Capitalismo, el Estado y el Campesino en México

August 22, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Mexico, Desarrollo y Sociedad, Desarrollo Sociopolìtico cultural y econòmico
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Descripción

Capitalismo, el Estado y el Campesino en México

Fernando Alvarez Simán 1988

CAPITALISMO, EL ESTADO Y EL CAMPESINO EN MEXICO

UN ESTUDIO SOBRE LA REGION DEL SOCONUSCO

EN CHIAPAS.

FERNANDO ALVAREZ SIMAN

1988

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A Marta, Cristal y María Fernanda ......porque mucho he aprendido de su mundo de fábula.

A mis padres y hermanas.......de quienes he recibido comprensión y apoyo.

A Amaia ....... a quien le deseo un mundo más justo que el que me ha tocado vivir.

A Goiz-Alde ...... porque ella hizo posible este trabajo.

Al pueblo de México..... que en su espíritu atrapa toda la rima del universo

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AGRADECIMIENTOS

La elaboración de este trabajo es en respuesta a las interrogantes que en los últimos años me han surgido. La decisión de responder a éstas se vio enriquecida por el trabajo de algunos compañeros, algunos de corte académico y otros en el sector público. El trabajo de Juan Pohlenz, me ilustró ampliamente sobre el problema agrario de las plantaciones en el Soconusco. Mi agradecimiento a todos aquellos que me dieron apoyo material e institucional, espero que compartan mi satisfacción con este trabajo terminado. Mi estancia en el Reino Unido tuvo apoyo económico del Consejo Británico, de Septiembre de 1985 a Abril de 1986. De Mayo de 1986 a Marzo de 1987 se realizaron las investigaciones de campo con el apoyo de la Dirección General del DIF Chiapas, de la comisión de Fortalecimiento Municipal (FORTAM) y del Instituto de Seguridad Social para los trabajadores del Gobierno del Estado de Chiapas (ISSTECH). De Abril de 1987 a Julio de 1988 el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología me otorgó una beca. Sin el apoyo económico de estas instituciones hubiera sido imposible culminar el presente documento. Mi admiración y profunda gratitud al Doctor Michael Redclif por sus sugerencias en relación a la metodología y estructura del material, así como, por sus observaciones críticas y notas precisas. A Graham Woodgate porque sus comentarios sobre el material fueron un estímulo consistente. A María Eugenia Alvarez quien con paciencia y entusiasmo me acompañó al inicio de éste proyecto, y siempre me contagió de su entusiasmo y extraordinaria serenidad. En el desarrollo del primer borrador su apoyo constante me permitió ver el final del trabajo. El perfeccionismo, esencial en cualquier investigación me llevó frecuentemente a cambios del borrador original, pero siempre estaba ahí para ayudarme Goiz-Alde Astigarraga, sin importar el tiempo necesario para ello. A mis padres y hermanas que con paciencia y buen humor me apoyaron durante el programa de estudios: mi eterno agradecimiento José Carlos y Luis Pariente por la generosidad con que compartieron sus ideas y tiempo ya que me brindaron apoyo moral e intelectual: mi amistad. Muchos conocimientos y satisfacciones se han derivado de este trabajo, sin embargo, todas las opiniones, interpretaciones y juicios en él incluidos, son absoluta responsabilidad del autor.

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Contenido Introducción

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Capítulo I………………………………………………...........………………………………………………........

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I.1. La cuestión campesina: perspectivas teóricas en la producción campesina y su aplicación en el caso latinoamericano………………………………………………........... I.1.1. La diferenciación social en el campesinado..……………………………………………………. 1.2. Perspectivas en el estudio del desarrollo económico y la intervención del estado………………… 1.2.1. El tránsito de la subsistencia a la modernidad………………………………………………..... 1.2.2. Crecimiento económico, acumulación de capital y crisis……………………………………… 1.3. Haciendas y plantaciones en América Latina………………………………………………................... 1.3.1. La emergencia de los sistemas de “hacienda” ………………………………………………... 1.3.2. Mercados, capital y utilidades………………………………………………...........………….... 1.3.3. Patrones el uso de la tierra…………...…………...…………...…………...…………...……….. 1.3.4. Mano de obra rural…………...…………...…………...…………...…………...…………...…… 1.3.5. Organización social…………...…………...…………...…………...…………...…………..........

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Capitulo II………………………………………………...........………………………………………………....... II.1. El porfiriato (1876-1910). …………...…………...…………...…………...…………...…………...…….. 2.1.1. Los ferrocarriles y su importancia en el desarrollo económico…………...…………...……... 2.1.2. La agricultura…………...…………...…………...…………...…………...…………...………….. II.2. La economía mexicana después de la revolución de 1910…………...…………...…………...……… 2.2.1. La revolución y el periodo posterior…………...…………...…………...…………...…………. 2.2.2. La depresión de 1929-1933…………...…………...…………...…………...…………...………. 2.2.3. La promoción del desarrollo…………...…………...…………...…………...…………...……… 2.2.4. Políticas de gasto del gobierno federal…………...…………...…………...…………...……… 2.2.5. La nacionalización del petróleo…………...…………...…………...…………...…………......... 2.2.6. El establecimiento del sistema financiero…………...…………...…………...………….......... 2.2.7. Crecimiento inflacionario…………...…………...…………...…………...…………...…………. 2.2.8. La agricultura…………...…………...…………...…………...…………...…………...………….. II.3. El sector agrícola…………...…………...…………...…………...…………...…………...…………........ 2.3.1. El carácter dual de la agricultura mexicana…………...…………...…………...…………........ 2.3.2. Condiciones previas a la reforma agraria…………...…………...…………...…………........... II.4. Efectos de la reforma agraria…………...…………...…………...…………...…………...…………...... 2.4.1. Efecto directo de la reforma agraria en la distribución del ingreso…………...…………...... 2.4.2. Efectos indirectos de la reforma agraria en la distribución de ingresos…………...………... 2.4.3. Efectos de la reforma agraria en la movilidad de la fuerza de trabajo…………...…………. II.5. Concentración regional y aumentos en la producción…………...…………...…………...…………... II.6. La dinámica de la estructura agraria…………...…………...…………...…………...…………...……...

Capitulo III………………………………………………...........………………………………………………..... III.1. La estructura de clases y el modelo de desarrollo en México…………...…………...…………........ 3.1.1. La revolución…………...…………...…………...…………...…………...…………...…………... 3.1.2 administraciones contemporáneas…………...…………...…………...…………...…………..... III.2. Burocracia presidencial y grupos de influencia…………...…………...…………...…………...……... 3.2.1. La hipótesis del ritmo sexenal…………...…………...…………...…………...…………...……. 3.2.2. Las limitaciones de la hipótesis del ritmo sexenal…………...…………...…………...………. 3.2.3. Estilos burocráticos…………...…………...…………...…………...…………...…………...…… 3.2.4. Política pura en los sexenios…………...…………...…………...…………...…………...……… III.3. Crecimiento económico 1940- 1970…………...…………...…………...…………...…………...…….. 3.3.1. Principales factores…………...…………...…………...…………...…………...………….......... 3.3.2. Financiamiento del crecimiento…………...…………...…………...…………...…………........ 3.3.3. Tecnología agrícola…………...…………...…………...…………...…………...…………...……

46 46 46 47 51 52 55 55 56 56 57 58 59 60 61 62 64 64 66 68 69 73 92 93 94 97 104 104 105 107 108 110 110 111 112

Capítulo IV………………………………………………...........………………………………………………..... 121 IV.1. La historia agrícola de Chiapas…………...…………...…………...…………...…………...…………... IV.2. La geografía regional de Chiapas…………...…………...…………...…………...…………...……….. IV.3. La revolución mexicana en Chiapas…………...…………...…………...…………...…………...……... IV.4. El soconusco: la importancia política de la frontera…………...…………...…………...…………..... IV.5. Capitalismo agrario en Chiapas…………...…………...…………...…………...…………...………….. IV.6. El soconusco y la agricultura capitalista…………...…………...…………...…………...…………...… IV.7. Consolidación del poder político - económico…………...…………...…………...…………...……... IV.8. La ganadería en el soconusco…………...…………...…………...…………...…………...………….... IV.9. Hule, café y plátano…………...…………...…………...…………...…………...…………...………….. IV.10. La productividad en el Soconusco………...…………...…………...…………...…………...………...

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Capítulo V………………………………………………...........………………………………………………...... 158 V.I. El advenimiento de las plantaciones y el desarrollo capitalista…………...…………...…………....... 5.1.1. Capitalismo transnacional…………...…………...…………...…………...…………...………… 5.1.2. La inversión extranjera y las condiciones para el desarrollo…………...…………...………… 5.1.3. La vía al desarrollo…………...…………...…………...…………...…………...…………...……. 5.2. La plantación: un rasgo capitalista…………...…………...…………...…………...…………...……….. 5.2.1. La forma simple de producción…………...…………...…………...…………...…………......... 5.2.2. Las relaciones regionales y sociales…………...…………...…………...…………...…………..

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Capítulo VI………………………………………………...........………………………………………………..... 195 VI.1. Los movimientos campesinos actuales…………...…………...…………...…………...…………........ 6.1.1. Los campesinos y la migración…………...…………...…………...…………...………….......... 6.1.2. Reproducción de la economía campesina a través del capital…………...…………...……… VI.2. La nueva política agraria y sus errores…………...…………...…………...…………...…………......... VI.3. Un cambio en la dirección…………...…………...…………...…………...…………...………….......... VI.4. La lucha sindical…………...…………...…………...…………...…………...…………...…………........ VI.5. Historia del movimiento agrario en Chiapas…………...…………...…………...…………...………... VI.6. Las políticas desarrollistas regionales…………...…………...…………...…………...………….......... 6.6.1. Las plantaciones cafetaleras del Soconusco…………...…………...…………...…………....... 6.6.2. La explotación de la selva lacandona…………...…………...…………...…………...………… 6.6.3. La ganadería en Chiapas…………...…………...…………...…………...…………...………….. VI.7. La situación de Simojovel…………...…………...…………...…………...…………...…………........... 6.7.1. La CIOAC en Simojovel…………...…………...…………...…………...…………...…………... 6.7.2. La presa de Itzantún y sus problemas…………...…………...…………...…………...………... 6.7.3. La crisis en Simojovel…………...…………...…………...…………...…………...…………....... VI.8. La represión y sus características…………...…………...…………...…………...…………...………… VI.9. Los trabajadores agrícolas en las plantaciones…………...…………...…………...…………...……...

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C o n c l u s i o n e s…………...…………...…………...…………...…………...…………...…………......... 228

introducción

INTRODUCCION

Este trabajo es un estudio sobre la formación y desarrollo de las plantaciones de café en Chiapas, particularmente las del Soconusco, en el contexto histórico y socioeconómico de México. Es un intento de contribuir al conocimiento de un período muy importante de la historia de esta región, así como, de la historia de México. El significado de las plantaciones durante el período que estudiamos es tan importante que forma parte medular en la historia de Chiapas que está, inevitablemente enlazada con la historia de las comunidades indígenas de Latinoamérica, y no escapa a lo que conocemos universalmente como el problema indígena. Este tema periódico ha sido analizado en el contexto antropológico, sociológico y económico. Este estudio no constituye un análisis de elementos ideológicos en profundidad, ni tampoco de forma alguna de organización social que defina a los pueblos como indígenas y que los distinga de alguna forma dentro de lo que podíamos definir como la nación mexicana. Más bien, se busca explicar como éstos grupos nativos se volvieron trabajadores a sueldo, y como emergieron las clases dominantes en Chiapas. Estos eventos relatan la introducción y el desarrollo del capitalismo en el Soconusco y en Chiapas y las consecuencias sociales de este fenómeno económico. Este trabajo, es por lo tanto, un estudio de sociología rural, contenido en una perspectiva histórica. Como las ciencias sociales, el sujeto de estudio es la sociedad, o parte de ella, y su meta es explicar las contradicciones que provocan cambios sociales y que conducen al desarrollo. Cada fase histórica es transitoria, siendo superada por influencias más poderosas, nacionales e internacionales. La mayoría de estudios antropológicos se concentran en la forma súper estructura de sociedades específicas. Nosotros creemos que estas manifestaciones sociales pueden ser entendidas explicando el desarrollo de la base económica que sostiene dichas sociedades. La perspectiva adoptada pude ser descrita como política económica. lo demás, debería entenderse no sólo en el sentido de que se apliquen categorías y conceptos que recojan el movimiento de los sistemas, sino además de que se considere la profundidad temporal en que se desenvuelven y cobran significación los fenómenos. De otro modo, la reciente observación de John Womack Jr. (Que el aplicaba concretamente a los estudios mexicanos de historia económica) de lo que le parecía una “regla inflexible” “entre mas reciente es un estudio, menos histórico es su planteamiento” - seguirá siendo válida también para las investigaciones sociológicas. Por esta razón una clara comprensión de la procedencia histórica de la situación actual es indispensable. Por lo tanto, otro objetivo del estudio es un análisis del papel político, económico y social de la región del Soconusco en el contexto de la compleja estructura regional chiapaneca.

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introducción

El capitalismo en Chiapas no está muy desarrollado, y su esencia fundamental se encuentra en la agricultura. No es un fenómeno generalizado, pero el capitalismo agrícola es altamente prevaleciente en las plantaciones de café del Soconusco. Algunos datos en la producción del café ilustran su importancia. En el estado de Chiapas, el cultivo de café se extiende a más de 130,000 hectáreas , produciendo aproximadamente 2 millones de sacos, equivalentes a 120,000 toneladas de café en grano, valuado en alrededor de 162.5 millones de dólares (Enero de 1988), el producto de más alto ingreso en la economía de Chiapas. Después del petróleo, el café es el producto más importante de exportación para México, la producción chiapaneca contribuye en más de 101.5 millones de dólares. Los ingresos federales y estatales sobre impuestos al café ascienden a más de 45 millones de dólares anualmente; las actividades relacionadas al café generaron más de 20 millones de días hombre de trabajo anual y es una forma directa e indirecta de ingreso para 300.000 personas. A pesar de la importancia de la producción del café para Chiapas y para México este estudio no se limita a este tema. El análisis de las plantaciones de café se incluye porque es un argumento de principal relevancia para éste trabajo, en el sentido de que el desarrollo en el Soconusco ha sido el elemento motor para el crecimiento del capitalismo en Chiapas. Así mismo, veremos que éste proceso de desarrollo en el Chiapas rural modificó la lucha de clases, transformando la estructura productiva y social que existía previamente. El papel del Gobierno mexicano en este proceso será también analizado. El propósito de estudiar una región limitada, es el de analizar un proceso particular que se manifiesta en la región y puede ser considerado como una expresión parcial de un proceso general. El punto de partida de éste trabajo es el supuesto de que existen diversas rutas al desarrollo capitalista en Chiapas y en México. Si ellas se relacionan a un proceso general similar y pueden ser vistas como parte del mismo y de sus objetivos, la existencia de éste proceso podrá ser demostrada en regiones con diferentes características específicas. Por lo tanto, el presente trabajo pretende demostrar como las tendencias del desarrollo capitalista en la agricultura se expresan en una región menor de un país dependiente. Enfatizando la presencia de estas características fundamentales en la formación y desarrollo del capitalismo en el Soconusco, tal vez la región más afectada por el capitalismo en Chiapas, y poniendo especial atención en la modificación de la estructura productiva de las clases sociales al que nos introduce, y los efectos causados por el desarrollo. El desarrollo capitalista en Chiapas y en el Soconusco puede ser aclarado analizando, específicamente la formación de las plantaciones de café; desde su inicio durante el siglo pasado. Es esencial estudiar la adaptación de estas regiones al desarrollo de empresas orientadas hacia las exportaciones, las cuales fueron impuestas en naciones dependientes por el crecimiento del capitalismo internacional, y en este caso particular, en la posición crítica que el estado mexicano jugó en ese proceso.

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introducción

Esta forma de producción indudablemente cambió las relaciones de las clases sociales, que hasta entonces jugaban el papel de “peones” ligados a las “haciendas”, relaciones que fueron elementos importantes en la estructura social. Como una consecuencia de esto, grupos campesinos gradualmente comenzaron a demostrar inconformidad creciente con las condiciones económicas prevalecientes, y a través de las más complejas formas de organización buscaron darle identidad a su lucha para alcanzar niveles de vida aceptables. Podemos ubicar cronológicamente la introducción de las plantaciones en Chiapas en los últimos 25 años del Siglo XIX. Esta época coincidió con la presencia de una forma de dependencia, causada por la inversión directa de capital extranjero especialmente en la agricultura. Esto fue una respuesta a la política de producir materias primas para exportación, y fue puesta en práctica por las naciones colonialistas y dirigida a satisfacer las demandas de las industrias en los países centrales. Este estudio analiza en general para México y en particular para Chiapas, el proceso que se desarrolló desde esa época hasta el presente. El autor esta consciente de la amplitud de dicho análisis y de las dificultades que su manejo representa para un individuo. Por lo tanto, este estudio se limita a un tratamiento general de las características mencionadas, y no intenta de manera exhaustiva, un estudio profundo de cada uno de los factores que lo determinan. Este estudio es el resultado de una investigación realizada de Septiembre de 1985 a Junio de 1988, como estudiante de Wye College, Universidad de Londres, y se dividió en tres etapas: La primera etapa fue de Septiembre de 1985 a Marzo de 1986 en Wye College. Durante este periodo los objetivos y la amplitud del estudio fueron determinados y se planeó la metodología. El Consejo Británico me apoyó entonces. La segunda etapa, de Marzo de 1986 a Abril de 1987, fue dedicada a la investigación en México. Esto fue organizado con trabajo de campo, la recolección de información bibliográfica, y de material disponible en Bibliotecas, oficinas de Gobierno, etc.. Diversas personas fueron entrevistadas cuando su ocupación fue relevante para el objeto de la investigación. El anonimato de éstos informantes se habrá de mantener. Las razones de estas limitaciones fueron la no disponibilidad de fondos para la investigación de campo, por lo cual el autor debió regresar a trabajar a las oficinas del DIF Chiapas. Solamente con la autorización de la Dirección General fue posible recopilar el material incluido en éste trabajo. La tercera etapa de Abril de 1987 a Junio de 1988 fue posible regresar a Wye College con el apoyo financiero de CONACYT y terminar la organización y desarrollo necesario para completar éste trabajo. En el nivel teórico, éste trabajo aspira a contribuir a las bases del conocimiento a cerca de la estructura agraria de la formación social mexicana. Se intenta aclarar los problemas que envuelven el desarrollo capitalista, la intervención del estado en regiones agrícolas atrasadas y el tratamiento crítico de conceptos tradicionales, tales como, haciendas o

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introducción

plantaciones a través de la comprensión de aspectos significativos de la realidad mexicana y latinoamericana, específicamente los movimientos campesinos, qué los provoca, y sus efectos. En este contexto los estudios realizados en el Soconusco han sido utilizados para entender el proceso que sucede allí, y permitirnos obtener conclusiones. Pero más importante aún, y esto es válido para toda América Latina, intentamos hacer estudios objetivos del desarrollo capitalista, de tal manera, que la comprensión de las peculiaridades regionales pueden ser vistas como expresiones de un proceso general y no como eventos separados que se explican en términos ajenos en el contexto en el cual, ellos ocurren y se desarrollan. La mayoría de los estudios realizados en Chiapas son exclusivamente antropológicos, y se han enfocado tradicionalmente a la región de los Altos, un área que incluye una población de 150,000 indígenas de 5 diferentes grupos étnicos. Esta variada población indígena es una gran atracción para los investigadores, y es también un importante elemento en éste estudio. Estas investigaciones realizadas principalmente por Universidades Americanas, tales como, Harvard, Chicago y Stanford, así como, por profesionales mexicanos, se ha concentrado en el análisis de comunidades indígenas pero a pesar de las diversas preocupaciones teóricas, los estudios no han ido más lejos de éste objetivo. La comunidad es generalmente vista al margen del desarrollo capitalista regional y nacional, lo que pareciera indicar que el área es una entidad con vida propia y autárquica. Aunque Aguirre Beltrán (1967-1970) y Stavenhagen (1969) analizaron el problema en un contexto regional, ellos no lograron sintetizar sus propuestas hacia la integración del desarrollo de las comunidades indígenas y el capitalismo como parte de un mismo proceso. Pozas (1952) fue quizás el primero en proponer las relaciones entre una comunidad indígena y la agricultura capitalista, y los efectos del desarrollo agrícola tuvo en ésta comunidad. Sin embargo, se establece esta relación ` a posteriori`, esto es cuando el capitalismo ya se había establecido, pero el proceso, a través del cual se presume la modificación de la comunidad y ya tomó lugar, no es analizado. Subsecuentemente hay varios autores que han tratado de desarrollar los aspectos relativos a los indígenas de la zona de los Altos y al Soconusco. Entre ellos Reed 1980, Deverre 1980, Favre 1974, y Pohlenz 1978, entre otros. Los últimos dos, enfocaron el aspecto histórico y lograron una explicación más objetiva de ésta relación. Esta perspectiva histórica, es la base de nuestro estudio, pero su punto de partida difiere de los trabajos anteriores, ya que busca explicar entre otras cosas, la relación entre la región de los Altos y el Soconusco a través del análisis del desarrollo del capitalismo en Chiapas. Este análisis con un carácter temporal y espacial. Es interesante notar la importancia y el volumen de trabajo que gran número de autores alemanes han dedicado al estudio de diversas tesis concernientes a la región del Soconusco.

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introducción

Los trabajos más importantes para éste trabajo fueron los de Furbach (1912), Kaerger (1976) que datan desde 1900, Waibel (1946) que data de 1923-1928, De la Peña (1951) desde 1948, Pozas (1952), y Helbig (1964 a y 1964 b) desde 1957. Este documento esta dividido en siete capítulos. El primer capítulo trata de varios aspectos teóricos, de la economía campesina, la intervención del estado y la naturaleza de las plantaciones en América Latina. En éste capítulo el objetivo fue definir la importancia teórica basada en los casos específicos de América Latina. No fue mi deseo disminuir la importancia de hechos ocurridos en el resto del mundo, pero si lo hubiera hecho, el material contenido en éste trabajo hubiera sido muy extenso. En el Capítulo II, se habla del desarrollo de la agricultura mexicana desde 1876 hasta nuestros días, comentando sucesos de el gobierno de Porfirio Díaz ,y llegando hasta la transformación socioeconómica y las consecuencias redistribuidas de la Revolución Mexicana 1910-1917. El impacto de la Reforma Agraria durante los años 1930 y 1940, y el periodo contemporáneo durante el cual hubo un sustancia aumento en la producción lo cual creó un desequilibrio en el modelo agrario que parece haberse agotado. El Estado mexicano y su estructura interna se analizan en el Capítulo III, y se explica la manera en que diferentes grupos de poder toman posiciones de revelaría . El aparato gubernamental es presentado como una mezcla heterogénea de tendencias con estabilidad política durante los últimos 50 años siendo esta su principal virtud . Hubiera sido difícil entender el sistema político mexicano sin una explicación del proceso “sexenal”: el término presidencial es por seis años y por ley el Presidente no puede ser reelegido. Los cambios en la dirección política surgen como resultado de ese período “sexenal” y son discutidos en éste capítulo. En México la figura presidencial ejerce un poder absoluto e impone su propio estilo personal de gobernar, incluso cuando esto implica una ruptura desde las tendencias y programas establecidos por su antecesor. (Ver apéndices 1 y 2). Este capítulo también trata del modo en que el Estado participa en la modernización de la agricultura y como los presidentes contemporáneos con su personal estilo de gobierno, han generado inconsistencias en la política agrícola. Seguidamente en el Capítulo IV, se estudia las condiciones geográficas e históricas de Chiapas y la importancia política del Soconusco para México y Guatemala, debido a la localización de sus fronteras. Este capítulo muestra la importancia de la agricultura, especialmente las plantaciones y la cría de ganado, en la vida económica y social de ésta región. La lucha interna entre la clase media local y los inversionistas extranjeros, en el que la participación campesina ha tenido menos importancia, es detallada. Se enfatiza sin embargo, que la agricultura capitalista de Chiapas es altamente sensible a las variables externas. (Apéndice 3. El impacto de la Alianza para el Progreso en el desarrollo de la agricultura latinoamericana). El Capítulo V, trata de las principales actividades de las plantaciones en el Soconusco. El punto de partida son las condiciones del capitalismo internacional en el momento de la masiva introducción de plantaciones en el Soconusco durante el Siglo XIX, así como las

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introducción

condiciones locales que permiten su rápida asimilación su evolución hasta nuestros días. En éste capítulo hay una descripción detallada de las formas de organización del trabajo, de la vida social, y del modo en el que los campesinos son contratados. Los varios estratos de productores y de gentes de negocios son diferenciados de acuerdo a su importancia económica. Una definición es vista por la relación que existe entre el productor local y las compañías multinacionales, las cuales proveen de recursos financieros al productor. Este es un punto crucial en el proceso productivo, ya que es a través de éste financiamiento como los productores de las plantaciones incrementan su capacidad de contratar trabajadores y comprar los productos de pequeños productores marginales. Este es el modo de tener la oportunidad de proveer de substanciales ganancias a los grandes productores desde que hay una relación directa entre los niveles de producción y la disponibilidad de trabajadores, y así la ganancia puede ser aumentada pagando bajos salarios, y pagando bajos precios a los pequeños productores. Este Capítulo finaliza mencionando el proceso de la plantación del café y sus propietarios, como última retención del valor el cual ha sido añadido al café procesándolo, preparado para el mercado de exportación. El Capítulo VI, incluye material relacionado con los movimientos campesinos en México y Chiapas desde 1970 en adelante, considerándolo dentro de una perspectiva histórica. Este capítulo repasa los factores que como consecuencia del modelo de desarrollo capitalista seguido en México, han definido al sector campesino como un recurso de mano de obra barata ilimitada. El campesino se reproduce a un bajo costo en éste proceso de agricultura moderna, y el estado mexicano ha mostrado poca consistencia en sus esfuerzos por modificar esta función. También se menciona el proceso de empobrecimiento del campesino mexicano, acelerado por la capacidad limitada de otros sectores de la economía para absorber la población agrícola redundante como consecuencia de la mecanización y modernización. Se discuten los cambios hechos en las demanda de los grupos campesinos, tanto de organizaciones pro-gobernistas o independientes del control del estado. En la segunda parte de este capítulo, se señalan las regiones específicas de Chiapas donde la violencia rural se ha convertido en suceso cotidiano. También se ve cómo la represión de los “caciques” y el estado han provocado constantes enfrentamientos, lo cual rompe la estabilidad social y lo ubica fuera del control de las autoridades gubernamentales. En el Capítulo VII, el trabajo concluye con un análisis de la probable evolución de los principales sucesos de la historia del Soconusco. Los aspectos principales son los siguientes: A: Cambios en la tenencia de la tierra. B: Modificación del modo en que las decisiones son tomados por la estructura gubernamental. C: Participación más directa de la población campesina en la toma de decisiones, en las formas de producción, organización, comercio y servicios.

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Las conclusiones tratan los aspectos teóricos mencionados en el primer capítulo, surgen cuestionamientos sobre la proletarización campesina como consecuencia de la modernización capitalista de la agricultura. Se determina que éste deterioro en las condiciones de vida y el riesgo de la proletarización son efectos del modo en cómo ocurrió la modernización de la agricultura en México. Aunque no es del todo certero asegurar que la modernización de los sistemas de producción agrícola necesariamente generan masas de marginados. Se sugieren alternativas que garanticen estabilidad social.

Este trabajo puede ser considerado en tres niveles: 1.- Es un estudio regional de la producción de plantaciones como un modelo de agricultura capitalista. 2.- Provee un análisis del proceso a través del cual una región, el Soconusco, y una nación México, son partes determinantes de su propia transformación. 3.- Esto representa un intento de aplicar un marco teórico y meteorológico al modelo de agricultura capitalista.

Los argumentos a los que este trabajo intenta dar sustancia son: 1.-Que el capitalismo en Chiapas presenta un bajo grado de desarrollo, siendo este esencialmente agrícola. La actividad capitalista preponderante en el Soconusco, es la producción de café. 2.- Que el desarrollo de las plantaciones de café ha sido la fuerza central en el crecimiento del capitalismo en Chiapas. 3.- Que el modelo de desarrollo capitalista del Soconusco ha acelerado el proceso de dependencia y de subordinación regional, ya que por naturaleza el café es un producto de exportación y los productores locales tienen poca influencia en la determinación de los precios internacionales. Adicionalmente, el financiamiento y la comercialización de la producción son cruciales, y estos elementos son generalmente realizados por compañías multinacionales. Son consecuentemente estas compañías quienes obtienen las mayores utilidades al darle valor agregado a dichas materias primas. 4.- Que adicionalmente al modelo exportador de la producción, la intervención del estado mexicano a través de programas productivistas e inconsistentes ha creado una atmósfera de inseguridad en la tenencia de la tierra, lo cual ha generado violencia en el agro mexicano. Estos han sido consecuentemente efectos negativos para la independencia alimentaria del país, y más importante aún, para la estabilidad social. 5.- Que los movimientos campesinos organizados en México a partir de 1970 han presentado una estructura más consistente, estructurada y sólida, con demandas de redistribución de tierra más claras. Como evidencia de ello se da la incapacidad creciente del estado mexicano para controlar éstos grupos que han sido generalmente

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introducción

dependientes de la estructura gubernamental, así como, la coordinación a nivel nacional de organizaciones que por mucho tiempo parecían dispersos y sin conexión alguna. Después de expresar el argumento de este estudio, es necesario explicar que el término “campesino” se usa de manera imparcial para hombres y mujeres, ya que en la producción del café la participación de las mujeres y los niños es tan importante como la de los hombres en la época de cosecha y en el proceso de selección. Sin embargo, no existe un intento de hacer aproximaciones específicamente feministas en este capítulo sobre el proceso de mano de obra. La complejidad del macro-análisis y las limitaciones encontradas durante las entrevistas de campo hicieron imposible desagregar factores de género masculino o femenino de una manera que viera sido más deseable. Es necesario también mencionar que a lo largo del trabajo por comodidad se utilizan indistintamente los términos “gobierno y estado”, sin que ello signifique referencias a un organismo o a una zona geográfica determinada. Más cuyo objetivo es el de promover el bienestar social a través de la disminución en las desigualdades de las diversas clases sociales. De la misma forma los términos “finca y hacienda” se utilizan indiscriminadamente refiriéndonos al establecimiento agrícola cuya organización es de corte altamente feudal y obtiene una alta proporción de sus utilidades en función de la mano de obra disponible.

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Capítulo 1

CAPITULO I

CAMPESINOS, PLANTACIONES Y DESARROLLO ECONOMICO.

INTRODUCCION. “Los campesinos rara vez escriben su propia historia, pero tienen una que contar.” (Seligson, 1980)

Durante muchos años los académicos han tratado a los campesinos como la periferia de las principales corrientes de la historia, pero es cada vez mas aceptado que ellos juegan un papel crucial en la evolución de las sociedades modernas.

Como Barrington Moore, Jr. (1966:453) señaló: “.....no es posible tomar seriamente la opinión de que el campesino no es un “sujeto histórico” una forma de vida social sobre la que los cambios históricos pasan pero que no contribuyen al ímpetu de esos cambios”.

Durante siglos los campesinos tuvieron un desarrollo político de forma incidental, totalmente aislados de los cambios que ocurren fuera de sus parajes. A pesar de los grandes cambios que trajo a los campesinos el sistema económico internacional, generalmente contra sus deseos, entran en contacto con el mundo exterior. La base del aislamiento del campesino fue económica. La agricultura campesina estaba en esencia a un nivel de subsistencia y muchos campesinos no tenían contacto con el sistema de mercado. Con el crecimiento de las ciudades, la demanda de productos aumentó y el excedente de producción se vendió en los centros urbanos .No obstante los contactos entre campesinos y no campesinos permanecieron limitados. No fue hasta que el desarrollo de mercado de exportación es del capitalismo que la relaciones entre el campesino y el mundo exterior sufrieron una transformación fundamental. El mercado internacional penetró en los pueblos campesinos en todo el mundo trayendo con ello profundos cambios en los de tejidos de la vida del campesino. En muchas áreas de Asia, África y América Latina, el cultivo a gran escala y la de comercialización de bienes como los plátanos, el coco, el café y el tabaco, significa que por primera vez hubo una gran demanda de productos agrícolas. Simultáneamente el papel de la política estatal en la estipulación de las formas capitalistas de desarrollo agrícola y la dirección social se convirtieron en reglas mas que excepción. Las plantaciones, un tipo de organización agraria, llevaron a cabo niveles de producción

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imposible en pequeña escala de producción. La tierra que es vista por los campesinos como un derecho de vida se convirtió en un bien negado para muchos. Solamente en los años recientes los investigadores han tenido en cuenta el análisis del impacto del capitalismo agrario en el campesinado. Como resultado del trabajo de Steward (1956), Stinchcombe (1961), Moore, Jr.(1974), Wolf (1969), Womack(1968), Tullis (1970), Migdad (1974), Paige (1975), Scott (1976), y Duncan y Rutledge(1977), por mencionar solo a unos pocos, se aclaro que el desarrollo de bienes para la exportación orientadas a la producción capitalista han tenido un devastador impacto en el modo de vida del campesino. Algunos campesinos en respuesta a la exportación agrícola, se han visto envuelto en revueltas. Este capítulo trata con los aspectos teóricos de la economía campesina en la Sección I.1., la intervención del estado en la Sección I.2., y las plantaciones en América Latina en la Sección I.3. El movimiento campesino es tratado más detalladamente en el Capítulo IV.

I.1. La cuestión campesina: perspectivas teóricas en la producción campesina y su aplicación en el caso latinoamericano. “El campesino sabe muy bien lo que quiere. . . su sueño de vida en su propia tierra, a través del trabajo con sus manos, en completa independencia y sin obligación con nadie.” (Boris Pasternak, “Doctor Zhivago”)

La economía campesina tiene, y puede ser discutido, características que la hacen su diferencia racionalmente diferente de aquellas del capitalismo. El comportamiento campesino en su actividad diaria esta orientado a asegurar sus necesidades básicas de sobrevivencia. La no acumulación de capital es una característica de la forma de producción campesina. El excedente es apropiado por otros sectores de la economía. El campesino es un pequeño tenedor de un trozo de tierra (Marx; 1972 Vol. 1, Ch. XXXII) quien posee la propiedad y la explota directamente (Bartra: 1973; 31), en adición el campesino posee las herramientas necesarias de producción. El producto de la tierra combinado con las actividades de colección, caza y ocasionalmente manufactura, le da el elemento necesario para la reproducción de la unidad campesina. El necesita granos para comer, para vender y para comenzar de nuevo el ciclo de producción. Leña, plantas, caza y ocasionalmente la pesca son elementos básicos para la supervivencia familiar. La artesanía lo provee de un ingreso en efectivo con el cual compra artículos que él no produce o no están disponibles en virtud de las múltiples actividades que el realiza. Es por lo tanto una actividad dirigida a cubrir las necesidades básicas y que garantiza la reproducción. Esta forma de producción es conocida como modo simple de producción mercantil o como economía campesina (Archetti y Stolen, 1975: 113), el objetivo fundamental de dicha forma de producción, es producir un valor en uso y no un valor en cambio. (Díaz Polaco, 1977: 89).

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En el modo simple de producción mercantil, la característica principal, es la circulación de mercancía solamente, (mercancía-dinero-mercancía), el objeto principal es cubrir las necesidades básicas y no el generar utilidades. En este sentido Marx y Chayanov, muestran que la unidad campesina, a través de todas las actividades que realiza, logra generalmente su sobrevivencia. En su afán por la autosuficiencia, el campesino, de acuerdo con Chayanov (1966: 5), aumentará o disminuirá su trabajo y el de su familia, de acuerdo a las fluctuaciones en las necesidades de la unidad productiva, buscando siempre satisfacer estas necesidades antes que generar utilidades. Para este autor, este es el verdadero límite de la explotación de la fuerza de trabajo y de su familia. Para este punto Marx señala que: “. . . el límite absoluto contra el que el campesino lucha como un pequeño capitalista es solamente el salario que el recibe después de deducir sus costos de producción. Mientras que el precio del producto sea superior a sus costos el seguirá cultivando su tierra hasta llegar físicamente a sus límites”. (Marx, 1965, Vol. III: 682, como lo menciona Archetti y Stolen, 1975: 114). De ésta manera Archetti y Stolen (op.cit.: 113), afirman, que el objetivo de Chayanov y Marx, es subrayar el hecho de que en el modo simple de producción campesina: “. . . existe una absoluta ausencia del proceso de acumulación de capital sostenido”.

Las diferencias en los análisis de la economía campesina en los trabajos de Marx y Chayanov, se encuentran en las características socioeconómicas de las formaciones sociales que ellos analizan, pero no en los objetivos. De acuerdo a Chayanov, el campesino no se excede de un límite determinado por ciertas necesidades, de las que la explotación de la fuerza de trabajo depende; si existiese un excedente en la producción entonces el equilibrio se recupera el siguiente año reduciendo el trabajo viceversa. Según Chayanov ,la economía campesina es un modo de producción en un nivel similar al de esclavitud, como el feudal o como la forma capitalista de producción. Marx en contraste dice que la forma simple de producción mercantil (considerando diferentes a los campesinos y a los artesanos) nunca logra convertirse en una forma dominante de producción, y como tal puede existir y desarrollarse pero siempre como un modo secundario de producción. (Archetti y Stolen, 1975: 119). La economía campesina para Marx y Chayanov, significa la ausencia de un pago por la renta de la tierra. Ambos Marx (Cap. Vol. III 1972; 681) y Chayanov (1966: 227-228). (1): “El hacendado no se encuentra presente en el proceso productivo como propietario de la tierra que trabaja el campesino.” (Archetti y Stolen, 1975: 134-135).

La renta no es una característica de la economía campesina. Archetti y Stolen más bien afirman que la renta es una característica de relaciones de producción feudal que una forma campesina de producción. El campesino no considera la tierra como parte de los costos de producción, y como propietario y productor se apropia de ella. (2) En este sentido, el campesino es clasificado como hacendado (R. Bartra, 1974: 25), pero de una

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pequeña parcela de tierra. El costo de oportunidad de la tierra no es un aspecto considerada dentro de la economía campesina. (Chayanov, 1966: 227-228). Las principales características del modo de producción campesina pueden ahora ser señaladas. Estas son: trabajo familiar para producir los elementos que cubran las necesidades básicas; la ausencia de acumulación de capital; la transferencia de excedente a otros sectores y ramas de la economía a través de impuestos; venta de mano de obra; la ausencia de un pago por la renta de la tierra etc. Estas características existieron en el Soconusco pero cambiaron después de la introducción de productos de exportación a esa región. Hubo consecuentemente un desarrollo capitalista tardío en la agricultura, comparado al de otras regiones agrícolas del país. Esto, según Samaniego (1974: 27) afirma, que el desarrollo capitalista en sus sociedades periféricas; “. . . no se establece en el mismo grado en todo el país. La intensidad y forma de penetración depende de los recursos y de ecología que las diversas regiones del país puedan ofrecer”. (3)

Con el desarrollo capitalista, el sector campesino debe de intensificar su trabajo, para lograr producir excedentes que son transferidos a otros sectores de la economía. Por otro lado lo que Samaniego (1974: 3) llama heterogeneidad campesina comienza a desaparecer: aunque el afirma que esta es una característica de sociedades en transición y no de países dependientes a donde: “ . . . esta heterogeneidad tiene un carácter ‘permanente’ por causa de su predominio en una área capitalista no industrializada y a causa del carácter de dependencia de estos países”

En su estudio, el campesino es un propietario de pequeña escala que trabaja la tierra. (4) Según Polanco: “ . . . el campesino es todo aquel trabajador que se dedica a cultivar la tierra o a la cría de ganado, junto con su familia, sin preocuparse por la categoría que le corresponda ( pequeño propietario, ejidatario, comunero, etc. ) Su empresa no se basa en la explotación de la mano de obra asalariada, sino en el trabajo que él y su familia realizan en una situación de dependencia que implica la pérdida de los excedentes económicos.” (1977: 140-141)

Mas adelante, el autor acepta a Malettas (1979: 15-16) y a Shanin (1979: 14-15) con sus cuatro características generales del campesino; la familia campesina como la base unitaria de una organización social multi-dimensional, pastoreo, como el medio principal de sobrevivencia y que provee la mayor parte de las necesidades de consumo; cultura tradicional específica relacionada a la forma de vida de pequeñas comunidades; y la difícil situación del campesinado que es dominado por extraños. Estas definiciones forman los elementos necesarios a un nivel teórico, para el análisis de México en general, y de Chiapas y el Soconusco en particular. La forma de producción campesina ha sido alterada por el desarrollo capitalista. En sociedades periféricas la forma en que esto sucede difiere del proceso sufrido por los campesinos en Inglaterra a donde la forma de producción campesina desapareció, o puede no haber existido. Por otro lado en formaciones sociales dependientes, el campesino no ha desaparecido, sino que se ha convertido en un subordinado de las

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formas dominantes de producción. (5) La pregunta surge, ¿va a desaparecer alguna vez el campesinado? La economía campesina ha desarrollado mecanismos que hacen posible la sobrevivencia de los campesinos y sus formas de producción. Por ejemplo Goodman y Redclift (1981), después de un análisis detallado del caso mexicano, aseguran que la proletarización no necesariamente conduce a la desaparición del campesino. En el presente caso, se observa una marcada diferenciación social, un hecho que Lenin (1974) cuando analizó el caso ruso señaló como el comienzo de la conversión de los campesinos en burgueses o en proletarios. Sin embargo, los campesinos con menos recursos no se han proletariado completamente. Sus actividades les proveen de un complemento a sus ingresos y les garantiza su reproducción social. La ventaja de poder tener acceso a la dotación de tierra, como se menciona en el caso estudio, explica porque aceptan bajos salarios los que les sirven como un suplemento al ingreso, pero no como el ingreso mismo. (L. Pare: 1976: 101). Esto también indica un proceso gradual de descomposición del campesinado, el cual lentamente se integra a un sistema de productores de excedentes, como mano de obra barata, y como un consumidor de bienes manufacturados. En términos generales, la migración de la mano de obra campesina, se esta convirtiendo en parte integral de la economía. El desarrollo del capitalismo en áreas rurales ha incorporado al campesinado a una forma mas sistemática de producción, convirtiéndolos en empleados agrícolas y en consumidores. Esta es en realidad la posición que hace diferente al campesino moderno de aquel del análisis clásico, el que producía solamente para satisfacer sus necesidades. Según Figueroa (1981; 67-71-101), el campesino moderno tiene algún valor para el capitalista principalmente como un proveedor de mano de obra barata y como un consumidor. Para entender como el campesino asume estos papeles, el proceso de diferenciación social debe ser analizado. I.1.1 la Diferenciación social en el campesinado. Analizando al campesino ruso, Lenin (1974) señaló que la presencia de las diferencias sociales en este grupo fue tomada como una fase de descomposición social. Lenin dividió a los campesinos entre ricos, medianos y pobre, quienes se convertirían eventualmente en parte de la burguesía agraria y del proletariado. (6) Lenin mantenía este debate con los populistas, y Kaustsky con los social demócratas. (7) En México este debate ha sido reanudado entre comentaristas conocidos como ‘campesinistas’ y ‘descampesinistas’. Los últimos inspirados en el modelo marxistas ortodoxo, que mantienen que la diferenciación social en el campesinado conduce a la desaparición de este grupo como clase social dentro del capitalismo. En la corriente ‘descampesinista’ para América Latina tenemos el trabajo de Feder (1972), Barraclough y Domike (1966); para el caso mexicano están: L.Pare (1976), S. De la Peña (1979), R. Bartra (1976), Díaz Polanco (1977), J. Guerrero (1979). En la corriente ‘campesinista’ se encuentra el trabajo de: A. Warman (1980), Esteva (1978-79) y González (1979). (8)

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Los “descampesinistas” basan la desaparición del campesinado en la expansión del capitalismo a través de agro-industrias y monopolios, los cuales penetran esas áreas cuyas características no han atraído inversiones. Ellos, por lo tanto mantienen que la proletarización entre el campesinado en México es algo que va a pasar, esta pasando o ya sucedió. Aunque algunos reconocen que la forma en que el capitalismo se ha desarrollado en México limita la proletarización, la defunción eventual del campesino es vista como inevitable. Los ‘campesinistas’ discuten que el campesino ha estado desarrollando mecanismos para defenderse contra el capitalismo. También mantienen que el sistema económico como un todo necesita políticamente y económicamente del campesino, porque le ha dado nuevas funciones, y debe continuar haciendo ello. ¿Como y cuando aparece la diferenciación social en los grupos campesinos? Sucede cuando el modo simple de producción mercantil entra en contacto con el modo de producción capitalista. Cuando esto sucede, la homogeneidad campesina desaparece pues surgen oportunidades de trabajo, mercados externos o hay aumentos en la demanda. La diferenciación, al contrario, es débilmente desarrollada, mientras que el campesino y su modo de producción se mantienen de una forma “pura”. Como se dice, cuando esta organizado para llevar a cabo un nivel de producción suficiente para cubrir sus necesidades sin realizar ninguna acumulación: “. . . formando parte de un sistema de producción, el cual no contiene contradicciones de clases”. (Bartra, 1973).

Cuando el campesino o el modo simple de producción mercantil entra en contacto con el sistema capitalista, las bases para la lucha de clases entre campesinos, o contra otros grupos aumenta. (9) En las sociedades capitalistas metropolitanas el contacto entre el modo simple de producción mercantil y el modo capitalista significa la desaparición del primero. (Samaniego, 1974: 3). La agricultura se convierte en una rama de la industria, con la misma dinámica que las otras ramas industriales, un proceso que causó la proletarización del campesinado. Sin embargo, en las sociedades capitalistas periféricas, el proceso de diferenciación tuvo otras características. En estas sociedades, el capitalismo usó formas existentes no capitalistas de producción, como una fuente de acumulación. (N. Long y B. Roberts, 1978: 303). Bartra (1973) llama a este tipo de desarrollo capitalista Subcapitalismo. Si sustituimos ‘México’ por “Latino América’, entonces el comentario de Díaz Polaco (1977: 130-134) es justamente: “Latinoamérica no dispone ni dispuso de colonias, como fue el caso de las metrópolis europeas; por lo tanto su ‘acumulación’ tiene que ser constante y exclusivamente interna, tendiendo a encontrar un modo que permita el funcionamiento del sistema, sin afectar drásticamente la forma campesina”

El crecimiento y desarrollo del capitalismo puede ser concebido como base de un aumento en el valor absoluto o relativo de las ganancias. (Marx, 1972, 1; 557-562). Lo primero se manifiesta en la transferencia de excedentes y del incremento en horas de

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trabajo, etc. Lo segundo se encuentra en la inversión de capital fijo o variable con el objeto de incrementar la productividad. El capitalismo y su desarrollo en la agricultura mexicana han estado basados en el primero, donde el campesino y su economía han sido fuente de acumulación. La diferenciación social entre los campesinos surge desde la relación de subordinación del modelo simple mercantil de producción a la forma capitalista de producción. (10) (Guerrero, 1979) Una diferenciación consecuencia de la competencia asimétrica que el campesino enfrenta como resultado de su subordinación. En esta relación el campesino con técnicas de producción tradicional tiene que aumentar su producción para abastecerse de los productos básicos en vista de los constantes aumentos en precios de productos manufacturados y de los decrecientes precios de los productos agrícolas. De esta manera, la comercialización y el aumento en la producción dirigen a los campesinos hacia la diferenciación en el mercado de tal manera que: “. . . tienden a desintegrarse como clase y se dividen internamente o se polarizan convirtiéndose en proletarios y burguesía.” (Pare, 1976)

Solo aquellos quienes poseen mejores o más grandes parcelas de tierra, llegan a tener excedentes, lo cual les permite un cierto nivel de acumulación. El resto de los campesinos continúan produciendo; de ellos, algunos llegaran a obtener de sus cosechas lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas, otros no lo lograran, y se verán en la necesidad de vender su mano de obra, adicionalmente a trabajar su tierra. Es en esta situación en que los campesinos con más posibilidades surgen como: el campesino consolidado (Goodman y Redclift, 1981; 124); los campesinos ricos de Lenin (1974) y de Roberts y Long (1978; 316); los campesinos eficientes de L. Pare (1976; 96) o los campesinos burgueses de J. Guerrero (1979A; 27). Todos estos campesinos han logrado acumular lo suficiente para cubrir o reemplazar la depreciación de los medios de producción. Adicionalmente a este grupo, existe otro de aquellos que con el producto de sus parcelas logran alcanzar niveles de subsistencia sin tener que trabajar para alguien más. Pero existe un tercer grupo de aquellos que deben combinar el ingreso de sus parcelas con el trabajo asalariado. Los últimos están más propensos a la proletarización. Con la aparición de diferenciación interna comienza el proceso de descampesinización. (11) (Guerrero, 1979) Las condiciones bajo las cuales se desarrollo el capitalismo en México han impedido la proletarización. El campesino, sin embargo, a pesar de no tener ya características ‘puras’ actúa todavía como una fuente de acumulación. La dinámica del capitalismo en la agricultura mexicana ha creado claras distinciones entre zonas capitalistas y zonas campesinas. (12) Esto no impide la intervención del capital, privado o estatal. Sin embargo, el modo de producción campesina no esta destruido en su totalidad porque permanece como una fuente de extracción de excedentes que son producidos con bajos costos o sin ellos para el sistema capitalista. Los problemas de los países Latinoamericanos , tales como la demanda de bienes manufacturados, la escasez de estos en el mercado interno, el desequilibrio en la Balanza Comercial, el subdesarrollo de las fuerzas productivas, etc., se han utilizado para justificar

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el desarrollo basado en el mercado interno. El desarrollo del sector industrial en los países Latinoamericanos fue propuesto para satisfacer la demanda interna de bienes manufacturados y para producir y exportar estos productos que los países involucrados en la guerra mundial de 1939-45 dejaron de producir. Internamente la aspiración fue corregir la desigualdad en la distribuirán del ingreso, así como, desarrollar las fuerzas productivas nacionales. (O’Brien, 1975; 10). El tipo de industrialización que se genero fue basado en la tecnología avanzada con un control externo importante. Esta industrialización agravó algunos de los problemas que se intentaron corregir (O’Brien, op.cit.). La desigualdad del ingreso aumento, y la intención de desarrollar una industria nacional fue frustrada por la acción de las compañías multinacionales. Los gobiernos de los países Latinoamericanos, en la búsqueda de un desarrollo independiente, solo lograron aumentar su dependencia. Esto ocurrió debido a las nuevas formas en el desarrollo del capitalismo, ya que con la industrialización, las formas de reproducción de capital fueron modificadas y ampliadas. Varias teorías de dependencia llevan a explicar las causas de este fracaso y la continuidad del subdesarrollo en Latinoamérica. El foco de análisis de estas teorías está basado en tres perspectivas de acuerdo a la clasificación hecha por O’Brien (ibid.): a) estructuralista; b) marxista; c) marxista-estructuralista. Dentro de los primeros se encuentran los trabajos de Osvaldo Sunkel y Celso Furtado; en el segundo los trabajos de Ruy Mauro Marini, Theotonio Dos Santos y A. G. Frank; en el tercero Aníbal Quijano y Fernando Cardoso. (13) Un análisis de las diferencias entre cada uno de éstos tres puntos de vista va más allá de los objetivos de este trabajo. Sin embargo, todos ellos ponen atención en ‘la relación de los centros periféricos en el que todas y cada una de las formas de acumulación’ son definidas. (Perzabal, 1979). La relación centro-periferia significa que la acumulación internacional de capital en los países Latinoamericanos no depende solo de la dinámica interna de estos países , sino que también se encuentra condicionada por las metrópolis, o más aun por los resultados de mezclar dos estructuras, una interna y otra externa. (O’Brien, 1975) para ellos, la dependencia es financiera, comercial, tecnológica y socioestructural. En el período colonial, Latinoamérica fue considerada la fuente de metales preciosos de Europa. La ventaja de este sistema fue solamente para un selecto grupo de Latinoamericanos que compró bienes de lujo en lugar de diversificar su inversión. La escasez de desarrollo interno fue agravado por la decisión de inversión directa en producción, ya que ello depende de la aprobación de los países centrales y no de los grupos dirigentes de los países Latinoamericanos. (O’Brien, op. Cit.) Assadourian (1973) critica algunos de estos supuestos de la teoría de la dependencia. (14) usando el caso chileno, Assadourian muestra que hay una economía interna dinámica durante el período colonial y ésta no fue condicionada por la metrópoli (España). La economía chilena estuvo fuertemente unida a la zona periférica de Lima y Potosí, una situación que benefició a la burguesía exportadora chilena. Assadourian hace una crítica general diciendo que el análisis de la teoría de la dependencia permanece en el nivel de

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comercio, ignorando la esfera de producción y al mismo tiempo la noción del excedente de valor. (Assadourian, 1973: 50) El crítica a Frank por no tomar en cuenta la categoría analítica de las formas de producción. Frank subraya en su trabajo la apropiación del excedente por las metrópolis, pero al mismo tiempo, olvida señalar: “. . . el crecimiento económico que la unidad dominante genera al aumentar el número de bienes en las economías periféricas y que posteriormente es comercializado creando un valor excedente.” (Assadourian, op. cit.)

Sobre este punto otros críticos de la teoría de la dependencia económica están de acuerdo. Perzabal (1979: 11-22), por ejemplo, dice que en el interior de cada formación social existe una dinámica de acumulación. Pero la dependencia debe ser explicada en función de: “. . . un acercamiento concreto del sistema particular de producción de una economía en condiciones de subordinación y dependencia. Por lo tanto el problema es el de considerar las condiciones de este proceso de acumulación interna”. (Perzabal: op.cit.)

El análisis aquí presentado busca mostrar la importancia de la dinámica interna de la acumulación de capital en una situación de dependencia. El cambio en la estructura económica después de la Segunda Guerra Mundial fue un factor que afectó esta dinámica interna. Por lo tanto, la posición asumida es que es necesaria analizar ambas situaciones para entender mejor la relación dependiente entre la periferia (México) y el centro (Los Estados Unidos y el Oeste europeo principalmente) y examinar la evolución gradual de los asuntos internos en los países periféricos con sus consecuencias para la diferenciación social y la acción de clases.

1.2. Perspectivas en el estudio del desarrollo económico y la intervención del estado. El estudio del desarrollo económico y la intervención estatal ha distraído la atención de científicos sociales durante mucho tiempo. Esta área de estudio ha sufrido de una amplia gama de cuestionamientos y de diversidad de interpretaciones, todas tratando de explicar el crecimiento económico, sus fallas y soluciones. Tres aspectos de central importancia para éste trabajo reciben especial atención de los académicos como son (1) las condiciones que generan e interrumpen el proceso de crecimiento económico, (2) los factores que dirigen el deterioro o persistencia de desigualdad social dentro de un proceso de modernización y (3) las causas que conducen a inestabilidad política y a la presencia de gobiernos autoritarios en países periféricos. Esta sección analiza la versión que los científicos sociales han ofrecido sobre los frecuentes problemas que encuentran las naciones en desarrollo. Poniendo especial atención, se examinará el papel del estado en el proceso de crecimiento económico. Los trabajos revisados aquí están divididos en dos grandes categorías: el primero incluye los que explican los obstáculos en el proceso de desarrollo socioeconómico, como resultado del atraso de sociedades periféricas o por una incapacidad para crear las instituciones que coordinen las diferentes necesidades e intereses generadas por el crecimiento económico y la diferenciación social. De acuerdo a los académicos que están dentro de esta

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categoría, el estado moderno es una institución tan necesaria que si no existe o no está debidamente desarrollado, puede generar obstáculos políticos o económicos al proceso de modernización. La segunda categoría de académicos, compuesta principalmente por marxistas, sostiene que los obstáculos para la armonía el desarrollo socioeconómico encontrados en las naciones periféricas son un resultado del crecimiento económico y del proceso de acumulación de capital. Por consiguiente, en lugar de describir al estado como un obstáculo al desarrollo, estos académicos claman que el estado es un agente que debe buscar una alternativa a los obstáculos generados por la acumulación de capital. Esta sección se opone a la propuesta marxista de asegurar que el marco teórico que explica mejor los problemas económicos y políticos de las naciones en vías de desarrollo es el suyo ya que es claro que existe una exagerada explicación sobre la lógica de acumulación de capital. Estos comentarios se vuelven más transparentes con el análisis de las teorías marxistas del estado, en el que se muestra al estado como un agente extremadamente racional y eficiente capaz de neutralizar las tendencias destructivas inherentes al proceso de acumulación de capital.

1.2.1. El tránsito de la subsistencia a la modernidad. La mayoría de los académicos que definen el desarrollo del proceso socioeconómico como una transición de vida social tradicional a la modernidad industrial identifican los obstáculos del desarrollo en la formación de las instituciones sociales de las naciones del Tercer Mundo. Esto es debido a que generalmente los académicos proponen la difusión de algunos elementos claves de las sociedades modernas dentro de sociedades tradicionales como el medio de alcanzar cierto grado de desarrollo socioeconómico. Dos bandos de académicos que han adoptado estas perspectivas son: (1) los Estructuralistas Funcionales que ven el proceso de modernización como un proceso de diferenciación y de creciente especialización, y (2) los Académicos Pluralistas del Estado, quienes entapizan la generación de intereses conflictivos en el proceso de crecimiento y la necesidad de un estado capaz de integrar y dirigir todos esos intereses de una forma constructiva. Uno de los modelos más usados por los Estructuralistas Funcionales para explicar la persistencia del contraste socioeconómico en las Naciones del Tercer Mundo es el Modelo Económico Dual. Este modelo supone la existencia de dos sistemas separados, el social y el económico, en la misma sociedad; uno de ellos es visto como intensivo en capital y eficiente, el otro como estancado y tradicional. Este modelo fue usado desde mediados del Siglo XIX por Sarmiento (1968), y durante comienzos del Siglo XX por Boeke (1910) para expresar la existencia de contraste social en las naciones periféricas. (15) Después, durante los años 50’s y 60’s el Modelo Económico Dual fue reestructurado por otros académicos y se convirtió en la estructura teórica dominante en el análisis y organización para la modernización y del crecimiento económico. Académicos tales como Parson y Smelser

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(1965), Eisenstadt (1965) y Pye (1965) presentaron generalmente las dos organizaciones sociales en una Economía Dual, dentro de un mismo sistema ambas, pero separados en su dinámica. Las instituciones en las sociedades modernas tienen funciones precisas, permitiéndoles ajustarse eficientemente con las complejas necesidades de estos tipos de sociedad. Instituciones menos complejas para las sociedades tradicionales fueron necesarias mucho menos diferenciadas, pero bien adaptadas para cumplir las necesidades sociales que caracterizan a dichas sociedades. Bajo estas condiciones, las sociedades tradicionales fueron mostradas como estancadas a menos que los ingredientes claves fueran difundidos dentro de ellas. Esta difusión hubiera resultado presumiblemente en su transformación diferenciando y especializando instituciones. Esta diferenciación fue vista como un camino de eficiencia, para cumplir las complejas necesidades de las sociedades modernas. (Parson y Smelser, 1965: 255-263; Smelser, 1963) Aunque la mayor parte de los académicos funcionalistas están de acuerdo con la noción básica del modelo de la Dual desconocida, otros académicos entapizan diferentes factores o ingredientes como resultado o impedimento para la modernización y el desarrollo económico. La mayoría, sin embargo, argumenta los siguientes factores: sicológico (McCleland, 1965), organización social (Nash, 1960), cultural (Foster y Fernández, 1964) y económico (Rostow, 1960). Otros académicos como Eisenstadt (1966), Pye (1965), Almond y Powell (1966: 34-35) proclamaron que uno de los ingredientes requeridos para alcanzar la modernidad fue el estado moderno, un estado que cumpla con dos grandes necesidades de la sociedad: (1) la formulación de un sistema simbólico con el que todos los individuos en la sociedad se debe identificar, y (2) la coordinación de los diferentes sectores de la sociedad y las necesidades específicas que deben de tener. La necesidad de la formación de un sistema simbólico fue vista como crucial porque el proceso de modernización y sus procesos generales de diferenciación destruyeron ideologías tradicionales y personales, así como identidades étnicas y lazos de parentesco, las cuales previamente mantuvieron juntas las sociedades. Bajo estas condiciones, un sistema simbólico nacional capaz de consolidar las lealtades de los individuos pertenecientes a diferentes grupos o sectores pareció ser de gran importancia con motivo de asegurar la unidad nacional en base a la modernización de las políticas y programas del estado. De acuerdo a los teóricos funcionalistas, estas necesidades imperativas fueron desempeñadas por los políticos, quienes apelando a los símbolos consiguieron apoyo emocional de las masas y fueron capaces de poner de manifiesto los niveles de necesidad de las masas y de la unidad nacional. (Eisenstadt, 1963; Eckstein, 1958; Hoselitz, 1963; Belshow, 1965). La segunda propuesta busca la coordinación de los diferentes sectores de la sociedad y sus necesidades específicas, y fue seleccionada por la burocracia del estado. Las funciones acordadas por la burocracia incluyen la construcción de la infraestructura económica, la provisión de servicios urbanos, educación, y cambios entre individuos e instituciones, etc. Este cuerpo burocrático necesitaba estar propiamente diferenciado de los políticos para garantizar eficiencia. Por otra parte, los miembros de la burocracia fueron contratados en base a su capacidad de llevar a cabo las funciones arriba que ellos

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trabajaban. El criterio de la diferenciación institucional y de calificación fue considerado importante porque aseguraron el funcionamiento eficiente del aparato burocrático. El fracaso del estado para llevar a cabo éstas dos funciones básicas derivó en un “rompimiento del proceso de modernización”. Probablemente el rompimiento de éste proceso pudo ocurrir por varias razones. Una de ellas fue el fracaso del estado para crear un sistema simbólico nacional, una situación que fue vista como un mejor trato para la unidad social. Es así porque mientras la diferenciación del proceso destruye ideologías tradicionales con las que los individuos previamente se identifican, la ausencia de un nuevo sistema simbólico para reemplazar el viejo ha resultado en anonimato, y ausencia del sentido de pertenecer al grupo. Esto permitió dispersarse el desorden y la disfunción porque los individuos cancelan cualquier motivación. Esta condición desordenada fue vista como hostil para el crecimiento económico y una causa directa de estancamiento (Eisenstadt, 1963). Otro de los motivos del rompimiento de la modernización fue la ausencia de diferenciación entre los dos componentes estructurales del estado. El papel realizado por los burócratas y los políticos fue percibido en base a dos principios diferentes e incompatibles. El papel de los políticos fue visto en base a su capacidad de mover emociones, mientras que el papel de los burócratas fue visto en base a su racionalidad y su capacidad de resolver problemas técnicos. En una condición patológica, donde la distinción entre estos dos elementos no fuera bien clara, a los burócratas podrían ser utilizados como herramientas de interés de los políticos y de esta manera corrieron el riesgo de perder su eficiencia (Soco, 1955; Eckstein, 1958). Otros posibles orígenes del rompimiento de la modernización, fue (1) el crecimiento excesivamente rápido de algunos sectores económicos, una situación que no permitió al estado desarrollar el mecanismo coordinado apropiado para prever sus necesidades, y (2) la presencia de fuerzas exógenas extremadamente perjudiciales, tales como condiciones climatológicas adversas, guerra, etc. (Eisenstadt, 1963; Rostow, 1960). De acuerdo con Myrdal, las naciones industrializadas en un mercado libre situación donde ningún sector de la población se encuentra en desventaja con los otros. Algunos autores de estas perspectivas que enfatizaron la coordinación del estado como un pre-requisito para la modernización, justificando en ocasiones la presencia de militares y estados autoritarios como una transición viable a un estado moderno. El estado pretoriano, fue el resultado de la incapacidad de la política civil y de las instituciones burocráticas para mantener la legitimidad y coordinar los diferentes sectores sociales propiamente. Bajo estas condiciones, los militares tomaron el estado como un esfuerzo para restaurar el orden social y llevar a cabo el papel de un estado moderno. (Permute, 1969) La noción funcionalista de la sociedad apoyada por aquellos preocupados con la transición de lo tradicional a lo moderno les permite no hacer caso de muchos aspectos de los procesos sociales que tienen efectos importantes en la interacción entre el estado y sociedades de países en desarrollo. Por ejemplo, la noción de consenso de ideología, se acopla a la pretensión de que todos los componentes sociales funcionan armoniosamente para reproducir la sociedad, maneja la posibilidad de que diferentes sectores de la

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sociedad deben tener diferentes intereses y que estos intereses contrastados deben ser resultado de una interacción social apoyada por diversos sectores de la sociedad. Bajo estas condiciones, intereses en conflicto deben ser vistos como esperados más que conflictos implícitos “patológicos”. En adición, no habiendo previsto el conflicto de intereses de los diferentes sectores sociales, no buscaron identificar las fuerzas surgidas del proceso de modernización que deben considerar las políticas del estado. Es decir que ello se omite la posibilidad de que el rompimiento de la modernización es resultado de la disfunción del patrimonio entre el crecimiento económico y la industrialización más que como resultado de un fracaso del estado, o alguna institución social, para llevar a cabo sus funciones. El supuesto inherente al modelo de Economía dual permite a los académicos funcionalistas estructuralistas acabar con el análisis sobre contexto político y económico en las sociedades modernas. Pocas veces los estudiosos exploran las formas en las que los sistemas socioeconómicos subdesarrollados son integrados sin contar con estructuras económicas. Además, quien integre dentro de sus factores de análisis, aspectos tales como factores ambientales, lo considera en la categoría de fuerzas exógenas, como si un proceso social no fuera sistemáticamente entrelazado con condiciones ambientales. (Portes, 1976: 66; Portes y Walton, 1981: 1937-1938) En adición, académicos funcionalistas, en la búsqueda por superar los obstáculos al crecimiento en las poblaciones locales, sugieren la dificultad de que bajo condiciones propias, sociales, económicas y formas culturales se realice la acumulación de capital y del crecimiento económico. (Davis, 1978; Salisbury, 1981). De acuerdo a los académicos como Furnival (1939) y Myrdal (1967), el subdesarrollo es sin duda alguna el resultado de un cambio de relaciones desiguales donde las naciones poderosas (o sectores sociales) imponen términos desventajosos de intercambio a los sectores de control de escasos recursos. Así todo, el crecimiento económico genero monopolios económicos que cambiaron las condiciones del mercado y de modernización. De esta manera, saltando el libre mercado estatal, las naciones periféricas donde de repente se enfrentaban con regímenes coloniales, la formación de economías subsidiadas que funcionaban para transferir capital y trabajo de las regiones (nuevamente integradas al mercado) a áreas y naciones caracterizadas por un crecimiento económico dinámico. Una continua pérdida de capital, trabajo y otros recursos tuvieron un efecto acumulativo, el cual resultó en una disparidad del desarrollo. Así, que mientras al inicio fue una disminución de desigualdades sociales, las naciones del Tercer Mundo se encararon con una serie de efectos de ‘remolinos’. Esto resultó en desigualdad social creciente, la persistencia e intensificación de tradicionalismo y aislamiento cultural, y en una frustración y apatía política. (Myrdal, 1967: 73) Por consiguiente, el subdesarrollo es el producto de un sistema en el que el poder central impone condiciones de mercado que benefician a algunas naciones o sectores de población a expensas de otras naciones o sectores. Para éstos académicos, el problema de subdesarrollo no se reduce a un problema de crecimiento económico. Más bien, el desarrollo implica el vencimiento de los ‘efectos de remolino’. No solo las naciones más subdesarrolladas resuelven sus problemas de escasez

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de capital, de desempleo y de baja demanda, sino que deben agregar otros obstáculos sociales al desarrollo que son un producto de su situación colonial. Tales obstáculos incluyen: altas tasas de analfabetismo, salud pobre, y apatía política. Académicos tales como Glade (1963), Wilkie (1973), González Casanova (1965), y Myrdal (1967), ven la emergencia de los estados nacionalistas en el tercer Mundo, como un factor, que permita a las naciones subdesarrolladas resolver sus problemas económicos. Estos investigadores a menudo ven el nacionalismo como un recurso que el estado debe incorporar como un medio para obtener ayuda de los diferentes sectores de la población para implementar cambios en el poder de la élite tradicional y del sistema de culturas. Además, estos académicos proponen que el estado debería tomar un papel agresivo en la planeación y promoción del crecimiento económico implementando una serie de políticas para diversificar la economía nacional. Por lo tanto no es sorprendente que algunos de estos estudiosos propongan la realización de programas de sustitución de importaciones y de protección a los productos nacionales (Myrdal, 1967). Algunos académicos quienes aprovechan estas perspectiva general (Glade, 1963; González Casanova, 1965; Cossio Villegas, 1972A; Vernon, 1965) argumentan que, paralelamente al crecimiento económico, el estado debería extender la participación de los diferentes sectores de la sociedad dentro de la política nacional, ya que precisamente por la promoción de las instituciones democráticas, puede el estado extender su ayuda social. Además, de acuerdo a estos autores, solo a través de la participación de los diferentes sectores de la sociedad en el sistema político, pueden las naciones del Tercer Mundo superar los problemas sociales que lo aqueja. Esto es, según argumentan, porque solo participando activamente en el proceso político pueden los pobres promover sus intereses e implementar políticas y programas que mejoren su condición social. Aunque estos académicos generalmente no proponen la creación de sistemas políticos bipartitos como en las naciones desarrolladas, ellos entapizan el papel del estado como un promotor de la organización política de sectores sociales marginados. Estos académicos a menudo explican la persistencia de desigualdades sociales fuera del contexto económico como el resultado de la concentración del poder político o la existencia de elites políticas. (Needler, 1971; Hansen, 1971; González Casanova, 1965). Mediante el control del estado y de su aparato político estos grupos o sectores promueven la implementación de políticas y programas desde los cuales ellos obtienen beneficios especiales, mientras otros sectores que no están adecuadamente representados en el sistema político se mantienen marginados de los beneficios sociales y económicos de la modernización. Esta política económica subordinada se dice resultado de una situación que si prevalece puede acabar en una tensión política, pérdida de ayuda estatal y violencia. Es importante enfatizar que los exponentes de estas perspectivas a pesar de ver desigualdades sociales y conflictos como producto de relaciones económicas, no ven los

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intereses de los diferentes sectores sociales como irreconciliables o como un producto de relaciones contradictorias. Ellos creen que el proceso de crecimiento económico, si es distribuido equitativamente entre los diferentes sectores de la población, puede resolver de vez en cuando los problemas sociales que caracterizan a las sociedades subdesarrolladas. De esta manera los papeles asignados al estado están (1) para promover el crecimiento a través de la implementación de políticas económicas nacionalistas, y (2) para responder a los intereses de los diferentes sectores de la sociedad mediante la distribución de los beneficios del crecimiento, que algunas veces el estado hace a través de su regulaciones laborales y sus políticas fiscales y monetarias. (Wilkie, 1970; Glade, 1963) Dadas estas condiciones políticas el estado puede integrar los intereses de los diferentes sectores en la sociedad, estos estudiosos discuten la expansión de la economía nacional como un medio a través el cual el estado debe generar recursos necesarios para implementar sus políticas de bienestar social. Los autores de este bienestar social pluralista explican las formas y los resultados de la intervención del estado en relación a la demanda articulada de grupos de presión. Adicionalmente, la persistencia de grupos marginados socialmente es explicada en términos de su marginalidad política. Hay algunos aspectos del proceso de la intervención del estado, que sin embargo, van más lejos que caen fuera del material manejado en este documento. Por ejemplo, ¿por qué las políticas del estado tienden a distribuir recursos desigualadamente, incluso entre sectores que participan en el sistema político? o ¿ por qué algunos sectores que parecen jugar un papel más importante en el sistema político (i.e. trabajo o campesinado) parecen recibir menos beneficios de los programas del estado que otros sectores que parecen jugar un papel menos importante (i.e gerencia, capital, etc.)?, ¿por qué el estado que clama ser representante de todos los sectores en la sociedad no solo responde desigualmente a las necesidades de los diferentes sectores, sino que consistentemente entorpece la organización política de algunos de los sectores sociales políticamente marginados? Además, aunque si el estado fuera la respuesta a los requerimientos propuestos por los diferentes grupos organizados en la sociedad, ¿ de donde obtendría los recursos necesarios si fue la competición de escasos recursos lo que al principio puso en funcionamiento la intervención del estado?.

1.2.2. Crecimiento económico, acumulación de capital y crisis. De acuerdo a los académicos marxistas, el crecimiento económico está basado en la acumulación de capital por aquellos sectores de la población que poseen el control del proceso productivo. Este proceso de crecimiento, o de acumulación de capital, es contemplado como uno con contradicciones, que genera muchas desigualdades sociales, resultando en un proceso económico de estancamiento y con una alta probabilidad de conflictos políticos. Para los marxistas, las contradicciones inherentes a la acumulación de capital surgen del proceso de producción y tiende a impregnar todos los aspectos de la vida social.

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La contradicción básica se encuentra en la naturaleza explotadora de las relaciones entre trabajadores y capitalistas. A través de un proceso productivo que remunera a los trabajadores solamente una fracción del valor del producto de su trabajo, los capitalistas pueden apropiarse del excedente de trabajo que se encuentra en los bienes productivos. Sin embargo, con el objeto de convertir estos excedentes de trabajo en utilidades, los productores deben situar los bienes en un mercado a donde los capitalistas lo ubican. Bajo esas condiciones, y para ser competitivo en el mercado, los capitalistas buscan obtener beneficios más incrementando la cantidad de excedente de trabajo de los trabajadores a través de más eficientes tecnologías en el proceso productivo. La explotación resulta en una organización de las clases productoras que demandan mejores condiciones de trabajo, más altos salarios y beneficios adicionales. Estas demandas, resultan en conflictos entre la mano de obra y los patrones. Aunque generalmente los capitalistas pueden responder a estas demandas con limitadas concesiones, en el largo plazo ellos buscan minimizar la fuerza de los grupos organizados aumentando la tecnología intensiva en capital, lo cual redunda en beneficios negativos para la clase trabajadora. Por un lado, esto aumenta las desigualdades sociales aumentando el desempleo, lo cual, potencializa el conflicto dentro de la sociedad, por otro lado, en el largo plazo esto habrá de poner en peligro el proceso de acumulación de capital. Como el capital se supone que es excedente de trabajo, o excedente de valor, apropiado por los capitalistas a través del proceso productivo, la reducción del trabajo utilizado en la producción redunda en la reducción eventual del valor apropiado por la clase productora. Por ello, algunos académicos marxistas señalan que esta tendencia conduce hacia una disminución en ganancias. Esta disminución en las tasas de utilidad limita la capacidad de los capitalistas para acumular capital y progresivamente rompe la continuidad de los medios de producción. (Altvatere, 1973). Otros académicos, tales como Baran y Sweezy (1966), sugieren que altos niveles de inversión de capital en términos de las unidades de trabajo empleado en el proceso productivo y los altos niveles de desempleo, tienden a causar un “cortocircuito” en el proceso de acumulación de capital. En otras palabras, altos niveles de inversión de capital y aumentos en la producción a expensas de la mano de obra tienden a derribar el crecimiento de la demanda agregada al no propiciar ingresos adicionales a los obreros que participan en el proceso productivo. Por lo tanto, el monopolio avanzado se caracteriza por una creciente incapacidad de los capitalistas para comercializar sus productos. Estas contradicciones en el proceso productivo pueden adoptar elevadas expresiones de ruptura, resultando en crisis. Por ejemplo, las contradicciones de clase pueden resultar en niveles intensivos de conflictos de clase, y el proceso de acumulación de capital, a través de un “cortocircuito” puede ubicar los capitalistas en condiciones de incapacidad para reproducir los medios de producción, situación que si prevalece puede resultar en estancamiento económico.

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Una forma, a través de la cual, los productores capitalistas de naciones industrializadas, han buscado contrarrestar los elementos negativos de la acumulación de capital, es a través de expandir sus actividades en busca de fuentes más baratas de mano de obra y mercados más grandes para sus productos. De esta manera, mediante el establecimiento de sistemas sociales altamente explotadores en países periféricos, las naciones industrializadas son capaces de transferir el costo político y social del crecimiento económico a naciones del tercer mundo. (Lenin, 1939; Emanuel, 1972; Ammin, 1976; Wallerstein, 1974). Por lo tanto, a lo largo del tiempo, las naciones industrializadas son capaces de mantener a niveles muy bajos el descontento y la inestabilidad política. Algunos académicos marxistas sugieren que los efectos destructivos de la acumulación de capital, en países industrializados y en naciones periféricas, pueden ser neutralizados por instituciones sociales tales como la familia, la escuela, o el estado. Así entonces, Poulantzas (1973), Habermas (1973), y O’Connor (1973), sugieren que es función del estado, el generar las condiciones económicas, políticas y sociales, necesarias para la acumulación de capital. Aunque ellos ven generalmente el funcionamiento del estado como inevitablemente ligado a la acumulación de capital, y a las contradicciones que ello genera, ellos ven al estado como un ente relativamente autónomo de cualquier sector o clase en la sociedad civil. Esta autonomía relativa, ellos dicen, permite al estado contrarrestar las tendencias destructivas inherentes al capitalismo. Altvatere (1973), por ejemplo, dice que el estado disminuye los efectos negativos de la competencia al regular la interacción entre capitalistas y diferentes sectores del capital, tales como la agricultura y la industria. Otros académicos, tales como Poulantzas (1973) y Althusser (1971), sugieren que el estado genera un conjunto de símbolos (ideología) que agrada a todos los miembros de la sociedad pero, al mismo tiempo, acepta las relaciones explotadoras que caracterizan el capitalismo. Más aún, Poulantzas continúa diciendo que a través, de una estructura pluralista, el estado es capaz de redefinir el conflicto de clases en formas que el estado puede controlar y que no rompen el crecimiento económico. De acuerdo a estos académicos, el papel del estado es contradictorio por que por un lado busca legitimarse exhibiendo su naturaleza plural, es decir, que representa los intereses de todos los sectores de la sociedad. Por otro lado, las actividades del estado buscan recrear las condiciones sociales, políticas y económicas que conducen a la acumulación del capital. Esto inevitablemente implica la reproducción de las condiciones de explotación. Otros autores tales como O’Connor (1973) y Fitzgerald (1978) buscan entender las formas a través del cual el estado cumple sus dos funciones básicas de acumulación y legitimación en la ubicación de los recursos fiscales. O’Connor (1973: 3) sugiere que el estado crea y mantiene las condiciones propias para la acumulación de capital a través de crear un conjunto de programas bajo su control, pero que promueven el incremento de beneficios al sector privado. Estos programas son puestos en práctica de tal manera dice O’Connor (1978: 16) que al mismo tiempo generan mejores condiciones para la acumulación de capital y también promuevan beneficios a otros sectores de la sociedad. Por ello, en lugar de buscar aumentar beneficios poniendo en práctica programas que

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antagonizan con la clase trabajadora (ej. la reducción de salarios), el estado implementa programas que aumentan la productividad de la mano de obra (mejora de sistemas de educación, creación de autopistas) o aquellos que reduzcan el costo de mano de obra a los capitalistas, por ejemplo, (medicina social o sistemas de seguridad social). Aunque O’Connor afirma que las actividades del estado que buscan legitimación implican un cierto grado de misticismo, este misticismo no funciona de la manera en la que Poulantzas asegura que la ideología dominante promovida por el estado opera. En lugar de buscar a individuos como vehículos de la ideología dominante, O’Connor percibe a los individuos como activos promotores de sus propios intereses. De esta manera, él dice que los diferentes sectores capitalistas y trabajadores se organizan políticamente y ponen presión continuamente sobre el estado, buscando lograr aquello que les produce beneficios. El estado en su esfuerzo por mantener su imagen plural, procura acomodar intereses en conflicto dentro de sus programas. Esto generalmente resulta, en duplicación y empalme de programas estatales y servicios y por lo tanto en el desperdicio de recursos fiscales. Pero esta irracionalidad y duplicidad de gastos fiscales finalmente favorece a la clase capitalista por que de acuerdo a O’Connor ello aumenta la demanda por bienes y servicios. La irracionalidad y el desperdicio que caracteriza el proceso fiscal, resulta en un déficit ya que el gasto excesivo supera los ingresos. Esta creciente tendencia a operar con progresivos déficit fiscales amenaza la habilidad del estado para proporcionar las condiciones propias para la acumulación de capital y las fuerzas necesarias para evitar la creciente deuda pública, las políticas monetarias inflacionarias y en casos extremos, el ocuparse en actividades productivas. (O’Connor, 1978; Gold y Wright, 1975) La incapacidad del estado para lograr las condiciones propias para la acumulación de capital resulta en inversiones decrecientes, declive económico, aumento en el desempleo en un momento en que el estado carece de recursos fiscales que le permitan incrementar los programas para disminuir el desempleo. Por lo tanto, el estado cae en una crisis fiscal crónica que debilita su habilidad para manejar un conflicto de clases a través de sus recursos presupuestales, mientras que al mismo tiempo, es incapaz de crear las condiciones adecuadas para la acumulación y reproducción del capital en el sector privado. (Block, 1977; 15-16). Algunos autores, (Leal, 1972; Hamilton, 1975) preocupados por el estudio de la intervención del estado en las naciones del tercer mundo centran su análisis en como el estado busca proyectar una imagen plural para unificar a miembros de clases sociales diferentes, en apoyo a sus programas. A diferencia de Poulantzas y Althusser, éstos académicos no le dan importancia central a la ideología en la implementación del papel dominador, en lugar de ello, ellos se concentran en los medios a través de los cuales el estado desarrolla una estructura política (frecuentemente conocida como corporativa) mediante el reconocimiento de un conflicto de clases. (Leal, 1972; 182) De acuerdo a éstos académicos la puesta en práctica de reformas sociales es un elemento central que ha usado el estado en la formación de estructuras políticas corporativas, distribuyendo recursos a través de las organizaciones políticas leales, el estado aumenta la clientela de

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sus organizaciones y también robustece su control político sobre los sectores populares. (Hamilton, 1975; 100-101) Estos académicos generalmente describen la capacidad del estado para implantar reformas sociales para su autonomía de las clases capitalistas. A diferencia de Althusser y Poulantzas, ellos calibran la autonomía del estado en términos del poder económico y político de los sectores capitalistas. Más allá, Leal (1972; 182-186) y Cardoso (1972) mantienen que la expansión del capital internacional en el tercer mundo fuerza a los capitalistas locales a coordinar sus actividades e intereses con los sectores imperialistas monopólicos. De acuerdo a esto, resulta en un aumento de intereses dentro de los diferentes sectores capitalistas y en el debilitamiento de la autonomía del estado. Fitzgerald (1978) dice que la presión de los sectores monopolistas sobre el estado detiene la instrumentación de reformas fiscales que podrían aumentar la recolección fiscal, situación que fuerza al estado a medidas inflacionarias, deuda pública y actividades productivas para financiar sus programas económicos y fiscales. Aunque esta estrategia puede temporalmente resolver problemas inmediatos, en el largo plazo genera otros mayores dejando al estado más vulnerable a la presión de capitalistas locales e internacionales. Finalmente la debilidad en la autonomía del estado disminuye su habilidad para responder a las demandas de la clase trabajadora de implementar reformas sociales, esto disminuye la capacidad del estado para redefinir el conflicto de clases y lo fuerza a poner en marcha liderazgos coercitivos y en ocasiones represivos de los movimientos políticos laborales. (Leal, 1972; Hamilton, 1975; Cardoso, 1978, 194-195; Sanderson, 1981).

