Cataluña: por una autonomía económica

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Descripción

Cataluña: por una Autonomía Económica 11



Según encuesta realizada por Eco-estudios Comerciales y de Opinión, S.A. un 79% de los encuestados expresaron un grado de doble nacionalidad, mientras un 21% una única nacionalidad.
A partir de esta pregunta nos formularemos otras del tipo: ¿Cómo influyen las variables económicas en los intentos nacionalistas de Cataluña? ¿Favorece la independencia en el ámbito económico al pueblo español?, etc.
Para entender el concepto de "error antropológico" véase la página 6 de este documento.
Si bien nos gustaría argumentar nuestro trabajo respecto a principios de razonamiento tales como el de la Navaja de Ockham, según el cual "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta", nuestras hipótesis, al exponerse las mismas desde un mismo plano pero hacia pesquisas contrarias, la inviabilidad o no de una Cataluña independiente, no tienden hacia estas concepciones. Si bien la explicación más sencilla puede ser la correcta, entendemos que tal vez la hipótesis que más dudas y vías abra es la que mejor puede interesar a nuestro trabajo.
Tal y como reza la propia web, Academia.edu es una plataforma para los académicos para compartir trabajos de investigación. La misión de la compañía es la de acelerar la investigación en el mundo.
Se busca este tipo de análisis ya que nuestras hipótesis tenderán a moverse respecto a un aspecto concreto: la viabilidad de una Cataluña independiente. A partir de dicho aspecto se busca la formulación de diversas hipótesis pero siempre partiendo de las afirmación o la negación de si el aspecto primario, la viabilidad de Cataluña, es o no posible.
Explica el profesor Josep Fontana que el sistema del Estado autonómico español es una trampa que se estableció sobre la base de prometer derechos que después no se conceden y se recortan o recuperan a cambio de permitir un uso descentralizado del dinero originando así un entusiasmo entre los ciudadanos que se acaba cuando se acaba el dinero.
Según Jordi Pujol, Cataluña se equivoca al no basarse en la reclamación de derechos históricos como los vascos y navarros. La situación política del país depende del cambio que provocó la crisis de 2008, que fue resultado de un enorme gasto privado especulativo que no tuvo ningún control.
Ideas extraídas del vídeo "Razones para la independencia de Cataluña", inserto en el portal YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=2bRjK8ojxr8
Pont considera que existe una conspiración española para hundir la economía catalana e impedir "el progreso y el desarrollo del país en todas las redes de servicios sin ninguna excepción"
El colectivo Wilson que debe su nombre al presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson está compuesto por Jordi Galí, director del Centro de Investigaciones de Economía Internacional (CREI); Xavier Sala Martín, catedrático de la Universidad de Columbia en Nueva York; Pol Antrás, catedrático de Economía de la Universidad de Harvard; Carles Boix, de la Universidad de Princeton; Gerard Padró, de la London School of Economics and Political Science y Jaume Ventura.
Estudios extraídos del Departament d´Economia i Coneixement a partir de datos del C- Intereg i Datcomex
Estos datos están basados en las tablas de input-output de la economía catalana y los cálculos efectuados por los profesores Guinjoan y Quadras, partiendo las mismas del análisis extraído por Oliver Alonso entre los años 2005 y 2007 (www.idescat.cat/cat/economía/TIOC).
Recordemos que según el informe "Doing Business" del Banco Mundial, España ocupa la posición 136 en un ranking de 185 países en términos de facilidad para crear nuevas empresas
Antoni Serra Ramoneda, profesor de la UAB y economista que presidió Caixa Catalunya, una de las entidades que más fondos públicos requerirá en su reflotamiento, otorga esta visión sobre Cataluña en revistas tales como el número 71 de la Revista "Metrópolis" de Barcelona.
En esta línea de argumentación se moverán autores tales como el profesor de economía europea de la UAB Ferrán Brunet y el economista Nicolás López.
El Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Pensilvania y Científico Titular del Instituto de Análisis Económicos del CSIC Ángel de la Fuente elabora diversos informes que, por lo general, no vislumbran un futuro prometedor para la división de Cataluña respecto a España pero usaremos sus estudios desde un punto de vista más crítico que funcional.
Información extraída de "C- intereg: Comercio de bienes" del año 2010.
AEAT: Agencia Estatal de Administración Tributaria. Se utilizan para el análisis distintos estudios estadísticos anuales entre 2005 y 2009, fecha en la que centramos el comienzo de la querencia de secesión por parte de Cataluña.
CTESC: Consell de Treball Económic i Social de Catalunya. Se utilizarán diversos estudios de esta entidad, al igual que en caso de la AEAT, entre 2006 y 2009. Véase como se fundamenta el gobierno catalán y el español por medio de sus principales organismos de tributación.
Esta idea ha sido expuesta por diversos políticos europeístas del panorama español en las últimas elecciones al Parlamento Europeo; desde candidatos socialistas como Ramón Jaúregui hasta el candidato popular Arias Cañete.



CATALUÑA:
POR UNA AUTONOMÍA ECONÓMICA


Javier J. Trillo de la Calle






ÍNDICE

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………..PÁGINA 4
PLANTEAMIENTO DE LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN……...PÁGINA 5
EXPOSICIÓN DEL MARCO TEÓRICO DE REFERENCIA; ORIGEN, DESARROLLO Y ESTADO ACTUAL DE LA MATERIA………………PÁGINA 6
Del error antropológico y sus consecuentes derivaciones como derecho de aplicación general abstracto e incondicionado………………….……PÁGINA 6
EXAMEN Y REFLEXIÓN DE LAS HIPÓTESIS A TRATAR…………..PÁGINA 7
METODOLOGÍA Y FUENTES DE DATOS Y/O INFORMACIÓN…….PÁGINA 8
ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN O EVIDENCIA EMPÍRICAS……...PÁGINA 10
Sobre la viabilidad de Cataluña……………………………………...PÁGINA 10
El sentir catalán en España……………………………………....PÁGINA 10
Las cuentas de Cataluña………………………………………….PÁGINA 13
Sobre la inviabilidad de Cataluña…………………………………....PÁGINA 18
CONCLUSIONES……………………………………………………………..PÁGINA 23
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………PÁGINA 25







Cataluña: por una Autonomía Económica
Análisis sobre la influencia económica respecto al principio antropológico entendido como derecho de la autodeterminación
Javier J. Trillo de la Calle

La situación actual de las economías europeas trae consigo derivaciones de múltiple temática en cada uno de los territorios que la conforman. Ante la trascendencia de los últimos acontecimientos y la situación de una economía en crisis, no sorprende pues que la citada crisis haya generado diagnósticos descarnados de territorios tales como el que pertenece a la Comunidad Autónoma catalana. Se investigan los efectos de una Cataluña sin España en un momento económico como el actual en el que los nacionalismos son una nueva opción para un pueblo indignado. Teniéndose en cuenta los estudios hasta la fecha respecto a la doctrina antropológica de la secesión y la independencia, proponemos la comprobación de los efectos económicos que plantea para la autodeterminación de Cataluña los cambios económicos presentes y futuros.

Palabras clave: Autodeterminación, Economía, Error antropológico, Independencia, Secesión, Relación causal.





