (Primera parte de las guerras civiles de Granada), ed. de Paula Blanchard-Demouge, estudio preliminar e índices de Pedro Correa, Granada, Universidad de Granada, 1999, p. 283.

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del Islam, incluso frente a la muerte. Al adoptar el apellido Saavedra, Cervantes esbozaba un gesto de reconocimiento a un destino compartido. «Saavedra>>, entonces, encarna una experiencia limítrofe: tanto la vivencia del cautivo que sobrevivió al encuentro con la muerte, como la experiencia de vivir a caballo entre las fronteras geográficas y culturales que separaban a cristianos y musulmanes. En el siglo XVT, estas fronteras eran cruzadas por incontables individuos de las islas y costas mediterráneas, renegados que encontraban en tierras musulmanas nuevos horizontes y una vida más lucrativa como corsarios, artesanos, traductores o secretarios de los gobernantes de Berbería. Al adoptar el apellido Saavedra, Cervantes estaría asumiendo la secuencia de tres nombres reservada para la pequeña nobleza castellana: Miguel de Cervantes Saavedra. En esta nueva apelación, «Miguel» es su nombre de bautizo, «Cervantes» su patronímico y «Saavedra>> su apellido -su linaje. Por estas razones, propongo que «Saavedra>> es un apellido en el sentido medieval explicado por Covarrubias: funciona como un clamor o grito de guerra que identifica a Cervantes con las huestes unidas por el sobrenombre Saavedra. Si este apellido aclama los hechos heroicos de Lepanto y de Argel, tanto a titulo individual como colectivo, también atestigua y lamenta simultáneamente la experiencia traumática del cautiverio argelino. El apellido Saavedra esboza, pues, de manera simultánea, una firma, una línea divisoria, una herida sangrante y una geografla en Cervantes. A la vez, este nombre representa el limite fluctuante entre la biografía y la ficción, una frontera en la que lo biológico y lo biográfico se entrecruzan. «Saavedra>> encarna la experiencia limite desde la que la vida es recitada, la oscilante frontera entre el cuerpo y el corpus literario que de ahí surge. En fos confines entre lo biológico y lo biográfico, el apellido Saavedra parece reivindicar nuevas paternidades, como las que asume Cervantes en el Prólogo a sus Novelas ejemplares, un pasaje que ya hemos citado: «Estas [novelas] son mias propias [ ... ]; mi ingenio las engendró y las parió mi pluma» 77• No creo que exista una frase que ilustre mejor la espinosa cuestión de la frontera entre lo biológico y lo biográfico en Cervantes.

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Cervantes, «Prólogo», Novelas ejemplares, op. cit.. vol. l. p. 52.

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CUERPOS: REALES E IMAGINADOS...

La cuestión de Ja frontera entre lo biológico y lo creativo ha sido puesta en entredicho por el psicoanalista Didier Anzieu, quien ilumina las conexiones entre el cuerpo y sus creaciones. Anzieu arguye que crear es dejarse trabajar por los pensamientos conscientes, pre-conscientes e inconscientes, pero también, por el propio cuerpo, o por lo que podríamos llamar nuestro «yo corpóreo», así como por su siempre problemática conjunción y disociación. El cuerpo real, imaginado o fantaseado del artista está siempre presente a través de su obra. Él o ella traza este cuerpo, o sus figuras, en la trama de su creación. Las metáforas del trabajo del sueño y del duelo hablan de una contraparte analógica y complementaria a las actividades corporales en el registro psíquico 78• Hay en la labor de creación de una obra de arte -> 86. El comportamiento de Zoraida hacia su padre ha sido severamente cri-

ticado por Spitzer y otros críticos 87 • Entre ellos, Louis Combet relaciona a Zoraida con Ja mujer fria y severa, de sesgo maternal, que surge como una figura intermediaria entre Ja hetaira y las hero[nas sádicas de Sader-Masoch. A la vez, Helena Percas de Ponsetti ha acentuado la ambigüedad del carácter de Zoraida y el encanto de su «demonio femenino», mientras que Allison Weber interpreta este relato cervantino como una reflexión sobre la dolorosa disolución de los lazos afectivos y endogámicos que ligan a Zoraida y a su padre 88• En otro lugar, he estudiado la representación de Zoraida por el cautivo Ruy Pérez de Viedrna y la metáfora del velo desde perspectivas psicoanallticas y de género 89 • Para apuntalar los argumentos de este capitulo, resumiré, pues, mi anterior estudio de las conexiones entre la historia de Zoraida y Don Quijote.

Arroyo, >, op. cit., p. 89.

Una erótica de la creación: «La historia del cautivo»

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LA CAÍDA DE TÚNEZ Y DE LA GOLETA

