Cazadores

June 13, 2017 | Autor: J. Mercado Cronis... | Categoría: Anthropology, Anthropology of Hunting
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Descripción

la caza y la pesca en santisteban

CAZADORES Por la transcripción Jacinto

MERCADO PÉREZ

E

Utensilios del Paleolítico, encontrados cerca de Santisteban empleados seguramente en la caza.

n Santisteban ha habido y hay cazadores que nos pueden enseñar mucho, que pueden servirnos de ejemplo para la práctica de la caza y también para la vida. En este corto artículo no están todos los que son, pero si son todos los que están. Tres hombres que han llegado al ejercicio de la caza por diferentes caminos de su vida pero que ninguno de ellos se ha hecho cazador por frivolidad. Benigno un viejo león, que disfruta junto a a su familia de un merecido descanso de guerrero; Francisco que husmea la ventana de su casa y adivina lejos, pinares y lentiscos y quisiera salir en cualquier momento volando por esas Sierras de Dios; o Antonio que aún disfruta de esos horizontes en los que se confunden las nubes con los pinares, y en donde el olor montuno se te mete en las entrañas. Todos ellos conocen cada hueco, cada vereda y cada mata y muchas veces quedaron embelesados mirando a favor del viento la majestuosidad de un venao o la fuerza contenida de un marrano. Por sus venas hay trozos de busqueda, de estrategia, de dureza y energía, de pieza cobrada y de se me ha escapao. En ellos perdura la sensación fresca de la umbría y la tibieza del solano, y en sus retinas guardan miradas de animales, y de hombres... Hablando con ellos, yo que no soy cazador, he comprendido lo que decía Ortega y Gasset, que la caza, en su mejor estilo, es uno de los métodos preferentes para educar el carácter. Y es que no hay mejor escuela para la vida que la vida misma. 035 CUADERNO La caza y la pesca en Santisteban

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Francisco Mercado

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o empecé a cazar después de la guerra. Cuando acabó la Guerra Civil estuve en un Campo de Trabajo en Tetuán y una máquina machacadora me pilló los brazos y me dejó mutilado. Nadie de mi familia había sido cazador pero yo tenía que alimentar a mi familia, como fuera. El furtivo de antes, lo era pa comer, y matabas una cierva, un gabato… lo que pillabas pa vender la carne y poder dar de comer a los hijos. La primera escopeta que tuve era de esas que se cargaban por arriba y como la pólvora costaba dinero, le echaba clorato y azúcar, cogía los cartuchos vacíos y yo mismo los recargaba. Recuerdo que una vez le eché más de la cuenta y me reventó en la cara. Me iba a la sierra con la escopeta y la talega con un pedazo de tocino, y pasaba días hasta que podía venir al pueblo con algo. Por eso me sé toas las cuevas, en ellas era donde dormía, en los cortijos podía estar la Guardia Civil y me quitaban la escopeta. En las cuevas echaba mi lumbre, de cama un montón de romero y de almohada la talega. Estaban la de la Morciguilla, donde los hortelanos iban a recoger morciguilla pa los huertos, la del Sumidero que hay que bajar dos o tres metros pa bajo y es de mármol, o la del Salto 036 CUADERNO La caza y la pesca en Santisteban

del Fraile que es la mejor de toas. Y después, si matabas algo, pues a cuestas por Malas Burras hasta el pueblo, y escondiéndote de los guardas y de los civiles, que muchas veces me han quitao la escopeta. Una vez me metieron a juicio en Jaén por matar dos ciervas en el Cerro del Toro, recuerdo que fui allí y pregunté por mi abogado y era don Diego Vadillo, entonces cuando me iban a echar una multa y seis meses de cárcel mi abogado se levantó y me preguntó ¿Por qué mató usted el venao? Y yo le conteste mire usted estoy tullido y tengo seis hijos pa darle de comer, y me perdonaron. Cuando saliamos el abogao me dijo, acaba usted de abrirles el permiso pa cazar a tos los mutilaos de Jaén. La Guardia Civil nos ha quitao muchas veces las escopetas, una vez me agaché en un arroyo pa beber agua y cuando fui a coger la escopeta me encontré con la bota de un civil que la estaba pisando. Pasábamos muchas fatigas entonces, muchas. Teníamos que pasar el río con sogas, nosotros y los mulos, cuando teníamos bestias, con las banastas y to. Antes echábamos siete horas con los mulos hasta Los Canjorros y ahora te pones allí en dos horas con el coche, te sientas en el puesto y

