Capítulo 14. Elementos de iluminación

July 8, 2017 | Autor: José Ramos Muñoz | Categoría: Hunter-Gatherer Archaeology, Upper Palaeolithic, Palaeolithic Art, Lampes Antiques
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Descripción

CUEVA DE ARDALES (Málaga) INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS 2011 - 2014

José Ramos, Gerd-C Weniger, Pedro Cantalejo y María del Mar Espejo (Coordinadores)

Ediciones Pinsapar 2014

© José Ramos, Gerd-C. Weniger, Pedro Cantalejo y María del Mar Espejo (coordinadores) © Ediciones Pinsapar www.edicionespinsapar.com - correo electrónico - teléfono Ediciones Pinsapar es un sello editorial perteneciente a Micogest. Gestión, Educación y Turismo Medioambiental, S.L.L.

Entidades colaboradoras: Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía Ayuntamiento de Ardales Universidad de Cádiz (Grupo de Investigación HUM-440) Neanderthal Museum Unicaja Obra Social



Primera edición: mayo de 2014



Director de colección: José Ramos Muñoz



Diseño de cubierta: Álvaro Sedeño Márquez



ISBN: 978-84-xxxxx-xx-1



Depósito Legal: MA xxx-2014 Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información ni transmitir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado –electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc.–, sin el permiso previo y por escrito de los autores. Son Derechos Reprográficos, vela por el respeto de los citados derechos.

CUEVA DE ARDALES (Málaga) RESULTADOS DE LAS PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS CON GEORRÁDAR, SONDEOS Y DOCUMENTACIÓN GRÁFICA DEL ARTE RUPESTRE 2011 - 2014 ÍNDICE Capítulo 1. Introducción. Gestación del proyecto y equipo interdisciplinar José Ramos y Gerd-C. Weniger ................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Capítulo 2. Localización geográfica y descripción de la cavidad Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, José Ramos, Gerd-C. Weniger y Javier Medianero ......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Capítulo 3. Enmarque geológico. Génesis, evolución y geocronología Juan José Durán y Pedro Agustín Robledo Ardila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Capítulo 4. Historia de las investigaciones Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, José Ramos y Gerd-C. Weniger ................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Capítulo 5. Resultados de la actividad arqueológica puntual 2011-2012 José Ramos, Gerd-C. Weniger, Andreas Pastoors, Jörg Linstädter, Pedro Cantalejo y Javier Medianero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Capítulo 6. Investigaciones geofísicas y perforaciones Nicole Höbig, Klaus Reicherter y Martin Kehl . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 Capítulo 7. Nueva Topografía Dirk Hoffmeister, Stefan Zellmann, Andreas Pastoors, Martin Kehl, Pedro Cantalejo, José Ramos, Gerd-C. Weniger y Georg Bareth .............. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

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Capítulo 8. Sedimentología y Micromorfología Martin Kehl ......................................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 Capítulo 9. Dataciones C14 Janet Rethemeyer ................................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Capítulo 10. Estudio polínico de la secuencia AD Blanca Ruiz Zapata y María José Gil García .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Capítulo 11. Informe Paleontológico María Patrocinio Espigares, Sergio Ros-Montoya, José Antonio Riquelme, Bienvenido Martínez Navarro y Paul Palmquist ................................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Capítulo 12. Arqueometría Raman Cristina Capel Ferrón, Susana Jorge Villar, Juan T. López Navarrete y Víctor Hernández Jolín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 8

Capítulo 13. Aplicaciones con escáner a los grabados prehistóricos Andreas Pastoors y Pedro Cantalejo ........... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 14. Elementos de iluminación Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, José Ramos y Gerd-C.Weniger ................................ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 15. Materias primas líticas. Estudios arqueomineralógicos y geoarqueológicos Salvador Domínguez-Bella, José Ramos, Gerd-C. Weniger, Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, Javier Medianero, Serafín Becerra y Lidia Cabello ................ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 16.Tecnología lítica tallada José Ramos, Gerd-C. Weniger, Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, Salvador Domínguez-Bella, Andreas Pastoors, Jörg Linstädter, Javier Medianero, Serafín Becerra, Lidia Cabello, José María Gutiérrez, Antonio Barrena, Eduardo Vijande y Juan Jesús Cantillo .............................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Capítulo 17. Investigación del Arte Rupestre Prehistórico Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, José Ramos y Gerd-C. Weniger y Andreas Pastoors ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Capítulo 18. Valoración interdisciplinar y perspectivas de estudio para un proyecto general de investigación José Ramos, Gerd-C. Weniger, Andreas Pastoors, Martin Kehl, Jörg Linstädter, Pedro Cantalejo, Javier Medianero, María del Mar Espejo, Juan José Durán, Salvador Domínguez-Bella, Blanca Ruiz, María José Gil,Víctor Hernández, Susana Jorge Villar, Cristina Capel Ferrón, Juan T. López Navarrete, José Antonio Riquelme, Paul Palmquist, María Patrocinio Espigares, Sergio Ros-Montoya, Bienvenido Martínez-Navarro, Klaus Reicherter, Nicole Höbig, Dirk Hoffmeister, Serafín Becerra, Lidia Cabello, Juan Jesús Cantillo, Eduardo Vijande, José María Gutiérrez y Antonio Barrena . . . . . . . . . . . . . . 195 Bibliografía ....................................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201 9



