Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial

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Descripción

ARTE Y HUMANIDADES SERIE «LITERATURA Y MUJER. SIGLOS XX Y XXI»

Mujeres de palabra: género y narración oral en voz femenina

Coordinadoras MARINA SANFILIPPO HELENA GUZMÁN ANA ZAMORANO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

ARTE Y HUMANIDADES (SERIE «LITERATURA Y MUJER. SIGLOS XX Y XXI») MUJERES DE PALABRA: GÉNERO Y NARRACIÓN ORAL EN VOZ FEMENINA (0101055CT01A01) Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos. ©  Universidad Nacional de Educación a Distancia Madrid 2017 Librería UNED: c/ Bravo Murillo, 38 - 28015 Madrid Tels.: 91 398 75 60 / 73 73 e-mail: [email protected] © Marina Sanfilippo, Helena Guzmán y Ana Zamorano (coords.) Todas nuestras publicaciones han sido evaluadas por expertos ajenos a esta Universidad. © Ilustración de cubierta: Foto anónima ISBN: 978-84-362-7168-3 Depósito legal: M-38030-2016 Primera edición: febrero de 2017 Impreso en España - Printed in Spain Maquetación: Imprenta Nacional de la AEBOE Impresión y encuadernación: Imprenta Nacional de la AEBOE Avda. de Manoteras, 54 - 28050 Madrid

COLECCIÓN LITERATURA Y MUJER Directora Marina Sanfilippo Comité editorial María García Lorenzo Helena Guzmán Brigitte Leguen María D. Martos Pérez Ana Isabel Zamorano Rueda

Comité asesor Margarita Alfaro Amieiro (UAM) Margarita Almela Boix (UNED) Rosario Arias Doblas (Univ. de Málaga) Ángeles de la Concha Muñoz (UNED) Arno Gimber (UCM) María Hernández Esteban (UCM) Ricardo Mairal Usón (UNED) Carmen Mejía Ruiz (UCM) Antonio Moreno Hernández (UNED) Julio Neira Jiménez (UNED) Juan Miguel Ribera Llopis (UCM) Stéphane Sawas (INALCO, París)

ÍNDICE

Marina Sanfilippo. Prólogo: Mujeres que cuentan .................................

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Carme Oriol: Cuentos populares con protagonistas activas: La cara más desconocida de la tradición ............................................................

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María del Carmen Atiénzar García: La narradora tradicional en su contexto: Memoria, tradición y arte narrativo .....................................

33

José Manuel de Prada-Samper: Serena Renier, una narradora del Karoo surafricano ...............................................................................

49

María Victoria Navas Sánchez-Élez: Reparto de papeles en la transmisión oral desde el punto de vista del género ......................................................

63

Cristina Lavinio: Narración oral en femenino ..........................................

71

Montserrat Palau: Narraciones de vida orales de mujeres y estrategias discursivas .........................................................................................

93

Virginia Acuña Ferreira: Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial ........................................................................... 109 María M. García Lorenzo: El empoderamiento de las narradoras póstumas: El caso de Mujeres Desesperadas ........................................................ 135 M.ª Teresa Navarro Salazar: Narración y narradoras en la ópera del siglo xix... 155 Helena Rodríguez Somolinos: Espacio público y privado en la poesía femenina griega .................................................................................. 175 Caterina Valriu Llinàs: Mujeres que cuentan cómo contar: los manuales sobre narración oral escritos por narradoras ......................................................... 187 Arantzazu Fernández Iglesias: Las historias de Virginia Imaz ................ 203 7

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Juan Pérez Andrés: Actrices que cuentan cosas. Las mujeres en el último Teatro di narrazione italiano ............................................................................ 217 José Manuel Pedrosa: La pastora Marcela, la pícara Justina, la necia Mergelina: Voces, cuerpos y heroísmos femeninos en el Barroco ................... 231 Anexo.  Mesas redondas ..................................................................... 271 Narradoras y construcción del personaje escénico ............................................ 273 Narradoras y repertorio ............................................................................. 287

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Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial A. Virginia Acuña Ferreira Universidad de Vigo [email protected]

Resumen

Abstract

En esta comunicación revisamos las principales características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial y analizamos ejemplos de nuestros propios datos conversacionales. De acuerdo con la bibliografía especializada, las narrativas conversacionales femeninas se caracterizan por la gran atención que prestan a los pequeños detalles de la vida cotidiana, a las personas, al diálogo y a las relaciones interpersonales, y por la forma tan directa en que se orientan hacia la expresión de apoyo y solidaridad. En conjunto, todos estos rasgos se interpretan como reflejo del poder de las narrativas en la construcción de identidades femeninas.

In this paper we explore the main characteristics of the stories women tell in spontaneous conversation. We analyze examples taken our conversational data we have collected. According to the literature, conversational narratives told by women are characterized by the great attention they pay to small events of everyday life, to people, dialogue and interpersonal relationships, and by the direct way in which they get oriented to the expression of support and solidarity. Overall, these features are interpreted as reflecting the power of narratives in the construction of feminine identities.

Palabras clave

Keywords

Historias. Mujeres. Conversación. Solidaridad. Identidades femeninas.

Storytelling. Women. Conversation. Solidarity. Feminine identities.

