CARACTERIZACIÓN DE LOS MODOS DE VIDA Y ANÁLISIS DE SALUD Y DIETA A TRAVÉS DE PIEZAS ÓSEAS Y DENTALES EN ESQUELETOS DE LA COLECCIÓN CASERONES-TARAPACÁ 40 (PERÍODO FORMATIVO, REGIÓN DE TARAPACÁ)

June 30, 2017 | Autor: M. Herrera-Soto | Categoría: Bioarchaeology, Physical Anthropology, Arqueología, Norte Grande de Chile, Periodo Formativo
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Universidad de Chile Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Antropología Mención Antropología Física

INFORME FINAL DE PRÁCTICA PROFESIONAL CARACTERIZACIÓN DE LOS MODOS DE VIDA Y ANÁLISIS DE SALUD Y DIETA A TRAVÉS DE PIEZAS ÓSEAS Y DENTALES EN ESQUELETOS DE LA COLECCIÓN CASERONES-TARAPACÁ 40 (PERÍODO FORMATIVO, REGIÓN DE TARAPACÁ).

Licenciada: María José Herrera Soto Profesor Supervisor: Mauricio Uribe Rodríguez Profesor Encargado: Rodrigo Retamal Yermani 2010 1

ÍNDICE AGRADECIMIENTOS ……………………………………………………………………………………………………………………………… Pág. 3 INTRODUCCIÓN …………………………………………………………………………………………………………………………………… Pág. 4 ANTECEDENTES …………………………………………………………………………………………………………………………………… Pág. 4 PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN ………………………………………………………………………………………………………………. Pág. 7 OBJETIVOS………………………………………………………………………………………………………………………………..……….. Pág. 7 MATERIALES Y MÉTODOS………………………………………………………………………………………………………….…………… Pág. 8 RESULTADOS…………………………………………………………………………………………………………………………………….. Pág. 18 I PERFIL OSTEOBIOGRÁFICO………………………………………………………………………………………………….……………… Pág. 18 Composición de la muestra…………………………………………………………………………………………………………... Pág. 18 Estatura……………………………………………………………………………………………………………………………….………… Pág. 19 Indicadores de Estrés Ambiental………………………………………………………………………….……………………….. Pág. 19 Marcadores Músculo Esqueletales………………………………………………………………………………………………… Pág. 20 Artropatías…………………………………………………………………………………………………………………………….……… Pág. 22 Patologías Metabólicas…………………………………………………………………………………………………………………. Pág. 24 Traumas………………………………………………………………………………………………………………………………….…….. Pág. 24 Deformación Craneana Intencional……………………………………………………………………………………………….. Pág. 25 II ANÁLISIS DENTAL…………………………………………………………………………………………………………..……………….. Pág. 26 Desgaste Oclusal……………………………………………………………………………………………………………….………….. Pág. 26 Tártaro Dental……………………………………………………………………………………………………………….………………. Pág. 27 Abscesos……………………………………………………………………………………………………………….………………………. Pág. 27 Reabsorción Alveolar………………………………………………………………………………………………………..…………… Pág. 28 Hipercementosis…………………………………………………………………………………………………………….……………… Pág. 28 Agenesia o Ausencia Congénita………………………………………………………………………………….…………………. Pág. 29

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Chipping o Saltaduras del Esmalte……………………………………………………………………….……………………….. Pág. 29 Pérdida Dental Antemortem…………………………………………………………………………………………………………. Pág. 29 Caries……………………………………………………………………………………………………………….…………………………… Pág. 30 REVISIÓN………………………………………………………………………………………………………….……………………………… Pág. 31 SÍNTESIS Y PROPUESTA DE LOS MODOS DE VIDA, SALUS Y DIETA DE LA POBLACIÓN CASERONES-TARAPACÁ 40……..… Pág. 48 CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………………………………………………………………….. Pág. 51 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………………………………….……………….. Pág. 53 ANEXOS I (TABLAS Y GRÁFICOS)……………………………………………………………………………………………………………. Pág. 60 INVENTARIO COLECCIÓN CASERONES-TARAPACÁ 40……………………………………………………….………………………… Pág. 85 FICHA DE REGISTRO ADULTO…………………………………………………………………………………………………………………. Pág. 87 FICHA DE REGISTRO SUBADULTO……………………………………………………………………………………………………………. Pág. 90 ANEXO II (IMÁGENES)…………………………………………………………………………………………………………………………. Pág. 93

