Capítulo 3.3. Lo que las cosas dicen sobre el espacio / Tesis: Escrituras sobre un libro/inmueble: hacia la conceptualización del espacio en la Vie mode d´emploi de Georges Perec a partir de sus relaciones intermediales

May 25, 2017 | Autor: Susana T. Santoyo | Categoría: Georges Perec, Intermedialidad, Literatura Comparada, Espacio
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Descripción

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE POSGRADO EN LETRAS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS

Escrituras sobre un libro/inmueble. Hacia la conceptualización del espacio en La Vie mode d’emploi de Georges Perec a partir de sus relaciones intermediales

TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRA EN LETRAS (LITERATURA COMPARADA)

PRESENTA: SUSANA TREJO SANTOYO

TUTORA: DRA. NORMA SUSANA GONZÁLEZ AKTORIES FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, UNAM

Ciudad Universitaria Cd. Mx., diciembre de 2016

96 nécessairement avoir pour cadre ces chambres étroites où il n’y a place que pour le lit, un placard et XV

une étagère à confitures pour les fins de mois difficiles

(266).

La diferencia que persiste, entrado el siglo XX, da cuenta de cómo las marcas y límites del espacio siguen modificando las costumbres de los habitantes tiempo después de perder su función. Y en este caso, su representación refuerza esta característica del espacio social, habitable. Si en Benjamin y Harvey se habla de las relaciones sociales personificadas en las cosas, Perec, en su preocupación por el mundo en movimiento, subraya que este proceso es de doble vía, las cosas y los espacios modifican a las personas.

3.3. Lo que las cosas dicen sobre el espacio

El otro lado del tapiz. Las cosas. Jorge Luis Borges. El oro de los tigres

Para Walter Benjamin, en el París del siglo XIX, la relación con los objetos y las personas inaugura una etapa que se desarrollará durante el siglo XX y se relaciona con el consumo de las cosas; esta relación está marcada fuertemente en la figura del coleccionista: El coleccionista es el verdadero habitante del interior. [...] Sobre él recae la tarea de Sísifo de poseer las cosas para quitarles su carácter mercantil. Pero les otorga sólo el valor de quien las aprecia, no el valor de uso. El coleccionista no se sueña solamente en un mundo lejano o pasado, sino también en uno mejor, en el que ciertamente los hombres tampoco disponen de lo que necesitan, como en el mundo cotidiano, pero en el que las cosas quedan libres de la servidumbre de tener que ser útiles (44).

Más adelante, dice Benjamin que el interior es “el estuche del individuo particular. Habitar significa dejar huellas” (44); como en un suave molde, las cosas y los habitantes dejan su huella en el espacio, huellas físicas y significativas.

97 Georges Perec estaba muy interesado en las cosas y la relación que éstas tienen con las personas, ya se ha mencionado lo infra-ordinario, el interés por las cosas cotidianas, las que aparentemente no tienen importancia. Como se ha mencionado anteriormente, Perec invita en su texto l’infra-ordinaire a hacer preguntas a los objetos más ordinarios, para descubrir rasgos de las personas, de quien los posee, de quien convive con ellos; acaso porque las cosas están más conscientes de las huellas que se van dejando en el espacio y en la historia: Comment parler de ces « choses communes », comment les traquer plutôt, comment les débusquer, les arracher à la gangue dans laquelle elles restent engluées, comment leur donner un sens, une langue : qu’elles parlent enfin de ce qui est, de ce que nous sommes. Peut-être s’agit-il de fonder enfin notre propre anthropologie : celle qui parlera de nous, qui ira chercher en nous ce que nous avons si longtemps pillé chez les autres. Non plus l’exotique, mais l’endotique

XVI

(l’infra-ordinaire 11-12).