INTRODUCCIÓN
Cataluña es una comunidad subestatal con aspiraciones de autonomía política, en la que una mayoría de los ciudadanos se adscribe al ámbito nacional-regional y nacional- estatal, es decir reconocen una identificación de doble nacionalidad. Esta identificación étnica dual constituye un punto de referencia fundamental para determinar la naturaleza de los conflictos políticos etnoterritoriales y sus posibles desarrollos futuros, de forma que a mayor prevalencia de la primitiva identidad producto de la construcción estatal moderna, mayor será también la aspiración por una autonomía plena. El resurgimiento de los nacionalismos periféricos subraya la importancia decisiva de los grupos psicosociales colectivos como articuladores de la movilización popular con el fin de una autonomía política. A pesar de esto no podemos considerar que los movimientos nacionalistas han basado su potencial movilizador en la exaltación de los rasgos colectivos comunes (lengua, familia o origen geográfico), sino que ha sido originada en gran medida por la percepción psicosocial de una imposición centralista discriminatoria y una ineficacia de los aparatos estatales que no se han adaptado a los nuevos tiempos. Las demandas por el autogobierno asumen su máxima expresión en la aspiración por la autodeterminación y la secesión políticas. En Cataluña encontramos un nacionalismo sin Estado, que ha vuelto a consolidar sus rasgos identificativos ancestrales a través de la movilización política y que nunca se ha sentido implicado en la construcción estatal, aspirando a dotarse de estructuras políticas de autogobierno estableciendo gobiernos y parlamentos democráticos regionales. Esta identificación dual tiene una naturaleza fluctuante, de manera que las percepciones positivas de la actuación del Estado por parte de los miembros de la comunidad pueden originar una disminución de la adscripción nacionalista-regionalista y viceversa. De cualquier manera siempre existe una conciencia de carácter étnico y territorial que resulta casi imposible eliminar por completo.
España es un Estado nacional de composición plurinacional producto de procesos originados por una unión política de carácter dinástico, véase la boda de los Reyes Católicos en 1469, en vez de procesos unitarios de agregación política. Las reivindicaciones de los movimientos por la autonomía política ponen de manifiesto los problemas de mala integración de los grupos minoritarios en los procesos de construcción estatal. Durante la segunda mitad de siglo XIX y la primera de XX se produjo un reforzamiento de carácter nacional a causa, en gran medida de la incapacidad de la burguesía española de poner en marcha su revolución modernizadora a nivel estatal. Esta situación forzó al gobierno central a otorgar un cierto grado de descentralización administrativa creando la Mancomunitat de Catalunya en 1914 con la intención de reconducir los movimientos autonomistas. En 1932 se consigue un mayor grado de autonomía con el Estatut d´ Autonomía.
No existe un criterio claro entre orientaciones culturales y psicología étnica, por lo que las actitudes políticas, sociales y económicas de estas comunidades no se pueden reconducir usando políticas culturales homogeneizadoras propias del gobierno estatal. La integración de naciones minoritarias como la catalana debe considerarse un asunto más psicológico que cultural. Un ejemplo lo tenemos en el intento franquista de acabar con la cultura catalana, que solo consiguió reforzarla.
Las prácticas pactistas catalanas en su relación con el poder estatal hicieron posible la instalación de autogobierno durante la transición democrática tras 1975. En el referéndum de 1979 se votó mayoritariamente por la creación de instituciones de autogobierno dentro del marco estatal existente, aceptando así la Constitución española de 1978 que no permitía la separación, restaurándose así la Generalitat.
En Cataluña, existe una percepción anticentralista basada en la idea de que esta comunidad recibe mucho menos del gobierno central de lo que ella aporta a los ingresos del Estado. Desde esta perspectiva, este secular "agravio fiscal comparativo" frena el desarrollo económico catalán y se considera como negligencia de una organización estatal ineficaz (Estado español) que tampoco favorece al desarrollo de otras regiones.


I. PLANTEAMIENTO DE LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN.
Nos proponemos acotar los límites de la controversia a la que responde la realización de nuestro estudio. Téngase en cuenta que, en base a la introducción que detallamos, versa sobre la descripción del pueblo catalán como región bien diferenciada del marco autonómico que corresponde a España. La Comunidad Autónoma catalana no sólo goza de diferenciación respecto a factores histórico-sociales, sino también otros tales como la economía, política, cultura, etc., que no hacen más que buscar un conjunto de diferencias respecto al territorio español y le ayuda a dividirse, por así decirlo, del resto de la sociedad autonómica española así entendida.
En este sentido, a su vez, se le añade tanto el enfoque antropológico determinado, así como el cruce de realidades económicas presentes en nuestras sociedades, obteniéndose la siguiente pregunta de investigación: ¿Es viable económicamente una Cataluña sin España y viceversa?
Partimos de la división de nuestra investigación respecto a dos niveles de estudio: en primer lugar, el error antropológico y segundo la fundamentos económicos incidentes en el territorio catalán. Si bien en primera instancia aun cuando no resulte de clara visualización el objetivo que deseamos cumplir, pensamos que el procedimiento adoptado es el más adecuado y provechoso respecto al ámbito y ejercicio de los planteamientos presentados.
En nuestro estudio se presentan dos posturas claramente diferenciadas: por un lado aquellas hipótesis que defienden la viabilidad de una Cataluña independiente que tendría mejores resultados económicos que formando parte del Estado español y, por otro lado, las tesis que defienden que en el hipotético caso de que una viabilidad económica de la Comunidad Autonómica catalana fuera posible, ésta acarrearía unos resultados muy negativos a la economía catalana.


II. EXPOSICIÓN DEL MARCO TEÓRICO DE REFERENCIA; ORIGEN, DESARROLLO Y ESTADO ACTUAL DE LA MATERIA
A. Del error antropológico y sus consecuentes derivaciones como derecho de aplicación general abstracto e incondicionado.
Comenzamos el encuadre de la cuestión respecto al error antropológico, entidad y/o método por la cual se viene vinculando cualquier intento secesionista o independentista sin tenerse en cuenta otros aspectos político-sociales que cedan a un estudio más rico en formas que los entendidos por medio de este planteamiento.
En su sentido más radical y extremo, la doctrina del derecho de la autodeterminación parte del error antropológico de afirmar que la humanidad se halla divida de forma natural, al menos en el sentido histórico cultural, en pueblos o naciones, que son fácilmente identificables, y por tanto separables unos de otros, y que esta identidad y separabilidad resultan inmunes al devenir de la historia. Estas proposiciones conducen a una teoría del concepto de pueblos o naciones, de la cual se deriva el principio a la autodeterminación. La experiencia histórica enseña que cuando los defensores del derecho de autodeterminación son mayoritarios en el territorio que reivindican como propio, no invocan este derecho, sino que llevan a cabo la declaración de independencia de forma unilateral; por el contrario mientras se esfuerzan por alcanzar la mayoría de la que todavía carecen invocan el principio del derecho de autodeterminación, como un instrumento de desgaste del Estado dentro del que se encuentran, ya que prima facie tal derecho es considerado por muchos, incluso entre los defensores del mantenimiento del Estado, como consustancial al régimen político democrático (Rocafull, 2012).
Hasta el momento, cualquier secesión de un pueblo cultural frente a la autoridad del Estado ha sido considerada por el Derecho Internacional esencialmente como un asunto de orden interno que se debía resolver dentro de la jurisdicción del Estado en cuestión, mostrando sólo preocupación por posibles violaciones de los derechos humanos o del Derecho Internacional humanitario, pero manteniendo el respeto al principio de no intervención en los asuntos internos, y de la integridad territorial e independencia política del Estado afectado (Sánchez, 2012).
El nacionalismo reivindica la separación e incluso defiende una posterior reunión en una organización de carácter internacional, en la que se reconoce el derecho de autodeterminación, pero que no pretende un imposible reconocimiento de este principio en el derecho interno del Estado, reconocimiento que sería radicalmente incompatible con las bases en que se funda un Estado moderno (Ruíz Rodríguez, 1998: 65-80).
La legitimidad democrática de la secesión no puede basarse en una teoría que puede contener una carga antidemocrática. Esta legitimidad debe fundamentarse en argumentos democráticos, Según la teoría del derecho de la autodeterminación, cualquier pueblo, automáticamente, dispone del derecho a secesionarse. Sin embargo, atendiendo a la teoría de la democracia, la legitimidad de una secesión no puede darse por supuesta, debe probarse y las exigencias democráticas que tendría que cumplir serían, al menos, las siguientes: contar con una amplia mayoría de la población en favor de la independencia, respetar los derechos de las minorías no nacionalistas, que no exista otra vía de solución a las aspiraciones nacionalistas y realizar el proceso de separación de forma consensuada con el resto del Estado.
En consecuencia, no debe confundirse "autodeterminación" con "derecho de autodeterminación". En un momento histórico determinado y considerando circunstancias muy especiales se puede estar a favor de la autodeterminación concreta de un pueblo, incluyendo la posibilidad de su secesión, estando a la vez en contra del reconocimiento de un derecho de autodeterminación que pudiera corresponder a cualquier pueblo, en cualquier momento y bajo las circunstancias que fueran, por motivos de racionalidad constitucional y de respeto a los ideales democráticos. El primer caso es un problema social y de Estado, normalmente reflejo de la incapacidad de las partes de encontrar fórmulas de acuerdo menos traumáticas socialmente.
El segundo es la continua puesta en tela de juicio de los fundamentos del Estado democrático, siendo una pretensión política no susceptible de ser reconocida jurídicamente (Ruíz Rodríguez, 1998: 159 y ss.)


III. EXAMEN Y REFLEXIÓN DE LAS HIPÓTESIS A TRATAR
Ante la pregunta: ¿Es viable económicamente una Cataluña sin España?, plantearemos diferentes hipótesis fácilmente manipulables y que puedan reformularse y abrir nuevas cuestiones teóricas que sirvan para el estudio de nuestra pregunta de investigación.
En primer lugar nos planteamos, respecto a si afirmativamente es viable una Cataluña fuera de España, hipótesis tales como la consiguiente caída del mercado español a consecuencia de ello. Respecto a dicha hipótesis se abrirán diferentes vías como el papel que toman las esferas políticas en esta materia, la actuación que llevarán a cabo las empresas con sede en Cataluña etc.
Respecto a la vertiente negativa de dicha hipótesis pueden abrirse éstas y diferentes vías a investigar; ponemos como ejemplo el papel que puedan tomar las empresas en este conflicto: si pensamos que una Cataluña independiente es viable económicamente puede pensarse que las empresas no abandonarán la región catalana e incluso se potenciará la economía de Cataluña al reducirse los costes tributarios respecto al territorio español y Europeo respecto a impuestos tales como el IVA.
Respecto a dicha hipótesis también puede plantearse todo lo contrario: entendiéndose que una Cataluña independiente traerá consigo la presencia de fronteras y aduanas las empresas con sede en Cataluña pueden huir de dicha región al contabilizar unos costes mayores por dichos aranceles que en cualquier otra zona de la Unión Europea.


