Capítulo 4 / Imágenes culturales de la Vejez / Imágenes culturales de la Vejez Capítulo 4

May 20, 2017 | Autor: Bea Triz Urrutia | Categoría: Gerontologia
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Descripción

Capítulo 4 / Imágenes culturales de la Vejez / Alicia Forttes Bustamante - Beatriz Urrutia Quiroz

Capítulo 4

Imágenes culturales de la Vejez

Alicia Forttes Bustamante

Asistente Social UC Diplomada en Atención Gerontológica UC Máster en Educación para el Trabajo Social de la Universidad de Washington Profesora Titular de la Escuela de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Beatriz Urrutia Quiroz

Asistente Social UC Diplomada en Atención Gerontológica UC Máster en Valoración e Intervención en Gerontología y Geriatría de la Universidad de La Coruña Asistente Académica del Programa Adulto Mayor de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Ideas principales La posición social que las personas mayores disfrutan en una comunidad es consecuencia de la imagen sociocultural que la población tiene de ellos. Asimismo, la percepción social que prima en la cultura contemporánea, con respecto a los adultos mayores, era negativa hasta hace poco años. Pero esta imagen ha ido cambiando paulatinamente a través del tiempo y han sido ellos mismos quienes han enseñado a la sociedad que el envejecimiento también tiene beneficios asociados a la edad. El contenido de los mitos o estereotipos, que en conjunto conforman las imágenes culturales, parte de observaciones parciales de grupos de personas, es decir, tienen un fundamento relativo. Por lo tanto, es erróneo generalizar y aplicarlo a todos los individuos de más edad. La imagen cultural, derivada de los estereotipos, influye de manera decisiva en distintos planos de la vida de las personas mayores, desde la oferta de políticas públicas y la valorización de su aporte a la sociedad, hasta su inclusión en los medios de comunicación, en el consumo y en la educación. Algunos mitos sobre los mayores son: “la vejez es sinónimo de deterioro progresivo, decadencia y enfermedad”; “las personas mayores son una carga para la sociedad”; “todos los adultos mayores se asemejan”; “los adultos mayores ya no viven su sexualidad”; entre otros. Existen tres grandes teorías que ayudan a comprender los diferentes comportamientos de las personas después de los 60 años, éstas son: Teoría de la Desvinculación, Teoría de la Actividad y Teoría del Etiquetaje. En la literatura gerontológica se han caracterizado seis estilos de vejez que adoptan las personas y que están influenciados por las teorías antes señaladas. Estos estilos son: de desvinculación, exterior femenino, social espontáneo, familiar, senior y social organizado. Cuando se planifica la vida post jubilación es importante conocer la existencia de estos diferentes estilos, ya que permitirán contar con elementos que orienten la elección del tipo de vida que se quiere tener en el futuro.

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Desarrollo del tema La actitud de los miembros de una comunidad hacia las personas de más edad está estrechamente vinculada con la imagen sociocultural que se tiene de ellos. Y a su vez, esta imagen se relaciona con la posición social que los mayores tienen en dicha comunidad. Estudios sobre mitos, estereotipos e imágenes culturales de la vejez concluyen que la percepción social que prima en la cultura contemporánea, con respecto a las personas de más edad, era negativa hasta hace pocos años. Sin embargo, esta visión ha ido cambiando paulatinamente a través del tiempo y han sido ellos mismos quienes han enseñado que el envejecimiento no tiene sólo que ver con enfermedad y deterioro. Más bien, son cambios naturales que suceden en el proceso de envejecimiento y que afectan las distintas etapas del desarrollo humano. La sociedad actual, que sustenta valores como la fuerza o la agilidad para conquistar bienes materiales y lograr el éxito, presenta a la vejez como una suerte de desecho. Por el contrario, el concepto “joven productivo” conlleva una idea de cuerpo bello y saludable, el que ha sido intensamente fomentado por los medios de comunicación. Pero las personas que no pueden cumplir con ese mandato social, viven bajo la amenaza de ser rechazadas y excluidas del sistema, o bien, de ser parte de un paternalismo discriminatorio.