CAPÍTULO 14

Elementos de iluminación Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo, José Ramos y Gerd-C Weniger Medios de iluminación y exploración durante la Prehistoria en la cueva de Ardales (Málaga) En los últimos treinta años se ha producido un notable avance en el conocimiento del arte rupestre conservado en la Cueva de Ardales. Los distintos proyectos han permitido el análisis pormenorizado de más de doscientos cincuenta paneles gráficos que contienen un millar de motivos inventariados, provocando un acercamiento a los temas y las técnicas de ejecución de una de las colecciones paleolíticas más relevantes del sur de la Península Ibérica. Más del noventa y cinco por ciento de estas representaciones se realizaron en espacios de total oscuridad, sin referencias directas con la boca de entrada, único punto iluminado de forma natural de esta gran cavidad. En paralelo, durante la realización de las tareas de estudio del Arte Paleolítico, se han ido detectando evidencias de la exploración en zonas peligrosas y vestigios con trazas de actividades de combustión (Cantalejo et al. 2005), que ofrecen claves de gran interés para el conocimiento de las incursiones espeleológicas paleolíticas. Entre los diversos restos contabilizados destacamos, por su número, aquellos que se relacionaron con la iluminación de los espacios subterráneos, llegando a diferenciar, por el momento, tres categorías de hallazgos:  Lámparas que pudieron ser portátiles o fijas, según su tamaño.  Puntos fijos de iluminación con restos prolongados de combustión.  Bases de estalagmitas fracturadas para obtener lámparas. Asimismo, han sido documentadas otras evidencias relacionadas con la exploración y el arte rupestre:  Restos de una cuerda trenzada de esparto concrecionada.  Fragmento de estalagmita destinado a mortero de pigmentos.  Esfera de roca con grabados realizados a punta de buril.

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Descripción de la cavidad y de las actividades relacionadas con la iluminación y la exploración La Cueva de Ardales (Málaga) es, en realidad, un complejo subterráneo de dos cavidades con sus propias bocas de acceso (Ramos et al 1998). Una de ellas sigue colapsada e inaccesible y la otra, conocida desde 1821, permite el acceso a una gran cavidad natural que conserva más del 90% de los vestigios prehistóricos conocidos por la investigación (Cantalejo et al. 2006).

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La boca de entrada (565 m.s.n.m.) da acceso, de forma inmediata, a un gran cono de sedimentos de veinte metros de desnivel que se transforma en una sala de volúmenes monumentales, en cuyo espacio central destacan columnas de hasta veinticinco metros de altura. El acceso natural se abre en dirección norte y, por tanto, nunca recibió los rayos solares; sin embargo, se ha comprobado que la iluminación, durante un día claro, crea un espacio de penumbra que permitiría el descenso al cono de sedimento y llegar hasta el principio de la gran Sala de las Estrellas, conocida así desde la apertura de la cueva al público en 1852. Desde la parte final del cono de sedimentos, se accede a dos rutas bien diferenciadas, situadas a ambos lados de las grandes columnas que presiden el centro de la Sala de las Estrellas. Una de ellas nos sitúa junto al ámbito donde se encuentran dos manos aerografiadas negativas, cercanas a ellas, tres representaciones de fauna (un bóvido, un cáprido y un équido), varias manchas y digitaciones. En este primer espacio, previo al entorno de las manos aerografiadas negativas, se han detectado roturas en estalagmitas que relacionamos con la obtención de lámparas portátiles (Figura 14.1: puntos 01 y 02). Así como varias zonas, situadas en conjuntos estalagmíticos, que conservan restos de combustión prolongada (Figura 14.1: puntos 5, 6 y 7). Volviendo a la base del cono de sedimentos se han localizado estalagmitas fracturadas, con claros indicios de que sus fragmentos sirviesen como lámparas fijas o portátiles (Figura 14.1: puntos 3 y 4); asimismo, uno de ellos conserva, a escasos centímetros de la rotura, una zona de concentración de residuos de la combustión (Figura 14.1: punto 3). Junto a estas evidencias de iluminación, varios paneles con pintura roja jalonan este espacio, son todos expresiones abstractas (signos y manchas). Algo más al interior, junto a unos signos pintados y grabados y un motivo faunístico (équido), se localizó un gran fragmento suelto de estalagmita convertido en lámpara (Figura 14.1: punto 8).

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Figura 14. 1: Plano general de la Cueva de Ardales y puntos relacionados con la iluminación (1 al 13); la exploración (A) y el Arte Paleolítico (B y C)

Dejando atrás la gran Sala de las Estrellas, un inmenso caos de bloques da acceso a una empinada galería, donde el abate Henri Breuil descubrió, en 1918, las primeras grafías paleolíticas: una docena de figuras de animales que publicó en París (Breuil 1921). Tras la revisión realizada entre 2002 y 2005, se inventariaron más de seiscientos motivos gráficos paleolíticos y entre todas esas grafías conservadas en la conocida como galería del Calvario, fue localizada una lámpara (Cantalejo et al. 2006) de gran tamaño (Figura 14: punto 9). Asímismo, en este mismo gran espacio artístico, se han localizado en el suelo, junto a algunos paneles gráficos, numerosas manchas provocadas por la combustión, sin que por el momento, podamos aportar más datos sobre el uso de estos vestigios como puntos de iluminación del arte o como apoyo de la progresión de los exploradores prehistóricos.