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AGRADECIMIENTOS Quisiera agradecer a Rodrigo Retamal, quien contribuyó en la realización de los análisis estadísticos del presente estudio y en las posteriores discusiones, además de haberme entregado los conocimientos metodológicos para realizar este trabajo. También me gustaría agradecer a la Licenciada Macarena Arias, amiga y colega, por su aporte en la discusión de esta práctica profesional y ayuda en la realización de trabajos posteriores con la Colección Caserones-Tarapacá 40. Además, quisiera expresar mis profundos agradecimientos a Mauricio Uribe por su apoyo en la realización de esta práctica profesional, por su importante contribución en el desarrollo de la discusión de este trabajo y por continuar apoyándome en posteriores presentaciones y trabajos realizados con esta colección. Finalmente, me gustaría agradecer a mis compañeros y amigos de generación por su amistad y por la constante generación de ideas que contribuyeron la realización de esta práctica profesional así como otros proyectos.

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INTRODUCCIÓN En América, el período Formativo se ha definido como un período de cambio en donde las sociedades cazadoras-recolectoras transitaron de una economía depredadora a otra productora, asociándose a la formación de las primeras manifestaciones aldeanas (Muñoz 1989). Algunos autores asimilan este período con el Neolítico temprano de Europa, definiéndolo como un modelo de vida sedentario-aldeana (Ford 1969, Willey y Phillips 1958, Muñoz 1989). En particular, el período Formativo en la región de Tarapacá del Norte Grande de Chile se presenta como un largo período de transformaciones a nivel económico, social y cultural, cimentadas sobre las tradiciones arcaicas precedentes (Núñez 1989, Santoro 1989). Dichas transformaciones son parte de un proceso interno de cambio a nivel regional, en donde se presentaron las condiciones propicias a nivel ambiental y social para incorporar y/o experimentar nuevas situaciones como la agricultura y la ganadería junto con la intensificación de la producción, el trabajo especializado, la vida aldeana, la circulación de bienes, el intercambio y grupos emergentes amparados en una nueva ideología, pero manteniendo elementos culturales tradicionales como base de estos cambios (Duke 1996, Johnson y Earle 2003, Uribe 2006). Parte de estos cambios se reflejan en la aldea de Caserones ubicada en la quebrada de Tarapacá, al oeste de la localidad de Huarasiña. Caserones está constituida por diversos sitios, algunos de ellos se encuentran asociados a cementerios, los cuales son relevantes como fuente de información bioarqueológica y, por tanto, necesarios de evaluar en esta investigación. El cementerio de interés para el análisis de restos óseos, pertenecientes al período Formativo de la región, corresponde a Tarapacá-40 (True 1980, Núñez 1982). En específico, el presente trabajo de práctica consiste en una evaluación de los modos de vida de la población de Caserones-Tarapacá 401, analizando distintos marcadores bioantropológicos (sexo, edad, estatura, indicadores de estrés ambiental, marcadores músculo-esqueletales, artropatías, patologías esqueletal y dental, traumas, modificaciones culturales), con el propósito de aportar información para una mayor comprensión de la calidad de vida y dieta de esta población en el período Formativo. A partir de estos indicadores, se pretende discutir sobre los patrones de actividad, la salud y los posibles alimentos que consumió dicha población, intentando ver, de esta manera, la interacción entre la biología esqueletal y los procesos culturales de la población de Caserones, la cual habría experimentado importantes cambios propios del período Formativo. Para llevar a cabo lo anterior, se realizó un análisis acabado de los materiales óseos y de las piezas dentales de los esqueletos de la colección Caserones-Tarapacá 40, cuyos resultados finales son expuestos en el presente informe.

