¿Catecismo para leer a Las Casas? Dos recientes biografías del obispo de Chiapas y nuestro quehacer intelectual

August 15, 2017 | Autor: L. Restrepo | Categoría: Colonialism, Latin American Colonial Literature, Bartolome de las Casas
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Descripción



Andrei Codrescu, Biographies, All Things Considered. NPR Sept. 27, 1999.
Luis Fernando Restrepo
[email protected]
Universidad de Arkansas

¿Catecismo para leer a Las Casas? Dos recientes biografías del obispo de Chiapas y nuestro quehacer intelectual

Hace unos años, en un programa de NPR el escritor rumano Andrei Codrescu dijo que hay un creciente apetito insaciable por biografías, producidas masivamente como salchichas para la televisión y el cable. Estas biografías reducen las vidas humanas a historias apetecibles para el consumidor voyerista de los escándalos y trágicos finales de los ricos y famosos. "From the moment an actor or a singer enters the public arena, he or she is transformed into the subject of biography, whether he or she knows it or not. Agents, handlers, producers, directors and even teachers work to transform the human being in their power into showbusiness clichés. By the time these poor wretches get to be retold in A&D, they have been turned out. Criminals, and war heroes are crammed into the same biography formulas as movie stars even if their lives evince more qualities of will and self making. Aunque esta ola de popularidad de las biografías y su producción masiva pareciera una completa perversión de este género que se remonta a las vidas ejemplares de la antigüedad clásica, el hecho es que narrar vidas nunca ha sido una cuestión sencilla y sin trucos y traiciones. La popularidad y la gran atracción del género biográfico reclama una aproximación crítica que examine la compleja relación entre el sujeto biografiado, el biógrafo y sus lectores.
A partir de una reflexión sobre la biografía, y en particular sobre la biografía literaria, mi propósito es examinar dos recientes biografías sobre el Obispo de Chiapas. Bartolomé de las Casas: Entre la espada y la cruz (2009) de Bernard Lavallé, publicada originalmente en francés en el 2007 y Bartolomé de las Casas: A Biography (2012) de Lawrence Clayton. Mi propósito no es ofrecer una reseña o dar un balance de lo que aportan estas dos biografías en relación a las muchas otras historias de la vida del dominico. Me interesa más ver sus propuestas como texto biográfico, es decir cómo nos interpelan a nosotros lectores del siglo XXI y la mirada hacia Las Casas y su vida que buscan plasmar. Más aún, teniendo en cuenta que los dos biógrafos son académicos como nosotros, me interesa ver las conexiones explícitas o implícitas que establecen entre la obra lascasiana y su quehacer intelectual sobre la América del siglo XVI. Pero más allá de estas dos biografías, lo que quiero es invitarles a una reflexión sobre cómo nosotros como educadores estamos de una u otra manera narrando la vida del obispo de Chiapas acorde a nuestro plan de clase y si allí, implícita o explícitamente, estamos elaborando un catecismo para leer a Las Casas.
Se trata de entender mejor cómo le estamos pasando a la siguiente generación la importancia de esta figura histórica. Sin duda, la apretada agenda de los cursos panorámicos sobre la literatura colonial permite sólo abordar algunos textos como la brevísima relación de la destrucción de las Indias o fragmentos de la Historia de las Indias sin poder ahondar debidamente en su amplia y variada producción intelectual cuyas obras completas abarcan más de una docena de textos o apreciar bien la evolución y consolidación del pensamiento lascasiano en sus cincuenta años de labor en pro de los indios. El hecho es que colecciones como la edición Approaches to Teaching the Writings of Bartolomé de las Casas editado por Santa Arias y Eyda Merediz, nos dan una buena muestra de la complejidad de la obra de Las Casas y cómo los diferentes campos académicos nos ofrecen diferentes perspectivas de su vida y sus textos, como la historia, la literatura, los estudios renacentistas, los estudios religiosos, y los estudios sobre los derechos humanos.
