Capital social en España. Respuestas a la crisis del Estado del Bienestar. [Social Capital in Spain. Countering the Welfare State Crisis]

July 25, 2017 | Autor: Tomás De León | Categoría: Welfare State, Public Policy - Social Welfare Policy, Spain, Spanish Economic Crisis
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Descripción

Capital social en España. Respuestas a la crisis del Estado del Bienestar.

Abstract. This paper aims to identify the function of social capital in providing substitutory mechanisms to the Spanish welfare state. In times of retrenchment of public social policy, citizens' needs have to be covered by means other than state intervention. Social capital, treated as the potential of individuals to help one another and to create new independent social entities, can be seen as a response from the civil society to neoliberal policies. The focus will be on three different associations in Spain that treat basic social problems such as housing, food provision and healthcare. Resumen. El presente trabajo trata de identificar la función del capital social como mecanismo sustitutorio del estado de bienestar en España. Al asistir al desmantelamiento de las políticas sociales, los ciudadanos han de cubrir sus necesidades por medios distintos a la intervención estatal. El capital social, considerado como el potencial de los individuos para crear redes de ayuda y nuevas entidades sociales, puede ser considerado como una respuesta de sociedad civil a las políticas neoliberales. Se debatirá esta cuestión en torno a los ejemplo de tres asociaciones españolas que desarrollan su acción en torno a los problemas de la vivienda,la alimentación y la sanidad. Key Words. Welfare state, Spain, Social contract, Social Capital. Palabras clave. Estado de bienestar, España, contrato social, capital social. ________________________________________

TRABAJO DE FIN DE CURSO. Estado de Bienestar. 2013/2014. 20 de abril de 2014 Tomás de León-Sotelo Fuentes. Grupo 2411 [email protected] – 1–

INDICE Contenidos.

página

I. Contextualización. Noción de capital social.

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a) ¿Cómo abordar la crisis del estado de bienestar?

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b) Capital social ante la crisis del estado del bienestar.

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II. Respuestas asociativas a la retirada del estado del bienestar.

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a) Transformación del Banco de Alimentos como respuestas a la crisis económica y social.

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b) Crisis de legitimidad y desobediencia civil en la sanidad.

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c) Crisis financiera y sociedad civil. La PAH como catalizador.

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III. Conclusión: el despertar de la sociedad española a través del capital social.

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I. Contextualización. Noción de capital social. El 6 de diciembre de 1978, España aprobó una nueva constitución que hasta hoy ha servido para proporcionar el más largo período de prosperidad económica y estabilidad política de nuestra historia reciente. El estado constitucional es el estado de las autonomías, y a lo largo de los años ha construido también un sólido sistema de bienestar. La Constitución misma establece algunos de estos principios que han llevado a la construcción de un estado de bienestar en España. Entre otros, el artículo 40.1 CE establece el progreso social y económico y la distribución de la renta más equitativa1 como objetivos de la acción de los poderes públicos, y el artículo 41 CE2 establece el régimen de Seguridad Social público como instrumento para lograr estos y otros objetivos.

1 Artículo 40.1 CE. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial, realizarán una política orientada al pleno empleo.