1.3. Haciendas y plantaciones en América latina Los asentamientos europeos en el hemisferio occidental generaron dos tipos de desarrollo agrario. En las zonas templadas del norte, la tierra se dividió en granjas de tamaño mediano cultivado principalmente por el propietario y su familia. En cambio en el sur el patrón de comportamiento que prevaleció fue el de plantaciones, fincas y haciendas, grandes propiedades de aristócratas trabajadas por esclavos o campesinos desposeídos. Tales granjas son conocidas en inglés y francés como plantaciones, en español como “haciendas” y en portugués “fazendas”. En América Latina este sistema tradicional de grandes propiedades al que llamaremos “hacienda finca” que ha sobrevivido en muchas áreas, el cual sin embargo ya se considera como un obstáculo a la modernización. Que es exactamente una hacienda? Como hacienda se describe una propiedad grande, esto es en el sentido social, que le da estatus al propietario y que se encuentra íntimamente ligada a la historia latinoamericana. Desde el punto de vista económico, por otro lado, los dos términos no son equivalentes. El significado primario de granja en inglés es de una propiedad que pertenece a alguien. Por lo tanto una granja puede ser, y frecuentemente es una lujosa residencia rodeada por parques y jardines. Sin embargo una hacienda, que se deriva del verbo HACER, tiene como significado primario la generación de utilidades o una empresa productora de ingresos. En el pasado no siempre fue una

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empresa agrícola; ya que hubo haciendas mineras, productoras de vidrio y forestales por ejemplo. Y debe recordarse también que el tesoro, la organización que colectaba y proveía de ingresos para la corona fue conocida como la Real Hacienda. Desde este punto de vista pareciera más adecuado para el caso latinoamericano llamar a las grandes propiedades agrícolas, haciendas o latifundios en lugar de granjas. Sin embargo esto trae sus propias dificultades. De esta manera, las grandes granjas tienen que ser diferenciadas de las pequeñas que no son haciendas, y esto no puede ser hecho solamente en base al tamaño, pues el valor y la importancia de una hacienda no fue siempre proporcional a su tamaño. Las pequeñas haciendas en la costa sur de Perú y en la región de Chaleco cerca de la Ciudad de México, tendían a ser mucho más caras que las grandes haciendas en áreas más remotas. La hacienda tradicional entonces, era básicamente dos cosas: era una granja que pertenecía a un reconocido miembro de una élite privilegiada y era una granja comercial que generaba ingresos suficientes para el consumo suntuario que demostraba estatus aristocrático. Realmente dicho ingreso no dependía de la participación directa del propietario de la empresa, ya que desde el punto de vista tradicional era inconcebible que un aristócrata se ocupara en trabajos manuales y actividades comerciales. El ingreso de los aristócratas, en otras palabras era teóricamente no devengado. Aunque este concepto de aristocracia desarrollado grandemente en la sociedad latinoamericana no podía ser rígidamente modificado. Por ello los miembros de la élite podían permitirse trabajar en el gobierno, ganando sumas adicionales, y teniendo al mismo tiempo administradores de sus propiedades. Por ello la pregunta de si una propiedad debiera ser llamada hacienda o no, depende menos del tamaño de la granja que del trabajo del propietario y de su familia en las labores físicas a realizar. Esta diferenciación social no estaba desde luego alejada del tamaño de las propiedades. En otras palabras, mientras más grande fuera la propiedad, era más factible que su propietario no tuviera que trabajar personalmente en ella. En algunas regiones a donde la agricultura era excepcionalmente rentable, pequeñas granjas podían cumplir este requisito, y en otros lugares lejanos de los centros de consumo y con tierras de mala calidad las propiedades requerían el trabajo del propietario. En algunas regiones de Hispanoamérica los primeros pobladores adquirieron grandes cantidades de terreno, pero por la pobreza de los mercados de consumo, las formas de explotación fueron de tipo de subsistencia. En tales circunstancias una sociedad aristócrata no podía desarrollarse hasta que la agricultura generara, suficientes ingresos para mantenerla. Así en Centroamérica por ejemplo, la mayoría de los españoles que se traslado al medio rural en el siglo XVII, no construyó suntuosas haciendas, sino que: “...se retiraron a modestas chacras o bohíos autosuficientes y apoyados por unas cuantas mulas, y algunos peones.” (Macleod,1973).

Por lo tanto el verdadero sistema de “Haciendas”, surge hasta el siglo XVI (16). Dentro de los límites puestos a esta amplia definición de la hacienda, encontramos una amplia gama de posibilidades. Desde el punto de vista tradicional la “Hacienda” no era

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una propiedad que pudiera ser definida en términos abstractos, más bien se refería a la propiedad de un aristócrata que produjera ingresos satisfactorios. El término ha sido utilizado en un sentido más estrecho. Así Wolf y Mintz (1957) definen la hacienda como: “...una propiedad agrícola operada por un propietario dominante... y una fuerza de trabajo dependiente, organizada, para proveer en pequeña escala los medios de capital escaso, a un mercado, en el cual los factores de la producción se utilizan no solamente para la acumulación de capital sino también para mantener las altas aspiraciones de estatus del propietario”. De esta manera la “Hacienda”, debe de ser distinguida de la plantación, la cual es también una hacienda en el sentido tradicional y que se define como: “...una propiedad agrícola operada por un propietario agrícola dominante normalmente organizada como una corporación y con una mano de obra dependiente, organizada para ofrecer en los mercados a gran escala capital abundante y en el cual los factores de la producción se encuentran ocupados para una mayor acumulación de capital sin la necesidad de que esto sea proporcional a las necesidades de los propietarios”. Wolf y Mintz (op. Cit.) analizan la situación contemporánea entre “Hacienda” y “Plantación “, y nos proveen de una útil visión para entender estos patrones económicos y sociales (17). Hasta este momento ya podemos ver diversos factores que promueven inestabilidad y cambio en una estructura tradicional.(18). El más obvio de estos es quizá el levantamiento de movimientos revolucionarios buscando la redistribución radical de la tierra y la riqueza, y sólo en algunos casos consiguiéndolo. Por otro lado el crecimiento del sector industrial en las economías latinoamericanas y la correspondiente reducción en la importancia del sector agrícola. Esto ha llevado a la aparición de nuevos grupos cuyo poder y riqueza no depende de la propiedad de la tierra y ha obligado a los viejos propietarios a diversificar sus intereses para mantener sus posiciones. Un tercer factor es el rápido crecimiento de la inversión extranjera directa en América Latina, lo cual ha introducido un elemento nuevo dentro de la estructura de poder local y ha interferido con los ajustes necesarios para mantener estabilidad. Los sistemas tradicionales agrarios, perdurables y autosostenibles, desde el punto de vista tradicional, por mucho tiempo, capaces de perpetuarse sin mucha dificultad, se ven cada día en mayores problemas para mantener su estabilidad como consecuencia de la intervención externa. Un último factor es el crecimiento desmedido del estado. El sistema tradicional de control agrícola dependía mucho de la debilidad de los gobiernos centrales; generalmente incapaces de oponerse a los intereses de los grandes propietarios. Pero la creciente expansión del papel del gobierno en años recientes, tanto a la izquierda como en la derecha ha dado al estado, la creciente capacidad para intervenir en áreas rurales como nunca antes lo había hecho y por ello, ha alterado fundamentalmente el balance de poder aún en aquellos lugares ha donde el poder de los grandes propietarios se ha endurecido.

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1.3.1 La emergencia de los sistemas de “hacienda”. No existieron mercados económicos grandes en América Latina, antes de los iniciados por los europeos en los siglos XVI y XVII, la mayor parte del hemisferio estaba habitado por cazadores nómadas o por granjeros nómadas quiénes tenían sus propios conocimientos sobre el manejo de la tierra. Aún en las sociedades tradicionales de Mesoamérica, la mayor parte de la tierra era cultivada por individuos aunque la propiedad era comunal. No existían aristócratas pero empezaban a desarrollarse en el imperio Azteca e Inca .El desarrollo de las haciendas, fue por lo tanto una consecuencia de la colonización Europea. Sin embargo no fue una consecuencia inevitable de dicha colonización ya que en Norteamérica encontramos una sociedad, colonial más igualitaria basada en las pequeñas propiedades familiares. Por ello debemos examinar las circunstancias particulares que en algunos casos animaron o desanimaron el crecimiento de las haciendas. Existen varias explicaciones de la existencia de grandes propiedades en Latino América. Una teoría sugiere que a causa de su historia y tradiciones, los españoles y portugueses tenían una fuerte predisposición, por decir más que los ingleses, al establecimiento de dichas propiedades. Otros sugieren que el crecimiento de grandes haciendas fue en principio una consecuencia de la ampliación de la economía del mercado europeo al nuevo mundo, mientras que una tercera opina que refleja factores climáticos, que suceden principalmente en las colonias tropicales a donde los colonos van en busca de riqueza y no a las colonias de climas templados a donde buscan hacer una nueva forma de vida. El elemento común en todas estas explicaciones es su énfasis en el ambiente económico y social europeo; ellos suponen que la hacienda era esencialmente una institución foránea en el nuevo mundo. Las investigaciones más interesantes en haciendas Latinoamericanas en años recientes, se ha concentrado en su relación con el ambiente americano y esto es lo que enfatizaremos aquí. El principal impulso que hay detrás de las empresas generadoras de beneficios en las colonias en el nuevo mundo fue la motivación de los colonizadores que poseían el dinero para comprar la tierra. De esta manera, los colonizadores esperaban que sus colonias permanecieran ligadas a Europa a través del comercio; pues ellos no vendrían a América a vivir una vida ajena a aquella del viejo mundo, privándose de los bienes materiales poseídos en Europa. Barcos mercantes solamente visitaban aquellos puertos en los que pudiera generarse suficiente actividad comercial., y las comunidades pequeñas especialmente aquellas del caribe por años no verían barcos europeos (19). En las etapas iniciales de la colonización la mayor parte del ingreso no era generado por empresas exportadoras, sino que los colonizadores tenían dichas ganancias a través del mercadeo con los indígenas locales o con otros colonizadores del área, quienes a su vez obtenían bienes de los indígenas por pago de tributos. Este patrón prevaleció en la mayoría de las colonias portuguesas, francesas e inglesas. En estos casos los indígenas locales cuando lograron sobrevivir se mantuvieron alejados del sistema económico colonial y por lo tanto las empresas exportadoras dependían

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fuertemente de la economía europea, la cual proveía sus mercados con capital y a través del comercio de esclavos negros de África. El patrón de tributo, frecuente en la mayoría de colonias españolas produjo una situación más complicada. En los años tempranos de la conquista se desarrolló una institución conocida como “La Encomienda”, una forma administrativa que desvió una parte de los excedentes obtenidos de los indígenas hacia las manos de los españoles. En varias sociedades indígenas este tributo era percibido más como un patrón de reciprocidad que como un impuesto, y muy frecuentemente se entregaba como mano de obra más que como bienes. Aún en esos sistemas políticos tan altamente desarrollados como el Azteca e Inca los tributarios no cultivaban el maíz que pagaban en su propia tierra sino que lo hacían en tierras comunales, previamente determinadas para ese propósito. Al principio la conquista cambió un poco este patrón pero, inmediatamente los nuevos capitalizadores de dichos tributos fueron los encomenderos. Es cierto también que más adelante cuando hubo necesidades económicas y altos grados de mortandad entre la población indígena se convirtieron en exitosos empresarios de empresas altamente rentables. (Borah, 1979). Aunque al principio su ingreso se originó del tributo posteriormente cambió de manera limitada. Esta es la razón por la que “La Encomienda” tuvo éxito en un sistema a donde la actividad tributaria existió antes de la conquista, esto es a donde un excedente estaba siendo producido y concentrado en una clase no productiva. Este sistema de la encomienda no funcionó con aquellos grupos más empobrecidos y nómadas como los Caribes de Trinidad y Tobago, los Chichimecas en México o los Araucanos en Chile. (Wolf y Mintz, 1957). En la mayoría de los casos los tributos indígenas no duraron por mucho tiempo. (20) Dentro de siglo de la conquista la encomienda perdió su habilidad para generar suficiente ingreso para los colonos y entonces fue ampliamente reemplazada por la “Hacienda” la cual generó un ingreso derivado de la agricultura comercial y esto fue sin lugar a dudas un resultado automático de la conquista. Una razón para el fracaso de la encomienda en su época temprana fue su dependencia de recursos no renovables; cuando las minas de oro se terminaban, como sucedió frecuentemente después de 50 años de explotación quedaban pocas cosas disponibles para exportar. (Jara, 1966) Otra razón fue la disminución de la población, en algunos casos sobre el 90%, lo cual afectó a las sociedades indígenas del nuevo mundo después de su contacto directo con las enfermedades del viejo mundo, como las paperas, tifo, malaria y fiebre amarilla a las cuales no eran inmunes. La población indígena de la colonia “La Española” (Santo Domingo) declinó de una población mayor de 3 millones a varios cientos en un período de 30 años de acuerdo a investigaciones recientes (21). En este proceso la encomienda se convirtió en un proceso de esclavos que solo pudo ser mantenido a través de secuestrar indígenas de otras partes del Caribe, pero a final de cuentas tuvo un colapso. Durante la conquista la población en México declinó de cerca de 30 millones a poco más de 1 millón y medio de habitantes a mediados del siglo XVII (Borah, 1971). La disminución de la población en la región andina tuvo un comportamiento similar aunque quedan algunas evidencias, de que los indígenas del sur del Perú, que vivían en

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regiones muy altas como el Lago Titicaca podrían haber escapado con menos daño. En la mayoría de hispanoamérica la desaparición de los indígenas fue sustituido por la ganadería europea, la cual se multiplicó rápidamente después de su introducción convirtiéndose ocasionalmente en salvaje durante el proceso. Pero la ganadería no pagaba tributos y por lo tanto la catástrofe demográfica latinoamericana arrastró a la encomienda al colapso, el cual se convirtió aún en las regiones más populosas en un sistema totalmente ineficiente (Chevalier, 1963). A fines del siglo XVII la encomienda probó ser incapaz de mantener el sistema colonial español aunque jugó un papel muy importante en regiones periféricas tales como Paraguay y Venezuela. Esto obligó a los encomenderos a buscar fuentes alternativas de ingreso. El resultado fue un cambio gradual del patrón de redistribución en el cual los colonos fueron obligados a entrar a un sistema de mercado en el que solo los eficientes en la comercialización pudieron sobrevivir a través de la vente de bienes y servicios. Tal cambio no habría ocurrido sin la revolución económica producida por el descubrimiento de las grandes minas de plata de Perú y México (Potosí en 1545; Zacatecas y Guanajuato en 1548) y de la introducción de un nuevo proceso de refinación de la plata con mercurio entre 1560 y 1570. Mientras los primeros colonizadores dependieron de la exportación de oro, sus descendientes dependerían de la plata, producto que a partir de 1560 hasta el final de la colonia, represento más del 90% del valor total de las exportaciones a España.

1.3.2. Mercados, capital y utilidades Las haciendas y las plantaciones por lo tanto representaron dos soluciones diferentes al problema de ingresos de los colonizadores, soluciones que se desarrollaron en circunstancias históricas totalmente diferentes. Las primeras fueron características en aquellas regiones donde existía una población indígena densa y bien organizada y a donde la ausencia de la encomienda fue sustituida por la economía de mercado que dependía de manera primaria de las riquezas generadas en la minería. La plantación por otro lado fue característica de aquellas regiones a donde la minería nunca existió a donde esta falló para generar la suficiente riqueza para mantener una red de mercados regionales. Por lo tanto la demanda que estimuló el desarrollo vino principalmente del continente europeo. En el largo plazo esta distinción entre plantación y hacienda desapareció. Y regiones de plantación poderosas como Brasil, tenían también minerales para exportar y sus regiones con haciendas encontraron mercados de exportación. Adicionalmente las plantaciones generaron algunas demandas locales y si al principio esto fue limitado a través del tiempo esta situación creció. De acuerdo a Wolf y Mintz (1957) varias de las diferencias entre haciendas y plantaciones pueden ser entendidas en términos de sus patrones de mercado. Los mercados europeos en los cuales las plantaciones vendieron sus productos en las épocas tempranas fueron mayores y más confiables que los mercados regionales en los que las haciendas tenían que vender. Esto fue parcialmente porque la densidad de población y el ingreso per cápita eran más bajos en América Latina que en Europa pero

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también, porque una gran parte de la población latinoamericana estaba fuera de participación en la economía de mercado. Los mercados de exportación se caracterizaban no solo por su mayor tamaño sino también por su mayor elasticidad de la demanda, un hecho que animaba al establecimiento de sistemas complejos de mercadotecnia para vender una creciente cantidad de productos de plantación a precios decrecientes. La mayoría de los productos tropicales exportables de América Latina desde azúcar, café y plátanos lograron rápidamente éxito debido a la rápida expansión de los mercados extranjeros usualmente asociado con una disminución en precios, aunque esto no necesariamente reflejaba una política deliberada de parte de los productores. En Brasil por ejemplo, Furtado (1963) dice que los comerciantes holandeses aprovecharon la caída de los precios de azúcar para estimular en el siglo XVI un rápido incremento del consumo de azúcar en Europa, con el inmediato beneficio para los productores brasileños, quienes eran los productores más baratos de azúcar en ese tiempo. Las plantaciones por lo tanto tendieron a ser empresas altamente competitivas, aunque históricamente esta competencia era más obvia entre regiones que entre plantaciones individuales. La historia de América Latina contiene numerosos ejemplos de un meteórico auge económico y una subsecuente declinación de grupos de propietarios de plantaciones. Una segunda ventaja que los mercados de exportación dieron a los propietarios de las plantaciones fue el acceso a los mercados de capitales extranjeros. Esto se dio principalmente por medio de créditos para la compra de equipos y esclavos, anticipados por los comerciantes responsables de la distribución de los productos de las plantaciones. Así los comerciantes holandeses surtieron gran parte del capital empleado en el desarrollo de la industria brasileña azucarera y jugaron igual papel en las Indias Occidentales Británicas, a donde ellos persuadieron a los productores a introducir el azúcar. La incapacidad de pago de los propietarios de plantaciones hacia aquellos que comercializaban sus productos fue un problema típico de la región. Y esto parece haber ocurrido especialmente cuando los comerciantes eran contrabandistas y no podían recurrir a los tribunales para recuperar sus pasivos. La inversión extranjera directa por otro lado, no fue común hasta fines del siglo XIX, cuando grandes compañías extranjeras tales como la United Fruit Company comenzó a comprar el producto de las plantaciones, participando así en su desarrollo. Las haciendas por otro lado tuvieron pocos nexos con los mercados de ultramar y los extranjeros rara vez tuvieron interés en invertir en ellas a excepción de aquellos casos a donde se planteaba como la única posibilidad de ser admitidos por las elites locales. Como consecuencia de esta falta de capital los propietarios de las haciendas dependían de la limitada oferta de capital local disponible aunque en la mayoría de ocasiones éste capital se dirigía hacia la minería y al comercio, actividades en las que el retorno a la inversión era mayor que en la agricultura. De ésta manera las haciendas de la colonia adquirieron en gran parte su capital de operación de la iglesia, la que en forma medieval utilizaba sus fondos acumulados como prestamos a renta fija sin tener que verse involucrados así en procesos de administración de inversiones. Esta diferencia en disposición de capital se reflejó en el nivel de tecnología. Las plantaciones poseían

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maquinaria y equipo relativamente sofisticado y caro, particularmente en la fase del procesado. La tecnología de las haciendas por otro lado, no era muy diferente de la de los campesinos. Bajo esas circunstancias las plantaciones eran mas rentables que las haciendas al menos mientras tenían la habilidad para competir en el gran mercado de las exportaciones. Furtado (1963) dice que el ingreso per cápita de los colonizadores en la época temprana de la economía azucarera brasileña era muy alto, aún para aquellos estándares europeos, y añade que éste ingreso se encontraba fuertemente concentrado en un puñado de productores. De manera similar en la Inglaterra del siglo XVIII la riqueza de las plantaciones de las Indias occidentales era legendaria, permitiendo a los productores regresar a casa, comprar granjas y asientos en el parlamento, creando celos entre los grupos establecidos por su excepcional riqueza e influencia. Más recientemente esa influencia política y monetaria de los propietarios de plantaciones en el Perú fue uno de los factores que condujo a los militares a dar un golpe de estado y a realizar una reforma agraria que privó a los propietarios de sus plantaciones. En contraste la mayoría de las haciendas parecen haber sido poco rentables. Brading (1971) dice que aún durante el próspero siglo XVIII, cuando la minería alcanzó su auge productivo, las haciendas mexicanas generaban bajo retorno a la inversión de capital y al mismo tiempo esto parece aplicar a muchas regiones de América Latina. En esta sentido él asegura que las haciendas consumieron más riqueza que la creada (22). Finalmente la plantación estaba mejor organizada y era más eficiente que la hacienda. Pues mientras la hacienda parecía recordar los castillos medievales europeos que ataron a la tierra a los campesinos, la plantación con su forma de producción disciplinada y mano de obra supervisada con tareas de especialización era una especie de fábrica agrícola. Durante el siglo XVII pocos negocios en América o Europa fueron tan grandes o complejos como una gran plantación azucarera. “...Al principio del siglo XVIII Antonil (1711) caracterizaba al propietario de una plantación de azúcar como “senhor de engenho”, como un empresario cuyo éxito dependía básicamente de su capital y de su habilidad administrativa. (Keith: 1977)”. En Brasil éste relato sugiere que el ser propietario no garantizaba riqueza o estatus y que para obtener estos beneficios era necesario tener una administración óptima, de tipo personalizado. En las Indias occidentales durante el siglo XVIII por ejemplo los propietarios tenían que regresar a administrar sus plantaciones por error de los administradores (23). Las haciendas y las plantaciones no siempre pudieron distinguirse claramente ya que el patrón anteriormente descrito de las plantaciones corresponde a aquellos de las empresas más dinámicas y que tuvieron habilidad para competir en los mercados de exportación. Cuando la demanda de los mercados exteriores se veía reducida su acción se convertía de tipo monopolístico concentrándose en ganar protección dentro de un mercado específico. Y fue ésta la única manera en que algunas plantaciones inglesas lograron sobrevivir de la competencia de las plantaciones francesas en Santo Domingo. Al

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declinar la producción y las utilidades las plantaciones enfrentaron momento más difíciles, ya que perdieron capital y la mano de obra no fue reemplazada, lo que en el largo plazo causó que muchas plantaciones tuvieran las características de una hacienda.

1.3.3. Patrones el uso de la tierra De las cosas que atrajeron a los colonos europeos a América Latina entre el siglo XVI y el siglo XIX, la más importante fue la disponibilidad de tierras baratas, causado esto generalmente por la baja densidad de población de la región, gran parte del hemisferio occidental nunca había sido poblado densamente. Aunque algunas regiones específicas tuvieron alta población agrícola, las epidemias del siglo XVI las redujeron a solo una fracción de sus magnitudes previas, dejando así grandes cantidades de tierra abierta a la ocupación de los colonos europeos. A través de los siglos de migración europea Latinoamérica posee un radio muy alto de tierra-población. Aún hoy en día cuando su población crece rápidamente no puede ser considerada sobrepoblada en los términos de la India o del sureste asiático (Borah 1971). Si la tierra era barata existían algunos obstáculos que impidieron que ésta fuera ocupada por los colonos europeos. Estos obstáculos pueden ser clasificados como humanos por un lado y físicos y económicos por el otro. En las plantaciones, los obstáculos humanos eran relativamente sin importancia. Las plantaciones generalmente se establecieron en tierras bajas tropicales en áreas previamente ocupadas por grupos seminómadas como el Tupí de Brasil o los Caribes que dieron su nombre a la región; estos grupos se dividieron en pequeñas bandas que sobrevivieron de la caza la pesca y rotación de cultivos. Fueron difíciles de pacificar por la ausencia de un sistema de autoridad jerárquica y porque los colonizadores europeos los condujeron hacia las hostilidades trastocando el balance ecológico del cual dependía su forma de vida tradicional. Los obstáculos fijos a la ocupación de tierras para plantaciones fueron más importantes. Por ser tierras tropicales la mayoría de estas regiones tenía densos bosques cuando los colonizadores llegaron, y por ello el trabajo de preparación de la tierra era considerablemente caro así como el esfuerzo físico, antes de poder comenzar a operar el negocio. Adicionalmente las plantaciones tenían que embarcar sus productos, por lo cual era conveniente que estuvieran localizadas en zonas costeras o cerca de ríos navegables, al menos hasta la introducción del ferrocarril en el siglo XIX. El desarrollo de las plantaciones tenía también la restricción de condiciones climáticas especiales y de suelos, aspectos requeridos por aquellos productos más exitosos. Por éstas razones las plantaciones terminaron localizándose en áreas de tamaño limitado aunque en ellas una alta proporción de la tierra era explotada por los colonizadores. ¿Cuales fueron los principales factores que determinaron la cantidad de tierra utilizada por una plantación? La influencia de la tradición europea de grandes propiedades y la política gubernamental de ceder derechos sobre grandes propiedades ha sido muy importante en efecto, sin embargo, existe poca evidencia de que el tamaño de los derechos originales cedidos por el gobierno tenga alguna relación con el tamaño de las

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plantaciones. En Barbados, por ejemplo a donde los certificados originales (principalmente para granjas tabacaleras) fueron pequeños, los productores de azúcar los combinaron con propiedades grandes. En el noreste brasileño por otro lado, a donde el peligro de los indígenas y las necesidades iniciales de capital produjeron un patrón de tenencia feudal en el cual los certificados de propiedad de la tierra eran grandes, posteriormente estas plantaciones fueron divididas en más pequeñas propiedades. (24) Dichos cambios no son difíciles de entender, ya que como empresas competitivas las plantaciones se encontraban bajo presión para cumplir ciertos estándares de eficiencia y por ello la cantidad de tierra ocupada estaba directamente relacionada al tamaño de su fuerza laboral. Esto era así porque el valor de la tierra en las plantaciones era relativamente alto y aquellos propietarios que poseían más tierra de la que podían explotar tenían un fuerte incentivo para venderla o rentarla de acuerdo a Dunn (1972) la norma era de que en las plantaciones altamente desarrolladas en Barbados, tuvieran un esclavo por cada dos acres (1 ha.) y sería interesante comparar éste radio con aquellos de otras áreas y de otros productos. (25) Si las plantaciones ocuparon grandes extensiones de tierra era entonces porque eran grandes empresas. ¿Pero, eran éstas verdaderamente grandes empresas? Dunn (op. cit) apuntaba a las economías de escala como un factor importante. Pero mientras estas economías claramente existieron en el caso de la caña, esto no sucedió en el caso de otros productos de exportación como tabaco, cacao, café y plátano, ya que estos se producían con mucho éxito en pequeñas propiedades. Aún en el caso de la caña las economías a escala ocurrían solamente en el procesado y por ello la caña podía ser perfectamente cultivada en pequeñas propiedades, como fue con pequeños “labradores” brasileños y “colonos” cubanos quienes luego la transportaban a ingenios para su procesamiento. Un factor más importante puede ser el tamaño pequeño de la población agrícola en relación a la demanda. Dada una demanda fija, la presencia de un gran número de productores potenciales hubiera conducido al desarrollo de pequeñas propiedades. Si los potenciales productores fueran unos cuantos, sus beneficios serían muy altos, haciendo posible agrandar sus propiedades pudiendo entonces rentar mano de obra de otras regiones para explotarla. En la mayoría de las plantaciones la población agrícola consistía de inmigrantes europeos, y se esperaría que el tamaño de la plantación fuera inversamente proporcional a la densidad de la población europea. En las islas de Barbados por ejemplo, que inicialmente atrajo a un gran número de inmigrantes la mayor parte de las plantaciones fue rara vez mayor de 100 ha., esto durante el siglo XVII. (26) Al mismo tiempo había muchos factores que limitaron el tamaño de las plantaciones, uno de ellos fue el problema del transporte, la cosecha tenía que ser llevada a un ingenio para su procesado y empacado. Si la plantación era muy grande se tornaba antieconómico transportar el producto desde las áreas distantes. Esta dificultad perdió importancia en el siglo XIX con la introducción del ferrocarril, reduciendo los costos de transporte. (Guerra y Sánchez, 1964) Otro factor importante era el de la administración. El crecimiento de las plantaciones siempre estuvo limitado por la dificultad de administrar correctamente grandes empresas. Las plantaciones eran operadas exitosamente con una fuerza de

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trabajo de más de 500 trabajadores y esto era para administrar de 500 a 750 ha. En este siglo es más fácil ya administrar empresas más grandes y esta limitante de administración por tamaño ha perdido importancia.

1.3.4. Mano de obra rural Durante los años de la migración europea a América Latina el valor de la tierra era bajo, ésta era abundante así mismo la mano de obra era escasa y cara (Stolcke y Hall, 1983). “...los altos costos de la mano de obra fueron el más serio obstáculo para el desarrollo de la agricultura tropical en el nuevo mundo y el esfuerzo por superarlo, impulsó a la agricultura a la adopción de cuatro patrones principales: 1)Basado en la mano de obra migratoria que estaba muy íntimamente asociada a la plantación; 2) Un patrón de explotación extensiva y baja utilización de mano de obra típico de los ranchos; 3) otro basada en mano de obra alquilada, alquiler de la tierra o ambos que fue muy común en varias regiones de Latinoamérica; 4) Un patrón de servidumbre que estaba íntimamente ligado con la hacienda” (Keith, 1977). Cada uno de estos cuatro patrones tiene antecedentes europeos. El primero fue utilizado en Europa del Este durante el siglo XII y XIII, cuando grupos de campesinos fueron trasladados de regiones más densamente pobladas en el oeste. El segundo se utilizó en los asentamientos de Castilla en donde la tierra fue utilizada para el pastoreo de ovejas, y la lana se convirtió en el principal producto de exportación. El tercero fue típico de Europa Occidental durante los años siguientes a la peste negra, cuando los salarios se elevaron y los campesinos dejaron de ser sirvientes para convertirse en productores que producían para el mercado y pagaban renta por la tierra. El cuarto fue localizado en Europa del Este, en donde los propietarios de la tierra, contrarrestaron la disminución de la población otorgándoles tierra a los campesinos y forzando los precios de la mano de obra a la baja. Primero examinaremos el patrón de mano de obra migratoria el cual era más común en las plantaciones en donde los altos beneficios permitían cubrir los costos de traer trabajadores de fuera. Teóricamente trabajadores libres eran la mejor opción para las plantaciones, pero esto sólo habría sucedido con una tasa alta de población. Latinoamérica fue poco atractivo para los trabajadores libres de otras partes del mundo, quiénes preferían ir a aquellos lugares en donde pudieran comprar su propia tierra en lugar de alquilar su mano de obra. Es por esto que la mano de obra de las plantaciones se basó fuertemente en esclavos africanos los cuales en ocasiones eran substituidos por trabajadores de la India y China, quienes trabajaban en condiciones similares a las de esclavitud. El carácter de esclavitud de las plantaciones era muy diverso. En algunas ocasiones era de explotación, en otras con severos regímenes de disciplina y en casos de corte paternalista. En resumen el primer patrón de los mencionados, parece ser el de más dinámico uso en las plantaciones eficientes. Y el último estaba más relacionado con las plantaciones ineficientes o poco productivas (Stolke, 1983; Stolke y Hall, 1983).

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Una forma de esclavitud prevaleció en las plantaciones de café de Brasil (Stein, 1957). En esta región los productores utilizaron, depreciaron, y reemplazaron a sus trabajadores como si estos fueran máquinas considerando que en promedio los esclavos debían ser remplazados cada quince años las plantaciones otorgaban un mínimo estándar de vida y poco esfuerzo hacían para animar a las familias a que tuvieran niños. Así, generalmente se importaban más hombres que mujeres y comúnmente de descendencia africana, más que americana. Una forma más suave de esclavitud evolucionó en aquellos lugares en donde los dueños de las plantaciones eran incapaces de reponer la mano de obra con la frecuencia necesaria, esto por la disminución de beneficios o tal vez por el alto costo de nuevos esclavos durante el siglo XIX, bajo estas circunstancias ellos encontraron mayores incentivos para mantener a sus esclavos más satisfechos, lo que permitiría la formación de familias más numerosas consiguiendo así mano de obra adicional. Fue así como la mano de obra americana, aumentó y evolucionó hacia un tipo de reproducción rápida frecuentemente encontrada en hacienda. Aunque la esclavitud estuvo más íntimamente ligada a la plantación, en Brasil se encontró en algunos “feudos”.En la costa peruana por ejemplo, importantes números de africanos fueron importados para la producción de granos de las haciendas de la zona de Lima, los viñedos de las haciendas del sureste, las grandes haciendas de caña de azúcar localizadas en los valles del norte y del centro. Cuando la esclavitud fue abolida en el siglo XIX, la población local no era lo suficientemente grande como para proveer a estas haciendas con la mano de obra necesaria, y reclutó, trabajadores traídos de China, Japón así como de las zonas altas, estas contrataciones se hicieron a través de “enganchadores”.(Matos,1967). La mano de obra alquilada o tierra alquilada fue la alternativa más capitalista de las cuatro en el sentido de que los trabajadores fueron atraídos y retenidos en un principio por los sueldos y las posibles ganancias. Esta alternativa fue posible principalmente porque la agricultura era más rentable en las áreas de alta demanda laboral, así las haciendas podían pagar sueldos muy altos como para atraer trabajadores de lejanas regiones. La migración de zonas empobrecidas hacia las islas de prosperidad, en donde altos salarios eran pagados han sido un factor importante en la historia de América Latina desde el siglo XVI, la posibilidad de negociación de trabajadores libres, en estas prósperas regiones deben haber sido excepcionalmente buenas durante los años de poca población, aunque últimamente se han debilitado a causa del crecimiento de la misma (Gibson, 1964). Durante el siglo XVIII, en el Valle de México, los indígenas tenían amplia capacidad de endeudamiento y esto se explica, más por la capacidad negociadora de los trabajadores, que de la habilidad de los propietarios para retenerlos en sus propiedades (28). Un argumento similar surge en el caso de aquellos que alquilan la tierra, lo cual fue posible sólo cuando los propietarios de la tierra, permitían a aquellos que la rentaban mantener una buena proporción de los beneficios que le daba producir para el mercado. Así también la mano de obra alquilada se encontraba principalmente en las áreas más prósperas. Quizá el caso más conocido es probablemente el de las granjas productoras

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de trigo, en las pampas argentinas, al final del siglo XIX, en donde los rentistas. Eran generalmente inmigrantes europeos.(Sarmiento, 1858).También este alquiler de tierra fue altamente próspero en el bohío mexicano en donde la creciente demanda durante el siglo XVIII condujo a los hacendados a distribuir su tierra entre los rentistas. En la costa peruana donde los rentistas conocidos como “yanaconas” evolucionaron hacia un eficiente sistema de pequeñas granjas, a donde grupos de japoneses que inicialmente vinieron a Perú como trabajadores reclutados, logró convertirse durante los treintas en una figura económica dominante en el Valle Chancay, al norte de Lima rentando y operando, no menos de seis grandes haciendas (Matos, 1967). El patrón de servidumbre, por otro lado fue más común de encontrar en regiones con mercados deficientes en donde el cultivo de productos de exportación era marginal. Bajo tales circunstancias, los hacendados no podían pagar sueldos lo suficientemente altos como para atraer el tipo de empleados necesarios, tampoco podían rentar sus tierras a los grupos indígenas locales ya que los productos a vender generaban poco ingreso. De esta manera la hacienda se basaba en las amenazas y presiones de un tipo u otro, para obtener su mano de obra (Icaza, 1964). En el caso de los ranchos ganaderos los patrones de trabajo libre prevalecieron sobre los otros. Una razón para ello era la movilidad que le daba la posición de un caballo. La libertad era, desde luego implícita en la naturaleza del trabajo del vaquero a diferencia de los peones agrícolas que no requieren tener iniciativa ni independencia. Por ello en las economías ganaderas del noreste brasileño, grandes ranchos (fazendas), surgieron de pequeños corrales, cada uno de ellos administrada por un vaquero que trabajaba solo. Cunha, (1944), sugiere que las ligas de estos hombres y sus patrones fueron esencialmente contractuales, aunque no formalizadas por escrito y la relación conducida en un plano de igualdad. La habilidad de los ranchos para atraer trabajadores libres no dependía fundamentalmente de su habilidad para pagar sueldos satisfactorios, algo que difícilmente sucedía. Los vaqueros frecuentemente eran pagados, en el caso brasileño en especie con becerros cuyo valor monetario, no siempre era muy alto. Vivir en las zonas ganaderas tenía otras ventajas, entre ellas alimento seguro, adicionalmente los vaqueros que recibían su sueldo en especie al cabo del tiempo podían iniciar su propio negocio, ya sea rentando potreros o comprando su propia tierra actividad altamente promovida en las esferas sociales. Ocasionalmente se encontraban ricos terratenientes en la región, sin embargo la mayoría de los ranchos eran operados a una escala modesta, como aquellos propietarios descritos por Sarmiento (1868) los “gauchos”, cuya forma de vida, no era muy diferente de la de aquellos vaqueros que trabajaban para él. En esencia este fue el patrón característico de las economías de rancho menos desarrolladas (29).

1.3.5. Organización social Hasta este momento hemos considerado a las haciendas principalmente desde un punto de vista económico tratándolas esencialmente como empresas que utilizan tierra, trabajo

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y capital para obtener beneficios. Pero estas empresas nunca fueron simples fábricas, fueron también lugares en los vivió gente durante toda su vida, y es por ello también muy importante entender su organización social. En ambos casos plantaciones y haciendas han sido descritas como organizaciones feudales. El término puede confundirnos en dos sentidos. El primero nos describe que una propiedad feudal, generalmente implica que no era capitalista, y hemos visto que las plantaciones y las haciendas eran esencialmente empresas generadoras de utilidades. En segundo término cuando la expresión es utilizada en el sentido sociológico implica la subordinación de un patrón y un siervo pero las órdenes superiores no pueden ser impuestas por la fuerza. Mientras que los encomenderos en Hispanoamérica y los donatarios en Brasil eran señores feudales en este sentido, los propietarios de las plantaciones y de las haciendas en años recientes no podían utilizar procedimientos de fuerza o estos autoritarismos eran menos efectivos. Este punto se discute con mayor amplitud en el Capítulo V, sección V.2.1. Las relaciones entre campesinos y la economía serán discutidas en el Capítulo II. El papel del gobierno y sus políticas son descritos y analizados en el Capítulo III, mientras que el desarrollo de la agricultura de plantación con referencia al cultivo del café se maneja de manera amplia en el Capítulo V. En el siguiente Capítulo, la discusión sobre el papel de las políticas capitalista del estado y de las plantaciones se analiza en el contexto del desarrollo mexicano reciente. Comenzando con una discusión acerca del porfiriato cuyo argumento es que el estado mexicano subordinó la agricultura de pequeña escala a las necesidades de la industrialización. Este desigual proceso de desarrollo en el que el estado mexicano jugó un papel importante en la su promoción, nos permite entender el atraso de ciertas regiones y especialmente la clase de conflicto que en Chiapas reflejan los patrones de organización económica y social subordinados que son más similares a los de la Repúblicas Centroamericanas que a los de México.

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NOTAS

1.- Por Marx.:

“...en los sistemas económicos dominados por pequeños productores domésticos la renta absoluta no existe ya que esto presupone que es un remanente conseguido sobre el valor de un producto de manera adicional a su precio de venta, o que el precio es monopolíco y excede el valor del producto. (Vol. III, 1972: 681). Marx partió del supuesto de que los campesinos al ceder parte de los excedentes de su trabajo a la sociedad permitían que el precio del mercado en circunstancias especiales igualara el valor”. (Archetti y Stolen, op. Cit. Pág. 116). 2. A. Bartra. “La renta capitalista de la tierra”, Cuadernos Agrarios Año 4, Nos. 7-8, México, Marzo, 1979, p. 44. Aquí Bartra afirma que los campesinos en México heredaron de los “terratenientes” el papel de los representantes de la propiedad privada de la tierra y el monopolio sobre el suelo. 3. Para el caso del desarrollo de la agricultura capitalista en el Noreste de México, primero se debe uno referir al trabajo de Linda B. Hall, “Alvaro Obregón y el movimiento agrario 1912-20”, en “Caudillo y Campesino en la Revolución Mexicana”, editada por D. A. Brading, Universidad de Cambridge, impreso en Inglaterra, 1980, p.135. Uno de los puntos que se aprecian en este trabajo es que el autor menciona a Obregón como el primer campesino empresario que hacia finales de los años veintes era todo un modernizador y organizador. Después de su presidencia construyó un gran imperio en Sonora basado en la relación de la agricultura y la Industria. También Héctor Aguilar Camín, “La Tradición Relevante: Los líderes Sonorenses de la Revolución”. Editado por D.A. Brading, Universidad de Cambridge, Impreso, Inglaterra, 1980, pp. 120-121. 4. En este caso Marx habla acerca de una economía mercantil simple en la que:

“...la propiedad privada del trabajador sobre los medios de producción, era consecuencia de pequeñas granjas o de micro industrias de la manufactura y constituía las bases del desarrollo de la producción social, una escuela donde la habilidad manual, el talento y la libertad individual del productor se desarrolla. En este modo de producción se encontraba la esencia más íntima de la esclavitud, servidumbre y cualquier otro tipo de dependencia. Pero esta forma de producción no prosperó ni desarrolló toda su capacidad, ni fue adoptada en forma general”.(Capital, Libro I. Ch. XXXII).Citado por Roger Bartra, Diccionario Breve de Sociología, Marxista, Editorial Grijalvo, México, 1973, p. 63. 5. Esta subordinación a los modos dominantes de producción es nombrada por Bartra como sub-capitalismo el cual puede ser definido en términos similares como subdesarrollo o dependencia. La situación del “sub-capitalismo” consiste en la existencia

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en los llamados países del tercer mundo cuya estructura socioeconómica, es predominantemente capitalista, pero subordinada al poder imperialista. Esto también indica que esta estructura no está controlada por las leyes tradicionales del desarrollo capitalista clásico Europeo, ni parece tener elementos que la identifiquen a los antecedentes históricos de dicho modelo. Tratan de una estructura en la que el proceso de transición al capitalismo permanece fijo cristalizado por el trabajo de penetración y dominio del capital extranjero. “Otro rasgo de este sistema es la coexistencia de modos no capitalistas de producción con un modo dominante capitalista.”(R. Bartra, o-. Cit, p.131). Para el caso de México consultar a Oscar González, “Capitalismo y Economía Campesina: Análisis Teórico de la Transferencia del Excedente Económico”, en U. Oswald, Coordinadora, Mercado y Dependencia, Editorial Nueva Imagen, México, 1979, p.103: “Por lo tanto, el desarrollo de la formación económica de la Sociedad de Mexicana, caracterizada por su dependencia extranjera, promovió la formación e impulso la reproducción del capital en la agricultura, del sector industrial y el sector terciario basado en la extracción del excedente económico producido por las comunidades campesinas...” 6. La división que Lenin hizo del campesinado se basó en la compra y venta del trabajo. No consideró el tamaño de la familia campesina. Aunque el tamaño de la familia es un importante factor el cual debe ser tomado en cuenta para entender la necesidad de contratar o no trabajado asalariado en una unidad productivamente factor es un punto importante en el trabajo de Chayanov (1966). El tamaño de la familia junto con las diferentes etapas en el trabajo agrícola explica para Chayanov el contrato de venta del la fuerza de trabajo. 7. Es mencionado por L.A. Crouch y A. Janvry, “El debate sobre el campesinado: teoría y significancia política”, en estudios rurales Latinoamericanos.Vol,2, No. 3, Septiembre Diciembre, 1979, p.282. 8. La lista de autores mencionados no es exhaustiva. 9. Es necesario tomar la definición de clase social, y precisar cuando el campesino es considerado como clase social. En el primer caso estoy de acuerdo con A. Warman, “Ensayos sobre el campesinado en México”, Editorial Nueva Imagen, México, 1980 p. 186, quien dice: la clase social es: “...un grupo que mantiene una práctica similar y formas relacionadas de producción, el cual ocupa una posición similar respecto a otra u otras formas de explotación”.

10. Javier Guerrero, “Comentario a la ponencia de O. González: capitalismo y economía campesina. Análisis teórico de la transferencia del excedente económico”, en U. Oswald, (coordinadora) “Mercado y dependencia”, Editorial, Nueva Imagen, México, 1979, p. 108: “... dentro de una dinámica que contiene algunas cosas de importancia básica que Marx denominó la forma de subordinación del trabajo por el capital, que es la extracción del valor de excedente absoluto”.

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11. J. Guerrero, “La diferencia interna del campesinado Mexicano, en “Polémica sobre las clases sociales en el campo Mexicano”, Editorial Macehual, México, 1979, p.17:

“...el nombrado fenómeno, de diferenciación interna del campesino está por encima de toda expresión de descampesinización, es decir de la pérdida de rasgos de pureza en el campesinado...”.

12. Las áreas con definida agricultura capitalista se encuentran: Al norte del país. De hecho, se considera que el 26% de las empresas modernas se encuentran localizadas en el Noroeste del país, 23% en el Noreste, 18% en el centro y 13% en el Bohío “.( Luisa Pare, “La Organización de los ...”,op. Cit., p.99). Para la tipificación del campesino por áreas, estos están indicados en G. Esteva, “La Batalla en el México rural. Siglo XXI”, Editores, México rural.Siglo XXI”, Editores, México, 1980, p. 139: las uniones de campesinos están diseminados a través del país, pero ellos están más concentrados en los Estados, de Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Michoacán, Morelos, Puebla, Oaxaca y Yucatán”. 13. Entre algunos de los trabajos de los autores mencionados se citan: O.Sunkel y P. Paz, “El subdesarrollo latinoamericano la teoría del desarrollo, Siglo XXI”, Editores, México, 1970; C. Furtado, “Desarrollo Económico de Latinoamérica: un Muestreo de la Epoca Colonial de la Revolución Cubana”, Cambridge University , impreso, en Inglaterra, 1970; R.M. Marini,”Dialéctica de la Dependencia”, Ediciones ERA, México, 1973; T.Dos Santos, “La Crisis de la Teoría del Desarrollo y los Problemas de Dependencia en América Latina”; en H. Bernstein De., “ Subdesarrollo y Desarrollo”, Penguin Books, Inglaterra, 1973; A. G. Frank, “Capitalismo y Subdesarrollo en Latino América”, Monthly Review Press, New York, 1969; A. Quijano “ Dependencia, Cambio Social y Urbanización en América Latina”, revista mexicana de sociología, año XXX, No. 3 , 1968; F. Cardoso y E. Faletto, “Dependencia y Desarrollo en América Latina, Siglo XXI”, Editores, México 1978.

14. Estos son: “ ...primero, la contradicción de expropiación, apropiación del exceso económico(...) segundo, la contradicción de la polarización de satélite metrópolis”.

15. En 1910, Boeke presentó su modelo de la Teoría Económica Dual, en su disertación: “Tropisch Koloniele Staarhoushoudkunde: Het Problem Netherlands”, Universidad de Leiden. Después se expandió el modelo en “Economía y Políticas Económicas de las Sociedades Duales”, New York, Instituto de Relaciones Pacíficas, 1953. 16. Un similar punto puede ser el hecho acerca de las Pampas Argentinas donde una verdadera aristocracia terrateniente se estableció apenas en el siglo XIX, después de ello fue posible vender carne y pieles.

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17. Erick R. Wolf y Sidney W. Mintz, “Haciendas y Plantaciones en Centro América y las Antillas”. Estudios Económicos y Sociales, No. 6 (1950): 380.

18. La mejor introducción es Rodolfo Stavenhagen, Editores.,”Problemas Agrarios y Movimientos Campesinos en América Latina”, Garden City, New York, Anchor Books, 1970.

19. Ver V. S. Naipaul`S para un recuento de la historia temprana de Trinidad en su libro “The Loss of El Dorado: A History, New York, Knopf, 1970, parte Y. 20. Alvaro Jara habla de un “ciclo de oro”, el cual es continuado por un “ciclo de plata” en sus tres ensayos de economía minera hispanoamericana, Santiago, Centro de Investigaciones de Historia Americana, Universidad de Chile, 1966, pág. 24-26, 52. 21. Ver Woodrow Borah y Sheburne F. Cook, “Essays in Population History: México and the Caribbean”, 2, Vols., Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1971-1974, pág. 376-410. Para un recuento general sobre baja en población, ver Nicolás Sánchez Albornoz “The Population of Latín América: A History “, Berkley y los Angeles, University of California Press, 1974, pág. 39-66.

22. Ver por ejemplo, Arnold J. Bower, “Chilean Rural Society from the Spanish Conquest to 1930”, Cambridge, England, Cambridge University Press, 1975, pág. 180-181; y Robert G. Keith, “Conquest and Agrarian Change: The Emergence of the Hacienda System on the Peruvian Coast “, Cambridge Masachussets: Harvard The University Press, 1976, pág. 110-111. 23. Sobre las dificultades de ser un productor de azúcar ausente de su plantación, ver Richard, Pares “A West India Fortune”, London, Longmans, Green and Co., 1950, pág. 141-159. 24. La consolidación de las propiedades en Barbados es descrita por Richard Dunn,Sugar and Slaves; The Rice of the Planters Class in the English West Indies, 1624-1713, Chapel Hill University of North Carolina Press, 1972 pág. 66-67. Para Brasil ver Harry W. Hutchinson, (“Village and Plantation Life in North Eastern Brasil Seattle University of Washington Press, 1957, pág. 25-26, 33-36.

25. Dunn”Sugar and Slaves “pág. 69,89.

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26. Ibid, pp. 95-96. 27. El hecho de que una población estable aumentara, ayuda a explicar por que los esclavos en el Noreste, podían fácilmente transformarse en sirvientes. Ver J. H. Galloway, “The Last Years of Slavery on the Sugar Plantetions of North Eastern Brazil”,Hispanic American Historical Review 51, 1971, pág. 586-605; y Peter Eisenberg, “Abolishing Slavery: The Process on Pernambuco`s Sugar Plantations, Hispanic American Historical Review 52, 1972, pág. 580-587. 28. Esta conclusión ha recibido apoyo recientemente de John Tutino, “Hacienda Social Relations in México: The Chalco Region in the Era of Independence”, Hispanic American Historical Review 55, No. 3, 1975, 496-528.

29. En el Norte de México ver Charles H. Harris “A Mexican Family Empire: The Latifundio of the Sánchez -Navarro “, 1765-1867, Austin University of Texas Press, 1975.

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CAPITULO II EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURA MEXICANA 1876 - 1980.

II.1. El Porfiriato (1876-1910). El período conocido como el porfiriato o mejor conocido como la República Restaurada, fue de 1876-1910, casi cuatro décadas, durante este tiempo, el general Porfirio Díaz gobernó solamente interrumpiendo su gobierno de 1880 a 1884, durante la presidencia de Manuel González. La restauración de la República en 1867, fue el resultado del triunfo de los liberales sobre los conservadores, dando fin así al período conocido como el imperio de Maximiliano de Hapsburgo. De 1867 a 1880 fecha en que asumió el poder Porfirio Díaz el país vivió una época de atonía. Durante el gobierno de Porfirio Díaz, el crecimiento de la economía de mercado, estimuló la expansión económica. Una de las razones de esta expansión se encuentra en las leyes de desamortización (la redistribución de los bienes heredados), rompiendo con las organizaciones comunales cuyo objetivo central era el autoconsumo. Esto causó que un gran número de campesinos se desplazara a las haciendas a trabajar como empleados, y aseguró que al menos algunos de los bienes agrícolas y manufacturas que anteriormente eran producidos de manera artesanal, modificarán su proceso productivo hacia formas más capitalistas de producción y comercialización. El crecimiento de la demanda externa magnificó esta tendencia y el establecimiento de una infraestructura ferrocarrilera y la cancelación de aduanas internas, completaron este fenómeno. Estos efectos disminuyeron al final del Porfiriato. Indudablemente el evento histórico más importante de éste período fue la construcción del Sistema Nacional de Ferrocarril, un evento que transformó por completo la estructura económica. Sus efectos repercutieron en cada sector de la economía, regiones agrícolas y mineras antes inaccesibles fueron explotadas dándose así un resurgimiento de la minería, de la industria, de la agricultura, el comercio y las finanzas. Adicionalmente fueron mejorados los puertos pesqueros, los telégrafos y el sistema telefónico.

2.1.1. Los ferrocarriles y su importancia en el desarrollo económico. En relación a la extensión del país el sistema de caminos, era reducido, inadecuado, tortuoso e inseguro. Pobremente establecido y nulo mantenimiento, más aún los medios de transporte disponible no eran lentos, sino costosos una circunstancia que limitó la circulación de bienes y detuvo la integración hacia un mercado nacional. La necesidad para un sistema intensivo y confiable de caminos era clara, desde la independencia y hubo varios intentos por construir un sistema de ferrocarriles .Ambos fallaron en materializarse, en parte debido a las guerras, disturbios que desanimaron a la inversión extranjera y paralizaron la construcción, pero así mismo las concesiones se entregaron a compañías con pocos recursos. Al principio de la República Restaurada existía la firme convicción de

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que la única forma de romper con la pobreza ancestral, que drenaba la riqueza natural del país era la introducción del sistema ferrocarriles; durante el período de 1884 hasta 1898, 6,350 kilómetros de ferrocarril fueron tendidos doblando con ello la red existente. Aunque hasta 1898, la construcción de éste sistema sufrió serias anomalías como la escasez de consistencia y racionalidad en cuanto a las concesiones y subsidios, ausencia de un plan de investigación y poca uniformidad en los materiales. Durante el período de 1899 y 1910 otros 7,110 kilómetros de rieles fueron tendidos, así en 1910 un total de 19,280 kilómetros habían sido tendidos. Al derrumbar las barreras de comunicación y falta de transporte que evitaban el desarrollo de la economía mexicana, el sistema de ferrocarriles precipitó cambios en la estructura social fundamental y dio ímpetus tremendos al crecimiento en todas las esferas de la actividad económica como se aprecia a continuación.

2.1.2. La agricultura En el período inmediato posterior a la restauración de la República, la agricultura mexicana luchó contra factores adversos que habían impedido su desarrollo desde antes de la Reforma. Por ello la construcción del ferrocarril, abrió nuevas zonas al cultivo logrando con ello aumentos inmediatos en la producción, la cual tuvo acceso a mercados nacionales e internacionales. Nuevas leyes fueron creadas y afectaron de manera sustancial el régimen de propiedad agraria existente desde los tiempos coloniales. La Ley Lerdo que posteriormente desembocó en las Leyes de Reforma, nacionalizaba los bienes de la iglesia, sin embargo éstas leyes no tuvieron efecto inmediato como consecuencia de la guerra civil y posteriormente, de la intervención francesa que duró hasta 1867. Después de esto, cambios en las leyes de colonización de mayo de 1875 y diciembre de 1883 limitaban la propiedad de la tierra hasta 2500 ha. por persona. Sin embargo durante el Porfiriato esta restricción fue suprimida por la Ley de Marzo de 1894, que anulaba los límites de la adquisición de tierra y también anulaba el precepto de que dicha tierra debería de ser cultivada. Este fue el método a través del cual los latifundios se constituyeron legalmente, durante el gobierno de Profirió Díaz y así es como las propiedades eclesiásticas pasaron a manos particulares. El comienzo de esta nueva política agraria continuó impulsando a la colonización a grupos de extranjeros. Propiedades que pertenecieron a la iglesia y a grupos campesinos ocupadas en la producción de bienes de consumo, fueron sustituidas por agricultura de tipo latifundista, la cual dirigía sus acciones hacia productos de exportación. Los anteriores dueños de las comunidades pasaron a ser empleados y comenzaron a adquirir deudas con los nuevos propietarios. Este proceso rompió con la estabilidad comunitaria y puso a los campesinos en manos de los latifundistas, situación comparable a la de los “Eclosures” en Inglaterra, época que precedió a la revolución industrial. De 1895 a 1910, la producción agrícola aumentó a una tasa anual de 4.4% anual, sin embargo la producción de bienes de consumo decreció y la de bienes de importación aumentó substancialmente por la nueva orientación de los procesos productivos, que estaban más pendientes del comportamiento del mercado, de sus precios y de los cambios en la demanda. Las características de la agricultura latifundista en general evitaron mejoras en

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equipo, introducción de irrigación y en el uso de métodos de producción más eficientes. Aunque el sector agrícola era un importante usuario del crédito agrícola, no se registra un proceso de capitalización ya que la hipoteca de las propiedades se daba fundamentalmente para subsanar los gastos personales del propietario. Este fenómeno era el resultado del poder político de la aristocracia latifundista. En la ganadería el proceso de reorientación de la producción fue substancial y las estadísticas muestran una caída en el mismo. Este evento ilustra el comportamiento de los empresarios agrícolas de ese tiempo y muestra, la incapacidad de los latifundistas para instrumentar cambios y mejorar la productividad que habría permitido alimentar una población creciente y al mismo, tiempo obtener divisas extranjeras que permitieran la importación de equipos que la mecanización demandaba. Estos resultados son más claros cuando a la producción para consumo se refiere. La producción de maíz cayó en valores absolutos y relativos, el maíz representaba en 1895 el 52% del valor total de la producción y en 1910 el 33%, Hubo necesidad de importar granos básicos. Sin embargo la producción agrícola para exportación aumentó substancialmente en términos relativos, con relación a la producción para consumo, siendo esta la consecuencia de las nuevas políticas. Los aumentos en la producción no fueron debidos al uso más eficiente de los factores de la producción, sino a cambios en su composición. En este sentido el aumento en la producción se debía principalmente a la expansión del área cultivada y no al incremento en productividad por ha. La consolidación del modelo porfiriano con sus elementos de propiedad privada extensiva y con su tendencia a producir para el mercado con mano de obra asalariada, fue solo un triunfo parcial sobre las condiciones anteriores. Bajo éstas condiciones el viejo sistema de trabajo que restringía la movilidad de la clase trabajadora, se endureció generándose un sistema extensivo de explotación de monopolios territoriales, así como inmensas áreas de tierra ociosa. Estas circunstancias por otro lado, disminuyeron la dinámica de la agricultura capitalista en la economía de mercado, el objetivo del propietario era conseguir una renta sólida y segura por lo cual, redujo sus zonas de cultivo a los límites de subsistencia minimizando sus costos a través de disminuir salarios y de deteriorar los niveles de vida de sus empleados y no a través de la promoción, de la eficiencia y del aumento de la productividad. Aún aquellos productores de materias primas para exportación no escaparon de esta regla general. Otra razón para el atraso de la agricultura era la excesiva preocupación sobre el prestigio social que se reflejaba en el consumo de bienes suntuarios, factor que impedía que los agricultores realizaran inversiones productivas y por ello disminuían su capacidad de generar economías a escala que les ayudaran en la capitalización de su tierra y en el incremento del volumen producido. De acuerdo a Francisco Bulnes (López Rosado 1963) el nivel de desarrollo alcanzado durante la época Porfirista se debió en gran parte a causas externas. La tormenta que devastó a Brasil en 1886 arruinó las plantaciones de café, razón por la que México aumentó su exportaciones de 1.5 a 18 millones de pesos por año, un promedio que

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posteriormente cayó a 10 millones. Las revueltas contra España en Filipinas en 1896 redujeron dramáticamente la producción de henequén, la cual estaba en competencia con nuestro producto de Yucatán y permitió un sustancial aumento en el precio de la fibra Yucateca. El uso de llantas de goma para carros estimuló la exportación de hule y de látex de México al mundo. La independencia de Cuba, de la República Española hizo que México exportara a la Isla productos ganaderos. Al mismo tiempo el crecimiento desproporcionado de la población en Estados Unidos y de su ganadería resultó que a partir de 1897 se impusieran cuotas de importación a la ganadería extranjera, beneficiándose de esta medida Chihuahua, Coahuila Sonora y Tamaulipas (Rosado 1963). Para 1900 el 56% de la fuerza de trabajo en México, se ocupada en agricultura y dadas las características de ésta actividad en México, ello significaba una desigual distribución del ingreso. El pago a la mano de obra cayó en términos reales, lo que contribuyó a encarecer la tecnología y así las actividades productivas estaban encaminadas a utilizar más mano de obra evitando su modernización. Esta baja en los ingresos de los trabajadores agrícolas disminuyó la demanda de productos agrícolas, evitando el desarrollo de la agricultura mexicana según Bulnes. Durante los primeros años del siglo XX, la debilidad de la economía de los sistemas productivos creados durante el porfiriato llegaron a ser obvios. Factores que hasta entonces estimularon el crecimiento industrial, especialmente en los últimos años del siglo XIX llegaron a un final; el valor de la plata no volvió a caer y sus fluctuaciones se dieron en el mismo nivel. De 1905 en adelante la reforma monetaria determinó tasas fijas de cambio a la divisa extranjera, y las tasas fueron conservadoras o en ocasiones se dieron pequeñas revaluaciones, con estas medidas las ventajas alcanzadas previamente en los mercados de exportación como consecuencia de procesos devaluatorios, se vieron revertidas por los cambios en políticas monetarias. Otra consecuencia de esto fue, que la producción se vio seriamente afectada por el aumento en el precio de las exportaciones, sufriendo estas una baja sensible en la demanda. Al mismo tiempo las posibilidades de sustitución de importaciones habían sido agotadas tanto para bienes manufacturados como para bienes agrícolas, pero estos niveles de sustitución alcanzados tanto de materias primas como de bienes de capital, no fue en la escala suficiente como para soportar el proceso de industrialización. La continuación del proceso de sustitución de importaciones habría requerido un mercado mucho más amplio que hubiera permitido, la fabricación de bienes duraderos, así como una mayor demanda por materia prima y maquinaria, lo que habría facilitado su producción a precios más competitivos o marginalmente más altos que los precios internacionales. Desde el punto de vista tecnológico es claro que en un país sin educación hubiera sido utópico producir bienes intermedios, maquinaria y equipo cuyo grado de complejidad necesitaba abundantes técnicos y mano de obra calificada. La tendencia de las inversiones y los requerimientos que el proceso de desarrollo industrial impuso requería un aumento en la relación capital-producto. Este cambio era difícil de alcanzar en una economía con tasas de cambio de moneda desfavorables y con una fuerte tendencia

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hacia el consumismo, tanto en grupos de bajos como en los de altos ingresos. Bajo esas condiciones los subsidios y los impuestos bien poco podían hacer. Otras políticas económicas adoptadas para contener la presión causada por el sector externo y sus consecuencias fueron igualmente poco efectivas. Cuando la fuerza del comercio exterior disminuyó el mercado interno estaba en condiciones de iniciar el desarrollo industrial, sin embargo, la tendencia hacia una mayor desigualdad en la distribución del ingreso causó cambios mínimos en la demanda interna por bienes y servicios y ello no constituyó un estímulo suficiente para mayor inversión. Por otro lado las utilidades obtenidas por las empresas fueron desapareciendo poco a poco como consecuencia de la estabilización de las tasas de cambio monetario. Como el nivel de inversión fue insuficiente para absorber a la creciente fuerza de trabajo, así mismo fue deficiente para absorber la mano de obra redundante y la baja productividad que era común en las actividades urbanas y rurales. Estos eventos influyeron de tal manera que el creciente número de trabajadores hizo las condiciones laborales más difíciles reduciendo el valor real del ingreso. Los costos decrecientes de la mano de obra, no estimularon la generación de empleo debido a que las demandas del mercado eran estáticas, a la ausencia de una administración capaz de tomar ventajas de las fluctuaciones en los precios relativos de los bienes, así como de la inmovilidad geográfica de la mano de obra. Vemos entonces que el principal problema del porfiriato fue creado por el sector agrícola, por la forma de operación del latifundio, que en sus procesos operativos impidió la transferencia de la población rural a aquellas zonas urbanas con potencial de crecimiento. Y este fenómeno se puede apreciar en la falta de crecimiento de las ciudades, menores de 20,000 habitantes. En otras palabras el mercado laboral fue muy rígido previniendo la movilidad de la fuerza del trabajo. Aunque la agricultura para exportación mostró dinamismo especialmente en el norte y en Yucatán, este sector permaneció estático, y la producción de alimentos creció más despacio que la población, causando una disminución en el consumo de básicos percápita. Una hipótesis para estos factores es que la capacidad de crecimiento en una economía subdesarrollada está gobernada por la producción de básicos. Esto permite el crecimiento de la población involucrada en industria y servicios, la que promueve el crecimiento mercantil e industrial del país, diversifica la estructura productiva y aumenta la productividad. Cuando la producción de alimentos básicos es inadecuada, crecientes recursos son requeridos para el desarrollo industrial necesitando al mismo tiempo un mayor consumo, especialmente de materias primas, las cuales tendrán que ser suministradas a través de importaciones si es que se desea evitar un proceso inflacionario. En el caso del porfiriato el desarrollo industrial dirigido hacia el mercado local, dificultó el proceso de obtención de divisas extranjeras que generan las empresas exportadoras causando aún más problemas para la importación de materias primas, maquinaria y equipo requerido para el desarrollo global de la economía. Sin embargo si la importación de básicos hubiera aumentado entonces la importación de equipos se hubiera disminuido y el crecimiento de la capacidad productiva del país se habría retardado de cualquier forma.

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La incipiente actividad del sector agrícola se tornó lenta, cuando los niveles de ingreso total disminuyeron, el consumo de básicos representó una alta proporción del total, podemos entonces decir que la elasticidad-ingreso del consumo debe haber sido muy alta. Cualquier ingreso en el producto interno bruto causó mayores incrementos en la demanda de básicos pero la ausencia del espíritu empresarial, en el latifundista, ilustrada por una incapacidad para absorber el cambio tecnológico y la productividad, alcanzó una respuesta casi no existente en los procesos productivos, creando una inelasticidad en la oferta que impidió el crecimiento sostenido. El deterioro del sector externo impidió entonces el proceso de importaciones que habría aliviado la inelasticidad en la oferta de productos agrícolas. La distribución desigual del ingreso limitó, la importación de bienes de lujo y tomó una gran rigidez en relación a la importación de bienes del exterior. La expansión de la población, el crecimiento restringido del empleo productivo, y la incapacidad del sistema económico para retomar una dinámica de crecimiento así como la disminución en el ingreso se agudizó, creando un creciente descontento. El deterioro en los niveles de vida de la clase trabajadora, así como su crecimiento en el medio urbano estimuló sus actividades políticas, generándose políticas para defender los derechos de los trabajadores, estallando de esta manera la huelga. Bien conocido es que la respuesta a ello fue una brutal represión. Las dificultades en el mercado laboral hicieron esta situación más intolerable. La conducta arbitraria de los propietarios de los medios de producción y la falta de respeto hacia los derechos humanos provocaron una situación política explosiva y fue así como se encendió la mecha de la campaña presidencial de 1910.

II.2. La economía mexicana después de la revolución de 1910 La época entre 1910 y 1970 puede ser dividida en dos períodos. En el primero hubo un crecimiento económico inestable y se dio entre 1910 y 1935, mientras que el segundo, tuvo un período definitivo de crecimiento y sucedió entre 1935 y 1970. Después de 1910 la actividad económica sufrió una baja, a excepción del boa económico a principio de la primera guerra mundial. Posteriormente se dio un período de consolidación entre 1921 y 1935. En 1935 la etapa de crecimiento económico comenzó con inflación e inestabilidad, lo que caracterizó el comportamiento de la economía mexicana en las dos décadas siguientes, para posteriormente crecer con la estabilidad de precios y de tasas de cambio hasta los años setentas. Sin embargo durante las dos guerras mundiales, sucedieron una serie de importantes cambios institucionales que más tarde probaron ser necesarios para promover el proceso de crecimiento. Estos eventos nos conducen a dividir los dos períodos en cuatro partes, en la primera parte estudiaremos el período revolucionario y su etapa posterior; en la segunda parte, la gran depresión de 1929 a 1933; en la tercera parte de los movimientos políticos que facilitaron la formación de capital en el período entre las dos guerras mundiales, especialmente después de la gran depresión. Finalmente en la cuarta parte, analizaremos el período de consolidación de la infraestructura y las

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características del crecimiento económico en sus dos fases, en la de inflación y luego en la de relativa estabilidad de precios. 2.2.1. La revolución y el periodo posterior. Los efectos directos e indirectos de la revolución mexicana en el corto y largo plazo seguirán por largo tiempo siendo sujetos de discusión. La destrucción del equipo de capital fue substancial, especialmente en algunas áreas como también lo fueron los altos costos en vidas humanas. Sin embargo es claro que los efectos más importantes de la revolución fueron de naturaleza política y social. Aunque la revolución tuvo efectos económicos bastante bien definidos como veremos más adelante, éstos son difíciles de evaluar con precisión si utilizamos los métodos comunes de comparar la actual situación de la economía con respecto a su comportamiento de hace más de cincuenta años, porque las influencias internas y externas fueron muy diferentes de las actuales. En este sentido uno puede citar a Reynolds quién estima que el costo de oportunidad durante la revolución fue del 37% en términos de ingresos perdidos, un costo que el juzga ser moderado cuando se analiza contra los cambios resultantes en las estructuras políticas, económica y social (Reynolds, 1973). Una forma de evaluar el impacto económico de la revolución podría ser, aunque no lo haremos nosotros ahora, el examinar el grado en el cual la economía mexicana difiere de otras economías latinoamericanas, que aún conservan condiciones similares a las de la época pre-revolucionaria en México evaluando las diferencias en comportamiento entre ambas. Estadísticas poco confiables e información escasa nos indican que para el período de la revolución se dio un abrupto declive en la situación económica entre 1910 y 1915. Las siguientes cifras lo ilustran; en la minería la producción de oro cayó de 41,420 kilogramos en 1910, a 7,358, en 1915. La plata cayó de 2,417, a 1,231 toneladas en los mismos años y el plomo experimentó un decrecimiento similar, pasando de 124.3 a 5.7 toneladas en igual período. En 1910 el ingreso bruto de la minería cayó de 1039 millones de pesos (valuados en pesos de 1950) a 620 millones de pesos en 1921, declinando a una tasa anual del 4 %. Aunque los minerales fueron un importante producto de exportación sus ventas al exterior se redujeron ampliamente entre 1914 y 1915, años en los que su valor representaba una séptima parte de los 294 millones exportados en 1910.Sin embargo una vez derrotado el ejercito federal y con el boom causado por las demandas externas generadas durante la primera guerra mundial, el valor en dólares de las exportaciones totales se recobró rápidamente en 1916 y 1917, y pronto alcanzó los niveles logrados al final del porfiriato. Esto sucedió a pesar de que la exportación de productos agrícolas y mineros disminuyó de 31.6 entre 1910 y 1911 a 3.3 % y 0.1% en 1920, mientras que las exportaciones de petróleo fueron de 0.2 millones de pesos entre 1910 y 1911, hasta 516.8 millones en 1920, representando 60.4% de las exportaciones totales. En efecto no fue sino hasta 1923 que la industria minera se recobró lo suficiente para duplicar el valor de su producción de 1910, mientras que el petróleo, vivió un período extraordinario de crecimiento, 43% anual entre 1910 y 1921.

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Los productos agrícolas más importantes no muestran grandes cambios entre 1910 y 1925 a excepción quizá del maíz, frijol, caña de azúcar, chile, café y henequén. En 1925 un número reducido de productos mostró un volumen de producción menor al del Porfiriato, dichos niveles no fueron alcanzados hasta después de la gran depresión entre 1919 y 1933. Este fue el caso del cacao y del tabaco. El arroz mostró un incremento en las cantidades cosechadas entre 1910 y 1925 como resultado de la destrucción de los ingenios especialmente de la zona de Morelos. En suma el producto bruto de la agricultura que creció a una tasa de 4.4% anual entre 1885 y 1910, cayó a 1,441 millones de pesos en 1921 o sea una caída anual del 5.2%, la producción ganadera disminuyó a una tasa de 4.6% anual. La producción de bienes manufacturados que creció a una tasa anual de 4.9% entre 1895 y 1910 mostró una situación similar a la de la producción agrícola. El volumen indexado, registró caídas con pequeñas interrupciones entre 1910 y 1918 y no alcanzó los niveles productivos de 1910 hasta el año de 1922. En 1910 el valor total de los bienes manufacturados 1,836 millones de pesos (valuados en pesos de 1950), cayó a 1,669 millones en 1921, es decir 0.9% anual .Es interesante notar que tanto en 1910 como en 1921, el valor de la actividad industrial (bienes manufacturados, construcción y electricidad) era menos (aproximadamente la mitad), que el de el sector agrícola para el mismo período, así como el de la minería y la industria del petróleo. Sin embargo el crecimiento acelerado de la actividad industrial durante los 20’s y en 1929, fue superior al de la industria extractiva aunque su valor fue bastante menor que el del sector agrícola. Este último sector se estancó de 1919 hasta el período Cardenista, especialmente durante la segunda mitad de los treintas, cuando los bienes manufacturados, rebasaron el valor de los bienes agrícolas, situación que todavía persiste. Uno puede comparar en detalle la situación económica del país al final del porfiriato con aquella del período reconstructivo posterior a la revolución en 1925 cuando las instituciones y los mecanismos diseñados para dirigir la economía se crearon, punto que analizaremos más adelante, cuando revisemos la situación de balanza de pagos a la luz del trabajo de Butler Sherwell, relativo a la capacidad de México para pago de deuda externa (Solis, 1967). Este autor señala que entre 1921 y 1928 México conservó una balanza de pagos comercial que tuvo al final de éste período un saldo positivo cercano al 80% del valor de las exportaciones. De esta manera el volumen de los recursos internos aumentó después de la revolución y así, Butler Sherwell concluye que en el período previo a la revolución, el valor de las exportaciones junto a las importaciones de capital no destinado a la inversión, era menos que el flujo total de fondos remitidos como dividendos a la inversión extranjera, préstamos del gobierno federal, estatal y municipal, primas de seguros, gastos de agencias gubernamentales foráneas y otras externalidades. La balanza comercial fue aún más favorable en 1926, como consecuencia de las remesas monetarias de los mexicanos que emigraban a Estados Unidos de Norteamérica y parcialmente con el comienzo del turismo. En la cuenta de capital el costo de servicio de la deuda pública era similar en 1926 al de 1910, ya que los pagos por el sistema de ferrocarriles y a los bancos disminuyó, mientras que los pagos por derechos de uso de suelo de las compañías

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petroleras y otras industrias se habían elevado. El déficit de capital fue cubierto con inversión extranjera fresca, especialmente en petróleo (aunque su valor total era menor que el de 1910) y con reinversiones en la misma industria (aproximadamente 100 millones de pesos) el valor de la inversión extranjera aumentó de manera considerable. En 1921 el valor de las exportaciones triplicó el valor de las de 1910 y desde ese año hasta 1926, disminuyó debido al bajo nivel de exportaciones petroleras. La exportación de productos agrícolas (henequén, legumbres, café, algodón, goma, garbanzos, plátano, hule y látex) cayó dramáticamente en términos absolutos y más aún en proporción a las exportaciones totales, pasando a ser de 37.1 en 1910 a 3.3 del total en 1921. El consumo interno de algodón disminuyó notablemente entre 1920 y 1926. Sin embargo algunas exportaciones aumentaron como resultado de la introducción y aumento en la producción del tomate y la expansión en el volumen exportado de garbanzo, henequén y café. Las exportaciones de ganado disminuyeron a 193.3 mil cabezas de ganado, a causa de la destrucción y exportaciones masivas de hatos durante la revolución. Las exportaciones de bienes manufacturados no disminuyeron tan dramáticamente, pero en el caso de otros productos como el azúcar si sufrieron un violento colapso. El incremento en productos minerales fue el resultado del desarrollo de la industria petrolera, lo cual aumentó substancialmente el volumen total de las exportaciones. El valor total de las exportaciones mineras reflejó también, tanto cambio en precios como en tonelaje exportado, principalmente en plomo, zinc y cobre entre 1910 y 1926. Las exportaciones de la industria minera en 1926 cubrían casi la totalidad de la producción ya que casi la totalidad de las compañías propietarias era extranjeras o controlaban parte de la comercialización. Y otro hecho es que durante el período de la revolución, diversas compañías americanas obtuvieron a ínfimo costo acciones de productores mexicanos. Lo mismo sucedió en el sector comercial. (Como ejemplo podemos citar que para 1926 el 98% de la industria textil, estaba ya en manos de compañías norteamericanas. Butler Sherwell, (1929). Durante el mismo período las adquisiciones del extranjero aumentaron a la misma tasa que las exportaciones, como resultado de la creciente capacidad de importación. La importación de bienes alimentarios (legumbres y carnes) aumentó en importancia como consecuencia del desorden en la agricultura durante el movimiento armado, cuando la población campesina disminuyó de manera significativa. Cereales y grasas fueron dos de los productos de importación que más aumentaron su valor, de tal manera que en 1921 las exportaciones de los productos agrícolas eran igual a las importaciones de los mismos. Las importaciones de maquinaria y vehículos se dieron principalmente debido al crecimiento de la industria petrolera y la mecanización agrícola. Debemos recordar que la población de México se redujo entre 1910 y 1921 de 15.2 a 14.3 millones de habitantes, considerando entre otras causas la revolución, la tasa normal de mortalidad y la salida de emigrantes mexicanos hacia Estados Unidos.

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2.2.2. La depresión de 1929-1933 La gran crisis de 1929 deprimió los niveles de actividad económica, el valor de las exportaciones sufrió una grave caída entre 1926 y 1929, como resultado de la baja producción de petróleo y cayó más severamente aún en 1932, cuando su precio de venta cayó hasta un tercio del valor de 1929. Como una parte importante (aproximadamente 25%) dependía del comercio extranjero, los ingresos federales se redujeron en un 25% entre 1930 y 1933, razón por la cual la política fiscal se encaminó a disminuir los gastos del gobierno para alcanzar equilibrios presupuestales. (1) El gasto público disminuyó un 25% entre 1930 y 1932, y de 1932 a 1933 no fue posible mantener el excedente comercial, y en ese año se dio un pequeño déficit. A pesar de ello los problemas de cambio en los mercados de divisas, presionaron hacia el abandono del patrón oro y el peso se devaluó de la misma manera que le sucedió a las monedas de otros países industrializados. El producto interno bruto disminuyó alrededor de 5.6% de 1929 a 1932. La industria manufacturera, de transportes y minería disminuyeron dramáticamente. El petróleo seguía disminuyendo desde 1921. La ganadería, la energía eléctrica son sectores que finalmente sufrieron la presión de la crisis. La agricultura que por muchos años fue de subsistencia no sufrió efectos demoledores a excepción del algodón durante 1932. Otros productos de exportación tales como el henequén, y el café que tenían aparentemente una baja elasticidad precio en la demanda en el corto plazo fluctuaron erráticamente alrededor de sus niveles previos de producción. La minería, que casi en su totalidad era para la exportación, bajó como consecuencia de la caída de la demanda externa, en términos reales la producción de plomo disminuyó de 248.5 millones de toneladas en 1929 a 118.7 millones de toneladas en 1933, la plata fue de 3,381 toneladas en 1929 a 2,118 en 1933.