Antes de entrar en las biografías seleccionadas, hay dos aspectos que precisan reflexión. El primero es que debemos tener en cuenta que gran parte de lo que conocemos de Las Casas o la imagen de él que heredamos nos proviene de sus propios textos, especialmente de la tercera parte de la Historia de las Indias, donde el obispo se defiende de las críticas de Oviedo, Gómara, Sepúveda, Motolinia y otros. Hay una compeja autopresentación de sí mismo como un sujeto heroico providencialmente seleccionado para la defensa de los Indígenas y los valores cristianos. Santa Arias la ha examinado con gran precisión en el capítulo "Apología pro vita sua" del libro Retórica, historia y polémica, Bartolomé de las Casas y la tradición intelectual renacentista (2001). En este yo público que emerge en la narración en tercera persona desde de la primera misa que ofició hasta el memorial de "despedida" de 1566 en el que se presenta como alguien que dedicó toda su vida en la defensa de los Indios, hay un estratégico tejido discursivo organizador de los hechos que se emparenta con géneros como las vidas ejemplares, la confesión y el testimonio. En la misma Historia de las Indias, hay una reflexión muy aguda sobre la tarea de narrar vidas tanto en el prólogo como en la presentación de Colón. Aquí igualmente les refiero al trabajo de Santa Arias. Las dos biografías aquí tratadas no son igualmente conscientes de ello y esto en parte da cuenta del tipo de narrativa que construyen para escribir la vida del obispo, como lo veremos más adelante.
En segundo lugar, es preciso pasar por el filtro de la crítica poscolonial lo que significa escribir la biografía de un individuo, más allá del caso particular de Las Casas. Se trata de discernir la colonialidad del género de narrar vidas. Es preciso pensar este género en relación a las biopolíticas del Estado moderno. Nuevamente el escritor Codrescu me iluminó el camino. Cuando estaba tratando de ubicar su texto para NPR sobre la biografía, citado al comienzo de esta presentación, le escribí pidiéndole ayuda. Prontamente Codrescu me envió un par de textos "The Written Life" y "Adding Life, Erasing the Record". Ambos me despertaron más el interés en el género biográfico que el par de estudios académicos sobre el género que consulté para esta presentación. En todo caso es preciso notar que que conozco poco la bibliografía crítica de la biografía y la autobiografía. Regresando a Codrescu, en el ensayo Adding Life, Erasing the Record, el autor rumano se pregunta si es posible tener una vida sin tener una biografía? La respuesta es sí, antes del surgimiento del Estado moderno burocrático. Codrescu señala que se puede decir que es el Estado el que inventa el individuo, dotándolo de un certificado de nacimiento, matrimonio, estudios, títulos de propiedad, datos de empleo, y certificado de defunción (Codrescu). En las sociedades teocráticas, solo los reyes y los nobles tenían biografías. Los vasallos eran conocidos por sus funciones, cocineros, tejedores, herreros que junto con todo un sinnúmero de sirvientes aparecen como entidades colectivas, sin vida propia. Son almas. Codrescu señala que es el Estado moderno el que regresa a estas almas sus cuerpos, sus propios cuerpos estampados con las marcas de identidad en ellos. Desde esta perspectiva podemos ver que la conquista de América y la evangelización fue más que cuestión de salvar almas, donde el Estado y la Iglesia se encargarían del cuidadoso registro de las vidas y las muertes de los Amerindios, y la propia labor intelectual de Las Casas es una reflexión sostenida sobre el derecho y el rol del Estado en la protección de los cuerpos de los indios. Es también una reveladora reflexión sobre los límites del Estado moderno, como lo planteo en De único vocationis modo y en el Tratado del poder soberano ante la voluntad del indio, como ser libre, pregunta que nos preocupa hasta el día de hoy y que ha tratado de contestar los estudios subalternos, más allá de la inscripción letrada de los múltiples indianismos e indigenismos. Y aquí estamos, ante las biografías de un hombre europeo preocupado por la destrucción de miles de indígenas, sólo ocasionalmente referidos por nombre propio. Nos queda un malestar si la monumentalización de esta figura se inscribe sobre los cuerpos torturados y masacrados de los indios, sabiendo que escribir sus biografías no sería una inscripción menos problemática. La sombra de la colonialidad del quehacer intelectual parece encerrarnos sin esperanza en el juego del poder/saber. Quizas en el espíritu de la risa de Foucault, que nos recuerda Michel de Certeau, ante la biblioteca de Babel de Borges, nos ayude a entrever cierta luz en todo esto, en donde nos estamos jugando nuestra propia vida al intentar que nuestra labor académica sea más que un instrumento del Estado burocrático. En esta encrucijada, no he podido olvidar la risa que me dio escuchar a mi colega David Solodkow decir que Las Casas es otro desaparecido de la historia, que tras andar tras su huella por los conventos de España, no hay rastro de su cuerpo, no se sabe donde quedaron sus restos. Sin duda, es extraño el consuelo de la miseria compartida.
