Carlos Laliena Corbera y Mario Lafuente Gómez (coordinadores), Una economía integrada. Comercio, instituciones y mercados en Aragón, 1300-1500, Grupo CEMA-Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2012. 472 pp.

September 30, 2017 | Autor: G. Centro de Estu... | Categoría: Economic History, Institutional Economics, Medieval History, Commercial Law, Social History, Medieval Crown of Aragon
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Descripción

UNA ECONOMÍA INTEGRADA. COMERCIO, INSTITUCIONES Y MERCADOS EN ARAGÓN, 1300-1500.

COLECCIÓN GARBA, 6

Edición financiada con el presupuesto del Grupo de Investigación CEMA de la Universidad de Zaragoza. Diseño portada: J. Ángel Sesma Muñoz Foto portada: Antonio Ceruelo Depósito legal: Z-813-2012 ISBN: 978-84-92522-52-1 © Los autores y Grupo CEMA Distribuye: LOGI NOGARA LIBROS México 5 (Polígono Industrial Centrovía) 50196 La Muela (Zaragoza) Tfno: 976144860 • e-mail: [email protected] Imprime: Gráficas Mola, S.A. - 50410 Zaragoza (España)

UNA ECONOMÍA INTEGRADA. COMERCIO, INSTITUCIONES Y MERCADOS EN ARAGÓN, 1300-1500.

Carlos Laliena Corbera y Mario Lafuente Gómez (Coordinadores)

Con la colaboración:

GRUPO C.E.M.A. GRUPO DE INVESTIGACIÓN

ZARAGOZA 2012

PRESENTACIÓN

E

n este año se cumplen treinta de la publicación por la Fundación Juan March del libro de José Ángel Sesma Muñoz, Transformación social y revolución comercial en Aragón durante la Baja Edad Media. Pocos o ningún libro sobre la historia medieval aragonesa han tenido tanta repercusión en la comunidad científica medievalista, en general bastante refractaria a las investigaciones llevadas a cabo en el ámbito del antiguo reino, y menos todavía han visto sus tesis validadas en el largo plazo por un trabajo continuado, a cargo de este autor y de otros en mayor o menor medida relacionados con él. Son dos razones suficientes para evocarlo al inicio de una obra que, además de ser un explícito homenaje a aquélla, pretende actualizar nuestros conocimientos y suscitar nuevos problemas. Desde 2006, hemos intentado plantear colectivamente y de manera sistemática la vasta cuestión de la comercialización de la sociedad aragonesa medieval, utilizando las categorías propuestas por una historiografía europea que ha experimentado un considerable auge durante las últimas dos décadas. Lo hemos hecho a través de dos Proyectos de Investigación I+D+I sucesivos, que culminan en el final de este año, para abrirse a un nuevo ciclo trienal si la crisis que nos asola lo permite. El primero de estos proyectos tuvo como objetivo el análisis del Crecimiento económico y [la] formación de los mercados en Aragón en la Edad Media (1200-1350), título del libro editado en 2009 que plasmó una parte de sus resultados. Por su parte, el segundo ha situado su mira en las transformaciones experimentadas por la economía mercantil de este territorio en el contacto con el mundo mediterráneo. Bajo el epígrafe de Mercados y desarrollo en Aragón (12501500): vínculos mediterráneos, distribución, abastecimiento urbano y costes de transacción en una economía bajomedieval, ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (ref. HAR2009-12280), dentro de las convocatorias de promoción general del conocimiento y, como se ha dicho, se halla en la fase final de su recorrido. La base conceptual continúa siendo básicamente la misma, es decir, nos hemos propuesto analizar el desarrollo de los mercados de bienes sometidos a intercambio comercial ñlo que excluye los relativos al trabajo, la tierra, los servicios y las rentas, pero comprende en parte los mercados monetario y