Francisco Mercado en la actualidad

ala, que te entre. Para montear nos juntábamos seis o siete amigos, a nosotros nos llamaban la partida de Los Coreanos, ya han muerto todos solo quedamos Patrón y yo. Nos íbamos al Colmenar de Los Barbas una semana, con cuatro o cinco perros y de allí traíamos pa ir tirando. Había caza, los venaos cuando tenían hambre salían a comerse las campanillas de las madroñeras. Luego teníamos Francisco de joven, cuando andaba por esas sierras

que acarrearlos hasta el pueblo por el camino de las aldeas cuando el río no se podía cruzar. Los perros nos ayudaban mucho, yo he tenio los mejores perros del pueblo. Me acuerdo de Ligero, cogía las reses que daba gusto, cuando pillaba la trocha de sangre no paraba hasta que no cobraba la pieza. Otro muy bueno fue Ortega; y otra perra buenísima era Chaqueta, era tan lista que al llegar al cortafuegos se volvía. Los años que había sequía, se morían muchas ciervas y los perros, era echarlos, las encontraban. Con los conejos también nos buscábamos la vida, yo mataba muchos y los vendía a cuatro o cinco pesetas. Recuerdo una vez en Las Piletas que me dijeron que me compraban todos los conejos que matara, me fui a dar una vuelta y traje cincuenta. Le traje a mi mujer una bolsa de dinero que pa que. Había veces que venía al pueblo cargaico de conejos. Una vez en Chozas cuando no se podía cruzar el río, tuve que asar los que llevaba pa que no se echaran a perder. La caza ha sido mi tabla de salvación, cuando no había pa comer, cuando había que comprar medicinas… Una vez caí malo, tuve un quiste de los perros, y me tuvieron que operar en El Neveral, en Jaén, y pa pagar to aquello no tuve mas remedio que vender la escopeta. Hablé con Ángel Muñoz y me dio 800 pts por ella, con eso pude operarme, Francisco Mercado y su mujer

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Francisco Mercado con su familia

pero claro cuando vine, me dije: ¡Bueno!, y ahora ¿Qué hago yo, sin escopeta? Así es que fui otra vez a lo de Ángel, y allí y la tenia, nos dimos un abrazo y me la devolvió, y yo, cuando cobraba algo se la iba pagando poco a poco. Yo he matao muchos venaos, mas de 80, y muy grandes, pero claro antes no sabíamos lo que era medalla. Maté uno con 14 puntas y unas cuernas grandísimas, era un medalla, pero claro me daban 14.000 pesetas por esa cabeza y otra parecida y las vendí. Luego también trabajaba en las monterías de Santisteban, como conocíamos muy bien la sierra señalábamos las posturas o íbamos de eron:

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secretarios con la gente que venía a cazar. Me acuerdo cuando Fraga vino a cazar a La Carnicera, me pusieron con él y le dijeron: ¡Se lleva usted el mejor secretario! Estábamos en el puesto y salió un cochino le tiró y no se vio caer pero yo sabía que le había dao y él decía que no. Él decía ¿Está usted seguro? Y yo: Que sí, que le ha dado. Yo pensaba: mira que si no le ha dado, veras tú la papeleta. Cuando acabó to, bajé al sitio y menos mal que allí estaba el marrano, y entonces él me dijo: Vaya estaba usted seguro, y me dio 5.000 pts de propina. Con 87 años que tengo he trabajao de to, pero lo que mas me gusta es la caza.