Es de importancia también el pensar en el papel de las oligarquías tanto a nivel local como nacional y su fuga o no de capitales respecto del territorio catalán; el papel que juega el pueblo llano, los ciudadanos, respecto a la querencia o no de secesión; e incluso los diversos planteamientos que formulen tanto el gobierno español como el catalán a la hora de plantear o no una independencia clara y efectiva de la Comunidad Autónoma catalana.


IV. METODOLOGÍA Y FUENTES DE DATOS Y/O INFORMACIÓN
Planteada pues la pregunta de investigación a tratar, el marco teórico a establecerse y las consecuentes hipótesis surgidas en consecuencia, pasamos a explicar los aspectos metodológicos que se utilizan en este trabajo con el fin de refutar los argumentos que esgrimimos.
Ante la observación de un amplio y variado abanico de estudios que, influidos o no por el espíritu secesionista, no hacen más que utilizar los diferentes análisis numéricos y estadísticos ofrecidos por organizaciones tales como el Centro de Investigaciones Sociológicas con el fin de argumentar sus discursos con aquellos datos o fuentes que les son favorables, nuestro trabajo no pretende utilizar ninguna variable estadística o encuesta, si no que busca el enfrentamiento, las similitudes y diferencias entre los estudios más arraigados en teóricos catalanes y aquellos trabajos que se inclinan más por una unión firme del pueblo español.
Repetir de nuevo un estudio de carácter estadístico o simplemente basado en el comentario de fuentes externas que ofrezcan encuestas o estadísticas nos resulta del todo plano y repetitivo en un tema en el que la gran mayoría de expertos se mueve con datos que, al lector de la exposición no llegan a interesarle o incluso le desvirtúan sus ideas con vanos comentarios o ideas esgrimidos a consonancia de estos estadísticos.
Atendiéndose entonces a la variedad y cantidad de textos a tratar para poder exponer de forma clarividente nuestras hipótesis y responder a la pregunta de investigación esgrimida nos dirigimos a diversas bases de datos tales como Dialnet, Academia.edu, etc. Así las cosas han sido varias las vías físicas para la recopilación de materiales, empezando por la personalización en las facultad que organiza este ensayo, la Universidad Pablo de Olavide, pasando por la Universidad de Sevilla e incluso consiguiendo textos de otras universidades más lejanas como la Universidad Autónoma de Barcelona.
Dejando de lado la doctrina politológica, y al ser la política entendida como tal un campo tan amplio y variopinto, también se ha acudido a otras fuentes como hemerotecas o la propia prensa escrita a cualquier nivel, así sea por medios telemáticos como Internet o con la ayuda de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Sevilla.
Añadimos además la influencia y colaboración de diversos profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad Pablo de Olavide, con asignaturas tales como Derecho Internacional, a la hora de contribuir con diversos textos que han ayudado a la exposición de este trabajo que aquí se expone.
Debemos explicar que, ante la gran carga de textos teóricos de diverso carácter sobre el conflicto catalán, se ha creído oportuna la imposición de un baremo o listón para seleccionar aquellos textos que más puedan aportar a nuestra causa.
En primer lugar, se toman por categorías los textos y documentos obtenidos: en un primer bloque, aquellos textos que se refieran claramente a los problemas y beneficios de la independencia de Cataluña y sus consecuencias económicas; en un segundo bloque, aquellos textos que, aun no teniendo una temática claramente económica puedan servir para argumentar o esgrimir los diversos argumentos a tratar; en un tercer bloque, aquellos textos puramente históricos que nos ayuden a comprender los orígenes de la actual situación catalana; finalmente, un cuarto bloque en el que se abarquen los estudios puramente teóricos sobre conceptos tales como independencia, secesión, error antropológico, etc.
En segundo lugar se dividen la información en dos grupos: aquella que pueda servir para explicar y argumentar la hipótesis A, Cataluña es viable económicamente; y aquellos textos que puedan cumplir la misma función respecto a la hipótesis B, Cataluña no es viable económicamente.
Teniéndose en consideración el resto de textos que tenemos agrupados, en un tercer lugar se analizan y estudian, primero, aquellos textos puramente teóricos sobre conceptos tales como independencia o error antropológico para, en segundo lugar, poder conectarlos de forma lógica con la temática que estamos tratando. Así explicado resulta sencillo para el lector entender las operaciones llevadas a cabo para elaborar este trabajo pero nada más lejos ya que no resulta fácil la conexión de aspectos económico-políticos con aspectos más propios del derecho que de la rama politológica.
Finalmente, con los documentos restantes se opta por la siguiente solución: desechar aquellos textos que, desde una óptica equilibrada entendemos inestables o inconclusos desde un punto de vista politológico, y tomar en consideración determinados aspectos del resto de textos que disponemos en aquellos puntos o incisos que simplemente nos interesen o que entendamos como indispensables a la hora de explicar y argumentar nuestras tesis.
Véase por tanto en la concepción de nuestro trabajo como todas y cada una de las vías anteriormente señaladas se vislumbran para el lector de forma clara. A continuación, a la hora de analizar la información y argumentar nuestras hipótesis, dividimos dicho apartado en dos puntos para que pueda identificarse de forma sencilla y concreta las ideas, a favor y en contra, de la viabilidad de una Cataluña como estado independiente.
Por todo ello, finalizando con la explicación de la metodología a tratar y la estructuración a consecuencia de nuestro trabajo, pasamos a examinar las hipótesis planteadas por medio de la información y textos recabados con el fin de responder a nuestra pregunta de investigación.


V. ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN O EVIDENCIA EMPÍRICAS.
A. Sobre la viabilidad de Cataluña
Es innegable que existe un crecimiento del sentimiento independentista en Cataluña por la evolución de la política estatal hacia esta comunidad. Resulta difícil determinar su importancia y duración: esto depende del trato que se reciba del gobierno central y la reflexión y sensibilización de la población catalana. Ante el planteamiento de una hipotética secesión debemos preguntarnos si es económicamente viable.
Existen en Europa estados más pequeños y menos competitivos y con menor fuerza que Cataluña como son los Países Bálticos, Eslovenia o Irlanda. La independencia originaría una pérdida del mercado español, aunque la exportación a otros países ha crecido mucho en los últimos veinte años. La independencia acarearía problemas económicos en un primer momento como ocurrió en Finlandia o Estonia pero, como en estos países, se podrán superar (Hombravella, 2012).

