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Descripción

CELULAS Y COSMOS “En el centro de cada célula de nuestro cuerpo hay un núcleo y hay muchos millones de células en el cuerpo humano. Hay células de diferentes clases. Le célula es una organización curiosa. Instintivamente desempeña las mismas funciones que el cuerpo ejecuta en conjunto. La célula digiere alimentos y oxígeno; elimina su desperdicio y se reproduce. Se ha dicho que cada célula tiene su mente propia y el núcleo de la célula bien puede corresponder al cerebro y al sistema nervioso, los que gobiernan todos los actos desempeñados, bien por instinto o por elección. La célula tiene sus hechos propios de valor y de miedo. También imita al cuerpo del que es una parte. Si el individuo es valiente, cada célula de su cuerpo es valiente. Si el individuo es miedoso, las células son miedosas. Las Células obran por medio de la mente subconsciente. De ahí que si educamos esta mente subconsciente, por medio de la sugestión, podemos obligar a estas células para que obren del modo que deseamos.

La memoria subconsciente es educada por medio del hábito. Comprendiendo esto deducimos que no hay límite para las consecuencias funestas que pueden sobrevenir si insinuamos cosas erradas a la mente subconsciente. Debemos sustituir todo pensamiento bajo, con otro de orden elevado. Debemos afirmar el bien, la verdad y la belleza, donde quiera que las encontremos. La importancia de esta información puede verse en relación con el hecho de que para tener un cuerpo sano, cada célula debe ser sana y funcionar en forma debida. Es necesario, por lo tanto, que la persona tenga siempre la debida actitud mental. San pablo, el Apóstol, dijo: “Que dejéis, en cuanto a la pasada manera de vivir, el hombre viejo que está viciado conforme a los deseos del error y a renovarse en el espíritu de vuestra mente.”* Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este artículo

Este es un tema fascinante. No espero convencer a nadie, más sí dejar una inquietud al espíritu de inteligencia inquisitiva y abierta. Hay dos etapas en este casi infinito proceso: Involución y Evolución. Actualmente nos encontramos en el nadir de la materia, vale decir, en el lugar más profundo de la curva o parábola imaginaria que dibuja el proceso en el espacio-tiempo y nos aprestamos a 'subir' por el camino evolutivo, dotados de grandes cualidades y potencialidades, que en la etapa involutiva fuimos desarrollando lentamente, como producto de la experiencia, de las luchas selectivas como especie y del conocimiento derivado de esos trabajos a lo largo de los milenios. El ARN y ADN son los planos de diseño y registros inmemoriales de los que ahora se vale la biogenética para entender dichos cambios. La ciencia ha ayudado muchísimo y sobre todo en esta época contemporánea a entender y por cierto acelerar la evolución y es poderosa herramienta para elevarnos hacia horizontes todavía insospechados para la gran mayoría. ‘Para la comunidad científica del siglo XXI se producen muchos avances en lo que a la búsqueda del origen del primer ser humano se refiere. Pero con esos avances sólo consiguen darse cuenta de que cada descubrimiento nos traslada más atrás en el tiempo, como un reto en el que cada nueva pista encontrada amplía el abanico de posibilidades, pero también nos confunde más. ¿Será el ser humano tan antiguo como los dinosaurios... o más aún? ¿Hay un eslabón perdido... o sólo es una necesidad para demostrar que somos parientes de unos primates? ¿Porqué tanto interés en demostrar que el ser humano no es el ser vivo más antiguo de la Tierra? Veamos, entonces lo que sigue: En conformidad con el axioma hermético "como es arriba es abajo" y viceversa, los sistemas solares nacen, mueren y vuelven a nacer nuevamente, al igual que las diminutas células, siguiendo ciclos de actividad y reposo, y cada mundo está ajustado a un propósito de acuerdo con la intensidad de la vibración que sobre tal mundo actúa desde la substancia-raíz. Es como un flujo creciente y decreciente, como lo es el día y la noche, o las estaciones del año. Son los diferentes periodos de manifestación del Cosmos. En cada periodo de manifestación, el Cosmos nace, crece, se reproduce y muere, y se mueve en

sucesiones infinitas entre el orden y el desorden, o lo que la filosofía rosacruz de Max Heindel denomina el Caos, que sigue a la noche entre periodos (proceso que es gradual, por así decirlo, en parcelas o cúmulos de galaxias, galaxias, sistema solares, estrellas, planetas, seres vivos complejos y organizados como el hombre y así continuamente hasta llegar a las mismas células y partículas subatómicas), lo que modernamente Edgar Morín denomina “una dialógica compleja (a la vez complementaria, concurrente y antagonista) entre Orden y Desorden,