2.2.3. La promoción del desarrollo El período entre las dos guerras mundiales vio pasar una serie de importantes cambios institucionales que crearon las condiciones necesarias, para el proceso de crecimiento que se inició en 1935 y que continúa a la fecha. Durante este período se formaron las bases del actual sistema político, el dominio de los líderes militares finalizó y los campesinos y los obreros fueron organizados bajo el eje del partido político gobernante. La política de gasto público se reformó y reorientó hacia el desarrollo político social, y las bases del sistema financiero actual, fueron sentadas con el establecimiento del Banco de México, así como la creación de instituciones financieras para la agricultura, industria y servicios públicos. Se le dio nueva vida a la Reforma Agraria; finalmente la industria petrolera fue nacionalizada, y la Comisión Federal de Electricidad fue creada, uniendo los procesos de inversión en energía, para la actividad económica doméstica. De estas políticas para la promoción del desarrollo que se realizaron durante el período de las dos guerras mundiales, hay cuatro que son de considerable importancia: a)a Reforma Agraria, b)a nacionalización de la Industria Petrolera, c)la creación de mecanismos financieros, d)el uso del gasto público para conseguir fondos de capitalización. Más adelante abordaremos el tema de la Reforma Agraria, lo relativo a las políticas de gasto público, la creación de

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mecanismos financieros gubernamentales, las políticas de gasto de gobierno y la nacionalización del petróleo serán analizadas a continuación. La política fiscal de gasto público, y la nacionalización del petróleo tuvieron especial importancia, durante el período de las dos guerras. El sistema financiero fue establecido durante este período y así continuó en tiempos en que su influencia fue crucial, ya que era el intermediario entre ahorros e inversiones durante está época de “crecimiento estabilizador”.

2.2.4. Políticas de gasto del gobierno federal Los primeros cambios en presupuestación para gastos administrativos se realizaron durante la presidencia de Álvaro Obregón, quién redujo sus gastos administrativos de 82.5 a 72.4 del total es decir, 10% menos que el porcentaje del año anterior, dicho presupuesto se redujo de manera más drástica durante el gobierno de Lázaro Cárdenas y los fondos fueron reorientados hacia el desarrollo económico ( inversión pública) y desarrollo social, a un grado mucho mayor (2) mientras que al mismo tiempo el sistema de equilibrio presupuestal fue abandonado.(Ver tabla II.1). En 1936 el presupuesto administrativo fue la mitad del gasto total 44.1 % mucho menos que en cualquier gobierno previo (3). Manuel Ávila Camacho continúa esta política Cardenista de 1946, Miguel Alemán presupuestó 34.8% en gastos administrativos y Adolfo Ruiz Cortines lo hizo más pequeño aún llegando los costos administrativos a ser un 32.9% del total de los gastos de gobierno. Después de esto y a partir del gobierno de Adolfo López Mateos, los gastos administrativos, volvieron a tener una tendencia ascendente. El gasto en proyectos productivos (4), subió durante la administración de Cárdenas, cuando ascendió de un 20-25% a 37-40%. Ávila Camacho y Alemán aumentaron más está proporción hasta 51.9 % en 1952 y 52.7% en 1954. López Mateos de nuevo revirtió está política de gasto y redujo la proporción gastada en desarrollo económico. Calles puso énfasis en el desarrollo del sector agrícola, más que en el reparto agrario pero inmediatamente después de su gobierno se comenzó a dar más énfasis a la distribución de la tierra, dándole menos importancia a los recursos destinados a mejorar los sistemas agrícolas y las técnicas de producción. Esta última política sigue aún vigente. El gasto social ganó importancia en el gobierno de Cárdenas, habiendo alcanzado en 1938 un porcentaje de 18.3% que, fue una cifra récord hasta 1962. La evolución económica después de esto le ha dado menos peso al gasto social y en 1949, disminuyó hasta 13.2 % porcentaje similar al de 1928, López Mateos lo impulsó en 1963 hasta alcanzar la cifra histórica de 19.2%. Las condiciones sociales, sufrieron algunos cambios. Desde el punto de vista económico el gobierno promovió las inversiones de capital productivo, y apoyó a alcanzar los objetivos de acelerar el proceso de desarrollo económico.

2.2.5. La nacionalización del petróleo La nacionalización de Marzo de 1938, fue un cambio institucional que es considerado como un relevante antecedente en el proceso de desarrollo económico, ya que esta medida definió un cambio notable en el proceso de toma de decisiones de inversión para

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el desarrollo de la industria. Con decisiones generalmente tomadas para satisfacer las condiciones de mercados extranjeros, a raíz de su nacionalización las políticas petroleras se dirigieron al mercado interno y se fijaron de acuerdo al comportamiento en el largo plazo de la economía. La nacionalización del petróleo robusteció el proceso de resistencia hacia la influencia extranjera, de tal manera que el sistema dejó de ser un simple receptor de shocks exógenos y gradualmente se convirtió en el generador de sus propios procesos. En suma es un estudio interesante del comportamiento combinado de desarrollo económico y oscilaciones cíclicas, podemos decir que si anteriormente las causas de los cambios fueron externamente generadas, como producto de la nacionalización, las señales fueron cada día más fuertes provenientes del mercado interno. El hecho de que una economía se vuelva independiente en forma relativa, con relación al exterior, no necesariamente significa que se vuelve más estable en términos de ingresos por exportaciones.

2.2. 6. El establecimiento del sistema financiero Como consecuencia de la destrucción del sistema bancario durante la revolución, el remanente de las instituciones financieras que existieron redujo su volumen, en comparación al de 1925. En efecto, con relación al producto interno bruto ellos fueron más pequeños, quizá llegando a ser de un tercio en 1910 y a un quinto en 1925. Y no fue sino hasta 1940 que la actividad financiera tomó su proporción del P.I.B. igual al del período pre-revolucionario (Goldsmith, 1966). La destrucción del sistema financiero puede ser claramente apreciada en las cifras de crédito bancario, que cayeron de 603 millones de pesos en 1910 a 342 en 1925 y finalmente hasta 245, en 1932. Desde la fundación del Banco de México en 1925, hasta después de la segunda guerra mundial, la banca comercial, fue la más importante fuente de financiamiento, aunque su crecimiento era sólo del 2.3 % anual entre 1925 y 1940. Sin embargo aumentaron en números y en la cantidad de créditos a corto plazo para financiar y apoyar el comercio interno y externo, llegando a ser las tres cuartas partes del total de recursos de esas instituciones. Aunque en 1940 el nivel de precios fue muy similar al de 1920, el nivel de crédito era más que el doble de los niveles de 1925 y el valor cuadruplicaba el monto de 1920. El dinero circulante en 1925 (162.2.millones de pesos), era menor que el 1910 (193.9 millones de pesos, aunque el índice de precios se había elevado 1.7%). Las monedas y los billetes casi desaparecieron de circulación entre 1910 y 1925, aunque el volumen en cuenta corriente se duplicó, y no fue hasta 1932 en que el dinero volvió a circular de nuevo. La cuenta corriente en cambio aumentó entre 1925 y 1930 y cayó después hasta 1933. Recapitulando durante la etapa de depreciación el precio y el ingreso promedio y sólo hasta 1935, reiniciaron un período de crecimiento. Durante este período sin embargo, los ingresos promedio, crecieron en términos reales, más rápido que el índice de precios. Esta tendencia cubre completamente el período del crecimiento inflacionario que terminó en 1967, y que se acentuó después de ese año. El hecho notable es que la destrucción del naciente sistema financiero durante la revolución fue muy dañina para la economía de mercado ya que las transacciones económicas, y el

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progreso de la comercialización de bienes y servicios se vio en serias dificultades afectando así el tamaño del mercado. Adicionalmente al hecho de que la pérdida de liquidez causó dificultades para los pagos y transacciones, la carencia de un mercado financiero, con fuentes de capital evitó que los inversionistas obtuvieran préstamos para ampliar o establecer sus compañías. Esto adicionalmente evitó la capitalización de las empresas, así como la capitalización de fondos del exterior, para empresas y actividades que habrían elevado la productividad. Uno de los resultados más importantes, fue la modificación de la riqueza nacional que correspondía a la inversión extranjera durante aquellos años de inestabilidad comercial,. El Producto Nacional Bruto, de acuerdo a Goldsmith (1966) se elevó de 3.90 billones de pesos en 1900 hasta 10.03 billones de pesos en 1929. La inversión extranjera se elevó de 1.35 a 4 billones de pesos y su participación se elevó de 20% en 1906 hasta 40% en 1929. Esto confirma la opinión de Butler Sherwell, de que la importancia de la inversión extranjera aumentó durante la revolución y en el período posterior a ella. Las instituciones financieras constituían el 10% del producto nacional en 1910 y en 1925, su participación disminuyó a un 8%, pero en 1937 se elevó hasta un 13%. Según Goldsmith, su participación en el producto nacional bruto disminuyó de 32% hasta un 16% en esos años, pero se elevó hasta el 39% en 1937 (Una proporción mantenida hasta 1955 cuando comenzó a crecer). Los coeficientes financieros sólo mostraron una tasa creciente en aquellos años en que se terminó la estabilidad cambiaría.

2.2.7. Crecimiento inflacionario Aunque los datos del producto nacional bruto para el período previo a 1940 están incompletos, es posible tener una idea del ingreso per cápita para este siglo, y para lo que el período entre 1920 y 1940 significa en el largo plazo. Durante el período 1895-1910 el producto per cápita creció a una tasa del 2.7 % anual (ver tabla II.2). Durante el siguiente período de 1910 a 1921, que cubre el período de hostilidades, durante la revolución el producto per cápita subió solamente 0.2%. A continuación el período 1921-1935, que incluyó a la gran depresión, el producto per cápita creció a una tasa de 1.7%. Después de la gran depresión hubo un período de vigoroso crecimiento. El producto per cápita creció a una tasa de 2.9% en los siguientes 32 años, 1935 a 1967 (a una tasa del 3% anual, el producto per cápita se dobla cada 23 años), este período sin embargo cubre dos fases fácilmente identificables: Una de crecimiento inflacionario de 1935 a 1956 y otra de crecimiento con precios y tasas de cambio de divisas estable de 1956 al final de los años 60`s. Los precios que se habían elevado durante el porfiriato debido a la depreciación de la plata subieron más rápidamente hasta 1918, como resultado de la inflación provocada por la emisión de papel moneda por los diferentes grupos militares. Pero de 1918 a 1932 el nivel de precios cayó y en términos del dólar su caída fue más rápida ya que el valor de peso se depreció. Fue al fin de la depresión cuando los precios empezaron a elevarse y se dio la primera de las dos fases de crecimiento económico recientes de la economía mexicana. La primera fase de desarrollo

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con inflación y tasas de cambio inestables, duró desde 1935 hasta 1956. La segunda fase de desarrollo con estabilidad duró hasta los 70`s, con el nivel de precios subiendo a una tasa de 3.9% anual y que se caracterizó por estabilidad cambiaría y un boom financiero. De 1935 en adelante la inflación fue característica en la economía mexicana. Hasta 1956 la media anual de aumento en los precios fue de 10%, los cuales variaron considerablemente durante las diversas etapas de la inflación mostrando violentas fluctuaciones que fueron más agudas durante la guerra y los períodos pos-devaluatorios. Entre 1935 y 1940 la reforma agraria, el gasto público y aumentos en salarios influyeron fuertemente sobre la distribución de riqueza y en el nivel y estructura del gasto público, inicialmente causando alta elasticidad-ingreso en el sector consumidor. Este efecto robusteció por el lado de la demanda, el desarrollo durante la guerra, estimulado por la demanda externa para posteriormente debilitarlo al final y después de ésta como resultado de un cambio regresivo en la distribución del ingreso. Por ello, originalmente la inflación causó aumento en la demanda y en los costos, estos últimos se fortalecieron como consecuencia del incremento en el costo de las importaciones, que fue de un 8% anual entre 1941 y 1947. El arranque del proceso inflacionario caracterizó su conducta posterior: el sector público se capitalizó de forma inflacionaria para poder invertir en procesos productivos garantizando así el desarrollo estructural. Es decir a través de ésta capitalización se estaba fortaleciendo y expandiendo la oferta de recursos escasos. La obra pública se constituyó en un factor inflacionario ya que causaba un aumento en la demanda de bienes, generaba más gastos y presionaba la capacidad productiva lo cual, al mismo tiempo se trasladaba a la estructura de costos. En condiciones altamente inflacionarias éste factor se magnificaba más aún por la gestación de los períodos de obra pública. Los precios agrícolas e industriales no se movían en forma paralela, a pesar del avance de la producción agrícola durante el período de 1935-1940; los precios de productos agrícolas se elevaron más rápidamente que los precios industriales, probablemente como se explica luego como consecuencia de la redistribución del ingreso causado por la reforma agraria que culminó en una mayor demanda por alimentos.

2.2.8. La agricultura La agricultura que se mantuvo estática desde fin del porfiriato en lo que a consumo interno se refiere, comenzó un genuino proceso de desarrollo después de 1935 como resultado de las inversiones públicas y de las comunicaciones, así como un uso más intenso de la tierra como consecuencia de la reforma agraria. Al fin de la gran depresión una fase de crecimiento económico comenzó, caracterizado principalmente por el desarrollo de la Agricultura y bienes manufacturados. La agricultura que había crecido a una tasa anual de 4.4% entre 1895 y 1910 y al 5.1% entre 1921 y 1935, creció más despacio a solo 2.8% entre 1935 y 1945 y más rápido aún al 7.6% entre 1946 y 1956, una tasa mucho mayor que la del producto nacional bruto. Cambios en la estructura de la población rural fueron manifiestos. La producción de básicos que de 1925 a 1929 representó un 88.5% del total de la producción agrícola, cayó a solo un 68.7% entre 1945 y 1947. Este resultado fue

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a pesar de que el total de la producción se elevó en un 31.2%, la razón fue que la producción de bienes comerciales como aceites, frutas algodón y caña, creció mucho más rápido. El cultivo de maíz y trigo comenzó a desplazarse del centro del país, a las nuevas zonas irrigadas y con productividades más altas. Entre 1924-1925 y 1947-1948 la proporción de tierra cultivada con trigo en el centro de la república disminuyó de un 54% a solo un 34% del área total cultivada. Al final de la gran depresión se inició una nueva fase de desarrollo en la Economía Mexicana, vigorizada por el crecimiento de la Agricultura, que produciendo a tasas mayores que los cambios en la demanda interna requerían, permitió de manera considerable aumentar las exportaciones de productos agrícolas. Efectivamente de 1935 a 1956 las ventas aumentaron a una tasa promedio de 8.9%, representando un 3.1% del total de las exportaciones entre 1910 y 1911, 3.3% en 1920, 7.6 % en 1935 y 20.3% en 1945. Es un hecho entonces que la agricultura creció rápidamente durante el período de desarrollo con inflación y todavía en el período 1946-1956, avanzó al 7.6% una tasa mayor que la del resto de la economía que era de 6.1%, lo cual tuvo un efecto muy importante en la balanza de pagos. Más adelante entre 1957 y 1967 el crecimiento de la agricultura fue del 3.8%, la mitad del crecimiento previo.

II.3. El sector agrícola Como se mencionó en la sección II.2.7 el desarrollo en la agricultura tomó una dinámica bastante ágil durante el período de crecimiento con inflación. Entre 1946 y 1956 este creció en términos reales a una tasa mayor que el Producto Nacional Bruto. A través del modelo de “Sustitución de Importaciones” creando excedentes para exportación, que al generar divisas aumentaron la capacidad de importación de bienes y servicios y sustituyendo así el vacío de ingresos resultado de la caída en exportaciones del sector minero entre 1929-1932. Una serie de factores favorecieron este desarrollo (1946-1956), tanto directa como indirectamente, tales como la nueva situación política que permitió el gasto público en la agricultura y estimuló el mercado interno para los productos agrícolas. La expansión del sistema de transporte y en general la infraestructura, abrió nuevas tierras a la producción y permitió mejor acceso hacia los mercados y al desarrollo de los mismos. La inversión en recursos humanos, permitió al final de cuentas la adaptación y adopción de nuevas tecnologías, introdujo mejoras que junto con la irrigación estimularon el proceso agrícola. La reforma agraria jugó un importante papel, ya que a través de la distribución y redistribución de tierras, se hizo efectiva una redistribución del ingreso, que permitió aumentos en el cultivo de tierras, dando más importancia a la correcta ubicación de los recursos. La existencia de un creciente mercado internacional, estimuló la producción de productos agrícolas destinados al sector industrial, orientado básicamente al mercado externo, con lo cual se creó un vigoroso sector exportador que generó los ingresos necesarios para financiar el desarrollo económico del país.

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2.3.1. El carácter dual de la agricultura mexicana Después del período de distribución de tierras siguió un proceso de mejoras en comunicaciones, principalmente caminos y proyectos especialmente de irrigación, lo que favoreció substancialmente al sector agrario. Estos aspectos fueron cruciales para la modificación de la estructura agrícola. El área beneficiada, particularmente con la inversión en la agricultura entre 1936 y 1965 se muestra en la tabla II-3. Cuando las nuevas tierras irrigadas fueron puestas a trabajar, comenzó a emerger un sector de agricultura comercial. Durante la época de 1940 en adelante, no solo hubo un incremento en tierra irrigada también grandes inversiones se realizaron en maquinaria agrícola. Como consecuencia de ello los procesos productivos se volvieron altamente mecanizados, y sobre todo muy notable fue la introducción de nuevas variedades de semillas cuyo cultivo requería el uso de fertilizantes e insecticidas, especialmente en el norte y noroeste del país. Esto aumento el rango de productos disponibles para exportación. Las inversiones públicas motivaron al sector privado a la inversión. El efecto total resultó en incrementos substanciales en productividad por hectárea, un hecho que fue bastante notable al principio de la década de los 50’s. En ese tiempo también era claro ya el carácter dual de la economía mexicana. Por un lado el sector comercial de la agricultura localizado en distritos de riego, con alta productividad y capacidad para absorber cambios tecnológicos, utilizando métodos modernos con altos rendimientos por hectárea. Por otro lado la agricultura de subsistencia con altos niveles de rigidez y pocos recursos que le permitieran la adopción de nuevas técnicas con una tasa de crecimiento demográfico desproporcionado que aumentaba la presión sobre los recursos. Es razonable pensar que uno de los objetivos de la Reforma Agraria fue igualar la distribución del ingreso, pero ciertamente no fue ese el resultado. Al contrario es posible asegurar que la Reforma Agraria desencadenó una serie de dinámicas que crearon una agricultura comercial, altamente productiva y cuyo retorno a la inversión creció muy rápido con respecto a la agricultura de subsistencia que técnicamente se encontraba estancada. Aunque el ingreso de los productores de subsistencia también subió como resultado del “Efecto Redistribución”, el impacto fue bastante menor que el del sector comercial, por otro lado los niveles de desigualdad aumentaron de manera desproporcionada. Es probable que la actividad mostrada por el sector agrícola reflejara modificaciones en la función de producción pero nuestra falta de información en éstas áreas, nos impide el análisis, el examen y el conocimiento de los diferenciales en productividad de los recursos (6). Sin embargo, uno puede hacer conjeturas acerca de la importancia de los parámetros de la agricultura. El crecimiento de población y la continua fragmentación de las grandes propiedades causaron la proliferación de la pequeña tenencia, reflejándose esto en baja productividad del trabajo en áreas sobrepobladas (7). La productividad marginal de la mano de obra en la agricultura es baja generalmente, en el sureste y la zona central de México, a donde la movilidad de la población es normal. Estas zonas claramente muestran los efectos de la migración, fenómeno acelerado especialmente en el centro del país durante los 50’s en comparación con los 40’s. En la mayoría de las regiones en las que se introdujeron métodos modernos, hubo incrementos en la productividad. Esto es una

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consecuencia de la investigación agrícola aplicada al trigo, maíz, sorgo, papas, legumbres, oleaginosas, frutas, etc. Y el uso de prácticas industriales que han ayudado al desarrollo y a la rentabilidad de la agricultura comercial (Schultz, 1964). En la agricultura de subsistencia las estadísticas muestran que existía ya un serio problema agrario en aquellas áreas en donde las pequeñas propiedades marginales predominaban: la presión demográfica tendió a ser acentuada, había subcapitalización y la tierra se encontraba erosionada por la deforestación. Esta situación parece haber sido menos dura en los ejidos comparada con los pequeños propietarios de menos de 5 hectáreas. Surgieron muchas discusiones en pro y en contra del ejido y de lo que ello significaba, desde el punto de vista de eficiencia económica. En efecto, los ejidos han sido señalados como la causa primaria del desarrollo agrícola (Flores, 1960) así como un obstáculo, particularmente por la imposibilidad legal de su compra y venta. (Mueller, 1965 y Lamartine 1981). Las cifras indican que la producción ejidal es una situación compleja, con características dominantes de la agricultura típica de la zona analizada. (8). El gobierno generó amplios programas de créditos para los productores ejidales, frecuentemente por razones políticas y como consecuencia de ello estos créditos fueron manejados de manera ineficiente y con altas dificultades para su recuperación. La colocación de fondos se hacía en los tiempos financieros del gobierno que generalmente eran diferentes de los de los ciclos agrícolas. Por otro lado para los muy pequeños propietarios no hubieron mecanismos equivalentes, lo cual nos conduce a preguntarnos que tan ventajoso hubiera sido que estos pequeños productores hubieran sido absorbidos por la agricultura comercial, industria y servicios. Este es un gran problema que desafortunadamente no ha sido investigado a fondo. Aparte de los aumentos en productividad, las inversiones en proyectos de irrigación permitieron que nuevas tierras fueran cultivadas. Por ello la irrigación es un factor que impacta tanto en la productividad como en la superficie de tierra cultivada. Los siguientes son algunos parámetros resultantes del aumento en superficie: a) aumento en la presión demográfica, b) expansión del sistema de transporte y de la estructura en general c) acceso al mercado mundial generalmente en expansión, d) precios agrícolas favorables y redistribución de la tenencia de la tierra bajo la política de reforma agraria. La reforma agraria uno de los objetivos centrales de la Revolución Mexicana se materializó en el texto de la Constitución de 1917. La fragmentación de la tenencia de la tierra que resultó de la reforma agraria causó una redistribución del ingreso, estimuló la movilidad de los factores y expandió los usos de la tierra disponibles para la agricultura. Dos aspectos centrales podemos preguntarnos y que son altamente relevantes para la reforma agraria mexicana: ¿Que condiciones prevalecían antes de la redistribución de la tierra? Y ¿Que efecto, directo o indirecto tuvo la política agraria redistributiva?

2.3.2. Condiciones previas a la reforma agraria Los modelos económicos de la economía dual parten de la premisa de que la mano de obra, en los sectores de subsistencia es remunerada por el valor de su producto

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promedio. Sin embargo podemos creer la hipótesis de que antes de la reforma agraria, los trabajadores del campo eran remunerados con sueldos iguales a su producto marginal (Fei y Ranis, 1964) Para que esto sucediera debemos suponer que la tasa del producto marginal del trabajo era positiva, puesto de otra manera, los salarios deberían ser iguales al producto promedio de un agricultor para que éste obtuviera un bien de subsistencia. El latifundista actuando como empresario o a través de un administrador maximizaba sus servicios como resultado de la propiedad de la tierra. Sin embargo el propietario ausente minimizaba el tiempo necesario en su propiedad, es decir, su presencia era solamente durante la cosecha. Por ello se utilizaban técnicas de cultivo de ciclos largos, que eran más fáciles de controlar tales como el agave, el café y caña de azúcar. De esta manera maximizaba su ingreso desde un punto de vista muy estrecho, ya que la tierra no era un activo móvil que pudiera ser utilizado de manera más eficiente. Había además tierra ociosa que podía ser utilizada para otros productos. Cuando los productores agrícolas se volvieron propietarios, la reforma agraria determinó que el ingreso del campesino debería igualar el producto promedio de su trabajo, esto es justamente otra manera de decir que la redistribución de la tierra constituyó verdaderamente la redistribución del ingreso ya que el ingreso producto de la tierra se transfirió de los latifundistas a los nuevos propietarios, elevando el ingreso que ellos anteriormente obtenían como jornaleros. Cronistas de la situación agrícola mexicana del período previo a la reforma agraria, señalan que existían amplias cantidades de tierra susceptibles de ser utilizadas en procesos productivos. Ello quiere decir que si el propietario de la tierra hubiera actuado de manera racional habría maximizado sus utilidades contratando trabajadores a una tasa igual al valor de su producto marginal. Por otro lado la disponibilidad de tierra cultivable que estaba ociosa convierte el concepto del producto marginal del trabajo igual a cero, inconcebible, aún cuando el nivel de innovación tecnológica fuera muy bajo y creara rendimientos decrecientes, pues la tierra no es un recurso fijo. Así el salario igual al costo marginal es una posibilidad lógica, como también lo es el producto medio que es mucho mayor que el producto marginal. De ello podemos concluir desde el punto de vista económico que la reforma agraria tuvo dos efectos dominantes, que llamaremos “Efecto Redistribución” y “Efecto Movilidad”, Solís (1975). El primero describe la redistribución del ingreso de los latifundistas entre los campesinos; el segundo, el uso adicional dado a la tierra por sus nuevos propietarios que incrementaron el área cultivada, cambiaron el tipo de productos y la distribución y facilidad geográfica para la movilidad de la mano de obra. A continuación analizaremos esos efectos.

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II.4. Efectos de la reforma agraria 2.4.1. Efecto directo de la reforma agraria en la distribución del ingreso La redistribución del ingreso tuvo poca importancia cuantitativa debido al hecho de que en 1939 la producción del sector agrícola generaba menos de una quinta parte, sólo el 15%, del Producto Nacional Bruto. En 1930 de acuerdo al censo del sector ejidal, el valor de su producción era 11% del valor total de la producción agrícola. (Ver tabla II.4). Como el efecto redistribución fue moderado, el caso mexicano no es comparable al de otros países con estructura productiva diferente. Por un lado la economía mexicana entre 1946 y 1940 se encontraba muy lejana de ser predominantemente agraria; la contribución de la agricultura al Producto Interno Bruto era del 25%. Los beneficios de la redistribución eran proporcionales a la contribución del sector agrícola al producto nacional y a su distribución entre propietarios y asalariados. En países en donde la estructura agraria es predominante en la economía el efecto redistribución puede ser mucho mayor, pero en ese caso la reforma agraria debe subsidiar el sector agrícola en algunas áreas, que sean necesarias para el desarrollo nacional. Esto incluye la transferencia de mano de obra poco calificada a otros sectores de la economía, insumos para industrializar la agricultura, el logro de la autosuficiencia agropecuaria, y adicionalmente la creación de excedentes para mantener a la población ocupada en la industria y los servicios, incluyendo a los desplazados de áreas rurales a zonas urbanas. La redistribución del ingreso hacia los estratos medios del sector rural se facilitó con la reforma agraria y se ilustra con la contribución de los diversos tipos de tenencia al valor de la producción. De 1930 a 1960 la proporción del valor total de la agricultura de propiedades mayores de 5 hectáreas bajó. Sin embargo el valor de la producción de los ejidos aumentó de manera significativa. La tabla II.4 muestra el abrupto aumento en el valor de la producción de los ejidos, y su significativo aumento en relación al valor total de la producción, comparándolo con las propiedades privadas mayores de 5 hectáreas. Para explicar el proceso de redistribución es necesario estudiar la distribución de la tierra y los cambios causados por la reforma agraria en la estructura de la tenencia de los predios. A mediados de siglo, cuando la fragmentación agraria se había realizado 54.1 millones de ha. Habían sido distribuidas, en cantidades de tierra que incluyen más de la mitad de la tierra disponible para procesos productivos. Durante el período entre 1915 y 1934 7.7 millones de ha. fueron distribuidas, una cantidad relativamente pequeña. El período más intenso de redistribución fue entre 1935 y 1940, cuando se repartieron 17.9 millones de ha. En la tabla II.5 se muestran los cambios en tenencia de la tierra de acuerdo a los censos elaborados en 1930 y en 1960. Se puede observar que los predios menores a 5 ha. perdieron importancia en términos relativos, ya que en 1930 representaban el 45.2% y en 1960 solo el 36.8% del total de predios. En números absolutos aumentaron de 0.6 millones en 1930 a 1.0 millón en 1960. El número de predios entre 5.1 y 100 ha. aumentó del 50.7% al 60% del total nacional y del 10.4% al 31.4% de la superficie total censada. Por otro lado las propiedades de más de 5000 ha. disminuyeron, aunque el cambio en el tamaño de la tenencia fue mucho más marcado que la modificación en el número de los predios. El

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porcentaje de lotes mayores de 5000 ha., como parte del total cultivado, bajó del 61.7% al 41.8%, una reducción de este tipo en la propiedad que pasó de 81.2 a 70.6 millones de ha. durante ese período. Adicionalmente se dio una transferencia de grandes predios a medianos y pequeños, lo cual aumento su número y robusteció los estratos medios en la propiedad. Por ejemplo el número de lotes de entre 10 y 100 ha. aumentó de menos de un décimo del área censada a un cuarto, aumentando de 11.9 a 47.0 millones de ha. la transferencia en la tenencia de la tierra significó que la producción total estaba al alcance de los campesinos, y que podían convertirse en empresarios. Su ingreso consecuentemente se igualaba al producto de su trabajo, dependiendo por completo de su esfuerzo. De esa manera su ingreso aumentó en proporción a la diferencia entre el producto medio y el producto marginal monetario de la agricultura, una cifra que probablemente tuviera grandes variaciones de una zona a otra. La disponibilidad de nueva tierra para cultivos aumentó el producto medio y marginal de los jornaleros, quienes previamente dependían del latifundista y que ahora se convertían en propietarios. Pudiendo dedicarse a producir el cultivo que mejor le conviniera, o buscar trabajo en otra área que les produjera mayor remuneración, cumpliéndose así uno de los factores anteriormente mencionados, como condiciones para el desarrollo económico “movilidad para la fuerza de trabajo”. De la misma manera en algunas regiones la tierra dejo de ser utilizada para cultivos tradicionales y se destinó a otros de más alta remuneración estimulados por las tendencias del mercado tanto nacional como extranjero. De acuerdo a Solís (1975) las estadísticas muestran un cambio significativo en la estructura de distribución del ingreso haciéndolo más equilibrado. El coeficiente de Gini pasó de 12.1 en 1930 a 7.7 en 1960 (recordemos que en este tipo de análisis, 1.0 es el coeficiente más completo de equidistribución), así que después de estas reformas todavía existían amplios márgenes de desigualdad. El impacto de la reforma agraria fue distribuido de manera bastante desigual a las diferentes áreas del país, teniendo en mente que desde antes de iniciar este proceso ya existían irregularidades en tenencia de la tierra y demografía nacional. El minifundio que ya era un problema en 1930 se agravó como consecuencia del crecimiento poblacional, especialmente en aquellos estados que venían arrastrando problemas previos al proceso de distribución, y fue muy fácil en aquellas áreas a donde existía amplia superficie para fraccionar o adonde fue posible expandir la tierra disponible para cultivo. Sin embargo el área incorporada se distribuyó de acuerdo a los patrones de tenencia requeridos por las leyes previas al período de distribución, lo cual permitió un fuerte elemento de desigualdad. La situación agrícola fue crítica al final de los 30’s y cercana a la primera mitad de los 40’s. Como consecuencia de la ruptura con el sistema de producción agrícola latifundista, se volvió un imperativo asegurar el éxito en el funcionamiento de los nuevos sistemas de producción. Esto aceleró la inversión en proyectos de irrigación en gran escala, tierra que fue entregada a productores en tamaños de 5 a 100 ha., y fue de hecho la clave de la agricultura comercial hasta la fecha. (Ver tabla II.3) el efecto económico de la distribución de la tierra es un tema apasionante que es frecuentemente discutido, pero en ocasiones con poca precisión analítica, no existe un examen teórico de la producción en condiciones de latifundio que nos permitan analizar

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los beneficios derivados de la combinación de factores de la producción, o el análisis en los cambios en la distribución del ingreso una vez que la tierra se entregaba a los jornaleros, o cotejar el grado actual de redistribución que ello provocó. Solís dice que es apropiado considerar al latifundista como un inversionista racional que funcionaba en un mercado de competencia imperfecta. La ausencia de comunicaciones y su control sobre la tierra lo convierten en un monopolista en el mercado de producción y en monopzonista en el mercado de recursos a través del cual, bajo ciertas condiciones el controlaría el ingreso financiero de los consumidores.(9) Altos costos de transportes e impuestos efectivos de ventas impiden el acceso de otros competidores al mercado monopólico(10), mientras que la adquisición de más tierras por los latifundistas se puede explicar como un mecanismo de defensa a través del cual ellos impiden el acceso a su mercado de otros competidores (11). La reforma agraria puede ser interpretada como una modificación a la estructura de mercado de productos y factores dirigiéndose hacia un modelo cada vez más cercano a la libre empresa. En el lado de la producción existía la competencia entre muchos factores quienes buscando maximizar beneficios, igualaban su costo marginal al precio, y ajustaban la producción a la curva de demanda aumentando la cantidad de tierra cultivada. La redistribución de las utilidades monopolistas hizo variar las tendencias del ingreso en favor de los campesinos mientras que al mismo tiempo intensificaron la explotación de los recursos (12). En ambos casos el ingreso de los consumidores se elevó, desplazando la curva de demanda a la derecha, produciendo nuevas tendencias en precios y quizá induciendo cambios en investigación y en capitalización agrícola lo cual estimuló el proceso hacia un nuevo punto de equilibrio comparado con el anterior del monopolio. Los nuevos incentivos para invertir, principalmente como resultado del desplazamiento de la curva de demanda redundaron en capitalización, cambios en métodos de producción y modificación en la productividad.

2.4.2. Efectos indirectos de la reforma agraria en la distribución de ingresos El sector agrícola con un ingreso per cápita que representa solo el 20% del industrial y de servicios, dedica la mayor parte de sus gastos en consumo a alimentos y bebidas; los sectores industrial y de servicios por otro lado utilizan una proporción menor de su ingreso para el consumo de esos bienes. Entre 1936 y 1940 la diferencia en el ingreso per cápita en esos sectores ya era marcada, la redistribución del ingreso en favor del sector agrícola, producida por la reforma agraria, le aseguró un mayor consumo de alimentos y bebidas, ya que la mayor parte del aumento en los ingresos de los productores se dirigió hacia el consumo de estos bienes. De esta forma la fragmentación de las propiedades rurales causó de manera simultánea desequilibrios en la producción agrícola, aumento en el consumo de los campesinos y consecuentemente una baja en los excedentes de mercado para consumo del sector urbano, ya que no debemos olvidar que los campesinos son los principales productores de alimentos y bebidas. De esta forma la producción se convirtió en buena parte para el autoconsumo reduciendo la oferta de

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alimentos al resto de la economía, lo cual a su vez se tradujo en un incremento en el precio de los alimentos. Dicho aumento en precios relativos durante éste período puede ser considerado como una transferencia de ingresos del sector industrial y de servicios al agrícola. Además claramente nos ilustra el “Efecto Redistribución”. De esto se desprende que de 1935 a 1940 el precio de alimentos al productor se elevó a una velocidad mayor que la del índice general de precios de la economía. Como el sector agrícola consume menos bienes industriales que los de otros sectores quizá la redistribución del ingreso influyó reduciendo la demanda por estos bienes, y probablemente generando capacidad ociosa (13). Las implicaciones que pueden ser encontradas en los precios relativos son; de 1940 en adelante se aprecia que las tendencias relativas en precios fueron tendencias favorables al sector agrícola con excepción de 1950 a 1955, sin embargo dichos indicadores no muestran las transferencias que se dan en el caso de los productos agrícolas, como son pagos implícitos por ciertos servicios. Por otro lado los índices no consideran la distribución del ingreso, en este caso agrícola. Debemos enfatizar que durante el período mas intenso de reparto agrario se dio un proceso de redistribución hacia el sector agrícola, mientras que en período previo los precios relativos tendieron a actuar contra la agricultura de subsistencia favoreciendo a los productores más modernos así como al urbano y de servicios. Estos aspectos serán abordados de manera más minuciosa en la sección II.5. En años recientes ésta tendencia se ha encaminado a un proceso de autocorrección: en la agricultura moderna el productor de bienes de exportación ha visto una disminución en la productividad marginal del capital a través de fenómenos que pueden ser observados desde el punto de vista de la demanda y de la oferta. Se da un incremento en costos de producción con relación al mercado internacional causado por: a) un aumento en el precio de los insumos industriales comparado con aquellos del extranjero, b) otro elemento que contribuyó a la disminución de la productividad marginal del capital fue la disminución en la tasa de inversiones públicas en ese sector. Desde el punto de vista de la demanda, los precios han fluctuado alrededor de una media que no muestra incrementos. Posteriormente a la administración del Presidente Cárdenas la atención dada a la obra pública, realizada con el propósito de impulsar la agricultura tuvo quizás un efecto de mayor importancia especialmente en el largo plazo. Ya que la producción de la agricultura comercial aumentó al tiempo que se desplazaba la población rural en forma acelerada sin que disminuyera la producción agrícola ni de alimentos. En aquellas áreas en donde tradicionalmente se producían cereales las expectativas campesinas de grandes aumentos en el ingreso real no se materializaron; las condiciones de producción no cambiaron y la presión demográfica sobre la mano de obra se intensificó por una disminución en el coeficiente de mortalidad. Las comunicaciones mejoraron lo suficiente a través de caminos locales y troncales así como de subsidios al transporte para facilitar los desplazamientos de la población y reforzar la influencia de la reforma agraria y reforzar el aspecto de movilidad de la mano de obra, el cual analizaremos adelante.

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Es importante enfatizar que a pesar del desplazamiento de la mano de obra campesina, para 1940 la producción agrícola crecía lo suficientemente rápido como para alimentar a la población, que crecía a una tasa más lenta. Es decir que existían suficientes mejoras que permitían alimentar mejor a una creciente población. Aunque en términos relativos la fuerza laboral dedicada a la agricultura disminuía, en efecto cuando la mejora en comunicaciones ayudó a una mejora ocupacional la industria y los servicios tuvieron una oferta ilimitada de trabajadores, disponible al equivalente de tasas de subsistencia más un premio suficiente como para estimular su reubicación. Esta oferta excesiva permitió que se ampliara la brecha entre salarios y precios que recordamos de esa década, y condujo a más altas utilidades durante el proceso inflacionario de la Segunda Guerra Mundial sin alguna reacción significativa. Cuando, en 1940 se dio un boom en la demanda externa por productos agrícolas de exportación tales como el algodón y el café, la movilidad de la mano de obra tuvo fuerte influencia en la modificación de los cultivos sobre todo las condiciones políticas imperantes garantizaron tendencias que precipitaron la inversión en recursos hidráulicos, educación, comunicaciones y transportes, energía y otros. Ello finalmente condujo a una mayor productividad de la mano de obra y la tierra, y especialmente a la expansión del mercado interno para productos industriales el cual fue al mismo tiempo, estimulado por un proceso de sustitución de importaciones. De gran importancia también, aunque no desde el punto de vista económico es el hecho de que el proceso de reforma agraria casi liquidó el poder político de las clases latifundistas. Esto permitió que un nuevo movimiento político se consolidara, y que para mantenerse en el poder hiciera suya la bandera de la reforma agraria y sus principios específicos que se instrumentaron por medio de políticas económicas que habrían de desembocar en un proceso de desarrollo.

2.4.3. Efectos de la reforma agraria en la movilidad de la fuerza de trabajo Un impacto de la reforma agraria fue el de crear amplia movilidad de recursos especialmente la mano de obra, las consecuencias e implicaciones económicas y sociales de la movilidad están tan ampliamente dispersas que es difícil presentarlo estadísticamente. Sin embargo es posible cuantificarla al menos geográficamente, observando la migración de grupos domésticos. Previamente haremos algunos comentarios generales. El jornalero transformado después de la reforma agraria en empresario agrícola, aparte de aumentar la tierra cultivada y escoger el tipo de cultivos a producir, podía adicionalmente mejorar sus ingresos en cualquiera de los sectores; agrícola, industrial, servicios o en el mercado externo, temporal o permanentemente. Esta primera reacción fue probablemente para agrandar su propiedad y tener menos movilidad con la esperanza de que sus ingresos continuamente aumentarían. Sin embargo la tierra dedicada a la producción de alimentos no registro cambios significativos en la productividad entre 1936 y 1945. Y si la población campesina se hubiese movido a áreas urbanas de manera inmediata después de la reforma agraria la producción de alimentos habría decrecido

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probablemente reduciendo el consumo per cápita, de estas consideraciones podemos suponer que los cambios en la estructura del mercado laboral dieron en gran medida libertad al productor. Una más amplia utilización de la tierra permitió movilidad a los recursos con relación al tipo de cultivo (aunque en el caso mexicano, debido a la posición legal del ejido, la transferencia de la tierra entre propietarios estaba prohibida). Esta fue la situación hasta diciembre de 1980, fecha en que la Ley de Promoción Agrícola permitió la asociación entre propietarios ejidales y pequeños productores. Al cabo de algunos años el crecimiento de la población, mejoras en comunicaciones e inversiones en educación apoyaron la movilidad ocupacional y geográfica de la fuerza laboral agrícola, que en su oportunidad aceleró el crecimiento urbano. Durante las décadas de los 40’s y 50’s se dieron fuertes aumentos en la migración, especialmente al Distrito Federal y a los estados fronterizos con Estados Unidos de Norteamérica, durante ese período por ejemplo del total del aumento de población en Baja California Norte el 66.1% fue debido a migración del resto de la república. Aquellos estados que perdieron más población fueron los del centro de la república donde la presión por la tierra era más intensa. Después de la distribución de la tierra, la mortalidad rural descendió, lo cual contribuyó a un acelerado crecimiento de la población, aunque tasas internas de población causaron un crecimiento más alto de la población urbana que la rural. Y aunque la última ha crecido la primera lo hizo a una tasa constante de 1.5%. Sin embargo los cambios en población urbana y rural debilitaron la elasticidad- ingreso de los consumidores de bienes agrícolas y robustecieron la de productos manufacturados. Los hábitos de consumo para el segundo caso ha mostrado una más alta elasticidad-ingreso para bienes y servicios industriales (1.2) que para los rurales (0.9) y menos (14), Solís (1975). Podemos entonces deducir que el “Efecto Movilidad” influenció la estructura de demanda robusteciendo el consumo de productos industriales y de servicios. En este sentido cancelando el “Efecto Redistribución” en la estructura de la demanda, ya que como mencionamos antes el consumo de bienes agrícolas, especialmente alimentos disminuyó.

II.5. Concentración regional y aumentos en la producción En el caso de la agricultura mexicana, las políticas diseñadas para estimular la producción comercial durante el período del desarrollo industrial, después de la Guerra Mundial resultaron en un espectacular crecimiento de la agricultura. El crecimiento más rápido se dio inmediatamente después de la guerra; entre 1945 y 1956 el producto total de la agricultura subió a una tasa de 5.9%, después de eso hasta la mitad de los 60’s la tasa se mantuvo a un nivel del 4.0%. Durante el período de 1945 a 1970 el valor de la producción agrícola creció a una impresionante tasa del 4.4% anual aunque posteriormente disminuyó de manera abrupta. Cuando los aumentos en producción se dividen entre el número de ha. y en aumento de producción de áreas cultivadas, la introducción de nuevas tierras a proyectos de irrigación

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es la razón mas importante explicando el crecimiento de la agricultura mexicana, particularmente los años que siguieron a la guerra mundial (Venezian y Gamble, 1968). Durante la parte temprana de este período, de 1945 a 1952 el área cultivada creció a una tasa anual de 4.3%, mientras la producción aumento solo el 2% anual (Reyes 1974), éste análisis solamente reporta aumentos en área cultivada y en producción pero ignora elementos particulares de vital importancia en el contexto mexicano. Un proyecto de irrigación no solamente resulta en más alta producción como consecuencia de un abasto confiable de agua sino también implica flexibilidad en la variedad de productos y en métodos y tecnologías de cultivo. El promedio global del valor de la producción por ha. irrigada es 2.5 veces mayor que una no irrigada. (Orive, 1960 y 1971). Sin embargo en regiones específicas la diferencia puede ser substancialmente mayor.(Del Campo 1975: 95-96) dado que la irrigación es una condición previa, necesaria para la introducción de nuevas tecnologías, no debe sorprendernos el hecho de que en las áreas sin riesgo el avance tecnológico casi no existe en México. El trigo y el maíz fueron los granos más importantes en 1960, del área cultivada con alimentos el 90% era de maíz, trigo o frijol. (Reyes, 1974).Sin embargo, entre la producción de trigo y de maíz existen grandes diferencias que han dado lugar al concepto de “Dicotomía” de la agricultura mexicana. El frijol y el maíz son alimentos básicos que existen en la dieta de los mexicanos mucho antes de la llegada de los españoles a América. El trigo por otro lado se introdujo durante la conquista y en amplios sectores de la población no se considera un alimento básico. El maíz y el frijol han sido, históricamente cultivado por pequeños productores, para cubrir las necesidades básicas de subsistencia y procuración de semillas para la siguiente cosecha. El trigo generalmente se cultiva en escala comercial, se cultiva en invierno y en tierras de riego, en cambio el maíz se cultiva durante el verano y en regiones de temporal. Inevitablemente que los factores utilizados en la producción de trigo (Tecnología Bioquímica, Irrigación) han permitido que sus aumentos en productividad sean mayores que los del maíz. Quizá el factor que más explica la diferencia en los aumentos de productividad del trigo y del maíz es, el de que la investigación para mejoras en rendimientos en economías campesinas ha sido un elemento reciente en la estrategia de programas diseñados para aumentar productividad. México se volvió autosuficiente en la producción de trigo a partir de 1956 (Borlaug, 1959) y para 1957 el 90% de las áreas sembradas con trigo tenía variedades mejoradas. (Dalrimple, 1969: 6). Por otro lado en 1968 solamente el 20% de la tierra utilizada para maíz tenía variedades de alta productividad. De 1947 a 1957 las áreas productoras de trigo crecieron a una tasa anual de 5.3% mientras que su productividad lo hizo a un 5.6%. De 1957 a 1963, las productividades del trigo crecieron a una tasa aún mayor, 8.0% anual mientras que el área cultivada disminuyó a una tasa de 1.4% (Reyes 1974: vol.I). Adicionalmente con un precio de garantía de $913.00 por tonelada el trigo se convirtió en un producto excepcionalmente rentable en la agricultura comercial. La introducción de nuevas variedades causó otros cambios importantes en la agricultura, el uso de

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fertilizantes y semillas mejoradas se volvió común en áreas de riego adonde nuevas prácticas de cultivo fueron instrumentadas. El índice compuesto para la adopción de métodos modernos en la agricultura creció rápidamente a una tasa del 9.5% anual entre 1954 y 1965 que fue el siguiente paso después de la introducción del riego en áreas de cultivo Solís (1975). Una de las características más sorprendentes de la expansión en la producción de trigo es que se concentró en los estados del Noroeste especialmente Sonora y Sinaloa. Entre 1950 y 1965 aproximadamente 85% de los incrementos en la producción de trigo se dieron en el Noroeste (Venezian y Gamble 1968:71). En 1940 México, para entonces Sinaloa y Sonora solo contribuyeron con el 17%, sin embargo para 1950 su participación creció a aproximadamente el 50% y para 1964 su proporción del total nacional alcanzó el 71.5% (Myren 1969). Este proceso de concentración regional del crecimiento no es un fenómeno reciente en México, se dice que la regiones mas desarrolladas del país ya mostraban esta tendencia desde el gobierno de Porfirio Díaz, sin embargo, en el caso de la agricultura los proyectos de irrigación en el norte y noroeste constituyen los elementos claves en la expansión de la producción de trigo y algodón, los principales productos comerciales de la postguerra. Los estados de Sinaloa y Baja California Norte recibieron 36.8%, del gasto total público para irrigación entre 1941 y 1970 (ver tabla II.6) la misma concentración de recursos ocurrió en la distribución del crédito, y más desigualdades aún existen en la distribución regional de los fondos gubernamentales. Ello demuestra que ha habido de manera consistente una concentración de insumos productivos, fondos y servicios a un número limitado de áreas. La concentración regional del crecimiento económico ha sido frecuentemente motivo de discusión y análisis. El rápido crecimiento de la agricultura en la postguerra se caracteriza por una concentración de la producción de insumos para un decreciente número de productores. El Comité Interamericano para el Desarrollo Agrícola (CIDA) de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha clasificado las unidades agrícolas productivas en 5 estratos de acuerdo al valor anual por productor y a su capacidad para absorber mano de obra. Extrapolando esta información del censo mexicano Eckstein (15) encontró que en 1960 aproximadamente la mitad (50.3%) de todos los predios se encontraban en la categoría de “infrasubsistencia”, generando ingresos anuales de menos de $1,000.00 una tercera parte de ellos (33.8%) resultaron ocupar algunos miembros de la familia o “subfamiliar”. En contraste al otro extremo, grandes predios (multifamiliares) con un valor anual de producción mayor de $100,000.00, representaron solamente el 0.5% de propiedades, y contribuyeron con 32.3% del valor total de la producción agrícola. Adicionalmente los predios medianos y grandes clasificados como multifamiliares representaron menos del 4% de las propiedades pero ocuparon 42.7% de la tierra cultivada, contribuyeron con 80% del incremento en la producción agrícola que se generó durante la década de l940-1950. Por otro lado, los predios de “infrasubsistencia” produjeron solamente 4.2% del total de la producción agrícola en 1960 y sufrieron una disminución de valores absolutos en la década anteriormente mencionada, ello implica que después de 50 años de reforma

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agraria, la aguda concentración de producción en un reducido numero de predios es un elemento estructural significativo de la agricultura mexicana (ver tabla II.8). Utilizando la información presentada en los estudios del CIDA e incluyendo la misma información para el año de 1970 hemos hecho la tabla II.8 con el propósito de apoyar la hipótesis de que el proceso de crecimiento en la producción agrícola, continúa concentrándose en un pequeño números de predios. Hacemos notar que los valores calculados para 1970 no han sido ajustados al índice de precios y por ello el porcentaje de las distribuciones mostradas para 1970, podrían tener un pequeño sesgo hacia arriba. Sin embargo ello no evita que podamos observar que el fenómeno de concentración aún hoy en día, se encuentra presente y hasta podemos decir que se encuentra mas pronunciado. En relación a esto podemos decir que es alarmante que el 7.3% de predios, aquellos que corresponden a los estratos mediano y grande, generen 89.8% del valor de la producción, mientras que en el otro extremo 80.3% de propiedades generan solamente 3.6% del valor total de la producción. La concentración de la producción es el resultado de la concentración de recursos productivos en grandes unidades de riego. Para lograr las productividades alcanzadas, fue necesario introducir irrigación, maquinaria, fertilizantes, semillas mejoradas, insecticidas, etc. todos estos elementos de un paquete tecnológico totalmente fuera de las posibilidades del pequeño productor. El riego como mencionamos fue el elemento fundamental que permitió los aumentos sucesivos a través del uso de insumos modernos. Ello fue parte de la “Revolución Verde” que analizaremos en sus fases política, económica y social en el capitulo III, en lo referente al estado mexicano. La tierra en los distritos de riego se distribuye de manera equitativa entre el sector privado y ejidal, por ello se podría esperar que los beneficios derivados del crecimiento agrícola, fueran compartidos plenamente al menos en estos distritos. Sin embargo no es ésta la situación y ello tiene una explicación: primero, por la gran concentración de tierra legal e ilegal de propiedad privada y segundo, porque el sector ejidal renta un gran porcentaje de su tierra irrigada a los grandes propietarios, actividad que ha cobrado importancia en años recientes. Aún dentro de los límites de la Ley existe una gran concentración de tierra con riego de propiedad privada. Esto es en parte el resultado de la protección que algunos gobiernos le han dado a la pequeña propiedad. En 1960 2.2% de predios con riego (tabla II.7) mayores de 50 ha. controlaban el 35.2% de tierras de riego privadas (Reyes 1974: vol. III) y aunque a través de un Neolatifundismo hay todavía disfrazados algunos latifundios que surgieron en la fase inicial del proceso de reforma agraria y que fueron disfrazados a través de ventas aparentes a familiares y amigos. Esto sugiere que las unidades actuales de producción agrícola son mayores que las que nos indican las estadísticas. En el estado de Sinaloa por ejemplo, el CIDA ha estimado que 85 neolatifundios controlan 116,876 ha. de riego que a través de 1,191 personas (reales, inexistentes o familiares) amparan dicha propiedad. El método de utilizar pseudónimos para controlar grandes cantidades de tierras surgió desde la época de producción eran intensivas en el uso de la tierra y requerían poco de los otros insumos. La renta de terrenos ejidales es sin embargo un fenómeno

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relativamente nuevo, resultado de la incapacidad de los productores para conseguir insumos esenciales. Poniéndolo de otra forma, muy probablemente el ejidatario gane mas rentando su tierra que el pequeño ingreso que recibiría si la trabajara. Este fenómeno puede ser observado como la reacción de una economía capitalista de mercado contra una institución que obstruye el funcionamiento de las fuerzas de mercado, mientras que al mismo tiempo su existencia enfatiza la importancia del acceso a recursos específicos actualmente en la agricultura mexicana. Existen dos formas de rentar la tierra. La primera es la llamada “Aparcería” que es una práctica en la que el propietario de la tierra mantiene el control sobre el proceso productivo, compartiendo los costos de producción y la cosecha con el rentista o absorbiendo todos los costos en cuyo caso el propietario permanece como un jornalero contratado, con algunos derechos sobre la cosecha. En regiones sin riego, cultivadas con sistemas tradicionales, el sistema de rentas es bastante común, esta práctica podría describirse como una situación en la que un hombre provee la tierra, otro la trabaja y ambos comparten la cosecha. El segundo sistema de renta de la tierra que se llama “Arrendamiento” es la forma normal de rentar una porción de tierra. La diferencia con este sistema, es que el propietario de la tierra cede por completo el control del proceso productivo a quien la renta. El “arrendamiento”es común en áreas de riego que son susceptibles de cultivos comerciales y que requieren insumos caros. Cuando la tierra rentada es parte de un ejido (lo que fue ilegal hasta Diciembre de 1981), es probable que se manifieste la incapacidad del pequeño productor ejidal para competir en un proceso intensivo en capital, recurso del que generalmente carece. Es por ello razonable pensar que la renta de terrenos ejidales y privados, también es fundamentalmente el resultado de la concentración de recursos asociado con una desigual distribución financiera y tecnológica. La existencia de éstos eventos nos hace pensar que dada la concentración de insumos de producción y de control de la tierra, en un pequeño porcentaje de unidades productivas capitalistas, que la mejor distinción para un análisis estructural de la situación no es la diferencia entre el ejido y propiedades privadas sino que el aspecto mas significativo es la identificación de los productores con acceso al financiamiento, y a la tecnología de aquellos que no lo tienen. Todo parece indicar que el crecimiento agrícola durante la posguerra tuvo más importancia que la reforma agraria en términos de cambio a un modelo agronómico ordinario; el análisis de estos aspectos será manejado en los capítulos IV y V, en relación a la estructura agrícola de Chiapas analizada a través de sus procesos productivos.

II.6. La dinámica de la estructura agraria Es posible encontrar modos heterogéneos de producción de bienes materiales economías subdesarrolladas, dentro de una misma estructura social. Es decir, coexistencia de diversos tipos de producción puede ser vista variando unos de otros función de sus modelos y de acuerdo a su fortaleza interna. Uno de estos modos

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dominante) impone sus leyes de funcionamiento sobre el resto (aquellos llamados subordinados). Un buen ejemplo de esta generalización conceptual es el proceso diferencial de acumulación en la agricultura mexicana. Como hemos visto este es un proceso que por un lado concentra los medios de producción, tecnologías, y la riqueza en unas cuantas manos, por otro lado mantiene a un gran número de productores en niveles de subsistencia, con formas primitivas de producción, con pocos recursos y que generalmente constituyen la mayoría de los productores. Partiendo de estas consideraciones es concebible que la estructura agraria de hoy en día consista de un grupo heterogéneo de formas de producción, ligadas una con otra como lo están también a otros sectores de la economía. Las especificaciones de estos grupos se encuentran determinadas y configuradas por estructuras ideológico- político-legal. La dinámica de la estructura agraria mexicana se caracteriza por la coexistencia de un amplio sector no capitalista es decir, “la economía campesina” con un sector económico capitalista. Surgen entonces dos hipótesis relevantes para la transformación de la economía campesina. La primera enfatiza las contradicciones internas de los modos no capitalistas de producción y asegura que este tipo de economía nos conduce a un proceso inexorable de destrucción y que nos llevará al final a la polarización resultando de ello un proletariado rural y una empresa agrícola (con una tendencia exclusivamente hacia un modo de producción capitalista). La segunda hipótesis parte de reconocer una lógica específica en el proceso de acumulación periférica del sistema capitalista internacional, derivando de él formas y métodos no capitalistas en la agricultura. Esta permanencia se explica mucho en un sistema global (social y sectorialmente desconectado) así como por la lógica interna de las formas de producción campesinas y es apropiado diferenciar las formas económicas de producción en el capitalismo. Es en este punto a donde la hipótesis se apoya en las ideas de Chayanov sobre la racionalidad económica de la unidad de producción campesina. Es decir, el balance interno (natural) de la unidad de producción campesina se logra a pesar de la ausencia de las “ganancias capitalistas”. De esta manera las condiciones de equilibrio interno, favorecen una sobre utilización (en el sentido de la teoría económica neoclásica) de la fuerza de trabajo familiar, contribuyendo así al fenómeno de autoexplotación campesina y de cambio desigual. El estudio de éstas dos grandes hipótesis requiere de una investigación empírica que nos permitirá caracterizar los modos de producción que constituyen las estructuras agrarias mexicanas y latinoamericanas, así como la identificación del proceso de transformación en que ellos se encuentran inmersos como consecuencia no solo de las contradicciones internas sino de los mecanismos de desarrollo del capitalismo agrario. En este aspecto tienen especial prominencia las políticas dirigidas a la intensificación de la producción campesina (las diferentes estrategias de desarrollo rural), la evolución de capital financiero y las nuevas formas de organización de la producción y de control político. En México como en la mayoría de los países en vías de desarrollo nos enfrentamos a un amplio sector de agricultura de subsistencia, algunas interpretaciones de éste fenómeno

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buscan explicar su atraso a través de dos argumentos: el primero percibe éstas áreas rurales marginales como estratos sociales desconectados de la sociedad capitalista. Partiendo de este concepto ha surgido una discusión de modos aislados de producción, así como de formas de producción campesinas que sumisas al modo capitalista de producción (que es desde luego el tipo dominante, pero que por las características peculiares de la forma misma de producción campesina, ofrecen una alternativa específica para su propio desarrollo). Es así como el sistema campesino emerge de su atraso por sí solo. Esta idea ve en grupos marginales, de manera objetiva condiciones de cambio sin tomar en cuenta las contradicciones sociales inherentes a los sistemas capitalistas en los que estas formas de producción se encuentran contenidas. La segunda interpretación que parece estar en directa contradicción con la primera es que estas masas de campesinos constituyen una fracción de la clase explotada del sistema capitalista, en otras palabras que las zonas rurales marginales se perciben como una variante especial de la clase trabajadora. Y mas aún siguiendo este punto de vista se asegura que estos grupos pueden ofrecer una solución específica al problema de desarrollo. Ambos argumentos reconocen la existencia de un segmento social cuya relación con el resto de la sociedad es irregular y se ajusta solamente a un tipo de capitalismo deformado, y que nunca antes tuvo un lugar en la historia de esos países ahora conocidos como desarrollados. Por lo tanto en estos sectores, hoy llamados marginales, si ellos son considerados como parte integral inherente a la forma de producción o si son contemplados como una variante del proletariado, es necesario buscar una conceptualización alternativa y original para este grupo. En este tipo de análisis, cualquiera que sea el enfoque el problema de contradicción de clases y los tipos particulares de explotación que existen en México deben de ser considerados. El problema de grupos campesinos, debe ser analizado como parte de la estructura global de la sociedad. Sino se hace esto podríamos concluir que ellos están al margen del desarrollo de la sociedad y que por lo tanto no tienen ningún papel en la dinámica social de esos países. Cuando consideramos algunos factores históricos vemos que la forma en la que el desarrollo capitalista en México superó obstáculos, fue a través de la creación de una agricultura integrada al mercado y bajo la protección del gobierno y del sistema capitalista. Las características específicas de ésta forma agrícola son típicas de una economía simple de mercado, no una capitalista, y por ello no podrá ser entendida si se analiza de manera aislada del sistema capitalista. Consecuentemente para alcanzar una comprensión de los problemas de atraso en este gran subsector de la agricultura mexicana es necesario penetrar la dinámica global de la estructura económica y analizar el papel que juega una economía simple de mercado, dentro del sector agrícola. El análisis previo muestra que las reformas de 1930 permitieron alcanzar un balance interno entre modos de producción capitalista y modo simple de producción mercantil. Este balance junto con el equilibrio producido por la alianza de clases, permitió el crecimiento de la producción agrícola. Sin embargo las soluciones a los

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problemas agrícolas durante los 30’s y los 40’s dejaron incompatibilidades dentro de la estructura agrícola de producción que se habrían de manifestar más adelante, es por esto que en los 50’s economía campesina de tal manera que la tasa de producción agrícola ha caído. Este período transitorio provocó una crisis agrícola en la que la principal característica fue la modificación de las formas de relación entre los diferentes modos de producción interna. Tradicionalmente suponemos las economías simples de mercado son destruidas por el férreo control que ejercen sobre ellas prestamistas, monopolistas e intermediarios. En realidad aún cuando esta es una forma de destruirlos no parece ser la única, dado que estas economías tienen características duales. Esto es que mientras el modo de producción mercantil se destruye, simultáneamente se regenera en la medida en que lo permitan los prestamistas de capital y los monopolistas para poder continuar en este tipo de economía. La forma de producción mercantil se destruye generalmente por el hecho de convivir con una forma de subsistencia en un sistema agrícola global, que funciona a escala nacional, es decir, que de su unión a un sistema global a través de la economía de mercado y “del desigual intercambio”. El problema entonces no debe de ser reducido al hecho de que el monopolista o el prestamista fijan precios excesivamente bajos en relación a los costos de producción de éstas economías. Esto se da porque el mercado automáticamente regula sus funciones, de acuerdo a los costos generales de producción y aún sin la presencia de prestamistas, la economía campesina se encontraría en una condición de déficit y transferencia de activos (Bartra, 1974: cap. II). Esto que sólo sucede en la economía campesina es una de las inconsistencias de esta economía simple de mercado, en este caso su fragmentación en un gran número de unidades productivas impide la introducción de fuerzas productivas más modernas que podrían ser solamente aplicadas en base a una escala mucho mayor de producción. (16). Esta contradicción genera altos costos de producción relativos a los costos de capitalización de la producción y resulta en una situación de intercambio desigual a la que la economía campesina es incapaz de responder. Sin embargo la contradicción que es la raíz de éste intercambio desigual no tiene un carácter interno por mucho tiempo, ya que se explica por la relación entre los dos tipos de relación. Es a causa de esta situación que el desarrollo capitalista requiere de la transformación de la forma de producción mercantil que apuntala el sector privado y el ejido. De esto se genera un proceso de cambio que implica la modificación de los lazos de unión entre los dos tipos de producción involucrados. La nueva relación deberá actuar como la etapa previa entre la forma capitalista de producción y esas formas de producción que son consecuencias de la economía campesina de mercado. Este proceso de cambio genera además patrones de cambio en las políticas para el medio rural, y por lo tanto en las formas de control y participación de los campesinos y por otro lado del estado y las clases dominantes. La dinámica de este proceso muestra principalmente dos tendencias. En primer lugar, relativamente los predios más pobres tienden a desaparecer, dando lugar a un proceso de proletarización y semiproletarización de estos campesinos (lo cual es frecuentemente

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una consecuencia del crecimiento del sector terciario en la economía). En segundo lugar la posibilidad de una consolidación de las condiciones económicas de las unidades productivas se presenta; este proceso transforma la economía campesina pero mantiene algunas de sus características fundamentales. La misma intervención logra el rápido crecimiento de un sector que difunde el capital financiero y que es la instrumentación del control sobre la producción agrícola. Esto en cambio genera una manifestación específica de apoyo a la producción agrícola a donde instituciones distribuyen recursos financieros y los utilizan como forma de control y para dirigir la producción campesina. Estas instituciones financieras transforman a los campesinos en una clase de “proletarios” (aun cuando ellos continúan controlando su tierra) y ahí existen y continuarán habiendo manifestaciones de diferentes tipos por aquellos que los organizan, poseen y controlan los créditos institucionales. Estas versiones generalmente se encuentran atadas tanto a los capitales privados (nacionales o extranjeros), así como el capital gubernamental representado por los bancos oficiales. Finalmente es valioso mencionar que ésta transformación de la economía campesina se ubica en la lógica de la racionalidad del capitalismo periférico y subdesarrollado, ya que el capital financiero encamina el desarrollo de las fuerzas productivas en zonas campesinas, facilitando de esta forma la generación de aumentos substanciales en la oferta de productos agrícolas. Este es uno de los aspectos asociados a la refuncionalización de la economía campesina. CONCLUSIONES

Por mucho tiempo los estudiosos del desarrollo económico han sugerido que el camino que los países en vías de desarrollo deben seguir es el mismo que el andado por las naciones del hemisferio occidental (Gran Bretaña, Estados Unidos, etc). Esto requiere de un sistema en el que las áreas rurales provean de alimentos y mano de obra barata a los centros urbanos. De esta forma los problemas de disponibilidad de materia prima y al mismo tiempo de modernización de la agricultura se resolvían. Sin embargo esto sucedió por los requerimientos de los centros urbanos. Ciertamente esta modernización de la agricultura implicó la introducción de tecnologías nuevas intensivas en capital, que los inversionistas y capitalistas encontrarían fáciles de adoptar, pero cuyo acceso para pequeños productores o campesinos sería imposible, para posteriormente ser expulsados del medio rural y al mismo tiempo ser absorbidos por la naciente industria de los centros urbanos. Con esta visión simplista muchos países en vías de desarrollo se habrían desarrollado en el corto plazo. Sin embargo, las razones principales por las que el modelo no trabaja así, es que las condiciones actuales no son las mismas que aquellas del siglo pasado. En el caso de México es evidente que la demanda interna y externa de bienes y servicios manufacturados, ha sido bastante menor que la esperada y por ello la demanda por mano de obra del sector industrial no ha crecido lo suficiente, como para absorber la creciente población rural desempleada. Por otro lado también es evidente, que el modelo mexicano de desarrollo intensivo en capital, deliberadamente persigue adquirir materias primas y mano de obra barata a través de la modernización de la agricultura. Los resultados de este proceso de modernización no son tan claros en el presente. La

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modernización de la tierra ha traído grandes cambios en la distribución del ingreso ya que ha apoyado a los productores exitosos a través de la adopción de nuevas tecnologías y el apoyo institucional. Los pequeños productores que no califican para los programas de desarrollo, los campesinos y sus descendientes tienen un destino claro: permanecer al margen de la sociedad. En el caso de países en vías de desarrollo Cynthia Hewitt (1976) dice que si el poder de compra de la población urbana y rural no aumenta, muy probablemente el sector industrial se estanque. Su opinión es de que el tipo de cambio rural que sucedió en Inglaterra y Estados Unidos durante el siglo pasado, fue “inhumano pero eficiente” (del 2 al 5% de la población trabaja en el campo y produce con métodos modernos para el resto del país). En contradicción con ello en los países del tercer mundo, este modelo ha sido “inhumano e ineficiente” ya que entre el 40 y 60% de la población se encuentra en las áreas rurales utilizando métodos primitivos, con bajos niveles de nutrición y con altos niveles de desempleo. El problema agrario es prominente entre las causas socioeconómicas del movimiento revolucionario iniciado en 1910, con un contenido exclusivamente político y más tarde sintetizado en los postulados Zapatistas. En 1910 menos del 1% de la población poseía 97% de la tierra, mientras que la mayoría de los hombres en el campo trabajaban como peones o jornaleros. (Stavenhagen, 1969). Algunas comunidades indígenas, asentamientos, pequeños propietarios y tenedores de tierras podrían haber sobrevivido pero la tierra a su disposición era escasa. De acuerdo al Plan de Ayala de Emiliano Zapata la lucha campesina se encaminaba a recobrar la tierra arrebatada a los propietarios originales, pero la desaparición de las grandes unidades productivas no se había previsto. De notable importancia el documento Zapatista se presenta con gran dificultad de instrumentación, cuando se manifiesta como un pre-requisito de expropiación la indemnización y cuando define que las villas y sus ciudadanos, se volverían dueños de propiedades que ya tenían títulos correspondientes. El Villismo enfatizó la importancia al problema de la tierra, a través de su ley, agraria expresando la incompatibilidad de la paz y prosperidad de la República ante la persistencia de los latifundios. La Ley más importante fue aquella del 6 de Enero de 1915. El análisis de los orígenes motivacionales de esa ley, sintetizan la historia del problema agrario mexicano, indicando que la confiscación de tierras que hubieran sido de propiedad comunal o que hubieran sido distribuidas, fueron una de las causas principales de intranquilidad y descontento. Se iniciaron acciones a través de las cuales fue destruida la propiedad colectiva de acuerdo a Ley de Desamortización, que distribuyó todas las propiedades comunales y que enfáticamente en el artículo 27 de la Constitución de 1857, negó a los grupos indígenas el derecho legal de obtener y administrar propiedades. En la ley anteriormente mencionada la propiedad inconstitucional de tierra comunal que contravino la ley de 1856, fue anulada como lo fueron también las disposiciones, concesiones y ventas de estas tierras realizadas después del primero de Diciembre de 1870, en una acción legal del Gobierno Federal. Igualmente el censo oficial y la

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demarcación de estas tierras se hicieron bajo la autoridad federal habiendo atropellado los derechos de grupos en posesión comunal, de las villas, de asentamientos, grupos o comunidades indígenas, (Miranda 1960) la constitución de 1917 buscaba garantizar los derechos populares a través de educación gratuita y reforma agraria. La ley federal de reforma agraria bajo los términos del art. 27 constitucional creó los principios que regularían el acceso a la tierra y al agua en el México revolucionario y definiría tres tipos de propiedad legal: comunal, ejidal, y privada. La comunal y ejidal eran tenencias de tipo inalienable e inmutable, por lo tanto los derechos de los propietarios ejidales y comuneros les otorgan similar responsabilidad en el goce y usufructo de la tierra, pero no en la propiedad de la misma. El ejido es un tipo de tenencia institucionalizada por la revolución, otorgada a un núcleo de población para dedicarlo a la agricultura, ganadería o silvicultura y con la opción de uso individual o comunal. La tierra comunal de acuerdo a la ley deberá ser utilizada por grupos de población que tienen el derecho o status de una comunidad (ni la constitución ni el código agrario definen los atributos específicos de una comunidad). La pequeña propiedad agrícola se define como aquella que no excede 100 ha. de riego o su equivalente si es de temporal. La equivalencia se da como sigue: una ha. de riego es equivalente a 2 ha. de temporal y a 4 ha. de pastura y a 8 ha. de terrenos irregulares. Las pequeñas propiedades que no exceden de 150 ha., reciben el mismo trato cuando la tierra se encuentra sembrada de algodón e irrigada por un canal y hasta 300 ha. para cultivo de banano, caña de azúcar, café, henequén, hule, coco, viñedo, olivos, vainilla, cacao y árboles frutales (17). La pequeña propiedad ganadera es aquella necesaria para mantener 500 cabezas de ganado mayor o de su equivalente en ganado menor, y se estableció que dichas propiedades no serían objeto de impuestos si el límite era excedido como consecuencia de mejoras en la administración. En términos legales la propiedad de la tierra y del agua es del estado, quien tiene la capacidad para transferir sus derechos a otros dentro de las categorías determinadas por la Constitución y reguladas por el Código Agrario. Sin embargo y por derecho la revolución agraria legalizó los tres tipos de propiedad mencionados anteriormente, el comunal, el ejidal y el privado, la existencia de ésta división constituye un elemento de inconformidad en la atmósfera sociopolítica del país ya que generalmente las políticas gubernamentales, plantean acciones para cada uno de los tipos de propiedad que se oponen entre sí. Ello ha creado un serio desequilibrio en las áreas rurales. Esto no significa que reducir la tenencia de la tierra a un solo tipo de propiedad podía por si mismo resolver la crisis; esto significa que el sistema específico de propiedad agraria que emanó de la revolución fue una fuente de desequilibrio, ya que al permitir apoyo selectivo para uno u otro sistema del régimen, termina polarizando la posición de cada uno de los sectores. El hecho de que esto ocurriera dentro de un marco de dependencia y de influencias externas exacerbó el problema e hizo más difícil de resolver el conflicto interno.

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Revisando el proceso histórico de este sector es claro que nunca existió un marco de políticas definidas para el sector agrario, en 1920 ya existía un énfasis para la formación de predios medianos y pequeños bajo diversos tipos de tenencias, mas que una acción dirigida a destruir la gran propiedad, la idea era la restitución de la tierra a sus anteriores propietarios comunales o a los asentamientos campesinos a través del programa ejidal. En los casos en donde la tierra tuvo que ser confiscada, se respetaban, los máximos de propiedad autorizados por la ley y los excedentes eran entonces distribuidos entre aquellos grupos que así lo solicitaban. De esta manera, aunque la política agraria de 1920 no tenía como meta la destrucción de las formas de la gran propiedad, en realidad si condujo a la reducción en el poder político de los grandes propietarios, particularmente de aquellos que tuvieron que entregar sus tierras a grupos campesinos que demandaban la constitución de núcleos ejidales. Algo que no sucedió en aquellos territorios a donde la presión de los campesinos era menor y por lo tanto florecieron los latifundios agrícolas, en cuanto que no había un obstáculo para que se apropiaran de la tierra. Cuando Cárdenas asumió el poder en 1934 encontró el campo en una situación de crisis. Las acciones previas gubernamentales se habían limitado exclusivamente a la redistribución de la tierra, pero los recursos adecuados para su explotación racional nunca se dieron. Así Cárdenas convirtió al ejido en el pilar de la economía redistribuyendo 20 millones de hectáreas a 11,000 ejidos, expropiando empresas agro-industriales para beneficio de los campesinos y trabajadores que dependían de ellas. Al mismo tiempo estimuló el crecimiento de productores independientes y de la producción en bases colectivas. Estas medidas incluyeron políticas de modernización para el sector agrario de la economía, ya que si bien fueron escritos en términos capitalistas su impacto político fue contundente para las masas rurales reforzando así las bases para su desarrollo. Evaluando las políticas agrarias de Cárdenas existe un evento sumamente relevante; que estimuló la organización ejidal y robusteció el sector de la pequeña propiedad aún a costa de no haber tocado muchos latifundios mayores de 1000 ha. que de acuerdo al censo agrícola de 1940, se encontraban localizadas en el norte y noroeste del país. Entre 1940, año en el que termina el período del Presidente Cárdenas y 1970 cuando se inicia el gobierno de Echeverría se dieron dos eventos de mayor trascendencia que cualquier otro: a) el país cuadruplicó su población y b) además, perdió su carácter mayoritario rural en urbano. Por su parte el gobierno Federal abandonó su política de apoyo ejidal y promovió en su lugar a la pequeña y mediana propiedad. Una clara señal de ello fue la reforma Constitucional de 1946, a través de la cual el área promedio para pequeña propiedad permaneció en 100 ha. (o su equivalente en otro tipo de tierra). Durante el mismo período el gobierno promovió la actividad agrícola a través de la construcción de grandes proyectos de infraestructura, apoyo a los proyectos de investigación agrícola y de financiamiento rural con el propósito de alcanzar un objetivo: “el aumento a la productividad”. Para lograr este objetivo el gobierno no titubeo en dar apoyo preferencial, a aquel grupo de productores con habilidades administrativas y no es solamente fortuito que las propiedades más favorecidas fueran las localizadas en el norte y noroeste del país, a donde la relación beneficio-costo daba el mejor resultado. Los

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campesinos en el resto del país quedaron condenados a producir a escalas de subsistencia, constituyendo una reserva amplísima de mano de obra para el desarrollo urbano y el trabajo temporal en las empresas agrícolas comerciales. Esta situación hizo más aguda las desigualdades que existían en áreas rurales, lo que condujo a manifestaciones políticas, protestas, marchas, movimientos guerrilleros y especialmente en una migración masiva de campesinos pobres hacia centros urbanos y a la frontera norte de México. Para 1970 ya era evidente que el proceso de distribución en la agricultura no ofrecía una solución a los problemas, ya que no había más tierra para repartir. La discusión de moda era alrededor de la orientación de la producción y sobre el control de los recursos productivos. Una posición insistía en que los procesos productivos deberían ser dirigidos por las fuerzas libres del mercado es decir, por las leyes de la oferta y la demanda y que el criterio de utilidades debería dirigir y dictar los planes promocionales y los esfuerzos para aumentar productividad. La otra posición defendía la autosuficiencia alimentaria como aspecto estratégico, esto implicaba un cambio radical en políticas, ya que el logro de este objetivo dependía fundamentalmente del apoyo a los campesinos que producían básicos para la dieta nacional. Para alcanzar esta alternativa se dio dirección a las acciones con el objeto de organizar a través de la colectivización los recursos campesinos. Sin embargo, este visionario proyecto tuvo un estrepitoso fracaso, principalmente por que los responsables de este proyecto se olvidaron por completo de que los campesinos tenían experiencias y puntos de vista que debieron ser tomados en cuenta. Los efectos de este fracaso fueron negativos, pues los campesinos se vieron reducidos a ser simples engranes en una gigantesca e irrelevante maquinaria, en la que ellos no le encontraban sentido a su función, y en la que los procesos administrativos se encontraban desconectados de la lógica general de la economía. Al final de los 70’s, el panorama nacional se encontraba en el medio rural profundamente polarizado, la dicotomía entre los productores norteños y los campesinos del centro y del sur diariamente se ampliaba. Los centro urbanos por otro lado comenzaron a sentir la influencia de números crecientes de campesinos de huían de las áreas rurales para satisfacer sus necesidades básicas, producto de la pobreza extrema. A la luz de estos eventos podemos decir, que a lo largo del periodo analizado las políticas para la agricultura establecidas por el gobierno mexicano han tenido dos características centrales: Primero, generalmente todas las políticas tuvieron un carácter altamente selectivo. Segundo los planificadores han percibido al sector campesino como de importancia marginal en el desarrollo del país, al menos hasta que su presencia se volvió palpable a través de los efectos negativos como consecuencia de su debilidad progresiva y de su costo cada vez mayor para la economía nacional. La agricultura de subsistencia ha venido sufriendo cada vez mayor deterioro, en la actualidad en números crecientes los productores siguen abandonando sus predios. Este fenómeno a causa de sus dimensiones podía constituir un elemento desestabilizador y

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generar una crisis de gobierno si su fluidez geográfica adquiriera elementos de movilización política. Esto se ha convertido particularmente en una seria amenaza pues ni los ingresos petroleros ni el financiamiento externo, han sido capaces de detener los problemas crecientes causados por el deterioro progresivo del sector agrícola. El sistema económico difícilmente podrá seguir soportando la carga que representan campesinos improductivos. El desarrollo de enclaves agrícolas de alta productividad a los que importantes cantidades de recursos les han sido otorgados, es insuficiente para compensar las pérdidas causadas por el abandono a los productores de subsistencia. Por otro lado la industrialización y el desarrollo urbano no han sido capaces de generar empleos y mejores condiciones de vida para los emigrantes del campo. El sector servicios absorbe a la población rural desempleada de manera parcial, ya que por su naturaleza misma es incapaz de crear las condiciones necesarias para la estabilidad y el desarrollo pues su existencia se subordina a los otros sectores. A través de ese mecanismo, de subsidios a la educación, a la salud y a los precios de los productos básicos han amortiguado los efectos de ésta crisis económica y social. Pero estas medidas no constituyen en sí una solución duradera: “es necesario ir a las raíces del problema, reconocer su complejidad y determinar sus causas plenamente proponiendo alternativas que cristalicen en cambios significativos para mejorar las condiciones de vida de la población”. La agricultura tradicional ha sufrido un profundo deterioro en términos relativos a causa de su inestable y lento desarrollo y de un desproporcionado aumento de presiones demográficas sobre la tierra, lo que aumenta la erosión reduciendo el área cultivable de la misma. Por otro lado la agricultura comercial que ha mostrado un rápido y notable desarrollo, por el uso de grandes áreas y por monopolizar recursos financieros y de riego, ha sufrido altas y bajas a consecuencia de la inestabilidad y variación de precios en los mercados. El deterioro general que reflejan estos dos tipos diferentes de agricultura puede ser explicado por que ambas coexisten funcionalmente en la misma estructura económica. ¿como podemos explicar que siendo tan diferentes estos dos tipos de agricultura, en ocasiones se contraponen, y que existan dentro de una misma estructura?, ¿que mecanismos permiten que esta coexistencia funcione en un sistema que persigue utilidades así como la acumulación de recursos y capital? Aunque existe una clara tendencia hacia la concentración de recursos y capital dentro del sector comercial los productores de subsistencia sobreviven por que México, es un país con altas tasas de crecimiento demográfico y la agricultura tradicional representa la posibilidad de reproducción social de un sector de la población a bajo costo, ofreciendo de manera permanente una fuerza de trabajo disponible para cualquier sector de la economía. Adicionalmente la población agrícola involucrada en la producción de subsistencia, transfiere pequeñas cantidades de valor agregado a otros sectores de la sociedad y es un grupo importante, consumidor de bienes y servicios, no tanto por la demanda individual sino por su volumen global. Esta simbiosis establecida entre ambos sectores productivos no es perfecta y mas bien comienza a mostrar signos de deterioro. La tendencia general del sistema capitalista, de

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imponerse universalmente, parece promover la existencia del sector tradicional en ciertas situaciones, inclinando la balanza en favor del sector comercial representado en sus formas mas refinadas. Esta situación nos lleva constantemente a crisis mayores en el sector tradicional que se manifiestan como un abandono masivo a las actividades agrícolas, lo que en consecuencias inmediata refleja una notable disminución en la producción total de básicos para consumo interno, así como desempleo en amplios sectores de población sobre todo en aquellos de edad productiva. De ésta manera el sector cae en una de sus más serias contradicciones, pues debe mantenerse y expandirse, teniendo al mismo tiempo la obligación de mantener y reforzar la existencia de la forma tradicional de producción, permitiendo que se den lazos funcionales entre ambos sectores en el corto plazo. Esto es evidente cuando vemos el proceso de recreación y promoción del sector tradicional y no de su eliminación. En ello radica la importancia de su estudio. El propósito fundamental del análisis del material a continuación, busca ilustrarnos en los métodos convenientes para superar el “atraso” relativo de la agricultura tradicional. Para ello es necesario definir el término atraso, para el propósito de éste estudio, y desde luego sus causas y los mecanismos que lo mantienen. Por mucho tiempo la explicación de este atraso era “el resultado de una serie de obstáculos internos que impedían el avance de las sociedades hacia el modelo de modernización alcanzado por los países industrializados”, para alcanzar este criterio era suficiente que la comunidad se organizara, que obtuviera el apoyo de instituciones gubernamentales y la dirección técnica adecuada, de tal manera que para el desarrollo se necesitaría un esfuerzo común. Sin embargo algunos autores (Cardoso y Faletto 1979) proponen otra explicación de este fenómeno como una consecuencia del desarrollo de los países capitalistas quienes poseen la hegemonía a nivel central. Desde este punto de vista la definición de subdesarrollo del Estado, previo al proceso de desarrollo se reemplazó por la idea de la “DEPENDENCIA”, la que supone un tipo particular de arreglo de las estructuras internas relacionadas con la expansión del capitalismo internacional y que se manifiesta a través de la “desigualdad” pero que se funda en la “dominación”. Esta teoría explica que el fenómeno de desigualdades regionales puede ser encontrado en cualquier país capitalista y que su existencia se atribuye frecuentemente a la ausencia de recursos tecnológicos y financieros, a la ruptura del equilibrio ecológico, a la excesiva presión demográfica, a la migración, a las decisiones gubernamentales erróneas, y a otras causas. Pero establece que al final estas desigualdades son la dinámica del sistema, a nivel nacional e internacional, y que a pesar de las políticas desarrollistas puestas en práctica hasta ahora (de organización social para el cambio y políticas de industrialización), el desequilibrio regional tiende a ser mas evidente cada día y la polarización socioeconómica de la clase trabajadora con respecto a las clases medias financieras y sociales son evidentemente mayores. Un minucioso análisis del fenómeno de atraso (o subdesarrollo) también revela la presencia de un elemento decisivo: el de la dominación.

