CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS DEL ESPAÑOL HABLADO EN LA COMUNIDAD DE MISIÓN DE CHICHIMECAS.pdf

May 21, 2017 | Autor: Leonor Orozco | Categoría: Contacto de lenguas, Chichimecas
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CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS DEL ESPAÑOL HABLADO EN LA COMUNIDAD DE MISIÓN DE CHICHIMECAS    

Alonso Guerrero Galván Leonor Orozco

Aceptado para su publicación en: Soler A. M.A. y Serrano J. Contacto lingüístico y contexto social. Estudios de variación y cambio. México: UNAM.

  INTRODUCCIÓN  

En este trabajo caracterizamos el español hablado en la comunidad de Misión de Chichimecas, en la cual ha habido un multilingüismo histórico desde el siglo XVI, en que se asentaron otomíes, ximpeses y chichimecas, de los cuales sólo los últimos mantienen su lengua y cultura; lo hacemos a través de un corpus de datos naturales de hablantes pertenecientes a dos redes familiares, una de bilingües uza’-español y otra de monolingües español. Estos se complementan con materiales que registran el español de otros miembros de esta comunidad.   Nuestro objetivo es presentar los rasgos lingüísticos de esta variedad de español, tratando de identificar cuáles de ellos son inducidos por contacto (transferencias lingüísticas) y cuáles pueden definirse como rasgos del español de la zona, compartidos 1    

tanto por bilingües como por monolingües de la comunidad e incluso por hablantes de otras regiones de habla hispana.   La estructura de este capítulo es la siguiente, primero se ubica el contexto sociohistórico del contacto lingüístico entre el uza’ y el español y su papel en la configuración de la comunidad de estudio; en el segundo apartado se explicita la metodología; posteriormente enlistamos algunos rasgos del español hablado en Misión de Chichimecas, describiendo el contexto en que ocurren, la frecuencia con que se presentan, y haciendo hincapié en quienes los emplean, es decir, si se documentaron tanto en hablantes bilingües como monolingües o sólo la red de bilingües. Cerramos el capítulo contrastando cómo se distribuyen estos rasgos en función del nivel de bilingüismo de tres hablantes de la muestra.    

LA COMUNIDAD DE MISIÓN DE CHICHIMECAS   El apelativo “chichimeca” tiene tres acepciones principales, primeramente fue un término utilizado por los nahuas del posclásico (1521) para referirse a los grupos de cazadoresrecolectores identificados como hablantes de alguna lengua pame que, guiados por su caudillo Xólotl, arribaron al Altiplano Central después de la caída de Tula en el siglo Posteriormente, en el siglo

XVI,

XII.

los españoles lo hicieron extensivo a todos los nómadas y

semi-nómadas que tenían sus territorios de caza y trashumancia a lo largo de los bajiales y sierras de los actuales estados norteños del país, que van desde Querétaro y Guanajuato, hasta Coahuila y las Californias. La tercera acepción se refiere a uno de los grupos sobrevivientes de estos antiguos cazadores que viven en la comunidad Ranzo uza’, y que el

2    

mundo hispanohablante conoce como Misión de Chichimecas, municipio de San Luis de la Paz, Guanajuato (ver figura 1).    

 

Figura 1. Ubicación de Misión de Chichimecas    

Si bien todos estos chichimecas se encuentran relacionados históricamente por ubicarse en Aridoamérica y el Norte de Mesoamérica, en términos lingüísticos y culturales pertenecen a tradiciones muy diferentes.   Se postula que la lengua uza’, junto con el pame o xi’oi, desciende de un grupo hablante de una protolengua que podríamos denominar otopame septentrional (Bartholomew 1965), el cual se separó del otopame meridional, del que se formarían las lenguas otomí, mazahua, matlazinca y ocuilteco. Ambos formaban una familia lingüística que sería la primera en escindirse del gran tronco de hablantes de lenguas otomangues que poblaron Mesoamérica.   El otopame septentrional se diversificó en un grupo hablante de proto-chichimeca y otro de proto-pame, separación que según Leonardo Manrique (2000) podríamos datar al menos 3    

en el 4000 a.C. Ambos grupos habitarían desde entonces, y hasta el siglo XVI, los confines de los actuales estados de Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí.   Tras la caída de México Tenochtitlán en 1521, los españoles se internaron por el centro de la región chichimeca en busca de minas y denominaron a la región más sureña o fronteriza como pamería y al territorio del norte como la gran chichimeca. Los chichimecas estuvieron en guerra con los españoles hasta 1600, cuando se pactó la llamada “paz por compra”, en la que la Corona se comprometía a darles una renta en mantenimientos a cambio de que no siguieran asaltando las caravanas que se dirigían al norte. Esta idea de que no fueron vencidos ha mantenido la identidad cultural chichimeca.1   El primer asentamiento sedentario en la zona de estudio fue Domajila, población fundada el 25 de agosto de 1552 por los franciscanos con habitantes provenientes de un campamento de otomíes de Jilotepec, a quienes se les otorgó una merced real. Ocho años después ésta fue relocalizada y nuevamente fundada bajo el nombre de San Luis Jilotepec y posteriormente tomaría el nombre de San Luis de la Paz. La fecha exacta de la fundación de Misión de Chichimecas se desconoce, pero se sabe que para el siglo

XVIII

tenía el nombre

de Misión de Nuestra Señora de Guadalupe y contaba con 400 vecinos “mecos” (tabla 1).   Desde 1588 los jesuitas –primero a cargo de Gonzalo de Tapia y a partir de 1594 de Francisco Zarate y Diego Monsalve– se ocuparon de la aculturación y sedentarización de los chichimecas. Estos misioneros dan cuenta del multilingüismo histórico que se vivió en la comunidad desde el siglo

XVI

donde, además de los chichimecas se asentaron otomíes,

tarascos, nahuas, ximpeses, pames y guamares: “también es mucha dificultad del idioma,                                                                                                                         1

  El encuentro histórico entre los chichimecas y los otomíes aliados a los españoles se sigue representando en una fiesta que los chichimecas celebran el 25 de agosto, en la que llevan a cabo un ritual de intercambio de estandartes con los otomíes de la comunidad de El Palmar.  

