CASAS DE LUJÁN UNA VILLAE ROMANA EN EL AGER DE SEGOBRIGA (SAELICES, CUENCA).

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Descripción

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CASAS DE LUJÁN

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UNA VILLAE ROMANA EN EL AGER DE SEGOBRIGA (SAELICES, CUENCA).

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Dionisio Urbina Martínez, Catalina Urquijo Álvarez de Toledo y Jorge Morín de Pablos1 Área de Arqueología Clásica y Tardoantiguedad de AUDEMA

1. INTRODUCCIÓN. Durante el otoño de 2010 se llevaron a cabo unas intervenciones arqueológicas en el entorno de la ciudad romana de Segóbriga (Saelices, Cuenca), con motivo de la evaluación de impacto de las obras de la “conducción de agua potable desde el acueducto TajoSegura para la incorporación de recursos a la llanura manchega”, efectuadas por la empresa OHL en nombre de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, entidad promotora de la obra civil. La zona se sitúa en el paraje denominado Casas de Luján, concretamente junto al llamado “Corral de las Vacas”, al sur del término municipal de Saelices. Casas de Luján eran unas antiguas casas de labranza construidas en el siglo XVI dentro del alfoz de Uclés pertenecientes a la Orden de Santiago, y que posteriormente pasaron a la familia real con la reina Isabel II. La “Casa de las Vacas” en concreto, hace referencia a la vaquería que pertenecía a Casas de Luján, cuyas ruinas se encuentran sobre una pequeña loma que se asoma a un giro del río Gigüela para aprovechar los pastos de sus orillas, 500m al norte de la Casa de Luján. En este lugar el Gigüela se estrecha para pasar entre dos serrezuelas calizas que aún están cubiertas de encinas y chaparros. Junto al río la antigua vaquería se eleva unos 10m sobre el cauce, y en esta loma de apenas 50m de ancho y con buena pendiente a medida que se acerca al cerro por el Este, se dispone el asentamiento romano, en parte bajo los propios restos de la Casa de las Vacas. Los terrenos de esta loma están formados por una base de calizas disgregadas en lo alto, sobre las que aparecen arcillas grises procedentes de la erosión del cerro próximo. A ambos lados se desarrollan unos niveles de arcillas sabulosas rojizas con vetas blancas calizas y granos de arena; sobre ellas aparecen las arcillas grises y marrones que forman el manto vegetal. La proximidad del río y su cauce encharcado debido a la escasa pendiente, hacían de los terrenos colindantes lugares de buenos pastos, mientras que el lecho del río estaría a menudo anegado formando una gran charca en la que aún crecen los carrizos. Hoy se encuentra encauzado en una zanja más profunda y en este lugar se le viene a juntar un brazo de agua que se deriva 1,5km aguas arriba para abastecer a un central eléctrica ya en desuso. Los descubrimientos realizados corresponden a las dependencias de una pequeña villa o asentamiento rural suburbano (la ciudad de Segóbriga se halla 3,5km al NE), entre las que se pudieron identificar un taller alfarero con dos hornos, una almazara con varias dependencias, entre las que se hallan varias piletas para la decantación del aceite y los restos de unos baños pertenecientes a la domus, con un hipocausto muy bien conservado así como los restos excepcionales de una natatio.

1 Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales Auditores de Energía y Medio Ambiente, S.A. Avenida de Alfonso XIII, 72 28016 Madrid. www.audema.com; [email protected]

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2. TALLER ALFARERO. Al exterior del ala oeste de la Casa de las Vacas se localizaron los restos de un taller de alfarería formados por dos estancias con piletas para mezcla de barros y un horno grande con otro menor adosado. Del horno se conservaba la cámara de fuego, que es de forma rectangular, y los arranques de los arcos que sujetaban la parrilla, en número de 5 a cada lado, de los que los dos últimos se conservan casi completos. El horno conserva asimismo el tiro completo que está sólo excavado en las arcillas. Se construyó aprovechando la ladera que se asoma al río Gigüela, de modo que la parilla se hallaba a la altura del suelo circundante. El horno de planta rectangular y pasillo central se puede adscribir al tipo IIB de Cuomo di Caprio (Cuomo di Caprio, 2007), y la cámara al tipo 4a de la reciente tipología de J. Coll (Coll Conesa, 2008: 119). Posteriormente se excavó otro horno más pequeño que se adosa al primero a la derecha del tiro, en dirección oblicua de unos 45º. Ambos hornos comparten el pasillo de entrada o tiro a la cámara de fuego, solución que no es muy común pero para la que no faltan paralelos en la alfarería popular, ya que ante la necesidad de ampliar un horno, es más barato construir otro a su lado de modo que se ahorra la construcción del praefurnium. Sólo se conserva la parte inferior de la cámara de fuego, y el arranque de los pilares de los arcos de la cámara de combustión, detectable por los restos de arcilla cocida que delimitan sus lados. En el borde de la ladera sobre la que se excavaron las cámaras de los hornos, debió existir un muro de contención que serviría a su vez para delimitar los espacios asociados a la cámara de combustión. Parte de este muro se conserva unos metros al Norte en donde se puede delimitar un espacio de casi 10 m2, con otra pared cuyo zócalo de piedra se une en ángulo recto con la primera, cerrando el espacio hacia el Este. Dentro de esa estancia se conserva una pequeña cubeta de 2,5x2,5m, construida con una tégula dispuesta del revés junto a otros fragmentos para la base, y fragmentos de tégulas en los laterales, que apenas alcanzan los 20 cm de altura conservados. Desde la pared Este hasta el horno queda un espacio abierto de otros 10m de ancho que si tuvo muros delimitadores no han llegado hasta nosotros. No obstante, toda esta zona está cubierta por una capa de cascajos o calizas disgregadas, mezcladas con un estrato compuesto por arcillas ocres y con cantos calizos, que al corresponder a la parte alta de la ladera han sufrido en mayor grado la Fotografía aérea con el horno y el alfar en primer plano.

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erosión. En este espacio se excavaron otras dos cubetas similares a la mencionada anteriormente. Una de ellas casi adosada al muro tiene dimensiones similares de 2,5x2,5m pero se conserva con casi 80 cm de altura, la otra tiene forma rectangular de 4,1x2,5m y conservaba una altura similar. La interpretación de estos espacios es clara y se relaciona sin duda con un obrador cerámico. A pesar de que son ya numerosos los hallazgos de talleres cerámicos en nuestro país (Campos et alii, 2004), piletas similares son mal conocidas, uno de los ejemplos más cercanos es el de Villamanta en Madrid, donde se conserva la base de una estructura formada por alineaciones en damero de ímbrices cortados longitudinalmente, con fragmentos en vertical (Zarzalejos, 2002:86). En este caso, se interpreta como un lugar para depositar el barro ya decantado en espera de su utilización (Ibidem). En varios lugares (López, 2008:72), como ocurre igualmente en Villamanta, otras piletas más profundas construidas con hormigón hidráulico se interpretan como pilas de decantación. En la bibliograf ía sobre alfarería popular de nuestro país (p. ej. Seseña, 1997:54 y ss.), se describen las diferentes maneras de tratar el barro según las cualidades de éste y el tipo de objeto que se quiera fabricar con él, así es frecuente la existencia de eras en donde rular o trillar el barro, y de pilas en donde remojarlo, colarlo o mezclarlo. Las piletas construidas con materiales de desecho que dejan salir el agua, como es el caso de las halladas en Casas de Luján, se utilizaban generalmente para mezclar barros o dejar que fueran perdiendo agua después del decantado, que salía por las juntas de los materiales con los que estaba construida la pila. El barro ya listo para ser usado, nunca se almacenaba en estas cubetas, sino que se amontonaba en un rincón del taller en donde se hallaba el torno, a la sombra y cubierto con trapos mojados para que guardase la humedad. A pesar de los escasos desechos cerámicos recuperados en el interior del horno y el obrador, la existencia de estas piletas parece indicar que al menos en algún momento se produjeron cerámicas que requerían algún tipo de mezcla en el barro, algo menos frecuente cuando se trata de tejas o ladrillos. No obstante, parece claro que en este tipo de hornos se cocieron materiales muy diversos, sin duda para satisfacer las necesidades de la propia instalación o villa, desde la producción de tejas y ladrillos para la construcción de los propios edificios, hasta cerámicas utilizadas para múltiples propósitos en el yacimiento. La existencia del horno pequeño adosado al mayor podría indicar este doble uso, aunque no hay que descartar que el horno pequeño pudiera ser utilizado para otros menesteres, como cocer pan o asar carne, aprovechando el calor del praefurnium del horno mayor cuando en éste se realizara una “cochura”. Lamentablemente, la imposibilidad de excavar fuera de la traza, así como la fuerte erosión en la zona del obrador, nos impide realizar más precisiones sobre los objetos fabricados en este alfar, del mismo modo que no ha sido posible hallar indicios del torno o tornos que se utilizaron en el taller. En la ciudad de Segobriga se han hallado extramuros, en las inmediaciones del circo, moldes de terra sigillata lo que ha hecho suponer la existencia de un alfar en las inmediaciones (Sanfeliú y Cebrián, 2006). Del mismo modo, parece atestiguada la producción local de tégulas y antefijas (Abascal, Cebrián y Riquelme, 2003 y Abascal, Cebrián y Cano, 2000), aunque en este caso no hay que descartar que los alfares se hallaran un poco más lejos, ya que fruto de las obras que propiciaron el descubrimiento de la villa de Casas de Luján, se localizaron otros asentamientos de tipo similar en varios de los cuales se detectó la existencia de hornos cerámicos, y en concreto uno de ellos, a escasos 2km de la ciudad, con un testar de ímbrices, por lo que al menos parte de este tipo de producciones para la urbe, pudieron elaborarse allí.