Retomo ahora la primera parte de esta historia que enfoca las batallas mediterráneas entre el Imperio Español y el Otomano, en las que participó el soldado Cervantes. Esta sección de La historia del cautivo describe los hitos principales de estos conflictos, comenzando con la Batalla de Lepanto, en 1571, y terminando con la relación hecha por el capitán Ruy Pérez de Viedma sobre la toma de Túnez y La Goleta por los turcos, en 1574. Es así como el relato del Cautivo está enmarcado por los sucesos históricos que inauguraron y clausuraron la propia carrera militar de Cervantes en el Mediterráneo. En 1574, después de haber participado en la Batalla Naval (Lepanto) y en otras campañas mediterráneas contra los turcos, el «soldado aventajado» Miguel de Cervantes comenzaba a preparar su retomo a España. Dicho retorno, como sabemos, se vería frustrado por su captura en la galera Sol, en septiembre de 1575, por los corsarios turco-berberiscos. En este contexto, la versión que ofrece Cervantes de la caída de Túnez y La Goleta se inscribe dentro del marco de sus experiencias personales como soldado en las annadas de Felipe 11, armadas que intentaban controlar las acciones bélicas de moriscos, otomanos y berberiscos en tas fronteras mediterráneas. Así las cosas, el recuento que lleva a cabo el Cautivo de la toma de los fuertes de Túnez y de La Goleta a manos de los turcos evoca una constelación de aniquilación y de muerte que se acrecienta en los sonetos compuestos por el soldado Pedro de Aguilar, e insertos en La historia del cautivo. Hemos visto que la muerte subyace en la narración del Cautivo; asimismo, ella reaparece en los sonetos que alaban el valor de los soldados que dieron sus vidas por Felipe 11 en Túnez y La Goleta. La alusión al soldado-poeta Pedro de Aguilar interrumpe el soliloquio del Cautivo, introduciendo otra voz que rompe la secuencia narrativa de este episodio en Don Quijote. En efecto, los sonetos de Pedro de Aguilar, recitados por uno de los huéspedes de la venta manchega, inauguran un nuevo capitulo de la novela, que incluye las reminiscencias de la vida en Argel narradas por el Cautivo. Este capitulo está marcado por el apellido Saavedra y por la aparición de Ja legendaria belleza argelina, Zoraida, en el texto (DQ 1, 40). Los poemas que lamentan la calda de Túnez y de La Goleta en La historia del cautivo aluden asl a la

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Cervantes en Argel

frontera entre la autobiografía y la ficción, frontera acentuada por la ruptura e n la narrativa. Tal cisura pone de manifiesto también el corte en el hilo de la vida, «corte» que parte la vida en dos, d ejando al sobreviviente con el sentimiento de estar marcado por la muerte. Representado por la na.rrativa y por los poemas que lloran la calda de Túnez y de La Goleta, este encuentro con la muerte está conectado con la metáfora del velo que sirve como emblema de Zoraida en este episodio. Repasemos estos acontecimientos históricos, narrados con precisión por el Cautivo. En julio de 1574, la Armada otomana se presentó ante el puerto de La Goleta y el presidio de Túnez, en el Norte de África, con una fuerza de 250 a 300 navíos, con unos 70.000 soldados a bordo . Los turcos, capitaneados por Siniin Pasha y Alüj Ali, se juntaron con el contingente de tropas dirigido por los gobernadores de Argel, de Trípoli y de Túnez, que avanzaba por tierra. La impresionante Armada otomana, constituida por una fuerza aproximada de 100.000 hombres, lanzó ataques simultáneos desde la tierra y desde el mar, contra Túnez y La Goleta, capturando el presidio de La Goleta, defendido por 7.000 soldados españoles e italianos, el 24 de agosto de 1574 133 . Situada en la ensenada que lleva ese nombre, La Goleta era la fortaleza que protegía el puerto de Túnez, considerado inexpugnable desde que Carlos V tomó esa ciudad en 1535. Después de repetidos asaltos, los soldados cristianos que quedaron en el pequeño fuerte al frente de Túnez se rindieron el 13 de septiembre de 1574 134 • Luchando heroicamente mientras esperaban a que llegaran refuerzos de Italia y de Sicilia, estos soldados pelearon en vano. Pese a las insistentes peticiones de ayuda de don Juan de Austria al Cardenal Granvela para el socorro de Túnez y de La Goleta, el Rey no estaba en condiciones de brindar asistencia, debido a la crisis financiera que afectaba a España. No obstante, don Juan intentó acudir en socorro de La Goleta con un contingente de galeras y tropas de Nápoles y de Sicilia, al mando de don Alvaro de Bazán y de Gil de Andrade, pero estas flotas fueron repetidamente desviadas de las costas de África por tempestades que las forzaron a regresar a Trapanj, en Sicilia. El 31 de agosto de 1574, cuando don Juan llegaba a Palerrno con la intención de zarpar hacia Túnez, deterrrunado a socorre r a los m Las fuerzas árabes y beréberes fueron calculadas en unos 400.000 hombres por Cervantes, sin duda un error. Por su parte, Sosa afirrna que, en julio de 1574, Ramadan Pachá le envió al kapudán pachá Alüj Ali nueve galeras repletas de tropas, artillerla y municiones para el asalto de Túnez y La Goleta; Topografia l, pp. 367-368. 134 Hess, op. cit., p. 95.

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sitiados contra viento y marea, La Goleta ya se había rendido, después de una resistencia heroica en que miles de hombres murieron o fueron capturados por los turcos m. La flemática respuesta de Felipe U a este nuevo desafio llegado de Berberia se explica por la guerra en Flandes, que había agotado el tesoro español, y por el enonne costo de mantener una marina de guerra mediterránea, hechos que sumieron a España en la bancarrota un año más tarde, el l de septiembre de 1575. En 1574, sin embargo, gracias a que Túnez estaba demasiado lejos de España, las fuerzas otomanas devastaron las plazas imperiales e, incluso, retomaron posterionnente, como nos cuenta el Cautivo, para destruir la fortaleza de La Goleta (DQ I, 40). En una lacónica referencia a estos eventos, incluida en su Memorial de 1590 al Consejo de Indias, Cervantes manifiesta que, después de Navarino (1572), estuvo presente en Túnez y La Goleta 136 • El sentido exacto de esta frase será aclarado enseguida. Es en La historia del cautivo. sin embargo, donde el escritor se muestra más elocuente que nunca, contándonos lo que pasó entre la anterior expedición de don Juan de Austria a Túnez, en octubre de 1573, en la que participó como soldado Cervantes, y la catástrofe de agosto y septiembre de 1574. Hay algo más: Cervantes Je dedica dos sonetos a la caída de los presidios de Túnez y La Goleta, llorando las grandes pérdidas sufridas por los hombres que defendieron las plazas imperiales. Gracias a la detallada narración de estos sucesos por parte del Cautivo, podemos deducir que el soldado Cervantes desembarcó con las tropas cristianas en La Goleta en octubre de 1573, cuando don Juan tomó el fuerte y la ciudad de Túnez, colocando a un gobernador indígena, Muley Muhammad, hermano del antiguo rey Muley Harnida, como gobernador de Ja población mora y berébe.r - algo equivalente a un protectorado 137 • Años después, en El viaje del Parnaso. Cervantes corroborarla su participación en estas acciones bélicas. Al describir su llegada al puerto de Cartago, en ese viaje ficticio al Parnaso, rememora la heroica hazaña de don Juan de Austria:

