CENTINELAS DE LA SIERRA. LAS TORRES DE LA SIERRA DEL SEGURA ALBACETEÑA

July 24, 2017 | Autor: J. Simón García | Categoría: Edad Media, Castillos Medievales
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Descripción

Nº 6 · Año I

ierra V S

Periódico Comarcal de la Sierra del Segura

Ayna · Bogarra · Elche de la Sierra · Férez · Letur · Liétor · Molinicos · Nerpio · Paterna del Madera · Riópar · Socovos · Yeste

Precio 2 €

Ejemplar gratuito. Edición bimestral.

pág 33

especies endémicas de nuestra sierra

encierros, verbenas y actividades culturales

Fiestas

sierra del segura egura

en la

atalayas

Vigilantes de la historia pág 36

cañadillas

centro comarcal de emergencias pág 28

pág 24

J. Luis Sánchez

Tío Román

Joven corredor Molinicos referente circuito provincial.

Una vida ligada a la música tradicional en Nerpio y la Sierra.

Pag. 30.

Pag. 31.

TRADICIONES

DESARROLLO RURAL

El gran escultor Salzillo muy presente en la Sierra.

Mostramos rutas ligadas a la etnografía comarcal.

Rutas gps por la Sierra del Segura. Nueva Web comarcal.

Pag. 45.

Pag. 34.

Pag. 32.

CULTURA

ZOnas de BaÑO de nuestros ríos

pág 39

36

SierraV

JULIO AGOSTO 2012

tradiCioNeS

Llama poderosamente la atención que la zona mas montañosa de la provincia de Albacete sea el espacio donde se encuentra el mayor número de castillos y torres de época medieval. La función de estos edificios se ha puesto en relación con la vigilancia de un territorio, la protección de sus moradores, el control de las vías de comunicación y la necesaria prontitud en la alerta de defensa ante las incursiones de enemigas. Sin embargo, mientras que entorno a los castillos se desarrollaron las villas y pueblas que han llegado hasta nuestros días, las numerosas torres de la sierra quedaron abandonadas y aisladas, como centinelas que aún hoy en día siguen oteando el horizonte.

Torre de Vizcable. Foto_J.L. Simón.

J.L. Simón García Universidad de Alicante

Mucho se ha escrito de su relación visual, según la cual su emplazamiento respondía al intento de crear una red de vigilancia que a través de señales, como el humo de día y la luz del fuego de noche, les permitían trasmitir de forma rápida la alerta sobre un peligro inminente, dando tiempo de este modo a preparar las tropas en los castillos y refugiar a la población y el ganado de la zona. Es frecuente y habitual que los hechos históricos no sean tan sencillos como parece, y que en muchos casos las respuestas sean algo más complejas. Hasta la fecha no se ha podido ex-

Torre de Moropeche. Foto_J.L. Simón.

cavar científicamente ninguna de las torres serranas y son muy pocos los castillos en donde se han efectuado catas arqueológicas, por lo que los datos proceden habitualmente de las fuentes documentales, muy escasas y generalmente de finales del siglo XV, y del análisis de la tipología y morfología de los edificios. Conocemos por la Relación Topográfica de Felipe II de 1575 y 1579, de la existencia de torres y castillos que se encontraban despobladas en la época y de otras que han desaparecido, o al menos sus restos no son visibles hoy en día, como las de Nerpio, Férez, Sujayal, Yetas, Jutia, que solo podrán ser rescatadas en futuras

excavaciones arqueológicas. Por tanto no nos queda otra, al menos por el momento, que manejar los datos objetivos y evidentes que disponemos, huyendo de conjeturas sin base científica alguna. En primer lugar hoy en día vemos un conjunto de castillos y torres que seguramente no fue coetáneo. Algunas de ellas fueron anteriores a otras y su construcción estuvo motivada por circunstancias históricas diferentes. Algunas serían de época musulmana, construidas en épocas de los reinos de taifas o en momentos de las dinastías africanas de almoravides y almohades, otras pudieron erigirse en el momento de la conquista cristiana de la zona, tanto por la Orden de Santiago como por el Concejo de Alcaraz, y alguna pudo levantarse bien entrado el siglo XV, ante la proximidad de la frontera del reino nazarí de Granada. Es decir, que lo que hoy vemos es la superposición en el paisaje de construcciones de diferentes épocas. En segundo lugar y como dato que apunta en la dirección anteriormente expuesta, es evidente y manifiesto el empleo de diferentes técnicas constructivas, lo cual posee un valor cronológico, tal y como se ha podido estudiar en otros territorios. Las efectuadas en tapial de hormigón parecen ser las más antiguas, como las de Bogarra o El Mencal, en Paterna de Madera, cuyo origen parece claramente islámico, y a las que se podría sumar la Torre de Ha-

ches. Con posterioridad, entre el mundo islámico y la conquista cristiana, se construyen torres mediante tapial de piedras y tongadas de mortero. En este grupo se pueden apreciar claramente dos tipos, las torres de planta cuadrada, de tres o cuatro plantas de altura, por lo que suelen ser muy esbeltas, que en ocasiones disponen de una pequeña cerca o cortijo en su entorno, como las del Llano de la Torre, Vizcable o la del Morcillar o de La Huerta, y las de planta rectangular de solo una o dos plantas, con terraza almenada, mucho mas compactas, como las de Torre Pedro, Moropeche, Lugar Nuevo, Paules o

Torre Pedro. Foto_J.L. Simón.