3. ALMAZARA. Dejando un espacio de 13m de ancho pero con la misma orientación que las instalaciones del alfar, se descubrió un edificio de 30m de largo y 9m de ancho (incluyendo las paredes) con 5 subdivisiones interiores o habitaciones de 4,8 a 5,8m de ancho cada una, una de las cuales (H5) está casi completamente ocupada por piletas para la decantación del aceite. Se dispone sobre la ladera donde fue necesario realizar un corte de algo más de 1m de alto para sacar la horizontal del pavimento del edificio. Por esta razón el muro que sujeta el talud de la ladera es más grueso, de 1m de ancho, mientras que los muros de cierre en la parte baja de la ladera, así como los de las divisiones interiores, no superan los 60 cm de ancho. El edificio se cierra al Oeste con otra pared de 90 cm de ancho ya directamente sobre el talud cuya base lame el cauce del río. Las habitaciones están comunicadas entre sí por vanos de 1,2 m de ancho en los extremos de los muros del cierre meridional.

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Al exterior y paralelo a este muro de cierre, dejando una especie de pasillo de 1,6m de ancho, se dispone un muro de factura irregular con piedras sin escuadrar y que, sobre todo al interior, no se hallan bien alineadas. El pasillo no está explanado sino que presenta un perfil cóncavo inclinado a favor de la pendiente de la ladera. Creemos que se trata de una estructura cuya funcionalidad fue la de sujetar los taludes de la ladera y evitar la erosión de los mismos. Habida cuenta de que al tratarse de un edificio rectangular las vertientes del tejado deben establecerse hacia los lados largos, el vertido de las aguas sobre la pendiente de la ladera podría acabar por socavar los cimientos de la pared de cierre, en cuyo extremo se halla el muro irregular. De este modo se evitarían los corrimientos de la ladera por efecto de las canales del tejado y que la tierra pudiese llegar a afectar incluso a la natatio de las termas que se encuentran más abajo. En la parte alta de la ladera (Sur) los muros conservan hasta 1m de altura. La técnica constructiva es a base de piedras locales calizas y areniscas, sólo careadas y unidas con mortero de tierra con algo de cal. En las distintas habitaciones han aparecido restos de barro pertenecientes a los derrumbes de la pared así como de estuco, y en concreto en la pared que divide los espacios de H1 y H5 se conserva el inicio del levantado de tierra y los revocos de estuco in situ. Sobre la tierra se colocó un revestimiento de mortero de unos 4 cm de color blanco, y sobre él una capa de 1 cm de color rosáceo sobre la que se dispone la pintura. No quedan evidencias en el alzado de tierra de bloques de adobe, tan sólo un color ocre amarillento que indica un cierto tratamiento de la tierra, al menos una

Fotografía aérea de la actuación.

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selección y cribado de la misma. Suponemos por tanto que el acabado interior era estucado. Este estucado está formado por una capa de mortero de cal y arena de 5 cm de grosor. Presenta en su cara interna incisiones con forma de espiguilla para facilitar el agarre de la última capa sobre la que se dispone la pintura. Entre los fragmentos hallados se documentan los fondos blancos y los colores rojo, azul y negro (en algún caso el negro tiene una franja amarilla de 1 cm de ancho). Desconocemos si esta decoración corresponde a un zócalo de la pared o la pintura llegaba hasta el techo. Los pavimentos son de tierra apisonada.

Vista de la almazara.

En la H4 había un acúmulo de piedras que parece tratarse de un acopio de material de cara a realizar alguna reforma. La H3 conservaba sobre el pavimento de tierra diversas manchas negruzcas producidas por el fuego y en el centro, a la altura donde las paredes laterales acaban para dejar el vano de la puerta, se localizó un pequeño hoyo cuadrado de 60x60 cm relleno con piedras calizas muy disgregadas, en general se halla muy alterado. La H2 contiene mayor número de fragmentos de ímbrices y algunos de tégulas, junto a restos de tinajas o dolia. Destaca la existencia de un hoyo cuadrado de 1x1m en la misma posición que el hoyo de la H3, de unos 40 cm de profundidad con relleno de piedras calizas muy disgregadas y restos de yeso que pudieran ser de una rudimentaria argamasa muy deteriorada. La H1 es la estancia en la que más restos arqueológicos han aparecido. Se conservaban numerosos fragmentos de estucos con sus morteros, así como el derrumbe del tejado formado principalmente por ímbrices de los cuales se halló un acopio de más de una veintena de ejemplares apoyados sobre el muro lateral, y rotos por el derrumbe de las paredes. A la misma altura que los hoyos de las H2 y H3 se localiza un sillar de caliza cuadrado de 56x56 cm, que sobresale 10 cm sobre el nivel del suelo de tierra apisonada y tiene otros 15 cm enterrados bajo el suelo. Adosada en la esquina Sureste de la estancia se halló una pileta colmatada por el derrumbe de las paredes y el tejado (EM5). Está parcialmente excavada en el suelo sobresaliendo 20 cm sobre el mismo. Sus dimensiones son 1,90x0,94m, 70 cm de alto, y paredes 48 cm ancho. Presenta boceles en las cuatro esquinas inferiores así como en las laterales. Tiene un pocillo central de 20 cm Ø y 15 cm de profundidad. Está construida con paredes de pequeñas piedras unidas con argamasa de cal y arena revestidas con un mortero hidráulico con poco rudus cerámico y mucha cal, lo que le da un color blanquecino, salvo en la base de la pileta que es rojizo. En la parte superior las paredes se rematan con esquinas redondeadas. Presenta fragmentos de teja y cerámica coloca-

Pileta de la habitación 1.