1. Introducción El análisis de las características que presentan las historias de las mujeres (y de los hombres) en la conversación coloquial forma parte del estudio más general de la interacción oral desde una perspectiva de género. Las investigaciones en este ámbito se han centrado en explorar diferencias en las formas de 109

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comunicarse de las mujeres y de los hombres, basándose en datos de interacciones orales obtenidas tanto en situaciones experimentales como en contextos naturales, y abordando cuestiones como la cantidad de habla, las interrupciones, las preguntas, las llamadas respuestas mínimas o el modelo de toma de turno (para una revisión véase Aries, 1996; Acuña Ferreira, 2009 y 2011a). Los resultados de estos análisis identificaron numerosas «diferencias de género» en el habla que se interpretaron mayoritariamente como una demostración de que las mujeres y los hombres tienen estilos comunicativos que se contraponen en numerosos aspectos. En general, el estilo atribuido a las mujeres fue caracterizado como un estilo indirecto, falto de poder y de autoridad, afectivo, cooperativo, orientado hacia la creación de intimidad y de fuertes lazos de solidaridad con el interlocutor, mientras que el estilo de los hombres fue descrito como directo, poderoso, más centrado en el intercambio de información, en la competitividad y en el incremento del estatus personal dentro de un grupo (Aries, 1996; Holmes, 2006; Acuña Ferreira, 2009 y 2011a). Algunas de estas investigaciones pusieron el foco en los tipos de historias que cuentan las mujeres y los hombres en la conversación con sus amigos/as, con sus familiares, con su pareja o con sus compañeros/as de trabajo, observando sus rasgos estilísticos y de contenido, así como las funciones comunicativas que cumplen. Estos estudios, procedentes de la Sociolingüística y el Análisis del Discurso, tienden a apoyar la caracterización de los estilos comunicativos de las mujeres y los hombres que hemos esbozado más arriba y ponen de relieve el poder de las narrativas en la constitución de identidades de género. En este ensayo comentaremos las características que más se han destacado con respecto a las historias que cuentan las mujeres, en contraste con las que producen los narradores masculinos, y analizaremos algunos ejemplos ilustrativos de nuestro propio corpus de datos conversacionales. Antes de ello, en el siguiente apartado, presentamos una breve explicación de las corrientes teóricas y metodológicas en las que se apoyan las investigaciones en las que aquí nos centramos. 2.  Los estudios sobre género y narrativas conversacionales El análisis de la estructura interna de las narrativas conversacionales se basa con frecuencia en el modelo establecido por Labov y Waletzky (1967; Labov, 1972), tras analizar una colección de narrativas sobre experiencias personales, 110

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que fueron contadas en una situación de entrevista por adolescentes masculinos de color, estadounidenses. Este análisis les llevó a proponer un modelo de narrativa oral, que incluye las siguientes fases o componentes (véase también Cortazzi, 1993: 43-48): resumen: en el que se anuncia la narrativa resumiendo su contenido (opcional), orientación, en la que se informa sobre los personajes, el lugar, el tiempo y la situación, complicación, en la que se reconstruyen una serie de acontecimientos en pasado o en presente narrativo, evaluación, en la que el narrador expresa su propia actitud con respecto a los hechos que reconstruye, resaltando el mensaje que pretende transmitir con ellos1, resolución, en la que se aporta el desenlace de los hechos y coda, en la que se pone fin a la narrativa trasladando la perspectiva verbal de pasado propia de la narración al momento presente de la situación comunicativa (opcional)2. Polanyi (1979) establece una estructura narrativa muy similar a la de Labov y Waletzky, pero enfatiza el valor de las narrativas orales como textos culturales. Desde su punto de vista, este valor cultural se refleja sobre todo en la evaluación de los hechos narrados, en la que el narrador transmite su visión de los mismos y la razón por la que considera que la historia es digna de ser contada y de ser compartida con sus semejantes. Como veremos, los estudios sobre género y narrativas conversacionales tienden a proyectar esta visión cultural de las narrativas, en la medida en que destacan las diferentes perspectivas que transmiten las mujeres y los hombres sobre lo que es importante o digno de contar y sus diferentes «mundos de historias» (Johnstone, 1993). Las investigaciones se apoyan además en las aportaciones de los estudios del Análisis de la Conversación, que han resaltado la producción de narrativas en la conversación natural como un proceso ordenado (Sacks, 1972 y 1974; Jefferson, 1978; Schegloff, 1978; Ryave, 1978; Goodwin, 1984), cuyo desarrollo está marcado por los siguientes pasos: la propuesta que realiza el narrador, anunciando su deseo de contar una historia, la aceptación por parte de la audiencia, la narrativa o producción de la historia en sí, y la recepción de esta por parte de la audiencia, comentando su opinión; tras esta fase de recepción Esta fase puede desarrollarse tras la fase de complicación, pero es frecuente que los narradores inserten elementos evaluativos a lo largo de la narrativa, de manera más o menos explícita, y por tanto durante todo el proceso de la narración. 2  Labov y Waletzky (1967: 40) comentaron que el grado de fidelidad a este modelo puede variar mucho de una narrativa a otra. No obstante, se trata de un modelo estándar que resulta muy útil para el análisis de narrativas orales, incluyendo a las que se producen en la conversación natural (Acuña Ferreira, 2009). 1 

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se puede producir una segunda narrativa sobre el mismo tema, o incluso puede suceder que la recepción de la narrativa contada inicialmente consista en contar esta segunda narrativa; cuando esto ocurre, la narrativa inicial recibe un grado máximo de apoyo y valoración (Moerman, 1973: 206; Goffman, 1981: 206) y el proceso puede reiniciarse de nuevo, dando lugar a la construcción de una secuencia de narrativas. En general, los estudios sobre narrativas procedentes del Análisis de la Conversación resaltan la participación activa de la audiencia y el papel destacado que esta también asume junto con el narrador en todo el proceso, que de este modo puede definirse como un esfuerzo cooperativo por parte de ambos. La visión sociológica de Goffman (1971 [1959]; 1975; 1981) de la interacción cotidiana, en la que esta se compara metafóricamente con una representación teatral, también ha ejercido una gran influencia en el estudio de las narrativas conversacionales. Para este autor, las narrativas constituyen una expresión de la persona como entidad social, una actuación o performance organizada en torno al self o identidad individual que esta desea proyectar ante la audiencia y que está en consonancia con la imagen que quiere preservar. En esta actuación adquieren gran importancia las tareas de manejo de la impresión que los narradores o animadores de una historia deben llevar a cabo para mantener el suspense y el interés por conocer el desenlace de los hechos. Desde esta perspectiva, en los estudios sobre narrativas conversacionales se resaltan los efectos de sonido, el uso del presente narrativo, la reiteración, las reconstrucciones paso a paso de las acciones y la preferencia por el estilo directo en la recreación de diálogos, incluyendo el empleo de recursos prosódicos y paralingüísticos para la animación de voces (Wolfson, 1976; Günthner, 1997; Acuña Ferreira, 2009 y 2011a). Los estudios sobre las narrativas conversacionales de las mujeres y de los hombres destacan particularmente que la actuación o performance de la narradora o del narrador puede incluir trabajo de género, es decir, que esa producción narrativa puede estar organizada en torno a la proyección de un self que se presenta impregnado por valores, normas y características que están ligadas a la construcción sociocultural de la feminidad y la masculinidad. Esta perspectiva se apoya en la visión performativa del género que desarrolló Judith Butler (2001 [1990]), en estrecha relación con la visión de Goffman de la persona o el self como entidad social. Durante gran parte de su trayectoria, los estudios sobre género e interacción oral han mantenido que las mujeres y los hombres 112