n.

IH Astrana Marin, op. cit.. vol. pp. 411 -4 15; Femand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe 11, vol. 11, trad. Mario Monteforte Toledo,

Wenceslao Roces y Vicente Simón, México: Fondo de Cultura Económica, 2001, pp. 660661; Relación del sargento Go. Rodríguez de la Goleta, 26 de julio de 1574 (AGS, Estado 1063, 46). 136 Sliwa, op. cit.. pp. 225-226. 137 Braudel, op. cit., p. 645.

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Cervantes en Argel Donde con alta de soldados gloria y con propio valor y airado pecho, 138 Tuve, aunque humilde, parte en Ja victoria •

En la saqueada Túnez, sin embargo, don Juan pennaneció sólo ocho días, ordenando la construcción de un enonne fuerte que dominara y señoreara la ciudad 139• Ese fuerte no se tenninaria, lo que ayudó a la toma de Túnez por los turcos un año después. Desde la conquista de Túnez por Carlos V, en 1535, el fuerte de La Goleta habla pennanecido bajo el control imperial. Afortunadamente el soldado Cervantes no quedó entre los 8.000 hombres de la guarnición dejada en La Goleta después de la ofensiva de don Juan de Austria en 1573. Antes bien se embarcaría con los soldados de don Lope de Figueroa y probablemente pasaría parte del invierno en Cerdeña. Esta movida lo salvarla de un encuentro aciago con la muerte. Por medio de las palabras del Cautivo, Cervantes aplaude la heroica defensa de Túnez y La Goleta por parte de sus soldados, al mismo tiempo que denuncia al Estado español por no acudir en ayuda de los sitiados. Aludiendo impllcitamente a la critica surgida en España en respuesta a esta chocante derrota, el Cautivo se pregunta: «Si en La Goleta y en el fuerte apenas había siete mil soldados, ¿cómo podía tan poco número, aunque más esforzados fuesen, salir a la campaña y quedar en las fuerzas contra tanto como era el enemigo? ¿Y cómo es posible dejar de perderse fuerza que no es socorrida, y más cuando la cercan enemigos muchos y porfiados, y en su mesma tierra?» (DQ I, 39). La intrépida resistencia de los soldados que defendían estos presidios españoles es reivindicada por Cervantes, quien afinna que, en veintidós asaltos otomanos contra el fuerte de Túnez, un pequeño contingente de tropas españolas e italianas·logró matar a 25.000 enemigos; sólo 300 hombres en este fuerte sobrevivieron el ataque de los turcos (DQ I, 39) 140. Cer-

lll Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, Obras completas, ed. Ángel Valbuena Prat, vol. I, Madrid: Aguilar, 1975, p. 74. 139 /bid.; cj Carta de don Juan a Granvela, La Goleta, 18 de octubre de 1573 (AGS, Estado, leg. 1063, 114). 140 La alta cifra de muertos entre los turcos es plausible. Una carta de un agente genovés afirma que, en esa expedición, los turcos perdieron «15.000 remeros y soldados muertos de enfermedades, además de los 50.000 que han perecido en La Goleta y Túnew, rumores posiblemente exagerados, aunque no carentes de toda verdad; cj Braudel, op. cit., p. 653.

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vantes estaba entre las tropas de don Juan de Austria que intentaron llegar en vano con refuerzos para salvar a Jos hombres acorralados de La Goleta. La información que brinda el Cautivo acerca de estas batal las mediterráneas es exacta, hasta en la descripción de la guerra de trincheras empleada por los turcos y Jos nombres de los personajes más importantes en estas campañas. Del lado imperial: don Juan Zanoguera, un valiente capitán de Valencia; don Pedro Portocarerro, el general de La Goleta que murió de pena camino de Constantinopla, donde lo llevaban cautivo; y Gabrio Cervellón (Cerbelloni), el general del Fuerte de Túnez, «valentísimo soldado». Al mencionar las grandes pérdidas sufridas por los lideres militares de alta alcurnia, el Cautivo destaca Ja muerte de Pagán Doria --caballero de San Juan de Malta y hermano del almirante Juan Andrea Doria- decapitado a traición por los árabes y beréberes que lo ayudaban a escapar 141 • Entre los que se perdieron o fueron capturados en este desastre, cuenta el Cautivo, estaba un soldado llamado don Pedro de Aguilar, que era galeote como él en una galera turca. Originario de un pueblo de Andalucía, don Pedro de Aguilar «habla sido alférez en el fuerte [de Túnez], soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento; especialmente tenía especial gracia en lo que llaman poesía>> (DQ l, 39). Este esclavo aparentemente componla poemas mientras remaba y el Cautivo, que compa.rtía su banco como galeote, se había aprendido de memoria dos de estos sonetos dedicados a la derrota de Túnez y La Goleta. La posibilidad de que un galeote escribiera poemas, diarios o narraciones autobiográficas a bordo no es, de hecho, inverosímil. Aurelio Scetti, un galeote florentino que peleó en la Batalla de Lepanto, dejó un manuscrito sobre sus experiencias, entre 1565 y 1576, en las galeras del Gran Duque de Toscana. Éstas eran las galeras de la Orden Militar de San Esteban, una orden militar de corsarios cristianos fundada por Cosimo de' Medici, y construida de acuerdo con el modelo de la Orden de los Caballeros de San Juan de Mal-