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dos verticalmente sobre las piedras para regularizar la superficie vertical sobre la que se dispone el mortero. En el lado que se adosa al muro que separa esta estancia de la H5, se realizó un rebaje en la pileta para insertar un caño de plomo que la comunica con otra balsa situada en la H5. Da la impresión de que se produjo un error a la hora de construir las piletas cuyos niveles no se adecuaron perfectamente, teniendo que recurrir a insertar el caño 20 cm por debajo del nivel superior de la pared de la pileta. La tubería de plomo está formada por hojas troncocónicas de unos 20 cm de largo que se sueldan en la parte superior por medio de una cinta de plomo. El diámetro interior de la parte más ancha es de 9 cm. Presenta un desnivel de 5,5 cm para un recorrido de 1,32 m. La H5 se dispone en el extremo oriental del edificio. Todo el espacio está ocupado por 4 piletas y una pequeña estancia. Las piletas aprovechan el desnivel de Piletas de la Habitación 5. la ladera que en esta parte no fue rebajada. La pileta mayor (EM6) ocupa todo el ancho de la habitación en su parte más elevada; tiene 4,7x2-2,2 m, 60 cm alto, una pared de 30cm de ancho compartida con otra. Sólo se excavado en parte ya que se halla fuera de la traza. La pared septentrional presenta un tramo de 2,4 m que remata al interior de la pileta con un bocel o columnilla circular que sirve para disimular una esquina, ya que desde aquí hasta el muro de cierre oriental la pileta es algo más ancha, pues gana 20 cm. La técnica de construcción es la misma que la de la pileta anteriormente descrita. En el fondo de la misma, sobre el bocel del lado occidental se abre la tubería de plomo que da a la pila de H1. Aquí el encaje del tubo se realiza a la perfección y la abertura en el bocel en mitad del ancho de la pileta, indica que ésta y el tubo se construyeron al mismo tiempo.

Contrapeso de prensa en Habitación 5.

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En la mitad oriental de la pared Norte de esta cuba se adosa una nueva de aproximadamente la mitad de superficie que la anterior (EM7), con 65cm de alto, y pared de 40 cm de ancho, excepto al Sur que es de 20 cm pues se adosa con la pared de otra pileta. Al igual que las anteriores presenta boceles en todas sus esquinas. Esta pileta presenta un nuevo caño que va a desaguar a la nueva pileta que se halla hacia el Norte. Se trata de la más pequeña de las piletas con apenas 1,85x1,15 m y los consabidos 70 cm alto. Sus paredes tienen el mismo ancho que el resto y presenta boceles en las esquinas inferiores no existiendo en los vértices verticales. El piso de esta pila se encuentra a -52cm con relación a la pileta mayor con la que enlaza mediante el caño de plomo. El caño está embutido a ras en la pared de la pileta y con una abertura en el bocel del suelo. Sale a unos 15cm de la parte más alta de la pileta inferior, pero en este caso está revestido con el mortero de la pared de la pileta, demostrando que se construyó al mismo tiempo que ambas piletas.

Tenemos que hablar todavía de otra pileta más descubierta en los últimos días de excavación (EM9). Se trata de un espacio rectangular de 1,8x1,2 m con una profundidad de 50 cm. A diferencia del resto, está construida con grandes lajas de caliza dispuestas en sentido vertical, sin revestimiento alguno. Estaba rellena de una arcilla ocre amarillo apelmazada y dura y no había otra señal de suelo que el cambio de color del relleno a las arcillas sabulosas rojizas. Se dispone bajo el pasillo pegado el muro septentrional de cierre del edificio. Aunque no se trata estrictamente de un pasillo lo denominamos así porque es el espacio en donde se abren los huecos de las puertas de las distintas habitaciones. Reconstrucción del funcionamiento de las piletas. En el muro de cierre oriental, en la parte que corresponde a este pasillo, se encuentra una piedra que interpretamos como el umbral de la puerta original de entrada al edificio. Está fabricado en caliza, tiene 1,3m de largo y 60 cm de ancho, y se halla fracturada en uno de sus lados. Lamentablemente no se nos permitió excavar el resto del muro en donde se abre esta puerta, así como el resto de la H5 de modo que no podemos completar esta esquina Sureste del edificio. Como decimos, la pileta excavada en el suelo y construida con piedras se dispone en el lugar de paso junto al umbral de la entrada. Resulta evidente que esta pileta debió construirse en un momento en el que la disposición original del edificio debió sufrir algunos cambios. Uno de los más evidentes es la construcción de una pared que amortizó la más pequeña de las piletas (EM8) dejando una pequeña habitación cegada de 2,2x2,45m, en el hueco no ocupado por piletas de la H5. Dentro de este espacio se acumulaban una serie de piedras entre las que cabe destacar la base de un molino rotatorio o meta, de 62 cm de Ø de base y el cono con un altura de 32 cm, junto con un contrapeso de viga de molino, de forma prismática de 1,1x0,8x0,8m, que presenta rebajes en dos caras laterales afrontadas y el frente. Da la impresión de que este espacio se utilizó para ir depositando piedras que ya no servían al tiempo que se condenaban las piletas. El contrapeso correspondería al tipo 13 de los contrapesos de prensas de torno de Peña Cervantes (2010:fig.21), aunque lleva rebajes en sus cuatro caras. Es el único indicio hallado sobre la existencia de una prensa de este tipo, ya que no se han encontrado otras piedras de anclaje del mecanismo de la prensa, si bien no se ha excavado la parte en donde deberían disponerse, dada la disposición de las piletas. Las prensas de torno tienen un origen más antiguo que las de tornillo, aunque naturalmente conviven durante largo tiempo. Sólo recientemente se han documentado prensas de tornillo de época Julio-Claudia (Peña Cervantes, 2010:71). La existencia de tuberías de plomo entre las piletas habla también en favor de considerar a estas instalaciones como una almazara, ya que este metal, a decir de los autores antiguos, era recomendado para el aceite (Peña Cervantes, 2010:184 nota 162). Más definitoria es la existencia de piletas de decantación de structile gemella. Las piletas se conservan enteras lo que permite calcular el volumen que podían contener. Las dos más pequeñas que están conectadas podrían contener 1.460 y 450 litros de aceite respectivamente (EM7 y 8), mientras que las mayores 4.200 y 680 litros de aceite cada una (EM6 y 5). Se trata de piletas que Peña Cervantes encuadra en el tipo 3, o piletas de decantación mediante cubetas conectadas, tipo que sería característico de la Península Ibérica (Peña Cervantes 2010:84), de las cuales existen ejemplos igualmente unidas con tuberías de plomo en el yacimiento murciano de Fuente de la Teja (Murcia Muñoz, 1997-8), por ejemplo. Distintos detalles nos hacen pensar que en un principio se construyeron las piletas EM7 y 8, unidas perfectamente por un caño de plomo. Para disponer el suelo de EM7 al nivel de la altura de EM8, hasta donde hay 55 cm de diferencia, se aprovechó el talud de la

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Plano de la almazara.

ladera, pues en todas las estancias H1 a H5 fue preciso regularizar el suelo excavando en la parte alta de la ladera hasta obtener una superficie horizontal. La pileta más pequeña: EM8 se construyó sobre un hoyo practicado en el suelo de la estancia. Posteriormente estas piletas debieron de resultar pequeñas y se construyeron dos nuevas y mayores (EM6 y 5), ocupando una de ellas 1/3 de la H5, mientras que fue preciso construir la otra (EM5) fuera de esta habitación, en la H1. El nivel de EM6 es el mismo que EM7, mientras que EM5 se excavó en el suelo de H1, al igual que lo había sido antes EM8. Para ello fue necesario que el tubo de plomo atravesase el zócalo de piedra del muro. Teniendo en cuenta estas ampliaciones podríamos incluso considerar la posibilidad de la instalación de la prensa de torno en la H5 en primera instancia. El contrapeso podría hallarse en su lugar original y la viga disponerse hacia el Sur, en el espacio que ocupó posteriormente EM6. Este espacio estaría a la altura en la que se inicia la pileta y allí pudo ubicarse la sala de prensado. El aceite podría entonces verter directamente sobre la pileta EM7. La construcción de las nuevas piletas obligaría a sacar la prensa de la H5 y llevarla al Sur de la EM6. El edificio poseería ventanas que se abrirían probablemente al Sur, dando a la explanada en donde se halla el alfar, ya que los agrónomos latinos como Varrón o Columela aconsejan que se orienten a la zona más cálida los edificios dedicados a vino o aceite, pues el líquido se condensa con el frío. De este modo se conseguiría, además, evitar el contacto visual entre el edifico y la zona de los baños, de modo que los trabajadores no importunasen a la familia de los dueños. No descartamos que en las 3 estancias libres de piletas se pudieran guardar otros productos, del mismo modo que no sería extraño que el edificio tuviese dos alturas, y aprovechar así para guardar grano en la de arriba. Tampoco es desdeñable que los trabajadores hicieran buena parte de la vida allí, al menos comieran a menudo, lo que justificaría la presencia las sigillatas halladas en estas estancias.

