Cartografía Participativa para el Ordenamiento Territorial Comunitario

July 25, 2017 | Autor: José María | Categoría: Participatory Research, Territoriality, Territorio, participatory GIS (PGIS)
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Descripción

Cartografía Participativa Para El Ordenamiento Territorial Comunitario

Enrique Ojeda-Trejo*1, José María León Villalobos1, Christine Dunn2, Lenom CajusteBontemps1. 1 2

Edafología, Colegio de Postgraduados Campus Montecillo, México,

Geography Department, Durham University, South Road, Durham DH1 3LE, UK. *[email protected]

Resumen:

A nivel mundial por el acelerado deterioro de los recursos naturales, se han propuesto Políticas Públicas basadas en instrumentos de planeación territorial participativa. En México los ejidos y comunidades agrarias que tienen en posesión el 50% del territorio Nacional y el 80 % de los bosques y utilizan como instrumento de planeación de uso del suelo al Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC). El OTC se basa en la planeación participativa que promueve el uso del conocimiento local a través de la cartografía participativa para el análisis del territorio, y la representación de los usos de la tierra así como para plantear soluciones con un contexto espacial y definir acciones para el manejo de los recursos naturales. Sin embargo, los mapas se elaboran con un enfoque tecnocrático y haciendo uso de la tecnología de Sistemas de Información Geográficos (SIG) de forma vertical y elitista, donde los expertos tienen el control. En este trabajo propone la elaboración de la cartografía participativa de mapas de tierras y usos del suelo comunitario con un enfoque de territorio cultural construido a través del tiempo como un campo relacional hombre-recursos naturales y el uso Sistemas de Información Geográfico Participativos (SIGP) en el ejido de Santa María Nativitas y el ejido y comunidad de Santa Catarina en el municipio de Texcoco, Estado de México.

Palabras clave: cartografía participativa, planeación ascendente, conocimiento local.

Introducción En México debido a las necesidades de planeación y uso integral comunitario del bosque la CONAFOR ha propuesto como un instrumento de política pública para planeación del uso del suelo en el sector social el Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC) considerando que ejidos y comunidades tienen en posesión el 80 % de los bosques del país. El OTC se basa en la planeación participativa que promueve el uso del conocimiento local a través de la cartografía participativa para el análisis del territorio, y la representación de los usos de la tierra y plantear soluciones con un contexto espacial y obtener información para elaborar planes de manejo de los recursos. Se considera que el SIGP integrado al OTC apoya la producción de cartografía y la participación local. Los SIG tienen la capacidad de integrar, producir analizar información espacial a partir de existente, adicional a esto junto con los usuarios en el terreno pueden generarse mapas de una forma más rápida para ser usada por los planeadores y tomadores de decisión (Clark, 1998). Actualmente el SIG se utiliza con un enfoque vertical para sustraer y analizar la información de los usuarios principalmente sobre aspectos fiscos del territorio (suelos, vegetación, usos de la tierra, etc), para la visualización de imágenes de satélite asociada con información espacial de la comunidad en el marco de investigaciones, proyectos y planes del uso del suelo, en este proceso de dejan de lado las percepciones de las comunidades sobre sus recursos. La información generada de esta manera es la percepción del gobierno y a otros actores, desaprovechando los la información local y su potencialidades para empoderar a la comunidad en el desarrollo de los proyectos propuestos (Ojeda 2001). El SIG participativo (SIGP) es una alternativa al enfoque vertical y elitista del SIG convencional para involucrar a la gente en su uso, para que basados en sus necesidades y experiencias asociadas con la experiencia del SIG participativo se facilite la producción de datos y la mejora de los procesos de toma de decisión espacial. El SIGP es una gran oportunidad para democratizar y aprovechar la tecnología hacia el cambio social desde lo local (Aboot et al., 1998; Pain, 2004). El SIGP desde el punto de vista metodológico y conceptual debe cumplir (Harris y Weiner (1998) lo siguiente: 

Ser dirigidos por agencias, pero sin el enfoque vertical ni favoreciendo el

conocimiento experto convencional;



Asumir que el conocimiento local es valioso y experto;



Ampliar el acceso a la tecnología de información y bases de datos digitales;



Incorporar los paisajes de las realidades múltiples observables y diferenciadas

socialmente; 

Integrar SIG y multimedia;



Explorar el potencial para un proceso de toma de decisiones espaciales más

democrático a través de una mayor participación de la comunidad en la toma de decisiones; y 

Asumir que la toma de decisiones espaciales está dirigida por conflictos y está

ligada a la política local.