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Fuera de los grandes espacios subterráneos que se integran en la Sala de las Estrellas, destaca la Galería de los Laberintos, que está conformada por una serie de espacios donde alternan corredores de techos altos con laminadores estrechos y bajos. Artísticamente, podría considerarse una zona marginal, puesto que la única temática que se desplegó en sus espacios fueron signos y manchas, realizados, fundamentalmente, con los dedos. En los inicios de este tramo, una estalagmita fracturada conserva restos de combustión (Figura 14.1: punto 10); al fondo del corredor, en una estancia algo más amplia, se detectó una lámpara con restos de carbón y, junto a ella, la estalagmita rota de donde se obtuvo el fragmento que sirvió como elemento de iluminación portátil (Figura 14.1: punto 11). Es, por el momento, el único caso donde se ha podido remontar la base y el producto obtenido, ofreciendo así, un marco práctico excepcional del procedimiento de fabricación de las lámparas en la Cueva de Ardales. El resto de puntos de iluminación localizados en el yacimiento, están situados en las denominadas Galerías Altas, un espacio subterráneo, descubierto en 1981, y donde se conservan numerosos vestigios prehistóricos intactos. A esa cavidad, que mantiene su boca de entrada colmatada de sedimentos, se accede, en la actualidad, mediante la realización de una escalada de dieciocho metros. En su interior, se han detectado una lámpara portátil, situada muy cerca de varios paneles con Arte Paleolítico (Figura 14.1: punto 12) y, junto a una estructura semicircular realizada con piedras de mediano tamaño. En una sala contigua, a la que se accede por un estrecho corredor, se ha estudiado una estalagmita fracturada que sirvió como punto de iluminación fijo, dada la gran concentración de residuos de la combustión que contiene (Figura 14.1: punto 13). La necesidad de disponer de iluminación para la práctica totalidad de actividades, fue dejando una serie de vestigios que, hasta hace pocos años, no se habían abordado desde una perspectiva que integraran los diversos usos de la cueva (Cantalejo y Espejo 2013): como refugio esporádico de grupos humanos, como contenedor de las manifestaciones gráficas desplegadas en su interior y como depósito funerario. En la práctica, todas estas actividades implicaron el uso, necesario, de elementos artificiales de exploración y, sin embargo, la investigación arqueológica sobre las lámparas es relativamente escasa, sobre todo en la Península Ibérica donde o no se han detectado o no se han estudiado convenientemente. En el área cantábrica (Asturias, Cantabria y País Vasco) se han estudiado lámparas

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en el interior de las cuevas de Tito Bustillo, El Covarrón, Llonín, El Juyo, El Pendo, Santimamiñe, Bolinkoba, Ermittia y Abauntz (De la Rasilla et al. 2010); en el sur de la Península Ibérica (Albacete, Granada y Málaga) se han documentado en El Niño (inédita), Malalmuerzo (Cantalejo 1983), Ardales (Cantalejo et al. 2005), Nerja (Sanchidrián et al. 2013), El Higuerón (inédita) y la Pileta (inéditas). La mayor parte de lámparas publicadas en la Península Ibérica son portátiles, aunque también se han localizados fijas, sobre estalagmitas modificadas, o sobre fragmentos rocosos estalagmíticos pesados y, por tanto, difícilmente transportables. En la Cueva de Ardales hemos identificado trece puntos relacionados con la iluminación del recinto subterráneo: 01. Base negativa de una estalagmita fracturada (Lámina 14.1) Situada al final de la gran escalinata, construida en 1852 a expensas de Doña Trinidad Grund, en la zona donde se estabilizó el cono de sedimentos que proviene de la boca de entrada, se ha conservado la base negativa de la estalagmita y la huella dejada por la rotura de su extremo: un fragmento ovalado y cóncavo que, probablemente, serviría de receptáculo para una lámpara portátil.

Lámina 14. 1: Detalle de la huella negativa provocada por la extracción, mediante golpeo, de una estalagmita

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02. Huella negativa de una estalagmita fracturada (Lámina 14.2) Localizada a escasa distancia de la anterior, presenta la impronta negativa provocada por la rotura de una estalagmita, con la probable intención de obtener un fragmento cóncavo, idóneo para ser usado como receptor de combustible.

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Lámina 14. 2: Detalle de la base negativa provocada por la rotura de una estalagmita

03. Base negativa de la rotura de una estalagmita y punto de concentración de residuos de la combustión (Lámina 14.3) Situados en la parte superior de una gran estalagmita, accesible desde el nivel base de la Sala de las Estrellas, se han localizado la huella negativa, producida por el golpeo de una estalagmita y, junto a ella, una zona cóncava con evidentes residuos de combustiones prolongadas. Lámina 14. 3: Detalles de la fractura de una estalagmita situada junto a un punto de combustión con una importante acumulación de residuos carbonosos

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04. Base negativa producida por la extracción de un fragmento de estalagmita (Lámina 14.4) Descubierta en un nivel inferior de la Sala de las Estrellas, en el límite del cono de sedimentos con su parte más baja, se localiza una pequeña estalagmita, cuyo ápice ha sido fracturado de forma intencional para obtener una pieza cóncava. El golpe fue muy certero, puesto que no ha dejado esquirlas en el negativo observado. La forma ovalada que surgió del lascado del ápice de esta estalagmita es, en la práctica, la idónea para servir de contenedor o recipiente del combustible graso. No se ha localizado, por el momento, la pieza resultante en el entorno inmediato de esta sala.