4  

 

porque en treinta vecinos suele haber cuatro y cinco lenguas distintas; y tanto, que aun después de mucho trato, no se entienden sino las cosas muy ordinarias” (Alegre 1956 [1841-1842] I: 417).   Los hispanohablantes no fueron muy numerosos sino hasta finales de la época colonial; según Gerhard (2000, p. 239-240), en 1649 la Misión jesuítica de San Luis de la Paz no tenía más de cinco españoles y 60 familias indígenas, pero para 1743 en toda la jurisdicción de Xichú ya había 190 familias de españoles, 263 de mestizos y 310 de negros y mulatos. Mientras que Correa (2008: 35) para la parroquia de San Luis de la Paz en ese mimos año reporta 222 españoles, 2253 indios, 400 mecos, 1 negro 425 mulatos, 251 mestizos y distintas castas: 55 coyotes (padres mestizo e indígena), 37 castizos (español y mestizo), 38 lobos (negro e indígena) y 1 morisco (español y mulato). Además de 164 sin especificar, quienes probablemente, al igual que los anteriores, se comunicaban en español. La información censal de 1743 no permite saber las lenguas que hablaban los individuos etiquetados como indios quienes constituían el 58.6% de la población de la parroquia de San Luis de la Paz, mientras que los etiquetados como “mecos” que constituyen el 10.40% podrían incluir hablantes de chichimeca y de pame. Para el siglo XIX las únicas lenguas que se hablaban en la región eran el español, el chichimeca y el pame. Sería aventurado explicar la razón por la que solamente estas lenguas indígenas sobrevivieron, pero es posible que esté relacionado con la resistencia cultural que caracteriza aún hoy a los grupos chichimecas. Además la diversidad lingüística motivó el uso del español como vehículo de comunicación entre individuos con lenguas y características culturales distintas, desplazando las lenguas e identidades étnicas y homogeneizando el colectivo mestizo hispanohablante que hoy habita San Luis de la Paz.   5    

   

Tabla 1. Población histórica de San Luis de la Paz y Misión de Chichimecas2   Población

1649

1743

2000

2010

3,982,593

4,663,032

5,486,372

66,023

75,020

70,419

2,253

1,199 (HLI)

1,443 (HLI)

2,163 (HLI)

251

64,374 (NHLI)

80,461 (NHLI)

99,707 (NHLI)

2,400

3,738

4,262

1,036

1,433

2,113

Guanajuato

1895

1910

1921

1,069,418

1,081,651

860,364

1990

San Luis de la Paz 4o5 (individuos) 50 o 60 (familias)

Españoles Indígenas Mestizos Negros mulatos

y

Misión de Chichimecas Hablantes uza’

de

222

426 400 400

2,753 (?)

43 (¿o pame?)

(?)

 

Misión de Chichimecas no recibiría el reconocimiento de su autonomía de San Luis de la Paz sino hasta 1923, cuando le otorgaron su dotación ejidal y los ejidatarios nombraron autoridades comisariales. En 1932, la comunidad recibió una extensión de la dotación ejidal y en 2002 cambió su figura a la de comunidad agraria; actualmente conforma una delegación municipal, todos los vecinos votan por un delegado titular y uno suplente, así como por puestos honoríficos descentralizados y de elección universal en las asambleas                                                                                                                         2

El número de familias de los años de 1649 se toma de Gerhard (2000, p. 239-240), mientras que el número de individuos de 1743 lo especifica Correa (2008: 34-35); las siguientes son de los censos nacionales obtenidas a partir de la “consulta interactiva de datos” de la página del INEGI (inegi.gob.mx). Los datos de los censos 1990 y 2000 pertenecen a la población de 5 años y más, mientras que para 2010 se cuenta a la población a partir de 3 años, en los tres casos se habla de población hablante de lengua indígena (HLI) y no hablante de lengua indígena (NHLI) a nivel municipal. Las cifras de Guanajuato corresponden a todo el estado, las de San Luis de la Paz y Misión de Chichimecas a las localidades correspondientes.  

6  

 

comunitarias. Paralelamente, se mantiene la figura de comisario ejidal, comité de vigilancia y comité de aguas, pero estos sólo pueden ser electos por los ejidatarios.   En una encuesta realizada a las autoridades (Guerrero 2006) se les preguntó qué elementos definirían lo chichimeca y éstos respondieron que los unía un origen común, la lengua uza’3, una identidad chichimeca, el reconocimiento de las mismas autoridades delegacionales y ejidales y, por último, la sobrevivencia gracias al cultivo de la tierra, la caza y la recolección. En esa misma encuesta, las autoridades manifestaron su preocupación por el gran número de foráneos avecindados en la comunidad, sobre todo a raíz de los programas federales de entrega de escrituras de las zonas habitacionales en la década de los noventa, pues muchos ejidatarios chichimecas habían optado por vender a personas ajenas que no necesariamente poseen estas mismas lealtades y valores socioculturales.   Como se muestra en la tabla 1, prácticamente el 50% de la población de Misión de Chichimecas (2,149) no habla la lengua uza’; no obstante, muchos de los monolingües hispanohablantes son oriundos de la propia comunidad, y aunque sí fueron endoculturados como chichimecas, no hablan uza’. El desplazamiento lingüístico se intensificó en las décadas de 1960 y 1970, con las políticas integracionistas y la fundación de distintas escuelas primarias que buscaban primero la franca castellanización y posteriormente un bilingüismo de transición. En la región que colinda con la cabecera municipal de San Luis de la Paz, al occidente de la Misión, es donde más se ha perdido la lengua, este hecho se agudizó con la construcción de un libramiento carretero que separó esta sección, conocida

                                                                                                                        3

Hablada únicamente en Misión de Chichimecas, por lo que se la considera en peligro de extinción. Por otra parte, se desconoce el número exacto de hablantes, ya que si bien el censo del 2010 registra 2,113, el PINALI reconoce únicamente 1,625.  

7  

 

ahora como Misión de Abajo, de la parte oriental cercana a las tierras de cultivo que hoy se conoce como Misión de Arriba y donde la lengua se mantiene con mayor vitalidad.   Esta realidad sociolingüística es la que pretendemos caracterizar, pues la hispanización no homogénea de la comunidad ha permitido un contacto intenso entre el uza’ y el español en el que se han dado transferencias de manera bidireccional en distintos niveles de lengua (fonológicas, gramaticales, léxicas, sintácticas).    

