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May 31, 2017 | Autor: Edwin Alberto Mira | Categoría: Teologia, Espiritualidad, Biblia, Teologia de la liberacion, Pentecostalismo, Movimiento Carismático
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Carismas: poder de liberacion en la cotidianidad Por Edwin Mira “…debe insistirse también en la necesidad de realización histórica que compete al más estricto seguimiento de Jesús. Y esto conforme a la llamada y al carisma de cada uno o de cada grupo.” “…Sólo si al mundo de los pobres se le deja vivir la plenitud del cristianismo, sólo si plenifica en sí mismo la presencia del Espíritu, será él mismo un pueblo salvador y podrá aportar a los demás la salvación.” Ellacuría1

Sumario El presente artículo señala la necesidad de un cambio en la espiritualidad latinoamericana ante la demanda de “los signos de los tiempos”. En primer lugar, revisa la espiritualidad liberadora, tomando como referencia a Ellacuría. Luego, desde ahí, propone una lectura historizada de los carismas como “espiritualidad encarnada”. Finalmente, va más allá de la espiritualidad clásica latinoamericana, y a partir de una relectura de los carismas, propone una “espiritualidad de lo cotidiano” como pertinente en la era del mercado.

Introducción Un pequeño paréntesis, antes de comenzar. Este artículo nace de la enorme impresión que me causó la espiritualidad de Ignacio Ellacuría y de la espiritualidad en general de la teología de la liberación. En mi búsqueda como cristiano pentecostal he encontrado en la espiritualidad de la liberación elementos claves para superar la espiritualidad individual que aprendí desde la niñez. De ahí que a lo largo del artículo, aparece la influencia de Ellacuría. Cierro paréntesis. Estamos en un tiempo de “espiritualidades”. Las ofertas de espiritualidades son diversas y la realidad de Latinoamérica no está exenta de estas. Latinoamérica tiene la virtud de haber propiciado espiritualidades que buscan la transformación del individuo y de la historia. Tanto el pentecostalismo, como la teología de la liberación han enriquecido la espiritualidad del continente. Sin embargo, en este artículo se propone ir más allá de lo individual y lo histórico. La vuelta de la espiritualidad a lo cotidiano es urgente, pues ahí, el pobre se juega la vida. 1

Ellacuría, Conversión de la iglesia al reino de Dios. Santander, 1984. p. 74-78

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En primer lugar, se aborda la necesidad de una renovación espiritual marcada por los signos de los tiempos. Esta renovación va acompañada de la necesidad de una fidelidad creativa a la teología de la liberación frente a la nueva dinámica eclesial. En segundo lugar, se pasa revista a las espiritualidades que han marcado la vida de los pobres en el continente latinoamericano: la espiritualidad de la liberación (Ellacuría) y la espiritualidad pentecostal (ambas son liberadoras, desde la dimensión respectiva) Finalmente, se realiza una relectura de los carismas desde una espiritualidad liberadora que rescata la integralidad del ser humano y la lucha que este libra en la cotidianidad de las relaciones que se ven configuradas por las relaciones estructurales e individuales. De esta manera se busca aportar líneas generales desde una relectura de los carismas al debate actual de las espiritualidades.

1. La necesidad de una renovación espiritual

1.1. Los signos de los tiempos Los signos de los tiempos exigen una relectura constante de la historia y la revelación. La experiencia de Dios no aparece como algo estático, sino que en unidad estructural va siendo el reflejo de cómo la salvación se manifiesta en la historia. 1.1.1. Necesidad de “fidelidad creativa” a la teología de la liberación En la actualidad se habla de la necesidad de reformular la teología de la liberación (TdL) partiendo de los principios centrales y adaptándolos a las nuevas circunstancias. La lucha política tiene un nuevo rostro, y por lo tanto, la reformulación es ineludible. En este escrito, el camino de la reformulación viene desde las espiritualidades del continente y más en concreto: los carismas vividos en la cotidianidad como superación de la espiritualidad de la liberación que apunta a la transformación histórica y de la espiritualidad carismática-pentecostal que apunta a la transformación individual.