El sentir catalán en España.
Existen pocas dudas sobre la viabilidad económica de una Cataluña independiente, así como tampoco sobre la inviabilidad económica y social de una Cataluña atrapada en el régimen político y económico impuesto por el Estado español. Sin cambios, Cataluña no será viable como economía expansiva y potente, como sociedad equilibrada, justa y cohesionada debido al ahogo económico al que la somete Estado español. Sin una financiación justa, sin privilegios ni insolidaria, se caerá en la inviabilidad al perder peso económico. Este retroceso afectará al estado del bienestar y a los servicios sociales. Debe mantenerse la cohesión social y el sentido de pertenencia con un modelo de sociedad abierta atenta a necesidades de los ciudadanos y con perspectiva de progreso ya que su porcentaje de inmigración es de los más altos de Europa desde el 2000. Solo se puede mantener la cohesión y la identidad con una sociedad realmente integradora por mentalidad, servicios y perspectivas.
¿Hasta qué punto tiene responsabilidad las fuerzas políticas de esta crisis? Cuando esto ocurre hay comunidades como Castilla-La Mancha que considera que la autonomía no sirve para nada. Desde el punto de vista de los que creyeron que las autonomías podrían ser un camino para consolidar derechos, el sistema ha sido un engaño. ¿Qué hicieron mal los políticos que aceptaron estas condiciones?
Ante este problema surge la respuesta popular del 11 de Septiembre, día de la Diada, estimulada por el malestar general ante la crisis, retomando un sentimiento de identidad que existía desde el siglo XVIII. En la historia catalana se observa como la población tiende a afirmar su identidad ante circunstancias adversas. Existe un sentimiento de identidad al que la incomprensión de la mayoría de los estamentos dirigentes de la política española ofende continuamente.
Por otro lado hay que considerar la utilización política de esta situación de cara a unas elecciones para conseguir una mayoría partiendo de afirmaciones que en muchos casos no creen ni los que las efectúan.
Surge otra pregunta ¿tiene sentido un planteamiento serio de formación de un estado catalán en un momento en que es dudosa la independencia de España y de los países de la Unión Europea? Si el presidente del gobierno anuncia unos propósitos que más tarde tiene que rectificar siguiendo las directrices de los órganos de la Unión Europea, ¿qué clase de independencia es ésa? Es cierto que existe una doctrina del derecho de autodeterminación escrita en los derechos reconocidos por la ONU que solo se ha dejado funcionar cuando convenía. Las empresas transnacionales, mercados financieros sin fronteras y organismos supranacionales condicionan y determinan el poder de los gobiernos de países independientes. Los procesos de globalización tienden a hacer desaparecer los efectos de las fronteras; muchos estados han ido cediendo una parte de su soberanía política a organizaciones de ámbito supranacional, siendo Europa una especialista en este tipo de procesos. La historia demuestra que las fronteras y sus efectos han perdido gran parte de su importancia en un mundo cada vez más interconectado y globalizado.
La independencia de un país es un proyecto de naturaleza política que solo puede valorarse con criterios políticos. Lo importante es que una mayoría suficiente de habitantes de un estado decida democráticamente si quieren construir un estado propio y dejar de seguir formando parte del español. Se puede interpretar la situación como un intento de ciertos partidos políticos para prolongar la consulta soberanista y presionar al Estado con el fin de conseguir ciertas ventajas. Parece imposible que el Estado español permita a Cataluña las condiciones vascas y navarras ya que el peso de su contribución a la fiscalidad española es inferior al catalán.
En Cataluña existen dos grandes mayorías: una catalanista a favor de la independencia y otra ajena e indiferente al proceso (Delgado, 2012). Esta afirmación parece no ajustarse ya que en Cataluña se da una identificación étnica dual. Partimos de que la independencia sería resultado de un proceso democrático, pacífico y negociado entre los gobiernos catalán y español con la intervención de mediadores internacionales.
El independentismo catalán está cimentado en un patriotismo cívico, y no una dictadura étnica: Recordando la identidad plural de la comunidad se aboga por una República Catalana independiente por varias razones. Con el Estatut aprobado por el Parlamento catalán en 2005 se trató de conseguir el auto-gobierno catalán dentro del marco del Estado autonómico, pero no se consiguió porque fue recortado por la Cortes Españolas en 2006 y por el Tribunal Constitucional en 2010 (Pérez Lozano, 2013).
Una mayoría catalana desea una consulta democrática sobre la independencia, algo a lo que los partidos mayoritarios nacionales se oponen. Esto confirma la raíz del auge del independentismo: que dentro del Estado español no se respetan las decisiones democráticas de Cataluña. Con la independencia se acabaría con un trato económico injusto porque Cataluña representa el 16% de la población del Estado, produce el 20% de la riqueza, paga el 24% de los impuestos y recibe el 10% del gasto público. Si bien Cataluña es una de las comunidades más fuertes a nivel económico sus habitantes no son ricos y necesitan la misma sanidad, educación o infraestructuras que otra comunidad. Se intenta convertir a Madrid en el centro económico en detrimento de Barcelona, firmando tratados de navegación aérea que le perjudican o intentando crear un Corredor de mercancías vía Madrid que obstaculiza al Corredor Mediterráneo.
La carga fiscal catalana se parece a la de los países más avanzados de Europa mientras que es la región española con un estado el bienestar menos desarrollado por el déficit fiscal, la competencia por efectos de capitalidad que tiene Madrid y porque las instituciones e indicadores económicos siguen indicadores españoles y no catalanes. Con la independencia, si Cataluña decide seguir con una gran carga fiscal, habrá mejores servicios públicos; Barcelona tendrá los beneficios de capitalidad y los indicadores socioeconómicos se adaptarán a la realidad económica catalana.
El principal motivo para la independencia de una comunidad es que sus ciudadanos se autoidentifiquen como miembros de la misma y deseen ser independientes. Con la independencia se acabaría con falsos debates identitarios: Cataluña es un tierra plurilingüe donde el castellano tiene una presencia mayoritaria y el catalán es un patrimonio común con fuerza cohesionadora. A la mayoría de castellanohablantes les molesta ser usados en una discusión falsa sobre un problema que no tienen.
Una de las regiones europeas con mayor pluralidad política, social, lingüista y cultural es Cataluña. Los símbolos catalanistas se aceptan por personas que se sienten tan españoles como catalanes, pertenecen a todos los sectores sociales y políticos, mientras que los españoles solo son aceptados por una minoría. Esta pluralidad social y política está en riesgo por movimientos recentralizadores dependiendo del Tribunal Constitucional o de un gobierno central en que los catalanes tienen poco poder de decisión, con lo que la independencia es la única forma de garantizar que las instituciones españolas no rompan esa convivencia y pacto social. La independencia permitiría terminar con la instrumentalización de la comunidad castellanohablante y garantizar un verdadero plurilingüismo.
Los castellanohablantes no tienen problemas de orden lingüístico en Cataluña, pero desde fuera se intenta instrumentalizarlos para construir u modelo de sociedad y educación en que no serían bilingües sino monolingües castellanohablantes. Para facilitar la reforma del modelo de Estado heredado de la Transición se hace precisa la independencia. Esta reforma se ve bloqueada por las derechas catalana y española que utilizan el patriotismo para no cambiar nada. El problema no se resolverá mediante un "encaje" de Cataluña en España, precisa una consulta democrática para que los ciudadanos catalanes decidan si quieren o no permanecer en España. Otra razón para defender la independencia es que facilitaría la creación de un modelo territorial autonómico que adapte la realidad social y política de la mayoría de Comunidades Autónomas.
El modelo de Estado de autonomías se ha construido basado en una pugna entre políticos catalanes que presionan para conseguir más competencias y un gobierno español que cedía sin perder el control, mientras que el resto de Comunidades intentaba conseguir las competencias cedidas a Cataluña. Mientras Cataluña busca un estado federal, el resto de Comunidades pretenden una descentralización administrativa y competencial. La independencia permitiría tener voz en Europa y el mundo, aunque se acude al independentismo de ir contra la realidad de un mundo globalizado. La desaparición fronteras económicas e instituciones internacionales hacen cada vez más eficientes a los Estados pequeños porque son capaces de combinar la apertura internacional que acarrea la globalización con la proximidad a sus ciudadanos. La independencia permitiría que Cataluña tuviera voz propia en la Unión Europea, ya que lo que cuenta es la opinión de los Estados con independencia de su tamaño, con lo que los países de la Europa Mediterránea se verían "ayudados" al tener un nuevo aliado.
La experiencia de aportar recursos a un Estado que los ha malgastado, recordemos los casos de construcción de infraestructuras innecesarias, permite al nuevo Estado entender las inquietudes que en el norte y centro europeos generan las economías del sur, lo que permitiría establecer un puente que facilitara el diálogo. Para terminar, es imposible el "encaje" de Cataluña en España, como se ha demostrado con la reforma del Estatuto de Autonomía, por el hecho de que los conceptos de nación o Estado se entienden de formas diferentes.