El uso del SIGP permite a la comunidad el acceso a información y desarrollo de capacidades y aspectos metodológicos (Aberley y Sieber, 2002) ya que: a) Ayuda el desarrollo comunitario b) Se incluyen grupos marginados sin acceso a tecnología; c) Permite desarrollo de capacidades y acceso a información oficial; d) Se generan aplicaciones e implementan prácticas a través de diversos formatos y tipos de datos; y e) se establecen relaciones entre teóricas entre métodos cuantitativos y cualitativos.

El SIGP es también un medio para integrar información local e indígena con la información oficial o experta en los procesos de planeación territorial local permitiendo el desarrollo visualizaciones alternativas del espacio, lugar y realidad (Ojeda 2001, Dunn, 2007).

La planeación territorial gubernamental en México Hacia la primera mitad del siglo XX en México, la crisis ambiental se manifestó por la degradación del suelo y la pérdida de la cobertura forestal (Kaplan, 1997; Negrete y Aguilar, 2006). El 45.1% del territorio Nacional está afectado por degradación por acción humana causada por procesos químicos y erosión hídrica. Los bosques, selvas y matorrales cambian de uso a razón de 545 000 ha anuales, de ellas ± 50 000 ha por deforestación y conversión en

pastizales o tierras agrícolas (SEMARNAT-COLPOS, 2002; Cotler, et al., 2007). Así, se han creado dos instrumentos de política ambiental por parte del Gobierno federal para reducir el deterioro ambiental: a) El Ordenamiento Ecológico, que es un instrumento de la política pública para inducir el uso del suelo de acuerdo con su vocación y que tiene por objeto “regular o inducir el uso del suelo y las actividades productivas, con el fin de lograr la protección del medio ambiente y la preservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, a partir del análisis de las tendencias de deterioro y las potencialidades de aprovechamiento de los mismos. El OE recomienda las áreas de aprovechamiento, protección, conservación y restauración de los recursos naturales (LGEEPA, 2013:4). b) El Ordenamiento Territorial (SEDESOL, 2000; LGAH, 2013), que es una estrategia de planeación socioeconómica: “que tiene por objeto mejorar el nivel de vida de la población. El OT, identifica las vocaciones productivas para asentamientos humanos y actividades económicas e incluye el equipamiento, la atención de rezagos sociales y el combate a la pobreza. El objetivo de estos instrumentos ha sido planear el uso de los recursos naturales para reducir su deterioro y favorecer el desarrollo sustentable (INE – SEMARNAP, 2000; Rossete, 2006). Sin embargo, estas estrategias no han sido eficientes, entre otras causas por el alto nivel de sectorización en las instituciones y la poca articulación entre las políticas de focalización en su aplicación debido a las agendas sectoriales por problemas de yuxtaposición e incompatibilidad de intereses y enfoques para su aplicación conjunta (Negrete y Aguilar, 2006 Massiris, 2008; Wong-González, 2009).

El territorio desde la visión de las políticas públicas gubernamentales El concepto espacial de territorio utilizado por las instituciones es el que tiene sus bases en la

política económica y donde los territorios político administrativos (Nación, estado,

municipio) son el eje de la planeación. A partir de esta visión de territorio se racionaliza la administración de recursos y se mantiene su control. Estas fronteras administrativas son las reconocidas por el gobierno, lo cual obliga a analizar los problemas y soluciones bajo una visión centralista y cartesiana; es decir, en el territorio administrativo se asume el poder en

forma excluyente del ambiente natural mismo y de los grupos sociales que lo habitan (Arocena, 1995; Bonnemaison y Cambrézy, 1996; Domínguez, 1997).