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El concepto de dominación se refuerza cada vez que las relaciones no son simétricas: es decir, cuando aquellos que las realizan no tienen las mismas condiciones de igualdad en la negociación. El resultado de ello es que el más poderoso impone sus condiciones sobre el otro. Esta dominación se reafirma en cada esfuerzo realizado, y explica como aquel dominante, a expensas de apropiarse de parte de los recursos nacionales, del trabajo y del capital propiedad de los dominados, quienes a su vez encuentran cada vez más difícil su subsistencia. Hay en el país complejos procesos de interacción que generalmente culminan en procesos desiguales, no sólo entre México y las hegemonías capitalistas, pero de la misma forma entre la ciudad y el campo, entre los productores del norte y el noroeste y los del sur, entre los indígenas y los ladinos. Para poder tener una apreciación más completa de los efectos de la polarización social en el Chiapas rural el capitulo IV analiza las estructuras económica y social del estado en el contexto del modelo de desarrollo agrícola en México y nos da una explicación de la naturaleza de los cambios, las causas y las dinámicas que lo generan.

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Capítulo 2 VER CUADROS II.1 HASTA II.8 NOTAS :

1.- La situación fiscal cambió relativamente entre 1910 y 1926, los impuestos en comercio exterior aumentaron y en 1924 se introdujeron los impuestos al ingreso por primera ocasión. 2.- Ver James Wilkie, “The Mexican Revolution: Federal Expenditure and Social Change Since 1910”Berkeley University of California Press, 1970. Wilkie divide el gasto federal en administrativo, económico y social, y analiza su fluctuación desde Juárez. Esta sección se refiere a la clasificación del gasto público que realiza Wilkie. Debemos aclarar que esta clasificación es diferente de la que presenta la Presidencia de la República en su proyección gráfica de la inversión pública. 3.- Wilkie incluye gastos militares en los administrativos, así como el pago de deuda pública, gastos de gobierno y otros gastos administrativos menores tales como: los del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. 4.- Para Wilkie, este renglón cubre agricultura e irrigación, crédito agrícola, obras públicas y comunicaciones, inversión y gastos económicos no clasificados tales como Industria y Comercio, el departamento agrario y el de Turismo, etc. 5.- Para Wilkie se cubre educación, salud, bienestar y asistencia pública, agua potable y alcantarillado, empleo, asuntos indígenas y gastos sociales no clasificados. 6.- Para la economía mexicana no hay determinada una función de producción precisa. Los estudios de Carlos Manuel Castillo “la economía agrícola en la región del Bajío” problemas agrícolas e industriales de México, vol. 8, 3 y 4, Julio-Dic. de 1956, pág. 3-154. También aquel de Donald K. Freebairn, “Metodología de la investigación en la economía agrícola con especial referencia a la producción” departamento de economía, Chapingo México 1961. También su artículo “La productividad de recursos en la agricultura privada del Distrito de Riego Alto Río Lerma” Agricultura técnica en México, No. 7, inv. de 19581959 pags. 20-22. 7.- En general la razón para rendimientos decrecientes puede ser comprensible en regiones sobrepobladas ya que zonas dedicadas a la pastura han aumentado mientras que la silvicultura ha cedido terreno para el pastoreo. 8.- La división de la agricultura en dos sectores, ejidal y privado, no es útil para propósito de análisis ya que ambos contienen agricultura comercial y de subsistencia y son más heterogéneos que una clasificación basada en esas características.

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9.- Un estudio hecho por Luciano Barraza y Leopoldo Solis, “Notas Sobre Reforma Agraria” un documento del departamento de estudios económicos del Banco de México, edición mimeografiada, 1967. 10.- Hasta principios de éste siglo la ausencia de cohesión en los mecanismos de precios, se muestra por los diferentes movimientos de los precios agrícolas en algunos estados de la República. Su fluctuación era anárquica. 11.- Adam Smith señaló que en el periodo previo a la Revolución Industrial, las leyes de “Primogénitos” y la titulación de tierras evitó la división de las grandes propiedades. Este hecho y la existencia de relaciones familiares significaron que la propiedad se concentrara en un reducido número de familias, quienes se preocuparon más por proteger y ampliar sus propiedades y su autoridad, que por mejorar sus sistemas productivos. 12.- Cuando desaparecen las condiciones de monopolio, la discrepancia entre salarios y el producto marginal del trabajo se eliminan, esto es un efecto redistributivo. 13.- Este argumento puede haber perdido validez actualmente por una serie de fenómenos psicológicos, económicos y sociales. 14.- La proporción menor del gasto para productos agrícolas en áreas urbanas expresa la ley de Engels, ya que los recursos hacia las áreas urbanas son mayores pero resulta también en una composición diferente de precio relativo que, considerando la ineficiencia de los mecanismos de distribución y de otras imperfecciones del mercado difieren substancialmente. La mayor elasticidad urbana por productos industriales se explica por el hecho de que los insumos urbanos son mayores, así como porque los servicios se encuentran incluidos. Los servicios utilizados por los agricultores tales como costos domésticos, reparaciones, financiamiento representan una proporción muy pequeña de su ingreso. 15.- Esta parte del trabajo realizada por S. Eckstein se encuentra en el estudio realizado por el Centro Nacional de Investigaciones Agrarias, CNIA (Reyes 1974). 16.- Este hecho se utiliza en apoyo a la colectivización aspecto tratado fundamentalmente para facilitar la organización técnica de la producción. Por otro lado, poca atención se le ha dado al modelo político a través del cual la colectivización se dirige a la organización social de una sociedad campesina. 17.- Art. 249 del libro de la Ley Federal de la Reforma Agraria.

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CAPITULO III EL ESTADO MEXICANO, LA ESTRUCTURA DE CLASES Y EL MODELO DE DESARROLLO.

INTRODUCCION

La recesión mundial que comenzó en los 70’s ha tenido efectos devastadores en las economías de los países del tercer mundo. La caída en precios de los productos primarios exportados por ellos, la disminución en el poder de compra de las economías industrializadas, así como sus políticas proteccionistas han generado una disminución en las ganancias por exportaciones de los países en vías de desarrollo. La pesada carga de la deuda externa, promovida por los bancos durante el periodo de excesiva liquidez, fue exacerbada por la contracción posterior de los recursos financieros y un aumento del 300% en las tasas de interés en los mercados de Londres y Nueva York entre 1977 y 1981. (Hamilton, 1984). La crisis externa ha aumentado la debilidad de las estructuras económicas internas, en muchos casos causando cortes en la producción, desempleo y quiebra de compañías. Muchos países se han visto obligados a recurrir a nuevos Préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para mantener su crédito vigente con la banca comercial, para ello el FMI les ha exigido medidas de austeridad en el gasto que resultan en una contracción económica mayor. La crisis, inevitablemente nos obliga a preguntarnos sobre la viabilidad de los modelos de desarrollo económico adoptados por los países periféricos. Los modelos por sí solos pueden ser vistos como los causantes de la crisis, especialmente por su vulnerabilidad a influencias externas. Por otro lado el uso de dichos modelos pone en riesgo el desarrollo económico al limitar el papel del estado, que en economías periféricas es de carácter prioritario. Esto también nos obliga a analizar la estructura actual de relaciones internacionales, particularmente entre países avanzados, y aquellos en vías de desarrollo. Así como entre grupos y clases dentro de los países del tercer mundo. En el caso de México la pregunta es ¿hasta que grado, la crisis económica actual y las medidas tomadas nos van a llevar a cambios estructurales, específicamente en las relaciones del estado y del capital privado, así como en términos de políticas de desarrollo?, los efectos de la crisis en México se analizaran considerando la cronología de los eventos, el papel de la autonomía del estado y de la reestructuración de las relaciones del gobierno y las clases sociales. El argumento central es que mientras relaciones de crisis pueden facilitar relativa autonomía al gobierno con respecto al capital nacional y extranjero, el estado se encuentra fuertemente controlado por grupos específicos y adicionalmente a ello, la estructura internacional limita la toma de decisiones que promuevan el cambio a las estructuras existentes. Al mismo tiempo el estado no es una entidad monolítica o cerrada, aunque la membresía o ubicación en algunas instituciones gubernamentales incluye un proceso de relaciones sociales. En general las agencias,

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instituciones y personal del gobierno, reflejan, representan y reproducen en mayor o menor grado a fuerzas sociales diferentes del estado. Estas fuerzas sociales funcionando dentro o fuera del sistema constituyen los factores decisivos en el cambio (Grindle, 1986).

III.1. La estructura de clases y el modelo de desarrollo en México Las políticas económicas del gobierno mexicano se han caracterizado en años recientes por su búsqueda de conciliación entre dos modelos de desarrollo económico en conflicto. Uno de corte nacionalista, encaminado a la expansión del mercado interno, a la protección del empleo, a la promoción de la industria nacional y a la restricción en la penetración del capital extranjero; el otro, que persigue la internacionalización del capital se basa en el supuesto de que el desarrollo económico eficiente requiere de que las empresas mexicanas sean competitivas en el mercado internacional, así como libre acceso al capital extranjero y a la tecnología. El modelo nacionalista surge de la Revolución Mexicana de 1910, que estableció el principio de la intervención del estado en la economía. Se reforzó durante los 30’s cuando la depresión y la disminución en ganancias por exportaciones llevó a muchos gobiernos latinoamericanos a reducir su dependencia de los mercados externos a través de un modelo de “substitución de importaciones” (Industrialización), así como una agresiva intervención del estado en la economía. Este proceso, que se benefició de una disminución parcial y temporal en la intervención política y económica extranjera, fue promovido por una coalición entre el estado, industriales privados y una clase trabajadora emergente que desafió la hegemonía previamente mantenida por los propietarios de la tierra y por los dueños de los intereses exportadores (Cossio Villegas 1972). Este proceso fue más agudo en México, donde la revolución trajo a la clase trabajadora y campesina, irreversiblemente a un proceso de politización. Durante los 30’s los campesinos, jornaleros y obreros fueron movilizados en apoyo de la transformación estructural de la sociedad mexicana. La Reforma Agraria dotó de tierra a los individuos y a las comunidades campesinas en forma de ejidos, rompiendo con el poder político y económico de los propietarios tradicionales y buscando con este proceso remover barreras a la modernización de la agricultura. La nacionalización de las compañías petroleras británicas y americanas, en cierto sentido, reestructuraron las relaciones de México con el exterior y al mismo tiempo reforzaron el papel económico del estado quien tomo el control de la Industria Petrolera. La incorporación de los campesinos y obreros en sectores corporativos del partido de gobierno, hoy Partido Revolucionario Institucional (PRI), en efecto estableció control estatal sobre la clase trabajadora obrera y campesina, lo cual ha sido un factor clave en la prevención de movimientos que amenacen el sistema político gobernante (González Casanova 1967). Desde 1940 el modelo de desarrollo seguido en México ha sido predominantemente dirigido hacia la internacionalización de los procesos productivos, ya que tanto la agricultura como la industria se han convertido altamente dependientes del capital, tecnología y mercados extranjeros. En la Industria la producción de bienes y servicios para

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grupos económicos de altos ingresos y exportación, conviven con pequeñas y medianas empresas que son generalmente ineficientes y producen para los mercados locales. En agricultura pequeños productores y comunidades ejidales orientados a los mercados domésticos han sido cada día desplazados por productores de gran escala apoyados y financiados con recursos y tecnologías extranjeras y con alta orientación a la exportación (Rama 1984). A través de la banca para el desarrollo, particularmente Nacional Financiera (NAFIN) el control financiero ejercido por el Banco de México y sus empresas propias como Ferrocarriles Nacionales, Comisión Federal de Electricidad, Complejos Siderúrgicos, así como Empresas Agropecuarias el gobierno ha promovido el desarrollo de éste sector de la economía, el cual se encuentra estructurado por una triple alianza entre el estado ( grupos específicos o agencias del mismo), capital extranjero y grupos dominantes dentro del sector privado (Evans Gereffi, 1982: 117,155-156). Un ejemplo de estos lazos entre el estado y el sector privado es la estrecha relación entre funcionarios de la Banca Pública y Privada principalmente aquellos relacionados a los grupos económicos. Desde 1920 han existido intercambio entre los directores de los Bancos privados y los de Gobierno. Así es como miembros de los grupos financieros oficiales, al retirarse del gobierno ocupan puestos relevantes en los directorios de la banca privada. A partir de 1970 varios funcionarios del Banco de México han sido graduados de diversas Universidades Norteamericanas (Chicago, Yale, etc.) y muchos de los análisis financieros tienen una asombrosa semejanza a aquellos elaborados por la Banca Privada tales como Banamex y Bancomer (Ramírez, 1982b: 10-11; 1982c: 17-18). Funcionarios y agencias relacionadas con el sector financiero del estado, particularmente la Secretaría de Hacienda, Banco de México y la Banca de Desarrollo, han sido los mayores promotores del modelo de desarrollo de internacionalización de la economía. Este modelo refleja aquellos intereses que unidos a los de los grupos económicos de poder se benefician mas del acceso directo a capitales extranjeros, a través de prestamos, tecnologías, derechos, franquicias, así como relaciones con toda la estructura financiera nacional e internacional .(Ramírez. op. cit. ). 3.1.1. La revolución Se menciona en el capitulo anterior que al comienzo del siglo XX dos fuerzas de la sociedad mexicana habían alcanzado puntos irreconciliables: por un lado la rigidez de las estructuras institucionales mantenidas por el gobierno de Porfirio Díaz, por el otro, grupos importantes veían sus aspiraciones bloqueadas como consecuencia del Gobierno dictatorial. Uno de estos grupos estaba constituido por 10 millones de jornaleros, que representaba el 60% de la población viviendo en condiciones virtuales de miseria. A pesar de ser un número importante los campesinos carecían de liderazgo y organización política, otro grupo, el de ricas e influyentes familias lo constituían los grandes terratenientes del norte del país. Su descontento surgía del hecho de que las políticas del gobierno promovían a los inversionistas americanos y a un pequeño grupo de nacionales que cada día ganaban mayor control sobre la agricultura, minas, transporte, industrias e instituciones financieras del norte y noroeste. Dicho control evitaba que esta burguesía

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norteña expandiera sus intereses. De hecho una parte muy importante en el liderazgo de la Revolución surgió de los grupos norteños. Al caer Porfirio Díaz, el primer presidente surgido de la Revolución fue Francisco I. Madero descendiente de una de las familias mas influyentes del norte de México, aunque el gozaba de amplia popularidad entre los grupos liberales, fue incapaz de conciliar las contradicciones entre los “conservadores” encabezados por Venustiano Carranza, y los “radicales” representados en el norte por Francisco Villa y en el sur por Emiliano Zapata. Quizá el principal problema del gobierno de Madero surgió del hecho de haber dado especial énfasis al logro de plenos derechos democráticos para el pueblo, descuidando por completo el problema básico de la población que era el de la tierra. Como resultado de su incapacidad para satisfacer las demandas tanto de los conservadores como de los campesinos, ambos grupos le retiraron su apoyo. Así mismo el gobierno americano no vio en Madero la firme intención de proteger sus grandes inversiones en petróleos, minas y grandes explotaciones agrícolas. En 1913 fuerzas reaccionarias encabezadas por Victoriano Huerta y apoyadas por el Embajador Americano en México arreglaron un golpe de estado y el asesinato de Madero. La usurpación del poder por Huerta, abrió las puertas al período mas dramático del periodo de las revolución, entre 1913 y 1916.las diferentes facciones buscaron robustecerse, Carranza formó su “ejército constitucionalista”, para mediados de 1914 Huerta y sus fuerzas se retiraron de la ciudad de México y Carranza surgió victorioso en la batalla contra el régimen que intentó regresar a México el sistema oligárquico de Díaz (Nicholson 1965). Carranza asumió el poder en 1914, su gobierno se caracterizó por continuos intentos de evitar que la Revolución Política desembocara en una revolución social. Se vio comprometido a hacer concesiones agrarias para detener el avance de las presiones de la alianza entre Villa y Zapata. De esta manera Carranza expidió el primer Decreto Nacional para distribución de tierras en 1915. Este decreto dio las bases legales para la expropiación de grandes propiedades para beneficio de los desposeídos, así mismo declaró que todas las tierras comunales alienadas desde 1856 deberían ser devueltas a los propietarios originales, principalmente comunidades indígenas. En 1916 creó la Comisión Nacional Agraria para llevar adelante este Decreto. Sin embargo su poco interés por la reforma agraria se manifestó por el hecho de que en su gobierno se distribuyeron alrededor de 250 mil has. Razón por la cual Zapata continúo su actividad belicosa, considerando haber sido traicionado por el gobierno. Por otro lado la segunda figura más poderosa de México, Álvaro Obregón tenía una idea diferente acerca de como satisfacer las demandas de los campesinos sin dañar intereses de terceros. Gracias a él y a pesar de Carranza el decreto de distribución de tierras nacionales (Ley de Reforma Agraria) y la Constitución de 1917 fueron redactadas. El principal papel de esta legislación fue el de contribuir a la consolidación de la revolución dándole un contenido ideológico así como un programa de transformación política y social para el largo plazo. A través de la Constitución de 1917 basada parcialmente en la de 1857, el estado Mexicano se comprometió a mejorar los niveles de vida de los campesinos y obreros rompiendo con el dominio político y económico de la oligarquía. El articulo mas importante fue el 27,

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relativo a la propiedad de la tierra “la tierra pertenece a la gente y por lo tanto le debe de ser devuelta”. Así mismo declaró que la propiedad especialmente la de la tierra dejaba de ser un derecho natural para convertirse en responsabilidad social. Finalmente el artículo 27 fija las bases para un ambicioso programa de reforma agraria. El artículo 123 contiene todos los derechos relativos a los obreros, aún en tiempos en que México no tenía una clase obrera, sin embargo reconoce el derecho de los trabajadores a la huelga, a la organización, a contratos colectivos, a salarios justos, a beneficios de salud, etc. Así el periodo que siguió a la Revolución Mexicana fue de intensa violencia, insurrecciones, y fractura de la base económica. Entre 1910 y 1921, la población de México disminuyo de 15.2 a 14.3 millones de habitantes. La actividad económica se estancó, la minería, ferrocarriles e industrias estratégicas fueron destruidas durante a contienda (Cossio Villegas, 1972). Estos fueron algunos de los problemas que enfrentó Obregón al llegar a la Presidencia en 1920. Consciente de las demandas campesinas y obreras distribuyó 1,400 000 ha. Su impulso a los grupos obreros dio como resultado que en 1924 el mayor Sindicato tuviera una membresía de 1,200,000 afiliados. Aunque seguían algunos brotes, de violencia su gobierno puede definirse como el principio de un período intenso de organización y reconstrucción. Sus logros más ambiciosos se vieron introducidos en el área de educación. Con Vasconcelos, célebre humanista a la cabeza de la Secretaría de Educación el nuevo régimen alcanzo a introducir una filosofía educativa acorde con los ideales revolucionarios de transformación social. Notablemente el esfuerzo de Vasconcelos dio frutos a través de México, donde la educación rural tomó dimensiones sociales de tal magnitud que se buscaba que los maestros se convirtieran en promotores del cambio. Para el periodo 1924-1928, Plutarco Elías Calles fue electo presidente y su gobierno buscó dar continuidad a las políticas iniciadas por Obregón. Es importante mencionar que durante el gobierno de Calles el poder de la clase obrera se consolidó surgiendo la Confederación Regional Obrera de México (CROM). Continuando con la política educacional y agraria de Obregón: 1. “Calles, con el apoyo del ejercito construyó escuelas, carreteras y ofreció seguridad publica, apoyó las escuelas de Vasconcelos, promovió la Reforma Agraria no tan rápido, pero firmemente, distribuyendo alrededor de 4 millones de ha. a 1 500 poblados en 4 años” (Simpson 1963).

Las medidas para la modernización e integración del país fueron instrumentadas sin provocar conflictos con los propietarios de la tierra o los opositores políticos. Sin embargo el intento del golpe de estado militar fue el último que sucedió en la historia reciente de México. A través de su consolidación México alcanzaría, aparte de su estabilidad política (poco usual para los estándares Latinoamericanos) la oportunidad de dedicar recursos materiales y humanos para alcanzar progreso económico con una política integral. Esta consolidación tuvo un punto de partida con la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929 por Plutarco Elías Calles.

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Capítulo 3 “El mecanismo de estabilidad tomó la forma de un Partido Político. Desde la fecha de su nacimiento, en 1929, ha sido utilizado para controlar la evolución política de la sociedad Mexicana de manera tal que en los últimos 30 años no han surgido presiones o crisis sociopolíticas que pongan en riesgo el desarrollo de la Nación” (Hansen 1971).

De esta manera adicionalmente a ser una fuerza política el partido se convirtió en un foro para discusión y canalización de esfuerzos para bien común de la “familia revolucionaria”. Durante su administración Calles recibió severas críticas de parte de la iglesia. En revancha cerró varias escuelas de religiosas, deportó a cientos de sacerdotes y monjas y ordenó que todos los clérigos se registraran ante las autoridades civiles. El 1926 estalló la “guerra de los cristeros” cuya parte más dramática se realizó en el occidente del país donde religiosos encabezando multitudes incendiaron escuelas y lincharon a maestros rurales. Al final de su gobierno Calles trajo paz al país, millones de ha. fueron distribuidas, se recuperó la agricultura y la minería, creció rápidamente la producción de manufacturas, crecieron los ferrocarriles y carreteras y se establecieron cientos de escuelas por todo el país. Sin embargo no podemos con ello decir que los gobiernos de Obregón y de Calles en los 20’s cumplieron todas las promesas de la revolución. El problema de la tierra permanecía parcialmente sin solución, millones de campesinos aún se encontraban desposeídos, el patrón de tenencia de la tierra pertenecía a una elite de nacionales y extranjeros, en general la mayoría de los mexicanos había experimentado alguna mejoría en su nivel de vida. Sin embargo la revolución no había de florecer como un movimiento de profunda transformación social hasta la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940) y mas adelante con las diversas innovaciones sociales del gobierno de Luis Echeverría (19701976).Estos gobiernos serán analizados en la siguiente sección. Los gobiernos intermedios dieron prioridad a la industrialización y poco avance se logró en la reestructuración social del sector agrícola.

3.1.2 Administraciones contemporáneas LAZARO CARDENAS (1934-1940)

Antes de la llegada de Cárdenas a la Presidencia, era un hombre bien visto y bastante conocido por su compromiso hacia la justicia social. Como gobernador de Michoacán se ganó la admiración de los campesinos por su generosa distribución de la tierra, su preocupación por la educación y la organización política. Como candidato a la Presidencia viajó por todo el país y de comunidad en comunidad para atender las necesidades de la gente: “ Nunca dejó de atender las necesidades personales que encontró a lo largo de su campaña, de hecho el jugó el papel de padre de la gente, un papel que templó su energía y su tiempo y que le ganó la lealtad y el apoyo general de la población” (Tannembaum, 1950).

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Capítulo 3 Después de llegar al poder en 1934 su popularidad creció, ya que el continúo su práctica de viajar por todo el país procurando atender personalmente todos los problemas: “ la gente por miles, lo rodeaban a donde estuviera, cada uno con peticiones en la mano, una demanda, una necesidad, algo que estaban seguros que no podían obtener de otra manera, pero ahora tenían la seguridad que esto lo recibirían de mano del Presidente”(Tannembaum, Ibid.).

Aunque es claro que algunas políticas Cardenistas se inspiraron en el socialismo su objetivo general era el de construir una “Sociedad Capitalista Democrática”. Aunque su principal preocupación era mejorar el nivel de vida de campesinos y obreros, él sabia que para lograr esto era necesario derrotar ciertas fuerzas en la sociedad mexicana que interrumpían este largo proceso de desarrollo. De manera integral la reforma de Cárdenas deseaba realizar una distribución de tierra a gran escala, la nacionalización de la Industria Petrolera, de Ferrocarriles, de Electricidad, así como robustecer las organizaciones obreras y campesinas, ya que al ser organizaciones fuertes servirían de apoyo para contrarrestar las campañas de choque de empresas transnacionales y de pequeños grupos que monopolizaban el poder y el privilegio en México. Por ello sus planes de reformas y desarrollo ponían como prerrequisito, robustecer su poder político y debilitar el de aquellos grupos opuestos al interés social, para lograr éste fin Cárdenas diseñó una astuta estrategia política. Primero contando con el apoyo del sector obrero y campesino decidió elevarlos a una posición política de fuerza. Fundó por lo tanto la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Nacional Campesina (CNC), para darle una base popular a la estructura del poder. Después para consolidar el apoyo que estos dos sectores le daban a su administración, organizó el partido oficial en cuatro sectores: Campesinos, Obreros, el Popular (ampliamente integrado por empleados de gobierno) y el Militar. Incluyendo al ejército Cárdenas les dio a los militares la ilusión de compartir el poder. (Alba, 1973). Teóricamente cada sector tenía igual cuota de poder en la toma de decisiones gubernamentales. Organizado de ésta manera el partido podría ser considerado como una coalición política de las fuerzas sociales más fuertes del país: “Cárdenas tuvo que construir una nueva coalición de apoyo, porque las políticas que intentó poner en marcha no podían echarse a andar por la total oposición de las fuerzas conservadoras en México” (Adler, 1978). “Al final del gobierno de Cárdenas el partido oficial era una máquina homogénea, segura de su poder y firmemente controlada por sus líderes, quienes reconocían como su cabeza al Presidente Cárdenas” (Simpson 1963).

Sobre todo los esfuerzos de Cárdenas por integrar a fuerzas sociales dispersas dentro de instituciones efectivas la ha dado a México una estabilidad política poco común en América Latina. Tal estabilidad política le permitió a Cárdenas llevar a cabo su impresionante Reforma Agraria, nacionalización y otros programas así como la preparación del camino del notable crecimiento económico de las siguientes décadas. Cuando cárdenas comenzó su periodo de gobierno México todavía sufría los efectos de la gran depresión. Con deseos de poner de pie a la economía mexicana el partido oficial

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preparó un plan sexenal para ser realizado durante la administración de Cárdenas. A grandes líneas el plan contemplaba medidas para revitalizar la reforma agraria, organización de obreros y campesinos y un programa educativo de ambiciosos objetivos. Quizá el aspecto mas interesante de este plan era el propósito de alcanzar para México la “Independencia Económica”, lo que fue la base para que en 1936 se expidieran las leyes de expropiación petrolera. Antes de Cárdenas el problema agrario parecía no tener solución. Mientras que 750 mil familias habían recibido al rededor de 7 millones de has. Entre 1917 y 1933. Habían todavía alrededor de 2 millones de familias sin tierras y al rededor de 121 millones de has. sin distribuir. Durante su gobierno 18 millones de has. (9% del territorio mexicano) fueron distribuidas entre 810 mil campesinos. Las tierras ejidales en 1930 representaban el 13% del total de la tierra cultivable, en 1940 esta proporción se elevo hasta el 47%. La reforma agraria inició así la caída definitiva de las haciendas representando para 1940 la población en los ejidos más de la mitad de la población total en el medio rural (Departamento Agrario memorias 1945-1946). Buscando garantizar el éxito de las nuevas formas de producción Cárdenas creo varias instituciones agrarias para promover el desarrollo rural. El Banco Ejidal se estableció con el objeto de dar asistencia técnica y financiera para los campesinos beneficiados por la distribución. La proporción autorizada a los créditos agrícolas durante la administración de Cárdenas resultó alrededor del 5% del presupuesto total de la Nación, del cual mas del 90% se destinó a los ejidos. Igualmente para apoyar a los campesinos en la comercialización de sus productos Cárdenas estableció un sistema de bodegas y graneros que ofrecieron a los ejidatarios invaluables servicios. Cárdenas adoptó una política sin precedentes que daba mayor énfasis al desarrollo económico y social. Mientras que las administraciones previas, entre 1921 y 1934, habían garantizado un promedio del 64% de su presupuesto para gastos administrativos, 23% para desarrollo económico y 13% para gastos sociales, Cárdenas redujo los gastos administrativos al 44%, 37.6% al desarrollo económico y 18.3% para el desarrollo social (Tabla II.I) (Wilkie,1970). Sus logros en todas las áreas de la vida política, económica y social y la transformación que el trajo para beneficio de los mexicanos menos privilegiados, hizo de él no sólo el Presidente mas popular que México ha tenido, sino que lo elevó a un nivel de héroe Nacional “Su primer logro fue rescatar a México de la corrupción de Calles y de los caudillos consentidos de la Revolución” (Simpson 1963).

Lo que rara vez se menciona es que el Presidente Cárdenas apoyó los intereses de grupos ganaderos, en alguna ocasión, en oposición a algunos grupos ejidales. Rutsch (1980) y Redclift (1981) reportan que entre 6 y 9 millones de ha. de tierras dedicadas al pastoreo fueron protegidas del proceso de reforma agraria por Decreto Presidencial en 1937. A través de su visión política y sus reformas se estableció un patrón de control y estabilidad bien definido, coartando el poder del ejército y poniéndolo en su lugar correcto. Finalmente alcanzó una solución definitiva al conflicto religioso. Sus grandes logros se

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fundaron en su sólido apoyo popular, los trabajadores y campesinos respondieron con entusiasmo a sus programas de desarrollo agrario e industrial. Similarmente en ocasión de la expropiación de las compañías petroleras, y cuando el país pasaba una crisis financiera los mexicanos de manera inmediata y consciente se unieron con lealtad nacional en torno al Presidente: “El día mismo de la expropiación, cientos de miles de gentes marcharon por la oficina Presidencial para mostrar lealtad y devoción a Cárdenas. Las mujeres se deshacían de sus joyas, los campesinos entregaron cerdos y gallinas, ofreciéndolas como contribución al pago. Los católicos oraron y organizaron a nivel nacional colectas para ayudar al pago de los bienes petroleros nacionalizados. Nunca antes los mexicanos habían mostrado tal unidad y fervor patriótico. Cárdenas se había convertido en un símbolo de solidaridad nacional” (Tannembaum 1950).

Las contribuciones mas grandes de Cárdenas fueron en la reforma agraria, él probó que los proyectos a gran escala, explotados de manera colectiva por los campesinos pueden ser viables. También le dio a la educación rural una visión más amplia y fundó miles de escuelas rurales mas adecuadas para las necesidades del campo. Aunque las políticas agrarias, obreras y nacionalizadoras no fueron continuadas por sus sucesores, el fijó un modelo de administración política y económica que se llegó a establecer al país como una forma de gobierno: es decir, “la intervención del gobierno” en todos los sectores y actividades de la vida nacional. LUIS ECHEVERRIA (1970-1976)

A su arribó a la Presidencia en 1970, Luis Echeverría enfrentó el reto mas serio que algún presidente mexicano había tenido, la acumulación de problemas causados por 30 años de políticas erróneas a causa del espejismo de la industrialización. Todos los efectos nocivos de tres décadas de desarrollo inadecuado alcanzaron niveles críticos al final de los 60’s. Económicamente, los problemas incluían a la agricultura, que desde 1940 había crecido a una tasa anual del 5% y que en 1966 disminuyó hasta 0.7%. Esto se atribuyó principalmente a una progresiva disminución el la inversión al campo y en la menor cantidad de crédito ofrecido a la agricultura. Más aún los decrecientes niveles de productividad entre la población rural, la ausencia de incentivos causados por la inmovilidad de los precios de garantía al campo, y las pésimas condiciones climatológicas para fines de los 60’s aceleraron la disminución de la producción agrícola. Políticamente los sectores de la burguesía nacional se volvieron más poderosos y se oponían a las reformas necesarias para una mejor distribución en el ingreso así como mas incentivos para los agricultores menos privilegiados. (1). Socialmente las condiciones de la mayoría de la población se deterioraban y la presión social amenazaba la estabilidad política de la nación. Echeverría se encontró con el hecho de que la situación requería una reordenación significativa de las políticas. Sobre todo estas modificaciones tendrían que ser diferentes que las prioridades manejadas 30 años antes. Esto significaba el final del proceso de el “Desarrollo Estabilizador”.

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Por otro lado tendría que combinar altas inversiones para elevar la productividad con la ubicación de fondos suficientes para un proyecto de redistribución del ingreso. Todo esto podría implicar una reducción en el crecimiento del Producto Nacional Bruto. Estas medidas tenían que llevarse a cabo sin afectar las formas de producción eficientes y tratando de alcanzar resultados en el mediano y largo plazo, políticamente las reformas de Echeverría eran controvertidas, y estando consciente de ello alertó a los grandes industriales y agricultores a no esperar el mismo proteccionismo ni los generosos incentivos gubernamentales que ellos habían disfrutado en los 30 años previos. La asistencia sería otorgada solamente a aquellos productores de bienes y servicios con bajos precios para el mercado popular. Por otro lado los subsidios solamente serían otorgados a aquellas empresas que cumplieran íntegramente con las nuevas prioridades nacionales, relativas por ejemplo a localización, número de empleados así como a la producción de artículos para consumo y alimentos básicos. La genuina y vigorosa determinación de Echeverría para resolver los problemas de México fue evidente durante su campaña presidencial, él sabía que sus reformas solamente podían ser instrumentadas con amplio apoyo popular. Por ello vio la necesidad de gobernar imitando algunas acciones del Presidente Cárdenas. Considerando que un periodo de 6 años seria corto para la naturaleza y cantidad de reformas proyectadas una de las primeras acciones de Echeverría fue inundar el congreso con reformas Legislativas que le permitieran buenos resultados a su administración. Su programa de reformas incluía substanciales cambios en las áreas de educación, desarrollo rural, redistribución del ingreso, control natal y modernización política. Introdujo medidas legales e institucionales dirigidas a disminuir la dependencia en el comercio con Estados Unidos de Norteamérica. Finalmente sus campañas para dar más oportunidades de empleo a gente joven, aumentar la libertad de expresión, y en particular su deseo de erradicar la corrupción fueron entre otras medidas recibidas entusiastamente por el público en general. Durante su primer año en la Presidencia la principal preocupación de Echeverría, fue el asunto agrario, abrió el camino a una reorganización de estrategias y acciones para el desarrollo como inversiones, crédito, tecnología y maquinaria y equipo para promover el desarrollo de las comunidades rurales menos privilegiadas. Para alcanzar este fin se creó un Comité Integrador de recursos y esfuerzos de diversas instituciones: Programa Integral para el Desarrollo Rural (PIDER). Igual número de cambios fueron introducidos al Código Agrario con el objeto de mejorar el extensionismo para los campesinos. Los métodos utilizados durante el gobierno de Cárdenas para la promoción del desarrollo rural fueron retomados después de 30 años de olvido. En efecto, las reformas de Echeverría buscaban robustecer las organizaciones campesinas y ampliar su participación política. Se contempló la organización colectiva como el instrumento para lograr mayor eficiencia en la productividad. Se creó el Instituto para el desarrollo de la industria rural, buscando que fueran los propios campesinos quienes completaran las fases siguientes de la cadena del proceso productivo, que adicionalmente al proceso productivo lograran una intervención mas directa y activa en el procesamiento y distribución de sus productos y al mismo

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detener la masiva migración que como consecuencia del serio desempleo en el campo se daba a las ciudades. Con modificaciones al Código Agrario Echeverría sentó las bases para una estructura interna mejorada y más democrática en las comunidades rurales. Las nuevas regulaciones permitieron un liderazgo más genuino y animaron a los ejidatarios a tener una más amplia participación en las decisiones que afectaron su vida comunitaria. Quizá una de las modificaciones mas significativas fue la de retirar el poder de los gobiernos estatales para intervenir en aspectos ejidales. La responsabilidad ahora quedo en manos de la Presidencia. Esta medida fue bienvenida por los ejidatarios ya que, existen altos niveles de corrupción y ineficacia de los funcionarios de gobiernos estatales. Esta serie de reformas trajo un nuevo sentido de conciencia en la promoción de la participación campesina en el desarrollo de programas rurales y revitalizó el desarrollo comunitario en el país. Los nuevos programas cumplían mucho con la percepción de necesidades y de principios de democracia necesarios para el desarrollo comunitario. La idea central de los nuevos programas buscaba dar a los campesinos habilidad educativa, tecnológica y política, lo que les permitiría desarrollar y establecer los procesos necesarios para alcanzar sus objetivos de bienestar. Desde luego, esta transferencia de poder a los campesinos corría el riesgo de que en alguna parte del proceso la corrupción de los burócratas, de los políticos locales, regionales y nacionales y de otros que tuvieran interés en el campo, pusieran en riesgo esta posibilidad. Las acciones reformistas de Echeverría buscaron también mejorar el sistema democrático mexicano. Disminuyó la edad necesaria para votar, así como la edad mínima para los miembros de la Cámara de Diputados (21 Años) y la de Senadores (30 años).Los requisitos mínimos para el establecimiento de un Partido fueron flexibilizados. Echeverría fue mas lejos que López Mateos en su reforma electoral, ya que en su gobierno un partido político solamente necesitaba ganar el 1.5% de los votos en lugar del 2.5% que fue con López Mateos, para tener derecho a diputados de partido entre 5 y 25. Buscando evitar confrontaciones con los Universitarios e intelectuales que durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz criticaron duramente las acciones del estado, Echeverría buscó ubicarlos en los mas altos niveles y en los mandos medios de la estructura de gobierno, conciliando así las diferencias con los jóvenes intelectuales y estableciendo contacto con un importante sector de la población joven que estaban convencidos del franco y abierto estilo Presidencial. De gran impacto también fueron las reformas hechas a las Leyes Federales de Educación que incluían serias reorientaciones en la filosofía y objetivos de la Educación. En forma similar la dimensión humanística y social en el proceso educativo se robusteció, sin embargo toda esta serie de reformas causó severos disgustos entre los grupos capitalistas más fuertes de México. La primera respuesta a la “Estrategia Socialista” al desarrollo fue la fuga de capitales en la economía y que trajo serios problemas entre 1971 y 1972. El Producto Nacional Bruto declinó, y en los esfuerzos por encontrar una solución, los grupos económicos buscaron debilitar la posición de Echeverría encabezados por los industriales del norte quienes en coalición con grupos

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gubernamentales y del sector privado trabajaron arduamente para bloquear las propuestas Echeverriístas. “ estos aliados incluyeron a conservadores dentro del partido oficial, la vieja guardia de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) cuyos intereses se encontraban más fuertemente ligados a la industria y al comercio que a la clase trabajadora, aquellos funcionarios y burócratas gubernamentales que veían en el gobierno de Echeverría la necesidad de una administración honesta, hombres fuertes y políticos locales y regionales que viesen afectados sus intereses por las reformas de Echeverría. Desde 1971 se organizaron grupos de choque paramilitares que cometieron actos de terrorismo principalmente contra estudiantes y organizaciones de izquierda. Estos ataques se atribuyeron a Echeverría para debilitar su prestigio y autoridad” (Adler 1978).

Grupos de izquierda desorganizados y confundidos, fueron incapaces de comprender la situación, su reacción inmediata fue retirar el apoyo que de una forma u otra habían brindado al gobierno de Echeverría. Judith Adler explica el debilitamiento en el poder de Echeverría comparando su gobierno con el de Cárdenas. La transformación política y social lograda por Cárdenas, se alcanzó solamente como resultado de una sólida popularidad y apoyo a sus reformas.

“En contraste Echeverría, se encontraba incapaz o con poca voluntad para tomar los pasos necesarios y llevar adelante sus reformas contando con el apoyo necesario. En ausencia de ese apoyo popular Echeverría no tuvo otra alternativa que la de doblegarse ante los grupos conservadores.”(Adler op.cit.)

Para 1973 Echeverría comenzó a hacer concesiones a los grupos financieros y a la gran burguesía en un esfuerzo por evitar mayores problemas políticos y económicos. Al final de su período, en 1976 dos problemas graves enfrentaba la economía mexicana. Una creciente inflación y la decreciente balanza comercial forzaron a Echeverría a devaluar en un 50% su moneda, la peor devaluación que México tuvo en los últimos 20 años, causando malestar entre las clases medias pues ello disminuyó los estándares de vida. Por otro lado la falta de confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros hizo los mercados poco confiables para la inversión. La combinación de estos dos problemas y la crisis mundial generó más inestabilidad en la economía. En conclusión es importante reconocer las reformas que el gobierno de Echeverría introdujo al sistema en apoyo a la modernización política, económica y social. Particularmente en las áreas de desarrollo rural y educación. Sin embargo los resultados que no pudieron alcanzarse con esas reformas deben ser atribuidos a los siguientes factores: la intransigencia y hostilidad de la elite conservadora, la oposición del capital extranjero, la debilidad de las organizaciones campesinas y obreras.

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III.2. Burocracia presidencial y grupos de influencia 3.2.1. La hipótesis del ritmo sexenal Las instituciones políticas, sobre todo la Presidencia y los grupos de interés tienen siempre algún impacto en las cuestiones internas y externas de México. El país tiene la práctica de períodos presidenciales de seis años, no reelegibles desde 1930, dando al país así un ritmo político sexenal (Smith 1979) (2). Este ritmo configurado en parte por las preferencias políticas del Presidente en turno tiene profundas raíces estructurales. Esto fue mucho más pronunciado en 1940 y a principios de 1950. Desde entonces esta autonomía presidencial ha comenzado a declinar, mas intereses han tenido que ser satisfechos, mayor heterogeneidad entró a la política nacional. La hipótesis del ritmo sexenal sugiere que durante los gobiernos de Lázaro Cárdenas (1934-1940), Adolfo López Mateos (1958-1964) y Luis Echeverría (1970-1976) hubo un aumento de la intervención gubernamental en la economía, ello con algunas implicaciones externas. El papel del sector privado fue más discreto en éste tiempo. Esta teoría del ritmo corta y modifica continuidad a tendencias a largo plazo y en otras ocasiones es limitado por ellas. A continuación buscamos evaluar el impacto de las limitaciones a este ritmo, relacionándolo a los grupos de poder así como un análisis de los efectos nacionales y extranjeros. Mencionamos en el capitulo II que al principio de los 40’s la agricultura mexicana impulsó el desarrollo de productos de exportación tales como el algodón, tomate, trigo, sorgo y fresas en detrimento de los alimentos básicos para la dieta nacional como maíz y frijol. Los productos de exportación con altos precios internacionales ayudaron a equilibrar la balanza de pagos. (Esteva 1975). La carne de ganado vacuno tuvo un gran auge en mercados externos, adicionalmente se dieron las diferencias entre el gobierno de estados Unidos de Norteamérica y el Cubano, cancelando por completo el ingreso del azúcar al mercado Norteamericano. Este hecho coyuntural permitió que el mercado exportador de México se viera enriquecido. El café se encuentra entre los mas altos generadores de divisas para México, y cuya producción estuvo desregulada hasta 1958 fecha en que se creó el Instituto Mexicano del Café, cuyo objeto fue el de enfatizar la asistencia técnica a productores y a comerciantes. La proporción del café comprado por sus subsidiarias declinó a una posición insignificante en 1965. Durante el gobierno de Echeverría el Instituto entro al mercado buscando de manera dinámica generar organización entre los pequeños productores. La participación del instituto para el manejo de cosechas entre 1958 y 1973 fue solamente de un 5% pero subieron al 19% en la cosecha 1973-1974 y hasta el 39% en la de 1974-1975. Su participación el las exportaciones ascendió al 41.5% entre 1974-1975. Con la helada de Julio de 1975 en Brasil, el precio Mundial del café subió a las nubes. Ello creó en México una lucha política por la distribución de las ganancias de esta alza en los precios. Los productores respondieron comercializando su café a través de los canales privados y la participación del Inmecafé en las exportaciones de 1975-1976 cayó a un 24%. El director del Inmecafé con el apoyo del Presidente propuso que debería crearse una empresa que monopolizara la actividad controlando las compras nacionales y las exportaciones del café

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mexicano. Esto fue consistente con otras políticas Echeverriístas que aumentaron la participación directa sobre las actividades de comercialización y control de ganancias financieras. El deseo de aumentar la participación y el control político de los productores de café por parte del Instituto creó la posibilidad de rebasar a la tradicional Confederación Nacional Campesina (CNC) afiliada al PRI así como al Partido Socialista de los Trabajadores (PST) que buscaba también aumentar su número de afiliados entre los productores del grano aromático. Esto con la oposición definida de los exportadores comerciales de café. A su llegada a la Presidencia el Presidente López Portillo (1976-1982) decidió reducir la participación monopólica del instituto en el mercado conservando como facultad la regulación de precios internos y la competencia con firmas privadas en la compra de café. Así también los líderes políticos de la CNC se acomodaron en los puestos de liderazgo del Instituto o subordinaron su participación a los intereses de la organización. Estos comentarios serán ampliados en el capitulo VI en relación a los movimientos campesinos (Flores de la Vega y León López 1979). Este caso muestra el impacto del ritmo sexenal durante cuatro Presidencias. Los ambiciosos planes para el crecimiento burocrático del Inmecafé florecieron durante la Presidencia de López Mateos y Echeverría, siendo esto consistente con la preferencia Presidencial. A mediados de los 70’s la crisis fue exacerbada por el conflicto causado por el alza en los precios internacionales del producto. Los productores privados tuvieron que cambiar sus estrategias para encajar en el ritmo sexenal, es decir: conflictos y problemas durante los periodos de crecimiento del Inmecafé y colaboración y comprensión durante los periodos contracción de las actividades del Instituto. Es importante mencionar que también un partido político tuvo participación marginal, no por ello insignificante en la presión hacia el gobierno mexicano. El efecto del ritmo sexenal en el largo plazo ha sido también el de reducir o abreviar la intervención estatal en la producción del café. Durante el gobierno de Díaz Ordaz el Inmecafé no fue desmantelado, solamente reestructurado. Durante el periodo de López Portillo su papel de comercializador no cambió, pero perdió el carácter monopólico que Echeverría había creado. El patrón de comportamiento es bastante disparejo en el largo plazo, pero la tendencia a una mayor intervención estatal en la política interna y externa son claras. La movilización intensa de grupos de poder y oficinas gubernamentales, plantea dificultades para revertir por completo políticas, quizá su mayor efecto sea el de limitar la participación directa o indirecta del estado en las actividades nacionales.

3.2.2. Las limitaciones de la hipótesis del ritmo sexenal El impacto del ritmo sexenal no debe ser exagerado. De 1950 hasta 1980 la inversión directa americana en México ha crecido a una tasa exponencial. Es difícil identificar variaciones en la tendencia, aunque han habido algunos desplazamientos entre un periodo Presidencial y otro. Mientras Cárdenas, López Mateos y Echeverría expandieron los controles sobre inversión externa hasta el punto máximo, la tendencia hacia el control

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continúa. Por ejemplo durante el gobierno de Díaz Ordaz se promovió la política de exportación de automóviles y que culminó en la nacionalización de la Industria Panamericana de Azufres. El desplazamiento de las actitudes en favor de la regulación gubernamental de las subsidiarias extranjeras fue un proceso también independiente de la teoría del ritmo sexenal. Sin embargo sabemos que los empresarios mexicanos a través del tiempo han trabajado conjuntamente con el gobierno para competir de manera más ventajosa con las subsidiarias extranjeras. (Bennet, Blachman y Sharpe, 1978). En algunos casos esto es solamente una aproximación al ritmo sexenal. La penetración de firmas extranjeras en el mercado de hormonas a nivel industrial se expandió durante la presidencia de Adolfo Ruiz Cortinez, López Mateos y Díaz Ordaz. Por otro lado las variaciones sexenales encajan con Echeverría y López Portillo, pues la creación de una empresa estatal, Productos Químicos Vegetales Mexicanos (PROQUIVEMEX) se estableció en Enero de 1975 para controlar la recolección, el procesado y las ventas de barbasco, la materia prima necesaria para la manufactura de hormonas. Ello implicó un replanteamiento sobre el papel de las firmas extranjeras en esa industria, para 1977 durante la administración de López Portillo las empresas extranjeras accedieron a pagar más por el barbasco procesado, pero limitando a ello las acciones de la empresa Paraestatal y con ello recortando la visión de actividades que para la empresa tuvo en su fase inicial el Presidente Echeverría en 1975. El efecto del ritmo sexenal se contrajo mas en este caso pues algunas oficinas de gobierno habían minado de antemano y eventualmente reemplazaron el posible desarrollo de la empresa PROQUIVEMEX en favor de empresas transnacionales (Gereffi 1978). Las empresas extranjeras, generalmente realizan acciones de cabildeo a nivel Presidencial. A.R. Wichtrich, Presidente de la cámara Americana de Comercio en México, manifestó en 1977 que los empresarios Norteamericanos afiliados a la Cámara: “. . . tuvimos un dialogo con el gobierno mexicano. . . a donde manifestamos nuestra posición. . . también tratamos de mostrarles que quizá estén cometiendo un error y tratamos de probar . . . como ellos pueden adoptar ciertas actitudes que tal vez hagan mas bienvenida la inversión extranjera. . . pues existe mutualidad de intereses entre las empresas transnacionales de estados Unidos y el gobierno Mexicano” (3).

La Cámara Americana de Comercio persigue crear un ambiente favorable a nivel cupular y general hacia la participación extranjera con capital en la economía mexicana. Ha criticado las políticas gubernamentales que tienen inconsistencia con sus preferencias, habiendo cabildeado ante el gobierno para defender intereses particulares contra algunas políticas gubernamentales. Los casos de la Industria Automotriz y Farmacéutica en los 60’s y 70’s, han sido bastante bien documentados. Sin embargo es notable que el peso económico de las inversiones extranjeras sea mucho menor en política local y regional que el de las compañías mexicanas (Meyer 1975). Intereses de grupos han también detenido en algunos casos la instrumentación de reformas impositivas de algunos Presidentes, que enfrentan dificultades políticas serias y que solamente con el pretexto de la deuda externa ha sido posible instrumentar algunos cambios en aspectos fiscales. El gobierno de

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Echeverría solamente logró cambios modestos y sus necesidades financieras las pudo subsanar a través de créditos externos, el mismo camino que siguieron sus antecesores (Arreola, 1976).

3.2.3. Estilos burocráticos Ciertos elementos de la conducta burocrática en México, son independientes de la teoría del ritmo sexenal, especialmente la limitada representación que en la burocracia tienen los intereses privados. Varias agencias mexicanas conservan posiciones de políticas predecibles cuya actuación puede ser relativamente independiente del periodo Presidencial. Aunque por su naturaleza todos los eventos burocráticos tienen como marco general el periodo Presidencial, y cualquier medida de apoyo u oposición a la intervención económica estatal necesariamente requiere formas diferentes y tiene efectos diferentes dependiendo de las preferencias del gobernante en turno. Por ejemplo la Secretaría de Industria y Comercio (4) al cabo de varios años representa en cierto grado los intereses de la industria manufacturera y un ejemplo de ello fue durante el gobierno de Echeverría en que los funcionarios de esa dependencia se opusieron a las medidas que exigían un mayor contenido de piezas nacionales a los vehículos. Aunque al mismo tiempo exigían a las firmas exportar más unidades. La preferencia de esa Secretaría por aumentar exportaciones mas que requerir el aumento de las partes locales fue mas fuerte durante el gobierno de Díaz Ordaz que durante el de sus predecesores, teniendo como premisa que la industria mexicana debería volverse mas competitiva a nivel internacional y menos subsidiada. En forma similar cuando el Consejo Nacional de ciencia y Tecnología (CONACYT) propuso una Ley más estricta sobre patentes, las empresas dependientes de patentes extranjeras, especialmente las farmacéuticas se opusieron a ello. En la misma vertiente el Banco de México y la Secretaria de Hacienda han procurado un clima agradable para las inversiones, manteniendo conciencia de que los recursos financieros necesitan de una buena administración. La Secretaría de Agricultura y Ganadería por largo tiempo ha tenido relaciones con los productores y así sucesivamente las otras Secretarías se manejan en su ámbito de influencia. Esto permite que el sector privado tenga representación en las agencias de gobierno, aunque estas muestran independencia del sector privado (Bennet, Blachman, Sharpe, 1978). Sin embargo manifiesta Purcell y Purcell (1976) que solamente aquellas Secretarías que tienen su ámbito de influencia bien identificado mantienen consistencia y cohesión en sus políticas. Cuando el gobierno, de manera consciente o inconsciente los afecta es posible intentar revertir dichos procesos. Ciertas rutinas internas también alteran la conducta y la organización sin que las acciones rivalicen con otras agencias. La empresa mexicana de petróleo (PEMEX) se encuentra limitada por ley a ciertos acuerdos que puede suscribir con firmas extranjeras. También por ley es necesario vender petróleo a precios bajos y estables. Esto sería un incentivo para exportar de tal manera que los excedentes en utilidades subsidien los precios

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internos. PEMEX tiene un sindicato fuerte que busca beneficios para sus agremiados. Al ser una empresa independiente PEMEX puede manejar sus costos y políticas de subsidios con mayor independencia que las empresas del sector privado que difícilmente podrían combinarlos. (Manake, 1979). El estilo de la burocracia mexicana en las negociaciones internacionales ha tenido un impacto directo en las relaciones de México con el exterior. En su estudio de conflictos México- Estados Unidos Wyman, encontró que: “las coaliciones extragubernamentales en las que ambos gobiernos se vieron involucrados por asuntos externos no parecen haber trabajado hacia un propósito común, desde 1920 hasta 1975.

Aparecen más frecuentes las buenas relaciones de alguna agencia del gobierno mexicano con el americano cuando el gobierno de estados Unidos se encuentra dividido. Esto nos hace pensar que existe un mayor grado de organización disciplinaria dentro de una estructura jerárquica más centralizada como lo es el gobierno mexicano, así como un rechazo de sus funcionarios a actuar de manera independiente en asuntos internos. Finalmente Wyman concluyó que el gobierno mexicano actuaba mejor cuando unido se enfrentaba a un gobierno más independiente y descentralizado como el de Estados Unidos de Norteamérica. La centralización del poder en los altos niveles de la política mexicana permitió su mayor disciplina en las negociaciones internacionales contra un gobierno americano que en ocasiones parece fragmentado.

3.2.4. Política pura en los sexenios La continuidad y el cambio son dos aspectos muy evidentes en la política exterior de México. Algunos académicos están de acuerdo en que la situación política interna de México fue la razón básica para el activismo que a nivel internacional mantuvo el Presidente Echeverría. Mario Ojeda escribió que la nueva política externa de Echeverría era parte de las reformas generales que junto a una apertura interna buscaba robustecer el sistema político mexicano reubicando las tradiciones revolucionarias y el nacionalismo. Una línea de motivación diferente ha sido sugerida por Yoran Shapira que dice: “…el ampliamente frustrado reformismo de Luis Echeverría en asuntos internos y la convergencia de grupos de poder y las propias motivaciones del Presidente actuaron como los mayores factores de una nueva política exterior. Ningún autor, desde luego asegura que esta fue la razón única para la política exterior de Echeverría durante su sexenio, la debilidad interna del sistema político mexicano a fines de los 60’s y a principios de los 70’s le dio un sentido de urgencia a sus objetivos de política exterior” (Ojeda 1977).

La preocupación sobre política exterior sirvió también para consolidar el mandato del presidente Cárdenas a fines de los 30’s. La administración de López Mateos, similar a la de Echeverría tomó decisiones en relación a Cuba cuando la estabilidad interna tuvo problemas. Olga Pellicer de Brody (1972) dice que la política de López Mateos hacia Cuba sirvió para garantizar estabilidad nacional en los primeros años de los 60’s, dándole un tono mas revolucionario a la política externa del país manteniendo así una cierta tendencia hacia la izquierda del partido oficial. Los periodos de campañas externas mas

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revolucionarias han sido temprano en los 60’s y al principio de los 70’s y han venido precedidos por periodos de crisis interna, alienando al mismo tiempo a la izquierda política. Así la nueva acción externa ha servido al gobierno para reconciliarse con los grupos de izquierda y para consolidar su posición de mando. Hubieron otras razones desde luego para ambos conjuntos de medidas hacia Cuba. Quizá la de los 60’s fue más consistente con los temas en boga sobre relaciones exteriores mexicanas, la de los 70’s buscaba abrir nuevos mercados económicos y diversificar la política externa de México. fuertemente inclinada hacia el gobierno americano. Más aún la crisis interna por si sola no fue factor suficiente para radicalizar la política exterior. El Presidente Díaz Ordaz no radicalizó su posición hacia el exterior, conservadora, en respuesta a la crisis de 1968, ni Echeverría incluyó este tema en su campaña a la Presidencia de la República en 1970 cuando principalmente se enfoco hacia los asuntos internos. La mayor decisión en asuntos exteriores de Echeverría fue declarar personas “non grata” a cinco diplomáticos Soviéticos, acentuando así el anticomunismo por el que fue conocido como Secretario de Gobernación. Los cambios comenzaron a ocurrir en el verano de 1971 a la luz de dos eventos: la crisis política interna de Junio de 1971 y la imposición del gobierno americano de un impuesto, y que el gobierno mexicano apelaba trato especial por la relación existente entre ambos países. Así eventos internos sirvieron para incrementar la necesidad de dirigir la política externa hacia la relegitimación del liderazgo presidencial, pero por si solas estas necesidades internas son insuficientes para explicar cambios en política exterior. Sin embargo esta legitimación de factores internos es totalmente inconsistente con el ritmo sexenal que se identifica con la política económica mexicana. Cárdenas, López Mateos y Echeverría redefinieron el uso de asuntos internos para moldear la política externa más que otros Presidentes. (Valero 1972). Un aspecto importante en las acciones exteriores de México también se encuentra impactado por la presencia de grupos económicos de poder que contrasta con la estrecha visión del gobierno. La oposición de México a las sanciones contra Cuba decretada por la Organización de Estados de las relaciones México-cubanas durante los 60’s sirvió para reafirmar la relación con el sector privado (Pellicer de Brody 1972). El gobierno mexicano permaneció autónomo en política externa pagando ciertos costos domésticos. Se volvió mas difícil usar la política exterior con Cuba para recapturar el apoyo de la izquierda mexicana. Sentándose así un precedente también para la participación de los hombres de negocios para la toma de decisiones en cuestiones externas. La administración de Echeverría recibió en México en 1972 con una magnífica recepción al Presidente de Chile Salvador Allende, buscando con esto llamar la atención sobre las políticas reformistas de los gobiernos mexicano y chileno. Los industriales de Monterrey y Puebla protestaron contra la visita de Allende aunque la Cámara Nacional de Comercio moderó dichas críticas. La confrontación entre los hombres de negocios en México y el Presidente Echeverría se amplió, incluyendo tanto aspectos económicos como de preferencias ideológicas para una intervención económica del estado. La confrontación, por su intensidad, duración y el amplio espectro de problemas que cubrió no tuvo

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precedentes y contribuyó a un monitoreo más activo de los aspectos nacionales en el extranjero y a debilitar la presencia política del Presidente en ares a donde su autonomía era históricamente inalcanzable. En suma las instituciones oficiales y los grupos de interés nos dan importantes pistas sobre la continuidad, cambios y las consecuencias en el exterior de la política interior mexicana. Su estabilidad relativa ha sido marcada y facilitada por un especial “ritmo sexenal” impuesto a los políticos mexicanos por el Presidente en turno. Este ritmo afecta los aspectos económicos y políticos de los asuntos internacionales de México. Se limita sin embargo por algunas tendencias de largo plazo en la sociedad mexicana tales como la fuerza y el papel de los hombres de negocios y los sindicatos laborales que se organizan y operan en estilos diferentes bajo los términos presidenciales.

III.3. Crecimiento económico 1940- 1970 3.3.1. Principales factores En el capítulo II el análisis se dirigió hacia el final de los 30’s cuando un grupo de eventos dieron lugar a un crecimiento económico impresionante durante las siguientes épocas. Tenemos a continuación los seis puntos que sintetizan los factores políticos y económicos más importantes que pusieron en marcha éste fenómeno. (1) Al final de la administración de Cárdenas México logró consolidar sus fuerzas políticas lo que le dio al país estabilidad y un clima adecuado para el crecimiento económico. (2) Como resultado de la Segunda Guerra Mundial, se dio un aumento masivo en la demanda por bienes mexicanos lo que estimuló a la agricultura y al sector industrial. (3) Como resultado de ésta demanda por bienes mexicanos, principalmente de Estados Unidos, el gobierno mexicano aumentó sus ingresos por concepto de exportaciones e impuestos. (4) Simultáneamente la administración de los 40’s firmemente creía que la agricultura comercial e industrial eran los caminos adecuados para promover el crecimiento. (5) El incremento en los ingresos del gobierno le permitió aumentar la inversión en infraestructura, en créditos y asistencia técnica, etc. (6) Aparte de los inversionistas nacionales empresarios capitalistas americanos llegaron al país con tecnología moderna, insumos adecuados, habilidad administrativa y recursos financieros. Estos fueron los principales factores políticos y económicos que sentaron las bases para un crecimiento medio anual del 5% del producto interno agrícola durante el período 19391965. La tasa de crecimiento en la agricultura aumentó bastante más rápido que la de población, que para ese período fue solamente de un 3% anual. La inversión gubernamental en la agricultura particularmente en los 40’s, fue una parte importante del total presupuestado para el país. Grandes gastos en infraestructura fueron altamente benéficos para la agricultura y ganadería, sobre todo porque permitió la integración de grandes regiones anteriormente aisladas así como su vinculación a los mercados doméstico e internacional. Los resultados fueron evidentes inmediatamente, pues la agricultura creció a una tasa del 7% anual de 1944 a 1955. Otro factor que contribuyó al

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crecimiento de la agricultura fue la sustitución de cultivos básicos por aquellos de exportación, más rentables, y que por primera vez fueron producidos a gran escala utilizando fertilizantes, insecticidas e insumos similares (Borlaug 1959). El crecimiento de la agricultura fue también fuertemente estimulado a través de precios de garantía así como devolución de impuestos a las exportaciones. La demanda externa fue especialmente importante de 1945 a 1955.

3.3.2. Financiamiento del crecimiento A nivel nacional la estrategia adoptada por los gobiernos sucesivos al de Cárdenas impulsaron la rápida acumulación de capital. Esta estrategia se basó en la teoría del “dominó”. Esta teoría sugiere que la primera prioridad para una nación en desarrollo como México es la de mantener una tasa de crecimiento alta y sostenida. Esta tasa de crecimiento solo puede ser alcanzada elevando los ahorros internos y las inversiones, las utilidades no son distribuidas entre los trabajadores a través de más altos salarios o beneficios sociales. En otras palabras en crecimiento económico se alcanza a expensas de las clases trabajadoras. En verdad, de 1940 a 1970 los trabajadores agrícolas y los obreros recibieron salarios que no aumentaron a la misma velocidad que el costo de vida, viendo así deteriorado su poder adquisitivo. Las políticas gubernamentales a partir de 1940 impulsaron la creación de grandes agroindustrias, a través del financiamiento de proyectos de riesgo aumentando los límites máximos legales en tamaño de propiedades privadas. Esto se realizó de forma tal, que la Reforma Agraria quedó subordinada a la producción agrícola, “aunque no es claro que reforma agraria y aumento en la productividad de la agricultura son incompatibles en el caso mexicano” (Hansen 1971). Fue así como el gobierno promoviendo la agricultura comercial a gran escala y descuidando los sistemas de producción campesina polarizó el desarrollo agrícola. En un mar de agricultura marginal existen islas de agricultura moderna abundante en recursos naturales, inversiones, alta productividad y tecnología avanzada. Para ilustrar éste punto, en 1960 3.3% de las propiedades produjeron 54.3% del valor del producto total, mientras que al otro extremo 50.3% de la tierra produjo escasamente 4.2% de la producción total. (5) Durante los 60’s ésta tendencia no mejoró y fue solamente hasta los 70’ cuando a través de grandes inversiones para reactivar la reforma agraria que la agricultura de pequeños productores ha comenzado a experimentar lenta mejoría. La reforma agraria, como se llevó de 1940 a 1970 significó principalmente la distribución de tierra de baja calidad, un raquítico sistema de pequeña propiedad fue promovido, y gradualmente esto se convirtió en un impedimento básico para el crecimiento agrícola, limitando las posibilidades de los pequeños productores para establecer sus propias organizaciones. A pesar del hecho de que millones de campesinos recibieron tierra, la distribución de crédito, capital, sistemas de riego, maquinaria y trabajos de infraestructura quedaron concentrados en unas cuantas manos de la élite aristócrata.

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3.3.3. Tecnología agrícola Tecnología agrícola en la época de cárdenas

Del último cuarto del siglo XIX a mediados de los 30’s la tecnología e investigación agrícola existían en México pero limitadas a las haciendas en una cuantas manos de americanos, alemanes y franceses, quienes producían bienes para exportación. En 1930 Eyler Simpson reportó que aunque en algunas regiones en México las actividades agrícolas se realizaban con maquinaria moderna y métodos científicos, la generalidad de la agricultura podía ser descrita como lenta, atrasada y estancada. ...”Mientras los ferrocarriles mexicanos la minería y manufacturas son tan modernas como en cualquier país industrializado del mundo occidental, la agricultura se encuentra entre el siglo XV y el XVIII. La introducción de bestias de carga realizada por los españoles inmediatamente después de la conquista, es la única innovación importante en vastas regiones del país en los últimos quinientos años” (Simpson 1937).

En la sección 1.2 relativo al programa de desarrollo rural cardenista hemos dicho que éste fue verdaderamente un conjunto de esfuerzos dirigidos a mejorar las condiciones de vida de la población rural. Sus programas de desarrollo agrícola concebían una transformación integral de la comunidad campesina a través de créditos, programas de organización y asistencia técnica. La visión de Cárdenas de la tecnología rural estaba en armonía con los recursos y necesidades locales, los siguientes párrafos describen ésta concepción del desarrollo, la difusión y aplicación de la tecnología rural. Para distribuir aproximadamente 18 millones de ha. a 810 mil campesinos, en seis años Cárdenas consiguió disminuir el porcentaje de población desposeída de tierra del 68% al 36%. Algunas de estas tierras se distribuyeron como ejidos colectivos, organizando a los campesinos en cooperativas de productores. Estas cooperativas junto con los sindicatos campesinos le darían a la población rural la fuerza organizacional para conseguir mejores créditos, asistencia técnica, educación y participación política. La asistencia técnica y los créditos fueron entregados a través del recién creado Banco Ejidal, que trabajaba en coordinación con las organizaciones campesinas locales y regionales. La asistencia técnica fue entregada en diversas formas, para permitir a los campesinos las técnicas necesarias que mejoraran sus formas de producción, uso de maquinaria nueva, fertilizantes e insecticidas, el establecimiento de nuevas industrias rurales y la adopción de novedosas formas de comercialización. Buscando sistematizar la asistencia a los campesinos Cárdenas creó la oficina de estaciones experimentales dependiente de la Secretaría de Agricultura. Esta oficina realizó experimentos en búsqueda de mayores rendimientos, creó estaciones experimentales en diversas regiones y dio asistencia técnica a campesinos. La mayoría de los científicos trabajaban para el Banco Ejidal y para la oficina de experimentación y se comprometieron de manera entusiasta con el presidente Cárdenas en sus doctrinas para el desarrollo. Estos especialistas creían que:

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Capítulo 3 “...el aumento en la productividad del campo mexicano se encontraban íntimamente ligados a los cambios estructurales que romperían con la vieja forma capitalista de propiedad y crearían cooperativas de campesinos y obreros en su lugar. Se sentían poco interesados en la importación de tecnologías extranjeras, prefiriendo trabajar despacio, a nivel local con los beneficiarios de la reforma agraria, en un esfuerzo por encontrar soluciones prácticas en los problemas que diariamente surgían”. (Hewitt 1976).

Cárdenas estaba seguro que solamente a través de capacitación técnica los campesinos serían capaces de transformar su medio. Para lograr este fin enfatizó sobre la necesidad de introducir o desarrollar tecnología apropiada a las necesidades de cada región específica. Su preocupación por el entrenamiento se muestra con el establecimiento del Instituto Politécnico Nacional, para entrenamiento de técnicos para la agricultura y fábricas. “Cárdenas consideraba el ejido colectivo como un símbolo de la agricultura a gran escala. La industrialización sería el proceso gradual de desarrollo de empresas pequeñas que produjeran bienes necesarios para consumo, y no la expansión inmediata para la producción de bienes sofisticados o de lujo en manos de empresarios pero financiados por la población rural”.(Ruiz 1963).

Cárdenas también creó Institutos Tecnológicos locales, cuyos conocimientos y habilidades serían transmitidos a la población rural. La más importante de estas instituciones fueron las escuelas prácticas de agricultura regional. Creadas de acuerdo a ideas y concepción creativa de Cárdenas acerca de la educación práctica. Las escuelas fueron una réplica de los ejidos colectivos, donde los estudiantes deberían trabajar a final del curso, eran administradas por estudiantes y su propósito era el de ser autosuficientes utilizando los beneficios de la producción escolar para pagar su mantenimiento. Otro propósito de las escuelas era el de crear una educación comunitaria promoviendo la organización para crear un medio favorable para el desarrollo de programas. La revolución verde

Para entender la Revolución Verde es importante remontarnos a principios de los 40`s, cuando las relaciones México-EUA, se tornaron más cordiales que nunca desde la independencia de México. Esto fue una consecuencia de la necesidad norteamericana de ciertos productos mexicanos y adicionalmente, las diferencias ideológicas que habían separado ha ambos países se vieron reducidas ante un enemigo común. México entró a la guerra en 1942, apoyando a los aliados. (Segovia, 1968). El interés de Estados Unidos por México fue claro al principio de los 40´s cuando el vicepresidente Henry Wallace, visitó México en representación de la administración Rooselvet, para sostener pláticas con el gobierno conservador de Ávila Camacho y estudiar la manera en que los recursos mexicanos, podían satisfacer las necesidades de guerra americanas, así como la firma de un acuerdo de cooperación bilateral. Como resultado el viaje de Wallace, recomendó que la fundación Rockefeller, enviara a México un equipo de expertos para desarrollar nuevas variedades de productos de altos rendimientos. En respuesta a ello, en 1943 la fundación Rockefeller lanzó su programa de ciencias agrícolas mexicanas, organizando a un equipo de especialistas que trabajarían

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con técnicos de la Secretaría de Agricultura de México. Los objetivos del programa fueron fijados básicamente en términos de crear, introducir y difundir nuevas tecnologías biológicas y químicas. “Existía el supuesto implícito de que el tipo de tecnología agrícola, corriente en Estados Unidos, podría ser transferido a México, y que el problema era de identificación de los recursos físicos y técnicos disponibles, en la proporción correcta para el uso de los productores mexicanos. En aquel tiempo no surgió el cuestionamiento relativo a los requerimientos económicos y sociales normales en Estados Unidos y su incompatibilidad con la estructura agraria mexicana” (Hewitt, 1976).

Los programas de campo se iniciaron con maíz y trigo, expandiéndose posteriormente a frijol, papa, legumbres y zootecnia. Cada programa, por producto, fue encabezado por un especialista extranjero en compañía de un equipo de jóvenes agrónomos mexicanos responsables del desarrollo de nuevas tecnologías. El programa de trigo encabezado por Norman Borlaug, alcanzó más temprano éxito que los otros programas que se consideraban tener mayor grado de dificultad técnica. En menos de cuatro años el programa de trigo pudo resolver los problemas de resistencia al medio ambiente, que al mismo tiempo le dieron al producto más capacidad para mayor absorción de fertilizante. En 1948 las nuevas variedades de trigo se distribuyeron entre productores mexicanos con áreas susceptibles de éxito. Siete años más tarde, en 1956 las nuevas variedades hicieron de México, un país autosuficiente en la producción de trigo. Posteriormente en 1949, un mayor número de productores adoptó las nuevas variedades, resultando en un aumento en rendimientos de 0.94 toneladas por hectárea a 1.6 toneladas, y hasta 2.64 toneladas en 1968. De esta manera, México, que había sido autosuficiente en la producción de trigo en 1956, se encontró repentinamente a principios de los 60`s con considerables excedentes de granos. Fue así como México comenzó a exportar trigo y a percatarse de que los costos de producción eran muy altos como consecuencia de los insumos caros y de los precios de garantía nacionales que al ser subsidiados no podían competir con los del mercado mundial y frecuentemente se tuvo que vender el producto a precios inferiores de los costos de producción. La agricultura del noroeste del país, que fue la principal beneficiaria de la revolución verde no asimiló rápidamente y a costos racionales, la nueva tecnología. Como prueba irrefutable de la alta productividad de las nuevas variedades, la agricultura del noroeste del país adoptó los novedosos sistemas de producción pero cuando eran parte de programas de inversión del gobierno federal, en los que billones de pesos, se invirtieron en proyectos de irrigación, caminos, almacenes, electricidad, ferrocarril, créditos agrícolas a largo plazo y por último un precio de garantía para el trigo, tan alto que involucró un subsidio nacional para los productores de trigo de alrededor de 250 millones de pesos al año. La incorporación de los más progresistas productores a la revolución verde, en la producción de trigo se logró con recursos gubernamentales a precios muy altos. A pesar de ello el sector privado agrícola de Sonora no alcanzó sino hasta 1962 los estándares de producción (3.8 tons. por hectárea), establecidos desde 1948, por la fundación Rockefeller y el gobierno mexicano. (Hewitt, 1976). En México, el

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éxito de la fundación Rockefeller no fue solamente el logro de crear nuevas variedades de alto rendimiento, pero también gran número de técnicos especialistas capacitados bajo la supervisión de expertos extranjeros. Para 1963 más de 700 agrónomos mexicanos habían trabajado al menos durante un año en el programa de ciencias agrícolas. De la misma manera, la pericia conseguida con el programa de trigo dejó una amplia experiencia sobre la administración de recursos institucionales. “La importancia de la experiencia va más allá del impacto tecnológico de las nuevas variedades de maíz y trigo creadas. El significado de la experiencia es la evolución de un patrón institucional para la organización de recursos científicos que pueden ser aplicados a una amplia variedad de productos y regiones con alta probabilidad de éxito. Es ahora posible organizar equipos multidisciplinarios de biólogos, científicos sociales y físicos, capaces de generar una nueva tecnología altamente productiva, para la producción agrícola, haciendo disponible esta tecnología en forma tal que los productores puedan adoptarla y aceptarla dentro de un plazo relativamente corto de entre cinco y diez años”.(Ruttán, 1971).

El éxito de las nuevas variedades de trigo no puede ser discutido, como tampoco pueden ser criticados los esfuerzos del grupo de científicos que las desarrolló. Sin embargo: “El diseño de experimentos para elevar la producción agrícola no podía escapar, ni ser la excepción del sesgo, que existía en relación a los programas urbanos industriales de la época” (Hewitt, 1976).

Después de treinta años de revolución verde, es claro ahora que la forma en que esta tecnología agrícola ha sido aplicada no ha contribuido al genuino desarrollo rural. Las razones para esté pobre resultado y en ocasiones efectos adversos, de las nuevas tecnologías sobre el desarrollo rural ha sido muy claramente marcada por Louis Malasis, 1976, en las siguientes dos observaciones: a) El uso de nuevas variedades tiende a concentrarse en áreas favorables, en donde las estructuras de la tierra son satisfactorias, y los productores son capaces de adquirir insumos de producción tales como semilla, fertilizantes, pesticida, etc., así como bien organizadas las estructuras de mercado. En las etapas iniciales, por lo tanto, la nueva tecnología tenderá a acentuar las disparidades regionales y ha hacer la competencia más intensa. b) Dentro de un área determinada, los más beneficiados son generalmente los grandes productores, lo cual indica que la diferenciación social puede ser acentuada en lugar de verse reducida como consecuencia del uso de la nueva tecnología. Generalmente los grandes productores son también los más receptivos a las innovaciones tecnológicas, mejor educadas y más actualizadas. Ellos tienen capital o acceso a crédito con lo cual pueden adoptar los nuevos paquetes productivos. Por esta razón se benefician más de los servicios de extensionismo agrícola, y los ubica en un contexto de atención especial. La nueva tecnología por lo tanto tiende a enfatizar la heterogeneidad y en particular a acentuar la naturaleza dual de la economía agrícola: Las grandes agroindustrias y los grandes productores tienden a desarrollarse y los pequeños productores y campesinos a estancarse o desaparecer. Como mencionamos anteriormente como resultado de las innovaciones tecnológicas desde 1939 a 1960 el producto interno bruto de la agricultura en México creció a una tasa promedio de 5.5% anual. Sin embargo este crecimiento

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impresionante no mejoró las condiciones generales de vida del campesino. Durante este período el promedio de días trabajados por jornalero, cayó de 194 a 100 y su ingreso real disminuyó de 68 a 56 pesos por día. Esto prueba que la élite propietaria de la tierra, cuyas propiedades en 1960 representaban solamente el 3% de los predios pero contribuía con 80% del total de la producción agrícola, no deseaba poner sus impresionantes utilidades a la disposición de una causa social. La incapacidad de la Revolución Verde, para traer mejoras al campesinado de los países en desarrollo ha dado a estos países una lección. las nuevas tecnologías no pueden ya seguir siendo analizadas puramente en términos de ganancias económicas. La innovación tecnológica debe ser dirigida a programas de desarrollo integral, que se centren en las necesidades genuinas de la comunidad. El experimento de la fundación Rockefeller es un claro ejemplo de la tecnología al servicio de los intereses de una élite, aún cuando hay autores que han tratado de minimizar este efecto demoledor. Vernon Ruttan es un ejemplo: “...El patrón de investigación institucional que ha evolucionado en los programas de la fundación Rockefeller, para América Latina y Asia son un ejemplo de como dicho patrón sólo ha tenido éxito en aquellas situaciones en que la infraestructura institucional llena las carencias que el resto de la economía tiene. La experiencia es ilustrativa sobre la necesidad de un acercamiento práctico más que ideológico para la organización de grupos de profesionales para la solución de problemas al desarrollo” (Ruttan, 1971).