125 Lámina 14. 4: Extremo de una estalagmita golpeada para extraer un ápice cóncavo

05. Estalagmita fracturada utilizada como lámpara fija (Lámina 14.5) Situada en la Sala de las Estrellas, en el entorno de las manos negativas aerografiadas, se trata de una estalagmita fracturada, de algo más de ciento cincuenta centímetros de alto, que conserva restos carbonizados y muy concrecionados, con residuos de una combustión continuada, que dejó fragmentos, incluso en parte del fuste de la columna estalagmítica. La continuidad del goteo en estas estalagmitas fracturadas, han concrecionado los residuos hasta el punto que se encuentran atrapados por varios centímetros de cristales de carbonato cálcico. En el futuro proyecto general de investigación, este proceso de calcificación puede ofrecer, gracias a las dataciones de estas costras litoquímicas, fechas muy concretas y complementarias a las que ofrezca el material orgánico a través de los análisis del C14. Asimismo, la relación entre las pinturas de manos y, al menos tres puntos fijos, plantea que algunos de estos paneles gráficos se convirtieran en objetivos de las incursiones de esta cavidad

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durante distintas visitas espeleológicas, y no sólo cuando fueron realizados los motivos.

Lámina 14. 5: Tramo final de una estalagmita fracturada que conserva residuos de la combustión de materia orgánica

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06. Estalagmitas fracturadas, una de ella utilizada como lámpara fija (Lámina 14.6) Localizadas a escasos tres metros de la anterior, en el mismo entorno donde se aerografiaron las manos negativas; en este caso estamos, de nuevo, ante un grupo estalagmítico que fue intencionalmente fracturado para obtener bases cóncavas a cierta distancia del suelo que, tras recibir el combustible y la mecha, sirviese como punto de iluminación fijo relacionado con las manos negativas, consideradas unas de las grafías más antiguas del yacimiento. La estalagmita que contiene los residuos de la combustión, se sitúa junto a otra que fue también fracturada, pero el golpe provocó una fuerte inclinación en la rotura basal, por lo que no pudo ser usada como recipiente para el Lámina 14. 6: Estalagmitas fracturadas. Una de ellas combustible. sirvió como punto de iluminación fija

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07. Manchas de residuos de combustión localizadas en el lateral de una gran estalagmita (Lámina 14.7) Se trata del tercer punto con residuos de la combustión localizado en el entorno inmediato de las manos negativas paleolíticas. En este caso, las grandes manchas carbonosas se distribuyen sobre las coladas estalagmíticas, unas veces horizontales y otras inclinadas, con unas dimensiones que demuestran un uso prolongado como punto de iluminación fijo.

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Lámina 14. 7: Manchas carbonosas situadas en una colada estalagmítica junto a los paneles gráficos de las manos negativas paleolíticas

08. Lámpara en un fragmento de estalagmita (Lámina 14.8) Fabricada en el extremo de una estalagmita fracturada, su tamaño hace prácticamente imposible su transporte con una sola mano (12 kilogramos de peso). Fue localizada en una zona relacionada con pinturas y grabados rupestres paleolíticos, junto a signos rojos, haces de líneas grabadas y una figura de équido. Las analíticas RAMAN, fueron aplicadas a la pieza en los laboratorios de la Facultad de Ciencias de la UMA, obteniendo trazas carbonizadas procedentes de la combustión

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de grasas animales junto a partículas de hueso. Lo que implica el uso, más que probable, de tuétano procedente del interior de huesos.

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Lámina 14. 8: Dos vistas de la lámpara obtenida por la rotura del ápice de una estalagmita

09. lámpara de gran tamaño en un fragmento estalagmítico (Lámina 14.9) Situada en la Galería del Calvario, entre los grandes bloques que recibieron gran cantidad de grafías paleolíticas; el fragmento estalagmítico (41 kilogramos de peso), ofrece numerosas manchas carbonosas en su cara cóncava y, como consecuencia de los derrames, los residuos son perceptibles en algunas de sus caras laterales. Las dificultades de acceso de esta galería, muy pendiente, necesitaría de elementos de progresión espeleológica, como sogas y puntos de iluminación, que ayudasen a sus exploradores en el ascenso a los espacios grabados y pintados, tan abundantes en este sector de la cavidad. Fue descrita y publicada en un proyecto de investigación anterior (Cantalejo et al. 2007), dando origen a la realización de este análisis sobre los puntos de luz empleados durante el Paleolítico superior en Ardales.

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Lámina 14. 9:Tres vistas de la lámpara localizada en la Galería del Calvario

10. Residuos de combustión en el ápice de una estalagmita (Lámina 14.10) Situada en una galería marginal, de menor volumen general, configurada linealmente, estrecha y con techos alto en algunos de sus puntos, contiene escasas grafías paleolíticas consistentes en manchas, barras y digitaciones, realizadas mayoritariamente, en rojo. Al inicio de la galería se conservan residuos carbonosos, situados en el extremo roto de una estalagmita, está rodeada de otras roturas que, por su inclinación, no Lámina 14. 10: Residuos de combustión en fueron empleadas como recipientes para la una estalagmita fracturada combustión de materia grasa.