Volvamos a nuestra materia. Comenzamos notando la necesidad de una perspectiva crítica ante la imagen que Las Casas que nos dejó de sí mismo, nada ingenua respecto a la cuestión de narrar vidas y su tradición literaria, y luego reflexionamos sobre la colonialidad del género biográfico nada ajeno a las biopolíticas del estado moderno, parte de un proceso en el que nosotros académicos estamos implicados y acaso, atrapados sin más salida que esta de las letras como Borges y yo. Entremos ahora en las dos biografías recientes sobre Las Casas que prometimos examinar. Comenzaré con la de Lavallé ya que fue publicada primero y luego discutiré la de Clayton. De nuevo no se trata de decir cual es mejor ni de corregir imprecisiones historiográficas. Lo que me interesa es verlas como texto biográfico, cómo es su aproximación a Las Casas, el hombre y sus textos, y qué ganan y pierden con esas aproximaciones. Ambos son textos muy bien investigados y en realidad me ha parecido muy provechosa la lectura de ambas para tener una visión más global de la vida y obra de Las Casas. Es decir, las dos funcionan adecuadamente como biografías. No obstante, es diferente su aproximación. Mi impresión es que la biografía de Lavallé es una aproximación a Las Casas a través de sus textos, los cuales cita con precisión. Por tal virtud, los textos parecen estar siempre en primer plano y con esto sus aciertos se deben en parte a una cuidadosa lectura crítica de éstos como textos. Clayton, en contraste, trata de diversos modos de acercarse más al hombre, describiendo su personalidad testaruda, sus ideas en relación a su fe cristiana, comparándolo con figuras proféticas como Jeremías o fundacionales como Jefferson, recreando diálogos o escarbando en la documentación histórica detalles de la vida cotidiana, y reflexionando sobre el quehacer del historiador. Al poner en primer plano los textos, en la primera biografía hay una mesurada aproximación al hombre y una presencia mediadora del narrador-investigador-lector. En la segunda biografía aparecen en primer plano tanto el hombre como el narrador, quien comparte con el obispo el de historiadores y el marco cristiano para entender la conquista. En ambas biografías hay una aproximación más bien intuitiva al género biográfico en donde es evidente que el propio Las Casas les lleva ventaja en el arte de narrar vidas. Veamos concretamente algunos ejemplos de cómo cada una de estas biografías se aproxima a Las Casas y sus textos.

Una biografía literaria
Entre los subgéneros de la biografía está aquella dedicada a los autores y sus obras, en donde el acercamiento al ser biografiado es sobre todo en relación a su obra escrita. Este es uno de los aspectos que caracteriza a Entre la espada y la cruz la biografía de Las Casas hecha por Bernard Lavallé. Esto lo vemos en la presentación de textos como el Memorial de los Remedios, 1516, donde explica el contexto en el cual Las Casas redactó el documento con Palacios Rubio y también cómo fue recibido al ser leído (63). Igualmente se narra cuando y en qué contextos surgen obras como la Apologética historia (107) y De único vocationes modo (113-115). Hay una presentación muy detallada de las obras, su publicación, y su contenido, etc. Igualmente sucede con la brevísima relación de la destrucción de las Indias (141) y el apartado de las Leyes Nuevas (146-49).