Las imágenes culturales son parte del conocimiento popular, es decir, son un saber al que no se le cuestiona su validez y en consecuencia se construyen en la sociedad como afirmaciones ciertas. Éstas determinan la forma de actuar de los miembros de la sociedad respecto de los mayores, de cómo los valoran o se relacionan con ellos. Por su parte, las propias personas actúan y se consideran a sí mismos en función de esa percepción, es decir, estos estereotipos se convierten en “profecías auto cumplidas”. Éstas, aunque no sean ciertas, condicionan las expectativas sobre diversos aspectos de la vida, las oportunidades sociales y el trato que reciben. Estas imágenes equívocas pueden incluso estimular el abuso, el abandono y otras formas de violencia, especialmente, aunque no exclusivo, en el ámbito institucional.

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Además de tener un efecto negativo en el bienestar de las personas, la imagen cultural negativa de la vejez influye de manera decisiva en otros planos de la vida, desde la oferta de políticas públicas y la valorización de su aporte a la sociedad, hasta su inclusión en los medios de comunicación, en el consumo y en la educación. Suele suceder que algunos gestores de políticas públicas tienen escaso conocimiento sobre el proceso de envejecimiento y la vejez, lo que junto a la desinformación y reproducción de estereotipos al respecto repercute en la elaboración de planes, programas y normas que no se ajustan a las necesidades reales de las personas mayores (Naciones Unidas, 2006). Es tal la importancia otorgada en Chile a esta etapa de la vida, que el gran objetivo de la política social es lograr un cambio cultural que signifique un mejor trato y valoración de las personas de edad avanzada, lo que implica una percepción distinta sobre el envejecimiento y las personas envejecidas. A su vez, en 1996 la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos indicó que este grupo etario fuese reconocido como sujeto de derecho, para así esclarecer sus problemáticas y denunciar su discriminación. Este apoyo ha sido reconocido en Chile y ha impulsado acciones conducentes a una mayor valoración de la vejez.

Mitos y estereotipos sobre las personas mayores “La vejez es sinónimo de deterioro progresivo, decadencia y enfermedad” Se concibe a la vejez como una etapa de progresivo deterioro, de decadencia física y mental. Este modelo induce a pensar en el transcurso de la vida como comienzo, plenitud y decadencia; y proyecta sobre las personas de más edad una imagen de incapacidad, inutilidad social, obsolescencia y rigidez. Es cierto que al envejecer hay un desgaste físico y orgánico, pero ello no significa déficit, ya que se puede contrarrestar sus efectos con la capacidad del individuo de seguir desempeñando sus actividades cotidianas por sí solo. La disponibilidad a servicios de salud podría evitar riesgos de mayor deterioro, pero la falta de acceso a atenciones y prestaciones de salud adecuadas conlleva la presencia de fallas evitables. Este mito se traduce en una actitud fatalista, en resignación, apatía y temor, que es contrario a la percepción de autoeficacia que debería estar presente en un envejecimiento normal y que frenan a las personas en su búsqueda de mantenerse activos, relacionarse con otros y conservar un buen funcionamiento físico y mental.

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“Las personas mayores son una carga para la sociedad”



Principalmente desde una perspectiva económica se cree que los adultos mayores ya hicieron su aporte a la sociedad y que son una carga económica para ésta. El ritmo de vida actual privilegia la eficiencia; el “hacer” por sobre el “ser”, lo que genera una división artificial entre personas pasivas y activas; también privilegia el “tener” por sobre el “ser”, valorándose más los bienes materiales que la propia persona.

Si bien las personas mayores no aportan en bienes económicamente productivos, sí pueden proporcionar servicios concretos a otros y poner su experiencia a disposición de las nuevas generaciones, también pueden proporcionar casa o habitación a sus descendientes y dejar bienes materiales como herencia a las nuevas generaciones. Además, en general, la mayoría de las personas cuentan con una pensión para vivir su vejez, por lo tanto, es un mito que se les considere una carga para la sociedad.

“Las personas mayores no pueden aprender nuevos conocimientos o destrezas ni necesitan educación o capacitación” Esta creencia se sustenta en que el deterioro físico es similar al deterioro mental, por lo tanto, cualquier esfuerzo que se haga para aprender cosas nuevas es una pérdida de tiempo. En la actualidad, es significativo el número de adultos mayores que participan en programas educativos formales e informales, lo que muestra que la edad no es un impedimento ni tampoco inhabilita a aprender cosas nuevas. Mientras la persona se mantenga vigente mentalmente está en condiciones de aprender nuevos conocimientos y destrezas. Además, necesita educación y capacitación para enfrentar su propio envejecimiento en condiciones óptimas.