141

Cf la carta de don Juan de Austria al cardenal Granvela, 3 de agosto de 1574, lamentando la pobre defensa de estas plazas por don Pedro Puertocarrero, asl como la relación de don Juan de Zanoguera sobre la derrota de Túnez y de La Goleta; documentos reproducidos por Francisco Rodríguez Marin en «La pérdida de la Goleta y el fuerte», Apéndice XVIU, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, vol. IX, ed. Rodríguez Marln, Madrid: Al.las 1949, pp. 240-261; AGS, Estado, leg. 450.

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Cervantes en Argel

ta y de las órdenes militares españolas 142 . Sus metas eran las de liberar a Jos cristianos cautivos en Berbería, extender la fe cristiana y, sobre todo, mantener una dinámica presencia naval italiana en el Mediterráneo, donde Jos piratas navegaban a sus anchas. Scetti fue condenado a muerte por un crimen cometido en 1565; su sentencia, empero, fue conmutada por la de galeote en las galeras de la Orden de San Esteban. Durante doce años, entonces, el músico y galeote Scetti fue componiendo una narración autobiográfica que envió a francisco I de' Medici, en 1577, con miras a ser perdonado y liberado del remo en las galeras toscanas. Como narrativa de su triste odisea marítima, las memorias de Scetti son ante todo una rica y vívida historia de las actividades de la flota toscana en un momento fascinante de la lucha entre Jos poderes mediterráneos. Sus veinte capítulos, probablemente escritos mientras los galeotes descansaban en los puertos durante el invierno 143, cubren la historia de las guerras mediterráneas entre 1565 y 1576, desde la perspectiva de las galeras toscanas y de sus aliados en guerra con los musulmanes. De hecho, Scetti se halló presente en la fugaz toma de Túnez por don Juan de Austria, en octubre de 1573, asalto sin consecuencias en el que también participó el soldado Cervantes. Hablando del pillaje de la ciudad por la soldadesca italiana y española, el florentino Scetti se permite una critica a sus compatriotas: «Los españoles estuvieron mucho mejor que los italianos, ya que los últimos continuaban saqueando la ciudad mientras que los primeros

142

The Journal of Aurelio Sce//i, a Florenríne Galley S/ave ar Lepanto (1565-1577).

ed. y trad. de Luigi Monga, Temple, Arizona: Arizona Center for Medieval and Renaissance Studies, 2004; cf también la edición italiana de este tex10, edilada por Luigi Monga, Galee toscane e corsari barbareschi: il diairo di Aurelio Scetti, galeotto florentino (15651577), Fornacette, Pisa: CLD, 1999. l•l Los galeoies ten!an cierta libertad de movimiento en algunos puertos, especialmenle en el invierno. En Toulon, por ejemplo, se les permitía moverse por la ciudad, encadenados de dos en dos, y vender los artículos que confeccionaban en su tiempo libre: bolsos de mano, cintos de cuero, mondadientes, medias de seda o de lana. A menudo, se les daba permiso de trabajar para empresarios privados o de tocar instrumentos musicales en las ventas locales por unas monedas. Para una conmovedora descripción de la vida a bordo de una galera de Toulon a Civitavecchia en el invierno de 1630, cf Jean-Jacques Bochard, «Voyage de Paris a Rome», Oeuvres Completes, vol. I, ed. E. Kancel, Turin: Giapellí, 1976, pp. 39-135; para las descripciones anteriores, cf las pp. 80-83 y 99- 117. En Argel, los galeotes descansaban del remo durante la temporada de invierno, pero eran asignados a trabajos forzados en las canieras, en el campo, o en las obras de construcción de la ciudad.

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se organizaron, preparándose para cualquier eventualidad» 144 • Como Cervantes, Scetti menciona las figuras más importantes de estas guerras: don Juan de Austria, don Álvaro de Bazán, Marcoantonio Colonna, Juan Andrea Doria, Cosimo y Francisco de Medici, Ali Pasha y Alüj Ali, entre otros 14s. Su narrativa traza los movimientos de varios grupos de corsarios cristianos en el Mediterráneo de mediados del siglo xvt a la vez que ilumina los datos que ofrece La historia del cautivo sobre estos conflictos. Como el diario del florentino Scetti, La historia del cautivo de Cervantes se construye sobre el telón de fondo de las guerras mediterráneas de los 1570 contra los turcos, de modo que las reminiscencias del Cautivo resultan rigurosamente históricas. Astrana Mario y Oliver Asín han identificado a Pedro de Aguilar como un auténtico soldado que peleó en Túnez, en 1574. Como lugarteniente en la compañía comandada por el capitán Lope Hurtado de Mendoza, Pedro de Aguilar aparece en un registro de «[la] gente que se perdió en el fuerte de Túnew -el registro se refiere a los que murieron, o a los que fueron capturados y hechos esclavos en ese ataque 146 • Puesto que la infonnación anónima sobre la caída de La Goleta también incluye una colección de poemas, Pascual de Gayangos se la atribuyó al soldado Pedro de Aguilar, mencionado por Cervantes en su relato. Sea como fuere, los poemas incluidos en La historia del cautivo fueron sin duda compuestos por el pro-