METODOLOGÍA   Para abordar la descripción lingüística de la comunidad se eligió trabajar con dos redes familiares que habitan en la Misión de Arriba (ver figura 2). Esto se debió a que en una encuesta sobre dominios lingüísticos realizada a catorce personas de la comunidad (Guerrero 2009) se corroboró que para los miembros de la comunidad la familia o misor es el espacio privilegiado de uso y reproducción del uza’, además de que es la institución que genera mayor cohesión social, formando redes más densas.  

 

Figura 2. Redes familiares en Misión de Chichimecas   8    

Se trabajó con una red bilingüe uza’-español4 y una monolingüe español debido a que no todas las características lingüísticas del español de bilingües son imputables al contacto; muchas de ellas son propias del español regional o incluso de un español “rural”5 hablado en otras zonas hispanohablantes. Este español puede presentar transferencias históricas debidas al contacto intenso y prolongado con distintas lenguas indígenas, pero principalmente ha seguido una evolución propia. El contraste entre ambas redes nos permitió identificar cuáles rasgos son compartidos tanto por bilingües como por monolingües y cuáles son propios del habla de bilingües, asimismo, distinguimos los rasgos que sólo se presentan en los bilingües incipientes de aquellos que parecen ser estables y trasmisibles generacionalmente.   Debido a que el uso y la competencia lingüística de cualesquiera de las dos lenguas depende de las condiciones de interacción de los grupos (grado de adquisición, adquisición formal o informal, factores socioculturales, nivel de escolaridad, aislamiento geográfico, nivel socioeconómico, etc.), se trabajó con una red monolingüe y con una bilingüe integrada por hablantes con diferentes grados de adquisición del español, lo que resultó en un continuum que va de un bilingüismo incipiente a un bilingüismo con mayor dominio del uza’, hasta un bilingüismo simétrico y el monolingüismo (ver tabla 2). Para la clasificación de bilingües nos valemos del trabajo de Azucena Palacios6; sin embargo, es necesario                                                                                                                         4

Cabe mencionar que hoy en día ya no es posible encontrar ninguna familia cuyos integrantes sean todos monolingües en uza’, generalmente sólo lo son los abuelos o algunos niños en edad preescolar; de hecho el Conteo de Población de 2005 únicamente registra 25 monolingües en Misión.   5 Empleamos aquí el término español rural para referirnos a lo que Parodi y Santana (1997) identifican como remanentes léxicos, fonológicos y morfológicos de una “koiné americana”; estos rasgos suelen estar estigmatizados pues se asocian con atraso cultural, pobreza e ignorancia.   6 “Caracterizaré al bilingüe incipiente o funcional según los parámetros siguientes: habrá aprendido el español cuando ya era un adulto y de manera informal; su competencia de la gramática española no es completa sino que está reducida a ciertos dominios relacionados con el trabajo o el intercambio comercial; las redes en la que se ve inmerso se extenderán mayoritariamente entre ambientes monolingües de lenguas amerindias, tan

9    

aclarar que en Misión de Chichimecas el aprendizaje del español suele darse de manera informal y se aprende en la infancia o en la adolescencia y no en la edad adulta. Los integrantes de la muestra pertenecen a diferentes grupos etarios, en la tabla 2 los agrupamos en una primera generación mayor de 35 años, una segunda de entre 15 y 34 años, y una tercera de entre 10 y 14 años.    

Tabla 2. Redes familiares en Misión de Chichimecas7   FAMILIA

BILING. INCIP.

FUA

M 1ª

B.DOM. UZA’ (CONSECUTIVOS)

FUJ

H 2ª

FUK

H 3ª

FUM

H 3ª (8 años)

BILING. SIMÉTRICO

FUR

H 1ª

FUF

H 1ª

FUT

H 1ª

FUC

M 2ª

FUB

M 2ª

B. DOM. ESP.

MONOLING. ESP.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          sólo tendrá contactos esporádicos o marginales con hablantes monolingües en español. En cuanto al bilingüe consecutivo, se caracterizará por un mayor dominio del español, si bien éste lo habrá aprendido con posterioridad a la adquisición de su lengua materna, la lengua amerindia, y lo habrá hecho de manera informal. Su nivel de instrucción será bajo y sus redes sociales, aunque mayoritariamente se establecerán entre población de lengua materna amerindia, también podrán darse entre individuos cuya lengua dominante sea el español. Por lo que respecta a los bilingües simultáneos o simétricos, se caracterizarán por tener competencia completa en ambas lenguas, ambas aprendidas desde la infancia. En cuanto al aprendizaje de español, cuando éste se efectúe de manera formal indicará que el nivel de instrucción es medio o alto. El bilingüe simétrico se caracteriza por tener redes sociales mayoritarias en entornos monolingües de español” (Palacios 2005: 88). 7 Las siglas utilizadas en la primera columna abrevian los datos de los colaboradores, la primera letra indica si pertenece a una red (R) o a una familia (F), la segunda identifica la si se trata de la red o familia uza’ (U) radicada en Misión de Arriba o si pertenece a la red o familia monolingüe en español (M). Los colaboradores de Misión de Abajo se identifican con un digrafo (MA). La última letra identifica al colaborador (ver figura 1). En la segunda columna se indica el género, ya sea femenino (M) o masculino (H), el número ordinario registra su generación, la 1ª indica que pertenece al grupo etario mayor de 35 años, la 2ª indica que tiene entre 15 y 34 años, y la 3ª que tiene entre los 10 y los 14 años, en caso de salirse de esta escala se anota la edad entre paréntesis.  