Benigno Collar

Acuarela sobre Santisteban. P. Paolo Baldi 1669 -Se aprecian escenas de caza

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legué a Santisteban en el año 1954 de Cangas de Narcea, de Asturias. Me vine con 30 años para administrar las fincas de Cerro del Toro y el Villarejo. En un principio era solo organizarlas y marcharme, y fíjate… Empecé a cazar allí en mi tierra, cuando tenía 15 años, recién terminada la guerra. Me compré mi primera escopeta por cuarenta duros. La afición me viene por mi abuelo, era un gran cazador. Desde el año 41 tengo licencia de caza, tuvo que firmar mi padre porque yo aún no tenía la mayoría de edad. Vivíamos a las puertas del Parque Natural de Muniellos y allí había mucha caza. Al llegar aquí, me encontré con el conflicto de los derechos de caza de los pueblos, en las fincas que habían sido del Duque como por ejemplo en el Cerro del Toro. Después de la guerra esos derechos había que escriturarlos, pero no lo hicieron. Entonces el Duque canceló esos derechos, pero la gente seguía cazando puesto que nadie se lo impedía. Cuando se compró Cerro del Toro, se adquirió totalmente libre de cargas, ya que en el registro estaban cancelados los derechos. Con este tema yo he tenido grandísimos problemas, porque, la gente tenía razón, pero el dueño de la finca también. Lo bonito hubiera sido

ponerse de acuerdo el pueblo con el dueño de la finca, pero se pusieron en contra unos de otros, cuando tendrían que haber ido todos juntos en contra del Duque. Entonces se formó un pleito pero tarde. Si no hubiera pasado un año, hubieran podido mantener los derechos, porque al año de la compra se perdía legalmente el derecho de reclamación. Yo lo pasé muy mal porque creían que yo era el culpable, y la gente no entendía que yo tenía que estar en mi sitio. Yo solo estaba cumpliendo con mi obligación. Luego me hice amigo de todos, porque yo no tenía nada en contra de nadie. Y además, si veíamos cazar a alguien que realmente lo necesitaba no pasaba nada. Porque entonces si había gente que vivía de la caza, no había jornales dignos, no había donde trabajar. El sueldo era entonces de 18 pesetas, nosotros pagábamos 25, a ver cómo vivía una familia con 18 pesetas, pues podían salir gracias a la caza. Había por ejemplo muchos conejos, la gente salía con 20 cartuchos y traían, a lo mejor 30 conejos, porque pareaban muchas veces. Allí en Asturias no hay conejos y, cuando llegué aquí, era digno de ver las manadas de conejos que había. Ibas por las ramblas del río y si hacías un poco ruido antes de llegar, se ponían todos de pie y no veías más que orejas de conejos, 039 CUADERNO La caza y la pesca en Santisteban

Benigno Collar en la actualidad

era precioso. Allí venía gente hasta de Sevilla, daros cuenta que el Cerro del Toro estaba salvaje, solo había veredas y poco a poco lo fuimos domesticando y hasta ahora. Yo estuve 38 años allí. Luego ha pasado por distintas manos y todos me llamaron a mí para ver por donde iba todo, y todavía ahora tengo la llave y puedo ir cuando quiera. Cuando llegué había las especies autóctonas, el ciervo, el jabalí, el conejo, la liebre y la perdiz, nosotros trajimos gamos y muflones, y del Cerro del Toro se fueron repartiendo por todas las fincas Las monterías que se hacían antes se hacían entre amigos. En las que organizaban los pueblos se ponían lo puestos a ojo, y claro, cuando no había espacio se juntaban posturas. Recuerdo que una vez estaba yo en el puesto y vi venir un venao para mi, y cuando faltaban 40 metros para llegar, un tío se levanta de detrás de una mata y ¡Pon! un tiro y lo ha matao. Pero, si ahí no había puesto. Averiguamos, y es que los encargados de poner las posturas iban uno por un lado y el otro por otro y cuando se juntaron les sobraban puestos y entonces los esparcieron por donde pudieron. Después de eso tuvimos una reunión y me 040 CUADERNO La caza y la pesca en Santisteban