El concepto de territorio en los ejidos y comunidades agrarias El Territorio se conceptualiza de acuerdo a la disciplina desde la cual se observa, en antropología como territorio cultural; en biología como ecosistema o nicho ecológico; en ciencia política y economía como unidades político-administrativas, en geografía en su vertiente espacial, la localización y distribución de fenómenos naturales y culturales. Los enfoques prevalecientes en México son en base a recursos naturales y unidades fiscas tangibles como la cuenca hidrográfica o regionalización económica de las unidades político administrativas. Para Léfèbvre el espacio es producido socialmente en tres momentos relacionados: el espacio físico, las representaciones del espacio y los espacios de representación (1991: 32-40). Entonces “el territorio cultural es construido por los grupos sociales a través del tiempo, a la medida y a la manera de sus tradiciones, pensamientos, sueños y necesidades, lo que significa que el territorio es más que el espacio físico, es el espacio poblado por distintas formas de vida que se relacionan, cooperan y compiten entre sí; lo que permite concebir al territorio como un campo relacional” (Restrepo, 2010:1). Pocos estudios de los recursos naturales se han realizado considerando a los ejidos y comunidades agrarias como territorios culturales con una larga formación histórica, donde el análisis territorial incorpore al sujeto y sus formas de organización, siendo el territorio su espacio de vida. En un territorio cultural, como son el ejido y la comunidad agraria en México, como en otras áreas rurales de mundo, tienen una realidad que se puede considerar “como local, compleja, dinámica y no controlable; de manera que la colección de información sobre los recursos disponibles en cada ejido o comunidad debe considerar variaciones a nivel micro en la tierra, clima, suelos y factores socio-económicos. Además, el proceso de toma de decisiones deberá tomar en cuenta también los recursos disponibles y los usos actuales comunitarios a través del tiempo (Chambers, 1994; Chambers, 1999; Ojeda, 2001). En este sentido, Ostrom (1990) afirma que “que todos los esfuerzos dirigidos a la mejora del uso colectivo de los recursos naturales deben considerar los siguientes principios:

 Límites definidos;  Que las reglas para el uso de los recursos comunes coincidan con las condiciones y necesidades locales;  Los individuos afectados por las reglas participan en la modificación de las mismas; y  Que se desarrolle un sistema de monitoreo del comportamiento de sus miembros esté en manos de la comunidad. Según Long (2007: 108 – 109) y la Teoría de agencia que puede llevarse al campo del territorio cultural los actores tienen la capacidad para ordenar y sistematizar sus experiencias y las de otros, y actuar sobre ellas. La agencia implica cierta capacidad para conocer, interpretar y reflexionar los deseos interiorizados, ya sea de modo consciente o inconsciente. Para abordar el análisis del territorio cultural y la realidad del medio rural, los procesos cualitativos disponen de recursos multi-métodos como las Evaluaciones Rurales Participativas (ERP), las Evaluaciones Rurales Rápidas (ERR), los estudios de caso, las encuestas semiestructuradas, las encuestas estructuradas y los transectos de campo cuya selección estará en función de la disponibilidad y acceso a la información así como de las etapas de la investigación o proceso de planeación (Chambers, 1994; Ojeda, 2001; Poteete, et al., 2012).

El Ordenamiento Territorial Comunitario Un instrumento desarrollado específicamente para el sector forestal es el Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC) propuesto por la Comisión Nacional Forestal (CONAFORSEMARNAT), organismo descentralizado que impulsa las actividades productivas, de conservación y restauración en materia forestal y formula planes, programas, y política de desarrollo forestal sustentable. Este instrumento a diferencia de los anteriores considera como base territorial el ejido y la comunidad agraria, que tienen posesión comunal de más del 50 % del territorio Nacional y las 4/5 partes de los bosques, recursos que son manejados bajo estas formas de organización para su uso y acceso (Bray y Merino, 2004). La CONAFOR propone OTC como una estrategia de planeación participativa cuyo objetivo principal es construir un plan del uso del suelo en ejidos y comunidades para orientar los procesos productivos y socioeconómicos sustentables mediante métodos participativos,

generando capacidades y habilidades en las poblaciones involucradas (Arias, 2006; CONAFOR, 2013). En contraste con el OE y el OT, el OTC parte de un enfoque de planificación ascendente del desarrollo sustentable, opuesto a la planificación centralizada, que contempla un sistema amplio de decisiones y lo convierte en un instrumento adecuado para la planeación comunitaria basado en formas político – administrativas que contribuyen al autogobierno de los ejidos y comunidades agrarias (Arocena, 1995; Carvajal, 2011). La aplicación del OTC facilita los siguientes procesos:  El afianzamiento social a través de redes comunitarias y la visión compartida de estrategias de acción;  El diseño, fortalecimiento y registro de reglamentos y estatutos comunitarios;  La disponibilidad y el intercambio de conocimientos entre especialistas y campesinos para implementar estrategias técnicas - productivas surgidas de la misma comunidad;  La definición de áreas para la protección, conservación y el interés cultural; y  La incorporación de áreas para el pago de servicios ambientales (Arreola, 2006; Arias, 2006; Pardo y Flores, 2006; Paré y Robles, 2006).