Las cuentas de Cataluña
Albert Pont describe como se debería llevar a cabo el proceso de secesión catalán. Considera un hecho consumado que, al haber aprobado el Parlament de Catalunya una Declaración de Soberanía el 23 de Enero de 2013, Cataluña no se independiza de los ciudadanos españoles sino de la oligarquía económica y catalana, que domina el país, está detrás del 95% de la deuda estatal y copa las inversiones productivas que llegan de Europa, lo que supone un lastre para la economía catalana (Pont, 2012).
Respecto a la Ley de Unidad de Mercado considera que penaliza las competencias entre territorios para favorecer a la comunidad de Madrid. Esta ley permite a una empresa que ha obtenido una licencia en cualquier comunidad operar en las demás, lo que podría eliminar los requisitos impuestos por cada comunidad. Al hacer de España su mercado prioritario los empresarios catalanes se equivocaron porque es un mercado pequeño y de renta reducida. Las empresas catalanas son conscientes de que tienen mayor margen de desarrollo en mercados europeos, que en el español.
Aunque las empresas catalanas han rechazado el proceso independentista, cuando éste esté consolidado se comprometerán con el nuevo Estado catalán. La cuestión planteada sobre la permanencia del nuevo estado en la UE, Pont considera que en el caso de que países como España o Francia no reconocieran a Cataluña, continuarían en la UE como parte de España. De cualquier manera, parte de la deuda española correspondería al nuevo Estado, porque aunque Cataluña suponga el 18% de la economía española, eso no implica que haya de asumir el 18% de una deuda en parte originada por el respaldo al sector privado.
En la misma línea de este estudio el colectivo Wilson defiende la viabilidad económica de una Cataluña independiente, considerando que no se puede desaprovechar la oportunidad para conseguir la independencia. Cataluña tiene derecho a decidir su organización política y a hacerlo "sin coacciones ni amenazas". Asegurar que la independencia desplomaría las exportaciones al resto de España por un efecto boicot no se ajusta a la realidad, aunque admiten la dificultad que conllevaría el proceso. Se ha de tener en cuenta los costes que tendría para Cataluña seguir formando parte de España y la tesis de que Cataluña quedaría fuera de la UE.
Cataluña es un país muy abierto al exterior: en 2005 su facturación llegó al 66% del producto interior bruto catalán, mientras que las importaciones alcanzaron el 61% del PIB, algo que no extraña al tender los países pequeños a tener economías más abiertas que los grandes. En segundo lugar muestra gran dependencia del mercado español ya que casi el 50% de exportaciones catalanas se destinan al resto de España. Esta segunda característica es más singular: los países europeos con tamaño similar al catalán tiene más diversificación en el destino y origen de sus transacciones exteriores.
Un factor importante es el efecto frontera: las regiones de un mismo estado tienden a comerciar más entre sí que con regiones de estados diferentes, aunque se tengan en cuenta el tamaño y distancia entre ellas. Otro factor es el hecho de que la economía española permaneció cerrada al exterior durante parte del siglo XX, con lo que las empresas catalanas vendieron sus productos en el resto del Estado español.
Otro motivo por el que las ventas catalanas apenas han estado orientadas al extranjero es la política de infraestructuras en España, negándose a financiar proyectos de infraestructura que habría facilitado el comercio entre Cataluña y Europa. La situación no parece permanente en un mundo en que las barreras comerciales son casi inexistentes, y es innegable que las empresas catalanas exportan productos en el mercado español u otro porque son competitivas y ofrecen buenos productos a pecios más convenientes que las de la competencia, independientemente de la nacionalidad del propietario. Habrá empresas que seguirán vendiendo el mismo tipo de productos a consumidores y empresas de España, pero otras desarrollarán nuevos productos con mayor demanda en el extranjero, con lo que el proceso lograría un grado de diversificación similar al de otros países consiguiendo que las transacciones con España no superasen el 25% de ventas catalanas.
Este proceso se apreciará lentamente, aunque si observamos los datos de exportaciones al resto de España, el porcentaje ha bajado del 57% en el 2000 al 47% en 2011. Según estos datos, el 25% deseado se alcanzaría en treinta años, aunque la situación actual y a corto plazo, podría acelerar este proceso, de forma que en base a los datos de los tres últimos años de crisis el objetivo del 25% se podría alcanzar en trece años.
Es poco probable que la independencia impida la libre circulación de bienes, capitales y personas entre Cataluña y el resto de Europa, pero se cuestiona si el proceso de diversificación de mercados podría volverse perjudicial a corto plazo si se hace de manera brusca. Esta preocupación lleva a ciertos partidos políticos a emitir afirmaciones catastrofistas, asegurando que los efectos sobre el comercio serían tan negativos que provocarían una caída del PIB catalán (de la Fuente: 2012). Si volvemos a los datos antes analizados se observa que la proporción de exportaciones catalanas al mercado español es del 50%. Por otro lado la ratio entre exportaciones catalanas y el PIB catalán se estimó por última vez en 2005, llegando este porcentaje al 66%.
A la hora de calcular los efectos de una caída en el comercio con España sobre el PIB catalán se necesitan hacer dos hipótesis: determinar la caída de las ventas en el mercado español y por otro lado la rebaja que deberán hacer estas empresas para que el resto del mundo les compre los productos que los españoles ya no comprarán. Si el boicot afecta al 80% de productos catalanes y esto obliga a las empresas catalanas a vender dichos bienes a la mitad de precio, el efecto sobre el PIB sería el 9%. Si el boicot comercial afectara al 20% de los productos, y esto obligara a vender el resto de bienes con una rebaja del 35%, el efecto sobre el PIB sería del 1,6%.
En el peor caso, la caída de las ventas sería del 18% y necesitaría un rebaja del 50% en el precio para vender los productos no adquiridos por España, lo que originaría una caída del PIB entre un 1,7% y un 2,2%. Es más razonable pensar que la rebaja en el precio sería del 35% con lo que la caída del PIB estaría entre el 1,2% y el 1,6%. Si el boicot fuera menor, el coste comercial de la independencia sería menos del 1% durante dos o tres años seguidos, mientras que el dividendo fiscal de la independencia es más del 8% del PIB para siempre. Es impensable que Cataluña quedase fuera de la Unión Europea. De ser así, casi el 60% del comercio de Cataluña con el resto del mundo se da con Europa, lo que significa que las exportaciones al mercado europeo, incluyendo España serían del 80% de las exportaciones de Cataluña, lo que suponen el 52,8% del PIB catalán.
Considerando que el valor añadido es similar en los mercados español y europeo, el valor añadido en estas exportaciones sería del 36% del PIB, al que unos aranceles del 5% causarían una caída del 1,8%. Con estas cifras el coste comercial de la independencia seguiría girando sobre el 3% del PIB.
En este escenario de boicots en el que las ventas a España caen en un 80% y el PIB un 9% es lógico pensar que haya empresas que decidan marcharse para evitar el boicot, pero no podemos olvidar que la deslocalización es un proceso originario de altos costes fijos que se amortizarían en caso de que las empresas anticipen que los boicots durarán mucho tiempo. Las multinacionales no querrían quedarse en Cataluña porque su mercado sería pequeño en relación con el español, lo cual no tiene fundamento por el hecho de que las multinacionales sólo se preocupan del tamaño de una economía si está cerrada al exterior, lo que corrobora el hecho de que algunos países que han captado grandes flujos de inversión directa en los últimos años, como Irlanda o Bélgica tienen economías de tamaño parecido al catalán. Esto no significa que no habría deslocalizaciones, o cierres de empresas aunque Cataluña siga formando parte del Estado español.
La independencia dotaría al gobierno catalán de más discrecionalidad y recursos para invertir en infraestructuras o políticas fiscales que aumentaran los incentivos de empresas extranjeras a localizar su producción en el nuevo Estado. Por otro lado, en materia de creación de empresas parece difícil que Cataluña adoptase unas regulaciones peores que las existentes en España.