Entre los aciertos que se señalaron, está la atención que Lavallé presta a los textos mismos. En este sentido es significativo que las dos escenas que recrea al principio de la biografía, en la introducción y el primer capítulo, resaltan el impacto como lector o receptor de un texto. La biografía comienza con una mirada a la imponente estatua de Las Casas al lado de la Catedral en el zócalo de la ciudad de México. La inscripción en la estatua es como un epitafio que invita al lector detenerse y venerar la vida de Las Casas y pone el tono de lamento que enmarca la biografía. Este mismo tono es proyectado a toda la historia del continente, personificado:" Escribir hoy la biografía de Las Casas requiere en cierto modo, abordar al mismo tiempo la historia de la 'joven' América alumbrada en el dolor"(14). El primer capítulo también abre con un texto, esta vez leído. Se trata del sermón de famoso sermón Ego vox clamantis in deserto de fray Antón Montesino, presenciado por los españoles y un yo narrador que aparece sólo brevemente, cuya identidad será revelada en el segundo apartado, no sin antes preguntar "Y el testigo de esta prédica foribunda?" El yo narrador de Las Casas no volverá a aparecer así, sino en citas debidamente enmarcadas provenientes de los textos de Las Casas, principalmente de la Historia de las Indias, la cual considera "en muchos aspectos una especie de autobiografía de sus primeros años militantes" (64). Es decir, la biografía de Lavallé es mesurada y no se atrave a recrear ningún diálogo ni reconstruir ficticiamente las escenas y esto no es necesariamente malo. Lo que me interesa resaltar aquí es como opera como proyecto de biografía, y quizás considerar lo que gana y lo que pierde con esa aproximación. Gana en el rigor, como un trabajo de investigación histórica o literaria, hay unas citas precisas claramente demarcadas por comillas. Lo que se pierde es la cercanía del personaje que pudiera crearse, como lo permite el género. Las citas marcan la distancia entre la vida de Las Casas y nosotros y resaltan en cambio el papel mediador del narrador-investigador. Esta misma atención los textos primarios es lo que le lleva a anotar como Las Casa se refiere a si mismo en tercera persona. El rigor académico también es el que posibilita leer críticamente los textos, por ejemplo cuando los monjes jerónimos encargados de implementar el plan de Las Casas en La Española, son acusados por Las Casas en su Historia de Indias de ceder ante los colonos. Lavallé muestra que hay que ir más allá de la versión de Las Casas (72). Por otra parte, también nota la novedad que trae Las Casas, por ejemplo en la Historia de las Indias, cuando narra el caso del cacique Enrique, al discutir el vocabulario colonial y presentar al cacique no como un rebelde sino como alguien que lucha con el derecho de defensa. Por otra parte, la atención al estilo de las cartas, como la carta del 15 de octubre de 1535 de Nicaragua, donde se dice que Las Casas, llevado por su lirismo, describe las Indias como un paraíso del señor (212).
Es paradójico que Lavallé trata de presentar a Las Casas como un hombre de acción, más allá de las letras pero que su biografía ponga en primer plano los textos del obispo. Dice, "Las grandes obras de Bartolomé que recopilan lo esencial de una vida, por mucha importancia que tuvieran para él, no bastaban para ocupar por completo su espíritu, ni siquiera en la ancianidad" (219). Hay aquí una supuesta separación del quehacer intelectual y la praxis política, aunque en toda la biografía es evidente que el quehacer intelectual de Las Casas es claramente político y pragmático, donde el conocimiento adquirido sirve para defender sus convencimientos ético-políticos. No obstante, esta cita sugiere un intento por llegar al ser viviente que como nosotros somos mas que nuestras palabras es lo único que queda de nosotros. Al final de la obra nos reencontramos con el treno del epitafio con el que abre la biografía. Pasemos ahora a la biografía realizada por Clayton.