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financieroñ en Aragón a partir de una dimensión temporal larga, pero circunscrita al periodo bajomedieval, en la cual se puedan verificar los cambios que agentes económicos, estructuras institucionales y coyunturas económicas introducen en la creación y evolución de los mercados en esta gran área regional peninsular, inserta a su vez en el conjunto de la Corona de Aragón. Estos Proyectos se inscriben también en las líneas de investigación del Grupo Consolidado CEMA, financiado por el Gobierno de Aragón y evaluado periódicamente de manera independiente, que, desde sus inicios, en 2002, se propuso situar la evolución histórica de la sociedad aragonesa en el entorno político y económico que le era propio, es decir, el mundo mediterráneo occidental. Este libro recoge en una distribución equilibrada trabajos cuyo planteamiento es de carácter historiográfico y persiguen situar en su contexto los logros de este prolongado periodo de investigación sobre la historia económica aragonesa, junto a otros que abordan problemas concretos relacionados con los objetivos fundamentales del Proyecto. Todos ellos han sido elaborados a lo largo de los últimos dos años, y debatidos en un Coloquio con idéntico título al que figura arriba, celebrado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza en noviembre de 2011, bajo la coordinación de Mario Lafuente Gómez y Guillermo Tomás Faci. Es preciso, por tanto, comenzar por agradecer a quienes participaron en esta reunión su disponibilidad para presentar sus artículos en plena fase de maduración y someterlos a la consideración del resto de los intervinientes. Este agradecimiento se dirige en particular hacia aquellos que mostraron sus trabajos en curso, pero no han podido finalmente incorporarlos a esta obra por diversos motivos, la mayoría relacionados con su actividad laboral, académica o profesional: Germán Navarro, Julián Ortega, Cristina Pérez, Francisco Vicente y Santiago Simón. Es importante señalar que el Grupo CEMA procura en la medida de sus posibilidades ñcada vez más escasas, por razones que no hace falta exponerñ velar por la continuidad de la investigación de los doctorandos y doctores vinculados al espacio universitario durante los primeros años de su carrera e incluso de investigadores que, habiendo pertenecido a la universidad, se hallan actualmente más o menos distanciados de ella, pero que han sido capaces de realizar aportaciones sustanciales a la historia medieval aragonesa. En este volumen, el lector encontrará artículos de María Teresa Iranzo, Enrique Mainé, Javier Medrano, Sergio Martínez, y Miguel Ángel Pallarés, personas que responden a este perfil y que muestran, con su vocación y calidad, la excelencia de la formación que han recibido y la solidez de los principios que sustentan su decisión de proseguir la tarea investigadora, a pesar de las dificultades que ofrece. Los miembros del equipo del Proyecto y del Grupo CEMA, encabezados por José Ángel Sesma, con Carlos Laliena, Judicaël Petrowiste, Mario Lafuente, Guillermo Tomás y Sandra de la Torre, deben una gratitud especial a David Igual, de la Universidad de Castilla-La Mancha, y a José Antonio Mateos Royo, del área de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza, por haber aceptado compartir esta experiencia, a nuestro juicio profundamente interesante.

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En Transformación social, José Ángel Sesma muestra como en el transcurso del siglo XIV cristaliza un cambio social significativo relacionado con las nuevas condiciones mercantiles imperantes en el Mediterráneo occidental, que favorecen la intensificación y especialización de la producción agraria aragonesa para destinarla hacia la exportación. Ello implica a hombres de negocios catalanes e italianos en este movimiento comercial, pronto acompañados por nativos del reino, que activan una demanda interna, a la vez que posibilitan la reconversión de las explotaciones campesinas y la comercialización de su producción. La Peste Negra, con su cortejo de muerte y despoblación, acentuó esta vocación agropecuaria al posibilitar la dedicación de tierras a pastos y aumentar la cabaña para abastecer de lana los mercados italianos. La existencia de materia prima facilmente accesible, por otra parte, promovió el desarrollo de una industria textil urbana y rural nada desdeñable. Por último, la posición geográfica del reino ofreció una red urbana organizada a modo de una gran plataforma logística para la redistribución hacia el resto de la Península de bienes y mercancías tanto del norte de Europa como del Mediterráneo, en ambas direcciones. La preservación de los libros contables del impuesto aduanero conocido como las generalidades, para concluir con esta rápida evocación, nos informan de esta función mediadora del reino en la distribución de paños y especias, pero también de la exportación de la producción interna de cereal, lana, azafrán, pieles y telas corrientes, entre otros productos, producción enviada tanto hacia las regiones del Cantábrico castellano como las ciudades costeras de la Corona Además, estos minuciosos registros nos muestran una inmensa variedad de objetos manufacturados que circulaban de mano en mano, ìel mundo de las cosas que existen, que son usadas y tienen un sentido dado para los habitantes de ese mundoî, como define Jan de Vries a la ìcultura materialî. El Proyecto de investigación, en general, y este libro en concreto están concebidos desde la perspectiva de explorar algunos territorios menos conocidos de esta dinámica general de la comercialización de la sociedad aragonesa medieval. De esta manera, se pueden agrupar los trabajos que presentamos en cinco conjuntos coherentes, que atienden a los principales objetivos propuestos en la solicitud del citado proyecto y que constituyen otros tantos puntos críticos de la estrategia investigadora del equipo. En primer lugar, David Igual y Carlos Laliena han llevado a cabo diferentes aproximaciones a un problema común: cómo se integran los avances recientes en la investigación aragonesa en el seno de la historia económica actual. David Igual ha tomado en consideración las grandes estructuras que articulan conceptualmente esta disciplina: redes, consumo y elementos informales de las relaciones económicas, así como las discusiones respecto a la forma y la función de los mercados en las economías preindustriales, todo ello enfocado desde una óptica aragonesa. Carlos Laliena repasa en un extenso artículo los logros de tres decenios de trabajo sobre el comercio aragonés y de la Corona, trazando un panorama exhaustivo de