144

The Journal ofAurelio Sce1ti, op. cit., p. 141. Otros cautivos y galeotes españoles e italianos escribieron sus memorias, como consta en la monumental obra de Albert Mas, Les turcs dan.s la /iuérature espagnole du Siecle d 'Or. París: Centre de Recherches Hispaniques, 1967, 2 vols. Entre estas obras, vale citar la de Diego Galán: Relación del cautiverio y libertad de Diego Galán, natural de la villa de Consuegra y vecino de la ciudad de Toledo, ed. Miguel Ángel de Bunes y Mallas Barchino, Toledo: Diputación Provincial de Toledo, 2001 ; hay otra edición, basada en un manuscrito posterior reelaborado por Galán, que se conserva en la Biblioteca Pública de Toledo; cf. Diego Galán, Cautiverio y trabajos de Diego Galán, natural de Consuegra y vecino de Toledo (1589-1601), ed. Manuel Serrano y Sanz, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1913. 146 Astrana Marín, op. cit .. vol. 11, p. 41 9; Asín, op. cit.. p. 309. El nombre de Pedro de Aguilar aparece en un listado inserto en las Memorias del cautivo en la Goleta de Tiínez, ed. Pascual de Gayangos, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Espaiioles, 1875. Astrana Marín menciona a otros individuos con este nombre, tales como un cierto Pedro de Aguilar, testigo del último testamento de Isabel de Cervantes o Isabel de Saavedra, el 19 de septiembre de 1652. 145

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Cervantes en Argel

pío Cervantes y adscritos a un alter ego, siguiendo la costumbre inaugurada por la aparición de Cide Hamete Benengeli en sus textos. Ahora bien: la lírica descripción que hace el Cautivo de la pérdida de Túnez y de La Goleta está marcada por la insistente repetición del verbo perderse, que acentúa la dimensión sobrecogedora de estas derrotas: Perdióse, en fin, La Goleta, perdióse el fuerte [ ... ). Perdióse primero la Goleta, tenida hasta entonces por inexpugnable, y no se perdió por culpa de sus defensores [... ]. Y ¿cómo es posible dejar de perderse fuerza que no es soconida? [... ). Perdióse también el fuerte [ ...). Rindióse a partido un pequeño fuerte o torre que estaba en mitad del estaño (DQ l, 39).

Hay una intima relación entre este pasaje ominoso y la frase con la que el Cautivo introduce posteriormente al supuesto autor de los sonetos dedicados a la capitulación de La Goleta: - marca su diferencia. Mediante su intenninable desplazamiento de los hechos, la oblicua escena de reconocimiento recuerda la historia infinitamente diferida del retomo del ex cautivo Ricaredo en La española inglesa, y su encuentro final con Isabela en el momento en que ella está a punto de tomar el hábito en un convento. Mi examen del regreso de Antonio, el «bárbaro español», a su patria chica, en el Persiles, demuestra que en estos pro40

41

lbid., p. 333. /bid., p. 337.

«Anudando este roto hilo»

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cesos testimoniales, conscientes o inconscientes, lo que importa en última instancia no es el simple establecimiento de los hechos sino la experiencia misma del atestiguamiento, la vivencia personal del testimonio. En esta escena crucial, Cervantes presenta el testimonio, incluso el testimonio ficticio (literario) o artístico, como una crisis que conecta la narrativa con la historia.

«UNA LICIÓN DE LAS COSAS DE ARGEL»

El retorno del desterrado a su patria se reitera, de manera sesgada, en el capitulo siguiente del Persiles que relata el episodio de los ex cautivos que regresan a España (libro Ill, capítulo 1O). Siguiendo el modelo exmbido por el episodio anterior, entre otros pasajes relevantes de la obra de Cervantes, la historia de los falsos cautivos enfatiza la recreación y la simultánea evasión de la escena del cautiverio. En el Persi/es, las mentiras que resultan ser íntimas verdades apuntan a la insistencia escurridiza del trauma, a sus vínculos con el olvido. Como sugerirla acertadamente Borges, siglos después de Cervantes, el olvido es una de las formas posibles de la memoria. Es a través de este olvido semivoluntario cómo el trauma parece ser experimentado en esta novela. La escena que vamos a analizar alude a la problemática cuestión de la memoria y del olvido en el trauma. No es fortuito quizás que estos problemas surjan en el Persiles, obra que representa una variación constante sobre el ejercicio de la memoria y sobre su función en el arte de escribir novelas, como ha planteado Aurora Egido 42 • El relato que nos interesa en el Persiles es el de los falsos cautivos que aparecen entre los peregrinos recién llegados a «un lugar, no muy pequeño ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo», como afirma el narrador anónimo que introduce este pasaje 43• La fórmula cervantina por antonomasia -- debe alertarnos en cuanto a la significación de este texto. La característica frase y la curiosa intromisión del yo del na42

Aurora Egido, «La memoria y el arte narrativo del Persiles», Nueva revista de filología hispánica, 2 ( 1990), 62 1-641. Cf tambi~n su libro Cervantes y las puertas del sueño: Estudios sobre La Galatea, El Quijote y El Persiles, Barcelona: Publicaciones Universitarias, 1994, donde se reproduce este ensayo. 41 Persiles X, 3, p. 343.

