Cazador cazado, cálido gemido

June 28, 2017 | Autor: Sara Zambrana | Categoría: Feminist Theory, Contemporary Art, Feminism and Social Justice, Women and Gender Studies
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Descripción

3/6/2014

Cazador cazado, cálido gemido | Lo que el arte se llevó

Cazador cazado, cálido gemido CONTRAVIOLENCIAS. 28 Miradas de artistas Del 8 de mayo al 21 de julio de 2013 Fundación Canal. Canal de Isabel II Calle Mateo Inurria, 2. Madrid Hay un porcentaje minúsculo de personas que viven como reyes gracias a la sangre que el resto derrama. El cuerpo de la mujer es especialmente vulnerable a los caprichos de los movimientos, gobiernos y normas sociales cambiantes. Son como unos gráficos sensibles que reflejan cómo una sociedad se percibe a sí misma[1] (Wangechi Mutu). Sara Zambrana // A la larga y vasta lista de vindicaciones y reivindicaciones de la teoría y la práctica feministas aún la quedan muchas líneas más por añadir, es decir, las tensiones y contradicciones que ensucian muchos de nuestros discursos político-sociales, económicos, religiosos o los más puramente cotidianos y que, continuamos viviendo, sintiendo y sufriendo no dejan de golpearnos y hacernos ver cómo, el humano, tan soberbio y dominador como acostumbra, sigue cometiendo los mismos y horripilantes errores que hace miles de años. Contra Violencias. 28 miradas de artistas nos propone MIRAR y, con ello comprender, muchas de estas glorias o licencias que aún nos permitimos, que aún obviamos o ignoramos y que por el contrario han de ser VISTAS, señaladas, subrayadas y, sobre todo, denunciadas[2]. El subtexto de género, clasista o racial, sigue harto presente en nuestros días. En realidad, la crítica y la deconstrucción de estas desigualdades, la lucha contra el llamado “universalismo abstracto o sustitutorio” (Seyla Benhabib) que empezó a partir del falaz proyecto ilustrado, continúa siendo capital en esta nuestra era de la Información, del Simulacro y del nuevo y arrasador Capitalismo colonizador. Benhabib nos explica por qué se declara algo como universal cuando solo se incluye a un grupo concreto, cuando esa concepción del mundo es completamente andro/etnocéntrica y heterosexual y, cuando aún hoy, en muchos países y culturas la instancia legitimadora continúa siendo iusnaturalista, esto es, la subordinación natural lleva a la absoluta exclusión política. El mítico “Sapere Aude!”[3] no estaba permitido para la mujer ideal del gran demócrata Rousseau[4] pero, la emancipación, la igualdad, el derecho de ciudadanía también siguen “sonando a chino” a millones de mujeres hoy en día. “La mujer no nace, se hace”[5]. Beauvoir o Said nos han mostrado cómo los idearios, imaginarios y realidades políticas no son neutrales, ni mucho menos inocentes, sino que están basadas en las más opresivas relaciones de poder construidas en un momento cultural y social concreto. Esta exposición reúne algunos de los más crueles focos del Patriarcado, por ejemplo, un tipo de violencia marcadamente sexual, la violación, una especie de sadismo masculino que se entiende como un ritual catártico basado en ofender al enemigo dañando sus “propiedades”, sus mujeres. Brownmiller[6] analiza muy bien cómo la Guerra de Yugoslavia tuvo como una de sus más empleadas estrategias la humillación y destrucción del cuerpo de las mujeres del enemigo, reforzando su grupo, utilizándolo como moneda de cambio. Abramóvich se golpea el pecho con una calavera violentamente (2005) para denunciar estas prácticas en la Guerra de los Balcanes y, como explica la comisaria de la exposición, Rosenberg, “cuando el cuerpo femenino se convierte en la personificación de una nación, violar a una mujer equivale a violar simbólicamente a toda la comunidad”. También llaman fuertemente la atención los datos que se incluyen; en Bosnia-Herzegovina más de 20.000 mujeres musulmanas fueron violadas, leyéndose como limpieza étnica o genocidio. La palestina Mona Hatoum simplifica su mensaje y recurre al fotomontaje para decir de forma rotunda Over my dead body (2006).

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Over my dead body. 1988-2005. Mona Hatoum

Impresionante es en este sentido es el audiovisual You will be k illed (2006) de la egipcia Amal Kenawy, en el que narra de forma brillante un caso concreto de genocidio en un hospital militar. Joyce J. Scott ironiza, ridiculiza y denuncia de un modo especialmente crítico; un supuesto souvenir, un recuerdo para todos aquellos occidentales que eligen África como un exótico destino turístico y que no ven o, mejor, giran su cabeza ante el horror que viven las mujeres en muchas de las comunidades. De nuevo los datos, nos desmontan; casi todas las refugiadas tras la masacre de Darfur afirman haber sido violadas, en total y, solo en Sierra Morena, unas 60.000 mujeres.

El día después de la violación. Darfur. 2008. Joyce J. Scott.

En relación a las comunidades africanas se puede ver en la exposición un magnífico proyecto del International rescue comittee (2008) que tiene como objeto que las propias madres e hijas liberianas se retraten y expliquen su día a día. La violación y el maltrato son constantes y sin pena alguna. También, clarísimo mensaje es el de la artista senegalesa, Who gives this woman to this man? (2011), haciendo referencia al pisoteo que comunidades senegalesas muy conservadoras hacen de los derechos humanos. La mujer sigue siendo una propiedad o, una presa. Por supuesto, el hombre es su dueño, o su cazador.