Sin embargo, en la aplicación del OTC se han detectado los siguientes problemas: a) la falta de consenso sobre su definición; b) el uso de metodologías con resultados heterogéneos; c) la falta de empoderamiento local después del proceso de planeación; d) el uso de enfoques simplistas, burocráticos y, en algunos casos, cargados de desconocimiento para analizar el territorio comunitario; y e) la falta de procesos participativos genuinos (Arreola, 2006; González et al., 2006). Además los ejidos y comunidades también presentan escepticismo y resistencia a participar en actividades diferentes que no involucran beneficios materiales, como tradicionalmente han operado las políticas del desarrollo rural (Ojeda, 2001; Tommasino et al., 2006). Por otro lado, en esta política pública local reconoce en la cartografía comunitaria un medio para encontrar soluciones geográficas a los problemas relacionados con el uso y manejo de los recursos naturales comunitarios (Pain, 2004; González et al., 2006 y Pardo y Flores, 2006). Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) facilitan la cartografía participativa y la

integración del conocimiento que las comunidades tienen sobre sus recursos naturales (Ojeda, 2001; Pain, 2004). Integrando el SIGP al OTC, los ejidos y comunidades participaran de manera directa en los procesos planeación y toma de decisiones de sus territorios en un contexto espacial integrado, actividades de las cuales en la mayoría de los casos han sido excluidos (Ojeda, 2001; Bourgoin et al., 2012). La aplicación del SIGP a los procesos de planeación como el OTC puede calificarse, desde el enfoque de la sociología, un estudio de caso semi-cuantitativo para analizar el uso y manejo colectivo de los recursos naturales. Estas técnicas cualitativas y semi-cuantitativas, son enfoques prácticos que apoyan la planeación más descentralizada y los procesos de toma de decisiones más democráticos como el OTC valorando la diversidad social y la búsqueda del uso sustentable de los recursos con mayor y mejor participación de la comunidad. En el presente estudio se muestra el proceso de elaboración de dos mapas: a) mapa de clases de tierra comunitario y b) mapa de uso del suelo comunitario, utilizando SIGP y un conjunto de técnicas cualitativas basadas en la ERR, la ERP, encuestas y transectos en el ejido se Santa María Nativitas y la comunidad agraria de Santa Catarina del Monte, municipio de Texcoco, México a fin de contribuir con los objetivos planteados en la etapa de caracterización y diagnóstico del OTC, privilegiando el enfoque participativo desde lo local para conocer la organización y manejo colectivo los recursos naturales.

Materiales y Métodos Para la presente investigación se consideraron al ejido de Santa María Nativitas (SMN) y la comunidad Agraria y el ejido de Santa Catarina del Monte (SCM) los cuales presentan condiciones ambientales, de acceso a la tierra y sociales contrastantes. Ambas comunidades se encuentran al oriente de la ciudad de Texcoco en un área de lomeríos y poseen tierras forestales en las montañas, con variaciones en altitud de 800 a 400 m, precipitaciones que varían entre 600 y 1200 mm, con áreas agrícolas y de bosque de pino.