“Todos los adultos mayores se asemejan” Las personas al nacer son muy semejantes, sin embargo, a medida que transcurre la vida se produce un proceso de diferenciación y las personas llegan a ser muy distintas entre sí. La distinción en el envejecimiento depende del género, edad, antecedentes étnicos y culturales, zonas de residencia rural o urbana, si viven en países industrializados o en vías de desarrollo, si viven solos o en familia, su condición socioeconómica y su nivel educativo, entre otros factores. Pero además, se envejece biológicamente a diferentes ritmos, dependiendo de la condición de salud, del estilo de vida, de la nutrición y también de un componente genético.

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Por otra parte, la mujer y el hombre envejecen de distinta manera, las mujeres son más longevas que los hombres, suelen vivir de 6 a 7 años más, sin embargo, viven en peores condiciones de salud ya que tienen más enfermedades que los hombres, sufren más dolores y hacen mayor uso de medicamentos. Por lo tanto, es un error decir que todos los adultos mayores se asemejan.

“Los adultos mayores ya no viven su sexualidad” El estereotipo de que a medida que se tiene más edad no se tiene ni se debe tener vida sexual, no se ajusta a la realidad. La sexualidad en el ser humano está presente desde el nacimiento hasta la muerte y se expresa a través de muchas formas: contacto genital, afecto, caricias, compañía e intimidad; incluso en los casos de incapacidad o enfermedad que impiden responder a la sensación sexual, ésta sigue presente. La actividad sexual, además de cumplir funciones físicas o fisiológicas, contribuye a la expresión de la identidad de género, a vivir la intimidad y estimular la vitalidad de las personas, lo que facilita la identificación social y el ejercicio de los distintos roles a lo largo de la vida. Es también una forma de comunicación no verbal y, en toda su delicadez y sensibilidad, puede ser un recurso invaluable en la transmisión del amor y la felicidad.

La sexualidad en esta etapa se distingue en que cobra mayor importancia la afectividad como mediadora en la vivencia de la sexualidad. Se realza el amor, el afecto y la relación interpersonal mucho más que el significado sexual-genital, lo que contribuye a la sensación de intimidad e identidad, a la estabilidad y mejor comunicación con la pareja, a la transmisión de amor, cariño y consideración por el otro, se crea un ambiente de interacción lúdico y cómplice. En consecuencia, la sexualidad sigue existiendo al pasar de los años y sus diferentes manifestaciones son una contribución significativa a la obtención de una buena calidad de vida. (González, 2009)

“Todos los adultos mayores son cascarrabias, mezquinos y quejumbrosos” Estos defectos no son propios de la vejez, sino que son características que las personas arrastran durante toda su vida. Éstos han estado presentes también en la juventud, donde su manifestación fue menos evidente o tomó otras formas de expresión. Puede que estas características se agudicen con los años, pero no es que necesariamente deban estar presentes en esta etapa de la vida. Sí es importante que las personas conserven el sentido del humor, la generosidad y la capacidad de seguir disfrutando de la vida, a pesar de los “achaques” de la vejez; así serán considerados “viejos atractivos” en lugar de “viejos expulsivos”, siendo los primeros los que nunca están solos, ya que para quienes los rodeen es un agrado disfrutar de su compañía.

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Enfoques teóricos sobre la vejez Además de las imágenes culturales existen diferentes enfoques teóricos que explican los distintos comportamientos de las personas de más edad. Dentro de las teorías centradas en la relación del sujeto con el entorno social, se distinguen: • Teoría de la Desvinculación o Retraimiento: Formulada por Cumming y Henry en 1961, plantea que la vejez supone una disminución de la participación social, lo que produce gratificaciones tanto a la persona de edad como a la sociedad. De esta forma, se produce un “mutuo acuerdo” de separación recíproca entre el individuo y la sociedad, siendo ventajoso para ambas partes y permitiendo al mayor desprenderse de una serie de roles y así “liberar” espacio en la sociedad para los más jóvenes. (Brandolín A., 2006) • Teoría de la Actividad: Contraria a la anterior y planteada por Harvighurst en 1968, esta teoría sostiene que las personas estarán más felices en tanto más se conserven activas en los roles propios de la edad adulta o joven, o bien, si éstos se han perdido, los sustituyan por otros nuevos o intensifiquen los que todavía existen. (Bazo, M. 1990) • Teoría del Etiquetaje: Enunciada por Bengston en 1973, afirma que un grupo de personas mayores responde más a una identidad impuesta por la sociedad que a un proceso de autoidentificación. De este modo, la persona etiquetada de “vieja” condicionará su conducta al significado social asignado –o etiqueta– y terminará asumiendo esas características como propias. (Brandolín A., 2006)