Cortijo León. Es difícil saber por el momento si responden a periodos o funciones diferentes, en especial por la proximidad de unas a otras, pero con casi toda probabilidad sus diferencias responden a tiempos y hechos diversos. En tercer lugar los estudios de territorio muestran que en la mayoría de los casos no existe una visibilidad o conexión visual entre ellas, excepto si se complementasen con puestos de atalayas y almenaras naturales, en cuya cumbre un solo hombre prendería una pira de leña. De no ser así, y evidencias no existen, el control que realizan las torres del

tradiCioNeS

por tres o cuatro soldados, con un oficial al frente, que en ocasiones se complementan con algunos mastines, tal y como lo describen los documentos de la época. La mayoría de las torres tuvieron una vida efímera, como lo muestra la inexistencia de niveles arqueológicos en su entorno y las escasas referencias en los documentos conservados, en especial en los relacionados con la recaudación tributaria. En la mayoría de los casos se citan tan solo para fijar la delimitación de concejos o encomiendas, como ocurre con las de Yeste y Nerpio o Socovos y Moratalla.

Torre de la Huerta o del Morcillar. Foto_J.L. Simón.

territorio y de los caminos que cruzan su entorno es muy limitado, y como prueba de ello son las correrías y saqueos efectuados por partidas de moros nazaríes, como El Chucho, a mediados del siglo XV. En cuarto lugar un estudio del emplazamiento de las torres muestra que no buscaron emplazamiento inexpugnables desde el punto de vista defensivo, sino tan solo lugares elevados sobre el valle circundante, lo que en algunos casos supone que estén bajo el hostigamiento de puntos más elevados, al alcance de armas tan comunes en el época como las ballestas, circunstancia que no pudo pasar inadvertida a sus constructores. Ante estos datos evidentes sur-

Torre del Llano de la Torre. Foto_J.L. Simón.

gen las preguntas básicas de cualquier observador que las contemple, ¿cuándo se construyeron? ¿quien las edifico? ¿qué función desempeñaron?. Por desgracia los investigadores estamos lejos de dar una respuesta científica veraz y fiable, en especial, y como ya hemos señalado, por la falta de estudios arqueológicos que aporten pruebas irrefutables, por lo que por el momento tan solo podemos aventurar hipótesis más o menos fundadas en los datos recabados y en los paralelos con otros territorios. A falta de efectuar un análisis pormenorizado de cada una de ellas, hay una serie de rasgos generales que parece relacionar a la gran mayoría de torres de la Sierra del Segura. Junto a las

torres no se desarrollaron cortijos, caseríos o aldeas, pero en su entorno inmediato, generalmente valles con campos de cultivo irrigados por arroyos o ríos, se han constatado un buen numero de alquerías y aldeas que por sus topónimos o evidencias arqueológicas estuvieron habitadas entre los últimos momentos de la presencia islámica y las primeras décadas de la conquista cristiana. La falta de preocupación defensiva de muchas torres, apuntan a que el principal enemigo no procede de territorios lejanos, desde donde llegarían tropas muy superiores a la capacidad defensiva de las torres, sino de un peligro más próximo y cercano, que sería posible contener o superar con una simple torre y una escasa guarnición, compuesta normalmente

Con estos y otros datos analizados durantes años creemos que podemos plantear la relación existente entre el grueso de las torres de la sierra con unos acontecimientos históricos concretos. La rápida conquista de la sierra por las tropas de la Orden de Santiago en 1242, por orden del entonces infante Alfonso, posteriormente Alfonso X El Sabio, y que posteriormente donará a la orden militar en agradecimiento por su papel en la conquista del Reino de Murcia, supondrá que la Orden de Santiago tendrá que controlar y administrar un extenso territorio muy montañoso, abrupto y escarpado, en el cual habita una población musulmana que en un primer momento permanece en las alquerías que había ocupado en los últimos siglos, y de la cual obtendrá los impuestos agrícolas y ganaderos con los que pagar a sus tropas, pero de la cual se desconfía, tanto por la posibilidad de revueltas

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campesinas, como por la ayuda que podrían dar a las partidas de moros procedentes de la Sierra de Cazorla. La solución, rápida y económica más viable, será la construcción de torres de bajo coste, efectuadas por alarifes musulmanes, que con una escasa guarnición sea capaz de controlar a la población de su entorno, instalando a los colonos cristianos en el entorno de los castillos, más seguros y donde la mayoría de la población islámica ha sido desalojada. La presión impositiva de los cristianos sobre la población islámica y el incumplimiento de los pactos de rendición, provocó la Revuelta Mudéjar de 1264-1266 en todo el Reino de Murcia, cuya represión supuso la huida de grandes contingentes de musulmanes hacia el Reino de Granada. La posterior despoblación y la proximidad de la frontera granadina dejo sin función a la mayoría de torres, muchas de las cuales quedaron abandonas, lo que explicaría la mayoría de las características y circunstancias que hemos expuesto con anterioridad. Su investigación y recuperación, con un coste reducido, permitiría disponer de un recurso turístico y patrimonial de primer orden, con múltiples usos y que beneficiarían social y económicamente a medio y largo plazo a las poblaciones de su entorno. Quizás solo falta tomar las decisiones oportunas por aquellos que tienen la potestad para ello.

Torre de Haches. Foto_J.L. Simón.

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