CASTILLO DE FÉREZ: FANTASMA OLVIDADO

July 24, 2017 | Autor: J. Simón García | Categoría: Edad Media, Castillos Medievales
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Descripción

ierra V S

Nº 13 · Año II

Periódico Comarcal de la Sierra del Segura

Ayna · Bogarra · Elche de la Sierra · Férez · Letur · Liétor · Molinicos · Nerpio · Paterna del Madera · Riópar · Socovos · Yeste 2 euros

pág 16-17

REPORTAJE

Joyas arqueológicas serranas

TRADICIONES

Aguardiente y cáñamo pág 19 y 25

MEDIO AMBIENTE

Calendario agrícola pág 27

MARÍA

ROZALÉN pág 20-21

pág 22

ALEJANDRO Cantautora de éxito ALCÁZAR

pág 23

ÁNGEL OLMO

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SierraV

ENERO FEBRERO 2014

LA ÚLTIMA

El castillo de Férez: fantasma olvidado J.L. Simón García Universidad de Alicante

Siempre nos han contado de chiquillos que en los castillos habitan los espectros o fantasmas de personajes que por algœ n motivo quedaron retenidos entre sus muros. Sin embargo, en algunas ocasiones el fantasma es el propio castillo, que vaga como un esp’ ritu por la localidad, atrapado, olvidado y siendo solo un vago recuerdo del que apenas quedan unas pocas citas en las l’ neas de documentos que solo puntualmente los expertos cotejan de vez en cuando. En ocasiones han dejado en el volumen de las manzanas del callejero la huella del espacio que ocuparon en su d’ a, y en otras el nombre de alguna plaza o calle que sigue denomin‡ ndose como del Ò castilloÓ o de la Ò torreÓ . Uno de esos ejemplos se da en FŽ rez, cuyo nœ cleo urbano actual se desarrolla sobre dos colinas, muy disimuladas hoy en d’ a por el caser’ o, pero claramente apreciables desde el exterior. En la m‡ s oriental se levanto una pequeña fortificación que pudo tener su origen en una torre de tapial con una peque–a cerca, que daba protecci— n y seguridad a los habitantes de la alquer’ a de su entorno. Es el ge— grafo ceut’ al-Idrisi, en la primera mitad del siglo XII, quien la cita por primera vez, diciendo que el Ò É r’ o Segura pasa cerca del fuerte de FrezÓ , en la Sierra del Segura, que el ge— grafo al-Zuhr”, describ’ a unas dŽ cadas mas tarde como Ò É una gran zona monta–osa densamente poblada y cultivada, en la que las cosechas, los reba–os y la arboricultura producen en abundancia. Se encuentra all’ alquer’ a (qur‰ ), refugios (ma`‰ qquil) y castillos (husûn) bien fortificados, en nœ mero de 300 para la alquer’ as y de 33 para los castillos. En la parte m‡ s alta de esta monta–a se sitœ a la ciudad (mad”na) de Segura, que es una de las mejor protegidas de al-AndalusÓ .

Vista de la Calle Torre y posible emplazamiento del castillo.. Foto_J.L. Simón

La fortificación de Férez siempre estuvo supeditada y vinculada al castillo o hisn de Socovos, por lo que tras la conquista de la zona, seguramente mediante pactos de rendici— n que permit’ an a los musulmanes de la zona

conservar sus propiedades, religi— n y costumbres, se incorporo a las donaciones que la corona hizo a la Orden de Santiago, quien al parecer mantuvo en ella tanto alcaides cristianos como mudŽ jares, como un tal Zayz,

Posible ubicación del castillo y de la I. de la Asunción. Foto_J.L. Simón

nombrado por el maestre don Enrique de Arag— n en 1418. Uno de los sistemas de control de los maestres sobre los comendadores de cada circunscripci— n en la que se divid’ a su territorio, eran las visitaciones, una inspección que verificaba el estado de la fortificación y sus pertrechos, que generalmente supon’ a la redacci— n de un acta de tipo notarial que inclu’ a una descripci— n de la fortaleza inspeccionada, lo que las convierte en una de las fuentes más fidedignas para conocer la configuración y estado de las mismas, especialmente en aquellas que han desaparecido y no conservamos grabado o fotograf’ a alguna, como es el caso de FŽ rez. La descripci— n m‡ s detallada la encontramos en la visitaci— n que en 1468 realiza el freire Francisco de Le— n, por orden de don Juan Pacheco, maestre de la orden en aquellos momentos y que fuera con anterioridad II Marques de Villena. Se–ala la visitaci— n que Ò Ç Ay • erca esta de Socovos est‡ vn lugar que llaman FERIZ. Es c‡ Â mara de los maestres, Est‡ entre Socovos e Moratalla y es • erca la villeta a casa muro. Es muy bonico lagar e tiene vna forta-

leza donde se retraen quando vienen los moros (de Granada). Peque–a, es de tapia el muro della e su azera de cal y su petril e almenas, y tiene a trechos en la • erca quatro torrejo nes de tapia con su azera de cal, petrilados e almenados, Y tiene vna ba rrera que toma las tres partes della fazia la villa y est‡ en algunas par tes de reparar, Este cortijo e torres dizen que es de reparar al maestre la barrera; mandamosla reparar a los vezinos del lugar. En Ž ste lagar so l’ an morar ochenta vezinos moros en non moran agora mas de treynta, mas entiendo que ya moraran m‡ s, que se ir‡ poblando, que se av’ a despoblado con la guerra. La descripci— n se ajusta al tipo de torres y peque–os castillos de la zona, como el de Iznar, en la pedan’ a de Las Casillas de Letœ r, el Llano de la Torre de Yeste o la Torre de la Huerta de Molinicos. Su aspecto ser’ a muy similar al de la muralla exterior del castillo de Socovos, o al desaparecido pero fotografiado castillo de Letur. Los tiempos de zozobra, guerras, abandono y sobre todo la falta de inversi— n por parte de la Orden de Santiago, supuso su abandono y ruina, despareciendo entre las casas de la parte alta del cerro que terminaron por integrar o destruir sus restos, dejando tan solo una huella en el parcelario urbano y un nombre para una calle Ò La TorreÓ . En los inicios del siglo XVI la Orden de Santiago estaba m‡ s preocupada en acristianar a la poblaci— n morisca de la poblaci— n, para lo cual construye en la cumbre del cerro colindante la que ser’ a la Iglesia de Santa Mar’ a, posteriormente de la Asunci— n, comenzada a edificar con anterioridad a la visitaci— n de 1525, dejando sobre la clave de la puerta principal la venera y las cruces de Santiago como s’ mbolos de propiedad, tal y como hoy la conocemos.

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