Observaciones como la anterior pueden ser equiparadas a la idea de que el cambio tecnológico ocurre aisladamente de la sociedad, en la que dicho fenómeno sucede. La introducción de una nueva tecnología no solamente contribuye al cambio social, pero es simultáneamente causada por éste. El análisis del cambio tecnológico debe por lo tanto centrarse en las fuerzas políticas, económicas, sociales e ideológicas que contribuyen a su generación.

CONCLUSIONES

Las implicaciones internacionales de los aspectos internos mexicanos muestran positivamente continuidad a lo largo del tiempo. El análisis de la estructura económica muestra alta y consistentemente vulnerabilidad para el todo o para regiones específicas y sectores. Ha existido continuidad en los flujos migratorios a los Estados Unidos, siendo muy definidas las regiones de donde dichos movimientos se originan, y con cambios muy lentos para detener ese proceso. La estructura del país ha sido bastante sólida y ha preparado el marco político para continuidad económica y social. Algunos estilos burocráticos específicos, tales como la representación de intereses económicos dentro de la estructura gubernamental, la búsqueda de crecimiento organizacional, así como la persistencia de estilos y procesos muestran gran elasticidad. Existe aún mucha continuidad ideológica incluyendo la opinión controversial acerca de los Estados Unidos de Norteamérica en apoyo y regulación a la entrada de firmas extranjeras. Los grupos de interés han contribuido también a la continuidad, solamente en contadas excepciones tales como el proceso henequenero en Yucatán o las operaciones internas en PEMEX, el

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sector privado, ha jugado un papel central en las decisiones que afectan los asuntos internacionales mexicanos. Los empresarios mexicanos se adaptan bien al ritmo sexenal, pero existen algunas instancias de negocios cuyo comportamiento persiste a lo largo de diferentes períodos presidenciales. Diversos patrones de cambio se identifican dentro de estas continuidades. Cambios en la estructura socioeconómica, en el largo plazo, salvo contadas excepciones ha profundizado la triple dependencia de México: a) La dependencia en un grupo de productos (Hidrocarburos, especialmente petróleo). b) En un sólo país, Estados Unidos de Norteamérica. c) En unas cuantas regiones dentro de México. El desarrollo productivo de México en actividades no petroleras, se ha debilitado más, a partir de los 70´s hasta mediado de los 80´s, a pesar del éxito de ciertas políticas tales como la promoción de las industrias maquiladoras. Nuevas rigideces han surgido porque estás firmas maquiladoras prefieren exportar sus productos a sus empresas matrices en el país de origen. El descubrimiento de nuevas reservas de hidrocarburos ha generado un aumento de demandas políticas en México, con mayores expectativas, sobre la capacidad del gobierno de solución a problemas internos. Tanto la independencia del gobierno como la del presidente, en relación a la sociedad y a la economía han declinado como consecuencia de ello. La concentración de posibilidades de solución en una simple canasta, la llamada “Solución Petrolera”, ha complicado las relaciones México-Estados Unidos. La combinación exportaciones de hidrocarburos con varios problemas de la agenda de relaciones bilaterales, seduce a los representantes del gobierno a vincular los problemas complicando el aislado conjunto de disputas particulares. Los problemas se han acumulado, las agendas se han unificado y la importancia del éxito o fracaso ha sido magnificada. El ingreso de hidrocarburos puede resolver diversos problemas políticos y económicos de México en el largo plazo, en el corto y mediano, quizás el milagro energético ha complicado las cosas más que simplificarlas. México no es desde luego más débil económicamente como consecuencia del descubrimiento de hidrocarburos. Pero el contexto político posterior a ese descubrimiento ha reducido la discrecionalidad política del gobierno mexicano y ha desgastado las bases de cordialidad, para la solución de conflictos en las relaciones México-Americanas. Una política externa mexicana más vigorosa en busca de diversificación política y económica es una respuesta parcial a estas dos preocupaciones. La nueva política externa busca aumentar el rango de selección para México en la definición de su política exterior así como de las opciones en casa, pero las cada vez menos opciones internacionales, consecuencia de la debilidad del sector no petrolero de la economía ha fijado obstáculos en está ruta y ha convertido a México en un país aún más dependiente del petróleo. La mayor parte de los planes de desarrollo, industrial, agrícola, social etc., dependen del éxito y de los resultados del sector

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energético en el contexto económico mundial. Otra tendencia a largo plazo ha sido la disminución del apoyo ideológico hacia los intereses de la relación México-Estados Unidos en armonía. Los puntos de vista específicos sobre políticas de Estados Unidos y México han variado radicalmente entre el sector privado que busca mayor acercamiento y el público que busca diversificar las relaciones de México a través de magnificar la distancia ideológica entre los intereses mexicanos y los americanos. Otras tendencias a largo plazo más específicas son de carácter político, una de ellas se refiere a la intervención económica estatal que requiere la transferencia de activos del sector privado al público. Cambios en el sindicalismo han aumentado algunos conflictos entre la administración y la clase trabajadora, especialmente en sectores tales como el automotriz, que finalmente tiene repercusiones internacionales. Esto es como consecuencia de su intervención dentro de la esfera puramente política de los aspectos internacionales mexicanos, de donde ellos estuvieron separados, hasta principios de los 60´s y de la relación entre aspectos internacionales y económicos. Hay también tendencias en el mediano y corto plazo que afectan los patrones de migración, por ejemplo sequías y problemas cíclicos. Pero una fuente importante de cambios en el mediano plazo es el”Ritmo Sexenal”, ya que claramente explica la aceleración y disminución en la intervención estatal en aspectos de la economía mexicana que repercuten en las relaciones internacionales, incluyendo la exportación de productos agrícolas, de minería, manufacturas , así como la regulación de inversión extranjera directa. El “Ritmo Sexenal” también explica el patrón de conflicto entre el gobierno y los inversionistas sobre aspectos políticos de las relaciones exteriores así como la búsqueda gubernamental de legitimación externa para propósitos internos. El “Ritmo Sexenal”, modifica el comportamiento de grupos de interés y burocracias a lo largo del tiempo. Los patrones de cambio se encuentran restringidos no sólo por las continuidades en problemas internos, sino por algunos de los rasgos cambiantes en la estructura del país. El “Ritmo Sexenal” es útil, pero no es un medio infalible de predicción sobre política, porque señala continuidades. Similitudes entre diferentes administraciones puede ser considerable. El ritmo sexenal, se volvió especialmente intenso durante la transición de Ruiz cortines a López Mateos. Los cambios sexenales no habían sido tan pronunciados antes durante los 50´s ni los 40´s. La mezcla de continuidades y cambios que acentúan la vulnerabilidad del país aceleran la reducción de la autonomía gubernamental dentro de su propia sociedad en aspectos externos. A la fecha no hay aspecto de orden internacional que sea inmune a presiones internas. La profundización de la triple dependencia económica de México va en sentido contrario a los objetivos del país a largo plazo, también hay unas cuantas ganancias políticas tangibles en el corto plazo que pueden haberse esperado del milagro petrolero. La salud de la economía mexicana es ahora más dependiente de la hábil conducción de la política externa que en años previos. Las razones van desde la necesidad de renegociar la deuda externa exitosamente hasta la mayor participación del gobierno en el sector exportador como productor y regulador.

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Ha existido una sistemática politización de diversos aspectos, desde turismo hasta agricultura y exportaciones. En casi todas las actividades del país con repercusiones internacionales es cada día más remoto encontrar alguna aislada de la política, como alguna vez lo fueron. La politización no puede ser solamente el resultado de la administración de Echeverría sus raíces van hasta la historia mexicana reciente, desde la “Nacionalización por Inercia” de la industria azucarera, hasta otras actividades. Esto ha ocurrido algunas veces con el decidido apoyo del sector privado clamando por la mexicanización de los activos de las firmas extranjeras hasta el acomodó de altas utilidades con empresas gubernamentales, como por ejemplo la producción de café en los 60´s y los 70´s, o demanda de protección gubernamental en el caso del algodón y de la industria textil. La mayor intensidad e institucionalización del ritmo sexenal presidencial puede también reflejar una disminución en la autonomía gubernamental. Ahora hay más intereses a satisfacer, y por ello existe una mayor necesidad de compensar las políticas de un sexenio con las del siguiente. La relativa tranquilidad que marcó la política externa mexicana hasta los 50´s ha desaparecido probablemente. Otra consecuencia ha sido la erosión de las relaciones con los Estados Unidos, esto es más evidente desde la opinión popular. Estas son tendencias a largo plazo, no solamente limitadas a los gobierno de Cárter o Reagan o de Echeverría o López Portillo. Se ha dado una firme decadencia de las élites mexicanas y de apoyo masivo a las posiciones políticas que el gobierno americano ha favorecido, al mismo tiempo que las relaciones con Estados Unidos han crecido en importancia para México. En el largo plazo, quizá por la excesiva participación del gobierno en las exportaciones a través de empresas estatales generándose en ocasiones disputas comerciales entre empresas americanas y dichas agencias, Lo que puede convertirse en un conflicto con el gobierno mexicano. El Ritmo Sexenal de la política mexicana ha hecho algunos aspectos de las relaciones más difíciles aún. Desplazamientos al final de cada administración requieren una substancial reformulación de las relaciones bilaterales, para cumplir con los requerimientos políticos de los nuevos gobernantes. Los problemas que han surgido en las relaciones mexico-americanas, no pueden ser explicados simplemente con relación a los asuntos internos mexicanos. Es desde luego el gobierno mexicano más fuerte y efectivo en sus relaciones internas con la sociedad y la economía que aquellos de muchos países en vías de desarrollo, esto comparativamente, en términos externos e internos, México tiene “un gobierno fuerte”, pero con menos libertad discrecional que la que tuvo hasta años recientes. Los factores internos, económico, político, social e ideológico que por mucho tiempo dieron forma a la conducta mexicana en aspectos internacionales, ha cambiado. Combinado con persistentes continuidades, México tuvo a principios de los 80´s una presidencia menos independiente de la economía y de la sociedad de lo que los estándares históricos permitían. Los órganos centrales del Estado deben responder a las más diversas presiones dentro de un contexto de persistencia de la creciente burocracia y rigideces políticas. Es este gobierno relativamente más débil de lo que fue, pero aún fuerte, el que tiene que enfrentar problemas en sus relaciones con los Estados Unidos en un contexto político de

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menos apoyo para dichas relaciones. Para funcionarios mexicanos, las necesidades de la economía mexicana requieren de tal dependencia, al menos en el corto plazo, mientras que las necesidades de los políticos mexicanos requieren lo contrario. El descubrimiento de hidrocarburos puede haber sido el milagro mexicano de los 70´s. Nuestro tránsito al año 2000 va a requerir un nuevo milagro político.

NOTAS

1. Tales grupos han acumulado éxito político y económico desde 1940, cuando el gobierno permitió la captación de enormes utilidades a este sector; una vez que ellos hubieron acumulado lo suficiente el gobierno esperaba que revirtieran en formas tales que generarían desarrollo económico a nivel nacional. 2. Peter H. Smith” Laberinto de Poder : Reclutamiento político en México en el siglo XX”. Princenton:Princenton University Press, 1979. Discute el impacto del ritmo sexenal, en la élite más encumbrada, y a través de ello, sobre la formulación e instrumentación política. 3. Ver la comparecencia ante el Congreso de los Estados Unidos de Wichtrich´s. Joint Economic Committee, Subcommittee on Inter-American Economic Relations, Hearings, p.82. 4. La reforma administrativa del Presidente López Portillo substituyó está secretaría y la del Patrimonio Nacional, con dos nuevas: La Secretaría de Comercio y la de Patrimonio y Fomento Industrial. La última tenía la responsabilidad de la conducción industrial pública y privada del país, así como del marco regulatorio para las firmas extranjeras. 5. Censo Agrícola. Secretaría de Industria y Comercio. México 1961.

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CAPITULO IV EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO

IV.1. La historia agrícola de Chiapas El desarrollo de las comunicaciones en Chiapas y México tuvo un crecimiento sustancial a principios de siglo. La población en Chiapas, indígena en su mayoría tenía una forma de vida simple, con conocimientos básicos y convenientes para cubrir sus necesidades elementales. Desarrollaron métodos para resolver sus problemas de provisión de alimentos, vestido, tintes, combustibles, bienes suntuarios y chozas para vivienda, sin embargo su desarrollo arquitectónico fue tan avanzada que utilizaron blockes, columnas, escultura de piedra, y travesaños para sus extraordinarios templos (por ejemplo Palenque, Bonampak, Toniná, Chincultic, todas de origen maya). La nutrición se basaba fuertemente en productos vegetales originados en el Nuevo Mundo: maíz, frijol y calabaza. La papa existía ya pero no con la importancia actual, el zapote, el mamey, nanche, cactus, oleaginosas, cacao, vainilla, tabaco y plantas medicinales y para tintes. El pavo era la única ave doméstica, el perro el incansable compañero en la casa. Pescaban tortugas, crustáceos, y peces en lagunas y ríos, construyeron canoas para pesca y para viajes cortos, no utilizaron los animales para carga, trabajo de campo, ni la rueda. (Helbig 1976). Además de maíz y frijol se cultiva el trigo y arroz, pero estos productos son de carácter comercial más que para el uso doméstico. Tradición, y desconfianza hacia los extranjeros por un lado, pobreza, ignorancia, y falta de interés, por el otro han resultado en un estancamiento económico de la región. Paralelamente a ésta tradicional forma de vida, ínsulas económicas ultramodernas han sido creadas contrastando de manera espectacular. Estas formas modernas de producción han ganado tal fuerza que no pueden ya ser consideradas como ajenas al orden existente, al contrario el orden antiguo comienza a ser observado como atrasado y residual. El problema actual consiste en encontrar el equilibrio entre una y otra forma de vida y al mismo tiempo el camino correcto para eliminar el daño al medio ambiente y a la vida humana. La llegada de los europeos cambió el orden y el estilo de vida existente, y Chiapas, no escapó a dichas consecuencias. No todos los productos introducidos por los españoles fueron con la intención de beneficiar a la población indígena, sino que el propósito era apoyar a los colonizadores. Individuos altruistas tales como el primer obispo de Chiapas “El Padre de los Indios” Fray Bartolomé de las Casas y otros lucharon por mejorar la calidad de vida de los nativos introduciendo plantas cultivables y animales domésticos, pero estos hombres fueron la excepción. El nublado y frío valle de San Cristóbal fue ocupado por los españoles con el objeto de crear un centro administrativo, eclesiástico y misionario en la zona alta del estado. La ocupación de las insalubres planicies costeras, el cultivo de cacao y la explotación de cochinilla fue realizada por núcleos de población alejados de aquellos de

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los colonizadores. La difícil región montañosa permaneció generalmente alejada de los planes de colonización, no sólo por su dificultad natural sino por la fortaleza de los grupos indígenas. En la mayoría de los casos fueron monjes quienes penetraron éstos dominios, pero también construyendo conventos para su propia protección. Ciertas partes de las áreas montañosas ocupadas posteriormente, se convirtieron en convenientes regiones para la producción de café. La introducción de nuevas variedades de plantas así como el contacto de españoles con nuevos territorios, les permitió producir cereales, frutas, legumbres, azúcar, plátanos, coco y papa. La planta ideal, el azúcar utilizado como alimento o endulzante así como para la elaboración de alcohol se convirtió en el producto más popular. Para su cultivo se introdujo el riego, dicho producto que para su elaboración requería altitudes hasta de 1800 metros fue adoptada por los grupos nativos para el destilado ilegal del aguardiente, bebida incorporada rápidamente a sus hábitos de consumo. La extensión de la ganadería no fue menos novedosa en el estado. El crecimiento de los ranchos ha tenido consecuencias dañinas para Chiapas y es muy probable que esto continúe (Wasserstron, 1983). Para éste tipo de negocios las planicies fueron preferidas para el mantenimiento de los hatos, el ganado requiere de grandes potreros y las praderas artificiales solamente fueron introducidas hasta después de 1870. En la selva y bosques tropicales los potreros se crean después de quemar la vegetación existente. Si el ganado no consume los arbustos existentes, una segunda quema se realiza. Estas quemas se utilizan también para contrarrestar pestes, insectos y otros parásitos. Si bien la ganadería ha causado grandes daños en las mesetas de la zona alta y en los valles de las zonas bajas, su efecto más devastador ha sido en las regiones con pendientes y declives. En éstas zonas la delgada capa de limo se pierde por la deficiencia en el manejo de suelos y es más vulnerable a la erosión (Helbig 1976). Este escenario tan negativo ha tenido similares consecuencias en las laderas de montañas a donde la agricultura se ha establecido y no existe un sistema adecuado de terrazas o niveles que ofrezcan cinturones protectores al proceso productivo. Con el rápido crecimiento, desproporcionado de la colonización agraria, la erosión ha avanzado en años recientes a velocidad catastrófica. En opinión del ingeniero Jesús Veruette Fuentes en una convención forestal señaló: “... la velocidad de pérdida de suelos fértiles en México es de tal magnitud que ya tiene las características de una catástrofe ecológica” (Cies 1984).

Es conveniente mencionar que algunas regiones del estado sólo podrán ser explotadas comercialmente con gran dificultad por sus características naturales. Un ejemplo es la zona de los altos, donde el pastoreo se reduce solamente a borregos y cabras, ya que el movimiento de ganado mayor puede ser peligroso por la dificultad del terreno. Asimismo el arado, deshierbado y cosechado de un campo de trigo en ésta región requeriría mucho más trabajo que el del maíz. Otra importante dificultad para el desarrollo de una agricultura óptima en ésta tierra es la rápida absorción del agua como consecuencia de que los suelos son de base calcárea porosa. También en éstas regiones encontramos

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frecuentemente que las corrientes hidráulicas, especialmente en el norte, sufren la erosión no como consecuencia de un escurrimiento hidráulico gradual sino de una caída casi vertical del agua hacia la llanura costera. Los grandes volúmenes de agua que fluyen desde el interior del estado durante la estación de lluvias, viajan con tal fuerza y velocidad que no se drenan a una tasa suficientemente conveniente para depositar los nutrientes en las tierras bajas arrastrándolos hasta el mar. Chiapas ha experimentado los ímpetus que la inversión y la experiencia pueden dar a la economía. Podemos enfatizar que el capital local no ha participado de manera importante en el pasado. La gran mayoría de la población campesina rara vez posee alguna forma de capital. El mexicano inversionista privado, por razones puramente especulativas, prefiere invertir en productos cuyo coinversión y rendimiento sean rápidos, evitando los proyectos a largo plazo. Por su parte la inversión pública es generalmente inadecuada y solamente atiende las necesidades más urgentes de la infraestructura socioeconómica, pero nunca utilizando el proceso de planeación para el “largo plazo”. Mencionamos en el capítulo I que generalmente las iniciativas para el desarrollo del estado han venido principalmente del sector internacional a través de dinero, inversionistas, y empresarios que reemplazaron los privilegios de la dominación española. El mejor y más claro ejemplo de esto es la expansión y adaptación del café a las pendientes del pacífico en la sierra madre durante la segunda mitad del siglo pasado, debido esto a un acuerdo fronterizo entre México y Guatemala y con la consecuente seguridad en la tenencia de la tierra que requieren los cultivos a largo plazo. (García de León 1985). Esto resultó en un flujo, definitivo o temporal, de mucha gente que no solamente ganó dinero sino que se familiarizó con el uso de los nuevos productos, métodos de cultivo, insumos y procesos mecánicos modernos resultados de la producción de café. En consecuencia villas y pueblos que servían de centros de transferencia de recursos humanos y materiales se convirtieron en ciudades de gran tamaño y el pequeño puerto de San Benito (Puerto Madero) se abrió al comercio del mundo. La construcción del sistema ferrocarrilero, un logro fundamental en la historia de la colonización del estado, ubicó a Chiapas de manera abrupta en el comercio internacional produciendo un alto volumen de materias primas (Pohlens, 1977). El Corolario de esto fue la participación de empresarios motivados por ambiciones financieras o personales, o ambas; en producción a gran escala de bananas, palma, oleaginosas, cacao, hule, aguacate, etc. Y su incorporación al desarrollo de la ganadería moderna. Trabajadores indígenas, dependientes y en condiciones de servidumbre de los más poderosos actores económicos, alcanzaron un punto de erupción, al final de la revolución mexicana, es decir al principio de la gran distribución de tierra. Estos trabajadores se beneficiaron de la aplicación de los conocimientos adquiridos, a sus pequeñas parcelas conocidas como ejidos individuales o comunales. La integración del estado de Chiapas a la economía moderna mundial, con todos sus beneficios, riesgos y errores fue inevitable a partir del momento de la primera exportación de café (García de León 1985).

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Las condiciones para una explotación conveniente y benéfica de las áreas del trópico húmedo se encuentran presentes en Chiapas. Su estructura geológica se encuentra dominada por rocas ricamente mineralizadas. Existen áreas diversas, susceptibles para el cultivo de agricultura a gran escala, productos básicos, ganadería y bosques. Sus diversos ríos se utilizan para riego y como fuente de energía. Su vegetación primaria se distingue por su capacidad para responder a la diversidad de climas, altitud y precipitación.

IV.2 La geografía regional de Chiapas La diversidad geográfica del estado es variada, de altitudes de 4023 metros en el Tacaná hasta las planicies a nivel del mar. Abundantes ríos. La vegetación va de bosques altos a los localizados en áreas selváticas. La diversidad caracteriza las diferencias topográficas en el estado, que de acuerdo a Bassols son: 1.- Las pendientes bajas en la frontera norte entre Pichucalco y Palenque. 2.- La Lacandonia en la parte este del estado 3.- Los Altos en la meseta central del estado 4.- El Valle en la depresión central 5.- La Sierra Madre de Chiapas 6.- La Planicie costera del pacífico “...quizá exista una séptima región comenzando desde la parte alta al oeste del municipio de Cintalapa, Ocozocoautla y Malpaso” (Bassols 1974).

La precipitación pluvial más alta ocurre en el norte del estado y en la región del Soconusco, en la planicie costera del pacífico. En varios lugares la acumulación de agua es superior a los 4,000 mm. aunque en general la precipitación promedio anual en esas regiones es de 1,600 mm., la Lacandonia tiene selva en la zona tropical y en la zona alta. Los Altos, el Norte y la Sierra se encuentran cubiertos de bosques extensivos con clima templado. Hacia la Lacandona y el Valle Central el bosque se vuelve tropical. La precipitación pluvial es menos en la depresión central. La Sierra Madre es una barrera natural entre las dos pendientes, bosque de coníferas con alta precipitación pluvial se encuentran en sus partes altas, mientras que en su parte más baja se encuentran bosques mixtos y en la parte baja, rumbo a la Costa y en el Valle Central se da la vegetación tropical. De acuerdo a Helbig (1976) las regiones más importantes de Chiapas desde el punto de vista económico son las siguientes: 1.- El área de la Chontalpa o bajo grijalva en la frontera con el estado de Tabasco, ésta región se inicia en la presa de Malpaso. 2.- El norte de Chiapas que incluye café, maíz, arroz, caña de azúcar, yuca y tabaco, con cultivos también de climas templados, explotación maderera y ganadería.

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3.- Depresión central y altos, que incluye la zona de los valles de Ocozocoautla, Tuxtla, Villaflores, Comitán, Las Margaritas, Chicomuselo y otras áreas que continúan hasta la región del Soconusco y la frontera con Guatemala. Esta región incluye los altos. 4.- Soconusco y Costa del Pacífico, de donde surge el emporio cafetalero y las zonas algodoneras, desde Huixtla hasta Motozintla y Puerto Madero, así como las pendientes de la Sierra Madre hacia la costa, extendiéndose hasta el Istmo de Tehuantepec. 5.- Lacandonia, una región atrasada con agricultura primitiva y explotación forestal. Comunidades con población indígena y mestiza que habitan los bosques y las márgenes de los ríos que forman el sistema Usumacinta. Es importante mencionar además algunas regiones económicas de importancia secundaria como son San Cristóbal de las Casas, Comitán, Las Margaritas, Cuxtepeques, Cintalapa y Ocosingo. (Bassols 1970 a: 20-21) Estas son, en términos generales las regiones topográficas y económicas en donde la agricultura, la población y las formas de producción han adoptado la organización que las condiciones naturales les imponen. De las 7,441,550 ha. que componen el estado, el 11% es de zona templada, 0.08% es de riego, 21.8% es de temporal, 44.7% es selva, 12.6% improductiva y 8.6% es área susceptible de ser cultivada. (Chiapas en cifras 1980). Los niveles productivos de la agricultura chiapaneca son en términos monetarios de los más altos a nivel nacional. Su actividad se concentra en 900,000 ha, es decir, el 12.5% del total estatal. De la tierra cultivada el 86% se localiza en zonas de temporal generando más del 90% de la producción agrícola. Los productos principales son: café, arroz, caña de azúcar, papa, frijol, sorgo, tabaco, oleaginosas, legumbres, cacao, algodón, maíz y trigo. (Op Cit.). De acuerdo a la clasificación gubernamental en 1980, el estado se divide en 7 regiones agrícolas: Depresión Central, Pendientes del Pacífico, Norte, Sierra Madre, Meseta Central, Planicie del Golfo, y Montañas de Oriente. Más del 80% de su producción se concentra en las primeras 3 zonas que cubren aproximadamente el 60% de la tierra cultivada (Op Cit.). Por otro lado, el hecho de que el 80% de la producción se concentra en estas 3 zonas indica que las otras 4 zonas sólo producen el restante 20% del valor total de la producción (Chiapas en Cifras 1980). En 1980, cuando el estado tenía una población de 2,004,152 hab. (Décimo Censo de Población 1980) el Pacífico, Valles Centrales y el Soconusco tenían una población aproximada de 800,000 hab., y comparados a regiones de población similar, se encontraban con una enorme ventaja en términos del valor de la producción. Esto ilustra la gran diferenciación en niveles de desarrollo, expresados por el valor de la producción en las diversas regiones de Chiapas. La región de Los Altos pareciera ser una región de importancia secundaria en su relación con el Soconusco y otras regiones. Sin embargo, su importancia radica en que es el principal proveedor de la fuerza laboral para el estado, sin que esto signifique que sea ésta su única caracterización.

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En el capítulo VI sección 1.2 la evolución de la economía campesina a través del capital se examinará en detalle, pero es importante mencionar este punto en el párrafo anterior por ser una característica de ocurrencia común en la geografía Latinoamericana. IV. 3. La revolución mexicana en Chiapas Según García de León, cualquier deseo de reconstruir la historia de la Revolución Mexicana de 1910, naturalmente no debiera comenzar en Chiapas ya que bien poco sucedió allí. Las batallas se dieron en el Norte, Centro y parte del sur de México. Exclusivamente en términos de la Revolución Mexicana, Chiapas se encontraba en un proceso de aislamiento del resto del país desde 1824, fecha en que los chiapanecos a través de un plebiscito decidieron pasar a formar parte de la Nación Mexicana, dejando a un lado su relación con la General de Guatemala. Fue durante el período de Porfirio Díaz que se estableció de manera definitiva la Frontera con Guatemala. Fue hasta la derrota del porfiriato cuando el gobierno central decidió por la fuerza realizar la unidad nacional ocupando el estado durante 6 años e imponiendo medidas revolucionarias en un ambiente donde el sistema colonial era común. Medidas radicales fueron necesarias para la creación de un mercado interno, la liberación de la fuerza laboral y la destrucción de imperios feudales e ideológicos que solamente impulsaban el desarrollo capitalista. Con la excepción de la agricultura de plantación, no había minería o industria que pudieran generar una base económica para el desarrollo; por ello las fuerzas de ocupación se dedicaron a emitir leyes y a generar el marco necesario para crear las condiciones propicias para la transformación política, económica y social de la entidad. En 1920, los pequeños propietarios astutamente se declararon obregonistas, y en atención a ello el Presidente Obregón acordó respetar las condiciones por ellos solicitadas otorgándoles la administración del estado y de sus recursos naturales. Como consecuencia de éste convenio se generó una atmósfera de reconciliación nacional en las que el comandante de las fuerzas locales (pequeños propietarios) en rebelión, Don Tiburcio Fernández Ruiz se convirtió en el primer gobernador revolucionario. Con lo cual Chiapas podía garantizar continuidad y permanencia de las condiciones previas a la revolución pero con un matiz revolucionario. En otras palabras, las condiciones cambiaban para poder seguir igual. Probablemente en el fondo la idea de Obregón era la de reconocer a todos los jefes militares emergentes a nivel nacional para así legitimar su llegada al poder y buscar crear una verdadera federación con rumbo claro y objetivos bien definidos. Es de suma importancia examinar en detalle las condiciones geográficas de Chiapas, pues nos darán una mejor comprensión de la pobreza extrema de su población, la supremacía de los grandes propietarios de la tierra y la cantidad de problemas sociales que esto implica. Actualmente Chiapas presenta tendencias contradictorias, sin ser una excepción a las reglas de la historia. El estado genera el 75% de la energía necesaria para el desarrollo

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industrial de México producto de la red hidroeléctrica estatal, así como la extracción de 300 mil barriles de petróleo y 250 millones de pies cúbicos de gas (García de León 1985). Desde el siglo XIX el nombre de Chiapas, en el mismo contexto que Guatemala y el Salvador, se mencionaba en los libros de contabilidad de las compañías importadoras de café en el Puerto de Hamburgo, Alemania. La única relación con el gobierno Porfirista se da a través de Don Elimino Rabasa, cercano colaborador y amigo de Don Porfirio Díaz y miembro distinguido del grupo conocido como “Los Científicos” por su forma positivista de actuar. De lo anterior se desprende que es difícil estudiar la historia de Chiapas y su estructura socioeconómica a través del análisis enfocado exclusivamente a la comunidad indígena y a su abandono. Por ésta razón éste capítulo y los dos siguientes analizan la situación de la estructura agraria de Chiapas, y su forma particular de producción a través de la “plantación”, así como la economía campesina indígena y los movimientos campesinos. En el sur de México se conoce como plantación una “granja o finca (de igual manera en Centroamérica desde fines del siglo XVIII) cuya forma de producción se determina en el sector agrícola como un capitalismo primitivo”. Se utilizarán datos específicos para analizar la compleja transformación de los procesos productivos, la historia de la transformación social, y el impacto de la inversión capitalista en la agricultura desde fines del siglo pasado. Se analizarán de manera detallada las consecuencias del proceso de modernización que se realizó hasta 1910 y del agitado período de conflictos agrarios laborales, que se inician en 1920 y que a partir de 1970 toman mayor virulencia. Es en esta región agropecuaria, de universo variado en que la finca como unidad de producción y de cambio ideológico social es la estructura básica que explica la diversidad de comportamiento que ocurre cuando las clases gradualmente evolucionan. En éste microcosmos el sistema colonial, de manera integral se reproduce en miniatura, y de forma global el estado opera como una finca. El análisis del camino seguido por Chiapas en su evolución socioeconómica y política, es tortuoso y en ocasiones regresivo, y se muestra como su principal característica en la adopción del modelo de producción capitalista. Manteniendo la dinámica de los conflictos que se encuentran en cualquier proceso revolucionario Chiapas no es diferente, pero su manifestación ha sido tardía y generalmente exacerbada por factores externos como la crisis en los precios del café de 1929, por las influencias socialistas y comunistas provenientes de Alemania y ligadas a Chiapas por el capital en la agricultura, por la revolución Bolchevique de octubre de 1917, por la Tercera Internacional Socialista. Sólo durante el período de Lázaro Cárdenas (19361940) en que las luchas de clases se profundizaron los efectos sociales de la revolución mexicana triunfaron en modificar las estructuras tradicionales y feudales chiapanecas. IV.4. El Soconusco: la importancia política de la frontera Soconusco (en náhuatl, lugar de tunas agrias) es el nombre que se da a la región compuesta por 19 municipios localizados entre la frontera de Guatemala y el municipio de Mapastepec, Chiapas, alineado en el corredor situado entre la sierra madre y la costa del

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océano pacífico ( mapa No. 2). Con aproximadamente 6,000 kilómetros cuadrados de tierras fértiles, es irrigado por seis ríos importantes y docenas de tributarios que se convierten en torrenciales durante la estación de lluvias. En realidad la conformación geológica del Soconusco, su clima, vocabulario, costumbres y aspectos culturales lo hacen más característico de América Central que de México (Ponce Jiménez 1985). Por muchas décadas su actividad económica se ha orientado hacia la agricultura comercial, particularmente a la producción de café. Existen aproximadamente 900 kilómetros de frontera entre México y Guatemala, una tercera parte de ella le corresponde a Chiapas. En su línea fronteriza con Guatemala, Chiapas tiene 15 municipios de los cuales 8 se localizan en el Soconusco con la mejor calidad de tierra, la mayor densidad de población y el mayor número de caminos pavimentados. Las dos ciudades más importantes sobre la línea fronteriza son Tapachula y Ciudad Hidalgo. La bibliografía y estudios sobre las zonas fronterizas mexicanas reflejan una marcada preferencia sobre las áreas del norte del país, sin embargo en relación a esa frontera podemos decir que: “... la tragedia de haber perdido más de la mitad de nuestro territorio, la tragedia de confrontar al país más poderoso del planeta, cuya cultura es totalmente diferente a la nuestra, con lo cual podemos decir que tenemos una clara delimitación geográfica y cultural” (Ponce Jiménez, 1985).

Una situación bastante diferente existe en la frontera sur, Chiapas de manera soberana en 1824 decidió incorporarse a la federación, pero el Soconusco siendo la parte más austral del territorio fue la última región en incorporarse al país, hasta 1842. Cuando en 1882 los límites entre México y Guatemala fueron definidos, resolviendo un problema que duró más de 400 años, no existía en la gente la idea formal de una delimitación fronteriza pues generalmente era posible moverse de un país a otro a pesar de sistemas aduanales y, las autoridades y regulaciones migratorias se iniciaron a partir de 1917. La creación de ésta frontera fue sin lugar a dudas el resultado de un proceso de expansión del gobierno mexicano. La tradición oral y la historia de la frontera sur nos relata ricamente la conformación histórico cultural de la región del Soconusco, ésta región era la única ruta posible para comerciantes y viajeros hacia Centroamérica, y fue testigo de importantes migraciones del centro del país y de Centroamérica. En la época prehispánica importantes grupos culturales como mexícas, olmecas, toltecas, mames, zoques, habitaron la región. En la época de la colonia diferentes grupos étnicos y sociales jugaron un papel importante en la creación de una cultura diversificada que ha dejado particulares características culturales en la transformación y adaptación del ambiente siendo bastante difícil hablar de una cultura homogénea. Otra importante característica regional son los lazos históricos y raíces culturales con Guatemala. Durante 225 años de dominio colonial, de 1596 a 1821, el Soconusco se encontraba bajo la influencia política de la Capitanía General de Guatemala. Adicionalmente a ser la puerta de entrada y salida a Centroamérica, las relaciones familiares son otro lazo indisoluble que une a las dos

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regiones. Otro aspecto de profunda relevancia es el flujo migratorio de jornaleros buscando trabajo en las fincas, especialmente en las de plátano y café. Esta migración existe porque en la región del Soconusco el jornalero guatemalteco puede gozar de mejores salarios, condiciones laborales, paz seguridad y existe la remota posibilidad de adquirir un pedazo de tierra. El flujo migratorio data quizá desde el siglo XIX cuando aumentó el número de fincas de café, así mismo cuando se intensificó la represión y el terror institucional en Guatemala, especialmente en las últimas décadas. La delimitación fronteriza obedece a “Razones de Estado” más que al deseo de los habitantes de la región. El estado mexicano ha utilizado dos mecanismos para alcanzar éste fin. Por un lado ha donado tierras a lo largo de su frontera deshabitada, especialmente a guatemaltecos (una política iniciada durante el gobierno de Juárez el siglo pasado, y que se robusteció durante el gobierno de Cárdenas). Por otro lado otorgó la nacionalidad mexicana a estos inmigrantes Guatemaltecos garantizando la seguridad de las fronteras a lo largo del río Suchiate. Durante el gobierno del General Manuel Ávila Camacho en 1941 ( Teuffer, 1942) se ordenó una investigación sobre problemas demográfico-agrarios, y el resultado mostró aspectos valiosos de enfatizar: 1.- Muchos habitantes nacidos en México en la región fronteriza se registraban ante las autoridades guatemaltecas, porque el costo de hacerlo era más alto con el gobierno mexicano. 2.- Muchos de los jornaleros traídos a México durante la bonanza de entre 1921 y 1934 carecían de papeles para comprobar aún su nacionalidad guatemalteca, lo cual dificultaba su proceso de naturalización. De acuerdo a la investigación realizada entre la población fronteriza México había sufrido una “invasión pacífica”, al grado que el 90% de la población había declarado ser guatemalteca. Entre 1933 y 1935 existió agitación entre los jornaleros del Soconusco reclamando tierras, los propietarios de las fincas obligaron a sus trabajadores mexicanos a registrarse como guatemaltecos para que posteriormente no pudieran solicitar tierra. La población de ésta región que no pudo comprobar su nacionalidad durante éste censo estaba conformada por el 18% de guatemaltecos y 28% de mexicanos. Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas en la época del reparto agrario en la región del Soconusco, de los beneficiarios solo entre el 5 y el 10% eran mexicanos y el resto guatemaltecos naturalizados mexicanos. La vida en la frontera exhibe características especiales. La cultura capitalista en el sentido global se diluye por las relaciones sociales regionales existentes. Pero también las clases dominantes con apoyo del aparato gubernamental no permiten una clara delimitación a los límites de su poder. Podemos ver que en las zonas fronterizas, no existe frontera cuando de disponibilidad de mano obra se trata. Sin embargo la ideología política del estado mexicano ha imperado en la frontera. Concluyendo, la población de la frontera sur es producto de la necesidad del gobierno mexicano de consolidar su área de dominio. Cárdenas optó por mexicanizar la frontera sur

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otorgando tierra y naturalización a los inmigrantes guatemaltecos. La administración de Ávila Camacho, utilizó la distribución agraria como vehículo de mexicanización, creyendo que el desarrollo de las fuerzas productivas y la infraestructura que la nutre, las expandiría y esto redundaría en la incorporación de la población fronteriza al plan nacional. A través de sus políticas relativas a la frontera sur el gobierno mexicano a tratado no solo de robustecer su poder central, sino de concentrar su control en el contexto de un plan nacional. El poder del estado mexicano se encuentra altamente centralizado, pero no es muy efectivo. La característica histórica de la región, su distancia del centro del país, la predominancia de una cultura capitalista, la frontera ambiental que se expresa en la independencia y autonomía del gobierno local y sus grupos de poder ponen en duda el poder efectivo del gobierno mexicano. Estos factores ponen en tensión las relaciones del centro y la región. (García de León 1985).

IV. 5. Capitalismo agrario en Chiapas Características Principales

Como mencionamos en la sección IV-2 de este capítulo, existen en el estado dos regiones que por su estructura agraria tienen niveles de desarrollo totalmente diferentes: La Región de Los Altos, con una forma de producción básicamente de economía simple de mercado y con una gran población indígena, por otro lado la Región del Soconusco en la Costa del Pacífico, altamente desarrollada en producción agrícola, con plantaciones de café, jugando un papel central. (Mapa No.3). En su análisis Pohlenz (1979) establece los lazos de unión entre estas dos regiones a través de múltiples formas; esto es con el objeto de sintetizar la problemática agrícola en Chiapas, ya que de otra manera sería imposible entenderla considerando cada región individualmente. Las diferencias y coincidencias entre cada región podrán ser comprensibles entendiendo los procesos particular y general que les dan forma, y conservan su habilidad para funcionar en un contexto social único del Desarrollo del Capitalismo en México”. Las diferencias pueden fácilmente establecerse. a parte de las variadas condiciones agrícolas creadas por las diversas calidades y localización de suelos, a grandes en la cantidad de capital invertido en cada región. La polarización de la estructura agraria se magnifica por el hecho de que la industria es casi inexistente en Chiapas. En este sentido podemos encontrar desde simples relaciones mercantiles, presentes en sistemas campesinos hasta relaciones típicas de producción capitalista en agricultura e industria. Estas como veremos más adelante no son altamente desarrolladas. Este bajo nivel de desarrollo capitalista surge de la ausencia virtual de industria en Chiapas y del hecho de que a pesar de que la agricultura capitalista ha sido un factor determinante, ésta se encuentra rezagada de la industria en términos de desarrollo.

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Capítulo 4 “Este es un fenómeno común en los países en vías de desarrollo y constituye una de las más profundas razones para el desequilibrio entre las diversas ramas de la economía nacional” (Paulat,1966:87-97).

El estado de Chiapas con 74,415 kilómetros cuadrados, se encuentra localizado en sureste del país y claramente ilustra el problema de desarrollo diferenciado, esto es desarrollo desequilibrado que afecta al país en su totalidad. De acuerdo a Bassols región de Chiapas puede ser definida como “Ultra-Sub-Desarrollada”, conforme a siguiente:

el el la lo

“...La república muestra un profundo desequilibrio regional, alta concentración demográfica y productiva un alto nivel de centralización industrial y a causa de ello, aquellas regiones que son avanzadas, modernas y en un proceso de desarrollo coexisten con otras que son claramente rurales, reprimidas y atrasadas. El subdesarrollo es visto más claramente por sus efectos regionales en el panorama rural y por eso es que encontramos muchos Méxicos, existiendo bajo una variedad de condiciones naturales y socio-históricas. Sobre la amplia gama de regiones atrasadas hay algunas que podrían ser llamadas *ULTRA-SUBDESARROLLADAS, incluyendo el sur de México, de la costa de Jalisco a la Frontera con Guatemala, la Península de Yucatán, el área entre la Sierra Madre y las regiones áridas del país”. (1974 a:13).

Chiapas, con una población de 2,004,152 (Chiapas en cifras 1980), no goza de un nivel de desarrollo alto. Esto es a pesar de su contribución de 2,650,000 KVA, de energía eléctrica a la demanda nacional de su sistema hidroeléctrico (Malpaso, La Angostura y Chicoasén), una producción de área en 1980, de 300 mil barriles de petróleo crudo, 250 Millones de pies cúbicos de gas, 22,243 barriles de propano, 11,806 barriles de butano, 12,340 barriles de gas natural y 704,880 toneladas de etano anualmente. Del total de la población el 72.5% vive en áreas rurales, y 27.5% en áreas urbanas lo cual puede ser señalado como un indicador y una condición de falta de desarrollo. Esto se vuelve más evidente cuando las cifras mencionadas arriba se comparan con aquellas de crecimiento de la población urbana y rural. Durante la década de los 60`s y 70`s la tasa general de crecimiento de la población fue de 4.22 % en áreas rurales y 2.54% en áreas urbanas. En términos de la tasa social de crecimiento, que relaciona la migración, las áreas urbanas crecieron 0.71% mientras las áreas rurales disminuyeron .25% (Unikel, 1976). En otras palabras se dio un éxodo de población del campo a la ciudad, y una de las principales características del desarrollo capitalista es precisamente la del crecimiento de la población urbana a expensas de la disminución de la población rural. Por otro lado de los 402,840 habitantes económicamente activos en el estado, 76.8% se encuentran en el sector agrícola, 7.9 % en el sector industrial, y 17.6% en el sector comercio y servicios, la composición del producto interno bruto se estimó en 115,990 millones de pesos (Precios Corrientes), para 1980 distribuido de la siguiente manera: Agricultura y Minería 60.4%, Industria 15.3% y Servicios 24.3% (Anuario Estadístico de Chiapas 1985 S.P.P.). El sector industrial se encuentra integrado principalmente de pequeñas industrias manufactureras y artesanales. Y en este sector las principales de ellas se encuentran relacionadas con el sector agrícola, a través del tratamiento primario a productos del campo. La producción agrícola deriva su importancia principalmente de los productos de

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exportación. Los productos de exportación principales, por su monto y valor de producción se muestran en la siguiente tabla: PRINCIPALES PRODUCTOS AGRICOLAS EN CHIAPAS (1984)

Producción Maíz Café Cocoa Frijol Algodón Caña de Azúcar Plátanos

(Toneladas) 1,765,732 90,000 8,000 47,990 8,000 616,397 318,702

Valor del producto (Miles de Pesos) 519,770 20,700,018 2,000,000 1,010,689.60 989,469 1,322,877.30 4,143,058.7

Aunque estos datos no fueron calculados a precios corrientes el precio del café no registra los cambios en precios internacionales (generalmente en dólares), durante 1985 y 1986 y los efectos de la continúa devaluación del peso, nos da una idea de la magnitud e importancia de la producción agrícola para el estado. Tomando en cuenta la relevancia de los productos agrícolas de exportación, el valor total de ellos en 1984, fue de 10,019,716,000 pesos, pero el valor del café por sí sólo fue de 8,957,626,000 pesos, o sea el 89.4% del total. En la Tabla IV-1 podemos ver que Chiapas es el principal productor de café a nivel nacional, la tabla IV-2 muestra la contribución porcentual del café a las exportaciones agrícolas y a las exportaciones totales. Esta es una razón que muestra el bajo nivel de desarrollo capitalista en Chiapas, ya que la industrialización se encuentra ausente casi por completo de estos procesos, y en las plantaciones de agricultura capitalista el trabajo manual predomina sobre el uso de la maquinaria. De los datos anteriores, y en coincidencia con el estudio de Pohlenz (ibid), se desprende que Chiapas exhibe un bajo nivel de desarrollo capitalista y un tipo específico de capitalismo agrícola dedicado a las exportaciones. En Chiapas las actividades agrarias son de central importancia por su contribución al producto interno bruto, pero también por la proporción de población ocupada en ellas. Consecuentemente la diferenciación en grados de desarrollo entre las diversas regiones, se manifiesta por el nivel de adelanto de la estructura productiva en cada una de ellas. Es por ello que este documento se centra en el análisis de la estructura agraria regional. En otras palabras es un estudio de las relaciones sociales establecidas por el proceso de producción agrícola. Sin embargo no es propósito de éste trabajo analizar la estructura agraria en detalle, sino que se centra en una región en la que el patrón de organización de la producción, determina la importancia de los salarios de la mano de obra disponible. Esto habrá de expresarse con mayor intensidad, cuando analicemos el valor de la maquinaria e insumos y el de la productividad del trabajo, expresado por el valor de la producción. Considerando la que parece ser la región más desarrollada en Chiapas, estos métodos serán utilizados para

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considerar sí este punto de partida es relevante para su estudio, así como la búsqueda de la clave de su estructura agraria.

IV.6. El Soconusco y la agricultura capitalista La producción agrícola distingue a esta región de las otras del estado, por el valor de la producción de sus bienes de exportación, generalmente cultivados en las plantaciones, cuyo desarrollo se ha basado en la importación de mano de obra indígena de los Altos de Chiapas y Guatemala. Como mencionamos previamente en 1984, el café contribuyó con el 89.4 % de las exportaciones totales estatales. Este hecho subraya la importancia del Soconusco como el mayor productor regional en términos del valor de su producción, ingresos y beneficios y sobretodo por el número de trabajadores que emplea y por los jornales que genera. La producción de café ha alcanzado gran importancia económica, social e histórica y actualmente, el área dedicada a este cultivo es de 131,00 hectáreas, una producción estimada en 90,000 toneladas, 65% de las cuales se atribuyen al Soconusco. La gran cantidad de mano de obra requerida, para el cultivo del café hace de la región el centro de atracción estacional con una concurrencia de pequeños productores en proceso de proletarización. Más de 12,000 gentes sin contar mujeres y niños vienen de los Altos de Chiapas (Romano, 1974:2) a trabajar temporalmente en el Soconusco y cerca de 30,000 de Guatemala (Bataillon y Lebet, 1972). Sin embargo, adicionalmente al café y con igual importancia se cultiva algodón y banano, ganadería, y cacao que hacen del Soconusco la región agrícola más grande del estado. La condición Capitalista del Soconusco y su desarrollo se determinan por los siguientes factores: 1) Los productos cultivados: café, algodón, plátanos y cacao han ayudado a determinar la estructura agraria de la región. Aparte de la extensión que ellos ocupan estas plantaciones juegan un papel determinante para el estado de Chiapas; según Lenin (1976:299), son precisamente estos productos de exportación los que progresan con mayor velocidad en los enclaves capitalistas. Y el Soconusco no es la excepción. Durante la cosecha, 1953-1954 la producción total de algodón registró solamente 625 pacas con un peso de 230 kilos en una extensión de 250 hectáreas. Estos productos que inicialmente se cultivaron en las márgenes del río Grijalva, fueron posteriormente introducidos en la región del Soconusco y para la cosecha 1956-1957, la cosecha de algodón reportó cultivadas 2,500 hectáreas con una producción de 7,500 pacas y un valor de 12,375,000 pesos. Para la cosecha 1957-1958 se sembraron 4,500 hectáreas con una producción solamente de 10,000 pacas y un valor de 15 Millones de Pesos, esto a causa de una severa sequía (Helbig 1964 a:22). Para 1970 el censo agrícola reportó 16,642 hectáreas cultivadas de algodón de las cuales 14,288 se localizaban en el Soconusco. En 1976 el departamento de agronomía de la SARH reportó la siembra de 32,500 en el Soconusco. Es necesario enfatizar que este producto utiliza más mecanización y recibe más inversión de capital e insumo que algún

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otro en Chiapas. Para caña de azúcar, de acuerdo al Censo de 1970, el área cultivada en el estado fue de 8,073.3 hectáreas y en el Soconusco 86.5 ha. Sin embargo en 1975 la construcción del Ingenio Belisario Domínguez en el municipio de Huixtla, por la Comisión Nacional de la Industria Azucarera causó que para 1977 el área sembrada en el municipio de Huixtla fuera de 2,000 hectáreas y para 1982 tres municipios tenían ya, en producción 14,200 hectáreas. 2) Considerando las características fundamentales de la agricultura capitalista se hará un análisis de los índices de desarrollo en el Soconusco, para ello utilizaremos datos del V Censo Agrícola de 1980. En primer lugar un indicador importante del Capitalismo en la agricultura será la mano de obra asalariada. En la agricultura el empleo temporal de jornaleros tiene un gran significado y por ello, la norma general debiera ser la determinación del número de trabajadores permanentes y temporales, así como el costo total de sueldos cuando esto fuera posible. En 1980 el costo total de sueldos pagados en el sector agrícola en Chiapas fue de 1,486,670.8 Millones. De esto el Soconusco absorbió 454,921.26 Millones o sea 30.74% del total. Estos datos claramente nos indican de la presencia del capitalismo en el Soconusco. Las limitaciones de esta comparación deben considerarse en función de que los niveles de sueldos no son consistentes en todo el estado. Pero un dato que nos puede ilustrar mejor esta situación es el número de trabajadores empleados y la proporción de ellos que de acuerdo al censo, trabajan en unidades familiares, por lo que otra de las características de la agricultura capitalista es el predominio de pago al trabajo realizado por familia. (Ver tabla IV-3). En Chiapas el trabajo familiar, ejidal y privado, predomina sobre el trabajo alquilado. En el Soconusco está relación de trabajo cambia, ya que la proporción de trabajo familiar disminuye del 60.97 % al 52.76 %, y el alquiler de mano de obra aumenta de 39.03% para Chiapas a 47.24% para el Soconusco. Sin embargo, en los predios privados mayores de 5 hectáreas la relación se invierte y el trabajo asalariado ocupa 73.62% de la fuerza de trabajo en el Soconusco mientras que en las unidades familiares ocupan el 26.38%, para Chiapas, estas cifras son 58.20% y 41.80% respectivamente. Considerando el carácter y el grado de intensidad de la agricultura utilizaremos ahora información relativa al uso de maquinaria y equipo haciendo un contraste con el valor de animales de trabajo para el mismo año. El valor total de la maquinaria e implementos agrícolas en Chiapas en 1970, fue de 143,718,000 pesos, de los cuales el 35% se concentra en el Soconusco con un valor de 50,302,000 pesos, en cambio el valor de los animales de carga, indicador de poca importancia en la explotación capitalista representó solamente el 10.73% con un valor en pesos de 230,691,000 Pesos. Finalmente la productividad de la mano de obra expresada en valor de la producción será considerada. En 1970 el valor total de la producción del estado de Chiapas fue de 1,075,357,000 pesos, y la del Soconusco 297,794,000 pesos, representando esta última un 27.69% del total. Pero cuando se analiza el valor de las ventas, la contribución del Soconusco fue de un 29.49% equivalente a 278,493,000 Pesos, comparado con los

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947,620,000 pesos del total de Chiapas. Es ahí donde las características de la producción agrícola del Soconusco ganan importancia, por que al comparar el valor de la producción agrícola, con el valor de las ventas se obtiene lo siguiente:

VALOR DE LA VENTA DE LA PRODUCCIÓN AGRICOLA

VALOR DE LA PRODUCCION CHIAPAS SOCONUSCO

COSTO DE VENTAS

%

1, 075,357

947,620

88.12

279,493

297,794

93.85

Esto es como consecuencia de la estrategia de desarrollo agrícola, que se especializa en productos de exportación y cuya relación del valor de las ventas contra el valor total de la producción agrícola es mayor que el promedio del estado. Esta información nos ayuda a establecer la premisa de que el nivel de desarrollo de la agricultura, capitalista en el Soconusco es el mayor en el Estado (Pohlenz 1979).

IV.7. Consolidación del poder político - económico La lucha por el poder: colonos vs. caciques

Esta sección analiza el papel político económico jugado por aquellos grupos de poder que con su actuación determinaron la situación actual del Soconusco. Para los propósitos del análisis es importante dividirlos en dos categorías: la primera incluye a los inversionistas extranjeros y nacionales aliados al gobierno de Porfirio Díaz y con un alto grado de influencia en la toma de decisiones, y quiénes hasta mediados del siglo XIX se encontraban totalmente ajenos a los problemas de la región, a este grupo nos referimos aquí como los colonos, y cuya intervención transformó por completo el panorama del Soconusco; el segundo grupo, los caciques, incluye a inversionistas y miembros de la administración local que tenían poder político y económico en el Soconusco y, obviamente no deseaban compartirlo con forasteros. De la misma manera, no desearon que la clase trabajadora se involucrara en actividades que disminuyeran su poder e influencias y que como consecuencia generarían un cambio en la estructura productiva que era la base de su prosperidad. “Los caciques eran propietarios de fincas, hacendados que administraban sus propiedades de manera paternalista y en el que el propietario tenía virtualmente la autoridad absoluta.En el que tenía suficiente poder y estaba en una posición tal, que era el jefe de todo aquello que

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Capítulo 4 estuviera incluido dentro de sus tierras. Cada líder político del México independiente, antes de Porfirio Díaz tenía que lograr un acuerdo con estos caciques regionales”. (Calvert, México, 1973 p. 101).

La época de la plantación, durante la cual ellos fueron reconocidos como los actores dominantes de la escena en Chiapas, fue la consecuencia de un vasto programa realizado por el capital extranjero en asociación con grupos nacionales. Esto dio ímpetus a la colonización y a la inversión extranjera durante las administraciones de los Presidentes Juárez, González y Díaz, quienes deseaban alcanzar el desarrollo económico a través de la creación de la infraestructura de comunicaciones nacional e internacional. (Díaz Duffo, 1918). Sin embargo en Chiapas y en el Soconusco éstas políticas tuvieron un particular impacto de desnacionalización y carácter neocolonialismo, que se contraponía de manera frontal a los intereses de las oligarquías locales establecidas desde la reforma. Esto resultó en una confrontación en Chiapas entre Matías Romero, Secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Díaz y Sebastián Escobar un cacique local. En el Soconusco a finales del siglo XIX Matías Romero y Escobar jugaron papeles importantes no solo como los principales protagonistas en la confrontación por intereses políticos y económicos de ese tiempo, sino que en la imagen de cada uno de ellos sucesivamente se representaba al colonizador y al cacique respectivamente, pero también en un conflicto en el que el gobierno federal favoreció la colonización e inversión extranjera en nombre del “ Desarrollo Nacional” enfrentando y desafiando así el patrón de dominio regional, al imponer un modelo de plantación basado en la interacción con los mercados internacionales. Antes de la época porfirista, Chiapas era un territorio dividido entre caciques regionales y locales: Julián Grajales dominaba la depresión central, Miguel Utrilla controlaba los altos; la familia Domínguez tenía Comitán y sus alrededores; Sebastián Escobar manejaba el Soconusco; varios de éstos caciques fueron gobernadores de Chiapas, pero sus mandatos solamente reflejaron el fortalecimiento de sus relaciones con el centro del país. Sebastián Escobar nació en el siglo XIX en una poderosa familia tapachulteca, pasó su niñez en el Soconusco y se educó en Quetzaltenango Guatemala. Se identificó con Juárez en su juventud y llegó a ser comandante de las fuerzas armadas a los 26 años. En su carrera militar fue involucrado por José Ma. Chacón para luchar por la separación del Soconusco de Chiapas. Sin embargo más adelante se alió con los poderes centrales de Chiapas y México contra la intervención francesa, en pago a sus servicios Escobar fue nombrado jefe político del Soconusco, posición que le permitió incrementar substancialmente sus riquezas. Con el levantamiento de Díaz contra Lerdo su instinto político le aconsejó que la mejor alianza sería con el militar oaxaqueño. Cuando Díaz llegó al poder el 1877 nombró a Escobar gobernador interino de Chiapas. Al siguiente año fue electo gobernador constitucional, pero la mala suerte llegó a la mitad de su administración y se vio obligado a renunciar como consecuencia de su abierto desacuerdo con Don Porfirio y su ministro Matías Romero. Esta disputa con el ejecutivo lo llevó a prisión, pero escapó y se refugió en el Soconusco a donde gozó de poder y fortuna en los negocios especialmente en el Puerto de San Benito. Sin embargo su presencia en la región escogida por Matías Romero y sus asociados para realizar sus inversiones, provocó su asesinato en Tapachula en 1893,

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durante el gobierno de Emilio Rabasa. Matías Romero fue secretario de hacienda durante el gobierno de Juárez, época en que adquirió tierras en el Soconusco, tanto en la zona templada como en las planicies costeras y en las vegas del Suchiate, su espíritu innovador lo condujo a promover la colonización de las zonas templadas (las áreas productoras de café de máxima calidad), con un ojo en el negocio del café fundado por él en compañía de los miembros de su familia en el municipio de Unión Juárez al noreste de Tapachula y junto a la frontera con Guatemala. Durante 1870 trató de adquirir la finca cafetalera “El Malacate” propiedad de Justo Rufino Barrios, quien más adelante sería Presidente de Guatemala y profesaba gran afecto por Sebastián Escobar. Matías Romero promovió sus negocios familiares usando su influencia como funcionario y representante del gobierno mexicano así como, representante de extranjeros millonarios como el general Grant, G.M.Dodge Jay Gould, Russell Sage y Brank Work. Estos hombres intuyeron el desarrollo regional y obtuvieron concesiones territoriales a cambio de desarrollar el sistema de ferrocarriles del sureste. Que buscaba unir las dos fronteras del país (Semo 1975). El plan de Romero era el de habilitar el Puerto de San Benito ( Puerto Madero) para tráfico internacional y resolver la delimitación de frontera con Guatemala trazando una línea directa desde Comitán hasta el Puerto de Ocos en Guatemala, que quedaría incluido dentro del Soconusco. Incidentalmente la finca El Malacate quedaría intacta dentro del territorio mexicano. Planeaba impulsar el uso de San Benito en los itinerarios de las líneas navieras del pacífico, ofreciéndoles subsidios substanciales con fondos del gobierno para promover exportaciones, abolir impuestos sacar ventajas del Puerto de Ocos por la misma razón. Simultáneamente se construiría el ferrocarril del sureste a través del Soconusco, lo que le permitiría contar con un firme apoyo de infraestructura para el desarrollo de sus intereses personales. Indudablemente Romero es el autor y promotor de la inversión extranjera y colonizador del Soconusco, así como del impulso al cultivo y exportación de café. Sus actividades en la región disputaron el rígido control que mantenía Sebastián Escobar. En su primera confrontación Escobar salió triunfador, logrando el repliegue de Matías Romero y su asociado Carlos Gris. Pero en el largo plazo, el proyecto neocolonial de convertir al Soconusco en un imperio de las plantaciones ganó “momentum” y causó el asesinato del anciano general Escobar (Báez 1985). En 1882 el tratado relativo a terrenos fronterizos entre México y Guatemala avanzó substancialmente, ofreciendo garantías a la colonización y al proyecto de plantaciones que comenzó unos años antes. En 1980 la compañía americana del doctor E.C. Wise obtuvo una concesión de 200 mil ha. del gobierno de México y estableció una colonia americana en el Soconusco, la compañía debería construir el sistema de ferrocarril que uniría el Puerto de San Benito con Tapachula. (Gobierno Constitucional del Estado de Chiapas 1882). Esto se encontraba indudablemente atado al proyecto Nexapa, en que la familia Humprey participó (Seargent, 1980). Ellos, como otros colonizadores abandonaron la región a la luz de la incertidumbre sobre los procedimientos de compra y legalización de los terrenos que habían ocupado arbitrariamente. En 1894-1895 la compañía inglesa Mexican Land and Colonisation Chiapas, Ltd. Se encargó del negocio de terrenos en el

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Soconusco, elevando inmediatamente el precio de 50 centavos hasta 1.50 dólares el acre. Esta compañía fue indudablemente una de las más agresivas en el área. Sus procedimientos fueron denunciados por el gobernador de Chiapas Don Francisco León acusándola de monopolista y antinacionalista. Sin embargo bajo la protección del gobierno de Porfirió Díaz, 2 millones de ha; fueron apropiadas en Chiapas, 600 mil de las cuales se encontraban en los distritos de Tonalá y el Soconusco. Inicialmente la compañía respetó las tierras comunales pertenecientes a las villas, pero durante el gobierno de Rabasa dichas tierras fueron puestas a la venta a 35 pesos la ha; de buena calidad y a 8 pesos la de menos calidad. Se otorgaron predios de 5 ha. a aquellos campesinos que no podían pagar pero se encontraban trabajándola, esto solo si reconocían a la compañía como propietaria legal (Paulat 1966). La concesión garantizada por Díaz a la compañía inglesa en el Soconusco y la construcción de ferrocarril del sureste desencadenaron la colonización del área localizada en la costa del pacífico y a los largo de la línea fronteriza hasta el volcán Tacaná. Las acciones integradoras de la compañía dirigieron los proyectos de comunicaciones y transportes hacia un plan de colonización, con una seria orientación hacia la inversión extranjera, en plantaciones que estarían dirigidas exclusivamente al mercado mundial. Al iniciar las operaciones comerciales de terrenos la especulación surgió con espectaculares utilidades (Báez 1985). Durante el período entre 1880 y 1910 el precio de la tierra aumentó en promedio 500% y en algunos casos hasta el 1,000%. En 1837 el valor fiscal de las fincas rurales en Chiapas era de 1 millón de pesos. Al momento de valuar los terrenos de las plantaciones de café su valor era de 15 pesos por ha. mientras que el de los terrenos ociosos valía 2.50 pesos a mediados del siglo XIX, 69 fincas habían sido analizadas incluyendo 60 mil ha; 200 mil ha. se consideraban terrenos nacionales y 20 km. a lo largo de la costa entre Arriaga y Pijijiapan se consideraban desierto (Paulat, 1966). Para 1889 el valor de las propiedades rurales en el estado había subido a 5 millones de pesos, entre 1908 y 1909 se mencionaba un valor de 38 millones de pesos, de los cuales poco más de diez millones correspondían a inversión extranjera (de la Peña 1951) la concentración de extranjeros en el Soconusco, deseando invertir fue creciente en los años previos a la Revolución Mexicana. Para ese tiempo el 25% del total de propiedades rurales pertenecían a extranjeros (Archivo general del estado 1908). Al principio de siglo los inversionistas más importantes en el Soconusco eran los alemanes, numéricamente hablando, pero en términos de capital invertido lo era la compañía inglesa de terrenos y colonización cuyos representantes regionales eran Oliver H. Harrison y su brazo derecho Charles Lesher. Estos dos hombres iniciaron verdaderos proyectos de plantación en el Soconusco durante la última década del siglo XVIII. Organizaron dos firmas claves que introdujeron y explotaron las plantaciones de hule en las planicies costeras, “La Zacualpa Rubber Plantación Co.”, y de café en la zona templada “Hidalgo Coffee Plantation Comercial Co.” La experiencia económica y cultural adquirida por la compañía en la zona de café fue transferida a las planicies costeras, introduciendo el cultivo del hule en Zacualpa, municipio de Villa Comaltitlán. Fue Charles Lesher quien organizó la “Zacualpa “después

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de haber estado encargado de la finca cafetalera “San Juan Chicharras” la más importante y mayor finca cafetalera del período. Entre “Zacualpa Rubber Plantation” que incluía las fincas Zacualpa 1 y 2, el Perú, Guanajuato y Acapulco; y la “Hidalgo Coffee Plantations Comercial” que tenía la Esmeralda, Juliapa, Hidalgo, Laguna del Carmen, Alicia, París y Santa Rosalía. Todas juntas en 1908 sumaban un valor fiscal declarado de 1 millón de pesos, es decir un 25% del valor total de las inversiones extranjeras en el Soconusco. Para 1912 el valor del capital alemán invertido en el Soconusco ya alcanzaba 12 millones de marcos (Paulat 1966). Es muy importante también hacer un recuento del tipo de negocios que realizaron los extranjeros en la región, con actividades tales como cultivo de café, de hule y ganadería. Enormes fortunas crecieron alrededor de ellos y el concepto de grandes fincas se robusteció. En 1930 el censo de Chiapas mostraba que el 29% del total del área agrícola se encontraba ocupado por propiedades privadas mayores de 5 ha. de las 40 mil fincas en el censo estatal 25%, era menores de 5 ha., 12 mil menores de 1 ha. en tamaño. (Báez 1985). En esa época la región había logrado especializarse en agricultura de plantación orientada al mercado externo mientras que, en 1908 el Soconusco produjo 10 toneladas de café y 50 de hule con valor cercano a los 3 millones de pesos, y de maíz y frijol con un monto cercano a los 150 mil pesos. La producción de cacao se orientaba a las necesidades familiares y ese año se produjeron, 33 toneladas con valor aproximado de 33 mil pesos. El mercado internacional de chocolate alcanzó un crecimiento espectacular en esos años, pero México fue desplazado en una fiera competencia por los países africanos como Camerún, Costa de Marfil, Gana y Nigeria que se habían integrado ya al mercado internacional bajo normas neocoloniales. Para 1926 las naciones africanas contribuyeron con el 65% de la producción mundial (Paulat 1966). El cultivo de caña de azúcar que dio una cosecha en 1908 de más de 700 toneladas, en el Soconusco tenía una connotación diferente, ya que se producía para consumo doméstico obteniendo de ella “piloncillo y aguardiente” para vender a los familiares de los empleados y pagarles por los trabajos realizados. El Soconusco fue autosuficiente en el destilado de aguardiente, de efectos devastadores conocidos popularmente como “Chucho con rabia” o “Inchapie” que en Tapachula era comercializado por la “Distribuidora de Aguardiente S. de R.L. y C.V. perteneciente a los Aguilar, del Pino y Wong. Mientras tanto el maíz y el frijol tenían que ser en ocasiones importados de otras regiones del estado y del país”. (Báez 1985).

IV.8. La ganadería en el Soconusco Las primeras leyes agrarias y de colonización no se aplicaron estrictamente en Chiapas, pero la Ley Lerdo de junio de 1856 y los arreglos de Matías Romero relativos a la propiedad y colonización se convirtieron en un antecedente fundamental para la conformación actual del Soconusco. La economía de plantación en Chiapas que se

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generó durante esos años es el factor dominante en la determinación de la forma de la región como parte del México moderno. Antes de las plantaciones la producción a gran escala era la actividad principal de las clases dominantes utilizando cantidades ilimitadas de terreno y de poder. Las planicies costeras fueron el arranque para éste capítulo de la historia del Soconusco mientras que las áreas templadas y las costas pasaron a ser una reserva para proyectos futuros en el contexto general de dominación ejercida en la región. Antes de 1890 la ganadería fue la actividad que caracterizó las grandes fincas. Más de 50 mil ha; se encontraban en manos de 6 ranchos muy famosos alrededor de Tapachula propiedad de las familias Palacios, Revuelta, Escobar y Romero, todos miembros de la élite económica y gubernamental de la región y el país. El Soconusco se utilizaba para engorda de ganado para posteriormente trasladarlo a Oaxaca y Guatemala. El cacao, reconocido producto del Soconusco no se explotaba en forma de plantación, más bien representaba una tradición local y al mismo tiempo era un símbolo del dominio colonial. El cacao representaba una actividad integral del campo, y su mayor enemigo era el ganado. En 1895 el consumo nacional de cacao era de más de 2,000 mil toneladas, de los cuales el Soconusco y el norte del estado producían poco más de 300 toneladas. (De la Peña 1951). Este escenario causó la ruina de la agricultura en la región durante la mayoría del siglo XIX, causando la migración de casi la totalidad de la población indígena a regiones más altas. Los finqueros solo necesitaban unos cuantos trabajadores a quienes mantenían atados a sus ranchos. La plantación, como empresa específica en la región comenzó a sobresalir durante los últimos 30 años del siglo pasado. Inicialmente con los propietarios locales, tales como Rafael Ortega, Teodomiro García y Nicolás Bejarano, quienes habiendo acumulado riqueza como funcionarios gubernamentales y aduanales, no solo adquirieron tierra para ganado sino que invirtieron en el cultivo de café hule y coco. Ortega por ejemplo que vino de Michoacán, para fines del siglo XIX era propietario de 2 fincas cafetaleras en las faldas de la Sierra Madre “Guanajuato y Chicharras”, un rancho cerca de Huehuetán y una plantación llamada los “Cerros” cerca de Tapachula con 40 mil árboles produciendo látex desde 1892. (Chevalier 1976). Ortega había sido recaudador de rentas y político en el Soconusco y posteriormente fue uno de los fundadores de la compañía eléctrica del Soconusco junto con José Revueltas, Benito Ruano y Sebastián Escobar, estos datos nos permiten concluir que desde el inicio del desarrollo en el Soconusco el poder político y económico se encontraban estrechamente relacionados y frecuentemente se concentraban en una sola persona o en pequeños grupos. Esto ya fue mencionado en el capítulo III relativo al Estado Mexicano y su papel en el desarrollo.

IV.9. Hule, café y plátano Desde fines del siglo XIX hasta principios de 1920 el negocio agrícola de exportación trabajó de manera dual en el Soconusco, el café y el hule usando las zonas templadas y las planicies respectivamente, aún cuando algunos finqueros también manejaban ganado. Inicialmente el comercio fue dominado por alemanes y españoles que compraban café y

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hule y vendían herramientas y artículos básicos así como financiaban la producción contra entrega a la cosecha. La población china fortaleció su presencia en el área a través de la venta de abarrotes, combinada con actividades especulativas y otras prácticas comerciales. Los más poderosos de ellos crearon una red de tiendas a lo largo de la costa, pero a través de explotar a sus conciudadanos a quienes introducían ilegalmente al país y a quienes en ocasiones retenían en un verdadero cautiverio, mientras cubrían los pasivos incurridos por concepto de sobornos por su internación ilegal. (Ponce Jiménez 1985). El cultivo de hule en particular comenzó como un experimento dentro del contexto agrícola del monocultivo. Su desarrollo se dio en las planicies costeras, con el objeto de atender las necesidades locales, la variedad que inició las actividades en la región fue la de “Castilla”.Para fines del siglo XVIII existía una plantación llamada “Los Cerros”, con 40,000 árboles de producción y una propiedad similar perteneciente a Matías Romero en las vegas del río Suchiate. Las principales plantaciones de hule localizadas en el Soconusco entre 1895 y 1900 fueron “La Zacualpa, Doña María, la Amistad, Sesecapa, Ocuilapan”, etc. Que crecieron paralelamente a la Industria Automotriz Norteamericana. Hasta 1910, Chiapas y Tabasco tenían el 50% de las plantaciones del país. (De la Peña, Chiapas Económico, Gob. Del estado de Chiapas, 1951). EXPORTACIONES DE HULE MEXICANO 1899-1927

AÑO

TONELADAS

PRECIO PROMEDIO

1899

192

-

1901

189

-

1904

308

1.70

1906

1,450

1.65

1908

5,624

1.58

1910

8,088

2.10

1927

46

-

Fuente: Helbig 1964

Los mejores años de exportación del hule fueron alrededor de 1912, en que el precio del kilogramo fue de 2.17 pesos. Pero los años siguientes marcaron el final del negocio para la región y para el país. Después de 1920 el precio promedio por kilogramo cayó un 55.3% y la producción de hule dejó de ser atractiva, cuando para 1927 México solamente exportó 46 toneladas, paradójicamente en aquel tiempo tenía fuertes inversiones en la manufactura de llantas (Fábrica Euzkadi), pero la demanda existente fue satisfecha a través de las importaciones.

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IMPORTACIONES MEXICANAS DE HULE 1930-1948

AÑO

TONELADAS

PRECIO PROMEDIO /KG (PESOS

1930

292

0.62

1932

831

0.35

1934

3,842

0.80

1936

2,727

1.20

1941

6,452

2.00

1948

11,764

2.73

Fuente: Helbig 1964

El fracaso del hule en el Soconusco es un resultado típico del proceso evolutivo de la plantación, por su naturaleza misma de producto monoexportador, pero sujeto a los vaivenes de precios del mercado internacional. Los factores que dieron fin a esta actividad fueron: 1) La calidad superior de la variedad Hevea producida a gran escala en el lejano oriente. 2) La competencia entre Estados Unidos y Gran Bretaña por el control del mercado internacional. 3) Los avances tecnológicos en hidrocarbón que permitieron la preparación del hule sintético. Fueron estas las razones que terminaron con el negocio de plantación de hule en la región y precipitaron la aventura del plátano o banano. Durante la bonanza de hule algunas plantaciones alcanzaron 3 Kg. por árbol, utilizando “nacta” y “guamol” para curar el látex, limpiaban los campos tres veces al año, utilizando aproximadamente 24 trabajadores por hectárea. Los municipios más importantes fueron: Mapastepec, Escuintla, Acapetahua, Villacomaltitlán, Tapachula, Suchiate y Frontera Díaz.(Actualmente Frontera Hidalgo). Fue en Villacomaltitlán que la “Zacualpa”, alcanzó a tener 8,500 hectáreas, con 2,000,000 de árboles. Dicha plantación creó un impresionante sistema de drenaje para evitar inundación de la zona de producción, dicho proyecto fue realizado por cientos de chinos enviados por la compañía desde el extranjero para este propósito. Expertos locales, contribuyeron también con materiales locales y perfeccionaron un tipo de cuchillo para rebajar la corteza. Durante los años pico “La Zacualpa”, utilizó 800 trabajadores permanentemente con un salario promedio de .80 pesos diarios más alimentos, esto hizo posible la producción de 25 toneladas a la semana, con procesos básicamente manuales, aunque se disponía de electricidad para los ventiladores que secaban el hule laminado. El último año de trabajo de “la Zacualpa” fue en 1914, aunque en 1912 fue valuada en 10 millones de dólares y fue considerada la mayor plantación de hule en el mundo entero (De la Peña 1951).

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De las últimas décadas del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, el cultivo del café fue indudablemente el rasgo más definido en la producción agrícola del Soconusco, jugando un papel central en el proceso de modernización. El negocio del café era un producto resultado de la empresa capitalista predominante, dirigida hacia el mercado internacional con un sello decididamente neocolonial. En opinión de Matías Romero la proximidad de México a Estados Unidos, el hecho de que ese país fuera el mayor consumidor del grano en el mundo, ofrecía a México una gran ventaja comparativa que había que aprovechar, agregando que era “un imperativo” que ambos países se conectaran por ferrocarril para poder hacer de este negocio una realidad ( Matías Romero 1875). Pero el proyecto consideraba sobre todas las cosas los intereses extranjeros ya que ellos construirían el sistema de ferrocarriles y colonizarían las tierras propias para el cultivo de café y de otros productos de exportación.El negocio del café se inicia como tal con Matías Romero y Carlos Gris en el Soconusco, inicialmente en los municipios de Tuxtla Chico, Cacahoatán y Unión Juárez, siendo este último municipio el resultado palpable de ese proyecto productivo y de colonización del área en la zona fronteriza con Guatemala. Sin embargo a pesar de este intento y del acuerdo con los colonizadores norteamericanos en las márgenes del río Nexapa, la empresa no se desarrollo completamente, sino que espero mejores condiciones para adquirir la tierra y explotarla con mayores márgenes de beneficios y más seguridad (Sargeant, 1980). La firma del tratado de demarcación con Guatemala en 1882, el aumento en los precios del café debido a la crisis Brasileña de 1888 y a los incentivos ofrecidos por el gobierno Mexicano a los colonizadores, atrajo a muchos pioneros del negocio de exportación al Soconusco a finales de la década de los 80`s. Ingleses y Norteamericanos utilizando las mismas compañías formaron verdaderas plantaciones en la región, y compartieron el primer “boom” en precios internacionales entre 1886 y 1896. Durante el mismo período los colonos Alemanes aumentaron en número y poder una extensión de empresas similares que años atrás habían comenzado en Guatemala. En efecto el capital alemán se introdujo en el Soconusco a través de Guatemala, en donde personas de esa nacionalidad hicieron verdaderas fortunas como es el caso de K.F.R. Klee, por ejemplo a través del contrabando de armas de Belice, aprovechando su ventajosa posición de Consul Alemán en la República de Guatemala. Klee utilizó su fortuna para incursionar en el comercio a través de la compañía Klee, Skinner and Company volviéndose el más importante productor y exportador de cochinilla. Así mismo representaba al Banco Ingles Reid Irving. A fines del siglo XIX el dictador Justo Rufino Barrios en Guatemala, representó la más ventajosa alianza para el progreso de la inversión Alemana. Se estima que en 1898 el capital alemán invertido en Guatemala era del orden de 183 millones de marcos. En 1889 Alemania importó de Centroamérica productos agrícolas valuados en alrededor de 50 millones de marcos y de México por 20 millones de marcos (Cambranes, 1977). El plan neocolonial para Centroamérica y el sureste de México se basaba en la economía de la plantación especialmente en la de café, a fines del siglo XVIII habían 225 plantaciones en Centroamérica, las cuales cubrían un área mayor de 2,000 kilómetros cuadrados con tierra valuada en 76 millones de marcos. Estas fincas producían más de

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2,000 toneladas de café anual, 82% de este negocio se encontraba en manos de alemanes. Durante el mismo período las instituciones financieras en Hamburgo y Bremen, garantizaron hipotecas de plantaciones, especialmente a ciudadanos alemanes radicados en Guatemala, por un valor cercano a 80 millones de marcos. Terratenientes y comerciantes tales como Von Turckheim, que tenían fincas cafetaleras en Tapachula, con un valor de 130,000 pesos en 1908, poseían un total de 5,000 hectáreas de café en el”Cubilguitz” y el “Chicoyo” en el departamento guatemalteco de Alta Verapaz, que producían entre 1000 y 2000 quintales (60 Kilos) de café pergamino al año (Ver capítulo V, sección .2.1). La familia Luttman asociada, con Matthies, Edelman y Klinkert poseía más de 1000 hectáreas en cuatro fincas en el departamento de San Marcos en Guatemala, con una producción anual aproximada de 10,000 quintales de café pergamino. Luttman y Ederman asociados en el Soconusco poseían fincas con valor registrado de 150,000 pesos registrado en 1908. A fines del Siglo XIX la germanización del escenario guatemalteco se concentró en las 170 fincas localizadas en los departamentos de Alta Verapas, Suchitepequez, San Marcos y Quetzaltenango en donde 12 millones de arbustos de café se encontraban plantados (Cambranes 1977). En el Soconusco el avance Alemán significó el avance de la producción del café y esto fue obvio de 1890 en adelante. La alemanización no se expresó sólo en los nombres de los lugares en las zonas templadas y en las regiones altas, sino en la forma de vida verdaderamente alemana. Durante esa época el Soconusco llegó a tener 2,000,000 de los 3,000,000 de arbustos de café en el Estado. Después de 1894, el precio del café comenzó a caer hasta alcanzar precios que alarmaron a los propietarios de las plantaciones, ya que sus ganancias disminuyeron de un 600% hasta un moderado 100% por quintal. El mercado se encontraba saturado y muchos cafeticultores diversificaron sus actividades. En 1906 el banco de Chiapas reportó una cosecha valuada a más de 3 millones de pesos. Los precios internacionales del café se recuperaron después de 1918 como consecuencia del proceso inflacionario de la Postguerra. Sin embargo, el mercado ya no era el mismo de antes, ahora existía una dura competencia que hizo la actividad más inestable. Después de su recuperación en 1918 se dieron altibajos entre 1923 y 1928.La depresión en Estados Unidos, no repercutió en el Soconusco. Alemania compraba entre 40 y 45 % de las exportaciones mexicanas de café y las aumentó todavía, en un 30% adicional cuando los norteamericanos se declararon insolventes. Durante los 30`s el mundo de la cafeticultura, fue testigo de quemas y de granos arrojados al mar con el objeto de provocar una escasez artificial y aumentar así los precios de mercado. Durante la segunda guerra mundial las exportaciones a Alemania disminuyeron hasta que representaron solamente 1.41%, pero los productores reorientaron sus ventas hacia Estados Unidos. La declaración de guerra del Presidente Ávila Camacho al Eje formado por Berlín-RomaTokio, lo habilitó para retener propiedades de ciudadanos del Eje residentes en México. Ante ésta situación el control de los ciudadanos alemanes en la región del Soconusco, fue un hecho irrefutable, cuyas propiedades fueron respetadas por las políticas agrarias de

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Cárdenas, y el gobierno de Miguel Alemán más adelante devolvió las fincas a sus propietarios. De las 94 plantaciones de café registradas en el Soconusco a fines de los 30`s, 69 estaban en manos de extranjeros, 32 de ellas con alemanes. Si bien no controlaban todo el proceso productivo su ingerencia era mayor en la maquila y exportación. Las fincas alemanas produjeron más de 100,000 quintales de café “oro”.(Ver capítulo V sección 2.1). Y tenían en su poder más de 10,000 hectáreas, de las 60,000 que componían el total del área cafetalera (De la Peña, 1951; García Soto, 1963). SOCONUSCO AREA CULTIVADA CON CAFE 1895-1946

AÑO

HECTAREAS

1895

2,000

1908

7,000

1925-26

8,000

1929-30

10,000

1946

27,000

La producción de café del Soconusco aumentó durante la primera mitad del siglo XX en solamente sonadas excepciones (Helbig, 1964 a; Waibel, 1946).