Carisma: poder de liberación | 3 En cuanto a los carismas, la TdL enfatizó aquellos que están relacionados con el servicio que surge de la praxis histórica de liberación realizada por Jesús y actualizada por la iglesia. Sin embargo, Jesús no solo realizaba diaconía, a favor de los más vulnerables, sino que también fue un entusiasta, un místico, un orante; que desde su experiencia espiritual alimentaba su lucha por la realización histórica del Reino de Dios. Además, la época de las utopías parece haber pasado, o al menos el fervor por los cambios revolucionarios. Esto no significa que la lucha política haya cesado, sino que ha dado lugar a nuevas formas de hacerla. Por otro lado, los grandes teólogos de la liberación han envejecido y el relevo generacional aún no se ve claro. ¿Estamos ante una teología de la liberación tradicional? ¿Cómo se dará esta transición a la tercera y cuarta generación? El dilema se da entra la continuidad-fidelidad y la creatividad-actualización. Mientras el mundo de los pobres esté ahí, la TdL tiene un mensaje que aportar al continente, pero no es posible hacerlo con los discursos del pasado. El tiempo de la reformulación ha llegado y la experiencia carismática del continente ofrece una fuente de revitalización y actualización de una espiritualidad que responda a lo cotidianeidad de los pobres. 1.1.2. Una nueva dinámica eclesial En un estudio reciente realizado por una agencia Chilena se muestran las tendencias religiosas de Latinoamérica. Según este, el catolicismo ha descendido del 80% de feligreses en 1995 al 67% en el 2013. Esto implica un avance del movimiento evangélico, y principalmente pentecostal. En la gráfica se muestra la tendencia. La conclusión de este estudio son las siguientes: 1. Entre los que no tiene religión los que tienen más peso son los jóvenes y los hombres 2. Entre los evangélicos los que tienen más peso son los menos educados y las mujeres 3. Entre los católicos los que tienen más peso son los con más educación y mayores de 60 años.

Carisma: poder de liberación | 4 Además, establece que en países como Chile y Uruguay donde el movimiento evangélico es menor al 13% si ha crecido la secularización de la sociedad (ateísmo, agnosticismo y sin religión) hasta en un 38% compitiendo con el catolicismo. Tanto el movimiento evangélico como la secularización han crecido a partir de la deserción de los feligreses católicos, de tal manera, que donde el catolicismo ha bajado estos grupos han crecido.

La región de Centroamérica es donde el movimiento evangélico más ha crecido. En el esquema abajo se muestra como la dominancia del catolicismo varía en cada país. En Guatemala, Honduras y Nicaragua la dominancia del catolicismo es de un 47% (países centroamericanos) y en Paraguay y Ecuador 88% y 81% respectivamente (países sudamericanos). En Uruguay, el catolicismo compite con la secularización y el movimiento evangélico es menos significante. El Salvador, donde el catolicismo tiene un 57% de predominancia católica y más del 30% de evangélicos, es el país de Latinoamérica que más practicantes religiosos tiene (71%), es decir, personas que afirman practicar la religión regularmente. En todos los países queda asentado que la tasa de personas que practican la religión es mayor en la iglesia evangélica que en la

Carisma: poder de liberación | 5 católica. Aquellos países donde predomina el catolicismo, la práctica de la religión anda alrededor del 50% y en países donde los evangélicos han crecido significativamente la práctica de la religión anda arriba del 60%.

Este panorama eclesial obliga a repensar la espiritualidad del continente, pues no basta hacer de la teología de la liberación un tradicionalismo, o del pentecostalismo una institución o de simplemente renovar el catolicismo (con el Papa Francisco), sino de una renovación plena de la espiritualidad que responda a las necesidades existenciales, sociales y culturales del continente. 1.1.3. De las dictaduras militares a las dictaduras del mercado Las décadas anteriores mostraron un alto fervor revolucionario frente al totalitarismo de las oligarquías representadas en las dictaduras militares. En la actualidad se ha abierto una nueva dictadura y es la del mercado. Más concretamente, la dictadura de las transnacionales

Carisma: poder de liberación | 6 representada en menos de mil multimillonarios que han impuesto las reglas y la dinámica del mercado a nivel global. En el caso de Latinoamérica las dictaduras militares han caído, pero la oligarquía financiera ha mutado hacia el control absoluto del mercado, donde la cotidianidad de la población se ha visto alterada drásticamente. El socialismo y las conquistas revolucionarias han permitido una reconfiguración del continente, pero el mercado voraz es hoy el campo de una lucha que ya no es posible librarla con el tradicional discurso de décadas pasadas.

