Causales del enunciado y de la enunciación: el sistema de las oraciones causales en latín

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CAUSALES DEL ENUNCIADO Y DE LA ENUNCIACIÓN: EL SISTEMA DE LAS ORACIONES CAUSALES EN LATÍN

José Miguel BAÑOS BAÑOS, Las oraciones causales en latín, Philologica. Publicaciones del Dpto. de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid, Escolar y Mayo, 2014, 203 pp. 0. DESDE SU TESIS DOCTORAL1, las oraciones de quod y quia y, en general, la expresión de la Causa en latín ha sido un tema recurrente en la bibliografía del profesor José Miguel Baños2. La monografía que ahora nos presenta, por tanto, no es sino el fruto de “una investigación prolongada durante casi tres décadas” (p. 15), lo que dota a la obra de una gran profundidad y alcance3. En primer lugar, no resulta difícil apreciar la lectura exhaustiva y detenida que ha hecho el autor de la bibliografía dedicada al tema, no solo en lenguas clásicas sino también en sintaxis románica y lingüística general, de la que nos proporciona una clara síntesis, tanto más meritoria cuanto que en las últimas décadas el de las relaciones adverbiales de causa en latín ha sido un tema pródigo en estudios4. En segundo lugar, si en algo abunda la obra es precisamente en datos, entre ajenos y, sobre todo, búsquedas propias, presentados con la desnudez y claridad suficientes para permitir al lector juzgar por sí mismo. Finalmente, es

–––––––––––– 1 J.M. Baños, Estudio funcional del denominado "quod completivo" en latín arcaico y clásico: su distribución tras verba affectuum, Madrid, 1990. 2 Sirvan como ejemplos destacados, "Caracterización funcional de la conjunción quia en latín arcaico y clásico", Revista Española de Lingüística 21.1, 1991, pp. 79108; "Análisis funcional de quod tras verbos de sentimiento en latín clásico: su marco predicativo", en VVAA., Actes XVIIè Colloque International de Linguistique Fonctionelle, León, 1992, pp. 171-173 o “Del latín clásico al latín tardío: eo quod, pro eo quod y la renovación de las conjunciones causales”, en J.F. González Castro & J. de la Villa (eds.), Perfiles de Grecia y Roma. III, Madrid, 2010, pp. 269-277. 3 Sobre este tema ya en 2011 había ofrecido el autor una primera visión de conjunto (J.M. Baños, “Causal clauses”, en Ph. Baldi & P.L. Cuzzolin (eds.), New Perspectives on the Historical Latin Syntax. IV. Complex Sentences, Grammaticalization, Typology, Nueva York-Ámsterdam, 2011, pp. 195-234), que es el punto de partida de la monografía ahora publicada. 4 “Pocos aspectos de la sintaxis latina se han beneficiado tanto como las citadas conjunciones [quod, quia, quoniam] de la realización de estudios particulares” (M. J. roca, “Quod, quia, quoniam en Amiano Marcelino”, Fortunatae 9, 1997, p. 238).

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de agradecer que sus reflexiones se vean acompañadas e ilustradas con tal cantidad de ejemplos latinos, todos ellos traducidos y comentados con precisión filológica. Teoría lingüística y lectura de los clásicos latinos se dan la mano, pues, en esta monografía, cuyos contenidos comentaré en las siguientes páginas respetando el orden con el que el autor ha estructurado el libro: “causalidad y subordinadas causales” (pp. 17-27), “semántica y sintaxis de la oraciones causales” (pp. 28-37), “origen y procesos de gramaticalización” (pp. 38-81), “el sistema de las oraciones causales en latín clásico” (pp. 82-133) y, en fin, la “evolución diacrónica de las oraciones causales” (pp. 134-172). 1. El primer capítulo está dedicado a delimitar el objeto de estudio de la obra, empezando por el concepto mismo de ‘causalidad’, entendido en términos lógicos como la relación que se establece a nivel cognitivo entre dos eventos de suerte tal que uno se considera desencadenante del otro. Dicho concepto engloba, por tanto, un grupo amplio de relaciones adverbiales (causales, condicionales, concesivas, finales y consecutivas) que comparten la relación lógica causa-efecto5, y que habitualmente aparecen descritas por las gramáticas históricas en apartados claramente diferenciados6. De estos cinco tipos de oraciones subordinadas, solo las causales, en el sentido más restrictivo del término, centran la atención del autor en esta obra. Además, “puesto que este estudio se basa en el análisis de las subordinadas conjuncionales –nos advierte– no tomaré en consideración aquellas estructuras predicativas no conjuncionales que pueden expresar de forma contextual un contenido causal” (p.22) 7. 2. En el capítulo segundo están trazadas las líneas argumentales del libro. Su fundamentación teórica parte de la propuesta de la Gramática