Estilos de adultos mayores En la mayoría de los casos, los mitos que conforman las imágenes culturales y las teorías enunciadas determinan el estilo que las personas adoptan para vivir su vejez. Hay quienes viven la vejez desvinculándose al máximo de sus compromisos sociales y familiares, centrándose en su interioridad para lograr un máximo desarrollo personal. Éstas son personas contemplativas, reflexivas, reservadas y más espirituales. Generalmente, son las que realizan a cabalidad el proceso de introspección que permite el logro de la “integridad versus la desesperación”, planteado por Erik Erikson.

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Otras personas se esmeran por permanecer activas, ya sea conservando roles propios de la edad adulta o bien sustituyéndolos por otros nuevos, lo que les permite un suficiente nivel de participación, tanto en actividades sociales y comunitarias (juntas de vecinos, clubes de adultos mayores) como al interior de su familia (abuelos comprometidos y activos) y desempeñándose en forma independiente y autosuficiente en las labores del hogar. Frecuentemente, estas personas son comunicativas y autovalentes en el cuidado de su salud y de su apariencia personal, se interesan por lo que ocurre a su alrededor y se mantienen informadas a través de los medios de comunicación. Son personas que se han capacitado en el uso de la tecnología (usan periódicamente el correo electrónico) y se conectan a las redes sociales existentes en su comunidad. Por otra parte, existen quienes han hecho suyo lo que dicen los mitos y las imágenes culturales peyorativas de la vejez, que junto con “etiquetar” al individuo le asignan un determinado comportamiento. Estas personas se resignan a desempeñar un rol esperado por la sociedad y, aunque equivocado, lo llevan a cabo como una “profecía autocumplida”. Según lo anterior, Trinidad Lorenzo (2008) indica que en la literatura gerontológica se han caracterizado seis estilos de vejez que se señalan a continuación: • Estilo desvinculación-aislamiento: Caracterizado por una menor frecuencia en la realización de actividades post jubilación y menor aún en actividades que impliquen relaciones personales, como por ejemplo, visitar o recibir visitas de familiares y amigos. Está influenciada principalmente por la Teoría de Desvinculación o Retraimiento. • Estilo exterior femenino: Basado en la Teoría de la Actividad, acentuando su interés femenino, se caracteriza por la fuerte frecuencia de dos actividades: salir de compras y visitar la Iglesia; y la ausencia de otras dos: contacto con amigos y visitas a clubes recreativos. • Estilo social espontáneo o “de los paseantes”: Estilo asimilable al de las clases populares urbanas y definido por el contacto abundante con amigos y gente de su edad. También basado en la Teoría de la Actividad, realza la sociabilidad tanto en hombres como en mujeres. • Estilo familiar: Contacto frecuente con familiares que viven en otros domicilios, incluyendo niños y jóvenes. Se evidencia la importancia de actividades del hogar, ir de compras y a la iglesia. También se basa en la Teoría de la Actividad, pero acentúa los roles familiares y da protagonismo a las labores femeninas.

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• Estilo senior: Las actividades más habituales son aquellas relacionadas con la formación, el voluntariado y el desarrollo de aficiones (talleres, manualidades, asistencia a bailes, etc.) En este estilo se encuentran personas con mucha sensibilidad social y vocación de servicio; como también, interesados en desarrollar aficiones personales, artísticas, recreativas y/o de formación permanente, lo que se manifiesta en la asistencia a programas de capacitación para la tercera edad. • Estilo social organizado: Se caracteriza por el contacto frecuente con amigos y gente de la misma edad, pero con la particularidad de que este contacto se desenvuelve en bares, clubes o asociaciones recreativas. También pasean, leen y oyen la radio con mayor frecuencia que los demás. Este estilo también está influido por la Teoría de la Actividad, especialmente practicado por varones y con alta participación en agrupaciones de vida social.