Perec supone en esta personificación de las cosas una relación con las historias individuales que a la vez puede hablar de algo general, otra antropología. Por su lado, David Harvey, verá claramente la personificación de la ciudad y las cosas en la literatura del siglo XIX, particularmente en Balzac, y a partir de sus observaciones dirá: “Las relaciones materiales entre la gente se hacen evidentes en todas partes, como se hacen evidentes las innumerables maneras por las que la relaciones sociales se personifican en las cosas. Por ello, cualquier reconstrucción de las cosas supone una reconfiguración de las relaciones sociales” (74). Georges Perec indicaba ya en el proyecto de revista La ligne générale que los objetos y su representación tendrían gran peso en su trabajo; así lo demostró en su primera novela, Les choses, donde la pareja protagonista está marcada, por un lado, por su clase: “ce jeune couple, qui n’était pas riche, mais qui désirait l’être, simplement parce qu’il n’était pas pauvre, il n’existait pas de situation plus inconfortable”XVII (17); pero también por su fuerte relación con el consumo y el

98 significado de los objetos en su vida: “Il leur semblerait parfois qu’une vie entière pourrait harmonieusement s’écouler entre […] ces objets si parfaitement domestiqués qu’ils auraient fini par le croire de tout temps créés à leur unique usage, entre ses choses belles et simples, douces, lumineuses”XVIII (16); en dicha novela, se podría localizar la continuación de lo que Benjamin observó para el siglo XIX, pero en lugar de una burguesía naciente, la pareja de Les choses pertenece a una clase intermedia, por no decir media, ni pobre, pero que aspiraba a un lugar cercano al de la posesión y comodidad de la riqueza. Por otro lado, las descripciones de los objetos y los lugares señala el complejo entramado entre el lugar y el habitante. Ahora bien, en La Vie mode d’emploi, hay dos capítulos dedicados a algunas cosas encontradas en las escaleras; son una tentativa de inventario de algunas cosas encontradas a lo largo de los años, son dos, aunque el segundo capítulo es la continuación del primero. En ellos, las ordinarias escaleras son el escenario del extravío de objetos, se podría creer, aún más ordinarios; pues si fueron olvidados es probablemente porque carecían de importancia, podían ser reemplazados de una u otra manera, condición que los hace comunes, dejándolos en el anonimato y la invisibilidad, en un lugar que no parece singular. Las ideas sobre la pertenencia, el interior y la huella pueden servir para pensar cómo las cosas afectan a este lugar interior. Sin embargo, cabría preguntarse antes por el tipo de zona intermedia que es la escalera; pues está entre lo público y lo privado, el exterior y el interior; es una zona de paso, de encuentros y vínculos, entradas y salidas, de movimiento continuo; pero al mismo tiempo, las escaleras parecen inmóviles en el tiempo. Anteriormente se destacó que las escaleras tienen huellas históricas, como aquella puerta del último piso y su alfombra puesta según las costumbres del XIX, las cuales han permanecido casi inalterables a través del tiempo. Si Valène puede recordar la vida del edificio en las escaleras, es

99 porque ahí están condensados el tiempo, las relaciones sociales y las huellas de los habitantes: “Dans les escaliers passent les ombres furtives de tous ceux qui furent là un jour”XIX (Perec, La Vie 87). Si se piensa la escalera como una zona de paso en el edificio, por donde las personas y las cosas entran y salen, una extensión del umbral, se puede llegar a la conclusión de que la escalera, en palabras de Perec es un espacio enajenado, casi hostil: “[il] reste un lieu anonyme, froid, presque hostile”XX (Perec, La Vie 21). En este lugar anónimo se presentan muchos de los personajes más efímeros del libro, como los vendedores de puerta en puerta, gente que espera, visitas. Por ejemplo, en el capítulo XLII Escaliers 6, dos hombres se encuentran en la escalera, en el descanso del cuarto piso, son muy parecidos entre ellos: “tous deux dans la cinquantaine, tous deux avec des lunettes à montures rectangulaires, tous deux vêtus d’un même costume noir, pantalon, veston, gilet…”XXI (231). Todo ello acentúa su carácter anónimo, son vendedores que ofrecen cosas que la gente no necesita; uno vende un libro “une Nouvelle Clé des Songes”XXII (231), que ofrece diciendo que fue escrita en el siglo XVII, pero en realidad fue redactada días antes por un estudiante universitario quien, además, resulta ser español. El otro vendedor promueve un periodiquillo titulado “Debout !"XXIII (232), realizado por los Testigos de la Nueva Biblia. Detenerse en este lugar que puede vivirse en una temporalidad fugaz, pero por donde no parece pasar el tiempo, podría ser una invitación a reflexionar desde lo que Marc Augé plantea sobre el no lugar: “los no lugares son […] instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes” (41), a la vez que son “la medida de la época” (84). Esta idea del no lugar, en este caso particular, debe usarse con conciencia de la escala de la “configuración novelesca”, pues Marc Augé se refiere a lugares muy determinados y constituidos dentro de un territorio con