11. Estalagmita fracturada de donde se extrajo una lámpara con residuos de la combustión (Lámina 14.11) En una pequeña estancia denominada del Arquero, situada al fondo del corredor

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anterior, se encontró una estalagmita con la huella de extracción de una gran lasca, que fue encontrada a menos de dos metros de esta base negativa (1.140 gramos de peso). Es el único caso, por el momento, que confirma el procedimiento usado para

130 Lámina 14. 11: Estalagmita fracturada y lámpara procedente de la misma

la extracción de lámparas dado que ha podido remontarse in situ. El procedimiento se inició con un golpeo lateral al ápice de la estalagmita para proseguir, con un golpeo desde arriba a uno de sus laterales, provocando el lascado de unos fragmentos; el mayor de ellos fue el usado como recipiente (lámpara). Junto a estas evidencias sobre los procedimientos de iluminación, varios paneles, sobre todo de puntuaciones/digitaciones, se despliegan en esta pequeña sala. Las manchas y puntuaciones rojas son la única temática paleolítica conservada. En esta misma estancia se ha documentado, no obstante, un esquema postpaleolítico atribuido al Arte Rupestre Esquemático. Se trata de un antropomorfo que representa a un arquero flechando hacia la derecha. Iluminación en las Galerías Altas Las denominadas Galerías Altas de la Cueva de Ardales son, realmente, una cueva situada sobre la gran cavidad habilitada en la primera mitad del siglo XIX. Durante la

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presente actuación arqueológica puntual, se ha documentado, gracias a la realización de sondeos geoarqueológicos, la paleoboca, actualmente sellada por sedimentos a unos cinco metros de profundidad respecto a la superficie de la montaña. El acceso interior, descubierto en 1981, necesita de una escalada de 18 m, permitiendo ascender a esta otra cavidad, que permanecía intacta desde la Prehistoria. El especial cuidado puesto en su conservación, ha permitido que, en la actualidad, presente numerosos sectores con un grado de preservación muy notable. En su interior, se conservan pinturas rupestres paleolíticas, estructuras realizadas en piedra seca y depósitos funerarios. Asimismo, se han detectado dos lámparas, una fija y una portátil, que se integran como elementos de información sobre la iluminación en este espacio complementario.

12. Residuos de combustión en el extremo fracturado de una estalagmita (Lámina 14.12) Localizada en la sala más amplia de las existentes en las Galerías Altas, se trata de una estalagmita fracturada cuyos fragmentos desechados se encuentran aún asociados a la zona. En su ápice cóncavo se detecta gran cantidad de restos carbonizados, residuos de la combustión que también han sido localizados en distintos puntos de los alrededores de la misma. Esta lámpara está pendiente de analíticas, que serán realizadas en el próximo proyecto general de investigación.

Lámina 14. 12: Estalagmita fracturada y usada como contenedor de combustible para la iluminación

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Lámpara portátil en un fragmento de travertino (Lámina 14.13) 13. Localizada en la zona intermedia y estrecha de las Galerías Altas, junto a unas representaciones de manos positiva en color ocre y unas estructuras casi semicirculares realizadas a piedra seca. Se trata de un fragmento de travertino modificado en sus laterales y parte superior, convirtiéndolo en un cuenco ancho poco profundo. Los residuos de la combustión son evidentes, así como la procedencia alóctona de la roca usada (2.800 gramos de peso).

132 Lámina 14. 13: Dos vistas de la lámpara hallada en las Galerias Altas

Elementos relacionados con la exploración y el arte prehistórico Las zonas principales de la Cueva de Ardales no conllevan, en la actualidad, problemas para su progresión; el hecho de que en 1852 se habilitaran en ellas escalinatas y caminos para la realización de visitas programadas por la propietaria Trinidad Grund, favorecen la visita cultural actual del yacimiento, aunque enmascaran, levemente, la configuración prehistórica de las salas y galerías que recibieron las incursiones y los vestigios de los grupos humanos durante los últimos cincuenta mil años. El conocimiento de la topografía prehistórica de la cavidad es uno de los objetivos de este equipo que aspira, por medio de la investigación microespacial y las analíticas, que las nuevas tecnologías permitan conocer cómo fue la escenografía subterránea original que recibió las primeras exploraciones, y las actividades que se desarrollaron en el yacimiento. Para conseguir este fin, es necesario añadir, a la

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investigación de sedimentos arqueológicos y paneles gráficos, el inventario de las trazas de cualquier otra actividad que hayan fosilizado en el propio contenedor (la cavidad). La progresión espeleológica en una cavidad como la que nos ocupa necesita, como hemos descrito en las páginas anteriores, suficientes y eficientes elementos de iluminación, tanto personales (portátiles) como espaciales o de zona (fijos). Pero las dificultades del escenario obligan a los humanos a buscar los caminos más seguros tanto para su exploración, como para su regreso al exterior. Algo que debe tenerse en cuenta por lo exploradores es, que las condiciones de ida pueden ser completamente distintas a las de vuelta, aunque se hagan por las mismas rutas, sobre todo si tenemos en cuenta que los desniveles de más de tres metros, pueden constituirse en dificultades muy notables, si no se cuenta con elementos artificiales de apoyo como cuerdas ancladas en ellos. Varios son los lugares que necesitarían el auxilio de cuerdas para salvar los desniveles y/o la inclinación pronunciada. Estos lugares con dificultades físicas, no obstante, coinciden con entornos subterráneos donde las agregaciones gráficas paleolíticas fueron abundantes y prolongadas en el tiempo. Una de esas zonas complejas, repletas de evidencias, se sitúa en uno de los extremos de la Sala de las Estrellas, junto a pinturas de manos negativas, numerosos signos y varias representaciones de fauna; así como los puntos fijos de iluminación descritos con los números 05, 06 y 07 del mapa (Figura 14.1). Junto a estos elementos, se han localizado restos muy calcificados de una cuerda de esparto trenzado, anclada en una estalagmita de gran tamaño que permitiría la bajada o subida de cuatro metros de desnivel, permitiendo la observación de las manos aerografiadas. Al inicio y mitad del desnivel, se sitúan las lámparas fijas citadas. A: Fragmentos de cuerda trenzada de esparto anclada en una estalagmita (Láminas 14.14 y 14.15) Se han conservado un largo fragmento de cordelería de casi cincuenta centímetros y restos de un segundo cabo suelto, consecuencia del nudo de anclaje a una estalagmita; la cuerda, situada sobre unas grietas provocadas por las coladas de los grandes espeleotemas que enmarcan este sector, servía para destrepar hasta la zona donde se pintaron las manos negativas paleolíticas. La buena conservación