Obtención de la información a nivel ejidal y comunal Las técnicas utilizadas para la elaboración de mapas y para la adquisición de información sobre el ejido fueron cualitativas con un enfoque multi-método de técnicas de ERR, ERP y el uso de los Sistemas de Información Geográficos (SIG). El enfoque multi-método fue seleccionado porque los usos del suelo y la toma de decisiones en el ejido están relacionados con la disponibilidad de recursos, la estructura social y con las instituciones gubernamentales. Asimismo, las limitaciones de tiempo y presupuestos en el campo hacen de estos métodos los más apropiados. La ERR fue usada para proveer de datos complementarios sobre los problemas y oportunidades relacionadas con los recursos naturales y para triangular la información proveniente de las fuentes municipales y de los ejidatarios. Las técnicas de ERP tales como el mapeo participativo, los transectos y los perfiles históricos fueron usados para obtener la visión local comunitaria sobre sus recursos naturales y el uso del suelo así como para identificar los conflictos entre el ejido y el gobierno sobre los recursos naturales. Los SIGP fueron utilizados para construir el entendimiento de los procesos de uso de la tierra y de toma de decisiones involucrando a los usuarios locales en la adquisición de información relevante para el uso de la tierra y el reconocimiento de problemas relacionados. Dichas técnicas se acompañaron con la revisión de fuentes secundarias, entrevistas semiestructuradas y observaciones directas. En conjunto, el grupo de técnicas descritas permitió conocer las percepciones de la gente de la comunidad acerca de las clases de tierra y sus usos.

Mapeo participativo de uso del suelo Los métodos usados para el mapeo participativo comunitario estuvieron más en el estilo de la ERP a fin de alentar la participación de la gente. Para producir el mapa de clases y el mapa de uso de la tierra se consideró la información disponible y las percepciones de la gente local utilizando fotografías aéreas (1:19,000) y mosaicos en papel (1:10,000) (Instituto de Información Geografía Estadística y Catastral del Estado de México, IGECEM). El mapa de usos del suelo se realizó con base en transectos, entrevistas semi-estructuradas, diagramas históricos e interpretación participativa de fotografías aéreas. Los criterios utilizados durante los transectos para diferenciar los usos del suelo fueron de lo general a lo particular, primero se identificaron los usos mayores sobre la fotografía aérea y se delimitaron

en la fotografía. La primera característica diferenciadora en las fotografías aéreas fue si la tierra estaba cultivada o no cultivada, si eran de riego o temporal, si tenían casas, invernaderos, etc. A través de diagramas históricos, entrevistas semi-estructuradas y revisión de fuentes secundarias en la Procuraduría Agraria local se consideraron otras características no visibles en la fotografía aérea que eran importantes para diferenciar los usos tales como: la tenencia de la tierra (ejidal o privada), aspectos históricos como la fecha de dotación ejidal, y los cambios de uso y, fechas en que se realizaron los cambios, por ejemplo, si pasaron de pastizal a agrícola o de tierras erosionadas a tierras restauradas. También se diferenciaron otros usos como el cauce del arroyo o la mina de arena.

Resultados y Discusión

Acceso Tenencia de la tierra en el municipio de Texcoco. El sistema Agrario en el municipio de Texcoco, México se deriva de la fusión del sistema establecido por los indígenas nativos (Acolhuas) basado en propiedad comunal y que refleja su organización social y la impuesta por los españoles y adaptado sobre el primero. Estos dos sistemas de tenencia comunal y privado han co-evolucionado a través de más de 500 años creando un sistema complejo de acceso a la tierra. Así, el ejido de SMN desde el siglo XVIII está en posesión de 60 ha de propiedad privada dividida en parcelas de 0.5 ha, con agua para irrigación. La superficie de tierras ejidales es de 842 has, 300 de las cuales fueron dotadas en 1927 y otras 542 fueron asignadas en 1938 a una distancia de 7 km de la comunidad. Actualmente, la comunidad de Nativitas es un poblado asentado alrededor de la iglesia con casas dispersas en parcelas de 2 500 m2 a 5 000 m2 con producción de invernaderos, ganado y agricultura de traspatio. El ejido cuenta con 300 ha que están parceladas de la siguiente forma: 469 parcelas ejidales, 451 de menos de una hectárea y 16 de 1.0 a 1.5 ha y 2 de 1.5 a 2.5 ha así como un grupo de tierras comunales a lo largo de la orilla del río, las cuales fueron dotadas en 1927.

El ejido de Nativitas cuenta también con 542 ha de tierras comunales, ubicadas a 7 km en dirección este y en las estribaciones de la Sierra Nevada, las cuales fueron dotadas en 1938 (Figura 1). Por su parte, SCM se fundó en el año 1418 y fue reconocida como merced real en 1609. La tenencia de la tierra es como ejido y comunidad agraria. En 1927 se le dotó de 654 ha de tierras comunales y 170 ha de tierras con parcelas. En 1958 se reclamó la restitución de tierras como comunidad agraria, sin embargo, hasta 1966 se reconoció la posesión de 1736 ha de tierras comunales para 238 comuneros.