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Cervantes en Argel

rrador-«un lugar[ ...] de cuyo nombre no me acuerdo»-, no sólo relaciona este episodio del Persiles con la frase inaugural de Don Quijote, sino también con La historia del cautivo, donde se reitera esta expresión 44 • Más aún, Ja cuestión de recordar y de no recordar que pone de manifiesto este pasaje del Persiles está conectada con el problema de mirar y de no mirar hacia atrás, que marca la aparición del nombre Saavedra en el relato del Cautivo. Ese «no me acuerdo», o incluso un «no quiero acordarme», subyace en el episodio de los falsos cautivos, marcándolo con el signo de la otredad. La frase citada apunta claramente a las asociaciones entre el trauma y el olvido. Como ha explicado Caruth, - está implícitamente relacionada con el corte que trunca la línea de la experiencia vital, un sentimiento ligado a la impronta de la muerte que marca la experiencia traumática. Estas ficciones aluden al «corte en el hilo de la vida» causado por el trauma, al «nexo roto», como Robert Jay Lifton denominó a su estudio sobre la muerte y la continuidad de la vida 48• Si bien Cervantes frecue ntemente se refiere al hilo «cortado» o al «hilo roto» de la vida, es en el Persiles, novela que revela Ja percepción inminente de la muerte por parte del autor, donde esta metáfora adquiere un significado conmovedor.

~7

Astrana Marln, op. cit., p. 440. Robert J. Lifton, The Broken Connection: On Death and rhe Conti11uity of Lije. Nueva York: Basic Books, 1983. 41

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Cervantes en Argel

La alusión al «hilo cortado» (¿de la vida?, ¿de la narración?) introduce el episodio de los dos extranjeros vestidos con el hábito de los que han regresado recientemente de Berbería. Mientras exhiben un gran lienzo en el que se despliega un mapa de la ciudad de Argel, los ex cautivos recitan la historia de su cautiverio en esa urbe con la esperanza de recolectar una limosna de la audiencia compasiva. Cuando Periandro y Auristela llegan con su grupo de peregrinos al pueblo mítico de cuyo nombre el narrador no se acuerda, los forasteros de veinte años más o menos están explicando la gran pintura de Argel a la multitud reunida en la plaza del pueblo. Como testimonio de su pasada desdicha exhiben dos largas cadenas, que mantienen a su lado. Uno de los forasteros, de voz clara y lengua hábil, haoe crujir de vez en cuando un vergajo que sostiene en su mano, ruido que 78 • En este encuentro con un otro yo más joven que nos recuerda al doble literario de Borges, en «El otro» del Libro de arena, Cervantes instituye su yo literario como un hilo que se forja en los limites entre Ja autobiografia y Ja ficción, un hilo que se entreteje a Jo largo de sus diferentes textos. Este yo del autor que se instaura como enlace de sus textos, confirma, como nos recuerda Canavaggio, «la notable coherencia del mito personal impuesto por Cervantes, por medio del cual el autor se revela y se esconde a la vew 79 • El último abrazo de Cervantes al estudiante que representa su pasado introduce el célebre adiós a sus lectores que surge de la metáfora del hilo roto: «Tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga Jo que a mí me falta y lo que se convenía. ¡Adiós gracias; adiós donaires; adiós regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en Ja otra vida!». Su despedida del ingenio, la risa y Ja invención que marcaron su vida y su obra se enlaza con las palabras finales del prólogo, que señalan los nexos entre la metáfora del hilo roto y la creación. El conmovedor adiós del escritor a sus lectores pone de relieve estas asociaciones. La intima conexión entre las recreaciones traumáticas y las obras de ficción estudiadas en este libro -especialmente, la espléndida aventura de los falsos cautivos- confirman los lazos entre el «hilo roto» y la producción literaria de Cervantes. Por lo demás, Ja frase que expresa el adiós final del escritor al estudiante que se aleja por el puente de Toledo -puente simbólico que evoca el corte entre la vida y la muerte- acentúa los lazos entre el «hilo roto» de la narración y el corpus literario de Cervantes: «Dejóme tan mal dispuesto como él iba caballero en su burra, a quien habla dado gran ocasión a mi pluma para escribir donaires [ ... ]. Tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga Jo que aquí me falta y Jo que se convenía>>ªº. En esta última despedida de sus lectores, Cervantes corrobora que la metáfora

71

Persiles, p. 48.

79

Canavaggio, op. cit.. p. 71. Persiles, p. 49.

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Cervantes en Argel

del hilo roto -el hilo roto por los acontecimientos traumáticos~ está también fuertemente ligada a su escritura. Al enfrentarse con la muerte, Cervantes intentó, entonces, unir el hilo roto de su vida, el cual estaba inextricablemente entretejido con su invención literaria. La obras de Cervantes, en efecto, retoman obsesivamente a esta metáfora para referirse a las vicisitudes de la narración: entre otros personajes cervantinos, Cardenio, en Don Quijote, se refiere al «roto hilo de mi desdichada historia» (DQ I, 27); en la misma novela, Cide Hamete Benegeli habla del «rastrillado, torcido y aspado hilo» de la historia (DQ I, 28); y, en El coloquio de los perros. Berganza se refiere al «roto hilo de mi cuento» 81• Entreveradas con los acontecimientos «que nos cortan el h.ilo», estas hebras son parte del extraordinario tapiz creado por Cervantes a lo largo de su vida con los fragmentos y reminiscencias de su cautiverio en Argel. No obstante, el roto hilo nunca sería anudado: en vez de esto, se uniría con «el hilo de su dulce vida» (Trato, 111.1517-8), que pronto sería cortado por «las inexorables Parcas», como dice Margarita en El gallardo español 82 • Estas historias sólo pueden ser contadas en un lenguaje literario, un lenguaje que desafia y que, a la vez, apela a nuestra comprensión.