4. BALNEA. La loma en donde se ubican los hornos y el taller alfarero, la Casa de las Vacas y la almazara, desciende hacia al Norte. Nos encontramos ante una capa de arcillas marrones de algo menos de1m de potencia, bajo las que aparecen ya las tierras ennegrecidas por los procesos de conturbación. Estamos por tanto en el borde de las tierras que podían ser habitadas antes de adentrarse en las zonas encharcadas del cauce del Gigüela. Con una orientación de casi 45º con respecto a la almazara, aparecen nuevas estructuras que se corresponden con un balnea perteneciente a la villa, a la que hay que asociar la almazara y el alfar. La primera de estas estructuras tiene una longitud de 11,5m, mientras que el ancho no ha podido ser determinado, ya que se pierde más allá de la traza de la obra. Como en el resto de estructuras los muros tienen 50m de ancho con piedras de pequeño tamaño careadas en ambos lados y bien unidas con mortero de cal y arena. El espacio, ligeramente rectangular, presenta un porche con bases de columnas en las esquinas y pavimento de opus signinum, en el que se descubren dos suelos superpuestos. Sobre el más moderno en el ala Sur, destaca la presencia de un acopio de rudus latericio preparado para ser mezclado con el mortero, primer indicio de

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que se estaban acometiendo reformas en el edificio al tiempo que acaeció su destrucción. Ello explicaría la falta del pavimento de opus signinum en el lado Norte, así como de casi la mitad de los ortostatos que formaban la natatio del centro de la estancia. Esta piscina está formada por grandes lajas de piedra caliza dispuestas verticalmente, con un grosor de medio pie (15 cm) y anchos de 1,35 a 1,95 m. delimitando un espacio de 3,12x6,16 o 6,31 m, lo que nos acercaría a los 30m3 de capacidad. No se pudo excavar las partes bajas de la natatio debido a las surgencias de Piedras de la natatio. agua que lo inundaban todo. Utilizando una bomba para achicar el agua, pudimos comprobar que a la altura de 1,24 m comenzaba un suelo de opus signinum de unos 14cm de grosor, probablemente porque llevara el típico bocel de ¼ de círculo en la unión con la piedra. Bajo el opus signinum se comprobó la existencia de nuevas piedras colocadas ahora horizontalmente. Si estas piedras fueran la base o la solera de la natatio y sus dimensiones fueran similares a las colocadas en los lados, sobre todo de grosor, los ortostatos laterales medirían 1,53m de altura. La unión de las losas se realizó mediante junta al tope, apoyándose las dos del lado corto en las de los lados largo. Para evitar fugas de agua, entre las dos testas de los ortostatos se dispuso una capa de plomo en la testa del la pieza del lado corto, además de unas pequeñas grapas en la parte alta asegurando ambas piezas. Los cantos de los ortostatos están rematados además con ranura y lengüeta, a fin de ensamblar unas piezas en otras, pero dada la longitud del ensamble: 1,53 m, los cantos presentan además una capa de plomo en toda su longitud. Sobre el fondo de la natatio, en su ángulo Noreste se hallaron dos sillares ensamblados con un ligero desnivel entre ellos, que parecen formar el inicio de una escalera de acceso a la piscina. Tanto la natatio como el resto de la estancia se hallaban completamente colmatadas con un relleno formado por piedras, fragmentos de dolia, panderones de estuco, tejas, ladrillos y algunos fragmentos de cerámica. Los fragmentos de estuco son muy abundantes por lo que una vez que se proceda a la excavación completa del relleno de la piscina, no descartamos que se puedan hallar evidencias de que la estancia estuvo techada y toda ella pintada con colores en donde predomina el azul. Pero a pesar de todo, sorprende la gran cantidad de fragmentos de tinajas o dolia recuperados. Tal vez contigua a la estancia de la piscina se hallaba otra que sirviera para almacenaje, o incluso que estos restos provengan de la cercana almazara, que al fin y al cabo se encuentra en la parte alta de la ladera. Sorprende que los trabajos de reforma se abandonasen repentinamente sin ser concluidos y que sobre estos se derrumbase todo el edificio, al parecer, además repentinamente, ya que los derrumbes afectan por igual a todas las dependencias del balnea, así como de la almazara. Hemos llegado incluso a plantearnos la existencia de un fenómeno natural, como un terremoto que provocara los derrumbes sobre las reformas a medio hacer. La primera de estas estancias, contigua a la natatio hacia el Norte, la interpretemos como el tepidarium. Se trata de un estancia de 3,2x3,2 m. Calculamos las dimensiones del lado que no se ha excavado, suponiendo que los dos vanos que se abren en los muros que la separan de la natatio y el caldarium, se disponían en el centro de la estancia. Los vanos de ambas puertas tienen 70 cm de ancho y están formados por sendos bloques escuadrados de caliza, con la particularidad de que el que une el tepidarium con el caldarium, presenta la superficie curvada con lomo de unos 10 cm de diámetro. Esta particularidad ha de deberse a la existencia de un arco bajo el muro para paso el aire caliente, pues la habitación debe conservar intacto el sistema de hipocausto bajo el suelo de opus signinum. Así lo consideramos aunque el pavimento está completo, gracias al sonido peculiar a hueco que produce. Se trata de un pavimento con los característicos boceles de ¼ de círculo, en todas las uniones de las paredes con el pavimento. En el derrumbe que ha quedado bien marcado en el perfil, se puede apreciar con claridad el derrumbe de tejas que se produjo directamente sobre el suelo, la existencia de algún ladrillo mezclado con las tejas y sobre ellas los fragmentos blancos de los morteros del estuco que recubría las paredes. Apenas se hallan materiales entre los escombros.

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Contiguo al tepidarium se dispone el caldarium. En este caso tan sólo se ha podido excavar la mitad de la estancia ya que el resto se sale de los límites de la traza de la obra, y la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación, Ciencia y Cultura de Castilla-La Mancha no consideró necesario la ampliación de la excavación (sic). Sus dimensiones serían 4,5x1,6m si de nuevo el hueco de la puerta que comunica con el tepidarium se halla en el centro de la estancia. Debemos señalar la existencia de dos sillares de pie y medio cada uno (45x45 cm) en el muro EM31 jusDetalles del hipocuasto y del mosaico en el caldarium. to en el centro de la estancia. Están dispuestos en línea con la cara exterior del muro y separados entre sí por otros 45 cm. Esta estancia tuvo igualmente las paredes decoradas con estuco, además de un pavimento de mosaico. Se trata de un mosaico bícromo que combina el blanco y el negro, en un diseño geométrico. La porción de este pavimento descubierta se halla en muy mal estado de conservación, ya que el derrumbe de las estructuras situadas hacia el Este, en donde el terreno se eleva ligeramente, ha roto el mosaico, fragmentándolo en buena medida porque la existencia del hipocausto bajo él dejaba una superficie hueca. Esto nos ha permitido observar la disposición del hipocausto y los detalles de fabricación del pavimento. El mosaico se apoya sobre una capa de mortero de 7 cm de grosor, que a su vez se apoya sobre unos ladrillos bipedalis de 56x56cm y 5cm de grosor, de acuerdo a la más ortodoxa tradición vitruviana. Presentan en la superficie superior incisiones en ajedrezado realizadas con los dedos para mejorar el agarre del mortero. Las pilae del hipocausto están construidas con ladrillos besales 22x22cm, con 6cm de grosor y un pedalis como remate y apoyo de las bipedalis, de 29x29 cm y 6 cm de grosor. Se han excavado 7 hiladas de los besales sin haber llegado a la base del hipocausto. La separación entre cada una de las pilae es de 60 cm desde el centro de las mismas, por lo que dejan entre ellas unos vanos de 38 cm. En los bordes las pilae están formadas por ladrillos semicirculares de 4cm de grosor y de 28 cm de diámetro. La aparición de estas pilae semicirculares junto a las cuadradas se de en los conjuntos termales de Pompaelo y Complutum, entre otros (Fernández Ochoa et al., 1999). Por el contrario, junto al muro EM32 que separa esta estancia del tepidarium no se adosan pilae, sino que se dispone un murete de ladrillos de 20 cm de ancho, que deja una estrecha cámara de aire entre él y la pared de piedra de 5 cm de ancho. Hemos documentado la existencia de huecos abiertos de 20x20 cm en el murete de ladrillos. Se disponen como las pilae a 38 cm de distancia de la pared EM31 y otros 38 cm uno de otro, y 60 cm por debajo de la altura a la que se disponen los bipedalis. Su función sería la de permitir que ascienda el aire caliente del hipocausto por el hueco de la pared. Este murete ofrece una superficie de apoyo a los bipedalis sobre los que se disponían los ladrillos mammatae, para Vista del praefurnium.