2 Artículo 41. CE. Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente, en caso de desempleo.

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El estado del bienestar se empezó a desarrollar ya en el franquismo, con la ley de Seguridad Social de 1966, y el proceso autonómico fue el vector que permitió su expansión a toda la población. Servicios esenciales como la sanidad, educación, cultura, servicios sociales o vivienda fueron progresivamente asumidos por las autonomías y proporcionados a los ciudadanos de una manera relativamente igualitaria. Siguiendo la clasificación de Esping-Andersen, el modelo español de bienestar sería del tipo conservador, pues combina una intensa regulación del mercado de trabajo con un sistema de seguridad social pública y una tendencia al familiarismo3. ¿Cómo abordar la crisis del estado del bienestar ? Si hoy en día se habla de crisis del estado de bienestar, ello no implica ni mucho menos su desaparición. La crisis, en el modelo español, consiste en una transición desde el modelo de tipo conservador hacia un modelo más liberal, es decir, fundamentalmente, que la seguridad social y las políticas públicas cedan ante la prestación privada de servicios de sanidad, educación, pensiones, etc.. El término inglés retrenchment me parece muy acertado para denominar la evolución actual, porque el estado prestacional, amenazado por altos niveles de deuda y la dogmática neoliberal, se ve forzado a atrincherarse, es decir, a replegarse. Ello se evidenció ya en mayo de 2010 cuando el gobierno socialista adoptó un giro en su política e impuso los primeros recortes. Recortes que se han recrudecido hasta el día de hoy, y cuyo fin aún no se vislumbra. Siguiendo la teoría del contrato social, los recortes de gasto de los estados podrían verse como un aumento de los criterios de exclusión de los ciudadanos. La sola presencia no basta para ser beneficiario del sistema de bienestar, como sí puede ser suficiente en los países escandinavos. Suele ser requisito imprescindible la ciudadanía legal, si no la nacionalidad, y un sinfín de requisitos complementarios. Los criterios de exclusión aumentan, es decir, se reduce el número de beneficiarios, se reduce el ámbito de actuación del poder público en la producción de servicios a la ciudadanía, y en cambio, los impuestos raramente bajan en proporción. La legitimidad de los poderes públicos suele venir, en la era moderna, a través de sus rendimientos. Como ya dijo Lijphart, la estabilidad de un sistema político se corresponde con su capacidad de dar respuesta a las demandas que se le formulan4. Es decir, es innegable que el estado de bienestar se enfrenta a varias crisis – de sostenibilidad, de financiamiento – , pero partiendo de la premisa de que los poderes públicos se legitiman por sus rendimientos, la crisis del estado del bienestar es fundamentalmente una crisis de legitimidad, porque los ciudadanos, al ver sus impuestos aumentar, y no recibir prestaciones proporcionalmente, se sienten engañados por la administración. Desde mayo de 2010, cuando el gobierno socialista decidió comenzar a recortar prestaciones sociales, el estado de bienestar español ha conocido una degradación significativa. Los sucesivos recortes han provocado una ola de manifestaciones ciudadanas en las que se reclaman las prestaciones sustraídas, a la vez que se pone en duda la arquitectura del sistema político en su conjunto. Se han propuesto muchas alternativas para una regeneración democrática, pero raramente desde las instituciones se han formulado propuestas para mantener el nivel de bienestar de los ciudadanos. Por ello mismo, la sociedad se ha visto obligada a desarrollar alternativas que suplan a 3 Gøsta Esping-Andersen : Fundamentos sociales de las economías postindustriales, 1999. 4 Arend Lijphart : The Politics of Accomodation, Pluralism and Democracy in the Netherlands. 1975

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las cada vez más restringidas políticas sociales. Lo que se conoce como los nuevos movimientos sociales tienen un componente indudablemente político, pero en un plano más socioeconómico son el único mecanismo de subsistencia para aquellos que, sufriendo la crisis económica, también tienen que hacer frente a la retirada del estado del bienestar. Es decir, el paulatino desmantelamiento de las prestaciones del estado se ha venido compensando por otros mecanismos, entre los que sobresale el capital social. Capital social ante la crisis del estado del bienestar. El capital social se ha definido de muchas maneras diferentes en la literatura. En cualquier caso, surge a partir de la noción de capital económico, pero a diferencia de éste, no es propiedad privada, sino que solamente entra en acción a través de redes en las que se implica una multitud de ciudadanos. Nociones como confianza, solidaridad, generosidad o reciprocidad, todas implican una cierta predisposición de cada individuo a colaborar con los demás en la consecución de un fin común, y esto es lo que se podría calificar de capital social. Más que la propiedad de una persona o un grupo, consiste en las relaciones que se establecen entre ellos. James S. Coleman describió en su obra Foundations of Social Theory la relación entre el nivel de prestaciones del estado y la producción de capital social : For despite the the public-good aspect of social capital, the more extensively persons call on one another for aid, the greater will be the quantity of social capital generated. When, because of affluence, government aid, or some other factor, persons need each other less, less social capital is generated.5 La definición de Coleman observa el capital social como una consecuencia de la interdependencia de las personas : cuando necesitan ayuda mutua, se genera capital social. Ello podría llevar a pensar, en este caso, que el capital social es la consecuencia de todo el asociacionismo que se pretende estudiar. Sin embargo, me parece más interesante invertir la relación y proponer que las organizaciones objeto de estudio son producto de un capital social que se ha acumulado progresivamente, a través de movimientos de protesta, como el 15M o las mareas ciudadanas, para finalmente desembocar en la creación de organizaciones con unos fines concretos. El mayor reproche al que se tuvo que enfrentar el 15M fue la disparidad de temas que abordaba : No sabéis lo que queréis. Sin embargo, las asociaciones que se han desarrollado últimamente se caracterizan por la concreción de sus fines y la eficacia de sus acciones. Precisamente en tiempos de crisis del Estado de Bienestar, de acuerdo con Coleman, cabría esperar un despertar del capital social como mecanismo sustitutorio de las prestaciones sociales. Este trabajo se propone analizar el fenómeno del capital social a partir de tres ejemplos de asociacionismo en España : la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) , el movimiento Yo Sí Sanidad Universal y la organización benéfica Banco de Alimentos.