SOCONUSCO PRODUCCION DE CAFE-ORO EN QUINTALES DE 60 KG

AÑO

QUINTALES (MILES)

1895

30-60

1900

80

1910

138

1920

208

1930

298

1946

167

1955

207

Fuente: Helbig 1964

A mediados de este Siglo la cosecha de café tenía un valor de 5 millones de dólares. Los propietarios de fincas difícilmente obtenían ya el 100%, aunque si el 50% de utilidades. Por cada hectárea sembrada ellos recibían, en forma muy conservadora, 500 pesos anuales de ganancia neta. Durante esos cincuenta años el café siguió reinando en la región. Al principio, lo que era parte de las compañías colonizadoras y del plan neocolonial de dominación, pero posteriormente el café ha mostrado, por sí solo ser la empresa con mayor estabilidad y que garantiza más sólidamente las utilidades en la región. Mientras los productores americanos arribaron a las márgenes del Nexapa como

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auténticos aventureros a hacer fortuna, las compañías norteamericanas, inglesas y alemanas arribaron como verdaderas empresas capitalistas (Seargeant, 1980). Durante esos años la finca cafetalera fue depositaria de los mayores avances tecnológicos; con trabajos de Ingeniería Civil para el uso de ríos y corrientes en la Sierra, moderna maquinaria fue importada, se instalaron comunicaciones de telégrafos y teléfonos entre las fincas y el mundo exterior. El ferrocarril costero no fue el resultado del crecimiento económico de la región, sino más bien una de las principales causas, y no es por accidente que la red ferrocarrilera en ocasiones tiene paradas e instalaciones para carga y descarga difíciles de explicar, pero en el fondo es claro que muchas de estas estaciones eran puntos de carga de las plantaciones huleras (Báez, 1985). Antes de 1875 la pulpa del café se removía en Molinos de piedra y era transportada en barriles de madera. Los barcos norteamericanos que anclaban en San Benito, no solamente cargaban café hacia el exterior, sino que también traían maquinaria pesada y equipo para modernizar la industria y el café. Con el advenimiento del ferrocarril los viajes se acortaron, requiriendo utilizar menos bestias de carga. Para 1930 era necesario de 3000 a 5000 mulas para transportar la producción regional de café. Aunque se importaron algunos vehículos marca Ford, no hubo caminos pavimentados hasta 1965. El volumen del negocio se consideraba tan esencial que los árboles de café no se podaban; el Soconusco vivía del y para el café. El primer tractor llegó a la región a mediados de siglo. Hemos mencionado anteriormente que durante el período de 1890 a 1920, las empresas neocoloniales realizaron actividades duales con café y hule en las planicies costeras y en las faldas de la sierra madre. Mientras el café se consolidaba como la actividad predominante en la vida de la región por sus ventajas palpables, la caída del hule orilló a las compañías extranjeras a desplazarse a la producción de plátano. Las grandes plantaciones de hule en la Zacualpa, fueron reemplazadas por inmensas áreas de plátano “roatan”, la variedad típica del Soconusco; la exportación a Estados Unidos de éste producto alcanzó su máximo nivel de 1930 en adelante. Sin embargo, el modelo permaneció y la plantación continúo siendo el vehículo de acceso al mercado mundial, confinando sus actividades a la producción de monocultivos. Las plantaciones de plátano pronto bañaron los alrededores incluyendo Mapastepec, Escuintla, Acapetahua, Villa Comaltitlán, Huixtla, Huehuetán, Tapachula y Suchiate. Las 710 ha. cultivadas en 1930 se convirtieron en 50 mil para 1940 ( de la Peña 1951). Se especula sobre la venida del plátano al Soconusco con orígenes diversos, desde Tabasco hasta Centroamérica. Pero es irrefutable que la época de oro del café coincidió con una severa enfermedad en la producción de plátanos en Chiapas y Tabasco de 1935 en adelante. (De la Peña, 1951)

SOCONUSCO EXPORTACIONES DE PLATANO 1935-1946

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AÑO

TONELADAS (MILES)

1935

27.7

1936

42.3

1937

60.0

1946

.0 (de la Peña, 1951; Helbig, 1964 a.)

SOCONUSCO NÚMERO DE ÁRBOLES PLANTADOS DE PLATANO 1927-1948

AÑO

NUMERO (MILES)

1927

66.6

1929

76.7

1930

1,000.00

1948

5,000.00 (de la peña, 1951; Helbig, 1964 a.)

Por ello durante la distribución de tierras en la región, cuando Cárdenas era Presidente, se dio un significativo reparto, principalmente a trabajadores de las plantaciones de plátano de las costas de Chiapas. De ésta manera la empresa neocolonial se ajustó a las circunstancias, concentrando sus esfuerzos en conseguir inversionistas extranjeros que apoyaran a los productores de la región con el objeto de monopolizar las cosechas. En 1936, después de la quiebra de la compañía Winberger, con el abierto apoyo del Presidente Ávila Camacho irrumpieron al mercado del Soconusco la Stander Fruit Company, la United Fruit Company y la Southern Banana Company, la producción de plátano en ese momento no se encontraba exclusivamente bajo el control de inversionistas extranjeros, finalmente arribó la United Brands. El capital extranjero avanzó ganando control en la industria, al firmar contratos con cooperativas locales a partir de 1940 en adelante. La United Fruit Company estableció contratos y otorgó asistencia técnica y financiera a productores, dándole así exclusivo control del producto y permitiéndoles exportarlo como comisionistas. En el pago eventual a productores la compañía descontaba el valor de los insumos tecnológicos y de las mermas sufridas por el producto en tránsito. Es importante mencionar que éste sistema de operaciones transnacionales, con una excepción se ha convertido en normal en México y América Latina. Por ello, es fácil

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entender porque estas empresas se sitúan en regiones donde la mano de obra y las materias primas son baratas (Rama 1984). La audacia de muchos propietarios de plantaciones, en ocasiones superó lo esperado. La United Fruit Company muchas veces pagó la cosecha por adelantado y luego la destruía en las plataformas de la estación ferroviaria con la intención expresa de crear escasez y empujar los precios internacionales al alza. La enfermedad de “panamá”, apareció por primera vez en 1936 como una plaga en el noroeste de Chiapas, el daño que causó fue reforzado por un ciclón en 1945, que aunado a la organización de los sindicatos de la región, destruyeron el lucrativo negocio de la agroindustria para los productores y sus asociados norteamericanos en 1950. A mediados del siglo XX la importancia de la agricultura en Chiapas, se encontraba dominada por la escala de las exportaciones agrícolas del Soconusco: 1) 63% de las plantas de café del estado se encontraban en esa región. 2) Del total de árboles de plátano en el estado 71.96 % se encontraban en el Soconusco. 3) El 90% del total de Sésamo se encontraban en esa región, La inversión de capital se concentraba en la compra o renta de tierras y en las actividades especulativas. El comercio al exterior, la usura y los bancos comerciales se expandieron rápidamente. Las compañías de agroquímicos y maquinaria pesada establecieron oficinas ahí. Debemos recordar que entre 1912 y 1932 no existieron bancos en la región y que los inversionistas eran alemanes, españoles o chinos, estableciendo una sólida estructura que todavía alrededor de 1950, operaba como parte importante de la metodología del negocio agroexportador. Antes del cultivo del sésamo y el algodón, el café era la única actividad registrada en el índice de composición orgánica del capital. Esto se debía a la inversión hecha en plantas procesadoras. IV.10. La productividad en el Soconusco A lo largo de éste capítulo hemos analizado el uso de los recursos en la agricultura y hemos concluido que en Chiapas en general, existe un bajo nivel de capitalización en la agricultura. En un análisis más profundo es necesario estudiar la productividad de las fincas chiapanecas y su importancia relativa en el contexto centroamericano. Debemos también considerar, que es el principal estado productor de café en el país y que en 1986, tenía 166 mil ha. sembradas con una producción esperada muy superior a los 2 millones de quintales (Excélsior 5 de junio de 1986). 40 municipios se dedican exclusivamente al cultivo de café y alrededor del 50% de la actividad agraria se concentra en éste producto. Cada noviembre y diciembre más de 100 mil trabajadores y sus familias van a Chiapas a la cosecha, no sólo de café sino de 27 mil ha. de algodón, 10 mil de plátano y 12 mil de cacao a fincas que son generalmente propiedad privada. Hemos hecho notar que éstos jornaleros temporales provenientes de la zona de los Altos de Chiapas, de Guatemala y Centroamérica se ocupan en las 300 fincas existentes en la actualidad, y cuya negociación

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realizan una red de agentes bien organizados que perciben atractivas comisiones de éste tráfico humano. Las mayores fincas pertenecen a los descendientes de inversionistas alemanes que se establecieron en el Soconusco a principios de éste siglo, cada finca varía desde 500 hasta 1,500 ha. de arbustos de café (Paulat 1966). La producción de café considerada como la segunda fuente más importante de recursos por concepto de exportación, se encuentra en la actualidad afectada por una epidemia de “broca”, originada en Guatemala. Al mismo tiempo la productividad por ha. es de las más bajas del mundo con 8 o 10 quintales por ha. Mientras que Guatemala genera entre 40 y 60. (El Heraldo de México 4 de abril de 1983). Pero la combinación de baja productividad con bajos costos, le dan márgenes de utilidad a las fincas y permiten que el negocio del café genere tan altos ingresos que lo convierta en la actividad de mayor rendimiento a la inversión. Con el aumento de guatemaltecos y con el apoyo del Instituto Mexicano del Café (INMECAFE), miles de pequeños productores de los municipios norteños de Chilón y Simojovel, se convirtieron en productores de café después de haberse familiarizado durante generaciones con el manejo del producto. De igual manera que las grandes fincas, éstos pequeños productores se han visto afectados por la broca, teniendo que competir con calidad y presentación del producto, enfrentando generalmente fluctuaciones del mercado y haciendo su situación permanentemente precaria. (Reporte anual de INMECAFE 1985). Una parte importante de las plantaciones han envejecido, se encuentran exhaustas y producen escasamente 30% de su capacidad original, sin que existan programas de reposición. Existe inquietud generalizada entre los pequeños productores chiapanecos, porque aunado a los bajos precios internacionales los créditos del INMECAFE se han suspendido. Todos éstos factores, provocaron que diversos productores de los municipios del estado ocuparan las oficinas del Banco de Crédito Rural en Chiapa de Corzo, el 6 de mayo de 1983, demandando pagos atrasados por 167 millones de pesos correspondientes a la cosecha 1981-1982 (Excélsior 7 de mayo de 1983). Unos cuantos días después el 16 de mayo del mismo año (Excélsior 17 de mayo de 1983) 60 mil campesinos de 8 regiones del estado se manifestaron frente a las oficinas del INMECAFE para protestar por la falta de atención a los préstamos. La historia de la cafeticultura en Chiapas puede ser puntualizada por rompimientos de frustración ante la descontrolada epidemia de broca, aunado a la mediocre calidad de los arbustos de café, al bajo precio internacional, al aumento de costos de producción, y a las permanentes demoras en el pago del producto, factores que han contribuido de manera considerable a degradar la capacidad de las unidades productivas y del nivel de vida de los pequeños productores. Mientras tanto los grandes finqueros mantienen altos niveles de utilidades a través de la explotación a la mano de obra emigrante y a la oportuna manipulación de los créditos gubernamentales. Es importante mencionar que los rompimientos de violencia que amenazan la producción cafetalera del Soconusco, considerado como el principal centro de desarrollo económico del estado, son inmediatamente sofocados por la fuerza. Esto indica que la importancia

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económica del Soconusco, desata mecanismos reflejos en las fincas y en el gobierno estatal para prevenir éstos movimientos en demanda de tierra y niveles dignos de vida de los campesinos. Las demandas giran fundamentalmente en torno de la redistribución de los recursos productivos y de mayor respeto a la dignidad humana. En el Soconusco, un enclave capitalista en Chiapas, existe una variedad diversa de demandas campesinas y la atmósfera es marcadamente diferente de la de los Altos, donde los movimientos campesinos tienen elementos redistributivos comunes. Por lo tanto será difícil encontrar una causa común que unifique a la mayoría de los campesinos chiapanecos. Hay mucho que aprender de las condiciones capitalistas que prevalecen en las condiciones de vida campesinas. Es claro sin embargo, que la respuesta de violencia de los campesinos a presiones capitalistas se encuentra directamente relacionada con la agricultura de plantación y sus ramificaciones. En el capítulo V se expresan los antecedentes de la incursión capitalista a Chiapas y se describen sus efectos en las relaciones sociales y económicas del estado. Por los caminos y veredas del Soconusco, vehículos de diversas agencias gubernamentales circulan frecuentemente. Estos organismos de gobierno, a través de la “compra o creación” de nuevos líderes y a través de la fragmentación de grupos campesinos, permanentemente debilitan la fortaleza y solidaridad de movimientos populares. La amplia variedad de organizaciones, eventos, manifestaciones y otras expresiones de creciente inquietud y descontento han caracterizado las respuestas de la comunidad rural a la expansión del capitalismo y a las políticas gubernamentales en el estado de Chiapas. Este complejo escenario de acciones y reacciones, con referencia específica a los movimientos campesinos es analizado con mayor profundidad en el capítulo VI.

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Yucatán Quintana Roo Campeche

Veracruz Tabasco

Oaxaca

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CHIAPAS

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Soconusco

Unión Juárez Cacahoatán Tuxtla Chico Metapa Frontera Hidalgo Suchiate Tapachula Mazatán Huehuetán Huixtla

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Tuzantán Pueblo Nuevo Comaltitlán Escuintla Acapetahua Acacoyagua Mapastepec Motozintla El Porvenir Amatenango de la Frontera

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ALTOS

SOCONUSCO

Tuxtla Gutiérrez Comitán

Línea fronteriza MéxicoGuatemala después del acuerdo de 1882

Líneas férreas

GUATEMALA Tapachula

Ocos

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CAPITULO V LAS PLANTACIONES DE CAFE Y EL CAPITALISMO EN CHIAPAS

En el capítulo IV señalamos diversos factores indicativos de que la cafeticultura en el Soconusco, fue el principal estímulo para el desarrollo capitalista en Chiapas. La concentración regional de la producción, creó un desequilibrio en el patrón de desarrollo al introducir en la escena rural variables del desarrollo capitalista. Esto tuvo un efecto determinante en la modificación de la estructura existente al exacerbar la lucha de clases y convertirse en el argumento central de éste trabajo. Existen dos aspectos centrales. El primero es el nivel actual de desarrollo capitalista en Chiapas y su importancia particular en el Soconusco basada fuertemente en la producción de café, situación ya mencionada en el capítulo IV. El segundo elemento es la evolución de Chiapas en una región que exporta sus recursos agrícolas y energéticos al resto de México, y al mercado mundial, a través de los grupos locales de poder que se encuentran fuertemente ligados y altamente dependientes del capitalismo internacional. Esto será ilustrado cuando se analice la historia de las plantaciones en el Soconusco. El proceso de desarrollo capitalista en Chiapas, puede ser aclarado analizando el surgimiento de las plantaciones de café, y de la forma que éstas adoptaron a través de un camino capitalista en Chiapas y en el Soconusco. El vigoroso desarrollo ocurrido en el Soconusco desde principios de éste siglo, modificó las relaciones de producción preexistentes y de ésta manera ha participado en un proceso de desarrollo impuesto a México, en parte por su dependencia al sistema capitalista internacional y también por las condiciones internas existentes. La importancia de las plantaciones radica en ser la forma a través del cual el sistema capitalista modificó las relaciones existentes dentro de las clases sociales y diseñó nuevas formas para el desarrollo futuro a través de la producción orientada hacia la exportación. Cuando éste proceso se inicio la clase trabajadora se encontraba confinada en grandes fincas y sus relaciones sociales, eran parte importante de la estructura general. Las plantaciones de café aparecen a fines del siglo XIX, definiendo así el principio de desarrollo capitalista cuyos resultados son actualmente evidentes (Pohlens 1979). Este capítulo analiza los aspectos teóricos del sistema de plantación, tratados en el capítulo I sección I.3 y busca contextualizarlos en la práctica apoyándose seriamente en el trabajo de campo realizado por Juan Pohlenz (1979), que incluye encuestas directas a propietarios de fincas y cuadros estadísticos. Las características generales de la economía chiapaneca a la llegada de las primeras plantaciones serán delineadas con el objeto de analizar su evolución posterior. El desarrollo de las plantaciones hasta el día de hoy se describe y analiza limitando los objetivos de éste capítulo. De ésta manera iniciamos el análisis del desarrollo capitalista de una región subdesarrollada en un país inmenso en un proceso de dependencia.

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V.I. El advenimiento de las plantaciones y el desarrollo capitalista El establecimiento de las plantaciones en el Soconusco, marcó la introducción del capitalismo en Chiapas. Siendo éste tipo de empresa la que modificó la estructura productiva previa, consolidándose durante el siglo XIX, transformando el rostro regional a las condiciones actuales. Simultáneamente hubo intentos de producir hule en el Soconusco y la industria silvícola en la Selva Lacandona, sin embargo la primera falló y la segunda logró las mismas características de la cafeticultura. De ésta manera la introducción del capitalismo en Chiapas coincide con su ingreso a nivel nacional. El desarrollo de la cafeticultura en el Soconusco claramente muestra el resultado de diversas influencias, las determinadas por sus ligas con el exterior y aquellas que surgieron del impulso interno para modificar la estructura interior del país, estímulos a los que la mayoría de países latinoamericanos se encontraron sujetos. El resultado de la inversión directa de capital en la agricultura para la producción de exportación, una política generalmente puesta en práctica por los países capitalistas. En éste caso Alemania ganó fuerte control de la economía cafetalera del Soconusco, posteriormente al desarrollo del mismo en Guatemala, expandiendo sus influencias externas lo cual solo fue posible con el apoyo directo del gobierno mexicano. 5.1.1. Capitalismo transnacional El crecimiento capitalista a fines del siglo XIX tuvo un efecto sin precedentes en la sociedad mexicana anticipando que el capitalismo internacional había logrado una fase de expansión económica. Después de que América Latina se integró al sistema de internacionalización del capital, a través del expansionismo comercial y con el ocaso de las potencias ibéricas, comenzaron a surgir contradicciones dentro de éstas esferas y nuevas disputas emergieron. Durante los primeros 75 años del siglo XIX se reformó el capitalismo industrial en Europa, y la participación de los países latinoamericanos se convirtió más activa tanto como productores de materias primas y mano de obra como consumidores de bienes europeos. La destrucción del monopolio colonialista español se convirtió en una necesidad para las otras potencias europeas y desató un proceso de independencia política (Marini 1975: 3-4). A partir de ese momento los países latinoamericanos emergentes estuvieron bajo severa presión de las potencias capitalistas. Inglaterra fue el primero en ejercer éste poder caracterizando ésta forma de dominación colonial a través de préstamos al sector público y privado, y financiando en menor grado las inversiones directas. La importación de bienes de consumo aumentó en las nuevas colonias y la construcción de sistemas de transporte principalmente en bahías y puertos se convirtieron en elementos adicionales de mercado para la producción industrial europea. “...De 1875 en adelante los cambios en el capitalismo internacional se dejaron sentir. Estados Unidos y Alemania buscaron ampliar sus áreas de influencia en ultramar comenzando, principalmente Estados Unidos a desarrollar acciones para Latinoamérica, las que frecuentemente se enfrentaban con los intereses británicos (Marini 1975:4)”. “...Durante la segunda mitad del siglo XIX el capitalismo democrático alcanzó su fase imperialista. La constante acumulación de capital y la concentración treinta años del siglo,

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Capítulo 5 condujo gradualmente a un período de capitalismo monopólico que previamente estuvo caracterizado por la libre empresa. A éste nivel de desarrollo, el capital industrial se encontraba fuertemente dirigido a la banca. Los monopolios y el capital financiero adquirieron especial importancia y los exportadores de capital buscaron nuevas oportunidades de inversión” (Cambranes 1977 de la producción durante los últimos: 20).

Mayores conflictos se desarrollaron entre las naciones capitalistas con relación a la posesión de territorios libres, y sobre disputas surgieron sobre aquellos ya controlados. Centroamérica era ya un territorio anhelado por su potencial para la construcción de un canal interoceánico. Los grandes protagonistas de ésta polémica eran Estados Unidos y Gran Bretaña. “...El deterioro de las relaciones Británico-Americano surgió en 1850 con un acuerdo entre ambos países anglosajones con el Tratado Clayton-Bulner. Con éste tratado ambas potencias acordaron que ninguna de las dos ejercería control exclusivo de manera unilateral sobre un supuesto canal en Nicaragua, ni mantendrían fortificaciones ni ejercerían dominación alguna en Nicaragua, Costa Rica o cualquier otra parte de Centroamérica” (Cambranes 1977: 25).

Desde principios del silo XIX Alemania, aún conformada por varios estados, era capaz de penetrar de manera creciente en el mercado internacional como consecuencia de su sólida industrialización, producto de la alianza que existía entre las clases aristocráticas altos medios y “Junkertum” (la aristocracia agraria) que dominaba la región de Prusia. A mediados del siglo XIX Hamburgo se convirtió en el puerto comercial más importante en Europa central después de Londres. Las actividades de los inversionistas alemanes en todos los puertos y ciudades más importantes de los 5 continentes eran factor determinante en la creciente importancia del mercado internacional (Cambranes 1977: 20). Aunque dependía directamente del capital británico el robustecer su posición a través de las exportaciones y la inversión de capital a las colonias éste incentivo encontró obstáculos en Centroamérica, especialmente en Guatemala por la actividad del capital alemán. Mencionando que la Gran Bretaña se vio severamente afectada por la crisis económica de 1873, que resultó en una caída en las exportaciones y permitió que otras potencias incursionaran en el mercado internacional. Desde 1870 la política alemana había sido de dominar la economía del país huésped, controlando la situación económica resultante de la bonanza en el cultivo del café. La creación del imperio alemán en 1871 desató una nueva era en las relaciones internacionales del sistema europeo. Con la integración de los pequeños estados en el imperio alemán, una nueva potencia dominante ingresó al concierto del imperialismo en el siglo XIX, que apoyado por su inmenso potencial económico y extraordinaria fuerza militar disputó la distribución de colonias y territorios dependientes con otras potencias. “...Una de las particularidades del imperialismos alemán fue que el capital monopólico se puso al servicio de la poderosa maquinaria militar de la monarquía prusiana. La unión de la aristocracia agraria y del capital monopolio le dio al ejercito prusiano un carácter reaccionario único, cuya principal característica era su capacidad agresiva” (Cambranes 1977: 26-27).

Después de la crisis de 1873 el resultado de los desacuerdos de las grandes potencias, fue que el imperio alemán comenzó a buscar regiones con mano de obra y materias primas baratas a donde la inversión de capital en comercio y agricultura fuera favorable a través

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del establecimiento de monopolios exportadores, que se expenderían a través del comercio y la industria. “...La adquisición de colonias fue una exigencia a Bismark de los capitalistas alemanes durante la guerra franco-prusiana, las grandes casas comerciales en las ciudades de Hamburgo y Bremen estaban especialmente interesadas en ello. De 1871 en adelante ésta demanda se volvió más insistente especialmente del representante de la influyente oligarquía financiera ‘Bleichroder’ y del director del banco ‘Disconto-Gesellscharft’, el señor Hansemann” (Cambranes 1977: 27-28).

Cambranes dice (1977:29) que los alemanes trataron en cuatro ocasiones estrategias pacíficas antes de lanzarse a la aventura imperialismo de la Primera Guerra Mundial. Sobre todo iniciaron una fuerte ofensiva comercial en todas las direcciones, que les garantizara un segundo lugar en el comercio internacional en 1913. Posteriormente realizó importantes inversiones de capital en países vecinos, entre ellos, estados altamente desarrollados como Francia. Después de eso a través de pactos con Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña trató de tomar control de la parte del imperio colonial que se encontraba más débil, específicamente las posesiones de España y Portugal. Finalmente con la intención de adquirir suficientes materias primas y de exportar sus productos industriales, desarrolló una política de penetración en países económicamente dependientes como los estados balcánicos, Turquía, China y las Repúblicas Latinoamericanas. América Central por su ubicación estratégica y por el potencial que representaba para la inversión de capital en la agricultura, se convirtió en un objetivo central del imperio alemán. Después de alcanzar el control de la producción cafetalera en Guatemala los alemanes dirigieron su vista hacia el Soconusco y pusieron en ella su mejor esfuerzo. Estas fueron las condiciones que determinaron el surtimiento de la cafeticultura en el Soconusco, una región de México, que con condiciones específicas permitió el acceso de ésta empresa en condiciones que analizaremos a continuación. 5.1.2. La inversión extranjera y las condiciones para el desarrollo Según diversos autores, entre ellos Pohlenz (1979:160-172), la creación del capitalismo en México tiene un momento importante a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Esta importante fase en la historia del país cubre el período de la República Restaurada, que corresponde al acceso de Porfirio Díaz al poder así como sus aproximadamente 3 décadas de gobierno. Situación mencionada en el capitulo II. En éste período dos formas de producción coexistían, con la innovación capitalista que imponía su supremacía. Esta superioridad no desplazó a las otras formas de producción, sino que las relegó a un segundo lugar, en ocasiones en contradicción y en otras de manera complementaria. Especialmente después del final de la acumulación primitiva de capital durante la última década del siglo XIX. Después de la intervención francesa en que se trató de imponer a Maximiliano de Habsburgo como emperador de México, siguió un período de ajuste para consolidar el liberalismo y definir sus reformas. Después de esto el porfiriato se consolidó como el proceso de transformación liberal y hay evidencia de que de manera integral la

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preparación del proceso capitalista se consolidó con el inició de la modificación de las relaciones de producción. Es la participación del estado en la economía de crucial importancia a través de sus políticas en la primera mitad del siglo XX. Dos medidas centrales son la promoción de exportaciones, principalmente de productos agrícolas y al mismo tiempo de la promoción de la inversión extranjera. De acuerdo al plan económico adoptado se esperaba que la liga con el exterior estimulara el crecimiento, y que ésta proceso nos conduciría a la formación de una economía capitalista capaz de reducir gradualmente su dependencia del exterior. Este estímulo al mercado interno vendría a través de la construcción de una infraestructura económica, las exportaciones también generarían dividendos que fortalecerían otros sectores de la economía. Estos estímulos a la producción agrícola, consistieron principalmente de la colonización y de la apropiación privada de tierra adecuada para la agricultura, así como la extensión de los ferrocarriles a nivel nacional. Como condición específica del plan regional, el Soconusco posee características naturales que la hacen conveniente para el cultivo de café. Adicionalmente el precio al alza del café, como consecuencia de su escasez causada por la guerra de independencia en Brasil, la disminución en la cosecha en Guatemala y por otro lado la alta disponibilidad de tierras aptas para su cultivo. Estos factores y la firma del Tratado de Límites entre México y Guatemala el 27 de septiembre de 1882 y su instrumentación en 1893, provocaron que los productores establecidos en Guatemala y sus compañías asociadas al capital alemán, buscaran nuevas tierras para el cultivo del producto. La zona escogida fue el Soconusco. Fue durante 1880 que la densidad del cultivo del café aumentó especialmente por las inversiones de capitales alemanes y norteamericanos. Aunque este producto existía en el Soconusco desde antes de 1820, de acuerdo al subdelegado de la intendencia, Don Antonio García Giran en correspondencia dirigida al Capitán General de Guatemala con relación a los productos de la provincia, añil, cacao, café, vainilla, algodón entre otros. Además de las 800 fincas pertenecientes a los nativos de la región. (García Soto 1969: 265). Aunque estos cultivos no constituían plantaciones organizadas. La primera plantación organizada en el Soconusco fue establecida en 1846 por el italiano Jerónimo Manchinelli, que introdujo de San Pablo Guatemala los primeros 1500 arbustos plantados en la finca la “Chácara”, cerca de Tuxtla Chico (De la Peña 1951, T III: 972). Más adelante en 1871 el zacatecano Carlos Gris plantó café en la finca “El Majagual” y 10 años más tarde, tenía ya sobre 100 mil matas de café (Ibid.p. 973), García Soto también menciona la existencia de más de 25 plantaciones nativas establecidas entre 1860 y 1874 en el área de Tuxtla Chico, Cacahoatán y Tapachula, y ya habla de 3 plantaciones de ciudadanos ingleses. Pero el cultivo de café se volvió universal y alcanzó las dimensiones significativas hasta más adelante como vemos en el siguiente reporte. En carta dirigida a Matías Romero, secretario de Relaciones Exteriores y publicada en el Diario Oficial de la Federación de 1871 con el siguiente texto: “Café producto cosechado en diciembre, enero y febrero en pequeñas cantidades debido a que los productores no tienen un puerto lo suficientemente propio como para exportaciones masivas y por ello existe temor de arriesgarse en inversiones que expongan el patrimonio

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Capítulo 5 familiar.... escasamente se exporta la miserable cantidad de 1,000 quintales mensuales” (Escobar, 1872).

Para 1895, Chiapas producía una cosecha de 329 toneladas y éste fue el período en que el auge de la producción en el Soconusco se inició, impulsado por la inversión de capital extranjero. La producción de café se promovía con el claro objetivo de atender al mercado exterior, es decir a través de una motivación capitalista. Aunque en épocas previas a la plantación, los nativos de la región intentaron ampliar su participación en el mercado, esta expansión finalizó cuando las grandes compañías alemanas comenzaron a establecer sus propias plantaciones (Waibel, 1946: 188). Esto muestra que la promoción del capitalismo a través de iniciativas domésticas, debe esperar al impulso externo, en éste caso la inversión de capital extranjero. Paradójicamente, sin embargo las iniciativas domésticas se verían inhibidas por la fuerza del capital extranjero. Antes de la expansión de la cafeticultura en el Soconusco, se estaba dando una lucha por la posesión de los recursos naturales para la agricultura en virtud de la riqueza que ésta producía. En otro reporte (1) se leía: “La tierra de ésta región es, sin excepción la mejor en calidad de la nación entera. Su vegetación es exuberante y es por ello que la base de la vida es la agricultura; aquí hay abundanes cosechas, en ocasiones dos veces al año de... cacao, caña de azúcar, arroz, hule café, algodón, vainilla y tabaco.”(Salas, 1872: 13).

Pero una de las dificultades para explotar esta tierra era la escasez de mano de obra: “...No hay manos suficientes, en ocasiones ni las necesarias para el cultivo de la tierra...no es fácil encontrar jornaleros sin que se den procesos migratorios de otra parte de la República o del extranjero”. (Ibarra 1872: 18).

Por ésta razón se daban ya una serie de medidas para atraer mano de obra a la región, en momentos en que la zona de los altos de Chiapas se encontraba viviendo un conflicto racial. Y se propuso a través de la Ley de Colonización y Enajenación de Terrenos Baldíos, enviar a los rebeldes chamulas como prisioneros para de ésta manera proteger en todos los sentidos a los productores y a sus procesos productivos. La combinación de éstas condiciones; las medidas tomadas por el estado, el declarado interés en la promoción de desarrollo productivo de la región, la tendencia marcada hacia el capitalismo, el hecho mismo de que el proceso de cultivo del café se encontraba avanzado, y la cantidad de tierras aún ociosas crearon una situación en las que cualquier cantidad de capital podía establecerse y desarrollarse. Pero sobre todas las cosas anteriormente mencionadas estaba la decisión del gobierno federal de dar ímpetu a la agricultura, lo que constituyó el último impulso y el determinante para el establecimiento de las plantaciones. Esto fue en realidad la demarcación y colonización de tierras vírgenes. En 1883 durante el gobierno del General Manuel González, se aprobó la Ley de Colonización que establecía la fragmentación de tierras públicas. Esto condujo a un período de especulación que provocó una nueva distribución y concentración en la propiedad de la tierra así como la confiscación de tierra comunal de diversos grupos indígenas. Gran parte de la tierra situada en la Región Sierra, vecina del Soconusco y que era propia para el cultivo del café se encontraba deshabitada. A lo largo de la Costa del Pacífico el valor de un rancho ganadero era de 2000.00 pesos para un rancho ganadero grande y de

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2.00 pesos por cada 625 metros cuadrados de terreno densamente sembrado con pastura (Ibarra 1872). Sin embargo aprovechando las ventajas que el porfiriato ofrecía a las compañías extranjeras, los finqueros adquirían la tierra necesaria utilizando los servicios de agentes intermediarios y pagando al gobierno 5 centavos por hectárea de tierra de óptima calidad, 3 centavos por las de segunda clase y 2 centavos por la de tercera clase (Pozas 1952: 34). El hecho de que la mayoría de éstas tierras se encuentran deshabitadas no evitaba la inclusión de grupos indígenas en el Soconusco como propietarios de ellas. Y empresas como la Compañía Mexicana de Terrenos y Colonización Ltd. (Británica) obtuvo la mayor parte de la tierra adquirida por extranjeros en lo que ahora es el área cafetalera del Soconusco, los terrenos de las planicies en los que se plantó el hule así como los terrenos del norte del estado, de cara al Golfo de México, en los que se plantaron los mismos productos (De la Peña 1951 T II: 335). Esta compañía administró en 1897 los intereses de extranjeros en las siguientes áreas del estado de Chiapas (opa. cit.). MUNICIPIO

HECTÁREAS

PICHUCALCO

248,256

TUXTLA Y CHIAPAS

380,423

LIBERTAD Y COMITAN

584,814

TONALA

342,815

SOCONUSCO TOTAL

061 1807,369

Fuente: Pohlenz 1979.

La Selva Lacandona, vivió otra forma de demarcación, compañías y predios se formaron de tal magnitud como “Martínez Castro” con 215,708 hectáreas; “Donantes con 250,000 hectáreas y la “Agua Azul Mahogany Coa. con 112,357 hectáreas. En el Soconusco en 1908 de acuerdo al Anuario Estadístico del Gobierno citado por De la Peña existían 66 fincas propiedad de alemanes, norteamericanos, españoles y extranjeros de otra nacionalidad con un valor de 4,404,473.00 pesos. Del total de Chiapas, el total de terreno en posesión de extranjeros se encontraba valuado en 9,429,216.00 pesos (De la Peña 1951 T II: 342). La intervención extranjera en la economía de Chiapas no sólo significaba el monopolio de la tierra, sino también la inversión directa de capital en los procesos productivos. Los alemanes invirtieron 12 millones de marcos en plantaciones de café en el Soconusco, de los 400 millones que había en todo el país. (Furbach, 1912). En el período 1927-1928, el Consulado alemán reportó la existencia de 94 plantaciones de café, de las cuales 73.4% era propiedad de europeos y norteamericanos y producían el 78.6% de la cosecha total. Sin embargo los alemanes poseían 34.0% de las fincas y producían 52.65% del producto total. (Waibel, 1946: 188-189). Esta situación causó la opinión de Furbach (1912):

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Capítulo 5 “... solamente el capital alemán y su entusiasta espíritu emprendedor lograron ganar éstas tierras a la Selva. Estas plantaciones de café fueron creadas con inmenso sacrificio y son fuente de empleo de miles de trabajadores.”

La inversión extranjera realizada en el Soconusco, es importante no sólo para la región sino también a nivel nacional. Durante éste período muy limitado capital se dirigió a la agricultura, esto en un contexto de capitalización nacional. De las 16 compañías más grandes en el sector agrícola, durante el período 1910-1911 y organizadas como sociedades anónimas, 14 pertenecían a extranjeros con un capital de 66 millones de pesos y controlando 95.7% del total. Estas 16 empresas se incluían entre las 170 más grandes del país y operaban con un capital total de 1,650 millones de pesos. De los cuales 1,042 millones, equivalentes a 63.2% se encontraban en manos de inversionistas extranjeros y de los cuales 69 millones de pesos ó 4.2% representaban la inversión en la agricultura. Sobresaliente entre las empresas agrícolas fue la German American Co., fundada en 1903 con capital norteamericano y alemán por 5 millones de pesos. Ello muestra evidencia de que habiendo las medidas anteriormente descritas, y con la voluntad del gobierno mexicano para la colonización de tierra, así como para la promoción de la inversión extranjera, se daban los elementos necesarios para el advenimiento del capital. Lo que ahora faltaba era la creación de mecanismos adecuados para su establecimiento y desarrollo. 5.1.3. La vía al desarrollo La historia del café ha pasado por tres importantes períodos. El primero de carácter formativo se extiende desde 1880 hasta 1907, cuando se construyó el sistema de ferrocarriles y las mejoras en las comunicaciones, empujaron al café hacia un proceso de expansión. Este período es notable por las formas asumidas por el capital, en su introducción a un ambiente donde las relaciones socioeconómicas aún giraban alrededor de la hacienda, cuyo desarrollo económico era estático y alrededor también de la formación de dos clases: la media, y la trabajadora. El segundo período duró desde 1907 hasta la reforma agraria, en 1938. Durante éste período ocurrió la expansión del café que saturó casi toda la tierra disponible en el Soconusco y que se extendió a otras zonas como las márgenes del Grijalva, la Sierra y el Golfo en el norte. El tercer período es de la Reforma Agraria a nuestros días. Durante éste período la concentración de la explotación capitalista, redujo el área de producción. Nuevas clases sociales aparecieron, las clases medias bajas que incluían a aquellos beneficiados por la redistribución agraria. Estos grupos se convirtieron en los pequeños agricultores comerciales y en los comerciantes de las clases medias. (2). El capital se estableció en el Soconusco en un ambiente escasamente habitado, con una economía campesina insignificante, pero con un potencial sin explotar preparado para la

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riqueza. Durante el siglo XIX, después del auge del cacao el Soconusco sufrió un estancamiento. La ruta capitalista seguida en ésta región y que se inició durante ese período, no fue inducida por una dinámica relacionada con el sector industrial de la evolución social mexicana, la cual habría basado su consolidación en una economía de mercado. Su penetración se da a través de la inversión de capital extranjero, que en un contexto internacional habría propuesto un cierto grado de acumulación, no fue éste el caso del Soconusco y por lo tanto se encuentra fuera del contexto de éste trabajo. El capital invertido en Chiapas tuvo que pasar a través de un largo período formativo con el propósito de consolidarse. Sobre todo tenía que luchar con todas sus fuerzas para crear su contraparte inseparable: la mano de obra. Durante éste tiempo el Soconusco era un área con baja densidad de población y en 1871 reportó 11,218 habitantes (Romero 1872), distribuidos a lo largo de tres municipios en la zona costera. Esto determinó la manera en que dos escenarios se desarrollaron: la formación de la clase trabajadora que requería el uso de mecanismos extra económicos que fueran por su naturaleza no capitalistas, y el desarrollo del capitalismo que en ésta región creció con vigor poco común. Como no existía en la región una estructura de propiedad que se confrontara y no existían campesinos con quienes luchar, el capital tuvo todo su gran potencial para desarrollarse. Lenin (1976) hablando sobre el desarrollo capitalista en la agricultura de los E.U. enfatizó que la existencia de grandes áreas de terreno desocupado, permitieron la extraordinaria fuerza y velocidad del desarrollo capitalista en Norteamérica, y establece que la ausencia de propiedades privadas en algunas partes de ese inmerso país no “excluyen” al capitalismo sino, por el contrario amplían su base y aceleran su desarrollo. El capital llega a la escena con el objeto de crear una industria dirigida el mercado internacional; en otras palabras, producir para exportar. En un contexto de política nacional basada en las exportaciones, su promoción crearía una polarización en el desarrollo del sector. Esta característica impresa desde el principio de la cafeticultura, convertiría al Soconusco en el pilar central del desarrollo capitalista en Chiapas. Un centro que impondría su dinámica a otras regiones. Este acelerado crecimiento concentrado en una región, sería la causa de las desigualdades que más tarde hicieron acto de presencia en el estado. Con el arribo del capital al Soconusco: “... las relaciones sociales establecidas eran las más desarrolladas en Chiapas; la vinculación entre mano de obra y capital tomaron una forma capitalista, exhibiendo modos particulares tales como: El sistema de reclutamiento utilizado y la manera de contratar personal a través de deudas. Esto sucedió hasta 1915, fecha en que la base política y social de la economía dependía fuertemente de las Haciendas. Esto condujo a la formación de un proletariado agrícola, hasta ese momento inexistente en Chiapas y por lo tanto a la creación de clases medias agrarias (Pholens, 1977:10).

Sin embargo las relaciones capitalistas no aparecieron de repente, sino que a través de un proceso que comenzó con el reclutamiento y la contratación por deudas, y finalizó con la

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libre contratación de mano de obra cuando esa forma de producción triunfó imponiendo su supremacía sobre las estructuras tradicionales. Al final del período colonial el monto de las explotaciones de cacao, del Soconusco a España, comenzaron a declinar. Helbig cita a Humbolt diciendo que las exportaciones de cacao a España en 1802 fueron del orden de 1,724 libras, con valor de 1,078 pesos y que en 1803 fueron 3959 libras con un valor de 2,599 pesos de acuerdo a Vivo y añade: “Estas cifras parecen muy pequeñas, cuando se comparan las miles de mulas a cargadas con un valor de 3 a 4 pesos cada una, que previos autores han mencionado ser el producto de la cosecha del Soconusco. Aunque este cultivo ocupó grandes áreas de tierra para la segunda mitad del siglo XIX las planicies adecuadas para el cultivo del cacao fueron invadidas progresivamente por la ganadería que realizada por colonizadores y sus familiares representaba una actividad más lucrativa. EL cacao desapreció por un tiempo”. (Helbig, 1964:17).

De acuerdo a Romero(1893): La ganadería era la principal actividad en el Soconusco en 1872.Y decía que las pequeñas y dispersas comunidades de este departamento, se encuentran todas situadas en la partes altas y podemos asegurar que las adquisiciones de tierra que se han realizado a la fecha, se encuentran localizadas cerca del océano, no sólo por que son las mejores para el cultivo de pasto de guinea, una excelente pastara para la engorda del hato ganadero, pero también por que son la única fuente de sal que es otro producto importante de la región. La ganadería practicada en el Soconusco como en el resto de Chiapas, fue una actividad extensiva. Waibel, menciona las atrasadas formas de producción que existían aún en 1926, especialmente en la región de los valles centrales. “Encontramos en los ranchos ganaderos de las planicies, no solamente anticuadas formas económicas de producción sino que niveles de vida arcaicos. El propietario es siempre un criollo que frecuentemente tiene algo de sangre indígena. Es el amo de hombres y animales, y a pesar de la existencia de formas sociales más modernas que en otras partes de Chiapas, las condiciones aquí prevalecientes, son absolutamente feudales y patriarcales”, (Waibel, 1946:56).

Habían dos tipos de trabajadores en las Haciendas Chiapanecas: los trabajadores atados, invariablemente con sueldos nominales y endeudados con el propietario de la tierra, y los baldíos, campesinos que trabajaban sin ningún pago, por el derecho de establecerse dentro de la propiedad. En 1849, la regulación de los baldíos se encontraba todavía en un proceso de legislación. En ese año el gobernador Ramón Larrainzar elaboró un proyecto de ley que clasificaba a los baldíos en tres grupos: Aquellos que ocupan la tierra antes de que esta fuera asignada como propiedad, los que eran contratados como baldíos y por último aquellos que se establecían sin la existencia previa de un contrato. Dicho decreto añade que: “Los amos podrían solamente castigar con prisión, encadenando o con corma a sus sirvientes que cometieran actos de falta de respeto, desobediencia u otras ofensas.Dichas ofensas serían juzgadas por las propias autoridades” (De la Peña, 1951 t. II:355-356).

Formas atrasadas de producción tales como servidumbre, obligación de trabajo por la fuerza, así como la insolvencia como método de pago, tipificaron la estructura social

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prevaleciente en Chiapas, a la entrada de las plantaciones de café al Soconusco. Más que describir las tendencias generales existentes durante las primeras etapas de la plantación, aquí es más importante enfatizar la forma en que el capital penetró en un ambiente todavía determinado, por relaciones basadas en la Hacienda. Este hecho afecta su desarrollo y limita la participación de las clases sociales con características particulares. Ello tuvo una variedad de consecuencias, por ejemplo el impacto de actividades capitalistas en aquellos sectores que estaban en contacto estrecho con el mercado internacional impusieron un tipo de evolución social en el resto de la sociedad, que no era el producto de un impulso espontáneo o autónomo, sino que fue el efecto de la interacción de relaciones externas con las estructuras sociales internas. El resultado fue una forma de capitalismo heterogénea y desequilibrada dependiendo de su irrupción en actividades y regiones y adicionalmente conservó y apoyó algunos elementos de las estructuras previas. Cuando el nuevo orden llegó a ser suficiente, en algunas ocasiones utilizó estructuras no capitalistas y quizá modificó otras en su proceso de reproducción. (De la Peña, 1976:160). Las condiciones de desarrollo económico y social en Chiapas y el hecho de la baja densidad de la población en el Soconusco hicieron particularmente adecuado el cultivo del café, lo que a su vez determinó las formas específicas que el desarrollo capitalista asumió, y en particular las características de las clases sociales que participaron en este proceso de desarrollo. Según Helbig (1964), la experiencia adquirida del cultivo del café en las pendientes montañosas, empujó a los mismos propietarios hacia las planicies costeras que previamente habían permanecido estáticas. Algunos de los obstáculos de este proceso se removieron a través del sistema de ferrocarril, que inició el proceso de comunicaciones con propósitos comerciales. Este fue un proceso idéntico, al realizado en las tierras bajas de la vecina Guatemala.Esto subraya la importancia del cultivo del café en la aceleración del desarrollo regional y de la similitud de procesos en Guatemala, Costa Rica y Brasil.(Seligson,1980, Stolcke y Hall, 1987). Como una forma específica que se desarrollo en el Soconusco, la producción se basó en los principios de las grandes propiedades. Este es el resultado de las consideraciones previamente expuestas, particularmente el alto nivel de capitalización y la falta de población en la región. Hemos expresado que los productores de café tuvieron a su disposición grandes cantidades de tierra virgen en la sierra (Helbig 1964, Waibel 1946, Romero 1893). Citando a Matías Romero (1893:18) podemos decir que las tierras del Soconusco especialmente convenientes para café están intactas, y más aún son difícilmente conocidas. Las pocas comunidades que existen en este departamento se encuentran situadas en la parte alta de las planicies cercanas al mar. Las tierras al norte de esas comunidades, es decir en las planicies altas, en la cadena montañosa se encuentran ociosas salvo contadas excepciones. La falta de población en el Soconusco ayudó al rápido desarrollo capitalista, pues el capital se estableció en tierras vírgenes, con pocas dificultades a superar. Quizá lo más importante fue que no tuvo que enfrentarse a forma alguna de propiedad, y en el área específica de inversión no confrontó a algún tipo de relación social que impidiera su

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evolución, está situación determinó las características particulares de las clases sociales que surgieron, crecieron y participaron en este proceso. Otro corolario de la reducida población, fue la poca disponibilidad de trabajadores para las plantaciones. Partiendo de la base de que en ellas se realizaba una forma extensiva de explotación de la mano de obra, causando un serio problema y obligando a los productores a utilizar todos los medios a su disposición para proveerse de mano de obra. Mencionamos en el capítulo IV que uno de los principales promotores de café en el Soconusco fue Matías Romero, el cual escribió el libro “El Cultivo de Café en la Costa Meridional de Chiapas”, así como “Importancia del Cultivo del Hule (Látex), en el porvenir de la República”,1898.En el que señala claramente las dificultades en el cultivo del café en el Soconusco, mencionando que la escasez de mano de obra en la región crea serios inconvenientes y considerables pérdidas. Todos aquellos empleados conocidos como mozos, deben a sus patrones sumas de dinero rara vez menores a 20 pesos y frecuentemente excediendo 100 pesos. Para obtener a estos trabajadores, era necesario que el nuevo empleador pagara las antiguas deudas y que en cada caso podrían ser hasta de 50 pesos por mozo. Esta inversión es una pérdida total, por que el mozo, en lugar de utilizar su sueldo para pagar la deuda la incrementa al tomar nuevos préstamos a su nuevo patrón que generalmente superaba sus ganancias. De esta forma en lugar de rebajar la deuda inicial, la aumenta diariamente (Romero, 1839:17). La liberación de la fuerza de trabajo y por lo tanto de la estructura productiva en el Estado, fue una necesidad que se alcanzó solamente a través del tiempo. Al principio, la plantación con una forma capitalista de producción, se tuvo que adaptar a las condiciones del medio ambiente y en ocasiones tuvo que reforzar algunas de las costumbres sociales pre-existentes. Fue la plantación la que creó la institución de la insolvencia (Deuda) y forzó a la mano de obra, a contratarse como la única condición para conseguir préstamos de parte de los grandes propietarios en Guatemala, figura que fue transferida al Soconusco. La diseminación de esta práctica muestra la incapacidad del sistema de plantación para modificar la estructura productiva existente. Esto como consecuencia de su importancia poco significativa, el área limitada involucrada en este tipo de producción y el bajo nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas. Esta situación la expresa claramente Furbach (1912), cuando dice que el indígena no es la única persona que sufre el abuso, ya que es necesario, sentir simpatía por el propietario de una finca, quién se convierte en esclavo de estas relaciones, con sus trabajadores, situación tan terrible que no le queda otra alternativa más que el sistema de préstamos para obtener mano de obra. Al principio la necesidad de mano de obra no era tan urgente pues el área cultivada era pequeña. Y por varias décadas el cultivo de café se confinó a la región fronteriza con Guatemala, permaneció como una actividad de poca importancia hasta su rápida expansión, a fines de los 80s y a principios de los 90`s. Entre 1879 y 1895 la producción permaneció estáticas reportaron en Chiapas 329.28 toneladas en 1879 y para 1895 fue de 329 toneladas (De la Peña, 1951, t.II:974).Aún sin estadísticas del área cultivada el tiempo necesario para traer a producción los arbustos de café, nos permite confirmar que en esté período la cantidad

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de tierra sembrada aumentó de tal forma que en 1907, la producción fue de 8,670.87 toneladas (Sen,1933:61). La necesidad de mano de obra, aumentó en la medida en que el área cultivada se amplía, fué en esté momento cuando los audaces inversionistas tuvieron mayor capacidad económica y se crearon una serie de mecanismos diseñados para proveer de fuerza laboral. Hubieron dos tipos de mecanismos diferentes: aquellos apegados a derecho, y por otro lado las medidas prácticas que se tomaban como consecuencia de la costumbre. Dentro de los mecanismos legales que se crearon para robustecer el desarrollo de las plantaciones se encontraban aquellos de características generales ya descritos en la sección V 1.2. Es importante también mencionar que la legislación exentaba a las plantaciones que tuvieran al menos 1,000 arbustos de cualquier impuesto durante 10 años (De la Peña, 1951, t.III:974). La legislación específicamente fue diseñada para generar la fuerza de trabajo necesaria a través de las leyes de “Capitalización e Impuestos” a beneficio de la instrucción pública”. “La necesidad de mano de obra de los propietarios generó presión sobre gobierno del Estado. Las autoridades respondieron con una serie de medidas legales principalmente buscando generar un ingreso para los campesinos. La ley de capitalización, por ejemplo señala en el artículo 2, que todos los hombres mayores a 16 años de edad deben pagar 12 centavos al mes como un impuesto per cápita. El primer artículo de la ley de”Impuesto de beneficio de la Instrucción Pública”, suprimía el impuesto que todos los hombres mayores de 16 años tenían que pagar, a cambio de ello tenían que contribuir con cuatro días de trabajo para mejoras materiales y pagar un peso para promover la instrucción pública. Estas leyes fueron proclamadas en 1892 por Emilio Rabasa, gobernador del Estado de Chiapas y el ingreso estatal, por concepto de estas medidas aumentó significativamente y constituyó 23.5% y 12.7% respectivamente del total”.(Artis y Coello,1977:10 y 11).

Las formas prácticas aplicadas por los finqueros para atraerse mano de obra fueron diversas. Trataron de traer trabajadores de otras partes del país y del extranjero, pero todas estas medidas fallaron por una variedad de razones entre otras: “Invitaron trabajadores de todas las regiones del país, pero la mayoría abandonó la zona. Los productores tuvieron experiencias amargas. Trajeron japoneses y chinos, pero con poco éxito pues tan pronto como ahorraban algún dinero, establecían pequeños comercios. Los trabajadores italianos no quisieron venir ya que ellos obtenían cuatro marcos al día en Argentina y no tenían que trabajar tan duro.” (Furbach,1912).

Los trabajadores vinieron también de Polinesia de 1888, específicamente para satisfacer las demandas de la plantación de San Juan Chicharras. Pero la siguiente cita muestra que estos intentos por importar mano de obra, culminaron frecuentemente en fracasos y muestra lo brutal de estas medidas. Así mismo subraya las necesidades creadas, que previamente no existían, por esta nueva forma de producción basada en la explotación intensiva de mano de obra pagada. “Yo no sé si Forsythe, Estevenson o McGee fueron responsables de traer a los Kanakas, de las islas de Polinesia a la finca San Juan, para trabajar en el campo. Pero uno de ellos trajo un barco cargado de Kanakas, que desembarcaron en San Benito, antes de llegar a San Juan...Esto hubiera sido un éxito de no haber sido por una epidemia de viruela que comenzó

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Capítulo 5 después de su arribo a San Juan, de los 300 que llegaron era imposible mantenerlos en cuarentena o darles medicamento y cuidado así que la mayoría de ellos falleció... se paraban de sus camas y se acostaban en el suelo húmedo... hubo que cavar fosas para enterrarlos por carretillas”.(Seargent, 1967).

Algunas de estas evidencias, parecerían anecdóticas pero nos ilustra del apoyo, legal y práctico con que operaban las plantaciones. Existían dos tipos de trabajadores de plantación, temporales y atados. Los últimos tenían un pedazo de tierra para cultivarla y vivir del usufructo. Esta medida se aplicaba, por que no siempre se necesitaba el mismo número de trabajadores y esto permitía que se mantuvieran por sí solos en el ámbito de la Finca. “La gran mayoría de trabajadores en las fincas del Soconusco son temporales y se encuentran trabajando entre Agosto y Enero, pero algunas veces sólo permanecen dos o tres meses.Está gente generalmente viene de los altos, del interior del Estado. Se calcula que se necesitan 50 personas incluyendo mujeres y niños para producir 1,000 quintales de café. Sin embargo si se quieren evitar desperdicios entonces son necesarias, 75 personas. Aunque el pago de todas estas personas, por adelantado es 50 centavos sin comida, el costo real se eleva a 75 centavos como consecuencia de las comisiones a contratistas y por las deserciones de jornaleros...”(Kaerger, 1976:28).

Los trabajadores migratorios generalmente llevan a las plantaciones a sus familias lo cual causa mayor endeudamiento al trabajador, ya que su familia sólo podrá ser utilizada durante la cosecha. Para evitar las grandes pérdidas, como consecuencia de los créditos familiares, los finqueros ahora sólo desean contratar a los hombres y ofrecerles alimentos preparados, lo cual de otra manera tendría que ser elaborado por su familia. Dichos alimentos consisten en café y tres tortillas por la mañana, frijoles al mediodía y tortillas y pozol (una bebida hecha de maíz y de cacao), por la noche (Furbach, 1912). “Cada plantación mantenía a un contratista con uno o dos asistentes en la región Altos. Su responsabilidad consistía en el reclutamiento de trabajadores temporales o mozos, llevarlos a la Finca y posteriormente regresarlos a su lugar de origen, vigilando que permanezcan nada más el tiempo necesario para recoger su cosecha de maíz. La cual viene como un relevo después de la cosecha de café. En la medida de lo posible, estos contratistas ayudaban a la captura de los desertores. Tanto el contratista como sus asistentes trabajan en posiciones permanentes; el contratista recibe 100 pesos al mes y sus ayudantes entre 17 y 20 pesos más alimentos y hospedaje lo cual añadía otros 20 pesos por persona” (Kaerger, 1976:128).

En el caso de trabajadores permanentes, a pesar de su relación con la plantación por el temor de perder su predio, representaban una dificultad muy severa en función de la cantidad ha ser adquirida por los propietarios. Sin considerar a fondo la eficiencia de cada jornalero, fueron siempre sujetos al mismo régimen de explotación. Las jornadas no eran medidas por la duración del día sino por la realización de tareas, durante la época de cosecha cuando el trabajador tenía que llevar con él a su familia para dar mayor rendimiento y conseguir mejores pagos (Kaerger, 1976:130-131), justifica los pagos inadecuados diciendo: “Al acercarse a los propietarios para discutir sobre lo inadecuado de los pagos parece que esto es justificado por que el dinero recibido por el trabajador es proporcional al esfuerzo realizado. Si un día ellos trabajan más su ingreso aumenta proporcionalmente la mayoría de las tareas se encuentran diseñadas de tal forma que un hombre pueda realizar dos durante el

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Capítulo 5 día, pero es inusual que los trabajadores realizan más de una, aunque para ello solamente utilicen medio día. Solamente durante la cosecha están los trabajadores obligados a trabajar todo el día y su sueldo está en relación de la cantidad de café cosechada (50 centavos por cada charola de 60 grs.) un trabajador emprendedor podría ganar diariamente hasta tres pesos con el apoyo de su esposa e hijos”.

En esta situación la práctica de ofrecer predios en usufructo a los trabajadores, se convierte en una medida de apoyo a la estabilidad de la fuerza de trabajo. La limpieza y siembra de estos dominios, nunca contribuyó a la expansión del área cultivada de café, ya que el área escogida para el cultivo de este producto era seleccionada desde el momento mismo en que se hacía la delimitación de formas de uso de la tierra, del total de la propiedad..El objetivo de otorgar un trozo de tierra a los trabajadores era asegurar el apoyo y garantizar la disponibilidad de una fuerza de trabajo. Aunque se puede sugerir que estos lotes fueron las bases de la creación de potreros, con los que las plantaciones mantenían sus animales de carga. Hasta el momento de la construcción del sistema de ferrocarriles, el arcaico desarrollo de las comunicaciones, exigía que las plantaciones mantuvieran un gran número de animales de carga para transportar el café al puerto de San Benito, la única ruta de salida existente en ese tiempo para los productos del Soconusco. Estos bienes eran transportados en carretas de bueyes, a lomo de mula, y en ocasiones por grupos de hombres, dependiendo de las condiciones del terreno. Waibel, durante su viaje al Soconusco en 1926, detectó la distribución de la tierra en las plantaciones, de acuerdo a la información que aparece en la Tabla V-1.La importancia del uso de la tierra para potreros y maíz puede verse claramente en esta Tabla. Este patrón de distribución de la tierra empezó a aparecer en el momento que se establecieron las primeras plantaciones y pudieron consolidarse durante una segunda fase, cuando ellas lograron su máximo desarrollo y comenzó su decadencia en la tercera etapa de su historia. Las ataduras de la fuerza de trabajo, no fueron lo suficientemente fuertes como para garantizar una oferta de mano de obra constante. Por otro lado el sistema de pago por adelantado de origen guatemalteco, funcionó como una ventaja para los propietarios de las plantaciones, pero resultó en un cáncer que causó corrosión en las condiciones laborales por que en las plantaciones del Soconusco, los propietarios no tenían forma de evitar las deserciones ni podían obligar a los trabajadores a retornar a sus centros de trabajo (Kaerger, 1976:131). Debido a esto los propietarios de las plantaciones solicitaron al gobierno aplicar medidas de colonización, con el objeto de que los trabajadores tuvieran tierra para trabajar fuera de las épocas de cosecha, cuando no eran requeridas. Aparentemente tomó al gobierno 25 años cumplir esta demanda, al introducir la Reforma Agraria en 1938, lo que finalmente creó la fuerza de trabajo necesaria para las plantaciones. Cuando no funcionó la Reforma Agraria, era la región de los altos, la proveedora de mano de obra originaria de las comunidades indígenas campesinas. Inmediatamente después agencias de reclutamiento iniciaron actividades en San Cristóbal de las Casas, Comitán y Motozintla, así como subagencias principalmente en los municipios con altas poblaciones indígenas. (Pozas, 1952:34,35).

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De esa fecha en adelante una relación contradictoria se estableció entre la economía capitalista del Soconusco y la economía de mercado de los Altos. Por un lado se daba la explotación de la mano de obra en las plantaciones y por otro las comunidades campesinas que apoyaban a la mano de obra durante la época no requerida por las plantaciones. Esta sería una típica situación, definitiva para la formación de la clase trabajadora actual. La subsistencia de esta clase social depende fuertemente de la cantidad de tierra que ellos trabajan en la época fuera de cosecha de café. De esta forma la definición social se convierte en alto grado dependiente de la dominación del capital; ya sea vendiendo su fuerza de trabajo y contribuyendo a la creación de un valor agregado, o como campesino dependiente del capital comercial, a través de la venta de su producto y de la penetración del capitalismo que tarde o temprano dispone de estos grupos de trabajadores o de sus medios de producción. La clase hegemónica en este proceso fue la de los grandes productores, quiénes de alguna manera tuvieron que adaptarse a las condiciones prevalecientes en Chiapas. La clase trabajadora pasó a través de un período formativo del cual emerge con características feudales, y los productores experimentaron un proceso similar. Cuando el Capitalismo arriba al Soconusco se inicia el proceso de expansión a través de la apropiación y monopolio de la tierra. La forma asumida por el Capitalismo se basó en el Latifundio. Durante la primera etapa y parte de la segunda, los propietarios eran dueños de la tierra en un sistema en el que las deudas contraídas por los trabajadores eliminaron el pago de salarios, aunque la garantía de un predio para el trabajador a cambio de trabajo en la plantación podía ser considerada como un sueldo. La segunda etapa de las plantaciones se inicia con la construcción del sistema de ferrocarriles, dando señales de desarrollo a las fuerzas productivas, que al final de esta época habrían ya modificado las relaciones internas de las plantaciones. El sistema ferrocarrilero, fue inaugurado el 10 de Julio de 1908, en la estación de Suchiate, en la actualidad Ciudad Hidalgo, aunque en 1907 ya había tráfico establecido hasta Escuintla (Casahonda 1974:83). En lo que al ferrocarril Panamericano se refiere, el Soconusco fue la única región de Chiapas integrada al mercado internacional, principalmente por su producción de café, cacao y plátano. El ferrocarril trajo progreso al Soconusco adelantándose a cualquier otra parte del Estado, estableciéndose importantes centros de población, habitados por personas del resto de la entidad, del país así como extranjeros de Alemania, China y del Medio Oriente. El Soconusco se convirtió en el centro nervioso y la parte más poblada del Estado. El ferrocarril permitió, que a través de la expansión del área dedicada a la producción de café, sentar las bases para el crecimiento del Soconusco (Pohlenz 1979). Inicialmente el tráfico para productos de exportación dependía de veredas, animales de carga y el antiguo puerto de San Benito. La producción agrícola se encontraba restringida por una amplia variedades de dificultades de comunicación, hasta principios del presente siglo. La Construcción del ferrocarril entre 1901 y 1908 conectó, desde el Istmo de Tehuantepec hasta Coatzacoalcos, la Costa del Pacífico con la del Golfo de México, haciendo posible la expansión de las áreas susceptibles de crecer. (Helbig, 1964:18-19).

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Esta nueva forma de transporte hizo posible exportar directamente a Europa, a través del Puerto de Coatzacoalcos en Veracruz. Esta ruta eliminó la necesidad de circunvalar, el estrecho de Magallanes y el tráfico se volvió más flexible. Para 1908 el café se producía en todo el Estado, incluyendo Siltepec, Bellavista, Comalapa, Chicomuselo y Amatenango de la Frontera. (De la Peña, 1951, T. III:973). El sistema de plantación se consolida en ésta época, robusteciendo los mecanismos necesarios para mantener la producción en las plantaciones. Los obstáculos al desarrollo de las plantaciones fueron superándose y las medidas dirigidas a generar mano de obra probaron ser eficientes. Modificaciones a éstos mecanismos e ideas innovadoras les dieron a los productores la posibilidad de aumentar el área dedicada a café, expandir su producción y tomar el liderazgo en el desarrollo de Chiapas y desde luego en el Soconusco, como administradores de una de las principales riquezas de México. Usando datos de la Sierra Madre de Chiapas, Waible calculó que en el período de 1826 a 1928 la producción de café fue de 251,200 quintales con productividades de 20 quintales por hectárea de una extensión de 12,500 hectáreas; y de 24 quintales por hectárea de una zona de 10,500 hectáreas. “La experiencia del Soconusco indica que los cultivos de café para una hectárea requieren de manera permanente medio trabajador y durante la época de cosecha uno y medio. Por lo tanto la zona del Soconusco con aproximadamente 12,000 hectáreas demanda alrededor de 6000 trabajadores, fuera de cosecha y aproximadamente 18,000 durante el ciclo de recolección. La mayoría de esta demanda fue satisfecha con trabajadores procedentes de la zona de los altos de Chiapas”:(Waibel, 1946:186).

Usando los mismos mecanismos para obtener mano de obra entre 1921 y 1934 durante la bonanza de café, los propietarios de las plantaciones generaron una derrama financiera en Guatemala, a través de préstamos, generando la inmigración de entre 6,000 y 10,000 campesinos guatemaltecos, una medida más viable y económica que el transporte de los indígenas de la zona de los altos que causaban un gasto adicional de 36 pesos por persona por concepto de gastos de viaje, adicionalmente a su salario (Teuffer, 1942:11-12). La gran explotación de los grupos de trabajadores tuvo lugar durante las dos primeras épocas. La modificación de está situación comenzó en 1936 coincidiendo con el agravamiento de la lucha de clases nacional e internacional. A principios de Junio de 1936 una Comisión Interdepartamental, representando al Presidente Cárdenas arribó a San Cristóbal de las Casas. El 19 de Julio del mismo año la Comisión determinó, con un representante del gobierno de Chiapas, establecer medidas para eliminar la excesiva explotación de los indígenas. Como un resultado inmediato de estas acciones, el “Sindicato de Trabajadores Indígenas en las Fincas Cafetaleras”, fue formado el 24 de Diciembre de 1936 en la Finca las Maravillas, con una membresía de 25,000 indígenas.(Pozas, 1952:42-43). Este momento marcó el inicio de una nueva etapa en la lucha de clases. La clase dominante tenía que tratar ahora con un movimiento laboral organizado. Con la aparición de los sindicatos los contratos individuales fueron sustituidos por contratos colectivos (Pozas, 1952:43-44). Las mejoras conseguidas destacaban:

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El empleador pagaría gastos de viaje y de subsistencia para los trabajadores en tránsito a las plantaciones y les ofrecerían servicio médico en ellas. Como resultado de un accidente laboral recibiría 75% de su salario y su 50% si se enfermaba. - El pago salarial sería efectuado sin deducciones semanalmente. - El pago mínimo sería de 1.50 pesos por ir a trabajar. - Las deudas atrasadas se cancelarían. La clase trabajadora no tenía experiencia ni tradición en la lucha sindical, sin embargo por definición permanecía sospechosa de las actitudes de los grandes productores, sin embargo al final esta disputa laboral logró modificar la estructura productiva de las plantaciones, estimulando el aumento en la productividad y creando una nueva estructura de clases que incluía una clase social media-baja así como una clase comercial media. En 1939 la gran redistribución de la tierra comenzó en el Soconusco. Esta región en donde ningún gobernador se había atrevido a romper el desequilibrado balance de fuerzas productivas sufrió las medidas redistributivas instrumentadas por el Señor Enfrían A. Gutiérrez, Gobernador en turnó durante el período de Lázaro Cárdenas. Si la Reforma Agraria parece ser el resultado de la política de un gobierno revolucionario, es de igual manera importante la lucha sindical, que ejerció tal presión sobre los propietarios de la tierra que estos se vieron en la necesidad de maniobrar en un esfuerzo por proteger sus intereses. Entre 1933 y 1935 grupos de productores pequeños y uniones sindicales, se organizaron de manera formal, pero los propietarios de plantaciones evitaron que sus trabajadores se sumaran a estas organizaciones obligándolos a registrarse como extranjeros lo cual les impedía participar en actividades políticas, con esto negando su propia nacionalidad mexicana. La posición de los trabajadores en la estructura, limitó la capacidad y habilidad para que llevaran a delante su lucha. La mayoría de los trabajadores de las plantaciones se encontraban ligados a la tierra por su trabajo. La existencia de trabajadores atados al patrón a través de la cesión temporal de terrenos permitió que se desarrollara una relación de propietario-rentista, pero en los otros casos la mayoría de los trabajadores estacionales se caracterizaban como campesinos; durante la cosecha eran trabajadores en la plantación, durante el resto del año cuando se encontraban lejos de la plantación y sin ningún contacto con el Capitalismo, podían ser claramente definidos como campesinos, esta característica creó “ el Proletariado” agrícola en Chiapas, que fundamentalmente existe todavía en el estado, pero que al mismo tiempo impide la definición política de la clase trabajadora como proletarios. A causa de ello el movimiento organizado en el Soconusco que inició como Sindicato pronto modifico las demandas laborales, sustituyendo la solicitud de tierras, por mejoras en condiciones de trabajo. Cuando estos objetivos se alcanzaron, sus efectos se diluyeron por las maquinaciones y disputas entre los mismos grupos de trabajadores. Un análisis más detallado de los objetivos sindicales y de distribución agraria se analiza en el capítulo VI. Virtualmente todos los grupos

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sindicales, se transformaron en Comités Agrarios. A la fecha no es muy claro el rumbo que ha tomado este movimiento y no fue posible investigar sus condiciones, fortaleza y dirección.Durante los años de 1938-1939 en el período de gobierno de Enfraín A. Gutiérrez, la mayor cantidad de tierra cultivable para el café fue repartida en Chiapas por orden del Presidente Cárdenas afectando 8,119 hectáreas en Cacahoatán y Unión Juárez para beneficio de 1636 familias de trabajadores de esas propiedades. Más adelante la distribución de fincas cafetaleras continuó en Tapachula, Huehuetán, Huixtla, Tuzantán, Escuintla, Motozintla y el Interior del Estado.(García Soto 1969: 106-107). Gastón Vilac el apologista del Gutierrizmo señala que en el Soconusco el 27 de Marzo de 1937, se entregaron 61,961 hectáreas a 7,116 campesinos que son los propietarios, de esta riqueza y se encuentran permanentemente ocupados en la agricultura ( 1940:79-80). La Reforma Agraria no parece haber dañado la estructura productiva de las plantaciones. Al contrario parece ser el estímulo que las empujó a la modernización y a la intensificación del capital en la agricultura. Si ciertamente la plantación se inició bajo las bases de producción extensiva, con la Reforma Agraria, este proceso de explotación se intensificó cuando las áreas tuvieron que ser reducidas. En realidad las áreas dedicadas a la producción de café para exportación no han cambiado mucho, aunque las áreas previamente ociosas se encuentran ahora ocupadas en el cultivo de maíz y potreros. Esto puede ser observado V-3 en donde las áreas cultivadas de café se comparan para 1926, 1948 y 1976, de acuerdo a lo reportado por Waibel, De la Peña y Pholens. Las áreas incluidas en esta tabla no corresponden a las mismas plantaciones y por ello su validez es relativa, sin embargo los hechos presentados pueden ser considerados, como representativos e indican que el área dedicada al café permanece constante. El área utilizada como potrero y para el cultivo de maíz sumó el 30% de las áreas de las plantaciones en el Soconusco, de acuerdo a Waibel (1946:183). Esto se volvió redundante con el desarrollo de las vías de comunicación y con la expansión de los bienes de consumo que respondieron rápidamente a cualquier demanda. Estos procesos se han mencionado previamente. El uso de vehículos de motor para transportar café a las estaciones de ferrocarril significó que dejaron de ser útiles los animales de carga y por lo tanto los potreros. Ello facilitó la creación de tenencias dentro de la estructura productiva de las plantaciones, así la transferencia de tierra marginal ayudó a cubrir los requerimientos del gran movimiento agrario en proceso. Este fue uno de los factores que permitió la contención del movimiento agrario en el Soconusco. La existencia de grandes áreas de terreno no significativas en términos de producción de café, permitieron a los grupos dominantes negociar la transferencia de dicha tierra sin comprometer la fuente principal de sus ingresos. Ciertamente el área utilizada para café, fue raramente afectada, pues su tamaño generalmente no excedía de las 300 hectáreas estipuladas como la pequeña propiedad. Había así una selección de alternativas para los propietarios de la tierra dependiendo de las circunstancias.

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Si la propiedad, involucrada era considerada como pequeña propiedad entonces el propietario concentraba sus esfuerzos en conservarla. Si por otro lado, el tamaño de la finca era mayor que 300 hectáreas el propietario lo dividía entre los miembros de su familia, o “la vendía” (venta simulada) a algún empleado de confianza. Esta última medida ocurrió frecuentemente aún cuando la tierra no se utilizara para café, el objeto aquí era crear un cinturón de seguridad de pequeños ranchos de gente aliada e identificada a los intereses del gran propietario. Esto desanimó aplicaciones posibles de procesos agrarios la acción gubernamental no se dirigió a afectar de manera decisiva la plantación en su forma esencial, el objeto era el de otorgar las tierras ociosas. Solamente en aquellos casos en que el ímpetu de la Reforma Agraria actuó más en favor de los campesinos que de los grandes propietarios, considerándoles cantidades de tierra se redistribuyeron, comenzando así el desarrollo de los pequeños productores comerciales. (3) Sin embargo, los BENEFICIOS (Centros de Procesamiento) de café, siguieron siendo localizados dentro de los límites de las grandes fincas y esto permitió a los propietarios de las plantaciones, mantener su capital fijo representado por esos centros de procesamiento consecuentemente dándoles control de la mayor parte de la producción de café, de hecho ellos controlaron los medios de producción necesarios para la culminación del proceso industrial, el maquillado, indispensable para la comercialización del producto en los mercados internacionales. La ausencia de plantas procesadores fue uno de los factores que limitaron los horizontes de la nueva clase creada de pequeños productores (Ejidatarios), ya que estos se encontraron que para la venta o transformación del producto era necesario recurrir a los propietarios de los beneficios, creando una nueva relación de dependencia con los antiguos patrones, o con compañías procesadores independientes. Una nueva limitación para el movimiento agrario en el Soconusco fue la gran cantidad de productores Guatemaltecos que se convirtieron en ejidatarios formando generalmente ejidos individuales, o también aquellos trabajadores que atados a la propiedad del patrón impedían la organización de tipo colectivo. Se ha establecido que la tercera fase de la historia de las plantaciones comenzó entre 1938 y 1939, la modificación de su estructura productiva causada por los cambios en la tenencia de la tierra, y el posterior incremento en la actividad agrícola son los factores que han caracterizado esta tercera etapa (Pohlenz 1979). Durante éste período declaró formalmente la guerra a los países del eje, interviniendo el gobierno aquellas plantaciones propiedad de nacionales alemanes, las cuales desde 1942 fueron administradas por la “Administración de Bienes Intervenidos a los Enemigos de México en la Guerra”, a través de un fideicomiso administrado por el Banco Nacional de Comercio Exterior. (De la Peña 1951 T. III: 983). Las razones para estas medidas son particularmente significativas para el caso del Soconusco como podemos ver en la siguiente aseveración: “La zona sujeta a estudio, por razones fundamentales representa un serio peligro, que el conflicto actual (Segunda Guerra Mundial) agrava mas aún. El área se encuentra densamente ocupada por ciudadanos extranjeros, principalmente guatemaltecos, quienes se sienten extranjeros. Estos a su vez son manipulados por otro grupo de extranjeros, Alemanes en su mayoría. Esto hace a la región la zona más vulnerable en el país. (Teuffer, 1942: 16-17).”

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Durante los diez años que el gobierno administró las plantaciones propiedad de los alemanes no sucedieron cambios fundamentales. Esencialmente la organización del trabajo permaneció inalterada, lo único que cambio fue el patrón. En el caso de administraciones deficientes el resultado fue menores rendimientos en la producción de café. Pozas, que considera este período como una fase distinta, dice que el tratamiento a los indígenas en las plantaciones durante el período de administración gubernamental, continúo siendo el mismo que durante los años previos a dicha etapa. Subsecuentemente, y como consecuencia de la intervención de los Sindicatos organizados por los trabajadores y las visitas frecuentes de inspectores laborales, los propietarios se vieron forzados a modificar aunque no totalmente las prácticas de los sistemas de servidumbre. (1952: 46). La Reforma Agraria afectó a las grandes fincas y diversificó la situación económica. Algunos de los antiguos colonizadores recobraron sus tierras y formaron ejidos. Campesinos y supervisores adquirieron tierras y formaron nuevas comunidades, la gente emigró de la Región de los Altos y de Guatemala, para participar en el proceso de redistribución y establecerse como pequeños productores. Al mismo tiempo muchas plantaciones de café fueron fragmentadas y parte de su tierra vendida a familiares (generalmente en forma simulada) para evitar su expropiación, formando un grupo social nuevo de pequeños y medianos propietarios. (Median 1973: 146). El trabajador se convirtió en ejidatario, transformándose también en un pequeño productor de carácter comercial. Se vio en la necesidad de adquirir recursos para producir y a utilizar mano de obra alquilada. En este proceso comenzó a vender su producto en lugar de su mano de obra. Consecuentemente asumió un papel contrario al de su empleado y comienza ahora un proceso de identificación con los grandes productores, “la clase dominante”, pues sus intereses en los precios del café y en los precios a pagar por mano de obra coincidían fuertemente. La aparición de este nuevo grupo de productores comerciales marcó el desarrollo de una nueva clase dominante, la que permaneció sin modificaciones, con un carácter dual en sus actividades agrocomerciales. Este sector representaba intereses comerciales. La clase media agrocomercial controlaba la producción de todo el café de la región, así como su comercialización a través de la exportación directa o del uso de agencias comerciales. Eran propietarios de plantas beneficiadoras y mantenían estrechas ligas con el capital comercial internacional. El pequeño productor comercial, anteriormente un asalariado, se encadena a este proceso por la necesidad de vender su producto en una fase semiterminada y no poseer los recursos para darle el acabado final. Por otro lado este mismo pequeño productor podría pagar el procesado hasta obtener el “Café Oro” (listo para su venta al Mercado Internacional) pero de nuevo enfrenta otro problema, un mercado desconocido, con sistemas de mercadotecnia absolutamente ajenos a los domésticos, y por último sin ninguna posibilidad de acceso a los comercializadores internacionales. Esto resulta en la intervención de “brokers” especialistas (intermediarios) entre productores y consumidores, combinando las funciones de compra y venta. La clase comercial

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desarrollada como consecuencia de las plantas procesadoras, comenzó a establecerse en centros urbanos adonde el producto era concentrado y procesado. Es en estos lugares donde se recibe el café de los pequeños productores, en su forma “Pergamino” (Listo para su beneficiado y dejarlo en condiciones de salir al mercado para su venta y consumo), para obtener el café (Oro). Alrededor de estos grupos se crearon otros grupos más pequeños de comerciantes con funciones de intermediarios entre los productores y los grandes exportadores. Este último grupo que es generalmente conocido como “Coyotes” es el responsable de movilizar el producto de toda la geografía del estado, hasta los beneficios que a través del tiempo se han ido trasladando a los centros urbanos. Este intermediario, aunque subordinado a la producción de los pequeños propietarios, mantiene una relación de explotación y abuso hacia ellos. Es el coyote el vehículo utilizado por el capital para explotar al pequeño productor y apropiarse de la mayor proporción de las utilidades. Sin embargo, en la región del Soconusco, esta forma de actividad comercial no surgió de forma instantánea. Importantes agencias existieron desde principios de siglo, pero es hasta ésta época reciente que ellos se encaminaron a esta actividad particular de comercialización separándola de los intereses de producción. Por otro lado después del proceso de Reforma Agraria la clase agrocomercial viéndose adversamente afectada y con el área de plantaciones reducida, invirtió cantidades substanciales de sus ganancias en el establecimiento de Beneficios, para ser utilizados en los procesos de mercadotecnia y comercialización. Es así como los Beneficios y las agencias exportadoras aumentaron, principalmente en las ciudades de Tapachula y Huixtla. Estas plantas podían concentrar grandes cantidades de producto garantizando a los compradores un abasto permanente, así como seguridad en el manejo de los recursos financieros y materiales, resultado de su condición urbana. En contraste a los beneficios localizados en el medio urbano los de las fincas comenzaron a deteriorarse en su gran mayoría. En la actualidad se habla de 700 Beneficios húmedos con una capacidad de 16,209 quintales por día y de 84 Beneficios secos con una capacidad de 1711 quintales por hora. (Cano, 1977:12). Adicionalmente, con la expansión del mercado y la creciente circulación del dinero, otro grupo de pequeños comerciantes apareció con el objeto de satisfacer las demandas de consumo de la creciente población. De este período en adelante el Soconusco tiene hoy en día, la estructura social que describimos en la segunda parte de este capítulo. 5.2. La plantación: un rasgo capitalista En la literatura que trata aspectos relativos al Soconusco, frecuentemente encontramos expresiones de “Economía Altamente Capitalista”, “Agricultura Moderna”, “Agricultura Altamente Mecanizada”, etc. (Fernández y Wasserstrom, 1976; Median 1973; Pozas 1952). Indudablemente el carácter capitalista de estas unidades productivas no puede ser negado. ¿Pero es su grado de desarrollo verdaderamente alto?, ¿Se encuentra su fuerza productiva verdaderamente fundada en niveles altos de innovación tecnológica? En el capitulo anterior se centró el análisis relativo a la plantación, como el elemento dinámico

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de la economía Chiapaneca que define su grado de desarrollo capitalista. Pero ¿si el desarrollo capitalista en realidad se muestra a un nivel bastante bajo, podemos decir que es altamente capitalista? A continuación trataremos de responder estas preguntas, ya que la comprensión de la premisa inicial depende de ello, y a causa de la naturaleza de esta forma de producción fundamental, debemos definir si es posible una clara comprensión del capitalismo en Chiapas. La producción de café en el estado, parte de un principio de producción capitalista, con la plantación como la fuerza específica en el proceso productivo. Estas son las bases de la producción de café en el Soconusco y determinan su importancia con relación a otras zonas productivas. De las 130 mil ha. Que se cultivan en Chiapas, 70 mil se localizan en el Soconusco, para el periodo 1986 - 1987 de la producción estatal de 2 millones de sacos la aportación regional fue de 1.2 millones es decir el 60% (Excélsior 5 de Julio de 1986). De los 12 mil productores de café en el Soconusco, 11, 477 (95.7%) poseen menos de 20 ha. 416 (3.5%) poseen entre 21 y 50 ha. Y sólo 107 (0.8%) poseen unidades mayores de 51 ha. (Cano 1977). Las plantaciones se encuentran en este último grupo y ello indica la concentración de tierra dentro de estas unidades. Coexistiendo con la plantación se encuentra una forma simple de producción comercial. Esto es asumiendo que verdaderamente la plantación es la forma dominante de producción en virtud de la cantidad de tierra y del volumen producido. Diferentes grados de desarrollo de este tipo de unidades se encuentran en el mercado; aparte del tamaño estas se distinguen especialmente por la disponibilidad de capital variable, utilización de mano de obra y la capacidad de acumulación de capital. Dentro de esta clase de grandes productores, distinguimos 3 tipos principales de explotación (Pohlens, 1978). Pequeñas unidades comerciales

Con una extensión hasta de 20 ha. por unidad, ellas se encuentran en manos de ejidatarios o pequeños minifundistas, en general se caracterizan por sus bajas productividades, con promedios de 4 a 8 quintales por ha. Inadecuado manejo de las plantas de café, etc. Estos productores generalmente se encuentran bajo presión de los intermediarios (Coyotes), no disponen de recursos financieros y se encuentran endeudados casi permanentemente. Ante ésta situación se ven obligados a buscar un trabajo asalariado o a vender su cosecha por adelantado. Obviamente estas condiciones varían de un productor a otro, sin embargo, los operadores de estas unidades mantienen relaciones con las grandes y medianas plantaciones, especialmente en épocas de cosecha en que ya han terminado las actividades en su propio predio. La mayoría vende su café directamente a los grandes finqueros o consigue maquina por la que tienen que pagar. Cuando su producto se encuentra listo para la venta se tienen que enfrentar a monopolistas de todas clases.