10  

 

FUL

M 3ª

RUK

H 1ª

FUP

H 3ª (3 años)

FMC

M 1ª

FMJ

H 1ª

RMC

H 1ª

MAA

H 2ª

MAL

H 1ª

 

Los datos analizados pertenecen a un corpus que registra datos naturales tanto como es posible; se hicieron grabaciones de conversaciones espontáneas en el contexto familiar (en la hora de la comida y durante varias conversaciones en que participan miembros de las dos redes familiares) así como de relatos y charlas. Todos estos datos se complementan con una serie de relatos grabados en el Laboratorio de Documentación Lingüística de la DLINAH, así como programas de radio y entrevistas que registran el español de otros miembros de esta comunidad (ver apéndice).8    

RESULTADOS   En este apartado se describen las características lingüísticas de la muestra, en primer lugar se exponen una serie de rasgos que se comparten con otras variedades de español, para seguir con aquellos que pueden ser atribuibles al contacto. Es necesario precisar que todos los fenómenos que describimos son rasgos variables en la comunidad, tanto entre hablantes                                                                                                                         8

Para contar con una muestra mayor de hablantes monolingües hispanohablantes se analizaron las narraciones de Don Cirilo (RMC), monolingüe español de Misión de Arriba y la entrevista del Señor Guadalupe (MAL) y el Señor Alejo (MAA), que son los únicos colaboradores que habitan en Misión de Abajo. Todos los nombres de los colaboradores de la muestra son seudónimos.  

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como a nivel intrahablante, es decir que un mismo hablante puede alternar entre formas más cercanas al estándar, rasgos caracterizados como rurales y formas inducidas por contacto.    

Rasgos compartidos con distintas variedades del español Los principales elementos que se comparten con otras variedades del español se relacionan con una serie de rasgos fónicos producto de movimientos acentuales, cambios de timbre vocálico y debilitamiento consonántico, así como con el empleo de ciertas formas léxicas arcaicas fosilizadas a las que suele asignársele la etiqueta de español rural.   En (1) ejemplificamos el tipo de léxico “rural” que documentamos en la comunidad y que ha sido ya descrito en estudios de la zona, fuera de la comunidad de Misión de Chichimecas (Boyd-Bowman 1960; Lastra 1997, 1999 y 2006).   (1)

anque / ansina/ asina / atientas / caiban / muncha / quero / jallar / vide  

De igual manera, algunos de los movimientos acentuales son formas rurales como las de (2).   (2)

a. máiz (FUR-BE)   b. créido (FUF-BE)  

Pero también existen caso atípicos, como el de (3), que no podrían atribuirse a una plantilla acentual del uza’ porque esta lengua tiene una asignación de acento obligatorio en la primera sílaba (Herrera 2009; OCCH 2012: 39). Movimientos acentuales de este tipo también han sido documentados con hablantes bilingües otomí-español, en palabras como café [ká.fe] y limón [lí.mo] (cfr. Guerrero y San Giacomo 2014: 1504).   (3)

ibámos   12  

 

 

Cambios vocálicos En las vocales se registran cambios de timbre vocálico, ya sean descensos en sílabas tónicas (i→e) como en (4) o dos tipos de ascensos (o→u, e→i), en sílabas átonas como en los ejemplos de (5) y (6).   (4)

i→e   ya venemos (FUR-BE)  

(5)

o→u   a. los cuncursos ganamos (FUR-BE)   b. duro comu cuatro años (FUF-BE)  

(6)

e→i   a. dispensa   b. qui grita menos (FUR-BE)    

Según Boyd-Bowman (1960: 31-32), que registra el habla de la ciudad de Guanajuato y de la comunidad de Romita (ubicada a 34 kms de distancia de la capital), los casos de cambio en vocales acentuadas se deben al empleo de arcaísmos, por ejemplo, semos, mesmo o divurcio.    

Cambios consonánticos   Documentamos la pronunciación de la fricativa alveolar /f/ como velar /x/, en ejemplos como jueron por ‘fueron’; la velarización de /f/ ante vocal posterior es uno de los rasgos etiquetados como español rural y fue reportado en la zona por Boyd-Bowman (1960). Por 13    

otra parte, son muy frecuentes tres tipos de debilitamientos consonánticos, el de la fricativa velar sonora en contexto intervocálico (7), el de la fricativa palatal sonora /ʝ/ que se realiza como la aproximante /j/ cuando es antecedida de una /i/ (8) y el debilitamiento y elisión de /ð/ en contexto intervocálico y a final de palabra (9).   (7)

ɣ→ɣ/V_V luego [ˈlwe.ɣo]; ɣ→ø/V_V luego [ˈlwe.o]  

(8)

ʝ→j/i_ costilla [kos.ˈti.ja]  

(9)

ð→ð/V_V todavía [to.ða.ˈβia; ð→ø/V_V sagrado [sa.ˈgra.o];   ð→ð/_ # verdad [ber.ˈðað]; ð→ø/_# usted [us.ˈte]  

 

Rasgos inducidos por contacto

Características fónicas   La elisión de vocal átona /a/ en inicio de palabra es una constante en los hablantes bilingües de la muestra y apareció en una ocasión en los datos de una hablante monolingüe de Misión de Arriba. Esta se documentó en adverbios (atrás, aquí, allá) y sustantivos (ayudante, awelito), pero en la mayoría de los casos (74% de las ocurrencias) se trata de verbos (acabar, alivianar, animar, arrimar, aplaudir).   (10)

[a] átona →ø/#_   a. mi pensamiento era de que se saliera/ y que se fuera a buscar a su mujer/ que (a)llá se peleara con sus cuña(d)os (FMC-ME)   b. agarró vena(d)os y los ømansó (FUR-BE)   c. lo øtacaron unos abejas (FUF-BE)  

Una posible explicación de este fenómeno podría encontrarse en las restricciones 14    

fonotácticas del uza’, pues según Romero (1960) en esta lengua las vocales que se presentan a inicio de palabra son sólo /i, e, u/; sin embargo, no documentamos ninguna ocurrencia de elisión de /o/ a inicio de palabra. Por otra parte, aún no es posible sacar una conclusión pues otras descripciones del uza’, como la del OCCH (2012), registran en este contexto la vocal /a/ y afirman que únicamente /æ, o, ã, õ/ no se presentan a inicio de palabra. Asimismo, cabe señalar que si bien el español de la región guanajuatense presenta cambios de timbre en vocales átonas, Boyd-Bowman (1960) afirma que todas las vocales átonas se conservan y lo ejemplifica con las formas amigo, escuela y oficio.   Este tipo de elisiones también se presenta en hablantes de otomí e igualmente podría atribuirse a una restricción fonotáctica del otomí que no permite palabras que inician con vocal, por lo que en palabras en español ésta se elide o se inserta un saltillo al inicio9.    