–––––––––––– 5 Para un tratamiento más amplio del concepto lógico de ‘causalidad’, cf., por ejemplo, M. Prandi, “Espressione della causalità”, en R. Simone (ed.), Enciclopedia dell’italiano, Roma, 2010, vol. I, pp. 191ss. 6 Aunque cada vez son más las perspectivas de análisis que priman los aspectos compartidos por cada una de estas oraciones subordinadas. Prueba de ello es el tratamiento común que reciben las oraciones temporales y causales, las finales y consecutivas o las condicionales y concesivas en J. M. Baños (coord.), Sintaxis del latín clásico, Madrid, 2009, pp. 601-678 o, para el español, el hecho de que la RAE en su Nueva gramática de la lengua española, Madrid, 2009, pp. 3449-3621 englobe en un mismo capítulo las oraciones causales y finales, por un lado, y las oraciones condicionales y concesivas, por otro. 7 Esto es, las oraciones de relativo con matiz causal, determinadas oraciones de participio concertado y oraciones principales introducidas por conectores como nam o enim.

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Funcional, en los términos planteados por S. Dik 8, sobre la estructura de la oración y que, a grandes rasgos, distingue, fuera de la predicación nuclear, dos tipos de constituyentes no obligatorios: los adjuntos, que informan sobre el evento descrito por el predicado, y los disjuntos, que atañen al propio acto de habla. De acuerdo con esta distinción, Baños establece dos tipos básicos de oraciones causales: (i) las causales internas o del enunciado, que “indican la causa o motivo que desencadena o hace posible el estado de cosas expresado por la oración principal” (p. 29) y se integran dentro del predicado en el nivel de los adjuntos, y (ii) las causales externas o de la enunciación9, mediante las cuales “el hablante señala la fuente o evidencia que justifica la validez del contenido proposicional” o “justifica el propio acto de habla” (p. 31), que se integran en el nivel de los disjuntos. Se trata de una distinción con validez interlingüística. Como señala la RAE10, frente a una causal del enunciado como Llueve porque la zona está cerca de la montaña, donde “puede entenderse que la cercanía de la montaña produce, o al menos favorece, el hecho de que llueva”, en una causal de la enunciación como Llueve, porque la gente lleva paraguas, “el hecho de que la gente lleve paraguas se interpreta como la causa de que el hablante INFIERA y, por tanto, COMUNIQUE que está lloviendo”. En realidad, ya las gramáticas históricas apuntaban a una oposición entre quod y quia, frente a quoniam, basada en la distinción entre causa real y causa lógica11, pero de la lectura de estas gramáticas se desprende

–––––––––––– 8 The Theory of Functional Grammar. Part I: The structure of the clause, BerlínNueva York, 1997. Para el latín, cf., por ejemplo, A. M. Bolkstein, “Latin sentential complements from a functional grammar perspective”, en M. Lavency & D. Longrée, Actes du Ve Colloque de Linguistique latine, Lovaina-La Nueva, 1989, pp. 41-52. 9 El autor emplea indistintamente los términos “causales del enunciado” o “internas”, por un lado, y “causales de la enunciación” o “externas”, por otro, siguiendo el modo de proceder de la Nueva gramática de la lengua española, op. cit. (n. 6). La distinción en sintaxis hispánica la estableció R. Lapesa, “Sobre dos tipos de subordinación causal”, Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, III, Madrid, 1978, pp. 173-205; pero quien acuña el término, siguiendo a Lapesa, es M. Marín, “A propósito de las oraciones causales. Observaciones críticas”, Cuadernos de Filología 2, 1, 1979, pp. 163-171. Conviene hacer notar, no obstante, que la dicotomía causales internas/externas ha sido utilizada en sintaxis latina para distinguir también, dentro de las causales del enunciado, entre aquellas que expresan Motivo y aquellas que expresan Causa, respectivamente (cf. M. Bassols, Sintaxis latina, Madrid, 1956, I, p. 349). 10 Nueva gramática de la lengua española, op.cit. (n. 6), p. 3472. 11 Cf. M. Bassols, Sintaxis Latina, op. cit. (n. 9), p. 349.