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aquellos puntos que pueden considerarse firmemente asentados, pero también de las zonas desamparadas o, simplemente, aquellas cuestiones que han sido introducidas por la dinámica de la historiografía. La segunda sección nos introduce en el terreno de la influencia de las instituciones en el cambio económico. Es innecesario subrayar la trascendencia que se concede en estos momentos al impacto institucional en el crecimiento; basta con una mirada a nuestro entorno para comprobar su papel preponderante si no acuciante, puesto de relieve, de forma más positiva, por S. Epstein y D. North. En este sentido, Mario Lafuente examina los cambios institucionales del reino aragonés y su influencia sobre la reducción de los costes de transacción, que, como es sabido, se han convertido en el elemento central de la interpretación del auge económico. Por su parte, José Antonio Mateos desmenuza la composición de ingresos y gastos de una institución clave, el concejo, en su caso, de Daroca, para comprobar la intervención en los mercados de todo tipo ñde productos, pero también financierosñ y valorar la significación de este factor. La capacidad de los concejos para controlar los mercados locales, imponer una fiscalidad específica, recabar fondos mediante el endeudamiento censal, redistribuir los beneficios y costes de la actividad mercantil, entre otros aspectos, son problemas esenciales examinados en éste y otros trabajos. Es lo que hace María Teresa Iranzo, en la tercera parte, centrada en los tipos de mercado y especialmente en los cerealistas, en una serie de artículos que incluye los de José Ángel Sesma, Guillermo Tomás y Juan Abella. El trabajo de M. T. Iranzo enlaza con el de José Antonio Mateos en la revisión sistemática de los componentes de la supervisión municipal de los mercados, en relación con Huesca y con el aprovisionamiento de grano de una población de tamaño mediano. Las autoridades concejiles compran trigo ñpara lo cual se endeudanñ, lo revenden, tasan los precios y regulan las características del pan, exigen impuestos indirectos (sisas) propios y recaudan los que estipulan las Cortes del reino. Todo ello requiere una vigilancia de múltiples espacios físicos y comerciales por los que discurre el cereal, desde los almudines a los molinos, desde los graneros privados hasta las panaderías. Guillermo Tomás comenta una iniciativa que muestra la atención prestada por los señores a los beneficios de la comercialización de sus rentas en especie. En 1347, en medio de una hambruna en el sur de Francia, el conde de Ribagorza ordena a sus representantes hacer averiguaciones para calibrar los precios que se pagaban al otro lado de los Pirineos, los gastos de transportar el cereal ribagorzano hasta allí y las posibilidades de obtener ganancias interesantes. Juan Abella realiza una aproximación clásica a la estructura de mercados rurales en una comarca que compatibiliza los grandes burgos agrarios con una nube de pequeñas localidades distribuidas por las depresiones interiores del mundo prepirenaico. Las exportaciones de lana y otros productos se equilibran con las entradas de hierro, pescado y otros bienes característicos del área septentrional de Navarra, Castilla y el País Vasco, en el marco de ferias y mercados de rango medio. El contraste con la