ANTECEDENTES La región de Tarapacá pertenece a la porción meridional de los Valles Occidentales de los Andes Centro Sur, extendiéndose entre el río Majes del extremo sur del Perú y el río Loa en Chile (Niemeyer 1989).

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Se habla de Caserones-Tarapacá 40 al ser éste último el cementerio perteneciente al sitio de Caserones durante el Período Formativo, correspondiendo, por ende, a una misma población.

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Dentro del territorio chileno, esta región está compuesta por quebradas exorreicas y endorreicas desde la región de Arica hasta el comienzo de la región de Atacama, en donde el Loa actúa como límite. En lo que respecta al período Formativo en Tarapacá, la configuración material que caracteriza el cambio económico, social y cultural se encuentra referenciada por la arqueología funeraria de Arica y la costa. Es el caso de sitios como Faldas del Morro que exhiben tumbas con cuerpos flectados y enfardados, ajuares y ofrendas cerámica, textiles, artefactos de oro y cobre, tabletas y tubos del complejo alucinógeno, calabazas pirograbadas, maíz y quínoa (Núñez 1969, Dauelsberg 1985, Uribe 2008). La fase Faldas del Morro (820-130 a.C.), propuesta por Dauelsberg contiene elementos diagnósticos del Arcaico como otros posteriores, actuando como una fase de transición que se hizo extensible a sitios de Tarapacá como Pisagua, Punta Pichalo y Tarapacá-40 (Núñez 1969, True 1980, Uribe 2008). Así, el período Formativo en la región de Tarapacá fue caracterizado por contener elementos innovadores en relación con la tradición Chinchorro (Núñez 1989), cuyo origen generalmente ha sido propuesto como producto de agentes externos a las poblaciones locales, particularmente a nexos con los desarrollos de Wankarani en Bolivia. Este es el caso particular de la agricultura incipiente en los grupos del Formativo tarapaqueño, los cuales habrían recibido este conocimiento de grupos extranjeros (Núñez 1969, Dauelsberg 1992, Uribe 2008). Esta preconcepción se puede apreciar en las aseveraciones de Núñez (1970), quien caracteriza a las poblaciones del Formativo como cazadores-recolectores con una adaptación especializada al mar, los cuales habrían recibido técnicas de horticultura de los valles aledaños, articulados por un sistema de caravanas de llamas. En el valle de Tarapacá las primeras evidencias de agricultura y domesticación se han observado en la quebrada de Tiliviche (Tiliviche 1-B), en donde se hallaron maíces y cuyes con dataciones previas a 4.000 a.C. aproximadamente (Núñez 1982). Por su parte, en las quebradas de Tarapacá, Guatacondo y el oasis de Quillagua comienza a configurarse un patrón aldeano, en donde cada aldea posee un cementerio propio (Pircas 2 y 6, Tarapacá 6, 40 y Caserones 5) separado del ámbito doméstico (Uribe 2008). En particular, en el curso bajo de la quebrada de Tarapacá, ocupaciones documentadas desde el período Arcaico en adelante, como es el caso de Tarapacá 14 y 18 (True 1980, Núñez 1979), proveen un temprano registro de agricultura inicial en el cementerio Tarapacá-40, asociado a intensas actividades de recolección de algarrobo y acceso al maíz desde el 2.000 a.C. (Núñez 1982). Sobre esta base, se constituiría una sociedad agraria consumidora de múltiples otros productos vegetales (calabaza, maní, pallar, papa, quínoa, zapallo y semillas de algodón), alrededor del 400 a.C. (Op. cit). Cercano a Pircas y Tarapacá-40, se emplaza Caserones-1 correspondiente a un conglomerado de grandes dimensiones hacia 400 a.C. que involucraría cuatro momentos de desarrollo arquitectónico hasta 1.200 d.C. (True 1980; Núñez 1982, 1989). En un primer momento, el sector de Caserones habría sido habitado entre el 4.480 al 1.969 a.C. (True et al. 1970, Núñez 1982), conteniendo diversos asentamientos transitorios y de baja magnitud demográfica, ocupados por cazadores-recolectores en determinados momentos del año. Estos ocupantes habrían poseído un sistema de subsistencia basado en el manejo de fuentes locales de alimentación estacional, con énfasis en la recolección (Núñez 1979, 1982). Los momentos tempranos de Caserones-1 como asentamiento semipermanente se ubicarían temporalmente hacia el 400 a.C. (Núñez 1979, 1982; True 1980), presentando un desarrollo arquitectónico importante con características de “habitaciones-depósitos”, en donde las poblaciones daban énfasis a la preparación de alimentos, almacenaje y labores de subsistencia; este énfasis en el almacenamiento se relacionaría con una sobreproducción enfocada al consumo e intercambio (Núñez 1982), lo que estaría evidenciado por estructuras a modo de bodegas con vegetales en grandes volúmenes, principalmente algarrobo y maíz.