2. Una breve revisión de la espiritualidad latinoamericana 2.1. La espiritualidad liberadora Una comprensión integral de la espiritualidad liberadora es desarrollada por Ellacuría. Por ello, se acude a la descripción teológica que hace para comprender el aporte de la espiritualidad de la TdL. Para Ellacuría, la espiritualidad tiene autonomía relativa que necesita de elementos materiales e históricos en los cuales encarnarse. Entiende, dialécticamente, que lo espiritual y lo material no se identifican entre sí, pero están determinados mutuamente. El concepto que utiliza es la de una unidad diferenciada de estas dimensiones del ser humano con una relativa autonomía respectivamente. (Espiritualidad, p.48)2 Para Ellacuría, el Antiguo Testamento atestigua que el Espíritu de Dios se hacía presente históricamente, por lo tanto, hay que entenderla como una espiritualidad histórica que se traduce en la promesa de un pueblo nuevo. En el Nuevo Testamento, la presencia del Espíritu se ha hecho intensa en Jesús y en la comunidad primitiva transformada por el Espíritu que ha recibido del resucitado. (p.49) Ellacuría concluye que la espiritualidad cristiana no puede entenderse

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El apartado 2.1 está basado en Ellacuría, Ignacio. Espiritualidad liberadora en Escritos teológicos tomo IV.

San Salvador, 2002. Por ello, de aquí en adelante solo se cita el número de página.

Carisma: poder de liberación | 7 primariamente como un conjunto de prácticas espirituales…sino como algo tan nuevo…que lleve a la afirmación de que Dios se está haciendo presente de una manera singular entre los hombres. Otra conclusión magnífica que se desprende de la anterior es que El Espíritu Santo como Espíritu de Cristo es el que nos abre el camino creador de la historia (p.50) Lo anterior, lleva a la conclusión que la espiritualidad cristiana es necesariamente una espiritualidad del seguimiento de Jesús. Sin embargo, esta única espiritualidad que brota de Jesús es expresada en varias espiritualidades, ya que no es posible agotar lo de Jesús en una sola vertiente histórica en medio de los cambios históricos y la pluralidad de funciones en la iglesia. (p.52) Para el autor, el don del Espíritu se recibe en el mundo de los pobres y está orientada a una praxis liberadora que busca quitar el pecado del mundo. Esto no excluye las prácticas espirituales como la oración en las que el pueblo fortalece su potencial espiritual (p.53) Benítez resume así a Ellacuría: “Como características que deben impregnar una espiritualidad cristiana liberadora, Ellacuría señala: a) debe centrarse cristológicamente en torno a la misión; b) debe estar orientada según el espíritu del sermón de la montaña; c) debe estar cimentada en la fe, orientada por la esperanza y consumada en el amor” (El legado eclesiológico de Ellacuría, RELAT 198)

2.2. La espiritualidad pentecostal De manera paralela al fervor revolucionario de Latinoamérica, los movimientos pentecostales tuvieron un avance significativo. Estos grupos vistos en sus inicios como “contra” por los revolucionarios y como herejes luteranos por la religión tradicional, lograron abrirse paso entre las mayorías populares y cambiaron la dinámica del poder religioso en Latinoamérica. En tan solo 100 años de existencia, el pentecostalismo se ha transformado en el movimiento cristiano de mayor y más rápido crecimiento de toda la historia. Habiendo surgido en la primera década del siglo XX con unas pocas comunidades, ya en 1970 totalizaban 73 millones, para llegar en 1989 a 352 millones en todo el mundo, y hoy se habla de 500 millones. En varios

Carisma: poder de liberación | 8 países tiene una tasa de crecimiento del 10% anual, mientras que las iglesias protestantes históricas corren el riesgo de desaparecer o quedar reducidas a ínfimas minorías. El pentecostalismo se desarrolló como un movimiento marginal que luchaba contra la institucionalidad protestante y católica, de las cuales recibía deslegitimación y ataques frontales. Sin embargo, el pentecostalismo alcanzó una aceptación considerable entre las mayorías pobres, sobre todo a partir de la década de los 70s y 80s. Algunos especialistas lo consideran “la tercera fuerza del cristianismo” El pentecostalismo es una espiritualidad inculturada en las antiguas prácticas espirituales indígenas. Los puntos de encuentro entre el pentecostalismo y la espiritualidad maya son el exorcismo, curaciones, lenguas o glosolalia por mencionar las prácticas más representativas. Esta inculturación podría explicar el éxito del pentecostalismo en Latinoamérica. Estos grupos enfatizaron la parte entusiasta de los carismas, tal como aparecen en Pablo y en Hechos de los apóstoles, pero olvidaron que estos carismas están al servicio de la realización histórica del Reino de Dios (como en Jesús Lucas 4:18-19) o la edificación de una comunidad liberada la “Ekklesia” (como en Pablo 1 Co 12-14).