propusieron ser jefe de montería y acepté. Llamé a los postores y estuvimos tres días en la sierra marcando las posturas y si, por ejemplo, solo cabían 100 posturas y estábamos 120 para cazar, se decidió que esos 20 no cazaban en esa montería y tenían preferencia para la siguiente. Y desde ese año se empezaron a organizar las monterías. Entonces había también pocas rehalas de perros, nosotros teníamos una nuestra y si la llevábamos a cualquier finca nos daban un puesto. Entonces no se cobraba por la rehala, solo se le daba una propina al perrero, que suponía su jornal, si por ejemplo mandábamos la rehala a Chozas o a Santa Elena o al Centenillo, le daban una propina al perrero te dejaban un puesto. Una rehala la componen normalmente de veinte a cuarenta, desde 16 ya son rehala pero normalmente para una rehala se llevan de 20 a 25 perros. El podenco grande es muy bueno para la caza, pero para la rehala, la mejor raza es el mastín cruzado con podenco. El podenco es más tímido que el mastín, que tiene mas garra, mas potencia; el podenco es, sin embargo, más ligero, conviene que sea ligero pero que no siga mucho a la pieza. Los mejores perros para la caza son el grifón o el sabueso, pero para aquí no valen, porque son perros que te cogen una pieza y no la dejan y trasponen hasta el fin del mundo. Yo traje un perro y si no le mataban la pieza estaba todo el día detrás de ella pero por otras fincas por La Caldera o La Carnicera. Entonces interesa el perro que cace, que levante la caza, pero que no siga mucho la pieza. Hay perros inteligentes pero pocos, yo tuve uno que era lo mas inteligente que yo he visto. Un cruzado con podenco y con un tipo de grifón. Con este perro cuando le tiraban a la pieza, la seguía si llevaba sangre, si no, la dejaba y se volvía. Pero claro yo habré tenido 2000 perros y así solo he visto uno. Una vez tuve una perra sabuesa la traje de Asturias muy pequeña y entonces aprendió desde chica. Seguía la pieza más que los otros perros, pero cuando quedaba sola le daba miedo y se volvía. De esa perra saque muchos perros. Recuerdo que murió de una enfermedad que desarrollan los cochinos que solo afecta a los carnívoros pero no a los humanos. También recuerdo un perrillo, un fox terrier que era muy chico, ya ves lo llevaba debajo del brazo, pero era muy valiente. Recuerdo una vez que al coger los otros perros un cochino, el perrillo fue allí y vi que un perro lo saco en la boca

Benigno Collar con sus hijas

y el perrillo salió gritando, yo pensé que lo había matado y ya no volví a verlo por ahí, hasta que bajaron a pinchar el cochino y cuando lo mataron y empezaron a retirarse los perros, yo empecé a llamar al pequeño que se llamaba vicky pero no respondía y pensé que lo habían matado. Pero cuando levantamos el cochino el perro estaba debajo mordiéndole las patas delanteras los dueños de la finca querían darme lo que pidiera por el perro, pero no lo vendí. Luego lo mato un camión en lo del almacén allí en la carretera, lo sentí mucho. El arma es muy importante en la caza, pero naturalmente hay que saber utilizarla. Para la caza mayor es importante el rifle, las escopetas son para distancias cortas digamos unos 30 metros, a 100 metros es necesario el rifle. Pero claro tienes que ra

apuntar bien. Hay que tirar siempre por delante, cuatro o cinco metros por delante de la pieza, así no fallas, apuntando a la altura de un raso que tenga por delante, esperándolo… de todas formas hay días que te echas el arma a la cara y no hay manera y no sabes por qué. La caza hoy en día es un deporte social en donde todos somos iguales, nadie es mas que nadie, si estás cazando al lado del rey, él no es el rey, es un cazador más. No hay ninguna deferencia social y solo tienes que respetar las reglas de la caza. Muchas veces hablando de caza con gente joven de aquí dicen: Si si pero usted es forastero y yo digo madre mía si llevo 52 años aquí como me vas a dar a mi explicaciones de lo que es esto. Yo os he visto nacer a todos soy asturiano pero mi pueblo