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Entre los años 290 y 360 d.C., el sector de Caserones fue ocupado por grupos que se distinguieron por el uso de turbantes, constituyendo el primer foco de agricultura temprana o incipiente (Núñez 1979). A partir del 0 al 600 d.C., Caserones alcanzaría su clímax a nivel habitacional sobre la base de una mayor expansión de los recintos con postes y densos depósitos de desperdicios, en donde las construcciones tenderían a planificarse hacia un patrón semiurbano (Núñez 1982). Parte de esta población se habría enterrado en los cementerios Tarapacá 40 A-B y Caserones Sur (Op. cit). Oakland (2000, Uribe 2008) fechó nuevamente materiales de Caserones-1, reafirmando las investigaciones anteriores que ubican la ocupación clásica del Formativo entre 50 a.C. y 700 d.C. Lo anterior se entiende como resultado de una amplia profundidad temporal y una alta densidad demográfica, constituyéndose probablemente en un lugar de convergencia de diversos grupos que aprovecharían el acceso y estabilidad de recursos silvestres y cultivados (Uribe 2008). En este sentido, Núñez (1979) postula que el sitio representa un lugar de experimentación donde se produciría la consolidación de la agricultura temprana, al amparo de una movilidad transhumántica y luego caravánica (Núñez 1984, Núñez y Dillehay 1995, Uribe 2008). No obstante, las últimas investigaciones en el sitio insisten que este hecho debe estudiarse y no puede desligarse del manejo y circulación de los recursos vegetales silvestres con fines alimenticios, silvícolas u otros como son el algarrobo, chañar, cañas, cebil, etc., los que podrían provenir incluso de los Valles Occidentales y Orientales (Adán et. al. 2005, García y Vidal 2006, Uribe 2008). Es insoslayable que la recolección siguió constituyendo una actividad importante para estos grupos del Formativo tarapaqueño, principalmente el consumo de algarrobo, el cual puede relacionarse con el ámbito ritual o congregacional de las poblaciones (Quiroga 1998, Uribe 2008). Este dato es relevante al momento de analizar patologías dentales en los restos esqueletales de la población de Caserones-Tarapacá 40, debido a que el consumo de algarrobo y de maíz podría dejar vestigios similares en el registro osteológico. Por otro lado, sería interesante contribuir a dilucidar la relación que se estableció entre esta práctica proveniente desde el Arcaico –la recolección- y la agricultura como innovación local o foránea (Uribe 2008). A partir de estos datos bibliográficos y las actuales investigaciones en la zona, es que se desarrolla el presente trabajo de práctica profesional. En el marco del proyecto FONDECYT N° 10804582, se intenta aportar desde la Antropología Física al entendimiento de las particularidades de las poblaciones del período Formativo del Norte Grande chileno, reconstruyendo los modos de vida de estos grupos y permitiéndonos abordar temáticas importantes para la comprensión de la complejidad de una sociedad como son la agriculturización, la división del trabajo y la especialización laboral (Larsen 1997). De esta manera, la problemática de este trabajo aborda cómo el cambio del período Arcaico al Formativo afectó los modos de vida de los grupos de Caserones-Tarapacá 40, dando cuenta de su calidad de vida y los hábitos alimenticios de los individuos. Esta información tiene como objetivo procurar una mayor comprensión del período, viéndolo como un proceso activo de las poblaciones, las cuales se sustentaron en prácticas procedentes del período Arcaico, particularmente referidos a grupos costeros que comenzaron a experimentar con nuevas tecnologías y a utilizar distintos espacios ecológicos; formando un régimen “costero-agrícola” en el interior con una arquitectura propicia para albergar a los grupos por momentos más largos, a mayor densidad poblacional y a un nuevo escenario social (Adán y Urbina 2004, Uribe 2008). La importancia de este estudio radica en su contribución al conocimiento de la evolución social de las poblaciones de la región de Tarapacá durante el período Formativo. De esta forma, a partir de la biología 2