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tienen estilos de comunicación muy diferentes, como señalábamos en el apartado 1. Sin embargo, desde mediados de la década de los noventa, la idea de que existen diferencias de género estables en el habla comenzó a ser muy criticada, fundamentalmente porque con ella se asume que la identidad de género es una característica inherente a los individuos. La visión performativa de Butler, en cambio, se basa en la idea de que las personas son sujetos activos en la creación de sus identidades de género, que de esta forma no se conciben como algo que se posee y que por tanto se manifiesta siempre de la misma forma en todos los contextos, sino como algo que se produce, se hace, se representa o se despliega de diversas maneras según el contexto comunicativo y otros aspectos de la identidad social de las personas, como la edad, la clase social o el origen cultural. Solo así es posible explicar, por ejemplo, el lenguaje directo, «fuerte» y estereotípicamente masculino que emplean algunas mujeres (ministras, presentadoras o comunicadoras) en los medios de comunicación del Reino Unido (Mills, 2003: 191). Los estudios de los últimos años hacen hincapié en esta perspectiva performativa, resaltando el funcionamiento de las narrativas conversacionales como una poderosa forma de desplegar feminidades y masculinidades. 3.  Las historias de las mujeres en la conversación coloquial En este apartado comentaremos algunas de las principales cuestiones que se han señalado en la bibliografía sobre las historias que cuentan las mujeres y los hombres en la conversación, poniendo el foco en las características de las narrativas femeninas y analizando ejemplos seleccionados de nuestros propios datos conversacionales, que proceden del Corpus de Fala Bilingüe Galego/ Castelán (Co.Fa.Bil.) de la Universidad de Vigo. El Co-Fa-Bil incluye conversaciones que fueron grabadas en audio por estudiantes universitarios de la asignatura de «Sociolingüística» en contextos naturales de diverso tipo: en casa o en el bar entre amigos/as o familiares, entre compañeros/as en el lugar de trabajo, entre vendedores y clientes en los mercados y tiendas, etc. Nuestros datos constituyen una selección de estas grabaciones3, que hemos transcrito de acuerdo con el modelo de transcripción característico del Análisis de la Algunas de las grabaciones del Co-Fa-Bil fueron obtenidas por la propia autora entre los años 2000 y 2002 para la realización de su investigación predoctoral, a través de la observación participante. Véase Acuña Ferreira (2009 y 2011). 3 

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Conversación, teniendo en cuenta la entonación y otros rasgos prosódicos como el volumen y el tono de la voz, el ritmo o el tempo, el solapamiento de voces y las pausas, etc. Más concretamente, las convenciones de transcripción que utilizamos se basan en las de Álvarez Cáccamo (1990) y pueden consultarse en el Apéndice que se adjunta al final de este trabajo. Una de las principales cuestiones más resaltadas acerca de las historias que cuentan las mujeres en la conversación coloquial, especialmente en la conversación entre amigas y/o familiares, es que giran con frecuencia en torno a sucesos «normales», propios de la vida cotidiana, en contraste con los sucesos «extraordinarios» que suelen estar en el foco de las historias que cuentan los hombres. Como ha resaltado Coates (2013: 15), los estudios sobre las narrativas orales de los hablantes masculinos indican que estas relatan situaciones de peligro, de violencia y de conflicto (Abrahams, 1983; Bauman, 1986; Labov y Waletzky, 1967; Labov, 1972; Johnstone, 1990 y 1993) y que la reconstrucción de este tipo de experiencias tiende a realzar algún tipo de heroicidad por parte del narrador-protagonista (Johnstone, 1990 y 1993). En general, según Coates (2003), los hombres muestran una notable predilección por las historias de triunfo y valoran especialmente la narración de aventuras, de hazañas, de acontecimientos «extraordinarios», casi épicos, mientras que las historias de las mujeres prestan atención a sucesos cotidianos de todo tipo (Coates, 2003; Johnstone, 1990 y 1993; Holmes, 1997). Este contraste pone de relieve perspectivas muy diferentes ante lo que las mujeres y los hombres consideran que es importante o digno de contar en la interacción con sus iguales. Coates (2003: 35) describe la variedad de sucesos cotidianos que se relatan en las narrativas conversacionales femeninas del siguiente modo: Women tell stories about seeing grain trains in the docks, about body hair, about forgetting to take a towel to school for PE, about buying a sundress, about comfortable shoes, about painting the ceiling (Coates, 2003: 35)4.