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Plano del balneum.

dejar una cámara de aíre en toda la altura de la pared. Además de los numerosos restos de estos ladrillos hallados en esta estancia, se conserva una mammata in situ, junto a la puerta de comunicación con el tepidarium, lugar en donde mejor conservado está el mosaico, su mortero e incluso un bipedalis, que aunque fracturado, también se halla in situ. La parte excavada del mosaico se ha fragmentado por efecto del derrumbe y sus trozos aparecen dentro del hipocausto. En la parte Este de la estancia y adosada a la pared (EM35) que la separa del praefurnium, se dispuso una bañera de obra. Esta bañera descansa sobre el mosaico. Está construida con unos muretes de fragmentos de tejas y ladrillos colocados horizontalmente y unidos con argamasa. Están forrados al exterior e interior con una capa de 5 cm de opus signinum, de color rosa de muy buena calidad. La bañera tiene un ancho interno de 80 cm, e imaginamos que doble largo. Se rematan con boceles las uniones horizontales. Para acceder a ella posee un escalón de 80 cm de largo y 30 cm de huella, fabricado con opus signinum. La última de las estancias corresponde al horno o praefurnium. Tiene 2,3m de ancho y un largo desconocido ya que sólo se han podido excavar 1,8m. Aquí remata el muro exterior que tiene una especie de contrafuerte o escalón de opus caementicium de 20 cm de ancho. Aparte de los niveles con abundancia de carbones y el derrumbe con abundancia de té-

Fragmentos de estuco del caldarium.

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gulas y ladrillos hallados en el interior de la estancia, lo más destacable es la existencia de un arco bajo el muro para el paso del aire caliente hacia el hipocausto del caldarium. De las paredes donde se halla la natatio se recuperaron grandes cantidades de estuco. Queda algún resto conservado en la parte interior del muro Oeste, con 80 cm de altura y los derrumbes de las partes más altas en un paquete con restos de la pared. Lo avanzado de las fechas con lluvias y hielos frecuentes, así como la insensibilidad de la Administración Regional a la hora de exigir la extracción de estos restos de estuco, nos impidieron la excavación de esta zona, optando por dejarla bien cubierta y protegida, y rezando para que la maquinaria pesada encargada de colocar la tubería no la afectara. Tan sólo pudimos rescatar algunos fragmentos que presentan un fondo blanco sobre el que se desarroFragmentos del pavimento de mosaico del caldarium. llan motivos de marcos de cuadros, junto a numerosos fragmentos con líneas rojas y rojo y amarillo, siempre sobre un fondo blanco, fragmentos de círculos en rojo dentro de los cuales irían otros motivos, cuadros en rojo con motivos vegetales, un fragmento con marco combinando líneas rojo y amarillo, con una planta en flor de lis de tres hojas y circulito rojo sobre ella, dentro de él, que debe formar parte de un motivo más complejo como se aprecia en otro fragmento en donde aparece esta planta repetida cada 7 cm, sobre un franja de 10 cm enmarcada por marco en amarillo. De la parte alta cuelga una rama con tallos en rojo y 4 hojas, una se ha perdido y otras más en verde, y a su derecha se conserva parte de una planta con hojas en verde y rojo. En resumen, y con todas las reservas que unos fragmentos no mayores de 10x10 cm permiten hacer, parece que esta pared estaba decorada con motivos vegetales encuadrados en marcos formados por combinaciones de líneas en rojo y amarillo, jugando también con el fondo blanco. El color verde parece reservado para ciertas partes de las plantas. Distintos fragmentos muy pequeños en rojo y otros en azul, pudieran pertenecer al derrumbe del interior de la natatio. Los colores aquí son distintos, con predominio de los azules. Y se conservan pedazos de pared mayores. No obstante optamos por excavar tan sólo hasta la mitad de la altura de la piscina, ya que el terreno estaba en exceso húmedo y comenzaba a florar el agua. Entre los fragmentos recuperados los más abundantes son los pintados en azul, varios de los cuales presentan una capa de mortero de 0,5 cm con un frente basto pintado en color rosáceo. En otros fragmentos azules, encontramos marcas de yeso adheridas formando cuadros con un lamparon circular en el centro, o franjas entre las que hay líneas con equis sobre ellas, así como cruces con aspas. Imaginamos que todos estos motivos colocados sobre la pintura azul, servían para realizar motivos en relieve que se combinaban con un fondo azul, tal vez simulando arquitecturas, como parecen indicar los numerosos fragmentos de molduras hallados, entre ellos uno que conserva 1/8 de arco con tres estrías. No descartamos que los fragmentos de estuco caídos sobre la natatio pertenezcan a un techo abovedado, como es común en termas y balnea, en todo caso, hay indicios suficientes para imaginarnos una estancia con paredes pintadas y columnas y columnillas adosadas para separar paneles de la pared, así como diversas molduras y frisos que podrían marcar la línea de remate de la pared e inicio de la cúpula, para la que el color azul es muy indicado. A pesar del estado fragmentario del pavimento de mosaico, hallado en el caldarium de los balnea, gracias a un paciente trabajo de excavación y reconstrucción de los motivos, ha podido ser reconstruido el diseño del mismo. Se trata de un diseño geométri-

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co compuesto por un fondo blanco y motivos en negro. La composición es en cuadriculado con estrellas de ocho losanges y rombos que enmarcan cuadrados. Los elementos más variados son los motivos que se disponen en el centro de los cuadrados, y que en los 12 documentados no se repiten. Entre estos motivos se halla un rombo en ajedrezado, una flor de 4 pétalos, un círculo en ajedrezado, un rombo en negro, un cuadrado igualmente en negro, dos triángulos en negro afrontados por el vértice, dos peltas en negro también afrontados, etc. La composición geométrica unida al bicromatismo del pavimento son signos de antigüedad que están en uso en el mundo romano tardorrepublicano. El desarrollo del Segundo Estilo de la pintura y el uso del mármol en los pavimentos, producen un cambio en los gustos de los mosaicos, extendiéndose los modelos en blanco y negro hacia el cambio de Era, fruto del gusto por el clasicismo y la austeridad a comienzos del Principado (Dunbabin, 1999; Hidalgo, 1991). Pero también supone un ahorro con respecto a los pavimentos coloreados, de modo que se generaliza el uso del mosaico que cubre cada vez espacios más extensos. A Mediados de la primera centuria va creciendo el tamaño de las teselas que a menudo llegan y superan 1 cm2, siendo Diversos tipos de ladrillos hallados en las estancias del balneum. más irregulares en tamaño. Los motivos geométricos una vez diseñados, se van haciendo más complejos y sofisticados, siendo fácilmente variados por los artesanos regionales (Ibidem). Uno de los motivos de mayor éxito, es precisamente el de estrellas de ocho rombos enmarcando cuadrados, que se desarrollará con innumerables variantes a lo largo de los siglos siguientes. Podemos ver las diversas combinaciones de mosaicos cuadriculados con estrellas de ocho losanges en los diseños recopilados por Balmelle et alii (1985), de entre los que se hallan más próximos al de Casas Luján son los de las figuras nº 173 y 174. Como puede apreciarse en estos diseños, el motivo básico admite múltiples combinaciones, y así vamos a encontrar diseños mucho más desarrollados que aprovechan no sólo las posibilidades de combinación geométricas, sino el propio policromatismo, en ejemplos españoles más tardíos (Dunbabin, 1999:293) como son el mosaico de Itálica, conservado en el museo de Sevilla (inv. 786) y datado a mediados del siglo II d.n.e., o el del triclinio central de la Casa I de Taracena, en Clunia, conservado en el MAN, que juega ya con el cromatismo más que con el diseño geométrico. La cronología de esta casa se sitúa genéricamente entre los siglos II-III d.n.e. (Palol, 1969). Ambos mosaicos presentan un diseño exacto al nuestro