II. Respuestas asociativas a la retirada del Estado del Bienestar. La selección de estas tres asociaciones como estudio de caso responde al grado de conocimiento que se tiene sobre ellas. Evidentemente, existirán muchas otras similares de igual 5 James S. Coleman, Foundations of Social Theory, 1990, pág 321.

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interés, pero sobre las que no se dispone de tanta información. Además, se han elegido estas tres organizaciones porque dan respuesta a los tres principales problemas sociales que ha generado la crisis : la vivienda, la asistencia sanitaria y la alimentación. En síntesis, todos ellos son procesos de exclusión : exclusión de la propia vivienda, exclusión del sistema nacional de salud, y exclusión del mercado de bienes alimentarios. La tesis que se propone aquí es que la respuesta de la sociedad civil a estas dinámicas de exclusión se concreta en las asociaciones que se analizarán, fruto de un creciente capital social disponible. a) La transformación del Banco de Alimentos en respuesta a la crisis. Banco de alimentos (BdA). Esta organización sin ánimo de lucro, fundada en Madrid en 1994, tiene por objetivo la recogida de alimentos y su distribución a otras entidades, como comedores sociales, parroquias, etc. Nunca se paga por los alimentos, sino que estos proceden de donaciones de empresas productoras, excedentes de stock de las distribuidoras, o campañas de recogida de particulares, como la Operación Kilo. Se trata de una entidad sin ánimo de lucro, donde trabajan voluntarios – mayoritariamente jubilados – y sus ingresos se dirigen a cubrir los gastos de gestión y almacenamiento de la comida que reparten. El BdA es una ONG muy establecida y anterior a la crisis, es decir, a diferencia de YoSí y la PAH, no se ha creado en respuesta a ésta. Sin embargo, me parece relevante incluirla en el análisis porque su actividad ha cambiado notablemente. Desde 2008 hasta 2012, prácticamente ha doblado la cantidad de alimentos distribuidos6. Este incremento se debe a la diversificación de su público : si en la época de bonanza los comedores sociales estaban vistos como comedores de pobres, y fundamentalmente acudían a ellos las personas sin hogar, en riesgo de exclusión, hoy en día se ve en ellos a personas que consideraríamos normales , incluso familias, que no pueden llegar a cubrir sus necesidades de alimentación debido al descenso de su renta. El dossier informativo del BdA lo explica así : No son únicamente los mendigos y los vagabundos: son muchas más las personas que pasan hambre en todas las ciudades importantes de nuestro mundo civilizado. No pensemos sólo en pobreza absoluta, en la pobreza tradicional. Contemos -al hacer los cálculos- con la pobreza relativa, la de aquellos a quienes quizá no les falta un techo ni viven envueltos en andrajos, pero carecen de todo lo demás.7 El banco de alimentos distribuye siempre comida a otras asociaciones, nunca a particulares, y son estas asociaciones las que se encargan de entregarlas a las personas. Ya sea en forma de comidas preparadas (consumo) o de alimentos en crudo (reparto). La distinción entre estas dos formas de distribución es crucial : el comedor social tiene asociado un estigma de marginalidad y aislamiento, mientras que el reparto de alimentos es una forma más accesible para personas que han sufrido un descenso de su nivel de vida : padres de familia, madres solteras, desempleados, que a su vez prefieren no acudir al comedor social por los estigmas que se le asocian. A diciembre de 2013, sólo en la Comunidad de Madrid, el Banco de alimentos destribuía productos alimenticios a 440 entidades, de las que 250 se dedican exclusivamente al reparto de alimentos8. Es decir, el modelo de asistencia que genera el BdA ha pasado de estar dirigido a las 6 2008 : 5.159.680 kg distribuidos ; 2012 : 9.377.198 kg. Fuente : http://bamadrid.org/documentos/DOSSIER%202012.pdf 7 Fuente : Dossier informativo del Banco de Alimentos, pág. 4, disponible en el enlace mencionado en nota (6). 8 Datos extraídos de la lista de entidades receptoras de alimentos, disponible en http://bamadrid.org/Documentos/Entidades%20Aisitenciales%20Beneficiarias%20del%20Banco%20de %20Alimentos%20de%20Madrid-%20dic%202013.pdf