Para ilustrar esta atención a los pequeños detalles del día a día en las historias femeninas analizaremos el Extracto 1, que se ha extraído de una conversación entre una madre y su hija, a las que llamaremos Isa y Ana respectivamen­ te (utilizamos siempre seudónimos para identificar a los participantes). Durante «Las mujeres cuentan historias acerca de haber visto trenes cargados de grano en los muelles, sobre el vello corporal, sobre haberse olvidado de llevar una toalla a la escuela para PE, sobre comprarse un vestido de verano, sobre zapatos cómodos, sobre pintar el techo» (Coates, 2003: 35; traducción de la autora). 4 

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una charla en la casa de Isa (Ana no vive con ella), estas dos mujeres se cuentan historias sobre cosas que les han ocurrido en los últimos días y que tienen que ver especialmente con ocasiones en las que se encontraron con personas conocidas o antiguas amistades. En el Extracto 1, Ana reconstruye con todo lujo de detalles el momento en el que coincidió recientemente con una conocida en un supermercado y esta se negó a saludarla. En los minutos previos se criticó a esta mujer por su arrogancia y su mala educación, por lo que la historia que sirve para evidenciar y justificar esta valoración de esa persona: (Extracto 1 del Apéndice). Esta historia es relativamente breve pero se ajusta en gran medida al estándar de estructuración narrativa de Labov y Waletzky (1967; Labov, 1972), ya que incluye casi todas las fases o componentes, y además estos aparecen organizados de acuerdo con el orden establecido en este modelo. Las primeras líneas recogen la fase de orientación de la historia, en la que Ana especifica el lugar del supermercado en el que se encontró con la mujer en cuestión, «por el pasillo del aceite» (líneas 141-143). A continuación se inicia la fase de complicación, en la que la narradora reconstruye paso a paso cómo se desarrolló ese encuentro entre ambas, señalando que avanzaban en direcciones opuestas, por lo que se encontraban frente a frente (líneas 145-147), y destacando las miradas que se intercambiaron mientras tanto (149-153, 157-163). Este énfasis en el intercambio de miradas conlleva una evaluación implícita de los hechos, ya que la narradora resalta una información relevante para aclarar el mensaje que desea transmitir con esta historia, que trata de justificar la valoración previa que se hizo de esta mujer como una persona arrogante y mal educada; al especificar esta información, la narradora deja claro que la conocida no la saludó porque no quiso hacerlo y no porque no la hubiese visto, ya que se encontró con ella frente a frente y además la observó con detenimiento. Seguidamente se aporta el desenlace de los acontecimientos que pone fin a la fase de complicación y que la narradora introduce mediante el conector discursivo «y en esto que» para resaltar su carácter inesperado, la sorpresa final tras el intercambio de miradas, cuando las dos mujeres se cruzan y la conocida en cuestión «tuerce la cara» en lugar de saludarla (líneas 164-165, 167-168). Obsérvese que Isa se anticipa a este desenlace, ya que aporta esta acción final, colaborando en la historia (línea 166), mientras que Ana recrea el gesto de la mujer de manera no verbal (línea 167) y repite exactamente la intervención previa de su interlocutora (línea 168). En sus siguientes intervenciones, esta 115

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participante comenta su cambio de actitud a partir de ahora con esta conocida, a la que no volverá a saludar, como consecuencia del suceso reconstruido (líneas 170-174, 176, 178-179); de este modo, la perspectiva verbal se traslada al momento presente del contexto comunicativo y se configura la coda de la historia. Véase también que Isa interviene nuevamente de forma cooperativa, ayudando a completar el discurso de Ana en la línea 177, y que a lo largo de la producción de la historia ha intercalado numerosas respuestas mínimas o señales de retroalimentación, enfatizando su seguimiento de la misma, como hemos destacado mediante flechas en la transcripción (líneas 144, 148, 154, 166, 169, 175, 177). Estudios como el de Holmes (1997), que se basa en el análisis de las historias contadas por mujeres y hombres de Nueva Zelanda en un corpus de treinta conversaciones, destacan el uso más frecuente de este tipo de señales por parte de las interlocutoras femeninas durante el proceso de narración, y el papel que estas adquieren como una forma de apoyar al narrador o a la narradora, en la medida en que tratan de enfatizar el interés e incluso de contribuir al proceso narrativo. En general, las respuestas mínimas constituyen uno de los principales rasgos en los que se basan los estudios sobre género e interacción oral para caracterizar el estilo cooperativo de las mujeres (véase el apartado 1). Otra de las características que se han destacado con respecto a las narrativas conversacionales de las mujeres es que contienen más diálogo que las de los hombres. Johnstone (1990, 1993) analizó historias de experiencias personales contadas por hablantes angloamericanos, que fueron recogidas entre 1981 y 1984 por estudiantes de la Universidad de Indiana y de la Universidad de Purdue, Fort Wayne. En su análisis se comenta, entre otras cosas, que los personajes de las historias de las mujeres suelen tener nombre y suelen aparecer dialogando entre ellos, mientras que los de las historias de los hombres son anónimos y se encuentran en un entorno silencioso. Según esta autora, las mujeres introducen diálogo con más frecuencia que los hombres y además lo desarrollan en mayor medida; en general, las historias de las mujeres eran más detallistas en cuanto a las personas y al habla, mientras que las de los hombres lo fueron más en cuanto a los tiempos y los lugares. Para ilustrar esta característica en concreto analizaremos el Extracto 2, que se ha tomado de la misma conversación que el Extracto 1. Tras la historia de Ana sobre el comportamiento de esa conocida que no quiso saludarla en el supermercado, su madre Isa cuenta una serie de historias relacionadas con el comportamiento similar que tuvo otra conocida suya con la que además man116