Entonación   No existen estudios que analicen la entonación de la zona y que nos servirían de punto de partida para contrastar la entonación de hablantes monolingües de San Luis de la Paz con la de los bilingües o monolingües de Misión de Chichimecas y poder de esa manera aseverar si la entonación particular que se percibe en los hablantes de la comunidad pudiera atribuirse al contacto con el chichimeca. Sin embargo, nos pareció pertinente analizar algunos enunciados declarativos neutros de foco amplio para mencionar algunas características de la entonación de bilingües.                                                                                                                           9

“La estructura de las sílabas es generalmente CV, la cual es una estructura común para la mayoría de las lenguas de la familia otomangue […] tanto en palabras monosilábicas […] como bisilábicas […] hay una gran cantidad de palabras en otomí cuya primera sílaba tiene la estructura ‘V-. ya que no existen palabras cuya primera sílaba comienza con una vocal, es más práctico que en la ortografía no se escriba el saltillo en esta posición” (Hekking el tal 2010: 52).

15    

Los enunciados declarativos analizados presentan algunas características que difieren de los descritos en otras hablas del país. Primeramente, presentan una línea melódica bastante plana o con movimientos muy reducidos a lo largo de todo el cuerpo del enunciado; los acentos anclados a las sílabas del pretonema suelen ser monotonales y conforman una secuencia de tonos altos que, en algunos casos, presentan un descenso escalonado. En la sílaba nuclear se observa un ligero ascenso (L+!H* M%) y sólo en los datos de los hombres observamos también patrones ligeramente circunflejos (L+!H* L%). De igual manera, llama la atención que la sílaba nuclear del enunciado suele presentar una duración mayor a todas las sílabas que conforman el enunciado; la duración de esta puede incluso duplicar la de otras sílabas tónicas del enunciado.   En la figura 3, mostramos un ejemplo del enunciado que había dos niños producido por un hombre. En ella observamos un inicio alto que se mantiene a lo largo del pretonema y que presenta una ligera elevación en la sílaba nuclear; al parecer este movimiento menor en la sílaba nuclear es significativo en el sentido de que se quiere imprimir al enunciado un final sostenido. De igual manera, indicamos en la figura la duración de cada sílaba para que se aprecie cómo la sílaba nuclear presenta una mayor duración (en este caso 0.309 segundos), rasgo que se muestra constante en el grupo de bilingües.  

16    

95.59

Pitch (semitones re 1 Hz)

80

67.73 Que había dos niños kaː

ˈβi

a

ðos 1

0.199

ɲos

1

H* 0.245

ˈni

0.163

4

H*

L+H*

0.233

0.309

0

M% 0.223 1.478

Time (s)

Figura 3. Enunciado declarativo de foco amplio, producido por un hombre bilingüe  

 

Elisiones (de preposiciones y de artículos)   Es común la elisión de las preposiciones debido a que el chichimeca no tiene preposiciones. Este fenómeno ha sido documentado en zonas donde el español está en contacto con otras lenguas amerindias como el quechua, el purépecha, el náhuatl, el maya y el otomí y cuyo rasgo común es el no contar con preposiciones.10 En nuestra muestra tenemos ejemplos de la elisión de las preposiciones que se emplean con más frecuencia, en, de, a y con.   (11)

a. en: lo dejó ø la casa de su compadre (FUR-BE)   b. de: salió ø su casa (FUT-BE)   c. con: ya ø máquina sembramos (FUA-BI)  

                                                                                                                        10

 En el español hablado por otomíes no sólo se registra la elisión de proposiciones en casos como volvió a regresar ø su casa (Lastra 2005: 228), sino también un uso distinto, muchas veces clasificado como “erróneo”, en casos como salía en la cola (Hekking y Bakker 2005: 264).  

17  

 

d. a: llegó ø la casa (FUA-BI)   Llama especialmente la atención la elisión de la preposición a sin importar la función que cumple; esta elisión se puede encontrar para marcar metas, objetos indirectos, en perífrasis verbales y sobre todo, es de notar que la elisión de preposición a con objetos directos con el rasgo [+humano] se presenta tanto en bilingües como en monolingües, particularmente en una mujer de Misión de Arriba y un hombre perteneciente a Misión de abajo, como se muestra en los ejemplos de (12).   (12)

a. ya recogieron ø la señora (FUR-BE)   b. ando buscando ø el patrón (FUT-BE)  

Por otra parte se documentaron, tanto en bilingües como en monolingües, algunos casos de hipercorrección con la preposición a, como se muestra en (13).   (13)

a. dándole de a comer a mi papá (FMC-M)   b. estudian a los huesos (FUR-BE)  

Llama la atención la elisión del artículo definido la que ocurre sólo con los hablantes bilingües.   (14)

la→ø   a. sí me gustas ø falda b. en qué consiste ø cuncurso

Por ello es importante mencionar que la lengua uza’ no cuenta con artículos ni posesivos (Soustelle 1993: 380), pero cada que se enuncia un sustantivo se tiene que hacer mención de su relación con una persona en el discurso, de modo que lo que generalmente se interpreta como posesivos son formas relacionales. En ese sentido, cada vez que se dice ur’ós ‘casa’, como en (21), en realidad se está utilizando una forma de tercera persona 18    

plural que en el discurso puede emplearse para referir a una casa lejana al enunciante (ya sea en términos de distancia real o metafórica) o bien como una mención a la casa que pertenece a una tercera persona; así el paradigma alterna entre ur’ós, y formas como, ur’oser (marca de 3a. p. plural), ku’ós (marca de 1a. singular) ut’os (2a. p. singular) y it’ís (3a. p. sg.). Por otra parte, existen al menos cuatro clases de sustantivos y cada una de ellas, tiene marcas supletivas distintas.    