Mapa participativo de usos del suelo en Santa María Nativitas A partir de la metodología descrita en la sección anterior, se obtuvo el mapa participativo de usos del suelo del ejido de Santa María Nativitas (Figura 3), identificándose doce usos de la tierra: Cuadro 1. Usos del suelo en el Ejido de Santa María Nativitas Usos del suelo Agricultura de temporal en parcela ejidal Agricultura de temporal en terrazas que cambiaron de pastizales a agricultura entre 1927 y 1975 Agricultura de temporal en terrazas recuperadas después de 1975 Parcelas con irrigación suplementaria + casa + invernadero + ejido Parcelas con irrigación suplementaria + casa+ invernadero + propiedad privada Parcelas con terrazas construidas

entre 1927 1975 + irrigación suplementaria + casa +

invernadero + ejido Agricultura de temporal en bosque Bosque a agricultura Bosque de encino a tierra erosionada Bosque de pino Tanques de agua Mina de arena Fuente: elaboración propia con información de los ejidatarios.

Figura 1. Mapa participativo de usos de suelo y vegetación en Nativitas

Fuente. Ejidatarios de Santa María Nativitas.

El transecto en el bosque se realizó, como se describió, identificando los usos de la tierra sobre fotografías aéreas, obteniéndose 6 tipos: encino, arbustos, agricultura, reforestación y erosión. Los árboles pino, oyamel y su combinación con pastizales se incluyeron como una sola categoría bosque, aduciendo que todos los árboles producen un solo producto, la madera y que solo había una persona que llevaba animales a pastar al monte en verano. El bosque de encino se diferenció porque el principal producto es carbón vegetal. Las áreas erosionadas y reforestadas se identificaron por ser evidentes. A partir del mapa se pudo constatar que la percepción del bosque como una fuente de ingresos por los ejidatarios ha cambiado a través del tiempo por una combinación de las regulaciones que el Gobierno ha impuesto al uso del bosque como fuente de ingreso y la reducción de los mercados para venta de los productos del bosque (madera, hongos comestibles, tierra de monte, musgos, etc.). Los cambios operados en el uso del bosque como una fuente de ingreso fueron descritos por el comisario ejidal, quien en 1937 era leñador y ha continuado en esta actividad hasta la fecha: “entre 1937 cuando se dotó del bosque al ejido y hasta 1945, la extracción de productos

fue intensiva, pues la principal fuente de energía era la leña, con mercados regionales en Texcoco y Chiconcuac y la Ciudad de México. En este periodo no hubo control de la extracción de madera y en 1945 el bosque estaba sobreexplotado. Para proteger el bosque el Gobierno Federal emitió un decreto y limitó la extracción de madera a los ejidos permitiéndoseles sólo la extracción de árboles muertos y dio la concesión de explotación del bosque a la industria papelera de San Rafael y anexas. En l946, el ejido firmó un convenio por un año para que la compañía extrajera la leña; sin embargo la concesión no se renovó pues resulto ser desventajosa”. A pesar de esta restricción impuesta para la extracción de madera, los pobladores continuaron extrayendo madera y produciendo carbón de encino para uso doméstico y venta a pesar del riesgo de que les fuera decomisada y fueran enviados a prisión. En 1964 la papelera San Rafael reactivó sus planes para la extracción de madera en la región, se realizaron estudios técnicos y se determinaron las cantidades de madera a extraer. El ejido firmó un convenio de un año para la extracción de la madera con la papelera; sin embargo, al año siguiente la concesión no se renovó pues se consideró que era una relación comercial desventajosa para el ejido. El abandono del bosque como fuente de ingresos ocurrió hacia 1970 y algunos de los factores que contribuyeron a este abandono fueron:  La reducción del mercado de madera,  La sobreexplotación de hongos comestibles,  La reducción del ganado que se pastoreaba en el bosque en verano,  El crecimiento urbano de la ciudad de Texcoco,  El establecimiento de instituciones públicas en la región, que significaron otra fuente de empleo,  La mejora de las vías de comunicación hacia la ciudad de México y otras ciudades y,  El crecimiento urbano de la ciudad de México, que permitió a la gente mejores empleos.