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las formas, pese a la cristalización total de las fibras, describen una cuerda de de esparto de tres ramales, trenzada; la desintegración de los componentes vegetales es mayor cuanto más vertical es el soporte donde se extiende, llegando a desaparecer completamente tras algunas fibras sueltas, calcificadas, a unos cincuenta centímetros de su parte más alta. Rodeando el espacio donde se conserva el resto de cordelería, varios puntos de iluminación que ayudarían a las personas a bajar o destrepar este espacio, cargado de elementos icónicos paleolíticos con las dos manos, garantizando su seguridad.

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Lámina 14. 14: Fragmentos calcificados de una cuerda de esparto trenzada

Ramos, Weniger, Cantalejo y Espejo (editores)

135 Lámina 14. 15:Vista de la colada estalagmítica con los restos de cordelería calcificada

B: Mortero de pigmentos en un fragmento estalagmítico (Lámina 14.16 y 14.17) Fabricado del mismo modo que las lámparas, en el ápice de una estalagmita rota por un gran golpe (5 kilogramos de peso); en este caso, la superficie cóncava que se origina en la rotura fue destinada a machacador de pigmentos (óxidos de hierro). Se localizó bajo grandes manchas de pigmento rojo, en un entorno de estalagmitas fracturadas, en cuyo centro se hallaba. Cercano a este cúmulos de roturas, varios signos pintados, y una serie de grabados finos, que incluyen la imagen de un pequeño équido. Frente a esta pieza y su emplazamiento, se localizó la lámpara número ocho de este capítulo (a 2 metros, sobre un bloque). Estos dos elementos, tanto la lámpara (dedicada a iluminar la sala), como el mortero (dedicado al procesado de pigmentos) y su área de actividad, se situaron en la ruta de acceso a la Galería del Calvario, donde se localizaron la mayor parte de las grafías paleolíticas.

Cueva de Ardales. Resultado de las investigaciones



Lámina 14. 16: Ápice de estalagmita dedicado al procesado de óxidos de hierro

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Lámina 14. 17: Área de procesado de pigmentos rojos. Estalagmitas fracturadas, una de ellas aprovechada como mortero (ver lámina anterior)

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Lámina 14. 18: Canto de arenisca grabados con trazos finos

C: Esfera en un canto de arenisca con grabados a punta de buril (Lámina 14.18) Localizada junto al mortero anterior y la lámpara nº 8 de estas mismas páginas, se trata de una pequeña bola o esfera, ligeramente achatada, de arenisca pulida, probablemente, de forma natural; fue grabada con varios trazos muy finos, que rodean la práctica totalidad de la superficie con líneas paralelas y oblicuas. No presenta un dibujo reconocible sino un ejercicio de precisión, ya que, sólo en algunas intersecciones, rectifica levemente el trazo grabado. Relación espacial entre elementos artísticos, de iluminación y de exploración En un yacimiento paleolítico de grandes dimensiones, con volúmenes espaciales gigantescos, la información que pueden facilitar el conjunto de vestigios situados en un área concreta es muy valiosa, porque pueden ayudar a determinar su relación con las actividades de frecuentación desarrolladas durante la Prehistoria. La cueva de Ardales ha sido objeto de varias revisiones científicas desde los descubrimientos de Breuil en 1918 (Breuil 1921). En los últimos años, se ha actualizado el catálogo del arte rupestre (Cantalejo et al. 2006) y se han realizado los primeros sondeos geoarqueológicos (Ramos et al. en prensa). En estas últimas actuaciones se localizaron elementos relacionados con la presencia humana que, ni forman parte del inventario artístico, ni son los característicos productos arqueológicos; nos encontramos, por tanto, ante evidencias complementarias al conocimiento de las actividades de las sociedades prehistóricas en el interior de la Cueva de Ardales.

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Junto a los análisis directos o en laboratorios que se han realizado sobre este tipo de vestigios prehistóricos, el propio registro minucioso del espacio espeleológico se convierte en algo fundamental. La complejidad de una cavidad natural repleta de formaciones estalagmíticas y bloques, que dificultan su revisión, provoca que la investigación se convierta en una paciente tarea exploratoria, que suele realizarse en un largo periodo temporal y en un medio hostil al ser humano. La contextualización de los diferentes tipos de vestigios: grafías pintadas o grabadas, restos de combustión, elementos de iluminación (lámparas), productos arqueológicos (líticos, óseos) y evidencias de la exploración (cuerdas calcificadas), no se había convertido en un objetivo científico hasta la realización de las últimas investigaciones (actividad arqueológica puntual 2011-13). La intención actual, por tanto, es obtener una aproximación científica a todos los datos posibles, a través de su distribución espacial en zonas concretas de la cavidad.

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I: El entorno de las manos negativas paleolíticas (Lámina 14.19) Situada en uno de los extremos de la Sala de las Estrellas, donde ésta se desploma cuatro metros en un desnivel, y muy cerca de la zona limítrofe entre la penumbra, producida por la luz natural que penetraba por la boca de entrada, y el inicio de los espacios totalmente oscuros de la cavidad. En ella se han detectado cuatro tipos de evidencias humanas: o o o o

Arte Rupestre Paleolítico. Lámparas fijas en estalagmitas. Cuerda de esparto trenzada calcificada. Tubos de huesos utilizados como sopladores.