3. Relectura de los carismas desde la liberación en la cotidianidad

3.1. Los carismas desde una perspectiva liberadora La espiritualidad liberadora, en tanto se sostiene en el reino de Dios, se constituye en criterio hermenéutico para interpretar los carismas, y por ser continuidad creativa del legado espiritual de Jesús, en discernimiento para la práctica de los mismos en la iglesia. Para releer así los carismas, es preciso primero definirlos y luego enunciar algunos aspectos de la relectura anunciada en el epígrafe. 3.1.1. Definición de carisma

Carisma: poder de liberación | 9 Los carismas, desde un enfoque ecológico liberador, podrían definirse como: Los dones concedidos por Dios en los que confluye la potencialidad del Espíritu con el potencial humano en el seguimiento de Jesús con miras a la realización del reino de Dios en todas las dimensiones humanas. Precisemos brevemente. Los dones, según el consenso teológico, son dados gratuitamente por Dios a toda la iglesia. Además, en los carismas confluye no solamente la potencia del Espíritu, sino también el potencial humano. Ahora bien, el potencial humano por sí solo no puede decirse que es un carisma del Espíritu, será una cualidad humana, pero hasta ahí. Lo que convierte en Carisma es la trascendencia dada por el Espíritu. Es el Espíritu quien dinamiza al creyente para que la obra que este realiza sea “un carisma”. Así lo entiende Pablo cuando dice que es “el Espíritu el que obra en todos como quiere”. El carisma posibilita que la obra del creyente sea “trascendente”. Finalmente, los carismas son dados para hacer efectivo el seguimiento de Jesús y la realización del reino de Dios en todas las dimensiones humanas: individual, cotidiana y sociopolítica. En cada una de estas dimensiones el carisma potencializa, edifica y propone relaciones nuevas. 3.1.2. Características del carisma. Los carismas, según se puede resumir de los diversos autores, tienen las siguientes características: En primer lugar, los carismas son extensivos, es decir, se manifiestan a lo largo de la historia en todas las comunidades cristianas. No hay privilegios para unos pocos elegidos o épocas específicas, pues el Dios de la historia sigue actuando gratuitamente para la salvación del ser humano. Además, los carismas son ordinarios, en el sentido de que pertenecen al obrar de Dios en la naturaleza y en la historia. Los carismas liberan y complementan los dones naturales (Laurentin, en Concilium 129). Los dones no pertenecen al mundo incontrolable del entusiasmo, sino que el

Carisma: poder de liberación | 10 agraciado puede tener control al ejercerlos y buscar intencionadamente la edificación de la comunidad. Finalmente, los carismas son históricos, pues afectan a toda la realidad humana, tanto individual como colectiva. Los dones son tan diversos como lo son las comunidades cristianas en sus respectivas circunstancias históricas. El mayor de los dones es la búsqueda infranqueable de practicar la espiritualidad en el amor, lo cual, sencillamente es entregarse abnegadamente por Dios, el prójimo y la historia.

3.1.3. La unidad diferenciada de los carismas Los carismas, aunque diversos, actúan sinérgicamente para la consecución de la edificación del individuo, la comunidad y la sociedad en miras a realizar el reino de Dios. Por ejemplo, utilizando la analogía paulina del cuerpo, la mano aunque realiza una función particular, está remitida a la función y a los objetivos del cuerpo entero. Un miembro por sí solo no tiene sentido. El cuerpo se alimenta de la experiencia de todos los miembros y estos últimos están referidos constitutivamente al cuerpo. Aplicando este principio a las espiritualidades latinoamericanas, se concluye que el equívoco está en la parcialización o en la totalización de la experiencia espiritual individual, sea de entusiasmo o de liberación, olvidando que si bien es cierto la totalidad se expresa en lo particular, este último debe siempre volver a lo holístico para relativizar la experiencia personal y no caer en la idolatría de la experiencia. En Latinoamérica, la experiencia espiritual se ha parcializado, y tanto los grupos carismáticos como la teología de la liberación se han excluido mutuamente. Es necesario descubrir aquellos acercamientos asintóticos entre dos “espiritualidades latinoamericanas” que nos lleven a una experiencia espiritual renovada al servicio del reino de Dios.