Si comparamos Cataluña con países similares en condiciones: Austria, Bélgica, Dinamarca, Noruega, etc., se llega a la conclusión de que los países pequeños más ricos y competitivos tienen un bajo nivel de desempleo, son exportadores, tienen un bajo nivel de deuda pública y buena cohesión social. Según la evidencia empírica la dimensión de los países no es un factor relevante para el crecimiento económico, de manera que el tamaño de un país en el crecimiento es menor para países más abiertos y el impacto de la apertura comercial en el crecimiento es menor a medida que aumenta la dimensión de los países. Una mayor dimensión presenta ventajas si la provisión de servicios públicos tiene economías de escala. Además tienen mercados interiores mayores, aunque la globalización hace que las empresas de países pequeños tengan mejor acceso a mercados de todo el mundo (Guinjoan, 2012).
En cuanto costes, los más importantes derivan del hecho de la dificultad que unas políticas gubernamentales puedan satisfacer las preferencias heterogéneas de un país grande.
Cataluña obtendría beneficios ante una secesión. La solidaridad que Cataluña tiene con España sería una renta, porque todo ese dinero se lo ahorraría el nuevo Estado catalán (Guinjoan, 2011).
Existe el temor por parte de algunos empresarios de que el mercado español se viera disminuido. Partiendo del hecho de que el hipotético boicot es emocional y estaría focalizado en ciertos productos, consideran que los efectos del mismo serían limitados en el tiempo, ciñéndose al periodo de transición de la independencia que como mucho desaparecería en treinta años.
Supongamos el escenario de una disminución del 40% de las exportaciones catalanas hacia el mercado español de productos de consumo y un 20% de las exportaciones de las empresas catalanas a otras empresas españolas, ya que el boicot en bienes de consumo sería mayor que en los bienes que compran las empresas, porque "las empresas tomas decisiones racionales y nadie en una empresa está dispuesto a pagar más si no hay buenas razones que lo justifiquen. En la situación planteada la disminución del PIB catalán rondaría en torno al 4%,que es una cantidad importantísima, pero si se compara con el déficit fiscal que se mueve entre el 9-10% del PIB es una disminución menor. A su juicio el déficit fiscal es una transferencia neta de dinero de Cataluña a España sin retorno. Para compensar la totalidad del déficit fiscal se tendría que producir un boicot que originase una disminución del 80% de las exportaciones catalanas a España de productos de consumo y del 50% de las exportaciones catalanas hacia las empresas., escenario que consideran muy poco realista porque estaríamos considerando todos y cada uno de los bienes.
De cualquier manera, y aun en el peor de los casos, defienden que las empresas tienen maneras de adaptarse a situaciones como las descritas, quitando distribuidores comerciales, sirviendo marcas interpuestas o etiquetando como 'made in Europe'. Sin dejar de admitir que España es el principal mercado de las exportaciones catalanas, señalan que el peso del mismo se ha visto reducido considerablemente: mientras en 1987 el porcentaje era de un 75% las últimas cifras del 2010 llevan al 50% por lo que la dependencia del mercado español es cada vez menor. Las exportaciones al resto del mundo han crecido a un ritmo superior al 7% acumulativo anual mientras que las que se dirigen a España lo han hecho en una tasa inferior a un 3%. De hecho ambas exportaciones tuvieron un volumen casi idéntico durante el periodo 2008-2010, mientras que en el año 2011 aumenta las exportaciones al resto del mundo y se estancan las ventas a España, llegando el porcentaje de exportaciones al resto del mundo a un porcentaje superior (52,9%) a superar el de exportaciones a España (47,1%).
Cataluña es junto con Baleares, Galicia y Madrid el único territorio del Estado español donde el peso de las exportaciones al resto del mundo supera al de las que se hacen en España. Por otro lado, las empresas multinacionales no tendrían un impacto como podría tener un boicot en las empresas catalanas porque las marcas tienen una preponderancia global de no poder identificarse lo que haría que el boicot fuese mínimo porque la mayor parte de los consumidores no saben lo que se produce en cada planta ubicada en Cataluña. El boicot tendría otros efectos negativos, como la pérdida de entre cien mil y doscientos mil puestos de trabajo, con la consiguiente caída de la demanda interna en el nuevo Estado. Esta situación se vería amortiguada por el efecto del aumento de la renta interna al eliminarse el déficit fiscal, lo que redundaría en un incremento de la capacidad del gasto del gobierno catalán que a su vez provocaría más demanda y creación de empleos para contrarrestar su pérdida a causa del boicot.
Con una política propia el gobierno podría pensar más en potenciar el tejido productivo del país, gestionando puertos y aeropuertos con lo que se potenciaría la conexión con Europa y el Corredor Mediterráneo ya que con las políticas de infraestructura del Estado español se han malgastado recursos con el fin de potenciar otros corredores paralelos, vía Madrid, dejando de lado los puertos de Barcelona y Tarragona de una potencia logística extraordinaria.
Podría darse el "contraboicot", consistente en que los catalanes no consumirían productos españoles sustituyéndolos por productos propios o importaciones. Una independencia no tendría consecuencias políticas ni monetarias manteniéndose en la Unión Europea y con el euro como moneda, ya que el cambio de moneda sería desastroso.
El actual método de financiación ha fracasado porque la fórmula de cálculo es perversa de tal manera que lo que se le da al pueblo catalán por un lado se lo acaban quitando por otro (Serra, 2012); se ha dado una visión catastrofista desde determinados medios sin ningún razonamiento.
En muchos estudios se intenta establecer una relación entre el superávit comercial de la economía catalana respecto de la española, al vender Cataluña en España más de lo que le compra, con el déficit fiscal que implica una transferencia neta de recursos de la economía catalana hacia el resto de España debido a la actividad financiera que el sector público central lleva a cabo en Cataluña. El saldo comercial se genera por transacciones comerciales mutuamente beneficiosas que implican un intercambio voluntario entre agentes económicos que habitan en diferentes territorios, mientras que el déficit fiscal se genera a consecuencia de de cisiones políticas que establecen transferencias obligadas de recursos a cargo de los residentes de un territorio, con motivo de la actividad financiera del sector público central del país.
Actualmente con un comercio liberalizado, la competitividad de las empresas es el único fundamento del superávit comercial catalán, por lo que la existencia de un déficit fiscal de una magnitud determinada no es una garantía de acceso al mercado español para las empresas catalanas. La transferencia de recursos que supone el déficit fiscal afecta el nivel de renta de los ciudadanos y las actuaciones del sector público que son unos factores fundamentales de competitividad.
Respecto a la permanencia o no del Estado catalán independiente en la UE, el Govern de la Generalitat se acoge a la postura oficial de la UE según la cual "la Comisión expresará su opinión sobre las consecuencias legales bajo el derecho comunitario a petición de un Estado miembro que detalle un escenario preciso" para después avisar que si parte del territorio de un Estado miembro cesa de ser parte de éste porque se independiza, los Tratados dejarán de aplicarse a dicho territorio. Para el Govern no hay una solución definitiva e invariable y la posición oficial de la UE se conocerá el día que un Estado miembro pida cómo proceder ante una eventual secesión, y el organismo internacional emita un informe jurídico. Considera que las dudas desaparecerían si el Gabinete de Rajoy pidiera un informe jurídico a la Comisión Europea sobre su postura ante una Cataluña independiente.