Durante este periodo, la percepción del bosque como fuente de ingreso fue abandonada y con ella la pérdida del conocimiento de los pobladores sobre su uso y manejo, los nombres de los parajes, los árboles, los hongos que son comestibles y donde se localizan. En 1989, concluyeron las concesiones de explotación de la papelera San Rafael y el Gobierno del Estado de México aprovechó la coyuntura para emitir un decreto en el cual se prohibió la extracción de madera a fin de preservar los bosques. Este decreto expiro en 1995. La nueva Ley Agraria expedida en 1992 promovió la explotación del bosque en asociación con capital privado como una fuente de ingreso para los ejidos mediante de la concesión de permisos de explotación a través de la aprobación de un plan de manejo. En este sentido, el ejido de Nativitas en 1998 creó una sociedad civil para el manejo forestal acompañado de su respectivo plan de manejo forestal maderable. El plan de manejo forestal proponía la extracción de 12 000 m3 de madera por un periodo de 10 años y con una anualidad promedio de 1200 m3 (comunicación personal con el comisariado ejidal de Nativitas). A partir del Plan de Manejo forestal maderable la percepción de la comunidad sobre el bosque cambió nuevamente hacia una posible fuente de ingreso. Sin embargo, el plan de manejo forestal maderable continúa sin ponerse en marcha debido a los bajos precios que la madera alcanza hoy día. Además, la Ley Agraria de 1992 establece que los ingresos por la extracción de madera deben ser divididos entre los 236 comuneros que tienen derechos agrarios, quienes recibirían aproximadamente $ 3,400 al año, cifra que es poco alentadora. El mapa participativo de uso del suelo refleja que el uso actual y los cambios de uso, son el resultado de los cambios ocurridos en un periodo de 74 años, determinados por limitaciones y oportunidades de uso de la tierra. Durante el periodo de 1937 a 1945, como se indicó más arriba, el bosque sufrió una extracción no controlada de la madera y se sobreexplotó, produciéndose la degradación de la cobertura vegetal y erosión. La degradación de la cobertura y del suelo disminuyó en el periodo 1945-1995, a excepción de la cobertura de encino que continuó siendo explotada para extraer carbón hasta 1970. Sin embargo, el proceso de regeneración natural del bosque ha continuado hasta el presente.

Mapa participativo de usos del suelo en Santa Catarina Metodología El mapa de uso del suelo de Santa Catarina se produjo utilizando transectos y fotografías áreas con la participación de ejidatarios y comuneros, quienes describieron las características de los usos de la tierra como tenencia (ejidal y comunal), uso de la tierra, casa, agricultura y bosques, degradación (erosión), infraestructura (irrigación, terrazas y recuperación de tetepates) y consideraron la variación en altitud que produce cambios en los patrones de precipitación pluvial. En el bosque identificaron los principales tipos de árboles así como los productos extraídos (carbón, madera, leña, hongos y plantas medicinales). La elaboración de los mapas por los ejidatarios y comuneros involucró la exploración del conocimiento local, el entendimiento del uso de la tierra y los factores importantes para la toma de decisiones así como información histórica relevante. Los criterios para definir los usos de la tierra involucraron la identificación de los tipos de tierra, después los usos como tierra cultivada y forestal, así las tierras agrícolas se clasificaron en dos tipos de acuerdo con las diferencias de precipitación pluvial y el inicio de la temporada de lluvias: a) tierras del poblado y b) tierras del bosque. Las áreas de agricultura se dividieron en a) tierras con irrigación y b) tierras de temporal. Las tierras irrigadas tenían casas, diversidad de cultivos y altos rendimientos; las tierras de temporal comprendían áreas bajo cultivos incluyendo terrazas de diferente construcción. Finalmente para identificar las tierras erosionadas se consideraron los afloramientos de tepetate, la evidencia de erosión en canales y la reforestación. Asimismo, se identificaron tres tipos de vegetación en el bosque.

Los ejidatarios identificaron como agentes del proceso dinámico del uso de la tierra a sus propias acciones: la incorporación de tierras a la agricultura por la deforestación en el bosque, la recuperación de tierras por el terraceo y recuperación de tierras a partir del tepetate para producción de alimentos y la necesidad contar con vivienda. Aquí, la tierra es un recurso para la producción de alimentos y cobertura de vivienda.