La concentración de elementos gráficos en esta zona, fue puesta en evidencia en un trabajo que relacionaba estas pinturas con la primera fase de configuración inicial de la cavidad (Cantalejo et al. 2003). La existencia de representaciones de manos negativas aerografiadas supuso, para la Cueva de Ardales, su inclusión en un reducido grupo de cavidades paleolíticas europeas que no llegan a la treintena; las dificultades de datación directa y absoluta de estos motivos, por el momento, no ocultan su interés como referentes cronológicos

Lámina 14. 19: Sala de las Estrellas. Subsector II-C: Distribución del Arte Rupestre Paleolítico, lámparas fijas y fragmento de cuerda calcificada

Cueva de Ardales. Resultado de las investigaciones

del arte arcaico (Petrognani 2013). Si a las evidencias de orden artístico y estilístico sumamos los elementos de iluminación que se han localizado y se están datando en estos momentos, los vestigios de cordelería, imprescindible para facilitar los accesos a estas zonas y el hecho de que se recuperase debajo de una de las manos aerografiadas (Lámina 14.20) dos huesos huecos, uno de ave y otro probablemente de un felino (Lámina 14.21), que pudieron servir de sopladores o aerógrafos de las propias manos (Las Heras, et. al. 2003), convierten esta área de la cavidad en uno de los objetivos de la nueva investigación, y de todos aquellos análisis que faciliten su compresión.

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Lámina 14. 20: Panel con mano negativa aerografiada y situacion de huesos usados como tubos sopladores

Lámina 14. 21: Huesos perforados usados como tubos sopladores para la probable realización del aerografiado en las manos negativas paleolíticas

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II: El entorno del acceso a la galería del Calvario (Lámina 14.22) Situada en el paso natural entre la Sala de las Estrellas y la Galería del Calvario, donde Breuil descubrió y estudió el arte en 1918. Una zona de grandes bloques caídos que abren un camino entre la gran columna y la pared izquierda de la cavidad, dando paso a un gran espacio plano, previo a la máxima concentración de arte rupestre. En este entorno se han detectado cuatro tipos de evidencias humanas: o o o o o

Arte Rupestre Paleolítico. Lámpara fija en un fragmento de estalagmita. Conjuto de estalagmitas rotas, una de ellas transformada en mortero. Mortero para el machacado de pigmento en un fragmento de estalagmita. Esfera de arenisca con grabados finos.

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Lámina 14. 22: Distribución espacial del Arte Paleolítico, mortero, lámpara y esfera grabada

Cueva de Ardales. Resultado de las investigaciones

La concentración de Arte Rupestre Paleolítico de esta zona (Cantalejo et al. 2006), puso en evidencia la mayoritaria presencia de marcas y signos, realizados mediante la aplicación directa de los dedos cargados de pigmento rojo. A este conjunto de motivos pintados se añaden algunos paneles grabados, entre los que destaca un pequeño équido grabado a punta de buril que se conserva muy calcificado por el continuo goteo sobre la cara del bloque donde se realizó. A estas escuetas agregaciones gráficas hay que añadir dos grandes fragmentos de estalagmitas, que fueron destinados a lámpara fija de iluminación y mortero para machacar pigmentos rojos procedentes del óxido de hierro, respectivamente. Por último, situado al pie de un afloramiento natural de óxido, se fracturaron varias estalagmitas. Entre ellas se localizó el mortero descrito. Asimismo, bajo uno de esos gigantescos bloques se recuperó, entre otras pequeñas rocas acumuladas, una esfera que conserva líneas grabadas, muy finas.

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Conclusiones No ha culminado el proceso de estudio en detalle de todas estas evidencias, dado que hay que poner en relación numerosos elementos distintos, dispersos en el vasto yacimiento prehistórico, así como a varios especialistas y laboratorios. Se está a la espera del resultado de los análisis cronológicos, en los casos de residuos orgánicos, y respecto a otras analíticas, se han realizado con tecnología RAMAN (los resultados pueden consultarse en otro capítulo de este volumen). La identificación de algunos elementos orgánicos en las lámparas, demostraría que la grasa de tuétano, procedente del interior de huesos, era uno de los combustibles usados mayoritariamente en este tipo de iluminación, aunque no el único. Las primeras localizaciones de luz fijas se situaron en puntos neurálgicos para visualizar y referenciar los espacios principales destinados al Arte Rupestre Paleolítico (Lámina 14.23). Desde el final del cono de sedimentos que procede de la boca de entrada, se accede a dos sectores bien diferenciados. Uno de ellos recorre un largo trayecto y nos sitúa al pie de la Galería del Calvario (zona de máxima concentración artística); el segundo, nos sitúa junto a la zona de las manos negativas aerografiadas, que se encuentran rodeadas de algunos animales pintados y numerosos signos La zona donde se encuentran las manos negativas fue muy bien pertrechada durante la Prehistoria (Lámina 14.24), el objetivo era mejorar su accesibilidad,

Ramos, Weniger, Cantalejo y Espejo (editores)