Jeremias en las Indias
Iracundo, testarudo, impulsivo, y apasionado, Clayton nos ofrece un colorido personaje a través de una adjetivación recargada y también en la recreación de diálogos y donde también encontramos la presencia del biógrafo narrador que no vacila dejar sentir su presencia: "Las Casas was a Christian, albeit as I discovered, not a very loving one. More prophetic and cut in the mold of the Old Testament prophet Jeremiah" (6). Clayton establece paralelos entre esta figura profética, citado más de doce veces, junto con otras como Isaias y Ezequiel que condenan a los pecadores y les advierten de la ira de un dios castigador y vengador (6,27,59,79,81,118,120,152,155,178,279,285,387,467, ). El paralelo es bastante ilustrativo aunque no sé qué tan preciso es, pues Clayton no se establece las relaciones textuales entre uno y otro texto, solo arroja la comparación. El resultado en todo caso es muy efectivo en sacar a la luz la personalidad intensa de ese Las Casas que batalló por varias décadas y no se amedrentó en condenar a los conquistadores y encomenderos y todos aquellos que de una manera u otra se beneficiaran de la conquista y no restituyeran los bienes saqueados.
He was, in that snapshot momento, in the Judeo-Christian prophetic tradition facing disobedience, hostility, and sin. He was a man on a mission, a messenger, an ambassador sent by God to awaken the conscience of the king and his counselors, like Jeremiah of the Old Testament or John the Baptist of the New. Like Jeremiah, Las Casas was judgmental, prophetic and intensely nationalistic "(152)Ne Pero el marco bíblico va más allá de estas figuras proféticas y en varias ocasiones el biógrafo-narrador sugiere versículos de la biblia que podrían estar en la mente de Las Casas, por ejemplo los proverbios (86), o varios epígrafes de la biblia que abren los capítulos. Clayton expresamente justifica este marco cristiano, pues señala que muchas de las biografías y escritos sobre las casas lo han desvinculado de su lado religioso y espiritual. El resultado, en mi opinión es que el trasfondo cristiano parece absorber la figura central.
Un par de elementos que quiero resaltar son lo siguiente. Primero en esta biografía el quehacer de Clayton como historiador está presente y en cierta manera es una presencia constante. Es muy clara esta presencia al comentar el prólogo de la historia de las Indias (399), pero también en uno de los capítulos finales donde el biógrafo recorre los lugares que habitó Las Casas. Almost five hundred years later, I came to Nicaragua by a vastly different trail, but found, like the Dominican Republic and Cuba, Las Casas very much alive in the historical and cultural mind of the people" (472). Ni tanto que no alumbre ni tanto que queme el santo, es el dicho. Creo que en esta biografía el narrador se acerca tanto al personaje que parece entrometerse en su historia. El segundo punto es que al final del texto de Clayton hay una reseña de las biografías de Las Casas. Es bastante útil, pero lo que es evidente es que no hay mayor reflexión sobre el genero de la biografía, aparte de unos pocos comentarios generales al principio del texto.
En resumen la mesurada biografía literaria de Lavalle, que pone en primer plano la lectura cuidadosa y rigurosa de los textos de Las Casas y el personaje bíblico que se transfigura en la biografía de Clayton, acompañada de la presencia del autor-historiador que es imposible dejar de notar logran a su modo acercarnos al hombre y sus textos. La primera se acerca al hombre a través de los textos y parece quedarse en ellos y la segunda salta casi abruptamente de los textos al hombre, imaginándoselo como el profeta Jeremías.
Sin duda es compleja la labor biográfica y es importante pensar en ello en nuestro trabajo como instructores. Por esto es válido que nos preguntemos Como es nuestro Las Casas? Pero también tener en cuenta la colonialidad del genero biográfico y de como nuestra propia vida, nuestros cuerpos, están siendo inscritos por el estado y el capital y es imperativo buscar salidas para reclamar nuestros cuerpos y nuestras vidas.















Las Casas snapped (192), Las Casas barked (192), his voice rising almost to a shriek 195, unhinged and fanatical 196, Las Casas sniffed 221

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