dialógica en la que interviene, desde la formación de los núcleos, átomos, galaxias, astros, otro término clave: la Organización. Así, el Universo no es ya concebible según el único Principio soberano de Orden; debe ser concebido en y por los constreñimientos, leyes, áreas que determinan las interacciones entre sus elementos, es decir, según un Tetragrama constituido por el juego dialógico entre Orden/ Desorden/ Interacciones/ Organización” ………………….. Este Cosmos nace de lo inconcebible, está fundado sobre lo insondable. Es Uno y ha estallado. Se destruye construyéndose, se construye destruyéndose. Lleva aporéticamente en sí los términos antagonistas de determinación e indeterminación, distinción e indistinción, realidad e irrealidad. Es cada vez mejor elucidado y explicado en sus texturas y procesos, pero todas estas explicaciones conducen a las puertas de lo inexplicable. Por lo tanto, las nociones de insondable, inconcebible, inexplicable nos plantean el problema crítico de las posibilidades y los límites de nuestro entendimiento. El problema cosmofísico se convierte al mismo tiempo en el problema del conocimiento humano: se conecta, entonces, al problema filosófico radicalmente planteado por Kant al mismo tiempo que al nuevo problema que exploran las ciencias cognitivas. (1) Dios incluye en su propio Ser huestes de gloriosas Jerarquías de inconmensurable poder y esplendor espiritual, fruto de las pasadas manifestaciones de ese mismo Ser, en ese flujo oscilante y periódico. También incluye dentro de su propio Ser otras Inteligencias, de decreciente grado de desarrollo hasta descender, en grado, hasta las que aún no han adquirido un estado de conciencia tan elevado como el de nuestra humanidad actual, es decir, desde la omnisciencia hasta la inconsciencia. Los seres que poblamos el Cosmos no procedemos de Dios, sino que somos Dios, somos parte de Él, como cada chispa del fuego sigue siendo fuego, como si de células de una macro entidad se tratara. Células con consciencia, con capacidad de experimentar y evolucionar. Y existen grupos de estas "células" de la macro entidad que son capaces de ayudar a evolucionar a las otras menos desarrolladas, al igual que la mitocondria ayuda a vivir y morir a nuestras células. En el periodo de manifestación en el que se desarrolla nuestra evolución actual, esos seres de varios grados están trabajando para adquirir más conciencia de la que poseían al principio de este periodo de existencia. Aquellos que, en manifestaciones anteriores, habían alcanzado el grado más alto de desarrollo, obran sobre los que aún no han desarrollado conciencia alguna. Por ello, no es difícil que alguien piense que somos para esos seres lo que los minerales son para nosotros: materia prima para cubrir sus necesidades y experiencias.(..) Para influir sobre los seres inferiores, los seres superiores inducen en aquellos un estado de conciencia propia, con la cual pueden seguir trabajando en lo sucesivo. Aquellos que ya habían comenzado su evolución en un Día de Manifestación anterior, pero que no han progresado hasta un grado superior determinado cuando aquél periodo terminó, prosiguen ahora su tarea nuevamente, en un desarrollo