Lámina 14. 23: Imagen realizada con el empleo de pequeñas velas situadas en los puntos de iluminación prehistóricos. A la izquierda se observa el camino que accede a la galería de los grabados, en este caso iluminado con dos lámparas fijas; a la derecha, la zona donde se ubican las manos negativas, iluminada con otras dos lámparas fijas

dotándola de varios puntos de iluminación fijos (aparte de las necesarias lámparas portátiles), así como de elementos de cordelería que permitieran el descenso/ ascenso entre las coladas estalagmíticas. La puesta en marcha de toda esta implementa permitiría acceder a un grupo reducido de personas (quizás cinco o seis) sin correr graves riesgos. Este espacio recibió numerosas agregaciones gráficas paleolíticas y es una zona de especial interés para la investigación en el futuro. Los hallazgos de restos carbonizados en la cueva de Ardales son muy numerosos. Aparte de las

Lámina 14. 24: Imagen realizada con pequeñas velas situadas en los puntos de iluminación prehistóricos situados en el entorno de las manos negativas y la cuerda calcificada

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estalagmitas transformadas en puntos de luz, se han detectado en los suelos, junto a los principales paneles con Arte Rupestre Paleolítico conservados en la Galería del Calvario, manchas y restos carbonosos que demuestran el encendido de fuegos en esos entornos repletos de grafías. Así como en la anteriormente mencionada Sala de las Estrellas. Muchos de estos espacios son pequeños lugares bien conservados (Lámina 14.25); otros, sin embargo, son amplios espacios con residuos carbonosos mezclados con los sedimentos pavimentarios (Lámina 14.26 y 14.27).

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Es lógico que en todas las cuevas paleolíticas se emplearan elementos de iluminación pero, o no se han conservado, o han pasado desapercibidos, porque, realmente son raras las investigaciones que informan sobre los métodos que se usaron en las incursiones espeleológicas prehistóricas. Lámparas y fuegos paleolíticos han sido estudiados en numerosas cavidades francesas (Beaune 1987, 2003; Beaune y White 1993; Begouen et al. 2009; Clottes 2001; Clottes Lámina 14. 25: Pequeño punto con res- et al. 2005; Ferrier 1942; Glory 1961; Leroitos carbonosos Gourhan y Allain 1979; Lorblanchet 2010; Ruspoli 1987). Sin embargo, las referencias recientes a la iluminación subterránea prehistórica son escasas en el ámbito de la Cornisa Cantábrica (De la Rasilla et al. 2010) y muy escasas en el resto de la Península Ibérica (Cantalejo et al. 2005, Cantalejo et al. 2006; Sanchidrián et al. 2013), rareza que dificulta su enmarque general en los estudios sobre el Paleolítico superior Mediterráneo. A estas evidencias, escasamente inventariadas y estudiadas, se le suman otras pruebas de las incursiones paleolíticas en el interior de este yacimiento: roturas de estalactitas y estalagmitas para colocarlas en posturas y lugares distintos a su origen natural (Lámina 14.28), agrupaciones de piedras y el abandono de algunos Lámina 14. 26: Espacio con restos carbonosos

productos líticos en sílex o en hueso, en

Ramos, Weniger, Cantalejo y Espejo (editores)

lugares que podrían considerarse escondrijos, entre otros. Es necesario, por tanto, incluir todo tipo de evidencias en las nuevas investigaciones, intentando reinterpretar científica-

Lámina 14. 27: Espacio con restos carbonosos

Lámina 14. 28: Estalactita fracturada y clavada entre estalagmitas

Lámina 14. 29: Lámpara junto a restos óseos de ciervo

mente los espacios subterráneos. Evidentemente, hay numerosos puntos arqueológicos que tendrán que incluirse en las próximas intervenciones, entre ellos: las zonas internas próximas a la entrada situadas en el límite de la luz natural, los entorno de concentración del Arte Rupestre Paleolítico, y aquellos espacios habilitados en época de Trinidad Grund (1852), que se situaron sobre lugares arqueológicos claves y que atesoran información recuperable. Es el caso de unos restos óseos de cérvido, que se encuentran junto a un fragmento estalagmítico que presenta una concavidad en uno de sus extremos. La posibilidad de que nos encontremos frente a otra lámpara o recipiente usado durante la Prehistoria, es alta, y podrá ser aclarada en próximas actuaciones (Lámina 14.29). Las numerosas grafías paleolíticas controladas (más de doscientos cincuenta paneles pintados o grabados), fueron realizadas durante una importante horquilla temporal

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(Fortea 2005; Petrognani 2013) y conllevaron actividades necesarias y complementarias que dejaron sus huellas.

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Asimismo, habrá que revisar con eficiencia las numerosas roturas y desplazamientos de estalactitas y estalagmitas, dado que desconocemos su función dentro del yacimiento. Por último, las dificultades de análisis cronológicos de estos vestigios, no deben impedir que en futuros proyectos de investigación, deban seguir aplicándose nuevas tecnologías al conocimiento de estas, hasta ahora, poco estudiadas, evidencias de los usos de la Cueva de Ardales por las Lámina 14. 30: Análisis RAMAN de restos carbonosos sociedades prehistóricas (Lámina junto a las manos negativas paleolíticas 14.30). En definitiva, el análisis microespacial ofrece óptimas posibilidades en la práctica totalidad del espacio subterráneo. En la línea de lo planteado por miembros del equipo en otros yacimientos (Pastoors y Weniger 2011), en un futuro proyecto general de investigación intentaremos profundizar en estos aspectos de ubicación microespacial de objetos y productos arqueológicos en relación a la zonas, ubicación de motivos artísticos, de posibles estructuras y de áreas de actividad, como vía de obtención de información sobre prácticas sociales en la cavidad.

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