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tuvo amistad durante un tiempo. La historia que recoge el Extracto 2 se centra en resaltar la actitud hipócrita que tuvo esta mujer cuando ambas coinciden en una playa fluvial, por intentar entablar conversación con ella después de no haberla saludado en anteriores ocasiones. Esto ocurrió el mismo día en que tuvo lugar la presente conversación, es decir, se trata de algo que le sucedió muy recientemente a la narradora: (Extracto 2 del Apéndice). La historia está encabezada por un comentario evaluativo de la narradora que censura explícitamente a la mujer en cuestión por su desfachatez (línea 325). Tras una pausa (línea 326), Isa recrea cómo esta trata de entablar conversación dirigiéndose a ella misma por su nombre (línea 329) y resaltando lo mucho que le había cogido el sol para hacerle un cumplido (líneas 338-341). Además, la narradora-protagonista reconstruye su propia respuesta a la pregunta que le hace esta mujer para entablar conversación, con una «voz seria» (línea 330-331) y señala que permaneció callada tras el cumplido que le hizo sobre su bronceado (línea 342). Los recursos prosódicos desempeñan un papel muy destacado en la reconstrucción de este diálogo, no solo porque ayudan a diferenciar a los dos personajes, junto con el uso de los verbos de decir (Tannen, 1986), sino también porque funcionan como una forma de «colar» la perspectiva crítica de la narradora ante los enunciados que está reconstruyendo, poniendo de manifiesto la «mezcla de voces» a la que Bakhtin (1981, 1986) hace referencia en su teoría sobre la polifonía. Isa agudiza el tono de voz al reconstruir los enunciados de la mujer (línea 329, 338-341), pero emplea su tono de voz habitual cuando reconstruye los suyos propios (línea 331). Esta diferencia en el tono y en la calidad de la voz ayuda a diferenciar a ambos personajes y al mismo tiempo sirve para acentuar el contraste entre el discurso cordial de la mujer y la forma seria y cortante en que Isa le responde. Además, en la reconstrucción de los enunciados de la otra mujer, la narradora despliega técnicas de estilización prosódica (Günthner, 1997) para recrear la voz de este personaje de forma caricaturizada o burlona y transmitir así una perspectiva negativa o crítica ante lo que esta dice, especialmente cuando reconstruye el cumplido que le hizo sobre el bronceado (líneas 338-341). El mensaje que se transmite implícitamente de este modo es algo así como «qué hipócrita» o «qué cara tiene», como de hecho se señala explícitamente al inicio de la narrativa. Finalmente, Isa señala que abandona el lugar (línea 345) y reconstruye cómo se dirigió en ese momento a todas las mujeres que estaban allí para despedirse, sin hacer referencia a nadie en particular (líneas 348-349). Nótese que 117

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la narradora emplea de nuevo un tono más agudo en esta reconstrucción, similar al que utilizó para recrear la voz de la otra mujer, pero en este caso para representar su propia voz cordial en esa despedida. Tras poner fin a la historia mediante un enunciado en pasado que señala su marcha (línea 352), Isa traslada la perspectiva verbal al momento presente declarando su intención de no volver a hablar con esta conocida, de forma similar a lo que vimos en la historia anterior del Extracto 1. Nótese que Ana, como audiencia de esta historia, también señala activamente su interés en la misma a través de varias respuestas mínimas (líneas 334, 343, 346, 350), y además expresa su apoyo a la declaración final que hace Isa sobre su intención de no volver a hablar con la mujer en cuestión (línea 357). Tanto la historia de Ana como la de Isa que acabamos de examinar tratan de resaltar el mal comportamiento de una conocida y ambas tienen que ver, por tanto, con las relaciones interpersonales. Coates (2003: 137) ha destacado este foco en las personas y en las relaciones como algo característico de las narrativas en la conversación entre mujeres, en contraste con las de los hombres, que tienden a centrarse más en acciones. Johnstone (1993: 70) resalta la diversidad de temas que abordan las narrativas de las mujeres y hace una observación que se ajusta de manera muy específica a lo que sucede en las dos historias analizadas hasta el momento: «the women tell about peculiar people, dramatizing their abnormal behavior and setting it implicitly in contrast with social norms»5. En ambos casos se ha observado el uso continuado de respuestas mínimas de apoyo por parte de la destinataria de la historia para resaltar su interés y su implicación en lo que se está contando, lo cual constituye un rasgo que no solo ha sido asociado con la producción narrativa en la conversación femenina, sino también con el estilo comunicativo de las mujeres en general. Además, la bibliografía especializada atribuye a las locutoras femeninas una mayor tendencia a responder a una narrativa mediante la producción de otra del mismo tipo para expresar conexión y empatía (Coates, 1996, 2003; Holmes, 1997); esto es algo que también se da en la conversación entre Isa y Ana, ya que los extractos analizados forman parte de una larga secuencia de historias acerca de las relaciones interpersonales, que las dos participantes construyen de forma cooperativa, respondiendo de este modo a la narrativa contada previamente por su interlocutora. Muchas de estas historias tienen que ver 5  «Las mujeres hablan de gente peculiar, recreando su comportamiento anormal y contrastándolo implícitamente con las normas sociales» (Johnstone, 1993: 70; traducción de la autora).

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con incidentes que les sucedieron recientemente a las dos participantes, por lo que su conversación ofrece en general un excelente ejemplo del papel central que desempeña la producción narrativa entre las mujeres como una forma de ponerse al tanto de las últimas novedades en sus vidas (Coates, 2013). Otra de las características más resaltadas en la bibliografía en relación con las narrativas conversacionales de las mujeres es que a menudo giran en torno a situaciones en las que todo sale mal, todo se tuerce sin que la narradoraprotagonista pueda hacer nada por remediarlo. Coates (1996, 2003, 2013) señala que estas historias de desastre son comunes en la conversación entre amigas, y las contrasta con las historias de triunfo más propias de los narradores masculinos, que reconstruyen experiencias difíciles o problemáticas de las que sin embargo el protagonista logra salir airoso. En general, son numerosos los estudios que ponen de relieve la tendencia de las mujeres a narrar experiencias personales negativas, especialmente historias sobre situaciones en las que se sintieron en ridículo, a menudo en clave de humor. Para Jenkins (1985), este tipo de historias constituyen una de las principales maneras en que se manifiesta el humor de apoyo propio de las mujeres, puesto que sirven para aliviar sentimientos de vergüenza y obtener la empatía de las interlocutoras (1985: 138-139). Ervin-Tripp y Lampert (1992) analizaron conversaciones entre hablantes anglo-americanos y encontraron que las mujeres se rieron de sí mismas en proporción mucho mayor que los hombres al contar historias que, de acuerdo con las observaciones de Jenkins (1985), servían para crear intimidad y aliviar sentimientos de vergüenza. Johnstone (1990), Georgakopoulou (1995), Holmes (1997) y Coates (1996, 2003, 2013) también hacen referencia a las experiencias embarazosas como foco de las narrativas conversacionales de las mujeres. Como ejemplo de una historia de este tipo, véase el Extracto 3, extraído de una conversación de sobremesa entre cuatro mujeres que están unidas entre sí por vínculos familiares, aunque en este fragmento solo intervienen Dolores y Luisa, que son primas. Dolores está contando cómo la grabaron con cámara de video durante una boda que se celebró fuera de Galicia: (Extracto 3 en Apéndice). La grabación de esta conversación se inició en pleno desarrollo de la historia, por lo que la transcripción solamente recoge la fase central de la misma y la evaluación. Esta fase central se basa en la recreación del diálogo que la narradora-protagonista mantiene con alguien que le está pidiendo que se 119