100 historia, como aeropuertos. La categoría de no lugar en las escaleras funciona60 si se piensa en el inmueble de la calle Simon-Crubellier como un territorio o macrocosmos en el que la escalera representa una gran zona de tránsito, encuentro y anonimato. Dejando claro que esta escalera cumple como la representación de un no lugar en este texto ¿cómo pensar las cosas olvidadas en ellas? Se podría iniciar por el subtítulo que Perec ha usado, y que suena muy familiar dentro de la obra del francés: “Tentative d’inventaire de quelques-unes des choses qui ont été trouvées dans les escaliers au fils des ans” (391, 544), es un inventario en el cual, de principio, se nombra a los elementos del conjunto; sobre este acto nominal dice Veivo: “el simple acto de nombrar destruye lo banal, transformándolo en algo valioso”XXIV (78). Así, estos objetos, al ser inventariados, en principio sin jerarquía alguna, envueltos por la indiferencia duchampiana, son descritos y recobran así su existencia y parte de su sentido. Estos objetos ya no están perdidos, han sido re-conocidos, encontrados. El texto es una lista, como las que son tan características en Perec y de las que se ha hablado en apartados anteriores respecto a otras obras61. Los objetos enlistados no tienen dueño, no se hacen suposiciones de pertenencia, esas asociaciones las deja Perec a los lectores. Los primeros objetos son: Plusieurs photos, dont celle d’une jeune fille de quinze ans vêtue d’un slip de bain noir et d’un chandail blanc, agenouillée sur une plage, un réveil radio de toute évidence destiné à un réparateur, dans un sac plastique des Établissements Nicolas,

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Se puede pensar que tal vez no todas las escaleras sean no lugares, habrá escaleras en inmuebles históricos que tienen escaleras memorables en las que habita el pasado y no tienen contacto, al parecer, con el futuro, como la escalera del Museo de Geología o el Museo Nacional de Arte, ejemplos ambos en la Ciudad de México. E incluso escaleras con un diseño particular como la concebida por el arquitecto Luis Barragán, aunque producto de la modernidad, ha pasado ya a formar parte de la memoria histórica. 61 Ya se mencionaba, al iniciar este capítulo de la tesis, que Perec utilizaba ciertos recursos para poner en duda el realismo, uno de ellos, se dijo, es la lista. Contrasta pues con la descripción detallada de cualquier otro espacio.

101 un soulier noir orné de brillants, une mule en chevreau doré

XXV

(391).

Para contrastar con otro conjunto de objetos en las páginas de La Vie mode d’emploi, se puede mencionar el capítulo XXXIII en el que se describen algunos sótanos; primero se nombra al dueño de dicho lugar, es decir a qué departamento corresponde, luego se describe el lugar y a continuación se enlistan los objetos: Caves. La cave de Gratiolet. Des générations ont empilé là des rebuts que personne n’a jamais rangés ni triés. Ils gisent, par trois mètres de fond, sous la garde inquiète d’un gros chat tigré qui accroupi tout en haut de l’autre côté du soupirail, guette à travers le grillage l’inaccessible et néanmoins pas tout à fait imperceptible trottinement d’une souris. L’œil, s’habituant petit à petit à l’obscurité, finirait par reconnaître sous leur fine couche de poussière grise des restes épars provenant de tous les Gatriolet : le châssis et les montants d’un lit bateau, des skis d’hickory ayant depuis longtemps perdu toute leur élasticité, un casque colonial d’une blancheur jadis immaculée…

XXVI

(197).