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Capítulo 5 Medianas unidades comerciales

Este tipo de unidades se extiende hasta 100 ha. por propiedad. Con gran capacidad de absorción de mano de obra y como consecuencia de ello para acumulación de capital. Por esto encuentran facilidades para obtienen financiamiento o para el desarrollo de su propia capacidad financiera. En general no disponen de Beneficios, por ello inevitablemente llegan a arreglos con los grandes finqueros o con procesadores y exportadores de café, cuyas conexiones le garantizan un mercado seguro. Sin embargo el hecho de no procesar y de que sus actividades agrícolas se fundan en la explotación de la mano de obra, se encuentran en posibilidad de acumular considerables beneficios y aumentar su propio capital. Grandes plantaciones

Si bien este grupo es numéricamente el menor, es el de más alto nivel de organización dentro de las unidades productivas. Se caracterizan por controlar grandes áreas de tierra sin exceder de 300 ha., el máximo legal para este tipo de explotación. Se distinguen también por su explotación a gran escala, administración altamente tecnificada, con profundo cuidado por los cafetales, por la utilización de insumos productivos y por su capacidad de autofinanciamiento. Es la más importante de las unidades productivas ahora mencionadas ya que las otras giran alrededor de ella. Se incluye en esta categoría todas aquellas unidades mayores de 100 ha. Esta cantidad de tierra impone límites en la acumulación de capital por que el tipo de producción se basa en la explotación de la mano de obra y el área mínima de 100 ha. Hace posible la acumulación de capital en una cantidad considerable. Después de sumarizar las diversas formas de producción de café en Chiapas, habremos de considerar en este capítulo a las plantaciones medianas y grandes como las unidades típicas de producción. Y nos referiremos a las pequeñas solamente cuando sea necesario. Aparte de las diferencias mencionadas, como la disponibilidad de capital variable y la posibilidad de acumulación otro tipo de diferenciación surge por el nivel actual de capitalización y por la capacidad de exportación de manera directa. La mayor distinción entre las plantaciones grandes y medianas es que la primera posee formas de Beneficiado del producto, lo que representa la diferencia en la composición orgánica del capital. Otro característica es el área, ya que la cantidad de trabajo que se requiere depende de ella, pero es solamente un indicador que no podemos considerar definitivo. Si solamente utilizáramos la cantidad de tierra como forma de discriminación en el tamaño de las plantaciones, las diferencias permanecerían ocultas ya que es perfectamente posible para una plantación de más de 100 ha., funcionara sin equipo de Beneficiado, o sin los canales propios de exportación directa. Por otro lado las grandes plantaciones generalmente son propiedad de empresas organizadas como sociedades anónimas y que no se encuentran limitadas por la cantidad de tierra de que disponen. Son cuidadosas de no exceder los límites legales por unidad productiva para evitar problemas agrarios, pero generalmente integran dos o más plantaciones que comparten la administración del capital y de la

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productividad, del equipo de Beneficiado y tienen formas comunes de comercialización. Esta forma de organización generalmente genera la imagen de Poblados. Alrededor de los Beneficios hay grandes patios para el secado del café, oficinas administrativas, la capilla, talleres, de mantenimiento para maquinaria y equipo, carpintería, la escuela y la residencia del propietario de la finca o el administrador, generalmente conocida como la “casa grande”. Mas allá se encuentran las casas de los empleados comenzando con la de los capataces, a continuación la de los ayudantes, la ranchería donde viven los trabajadores atados y por último “las galleras”, para jornaleros solteros o aquellos que no llevan a sus familias, teniendo anexo el área de cocina donde se preparan y sirven los alimentos. Las tiendas de las fincas, generalmente pertenecen al propietario de ella o a alguno de sus empleados. Se pueden conseguir artículos de contrabando (de introducción ilegal al país, generalmente de Guatemala), como radios de transistores, machetes, lámparas y ropa, ocasionalmente cines ambulantes. Pero todas estas actividades deben de tener la aprobación del propietario o del administrador, que generalmente prohíben la venta de licor dentro de la finca, pero disponible en los alrededores. La finca es una unidad social integrada, endógena en su operación interna, pero exógena en su relación comercial. El control social generalmente se logra a través del chisme, la sátira y el ridículo. Aunque existen autoridades municipales, generalmente la opinión del propietario de la finca es definitiva. Este tipo de establecimiento demuestra una forma de estratificación social en la que existen: empleados administrativos, técnicos en artes como: carpinteros o mecánicos (generalmente ladinos), empleados de Beneficio (rara vez ladinos) así como ayudantes y jefes de cuadrilla. Generalmente las diferencias en el trato se dan en la misma categoría de los puestos de responsabilidad que se ocupan dentro de la empresa. Ideológicamente, de esta manera los empleados administrativos y capataces se oponen al sector más grande, al de jornaleros y empleados temporales. Los jornaleros o trabajadores, ocupan el nivel más bajo de la escala dentro de la organización social de la plantación. Generalmente son indígenas o campesinos; los segundos generalmente con la autorización del propietario disponen de un área de tierra adonde en compañía de su familia producen maíz para subsistencia, los primeros son trabajadores temporales conocidos como solteros porque generalmente viajan sin sus familias y son quienes viven en las galleras.

5.2.1. La forma simple de producción Con el objeto de obtener el café con un “valor de uso”, así como con un “valor en cambio” es necesario seguir dos procesos de trabajo (Pohlenz, 1979). De manera más exacta se requieren dos series de organización del proceso de producción que son cualitativamente diferentes: el proceso puramente agrícola y el industrial. El primero provee el fruto, que en sí no tiene un valor de uso dentro del sistema ordinario del consumo de bienes, es decir no satisface una necesidad específica de consumo. Su valor en uso se realiza en el momento en que ingresa al proceso industrial a través de la

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maquina, para salir convertido en materia prima, solo hasta ese momento tiene ya un valor en uso siendo fácilmente asimilado para el consumo individual, e iniciando así su proceso de distribución. Es importante aclarar que el café que sale de las plantas procesadoras localizadas en centros urbanos es generalmente para exportación, y que este producto debe de atravesar varios intermediarios antes de alcanzar su destino final. Es conveniente mencionar que el análisis del mercado nacional e internacional de éste producto, se encuentra fuera de los límites de esta investigación y requiere un estudio mas profundo de varios aspectos a nivel empírico y teórico. Opción que permanece abierta para futuras investigaciones. Durante el proceso de trabajo agrícola se dan dos fases importantes: el cultivo y la cosecha. Los sujetos de trabajo son la tierra, las plantas, (arbustos y árboles de sombra). Las herramientas de trabajo son básicas, principalmente machetes, arado, hachas y coas. El producto es el fruto del arbusto conocido como “café uva” o “café cereza”. De la misma manera el proceso industrial se divide principalmente en dos fases: Beneficiado Húmedo y Seco. Para estas actividades se requieren dos tratamientos diferentes. El Beneficiado Húmedo quita la cáscara de la fruta con máquinas despulpadoras, cuando esto se ha hecho, el grano libre de pulpa, se deposita en un tanque para su fermentación entre 15 y 48 horas, dependiendo de las condiciones atmosféricas, esto permite que una reacción a través de bacterias, facilite la remoción del mucílago del grano e influye en la calidad y sabor del café. Después de la fermentación el café se lava para quitarle azúcares y otras substancias, con el objeto de detener el proceso de fermentación. Posteriormente el café se esparce en grandes patios conocidos también como asoladores con el propósito de secarse. El secado de café es la última fase del proceso de beneficiado húmedo cuyo producto es conocido como café pergamino, esencial para la producción de calidad destinada a la exportación. Como consecuencia de lo cuantioso de recursos necesarios para Beneficios Húmedos, solamente las grandes fincas los poseen. Este punto es importante de mencionar en una zona donde el café se comercializa en un 90% del tipo pergamino. Los pequeños productores que no poseen estas instalaciones se limitan a trabajar con pequeñas despulpadoras manuales y al secado de café, generalmente de manera poco uniforme, resultando esto en baja calidad en el producto y con la consecuente disminución en el ingreso para estos pequeños productores. El beneficiado seco que es el proceso siguiente al Beneficiado Húmedo incluye trilla, clasificación y desmanche. En los beneficios situados en las plantaciones, las siguientes dos operaciones: trilla y clasificación se realizan con máquinas. El desmanche lo realizan las mujeres y los niños. Por otro lado los beneficios localizados en los centros urbanos, han mecanizado todo el proceso de transformación a través de clasificadoras y desmanchadoras electrónicas, que hacen innecesaria la utilización de la fuerzas de trabajo de las llamadas “escogedoras”. Este avance notorio en el proceso de maquina, será explicado posteriormente cuando se analice el desarrollo de las plantaciones. Otra ventaja de los Beneficios urbanos es que estas instalaciones le ofrecen a las plantaciones, una posibilidad mayor de acumulación, a

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través de la compra de café cereza o pergamino a los pequeños productores, para su venta posterior. Al añadir un valor agregado al producto, los finqueros obtienen un precio de venta superior, generando una ganancia al propietario de la plantación como resultado del trabajo realizado por sus empleados. De esta manera, las unidades productivas que procesan café pueden diferenciarse de acuerdo a su capacidad de compra de producto y de añadirle un valor agregado. Sin embargo en aquellas plantaciones donde solamente se realiza el trabajo agrícola la posibilidad de ganancias es muy limitada, y ello está sujeto más bien a la variación de los precios internacionales. Las herramientas que se utilizan en todas las unidades productivas son simples. El machete, las manos del individuo son los principales instrumentos de trabajo. En grandes plantaciones se utilizan para la poda pequeñas sierras y para la limpia ocasionalmente herbicidas. La fertilización es una práctica utilizada en la mayoría de las plantaciones medianas y grandes. El equipo utilizado es básico, pequeños recipientes para aplicar el fertilizante. Para la aplicación de insecticidas y fungicidas, cuya práctica no es tan necesaria, las grandes y medianas plantaciones utilizan las bombas de mochilas o cilíndricas. Para el deshije se utiliza la mano y pequeñas tijeras de podar. En la recolección el instrumento más importante es la mano del hombre, apenas auxiliado por una canasta o cubeta en la que se deposita el grano. Como podemos ver el avance en las herramientas de trabajo utilizadas es bastante bajo. En cuanto a ello, las grandes plantaciones y las pequeñas unidades no se diferencian, pues en general utilizan los mismos instrumentos, pero se distinguen por el volumen de estos y por ciertas prácticas del manejo del cafetal, como serían la fertilización, el manejo de los viveros. Una práctica que solo las grandes plantaciones realizan es el rejuvenecimiento de los cafetales o recepa, que consiste en podar completamente los cafetos de un surco, cada uno o dos surcos para provocar brotes mas vigorosos y aumentar la producción, pero los cafetos recepados comienzan a producir a los tres años de realizada la práctica, lo que significa que en ese lapso permanecen improductivos y el pequeño productor sufre una reducción de sus ingresos durante este período. Otra fase importante de la fuerza laboral es la forma de organización que a continuación analizaremos. La organización del trabajo en el campo se basa en la cooperación simple sin división del trabajo por especialidad. Distribuyéndose en obreros responsables de la vigilancia y dirección y los peones que realizan el trabajo de recolección, de esta manera la cooperación consiste en la concentración de un gran número de personas realizando el mismo proceso. La cooperación simple no es particular de alguna época determinada de la forma capitalista; la encontramos desde la antigüedad en Asia y África. En el capitalismo la cooperación simple según Marx, reviste la forma peculiar del proceso capitalista de producción (1972:TI, 270). Se presenta con este carácter, desde los orígenes de la manufactura y frecuentemente en aquella especie de agricultura en gran escala, que corresponde al período manufacturero

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y que solo se distingue substancialmente de la agricultura campesina, por la masa de jornaleros empleados simultáneamente y por el volumen de los medios de producción concentrados (Marx, Op.Cit: 270- 271). Si bien hemos hablado de que en esta forma productiva, se utilizan instrumentos de trabajo tan simples que se ubican en formas de producción anteriores al capitalismo, de la misma manera que se organizan las formas de trabajo, ¿con que elementos hablamos de la plantación como una forma de plantación de carácter capitalista?, Podemos llegar a dos conclusiones: primero, la plantación en su forma actual, representa un grado bajo de desarrollo capitalista típico de su etapa de formación. Segundo, la plantación es una forma de producción capitalista que se basa en la cooperación simple, en su forma mas primitiva y en la extracción de plusvalía absoluta, al no poner en acción grandes masas de capital constante ni potenciar al máximo, la capacidad productiva de la mano de obra a través de una organización más avanzada, quizá la respuesta se encuentra en las relaciones de producción, que permite que esta forma se presente como capitalista. Son precisamente características distintivas de las plantaciones, utilizar un capital individual con un gran número de obreros para lanzar al mercado productos en alta escala y solo valores de cambio, es decir mercancía. El objetivo de la producción es producir mercancías para el mercado internacional, con el objeto de acumular capital según Pohlens (1978), las plantaciones que visitó y que pueden ser consideradas de alta productividad, dirigen la totalidad de su producción a la exportación, principalmente a Europa, a través de la exportación directa o de comisionistas. De su trabajo de campo cuyos resultados se encuentran en la tabla V-4, podemos ver que en las 1,969 ha. en producción de 9 plantaciones, se obtuvo una cosecha de 34,450 quintales de café Oro, en el ciclo de cosecha 1975-1976, con un rendimiento promedio de 18 quintales por ha. Inmecafe reporta este rendimiento como el promedio de todas las unidades de producción, incluyendo claro está a las pequeñas unidades mercantiles. Sin embargo Pohlens observó el rendimiento de las pequeñas unidades mercantiles en alrededor de 8 quintales por ha., concluye él, que los rendimientos obtenidos por las plantaciones número 6 y 7 son mayores que el promedio reportado. Quizá esto surge por el hecho de que hasta Mayo de 1977, los impuestos al ingreso global de las empresas se cubrían por el rendimiento por ha. calculado en 18 quintales. Adicionalmente, de acuerdo a la información contenida en la tabla V.5 para trabajar 2,071 ha., las 9 plantaciones utilizaron 357,592 jornales en un año, con un promedio de 181.35 jornales por ha. en el mismo período. Esto además de caracterizar a las plantaciones marca una diferencia esencial entre estas y las pequeñas unidades mercantiles. Mencionamos anteriormente que una de las diferencias entre las unidades de producción era la disponibilidad de capital variable, en efecto, la capacidad para utilizar mano de obra. la necesidad de juntar a un número significativo de trabajadores, requiere de mucho capital y por ello el tamaño de la escala de la cooperación para el trabajo, depende básicamente de el volumen de capital que el productor es capaz de invertir, en la renta de

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mano de obra. En realidad depende del número de trabajadores que puede el propietario mantener. Ello se refleja en el número de jornales utilizado por ha. entre las diferentes plantaciones. Aunque no es obvio, en la tabla V.5 son precisamente las plantaciones más grandes las que utilizan más jornales por ha. Si tomamos de este cuadro la plantación que utiliza menos mano de obra, la número 8, con solo 54. 89 jornales por ha. Y la comparamos con el cuadro V.4 vemos que es la de más baja productividad. Aunque por el momento no hacemos consideraciones de otro tipo de inversiones, sobre todo de capital fijo, podemos decir que en gran medida la productividad depende de la capacidad de la fuerza de trabajo empleada. Así la condición de disponer de tanto o más capital variable, se convierte en el límite que marca las diferencias ente las unidades productivas al interior de la forma de producción de plantación. Otra característica de las plantaciones que es al mismo tiempo, una relación social que determina el régimen capitalista de producción es la del trabajador pagado. En la que concurren libremente al mercado el obrero y el capitalista, realizando un contrato laboral. En resumen estas, son las relaciones sociales de producción que determinan que la cooperación simple que se presenta en la plantación, aparezca como una forma específica del proceso capitalista de producción, distinguiéndola del proceso de producción en la agricultura campesina, que realizan los productores aislados (Pohlenz,1979) Veamos ahora la forma específica en que la cooperación simple se presenta en la plantación. La cooperación se presenta, como el uso concentrado de la gran masa de fuerza de trabajo en un mismo espacio, llegando a ocupar, las plantaciones de 1000 a 1500 trabajadores simultáneamente, acentuándose en la temporada de cosecha, que abarca un período de 3 a 4 meses. Pudiendo dividir el proceso de trabajo agrícola en dos fases principales, las de labores de cultivo y las de recolección. De ellas la segunda absorbe el 71.12% de los jornales totales que se invierten en el año. La gran concentración durante el período de cosecha, responde a que en la cafeticultura la recolección del fruto se debe de realizar en el momento de su maduración o este pierde su calidad. En este caso la puntualidad con que se realice la recolección, depende del empleo simultáneo de muchos jornales de trabajo y el resultado será en relación del número de jornaleros que se empleen. La fase de cultivo lo constituyen una serie de prácticas que no demandan gran habilidad de los trabajadores, tampoco exigen una gran concentración de fuerza de trabajo, pues la más absorbente, es la limpia, que apenas ocupa el 14.02% de los jornales totales, las otras ocupan entre 2 y 4% de los mismos. Estas labores las realizan cuadrillas bajo la vigilancia de un caporal, que a su vez es supervisado por un mayordomo, las tareas son mínimas y sin especialización, haciendo de la “no especialización” la especialidad del trabajador, la jornada de trabajo se mide en unidades de tiempo, de 8 horas cada una y en función de ello se paga el salario (generalmente el mínimo). La fase de recolección es la más importante del proceso del trabajo, y es la que emplea más trabajadores, exige cierta especialización, cierta facilidad para el corte de las cerezas de café, y es el que exige más fuerza de trabajo. Una forma de potenciar el rendimiento

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del trabajo es la forma de pago en esta fase del proceso del trabajo, diferente de la fase anterior. En la recolección se paga por el monto del producto cosechado, es decir a destajo. Aumentando de esta manera la tasa de plusvalía, a través de presionar al trabajador a que ponga en acción todas sus fuerzas y la de su familia, alargando en ocasiones la jornada que dura hasta 12 y 14 horas. Podemos ahora preguntarnos ¿por que el productor no realiza mayor inversión en medios de producción y busca el desarrollo de sus fuerzas productivas? En la agricultura capitalista dependiente predomina el trabajo asalariado sobre la máquina, al contrario de lo que sucede en la industria. Por otro lado la cafeticultura en el Soconusco se practica en zonas montañosas con fuertes pendientes, lo que dificulta la mecanización de las diferentes fases del proceso productivo, sobre todo la recolección. En atención a la pregunta que nos planteamos, podemos mencionar que siendo el café un producto de exportación, sujeto a las leyes del mercado capitalista mundial, en las plantaciones productoras de este grano, no se invierte más capital por la gran dependencia que existe respecto a la fijación del precio internacional en el que los productores no tienen gran capacidad de negociación. Las fluctuaciones de los precios internacionales ocasionan crisis, a las que se puede hacer frente más fácilmente reduciendo la fuerza de trabajo, lo que reduce a la vez los riesgos que significaría amortizar el capital que se invirtiera en maquinaria. La segunda respuesta sería que el no utilizar mano de obra calificada disminuye el valor del trabajo y aumenta el del capital. Además el bajo precio de la reproducción de la mano de obra hace que se acorte el tiempo de trabajo necesario, aumentando por consiguiente el tiempo que se trabaja para el patrón. Adicionalmente la existencia de abundante mano de obra permite una segura y amplia extracción de la plusvalía absoluta, por lo que el capitalista no tiene incentivos para invertir en bienes de capital. Podemos agregar finalmente que el carácter monopólico de la producción, ofrece a la burguesía que controla el proceso de trabajo industrial y la comercialización, capacidad de decisión en la determinación del precio de compraventa en el país. La baja reinversión de capital no es exclusiva de las unidades productoras de café, sino que es frecuente en todos los tipos de plantación en América Latina. Aunque la reinversión de capital es baja se da un desplazamiento de capital de la agricultura, hacia otros sectores, especialmente al de servicios, o en otros casos hacia bienes de lujo. Recientemente sin embargo hemos podido observar reinversión de capital en la agricultura, aunque en otros productos diferentes del café. El algodón y el plátano han reflejado una tendencia al aumento en la inversión de capital en instalaciones, maquinaria y equipo.

5.2.2. Las relaciones regionales y sociales La plantación, sus condiciones regionales y el hecho de que México sea un país dependiente, ha configurado una estructura de clases en el Soconusco que no difiere

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fundamentalmente con el resto del país. Existe una clase media con dos sectores fácilmente diferenciales, que en el análisis final identificaremos por sus intereses: la clase media agraria y la clase media comercial. Las fuentes que nutren ambos grupos son diferentes, la clase agraria se mueve en la esfera productiva mientras que la comercial en la esfera de mercado. La primera logra acumulación de capital de los excedentes generados por sus trabajadores en el campo. La clase comercial consigue sus utilidades a través de la compra de productos. Como mencionamos anteriormente el comercio internacional de café se realiza con café Oro, mientras que las relaciones regionales comerciales se hacen con café pergamino. Por ello para exportar el café es necesario darle un valor agregado, actividad que queda a cargo del sector comercial, siendo así como deriva la mayor parte de sus utilidades a través de las operaciones centralizadas de compra y venta y agregándole al producto un valor. Dentro de estos sectores de clases medias existen diferentes estratos, con diferentes oportunidades de acumulación. En el caso del grupo agrario existen los grandes finqueros y los pequeños propietarios. En el caso de los comercializadores los grupos más encumbrados son los que mantienen estrechos lazos con el capital internacional, y son de quienes generalmente depende el desarrollo tecnológico presente en las plantaciones con Beneficios. Mientras que la clase media comercial baja, limita sus actividades a nivel regional y nacional y su base económica se encuentra menos desarrollada. Cada uno de estos niveles juega papeles diferentes. El volumen de capital depende del tamaño de la fuerza de trabajo utilizada, o del volumen de producción que pueda disponer para su comercialización. La pequeña burguesía o clase media baja, es un grupo intermedio cuyas oportunidades de acumulación son menos que los anteriormente descritos. Este grupo se encuentra subdividido de nuevo en dos sectores, el agrario y el comercial; el sector agrario se encuentra compuesto de pequeños productores que se definen como productores comerciales, en virtud de la composición de sus recursos y de la fuerza de trabajo. Aunque como productores capitalistas se encuentran en un nivel de desarrollo mas bajo sin que por ello escapen a la lógica de esta clasificación. Este sector se define en general por la posesión de los medios de producción, tierra y equipo, el uso de mano de obra y por la producción de bienes para el mercado, en este caso el internacional. Tan pronto como la lógica capitalista de acumulación se presenta, esta clase intermedia se encuentra sujeta a un proceso de diferenciación que lo empuja hacia la conversión de cualquiera de las dos clases fundamentales. Así, existen principalmente un sector de nivel alto que utiliza más fuerza de trabajo asalariado, que tiene más oportunidades de acumular y que inclusive pueden controlar a través de un préstamo usurero o de otros mecanismos, la producción de otro nivel. El nivel bajo, utiliza menos fuerza de trabajo asalariado, la productividad de trabajo es menor e inclusive deben vender sus fuerzas de trabajo para poder reproducirse. El nivel bajo de la clase media agraria, es el que se ve más sometido a las relaciones de explotación por parte de la clase media alta, por que además del intercambio desigual

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que realiza al vender el café, es objeto de extracción de plusvalía cuando trabaja en la plantación. La función que cumple dentro de la producción cafetalera este numeroso grupo, es la de ser la fuerza de trabajo segura para las plantaciones sin la necesidad de que el capitalista se ocupe de su reproducción. En general ambos niveles de este sector de clase media productora, se ven sometidos a una relación de explotación a través de cambio desigual. La clase media baja agraria compite con el capital comercial y al mismo tiempo se identifica con la clase media agraria, en cuanto a que venden el mismo producto y en su interés de obtener por él los más altos precios. Sin embargo cuando este grupo de nivel bajo vende sus servicios como mano de obra, se encuentra en franca oposición a la clase media agraria. El sector comercial de la clase media baja, lo integran los comerciantes en pequeño, cuya función consiste en distribuir los productos de consumo tanto a los trabajadores como a los pequeños productores, ya sea a través de pequeñas tiendas o del comercio ambulante. Otro grupo más importante es el que constituyen los intermediarios entre el gran capital comercial y el productor directo, llamados coyotes. Este grupo entra en relación principalmente con los pequeños productores y su función es ir concentrando pequeñas cantidades de producto por productor, hasta lograr un volumen considerable y llevarlo a los beneficios para su procesamiento y exportación. El proletariado, aunque no posee las características estrictas de ese concepto, representa el trabajo asalariado. En este aspecto en el Soconusco existen dos grupos, el jornalero permanente y el semi-permanente. El permanente es conocido como ranchero, vive en la plantación y trabaja todo el tiempo en ella. Sin embargo como hemos visto también acude a su parcela con el objeto de poder reproducirse (la parcela, propiedad del finquero). Otro grupo dentro de este sector es el que sin permanecer todo el tiempo en la plantación, siempre vende su fuerza de trabajo, totalmente desposeídos van de plantación en plantación teniendo como único activo su fuerza de trabajo. Este es el grupo que claramente puede ser definido como proletario. El otro sector, el mayoritario también de carácter transitorio, se encuentra compuesto de pequeños productores en proceso de proletarización. Principalmente habitantes de los Altos de Chiapas y de Guatemala, y algunos productores del Soconusco. Este grupo constituye la fuerza de trabajo, cuya gran cantidad solamente es utilizada en los momentos críticos de la producción, de esa manera el capital no se ocupa de su reproducción, por lo que en momentos en que las empresas capitalistas no requieren de sus servicios, deben reproducirse como campesinos dueños de sus raquíticos medios de producción. Así este sector se define como semi-proletario. La forma de plantación dominante en la producción cafetalera y sus características está basada en la explotación extensiva de la fuerza de trabajo, que ha contribuido a formar una estructura regional en Chiapas y Guatemala, cuya base es la relación que se establece a través del trabajo asalariado.

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La necesidad de abundante fuerza de trabajo para el cultivo del café, convierte al Soconusco en el principal foco de atracción de una población campesina en proceso de proletarización, habitantes de las tierras frías de los Altos de Chiapas, cuyo número según Romano en 1974 ascendía a 12,000 personas sin contar mujeres y niños y cerca de 30,000 Guatemaltecos, que según Bataillon y Lebet se internan al Soconusco para trabajar temporalmente. (Preciado 1976: 12). Tradicionalmente ha sido la región de los Altos la que ha surtido de mano de obra a las plantaciones, al igual que los departamentos fronterizos de Guatemala, y su importancia ha dependido de condiciones particulares que ha determinado que para los finqueros, sea mas rentable movilizar trabajadores de una u otra región. En la década de los 50’s se abre la colonización y la ganadería a la despoblada región de la Selva. Frente a esta situación, la población indígena de los Altos ante la alternativa de apenas subsistir entre su comunidad y el trabajo asalariado en las plantaciones o la aparcería en los valles centrales del estado, se dirige a abrir tierras al cultivo y grandes cantidades de personas se desplazan a la Selva Lacandona. De esta manera de 25,000 personas que iban al Soconusco, solo 12,000 lo hacen, esto ha ocasionado una falta de brazos para los finqueros del Soconusco quienes ante esta situación promueven la importación de braceros Guatemaltecos cuyo número alcanza ya la cifra de 32,000. (Pohlenz, 1978). Aunque la contratación de jornaleros Guatemaltecos se ha dado desde el inicio de las plantaciones, ahora se ha intensificado. Como se ha visto la mayor demanda de fuerza de trabajo se da en la temporada de cosecha y para ella se prefieren trabajadores guatemaltecos, por que han desarrollado cada vez más una alta habilidad para el corte del café en su propio país, en el Soconusco y en la Vertiente del Grijalva cuyas fechas de cosecha son diferentes. Esta mayor productividad de los trabajadores guatemaltecos, desarrollada por ellos mismos, ha provocado últimamente una intensificación en la importación de jornaleros. Los finqueros explican esta situación aduciendo que el trabajador es “mas trabajador” y que el indígena de los altos es “mas flojo” y que se conforma con trabajar lo suficiente para cobrar su salario, sin tener incentivos de mejorar (Ponce Jiménez, 1985). Obviamente no es esta la única característica que los hace preferir a trabajadores guatemaltecos, otra realidad es que ellos no se encuentran protegidos por la legislación laboral y que, bajo amenazas de ser deportados, pueden ser explotados más duramente. El propósito de este capítulo ha sido identificar, a través del análisis de las plantaciones de café en los últimos 25 años del siglo XIX y su evolución a la fecha, los factores que empujaron el cambio político, económico y social en el Soconusco. Durante este proceso la fuerza de trabajo, considerada como un “bien” jugó un papel importante. Simultáneamente la modernización de las políticas agrícolas aumentaron las desigualdades en áreas rurales, los productores capitalistas dominaron los mercados y las utilidades, y los campesinos fueron inducidos a procesos de endeudamiento, para posteriormente ser forzados a pagar con mano de obra, o conducidos a emigrar en

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números crecientes. En el contexto de estas condiciones el siguiente capítulo analiza la pobreza y sus implicaciones en la inestabilidad social.

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CAPITULO V. NOTAS

1. Como aquellos mencionados anteriormente esto fue parte de un decreto de la Secretaría de Hacienda ordenado por Matías Romero, que contenía medidas para estimular el desarrollo del Soconusco. 2. Según Pozas (1952): “... las plantaciones han pasado ha través de tres épocas importantes. La primera comienza durante su creación y finaliza con la intervención gubernamental a causa de la segunda Guerra Mundial. La segunda caracterizada por la administración del Gobierno Federal a través de Fideicomisos Cafetaleros, la organización creada para este propósito. La tercera etapa es aquella en la que se devolvió las fincas a sus anteriores propietarios.”

Sin embargo el autor de este trabajo acepta la propuesta de Pohlenz (1979) que no está de acuerdo con la segunda etapa de Pozas, pues en ella no se da un cambio en la estructura productiva de las plantaciones, la tercera etapa se acepta pero caracterizada de otra forma. 3. Un proceso similar fue señalado por Artis y Coello (1977) para la región norte del estado, Tila. El autor llama a la reforma Agraria como la madre de los pequeños productores comerciales. Sin embargo, los resultados variaron pues mientras en Tila causo la desaparición de las plantaciones, la Reforma Agraria en el Soconusco propició su fortalecimiento.

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CAPITULO VI MOVIMIENTOS CAMPESINOS EN MEXICO Y CHIAPAS.

PRIMERA PARTE. LA DINAMICA

VI.1 Los movimientos campesinos actuales A lo largo del trabajo hemos señalado que de 1945 a 1965 la agricultura cumplió el papel que le fue asignado por el gobierno mexicano: el de apoyar el desarrollo del sector industrial, a través de la transferencia de excedentes a la industria por medio de la política de precios, del sistema financiero y de políticas fiscales. Las crecientes demandas de la población, en ese período no excedieron la producción agrícola, satisfaciéndose las demandas domésticas y exportando significativas cantidades, lo que generó divisas. Estos aspectos fueron mencionados en detalle en el capítulo II. El volumen de la producción agrícola aumentó seis veces entre 1945 y 1965 y su valor per cápita aumentó en 75%.El análisis de la información, exclusivamente en términos de la producción no satisface al autor de uno de los principales libros, que ha cuestionado seriamente las políticas económicas instrumentadas en las áreas rurales. Su propuesta puede ser resumida en tres palabras: Reforma Agraria Integral (Stavenhagen, 1969), en la que propone tomar en cuenta el creciente número de agricultores sin tierra resultado de las limitadas políticas redistributivas. Esta situación ocultó la existencia de 7335 fincas mayores de 1000 ha., centra su atención en el hecho de que el capital agrícola fue arrebatado de manos ejidales y puesto dentro del Sector Privado. Proyectos de irrigación e insumos de paquetes tecnológicos, fueron promovidos durante la “Revolución Verde” a productores privados, dando así cuerpo a lo que Hewitt (1968), llamó: “...un enclave de grandes propiedades privadas dentro de una estructura agraria en la que la mayor proporción de la población se encontraba cercana al nivel de subsistencia”.

Otro hecho que preocupa seriamente a estos autores, es la profunda penetración del capital extranjero en el sector agrícola, con seria influencia desde 1946.La productividad agrícola ha aumentado solamente ante aquellos que de antemano poseían grandes recursos. La exagerada desigualdad en la tenencia de la tierra y la concentración de capital en regiones específicas con particulares grupos de productores llegó a ser conocida en la actualidad, como “Neolatifundismo” (Warman, 1972). La agricultura ha satisfecho la demanda industrial interna de materias primas y alimentos baratos, sin embargo el desarrollo industrial ha sido limitado por su dependencia y por la adopción de un modelo de concentración de capital, con uso de mano de obra ineficiente. En consecuencia en los 40`s, 50´s y 60´s el crecimiento de la población no tuvo su contraparte en el aumento de oportunidades de empleo y algunos años más tarde resultó esto en la

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formación de cinturones de miseria urbanos. Para 1965 los sociólogos preocupados en el desarrollo rural, habían buscado alguna explicación en la teoría de la “Influencia Funcional”, que describe la diferenciación social de los grupos agrarios en términos de una clasificación de estratos de ejidatarios o de propietarios privados, partiendo del tamaño de sus predios, de su capacidad de comercialización o de sus niveles de ingreso. Rodolfo Stavenhagen, en su libro “Las Clases Sociales en las Sociedades Agrarias”, señala la necesidad de alejarse de un análisis simple y descriptivo a uno más estructurado que interprete el proceso histórico en la Agricultura. Stavenhagen (1969:59), concluye que: “...de acuerdo al tamaño de su propiedad los grupos campesinos no sólo representan estratos socioeconómicos, ni las categorías de desposeídos representan grupos aislados. Pero si podemos demostrar que muchos de estos grupos existen solamente por su relación con otras categorías, y que ellos representan fuerzas socioeconómicas en estructuras que pueden ser descritas en un contexto histórico, sólo entonces podemos considerarlas como verdaderas clases sociales.

El clasificar al campesino a través de un simple estudio comienza a perder validez, haciendo necesario estudiarlo en un contexto histórico analizando el papel que ha jugado dentro de la estructura social, en donde ha concurrido con otras clases y con otros sectores así como explicar su situación actual como consecuencia del papel que ha jugado en la historia social de México. Esta reorientación sociológica, rechaza la teoría de que la verdad se encuentra en las frías estadísticas y trata de encontrar interpretaciones más válidas de una sociedad caracterizada por la dependencia y el subdesarrollo. Este tipo de argumento comenzó a ser utilizado añadiéndole el concepto de “explotación” para explicar la relación en las áreas rurales. Ello nos conduce a una interpretación diferente de las estadísticas relativas a la situación campesina durante el espectacular crecimiento de la agricultura durante 1960, que son:

Población Agrícola sin Tierra

50% de la población económicamente activa en Agricultura.

Propietarios Marginales

66% de los predios agrícolas.

Predios de 5-25 hectáreas

17% de los predios agrícolas.

Predios de 25-200 hectáreas

13% de los predios agrícolas.

En el capítulo III nos referimos al estado y a sus políticas para el desarrollo; así como al hecho de que en la década de los 70`s uno de los pilares del sistema político PostRevolucionario: fue “La Confederación Nacional Campesina (CNC)”.Esta mostró el camino para la promoción de otras organizaciones centralizadas, las cuales jugaron para el campesino un papel importante en su lucha regional. Durante aquellos años, organizaciones como la “Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM)”, la “Central Campesina Independiente (CCI)”, y el “Consejo Agrarista Mexicano (CAM)”, abandonaron los ideales y la posición de un campesino independiente. Los elementos

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extremistas de la política activista no se perdieron, lentamente se aliaron con los campesinos al levantamiento armado en algunas regiones. Rubén Jaramillo fue asesinado y los campesinos se levantaron en Chihuahua y en Guerrero, donde fueron vencidos. El hecho de ondear banderas de figuras heroicas mostró el camino de una espontánea y larga lucha, la cual se extendió a través del país durante los seis años del período de Echeverría. Lo que generó la formación de organizaciones radicales de campesinos con estructuras y objetivos muy diferentes a los que proclamaban las familias de campesinos durante los primeros 20 años de este siglo. En los seis años del período de Díaz Ordaz, las políticas agrícolas estaban concentradas en promover al exterior la agricultura en condiciones más rentables, reduciéndose gradualmente la fuerza de trabajo dedicada a la producción de alimentos. Desde 1966 en adelante surgieron cosas poco comunes que se agudizaron para fines de los 70´s, cuando comienza la crisis: Las señales más claras fueron la desaparición de la autosuficiencia alimentaria y el aumento en el desempleo rural. Incentivos a la producción fueron dirigidos a productos de exportación, abandonando a los productores de básicos. Factores internos y externos tales como, fluctuaciones de precios en el mercado internacional causaron una reducción significativa en el volumen de productos de exportación, como el algodón, caña de azúcar y café. Para 1968 la caída en la exportación de bienes agrícolas era generalizada. Durante los 70`s la limitada actividad agrícola, la crisis de la economía campesina y la monopolización de la tierra cultivable produjo desempleo para el 70% de la población económicamente activa en el medio rural, ello sumaba alrededor de 4,000,000 de jornaleros. En algunos estados la tasa de desempleo de la población rural activa llego a ser del 90%. Este sector de la población, el de los desposeídos, la mayoría entre los 12 y 20 años surgió del sector ejidal y estaba en condiciones de trabajar en cualquier tipo de empleo (Restrepo, 1972). Diversos estudios se realizaron acerca de la situación prevaleciente a principios de los 70’s. Un estudio colectivo fue promovido por Centro de Investigaciones Agrarias (1970), que ofreció información estadística selectiva acerca del medio rural, y produjo una clasificación exhaustiva de la situación de los sistemas agrícolas, basado en el valor de la producción general. Las soluciones propuestas para los problemas rurales se dirigían más a proyectos productivos que a acciones redistributivas. Estaban seguros los autores, que esta respuesta no sería satisfactoria en el largo plazo para los desposeídos. Las relaciones entre la clase campesina y los otros sistemas de producción agrícola no fueron analizados, como tampoco los límites que esta situación imponía al desarrollo. Sin embargo el grupo de investigadores que participó en este proyecto aportó valiosas ideas como: “... una primera aproximación al conocimiento del medio rural en el que el uso o la omisión del trabajo familiar constituía un elemento sustantivo de diferenciación entre productores” (Schejtman, 1981).

Otra importante innovación fue aquella relativa a la instrumentación de proyectos en apoyo a los grupos campesinos, que de manera contradictoria a las políticas establecidas previamente, consideraba la producción campesina ser tan eficiente como la privada.

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(Echeverría, 1978). Se consideró también que la economía campesina tenía amplias posibilidades de triunfar si cantidades significativas de recursos se dirigían a nivel microeconómico, incluyendo al sector ejidal. Otros autores consideraban que la solución al problema rural sería difícil si no se modificaban las condiciones estructurales. En 1972, Arturo Warman (1972: 162) concluyó que:

“Para que el campesino pueda cambiar, necesita romperse la estructura que lo rodea y los priva de su éxito real o potencial. Si esto se realizaba las relaciones estructurales de todo el sistema fundadas en la explotación campesina se verían destruidas”.

6.1.1. Los campesinos y la migración Mientras mayor sea el número de campesinos con producción de subsistencia en el sector de pequeños propietarios (Minifundista) durante un período histórico, mayor será el número de proletarios en el medio urbano y rural. Los pequeños propietarios campesinos son todos aquellos productores cuyo ingreso se deriva de diversas fuentes, permitiéndoles solamente vivir en condiciones de precaria subsistencia. Los minifundistas o pequeños propietarios pueden ser ejidatarios, miembros de una comuna o propietarios privados. De acuerdo a datos de CEPAL, para 1981, del total de los productores mexicanos, 72% eran minifundistas. De acuerdo a los estudios de CIDA, (Barraglough y Collarte, 1972) los productores minifundistas abarcaban desde el 50 hasta el 95% de la población en América Latina. A pesar de éstas cifras los minifundistas tienen la menor cantidad de tierra, y son el grupo que aporta mayor número de emigrantes a las ciudades. Un estudio reciente muestra que entre 1959 y 1960, 51% del total de la tierra generaba emigrantes al medio urbano, la siguiente década ésta cifra aumentó al 62%. Aproximadamente 200 mil gentes emigraron durante los 50’s, cifra que aumentó en 300 mil durante los 60’s. (Cabrera 1980) Indudablemente la tasa de crecimiento de población en éstas áreas marginadas es mucha más pequeña que en las regiones ricas, a pesar de que la primera tiene tasas de crecimiento de población mayores que la segunda. Las regiones pobres del país muestran un crecimiento limitado de la población económicamente activa porque la mayoría de la gente se ve forzada a emigrar. Algunas áreas de los estados de Oaxaca, Hidalgo, Zacatecas, Estado de México muestran cierto estancamiento en la tasa de crecimiento de la población a pesar de la gran cantidad de nacimientos. Lo que sucede es que la migración del medio rural a las ciudades es tan alta que entre 1960 y 1970 el aumento de la población económicamente activa en la agricultura creció a sólo 0.1% anual, el más bajo en 50 años (CESPA-ONU-CEPAL, 1982). Por lo tanto existe un gran número de productores, minifundistas cuyo ingreso es igual o se encuentra por debajo del mínimo necesario de bienestar (en otros términos, para la reproducción de la familia y la unidad de producción, según Sehejtman). Por otro lado un gran número de emigrantes va del campo a la ciudad, prosigue el mismo autor mencionando que estamos siendo testigos de la mayor “fábrica de población rural” que la humanidad ha experimentado. (Op. Cit. 1981). <

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6.1.2. Reproducción de la economía campesina a través del capital De acuerdo a la teoría Neo-Marxista el minifundio es una parte consubstancial del capitalismo. Es necesaria la presencia del minifundio para la reproducción del capital, ya que sin él los recursos financieros se verían en grandes riesgos no sólo en México sino en todo el tercer mundo. El capital, a través de procedimientos legales o por acción directa de inversionistas no solamente mantiene al minifundio sino que en muchas ocasiones lo crea, lo multiplica y lo establece cerca de grandes propiedades que requieren mano de obra abundante y barata. (Villar, 1977). La presencia del minifundio como resultado de acciones gubernamentales, de grandes propietarios o por ocupación ilegal de tierras marginales, no es el resultado de las buenas intenciones del gobierno ni de la conciencia de los grandes propietarios como tampoco podemos decir que es una continuación de un fenómeno colonial. El minifundio existe precisamente como resultado de los requerimientos generados por la expansión de los procesos productivos que requieren más urgentemente una gran fuerza de trabajo como parte del proceso de acumulación. Ha sido el capital y su necesidad de mano de obra lo que ha generado el minifundio cercano a empresas modernas agropecuarias, y ha promovido de mil formas el flujo de inmigrantes a sus complejos industriales, creando a su alrededor “cinturones de miseria” por un lado, y por otro creando pueblos fantasmas en el medio rural (Astorga,1985: 89-90). “... no ha sido difícil para los empresarios darse cuenta que es más barato contratar un trabajador para una tarea específica o por tiempo determinado, que tenerlo en forma permanente en su propiedad” (Astorga op.cit.).

Esta nueva modalidad ha forzado a ciertos propietarios de plantaciones a distribuir tierras marginales en sus propiedades, para tener acceso a mano de obra abundante y barata. Este proceso funciona asignando una cantidad de tierra muy pequeña que no cubra las necesidades básicas de la familia, obligando al jefe de ella a buscar empleo alquilando su mano de obra. Algunos creen que el minifundio es producto de la reforma agraria y no de la necesidad del gran capital de crear una reserva de mano de obra barata. Sin embargo éste concepto parece difícil de entender ya que encontramos minifundios en toda Latinoamérica especialmente en Bolivia y México, países que instrumentaron una reforma agraria. Pero el minifundio también es común en países que no han tenido un programa de reforma agraria intensivo. Lo que sí podemos afirmar, es que las leyes de reforma agraria han sido un instrumento muy importante utilizado para hacer el costo del factor trabajo mucho más barato. (Astorga, ibid: 89 y 90). Esta fue la razón por la que desde 1961 los E. a través de la “Alianza para el Progreso” con el apoyo de organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), comisionaron expertos en reforma agraria para convencer a los gobiernos latinoamericanos en la promoción de la reforma, pero con el objeto de apoyar al minifundio. Complementariamente a ésta política sucedió el proceso de la “Revolución Verde”, y el desarrollo vertiginoso de las plantaciones para exportación de la segunda guerra mundial. La inversión extranjera en las áreas rurales se expandió rápidamente y la necesidad de mano de obra cada día fue mayor. Comenzó a desaparecer el gran terrateniente tradicional surgiendo el nuevo empresario capitalista. Las organizaciones campesinas y la

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amenaza de reforma agraria forzaron al latifundista tradicional a modernizarse, a través de la revolución verde y a sus productos tradicionales añadió la producción de exportación. El propietario de la tierra tuvo que asumir un nuevo rostro en las negociaciones por la reforma agraria, aceptada por todos los gobiernos latinoamericanos y que se convertía automáticamente en una muralla de protección contra invasiones a su propiedad (Nahemkis, 1968).

VI. 2. La nueva política agraria y sus errores En el capítulo III, sección 1.2 se mencionó que durante los primeros años de gobierno de Luis Echeverría (1970-1972) el problema campesino se volvió parte importante de la escena política conforme los movimientos y la organización campesina asumieron posiciones de independencia y comenzó a darse la agitación estudiantil. La movilización campesina se volvió una realidad de 1971 en adelante, y para 1972 al menos 12 estados de la república habían experimentado movimientos con reclamos agrarios. Para 1973 dichos reclamos hacían acto de presencia en la totalidad de los estados demandando justicia contra el monopolio agrario, contra el intermediarismo, solicitando servicios básicos comunitarios así como préstamos para insumos. La lucha contra el caciquismo tomó otra dimensión, la diversidad de demandas provenientes del medio rural ilustraron sobre la limitada posibilidad del sector campesino, no sólo en términos económicos sino también en su potencial para expresión política. Los campesinos, productores y jornaleros modificaron el carácter de sus demandas, pero el aspecto fundamental durante éste período fue “la lucha por la tierra”. Los principales grupos campesinos se organizaron y buscaron alianzas con otras organizaciones cuyo común denominador era su independencia de las organizaciones gubernamentales. Dentro de los principales proyectos para desarrollo campesino se dio el programa para la producción ejidal colectiva, apoyo a la pequeña industria rural y redistribución agraria. El objetivo de éste programa era el establecimiento de 7 mil núcleos ejidales y para 1976, sólo había logrado 700. Aunque se decía en aquel tiempo que la oposición más fuerte a la integración colectiva surgía de los caciques, es muy probable que fueran los campesinos quienes no quisieran ver sus recursos manejados por empresas capitalistas en caso de que ellos perdieran control de los procesos productivos y fueran convertidos de un momento a otro en trabajadores asalariados. El país necesitaba aumentar la productividad rural, y se esperaba que la única forma de hacerlo dentro del sector ejidal fuera a través de la colectivización (Garduño 1978). La agroindustria ejidal generó empleos pero su efecto fue transitorio por la constante necesidad de inyección de recursos del gobierno. El aislamiento campesino del proceso de toma de decisiones, y la corrupción de la burocracia hizo inoperable ésta opción y la llevó a la quiebra. Finalmente, la redistribución agraria surgió como consecuencia de la lucha agraria que logró poner suficiente presión y causó la transferencia de cientos de miles de hectáreas hacia grupos activistas del Valle del Yaqui en Sonora al final de los 6 años de la administración de Echeverría. Las políticas agrarias de esos 6 años no lograron los objetivos planeados a pesar de haber aumentado

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5 veces los recursos para el campo. La política de apoyo ampliado a campesinos se expandió y varias empresas paraestatales tales como TABAMEX, INMECAFE y CONASUPO fueron revitalizados para apoyar a los productores. La producción de básicos disminuyó y solamente los productos ganaderos mostraron mayor actividad, y para 1972 representaron el 32% de la exportación de productos primarios. Si fue cierto que factores externos tales como; mercados desfavorables, condiciones climatológicas, aceleraron la disminución de la producción agrícola, es también cierto que la mayor producción de recursos financieros y apoyo a la infraestructura y al comercio básicamente beneficiaron a las formas de agricultura más rentables en el corto plazo. Entre 1974 y 1975 sólo 7 de los estados de la federación absorbían ya 30% de la inversión total pública al campo mientras que los restantes 25 absorbían el otro 70%. Con respecto al crédito, el noroeste dispuso de la tercera parte de los recursos disponibles para todo el país. (Castell y Rello, 1977). Los precios de garantía aumentaron en 140% y generaron mayores beneficios hacia aquellos sectores que disponían ya de suficientes recursos e infraestructura como para lograr altos volúmenes de producción. Los proyectos de apoyo al pequeño productor sólo ofrecían beneficios concretos a más largo plazo. Es importante señalar que la crisis durante esos años se vio aumentada por el colapso de la agricultura, por la pérdida de autosuficiencia alimentaria, el deterioro de la dieta popular y el déficit en la balanza de pagos por las crecientes importaciones, se dieron porque México se había convertido ya en parte de una nueva división internacional del trabajo, éste cambio comenzó después de la segunda guerra mundial en el área de producción de alimentos cuando un modelo de consumo de productos de origen animal fue impuesta en países en vías de desarrollo. Aunque ésta tendencia había afectado a sólo 20% de la población en México, recibió una gran cantidad de recursos productivos (Torrio 1982). En un estudio reciente Ruth Rama (1984) señala que el gran aumento en la demanda por alimentos de origen animal fue la base para la modernización del sector ganadero, el cual comenzó a ganar terreno a la agricultura, para pastoreo o para la producción de granos para alimento animal. Las empresas transnacionales para la exportación fueron las creadoras de estas nuevas industrias, las que crecieron a una tasa anual de 14% entre 1960 y 1975. En décadas recientes estas empresas han demandado frijol de soya y sorgo, con los consecuentes cambios en las prácticas productivas desplazando el cultivo de granos básicos de zonas de riego y de las mejores zonas templadas en el país. El cultivo de sorgo creció a costa de desplazar del mercado áreas de maíz. De 1962 a 1965 la cantidad de tierra utilizada para sorgo aumentó en 168%, de 1960 a 1982 hubo un aumento global de 1,665% y el producto ocupó casi 2 millones de hectáreas. Este cambio en políticas de cultivo no ha beneficiado al campesino, que no puede competir en un mercado altamente favorable a los grandes productores, y cuyo trabajo requiere menos mano de obra, pues el cultivo del sorgo que ha reemplazado al maíz requiere 8 días de trabajo menos por hectárea. El efecto total sobre el empleo es equivalente a la pérdida de 17 millones de hectáreas por ciclo. (Torrio, 1982). Otra consecuencia, y quizá la más seria de todas es la

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creciente dependencia de México en el mercado de granos básicos de Estados Unidos de Norteamérica. Durante los 70’s muchos de los sociólogos y antropólogos se vieron inmersos en los programas oficiales que aspiraban a organizar la agricultura. El análisis social lentamente recobró su capacidad de explicación de la situación social en las áreas rurales. Estos grupos de investigadores siguieron dos líneas específicas de razonamiento. El primero pensó que era conveniente aplicar la teoría Marxista al análisis de la situación mexicana, mientras que el otro asumió un punto de vista opuesto y llegó a conclusiones resultado de problemas diferentes y de regiones específicas. Aquellos que apoyaban la línea Marxista minimizaron el problema agrario otorgando poca importancia a las áreas de estudio, a la respuesta política de los campesinos, a las características culturales y a las consecuencias de algunos planes de desarrollo. Sin embargo su análisis perdió de vista aspectos muy importantes para la mejor comprensión de los movimientos campesinos, ya que no dieron una respuesta satisfactoriamente racional. Su respuesta se redujo solamente a señalar su satisfacción, a condenar errores, o ignorar ambas cosas. Sus argumentos fueron llamados “Descampesinistas” o “Proletaristas” y sugerían que el sector campesino ha sufrido una reducción significativa en número y que finalmente habrá de desaparecer, como lo predicen las leyes generales del desarrollo del sistema capitalista. Van más lejos aún, señalando que existe una clara tendencia hacia la polarización, concentrándose en los niveles intermedios de la burguesía y del proletariado, siendo éstas las causas fundamentales de un sistema capitalista. (De la Peña, 1979). La otra línea de análisis seguida por un grupo que se llamaba así mismo “como una fuerza autónoma en la arena política” (Warman, 1972), y que tenía durante los 70’s su propia explicación racional de la situación en el medio rural, relacionando a diversos grupos productivos con el estado y que introdujo también el aspecto histórico de dominación y explotación de clases, era conocida como los “Campesinistas”. Este grupo defendía la idea de que el campesino representa una categoría social bien definida, que daba evidencia cotidiana de su existencia y para la que no había posibilidad inmediata de proletarización dado los límites del desarrollo capitalista e industrial. Entre los campesinistas habían autores como Gustavo Esteva, identificado con organismos oficiales, pero habían otros que mantenían se independencia política y en algunos casos manifestaban simpatía hacia el campesino como Arturo Warman. En ambos casos existía una preocupación real por el desarrollo de un marco conceptual más realista y práctico, fue esta la razón por la que una nueva generación de investigadores agrarios trataron de combinar dos aspectos metodológicos que previamente habían mostrado cierta contradicción: la necesidad de elaborar estudios regionales y locales, de analizarlos y explicarlos teóricamente, de ampliar y enriquecer gradualmente la estructura teórica a través de la discusión permanente en diversos foros. VI. 3. Un cambio en la dirección Mientras el debate académico continuaba el presidente López Portillo asumió la presidencia de un país profundamente afectado por la crisis, evidenciado por una caída

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en la producción agrícola del 2.8% en 1976, por una falta de confianza de la clase política y de las clases medias agrarias quienes en los meses previos, durante el gobierno de Echeverría, fueron duramente afectados por la expropiación agraria y por los campesinos cuya situación de extrema pobreza reflejaba los más severos efectos de dicha crisis. Una gran proporción del ingreso generado por exportaciones de petróleo fue utilizado para importar alimentos, que en 1980 excedieron de los 12 millones de toneladas de granos que representaron el 16.5% de ingresos petroleros. (Pare, 1982). Las políticas agrarias de López Portillo tenían dos preocupaciones fundamentales. La primera era la de alcanzar nuevamente la autosuficiencia en la producción de básicos, y la segunda buscaba reorganizar a los campesinos. Durante el período anterior de gobierno, se había entregado toda la tierra susceptible de ser distribuida, y claramente el gobierno manifestó que no había más tierra para repartir. Se inició ésta nueva administración con un vasto programa para aumentar la producción de básicos a través de la introducción de créditos, asistencia técnica y otros insumos para estimular y aumentar la eficiencia de las agencias gubernamentales involucradas en la comercialización de bienes del campo. Estas políticas ciertamente aumentarían la producción pero la meta era la de beneficiar en general el consumo. “El Sistema Alimentario Mexicano (SAM)” (1) fue creado en un momento en que el país recobró la confianza perdida como resultado del creciente ingreso petrolero. El segundo aspecto, el de la reorganización campesina, abarcaba todas las acciones agrarias del gobierno, que desde un principio expresaba estar en contra de formas improductivas de minifundio y en contra también de la redistribución agraria. “... la tierra, debe de ser, no de aquellos que la trabajan sino de los que tienen los medios necesarios para hacerla productiva. La situación ideal es la de poseer el trabajo y la tierra pero cuando no existe disponibilidad de predios para todos, la alternativa necesaria e inevitable es que haya trabajo para todos... Habiendo alcanzado la etapa final del proceso redistribuido de tierra lo que todos los hombres que no la tienen desean, es la oportunidad de un empleo estable que les ofrezca seguridad.” (Fisher, 1985).

La nueva ley de fomento agropecuario autorizaba el establecimiento de unidades productivas a condición de que el estado las supervisara cuidadosamente. De acuerdo a algunos autores, esta ley fue el inicio real del desmantelamiento del ejido contraviniendo el artículo 27 de la ley de reforma agraria (Redclift, 1981). En contraste a las intenciones del SAM, que estimulaba la producción de granos, la producción ganadera continuó absorbiendo tierra cultivable en aquellos casos en los que se aceptaba que los ganaderos utilizaran parte de su tierra para el cultivo de básicos. Esto representaba para muchos una verdadera violación a la constitución y disfrazaba con políticas agrícolas un neolatifundismo. (Redclift, ibid). El SAM, que en su momento fue considerado como la última oportunidad para lograr autosuficiencia e independencia política, se encontraba en difíciles problemas tales como la monopolización de tierra y de capital por unos cuantos propietarios, de barreras burocráticas y corrupción en las diversas instancias responsables de su funcionamiento. De ésta manera el papel del SAM no se adaptó a una política de equidad (Spalding, 1985). Los campesinos involucrados en éste programa representaron un bajo porcentaje ya que la mayoría de tierras en climas templados carecían de las condiciones necesarias para las estrategias modernizados del proyecto y requerían fuertes

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inversiones. Estaba fuera del alcance y de la capacidad del SAM resolver el problema de miles y miles de campesinos sin tierra, o de aquellos cuyos predios eran de calidad marginal. El movimiento campesino que declinó de 1976 en adelante como consecuencia de la falta de coordinación entre las organizaciones más importantes, comenzó a robustecerse a partir de 1979. En ese tiempo diversos eventos coyunturales combinaron los esfuerzos de grupos independientes a través de la “Coordinadora Nacional Plan de Ayala” (CNPA) en octubre de 1979. El movimiento campesino marchó hacia adelante primero con organizaciones a nivel regional y luego nacional. A pesar de las diferencias en los problemas e intereses específicos de cada grupo existían factores que funcionaban como un común denominador del movimiento, tales como la pobreza, la demanda por la tierra, los problemas en la comercialización y el acceso a los insumos productivos y de crédito. Adicionalmente a esto la represión y la coerción municipal, uniformaba a estos grupos en sus pretensiones de justicia. La CNPA expandió en dos años sus actividades a través de marchas a la ciudad de México D.F, confrontaciones y ganó el reconocimiento de la Secretaría de la Reforma Agraria. De manera paralela a la CNPA, dos organizaciones campesinas independientes se comenzaron a desarrollar en su lucha por alcanzar más eficiencia en la organización de sus formas productivas y en la defensa de sus intereses contra los monopolios agrícolas y las empresas que comercializaban su producción. Ellos fueron la “Coalición de Ejidos del Valle del Yanqui y Mayo”, con demandas redistribuidas y de organización, “la Unión de Uniones y Grupos Solidarios del Estado de Chiapas”, que constituyó alrededor de cincuenta organizaciones de productores de café en ese estado. “De ésta manera para 1981 se podía percibir el surgimiento de un nuevo movimiento campesino, que a diferencia del de los 70’s busca principalmente integración, coherencia en sus acciones y fortalecimiento en su organización y alianzas (Canabal, 1983).

La respuesta del estado ante estos movimientos, fue la de modificar substancialmente las actitudes oficiales en relación al campo, arguyendo derechos históricos en la lucha campesina. Esto se configuró a través de los pronunciamientos del Secretario de la Reforma Agraria, quien agilizó la distribución de 38 mil hectáreas en la Huasteca (Toledo, 1980). El cambio de gobierno no significó una modificación substancial en la situación campesina, ya que los problemas de la época eran el resultado de conflictos estructurales que raramente habían modificado las políticas agrarias de gobiernos anteriores. Cuando el presidente Miguel de la Madrid comenzó en 1982, el país sufría grandes problemas de deuda externa, por ello los planes gubernamentales se restringieron, como consecuencia de las políticas de austeridad impuestas. El SAM desapareció, y vino en su lugar el Programa Nacional de Alimentación (PRONAL), cuyos objetivos eran los mismos del SAM, pero sin definir claramente las acciones necesarias para alcanzar sus metas. Es decir, no mencionaba como se combatiría el problema de la concentración de la tierra, ni el del desempleo en áreas rurales. Otro problema enfrentado por el SAM, y por el PRONAL, era

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el de la excesiva autonomía de las dependencias gubernamentales como el Banrural y Conasupo (Redclift, 1981). La autosuficiencia alimentaria dejó de ser un objetivo a lograr en el corto plazo, dada la insuficiencia técnica para producir básicos, y hubo que importar entre 1982 y 1985 un promedio anual de 9 millones de tonales de grano. En 1984 el Secretario de la Reforma Agraria presentó los resultados del diagnóstico de empleo rural señalando, que de la población rural económicamente activa de aproximadamente 7.1 millones de personas, solamente 3.4 se ocupaban permanente, los otros 3.7 millones tenían que buscar trabajo como empleados para poder subsistir. De éstos últimos alrededor de medio millón de minifundistas habían abandonado su tierra y lugar de origen en busca de mejores condiciones de vida. (Uno Más Uno, 1984). Ese mismo año el gobierno reconoció que los niveles nutricionales de la mayoría de la población disminuyeron substancialmente, situación que era más aguda en las áreas rurales del centro y sur del país, a donde la población indígena dependía fuertemente de la producción de básicos. Contrario al hecho de que varios estados de la república izaron la “Bandera Blanca” (no existencia de tierras para reparto agrario), grupos de campesinos denunciaron la existencia de más de 30 millones de hectáreas, disponibles para ser redistribuidas entre al menos 3 millones de campesinos desposeídos (Excélsior, 12 de abril, 1985). El gobierno de López Portillo (1976-1982) definió la crisis como productiva y no de orden social o político, mucho menos estructural. Dentro del gobierno se inició un debate sobe el papel de la agricultura en el desarrollo económico del país. Los sectores más poderosos de la clase media rural defendieron muy especialmente la práctica y la teoría de “Las Ventajas Comparativas” y por ello la exportación de legumbres y ganado a Estados Unidos de Norteamérica, con el pretexto de crear utilidades para financiar el desarrollo de la nación. Sin embargo es bien sabido que frecuentemente, las utilidades generadas por la exportación de estos productos alimentaban las cuentas bancarias en el extranjero, más que apoyar el desarrollo económico de la nación. A éstas alturas de la crisis, el abasto de granos básicos dependía directamente de las exportaciones petroleras, y por ello permanecía sujeto a presiones comerciales implícitas en las variaciones del precio del crudo, en el mercado internacional y más aún a presiones del FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI) que ponía una serie de obstáculos y condiciones para otorgar fondos para el pago de servicios por la deuda externa. Estas presiones, discutidas en el capítulo III, definieron frecuentemente las políticas del gobierno mexicano. A esas alturas, la autosuficiencia alimentaria surgió como una bandera de los sectores más nacionalistas, incrustados en el estado, como un requisito indispensable para un desarrollo económico autónomo, y como garantía de soberanía nacional. De 1979 en adelante los argumentos que giraban alrededor del SAM esgrimían la autosuficiencia alimentaria como la base para estructurar las demandas campesinas en el largo plazo. Esta política tendría diferentes respuestas dentro del movimiento; de tolerancia, de rechazo o sujeta a manipulación estratégica. Sin amargo existía la opinión en algunas áreas de gobierno y en las clases medias rurales, de que la eficiencia y la productividad eran incompatibles con los aspectos sociales de la agricultura, a los que se culpaba de la crisis.

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En un compromiso entre las diferentes corrientes involucradas en el medio rural, un nuevo pacto social fue impuesto a los grupos campesinos: una alianza con el estado que se fundaba en la autosuficiencia alimentaria, buscando al mismo tiempo modificar el marco administrativo y legal: “La Ley de Fomento Agrario” (LFA) que fue formulada para facilitar el proceso de privatización de la tierra. La impresión inicial de ésta política era ciertamente contradictoria. Era un nuevo pacto social que representaba consenso, es decir que lograba un objetivo en interés de la nación sin tomar en cuanta los intereses específicos de clases que buscaban en beneficiarse de él. La privatización de la tierra, por otro lado era parte del doble cambio que se inició a partir de la mitad de los 70’s. Después del período neopopulista que existió durante el gobierno de Echeverría, un nuevo fenómeno surgió en la arena política. La irrupción cada vez mayor de empresarios al sector público, no solamente en el sector financiero, también en la agricultura. Esto significó que a partir de 1976 la influencia de las clases medias agrarias era muy fuerte en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicas, lo que modificó también la estructura de grupos de la Confederación Nacional Campesina (tradicionalmente de campesinos) para incrustar en sus cuadros algunos representantes de la aristocracia agrícola. El segundo cambio fue el de la política de austeridad, resultado de la aplicación de las medidas recomendadas por el FMI. La reducción de los gastos del sector público, y la mayor privatización de la economía resultó en la suspensión de programas de bienestar social y en la reordenación de los subsidios hacia las clases medias. Esta brecha entre las clases sociales, se ampliaba más diariamente, mientras la discusión política acerca de la intervención del estado y su alianza con los campesinos por un lado, por el otro las políticas instrumentadas manifestaban lo opuesto (Grindle, 1985). Así durante el sexenio de López Portillo el gobierno le declaró la guerra a los movimientos campesinos plantando la “bandera blanca”, que alguna vez hizo el presidente Calles. Pocos grupos campesinos resultaron beneficiados del SAM y de la alianza entre campesinos y el gobierno. Los proyectos de autosuficiencia, en la opinión del autor, tuvieron un carácter altamente elitista ya que la política de precios continuó discriminando algunos productos y productores, sin cuestionar la orientación de la producción cuyo objeto era satisfacer las necesidades del mercado norteamericano, así como la excesiva concentración de recursos, principalmente de tierra. El carácter nacionalista del proyecto fue seriamente limitado por no promover la generación de tecnologías locales o adaptadas al medio, por el contrario empujaba hacia una mayor intervención del capital extranjero y de las agroindustrias transnacionales como una salida a la crisis (Rama, 1984). Por otro lado los aspectos sociales de la agricultura fueron perdiendo importancia en todos los terrenos. La lógica del capital comenzó a ser aplicada en las mejores regiones productivas. Las zonas marginales parecían destinadas a ser abandonadas a su suerte. En lugar de buscar sus potencialidades, se convirtieron en simples receptoras de subsidios para alimentos, ya que no correspondían a las necesidades generales del modelo de acumulación. En concreto, las tendencias de la política agrícola dentro del marco de la crisis económica, tuvieron una redifinición. Sin embargo, es muy difícil hablar de una

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política oficial solamente ya que el sujeto que nos ocupa tiene múltiples vertientes y presiones dentro del gobierno. Presiones que corresponden a diferentes grupos de interés: inversionistas y agricultores ligados a las grandes multinacionales, a la comercialización o también los tecnócratas nacionalistas. Este es un aspecto en el que enfatizamos a lo largo del capítulo III refiriéndonos a los diferentes grupos de influencia en el gobierno. Sumarizando, ésta política agraria consiste en: 1)mayor apoyo legal y económico para propiedad privada especialmente a las grandes propiedades, a expensas del sector social, 2)la subordinación de la economía campesina al gran capital especialmente a multinacionales, con la posterior proletarización, 3) los precios de garantía continuaron favoreciendo los cultivos destinados a la producción de carne, para consumo principalmente de los mercados externos o para las clases media y alta de nuestra sociedad. Detrás de ésta política se percibe la fuerza de las clases medias agrarias, que buscan mayor capitalización de sus empresas, orientar sus procesos productivos hacia productos intensivos en capital, para el mercado internacional y por último mantener o elevar su ingreso. En ésta redefinición de beneficiarios de la reforma agraria, el carácter de lucha por la tierra y por el control del proceso productivo se modifica también (Astorga, 1985). Mencionamos anteriormente que los movimientos campesinos se encontraban fragmentados. Algunos con aspectos en común, otros con diferencias aparentemente irreconciliables. No es posible dentro del contexto de éste trabajo referirnos a cada una de las organizaciones que forman el movimiento campesino independiente. Pero es intención del autor, centrar la discusión dentro de un marco de referencia lo suficientemente amplio como para permitir la derivación de juicios en relación a su evolución. Dentro de los movimientos campesinos se pueden distinguir dos formas diferentes de organización. Las que tienen un carácter “oficial” (alguna relación con el gobierno) y las de grupos absolutamente independientes. (Caníbal, 1983). El primer grupo, el que llamamos oficial, generalmente se encuentra afiliado a la CNC y tiene alguna liga con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque no siempre con la anuencia de todos sus miembros. Por otro lado las llamadas organizaciones autónomas independientes, el segundo grupo arriba mencionado, tiene sus orígenes desde el proceso armado de 1910. Cuando el gobierno trató de suprimir todos los movimientos agrarios y creó a partir de 1938 la CNC, durante la presidencia de Lázaro Cárdenas se inició una relación horizontal que buscaba la unificación de todas las organizaciones regionales campesinas. Sin embargo el PRI volvió a recomponer ésta forma de relación haciéndola vertical. Paradójicamente, éste partido que incorporaba a las organizaciones y a las masas al proceso de toma de decisiones, fue el que sentó las bases para crear las condiciones óptimas para el desarrollo del capital nacional y extranjero con un carácter poco social. Las bases para éste pacto de colaboración son altamente significativas para el sistema financiero, político y social, aunque sus efectos son limitados a una minoría. De 1940 en adelante el papel principal de la CNC ha sido el un canal de comunicación entre las políticas económicas de cada

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gobierno y el sector rural. Como parte de sus funciones las organizaciones oficiales han tenido acceso y disponibilidad a créditos, a cambio de ello rara vez se oponen a los proyectos gubernamentales, y han sido menos capaces de presentar una estrategia alternativa que cumpla con los intereses históricos de los campesinos. En conclusión lo que caracteriza al movimiento oficial es su subordinación al programa del partido en el poder y al capitalismo mexicano en general. Cuando hablamos del movimiento campesino independiente, algunos piensan que éste es el único que existe, para otros es una categoría bastante vaga, y en parte es cierto pues con la falta de consenso que existe entre los grupos es difícil decir quien pertenece a estos. El movimiento llamado independiente que ha mostrado su existencia desde 1920 se define como: 1) preocupado, junto con el resto de las clases sociales dominadas en busca de una estrategia de desarrollo, favorable a sus intereses, y que unifique sus demandas que correspondan a fines comunes, 2) para lograr esto es necesario considerar y definir el rango y número de sus miembros para que reuniéndolos con aquellos que se han separado del partido oficial, se recobre la autonomía de la organización. Es necesario distinguir las diferentes formas de movimientos campesinos independientes. Por un lado las organizaciones activas, por el otro las intervenciones de los grupos de interés, y por último aquellos que se oponen a que sus miembros se afilien a un partido político, 3) la defensa de los intereses de sus miembros, en lugar de respuestas violentas, dando prioridad al desarrollo del sector agrícola privado a un tremendo costo social que favorece los intereses del gran capital, 4)un intento de organizar nuevas formas colectivas y de motivación personal para la participación democrática (Canabal, 1985). De acuerdo a lo anteriormente mencionado, las demandas de los principales grupos campesinos independientes, rebasan las solicitudes de tierra, agua y crédito. Sus peticiones se perfilan hacia la recuperación o a la creación de organizaciones sociales autónomas, que se perdieron cuando la CNC subordinó sus políticas a las del gobierno. La diferencia más importante entre las organizaciones oficiales y las no oficiales es el tipo de relación que cada una tiene con el gobierno. Una vez más los perfiles de cada organización no nos dan con precisión una fotografía exacta de cada organización, así como en forma intermitente las organizaciones oficiales han tenido que instrumentar decisiones en contra de los intereses del gobierno, como respuesta a la demanda de las bases. Hay ocasiones en que la alianza o coalición con grupos independientes surge como una necesidad ineludible. Igualmente hay grupos del llamado movimiento independiente que alcanzan acuerdos con el estado buscando ganar fuerza y terreno en su lucha contra las clases medias (Cordera, 1979). Por otro lado, existen organizaciones que se encuentran en posiciones intermedias. Estas son las llamadas semioficiales u oficialistas. Estas se caracterizan por tener líderes que utilizan un lenguaje radical y amenazan realizar acciones contra los grupos de poder. Muy frecuentemente estos líderes conspiran desde las oficinas gubernamentales, o en ocasiones con los mismos latifundistas. Estas formas de organización funcionan como una válvula de escape a las demandas campesinas que por lo general no son tomadas en cuenta.

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VI. 4. La lucha sindical Entre 1970 y 1984 la lucha por un sindicalismo agrícola organizado, comienza a tener efecto en todo el país. Dentro de los factores más importantes que limitaron la organización de grupos rurales podemos citar los siguientes: 1) la inseguridad que representan para el trabajador los ciclos agrícolas productivos. 2) la variedad de expectativas y de necesidades de los grupos de jornaleros. 3) las ataduras que éstos trabajadores tienen a sus unidades productivas o comunidades. 4) la negativa y represión que los grupos independientes reciben de parte de las autoridades, para su organización y defensa de derechos, de manera directa impidiendo el registro legal de éstas organizaciones. (González, 1971). A nivel nacional dos grupos de trabajadores crecieron con un carácter bastante independiente, éstos eran “la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), y el Sindicato de Trabajadores Agrícolas y Campesinos (SITRAC)”. Dichos grupos se formaron principalmente de organizaciones de trabajadores temporales que buscaban incrementos en sueldos, cuando la inflación en el país había congelado cualquier posible mejoría salarial. Al mismo tiempo luchaban por la dotación de servicios como agua, luz, escuelas, casas, asistencia médica y apoyo alimentario. No es conveniente interpretar como evidencia de un movimiento general la existencia de dos grupos con cobertura nacional. Algunos autores aseguran que la CIOAC manifestó excesiva preocupación por su registro como sindicato nacional, sin contar a nivel regional con una representación sólida. Era evidente que el objeto de ésta agrupación era que en las áreas rurales surgieran grupos que buscaran su afiliación a una organización con reconocimiento de las autoridades. A pesar de ello, no podemos subestimar la importancia de las demandas para un registro oficial de un grupo independiente, y es conveniente no aceptar que las organizaciones oficiales tienen el monopolio de la verdad en lo que a derechos sindicales se refiere. Al contrario de lo estimado, la lucha sindical concebida por la CIOAC no impidió la demanda de tierra. Como muestra de ello, en su 5o. Congreso de 1983, se señaló que los comités agrarios que inicialmente organizaron las campañas de lucha por la tierra deberían funcionar como los núcleos de la organización. (El Día, 17 de abril, 1983). La lucha de los jornaleros y campesinos pobres, en demanda de tierras y organización, está dirigida en contra de las clases medias y propietarios de la tierra con propósitos para la agricultura y ganadería. En un análisis regional es posible ver diferencias cualitativas y cuantitativas entre las clases medias del noroeste de la república y la de los altos de Chiapas, o la de los ganaderos de la Huasteca, que representan una profunda penetración del capitalismo. A pesar de las diferencias internas en las clases rurales medias, éstas poseen un común denominador, la alianza entre las clases dominantes y el poder local y regional. Este hecho, creó conciencia de clases y aceleró las disputas regionales. Organizaciones como la CNPA y la CIOAC se han unido a través de sus experiencias organizativas y eventualmente habrá de surgir un movimiento nacional real. Mientras tanto, el movimiento de organización, como un fin y no como un medio para lograr justicia social,

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habrá de permanecer aislado y sin posibilidades de alcanzar dimensiones a escala nacional. Los mismos protagonistas están involucrados en los movimientos para el sindicalismo, y para la lucha agraria. En ambos procesos, el capitalismo confronta en forma dual al movimiento campesino, como jefes y como propietarios de la tierra. En vista del rechazo de los terratenientes de respetar los derechos laborales, y de su incapacidad para resolver la crisis de la producción agrícola, durante los 30’s el sindicalismo campesino era sinónimo de lucha agraria, como consecuencia de ello las leyes se modificaron para otorgarles derechos a quienes anteriormente le fueron negados. En 1984 la correlación “causa-efecto” era diferente. La legislación fue modificada de nuevo pero ésta vez, para proteger a la propiedad privada, y en beneficio de la expansión del capitalismo. La lucha por la tierra y por la organización sindical no era percibida por los campesinos como eventos diferentes, pero comenzaron a ser vistas como dos fases del mismo proceso (Gutiérrez, 1976).