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con frecuencia la impresión de que las diferencias entre las tres conjunciones no son en modo alguno nítidas12. Pues bien, frente a tales planteamientos, una idea central de la monografía es que, al menos en época arcaica y clásica, existe una oposición clara entre (i) quod y quia, como introductoras de causales del enunciado, y (ii) quoniam (y quando), como introductoras de causales de la enunciación13. 2.1. Las posibilidades de distinguir entre diferentes tipos de oraciones causales no se agotan ahí. Las oraciones introducidas por quod y quia, esto es, las causales del enunciado, pueden expresar a su vez tanto la Causa física (Se le ha estropeado el coche porque está ya muy viejo) como el Motivo interno (Se marchó de la fiesta porque estaba aburrido). Mientras que las primeras describen situaciones no controladas e inconscientes, las segundas dependen de la voluntad y el control de un Agente14. La pregunta que se plantea Baños es si esta diferencia semántica está gramaticalizada en latín, como sucede, por ejemplo, en holandés, que emplea distintas conjunciones según que la oración subordinada exprese Causa o Motivo15, o si, por el contrario, la situación del latín se parece más a la del español, que no distingue formalmente entre ambos tipos.16. Pues bien: “tanto quod como quia parecen expresar indistintamente la causa física y el motivo interno” (p. 30).

–––––––––––– 12 Así, cf. Hofmann & Szantyr (Lateinische Syntax und Stilistik, Múnich, 1965, p. 627): “bei Dichtern seit Lucr[etius], namentlich aber in der silbernen Latinität wird quoniam ganz Synonym von quia und quod (nicht selten im Weschel Konjunktionen, z. B. bei Collum[ella]". 13 Para un planteamiento similar, cf., entre otros, A. M. Bolkestein, “Causally related predications and the choice between parataxis and hypotaxis”, en R. Coleman (ed.), New studies in Latin linguistics, Londres, 1991, pp. 427-454; H. Pinkster, “The use of quia and quoniam in Cicero, Seneca, and Tertullian” en B. R. Page & A. D. Rubin (ed.), Studies in classical linguistics in honour of Philip Baldi, Leiden, pp. 8196 o M. J. Roca, op. cit. (n. 4). Sin embargo, S. Mellet (“Quando, quia, quod, quoniam: analyse énonciative et syntaxique des conjonctions de cause en latin", en D. Longrée (ed.) De VSU. Études de syntaxe latine offertes en hommage à Marius Lavency, Lovaina, 1995, pp. 211-228) piensa que la oposición se daría sólo entre quod, causal del enunciado, y quoniam, causal de la enunciación, en tanto que quia sería la conjunción no marcada. 14 Aunque autores como E. Vester (Instrument and Manner expressions in Latin, Assen, 1983) o H. Pinkster (Sintaxis y semántica del latín, Madrid, 1995) prefieren diferenciarlas en términos de Funciones Semánticas distintas, M. E. Torrego, “Ablativo”, en J. M. Baños (coord.), Sintaxis…, op. cit. (n. 6), pp. 227ss. prefiere considerarlas variantes de una misma Función Semántica. 15 Cf. G. Geerts et al. (eds.), Algemene Nederlandse Spraakkunst, Lovaina, 1984, p. 655: mientras que omdat puede expresar tanto la Causa como el Motivo, doordat está restringida a la Causa. 16 Cf. RAE, Nueva gramática de la lengua española, op. cit. (n. 6), p. 3453.