En esta descripción, los objetos también están, de alguna manera, olvidados. Sin embargo, pueden ser asociados con sus dueños de manera más sencilla, los Gatriolet habitan el séptimo piso, según consta en el capítulo LVIII (328-334), en el cual se habla de varios miembros de la familia y sus actividades, centrándose en Oliver Gatriolet, herido en la guerra de Argelia en 1956, quien es el actual propietario de un par de buhardillas; la familia, al paso del tiempo, fue perdiendo parte del inmueble y se quedaron sólo con eso. Los objetos del sótano pueden ser asociados al relato de los Gatriolet si se leen los capítulos a la par. Incluso, en el capítulo del sótano se menciona en ocasiones la pertenencia de algunos objetos: “des coquillages et des galets

102 ramassés par Olivier Gratiolet à Gatseau, dans l’île d’Oléron, le trois septembre 1934, le jour de la mort de son grand-père”XXVII (199). Estos objetos, a diferencia de los encontrados en las escaleras, están desordenados, ahí está el verbo épars: dispersos, esparcidos; los de las escaleras forman parte de un inventario, de una lista. Los del sótano son restos (restes), desechos (rebuts), no están completos, carecen de utilidad, ya no son cosas. Aunque en tanto vestigios su utilidad ha cambiado y pueden ahora hablar del tiempo y de sus antiguos dueños. Más allá del estado de los objetos, en este caso parece más interesante el lugar que las cosas62: el sótano. A diferencia del capítulo de objetos perdidos en la escalera, aquí sí hay una descripción de cómo se encuentran los objetos en el lugar, e incluso el punto de vista vuelve a ser importante, el gato está a nivel de calle husmeando por el respiradero; no puede ver, pero escucha un ratón. Hay una relación dentro-fuera que acentúa lo inaccesible, no sólo para el gato, sino al interior de la acumulación desordenada. Para proponer otro nivel de lectura es preciso volver al capítulo de los objetos encontrados en las escaleras. Estos existen, por un lado en el espacio de ficción del inmueble de la calle SimonCrubellier, por otro lado, en el imaginario de las referencias de Perec. Se podría hacer una lista de habitantes y visitantes a los que probablemente los objetos pertenezcan, pero también se puede leer su existencia en el texto desde el inventario paralelo, el Cahier, pues en el texto literario, estas cosas se vuelven elementos intertextuales. Veivo también señala, refiriéndose a la espacialidad en el texto literario, lo siguiente: La representación de escenarios ordinarios es una intrincada parte de la configuración de temas abstractos y problemáticas filosóficas del texto. Además, el mapeo de las expresiones figurativas

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Cabe recordar que siempre, como en cada capítulo, los objetos o frases pueden estar relacionados con las referencias o citas de la lista general. A veces evidentes, a veces veladas. Más adelante se aborda esto.

103 establecido entre dominios concretos y abstractos es crucial para los procesos de inferencia que el lector desarrolla al construir el sentido en el textoXXVIII (215-216).