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NO. 2007. MAIMUNA FEROZE-NANA

Who gives this w oman to this man? 2011 © FATOU KANDÉ SENGHOR

Yoko Ono dejó en dos ocasiones (1965 y 2007) que distintas personas destrozaran poco a poco sus vestimentas, que las cortaran y fueran violándola y rebajándola hasta terminar prácticamente desnuda. Es curioso que apenas la exposición retrate la violencia propia del mundo supuestamente más civilizado y, por eso, captó mi atención por completo la obra de Patricia Evans (finales de los 90); montaje de fotografías que narran uno de los episodios más dramáticos de su vida, el asalto y violación que sufrió una tarde que salió a correr por un parque de Chicago. Las palabras de su marido son aún más demoledoras; “Es duro sentarse junto a alguien inmerso en el dolor. […] «Es como si se abriera una herida profunda y por largo tiempo sepultada. Tumbado junto a mi mujer, mi masculinidad – tan dura, tan insistente – me llena de confusión y hace que me sienta, de algún modo, implicado en su herida. Todas las caricias saben a coacción»”.

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Hidden in the radiant green, a man w aits. In hate-blinded hands, darkness w aits. 1999. PATRICIA EVANS

Querría terminar señalando dos obras más. Por un lado, el trabajo de Miri Nishri (2009), vídeo en el que se apropia y reformula a la peligrosa y bíblica Esther y, en el que el voyeurismo y la prostitución son los protagonistas. Y, por otro lado, el J’ai rêvé que… (2008-09) de Gabriela Morawetz, oda a la cama, al supuesto centro de descanso y tranquilidad, lugar común también de opresión y violencia.

«J’ai reve que… (I have dreamed that…)», from The Sleeping Self series, 2008-2009. © GABRIELA MORAWETZ, MADRID, 2013

Así pues y, sin duda, recomiendo la visita de esta exposición con ilusión y esperanza, cuantos más conscientes seamos de estas construcciones socioculturales injustas, atroces y bestias, cuantos más conozcamos las estúpidas, arbitrarias y discriminatorias construcciones de feminidad y masculinidad, más aprenderemos y progresaremos. Las únicas críticas negativas; la disposición de las cartelas – las cuales cuentan con buenos textos explicativos – es nefasta, muy baja; dos lienzos apenas se pueden observar porque están en un pasillo que no permite al visitante ver nada; quieren tratar tantas problemáticas que se torna algo confuso y ambicioso. En todo caso, nos demuestra que el Arte sigue siendo uno de los mejores instrumentos de denuncia y toma de http://www.loquelartesellevo.com/contra_violencias/

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conciencia, que ofrece placer, crítica, pensamiento y reflexión. Terminemos pensando en lo que nos dice Rosenberg; “La violencia amenaza la vida de mujeres de todo el mundo ignorando fronteras de clase, raza o cultura. Dentro del hogar o de la comunidad, en tiempos de guerra o en períodos de paz, se golpea, viola, mutila y asesina a las mujeres con impunidad, arrancándoseles su dignidad”. Y, para no dejar al lector muy tocado, acabemos con Manolo García: “Los ojos son ventanas, portales lagrimales de un vagar terreno. Guiños tiernos de animal herido, lotos frescos en párpados abiertos. Todos somos hijos del vaivén. Cazador cazado, cálido gemido. Heraldos dormidos de un trémulo roce, barrera en el sonido, pájaro sin norte.”

[1] Mutu, Wagenchi, en relación a su vídeo-performance Cleaning Earth (2006). [2][2] Quiero agradecer especialmente a la doctora, filósofa y abogada Cristina Sánchez (UAM/UCM) la apertura que causó y reafirmó en mi mente en relación al Feminismo y, por supuesto, declarar que gran parte de este pequeño ensayo, se lo debo a ella. [3] « Atrévete a saber », máxima kantiana muy querida por los ilustrados dieciochescos. [4] Rousseau, Jean-Jacques, Émile, ou De l’Education, 1762. Léase con atención el capítulo IV, en el que uno de los genios franceses define cómo debe educarse la mujer. Sofía, ha de cortar su educación en un momento dado y, nos recomienda “ser, pues, siempre lo que sois…castas guardianas [de la moralidad y los valores del hogar]”, además de una bochornosa enumeración de cualidades y atributos; no podrá tener pensamiento autónomo, su vida se basará en la apariencia, la opinión pública y la castidad pero, no quiere una auténtica esclava, es consciente que ellas formarán a los hombres por lo que ha de tener una educación limitada, quiere una mujer doméstica y domesticada. Obviamente, Rousseau estaba reprimido y temía con ardor a las mujeres más independientes y a lo que provocarían en los hombres. Miedo, terror a lo diferente, el mismo discurso de siempre y, ante el miedo y el sentimiento de pérdida de poder, hay que responder con esta clase de “patriarcado moderno”. Por suerte, lo contestaron, entre otros, D’Alambert, Condorcet o Wollstonecraft. [5] Beauvoir, Simone de, Le Deuxième Sexe (1ª ed. 1949), Ediciones Cátedra, 2005. [6] Brownmiller, Susan, Contra nuestra voluntad. Hombres, mujeres y violación (1ª ed. 1976), Planeta, 1981.

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