11

Miguel de Cervantes, El coloquio de los perros, Novelas ejemplares. vol. 11, op. cit.. p. 307. 12 Miguel de Cervantes, El gallardo español, Obra completa, vol. X.111, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, op. cit.. 11.2088-89. De las tres Parcas, Cloto, Láquesis y Átropos, la última era la encargada de cortar el hilo de la vida, un tema retomado por Cervantes en sus obras dramáticas El rufián dichoso, El trato de Argel y la Numancia.

CRONOLOGÍA

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1493 1494

1499 1499-1501 1500-1501 150 1-1502

1504 1505 1509

Conquista de Constantinopla por los turcos otomanos. Advenimiento de Femando de Aragón y de Isabel de Castilla. Sitio de Granada por las fuerzas de los Reyes Católicos Fernando e Isabel. Conquista del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos. El 2 de enero, el depuesto gobernante Boabdil presenta a Fernando las llaves de la Alhambra, y el crucifijo y estandarte real son alzados sobre la torre más alta de la ciudad. Boabdil y unos 6.000 musulmanes de Granada parten para África. Bendición papal a una cruzada africana contra el Islam dada por Ale· jandro VI. El Papa autoriza el tributo conocido como la cruzada para pagar esta guerra. Se inicia la polltica de conversiones forzadas y de bautizos masivos de la población musulmana por orden del cardenal Cisneros. Primera revuelta de las Alpujarras encabezada por la población musulmana de Granada. Rebelión de las Alpujarras sofocada. A la población musulmana de Granada se le da a escoger entre la emigración o la conversión, primero en Granada y luego en Castilla (1502). Muerte de Isabel de Castilla. Solicita en su testamento que se conri· núe la conquista del África y la guerra contra el Islam. Conquista de Mazalquivir por las fuerzas espai'íolas comandadas por el cardenal Cisneros. Cruzada y conquista de Orán por el cardenal Cisneros y Pedro Navarro.

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Toma de Bougie y de Trípoli por los españoles. Muerte de Femando de Aragón. Arüj Barbarroja conquista Argel y mata a su gobernante Selim ben Tumi. Muerte de Arüj Barbarroja en el sitio de Tremecén por los españoles. Carlos 1 de España, nieto de los Reyes Católicos Femando e Isabel, es elegido Emperador del Sacro Imperio Romano. Toma de Belgrado por Süleyman el Magnifico. Süleyman invade Hungría y destruye la armada húngara. Sitio de Viena por Süleymán. Khair ad-Dio Barbarroja toma el Peñón de Argel, llave de la ciudad, y funda el estado de Argel bajo la protección otomana. Los Caballeros de San Juan de Jerusalén son establecidos en Malta y Trípoli por Carlos V. Khair ad-Din Barbarroja se convierte en kap1,dan pachá de Ja armada turca. Conquista de Túnez por la armada otomana comandada por Barbarroja. Khair ad-Din Barbarroja y su armada asolan las costas italianas, tomando muchos prisioneros. Tercer ataque contra Argel lanzado por Carlos V. La flota imperial es totalmente destruida por una tormenta. La tripulación y los soldados sobrevivientes que logran salir a nado son masacrados por las tribus beréberes de Argel. Nace Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares, el 29 de septiembre (¿?). Cuarto hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas. Toma de Trípoli de los Caballeros de Malta por la armada otomana. Abdicación de Carlos V. Advenimiento de Felipe 11 al trono. Se prohíbe a los moriscos de Granada escribir y hablar en árabe, usar sus trajes típicos, sus baños públicos, sus ritos matrimoniales y su música tradicional. Muerte de Carlos V. Muerte del conde de Alcaudete, gobernador de Oran, en la derrota de Mostaganem por los turco-berberiscos. Miles de soldados españoles son capturados. Cervantes estudia con Juan Lópcz de Hoyos en Madrid. inicios literarios. Madrid, capital del reino.

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413 Muere Isabel de Valois, esposa de Felipe ll. Segunda rebelión de las AJpujarras en Granada. Los lideres moriscos piden ayuda a los gobernantes otomanos y turco-berbe.riscos. Miguel de Cervantes acusado de haber herido a un tal Antonio de Sigura. Miguel llega a Roma en septiembre. Tres poemas compuestos por Cervantes aparecen en una colección dedicada a la muerte de Isabel de Valois, editada por Juan López de Hoyos. Alüj Ali, beylerbey de Argel, manda soldados y armas a los rebeldes de Granada. Miguel de Cervantes al servicio del cardenal Acquaviva en Roma. Don Juan de Austria y sus ejércitos aplastan ta rebelión de los moriscos en las Alpujarras. Moriscos expulsados de Granada y diseminados por toda España. Conquista de Chipre por los turcos. La Santa Liga, constituida por Venecia, España y la Santa Sede, bajo el comando de don Juan de Austria. Miguel de Cervantes se embarca en la galera Marquesa que pertenece a la armada cristiana comandada por don Juan de Austria. La Batalla de Lepanto tiene lugar el 7 de octubre, en el golfo de Lepanto (Grecia). Las armadas cristianas obtienen Ja victoria sobre las huestes otomanas, encabezadas por Ali Pachá. Cervantes herido en Lepanto. Convalecencia en Mesina (Sicilia). Cervantes ascendido a soldado aventajado. Toma parte en las campañas mediterráneas contra los turcos, comandadas por don Juan de Austria, incluyendo la de Navarino. Cervantes participa en las expediciones de don Juan de Austria contra los turcos en el norte de África. Conquista de Túnez por don Juan. Cervantes entre las tropas españolas que atacan la ciudad. La armada turco-berberisca comandada por Alüj Ali Pachá ataca a Túnez y La Goleta. Calda de estos fuertes y masacre de los soldados españoles e italianos. En su viaje de regreso a España, Miguel de Cervantes y su hermano Rodrigo son capturados por los corsarios turco-berberiscos cerca de la costa de Cataluña. Los hermanos comienzan su cautiverio en Argel. Primera tentativa de evasión de Cervantes por tierra. Abandonados por el moro que los guiaba a Orán, los fugiti vos se ven forzados a regresar al baño de Argel. Cervantes maltratado y puesto en cadenas.