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personas sin hogar, excluidas, a un público más general, con un poder adquisitivo maltratado. El reparto de alimentos presupone que la persona que los recibe tiene un hogar donde consumirlos, y probablemente una familia dependiente de ella; es decir, se dirige al ciudadano medio afectado por recortes como el del cheque bebé, las becas de comedor, y la reducción o pérdida de su salario. La mutación de la actividad asistencial del Banco de Alimentos resulta un ejemplo relevante desde la perspectiva del capital social. La red de asistencia es completamente ajena a la iniciativa pública y se sustenta sobre la acción solidaria de voluntarios, empresas donantes y asociaciones de caridad. El resultado de sus acciones sería de sustitución o beneficencia, por oposición a los métodos de la PAH y YoSí. Es decir, se construye un sistema de producción de bienes y servicios para aquellos que han sido excluidos del mercado capitalista normal, debido a la disminución de su renta, que es consecuencia a su vez del desmantelamiento del Estado de Bienestar, combinado con la falta de protección sufrida frente a la crisis. Frente a la retirada del Estado del Bienestar, se pueden distinguir dos tipos de acción colectiva de la sociedad civil : la sustitución / beneficencia y la resistencia / desobediencia. Mientras que la beneficencia se constituye como sistema paralelo al estado para proveer bienes y servicios a título gratuito, la desobediencia se opone a las medidas de exclusión que conllevan los recortes y en última instancia pretenden la anulación de éstos. Las actividades de beneficencia no implican necesariamente la aceptación de las medidas de exclusión, pero normalmente los partidarios de la desobediencia suelen reprochar que la beneficencia viene a legitimar los recortes9. b) Crisis de legitimidad y desobediencia civil en el sistema sanitario. Yo Sí Sanidad Universal. La plataforma creada a raíz del real decreto-ley 16/2012 propone una estrategia de desobediencia civil con el objetivo de reincluir en el sistema nacional de salud (SNS) a personas que han sido excluidas. Su acción se dirige tanto a trabajadores sanitarios como a los usuarios del sistema, y se concentra en impedir los procedimientos administrativos de facturación de la atención sanitaria. Se considera que las medidas impuestas por la administración son ilegítimas porque desvirtúan el principio de atención sanitaria universal, consagrado en la constitución, y se pretende que de facto las personas excluidas por la legislación vigente puedan ser atendidas con normalidad. El método más común para ello son los llamados grupos de acompañamiento, que ayudan a personas sin tarjeta sanitaria a acceder a los servicios de su hospital o centro de salud. La plataforma pone a disposición en su página web un manual didáctico10 explicando cómo proceder, de forma que cualquier persona en su ámbito local puede adherirse a la iniciativa. Lo que se podría llamar franquicia de ONG es uno de los modelos más exitosos de activismo social, puesto resulta muy fácil para cualquier persona pasar a la acción. El caso de YoSí es un ejemplo del nuevo activismo social generado a raíz del movimiento 15M. La mayoría de personas que actúan en la plataforma no se conocen, solamente se conocen en pequeños grupos locales, y sin embargo sienten los éxitos del resto como propios. Además, no es simplemente una asociación de usuarios, sino que busca la complicidad de los trabajadores sanitarios, que pueden presentar su objeción de conciencia al real decreto. En definitiva, es un movimiento transversal, descentralizado, pero sobre todo, muy interconectado, con un gran 9 Como en el caso de la plataforma YoSí Sanidad Universal, que se opone a la creación de consultas paralelas para inmigrantes por considerarlas legitimadoras de la exclusión. http://yosisanidaduniversal.net/noticias.php/http-sociedad-elpais-com-sociedad 10 http://yosisanidaduniversal.net/media/blogs/materiales/manual_acompanamiento.pdf