“Período Formativo en Tarapacá. Progreso y tragedia social en la evolución y la temprana complejidad cultural del Norte Grande de Chile, Andes Centro Sur”. Mauricio Uribe R., investigador responsable.

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humana y desde un enfoque bioarqueológico, se pretende reconstruir el modo de vida de sus poblaciones, considerando salud, nutrición, patrón de actividades, etc., insertando los resultados dentro de una investigación mayor que intenta a través de una perspectiva regional, comprender el Formativo de Tarapacá en su dimensión económico y social (Uribe 2008).

PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN La pregunta principal que se intentará dilucidar en el estudio es la siguiente: ¿Cuáles son los hábitos alimenticios de esta población y cómo se manifiestan en la salud de los restos esqueletales? Del cuestionamiento anterior se desprende un segundo problema importante para el estudio: ¿De qué manera afectó el cambio socio-económico del período Formativo en los modos de vida de la población de Caserones-Tarapacá 40?

OBJETIVOS General: Elaborar un perfil osteobiográfico de la población de Caserones-Tarapacá 40 para caracterizar los modos de vida y evidenciar el tipo de dieta y estado nutricional de ésta, mediante el análisis de los restos esqueletales y dental. Específicos: 1) Estimar edad, sexo, estatura, patologías, marcadores músculo-esqueletales, indicadores de estrés ambiental y deformación craneana intencional de la población de Caserones-Tarapacá 40 con el fin de caracterizar sus modos de vida. 2) Describir la salud oral de la población analizada, a partir de métodos estandarizados para estimar los tipos de alimentos consumidos. 3) Determinar si existen diferencias significativas a nivel intrapoblacional en el estado de salud oral según grupos etarios y sexos con el objetivo de establecer relaciones entre patologías, consumo de alimentos y dichos grupos. 4) Establecer si esta población estuvo sometida a períodos de estrés ambiental para determinar si existieron cambios significativos en los modos de vida y dieta durante el período Formativo. 5) Generar una base de datos de la colección Caserones-Tarapacá 40, con el propósito de aportar a la información de las colecciones bioantropológicas y a la labor de manejo de colecciones del área de Antropología Física de la Universidad de Chile.