Esta intrincada representación de los objetos olvidados no está en la descripción, está en las relaciones que establece y que deben inferirse: dirige la lectura hacia las listas de referencias y cosas del “cuadro general de listas” del Cahier des charges. Las referencias que corresponden a cada capítulo implican una búsqueda en la obra del autor señalado y ver qué objeto podría ser el perteneciente a una novela de algún escritor. Aunque no siempre, en el Cahier se señala, además del título de la obra, la página; en otras el capítulo o simplemente se describe lo que será incluido en los cuadernos que contenían las “citas”. Retomando la figura del rompecabezas, lo que para Perec era el corte del contorno de una ficha, a la lectora le ayuda a jugarla y encontrar su lugar63. En un primer ejemplo, en la primera parte del inventario de cosas encontradas en las escaleras, se halla una referencia a Proust: en la página del Cahier se puede leer en la tercera línea de la lista (flecha roja en siguiente imagen) “Proust prisonnière, p 63” (224), referencia que en La Vie mode d’emploi corresponde a: “un soulier noir orné de brillants”XXIX (391), mientras que en el libro de Proust se puede leer: “Albertine avait aux pieds des souliers noirs ornés de brillants que Françoise appelait rageusement des socques”XXX (42). Las relaciones intertextuales que entabla Perec pueden ser evidentes, como la que se ejemplifica con Proust, pero también existen algunas menos evidentes e incluso que no han sido planeadas. Otro ejemplo, también en la primera parte del inventario de cosas encontradas: “une table de logarithmes Bouvard et Ratinet, en mauvais état, avec, sur la page de garde, un cachet : Lycée de Toulouse, et un nom écrit à l’encre rouge : P. Roucher” (392). Camille Bouvart y Alfred Ratinet publicaron el libro Nouvelles tables de logarithmes à cinq décimales, como consta en la edición 63

Cabe recordar que al buscar estas citas y referencias, no se pretende corroborar el cumplimiento de las restricciones en el proceso de escritura, sino exponer los vínculos intertextuales que son parte de la representación de las cosas y el espacio.

104 de 1957 publicada por la editorial Hachette. El cambio de la t final en el apellido de Camille Bouvart por una d, no puede ser una errata, sobre todo si el nombre en tinta roja escrito en el interior del libro “P. Roucher”, es fonéticamente similar a Pécouchet. Se puede también ver en el Cahier que está escrito “une table de log Bouvard et Ratinet” (224), fuera de la lista, al margen de ésta, casi al centro de la página (rodeado en rojo):

105 Bouvard et Pécouchet es un libro publicado en 1881 que Gustave Flaubert dejaría inconcluso debido a su muerte en 1880, es libro de inspiración enciclopédica. Y si algo interesaba a Perec eran los libros y situaciones con la vocación de abarcar y ordenar el conocimiento y el mundo. El nombre de Flaubert está incluido en los cuadernos de citas (Perec Cahier 56) y Bouvard et Pécouchet es un libro incluido en dichas citas; sin embargo, no figura la alusión para este capítulo. Se pueden ver varias notas en el Cahier alrededor de la lista, muchas son notas relativas a la misma lista, otras se refieren a objetos que van a aparecer en el capítulo y que parece que han sido añadidos después del ordenamiento, eso incluye al libro de logaritmos. Si se busca en el índice alfabético de La Vie mode d’emploi la entrada Bouvard, dice “BOUVARD, voir Ratinet, 392” (590), y cuando se consulta Ratinet, dice: “RATINET, voir Bouvard, 392” (615), nunca menciona a Bouvard, ni a Pécouchet explícitamente. Mientras que la entrada, en el índice, de todos los autores que cita, incluído Flaubert, indica las fechas de nacimiento y muerte y luego envía al “post-scriptum”, que inicia con la frase “ce livre comprend des citations, parfois légèrement modifiés de :”XXXI (636), a la cual le sigue el nombre de todos los autores. Además de hacer una referencia al libro de Flaubert, la “tabla de logaritmos” confirma la inclusión de elementos matemáticos, en este caso explícito, pero representado en un objeto. Y también hace referencia a la infancia, tema recurrente en el trabajo de Perec, como se puede ver en W ou le Souvenir d’enfance, de 1975, Je me souviens, publicado en 1978, e incluso Je suis né, libro póstumo publicado en 1990 que recoge algunos textos sobre la memoria. Finalmente, la tentativa de inventario y el recuerdo de la vocación enciclopédica son elementos siempre presentes en la obra de Perec y que inciden en el proceso de escritura. Sobre