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mueva de determinada forma para la cámara de video con la que la están grabando durante la celebración de una boda (líneas 1-14). En este diálogo, Dolores eleva el volumen de voz al hacer un comentario en el que expresa de forma graciosa cierta vergüenza o reticencia a ser objetivo de la cámara (líneas 12-13). Tras una pausa (línea 15), Dolores inicia la fase de evaluación, que se refiere precisamente a la impresión que tuvo al verse a sí misma en el video haciendo ese comentario (líneas 16-18). La primera expresión valorativa de la narradora sugiere una sensación de disgusto, «ay mi madre» (línea  18), y está solapada por el comentario de una de sus interlocutoras, Luisa, que evalúa esa impresión de forma mucho más rotunda como horrible (línea 19). Esta aportación cooperativa indica que Luisa ya conocía los hechos, como parece confirmarse en los siguientes turnos, en los que Dolores expresa su disgusto en un grado máximo, de forma similar a como lo hizo antes su interlocutora (véanse las líneas que aparecen con flechas en la transcripción): señala el acento gallego como una de las razones de esa sensación de disgusto, empleando el alargamiento fonético para sugerir que este resultaba exagerado (línea 20), describe su voz como «horrorosa» y «fea» e incluso enfatiza que la impresión al verse en el video la dejó acomplejada, apelando a la audiencia varias veces mediante el uso de la pregunta coletilla ¿eh? (líneas 23-28, 30, 33, 35, 37, 40-41). Luisa intercala respuestas mínimas que expresan acuerdo con esta valoración (líneas 21, 29, 34) y trata de tomar la palabra en varias ocasiones (líneas 32, 36, 39), presumiblemente para desarrollar su opinión. Las risas conjuntas que se producen en varias ocasiones (líneas 22, 31, 43) indican que las expresiones de rechazo de Dolores con respecto a su propia voz son interpretadas en clave de humor. Como ya hemos comentado, la función general que se atribuye a la narración de experiencias embarazosas en el habla entre mujeres es la de compartir sentimientos de vergüenza para crear intimidad, empatía, conexión y solidaridad. En la conversación de la que se ha tomado este Extracto 3, esta función se pone especialmente de manifiesto instantes después de la historia de Dolores, cuando su prima Luisa cuenta una historia similar, relacionada también con la percepción extremadamente negativa que tuvo de su propia voz al verse a sí misma en una grabación de video y que no analizaremos aquí por falta de espacio. No obstante, es importante añadir que algunos estudios han argumentado que este tipo de historias sobre experiencias embarazosas cumplen otras funciones que resultan menos evidentes y que contradicen la idea de que las narradoras femeninas se menosprecian o transmiten una imagen vulnerable de sí mis120

Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial

mas a través de ellas6. Kotthoff (2000) sostiene que este tipo de historias demuestran un manejo complejo de la identidad personal. En el análisis de una de ellas, esta autora destaca cómo la narradora admite sus limitaciones y pone de relieve su capacidad para tomárselas a la ligera. En la medida en que esta capacidad está socialmente considerada como una virtud, como resalta Norrick (1993: 47), las historias humorísticas sobre experiencias personales negativas o embarazosas pueden proyectar una imagen muy positiva del hablante, que contrasta con la identidad vulnerable con la que podrían asociarse. Reafirmando esta tendencia femenina a la narración de experiencias personales negativas, Günthner (1997) analiza las características de las historias de queja y llama la atención sobre el hecho de que estas aparezcan casi exclusivamente en las conversaciones entre mujeres alemanas de su corpus. Las historias de queja son reconstrucciones de hechos pasados en los que la narradoraprotagonista se vio afectada o se sintió ofendida por el comportamiento de una o varias terceras personas y expresa por ello un alto grado de indignación con el fin de obtener el apoyo y la solidaridad de la audiencia. Las historias de Isa y Ana que analizamos anteriormente (Extracto 1 y Extracto 2) pueden verse también como historias de este tipo, aunque en ellas no se produce un despliegue de emociones especialmente intenso. Por ello, como ejemplo ilustrativo en este caso hemos seleccionado el Extracto 4, que ha sido extraído de la conversación que mantienen dos mujeres que trabajan como limpiadoras mientras viajan en un autobús urbano. Una de ellas, Lola, se está quejando porque una compañera de trabajo no cumple con sus obligaciones y esto trae como consecuencia que ella misma tenga que asumir muchas de las tareas que debería realizar esta mujer. En el Extracto 4, Lola representa cómo se le recriminó esta actitud en la empresa exigiéndole que cumpliese con su trabajo: (Extracto 4 en Apéndice). La narradora utiliza la recreación de este diálogo como un recurso que aporta objetividad y refuerza su perspectiva crítica y negativa ante esta compañera de trabajo (Hutchby y Wooffitt, 1998; Acuña Ferreira, 2011a), introduciendo la voz de otro personaje que reprende a esta mujer por su conducta. Lola representa cómo alguien de la empresa le exige que realice las mismas tareas que ella misma hace, señalando de manera sarcástica que ambas tienen las Por ejemplo, Ervin-Tripp y Lampert (1992) interpretan que las historias contadas especialmente por las mujeres, en las que la narradora se ríe de sí misma, despliegan self-deprecating humour («humor auto-despreciativo»). 6 