Carisma: poder de liberación | 11 3.1.4. La posesión del Espíritu Santo es continuidad del Espíritu del Jesús histórico. Los carismas, al igual que la espiritualidad cristiana, están remitidos a la misión de Jesús por un lado y al seguimiento creativo en la historia por otro lado. Primero, entre el Espíritu de Jesús y El Espíritu santo en la iglesia existe una continuidad creativa. El Espíritu es el mismo. En este sentido, la praxis histórica de Jesús se convierte en el criterio hermenéutico para medir la autenticidad de los carismas. El creyente debe preguntarse continuamente si al ejercer los carismas está cumpliendo la misión de Jesús acorde a su praxis histórica. Finalmente, las situaciones históricas son diferentes, por lo que el Espíritu suscita acciones creativas que se ajustan a los nuevos contextos en fidelidad a la praxis histórica de Jesús. El seguimiento de Jesús se da en la historia y es el Espíritu el que va guiando la praxis de la iglesia. La dimensión pneumática y carismática de la iglesia posibilita acciones creativas para realizar el reino de Dios en la historia. 3.1.4. La liberación necesita de los carismas para no convertirse en tarea puramente política. Ellacuría precisaba que: “…debe asustarnos que la liberación cristiana quede reducida a una liberación puramente política. Sí debe asustarnos que la liberación cristiana se configure más por fuentes políticas que por fuentes bíblicas…” (Conversión, pp. 280)

Esta preocupación sigue vigente cuando hablamos de la liberación. Al igual que la liturgia, los carismas aportan integralidad a las acciones de los seguidores de Jesús por alcanzar la liberación. Dicho negativamente, sin la dimensión carismática, la liberación se vuelve una tarea meramente política como cualquier otra que realiza el ser humano. La liberación es cristiana, cuando la acción histórica del ser humano tiene la trascendencia de ser animada por el Espíritu. Los carismas pertenecen al ámbito de la trascendencia de Dios en lo histórico, en lo concreto del ser humano.

Carisma: poder de liberación | 12 3.1.5. Los carismas, entendidos integralmente, contribuyen a la liberación del pueblo. Una vez, historizados los carismas, es fácil comprender que estos contribuyen a la liberación del pueblo. Esto por varias razones. Los carismas liberan integralmente al ser humano. Primero potencializan al individuo para aportar a la liberación del ser humano. Segundo, edifican una nueva comunidad que trastoca las relaciones cotidianas de los seres humanos. Finalmente, los carismas proponen esta comunidad alternativa al sistema dominante. Además, el objetivo al que propenden los carismas es a la realización histórica del reino de Dios en todas las dimensiones humanas. La liberación es un tema fundamental para el carisma. Al entender el carisma y la liberación integralmente, el cristiano concluye que no hay disociación entre los fines de la espiritualidad y los de la liberación humana.

3.2. Los carismas y la liberación en lo cotidiano Para hacer esta relectura es necesaria una nueva síntesis de la experiencia espiritual en Latinoamérica. Por un lado, la espiritualidad liberadora inspirada en el evangelio ha sido fermento de cambios sociales, pero sus filas se han visto disminuidas ante la dominancia del neoliberalismo. Por otro lado, el pentecostalismo ha crecido, pero su espiritualidad no se ha traducido en una propuesta de cambio socio-histórico más allá del plano individual. Lo cotidiano del ser humano es lo concreto de la historia en la vida de cada individuo y es lo vivencial, lo diario de cada persona. La historia todavía permanece insalvable para el latinoamericano mientras que lo cotidiano ha ido cobrando fuerza y es ahí donde el latinoamericano espera encontrarse con Dios en la historia. En este sentido, es necesario leer la espiritualidad desde lo cotidiano sin abandonar la tarea a la cual convoca el reino de Dios: la transformación de la historia. Lo anterior, se resume en el siguiente esquema:

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La espiritualidad de la liberación ha enfatizado la transformación del entorno sociopolítico: historia, Reino de Dios, pecado estructural son las categorías claves. Los carismas de servicio son fundamentales. Donde el pobre se juega la vida: la familia, el trabajo y la comunidad de residencia son fundamentales. Ambas espiritualidades buscan cambiar lo cotidiano desde su propia perspectiva, pero descuidando la otra dimensión respectiva

Entorno sociopolítico

Entorno cotidiano: punto de encuentro entre lo social e individual

La espiritualidad pentecostal ha enfatizado la transformación del individuo: conversión personal, santidad individual son categorías claves. Los dones entusiastas son fundamentales como la sanidad divina, el milagro y el exorcismo.