Clíticos pronominales   Los clíticos pronominales del español han sido tema de muy diversos estudios de contacto, en los que se observan distintos patrones pronominales que difieren del sistema etimológico y que pueden no marcar diferencias de género al emplear únicamente el clítico lo para acusativo (cf. por ejemplo, Palacios 2005, Torres Sánchez, en prensa), en algunos casos se neutraliza el número y el caso; los sistemas difieren en función de cómo se codifique el sistema en la lengua que está en contacto con el español.   Para marcar el objeto la lengua uza’ se vale generalmente de los sufijos -ju para primera persona singular, -ku para tercera plural, -gos para dual inclusivo y -gun para primera plural; no hay marcas para segunda persona, en el caso de la tercera persona sólo existe marca para el plural. Sin embargo, en los casos en que no hay un sufijo de objeto, es posible observar la concordancia de número pues cuando el objeto es plural se marca la concordancia con -r en la raíz verbal, formando alternancias del tipo tupe/ tuper, donde el sufijo indica la diferencia entre un objeto de segunda persona singular y plural; en ese sentido existen marcas para pluralidad pero no hay concordancia de género para marcar el objeto. En lo que respecta a la marcación de benefactivos hay un sufijo verbal -fu que se 19    

puede interpretar como benefactivo, pero también como causativo, por lo que se puede decir que su principal función es el aumento de la transitividad (Angulo 1932: 182). Estas características del chichimeca inciden en varios de los rasgos que observamos en el sistema de clíticos pronominales como la elisión de los clíticos de acusativo (15) y dativo (16).   (15)

lo→ø   a. Pos hacemos uno hoyo, luego ø tapamos con nopales o penca de maguey, b. nada más, eso nomás / Pos ø cocemos también ø cocemos (FUA-BI)

(16)

le→ø   a.

tengo que pegar ø (niño jugando canicas, indica objeto al que debe

pegarle) (FUJ-BU)   b.

con su misma herramienta ø voy a estar cobrando (le indica al

interlocutor que le cobrará un servicio quedándose con su herramienta) (MMC)   De igual manera se presentaron algunos casos esporádicos de lo empleado como clítico de objeto indirecto, aunque estos ocurren tanto en bilingües como en el caso del hablante monolingüe que radica en Misión de Abajo.   (17)

le→lo  

a. cuando ya, ya vas bien cerquitas lo pegas b. ya lo voy modificando algunas cositas (al chimal) para que a la hora de tejer no se batalle  

Concordancia gramatical de género y número  

20    

A diferencia de muchas lenguas indígenas, el español requiere de marcas redundantes de concordancia en prácticamente todos los elementos de un sintagma, estas marcas indican el género y el número. No obstante, en la mayoría de las lenguas indoamericanas el género no tiene una marca gramatical y el número suele indicarse únicamente en un elemento de la frase nominal. Por esta razón es común que en varias situaciones de contacto entre español y lenguas indoamericanas, las no concordancias de género y número hayan sido documentadas.   En la lengua uza’ no se marca el género de los nombres; cuando se quiere indicar el sexo de un referente se pospone al sustantivo una palabra invariable (iru ‘hombre’, mani ‘mujer’, nithu ‘hembra’, niche ‘órganos sexuales femeninos’), como en (18).   (18)

a.

um’á iru ‘sol’ / um’a ninthu ‘luna’ (Lastra 2009: 109)  

b.

sima’an iru ‘perro macho’ / sima’an niche ‘perra’ (Soustelle 1993 [1937]: 373)  

En nuestros datos la no concordancia de género está presente tanto en los bilingües como en los monolingües de la muestra. La no concordancia se presenta en los elementos dependientes del núcleo en frases nominales (Corbett 1979), es decir, los sustantivos femeninos se emplean con determinantes y adjetivos masculinos (ver 19); mientras que en dominios más amplios, la no concordancia de género se observa cuando se emplean clíticos anafóricos no concordantes sin importar si la frase nominal a la que hacen correferencia tiene un núcleo femenino o masculino (ver 20).   (19)

a. una vez le- lo (a)tacaron unos abejas desos colmenas (FUF-BE)   b. la lengua se hizo chiquito chiquito (FUT-BE)  

(20)

a. con qué las pelo (refiriéndose a los nopales) (FUT-BE)   21  

 

b. pinche bola sí lo tiras (FUF-BE)   En lo que respecta al número, el uza’ utiliza un sufijo -r o -er, para indicar el plural del sustantivo, y otro -s o -es para indicar dual (21). Este mecanismo podría parecerse al del español, incluso Angulo (1932: 162) y Soustelle (1993: 382) reportan su duplicación en frases adjetivas, como las de (22), pero éste se articula con un sistema de concordancias más complejo.   (21)

ur’ós ‘casa’ / ur’oser ‘casas’ / ur’óses ‘dos casas’ (Soustelle 1993: 376, 381)  

(22)

a.

tahénes urhes kunus ‘dos caballos blancos’  

b.

sangwáro urher kunur ‘cinco caballos blancos’ (Soustelle

1993: 382)   Dado que ambas lenguas marcan el plural, suele indicarse la concordancia de número en español y las no concordancias son mínimas con respecto a las no concordancias de género. De hecho las no concordancias de número aparecen en contextos muy precisos y que conllevan ciertos rasgos semánticos que pueden resultar confusos; tal es el caso de la forma ‘mitad’ que hace mención a partes de un todo y si bien el hablante se refiere a varias mitades, no lo pluraliza (23a). Igualmente aparece una no concordancia con la forma distributiva cada, en donde la frase nominal se interpreta como plural y se marca por tanto una forma verbal plural.   (23)

a. tiradero de mitad (FUF-BE)   b. cómo se llaman cada nervio (FUR_BE)  

 

Duplicación de elementos   22    

Un rasgo que observamos en nuestros datos y nos parece que amerita ser estudiado no sólo en términos sintácticos sino discursivos es la duplicación de algún elemento ya sea al inicio y final de una frase o de un enunciado. Este fenómeno, conocido en la retórica como epanadiplosis,11 parece servir para enmarcar elementos del discurso que el hablante quiere realzar. En este sentido, la motivación puede relacionarse con fines pragmáticos y también ha sido documentada en el español de quechuahablantes (Palacios y García Tesoro 2013). En nuestros datos esta figura aparece mediante la duplicación del adverbio ya (ejemplos 24a y 24b), y con la duplicación de verbos, como en (24c).   (24)

a. Porque como este señor que ya lleva tiempo, ya es muy difícil ya (FUR-

BE)   b. Ya nosotros ya también (FUC-BE)   c. sembramos maíz, frijoles y chícharo, habas y calabaza, sembramos (FUA-BI)   Según lo señala Lastra (2007: 196), en uza’ se realiza este tipo de figuras, sobre todo utilizando la partícula sá’ que es traducida como ‘ya’, como se muestra en (25).   (25)

sá’ nábi sá’ ru-ní’i   ya santito ya 3CON2-sahumar   ‘ya sahumaron ya al santito’      

DISTRIBUCIÓN DE LOS RASGOS EN FUNCIÓN DEL NIVEL DE BILINGÜISMO DE LOS HABLANTES   En este apartado mostraremos que esta serie de rasgos no se documentan de manera generalizada en los datos de todos los hablantes que conforman la muestra. En parte esto                                                                                                                         11

El vocablo epanadiplosis que en griego significa duplicación o reiteración, hace referencia a una figura retórica que “consiste en repetir al fin de una cláusula o frase el mismo vocablo con que empieza” (DRAE 2014).  