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Mujeres de palabra: género y narración oral en voz femenina

mismas capacidades físicas (líneas 1-12). Nótese que la hablante interrumpe la reconstrucción de este diálogo en la línea 13 y que a continuación se centra en desplegar su propia indignación encadenando varios vocativos evaluativos negativos y repitiendo el modelo sintáctico tan + atributo para descalificar a su compañera de trabajo de manera enfática (línea 14). Esta expresión tan intensa de indignación por parte de Lola provoca la intervención de Mari para mostrar su apoyo (línea 15). Günthner (1997) enfatiza la importante función social que cumple la producción de este tipo de historias entre las mujeres como una forma de construir reciprocidad emocional y de establecer fuertes lazos de afiliación entre la narradora y la(s) destinataria(s) en contra de las terceras personas que realizan el papel de antagonistas dentro del mundo narrado. El Extracto 5, tomado de la misma conversación entre Lola y Mari, ofrece una buena muestra de ello: (Extracto 5 en Apéndice). En este fragmento, Lola expresa su deseo de que su compañera deje el trabajo en vista de su bajo rendimiento para enfatizar lo absurda que resulta la situación y la gran indignación que siente por ello (líneas 293-296). Tras una pausa (línea 297), Mari expresa empatía a través de expresiones ritualizadas como «é terrible» (línea 298) y «vaia por Dios» (línea 299); además, tras una nueva pausa (línea 300), esta locutora despliega su afiliación con Lola en contra de esta mujer refiriéndose a ella mediante un vocativo evaluativo negativo, similar a los empleados anteriormente por su interlocutora en el Extracto 4. Günthner (1997) intenta explicar la razón por la que la mayoría de las historias de queja que contiene su corpus se producen en conversaciones entre mujeres y nunca entre hombres, si bien se encuentran algunos casos en los que este tipo de historias son contadas por hombres que están conversando con mujeres. De manera especulativa, esta investigadora argumenta que la clave podría estar en el papel vulnerable que conlleva el contar una historia de queja y en el hecho de que este papel podría ser incompatible con una identidad masculina convencional, especialmente en la interacción entre hombres (Günthner, 1997: 213). En trabajos anteriores (Acuña Ferreira, 2004, 2008, 2009, 2011a, 2011b), hemos analizado historias de queja contadas tanto entre hombres como entre mujeres y hemos argumentado que estas no conllevan necesariamente la adopción de un papel vulnerable, teniendo en cuenta los intensos despliegues de indignación que las caracterizan. Además, pusimos de relieve que algunas técnicas verbales y prosódicas empleadas para la expresión 122

Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial

de emociones presentan connotaciones de feminidad y de masculinidad y que las mujeres y los hombres que participaron en las conversaciones de nuestro corpus seleccionaron las que estaban más en consonancia con sus respectivas identidades de género, de manera que se construían estilos femeninos y masculinos en los despliegues de indignación; aunque ambos estilos podían señalar un alto grado de indignación y de implicación emotiva, el estilo masculino se diferenciaba especialmente del femenino por su carácter más «agresivo» y estereotípicamente «poderoso». Por otra parte, las historias de queja masculinas que incluyen nuestros datos demuestran que la práctica narrativa entre hombres también puede centrarse en la búsqueda de apoyo y solidaridad y no solamente en la reafirmación del estatus personal dentro del grupo. No obstante, puede mantenerse que este tipo de historias son más comunes en el habla entre mujeres y que los hombres tienden a evitarlas, aunque las razones podrían ser distintas a las señaladas por Günthner (1997). Cameron (1997) analiza una sesión de cotilleo entre jóvenes masculinos británicos, que se centra en la crítica de otros hombres a los que se considera homosexuales por su forma de hablar, de vestirse y de comportarse en general. La autora argumenta que los jóvenes participantes en esta conversación transgreden las normas de género en la medida en que practican un género discursivo que está asociado con las mujeres, pero que esta transgresión de las normas se hace aceptable precisamente porque se centra en la reafirmación de la masculinidad heterosexual. Con las historias de queja podría suceder algo similar, es decir, estas historias podrían considerarse como otro género discursivo que los hombres tienden a evitar por su asociación con el habla de las mujeres, pero que sin embargo consideran aceptable realizar en determinadas circunstancias. 4. Conclusiones Las historias que cuentan las mujeres en la conversación coloquial se distinguen principalmente de las de los hombres por su foco en los pequeños detalles de la vida cotidiana, en las personas, en el habla y en las relaciones interpersonales, y por la forma tan directa en que se orientan hacia la expresión de apoyo y solidaridad. Además, las investigaciones resaltan los diferentes tipos de imagen personal que se construyen en las narrativas y cómo se despliega feminidad o masculinidad a través de ellas, en la medida en que se presentan impregnadas de género; así, mientras que en las historias de triunfo, más propias de los 123

Mujeres de palabra: género y narración oral en voz femenina

hablantes masculinos, se proyecta una imagen heroica o ganadora de uno mismo, estereotípicamente masculina, que manifiesta preocupación por el estatus personal y por impresionar al interlocutor, en las historias de queja y sobre experiencias desastrosas o embarazosas, características de las mujeres, se transmite una imagen negativa de la narradora, estereotípicamente femenina, que busca apoyo y solidaridad y que por ello se ha asociado a menudo también con la vulnerabilidad. Frente a esta interpretación, algunos estudios han defendido la necesidad de analizar cada caso en profundidad (Kotthoff, 2000), pues este tipo de historias también pueden verse como una forma de proyectar una imagen positiva y a la vez femenina de manera encubierta, en la medida en que ponen de relieve la capacidad de la narradora para tomarse sus problemas con sentido del humor, al tiempo que refuerzan características asociadas con la feminidad, como la modestia, el pudor y la vergüenza (Mills, 2003). En general, los estudios sobre género y narrativas conversacionales indican de este modo que el despliegue de identidades femeninas y masculinas a través de la práctica narrativa se basa principalmente en la reproducción de los valores tradicionales, aunque también se destacan casos en los que estos se invierten o se comentan indicios de cierta tendencia a la subversión. Coates (2013), por ejemplo, analiza una historia de triunfo contada por una mujer en tercera persona, en la que la narradora celebra cómo la protagonista consigue salir airosa en un incidente con un personaje masculino, que es quien finalmente queda en ridículo. Holmes (1997) señala el carácter conservador que tienden a presentar las historias de las mujeres desde el punto de vista del género, ya que las narradoras se centran en presentarse como buenas madres o buenas hijas; sin embargo, también hace referencia al impacto de las nuevas ideologías sociales en las historias de las mujeres más jóvenes y subraya la ambivalencia que se aprecia en algunas narrativas, en las que se mezclan elementos o valores propios de una feminidad tradicional y otros que indican una identidad más asertiva y estereotípicamente poderosa. Esta ambivalencia discursiva se interpreta como reflejo de la negociación constante que conlleva el género y la construcción de una identidad femenina o masculina (Weedon, 1987; Cameron, 1995). Referencias bibliográficas Abrahams, Roger (1983). The Man-of-Words in the West Indies: Performance and the Emergence of Creole Culture. Baltimore: John Hopkins University Press.