El carisma mediante nuevas relaciones en la comunidad cuestiona el entorno socio-político y propone uno alterno en miras al reino de Dios.

El carisma modifica la cotidianidad mediante nuevas relaciones en la edificación de la EKKLESIA

Individuo

El carisma edifica la persona humana, afirmándola y empoderándola.

En los siguientes apartados aparece brevemente acotado este esquema. 3.2.1. Los carismas y la cotidianidad. En el centro de la transformación humana se encuentra lo cotidiano. Esto porque la cotidianidad es la esfera en que el pobre se juega la vida y no tanto en la historia abstracta tal como lo pretende la visión occidentalizada. La cotidianidad representa aquello a que el ser humano está habituado en su entorno inmediato, es su rutina de vida y está representado en aquello en que el ser humano se gana y se gasta la vida como el trabajo, la familia, el ocio, las redes sociales, su barrio, etc. Se puede decir que es aquello que más tiene que ver con la existencia concreta de las personas. La espiritualidad es más concreta para el pobre que para los teólogos ilustrados. El pobre mira su espiritualidad como el actuar de Dios en su vida cotidiana. Los signos de los tiempos no son

Carisma: poder de liberación | 14 más que manifestaciones visibles en su cotidianidad. Hoy tiene pan y por eso agradece, hoy trabaja y saben que tiene sustento, ora porque recibe fuerzas para la vida, pide ayuda todos los días a Dios para que la vida que gasta todos los días valga la pena y tenga significancia para otros en su entorno inmediato. En ese sentido, los carismas transforman las relaciones cotidianas de las personas. San Pablo diría que “edifican la comunidad” y es en este ámbito donde las relaciones cotidianas son trastocadas por el Espíritu. 3.2.2. Lo cotidiano va más allá de lo individual y lo histórico. Sería equivocado pensar que lo cotidiano se reduce a lo individual. Esto por la sencilla razón que la cotidianidad no solo abarca la individualidad sino también el nudo de relaciones diarias en que se desarrolla la persona humana. La familia, la vecindad, el trabajo son los espacios que son envueltos por lo cotidiano. Lo cotidiano también hace referencia a la historia, de tal manera que hay una mutua configuración. Por un lado, la dimensión sociopolítica configura lo cotidiano, ya que provee las características globales que van haciendo la rutina de las personas. Las relaciones cotidianas son configuradas por las estructuras que dan vida o matan al individuo en el entramado de la cotidianidad. Pero también es cierto, que la habitualidad de lo cotidiano configura lo histórico, de tal manera que las relaciones que se generan en esta van determinando las acciones estructurales. Por ello, es correcto hablar de una correlación mutua. Los carismas tienen la capacidad de modificar la habitualidad del ser humano y darle un sentido que potencialice al individuo para transformar la historia. En primer lugar, el carisma dinamiza al individuo y lo empodera frente a los poderes históricos que lo han aplastado. Al recibir poder de lo alto, el cristiano es habilitado, empoderado, para llevar a cabo una misión más allá de sus cualidades personales. Además, el carisma modifica las relaciones cotidianas y edifica una comunidad que modele frente a un sistema estructural que oprime al ser humano y niega el reino de Dios. Tal proceso circular demuestra la integralidad del carisma y la centralidad de lo cotidiano como esfera de acción de la actividad carismática.