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Aunque tal distinción no se haya gramaticalizado en latín, diferenciar entre Causa y Motivo en este contexto puede ser útil a otros propósitos. Las oraciones finales y causales en latín comparten algunos contextos funcionales, e incluso pueden llegar a coordinarse17. Pues bien, si tenemos presente la distinción entre Causa y Motivo, podemos observar que solo las oraciones de quod y quia que expresan Motivo, dado que comparten las mismas restricciones semánticas (/+control/, /+humano/, /+volición/), pueden aparecer coordinadas con una oración final (SEN.suas.2,10, Huius suasoriae feci mentionem non quia in ea subtilitatis erat aliquid quod uos excitare posset, sed ut sciretis quam nitide Fuscus dixisset uel quam licenter). 2. 2 También en el ámbito de las causales de la enunciación Baños distingue dos tipos básicos: (i) causales epistémicas (Tu madre está en casa porque tiene el coche en la puerta) y (ii) causales ilocutivas (Ya que tienes tanta curiosidad, no estoy casada). Mientras que con las primeras el hablante justifica la validez del contenido proposicional, con las segundas explica por qué lo ha enunciado. Lo verdaderamente interesante en este caso es que no sólo cabe hablar de diferencias semánticas, sino también de diferencias sintácticas. La Gramática Funcional, dentro de los complementos externos a la predicación (disjuntos), distingue entre un primer nivel, el de la proposición, donde se ubican aquellos constituyentes que explicitan la actitud del hablante respecto del contenido proposicional (disjuntos proposicionales), y un segundo nivel, el de la ilocución, donde se ubican los constituyentes que especifican o modifican la fuerza ilocutiva del discurso (disjuntos ilocutivos)18. Pues bien, según el autor, “las causales epistémicas son un tipo de subordinadas en el nivel de la proposición, y las causales ilocutivas de subordinadas en el nivel de la ilocución” (p. 35). De ahí que en un oración como SEN.dial.7,5,1, Quoniam liberaliter agere coepi, potest beatus dici qui nec cupit nec timet beneficio rationis, quoniam et saxa timore et tristitia carent nec minus pecudes (“Ya que me he puesto a tratar del asunto extensamente, se puede llamar feliz a quien ni tiene deseos ni temores gracias a la razón, pues también las piedras están libres de temor y tristeza, y no menos las reses”) las dos subordinadas introducidas por quoniam no se pueden coordinar, en la medida en que la primera se integra en el nivel de la ilocución y la segunda en el de la proposición.

–––––––––––– 17 Cf. M. E. Torrego, “Variantes conjuncionales para la expresión de la finalidad en las oraciones subordinadas latinas”, Revista de la Sociedad Española de Lingüística 18, pp. 317-319. 18 Cf. S. Dik, The Theory of Functional Grammar…, op.cit. (n. 8), pp. 49ss.

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2. 3 El autor dedica la última parte del capítulo a contrastar la situación del latín con la de las lenguas actuales de Europa, que puede resumirse en: (i) tanto en español (porque), como en inglés (because), alemán (weil), francés (parce que) o italiano (perché), la conjunción que prototípicamente introduce causales del enunciado (Tu madre no está porque hoy tenía que ir al médico) puede introducir también causales de la enunciación en el nivel proposicional (Tu madre no está, porque no veo el coche), pero no en el ilocutivo (*Porque me lo preguntas, tu madre no está), y (ii) lo normal es que las causales de la enunciación, puesto que “expresan matices textuales y argumentativos muy diversos, dispongan de una mayor gama de conjunciones” (p. 38): esp. ya que, puesto que, dado que, que, pues, como, etc. Pues bien, creo que estas dos conclusiones merecen una mayor relevancia. Y es que, desde un punto de vista tipológico, la lengua de Cicerón y César presenta una distribución conjuncional significativamente distinta a la de las lenguas europeas actuales, incluidas las lenguas romances: (i) a diferencia del esp. porque, o el it. perché, las conjunciones que en latín introducen causales del enunciado, quod y quia, no pueden introducir causales de la enunciación, ni siquiera en el nivel proposicional, y (ii) el número de conjunciones de que dispone el latín clásico para introducir causales de la enunciación es, comparativamente, mucho más limitado: quoniam y quando, fundamentalmente. 3. Siempre dentro del ámbito de la Gramática Funcional, y apoyándose en estudios recientes de Tipología Lingüística sobre la subordinación adverbial19 y los procesos de gramaticalización20, Baños propone que la distinción que acabamos de presentar en § 2 sirve para explicar no solo el sistema de conjunciones causales en latín clásico desde una perspectiva sincrónica, sino también la génesis misma de estas conjunciones, cuestión a la que dedica el tercer capítulo del libro. 3.1 De la aplicación directa al latín de los criterios empleados por Kortmann21 para el estudio de las conjunciones adverbiales en medio centenar de lenguas de Europa, el autor distingue dos grupos básicos de oraciones causales en latín, según su distinto proceso de gramaticalización:

–––––––––––– 19 Cf. B. Kortmann, Adverbial subordination, Berlín-Nueva York, 1997; S. Cristofaro, Subordination, Oxford, 2003; K. Hengeveld (ed.), The internal structure of adverbial clauses, Estrasburgo, 1993. 20 W. Croft, Typology and universals, Cambridge, 1990; C. Lehmann, Thoughts on grammaticalization, Erfurt, 2002; P. J. Hooper & E. C. Traugott, Grammaticalization, Cambridge, 2002. 21 Adverbial subordination, op. cit. (n. 19).

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(i) aquellas cuyo contenido causal es primario y/o exclusivo, y que tienen su origen en palabras pertenecientes a otra categoría morfosintáctica, en concreto el tema de relativo-interrogativo (kwi / kwo): quod, quia, quo, quin, y (ii) conjunciones que sólo de forma secundaria o contextual expresan un contenido causal, y que primeramente se gramaticalizaron como portadoras de una variada gama de contenidos adverbiales: temporal (quoniam, quando, cum, dum, postquam, ubi), modal (ut, quomodo) o condicional (siquidem). El lector perspicaz se habrá percatado de que esta clasificación no difiere, en lo que respecta a las conjunciones que integran cada grupo, de la que previamente se presentó para distinguir entre causales del enunciado y causales de la enunciación. Es ahí donde el autor quiere llegar: “al menos en latín clásico, se constata una relación evidente entre el origen morfológico, el grado de gramaticalización (primaria o secundaria) y el tipo de causalidad (interna o externa) que expresan las distintas conjunciones latinas” (p. 41). 3.2 Las conjunciones que introducen causales del enunciado en latín proceden etimológicamente del antiguo indefinido-interrogativo indoeuropeo, cuya reconstrucción –controvertida22– remonta a dos temas: kwi / kwo. De su uso como relativo derivarían las conjunciones quod, (non) quo y quin. En el caso de quod, el autor se apoya en la teoría, ya clásica, de J. Haudry23 sobre el origen de la subordinación en las lenguas indoeuropeas para explicar su génesis y gramaticalización como conjunción causal y completiva. Según el autor francés, hay que partir de una estructura correlativa (quod… id) objeto de posteriores modificaciones, tales como la inversión del orden (quod… id > id… quod), la fusión (id… quod > id quod) y la desaparición del anafórico (quod). A partir de los valores sintácticos de id (Sujeto u Objeto Directo) se explicarían los usos de quod completivo, en tanto que el uso como conjunción causal procedería de los “numerosos ejemplos, sobre todo en latín arcaico, en los que una forma pronominal neutra es un ‘acusativo adverbial’ o de relación” (p. 47). Que en el origen tanto de quod completivo como de quod causal subyace una estructura correlativa me parece incuestionable: los datos latinos, de los cuales el autor proporciona un buen número de ejemplos, atestiguan cada una de sus fases y, además, cuenta con el correlato de

–––––––––––– 22 Un buen resumen de las principales teorías puede consultarse en J. A. Beltrán, Introducción a la morfología latina, Zaragoza, 1999, pp. 115-116. 23 “Parataxe, hypotaxe et corrélation dans la phrase latine”, Bulletin de la Société de Linguistique 68, 1, pp. 147-186.