23    

puede deberse a que hay hablantes de los que tenemos más horas de grabación y, por tanto, más probabilidades de que aparezcan ciertos rasgos. Sin embargo, la intención es ejemplificar cómo se comportan los diferentes tipos de hablantes de la muestra según su grado de bilingüismo.    

Bilingüe incipiente   La hablante bilingüe incipiente cumple con las características sociolingüísticas de un individuo típicamente uza’, se trata de una mujer de 50 años que aprendió el español a los 13 años, cuando tuvo que salir de la comunidad a trabajar en la pizca del jitomate; sin embargo, al contraer matrimonio se dedicó a las labores del hogar y crió a sus 9 hijos empleando casi exclusivamente el uza’, le enseñó a sus hijos la lengua y participa del sistema de valores culturales de la comunidad. Habla español sólo con personas que no son competentes en uza’ y raramente sale fuera de la comunidad, ni siquiera a la cabecera de San Luis de la Paz.   En su comportamiento lingüístico observamos la interacción entre el sistema lingüístico del uza’ y el del español, como mencionamos anteriormente, la primera lengua con su sistema de afijos y cambios tonales no requiere de clíticos para marcar el objeto, esta diferencia estructural podría ser el primer detonante de la ausencia de clíticos de acusativo, pues esta hablante empleó en las grabaciones únicamente el clítico de dativo le. De igual manera, presenta una alta frecuencia de no concordancia de género (65.4%) y no concordancia de número (82%), sin embargo, se observa que en la flexión verbal sí marca las concordancias de plural, aunque estos corresponden únicamente a casos de primera persona.   24    

En los datos hay dos rasgos que no se extienden a los demás hablantes de la muestra y que nos indican que son característicos de un bilingüe incipiente, estos son la ausencia de artículo y la presencia de oraciones con un orden de constituyentes de verbo final. Un conteo de los contextos en que se esperaría un artículo indefinido, nos muestra que la ausencia ocurre en la mayoría de los casos (64%).   De igual manera, las estructuras sintácticas con un orden objeto verbo sólo fueron registradas en sus datos en ejemplos como los de ( 26a y 26b); mientras que en (26c) mostramos que el chichimeca es una lengua de verbo final.   (26)

a. Nixtamal ponemos   b. Ya máquina sembramos  

c.

 

Náná nùkhús márhè-è’ís   (mi) Madre (mi) Hijo-dual cuidar   ‘mi madre cuidó a mis 2 hijos’   Angulo (1932)  

Bilingüe equilibrado   Uno de los bilingües equilibrados de la muestra es también un típico uza’, se trata de un varón de 47 años de edad, que aprendió el español alrededor de los 12 años, pero que según afirma lo habló con fluidez hasta pasados los 18, cuando tuvo necesidad de migrar a otros estados para trabajar como albañil, e incluso trabajó temporalmente en Estados Unidos donde aprendió algunas palabras en inglés. Actualmente participa en las danzas y la música tradicional de la comunidad, al mismo tiempo posee un gran conocimiento de plantas y curaciones de enfermedades somáticas y culturales. Tanto las actividades culturales que realiza como sus dotes de curandero han motivado que se desplace constantemente por la región y que interactúe con hablantes monolingües de español y únicamente hable en uza’ 25    

con los miembros de su comunidad.   En las grabaciones en que participa, hay dos rasgos atribuibles al contacto que son frecuentes en su habla española, el primero de ellos es la elisión de vocal átona [a] en inicio de palabra; el segundo es la ausencia de preposición a para introducir frases nominales con función de objetos directos animados. Su sistema de clíticos pronominales es completamente apegado al estándar del español hablado en México, pues puede decirse que marca concordancia de caso, género y número, ya que sólo documentamos una ocurrencia del empleo de lo para marcar un objeto indirecto; un caso de ausencia de clítico le; y una ocurrencia de lo para marcar un referente femenino (agarra la borrega y lo echa…). Por otra parte las no concordancias de género son esporádicas en su discurso (apenas 13%), mientras que sólo se presentó una no concordancia de número en tres grabaciones en las que participa.    

Monolingüe español   El hablante monolingüe cuyos datos analizamos a continuación habita en Misión de Abajo, de donde es oriundo, es profesor de primaria y a sus 48 años afirma nunca haber hablado uza’, pero participa activamente de las tradiciones culturales de la comunidad, se encuentra casado con una hablante bilingüe y tiene a su cargo la construcción del Chimal, una ofrenda floral hecha de sotol o cucharilla que se le ofrece a la Virgen de Guadalupe cada 11 de diciembre y que constituye el centro de la actividad ritual de Misión de Chichimecas. Este importante cargo le fue heredado por su suegro, quien observó que desde pequeño se interesó por la danza y las tradiciones culturales de Misión.   Además de emplear algunos rasgos propios del español rural (cambios de timbre 26    

vocálico, y formas léxicas como anque, antonces y muncha), encontramos algunos usos esporádicos de rasgos que aquí hemos agrupado como inducidos por contacto. Estos son una ocurrencia del clítico de acusativo lo para marcar un dativo. Dos ocurrencias de no concordancia de género, si bien una de ellas podría aparecer en el habla de personas que no tienen convivencia con bilingües, pues se trata del sustantivo colectivo gente al que se le añade una marca de plural (somos treinta y tantos gentes). Llama la atención la ausencia de preposición a para introducir algunas frases nominales en función de objeto directo (esto se le entrega representando ø toda la comunidad) o indirecto (se lo hubiera dejado ø uno de sus hijos); de igual manera este hablante usa las construcciones con ya duplicado (2 ocurrencias). En cambio, notamos que este hablante no elide la vocal /a/ átona inicial; realiza todas las concordancias de número y siempre emplea artículos definidos.       COMENTARIOS FINALES