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3.2.3. La demanda de lo cotidiano frente al “desgaste” de lo político La primacía de la cotidianidad se refuerza por el hecho que la dimensión política de la actividad del ser humano va en descredito por el desgaste de los proyectos políticos. Cada día la política que se ejerce en la esfera pública es vista con sospecha. Ni los gobiernos de derecha ni los gobiernos de izquierda pueden realizar históricamente el Reino de Dios. La toma del poder político no es la alternativa para realizar el reino de Dios. Que lo de Jesús va por otro lado queda evidenciado en los evangelios. La actividad de Jesús va dirigida a liberar lo cotidiano de los oprimidos, a hacer valer su vida; y desde ahí realizar la protesta más grande frente a los poderes establecidos. La práctica carismática de Jesús es política, en cuanto modifica las relaciones cotidianas que habían sido configuradas opresivamente por los poderes de turno. 3.2.4. La competencia de las espiritualidades se da en lo cotidiano Las diversas espiritualidades compiten en la dimensión cotidiana del ser humano. El mercado voraz comprende que el ser humano se realiza en su entorno inmediato y que lo más importante para la persona es lo que le rodea y aquello a lo que da peso a su vida, es decir, sus valores cotidianos. De ahí que la publicidad y el marketing estén orientados a capturar la atención de las personas en su cotidianidad y configurar hábitos que propicien el consumo y modifiquen las relaciones a favor del comercio. Un ejemplo de lo anterior, es que la persona frente a la voracidad del consumo no tiene más que dedicarse al trabajo y alienarse frente a las otras relaciones de la cotidianidad como la familia, el ocio, etc. La cotidianidad es configurada por el mercado, de tal forma, que aun los proyectos políticos de izquierda no escapan a dicha realidad. Las espiritualidades compiten en la era del mercado. Las personas buscan aquellas espiritualidades que tengan relación con su realidad inmediata, con sus necesidades diarias, ya sea para escapar de su entorno o para tener las fuerzas que lo enfrenten. De ahí, que para las

Carisma: poder de liberación | 16 personas lo más importante no es el panfleto revolucionario o la espiritualidad que le promete cambios estructurales, sino la política o espiritualidad que promete dar resultados en su cotidianidad. 3.2.5. De lo cotidiano a lo histórico La primacía de lo cotidiano va orientada hacia el empoderamiento del individuo para transformar lo histórico. Para transformar lo histórico es necesario iniciar por la cotidianidad y no a la inversa. Sin embargo, redescubrir la dimensión cotidiana no es el abandono de lo histórico-político, sino que es la redención de la persona humana frente a la esclavitud de la causa política.

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4. Conclusiones 4.1. Los signos de los tiempos exigen una renovación de la espiritualidad. El panorama eclesial ha cambiado. Estamos en un tiempo de institucionalización de las espiritualidades tradicionales que buscaron la transformación del continente. Solamente la fidelidad creativa puede abrir caminos nuevos de realización plena para el pobre. Así lo exige la era del mercado. 4.2. La espiritualidad liberadora busca quitar el pecado del mundo y situarse en el mundo de los pobres para mostrar la fidelidad a la misión de Jesús de Nazaret. Sin embargo, siempre está latente el peligro de reducir la espiritualidad a una mera acción política, aun cuando, Ellacuría sitúa la espiritualidad integralmente. 4.3. El pentecostalismo es una propuesta de espiritualidad desde la marginalidad y enfatiza los carismas de entusiasmo que posibilitan la transformación del individuo. El pentecostalismo es una espiritualidad inculturada. 4.4. Los carismas, vueltos a leer desde una perspectiva liberadora, redefinen la manera en que tradicionalmente se han visto en las espiritualidades tradicionales. El carisma aparece como ese don gratuito, en que lo divino y lo humano, se hace presente para realizar integralmente el reino de Dios en la historia. Además, la diversidad de los carismas se recupera en una unidad de propósito: la liberación del ser humano. Finalmente, los carismas cuando se entienden integralmente, liberan a la espiritualidad de los reduccionismos individualistas y socio-políticos. 4.5. La espiritualidad volcada hacia lo cotidiano es la salida para evitar los extremos y olvidos de las tradiciones espirituales del continente. Desde un enfoque ecológico, los carismas tienen el potencial de transformar lo individual, lo cotidiano y el entorno socio-socio-político.

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5. Bibliografía



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Benítez, José Antonio, el legado eclesiológico de Ignacio Ellacuría. RELAT 198 Consultado el 04/09/14 en http://servicioskoinonia.org/relat/198.htm



Cuéllar, Hortensia. HACIA UN NUEVO HUMANISMO: FILOSOFÍA DE LA VIDA COTIDIANA En-claves del Pensamiento [en línea] 2009, III : [Fecha de consulta: 4 de septiembre de 2014] Disponible en: ISSN 1870-879X

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