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otras lenguas indoeuropeas24. Lo que ya no resulta tan claro es que en estos casos quod funcione como un relativo, esto es, que desempeñe una función sintáctica dentro de la oración que introduce25. De hecho, el propio J. Haudry26 está admitiendo el valor conjuncional de quod cuando reconoce que “quod n’a pas de fonction dans la proposition qu’il introduit”. Y es que, si bien el esquema correlativo es útil para explicar cómo quod ha llegado a adquirir un significado causal a partir de la transferencia al conjunto de la subordinada del valor causal del correlativo fórico (id o eo), una vez que este es omitido, no explica, a mi juicio, cómo el tema de relativo ha llegado a gramaticalizarse como conjunción en latín. No es cosa de extenderse aquí en las objeciones que podrían plantearse al proceso descrito por el autor francés, dado que ya el propio Baños nos advierte de que no va a detenerse “en el análisis puntual de las distintas fases de este proceso de gramaticalización” (p. 49). En cualquier caso, el punto central de la argumentación es señalar que quod y quia han llegado a funcionar como conjunciones causales por caminos distintos, algo que, como veremos en § 4, sirve para explicar algunas de sus diferencias distribucionales en latín arcaico y clásico. 3. 3 En cuanto a quia, el autor no sigue la explicación de Haudry, que propone un desarrollo similar al de quod27, sino la de las principales gramáticas históricas28: neutro plural del tema kwi, de su función como interrogativo-causal (VERG.Aen.5,13 Quianam tanti cinxerunt aethera nimbi?, “¿Porqué nubes tan grandes han ceñido el éter?”), su gramaticalización como conjunción causal derivaría de estructuras paratácticas de pregunta-respuesta en los que “eine Schwund der Pause und des Fragetons”29 habría provocado una reinterpretación de la frase. Prueba de la vigencia que tuvo en latín esta tendencia a reinterpretar como conjunciones causales los pronombres interrogativos es el hecho de que en

–––––––––––– 24 Cf. J. Mendoza, “Sintaxis”, en F. R. Adrados et al., Manual de lingüística indoeuropea. III., Madrid, 1998, p. 235. 25 Sobre la existencia de contextos puente, cf. J. M. Baños, “Análisis sintáctico de las construcciones quid est quod, est quod, nihil est quod en Plauto y Terencio", Cuadernos de Filología Clásica-Estudios Latinos 1, 1991, pp. 29-86. 26 Op.cit. (n. 23), p. 157. 27 Ibid. p. 156. 28 Así, R. Kühner & C. Stegmann, Ausführliche Grammatik der lateinischen Sprache, 1912, pp. 270-271, o A. Ernout & F. Thomas, Syntaxe latine, 1953, París, p. 347, entre otros. 29 Hofmann & Szantyr, op.cit. (n. 12), p. 585.

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época tardía vuelvan a producirse procesos similares con los interrogativos cur y quare (pp. 56-58). Como ya señaló Väänänen30, a partir de estructuras paratácticas del tipo SUET.Tib.59, non es eques; quare? Non sunt tibi milia centum (“No eres caballero. ¿Por qué? No tienes cien mil sestercios”), la pérdida de la pausa entre el interrogativo y la respuesta, y el consiguiente cambio de entonación, habrían provocado la reinterpretación de quare como conjunción (CIL 5,2421, Rufa, ita uale, quare bene felas, “Rufa que te vaya bien, pues la chupas estupendamente”). 3.4. A diferencia de las causales del enunciado, cuya etimología remonta a dos temas únicamente, la variedad de orígenes que presentan las conjunciones que introducen causales de la enunciación es congruente con su elevado número, si bien “de todas ellas, las únicas conjunciones realmente productivas en latín arcaico y clásico son quoniam y quando; el resto, o bien presenta un contenido causal de forma contextual, fruto de una inferencia pragmática […] o bien lo hacen de forma poco frecuente y casi siempre limitado al latín posclásico y tardío” (p.40). Dejando al margen las consideraciones puntuales sobre cada una de estas conjunciones, el aspecto más destacable de las conclusiones de Baños en este punto es la constatación de que todas las conjunciones latinas que introducen causales de la enunciación han llegado a expresar un contenido causal de forma secundaria, es decir, que primeramente se gramaticalizaron como conjunciones con un significado adverbial distinto del de Causa. En realidad, si nos limitamos a los datos del latín clásico, las únicas conjunciones de este tipo que han gramaticalizado un valor causal se limitan a quoniam y quando, cuyo origen, en ambos casos, es temporal. Sin embargo, sólo la segunda mantuvo ambos valores. En efecto, en el caso de quoniam (
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