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feria de Huesca, descrita en toda su complejidad por José Ángel Sesma, es notable. A pesar de que, como se ha indicado, la ciudad tiene una dimensión demográfica limitada, sus ferias sirven para llevar a cabo una sorprendente riqueza y variedad de negocios. Los mercaderes que acuden a ellas traen especias y paños procedentes de Cataluña, mientras que se exportan lana y aceite hacia el norte castellano, además de una heterogénea serie de mercancías muy numerosa. Estas dos líneas resumen un comercio ferial de una forma muy sencilla, pero no hacen justicia a la ingente cantidad de artículos que circulaban, ni a su importancia económica, adecuadamente resaltada por el autor. El cuarto gran apartado comprende los trabajos de Sergio Martínez y Javier Medrano, que muestran el grado de especialización agraria al que hacíamos alusión al principio, así como la variedad de estrategias productivas implementadas por los campesinos aragoneses. Sergio Martínez se ocupa de la producción y comercialización del azafrán en un ambiente local, la villa de Muniesa, muy bien iluminada por una excelente serie de protocolos notariales. Comprueba la existencia de contratos colectivos estipulados por decenas de cultivadores con mercaderes catalanes, pero también el pequeño mercadeo de este colorante, las deudas contraídas en azafrán y las diversas actividades agrarias que se generan a su alrededor. Javier Medrano se sitúa en otro observatorio local, igualmente privilegiado por las fuentes notariales, Puertomingalvo, en la montaña turolense, para intentar observar la orientación de las ventas de lana y carne de ovino en el mercado valenciano: sin ser absolutamente contradictorias, ambas alternativas exigen información y capacidad de adaptación a las cambiantes circunstancias del consumo de la capital valenciana y su entorno. Muestran, por tanto, uno de los rasgos definitorios de la dinámica económica aragonesa bajomedieval: su potencial para redefinirse a partir de las decisiones de los agentes económicos. Justamente de los actores en el escenario mercantil trata la última de las partes que organizan esta obra. Se trata de los grandes hombres de negocios que activan la producción aragones a todos los niveles ñdesde las materias primas agropecuarias hasta los paños de mediana calidad tejidos en las ciudades y en determinados espacios ruralesñ, que las exportan, que traen hacia los mercados del reino una amplia gama de bienes manufacturados y especias, pero que tienen un peso especial en otros terrenos de la actividad económica: soportan la deuda del reino, financian a los señores, se lucran de las necesidades de las comunidades rurales, arriendan rentas señoriales y eclesiásticas y, pero no en último lugar, obtienen extraordinarios beneficios de su participación en la gran política de la Corona. Sandra de la Torre traza una imagen general de esta elite de mercaderes que manejan cifras de negocio que superan las cincuenta mil libras jaquesas cada año, mientras Enrique Mainé muestra el recorrido de algunos de sus miembros, inmigrantes en Zaragoza desde su Béarn natal. Por último, Miguel Ángel Pallarés nos coloca en el centro de una botiga (tienda) de un mercader italiano en la Zaragoza de las postrimerías de la Edad Media, para que observemos la inmensa riqueza de la cultura material de

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este periodo, a través del enorme stock de mercancías almacenado en sus estantes. Para proveerse de esta ingente cantidad de artículos y productos, Luis Avinel, alias Lombart, se insertaba en una red extraordinaria de mercaderes italianos, alemanes y aragoneses, con ramificaciones desde Centroeuropa hasta Valencia. El lector encontrará, por tanto, una suma de estudios que se colocan deliberadamente en el seno de las tendencias más recientes en historia económica y que procuran combinar razonamientos generales con ejemplos concretos en la mejor tradición de la investigación histórica. En ellos, Aragón es importante, pero lo es más contribuir a resolver algunas de las grandes cuestiones que agitan la historiografía en este campo decisivo. Es preciso, finalmente, reiterar el agradecimientos de José Ángel Sesma Muñoz, en calidad de coordinador del Grupo Consolidado Cema, y de Carlos Laliena Corbera, como Investigador responsable del Proyecto HAR2009-12280, a todos los miembros de ambos grupos de investigación y a quienes han aceptado participar en esta apuesta de futuro. Este agradecimiento debe hacerse extensivo a las instituciones, la Secretaría de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación (ahora en el de Economía y Competitividad) y el Gobierno de Aragón por su apoyo, sin el cual la dilatada trayectoria de ambos equipos y su producción científica serían impensables.

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