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aunque, lógicamente más elaborados en la composición cromática, hay que destacar que el de Sevilla tiene los remates como el de Casa de Lújan, con medios cuadrados y medios rombos que separan los brazos de la estrella de 8 losanges Muchas otras referencias a este popular motivo y sus variantes en Hidalgo (1991:330-3). Cuando Ovadiah publica su trabajo sobre mosaicos geométricos (1980), el diseño de la estrella de ocho losanges y cuadrados (H6) sólo se documentaba en Pompeya a mediados del siglo I a.C., pensando que había sido creado allí por artesanos locales (Ovadiah, 1980:138). También de ese momento es el empleo de la pelta (modelo I14 de Ovadiah), localizado igualmente en Pompeya y Reggio Emilia. Un modelo similar al de Casas Luján aparece en la Casa VII.6,7 y Casa VIII.5 de Pompeya (Ovadiah, 1980:Fig. 85 y 90), otro en Fossombrone (Ovadiah, 1980:Fig. 31) y Reggio Emilia (Ovadiah, 1980:Fig. 116). Resumiendo todas estas informaciones, tenemos que concluir que nos hallamos ante un ejemplo muy temprano del empleo de mosaico en el centro de la Península Ibérica, que admitiría perfectamente una data de época augustea, si bien, ateniéndonos al criterio de la irregularidad de las teselas y de su tamaño de en torno a 1 cm2, podríamos llevarlo e época de Tiberio o Calígula.

5. MATERIALES MUEBLES. Los materiales muebles están formados en su mayoría por cerámicas, a excepción de algunos fragmentos de vidrio y hierro, especilamente clavos, muy abundantes entre los derrumbes del frigidarium. Destacamos unos fragmentos de hierro hallados en el caldarium, que están formados por una especie de manillas y vástagos, y que deben interpretarse como mecanismos relacionados con el agua, uno de ellos parece una llave para dejar o cerrar el paso al agua y el otro semeja un grifo que al girar hacia un lado u otro, podrían dejar pasar el agua a voluntad. En la almazara, los hallazgos se concentran en la H1 ya que el edficio se derrumbó hacia el Norte, a favor de la pendiente. Por ello los espacios exteriores se dividieron en las UE 21, 22 y 23, para aislar lo mejor posible los restos que podrían haber correspondido a cada una de las habitaciones de la almazara, grosso modo: UE21-H3, UE22-H2 y UE23-H1. En todas las habitaciones aparecen fragmentos de ollas de cocina de pasta reductora, con marcas de los dedos del alfarero en las paredes, y entre las comunes hay gran abundancia de bordes vueltos y engrosados, así como pico de ánade pertenecientes a tinajillas, o redondeados de cuencos o escudillas. Entre las vasijas de almacenamiento predominan las encuadrables genéricamente en los tipos 38 y 39 de Vegas y Ober 43 o 51. En pastas rojizas se recuperan pequeños recipientes pintados de tradición indígena, con el cuello estrangulado, y otros de borde bífido, todos ellos encuadrables en las formas Abascal 9, 17 y 18a. Entre estas producciones destaca una olla con borde horizontal que recuerda vagamente en la forma a la 1 de Abascal, pero con pasta ocre y decoración a base de bandas naranja, perfiladas por líneas y dobles líneas en negro. Estas cerámicas son muy comunes a lo largo del siglo I a.C. preludiando las producciones posteriores, romanas de tradición indígena que derivarán en los tipos C2 y C6 de Abascal, presentes en la vecina Segóbriga. Se localizan varios fragmentos de ánforas en los derrumbes de la almazara, de pastas amarillento-verdosas, como dos bases (una tal vez Dres. 30 u olearia itálica con paralelo en Segobriga -Almagro y Lorrio, 1989:fig12.2-) y dos de asas pertenecientes a los tipos Dres. 2 y Dres. 7-11. Aislamos 7 fragmentos más entre los derrumbes del frigidarium, como asas pertenecientes a una Dres. 2/4 y el arranque de otra probablemente de una 7/11, junto con galbo de base maciza, una base con maciza con acanaladura en espiral tal vez de Dres. 2/4 o 3, y el arranque de otra base maciza probablemente de la misma forma. Los fragmentos de tinajas o dolia son muy abundantes, especialmente en la H2 de la almazara y entre los derrumbes que colmataron la natatio. Entre ellas, se han distinguido tres tipos fundamentales en función de sus bordes. Uno con el labio entrante horizontal, el borde constituye un engrosamiento de la pared con un giro de 120º. El perfil del labio se marca claramente al exterior y bajo él presenta un baquetón marcando el cuello, del que nace un asa geminada, gruesa pero de pequeño tamaño. Los ejemplares completos debían llevar 4 de estas asas. El cuerpo está decorado con series de baquetones dobles y las pastas suelen ser ocre claro. En uno de ellos aparece incisa la marca NIC. Este tipo de dolia es común en yacimientos republicanos desde el siglo I a.n.e. hasta el período augusteo: Numancia, Botorrita, o el cercano Cerro del Gollino, en Corral de Almaguer (Santos, Perea, Prados, 1998:fig10.1), estando presentes igualmente en Segóbriga, encuadrados dentro de la cerámica celtibérica en la forma Vegas 49.4 (Almagro y Lorrio, 1989:Fig. 38,4). Según Beltrán Lloris, es en época de Augusto cuando se producen una serie de variantes sobre esta forma desde la

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Cerámicas comunes, de cocina y almacenamiento.

Oberanden 112, con labios triangulares aún horizontales: Oberanden 113 y 114 (Beltrán, 1990:260-1). Otro de los tipos presenta el borde abultado como prolongación de la pared en posición casi vertical. Puede identificarse con el tipo 49.6 de Vegas. Esta variante es mayoritaria en pasta ocre, aunque hay algún ejemplar con pasta anaranjada. Finalmente, uno de los tipos más abundantes en el yacimiento lo constituye una variante de los labios triangulares Oberanden 113 y 114. Se trata de labios alargados y curvados al exterior, que se disponen en horizontal o en oblicuo, inclinados hacia el interior del recipiente donde el labio es más estrecho, recodando el perfil de una chapela. En este caso, las pastas suelen ser anaranjadas o rojizas, con algún ejemplar en ocre, del mismo modo que los dobles cordones ganan en porcentaje a los dobles baquetones en la decoración del cuerpo. Junto a las dolia se han hallado algunos fragmentos identificables como grandes tapaderas cónicas de borde recto, y otro recipiente de gran tamaño de borde abierto cóncavo con estrías al interior, que podría identificarse con una colmena, de los que han aparecido numerosos ejemplares en el yacimiento vecino de Rasero de Luján. Asimismo se localizan varios fragmentos de lo que parecen bases de dolia, pero más estrechos y con la peculiaridad de tener un agujero en el centro, realizado al fabricar la pieza. Este agujero anula la posibilidad de que se trate de un recipiente. Piezas similares serían los tubos documentados en baños y termas como sistema de construcción de bóvedas y cúpulas, llamados tubos afusados, cuya función es la de dejar pasar el calor y aliviar el peso de los arcos. Algunas de las piezas del sistema para la cúpula del caldarium y tepidarium de las termas republicanas de Cabrera del Mar, Barcelona (Martín, 2000:fig. 4), colocada con la base agujereada hacia arriba, son muy similares a las fragmentos de Casas de Luján. Destacamos la presencia de un asa de Lucerna tal vez correspondiente a una Dres. 17, y un pequeño conquius o medida, utilizado también como tapón de ánfora, especie que es común a finales del siglo I e inicios del II d.n.e. (Casas i Genover et al. 1990), así como de varios fragmentos de tinajillas con decoraciones pintadas geométricas de plena tradición de la Edad del Hierro.