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intercambio de información, clave para su efectividad. La relevancia de esta plataforma desde el enfoque del capital social reside en que se sirve de un problema material para crear un sistema de valores colectivo. Partiendo del problema de la exclusión de los inmigrantes sin papeles y otros colectivos, se moviliza a personas que en sí no tienen problemas para acceder al SNS, pero consideran ilegítimo el cambio de modelo asistencial. Prestan su tiempo y esfuerzo de manera solidaria para abrir el paso a otras personas en nuestra sociedad, que el estado ha excluido, pero que ellas ven como perfectos conciudadanos. Los efectos de esta actividad son socialmente muy relevantes: para el inmigrante – u otras personas excluidas – , es una prueba de integración en la sociedad, al sentirse apreciado por los demás y establecer contactos. Para las personas que colaboran, tanto profesionales como ciudadanos voluntarios, el éxito de las acciones de YoSí es la prueba del valor de los actos individuales. En vez de resignarse, de creer que sus acciones serán en vano, los individuos ven en los logros un incentivo a sumarse a la acción colectiva. Si la movilización social es producto de decisiones racionales de cada individuo, cuanta mayor probabilidad de éxito haya, más ciudadanos se sumarán al movimiento en cuestión. Volviendo a la crisis de legitimidad que se planteó en la introducción, el ejemplo de YoSí permite comprender de forma muy clara los matices de esta pérdida de legitimidad. No se trata de pérdida de legitimidad del sistema político, puesto que se respetan los cauces legales, y de hecho las estrategias de acción se basan en el real decreto-ley que se pretende anular. La actitud desafiante hacia las élites (ellite-challenging) ataca fundamentalmente al su criterio político, a la decisión de excluir a personas de un servicio básico como es la sanidad. Se entiende que las decisiones políticas dejan de ser legítimas cuando afectan tan gravemente a la dignidad de las personas. c) Crisis financiera y sociedad civil. La PAH como catalizador. Plataforma de afectados por la hipoteca (PAH). Fundada en Barcelona en 2009, se trata de una asociación ciudadana que dirige su actividad como respuesta al drama de los desahucios – ejecuciones hipotecarias, fenómeno creciente en la España en crisis. Sus objetivos son, por un lado, dar visibilidad al problema para que las autoridades protejan a los ciudadanos, y buscar alternativas para proporcionarles un realojamiento. Su actividad más política ha consistido en manifestaciones ante los domicilios de diversos políticos – escraches11 – , y la iniciativa legislativa popular para conseguir una legislación hipotecaria más protectora de los consumidores. Su vertiente social se orienta a la paralización de desahucios, por parte de grupos de personas que impiden las ejecuciones, e incluso el realojamiento de familias en edificios ocupados mediante la denominada Obra Social PAH. La acción de la PAH muestra múltiples innovaciones frente al activismo político convencional. Primero, sigue una estructura similar a franquicia de ONG , como YoSí: proporcionan el material y las ideas para que se puedan crear PAHs autónomas en el ámbito local. 11 Así justifica el periodista y escritor Isaac Rosa los escraches, manifestaciones criminalizadas desde algunos sectores de la sociedad: Hace tiempo que en esta partida alguien dio un puñetazo sobre la mesa, cambió las reglas y rompió la baraja. Y no fue la PAH. Al contrario, los antidesahucios no han empezado por los escraches, sino que antes de llegar hasta aquí han ido subiendo todos los escalones previos: confianza en el sistema (que los dejó tirados), denuncias en los juzgados (pero la ley hipotecaria los desamparaba judicialmente), peticiones a los gobernantes (oídos sordos), manifestaciones (ignoradas o reprimidas), paralización de desahucios (recibiendo a cambio más policía), recogida de firmas y presentación de una ILP(que el PP se resistió a admitir a trámite, y piensa rechazar), y ahora, después de consumir todos los cartuchos anteriores, el escrache. (29 de marzo de 2013) Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article49371

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También se vale de actos de desobediencia civil, o al menos, resistencia pasiva, para tratar de paralizar desahucios en el momento en que se vayan a ejecutar. La masiva presencia de ciudadanos a las puertas de los domicilios es en muchos casos el primer paso para lograr renegociar la deuda o que el banco acepte el alquiler social. En la medida en que un colectivo ciudadano ejerce presión sobre la entidad bancaria, se podría decir que sustituye al estado en el rol de protección del consumidor. Dada la situación del mercado inmobiliario español, con más de tres millones de viviendas vacías, y miles de familias amenazadas por ejecuciones hipotecarias, la PAH también se ha concentrado en el realojo en edificios ocupados. Se trata de propiedades de las entidades bancarias, en desuso, que los afectados ocupan para reclamar un alquiler social. En época de reducción del stock de viviendas de protección oficial, esta iniciativa – si bien a escala reducida – pretende sustituir al estado, garantizando el derecho a la vivienda. La crisis del estado del bienestar, como se dijo antes, lleva consigo una importante pérdida de legitimidad de la acción estatal en su conjunto. Precisamente la PAH, a raíz del drama de los desahucios, va un paso más allá no sólo se limita a objetivos materiales, como podría ser el caso del reparto de alimentos, sino que pretende también demostrar las carencias de un sistema que juzga injusto: la ILP duplicó el umbral de las 500.000 firmas requeridas, y posteriormente fue fusionada con otro proyecto en el Congreso, con lo que se desvirtuó su contenido. La campaña llevada a cabo por la PAH en los días previos a la votación de la ILP acabó forzando al PP a admitirla a trámite, a la vez que demostraba, en base a una política concreta, la desconexión de la clase política con la ciudadanía. En suma, el no nos representan del 15 M, pero sobre un ejemplo concreto.