106 la enumeración, clasificación, los diccionarios y enciclopedias, el escritor reflexiona en “Penser / Classer”, texto que le da título a la publicación póstuma de 1985. Aquí unas líneas: Mon problème, avec les classements c’est qu’ils ne durent pas ; à peine ai-je fini de mettre l’ordre que cet ordre est déjà caduc. […] je suis pris parfois de frénésie de rangement ; l’abondance des choses à ranger, la quasi-impossibilité de les distribuer selon des critères vraiment satisfaisants font que je n’en viens jamais à bout, que je m’arrête à des rangements provisoires et flous, à peine plus efficaces que l’anarchie initiale

XXXII

(Penser 161).

En el mismo texto, al hablar de su propio pensamiento, anota: “C’est aussi, et surtout, affaire de montage, de distorsion, de contorsion, de détours, de miroir, voire de formule”XXXIII (171); Perec se pregunta cuál es la relación entre pensamiento y clasificación, si antes de clasificar se piensa, o si para pensar antes es necesario ordenar. La clasificación de las cosas está ligada al pensamiento sobre ellas; de tal manera, en la obra de Perec, el orden y la representación del mundo tienen un vínculo fuerte y estrecho. Y aunque las cosas toman lugar, pero no son precisamente un tipo de espacio, configuran la experiencia y el pensamiento sobre el mundo y por ende sus representaciones, en este caso, del inmueble de la calle Simon-Crubellier. Estos capítulos de la tentativa de inventario de las cosas encontradas en las escaleras, que parecieran los capítulos más propios de la condición de anonimato y tránsito de este espacio, son los capítulos en donde no existe como tal descripción alguna del espacio, pero es la condición de olvido y tiempo la que configura la representación del mismo y, en conjunto, de la vida. Volviendo al nostálgico Valène, quien estando en otra ocasión en las escaleras (en el capítulo XXVIII, Dans l’escalier 3) vuelve a pensar en la historia del inmueble, en la gente que entra y sale, para llegar al pensamiento profundo y fino sobre las cosas:

107 Il se mettait à penser à la vie tranquille des choses, aux caisses de vaisselles pleines de copeaux, aux cartons de livres, à la dure lumière des ampoules nues se balançant au bout de leur fil, à la lente mise en place des meubles et des objets, à la lente accoutumance du corps à l'espace, toute cette somme d'événements minuscules, inexistants, irracontables — choisir un pied de lampe, une reproduction, un bibelot, placer entre deux portes un haut miroir rectangulaire, disposer devant une fenêtre un jardin japonais, tendre d'un tissu à fleurs les rayons d'une armoire — tous ces gestes infimes en quoi se résumera toujours de la manière la plus fidèle la vie d'un appartement

XXXIV

(165).

Inicia en los objetos mínimos, en la escala de la lámpara, de una caja de libros, hasta llegar al departamento. Como en Espèces d’espaces, la escala progresiva va alcanzando amplitud, pero a sabiendas de que la extensión no implica la totalidad de las cosas, ni del espacio. Por último, se puede rescatar una idea recurrente en el trabajo de Perec que puede sintetizar el lugar y función de los objetos. Las cosas relacionan al cuerpo con el espacio, lo acostumbran y lo amoldan a éste.

3.4. Notas sobre espacio abstracto: plano cartesiano y orden

Spatium est ordo coexistendi. Leibinitz, citado por W. J. T. Mitchell, The language of images

Marcel Duchamp, como ya se dijo, miembro fugaz del OuLiPo y padre involuntario del arte conceptual, construyó también nociones en torno a la abstracción. En sus notas para la realización, entre 1915 y 1923, de The Bride Stripped Bare by Her Bachelors, Even (The Large Glass), señala relaciones con las matemáticas, como el álgebra. No sorprende que el título de su obra póstuma: Étant donnés: 1° la chute d'eau, 2° le gaz d'éclairage, inicie con esa frase ya del

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