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Tipos de ánforas y bordes de dolia.

Dentro de la pileta de la H1 se hallaron dos jarras globulares, una de ellas con 2 series de dos líneas en rojo vinoso. Esta jarra recuerda la forma de las “perulas” para aceite, típicas de los alfares populares de Lucena (Córdoba). Junto a ellas una especie de jarra de gran tamaño con cuerpo alargado y borde abultado ligeramente abierto, que se marca del hombro con una moldura redondeada, de 40 cm de altura aproximada. Una de sus peculiaridades es la existencia de dos (o tres) asas disimétricas, pues una se dispone bajo la moldura del cuello y otra u otras dos, se hallan en la parte baja del cuerpo y con un ángulo de 45º con respecto a la anterior. Asas disimétricas son características de recipientes para el agua u otros líquidos, como las conocidas hydrias griegas, en la que el asa disimétrica sirve para agarrar la vasija al llenarse en pozos o fuentes estrechas. Probablemente, tanto estas jarras como los lebrillos o barreños, haya que relacionarlos con el uso de la pileta hallada en esta estancia, probablemente la recepción de aceite y sus subproductos como el alpechín o tinaco. Sobre el suelo de la H3 se halló un pequeño podón u hocecilla de hierro, que pudo recuperarse completo a pesar de su mal estado de conservación. Este tipo de herramientas son relativamente comunes y han pervivido sin apenas cambios hasta el tiempo de nuestros abuelos, si bien comienzan a abundar en los repertorios de época romana, siendo más escasos en los hallazgos de la Edad del Hierro (Barril, 1992; Manrique, 1980). En la H2 se documentan las primeras sigillatas, más abundantes en la H1 y con algunos ejemplares en los derrumbes del frigidarium. Abundan las hispánicas decoradas, especialmente de la forma 37, como unos grandes cuencos de la forma 37b, uno de ellos con friso de circulitos con metopas se paradas por espiguillas, y series de 3 líneas onduladas a cada lado. En el friso superior de las metopas se representan personajes con diversos elementos en las manos, que deben corresponder a los oficiantes del inicio y los entreactos de espectáculos en el circo. En el friso inferior se conservan dos lanceros en metopas separadas, cada una de ellas afrontada a otras con fieras: un león, y en otro registro un oso. También está ampliamente representada la forma lisa 15/17, con varios ejemplares completos. Uno de ellos con el sello del alfarero del que sólo se han conservado la primera y la última letra: N-----------O, y otro con la marca IVC O P (F). Iucundus es un alfarero bien conocido del centro de Montans, que suele firmar con los sellos: OF IUCUN, OF IUC, predominantemente sobre platos de las formas 18, 18/31 y 15/17. Está muy bien representado en la Península Ibérica y sus producciones se encuadran entre Claudio y los Flavios. Paralelos exactos de nuestra marca para la zona valenciana en Ribera i Lacomba (1988-9:186.76 y 200) y en general Oswald, (1931:148-9).

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También está bien representada la forma 27 con varios bordes, galbos y un pie, Entre los ejemplares más completos se halla una copa con la marca: A·GI·LI·A·NI--, aparecida en la UE11 que corresponde al acúmulo de ímbrices apoyados sobre el muro. Este nombre corresponde a un alfarero de Tricio: Agilianus, aunque no existen paralelos para una interpunción similar a la nuestra. Un sello parecido se localiza en el santuario de La Serreta de Alcoy (Alicante) (Poveda Navarro, 2005:lám V.19 y p115 con bibliografía) y otro en Villamanta (Zarzaelos, 2002:100). Estas producciones se fechan desde el 30/40 hasta el 120 d.n.e. Tenemos que mencionar además la base de un plato de la forma 18 con el sello OP(F) MOM, que debe corresponder al taller sudgálico de Mommo (Oswald, 208-9). Este alfarero trabajó en La Graufesenque en el período de Claudio a Vespasiano. Las producciones de Mommo se documentan entre otros lugares en Ampurias, Tarragona, Barcelona, Sagunto, Elche, Tossal de Manises (Ribera i Lacomba, 1988-9), La Serreta de Alcoy (Poveda, 2005), Pamplona, Celsa, Arcobriga y Oteros de Andalucía, Membrilla (Ciudad Real), Valeria (Sánchez-Lafuente, 1985), y Segóbriga (Montesinos, 2004:63). Hay un paralelo exacto de nuestro sigillum en la marca 9A de Hartley y Dickinson (2008:173), que lo sitúan en los años 65-80 d.n.e. alargándolo otros autores hasta Trajano. Junto a estas vasijas se recogieron galbos lisos y algunos decorados con círculos, varios fragmentos de bases con pie de las formas 18, y 35, bordes redondos rectos cuencos lisos de las formas 27, 49, 24/25 y 28, otros bordes de las formas 29 y 30, un borde con hoja en relieve de la forma 36, un borde probablemente de un cazo de la 31, dos fragmentos de ollitas de la forma 2, dos bordes de la 44 y otro de la 9, fragmentos de un cuenco liso de la forma 8, un galbo decorado con guirnaldas y otro con dos perros galgos, todos ellos de TSH. Entre los productos sudgálicos se pueden enumerar dos copitas Ritt. 8 y otra Ritt. 9. Entre los itálicos tan sólo dos bordes probablemente Goud. 13 o 24. Dejamos para el final el comentario de 5 fragmentos de galbos y un borde de la forma 37, de una peculiar producción, caracterizada por una pasta porosa de color carne con un barniz anaranjado poco adherente que en su mayor parte se ha perdido. Están decorados con círculos concéntricos de 2, 3 y 4 círculos, en dos frisos, y separados a veces por aras. Se trata de una producción de mala calidad. El examen de uno de los moldes hallados en Segóbriga (Sanfeliú y Cebrián, 2006:Fig. 2.6), nos muestra que es idéntico al fragmento nº 82 y nº 85 de las piezas que estamos comentando. En concreto, nuestros fragmentos poseen 4 círculos concéntricos, el exterior segmentado, y un ara (que no se conserva completa en uno de ellos) separándolo, suponemos, que de un nuevo círculo. Estos motivos se repiten de forma idéntica en al menos dos de los moldes hallados en la ciudad de Segóbriga (Ibidem, fig. 2.6 y 7). De este modo creemos haber podido identificar sin lugar a dudas la producción del taller de Segóbriga, que sus descubridores sitúan desde finales del s. I al II a.C. Sobre el nivel del suelo de la estancia aparecieron varios elementos como una fusayola, una cuenta de collar de pasta vítrea azul, agallonada, varios fragmentos de hierro, un fragmento de un anillo de bronce y finalmente un As de bronce correspondiente a Tiberio., con la leyenda en el anverso: TI. CAESAR AVG. F. AVGVSTVS IMP y la cabeza laureada de Tiberio a derecha. En el reverso se lee: CLUNIA C. N. POMP. M. AND. T. ANTO. M. IVL. SERAN. IIII VIR, y aparece un toro con cabeza a izquierda. Se trata de una moneda que conmemora la fundación de Clunia por Tiberio. A esta moneda hay que añadir la hallada en superficie en el taller alfarero, que se corresponde con un As de Bronce, anverso: C CAESAR AVG GERMANIC IMP P M TR P COS.R cabeza laureada a derecha. Reverso: cabeza de Cesonia como Salus, a los lados SAL-AVG. Alrededor. CN ATEL FLAC CN POM FLAC II VIR Q V I N C.