extraordinariamente lento pero absolutamente seguro que alcanzará una perfección suprema. En el principio, los seres más elevados obran sobre los que tienen mayor grado de inconsciencia. Más tarde los ponen bajo tutela de algunas entidades superiores que pueden llevar el trabajo de ayudar a los inconscientes. Mediante este progreso llega un momento que se despierta la conciencia del Yo. La vida evolucionante se convierte entonces en humana. Desde el punto en que la propia conciencia individual del Ego se manifiesta, debe seguir adelante en su trabajo de expansionar su propia conciencia sin ayuda exterior alguna. La experiencia y el pensamiento tienen que tomar entonces el lugar de los instructores externos. El periodo de tiempo dedicado a la adquisición de la conciencia de sí, y a la construcción de los vehículos por cuyo intermedio se manifiesta el espíritu del ser humano, se denomina Involución. El periodo siguiente de existencia, durante el cual el ser humano desarrolla su conciencia propia hasta convertirla en divina omnisciencia, se llama Evolución. Dentro de cada ser existe una fuente de energía que hace que la evolución no sea un simple desenvolvimiento de posibilidades latentes, haciendo también que la evolución de cada ser sea diferente de la de los demás. La manifestación de esa fuerza, tan marcadamente personal, se conoce como Epigénesis. Esta fuerza manifiesta es fruto de la percepción particular de cada individuo frente al universo, y su fruto imprime en el humano desde la más oscura ignorancia a la más sensible locura.’ ‘Según las enseñanzas ocultas, los seres que han alcanzado mayor grado de desarrollo inducen, por diferentes medios, un estado de conciencia propia en aquellos que apenas la poseen de algún tipo. Los que habían conseguido desarrollar un elevado grado de conciencia en algún ciclo anterior, en un previo Día de Manifestación, ahora ayudan a los que se encuentran por debajo en el desarrollo, lo cual les sirve a aquellos para seguir desarrollándose también, a otro nivel. De este modo, cuando un animal come hierba, durante el paso de las células vegetales por su estómago, estas toman algo de la conciencia del animal, para retornar la mayoría de dichas células a su origen mineral a través del excremento y la descomposición por las bacterias (que también le aportarán conciencia, sin duda); desde allí algún vegetal las volverá a absorber durante su ciclo alimenticio y las elevará de nuevo al reino vegetal, y así sucesivamente en un cíclico transcurrir entre lo animal hasta lo mineral, pasando por muchos estados intermedios. Aquellas células vegetales que queden sin expulsar tras la digestión del animal, permanecerán como partículas del animal que serán transmutadas, por la absorción, en células animales. Habrán sufrido un desarrollo de un reino inferior a otro inmediatamente superior. Lo mismo ocurre cuando un humano se alimenta de vegetales o animales, elevando parte de esas partículas absorbidas de reinos inferiores, hasta el reino humano. Llegados a este punto, ¿a quién sirve de alimento la humanidad, de modo que sean elevadas de nivel nuestras partículas, por medio de la digestión de un desconocido predador? La respuesta más sencilla es que nuestros cuerpos están compuestos de minerales y al morir nuestras células (bien durante el crecimiento, bien al final de nuestra vida), devolvemos a la Tierra lo que nos ha prestado, o sea, que nutrimos a la Tierra y su biosfera...’ Veremos más adelante la posibilidad de que estemos alimentando, además, a otras entidades. Pero la respuesta es más compleja, pues nuestras células son muy especiales, ya que son las células más completas del reino animal, y se descomponen en algo más

que partículas minerales: nuestra energía vital y mental fluye también en nuestras células y son el alimento para seres superiores, como veremos pronto….. Finalizo, con una pincelada adicional sobre el tema: ‘Tras emanar en Dios, el cual es un océano del que somos infinitesimales partículas, cada entidad sigue un proceso en función de sus capacidades como ser, átomo, o sistema solar. Y el proceso de la humanidad se produce desde un mar de formas, orgánicas e inorgánicas, en la trepidación de una burbujeante lucha por la supervivencia, de modo que la asociación de determinadas formas celulares permite la supervivencia del grupo. Y así es como las primeras asociaciones naturales dan lugar a una diversidad de sociedades moleculares, en las que se produce la especialización y el crecimiento. Y aquí me veo obligado, una vez más, a usar la ley de la analogía, para demostrar esta vez que llevamos en nuestra conducta la impronta de nuestro pasado. El humano se comporta a nivel social tal como sus células se comportaron cuando ellas formaron sociedades de supervivencia. Examinando la evolución del humano desde la aparición de la familia y la tribu, hasta las macro ciudades actuales, nos hacemos una idea muy aproximada de cómo fueron los principios de la vida de la cual procedemos. La Biología de nuestros días estudia nuestro cuerpo como formado por millones de máquinas moleculares, cuyas pautas de funcionamiento son dictadas por los genes, y de cuyo diseño no se ha hallado el artífice pero si un claro objetivo: garantizar la supervivencia del ADN. Para ello, y como veremos al estudiar el organismo humano, surgieron hace unos mil millones de años nuestras células, no muy diferentes de las que hoy forman nuestro organismo. En este proceso, unas células grandes absorbieron como huésped a unas células pequeñas que hoy conocemos como mitocondrias, aunque también cabe la posibilidad de que las células pequeñas ocuparan, como parásitos, a las células grandes (la Biología no es capaz de determinarlo exactamente). Hoy podemos ver como la mitocondria es el generador de energía de la célula y debemos agradecer que en su día se produjera tal asociación (2) Sin embargo la vida había comenzado anteriormente a todo esto, se cree que hace ahora unos tres mil quinientos millones de años, en una combinación de flujos de energía, moléculas y de información. La Biología desconoce cuál fue la fuente de energía entonces, pero es evidente que energía había en grandes cantidades, al igual que moléculas... pero, ¿en qué consistió la información? Hoy en día lo sabemos mejor que nunca: el ADN y el ARN. El código genético es el conjunto de planos del diseño. Pero para la Ciencia sigue faltando el arquitecto. Así, pues, la asociación de células, como vemos en el capítulo del organismo humano, va cobrando complejidad y aumentando su tamaño para engendrar seres adaptados a sus nichos ecológicos, es decir, a unas circunstancias ambientales determinadas. Combinaciones adecuadas de determinadas células sobreviven y se reproducen mientras que las no adecuadas no logran reproducirse y se extingue la especie no adaptada. Somos fruto de la adaptación y la lucha a muerte, no de la casualidad. El desarrollo tal como lo hemos expuesto es extraordinariamente lento, pero infalible. El paso importante de esta evolución se produce cuando una categoría de seres alcanza la conciencia del yo, de su individualidad. En ese caso se produce el nacimiento de la humanidad, de una humanidad en un nivel determinado, en un mundo hospitalario, con condiciones para la vida. A partir de ese momento, son la experiencia y el pensamiento los