B. Sobre la inviabilidad de Cataluña
A diferencia de los estudios hasta ahora planteados hay autores para los que el hipotético estado catalán conseguiría con la independencia la soberanía fiscal ya que tendría una hacienda propia y destinaría sus ingresos a cubrir sus gastos, sin tener que aportar nada a España. Esta aportación al sistema tributario español es un argumento que se repite en las reivindicaciones secesionistas. Es cierto que Cataluña, Madrid y Baleares son comunidades autónomas que aportan netamente al Estado español, es decir comunidades ricas que pagan más al Estado de lo que reciben de él. Según la Generalitat este desajuste causa un déficit de 16.500 millones de euros al año. Existe la percepción en Cataluña de que al ser su nivel de renta superior al del resto de España, si se independizase mejoraría su balanza fiscal, lo que evidentemente es cierto, como mejoraría el de cualquier otra comunidad que tenga una renta superior a la media siempre que no se tengan en cuenta los costes que acarrearía la separación al tener que hacerse cargo de servicios cubiertos actualmente por el Estado español, como defensa o parte de la seguridad.
Los problemas se agravarían en la línea de la financiación. En el caso de una separación, tendría que medirse a Cataluña con otros países para colocar su deuda, que se financia más cara que la española. También se aborda el hecho de que la economía catalana está muy asociada a la española de forma que cuando a ésta le van bien las cosas también a Cataluña y viceversa. Estando fuera de España, la capacidad de especializarse disminuiría porque se intentaría ser un país completo. Estos problemas serían mayores en el caso de que Cataluña no pudiese ingresar en la UE, teniendo que redefinir su sistema tributario, crear un modelo monetario propio y renegociar con Europa las reglas comerciales.
Pero ante todo hay que preguntarse si es cierto ese trato fiscalmente injusto. No es que exista un trato discriminatorio por parte de España hacia Cataluña; los actuales gobernantes catalanes pretenden conseguir un pacto fiscal que privilegiase a Cataluña como ocurre en País Vasco y Navarra, lo que es fiscalmente inviable, debido a que las aportaciones netas al Estado serían en ese caso solo Baleares y Madrid, lo que llevaría a que dichas comunidades reivindicasen las mismas condiciones, de forma que cada comunidad recibiría en función de su renta sin que existiera compensación territorial. Al no conseguir ese pacto fiscal los partidos nacionalistas han decidido utilizar el llamado expolio fiscal del Estado a Cataluña como argumento en defensa de la separación.
Calculándose el gasto de asumir las competencias que actualmente son del Estado, el beneficio, con los datos del año 2009 sería de 922 millones de euros y de 21.071 millones con los datos de 2007, y el PIB per cápita se situaría un 9% por encima de la media de la UE. En realidad estos son los datos del PIB per cápita que maneja la Generalitat con datos del 2011, un 2,8%, 27.430 euros por habitante lo que supone efectivamente un 9% por encima de la media europea, llegando el máximo ahorro fiscal, según cálculos de la Generalitat, a un 5,8% de su PIB. Si tenemos en cuenta los datos de trabajos expuestos anteriormente, como el del profesor Quadras, que llega a la conclusión de que el hipotético boicot del mercado español reduciría el PIB en un 4%, la ganancia de Cataluña con la independencia se reduce a un 1,8% de su PIB (Espasa, 2012).
El profesor de la Fuente en su artículo "Las cuentas de la lechera" expone como el aumento en coste y menor eficiencia de los servicios públicos supone un gasto que habría que deducir de los 16.409 millones que salen anualmente de Cataluña. La pérdida de economías de escala origina un incremento de costes del 25%, una reducción de 6.435 millones de euros. A esta cantidad habría que añadir reducciones en la recaudación de la Agencia Tributaria catalana por su desmembramiento, cantidad que cifra en un 5%, y la reducción en la Seguridad Social catalana de otro 1%, lo que supone una deducción de 1.740 millones de euros. Con estas deducciones la ganancia neta máxima se sitúa alrededor del 4,2% del PIB. Aún en el caso de que el mercado español no boicotease la economía catalana y se le permitiese continuar dentro de la UE, las fronteras siguen teniendo un efecto disuasorio sobre el comercio. La reducción de flujos comerciales entre España y Cataluña supondría un descenso del PIB catalán del 9%, más del doble del dividendo fiscal de la independencia.
Se critica al gobierno español por haber culpado del enorme déficit del Estado a la deuda de las autonomías, que no llega al 40% del total, así como de las dificultades de financiación de Cataluña que la ha llevado a ser rescatada por el gobierno central. Aún así, el gobierno del Tripartito ha aumentado la deuda que encontró tras el gobierno de Jordi Pujol, con un valor del 7,4% del PIB en 2003, al 17,3% en 2010. Si Cataluña fuera independiente, tuviera una deuda del 21% del PIB y su déficit estuviera entre el 1,5 y el 3 % sería una de las economías más sanas del mundo y los mercados financieros les prestarían dinero sin problemas. El hecho de pertenecer a España, que los inversores consideran poco fiable, es un lastre para todas las empresas.
En consonancia a lo anterior, el mayor banco suizo, UBS, ha realizado un informe en el que asegura que los efectos de la independencia para la economía catalana serían "fúnebres y desastrosos". Una Cataluña independiente partiría de un déficit del 4% de su PIB, lo que con la deuda estimada la dejaría fuera de la zona euro, y no podría financiarse por no tener acceso a los mercados financieros. El banco japonés Nomura y el británico RBS comparten la misma opinión expresando la dependencia de Cataluña para financiarse del acceso a los mercados por parte de España e indicando las dificultades que tendría para pagar su deuda como país independiente. Agencias de rating, como Standard & Poor's tienen calificada la deuda catalana como bonos basura, de elevado riesgo y el diferencial de los títulos catalanes supera los mil puntos respecto a la deuda alemana. Aunque el nuevo estado se quedase con todos los impuestos que se generan, en 2012 los ingresos de la Generalitat presupuestados superan los 24.750 millones de euros y la recaudación íntegra supondría un aumento de 7.250 millones insuficientes para cubrir los gastos ya que la deuda de la Administración catalana en 2012 superaba los 42.000 millones, es decir, el déficit aumentaría al menos en medio punto del PIB catalán.
Actualmente existen en Cataluña tres entidades financieras en las que el poder de decisión se conserva en la comunidad: Caixabank, Sabadell y Catalunya Banc. Caixabank genera más del 60% de su negocio fuera de Cataluña, es decir, en el resto de España y Sabadell, tras la compra de la CAM se encuentra en una situación similar. Según los datos del Banco de España Cataluña supone el 19,06% del total de crédito español, casi tres puntos más que el 16,21% de los depósitos. La brecha entre créditos y depósitos es la mayor de todas las comunidades autónomas: más de 150.000 millones, o lo que es lo mismo casi el 76% del PIB catalán. Este importe está siendo tomado por las entidades financieras de fuentes distintas a los depósitos catalanes: básicamente de los depósitos del resto de España, de los mercados de capitales, de la emisión de títulos colocados de forma mayorista o minorista o del Banco Central Europeo (Tajadura, 2012).
En esta situación la independencia podría originar consecuencias negativas para el sistema financiero catalán, ya que podría enfrentarse a un riesgo de fuga de depósitos en el resto de España, la imposibilidad de financiar el crédito con fondos provenientes de otras regiones, e incluso la imposibilidad de las entidades catalanes de financiarse en los mercados de capitales y en el acceso de la financiación del BCE que tienen concedido a las tres entidades catalanas financiación por 65.500 millones de euros. Tanto Caixabank como Sabadell tienen menor volumen de negocio en Cataluña que en España y Catalunya Banc es una entidad quebrada que depende del Fondo Bancario de Reestructuración Ordenada (FROB) hasta que se pueda vender. Por tanto, los efectos negativos para las dos entidades más importantes del sistema financiero catalán podrían ser muy importantes.
Por otro lado la sustitución de esos fondos recurriendo a los mercados sería muy difícil para ambas entidades que encontrarían dificultades para obtener financiación sustitutoria de esas fugas de depósitos por la incertidumbre de la situación. La transferencia de fondos hacia Cataluña de depósitos del resto de España dejaría de ser una fuente estable de financiación. Hay que recordar que los depósitos de Cataluña sólo suponen el 55% de los créditos por lo que se coloca como la sexta comunidad autónoma en la que más reducido es este porcentaje, es decir, entre las que menor autofinanciación del crédito presentan. Las entidades catalanas tendrían que reordenar su negocio separando el negocio "catalán" del "español". El resto de entidades financieras también deberían ajustar sus transferencias de recursos entre el resto de regiones y Cataluña. Incluso en el caso más favorable de una independencia pactada la reticencia de los mercados ante la incertidumbre les haría retraerse. En caso de una independencia unilateral, financiarse en los mercados sería imposible para entidades financieras a corto plazo y la financiación a través del BCE que a 30 de junio de 2012 alcanzaba la cifra de 65.500 millones se acabaría al salir Cataluña de la UE.
El estudio de Convivencia Cívica Catalana, "Las cuentas claras de Cataluña", confirma la dependencia comercial de las empresas catalanas del resto de España, según los datos del año 2010, que confirman que las ventas al resto de España superan las de los 186 países del mundo conjuntamente, representando aproximadamente un tercio de la riqueza anual generada en Cataluña. Las empresas catalanas obtienen más ingresos del resto de consumidores españolas en comparación con el resto de autonomías. Según esta misma fuente, de los quince principales mercados de las empresas catalanas, diez son comunidades autónomas españolas: vende más a Murcia que a Estados Unidos o a Aragón que a Alemania. Es decir las empresas catalanas son las más beneficiadas entre todas las autonomías del comercio interregional. Las balanzas comerciales parecen no haberse tenido en cuenta en el debate económico catalán y en el conjunto de España, olvidando que determinan los orígenes y destinos de los flujos de comercio y por tanto de dinero. Además su método de cálculo es más objetivo y aceptado que otro tipo de balanzas más subjetivas, como las fiscales. Según las cifras de las balanzas comerciales autonómicas Cataluña presenta un saldo comercial positivo con el resto de España por un importe de 21.937 millones de euros lo que representa una mejora de la riqueza de un 10,5%. Este hecho es aún más importante si consideramos que el balance comercial catalán con el resto del mundo es negativo, es decir que fuera de España compra más de lo que vende. La importancia del mercado español es aún más importante si consideramos las cifras de beneficio porque la exportación incorpora unos costes adicionales que disminuyen la rentabilidad de las exportaciones como los mayores costes de transporte, adaptaciones a marcos legales o normativas técnicas diferentes.
También se analiza el "efecto frontera", del que ya hemos hablado, llegando a la conclusión de que su existencia dificulta los intercambios comerciales, aunque no existan aranceles y se formase parte de la Unión Europea. Para realizar esta afirmación se basan en la constatación de que las regiones alemanas comercian entre sí tres veces más que con el resto de países de la Unión Europea, mientras que las francesas negocian entre ellas ocho veces más que con el resto de la Unión Europea. Cataluña vende cinco veces más al resto de España que a Francia, a pesar de la mayor población y riqueza francesa y la similar distancia geográfica., de manera que si vendiesen a España lo mismo que venden a Francia sus ingresos se desplomarían en unos 40.000 millones de euros anuales. Del estudio de más de cien cados reales llevados a cabo internacionalmente se llega a la conclusión de que la separación de un territorio y el nacimiento de una nueva frontera provoca una caída del comercio bilateral que oscila entre uno y dos tercios del volumen existente con anterioridad (Heible, 2007).
En este estudio se analizan los casos más relevantes de separación de países en Europa en los últimos veinticinco años partiendo de la información del Centro de Estudios sobre Europa de la Universidad de Bonn. En el caso de la separación de Chequia Y Eslovaquia aunque se intentó evitar la caída del comercio bilateral estableciéndose una unión comercial y aduanera en cuatro años las ventas al otro territorio cayeron casi dos tercios respecto a cuándo formaban el mismo país. Las empresas eslovacas venden en Chequia un 15% del total de sus ventas y las checas a Eslovaquia un 9%. Si aplicáramos esta situación a las empresas catalanas reducirían sus ingresos procedentes de consumidores el resto de España en cuatro quintas partes (Frankel, 1997). En el caso de la independencia de Letonia y Lituania las ventas disminuyeron un 55%. La independencia de Eslovenia y Croacia redujo el comercio entre ambas un 61% en cuatro años.
Como podemos comprobar la separación de territorios en Europa en los últimos veinticinco años ha supuesto una caída de las ventas al otro lado de la nueva frontera que oscila entre el 33% y el 66% respecto al nivel anterior a la separación. Si esto es así resulta llamativo considerar que el medio para incrementar la riqueza en Cataluña sea romper con el mercado español que constituye su principal fuente de ingresos. Este estudio realiza un cálculo hipotético de la caída de las ventas al resto de España y UE, considerando que la caída media en cuatro años al resto de España sería del 50% (punto medio entre el 33% y el 66% estadísticamente verificado), que Cataluña quedaría fuera de la UE con lo que las exportaciones a la misma quedarían gravadas con un arancel correspondiente al arancel medio europeo que se aplica a la entrada de productos en los países de la UE (1,6% según datos del banco mundial), que las exportaciones catalanas estarían sometidas a los costes de transacción y aduanas habituales (costes NTB) y que han sido valorados por la OCDE en un valor medio del 8,5%, con lo que los precios de los productos catalanes subirían.
Por otro lado se considera el riesgo de deslocalización de empresas que se trasladarían al resto de España para preservar su cuota de mercado en España y para evitar los aranceles y posible boicot. De las diez empresas más importantes con sede en Cataluña, al menos tres probablemente se deslocalizarían en caso de separación (así lo ha manifestado el Presidente del Grupo Planeta) y las restantes dependen fundamentalmente del mercado español, y además se trata de empresas internacionales y grandes multinacionales que son las que peor suelen valorar la creación de fronteras con sus correspondientes costes y aranceles. Tanto la caída de las ventas como la deslocalización de empresas, con la consiguiente pérdida de empleo, ya que se pondrían en peligro uno de cada seis puestos de trabajo, incidirían negativamente sobre el consumo y la inversión catalanas. Con todos estos datos podemos decir que la separación de Cataluña representaría una caída del 20,15% del PIB catalán, es decir más de una quinta parte de la riqueza catalana. La renta media anual caería aproximadamente 5.600 euros por persona, de forma que la renta per cápita se situaría por debajo de la del resto de España. Las empresas más perjudicadas serían las industrias agroalimentarias, textil, química y metalúrgica. En porcentajes, las ventas en el resto de España pasarían del 50% al 32,9%, disminución coherente con la actualidad comercial en Europa en que ningún estado independiente exporta a otro más de un 33% del total de sus exportaciones. Esta estimación de costes no incluye otros posibles efectos negativos como incertidumbres políticas, tensiones sociales, la desconfianza de los mercados, la huida de inversiones, etc.
Este estudio considera que la cifra del tan repetido déficit fiscal no es real, sino que la cifra de 16.409 millones de euros para el 2009 es resultado de artificios contables, siendo el más importante la neutralización, con la que se compensa la bajada de impuestos pagados en Cataluña por efecto de la crisis con la suma de un impuesto ficticio que no se ha pagado. Según datos de la AEAT la caída de impuestos recaudados por España en Cataluña entre 2007 y 2009 asciende a 13.908 millones de euros, mientras que los servicios y gastos del Estado se han mantenido o incrementado también por la crisis. El gobierno catalán realiza un ajuste contable añadiendo una cantidad a los ingresos recaudados para "neutralizar" el déficit fiscal catalán en 2009, por un importe de 15.617 millones de euros. La mayoría de los expertos rechazan esta "neutralización" porque distorsiona el saldo fiscal al sumar impuestos ficticios no pagados por nadie a los impuestos realmente pagados.
Ni el gobierno español en su estudio de 2008 ni la Fundación BBVA en el de 2007 neutralizaron los saldos fiscales. Cuando se calculan las cifras del déficit fiscal catalán sin el proceso de neutralización el resultado es de un superávit fiscal de 4.015 millones de euros para el año 2009, como reconoce el CTESC, organismo consultivo del Gobierno catalán, en un informe de junio de 2012. Los gastos del Estado en Cataluña se incrementaron entre 2005 y 2009, mientras que los impuestos recaudados se mantienen, lo que origina que en 2009 se pase a un superávit fiscal. O sea, el argumento económico de los defensores de la separación no existe ya que en realidad la situación es de superávit fiscal. Este dato de superávit es coherente con otros indicadores como el hecho de que en Cataluña se pagan cada vez menos impuestos respecto al total recaudado en el conjunto del Estado por la pérdida de peso económico respecto a otras comunidades.