Fragmentos de dolia y ánforas.

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6. CONCLUSIONES. Por medio de la presente actuación se han descubierto los restos de una villa romana situados a 3,5km de la ciudad de Segóbriga. Estos restos constan de un horno con un alfar asociado, el edificio de una almazara y unos baños que imaginamos contiguos a la vivienda del propietario. Uno de los aspectos más reseñables es el buen estado de conservación de los restos. Ello se debe tanto al escaso empleo de estas tierras como campos de cultivo, como el hecho de que las estancias sufrieron un colapso repentino que selló la parte baja de los restos, permitiendo así su mejor conservación. El derrumbe de las estructuras parece acaecer repentinamente y producirse al menos en la zona de los baños, y probablemente también abarcara el edificio de la almazara. La destrucción no se debe al efecto del fuego, del que no se han hallado indicios, así que llegamos a plantearnos incluso la posibilidad de alguna catástrofe natural como un pequeño terremoto. El yacimiento se dispone sobre una pequeña loma que avanza desde los cerros próximos hasta el río Gigüela, en un paso estrecho. Hacia el Oeste, la lengua de tierra se adentra hacia el río, y sobre ella se debieron disponer varias instalaciones de transformación, entre las que hemos podido documentar un horno con su alfar, y un edifico identificado como almazara. Este edificio rectangular de unos 30x9m. Está subdividido en 5 estancias todas ellas comunicadas por una puerta junto al muro lateral Norte. La presencia de 4 piletas comunicadas dos a dos por medio de tubos de plomo, y la presencia entre ellas de un molino rotatorio y un contrapeso paralelípedo de molino de viga, nos induce a interpretarlo como almazara, aunque no creemos haber descubierto el torcularium que se hallaría en el extremo Suroriental del área excavada. La casa del propietario se ubica en ladera que se asoma al Norte, en cuya parte más baja se ha excavado parte de unos baños. Estos baños aportan multitud de detalles constructivos que no es fácil hallar en otros lugares, ya que los hipocaustos del caldarium y el tepidarium se conservan prácticamente completos, permitiendo constatar el modo en el que se fabricaron elementos como las areae, suspensurae y concamerationes. El mosaico de tema geométrico en blanco y negro, aporta una datación temprana para el conjunto, ya que estos modelos se conocen desde mediados del s. I a.C. en Italia. Cuando acaece la destrucción del edificio de los baños, éstos están en proceso de ampliación, y concretamente se está procediendo a construir una natatio con impresionantes ortostatos de piedra, un hecho perfectamente factible, ya que las salas frías con piscina no aparecen en los primeros ejemplos de balnea, y su uso sólo se generaliza a mediados del s. I d.n.e. Concretamente en Glanum, donde existe una piscina con bloques de piedra relativamente similares a los de Casas de Luján, los baños se construyen en 40-30 a.n.e. pero el frigidarium no lo hace hasta el período 50-80 d.n.e. (Bouet, 2000). Este dato es de vital importancia de cara a establecer el momento final del yacimiento.

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Algunas de las sigillatas halladas en Casas de Luján. A la derecha las producciones de Segóbriga. Formas más completas de las sigillatas de Casas de Luján.

Como hemos visto, la mayoría de las cerámicas aparecidas se encuadran en fechas del siglo I d.n.e., y en concreto las piezas de sigillata sudgálicas pueden encuadrarse en el período 50-80 d.n.e., así como la mayor parte de las hispánicas. Incluso las cerámicas que hemos atribuido al alfar de Segóbriga podrían encuadrarse a finales del siglo I, ya que sus descubridores proponen el inicio de las producciones en época de Domiciano. La misma cronología podría aplicarse a los dos grandes cuencos de sigillatas hispánicas 37b con decoraciones en relieve, que guardan algunas semejanzas con las de la famosa pieza de Cástulo con la marca decorativa de Miccionis. Igualmente la fecha de fines del siglo I d.n.e. sirve para los fragmentos de ánforas hallados en las UEs 22-24. Tan sólo algunos cuencos decorados con círculos podrían encuadrarse dentro de la primera mitad del siglo II, aunque los inicios de estas producciones arrancan del último tercio del siglo I d.n.e. Finalmente las dos monedas encontradas, una de Tiberio y otra de Calígula, nos inducen a pensar que el abandono del lugar se produjo no demasiado tiempo después del reinado de este último. De modo que la destrucción del yacimiento podría encuadrarse en torno a los años 50-80 d.n.e., o tal vez un poco después, si pensamos que las sigillatas hispánicas nos pueden llevar a inicios del siglo II d.n.e. Por lo que respecta a los inicios del asentamiento, los materiales son menos claros. En este sentido, el mosaico es uno de los elementos de mayor interés. Se trata de un ejemplo de los más sencillos y tempranos, que podría situarse grosso modo de Augusto a Calígula. La presencia de las tegulae mammatae para el sistema de calefacción de las paredes sería otro signo de antigüedad de los baños (Graciani, 2008). Las instalaciones para la producción de aceite, a las que hay que unir las cerámicas producidas en el taller alfarero, y quizá otras instalaciones para la fabricación de vino aun no descubiertas, son una evidencia de que en la primera mitad del siglo I d.n.e. ya están funcionando este tipo de producciones en el centro peninsular. Algo desconocido hasta el presente pero que, sin embargo, está en consonancia con los hallazgos del Levante español, donde los molinos de aceite aparecen en época tardorrepublicana y están ubicados a menudo en espacios suburbanos y periurbanos. Sin duda nos hallamos ante un excelente ejemplo de villa romana que podemos considerar como periurbana, dada su proximidad a Segóbriga. Esta villa, se encuadra dentro de la serie de hallazgos del mismo tipo que se han producido con motivo de las obras hidráulicas de la conducción de agua a la llanura manchega, ofreciéndonos una ocasión privilegiada para observar de primera mano parte del funcionamiento económico de la sociedad romana altoimperial, para constatar cómo los nobles disponen los espacios de transformación de productos cercanos a la urbe, junto a sus residencias campestres no exentas de lujo. A ellas llegan una variedad de productos de consumo del exterior que en poco tienen que envidiar a los hallazgos realizados hasta el presente en la propia Segóbriga. Y todo ello se produce desde fechas bien tempranas. Las instalaciones descubiertas en las inmediaciones de Segóbriga, sólo se justifican por la existencia de la ciudad, su ubicación no responde a la proximidad de terrenos en donde se cultiven vides u olivos, sino a la proximidad del mercado capaz de consumir los productos transformados en estas instalaciones. Deben ser considerados lugares de transformación más que villae rusticae, algo que se pone excelentemente de relieve en Casas de Luján. La parte más negativa de los fenómenos que nos permiten conocer esta realidad arqueológica, lo constituye el hecho mismo del que deriva: arqueología preventiva con motivo de una obra pública. Desgraciadamente la realidad es peor aún ya que no podemos considerar estrictamente a estas actuaciones como arqueología preventiva, sino arqueología de salvamento, puesto que desde que se produce el hallazgo las fechas para la conclusión de la investigación son bien cortas. Las tensiones y las prisas que se generan no redundan a favor de la minuciosidad del registro, si bien se ha avanzado mucho en la metodología y las herramientas empleadas en el registro y los análisis sobre los restos. Un segundo factor, es que las áreas investigadas vienen dictadas por las trazas de las obras y no por lo que los descubrimientos arqueológicos aconsejen. En este sentido fue dramática la situación vivida en esta obra ante las negativas constantes de la Administración Regional a considerar necesaria la ampliación de sectores como elemento imprescindible para la valoración del yacimiento.

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