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Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial

Anexo Extracto 1 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159 160 161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179

ANA



ISA ANA



ISA ANA



ISA ANA



ISA



ANA ISA ANA

→ →

ISA ANA ISA ANA

= {[ac] POR UN PASILLO → POR EL DEL ACEITE POR EL PASILLO DEL ACEITE} → = = SÍ YA [YA] [ELLA] venía → yo ↑ IBA → = = sí = = y la tía venía andando ↑ y venía todo el rato mirándome sabes? a la cara ↑ y después me miró pa la ropa ↓ = = sí sí = = sabes? .. y yo ↑ mirando PA ELLA ↑ porque oye → uno ↑ .. {[ac] SI ME ESTÁ MIRANDO ↑ PUES YO LA MIRO NO?} y en esto justo cuando va pa- pasa por mí ↑ coge ↑ = = tuerce la cara ↓ {[ac] Y TUERCE LA CARA} → = = sí sí = = y yo → {[ac] nada más ↓ no la pien-} ↑ y ahora como me he enterao → YO LO PREFIERO = = sí sí = = PARA COGER ↑ = = Y AHORA YA SABES = = AHORA YA SÉ ↑ que no la saludo sabes? =

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Mujeres de palabra: género y narración oral en voz femenina

Extracto 2 325 326 327 328 329 330 331 332 333 334 335 336 337 338 339 340 341 342 343 344 345 346 347 348 349 350 351 352 353 354 355 356 357 358

130

ISA



ANA ISA



ANA ISA



ANA ISA



ANA ISA



ANA

{[p] [ac] además tiene una CA::RA} ↑ .. viene de bañarse → .. tú {[a] qué I:sa?} {[ac] dije yo → estoy tomando el sol} ↓ .. así pero así eh? sí = = yo → AL SOL ↓ {[ac] y se pone ella} {[a] ya estás muy morena eh? cara:mba ↑ qué morena estás → cómo te cogió} → {[p] yo callada} ↓ mm AL MARCHAR ↑ sí le dije → {[a] BUE:NO ↑ ADIÓS A TODAS} → sí {[p] y me marché} ↓ y: la salu{[p] [ac] pasar por ella en la corredera y no le pienso hablar} → .. {[p] [ac] y en el río tampoco} → es que es absurdo ↑

Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial

Extracto 3 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42

DOLORES

→ →

LUISA DOLORES LUISA DOLORES

→ → → → →



LUISA DOLORES LUISA DOLORES LUISA DOLORES LUISA DOLORES LUISA DOLORES LUISA

porque me dicía → {[a] a ve::r ↑ pero muévete como si fueras una:: .. como si fueras una mode:lo} ↓ {[p] e tal → e dicía eu} → cómo quie::res? {[p] así tal]} → .. e díxenlle eu QUE NO ME VAN A CONOCER EN MI PUE:BLO ↑ CON ESTA PINTA ↑ y con este sombrero → digho eso → no vídeo ↑ [ay mi ma:dre] → [{[p] (horrible horrible)] = = nó::taseme un acento galle::go → = = {[p] si:::} e nós no horroroso ↓ unha voz ↑ horrorosa [acomplejada] → [{[p] sí sí}] = = quedei da voz eh? pero TE [LO JURO E::H?] [horrorosa] = = [nunca] pensei ↑ [pero] = = que tiña unha voz ↑ [tan] ↑ [pero] = = fea → eh? = = no::: ↑

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Mujeres de palabra: género y narración oral en voz femenina

Extracto 4 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

LOLA

MARI LOLA

MARI

dixéronlle → (según) ↑­ Lola → mire usté tiene ↑ Lola tiene dos brazos y dos piernas → {[p] si} → y usté tiene dos brazos y dos piernas ↓ y dos manos ↓ {[p] como ella} → entonces → {[ac] si lo hace ella ↑ lo hace usté} ↓ (a difere-) ↑ {[ac] pero éche tan ´mula tan ´bestia tan ´MAla tan venenoS:A} ↑ ↑ = = así por lo que hablas ↑ =

Extracto 5 293 294 295 296 297 298 299 300 301 302

132

LOLA

MARI

asi que se DEA cando queira → polo menos non conto que me vexa diante non sei se non conto con ela pa cousa ningunha → é terrible muller ↑ vaia por Dios → é o demo →

Características de las historias de las mujeres en la conversación coloquial

Apéndice: Convenciones de transcripción Letra redonda

Español

Letra negrita

Gallego

Línea de transcripción

Unidad de entonación



Entonación final ascendente



Entonación final descendente



Entonación final más o menos sostenida

?

Entonación típicamente interrogativa

..

Micropausa (de menos de un segundo)



Pausa medida en número de segundos

a ve::r

Sonido alargado

a diferecoge ↑ = = tuerce la cara

Sonido truncado Encadenamiento de voces

[ay mi ma:dre] [{[p] (horrible horrible)]

Superposición de voces

(parece)

Transcripción dudosa

(xx)

Segmento ininteligible

he he he

Risa

LETRAS MAYÚSCULAS

Volumen relativamente fortis

{ }

Segmento al que afecta el fenómeno

{[p]}

Volumen relativamente piano

{[ac]}

Tempo relativamente acelerado

{[a]}

Tono más agudo

´mula

Acento enfático



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