VI. CONCLUSIONES
Una vez expuestos estos estudios a favor y en contra de la independencia de Cataluña y teniendo en cuenta que en todos ellos parece viable una Cataluña independiente, quizás resultase pertinente enfocar la cuestión desde otro punto de vista.
Admitiendo que la autodeterminación es un derecho de los pueblos, y en el supuesto caso de que de forma democrática la mayoría de sus ciudadanos se decantaran por la misma, habría que plantear la posibilidad de que esta se produjese de forma que para España tuviese los mejores resultados. Si consideramos el último estudio, la independencia favorecería a España al contar Cataluña con un superávit fiscal que supondría un ahorro para las arcas españolas.
A pesar de todo lo expuesto no podemos olvidar que nos movemos entre conceptos de imprecisos límites, entre apariencias que pueden llegar a confundir al más experto. Hemos recogido anteriormente como el principio a la autodeterminación, aparentemente democrático, puede contraponerse a la teoría del derecho de autodeterminación. Esta dificultad es la que lleva a que no existan soluciones únicas ni normas explícitas que regulen cada una de las situaciones que puedan darse en cada uno de los pueblos. No podemos hablar del principio de autodeterminación como un derecho, es más bien un principio político o de derecho natural sin protección jurídica internacional influenciada por varios aspectos, como por ejemplo el político.
Es por ello que, en el mejor de los casos y en un clima económico estable parece fiable la autodeterminación de la Comunidad catalana.
Entiéndase de nuestro trabajo que una Comunidad Autónoma como Cataluña, con un número de parados alto, unas infraestructuras que llegan a compararse con las de la capital madrileña, unas instituciones deficitarias tales como el sistema de trenes y la implantación de peajes, etc., no tendrá fácil la puesta en vuelo hacia una economía sostenible sin el mantenimiento del Estado español.


De todo ello se derivan pues otros problemas como la viabilidad en las cámaras españolas de una independencia catalana y, si ello pudiera conseguirse, su posterior aprobación por un Tribunal Constitucional fuertemente arraigado en las doctrinas nacionales españolas.
Si tenemos en cuenta la situación económica catalana en la actualidad y la posible deslocalización de empresas del territorio catalán a consecuencia de circunstancias tales como la aparición de mayores aranceles y fronteras a nivel nacional y europeo, podría entenderse que es más que complicada la evolución de una economía de nivel autonómico. Sumémosle además, a este inconveniente económico, el problema de la creación de estructuras a partir de una economía autonómica y que en poco tiempo debe estructurarse hacia un plano ya no nacional, sino posiblemente europeo.
Haciendo hincapié en aspectos tales como el paro, es cierto que gran parte de los nuevos países surgidos en la Unión Europea, una vez independizados, han conseguido bajar sus tasas. Uno de los factores más importantes a contribuir en dicho aspecto es la creación de embajadas en otros países, la creación de nuevos organismos gubernamentales, etc. Esto no podría darse en el supuesto catalán que, como gran parte de la población conoce, ya posee embajadas en diversos estados siendo una Comunidad Autónoma.
Desde el otro lado, España sufrirá la pérdida de una de las principales Comunidades Autónomas a nivel económico y mercantil, lo que puede traer consigo la restructuración de gastos para el resto de comunidades e incluso la quiebra económica de aquellas localidades con graves problemas fiscales.
Es sabido que en tiempos de crisis la división estatal tiende a hacerse más patente. Se busca, como es lógico, el beneficio propio antes que el de un conglomerado de pueblos, tal y como ocurre en el seno de la Unión Europea. La problemática llega cuando de éste conglomerado de pueblos, España, se sostiene una economía común: parecería lógico hablar que, ante los ojos de la Bolsa Europea, la secesión catalana puede traer consigo el consiguiente aumento de la prima de riesgo y plantear serios problemas económicos tanto en el pueblo español como en el catalán.
Decretamos, ante la pregunta ¿Es viable económicamente una Cataluña independiente?, que si se solventan los problemas e inconveniente en materia económica y política que venimos exponiendo durante todo el trabajo, sí parece viable una Cataluña sin España. La historia presenta antecedentes históricos tales como el de Croacia o los distintos estados surgidos de los conflictos en los Balcanes que, en la actualidad, han podido desarrollarse sin problemas.
Quizás, desde un punto de vista europeísta no interese dicha división territorial tanto en cuanto la finalidad de la Europa moderna no es más que la unión de sus pueblos, sus economías, sus políticas, etc. Una solución intermedia hacia la viabilidad o no de una Cataluña independiente podría ser una acción acertada: abogar por un estado cantonalista como Suiza o un estado federal similar al modelo alemán. El actual sistema autonómico español presenta diferencias graves entre las diversas comunidades que no harán más que traer consigo intentos independentistas o partitarios del resto de Comunidades Autónomas
En virtud de lo anterior cabe exponer una de las ideas en torno a la cual se ha movido el contexto de nuestro análisis. Recuerda el clima catalán a la Liga Norte italiana de Umberto Bossi: un territorio norteño víctima de las actuaciones estatales y de una inculta población al sur, capital humano de su economía, que sobrevive de economías asistidas de las que el pueblo norteño no disfruta (Casals, 2010: 34-36).
La crisis económica por la que atraviesa el país crea diagnósticos abiertos sobre la economía de Cataluña; nosotros simplemente hemos querido acercar la visión más crítica del conjunto de argumentos que, tanto unos teóricos, influidos o no por el auge nacionalista, intentan implantar sin argumentar un fundamento firme en sus anteriores dictados.



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