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MATERIALES Y MÉTODOS Muestra La muestra está compuesta por esqueletos del cementerio Tarapacá-40, correspondiente a colecciones tuteladas por el área de Antropología Física de la Universidad de Chile. Estos esqueletos fueron sometidos a un proceso de limpieza mecánica, conservación y rotulado de las cajas por estudiantes y profesores de Antropología Física en enero del año 2008. En el marco de esta práctica profesional, se realizó una revisión de las cajas, estimando la presencia de 51 restos óseos, de los cuales hay esqueletos completos, semicompletos e incompletos (anexo I, pág. 88). El cementerio Tarapacá-40 se encuentra ubicado en la ribera norte de la Quebrada de Tarapacá, al poniente de la localidad de Huarasiña. Se halla junto a una duna y se extiende sobre la terraza fluvial y la parte baja del talud formado entre la quebrada y la pampa. Existen dos sectores del cementerio, uno alto, el cual posee mayor densidad de tumbas, y uno bajo con restos artefactuales y con un área de inhumación más reducida (Méndez-Quirós y Sánchez 2009). Con respecto al tipo de tumbas, son las fosas simples las características, con troncos demarcatorios. Es probable que aún permanezcan contextos in situ, dada la actual presencia de estas señalizaciones en el sitio (Op. cit), (anexo II, imágenes 1, 2 y 3). Núñez (1969) da cuenta de la existencia de alrededor de 100 tumbas excavadas, cuyos individuos se encontraron en posición horizontal con piernas flectadas, otros enterrados en canastas con postes demarcatorios, enfardados a base de tejidos gruesos y amarras de diversos tipos y cuerpos cubiertos con esteras, pieles de mamíferos, aves marina y terrestres, presentando turbantes muchos de ellos como ajuar. Como ofrendas, depositaron una alta frecuencia de cerámica, instrumentos de madera, cestería, textiles, conchas marinas, fragmentos de mineral de cobre y figuras de cerámica en miniatura, además de algarrobo, maíz, cabritas, papa, quínoa. Los productos marinos como ofrenda son abundantes y variados, observándose charquecillo de pescado, pulpos disecados y conchas de ostión, choro y otras especies (Standen 1982, Méndez-Quirós y Sánchez 2009). En lo que respecta a las dataciones del cementerio, éstas van desde el 290 al 600 d.C. (Núñez 1982). Este cementerio fue excavado en el marco de las investigaciones realizadas por el equipo de la Universidad de Chile a cargo de Lautaro Núñez y por la Universidad de California, encabezado por D. L. True en los años sesenta y setenta (True 1980, Núñez 1982). Posteriormente, durante los años ochenta, Julio Sanhueza retoma esta colección y ya, en los noventa, se une Álvaro Carevic para ocuparse del manejo de la colección y también en la realización de algunas excavaciones en Pisagua y Tarapacá. El año 2004, un equipo de la UCLA y la Universidad Bolivariana realizó labores de salvataje en el sitio, rescatando algunos cuerpos que estaban semi expuestos, los que se encuentran actualmente en la localidad de Pachica (Méndez-Quirós y Sánchez 2009). La cantidad de intervenciones que se ha realizado desde la década del sesenta en Tarapacá-40 han provocado que las colecciones artefactuales y bioantropológicas se encuentren en regulares condiciones, con piezas perdidas y destrucción de piezas completas. Actualmente, Méndez-Quirós y Sánchez (2009), en el marco del proyecto Fondart “Rescatando la Prehistoria Tarapaqueña”, se han preocupado del manejo de colecciones y de la conservación de los artefactos y algunos restos óseos, resguardados en el Centro Experimental Canchones, en la localidad de La Huayca, a cargo de la Universidad Arturo Prat (I región).

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En nuestro caso, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, albergamos esqueletos de este cementerio, muchos de los cuales se hallan incompletos, con pérdidas óseas importantes, como son coxales y costillas, además, de presentar muchos de ellos sólo algunas piezas óseas (cráneos o huesos largos); esta colección se encuentra en proceso de estudio y puesta en valor. Metodología El registro de los datos relevados, se llevó a cabo mediante una ficha para el análisis esqueletal y dental (anexo I, pág. 90-95), la cual posteriormente fue tabulada en formato EXCEL (Office 2007). Esto se complementó con un registro fotográfico de los rasgos o patologías esqueletales que se consideraron importantes para la investigación, utilizando una cámara marca Fujifilm, modelo Fine Pix S5800. Los datos obtenidos de las observaciones y descripciones se analizaron mediante pruebas no paramétricas (Wilcoxon-Mann-Witney, prueba de Ji2 y test exacto de Fisher para dos grupos y Kruskall-Wallis para más de dos grupos) con el fin de hallar diferencias significativas entre los distintos grupos etarios y sexuales, con un valor de p
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