041 CUADERNO La caza y la pesca en Santisteban

Antonio Zullas

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levo en total 20 años de guarda, 12 estuve en Sierra del Oro y aquí en La Carnicera 8. Aquí lo que hacemos, además de vigilar, es echar de comer a las reses, revisar las alambradas, también hacemos salidas nocturnas,... son 8 horas de trabajo pero en la realidad son las 24. Hay épocas más conflictivas en las que hay mas trabajo, como por ejemplo cuando la berrea entonces si hay que estar alerta el día y la noche. En esos días es cuando te pueden matar una res buena, porque van atontaos con la querencia de cubrir la cierva y se te meten en las narices y, como van berreando, los sientes desde lejos. Hoy en día hay menos furtivos que antes, porque hay mas vigilancia y con mejores medios. Hace veinte años no teníamos emisora, ni teléfono ni na. Además hay, también, menos necesidad. El furtivo de antes era mas persona que ahora, por que antes iban con el borrico y ese tenia mil años de perdón. Se hacia 20 o 30 km pa matar una res, y ahora van y desde el coche lo matan. Antes era por necesidad, pa darle de comer a sus hijos y ahora es por capricho por darle gusto al deo. Recuerdo al que llamaban El Manquillo, que ahora está de guarda en la Puerta de Segura, a ese no podían meterlo en la cárcel porque quien lo viera como tenía las manos, no se lo creía. Era un 042 CUADERNO La caza y la pesca en Santisteban

fenómeno tirando y luego te cogía la res y la echaba al borrico y se la traía al pueblo. Antes de organizar las monterías eran 4 o 6 amigos que se juntaban y se iban a la sierra, al Colmenar por ejemplo. Allí echaban sus batidas, se ponían tres o cuatro en los sitios estratégicos y uno entraba con los perros, eran como pequeñas monterías. Había varios grupos famosos, estaban Los Guerrilleros, o Los Coreanos, de estos cuentan que se ponían las alpargatas al revés, así, cuando venían parecían que se habían ido. Se salían cortijo a las cuatro de la mañana y andaban hasta tres horas pa ponerse en algún sitio allí en Las Buitreras. Luego, hará unos 35 años, ya se organizaron las monterías, mas o menos como las conocemos ahora. Aquí en la Carnicera se dan cuatro monterías al año, de nueve ojeos que hay solo se caza en cuatro al año. La Sociedad de Caza organiza las monterías. Cada socio paga por acción 1.500 euros y pico que le da derecho a dos escopetas por postura, y luego en cada montería se dan 20 euros de sombrero, pa la mejora de la comida. Los terrenos se organizan por Manchas que son las zonas en las que se va a cazar. Cada territorio tiene que tener como mínimo 500 o de las

Foto cedida por Pedro González

hectareas pa ser mancha, si es gancho de cochinos solo hacen falta doscientas y pico. La Cabeza, La Solana, El Puerco, Majá las Cabras… todo eso son manchas. Dentro de las manchas se colocan las posturas; organizadas en las armadas, que son las que van por todo alrededor como si dijéremos haciendo el corral, y en las traviesas, que se colocan atravesadas según el terreno. Los monteros llegan por la mañana, y después del almuerzo, se hace la junta y se sortean las posturas. En la Sociedad de Caza hay 52 socios y se ponen 52 posturas mas tres que se reserva el Ayuntamiento. A cada montero le toca un número de postura. Una vez que los cazadores están colocados se organizan las rehalas, que se sueltan en varios sitios, en dos o en tres, depende del terreno. Cada una va con su podenquero y además tres o cuatro guías conocedores del terreno que son los que dirigen por donde deben de ir los perros, son gente del pueblo que les gusta mucho la caza y que conocen muy bien la sierra. Para los monteros hay unas normas claras que se les dice por la mañana ü No se pueden mover de la postura hasta que no acabe el ojeo

Felipe López Presidente de la Diputación Provincial en una montería en Santiteban

ü La pieza no se puede tocar üEl trofeo es siempre del primero que le tira y le da, la primera sangre. Si hay algún problema hay que aclararlo sobre el terreno entre el postor y los cazadores en litigio, una vez en la era todo tiene que estar solucionado üSe pueden matar nada más que dos piezas y de ocho puntas para arriba. Si no se cumplen esas normas se le impone una sanción de 600 € y un día sin cazar y esa postura pasa entonces al ayuntamiento. Cuando matan algo lo señalan con una bolsa para que después cuando venimos recogiendo se vea. También le hacen una señal en la oreja, o el taxidermista les da unas etiquetas que le ponen en el cuerno con su nombre. Todas las reses se recogen y se juntan en el cortijo y no se tocan hasta que no llegue la última. El cazador se lleva la cabeza y la carne se la queda el Ayuntamiento pa venderla En cada montería se pueden matar un promedio de 25 o 30 reses a excepción de años con sequía o con incendios, en los que hay menos y con poco desarrollo de cuerna.

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