Cuadro 2. Usos del suelo comunitarios en el ejido y comunidad de Santa Catarina. Usos del suelo

Hectár eas

Comunidad agraria + agricultura de temporal en terrenos deforestados.

173

Comunidad agraria + bosque

784

Comunidad agraria + sistema de irrigación por manantiales + terraza + casas

159

Comunidad agraria + terraza + agricultura de temporal.

331

Comunidad agraria + tierras erosionadas + pastizal + terraza + reforestación.

168

Ejido + agricultura de temporal en terrenos de forestados

123

Ejido + bosque

650

Ejido + terraza + agricultura de temporal

50

Fuente: elaboración propia.

Figura 2. Mapa participativo de usos del suelo del ejido y comunidad de Santa Catarina.

Fuente: información de los ejidatarios y comuneros.

Así, la incorporación de tierras para la agricultura fue principalmente en áreas con suelo delgado; sin embargo, a medida que aumentó la población los suelos con pendientes fuertes se incorporaron a la agricultura en ocasiones con terraceado pero en otros sin ninguna infraestructura, de manera que el resultado fue la erosión. El sobrepastoreo de los pastizales también produjo erosión, sin embargo el terraceo manual y, más recientemente, el terraceado con maquinaria apoyado por el gobierno federal ha permitido la recuperación de las tierras. Por otro lado, los usos del bosque son la madera, leña, extracción de hierbas medicinales y materiales para la elaboración de artesanías. En Santa Catarina el uso forestal maderable está regulado y autolimitado por los siguientes: a) se cuenta con grupo de ejidatarios encargados de la vigilancia forestal que fue designado por la asamblea, b) el aprovechamiento forestal es individual y está condicionado a un permiso en donde se define la cantidad del recurso a extraer, c) el lugar de extracción del recurso forestal se selecciona estratégicamente por el grupo de vigilancia forestal, y d) el acceso al recurso forestal está determinado por el periodo de lluvias, el estado de los caminos y el número de animales de carga disponible (el máximo número de animales por ejidatario es de 4); e) muchos de los ejidatarios y comuneros tienen sus principales fuentes de ingresos en actividades fuera de su ejido y comunidad. En cuanto a la extracción de leña, esta se restringe al autoconsumo y muy poco para comercialización en las comunidades vecinas. Además, la leña se toma de madera muerta, árboles enfermos y trocerío de la corta de árboles.

Conclusiones. La territorialización de un espacio está dada por el conjunto de arreglos sociales en torno al territorio, lo cual incluye cambios las representaciones simbólicas de las comunidades locales que se construyen a través de su relación espacial con el territorio. En estas expresiones espaciales quedan incluidos los cambios en las formas concretas de control territorial, que van desde los derechos de propiedad de diversos actores sociales y sus formas efectivas de protección, hasta los poderes jurídicos de las diferentes instancias y niveles de gobierno para tomar decisiones que afectan el territorio.

El conocimiento local y los saberes locales son también la base de las relaciones que se producen y reproducen en la relación hombre – naturaleza a través del tiempo. Este conocimiento local tiene una referencia espacial y simbólica que debe ser captada en el análisis del territorio de todo ejercicio de planeación territorial local. La inclusión del conocimiento local en un esquema formal como la cartografía participativa crea una representación alternativa del territorio ejidal para la planeación del uso del suelo y la toma de decisiones por sus mismos habitantes que debe considerarse más ampliamente en la cartografía del Ordenamiento Territorial Comunitario. Los mapas participativos de clases de tierra y de usos del suelo comunitarios facilitaron el análisis participativo de las características, disponibilidad, condición, evolución y acceso a los recursos naturales del ejido de Santa María Nativitas y el Ejido y Comunidad y Santa Catarina. Asimismo, se identificaron las oportunidades de mejora y los elementos prioritarios de atención para diferentes grupos de la comunidad. El uso de la ERP, la ERR, los transectos y las encuestas semi-estructuradas para producir cartografía participativa con apoyo del SIGP probaron ser una herramienta multimétodo efectiva, particularmente en la producción de mapas de clases de tierra y de usos del suelo comunitarios. Finalmente, el análisis y evaluación de los recursos naturales comunitarios basados en la cartografía e investigación participativa multimétodo representan una contribución a las etapas del OTC con un enfoque horizontal y más democrático.

Literatura citada

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