III. Conclusión: el despertar de la sociedad española a través del capital social. Los tres ejemplos de asociaciones que se han analizado en este trabajo sirven para ejemplificar una teoría: la sociedad civil española, frente a las necesidades generadas por la crisis, y la retirada del Estado de Bienestar, se está organizando para dar una respuesta mediante la acción colectiva. Es en esta época cuando más capital social se está generando, puesto que las personas muchas veces ya no pueden asegurar por sí mismas su subsistencia. Las formas en las que se plasma este capital social son dos dinámicas de acción colectiva: la sustitución del estado (Banco de Alimentos), la desobediencia (Yo sí Sanidad Universal), o la combinación de ambas (PAH). La crisis del estado del bienestar, como se ha dicho antes, es fundamentalmente una crisis de legitimidad. La última encuesta social europea (ESS 2013) corrobora estos datos: para los indicadores que juzgan la protección social y la redistribución – pilares básicos del modelo de bienestar – más de la mitad de los españoles juzga que el Estado no actúa correctamente (Ver gráficos en anexo 1) Sin embargo, la crisis de legitimidad no afecta al estado de bienestar, sino a las políticas que desde los poderes públicos se llevan a cabo, para cambiar el modelo a uno de corte más liberal. Las tres asociaciones analizadas son el ejemplo de que la sociedad civil dispone de una pluralidad de mecanismos de oposición a las políticas que considera ilegítimas. A su vez, estas acciones colectivas, mediante su eficacia, la visibilidad que adquieren en la esfera pública, y los contactos que tejen entre sus participantes, son una fuente aún mayor de capital social. Ello implica que los ciudadanos, al sentirse desatendidos por un estado en retirada, adopten nuevas formas de organización colectiva. Ejemplo de ello son las plataformas electorales como Podemos o el Partido X que se están gestando para la campaña de las elecciones europeas. Al igual que el capital – 8–

económico, el capital social se multiplica cuando genera buenos resultados. Para completar la definición de la noción del capital social, valga la explicación de la joven economista Sophie Ponthieux: La noción de capital social se declina en un registro que varía desde los recursos que puede movilizar un individuo por su pertenencia a un grupo, pasando por la reciprocidad, solidaridad, o la confianza entre los miembros de un grupo, hasta las características institucionales y culturales de una sociedad entera.12 En definitiva, la noción de capital social hace referencia a un fenómeno transversal, que se desarrolla tanto a nivel micro, como meso y macro. Los tres ejemplos analizados permiten tanto el desarrollo del individuo (micro), como la organización en pequeñas comunidades locales (meso) para dar solución a determinados problemas de manera conjunta, y finalmente, una posibilidad de influencia en el nivel macro a través de las iniciativas políticas de cara a las próximas elecciones. Puede que España se encuentre sumida en una crisis del capital, pero desde luego, al capital social le queda aún mucho camino que recorrer en nuestra sociedad.

12 Traducción aproximada. Sophie Ponthieux, Le capital social , 2010, collection Repères, éd. La découverte.

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Fuente: http://www.eldiario.es/agendapublica/proyecto-europeo/GRAFICO-evaluacion-europeosrespectivas-democracias_0_250225198.html DECLARACIÓN ANTI-PLAGIO. Yo, Tomás de León-Sotelo Fuentes, 51489315-C, declaro no haber plagiado ningún contenido de cualquier otro autor para este trabajo. Las citas de otros autores van convenientemente señalizadas en cursiva y acompañadas de una nota al pie con su fuente, y en su caso, los enlaces a las direcciones donde se consultaron.

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