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Cervantes escribe los sonetos laudatorios para la historia de la caída de Túnez y de La Goleta compuesta por Bartholomeo Ruffino de Chiambery en los baños. La galera San Pablo de la Orden de Malta es atacada por corsarios argelinos el primero de abril. El doctor Antonio de Sosa y 290 pasajeros a bordo, entre los que hay varios Caballeros de San Juan de Malta, son capturados. Hasan Pachá, beylerbey de Argel. Rodrigo, hermano de Miguel, es liberado por los mercedarios en agosto. Segunda tentativa de evasión de Miguel, conocida como el episodio de la cueva. Miguel es capturado, llevado ante Hasan Pachá y encadenado en el baño. Tercera tentativa de evasión de Cervantes. Saca una carta de contrabando del baño, dirigida al gobernador de Orán, don Martín de Córdoba, pidiéndole ayuda para escapar de Argel. El moro que lleva la carta es apresado y empalado por el bey. Hasan Pachá ordena que le den a Cervantes «dos mil palOSl>. Cervantes es probablemente salvado por la intervención de Hiiiji Murad. Cuarta tentativa de evasión de Cervantes, que implicaba a 60 fugitivos. Los conspiradores son denunciados por el doctor Juan Blanco de Paz. Cervantes es recluido en la prisión para moros de Hasan Pachá. El 6 de noviembre, Cervantes manda una carta y varios poemas compuestos en prisión al cautivo Antonio Veneziano, confinado en el baño de Hasan. Cervantes es rescatado por los padres trinitarios el 19 de septiembre. El documento notarial conocido como Información de Argel es presentado entre el 10 y el 22 de octubre. El doctor Antonio de Sosa testifica que Cervantes compuso poesías y otras obras durante su confinamiento y que se las mostraba. Cervantes regresa a España por Valencia. Felipe 11, rey de Portugal. Cervantes en Lisboa. Misión secreta a Orán. Solicitud de canje del corsario Amaut, prisionero en Castilnovo de Nápoles, por el doctor Antonio de Sosa, cautivo en Argel, denegada por el virrey de Nápoles. Antonio de Sosa es finalmente liberado (¿octubre?). Cervantes en Madrid. Primera solicitud de un puesto en Indias. Escribe El trato de Argel(¿?). Comienza los testimonios literarios de su cautiverio.

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415 Compone La Galatea. El doctor Antonio de Sosa en Madrid. Numancia (¿?). Amores con Ana Franca de Rojas. Nacimiento de Isabel de Saavedra. 12 de diciembre, se casa en Esquivias con Catalina de Salazar. Aparece la primera parte de La Galatea. Retomo al tema del cautiverio. Muere Rodrigo, padre de Miguel. Cervantes comienza a usar el apellido Saavedra en documentos legales. Partida para Sevilla. Comisiones en Écija. Comisiones para el suministro de la Armada contra Inglaterra. Derrota de la Armada Invencible. Cervantes solicita de nuevo un puesto en Indias. Escribe La historia del cautivo, luego incluida en Don Quijote. Testimonio literario de su cautiverio. Encarcelado en Castro del Río. Fin de las comisiones andaluzas. Comienza un trabajo como recaudador de impuestos en Granada. Saco de Cádiz por Howard y Essex. Cervantes encarcelado en Sevilla por haber depositado dineros del Estado con un banquero que huyó después de caer en la bancarrota. Muerte de Ana Franca, madre de Isabel de Saavedra. Muerte de Felipe Il. Advenimiento de Felipe lll. Gobierno del duque de Lerma. Muere Rodrigo, hermano de Miguel, en la batalla de las Dunas en Flandes. Miguel inicia un periodo de fértil creación literaria en Toledo y Madrid. Traslado de la corte a Valladolid. Cervantes en Valladolid. Termina de escribir Don Quijote. Aparece la primera parte de Don Quijote. El libro tiene un éxito inmediato. Isabel de Saavedra casa con Diego Sanz. La corte regresa a Madrid. Cervantes sigue con su familia. Muere Diego Sanz. Isabel de Cervantes Saavedra casa con Luis de Molina. Se inicia la expulsión de los moriscos.

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Miguel frecuenta los cenáculos literarios en Madrid. Diego de Haedo publica la Topographia, e historia general de Argel, compuesta por el doctor Antonio de Sosa en Argel.

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Novelas ejemplares.

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inglesa. Viaje del Parnaso.

Retomo al tema del cautiverio en El amante liberal y en La española

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La segunda parte del El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, compuesta por Femández de Avellaneda, aparece en Tarragona. Ocho comedias y ocho entremeses. Retomo al tema del cautiverio en los baños de Argel, El gallardo español y La gran sultana. Aparece la segunda parte de Don Quijote de la Mancha en Madrid. Dedicatoria del Persiles al conde de Lemos, finnada el 16 de abril. Retomo al tema del cautiverio en el Persiles. Cervantes muere en Madrid el 22 de abril. Publicación póstuma del Persiles.

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