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Conclusiones Los mitos sobre la vejez conforman las imágenes culturales aún presentes en nuestra sociedad y condicionan las conductas de las personas. Es importante analizar y rebatir su supuesta verdad, para ser capaces de construir una imagen más realista de la vejez, con las pérdidas y ganancias propias, tal como ocurre en las otras etapas de la vida. Las tres teorías mencionadas ayudan a comprender los diferentes estilos de vida de las personas mayores, según se ajustan a sus diferentes características de personalidad, creencias, gustos y preferencias, no existiendo estilos mejores o peores, sino consecuentes con lo que los individuos son en sí. Esto permite detenerse a pensar qué tipo de viejo se quiere ser y mientras más información se maneje, más amplia será la gama para elegir, llegando a visualizar un estilo que sea el más acorde con cada personalidad y que asegure una buena calidad de vida. Si bien es cierto que la imagen cultural de la vejez está cambiando paulatinamente en el país, aún queda mucho por hacer. Hoy las personas cuentan con información que antes no existía para construir un nuevo paradigma de la vejez, que incluya deshacer los antiguos mitos y atreverse a vivir un envejecimiento activo, participativo y pleno, que haga de esta etapa de la vida un período tan grato de vivir como lo han sido las etapas anteriores. Con los elementos presentados en este capítulo, se pueden conocer algunas de las opciones que existen al momento de jubilar, en cuanto a estilos de vida que se pueden adoptar con el debido discernimiento e introspección personal. Esa es la invitación que hacemos en el momento en que se acerca el retiro laboral, que marca el inicio de un largo período, que merece ser cuidadosamente planificado y que es una nueva oportunidad vital.

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Glosario Gerontología

Imágenes culturales

Ciencia que trata el envejecimiento en todas sus dimensiones; biológica, psicológica, antropológica, económica, política y social. Constituye el enfoque más general del envejecimiento.

Son creaciones que una determinada sociedad hace de un grupo de personas o situaciones. Estas representaciones pueden influir en la conducta individual y colectiva.

Políticas sociales

Integridad v/s desesperación

Conjunto de directrices, orientaciones, criterios y lineamientos que conducen a la preservación del bienestar y de la calidad de vida de los individuos pertenecientes a un cierto grupo social.

Según la denominación de Erik Erikson, es una crisis que ocurre en el último estadio del ciclo vital (vejez). En éste el individuo mira hacia atrás y evalúa su vida. Si el desarrollo de ésta ha sido el adecuado, tiene un sentimiento de integridad, coherencia y totalidad; en caso contrario, siente desesperanza.

Estereotipos y mitos Conjunto de creencias, habitualmente no fundadas en lo real, acerca de las características de los miembros de un grupo determinado, que se generaliza a casi todos los miembros del grupo.

Prejuicio Se define como un “juicio previo”. Puede ser una creencia, actitud, u opinión que una persona, o grupo de personas, se forman de antemano acerca de algo o alguien, sin tener información suficiente.

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Bibliografía Brandolín, A. (2006) Estereotipos sobre la vejez en noticieros televisivos. UNIrevista. Recuperado 20 de noviembre de 2009 de http://www.unirevista. unisinos.br/_pdf/UNIrev_Brandolin.PDF

Lorenzo, T. (2008) Sociología del Envejecimiento Apuntes Master en Valoración e Intervención en Gerontología y Geriatría. Universidad de A Coruña.

Barros, C. (2006) Condiciones Sociales del Envejecimiento en El Buen envejecer. Santiago: Programa Adulto Mayor UC.

Naciones Unidas (2006) Manual sobre indicadores de calidad de vida en la vejez. Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) División de Población de la CEPAL.

Barros, C. (1998) Presentación Seminario: ”Discriminación por edad en los distintos campos de la actividad social”. Santiago: Comité Nacional del Adulto Mayor. Erikson, E. (1983) El ciclo vital completado. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica. González, S. (2009) Enfoque biopsicosocial de la afectividad y la sexualidad en Tareas y Desafíos de la Madurez. Santiago: Programa Adulto Mayor UC. INP (2006) Aprendizaje Mayor: Guía de orientaciones gerontológicas para el aprendizaje de personas mayores. Santiago: Editorial Atenas.

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SENAMA (2004) Mitos sobre la vejez: manual para talleres. Santiago. Recuperado el 30 de diciembre de 2009 de http://www.senama.cl/ Archivos/1022.pdf

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