que guían al humano en su trabajo de desarrollo de la conciencia. A este nuevo camino por trazar se le ha llamado Evolución, pues se termina el período de Involución, o descenso hacia lo material, para regresar hacia lo espiritual por méritos propios. Es decir, la aparición de la conciencia de sí mismo es el punto de inflexión del desarrollo de la humanidad. (3)

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Ref: ‘La relación antropo-biocósmica’- Edgar Morin –La Gazeta de Antropología, 1995- Pero falta algo fundamental que se le escapa a este pensador agnóstico y que solamente la cosmogonía rosacruz señala y es que ese Desorden aleatorio no es tal y que es en ese estado de Caos es, en efecto, de donde surge la evolución hacia un nuevo paso o alborear Cósmico, pues todo es transferencias de fuerzas y energías en niveles de perfección cada vez mayores... Max Heindel nos dice en su obra magna. Concepto Rosacruz del Cosmos, que: “Debemos aprender a pensar en el Caos como si fuera Espíritu de Dios, que compenetra todo el infinito; y según la máxima oculta, se verá entonces con su verdadera luz que "el Caos es el semillero del Cosmos", y ya no volveremos a admirarnos de que "se pueda sacar algo de la nada. Mantiene en sí mismo los gérmenes de todo cuanto existe durante una manifestación física, si bien, no completamente todo; porque del maridaje del Caos con el Cosmos se produce cada vez algo nuevo que no existía antes; algo que anteriormente no se veía, que estaba latente. El nombre de ese algo es Genio; la causa de la Epigénesis. En todos los reinos aparece. Es la expresión del espíritu progresivo del hombre, del animal, de la planta. El Caos es, por lo tanto, un nombre santo; un nombre que significa la causa de todo lo que vemos en la naturaleza e inspira un sentimiento de devoción a todo ocultista probado, desarrollado, sincero. El contempla el mundo visible de los sentidos como una revelación de las potencialidades ocultas del Caos.” Por supuesto que solamente desde el Espíritu, como génesis de lo material, se puede entender esta verdad.

(2) En un ensayo sobre el agua luminosa fotónica y sus beneficios, nos cupo opinar sobre este asunto y cómo se establece esta maravillosa mecánica. En ese documento decimos que ‘Nuestras células se encargan de extraer los electrones de nuestros alimentos y transferirlos al oxígeno por medio de receptores de átomos de cobre y hierro alojados en la membrana celular. Este movimiento de carga genera una corriente que produce un trabajo en las múltiples máquinas proteínicas o citocromos emisores de protones que, como su nombre insinúa, cambian de color al ganar o perder electrones y expulsar los protones de las mitocondrias celulares que actúan como centrales eléctricas dentro de las urbes celulares y en cuyas membranas internas se encuentran alojadas las bombas de protones. La carga positiva queda en el exterior y la negativa se acumula en el interior de las mitocondrias -como mil orgánulos por célula, produciéndose lo que yo le denomino la respiración corpuscular”. (3) Ref: ‘Humano_ Omega’

José Mejía R. Rev. (1): 10 de agosto de 2015

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