El presente capítulo es un primer acercamiento a las características del español hablado en la comunidad de Misión de Chichimecas; observamos que éste presenta una serie de rasgos inducidos por contacto con la lengua uza’, y cómo estos se distribuyen en función del grado de bilingüismo de los hablantes e incluso algunos de ellos han permeado ya en los hablantes monolingües que han adquirido una variedad de español de contacto. Asimismo, el español de la comunidad se caracteriza por el uso de algunas formas léxicas y por varios fenómenos de cambios de timbre vocálico que suelen etiquetarse como habla rural, además del debilitamiento consonántico.   27    

Todos estos aspectos tendrían que estudiarse a profundidad en un futuro desde varios ángulos. Uno de ellos sería el análisis exhaustivo de un fenómeno, por ejemplo, dar cuenta de cómo se constituye el sistema de clíticos pronominales; el segundo podría centrarse en la manera en que incide la gramática del chichimeca en la adquisición del español, y sobre todo, cómo se enfrentan los hablantes, durante el proceso de adquisición, a las restricciones gramaticales de las lenguas en contacto, pues observamos, un continuo relacionado con el nivel de bilingüismo de los hablantes; es decir, algunos de los rasgos que difieren en las dos lenguas sólo interfieren en los hablantes incipientes (por ejemplo, elisión de artículos en español), mientras que otros están presentes en todos los hablantes bilingües. De igual manera, el estudio del español hablado por monolingües merece un estudio aparte, pues dada la situación de multilingüismo en que nació esta comunidad y el contacto intenso y prolongado entre, al menos, el chichimeca y el español, deberían estudiarse las características del español hablado no sólo en la comunidad de Misión de Chichimecas sino en el municipio de San Luis de la Paz.       BIBLIOGRAFÍA  

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28    

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29    

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31    

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Apéndice. Corpus español de una red bilingüe uza’ y monolingüe en español   NÚMERO

1   2   3   4   5   6   7  

 

NOMBRE

Canicas  

 

DATACIÓN

 

DURACIÓN

2013-09-04-17-32  

14’’21’  

PARTICIPANTES

 

LENGUA

FUJ, FUK, FUM, FUD, Investigador   FUR, MMC  

E, U  

E  

Capar un chivo  

(070116-03)  

 

Casa de pitufo  

2013-09-04-10-39  

15’’17’  

Cerafina y Leticia  

2014-06-08-12-48  

8’03’  

FUR, FUC, FUJ, FUK, Investigador   FUC, FUL, Investigador  

Chiste rial  

2013-09-02-09-39  

4’’57’  

FUR, Investigador  

E  

Comida familiar  

2013-09-04-10-30  

15’’20’  

E, U  

Corte de pelo a hombres  

(070116-001)  

14’’51’  

FUR, FUB, FUL, FUA, FUC, FUJ, FUP, FUCo   FUF, RMC, FUR, Investigador  

32    

 

E  

E, U  

E  

 

8   9   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20   21   22   23   24   26   27   28   29   30   31   32  

Cuento del viejo  

2013-09-02-09-33  

5’’9’  

FUT, FUR, Investigador, FMJ   FUA, Investigador  

E  

Doña Aparicio  

2014-09-09-06-40  

43’’42’  

Entrevista sobre la comunidad   Entrevista sobre el temporal   Esperando al Rey  

(Cédula de comunidad TCSS)   2014-06-08-12-47  

8’’40’  

E  

2’’11’  

FUT, FUR, Investigador, FMJ   RUK, MAA, RUJ, Investigador   FUC, FUL y FUA  

2014-06-08-12-47  

Grabadora encendida  

2013-09-01-08-52  

22’’13’  

FUR, FUT, y FMJ  

E  

Guadalupe  

2014-19-09-09-12  

14’’28’  

MAL  

E  

Hemorragia  

2014-06-08-12-47  

2’’22’  

FUR  

E  

Historia de Consuelo  

2013-09-04-20-36  

17’’56’  

FUA, FMC, Investigador  

E  

Historia de Cirilo  

(070116-02)  

 

E, U  

Juan Garabato  

2013-09-04-10-37  

1’’16’  

MMC, FUR, FUC, FUJ, FUA, FUT, Investigador   FUC, FUR, Investigador  

La viborota  

2013-08-31-09-36  

4’’15’  

FUR, FUT, Investigador  

E, U  

Mudanza  

2013-08-31-09-53  

3’’47’  

E  

Nana Zorija del Rey  

2013-08-31-10-10  

3’’29’  

FUR, FUT, FMJ, Investigador   FUR, FUT  

Órgano Colegiado  

(100418-00)  

6’’30’  

E, U  

Parto  

2014-06-08-12-48  

4’’31’  

MAA, MAM, RUJu, RUV, RUM, MAC   FUR  

Puesto de Comida  

2013-09-04-17-32  

20’’31’  

FUC, FUR  

E, U  

Puesto de la feria  

2013-09-04-11-00  

5’’54’  

E, U  

Radio Zumbido 1  

(1 pista de audio)  

36’’07’  

FUC, FMC, FUB, FUG, FUJ, FUCh, Investigador   varios  

Radio Zumbido 2  

(2 pista de audio)  

33’’23’  

varios  

E, U  

El Rey al teléfono  

2013-09-01-18-16  

2’’35’  

FUR  

U, E

Todo el dinero del mundo   Un panecito  

2013-08-31-16-10  

19’’12’  

FUR, FUT, Investigador  

E, U  

(nueva grabación 4)  

7’’10’  

E, U  

Una comunidad  

(Audio 1_02.L/ Cédula de comunidad TCSS)  

1:20’’53’  

FUC, FUCh, FUJ, FUL, Investigador   Investigador, FUR, FUJ, FUT  

 

33    

4’’26’  

E  

E U   E  

E  

E  

E  

E, U  

E  

 

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