SEGUNDA PARTE

VI. 5. Historia del movimiento agrario en Chiapas En el capítulo IV se mencionó que durante el levantamiento armado de 1910, escasamente vivió Chiapas momentos de lucha tan dinámicos y violentos como el norte de la república. Por el contrario los grupos terratenientes ganaron poder político y económico. Los grupos liberales de los valles Centrales (Tuxtla Gutiérrez) con ideas Carrancistas, lucharon contra los intereses conservadores de los terratenientes de la zona de los Altos, que buscaban defender la permanencia de sus intereses aristócrata-feudales. Sin embargo cuando los privilegios de ambas facciones se vieron amenazados por la injerencia del gobierno central, unieron sus fuerzas y declararon la guerra al constitucionalismo de Carnaza, el 2 de diciembre de 1914 a través del “Acta de Cangui”, firmada en las márgenes del río Grijalva. Esta contrarrevolución triunfo después de 6 años de lucha y resultó en una ola agraria reaccionaria, que de manera inexplicable fue apoyada por indígenas, campesinos y productores rurales en una muestra de lealtad (sin límites) a sus amos, los propietarios de la tierra. (2). El 19 de enero de 1915 se instaló una comisión agraria en Chiapas, la que distribuyó 200 mil ha. de terrenos nacionales de calidad media, creando los primeros ejidos. En la Frailesca algunos latifundios fueron redistribuidos. (3). (Deverre, 1976). En la zona de los altos el movimiento armado fue encabezado por Alberto Pineda, quien al frente de la “Brigada de las Casas” derrotó al ejército constitucionalista en la rivera de río Grijalva. Dando nacimiento al mapachismo, nombre dado a los rebeldes por su astucia y sagacidad. (García de León, 1977: 62). Después de largas negociaciones, en 1920 el presidente Álvaro Obregón reconoció a Pineda como general de ejército y nombró a

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Tiburcio Fernández Ruiz, uno de los más poderosos terratenientes de los valles Centrales como Gobernador de Chiapas (García de León op. cit.). Estos eventos le dieron solidez y poder político a la oligarquía terrateniente chiapaneca, y sumieron a los grupos campesinos en niveles de extrema pobreza, pocas veces visto en el resto del país. El proceso de redistribución agraria Cardenista en Chiapas avanzó lentamente. Se desarrolló más rápido en la región Tojolabal en la zona de Comalapa, en las márgenes de río Grijalva, y en algunos municipios de la zona de los Altos. Sin embargo por ser el ejército el que realizaba labores de vigilancia, muy frecuentemente realizaban medidas represivas y punitivas, los campesinos en lugar de ser privilegiados eran las víctimas, lo cual generaba desafección y enojo. El sexenio de Echeverría elevó las esperanzas de que a través de las denuncias de latifundios y las políticas redistribuidas, los grupos campesinos verían satisfechas sus demandas. Todo esto parece hoy una mezcla de entusiasmo, milenarismo y sentido arcaico. Sin embargo se ve considerablemente enriquecido con la participación de campesinos mestizos, y por la proletarización de trabajadores temporales, quienes trabajan en el Soconusco, y en los Altos llevando con ellos la semilla de disgusto expresada en demandas por derechos y bienestar político, económico y social. La crisis agraria que se desencadena de 1970 en adelante, tuvo dramáticas características en Chiapas y se analiza más adelante. Esto fue resultado directo del gran desarrollo capitalista, el cual se llevó a cabo sin que las relaciones sociales dentro de los procesos productivos se modernizaran, de manera sistémica. Esta es una situación que representa a la mayoría de la clase rural trabajadora chiapaneca, en un escenario de miseria tal que en tiempos recientes ha sido exacerbado por la violenta competencia generada por la aparición de miles de inmigrantes guatemaltecos en busca de trabajo. Dada la dificultad que representa el sintetizar los movimientos campesinos, en a tabla VI-1 reproducimos las principales características de los movimientos campesinos en Chiapas. (Odile y Singer, México, 1983). Este análisis clasifica los movimientos en regional, municipal y local como consecuencia de su división geopolítica en el estado. De esta manera podemos ilustrar, el origen de los problemas, los actores principales, su importancia y al final de cuentas las formas de represión que ellos sufren. VI. 6. Las políticas desarrollistas regionales Chiapas vivió momentos de esperanza en 1972, cuando el Programa de Desarrollo de Chiapas (PRODECH) recibió financiamientos anuales de 6 millones de dólares de la Organización de las Naciones Unidas (UNICEF; FAO; UNESCO y UNDESA) que buscaron institucionalizar programas de desarrollo regional, a través de la organización y crecimiento de las fuerzas productivas. Buscaba el proyecto, mejorar la educación, la salud, la agricultura, las comunicaciones, electricidad y promover el desarrollo integrado de zonas estratégicas. Para ello y buscando disminuir la dispersión geográfica de los habitantes, se construyeron en Chiapas alrededor de 2 mil kms. de carreteras. (Deverre, 1980). El primer resultado fue la disminución en precios de productos agrícolas, que ahora abaratarían su costo de transporte y alcanzarían los mercados de consumo. Otro

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resultado, fue comunicar zonas que anteriormente se encontraban aisladas, permitiendo acceso a los servicios. La tercera consecuencia del plan fue que grandes grupos de indígenas, de las zonas más pobres, se trasladaron a aquellos lugares estratégicos donde se creaba empleo por la construcción de vías de comunicación, de transporte y servicios. Esto provocó que productores tradicionalmente dedicados a productos de subsistencia abandonaran sus predios. Adicionalmente, el disgusto que causaba trabajar en las plantaciones de café del Soconusco, fue mitigado por el espejismo de un trabajo pagado semanalmente, en programas del gobierno federal. Indígenas Zinacantecos abandonaron sus campos maiceros en las zonas de los valles Centrales para incorporarse a los programas anteriormente mencionados. (Cancian, 1972). El final, dramático y drástico fue que muy pronto la producción de maíz sufrió un colapso, elevando considerablemente su precio de mercado (Friedmann, 1978). Por otro lado, los finquemos de café del Soconusco se vieron en la necesidad de sustituir a los trabajadores de la zona de los Altos, por jornaleros guatemaltecos, que con sueldos más bajos llegaron a la región masivamente. El éxodo de guatemaltecos, intensificado por la represión militar en su país, los bajos sueldos demandados y los precarios estándares de vida al que estaban acostumbrados, sirvieron de estímulo para que los productores de café cambiaran de preferencia por la mano de obra. Existiendo el antecedente de que los trabajadores guatemaltecos, por cientos de años habían nacido y vivido dentro de la cultura del café y en ocasiones mostraban más habilidad, a un menor costo que los trabajadores mexicanos. Aspectos que en suma causaron problemas de orden socioeconómico en Chiapas, empeorando de manera substancial la situación del medio rural, por las siguientes razones: 1) la costumbre de trabajo permanente se generalizó entre los grupos campesinos. Cuando las obras del gobierno federal en 1982 disminuyeron, la crisis económica se agravó. Adicionalmente, los productores de café del Soconusco tuvieron la oportunidad de contratar mano de obra barata y sumisa, procedente de Guatemala. 2) Los campesinos se acostumbraron a un tipo de consumo, creándose nuevas necesidades y mayor conocimiento del mercado. 3) El alza en el precio de mercado del maíz como consecuencia de la disminución de zonas cultivadas, causó mayor malestar entre los grupos campesinos. 4) El surgimiento de clases medias en las comunidades indígenas, que pronto se aliaron con las clases medias urbanas, otorgaron el monopolio del transporte y ventas de mercancías a unos cuantos, culminando en divisiones y antagonismos profundos en las comunidades indígenas. En su egoísmo e interés por el control político local, ésta naciente clase media indígena agravió a las organizaciones tradicionales de la comunidad, que mezclado con asuntos religiosos precipitó movimientos sociales en proporciones altamente violentas, especialmente en Chamula, Teopisca, Simojovel, etc. (Friedman, 1978). Como consecuencia de la infraestructura caminera en el estado, un rápido crecimiento de la ganadería y de la explotación maderera aumentó el desempleo de los campesinos

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pobres, impidiéndoles la renta de la tierra para siembra de maíz, pues esta en lo sucesivo se utilizaría como potrero. Alrededor de 3 mil familias dedicadas a la siembra de productos básicos, fueron expulsadas, y en ocasiones obligadas por el ejército a abandonar sus comunidades como consecuencia de las concesiones otorgadas a compañías madereras. En aras de alcanzar una mejor comprensión de los movimientos agrarios de 1983, es importante considerar los tres principales factores del desarrollo capitalista que generaron tensión social. Este análisis se hará como consecuencia de nuestra hipótesis inicial: que el enorme y desequilibrado desarrollo del capitalismo en el sector agrícola chiapaneco inició la desintegración social que actualmente socava los cimientos y la cohesión del estado. Los factores principales se analizan a continuación: 6.6.1. Las plantaciones cafetaleras del Soconusco En el capitulo IV se analiza la evolución de la agricultura capitalista, considerando la cantidad de recursos económicos involucrados en este proceso productivo, y mostramos como ese desequilibrio en la distribución de insumos para la producción creó regiones prosperas y desarrolladas en el contexto agrícola, particularmente el Soconusco y otras que se convirtieron en generadores de mano de obra como consecuencia de su importancia marginal en los procesos productivos, tal es el caso de los altos. Desde fines del siglo XVIII, el Soconusco ha sido una región productora de café, pero fue hasta mediados del Siglo XIX, cuando la actividad tomó las dimensiones actuales. En aquel tiempo 1500 arbustos de la variedad “bourbon“ fueron importadas de Guatemala, e introducidas a Tapachula, Tuxtla Chico, Cacahoatán, Metapa, Unión Juárez y zonas aledañas. Previamente los propietarios de las 800 fincas locales eran productores indígenas, que además de café cultivaban Cacao, Frijol y Maíz, situación que creó un ambiente de autosuficiencia a estos productores autóctonos. En 1850 un pequeño grupo de inversionistas Alemanes irrumpieron en la agricultura Chiapaneca para invertir en la producción de café aprovechando la ventaja de las abundantes tierras vírgenes, escasamente poblada por población indígena y con condiciones altamente favorables para el desarrollo intensivo de este producto (Schwartz, 1975). La tierra adquirida por los alemanes, fue otorgada a bajo precio por la Compañía Inglesa de Terrenos y Colonización LTD. A partir de ese momento la intensificación de la producción, basada en el capital extranjero desarrollo de manera dinámica la región del Soconusco. La demanda por mano de obra creció en forma desproporcionada, los productores maiceros (indígenas) de la zona de los altos fueron cautivados por las oportunidades de trabajo en las plantaciones de café y no dudaron en abandonar sus comunidades en busca de mejores oportunidades en las tierras cálidas del Soconusco. Fue creado en San Cristóbal de las Casas, una organización para el reclutamiento y traslado de indígenas a las plantaciones. La situación de los indígenas en las plantaciones de café ha sufrido ligeros cambios durante los últimos 150 años. Generalmente son los jóvenes quienes rentan su mano de obra. En las fincas viven en condiciones de hacinamiento, son mal pagados, y

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deficientemente alimentados. No gozan de servicios médicos, educación ó asesoría legal para garantizar la seguridad del empleo. Pocos de ellos gozan de ser trabajadores permanentes, INMECAFE calcula que existen aproximadamente 10 000 trabajadores permanentes a lo largo de 16 municipios, mientras que los de tipo temporal suman hasta 40 000 (INMECAFE, Informe anual 1984). Desde los tiempos de Porfirio Díaz los finqueros utilizaron a trabajadores temporales, por la ventaja de mantener un equilibrio entre la agricultura de subsistencia y la fuerza de trabajo disponible. Esto es que en las épocas fuera de cosecha, el propietario de la plantación no tiene la obligación de mantener a los empleados, los cuales regresan a sus predios para producir el maíz que le dará sustento a lo largo del año (Castro 1979:5). El sistema de reclutamiento existe, bajo el disfraz de una organización de trabajadores agrícolas, y el alquiler de trabajadores migratorios se ha convertido en parte de la estructura socioeconómica tradicional de las comunidades indígenas en los altos de Chiapas, por la creciente dependencia económica del indígena. Las consecuencias más importantes de esta dependencia se ilustran de la siguiente manera: 1) la imposibilidad de desarrollar una agricultura comercial en los altos por la necesaria presencia de los propietarios, 2) la creación de necesidades novedosas y poco realistas, impulsadas a través del sistema de pagos de sueldos, motiva a los campesinos a buscar trabajo asalariado fijo, en lugar del trabajo agrícola que es a destajo. 3) el abandono temporal de zonas que se rentaron a ganaderos, y que ahora los campesinos se encuentran imposibilitados de recuperarlos. 4) la transformación gradual de tierra, tradicionalmente utilizada para monocultivos de subsistencias, convertida ahora en potreros para producción ganadera, que reduce la capacidad de Chiapas para producir básicos, particularmente maíz. Una explicación del desigual grado de desarrollo que caracteriza a estas dos regiones, es el hecho de que formas no capitalistas de producción proveen, a bajos precios en ocasiones inferiores a sus costos de producción, materias primas y mano de obra a una región agrícola altamente capitalista. Sin embargo en los últimos 10 años esta región en condiciones de inferioridad, los altos, ha mostrado niveles crecientes de efervescencia política y demandas sociales, como resultado de la mayor proletarización de los campesinos. La producción de café, que es la principal contribución de Chiapas para la exportación, al Producto Nacional Bruto Agrícola (mas del 41% del total de la producción del café en México, ver tablas IV.1 y IV. 2), se ha extendido recientemente a las comunidades Tzeltal y Tojolabal, a donde ha jugado un papel fundamental en la economía campesina. El alza espectacular en el precio del producto, como consecuencia del colapso de la producción Brasileña y colombiana en 1974, indujo al gobierno federal a promover la creación de nuevas plantaciones a través del INMECAFE. Los funcionarios de dicha institución convencieron al gobierno federal sobre la conveniencia de sustituir con café la tierra reservada par al cultivo de productos de subsistencia. Como mencionamos anteriormente, esto contribuyó a un considerable incremento en precios del maíz. Adicionalmente, la

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fijación de los precios del café no esta determinada por el gobierno mexicano, ya que se encuentra atada a los mercados internacionales, lo cual tiene efectos de largo plazo e irreversibles en la economía campesina. Otro factor que operó en contra de los campesinos fue la masiva plantación de café en tierra poco apta para el cultivo, generando bajos rendimientos y causando rápida erosión de los suelos. En un análisis final los pequeños propietarios (minifundistas) de todo el estado, se encuentran luchando en condiciones desiguales con los grandes productores del Soconusco, quienes tienen mejor calidad en el producto, con procesos de maquila mejores, relaciones comerciales más seguras y por último mayor control sobre los precios del producto. Es así como los pequeños productores de otras regiones se ven más seriamente afectados con las fluctuaciones de precio.

6.6.2. La explotación de la selva lacandona Es conocido a nivel mundial que en el estado de Chiapas existe una de las más famosas reservas maderables en el mundo, consistente principalmente de Caoba y Cedro Rojo, se extiende desde la zona de los altos hasta la frontera con Guatemala. Con un área de alrededor de 1,286,017 ha. representa la quinta parte del territorio estatal. De los 5,338,675 ha. son de bosques que cubren Chiapas, 3,543,200 ha. de bosques maderables, de los cuales 2,123,725 ha. son bosques de temporal y 1,419,475 ha., son de zona templada.(El Día, 28 de Febrero de 1983). Desde 1950, y especialmente desde 1965 colonia indígenas de Tzeltales y Choles se han movido hacia el interior de la Selva, previamente ocupada por algunas familias lacandonas. La explotación maderera ha crecido de forma irregular, la ganadería ha ganado terreno en forma desproporcionada, lo que ha resultado en gigantescas fincas ganaderas, básicamente en los municipios de Ocosingo y Margaritas. La tala y limpia inmoderada que acompañó a esta inesperada ola de migración (entre 40 mil y 60 mil personas) forzó a las autoridades federales a instrumentar medidas de control contra las compañías madereras. Para 1970 el gobierno federal declaró 662,000 ha., el Parque Nacional Lacandón, que fue entregado a 500 indígenas de ese grupo en 1975, y constituyó oficialmente una empresa tripartita, llamada Compañía Forestal de la Lacandona S.A.(COFOLASA),(El Día, op.cit.). A partir de 1976 diversos poblados en la selva fueron brutalmente desalojados formando dos centros de población en las esquinas del parque nacional: Palestina (nuevo centro de población Velasco Suárez) y Corozal (nuevo centro de población Luis Echeverría). Estos conflictos han sido agravados por los recientes reasentamientos de mas de 10,000 indígenas Zoques sobrevivientes de la erupción del volcán Chichonal, en abril de 1983, en el valle de Santo Domingo en las márgenes de la zona selvática. La creciente demanda de tierra para cultivo de productos de subsistencia por los nuevos habitantes de la selva, choca con los intereses de las explotaciones madereras, precipitando una ola de represión que ha afectado varios centros de población y es evidente a través de muertes, violencia y

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terror de parte de los latifundistas quienes en ocasiones utilizan “guardias blancas” (personas responsables de la seguridad de las fincas), con la aprobación generalmente de las autoridades regionales. Esta situación nos conduce a las siguientes conclusiones: 1) Que el balance ecológico del estado y la Nación se encuentra seriamente amenazado por la reforestación de la selva, en la que participan compañías madereras y asentamientos indígenas. Su recuperación habrá de tomar al menos 40 años, a partir de esta fecha. 2) que no es totalmente cierto la publicidad generada en relación a que la explotación desproporcionada de los recursos naturales es consecuencia, solamente, de los nuevos centros de población. 3) que otro factor seriamente desestabilizador es la aparición de miles de refugiados Guatemaltecos, cuya integración económica no ha sido considerada, ni siquiera en el corto plazo. (De Vos, 1984). Dentro de las principales organizaciones campesinas, operando activamente en la selva, está la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), que actualmente tiene en la región alrededor de 10,000 miembros que ocupan mas de 40,000 ha. (El Día, 28 de Febrero de 1983). La selva Lacandona, tradicionalmente atrasada y deshabitada, en los últimos 10 años ha cobrado importancia inusitada, lo que ha creado crisis ente las diferentes comunidades campesinas, que experimentan un clima de violencia endémica, exacerbados por represión caciquil-policiaca que genera cambios destructivos en el balance ecológico, lo que nos permite ya pronosticar consecuencias desastrosas para el medio ambiente.

6.6.3. La ganadería en Chiapas A nivel nacional Chiapas ocupa el tercer lugar como productor de carne. Las zonas principales son las siguientes: 1) en el norte del estado los municipios de Pichucalco, Tecpatan, Copainalá, Ostuacán, Salto de Agua, Catazajá y Ocosingo con un total de 556,500 ha. 2) en los valles centrales, los municipios de La Concordia, Cintalapa, Jiquipilas, Villa Flores, Villa Corzo y Teopisca con 183,200 ha. 3) en las planicies costeras del Pacífico los municipios de Arriaga, Tonalá, Pijijiapan y Mapastepec, con un total de 696,600. Para 1980 habían en el estado al rededor de 3,214,050 cabezas de ganado lo cual, explica claramente la substitución de tierras utilizadas previamente para la producción de granos básicos, convertidas ahora en potreros para engorda de ganado. Este repentino interés en la producción de ganado, surgió de la construcción de carreteras, lo que permitió el fácil desplazamiento de animales. Al mismo tiempo, la demanda de carne creció a nivel nacional y estatal. Factor que impulsó a los terratenientes a transformar sus procesos productivos y agrícolas a ganaderos. Otro factor de gran importancia fue la nueva Ley de Reforma Agraria que permitía ampliar el tamaño de las propiedades si en ellas existía el doble propósito productivo. Especialmente en las regiones de temporal, los límites de tierra para la ganadería eran muy superiores que los de la agricultura. Así la ganadería se convirtió en un elemento más de defensa para los propietarios de la tierra. El desarrollo espectacular de la ganadería, favorecido por las políticas gubernamentales causó las siguientes consecuencias:

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1) aceleración de la polarización entre clases sociales. 2) concentración de la tierra en manos de las clases medias agrarias, nacionales y extranjeras. 3) promovió el cambio en procesos de producción de bienes de subsistencia, especialmente del maíz, provocando aumentos en su precio. 4) multiplicó la reserva de fuerza de trabajo, sin mejorar las condiciones del sector proletariado de la agricultura chiapaneca. 5) generó condiciones de tensión social, provocando estallidos de violencia. 6) impuso medidas represivas contra los sectores más débiles de la población. 7) tuvo un impacto destructivo, en el frágil equilibrio ecológico. De 1974 en adelante, la conversión de latifundios a ranchos ganaderos causó una ola de violencia, iniciando en la zona de los altos. Los municipios de Larrainzar, Teopisca, Simojovel, Venustiano Carranza y Chamula, vivieron conflictos de extrema violencia provocados por la exigencia de los propietarios, (terratenientes) a los pequeños productores de maíz, a devolver las tierras rentadas. La conversión de los latifundios (anteriormente rentados a indígenas productores de maíz) causó la expulsión de comunidades enteras de trabajadores. Quedándose unos cuantos, para trabajar como vaqueros en las nuevas ganaderías. Para 1974 esta situación tomo un matiz tan explosivo, que los grupos campesinos comenzaron a invadir las propiedades y expulsar a los propietarios, quienes al ver afectados sus intereses recurrieron a las autoridades, quienes en respuesta proporcionaron protección policial y militar (Deverre, op.cit.).

VI.7. La situación de Simojovel En el punto anterior mencionamos que a partir de 1974 la situación política y social comenzó a sufrir serias fracturas, en Simojovel (mapa no. 5) algunas fincas fueron invadidas, 18 meses mas tarde estas fueron desalojadas con una violenta intervención militar. Que en lo sucesivo creó entre los grupos de propietarios, guardias blancas para garantizar la seguridad de sus propiedades y de sus familias. El caos agrario que explotó en Simojovel en 1975 se vio aumentado por lo contradictorio de las acciones represivas de parte del gobierno del estado, y de la secretaría e gobernación que ordenó de manera inmediata el retiro del ejército de la región. Sin embargo el comienzo de una mejor organización campesina dedicada a buscar soluciones a sus necesidades y demandas, se da a través de la penetración de militantes de la CIOAC de 1977 en adelante. (5).

6.7.1. La CIOAC en Simojovel La llegada de este grupo a la región, se da a partir de 1977.(6) como resultado de las medidas represivas utilizadas durante la recuperación de las dos fincas mencionadas, un líder de la CIOAC regresó a Simojovel y comenzó a organizar un movimiento independiente. El cual logró sus primeros resultados el 28 de Octubre de 1980, cuando 400 trabajadores de 22 fincas organizaron la primera agrupación independiente de jornaleros. A partir de esa fecha, la agitación campesina ha sido creciente. En Diciembre de 1980, 1500 campesinos se reunieron en una manifestación, demandando la libertad de

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tres prisioneros políticos, y la ejecución y reconocimiento de los contratos colectivos presentados a 35 finqueros, que rechazaron firmarlos. En Diciembre de 1981 la finca el vergel fue paralizada por completo por milicias campesinas. Sin embargo con el apoyo de la policía, el 29 de Diciembre fue recuperada, resultando varios heridos y 17 trabajadores encarcelados.(Proceso, Enero 2 de 1982)

6.7.2. La presa de Itzantun y sus problemas Desde 1982, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), decidió la construcción de una Presa Hidroeléctrica, en el municipio de Huitiupan (mapa no. 3). Factor que inmediatamente creó mayor presión sobre la tierra. En el vaso de la Presa habrían de inundarse 11, 000 ha. de terrenos ejidales y comunales, según los campesinos afiliados a la CIOAC, la CFE no había previsto la necesidad de reubicar a 14,000 familias afectadas por el proyecto (Uno Mas Uno, Febrero 1, de 1983). La CIOAC estimó necesario conceder a cada una de las familias expulsadas, al menos 10 ha. por familia, lo que significaba un total de 140,000 ha. (Uno Mas Uno, Febrero 6, de 1983). La creciente movilización entre campesinos de Simojovel, Chalchihuitán, El Bosque, Huitiupán, y Larráinzar, en busca de tierras, lentamente se fundió con la lucha por la modernización de las condiciones laborales. Estas dos tendencias y diferentes luchas, se integraron en el norte de Chiapas, a través del mismo movimiento político dirigido por la CIOAC. La integración de los campesinos a los procesos productivos, no a través de prestarle un trozo de tierra sino como un productor independiente ha sido la alternativa, que algunos terratenientes han asumido en la búsqueda de modernización de las relaciones de trabajo. Es un imperativo también reconocer que en la actualidad la principal causa de la movilización campesina es el atraso de las relaciones productivas en el sector agrícola. Algunos sugieren, que el otorgar tierras en áreas aledañas a las propiedades permite la creación de cinturones de seguridad haciendo de los campesinos beneficiados los mas fuertes guardianes de la propiedad de su benefactor. Es frecuente escuchar en el medio rural comentarios relativos a que durante la independencia fue el centro de la república quien participó activamente, el norte del país lo hizo durante la revolución, pero aún vamos a escuchar al sur, y hay que hacerlo con mucha atención. Sin embargo a pesar de que hay factores que podrían ayudar al cambio en beneficio de la población rural, la agitación y la ocupación de fincas constantemente propiciadas por los grupos sindicales, la represión permanente (pública y privada) y el agravamiento de las contradicciones entre un sector productivo dinámico y una base campesina estancada, utilizada como reserva de mano de obra han contribuido para que la tensión social en 1983 alcanzara el punto en el que la lucha era incontrolable.

6.7.3. La crisis en Simojovel Simojovel es el centro de gravedad de la región que reúne los siguientes municipios, Huitiupán, Amatán, Sabanilla, Pueblo Nuevo, Bochil y el Bosque. Las decisiones políticas, económicas y sociales que se toman, tienen efectos en los municipios aledaños. La

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economía de la región se basa en la producción de café y ganado en ranchos de alrededor de 300 ha. La explosiva demanda de productos ganaderos ha conducido a la ganadería a tener supremacía sobre las otras actividades. Esta región anteriormente era una zona de vocación maicera, dejó de serlo en virtud de la importancia del café, ocasionando alto desempleo entre los campesinos. (García de León, 1978). En forma paralela a la crisis del empleo, la Presa Itzantun causó otro problema de reasentamientos de colonos, que como mencionamos anteriormente era de alrededor de 14,000 familias. Afectando el proyecto a pequeños propietarios, ejidatarios y comuneros. Como consecuencia de ello el gobierno del estado, con fondos federales compró fincas, claramente sobrevaluadas, con el objeto de entregárselas a los campesinos y a quienes demandaran tierra, garantizando el pago de la propiedad a través de una hipoteca con el aval de las organizaciones sindicales. La mayoría de la tierra comprada por el Gobierno del Estado, a través de la Subdelegación de Organización y Desarrollo Agrario (con fondos de CFE), fue sobrevaluada por funcionarios gubernamentales en complicidad con los propietarios. Esta valuación se realizó en las oficinas de la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad de Simojovel. Miembros de la CIOAC informan que en los procesos de valuación se incluyeron bienes, infraestructura y tierras no existentes. (CIOAC, Septiembre de 1983). Durante estos procesos, era evidente que buena parte de las tierras compradas por el gobierno, ya habían sido otorgadas a los campesinos, a través de Decretos Presidenciales. Situación que dificultaba la entrega de las propiedades ya que existían sobre ellas acciones legales pendientes. En algunas regiones, la misma propiedad fue entregada a tres o cuatro beneficiarios al mismo tiempo. El desorden, la corrupción, las irregularidades y la confusión reinante en la delegación de la Reforma Agraria en el Estado de Chiapas, culminaron en una serie de violaciones a la Ley Federal de la Reforma Agraria, causando tensión social y agravando los problemas de malestar en el medio rural. VI.8. La represión y sus características En la región de Simojovel, la represión ha tenido dos vías, la preventiva y la correctiva. Estas han creado un legado de muerte, lesiones, personas en prisión, poblados destruidos por el fuego, daños materiales a instalaciones y cosechas. En respuesta a ello, diversos actos agresivos han sido cometidos por las víctimas de la violencia, con efectos en diversas regiones del Estado. La violencia coercitiva y represiva, comenzó en Simojovel y en los municipios periféricos en el verano de 1977, cuando la región fue invadida por elementos del ejército, para desalojar a los campesinos que invadieron algunas propiedades privadas ente los grupos campesinos mas perseguidos estaban los militantes de la CIOAC, especialmente los líderes del movimiento en el estado. También los campesinos afiliados a la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) con fuerte influencia en el municipio de Venustiano Carranza, con particular fuerza entre los cañeros del Ingenio de Pujiltic. En ese entonces, el simple hecho de mostrar simpatía por algún movimiento campesino independiente, o por sus programas, resultaba en amenazas injustificadas de complicidad.

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Esta situación, nos ilustra claramente la naturaleza de la represión en Chiapas, con los siguientes ingredientes: 1) un conflicto con profundas raíces agrarias. 2) un programa radical de lucha agraria a través de políticos de masas campesinas. 3) una cercana relación entre la clase política y administrativa estatal y los grupos terratenientes. 4) acusaciones infundadas a líderes campesinos. 5) encarcelamiento de grupos campesinos para prevenir, o castigar manifestaciones de inconformidad. 6) persecución y cárcel a líderes campesinos en base a acusaciones de violación a las Leyes. Esta atmósfera de violencia, que aumentó a partir de 1983, surge indudablemente del complejo problema de la tenencia de la tierra, el que junto al deterioro de las condiciones de producción, condujo al país a la crisis agrícola que actualmente existe.

El gobierno local se encontraba mas interesado en defender los planes de acumulación de los productores comerciales, que en atender las demandas campesinas. Consecuentemente el deterioro en las relaciones y comunicaciones entre campesinos y las autoridades locales rompieron por completo cualquier posible vía de comunicación. Para estar en condiciones de restablecer el diálogo con los campesinos e intentar dar solución a la situación de extrema gravedad y urgencia, es necesario tomar en cuenta la siguiente información de lo que se pide en Chiapas: -58,000 demandas de tierra. -40,000 trabajadores sin tierra -5,000 dotaciones pendientes de entrega. -877 dotaciones sin atender -78 Resoluciones Presidenciales no instrumentadas, por de la SRA. en la delimitación de las propiedades.(Uno Mas Uno, Junio 12, y Agosto 29 de 1983).

VI.9. Los trabajadores agrícolas en las plantaciones Durante la época colonial, el Soconusco experimentó una gran carencia de trabajadores. El sistema colonial modificó las motivaciones a los grupos indígenas, y en lugar de actitudes represivas ofreció atractivos económicos. Durante la mayor parte del siglo XIX, durante la introducción del sistema Neo-colonial de plantaciones, las necesidades de

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mano de obra eran principalmente para el manejo de la ganadería y para algunas actividades culturales. Las plantaciones de café fueron demandando cada vez mayor número de trabajadores, al principio utilizando a los grupos locales de “Tacanecas” así como a los “Mames”. Pero cuando la demanda por mano de obra creció, fue necesario traer trabajadores para las diferentes tareas. A fines del siglo XIX, la finca “San Juan Chicharras” trajo un barco cargado de esclavos de polinesia, los cuales murieron en su totalidad por una epidemia de viruela al arribar al puerto de San Benito. (Báez, 1985). En el Soconusco el peso de la campaña para crear conciencia en los grupos campesinos ocurrió ente 1920 y 1940. Sin embargo la situación cambiaba en las fincas como consecuencia de las demandas por dotaciones de tierra, realizadas por los comités agrarios. En 1930 la finca bananera “La Zacualpa” fue afectada con el surgimiento de un sindicato entre sus 200 trabajadores permanentes, 75% de ellos miembros del Frente Único de Tapachula. Este frente único buscaba cumplir la más fundamental de las demandas campesinas: la tierra. Después de 1940 las demandas por incremento en los salarios se volvieron un aspecto más común entre los trabajadores. Cuando la política agraria de Lázaro Cárdenas, finalmente reconcilio los desacuerdos a nivel nacional, miles de trabajadores del campo reclamaron su derecho a la tierra y a la producción de sus propios alimentos, y para venta al mercado de exportación. Las relaciones sociales predominantes en el ambiente laboral, fueron prácticamente estáticas a pesar del activismo agrario, especialmente en aquellas fincas donde los propietarios mantuvieron la corrupción y relaciones con las autoridades administrativas. Ello les dio la seguridad de mantener sus propiedades intactas. Su poder, que originalmente dependía del control de la tierra y la mano de obra, ahora se extendía al control de los factores fundamentales para las utilidades resultado de los procesos agroindustriales, la comercialización de productos al exterior, y de los insumos necesarios para aplicar la nueva tecnología en el proceso productivo (Rama, 1984). La redistribución agraria de los últimos 40 años no ha puesto fin a la concentración de la tenencia de la tierra en unas cuantas manos. Continuamos viendo las maniobras fraudulentas utilizadas por algunos finqueros, para proteger sus propiedades. Las estadísticas oficiales muestran que la polarización entre minifundios y latifundios esta aumentando. En el moderno Soconusco de los 70’s, aproximadamente el 96.6% de los productores de café poseían menos de 20 ha. cada uno, mientras que los propietarios de las 107 fincas mas grandes poseen predios mayores de 50 ha. Este panorama es similar al de Guatemala donde en 1964 el 2.1% de fincas constituían el 62.5% del total de tierra cultivable (Barajas: 1983, Ordoñez: 1983). Los nuevos propietarios, anteriormente campesinos sin tierras, producto de la reforma agraria continuaron reproduciendo el proceso de dominación que les fue impuesto a ellos previamente. Esto se realizó utilizando trabajadores guatemaltecos ilegales, quienes trabajaban por bajos salarios exigiendo pocas consideraciones de orden social.

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Capítulo 6

Estas condiciones empeoraron durante los 80’s cuando hasta 30,000 “pizcadores” de algodón fueron contratados del Istmo de Oaxaca, viviendo en condiciones aún peores que las existentes en las fincas de café (Báez, op. Cit.). La permanente degradación en las condiciones laborales en el Soconusco, no han desaparecido a pesar del advenimiento de la Ley de Reforma Agraria y de la Ley Federal del Trabajo. Las condiciones de dureza ahora son compartidas por los trabajadores oaxaqueños y los guatemaltecos. (Excélsior, Noviembre 28, de 1987). En la historia del Soconusco, en el Trópico Húmedo, el maíz y el cacao fueron los cultivos originales pero, han retrocedido gradualmente ante el avance de actividades de la época colonial y neocolonial como la ganadería y las plantaciones. Este fenómeno constituye el resultado de la política instrumentada por el gobierno durante la época de reforma y el Porfiriato. La importancia crucial de la plantación en el Soconusco, radica en la evolución cultural de esta actividad introducida de las planicies costeras al resto de la región, teniendo características particulares en las diferentes regiones geográficas en que se desarrolló. La existencia de capital extranjero en la producción y comercialización, la integración de otras regiones proveedoras de mano de obra, fueron los factores que desataron la variedad de mecanismos vigentes en la actualidad.

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Capítulo 6 CONCLUSIONES

Características generales

El malestar generalizado que caracteriza las relaciones sociales en la agricultura chiapaneca, no son totalmente el resultado de la profunda crisis que afecta a la nación mexicana. Si bien es cierto que este fenómeno degrada el potencial para el desarrollo económico de los estratos más vulnerables de la población, también es cierto que otros factores se han combinado para hacer casi incontrolables las demandas de los grupos campesinos. Esta expresión de malestar se manifiesta de las más diversas formas: desde demandas hasta ocupación de edificios gubernamentales, secuestros de finqueros, bloqueo de caminos, etc. A través de negociaciones, denuncias o actos de violencia, los campesinos chiapanecos han modificado una vieja tradición de docilidad, los campesinos de Chiapas exigen una reforma agraria dentro de un ambiente de violencia, incertidumbre y desconfianza, originado por la existencia de modelos caciquiles, que han generado entre los campesinos, la costumbre de cuestionar constantemente a las estructuras regionales de poder. Los principales parámetros de los que surge la crisis en Chiapas son los siguientes: 1) desequilibrio social y regional, mala planeación y desarrollo desordenado. 2) estructuras socioeconómicas anacrónicas de corte feudal, que persisten en mantenerse. 3) la inconsistencia e inoperabilidad de programas de desarrollo. 4) la incapacidad y corrupción de las autoridades agrarias en los procesos de negociación con los grupos campesinos. 5) la proliferación de proyectos Hidroeléctricos, que no han compensado a los grupos afectados

Características específicas

Es imposible hablar de un solo movimiento campesino en Chiapas, sería necesario detallar una serie de acciones violentas, para poder racionalizar la naturaleza del problema y las características de la lucha. Algunas de estas acciones totalmente desconectadas y otras estrechamente ligadas.

Los movimientos agrarios regionales

Las acciones que han tenido mayor influencia y han unificado un mayor grupo de campesinos, son aquellas con una dirección político agraria definida y que descansan en el apoyo de grupos campesinos independientes, asociaciones y partidos nacionales. Es necesario señalar que estas organizaciones políticas, nacionales, intervienen después de que el movimiento campesino ha desarrollado un cierto grado de madurez, propone alternativas, estrategias y demuestra niveles de eficiencia e influencia. Entre estos grupos podemos mencionar los movimientos de Venustiano Carranza, orquestados por la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) así como la presencia de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), en la organización ejidal de Bochil, Huitiupán, Simojovel, El Bosque, Las Margaritas, Trinitaria, La Independencia, etc.

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Capítulo 6

Su influencia generalmente supera los límites municipales, e integra comunidades a partir de problemas similares. Los movimientos agrarios municipales

Estos movimientos se entienden como aquellos que existen dentro de los límites geopolíticos del municipio, generalmente precipitados por una campaña ante caciquil y localizados en las zonas mas atrasadas económicamente. Estos feudos caciquiles pueden haber surgido de grupos indígenas locales, a través de monopolizar el poder político, o posiblemente a través de la acumulación económica producto de la tierra, comercio, ganadería, o explotación maderera. En cada caso esta acumulación de bienes y servicio, actúa en detrimento de la base campesina, generalmente obligándolos a emigrar. Estos movimientos que surgen durante las épocas de crisis, son invariablemente reprimidos con el apoyo de guardias blancas, y si el grupo en el poder es muy influyente, con el apoyo de la policía estatal. En sumario, las consecuencias de estos movimientos son: cientos de familias expulsadas, villas incendiadas, asesinatos y el colapso económico de la zona. En esta clasificación podemos incluir el problema de los altos de Chiapas, especialmente el de Chamula y Zinacantán, en el municipio de Bochil y Simojovel. Generalmente estos movimientos duran poco tiempo antes de su represión, son identificables por su naturaleza, su centralización, su carencia de medios políticos para elevar su causa mas allá del municipio. Se caracterizan también por su concentración en pequeños grupos, generalmente los familiares de los líderes. Por su pobreza de recursos y falta de estrategias para amenazar a supremacía del privilegio feudal.

Los movimientos locales

Estos son el resultado de confrontaciones entre campesinos, o pequeñas comunidades y pequeños propietarios, madereros o ganaderos. Sus efectos no trascienden ni siquiera a nivel municipal y son frecuentemente controlados dentro de la comunidad. Muchas veces son conflictos y disputas por los límites del ejido, de la pequeña propiedad o de los centros de población, en ocasiones surgiendo como consecuencia de la explotación ilegal de recursos madereros. Este tipo de conflictos es frecuente en la zona de la Selva, desde Palenque hasta Altamirano y Margaritas. También en los alrededores de Ocosingo, Yajalón, Tila, Tumbalá y en la región de Marqués de Comillas. Estos problemas son generalmente de origen agrario y se encuentran estrechamente ligados a las permanentes demandas campesinas por medios de producción. Es probable que estos problemas se presenten tan frecuentemente en la zona de la Selva por ser ésta la última reserva de recursos productivos capaz de ofrecer alguna alternativa de desarrollo a los cientos de miles de campesinos Chiapanecos que luchan por su sobrevivencia. Concluimos este capitulo mencionando muy seriamente que una distribución más equitativa de los medios de producción no es una simple alternativa a ser considerada, sino un imperativo a realizar, si se quiere evitar una ola de violencia incontenible.

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Capítulo 6 CARACTERISTICAS DE LOS MOVIMIENTOS CAMPESINOS EN CHIAPAS A NIVEL REGIONAL, MUNICIPAL Y LOCAL (1980).

MOVIMIENTOS REGIONALES

MOVIMIENTOS MUNICIPALES Población indígena y campesina

VIOLENCIA LOCAL

COMPOSICIÓN

Campesina, amplios sectores en proceso de proletarización

OPOSICIÓN

Clases medias. Gobierno estatal

Caciques municipales

Propietarios locales

LIDERAZGO

Partidos políticos. Organizaciones agrarias nacionales Rebasa los límites municipales, asociada a comunidades con problemas similares.

Líderes con ideas liberales. Desligados de movimientos estatales o nacionales Los límites municipales y zonas más atrasadas de carácter multiétnico.

Desvinculados de partidos políticos.

ORIGENES

Agrarios: Tendencia a volverse conflictos sociopolíticos

Agricultura tradicional. Caciques. Monopolio del poder municipal, por familias o grupos, resultando despotismo y acumulación.

Exclusivamente agrarios. Delimitación de propiedades, abuso en el uso de los recursos naturales y humanos.

FORMAS DE ORGANIZACIÓN

Sindicatos, cooperativas uniones, organizaciones políticas independientes.

Uniones interfamiliares. Comités de defensa creados por la comunidad

Débiles, inestables, con poca relación intercomunitaria

EXPEDIENTES

Amplios conocimientos de leyes agrarias

OBJETIVOS

Originalmente agrarios: - Cuestionamiento a las - Modernización de las estructuras de poder, relaciones de producción reclamando derechos - Fin al intermediarismo históricos sobre la tierra. - Sindicalismo - Exigencia de derechos independiente civiles. - Colectivización de los - Modernización de las recursos estructuras de producción - Mayor autonomía y de cambio social. - Respeto a los objetivos del movimiento campesino

- La adquisición de tierra para cultivos de pequeños productores. - Distribución más justa de los bienes de producción. - El derecho de sobrevivencia.

IMPORTANCIA

Política histórica De gran relevancia e influencia nacional.

Social Importante e influyente localmente.

AREA AFECTADA

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Cultura indígena Importancia con influencia regional.

Comunidades aisladas de fácil localización. Expulsados de los altos

La comunidad, ejidos, nuevos centros de población en la selva.

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Capítulo 6

GRADO DE IINFLUENCIA

UBICACIÓN

REPRESIÓN

ALTO

BAJO

NINGUNO

Simojovel, Bochil, Huitiupán, municipios fronterizos (CIOAC), Pujiltic, Venustiano Carranza (CNPA)

Tzacucum, Tzajalchem (Altos de Chiapas), santa Martha , Chamula

Zona de selva, Marques de Comillas, Tila, Palenque, Tumbalá, Sitalá, Altamirano, Yajalón, Margaritas, Ocosingo.

- Oficial: Fuerza de Seguridad Pública del Estado - Ocasionalmente guardias blancas - Órdenes de aprehensión, prisión.

Guardias blancas Ocasionalmente fuerzas de Seguridad Pública del Estado Desalojos, quema de viviendas, secuestro y asesinato.

Quema de pueblos Asesinatos Casi exclusivamente guardias blancas.

Huitiupán Simojovel El Bosque

ALTOS

SOCONUSCO

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Capítulo 6

CAPITULO VI N O T A S

1. SAM (Sistema alimentario mexicano) fue el programa del gobierno de José López Portillo que buscó recuperar la autosuficiencia alimentaria a través de subsidios a la producción. Con su programa “Alianza para la Producción” que se enfocó exclusivamente a los procesos productivos, olvidando la necesidad de cambios estructurales a través de la redistribución de tierras y nacionalización de la industria agroalimentaria. Fue un programa excesivamente caro, beneficiando solamente a unos cuantos productores de las clases medias y acomodadas, el cual fue suprimido durante la crisis de 1982. Como la estructura agraria original no sufrió cambios, los efectos del programa no causaron impacto alguno. Para mayor información ver: 1) M. R. Redclift; “El Nuevo Papel del Estado en el México Rural”. En Ocasional Papers No. 6 Wye College, University of London 1981. 2) C. Luiselli, “Agricultura y Alimentación en México, en Estudios Rurales Latinoamericanos” Vol. 2 No. 3, México 1979. 3) Lana Hall y Price Turner, “Politices and the SAM”. Food Policy Cutterworth and Company (Publishers ) Ltd, November 1972. 4) Rose J. Spalding, “Structural Barriers to Food Programming: An Analisys of the Mexican Food System” World development Vol. 13 No. 12 Great Britain 1985. 5) M.R. Redclift “The Mexican Food System (SAM): Sowing Subsidies, Reaping Apathy”. Food Policy, vol. 6 No. 4. Butterworth and Co. (Publishers LTD). Great Britain, November 1981. 6) James E. Austin and Esteva Gustaid , “SAM is Dead - Long Live SAM: Birth, Death and reincarnation in Mexican Food Policy”. Food Policy. Butterworth and Co. (Publishers), Ltd. Great Britain, May, 1985. 2. Mas información acerca de la rebelión de el “Pajarito”, “Mapachismo”, “Pinedismo” puede encontrarse en el libro de Antonio García de León “Mapachismo y Poder Político en el Campo Chiapaneco”, 1914 - 1977. En Cuadernos Agrarios No. 5 Septiembre de 1977. 3. Deverre, 1976 vol. 2, 133-141. Citado por García de León, Septiembre de 1977, pag. 63. Los latifundios no han desaparecido en esta parte del estado y existen secretamente. En otras regiones estos cubren inmensas áreas de tierras, que incluyen gran parte de la Selva Lacandona y donde se han registrado latifundios de 1,500, de 3,000, de 48,464 y hasta 121,611 ha. se han registrado. 4. La Organización Campesina Emiliano Zapata se encuentra afiliada a la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, un organismo independiente con oficinas centrales en Motozintla de Mendoza, Chiapas. 5. La CIOAC estaba afiliada al Partido Comunista Mexicano, y más adelante al Partido Socialista Unificado de México. 6. De acuerdo a las declaraciones de la CIOAC. 7. Se refiere a aquellos archivos documentales agrarios que los campesinos utilizan frecuentemente para dar validez a sus derechos comunales, cuyos orígenes datan desde la era Virreinal hasta nuestros días.

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CONCLUSIONES Es necesario retomar en este capitulo dos de los temas principales en esta tesis, el campesino y el Estado, así como analizar las diferentes tesis propuestas en el capitulo I. Estas pueden ser divididas en dos corrientes de pensamiento: “Campesinistas” (Neopopulistas) y “descampesinistas” (Marxistas Ortodoxos). La primera escuela propone que la economía campesina es parte importante del Sistema Nacional y el Estado debe garantizar la sobrevivencia de este grupo social. La segunda escuela maneja dos corrientes diferentes. Una que asegura que los campesinos ya han desaparecido, habiéndose convertido en burguesía rural o en proletarios. La segunda corriente de esta escuela manifiesta que el desarrollo capitalista en México requiere de la subordinación formal del campesino. De acuerdo a esta segunda posición las circunstancias han retardado la subordinación total de los campesinos. La posición del autor adopta elementos de cada una de estas propuestas: la importancia de la racionalidad campesina se deriva de los campesinistas, lo inevitable de la tendencia hacia una agricultura capitalista de los Marxistas ortodoxos y de lo especial del desarrollo capitalista mexicano de los descampesinistas menos ortodoxos. Después de la Revolución de 1910, el capitalismo mexicano necesitaba de la masa campesina para su desarrollo. Por ello condiciones especiales fueron creadas para la reproducción social de los grupos campesinos. Esta situación comenzó a cambiar a partir de 1940, cuando el mercado interno empezó a crecer. Para 1970 el país se encontraba capitalizado y en 1980 la venta del Petróleo produjo recursos financieros para el gobierno. Estos recursos económicos se utilizaron para impulsar el desarrollo capitalista de las formas de producción en el medio rural, especialmente en aquellas regiones en que la producción interna no era suficiente para satisfacer las demandas locales. Por ello los argumentos campesinistas fueron válidos hasta 1970. De ahí en adelante el estado ha venido aplicando una política que ha acelerado el proceso de proletarización en el campo. Durante algunos periodos en 1960 el trigo (Revolución Verde) y en 1980- 1982 el SAM el gobierno ha impulsado la producción de granos básicos para cubrir las demandas internas. Áreas enteras produciendo este tipo de bienes se convirtieron en el objetivo de la política gubernamental. El caso estudio muestra como la política gubernamental y las fuerzas del mercado impulsan el proceso de proletarización en Chiapas a partir de los 40’s. La política gubernamental se encuentra reforzando la formación de inversionistas de escala media y grande mientras que la proporción y número de campesinos sin tierra crece rápidamente. Campesinistas y descampesinistas

El material relativo al Soconusco gana importancia cuando se relaciona al debate entre campesinistas y descampesinistas. Es notable como los grupos campesinos con menos recursos económicos, recurre con mayor frecuencia a la venta de su fuerza de trabajo, a

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nivel local y regional. En ocasiones emigrando a ciudades dentro del estado o a otras partes de México. De esta manera un fenómeno de proletarización se encuentra en proceso, pero probablemente no será definitivo. Los campesinos aún poseen tierras y a la fecha no han perdido el control de la producción de subsistencia. Sin embargo esto no quiere decir que ellos y su mano de obra no se encuentren subordinados a las necesidades del capital. En este caso-estudio observamos que los productores rurales se encuentran en la búsqueda de nuevas alternativas que le garanticen su reproducción social e integración al capitalismo, en ambos casos como pequeños productores y como consumidores la posición que los académicos Mexicanos ha tomado en relación al tema rural depende en muchos casos de su formación teórica y de sus obligaciones políticas. Aquellos que definen al campesino cercano a su extinción aseguran que ello se deberá a: “... a lo inevitable del proceso de monopolización industrial que se da como parte de la expansión capitalista de la agricultura de los países pobres, este proceso habrá de conducirles a su destrucción y la única posibilidad de autodefensa es la de una respuesta organizada a nivel internacional” (González, 1977: 3). Descampesinistas

Este grupo puede ser dividido en dos subgrupos: los Marxistas ortodoxos y los no ortodoxos (1). Dentro del grupo de ortodoxos podemos mencionar los trabajos de Gutelman (1978), Eckstein (1970) y de la Peña (1979). Gutelman dice que las relaciones de producción en el medio agrario son capitalistas y que así se manifiestan en todos los sectores de la sociedad rural. La única diferencia es en sus rasgos externos de los que dependen las normas legales que se aplican a ellos. Para S. Eckstein (1966), la proletarización se basa en un aumento constante en el uso de maquinaria para sustituir la mano de obra. De la Peña (1979) asegura que el capitalismo tiene una articulación transitoria con formas arcaicas de producción. El modo simple de producción campesina es aniquilado cuando el modo dominante de producción se impone: “...formas indirectas de explotación capitalista (cambio desigual, usura, impuestos, expropiación de tierra) y con ello los cambios a su conveniencia” (op.cit.).

De la Peña dice que después de que finaliza el periodo de acumulación primitiva, todavía permanecen elementos de la economía campesina, aunque solo a un nivel ideológico y organizativo. Por ser asimétricas las relaciones entre ambos modos de producción: “...el campesino se integra dentro de la clase capitalista si logra tener éxito en su lucha por volverse empresario, como pequeña burguesía si permanece como parte de productos a nivel familiar o como un explotado cuando pierde su tierra y los derechos de propiedad y se incorpora dentro del grueso de trabajadores asalariados (trabajador, obrero agrícola, supervisor o técnico)”. (De la Peña 1979: 52).

En éste grupo los trabajos de Roger Bartra (1973, 1976a y 1976c) merecen especial mención pues a pesar de ser un marxista ortodoxo no adopta la posición totalitaria y mecánica de Sergio de la Peña. Bartra enfatiza que el campesinado debe desaparecer con el desarrollo capitalista. Sin embargo en sociedades dependientes, continúa diciendo, una especie de “subcapitalismo” ha surgido (Bartra 1973: 131), como consecuencia de la continuación del proceso de acumulación primitiva, es un proceso de acumulación

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primitiva permanente. Más aún, asegura, que la coexistencia del modo de producción no capitalista con el capitalista se subordina pero no se ha destruido totalmente. (2) Bartra opina, que la razón política y económica son las causas de la sobrevivencia del minifundio y del ejido. (1976: 9). Ve al campesino como una creación de los gobiernos revolucionarios. La sobrevivencia de éste grupo ha sido una condición necesaria para el desarrollo de la agricultura capitalista y no un obstáculo. La alianza política del gobierno y los campesinos puede ser fácilmente rota por la aristocracia rural, conduciendo a un rápido deterioro de la economía de los pequeños productores. Esto es en realidad lo que el gobierno se encuentra haciendo a la fecha, apadrinar el desarrollo capitalista en áreas campesinas. Otros que siguen la línea de Bartra, manifiestan que los campesinos deberán luchar para hacer que el estado respete sus formas de organización que son su defensa contra el permanente ataque capitalista (Szekely, 1977) (3). Los descampesinistas no ortodoxos afirman que la economía campesina y los campesinos han sido necesarios para el desarrollo capitalista. Ellos no niegan que existe un proceso de proletarización, aunque lo ven bastante lento o incompleto, como resultado de la forma en que ha evolucionado el capitalismo en un país dependiente. El resultado es de la subordinación de las formas campesinas de producción a la capitalista. L. Paré (1976:97) dice que entre el modo de producción campesino y el capitalista se produce una situación de competencia en donde el primero termina perdiendo. De éste contacto resulta la diferenciación interna en los campesinos. Este proceso conduce a una descampesinización continua en la que los campesinos pasan a formar parte de la sobrepoblación que no puede ser absorbida por el sector industrial. El campesino puede solamente mantener su moribunda unidad productiva pero no concluye su proceso de proletarización. En un trabajo posterior Paré (1977) declara que el campesino mexicano es más un proletario que un campesino. Funda éste reclamo en el estudio de un área donde la principal fuente de ingresos campesinos viene de la venta de su mano de obra. J. Guerrero (1979:19-20) ve el proceso de proletarización, no en forma pura, porque el campesino cultiva su predio, produce, recoge y vende temporalmente su fuerza de trabajo, sin embargo es un proceso que viene sucediendo, sin importar que tan pequeña es la tierra, provee un ingreso seguro, de tal manera que a pesar de ser proletarios no se convierten en “trabajadores típicos”, posición similar es asumida por Díaz Polaco (1977), Gómez Oliver (1979: 115) y Stavenhagen (1976). Un factor importante que hace inestable la relación campesino gobierno ha sido el avance de las empresas transnacionales (Leinert, 1979:165-169) quien señala: “...que en el sector agrario mexicano uno encuentra dos efectos totalmente opuestos a la penetración del capitalismo; la desintegración del campesino en ciertas regiones, y su regeneración en otras” (4) Campesinistas

Este grupo sostiene que el campesino es necesario para el sistema por lo tanto el gobierno debe proveer las condiciones necesarias para la permanencia de la vida campesina, así como su reproducción social. Este punto de vista fue adecuado hasta antes

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de 1976. O. González (1979:104), dice que la existencia del campesinado y de la economía campesina sirven completamente al estado, pero también representa la principal contradicción del capitalismo dependiente, ya que impide que se desarrolle éste totalmente. Según el mismo autor, la situación actual del país: Inflación, desempleo, escasez de alimentos, la efervescencia de grupos campesinos, migración, marginalización, hace del futuro desarrollo de los campesinos casi seguramente un proceso de proletarización. Un elemento crucial en la posición campesinista es el énfasis sobre la racionalidad de la economía campesina, señalando como necesario reivindicar la iniciativa sobre la racionalidad de los campesinos, enfatizando la necesidad de atender el estudio de éstas potencialidades, rechazando el dogma de “inexorable destino...” para Warman (1980:205) “...el campesino es una clase explotada que crea un excedente económico que no puede retener y que entonces es transferido a la clase burguesa”

Para los campesinistas el estado debe tomar la iniciativa para un alianza con los campesinos, en lugar de mantenerlo segregado y controlado. En ésta alianza ambos, el estado y el campesino se necesitan asimétricamente: “...la necesidad de mantener a los campesinos lo suficientemente cerca como para detenerlos en su proceso de organización como un a fuerza independiente que debilitaría al estado, pero lo suficientemente lejos como para que el estado no tenga que ceder a las demandas campesinas históricas que contradicen la tendencia general del proyecto nacional actual” (Esteva 1980:88) “...Es necesaria la reconstrucción efectiva de ésta alianza gobierno-campesino cuya realización parece minada por dificultades y limitaciones. Pero que debiera evitar el divorcio entre el gobierno y campesinos, lo que parece una actitud difícil que ninguna de las partes quiere asumir” (Esteva 1980:91)

Los campesinistas exigen reformas concretas para ayudar a los campesinos. (Warman 1980:208) sostiene, que el acceso a la tierra es indispensable para la existencia del campesino. Warman enfatiza que aunque el campesino produce en tierras marginales, con técnicas tradicionales, sin productos químicos, obtiene considerables volúmenes de producción, principalmente maíz y sugiere que para que el campesino logre una producción aceptable para el capitalismo se le tendrá que garantizar la conservación de los excedentes productivos y concluye: “...que el campesino no va a desaparecer porque es el resultado del desarrollo capitalista y por lo tanto solo dejará de existir cuando el capitalismo desaparezca. (Warman 1980:212) (5)

El proyecto de los campesinistas parece muy difícil de alcanzar. Ellos desean dar al campesino más libertad política y económica y asegurarle formas de organización respetadas. Se proponen reformas que disminuyan el grado de explotación y

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manipulación y no su eliminación. El campesino continuará produciendo excedentes y mano de obra barata cuando esto sea necesario, aunque sus propuestas no sean revolucionarias ellos proponen limitar la acumulación de capital en la agricultura, lo cual es bastante improbable dadas las condiciones económicas del país. El gobierno mexicano se encuentra promoviendo el capitalismo en aquellas regiones con recursos naturales sin tomar en cuenta las condiciones sociales. Este capital puede ser privado o gubernamental, sin embargo los campesinistas dicen que la alianza política con los campesinos forzará a hacer concesiones. El campesino, dice Esteva, se encuentra cansado de ser relevado dentro del modelo capitalista mexicano, esto puede conducir a una situación de violencia. El análisis del capítulo VI da fe de la creciente importancia de los movimientos campesinos en México. Las posiciones respectivas de campesinistas y descampesinistas difieren en la interpretación de los hechos y en el juicio moral que hacen de ellos, pero no en la forma en que éstos se dan. Todos están de acuerdo en que el campesino es una clase explotada económicamente, manipulada políticamente y es fuente de acumulación, socialmente afectado por el desarrollo del capitalismo. Las diferencias entre los diversos autores surgen de la interpretación de la condición de ser explotado y manipulado. Para los campesinistas la venta de mano de obra permite al campesino complementar su ingreso y garantizar su sobrevivencia. Para los descampesinistas la venta de la mano de obra conduce a la proletarización. Para el descampesinista ortodoxo el campesino desaparece para convertirse en proletario rural o en burgués Para los descampesinistas no ortodoxos la descomposición social de los campesinos, es parcialmente el resultado del capitalismo dependiente. Para los campesinistas el gobierno debería proveer los medios de reproducción social para los campesinos, pues ellos y su economía simple son parte del sistema. El debate se vuelve más interesante cuando utilizamos la perspectiva regional. Samaniego (1974:27) señala que el capitalismo se esta desarrollando en aquellas zonas cuyas características ecológicas permiten la acumulación del capital. En el caso Mexicano,el capitalismo se ha promovido y desarrollado en aquellas áreas del sector agrario que garantizan la inversión con márgenes aceptables de ganancia. Las regiones que no reúnen estas características son aquellas abandonadas hasta por los campesinos quienes en busca de mejorar sus condiciones de vida prestan su mano de obra en áreas de agricultura capitalista o en las ciudades. Los trabajos que buscan son generalmente temporales y mal pagados. Sin embargo ellos utilizan este ingreso para complementar su presupuesto de subsistencia. Por esto podemos llamar a estas zonas marginales para la producción como “áreas de refugio” mientras no estén aptas para el desarrollo agroproductivo. En este sentido la importancia del campesinado como fuente de mano de obra barata es tan significativo para México como lo es para Perú, según nos muestra Figueroa (1981). Generalmente los salarios pagados en el campo son inferiores a los estipulados por la Ley para el medio rural. El exceso de oferta de mano de obra y la escasez de empleos no le da a los campesinos otra alternativa (Federa, 1977 y Paré, 1976). En la agricultura capitalista los obreros agrícolas vienen de áreas campesinas cuyo tamaño

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y calidad no les provee el ingreso adecuado. Los campesinos emigran dentro del país a través de miles de kilómetros en busca de cosechas, moviéndose de varios estados del sur hacia el norte y noroeste, en el caso de Chiapas, principalmente de los altos, de Oaxaca y Guatemala. Goodman y Redclift, (1981:198) aseguran que bajo estas condiciones la desaparición de los campesinos no ha ocurrido en México aunque hay evidencias de proletarización.

El campesinado en México.

Ahora utilizaremos elementos del debate sobre el campesino en México como apoyo en el análisis del papel del campesinado en México y de su proyección futura. Debido al colonialismo y a un proceso de independencia restringido por escasez de medios económicos el desarrollo del capitalismo en México ha sido tardío, y a adoptado características muy diferentes de las del modelo inglés. Comparando el desarrollo capitalista de Latinoamérica con el modelo clásico, la explicación de la persistencia del campesino en América Latina y su desaparición en Inglaterra se vuelve evidente. Uno encuentra que el campesino persiste, pero ya no en su forma pura. Ya no hablamos acerca del campesino “típico” (6). En una formación social dependiente en donde el modo de producción capitalista es dominante, existe una forma de producción no capitalista: modo simple de producción. La existencia del campesinado en México debe de ser entendida en un contexto general. Sin embargo el campesinado se ve afectado por la dinámica del desarrollo capitalista. El capitalismo en México se origina en el periodo colonial. Y sólo logró su forma actual después de una expropiación masiva de tierra de la Iglesia. La intención era crear una clase media rural sólida y privar al campesino de sus medios de producción. Este periodo ha sido descrito por algunos autores como “El periodo de Acumulación Primitiva de Capital”, un proceso que Bartra (1976c) dice que todavía no ha finalizado y que ya adquirió un carácter permanente. En el capitulo II los antecedentes de la Revolución fueron discutidos. La política aplicada entonces, no expropió por completo los bienes de producción del campesino, aunque la gran mayoría de ellos se convirtieron en proletarios. En México la acumulación primitiva de capital fue realizada a través de las Leyes de Reforma Liberales, seguidas de las Leyes de Terrenos Baldíos y posteriormente la Ley de Deslinde de Tierras. Aunque en términos generales el grupo de medianos propietarios aumentó, al final no fueron los números esperados. Por el contrario la tierra propiedad de la Iglesia se concentró en manos privadas nacionales y extranjeras. Durante este tiempo y durante el periodo de Porfirio Díaz las haciendas se consolidaron en latifundios. La población rural se agrupaba en los alrededores de las haciendas o en ellas mismas. Los poblados y villas se crearon bajo los auspicios de las haciendas convirtiéndose en parte de la oferta permanente de mano de obra barata, por otro lado los propietarios de las haciendas aprovecharon los excedentes de mano de obra e intensificaron su uso en lugar de aumentar el capital fijo.

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Para fines del periodo de Porfirio Díaz, el desarrollo capitalista no había alcanzado su desarrollo pleno. Pero después de la Revolución de 1910 y hablando en términos generales el desarrollo de la agricultura no se dio de la manera del Junker (7). Para Bartra (1976:7) este proceso de acumulación primitiva y el desarrollo parcial del capitalismo en la agricultura resultó en la Revolución de 1910. Las causas de la revolución mexicana, fueron una combinación de los siguientes elementos: 1) un grupo gobernante sin interés en desarrollar e intensificar la producción a través de nuevas formas. Este grupo se basaba en la exportación de productos minerales y agrícolas, volviéndose así altamente vulnerable a la crisis de la economía mundial. 2) la aparición de una burguesía ambiciosa, un fuerte potencial de trabajo, pero sin poder político que inicialmente manipuló a los campesinos y posteriormente se consolidó en el poder. Crucial para la reorganización del desarrollo capitalista fue el establecimiento y desarrollo postrevolucionario de un partido político que eventualmente se convirtió en el PRI. Discutimos en los capítulos III y VI que fue a través de este partido político como las diversas facciones del país se integraron. Aquellos que se subordinaron a las regulaciones internas del partido han tenido acceso al poder económico y político. Aquellos que no entendieron este mensaje fueron eliminados en diversas formas. Tres sectores; campesino, obreros y clases medias fueron integradas institucionalmente en el partido del gobierno. A partir de los 40’s, como mencionamos en el capitulo II se inició un proceso de industrialización. Para alcanzar su fase de desarrollo la nueva clase gobernante tuvo que consolidar su poder político y económico a nivel nacional. El vehículo para lograrlo fue la fundación de un partido político y la creación y aplicación de un proceso de Reforma Agraria que le permitiera cooptar a los campesinos y al mismo tiempo consolidar el control del estado. Por ello en términos de Reforma Agraria el objetivo central de Calles y Cárdenas era el de robustecer el gobierno e integrar a la Nación. El periodo de (19341940) el desarrollo rural a través de la organización campesina tuvo prioridad. Como resultado fue posible alcanzar niveles de producción para autosuficiencia y excedentes para exportación lo que financió los proyectos de industrialización. En el capitulo II se analiza el proceso de Reforma Agraria, que en un principio se instrumentó de manera incierta, definiendo las condiciones bajo las cuales el sector agrario debería desempeñar el papel de proveedor de materias primas y mano de obra para el desarrollo industrial, algunas zonas especializadas en productos agrarios para exportación (noroeste), y con las regiones campesinas cuya producción estaba dirigida al consumo interno, alcanzaron tasas anuales de crecimiento en la producción mayores que la tasa de crecimiento de la población. En este sentido los campesinos aparecen como la creación de la política gubernamental (Bartra: 1976). Ellos fueron necesarios al sistema como productores y trabajadores, este factor hizo del campesino el factor de equilibrio en los conflictos de clases entre la burguesía y el proletariado urbano. En este contexto el gobierno surgido de la Revolución se propuso preservar y reforzar a los campesinos para mantener el equilibrio. En algunas regiones basadas en la agricultura capitalista los campesinos arriban solo en época de cosecha. Específicamente esto ocurre en las zonas del noroeste del país, en aquellas áreas donde el desarrollo de la agroindustria se manifiesta en forma dinámica,

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el promedio de días trabajados por empleado ha disminuido de 190 hasta 100 por año (Hewitt, 1976). Desde 1970, el estado se encuentra en una situación bastante contradictoria, por un lado se encuentra presionado para generar condiciones satisfactorias para la introducción del capital a regiones campesinas, por otro lado el gobierno ha utilizado y se apoya política y económicamente en el sector campesino. Esta política agraria daña y pone en peligro las áreas de refugio y de reproducción social de los campesinos. Es probable que el estado promueva el desarrollo capitalista en detrimento de la alianza con los campesinos por que existe una necesidad urgente de aumentar la producción de granos para consumo interno y de productos para exportación pues se necesitan divisas extranjeras. La producción de granos básicos se realizaran en áreas de temporal, pero con facilidades para impulsar la inversión capitalista a las regiones campesinas, el análisis de ésta política agraria, es desglosado por Redclift (1981) de la siguiente manera: “... Con esta política el gobierno mexicano toma el riesgo de romper su alianza política. En su determinación por promover el capitalismo en aquellas zonas con características ecológicas, de difícil acceso para la agricultura comercial, el gobierno derribo los obstáculos legales a la inversión en regiones tradicionalmente campesinas y por el contrario estableció medidas para su promoción.”

Esta nueva política agraria se canalizo a través de dos medidas: a) El Sistema Alimentario Mexicano (SAM). b) La Ley de Fomento Agrario (LFA). La primera tiene por objeto apoyar a los campesinos económicamente para aumentar su producción. Sin embargo el apoyo financiero no se daría de manera indiscriminada, solamente a aquellos que tuvieran los recursos suficientes para el pago del capital y los intereses generados. Con La Ley de Fomento Agrario los impedimentos legales a la penetración abierta del capitalismo en tierras ejidales y comunales desaparecen. En aquellos lugares a donde el capital privado no invirtiera el gobierno lo haría. Ambas medidas, el SAM y LFA tenían como objetivo las tierras y productores considerados como campesinos. Redclift (1981) dice que las políticas gubernamentales incluyen ambas posiciones del debate, las de los campesinistas y las descampesinistas. Por un lado, brechas económicas se crearían de manera paralela al crecimiento campesino. Por otro lado ello aumentaría la velocidad de descomposición de los campesinos. El caso de Chiapas me conduce a pensar que los campesinistas tienen menos oportunidad de éxito. Esta política aumentaría la formación de una clase capitalista en el campo. Sin embargo la aplicación de esta política puede intensificar la violencia campesina, la historia del campesinado mexicano muestra que cuando sus propiedades y formas de vida son atacadas en forma directa los levantamientos en el medio rural aumentan. ( L. Reina, 1978, and, J. Meyers, 1973).

Lecciones derivadas del Soconusco.

Centrando nuestro análisis a nivel micro, en los capítulos IV y V queda claro que Chiapas es una región subordinada con relación a la formación social dependiente Mexicana. Que presenta un bajo grado de desarrollo capitalista y que su tardío desarrollo a sido

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determinado por su función de productor de bienes de consumo, exclusivamente agrícolas, para el mercado internacional, y a un menor grado para el mercado nacional. Por ello el tipo de capitalismo que encontramos aquí es de agricultura para exportación y por ello las contradicciones que provocan su transformación se encuentran expresadas en su estructura agraria. La especialización productiva, un corolario de su condición, ha provocado no solamente una diferenciación de clases, sino también una diferenciación dentro del país. Esta diferenciación a conducido a diferentes niveles en diversas regiones. En el capitulo IV discutimos sobre la contradicción regional entre el Soconusco y los Altos, cuyos contrastes se dan a través de la agricultura capitalista de exportación y en los Altos de una forma simple de producción. La implementación del capitalismo trajo consigo la forma de producción plantación basada en grandes propiedades. Dicha forma de producción, financiada con capital extranjero modifico la estructura productiva que hasta ese momento se había basado en la hacienda. Al mismo tiempo aparecieron dos nuevas clases sociales, claramente definidas en la escena chiapaneca: una clase media y un proletariado. Adicionalmente el auge económico que desde entonces ha caracterizado al Soconusco ha sido la causa de que otras regiones del estado de Chiapas dependan económicamente del Soconusco. Este es uno de los factores que ha aumentado la diferenciación regional, actualmente existente. Dada la naturaleza de la agricultura y la falta de industria en Chiapas, el proceso de proletarización no ha sido terminado. La reproducción de la mano de obra existe, en mayor o menor nivel, a través de salarios y de la pequeña producción de mercado. Esta fuerza de trabajo a excepción de un reducido número de verdaderos proletarios puede ser caracterizada como de semiproletarios. A partir de la reforma Cardenista nuevas regiones han comenzado a mostrar evidencia de un reacomodo en la estructura regional. Durante los últimos años podemos percibir un proceso de colonización hacia zonas hasta hace poco deshabitadas, como producto de las contradicciones de un sistema incapaz de absorber a una población creciente en proceso de proletarización, y a la creciente importancia estratégica de Chiapas en la producción de dos productos básicos para la exportación: petróleo y café. El petróleo ha comenzado a provocar cambios en las nuevas fuerzas sociales, que en vista de las perspectivas procuran lograr su transformación.

Modernismo y el gobierno en el Soconusco

Podemos concluir que la plantación era una forma capitalista de producción establecida en el Soconusco que persigue la acumulación de capital mediante el uso extensivo de la tierra y a través de la extracción del excedente del valor del trabajo. La intervención del gobierno mexicano ha creado y propiciado el establecimiento de un sistema de producción dirigido al mercado internacional, esto es evidente si recordamos que las plantaciones han transitado por tres etapas. La primera a partir de su introducción al Soconusco en la segunda mitad del siglo XIX, hasta principios del siglo XX. La construcción del sistema ferroviario inició la segunda etapa, que finalizó con la reforma

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agraria en los 40’s. La tercera etapa ha sido caracterizada por una tendencia a modernizar los sistemas de producción buscando optimizar el uso de la tierra y capital, que en éste caso parece ser más limitado. Ha pesar de encontrarnos en un proceso de modernización, podemos afirmar que los niveles de capitalización en la producción de café son todavía bastante bajos cuando los comparamos con otros productos de exportación, y una seña palpable de ello es la importancia de la mano de obra a lo largo de los procesos productivos. De la misma forma el proceso de descomposición en el sector campesino se ha intensificado en Chiapas y en el Soconusco durante los últimos 50 años como consecuencia de la introducción de productos para exportación.

Esta diferenciación es el resultado del contacto directo del modo de producción campesina con el modo de producción capitalista. Entre los elementos que contribuyen a la integración del Soconusco a los mercados nacionales e internacionales y que fueron discutidos en los capítulos IV y V tenemos: a) La introducción de infraestructura, comunicaciones y servicios. B) La expansión de los mercados nacionales e internacionales. C) La existencia de capital comercial para financiar la producción, que aparte de garantizar la compra del producto genera ganancias al propietario del capital. La disponibilidad de capital se explica en gran manera por las características del proceso de industrialización mexicano, en el que la inversión extranjera y gubernamental evitan el acceso de pequeños productores a las actividades comerciales. (INMECAFE, NESTLE, etc.). Existen serias evidencias de que la introducción del capital comercial al Soconusco, ha afectado los sistemas de producción. Esto es subordinando el trabajo de los campesinos a las necesidades del capital como resultado de la introducción masiva de productos de exportación a la región, el uso de la tierra, de la mano de obra, y la transferencia de excedentes de la región hacia otros sectores de la economía es ahora una realidad inmersa en las vertientes anteriormente mencionadas. Empresarios e intermediarios se apropian de gran parte de las ganancias generadas por la economía campesina, el gobierno también juega su papel. La presencia de INMECAFE, una paraestatal, a crecido a través de financiar la producción con dos objetivos: a) obtener beneficios a través de la exportación del producto b) la eliminación de intermediarios. Pero el logro de estos objetivos falló sistemáticamente y por ello el Instituto modificó sus patrones de intervención. Estas acciones persiguen ejercitar control político sobre grupos campesinos y mantener a las organizaciones subordinadas a los intereses del estado. Por otro lado las condiciones legales de la tenencia de la tierra han evitado que los grandes propietarios del capital y de las plantaciones se apropien de las tierras ejidales y de los medios de producción campesina. Sin embargo estos obstáculos legales no han sido lo suficientemente fuertes como para

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detener la ampliación de las áreas de cultivo de los grandes productores a través de la renta de la tierra y de la mano de obra campesina. Las condiciones ecológicas del Soconusco permiten al menos dos ciclos agrícolas anuales: uno para subsistencia y otro para productos de exportación. Grandes números de campesinos de los Altos, Oaxaca y Guatemala así como de la misma región arriban al Soconusco para la cosecha del café, después de atender su propia producción del maíz. La combinación de ambos ingresos permite que los campesinos complementen su presupuesto familiar, reproduciéndose socialmente sin costo alguno para el capital. La existencia de grupos migratorios temporales crea una sobreabundancia de mano de obra durante la cosecha presionando hacia la baja su valor. Dentro de los grupos migratorios podemos claramente identificar a indígenas y campesinos de los Altos, Oaxaca y grandes proporciones de ilegales Centroamericanos. Esto permite a los propietarios de las plantaciones seleccionar a los trabajadores menos exigentes y que son los que aceptan las duras condiciones impuestas durante la época de cosecha. Este fenómeno migratorio frecuentemente origina choques entre los grupos locales y los foráneos, aumentando los niveles de violencia regional. Cuando estos grupos de inmigrantes, especialmente los centroamericanos, deciden permanecer en Chiapas las presiones sobre la tenencia de la tierra aumentan y la atmósfera entre propietarios y proletarios se enrarece. Pocos campesinos logran acumular el capital y los recursos materiales necesarios para mejorar sus condiciones de vida, y quienes lo logran generalmente complementan su producción de subsistencia con la venta de su trabajo. Pero los que logran mejorar sus condiciones a través de mejores formas de producción son los que tienen acceso a mas tierra, a mejores créditos y al uso de riesgo. Aunque comercialmente no tengan ellos libertad absoluta para vender su producto, evidentemente sus estándares de vida son mejores que los de aquellos campesinos que viven a nivel de subsistencia o los proletarios. Son estos campesinos exitosos los que pueden ser llamados “pequeños productores exitosos”. (Goodman y Redclift, 1981:94). La explicación de la existencia de productores de subsistencia en el Soconusco y en Chiapas, se explica porque el gobierno a creado las condiciones necesarias que eviten el despojar por completo los medios de producción y forzar a los campesinos a una subordinación absoluta a las necesidades del capital. Estas condiciones se lograron a través de la reforma agraria. En formaciones sociales dependientes de acuerdo a Alavi (1981:27,28) los campesinos constituyen un grupo ideal para la extracción de ganancias. El gobierno por su lado, acelera o detiene el proceso de descomposición social campesino, de acuerdo a los requerimientos del desarrollo capitalista en otros sectores, cuando necesita mano de obra campesina y excedentes de producción para mantener el proceso de desarrollo. En México el sector campesino se encuentra atado a ciclos de “recomposición” así como de “descomposición” (Goodman y Redclift, 1981:213). Generalmente esto nos conduce a pensar que el gobierno persigue la creación de pequeños productores. Por ello los campesinos se convierten en los grandes proveedores de mano de obra temporal y barata, sin importar el nivel socioeconómico en que se

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encuentra el campesino mexicano o su grado de descomposición, su proletarización se encuentra subordinada a las necesidades del capital. Desde una perspectiva más general, la posibilidad de una proletarisación total de los campesinos latinoamericanos,de los mexicanos, de los Chiapanecos o del Soconusco no es una respuesta fácil. Considerando la posición de Guerrero (1979:19), de Goodman y Redclift (1981: 213)en relación a la descomposición del campesinado mexicano el cual en ocasiones aumenta y en otras disminuye, se sugiere que en años recientes el proceso de descomposición se ha acelerado. El gobierno buscando una solución al problema de insuficiencia en la producción de básicos y de productos de exportación ha aumentado su intervención en las áreas campesinas dando mayor apoyo a los grandes productores, dando mas apoyo financiero a las clases medias y ha creado mayor dependencia de los grupos campesinos hacia el estado a través de los insumos del crédito y de los sistemas de comercialización, generando de nuevo un círculo vicioso y haciendo mas diferenciada la condición campesina. En la introducción definimos que el objeto de este trabajo era probar varias observaciones relativas al desarrollo agrícola en México y fueron las siguientes: 1. Que el capitalismo en Chiapas presenta un grado bajo de desarrollo y es esencialmente agrícola. 2. Que el desarrollo de la cafeticultura en Chiapas ha sido la fuerza central para el desarrollo capitalista. 3. Que el modelo de desarrollo capitalista instrumentado en el Soconusco ha acelerado el proceso de descomposición de dependencia y de subordinación regional. 4. Que la intervención del gobierno mexicano ha impulsado el establecimiento de este modelo de producción agrícola. 5. Que a partir de 1970 los movimientos campesinos presentan una estructura más sólida y una dirección más clara. En la actualidad muchos problemas enfrenta el gobierno mexicano, y las alternativas de solución estarán fuertemente influenciadas por la alianza entre aquellos grupos que junto con el gobierno han presentado ser una clase heterogénea. Durante las épocas difíciles del país, la alianza campesino-gobierno ha dado consistencia y solidez a las acciones del gobierno mexicano. Quizá en estos días, en que América Latina en general y México en particular enfrentan una crisis financiera política y social, la solución se encuentre en programas de corte regional en la cual los campesinos participen directamente como actores, y no como subordinados de otras clases, es una condición necesaria. Las bases para ésta propuesta van más allá de una demanda de justicia social. Se dice que en realidad necesitamos revisar con mucho cuidado las condiciones previas a la Revolución de 1910, en la que como constante aparece la lucha de clases, buscando evitar su reaparición 70 años más tarde, ahora con diferente presentación. Para encontrar respuestas adecuadas a los problemas actuales, es necesario investigar condiciones regionales específicas que son bastante diferentes, y evitar costosos

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programas globales que tratan igual a desiguales. Como un avance a estos propósitos y como una contribución a nuestra mejor comprensión de las particularidades de la economía política regional, este trabajo fue elaborado.

NOTAS

1. La división se realizó considerando como Marxistas ortodoxos aquellos quienes utilizan en modelo ingles para predecir la desaparición del campesinado en dos clases antagónicas: la burguesía y el proletariado. Los Marxistas no ortodoxos son aquellos que no aceptan la proletarización total de los campesinos. Ellos han llegado a esta consideración como resultado del capitalismo dependiente en México, bajo el cual el campesinado se convierte en un elemento necesario para el sistema. En relación a la proletarización existen desacuerdos: algunos dicen que se encuentran en proceso dinámico, otros dicen que es estática y otros más que avanza lentamente. 2. R. Bartra, et. Al. “Caciquismo y poder político en el México Rural” Siglo XXI Editores México 1976: 9. Quien dice que esta situación de acumulación primitiva permanente sucede sólo en un sistema dual. Sin embargo esto sucede dentro de una estructura única, cuyas partes integrantes son: el capitalismo y el sector no capitalista, cuyas formas de producción juntas forman dos modos de producción y una formación subcapitalista. 3. M. Szekely, “La organización colectiva para la producción rural, la acción promotora oficial y las reacciones e iniciativas de los campesinos” en comercio exterior No. 27 México, Diciembre de 1977. Este análisis fue realizado en una zona de programas gubernamentales entre 1970 y 1976 para estimular el desarrollo capitalista en zonas ejidales. 4. Los trabajos de M. Leinert y L.G. Oliver son mencionados en esta sección, como apoyo para la posición adoptada sobre el papel del campesino y su economía dentro del sistema mexicano político, económico y social. Esto no significa que Oliver y Leinert son campesinistas o descampesinistas. 5. El campesino contemporáneo es producto del capitalismo, originado de grupos de cultivadores y su extinción como clase social solo toma lugar en un proceso de desaparición del capitalismo mismo. 6. Sergio de la Peña. “De como desaparecen... “ op. Cit.:63. el utiliza este término para describir al campesino que los campesinistas particularizan como una personalidad folklórica. 7. Para una definición acerca de Junker y campesino ver: “El Desarrollo del Capitalismo en Rusia” Vol. Y Lenin, Ediciones de cultura popular, México 1971. Durante el gobierno de Porfirio Díaz se desarrolló el país por la ruta Junker, o haciendas. Después de la Revolución de 1910 se inició el proceso de campesinos o pequeños productores.

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